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Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9796]
Nº 222, 1 de abril de 2000

Trabajos de campo e itinerarios urbanos
Un recorrido por Gràcia (Barcelona)

Glòria Bohigas y Jorge Montenegro 


Resumen

Trabajos de campo e itinerarios urbanos: Un recorrido por Gràcia (Barcelona)” plantea un itinerario reflexivo y crítico por el barrio barcelonés de Gràcia. Un itinerario que muestra la construcción y modificación del trazado urbano, que haga un repaso de los cambios en el uso del espacio (agrícola, industrial, residencial, ocio…) y también que muestre el carácter de sus gentes y la fuerte personalidad de un barrio que aún  hoy mantiene su singularidad dentro de la ciudad.



Indice

Presentación: Grácia, sitio distinto
Primera parte: claves interpretativas
Etapa I.- ¿Cómo y cuando se formó el plano de Gràcia?
Etapa II.- El escaparate burgués de un barrio obrero
Etapa III.- Recuerdos de la Gràcia industriosa
Etapa IV.- Gràcia: un cierto orden interno
Etapa V.- Gràcia revolucionaria / Gràcia reivindicativa
Etapa VI.- Gràcia: espacio de cultura y ocio
Segunda parte: Paseando por el barrio
Notas
Bibliografía
Plano General
Itinerario
Direcciones y Teléfonos Útiles
Agradecimientos


Presentación: Gràcia, sitio distinto

Grácia es uno de los barrios que forman la ciudad de Barcelona, sin embargo, es fácil percibir que se trata de un lugar especial. No es sólo su pintoresca festa major, la cuidada diversitad de su oferta de ocio o el toque minoritario y alternativo de su oferta cultural, Gràcia también es el barrio de las mil y una asociaciones, de las reivindicaciones en las plazas y en las kasas y de las calles y las gentes que guardan la memoria de tiempos en que el barrio vivía un ritmo diferente al del resto de la ciudad. Gràcia continúa siendo un sitio distinto.

Gràcia en el contexto de Barcelona

A pesar de que la malla urbana no revela ninguna discontinuidad entre Grácia y el resto de Barcelona, un vistazo al plano de la ciudad deja entrever que la formación y evolución del barrio ha tenido una dinámica que lo particulariza respecto a los barrios vecinos.

Con un pasado de masias y lecherias en el camino de Barcelona a Sant Cugat, Gràcia formó parte hasta finales del siglo XIX de la corona de municipios independientes que rodeaban una Barcelona que se mantenía reconcentrada dentro de sus murallas. La expansión de Barcelona mediante su ensanche fue "cosiendo" el espacio vacio entre el núcleo histórico de la ciudad y aquellos municipios que habían ido formándose y creciendo en las cercanías. Municipios como Sant Andreu de Palomar, Sant Gervasi de Cassoles, Sant Martí de Provençals o la misma Gràcia fueron incorporados administrativamente y la tela de araña urbana los absorvió, pero algunos consiguieron mantener cierta singularidad.

Pensamos que Gràcia es un caso paradigmático de este proceso y el itinerario que presentamos a continuación intenta mostrar la diversidad que Barcelona guarda todavía en sus barrios y la necesidad de no perder esa y otras memorias.

La idea de un recorrido por Gràcia(*)

La elaboración de este circuito por el barrio de Gràcia nació con el objetivo de conocer su morfología urbana (plano, parcelario, edificación y percepción), pero también ofrece la posibilidad de profundizar en los orígenes y el desarrollo urbanístico e histórico de Gràcia, y descubrir una nueva Gràcia, o mejor dicho, muchas "Gràcias" diversas, cambiantes, dinámicas: la Gràcia agrícola y de veraneo, la Gràcia industrial y obrera, la Gràcia del ocio y la cultura, la Gràcia burguesa, la modernista, la anarquista, la republicana, la bohemia, la okupa. Una Gràcia que evoluciona, una Gràcia que se mueve.

Partiendo de cómo y cuándo se formó el plano de Gràcia, el recorrido y las explicaciones que se van ofreciendo tratan de dar cuenta del cambio que se ha producido en el barrio desde un pasado marcado por las masías dispersas y la dedicación agrícola y ganadera, hasta el momento actual donde son protagonistas la tupida malla urbana y los usos residenciales y de ocio. Un cambio que ha ido dejando huella en la morfología de Gràcia, pero que también trataremos de descubrir en el carácter del barrio y de sus gentes.

Con esta mirada al pasado se busca comprender mejor la realidad urbanística actual del barrio y por extensión de la ciudad, pero con este itinerario por Gràcia además de cambiar la percepción de su paisaje urbano, se invita a reflexionar sobre el papel y la responsabilidad que sus habitantes tienen en el devenir de la ciudad. En un texto del libro Barcelona, ¿adónde vas?, Eduard Moreno, agudo observador de lo que pasa en Barcelona, ofrece una reflexión sobre la ciudad que marca uno de los objetivos principales de este itinerario por Gràcia, recuperar el derecho a la ciudad:

Para mí, la ciudad no es un ente abstracto, sino que es una creación colectiva como expresión formal y cultural de sus habitantes a través de la historia. De esta realidad histórica se desprende un derecho de los ciudadanos a intervenir directamente en la gestión municipal en todos sus aspectos y especialmente en aquellos que definirán la forma de la ciudad y la distribución de su suelo urbano. Esto es tan importante que no podemos dejarlo en manos de los profetas del urbanismo, de los sabios, que a menudo actúan para su lucimiento personal. Así es como entiendo yo el derecho a la ciudad, es decir, como la asunción voluntaria de los ciudadanos, que más allá de su propia vivienda, existe la ciudad como objeto al que tienen derecho. (Moreno y Vázquez Montalbán, 1991)(1).

El itinerario elaborado ha sido como un hilo de Ariadna, un hilo laberíntico, que conecta el pasado con el presente para comprenderlo mejor, y a partir de esa comprensión y del conocimiento, tener las herramientas que nos permitan ese "pensar y hacer" una ciudad más nuestra. Este hilo conductor pretende provocar el interés por seguir otros hilos posibles. Creemos que de la observación y del conocimiento se deriva una posición crítica desde donde podemos alcanzar un papel más activo en la comprensión de nuestro entorno urbano y ejercer entre todos "nuestro derecho a la ciudad".

La elección del itinerario

El recorrido planteado trata de mostrar cómo se ha formado el plano de Gràcia, las diferentes actuaciones urbanísticas que se han ido produciendo, la forma de las parcelas y la tipología de las edificaciones. Pero como detrás de las actuaciones y de las formas siempre están las manos de los hombres, también pretende llegar a conocer a los actores que a lo largo del tiempo han configurado y han hecho suyo el espacio gracienc. En este sentido se ha adoptado como lema la afirmación del profesor Joan Vilagrasa, según la cual un estudio de morfología urbana debe contemplar "el estudio de la forma urbana y de los procesos y personas que la modelen" (Vilagrasa, 1996).

El itinerario propuesto es, por tanto, sólo uno de los muchos posibles (2). El circuito se ciñe a una parte del casco histórico del barrio, pero es una muestra bastante significativa y sirve como herramienta para reflexionar sobre lo que fue, es o puede llegar a ser el barrio.

El circuito se ha dividido en dos partes:
 

Ambas partes se estructuran en etapas y las etapas en paradas en los lugares más representativos con explicaciones de lo que allí se puede ver o de los ecos de lo que ya no se puede ver. Además de esas explicaciones y para facilitar el seguimiento del recorrido hay informaciones adicionales que se recogen en notas al margen.


Primera Parte: claves interpretativas

Etapa I.- ¿Cómo y cuándo se formó el plano de Gràcia?

Parada 1: Els Jardinets de Gràcia
 
 
Desde la confluencia de Paseo de Gràcia con Diagonal, hasta el inicio de Gran de Grácia. Espacio ajardinado en forma de boulevard rodeado por elegantes edificios. En dirección montaña, el barrio. En dirección mar, el Eixample.

