Menú principal                                                                                                                                   Índice de Biblio 3W
 
Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9796] 
Nº 214, 6 de marzo de 2000 

EL CUARTEL DE LEPANTO

Marc Lloret Piñol



El acuartelamiento de Lepanto, situado en la Gran Vía de Barcelona en su entrada sur a la ciudad, justo en el límite de los municipios de Barcelona y de Hospitalet de Llobregat, está a punto ser derribado. Los terrenos fueron adquiridos por la Generalitat el 29 de septiembre de 1999, por la cantidad de 1.800 millones de pesetas, y el 11 de enero de este año, se convocó el concurso público para su derribo, con un importe de salida de 119 millones. Las obras se adjudicaran el 10 de febrero, por lo que el derribo se podría empezar a efectuar a mediados del mes de marzo. Así pues, se trata de un caso de urgencia debido a la inminencia de su derribo y a la ausencia de voces en contra de éste.

Este edificio, albergó hasta 1992 un regimiento de zapadores desde su construcción a principios de los años 1930, sustituyendo al acuartelamiento de Atarazanas, desafectado de su función militar y que fue cedido a la ciudad. Ahora le toca el turno al cuartel de Lepanto, aunque este hecho no tiene por que comportar su derribo, de la misma manera que la Atarazanas no fueron derribadas, y son utilizadas como museo. Su futuro es albergar los juzgados de Barcelona y Hospitalet y las 18 secciones de la audiencia, además de otros servicios administrativos. Este proyecto está relacionado con la creación del área de nueva centralidad de la Plaza Cerdá, recientemente remodelada, y que ha impulsado una fuerte dinámica constructora en este sector.

Como es sabido, el objetivo de estas calificaciones de los espacios urbanos, es buscar su máxima rentabilidad económica, y "embellecer" o "rehabilitar" espacios degradados, como por ejemplo, las actuaciones llevadas a cabo en Ciutat Vella. Lo que en la práctica se consigue, es la destrucción del patrimonio histórico, sustituyéndolo por la monotonía del llamado estilo postmoderno, que pronto lo ocupará todo, excepto pequeños reductos, salvados en función de un criterio de carácter arbitrario y muy poco coherente por parte de las administraciones. Y es que la conservación del patrimonio arquitectónico histórico es una cuestión difícil de resolver, ya que se plantea la disyuntiva de conservarlo todo, o la de arrasar con estos testimonios de la historia de nuestra ciudad. El problema no se puede tomar a la ligera, y seguro que hay un término medio entre las dos posturas.

De todos modos habría que partir de la premisa de que muchos edificios, pese a no ser obra de arquitectos reconocidos por la gran mayoría o privilegiados por la administración, y de que no son el tipo de edificios tradicionalmente conservados, como iglesias, catedrales o de carácter público, deben ser también protegidos. Otro tipo de edificaciones, como pueden ser las viejas fábricas, los cuarteles o la cárcel de la Modelo, -otra instalación en peligro de desaparición- también forman parte de nuestra historia y son necesarios para que la tengamos presente, nosotros y las generaciones futuras; de otro modo, a éstas les legaremos una arquitectura que no tendrá ningún valor sentimental. Si bien es cierto que lo que actualmente construimos será nuestra herencia, esta no debe borrar todo lo anterior y convertirse en la única; debemos conseguir que una de las señas de identidad de nuestra época sea el respeto y la voluntad de conservación del patrimonio arquitectónico histórico.

A pesar de su precario estado de conservación, el cuartel de Lepanto es un reflejo de la arquitectura neorenacentista española. Ocupando una superficie de más de 40.000 m2, se trata de una obra de carácter monumental, que puede y debe ser rehabilitada, que, además de su valor arquitectónico, es testimonio de la historia de Barcelona. Este fue uno de los acuartelamientos más importantes construidos en el siglo XX en la ciudad, conjuntamente con los del Bruc, Gerona, San Andrés, el Hospital Militar y la remodelación del Gobierno Militar, contribuyendo decisivamente a la urbanización de los sectores donde se localizaron.

Para la construcción de estos cuarteles, se creó la Junta Mixta de Urbanización y Acuartelamiento de Barcelona en 1927, formada por el estamento militar, que la presidía, y por diversas entidades civiles, entre las que estaba el Ayuntamiento. Esta Junta fue la encargada de llevar a cabo los principales proyectos de acuartelamientos del siglo XX en Barcelona, como los del Bruc, Gerona, Bailén, además del Hospital Militar y la reforma del Gobierno Militar, entre otros muchas más actuaciones, algunas de la cuales de carácter civil, hasta que fue sustituida por las llamadas Juntas Regionales de Acuartelamiento en 1942. Pese a que dos de las premisas principales de la Junta eran las cuestiones económicas y las higiénicas, en las edificaciones construidas también se tuvo en cuenta su aspecto, desde el punto de vista de la belleza arquitectónica. Aparte del cuartel de Lepanto, con el mencionado estilo renacentista español, también es un buen ejemplo de ello el cuartel del Bruc, construido con un estilo que emula los castillos medievales y que actualmente aún está en funcionamiento y en un buen estado de conservación, destacando en el entorno donde se localiza, en terrenos de Pedralbes. Estado en el que, lamentablemente, no se encuentra el cuartel de Lepanto.

Dotado de un presupuesto para su construcción de 4.485.085 pesetas, el cuartel de Lepanto fue proyectado por el Teniente Coronel de la Comandancia de Ingenieros, Don José Roca, y por el Comandante del 4º Regimiento de Zapadores Minadores, Don Pedro Fauqué. De igual modo que los otros, se construyó de acuerdo con las nuevas tipologías de descentralización, utilizando pabellones para alojar a la tropa, con el objetivo de mejorar las condiciones de habitabilidad e higiene, por lo que también se incluyeron nuevos servicios que los viejos acuartelamientos no tenían. El cuartel refleja, por tanto, la evolución de este tipo de construcciones y las ideas al respecto de la época de su construcción, además de poseer un indudable valor arquitectónico en sí mismo.

Por tanto, creemos que vale la pena pensar en la rehabilitación de este cuartel, basada en usos alternativos sin destruir su fisionomía original. Pese a que para esto se requeriría un estudio más detallado de las posibilidades del mismo para acoger otras funciones, se pueden sugerir la instalación de equipamientos de carácter cívico o culturales de diversa índole, como bibliotecas, salas de exposiciones, salas de conferencias, etc, adecuadas a las diversas dependencias del cuartel, con la ventaja de poderse insertar en un espacio ajardinado o para juegos, gracias a la amplia superficie del mismo, creando un entorno agradable y bello a la vez, que complementaría perfectamente la función cultural. Con esto también se conseguiría la creación de unos equipamientos más orientados a la población del sector que la propuesta de la ciudad judicial, comportando una verdadera mejora o "rehabilitación" de la zona, si es que eso es lo que se quiere conseguir.

Nota de la Redacción.- En el momento en que esta nota se publica, se ha iniciado ya la destrucción del cuartel de Lepanto.

© Copyright Marc Lloret Piñol, 2000
© Copyright: Biblio 3W 2000



Volver al índice de Biblio3W

Menú principal