Els Jardinets separan la calle Gran de Gràcia del paseo de Gràcia y son un lugar óptimo para iniciar el itinerario. Construidos en 1929 (año de la Exposición Universal), en tiempos de la dictadura de Primo de Rivera, ofrecen una buena perspectiva del paseo de Gràcia como eje de unión entre Barcelona y el barrio de Gràcia y son, además, el origen de la urbanización del barrio.

¿ Cuándo se formó el plano de Gràcia?

A principios del siglo XIX, Barcelona estaba encerrada dentro de la muralla que llegaba por aquella época hasta la actual plaza Catalunya (el Portal de l'Angel era precisamente eso, una puerta de acceso a la ciudad). Más allá del recinto amurallado se extendía, apenas habitado, el Pla de Barcelona (la zona más próxima a la muralla, la llamada "zona polémica", alcanza los 850 m en 1808 durante la Guerra del Francés y se mantenía completamente desierta con fines defensivos).

Cuando se produce la expansión de la industria en Barcelona, mucha gente del campo decide venir a buscar trabajo y la ciudad se densifica, produciéndose graves problemas de falta de vivienda, de hacinamiento, y acmpañándolos serios problemas sanitarios (será una epidemia la que en 1852 determinará el derribo de las murallas).

En resumen, llega un momento en que se produce una contraposición evidente entre la gran ciudad cerrada e insalubre y el desaprovechado Pla de Barcelona que permanecía sin urbanizar. Tras la distancia de seguridad y cercanos a las estribaciones de Collserola, apenas se habían asentado pequeños núcleos de población alrededor de monasterios, iglesias y hospitales (3) que con el tiempo se convertirían en Gràcia, Sants, Sant Martí de Provençals, Sant Andreu de Palomar y algunas masías dispersas y torres de vacaciones de la nobleza y la pujante burguesía barcelonesa (4).

Por su parte, la situación de Gràcia era privilegiada porque estaba sólo a dos kilómetros de Barcelona y las unía el paseo de Gràcia desde 1827. Era también una extensa reserva de suelo disponible que disfrutaba de condiciones óptimas para la urbanización: leve inclinación del terreno (entre el 3% y el 5%, ideal para el asentamiento urbano) y suministro de agua abundante (numerosas rieras descendían de la montaña y la atravesaban de camino al mar).

¿ Cómo se formó el plano de Gràcia?

Bajo estas óptimas condiciones, Gràcia comienza a desarrollarse a partir de la cruz que forman las actuales Gran de Gràcia y Travessera de Gràcia. La primera, heredera del antiguo camino romano que saliendo de la ciudad atravesaba Collserola, alcanzando gran importancia en la Edad Media con el auge del Monasterio de Sant Cugat del Vallès, y en la que se asientan los monasterios de Santa Maria de Jesús y de Mare de Déu de Gràcia, en cuyo entorno se van estableciendo los primeros graciencs. La segunda, la Travessera, ya en aquel tiempo considerada una importante vía de comunicación transversal y conocida entonces como Travessera Molera (5).

A lo largo del siglo XIX desde estos dos ejes de comuniación y comerciales y siguiendo el trazado longitudinal de las rieras y los torrentes se generará el proceso de urbanización. Las grandes propiedades existentes en el siglo XVIII, 11 en total, se parcelarán dando lugar a 83 piezas de suelo (Serra, 1995). No se levantan edificios como en la ciudad medieval, tampoco se construyen conjuntos barrocos o calles neoclásicas sino que se proyectan urbanizaciones completas a partir de la aplicación de un modelo parcelario básico (Solà Morales, 1993). Algo que hasta ese momento no se había hecho nunca en Barcelona.

La parcelación de las fincas y un sistema de transmisión de la propiedad arcaico, el censo enfiteútico (6), permitirá ampliar el acceso a la propiedad que hasta entonces estaba limitado a los grandes terratenientes. Así las cosas, participarán en el proceso antiguos propietarios rurales, la pequeña y gran burguesía e incluso la clase menestral.

El suelo se convierte en una mercancía y será la iniciativa privada, la que respondiendo a la fuerte demanda, se haga cargo del proceso de parcelación y urbanización del suelo agrícola, pero sin someterse a un proyecto unitario sino de forma espontánea e independiente, tan sólo teniendo en cuenta unas mínimas ordenanzas municipales. A pesar de todo, la trama urbana que resultará de todo este proceso aunque imperfecta destaca por su consistencia y su funcionalidad.

Enric Serra, en su libro sobre la urbanización de Gràcia (Serra, 1995), explica que el proceso de parcelación del suelo comienza en 1801 en las tierras que Rosa Galvany poseía entre la Travessera de Gràcia y la Riera Sant Miquel.

Son, como hemos dicho, 83 proyectos en total, diferentes, pero que siguen aproximadamente unas pautas comunes: la ordenación de las parcelas se produce a partir de una plaza rectangular más o memos centrada y se mantiene un ancho de las calles igual al módulo constructivo mínimo, 30 palmos (6 metros). Esa forma rectangular de las plazas junto con el trazado longitudinal de torrentes y rieras y el eje de coordenadas formado por Gran de Gràcia y la Travessera, conforman un entramado viario relativamente ortogonal, precursor espúreo de lo que será más tarde el programado ensanche de Ildefonso Cerdà.

Nos encontramos, iniciando el siglo XIX, con que Gràcia se convierte en "el primer fet urbà de la Barcelona Moderna" (Solà Morales, 1993), marcando una nueva forma de entender la dinámica del proceso urbanizador. Proyectada totalmente con función residencial (7) para cubrir las necesidades de vivienda de aquellos obreros que vivían hacinados en Barcelona (8) y que van encontrando trabajo en una Gràcia que se consolida industrialmente. Por primera vez se hace evidente la necesidad de realizar un proyecto de urbanización antes de edificar, dando mayor racionalidad al proceso de construcción de la ciudad y ofreciendo a los arquitectos la posibilidad de ensayar nuevas intervenciones. Una forma de hacer ciudad que el proyecto de ensanche de Cerdà en 1860 generalizaría.

El resultado será una Gràcia cuyo plano es la yuxtaposición de piezas de suelo planificadas y urbanizadas independientemente que acabarán formando una trama viaria de una gran coherencia interna. En palabras de Enric Serra, Gràcia es un trencaclosques encaixat(**).



Etapa II.- El escaparate burgués de un barrio obrero.

Parada 2: Pla Salmerón
 
 
Pla Salmerón frente a la casa Fuster, con els Jardinets a la derecha y Gran de Gràcia a la izquierda.

Las casas nos hablan de la gente que las ha hecho y de las personas que las han habitado. Y también nos hablan del momento económico, político y social en el que han sido construidas.

Situados en el remodelado Pla de Nicolás Salmerón, puerta de entrada principal a Gràcia, podemos apreciar a nuestro alrededor todo un muestrario de edificios imponentes, con formas y estilos diferentes, pero caracterizados todos por su ostentación.

Esta imagen se repite a lo largo de todo la calle Mayor de Gràcia, es decir, Gran de Gràcia. Toda una serie de edificios que fueron construidos por la burguesía catalana de principios de siglo para dar testimonio de su estatus económico y social y cuya prestancia contrasta con la que veremos que predomina en el interior del barrio. Edificios construidos para ser admirados y desde los que mirar cómo iba desarrollándose una ciudad en la que ellos como burguesía empresarial desempeñaban un papel protagonista.

En este escaparate de la ostentación burguesa de principios de siglo, que es la calle Gran de Gràcia, destaca la Casa Fuster (9).

Parada 3: Gran de Gràcia, 1

Construida en el año 1905, en un barrio eminentemente obrero, de rápido crecimiento y en una vía de salida de la ciudad especialmente concurrida que prolongaba una elegante avenida (Paseo de Gràcia), podemos imaginar que la Casa Fuster fue un envidiable mirador y todo un símbolo de poder y pujanza económica.

El proyecto de la casa fue encargado por la propietaria del terreno, perteneciente a una familia de importantes industriales textiles, los Fabra i Puig, a uno de los arquitectos más reconocidos del momento, Lluís Domènech i Montaner, proyecto que a la postre sería el último que desarrollaría en la ciudad.

El edificio, de típico estilo modernista, muestra en la fachada principal diferentes elementos historicistas (góticos y jònicos) y racionalistas (oberturas). Observamos, también, el tratamiento diferenciado de las fachadas: mucho más decoradas i arriesgadas estilísticamente las que miran hacia els Jardinets o a la calle Gran de Gràcia, que no las de la calle Gràcia y la de Apel.les Fenosa.

Parada 4: Gran de Gràcia, 7

En frente de la Casa Fuster, la fachada de la Casa del Río o Servent (edificio modernista de 1910, destinado a residencia plurifamiliar) no se limita a presentar una ornamentación muy al gusto de la época, sino que coronando la casa, por encima de los dos últimos pisos añadidos con posterioridad y de orientación noucentista, ofrece una pequeña muestra del espíritu cultural del momento, reflejado en cuatro bustos de personajes significativos: de derecha a izquierda, Cervantes, Servet, Colón y Fivaller (quizá el menos conocido de los cuatro, Fivaller fue consejero de la ciudad de Barcelona entre los siglos XIV y XV, y durante la Renaixença fue recuperado como símbolo de las libertades municipales frente al poder del rey).

Parada 5: Gran de Gràcia, 11

En el mismo Pla de Nicolás Salmerón, pero entrando un poco más en Gran de Gràcia, la Casa Salvador Castany construida en 1908, muestra de nuevo el modelo de casa típico de toda la calle. Jerarquía decorativa y funcional en altura, con unos primeros pisos en los que vivían los propietarios del edificio o sus habitantes más significados de un estilo más cuidado y una ornamentación más generosa, y el tratamiento diferencial de las fachadas, claramente visible si damos la vuelta a la manzana y observamos el frente que da a una calle de un nivel más modesto como es la de la Riera de Sant Miquel.

Parada 6: Gran de Gràcia, 15

Edificio modernista contemporáneo de los anteriores y por tanto con características parecidas, donde sobresalen sus tribunas dobles con un cuidado trabajo de vidrieras coloreadas muy propias del modernismo, y que tiene la particularidad añadida de que su autor fue Francesc Berenguer (que a pesar de que no obtuvo nunca la titulación de arquitecto, ejerció como tal) a quien se le deben un buen número de proyectos de la Gràcia de la época, entre ellos el del mercado de la Llibertad, el santuario de Sant Josep de la Montanya en el barrio de la Salut, la parroquia de Sant Joan en la plaza de la Virreina, varias casas de la calle Gran de Gràcia y la remodelación de la antigua Casa de la Vila, en la plaza Rius i Taulet, por la que éste itinerario atraviesa más adelante.

Parada 7: Gran de Gràcia, 18

Del otro lado de la calle, el edificio que hoy acoge una oficina de La Caixa fue construido en 1905 y destaca por unos motivos decorativos que no son comunes en las casas ya vistas, pero que eran recurrentes en la época modernista: los elementos neogóticos (como las columnas que adornan las ventanas) y medievalistas con un marcado carácter religioso (como el torreón de la parte derecha del edificio que acoge una imagen religiosa).

Parada 8: Gran de Gràcia, 14 y 21

Antes de dejar el esplendor de la calle Gran de Gràcia y penetrar en el barrio, queremos destacar un último aspecto. Un contraste. Al lado de los edificios construidos a principios de siglo en un alarde de medios, descritos hasta ahora, permanecen puntualmente otro tipo de casas más modestas que corresponderían a las edificaciones que hasta el siglo pasado dominaban el paisaje de la calle Gran de Gràcia. Casas de dos o tres plantas, de estructura muy simple y escasamente decoradas (incluso sin decorar), que contrastan con sus espectaculares vecinas (¿cuales serán los motivos por los que esa pequeña casa del número 14, o esa otra del número 21, resistieron y resisten a la presión sobre el suelo en una zona tan "noble"?) y que hoy acaban de componer ese magnífico muestrario de tipologías edificatorias que es la calle Gran de Gràcia.


Etapa III.- Recuerdos de la Gràcia industriosa.

Parada 9: Iglesia de Santa Maria de Gràcia
 
 
c/ Gràcia frente a la Iglesia de Sta. Maria de Gràcia. Entrando por Gran de Grácia, callejón que va dejando la casa Fuster a la derecha y la iglesia a la izquierda. 

Dejamos atrás la remodelada calle Gran de Gràcia, con sus nuevas aceras ocupadas por magnolios y su sistema hidraúlico-subterráneo de recogida de basuras, y entramos por la calle Gràcia (nombres similares para calles radicalmente diferentes) entre la fachada "pobre" de la Casa Fuster a la derecha, que a pesar del contraste con lo ya visto presenta toda una serie de soluciones estilísticas adecuadas a la estrechez de la calle, y a la izquierda la Iglesia de Sta. Maria de Jesús de Gràcia.

A medida que entremos en el interior del barrio podremos apreciar cómo cambian las tipologías de los edificios y compararlas con las de la calle Gran de Gràcia que hacen una función de "pantalla" respeto a la realidad obrera de Gràcia.

Parada 10: Iglesia de Santa Maria de Gràcia-c/ Gràcia

Construida por Goday en 1835 (y posteriormente remodelada), sobre lo que fue el antiguo convento de los franciscanos, su primera piedra se coloca en 1817 en una zona conocida como el "campo de las higueras", que nos da una idea de lo que podía ser este lugar en aquellos tiempos. Además de la iglesia se construye un cementerio público (iglesia y cementerio iban siempre unidos) de grandes dimensiones, con un extenso jardín que llegaba hasta la calle Bonavista. Se trata de la primera parroquia del barrio, que hasta entonces dependía de Barcelona, y la lucha por conseguirla tiene mucho que ver con los deseos de independencia municipal que recorrían el barrio.

Parada 11: Escuelas Patronato Domènech-c/Gràcia-c/Sant Pere Màrtir
 
 
c/ Sant Pere Màrtir, entre la parte posterior de la casa Fuster, el edificio de las escuelas Domènech y la c/ Domènech.

Después de la iglesia la calle Gràcia se estrecha antes del cruce con las calles Apel.les Fenosa y Sant Pere Màrtir (10) debido al edificio de las Escuelas del Patronato Domènech (11). Un edificio construido para uso residencial en 1888 y donado para transformarlo en escuela en 1919, donde destaca su fachada de estilo modernista con elementos neogóticos, como las estrechas columnas que rematan la fachada en su parte superior o las molduras apuntadas de ventanas y balconadas.

Pero en este tramo que hemos titulado "Recuerdos de la Gràcia Industriosa", lo que trataremos de rastrear son las marcas que la industria ha dejado en el barrio.

Parada 12: c/Apel.les Fenosa-c/Sant Pere Màrtir

Fundamental en el desarrollo de Gràcia, la importancia de la industria se hace patente al comparar los datos de la construcción de casas y otros edificios con el proceso de asentamiento de la industria.

Si en un primer momento los terrenos se dedicaban a la actividad agraria, poco a poco se fueron asentando algunos talleres artesanales como los de los tejedores a mano y otros relacionados con la construcción y alguna fonda que aprovechaba el cruce de caminos. Pero es la implantación de la industria algodonera a vapor la que provoca que la construcción se acelere, edificando viviendas en función de las necesidades de las empresas (12).

En 1837 llega la primera de estas industrias algodoneras, el Vapor Vilaregut (o Vapor Vell), que trasladado desde el Raval se instala en la calle Perill. Dos años más tarde se asienta la Fábrica Puigmartí (o Vapor Nou) en lo que hoy es la zona del Mercat de l'Abaceria y la Plaza Romaní (donde se conserva la chimenea), una industria que llegó a dar a trabajo a 500 personas y que incluso fue visitada por la reina Isabel II. Y así, una tras otra fueron instalándose por toda Gràcia industrias y talleres, sobre todo relacionadas con el textil, la tipografía y curiosamente, las cerillas (unas trasladadas desde la populosa Barcelona tras haber sido prohibidas allí por peligrosas y otras creadas en el barrio), y del mismo modo, uno tras otro, fueron levantándose edificios que trataban de responder a las necesidades de vivienda que provocaba la continua emigración asociada al trabajo.

Así pues el crecimiento se produjo de forma espectacular, siendo una de sus principales causas el asentamiento de un sin número de industrias que aún hoy es posible descubrir aunque hayan dejado atrás su etapa de esplendor y en muchos casos hasta su función originaria.

Desde la confluencia entre las calles Apel.les Fenosa y Sant Pere Martir, se pueden ver (bajando un poco por la primera y a la izquierda) restos de ese pasado industrial. Casi absorbido por el afán constructor ha quedado un tejado quebrado, a modo testimonial, propio de una pequeña industria, en una manzana de larga tradición industral por donde dejaron sus huellas un buen número de fábricas textiles y la fábrica de Chocolates Juncosa existentes a finales del siglo pasado.

Parada 13: Domènech, 9

Continuando el itinerario por la calle Domènech, encontramos otro ejemplo de presencia industrial. En este caso además, el edificio situado entre la referida calle Domènech, la calle Mozart y la calle de Francisco Giner constituye un caso paradigmático de transformación de la actividad, pasando de la originaria dedicación a la industria tipográfica al actual uso diversificado, a base de dividir el espacio, orientado a actividades de servicios: hay un estudio de imagen y sonido, locales donde ensayan grupos musicales, otros en los que se imparten clases de teatro o danza, e incluso hay espacio dedicado a oficinas.

Si la industria desplazó a la actividad agraria desde mediados del siglo pasado, las actividades de servicios están sustituyendo (paralelamente a lo que viene pasando en la actividad económica en general) a la industria gracienca tanto como actividad económica predominante como físicamente: reutilizando las antiguas instalaciones industriales, que tras alguna remodelación se convierten en locales destinados a diferentes servicios o a veces incluso se transforman en viviendas como se verá a lo largo de este itinerario.


Etapa IV.- Gràcia: un cierto orden interno

Parada 14: c/ Domènech-c/ Francisco Giner
 
 
A lo largo de la c/ Francisco Giner en dirección montaña se irán haciendo paradas frente a edificios que se indican en el texto, tomándolos como ejemplo de los diferentes módulos parcelarios.

En la introducción a la formación del barrio se explicaba que básicamente la configuración actual del barrio surge a partir de parcelaciones independientes con un cierto orden interno. A lo largo de calle Francisco Giner (filósofo, pedagogo y escritor que fundó la Institución Libre de Enseñanza, XIX-XX), hasta la plaza Rius i Taulet, vamos a ver uno de los aspectos que ordenaban internamente la formación de las parcelaciones: los módulos parcelarios.

El módulo parcelario base era de 30 palmos (6 metros), ocupando los edificios uno, uno y medio o dos módulos parcelarios. En estos 6, 9 o 12 metros de fachada se construyen viviendas de una tipología muy definida: la zona habitada de la vivienda da directamente a la calle y la parte posterior se reserva para un patio que se usa intensivamente (cría de ganado doméstico, pozo negro, lavadero...).

Parada 15: c/ Francisco Giner, 29

Ejemplo de edificio construido sobre un módulo parcelario y medio. En la fachada destaca la estrechez de la puerta de acceso a la vivienda que deja espacio a sendos locales destinados en su origen a actividades artesanales y comerciales que caracterizaron la actividad económica del barrio a lo largo de su historia (13). Aún hoy son muchos los locales que siguen funcionando como talleres de artesanos, aunque la tendencia es a la sustitución por bares y restaurantes o incluso dedicarlos a vivienda.

Se trata de un edificio de cuatro pisos con entresuelo (hecho muy común en toda la calle), lo que nos recuerda la densificación de la vivienda y el aprovechamiento del suelo que también se produjo en Gràcia.

Parada 16: c/Francisco Giner, 32

Frente a la vivienda anterior, tenemos un edificio que presenta una fachada de las mismas dimensiones que el anterior, aunque presenta un aspecto totalmente diferente. Se trata de un edificio modernista, flanqueado por sendas columnas decoradas con motivos vegetales, que recuerda a los edificios de la calle Gran de Gràcia.

Parada 17: c/Francisco Giner, 31, 33 y 35

A partir de la utilización de un módulo doble, en este punto se han construido tres edificios que sufren por este motivo una excesiva reducción de la fachada, a lo que hay que unir la el carácter modesto de su arquitectura. Una muestra más del aprovechamiento excesivo del espacio a tenor de una fuerte demanda de vivienda.

Parada 18: c/Francisco Giner, 45

Ejemplo de edificio sobre un módulo parcelario. En general, observamos que a pesar de la estrechez de la fachada el acceso a la vivienda está diferenciado del acceso al negocio menestral, lo cual no se da en otras partes de la ciudad construidas en épocas anteriores y donde se utilizaba el propio local para acceder a la vivienda.

En las viviendas construidas sobre un módulo simple, la cocina y el retrete se situaban en la zona posterior, en relación con el patio, mientras las habitaciones daban a la calle y el comedor o coincidía con el recibidor o con la propia cocina.

Parada 19: c/ Francisco Giner, 46

Aunque se trata de un edificio más moderno, está construido sobre un módulo parcelario doble. En estos casos la construcción de las viviendas seguían un modelo articulado a partir de una escalera central que daba acceso a dos pisos por planta. La distribución, habitualmente, se mantenía como en el módulo parcelario sencillo (zona de día posterior y zona de noche anterior) aunque a veces los pisos se dividían en sentido transversal: un piso daba al patio y el otro a la calle.


Etapa V.- Gràcia revolucionaria / Gràcia reivindicativa

Parada 20: Plaza Rius i Taulet
 
 
La plaza Rius i Taulet resulta inconfundible con su monumental reloj en el centro y en el lado izquierdo, entrando por la calle Francisco Giner

Gràcia va creciendo con la llegada de obreros y artesanos en una época de efervescencia de unas ideas políticas que les hace protagonistas importantes y les muestra toda una serie de derechos y libertades que hasta aquel momento no les eran respetados. Tomando partido por las causas más progresistas, el barrio forjará una leyenda de rebelde y contestario que en nuestros días se recuerda como arrebatos de una época en que el barrio era joven.

Parada 21: Plaza Rius i Taulet

Llegamos a la plaza Rius i Taulet (llamada anteriormente plaza de Oriente y plaza de la Constitución). La plaza que a lo largo de la historia, más intensamente ha ido acompañando la vida de Gràcia y de los graciencs (14).

Centro de una de las primeras parcelaciones, la parcelación de Palau Pava i Galvany, 1836 (15), la plaza Rius i Taulet, presenta dos edificios emblemáticos del barrio: La Casa de la Vila y la Torre Campanario.

Hoy sede del distrito (16), la Casa de la Vila, ha tenido una existencia tan ajetreada al menos como la plaza que preside y como Gràcia en general. Sin una fecha exacta que date el inicio de su construcción, ha sufrido cuatro remodelaciones, siendo la del ya mencionado maestro de obras Francesc Berenguer la que le da el aspecto que hoy podemos contemplar.

Pero además de su aspecto también ha cambiado varias veces su función. Desde 1816 los deseos de independencia se hacen patentes en Gràcia. Si la Constitución de 1812 recogía la posibilidad de formar ayuntamiento independiente en el caso de tener más de mil "almas", los graciencs en ese año de 1816 elevan la petición de tener ayuntamiento propio. Sin embargo no es hasta 1821 cuando lo consiguen aunque sólo por un plazo de dos años.

Con el retorno de aires más liberales a la política nacional, en 1845 se promulga una ley que permitirá constituirse en municipio independiente en el caso de que cien vecinos lo pidan (17). Cinco años más tarde Gràcia enarbola de nuevo su independencia, por segunda y última vez, ya que de nuevo en 1897 pasa a ser parte de Barcelona, situación que se mantiene hasta nuestros días (aunque con motivo de la conmemoración del centenario de la anexión, la festa major de 1997 consagraba un lema que rebela la opinión de los graciencs al respecto "1897-1997 Cent anys i prou").

Si el balcón de la Casa de la Vila ha sido el púlpito desde el que se han ido anunciando los acontecimientos que han marcado la historia de Gràcia, abajo en la plaza, entorno a la Torre Campanario es donde los graciencs se han reunido para luchar, resistir, reivindicar y celebrar.

Construida entre 1862-1864, por el arquitecto Antoni Rovira i Trias (quien tiene una plaza dedicada en la zona norte del barrio), el Campanario recibe su "bautismo de fuego " en 1870, durante la Revuelta de las Quintas (18). Gravemente dañada después de este episodio y a punto de ser derruida (proyecto que nunca se llevó a cabo), la campana se mantuvo como símbolo de libertad, retomando de nuevo protagonismo cuando a raiz del golpe de Estado del general Pavía en 1874 que acaba con la Primera República, se utiliza para convocar una huelga general que será duramente reprimida.

Y es que para entonces el barrio, de composición mayoritariamente obrera, se ha convertido en un hervidero de ideas progresistas, asociacionismo obrero y conflictividad latente que se mantendrá hasta el final de la Guerra Civil (19).

Aún hoy Gràcia se caracteriza por un fuerte tejido de asociaciones que acoge al increíble porcentaje de más del 20% de la población total del barrio. Se trata de asociaciones que abarcan todo tipo de actividades: lúdicas, deportivas, religiosas y también de las herederas de aquellas que agitaban el barrio a finales del XIX y principios del XX, que si bien ya no tienen el mismo protagonismo que sus antecesoras o que el movimiento vecinal que a mediados de los 70 desafió la política urbanística del ayuntamiento (20), mantienen el carácter reivindicativo del barrio.

Y es que como nos decía una gracienca apasionada: "el movimiento vecinal ha perdido fuerza, pero aquí la gente continua protestando igual contra lo que no le parece bien. Sienten el barrio como algo suyo y si tienen algún problema van directamente a la sede del distrito a quejarse." Así que de vez en cuando la plaza Rius i Taulet se convierte de nuevo en espacio de reivindicación ocupado por los vecinos que protestan frente a esa Casa de la Vila que ha visto protestar diferentes "Gràcies" y al lado de la Campana que ha visto protestar varias generaciones de graciencs.

Dejamos la plaza Rius i Taulet, con la sensación de no haber contado más que una pequeña parte de su historia, de sus historias. Quizá debería tener su propio itinerario.

Salimos de la plaza por el lado opuesto al que entramos, por la calle del Penedès y tomando a la izquierda la primera calle que encontramos, Martínez de la Rosa (político liberal y poeta de finales del XVIII y principios del XIX), llegamos hasta el cruce con la Travessera de Gràcia.

Parada 22: c/Travessera de Gràcia-c/Martínez de la Rosa
 
 
Confluencia de las calles Martínez de la Rosa y Travessera de Gràcia, (la dirección del itinerario es de mar a montaña), encontramos un ensanche de la acera a la izquierda, lindando con la propia Travessera y al fondo un callejón peatonal por el que el recorrido continúa. 

Hay por lo menos un par de comentarios que hacer en un punto tan aparentemente anodino como éste. Por un lado, reseñar el cambio de parcelación. Si ya en la confluencia de las calles Sant Pere Màrtir y Apel.les Fenosa, hablábamos del paso de una calle a otra sin ningún elemento que lo significara, lo cual era una prueba en el cambio de parcelación, en este punto se da una forma diferente de casar las piezas de las parcelaciones. Y así vemos que entre la calle Martínez de la Rosa y lo que sería su prolongación después de la Travessera de Gràcia, la calle Canó, no existe coherencia en el trazado, no hay una prolongación lineal, sino que forman una línea ligeramente quebrada, como si una de las dos se hubiese desplazado (21). Y es que la Travessera hace de frontera entre la parcelación Palau Pava i Galvany, que dejamos atrás, y la de Joaquim Mas, a la que entramos.

Por otro lado, podemos ver que el edificio de la acera de la izquierda no está alineado con los del resto de la calle sino un poco más atrás, formando una pequeña plazuela entre él y la Travessera. Con el proyecto de ampliar la transitada Travessera, que aún hoy se mantiene como una arteria principal y un eje básico del trazado viario de Gràcia, los edificios de nueva construcción se retranquean unos metros, lo que les hace perder espacio edificable. Para compensarlo, la altura de tales edificios es mayor, como podemos ver en este caso del número 158-160 de Travessera de Gràcia, que tiene tres plantas más que los de su entorno. 



Etapa VI.- Gràcia: espacio de cultura y de ocio.

Parada 23: Plaza del Sol
 
 
Plaza del Sol, espacio de dos niveles marcado por las terrazas de los bares, los edificios discordantes que la rodean y una dura zona central.

El proceso de sustitución de las actividades industriales por otras de servicios, el fuerte tejido asociativo y las inquietudes de los nuevos y viejos graciencs han ido conformando una oferta cultural y de ocio en Gràcia que ahora se ha convertido en uno de los principales reclamos del barrio.

Llegamos a la plaza del Sol por la calle Canó. La plaza del Sol, con sus incómodos dos niveles, su diseño de plaza dura (tan habitual en el barrio) y su subsuelo aprovechado hoy por un aparcamiento, ayer por un refugio antiaéreo de la Guerra Civil, es el punto central de una de las parcelaciones más pequeñas de Gràcia. Una parcelación realizada en 1860 directamente asociada a las necesidades de vivienda que originó la implantación del Vapor Nou(22).

Durante la Primera República fue el lugar escogido para plantar un cedro que simbolizaba la libertad (23) y más tarde, durante la Guerra Civil fue escenario de numerosos fusilamientos. Hoy en cambio la plaza del Sol es escenario pero de otro tipo. Se ha convertido en un lugar de concentración de numerosos bares, que acogen durante buena parte del año terrazas que aprovechan el benigno clima barcelonés, alcanzando en verano su verdadero apogeo.

Esta es una situación que bien podría ampliarse a todo el barrio. Ya que si en el siglo pasado era la industria la característica fundamental del barrio (la actividad económica básica, la que daba trabajo a buena parte de los vecinos...), hoy podría decirse que es el ocio.

Además de la oferta de bares y restaurantes que difícilmente se encuentra, al menos de forma tan concentrada, en el resto de la ciudad, Gràcia ofrece a lo largo del año un muestrario de actividades culturales amplio y diverso (24). Entre las que destaca una que une ocio y cultura a partes iguales, orgullo de los graciencs y una muestra más de la fuerte personalidad del barrio: La Festa Major (25).

Para algunos la festa major más festa major de toda la ciudad, para los más entregados, la verdadera festa major de la ciudad. En todo caso una celebración con un carácter muy urbano, que lleva la fiesta a la calle, que gana la calle como lugar de encuentro y que la transforma. Sin duda, a partir del 15 de agosto, merece la pena descubrir nuevos itinerarios por Gràcia, itinerarios de festa major.



Segunda Parte: Paseando por el barrio

Hasta aquí, se ha tratado de condensar el grueso de las informaciones que tenemos sobre Gràcia. Tras una toma de contacto general con el barrio en els Jardinets, a lo largo de 23 paradas, desde el Pla de Salmerón hasta la plaza del Sol, se ha venido hablando de las diferentes morfologías de las casas, de la terciarización de la economía del barrio tras una fuerte industrialización en el siglo pasado, de la estructura interna de las parcelaciones que formaron el barrio, del carácter reivindicativo que Gràcia ha tenido a lo largo de su historia y del papel de la cultura y el ocio en la Gràcia contemporánea.

Intercalando aspectos urbanísticos, económicos o sociales según se iban presentando en el itinerario (según se presentan de hecho en la ciudad), se ha intentado completar la imagen de la Gràcia que vemos con la Gràcia del pasado, esa Gràcia que hemos leído o que nos han contado.

Esta segunda parte trataría de ser apenas un repaso de lo visto y contado en la primera. Reduciendo las explicaciones a ejemplos de aspectos tratados durante la primera parte, para dejar más espacio a la observación que cada uno pueda hacer (a ese "levantar la vista" cuando caminamos por la ciudad), buscando en la Gràcia que vemos, indicios, pistas, sugerencias, de lo que puede ser la Gràcia que vendrá. No en un ejercicio vano de futurología o de especulación sino con la intención de abrir preguntas (porqués, cómos, para qués...), de pensar en los posibles futuros del barrio, de la ciudad.

Parada 24: c/Virtud-c/Montseny
 
 
Cruce entre la c/Virtut y la c/Montseny. A la derecha el edificio del Teatre Lliure (o lo que a partir del año 2000 le haya sustituido), a la izquierda balcón-mirador. 

Abandonamos la plaza del Sol por la calle de la Virtut, que seguimos hasta el cruce con la calle Montseny. En la confluencia de ambas, además de un bonito balcón que se asoma sobre la calle, encontramos en la esquina opuesta el Teatre Lliure (26). Una verdadera institución tanto en el barrio como en el mundo teatral que tras veinticuatro años se traslada en el 2001 fuera de Gràcia. El edificio, claro, se queda, pero ¿qué nuevos inquilinos tendrá? ¿una merecida biblioteca que mantenga la tradición cultural? ¿un espacio abierto a la creatividad de las asociaciones del barrio? ¿un centro comercial?

Desde la calle Montseny subimos por Torrent de l'Olla. En el camino podemos observar la remodelación que ha sufrido la calle y que poco a poco se va extendiendo por todo el barrio. Aceras más amplias y una calzada más estrecha (27), colocar obstáculos para impedir que los coches invadan la acera, rampas que faciliten la movilidad de los minusválidos y árboles, son algunas de las novedades.

Siguiendo por Torrent de l'Olla a la izquierda se ve la torre de Can Pardal, un edificio residencial vuitcentista que toma el nombre de una antigua masía y un poco más arriba sale, también a la izquierda, la calle Jaén. Un lugar interesante para comparar entre los serigrafiados que presenta uno de los edificios de Torrent de l'Olla y el impresionante "grafitti" que ocupa toda la pared de la calle Jaén (un anuncio de una empresa de derribos y otro de una inmobiliaria marcan el destino efímero de este arte efímero).

Parada 25: Plaza del Diamant
 
 
Plaza del Diamant, arbolada en sus bordes, desolada en su parte central, con su monumento homenaje a Mercè Rodoreda en un lado y  una desigual arquitectura rodeándola.

Y llegamos a la plaza del Diamant tomando la calle de l'Or a la derecha. Calle del Oro, del Topacio, del Rubí, de la Perla, de la Esmeralda (hoy calle Asturias), plaza del Diamante. Nombres que nos recuerdan que estamos en una parcelación llevada a cabo en los terrenos de un comerciante barcelonés dedicado a las piedras preciosas, Josep Rosell.

Nada en la plaza del Diamant hace pensar que se trate de un "personaje" de novela. Lo que se puede ver, es una plaza más de las que se remodelaron en los ochenta bajo el modelo denominado de plaza "dura".

Sin embargo, la frialdad que provoca su diseño se rompe con los juegos de la chiquillería del barrio y periódicamente con la presencia de grupos que ocupan la plaza como espacio para sus reivindiaciones. Independentismo, okupación, solidaridad con Latinoamérica... son el sustituto en nuestros días de los tradicionales envelats que se montaban por la festa major y que inmortalizados por la novela de Mercè Rodoreda han dado a conocer esta plaza.

Parada 26: Plaza de la Virreina
 
 
Plaza de la Virreina, marcada por la presencia de la iglesia, el arbolado, las terrazas de los bares, y en la parte opuesta a la iglesia edificios a la altura de la centralidad de este espacio.

Siguiendo por la calle de l'Or en dirección a la plaza de la Virreina, encontramos en el cruce con la calle Verdi dos edificios de nueva construcción, ejemplo de la renovación que el parque de viviendas va sufriendo (28).

Pocos metros después la calle se ensancha, entramos en la parcelación del Hospital de la Santa Cruz (o de la Virreina) que contemplaba una calle de 50 palmos y no de 30 como en el tramo anterior. Poco metros después llegamos por fin a la plaza de la Virreina.

La plaza debe su nombre a que el Virrey del Perú y propietario de los terrenos, Manuel Amat, construyó allí una torre, como casa de veraneo, donde una vez muerto él, su mujer, M. Francesca d'Amat i Fivaller, vivió durante varios años. Con el tiempo la torre fue cambiando de uso, pasando a ser residencia religiosa, residencia para la nobleza, lazareto, hospital militar, sede de la Capitanía General, prisión militar y cuartel de infantería, hasta que en 1880 se derriba ante la presión del vecindario.

Por aquella época el barrio había ido creciendo y en el medio, la finca de la Virreina con una extensión de 30.075 metros cuadrados y rodeada por una tapia de 3,80 metros de altura constituía un gran obstáculo (29). Tras una negociación prolongada entre el Ayuntamiento, que pretendía prolongar las calles que se iban trazando y que se interrumpían al llegar a la muralla de la Virreina, y los propietarios en aquel momento, el Hospital de la Santa Cruz que se oponía, el problema se resolvió declarándose la prolongación la calle de l'Or de utilidad pública (30). Tras esta decisión la Junta del Hospital decidió en 1878 parcelar y ordenar el terreno dedicando el espacio central a la Iglesia de San Juan, que se acabó en 1884 (31).

Se trata por tanto de una de las últimas grandes parcelaciones de Gràcia, realizada en el marco de un barrio (en aquel momento municipio independiente) bastante definido y condicionada por el trazado viario de las parcelaciones adyacentes, lo que va a marcar el proyecto y va a obligar a diseñar algunas manzanas pequeñas e irregulares.

Parada 27: c/ Torrijos

Salimos de la plaza bajando por la calle Torrijos, pero antes merece la pena detenernos en los edificios que flanquean la entrada de la calle. Del lado derecho, en el número 38-40 dela calle de l'Or un edificio con aspecto de palacete que sin embargo fue concebido como edificio destinado a vivienda plurifamiliar de renta y que se contagia de la nobleza de la plaza. Del lado izquierdo, en el número 44, una obra más de Francesc Berenguer que mantiene los elementos característicos de su estilo constructivo: ladrillo, hierro forjado y serigrafiado.

Comenzamos a bajar por Torrijos, pero volvemos la cabeza para ver como la calle Torrijos se alinea con la Iglesia de San Juan provocando un efecto de perspectiva que resalta la monumentalidad de la plaza y la centralidad de dicha iglesia.

Pasamos por el cine Verdi Park y al llegar al cruce con la calle de Sant Lluís, a la izquierda y detrás de un imponente muro de hierro, encontramos la Masoveria de la Virreina hoy dedicada a colegio de religiosas.

Seguimos por Torrijos para antes de llegar al cruce con Travessera de Gràcia asombrarnos con la persistencia del pasado. Al lado de un pequeño establecimiento con un letrero en madera que ante nuestra sorpresa anuncia VAQUERIA, en efecto está la vaquería. Un establo de pequeñas dimensiones que recuerda que Gràcia tenía fama de ser la lechería de Barcelona y que puede considerarse uno de los últimos vestigios del pasado agrario del barrio. ¿Cómo debían ser los alrededores cuando las vacas eran unas vecinas más? ¿qué le sorprenderá encontrar al paseante demorado de dentro de cincuenta años?.

Parada 28: Mercado de la Abacería Central
 
 
Mercado de principios de siglo, de estructura metálica.

El final de la calle Torrijos coincide con el Mercado de la Abacería Central. Construido en 1892 por iniciativa privada en los terrenos de la antigua fábrica Puigmartí pasa a propiedad municipal en 1911, compartiendo con el Mercado de la Libertad (construido en los mismos años pero con una arquitectura y una decoración más cuidada), al otro lado de la calle Gran de Gràcia, la tarea de abastecer al barrio de alimentos frescos.

Rodeamos el mercado para ir a buscar la calle de Mare de Déu dels Desamparats y en la esquina con la Travessera de Gràcia ya no está el imponente edificio de la tipográfica Neufville.

Se trataba de un ejemplo magnífico de arquitectura industrial, sede de una importante forja tipográfica alemana que había dejado de funcionar y que a principios de diciembre de 1997, cuando recorrimos por primera vez este itinerario, mostraba el aspecto desolado de los edificios cerrados, pero se mantenía en pie. Poco a poco aparecieron en sus paredes publicidad de una empresa de derribos, andamios y grandes lonas que lo recubrían por entero y tras su derribo pasó a ser solar ocupado por los coches del vecindario necesitados de aparcamiento gratuito. La actual publicidad de Nuñez y Navarro apuntan un futuro de uso residencial.

Con un hueco más en la memoria del barrio bajamos por Mare de Déu dels Desamparats. Y bajamos por ella hasta que después de dejar atrás el mercado, damos con un pequeño callejón que sale a nuestra izquierda. Estrecho, oscuro y sin nombre nos conduce a la plaza Romaní entre la parte trasera de un hogar de ancianos y unos curiosos locales que a veces parecen ser simples trasteros y otras viviendas simples.

Parada 29: Plaza Romaní
 
 
Plaza Romaní: con sus dos niveles, su impresionante chimenea al fondo y su diseño poco acogedor.

Del angosto pasaje pasamos a la amplia plaza Romaní (en un barrio como Gràcia donde los espacios sin edificar son tan escasos, una plaza como ésta puede considerarse amplia). Edificada sobre un aparcamiento que provoca como en la plaza del Sol un incómodo desnivel (32), lo que llama la atención al llegar es la chimenea que se levanta al fondo. Y es que la plaza y el aparcamiento han aprovechado el solar que dejaron las últimas naves industriales que quedaban en pie de la fábrica Puigmartí cuyo último testimonio es esa chimenea del llamado Vapor Nou.

Sin embargo, si nos acercamos a leer la placa que hay al pie de la chimenea, nada explica sobre su procedencia (quizá no sea necesario saber qué nombre tenía, sino sencillamente que aquí hubo un día una fábrica) y sí en cambio, la inscripción rinde homenaje a una persona muy querida por los vecinos más cercanos a esta plaza: el Gato Pérez (33).

Plaza Romaní, Unió Gitana de Gràcia (que firma la dedicatoria de la placa), el Gato Pérez... podemos percibir que entramos en una Gràcia diferente. Y es que desde hace más de 170 años vive en el barrio una significativa comunidad gitana.

Localizada principalmente en torno a la vecina plaza del Raspall y a las calles Fraternitat y Progrès, el hecho de que hayan conseguido que una plaza lleve el nombre de su pueblo, plaza Romaní (34), puede ser un indicio de la raigambre y el carisma que la comunidad gitana tiene en el barrio.

Parada 30: Plaza del Raspall
 
 
Plaza del Raspall, plaza recoleta, animada y rodeada de edificios de arquitectura homogénea. 

Pero a pesar de todo, el centro vital de los gitanos de Gràcia continúa siendo la plaza del Raspall. La "otra plaza", la plaza Romaní, queda para las grandes celebraciones, para dar a la festa major ritmo de rumba catalana (35).

Después de pasar por cinco plazas (siete si contamos els Jardinets y el Pla de Salmerón) y de ver la importancia que tienen para conocer el pasado, el presente y quizá entrever lo que será el futuro del barrio, por ese papel de testigos privilegiados de lo que sucede en él, la plaza del Raspall destaca por ser, a pesar de su reducido tamaño y de su arquitectura modesta, una plaza en toda regla. Un lugar donde encontrarse y donde mostrarse, en el que la vitalidad se desborda y el movimiento es contínuo.

¿Recuperaremos las calles y las plazas como espacios de relación o están condenadas a ser testigos mudos de nuestro transitar apresurado? ¿el modelo de ciudad que se construye fomenta el encuentro en la calle o sólo profundiza su función de escaparate? ¿el ejemplo de la comunidad gitana, el "sacar todos los trastos a la calle" de los días de festa mayor o la memoria de un pasado más callejero servirán para concienciarnos de que también "la calle es nuestra"?

31ª Parada: c/Fraternitat
 
 
Inicio de la c/Fraternitat, donde al lado izquierdo aparecen unos singulares edificios que destacan en un entorno de bloques homogéneos de casas. 

Y vamos llegando al final del itinerario. Desde la plaza del Raspall, tomamos a mano derecha la calle Tordera hasta la calle Fraternitat, por la que bajaremos para ir abandonando el barrio y volver al punto de partida: els Jardinets.

Pero antes de acabar, merece la pena detenerse un instante frente a los edificios del lado izquierdo de la calle Fraternidat, ya que se trata de algunos de los más singulares ejemplos de vivienda obrera que quedan en todo el barrio. Fueron construidos para alojar a los trabajadores del Vapor Nou con una tipología que recuerda a los grabados de las ciudades inglesas en plena Revolución Industrial. Casas unifamiliares de pequeñas dimensiones (sobre todo si pensamos en el número de miembros que tenían las familias de entonces), con un pequeño patio en la parte trasera y sobre todo muy cerca de la fábrica.

Terminamos de bajar la calle Fraternitat, hasta la calle Perill por la que dejando a mano derecha la calle Progrès, seguiremos hasta Torrent de l'Olla, desde donde cogeremos, también a la derecha, la calle Bonavista para acabar en el punto desde el que salimos, els Jardinets. 



Notas

* Este itinerario por Gràcia fue preparado por dos ex-vecinos del barrio (Glòria y Jorge) en el marco de la asignatura "El espacio interno de la ciudad" impartida por el profesor Horacio Capel, dentro de la licenciatura deGeografía de la Universidad de Barcelona, durante el curso 1997-1998 y revisado en marzo del 2000.

** Rompecabezas encajado.

Primera parte

(1) Y es que la ciudad se nos escapa de las manos. Como ciudadanos aceptamos, con resignación y a menudo, con desinterés, que la ciudad crezca al margen de los que la habitamos. Perdemos así el papel protagonista que indiscutiblemente debemos de tener y que es preciso reivindicar dentro del proceso de construcción de la ciudad. Perdemos entonces la posibilidad de sacar adelante nuestra idea de ciudad, una idea que respete nuestras necesidades reales en relación al lugar donde vivimos.

Ante esta situación, todo intento de cambiar la ciudad cada vez resulta más difícil, nos vemos incapaces de hacerlo. Dejamos a los agentes públicos y privados, que son los que tienen poder para hacerlo y los que saben, construir nuestra ciudad. Los ciudadanos que habitamos los espacios permanecemos como espectadores, a veces entusiasmados otras veces apáticos, de los proyectos y las actuaciones urbanísticas que van conformando nuestro entorno urbano.

Es verdad que a veces los ciudadanos asumen su protagonismo y actúan (como en las movilizaciones de las asociaciones de vecinos de los 70, en particular en Gràcia en contra del Plan Comarcal). Pero reivindicamos que no sea sólo a veces y que retomemos una posición más activa en "el pensar y el hacer" la ciudad.

(2) Para ampliar perspectivas gracienques el Taller de Historia de Gràcia de la mano de la historiadora del arte y documentalista, Carolina Chifoni, organiza itinerarios históricos por el barrio.

(3) A partir del siglo XIV se decreta la prohibición de edificar nuevos monasterios dentro de Barcelona. Surgen entonces las órdenes mendicantes que se asientan extramuros. Para explicar los orígenes del asentamiento humano en Gràcia, son claves el convento de los franciscanos de Santa Maria de Jesús (s. XIV) entre las actuales calles Aragó y Gran Via, el convento de los Caputxins Vells (s.XVI) cerca del paseo de Sant Joan y el convento de los carmelitas descalzos de Santa Maria de Gràcia (s.XVII) que da nombre al barrio.

(4) Entre las masías estarían Ca l'Arquer (Travessera-Bailén), Cal Xero (Travessera), Can Focs (Córsega-Milà i Fontanals), Cal Xipreret (actual sede del club de tenis La Salut), y como casas señoriales, Ca l'Alegre (cerca de la plaza de Lesseps), Mas Muntaner (actual escuela dentro del parque Güell), Can Toda (avenida Pompeu i Fabra), la Fontana (Rambla de Prat -Gran de Gràcia), Cal Comte (Escorial), palau de la Virreina (en la actual plaza del mismo nombre), Can Trilla (Gran de Gràcia, frente a la plaza que hoy lleva su nombre).

(5) La Travessera Molera nacía en la zona de Les Corts, cruzaba Gràcia y Sant Martí y llegaba hasta Moncada.

(6) Por medio del censo enfiteútico un propietario cedía el dominio de una pieza de suelo a otro a cambio de una pensión anual por tiempo indefinido. Esta pensión podía consistir en dinero o incluso en especies. En Gràcia, en el periodo de más dinamismo urbanizador (1840-1895) la cuantía de estos censos por un módulo de terreno tipo de 30*150 palmos oscilaba entre 11 y 15 lliures y la entrada simbólica de un par de capones. En el interior de Barcelona, en el mismo periodo, el censo por una parcela de estas dimensiones oscilaba entre 75 y 100 lliures más una entrada de 3.000 a 4.000 lliures (Serra, 1995). Por tanto, el negocio del suelo en Gràcia se abría a más gente.

(7) La población de Gràcia se dispara sobre todo a partir del último tercio de siglo.
 
AÑO
EDIFICIOS
POBLACION
1825
331
2.608
1826
1.319
12.000
1849
1.328
12.975
1850
-
13.548
1855
1.531
16.000
1860
-
19.969
1877
4.493
45.042
1897
4.592
61.935
 Fuente: Enric Serra (1995)

(8) Los datos demográficos hablan por sí mismos: 37.000 habitantes en 1715 y 130.000 en 1798, momento en que había en Barcelona 125 fábricas textiles.

(9) Además de elegir la Casa Fuster como el símbolo de ostentación burguesa más representativo de Gràcia, hemos intentado descubrir, si es que la tiene, el "alma" de la casa. En ese intento de escuchar lo que las casas nos dicen sobre sus gentes y sus tiempos, hemos reconstruido una pequeña historia de la casa partiendo de la información que nos ofrecía el Registro de la Propiedad. Un ejercicio que merecería la pena llevarse a cabo para todos y cada uno de los edificios con los que nos cruzamos, por la información que aporta, pero sobre todo por las jugosas historias que ofrece.

La primera inscripción en los libros del Registro de la Propiedad donde aparece la finca en la que actualmente se levanta la casa Fuster consiste en la declaración de obra nueva de una fábrica. En una parcela de terreno, cuya superficie exacta no se determina, pero que era mucho mayor que la que actualmente ocupa la casa, el 21 de febrero de 1881se da cuenta de la existencia de una finca resultante de la agrupación de una casa que lleva anexo una porción de terreno y de una fábrica recién construida. Propiedad de Olegario Juncosa y Arús, la fábrica se dedicaba a la producción de chocolate, "Chocolates Juncosa", y en la inscripción del Registro aparece la larga lista de artesanos que intervinieron en su construcción (desde albañiles y carpinteros hasta cerrajeros y hojalateros) y que comparecen para dar constancia de que han cobrado sus servicios. Por su parte se describe la casa (aún no se trata de la casa Fuster) como compuesta de una planta baja con tres tiendas, cinco portales en la calle Mayor de Gràcia y cuatro portales en el Paseo de Gràcia, y tres pisos más, uno de ellos sin dividir y los otros dos dedicados a dos viviendas.

Unos meses después el señor Juncosa muere, dejando como herederos a sus hijos y nietos (siete personas en total), y diez años más tarde uno de sus hijos, Pedro Juncosa Font, después de comprar la parte del resto de sus parientes, se constituye de nuevo en propietario único.

Tras varias inscripciones que detallan sucesivas hipotecas y sus cancelaciones y diversas transmisiones del censo que gravaba la finca, en noviembre de 1905 Pedro Juncosa vende la finca a Consuelo Fabra i Puig, asistida en la venta por su marido Mariano Fuster Fuster.

Los propietarios de dos de los locales de la casa que habían sido arrendados en 1899 para una fábrica de chocolates, llegan a un acuerdo con los nuevos propietarios para mantener su actividad hasta 1907 a pesar de que a partir de la nueva compra la casa comienza a derribarse.

En junio de 1910 la señora Fabra i Puig declara la obra nueva de lo que hoy es la Casa Fuster. Un edificio compuesto de sótanos, planta baja, cuatro pisos y teatro-salón, con una superficie total de 1697 m².

Tres años más tarde Consuelo Fabra i Puig muere legando el usufructo de la casa a su marido el señor Fuster y a sus cuatro hijos la nuda propiedad.

En noviembre de 1922, tras agregar un jardín de 223 m², la finca se vende a don Jaime Imbert i Fort por 1.650.000 ptas. que arrienda los bajos para fines comerciales (a finales de 1940 la Inspección Regional de Aduanas de la 4ª Región arrienda el piso 3º-2ª), pasando por fin en 1960 a sus actuales dueños la compañía ENHER por el precio de 11 millones de pesetas.

Don Mariano Fuster en realidad no compró la finca, ni edificó la casa, ni siquiera fue el propietario que más tiempo la ocupó, sin embargo por alguna razón que se nos escapa y que forma parte de esas historias que guardan las casas, su nombre ha quedado asociado a ese magnífico ejemplo de modernismo catalán y de esplendor de la burguesía de comienzos de siglo. Todo un símbolo de una época, dedicado hoy también a similares funciones de escaparate.

(10) Como en otros puntos de Gràcia nos encontramos con que una calle cambia de nombre sin razón aparente para ello. En este caso, la calle Apel.les Fenosa, que sube desde la calle Bonavista, sin que tome un trazado diferente o su anchura cambie, a partir de la calle de Grácia, que ni siquiera la cruza, pasa a llamarse de S. Pere Màrtir. El motivo es el ya comentado crecimiento del barrio a partir de parcelaciones independientes que iban conformando el plano de Gràcia, parcelaciones que a pesar de proyectarse de forma autónoma, con su propia estructura de calles, manzanas y generalmente una plaza que organizaba el conjunto, tratan de asegurar cierta coherencia en el trazado viario, manteniendo la continuidad de algunas calles que se prolongarían más o menos rectilíneamente por las sucesivas parcelaciones. Sin embargo, el diferente nombre que una calle toma a partir de un punto sin un motivo aparente nos permite descubrir con facilidad los límites de esas antiguas parcelaciones.

(11) Construida en 1888 y propiedad de Jacint Feliu Domènech, a su muerte la cede al Ayuntamiento de Barcelona que la transforma en escuela pública, inaugurándose como tal el año 1919. Su fachada modernista con elementos neogóticos ofrecen un carácter singular a una escuela también singular. Nacida con una clara orientación popular para intentar solucionar las altas tasas de analfabetismo que sufría el barrio a principios de siglo y la carencia de centros escolares (un problema que se mantiene), el Patronato Domènech ha venido desarrollando su proyecto pedagógico hasta hoy, atravesando por etapas diferentes (según nos informaron las escuelas acogían hace unos años un buen número de alumnos gitanos, de la importante comunidad gitana del barrio, y actualmente se ha convertido en una de las escuelas con más "pretendientes" del barrio).

(12) Si en 1700 se calcula que existían 30 edificaciones en Gràcia, en 1750, aproximadamente, eran 80; 50 años más tarde llegaban más o menos a las 180 y en 1828 no superaban las 320; a partir de aquí los datos, se disparan, en 1850, son 1415, en 1860, 2502, en 1887, 4494, en 1888, 4687 y 5592 en 1897.

(13) Si bien fue la industria una de las principales causantes de la expansión de Gràcia no debe olvidarse que paralelamente conviven numerosos talleres artesanales, pequeños negocios y comercios de todo tipo, que poblaban los bajos de las casas y que eran un reclamo más para aquella gente que vivía en Barcelona con el deseo de instalar su pequeño negocio y muchas veces por razones de espacio les era imposible.

(14) Una de las características de Gràcia es la pluricentralidad. No hay un centro bien definido, sino que esa centralidad se reparte en las once plazas que existen en el barrio. Si la de Rius i Taulet destaca por ser escenario de algunos de los momentos que más han marcado la historia del barrio, el resto, desde otros puntos de vista, también son espacios donde las gentes del barrio se encuentran, son espacios útiles y utilizados (la plaza del Sol, espacio salpicado de bares y terrazas; la plaza del Diamant, espacio para todo tipo de reivindicaciones; la plaza de la Virreina, con su Iglesia y bares; la plaza del Raspall, centro de reunión de la comunidad gitana...).

Y es que como dice Enric Serra en su libro sobre el uso del suelo en Gràcia: "les places de Gràcia no són diferents dels carrers i les cases. Vull dir, que no són artificis d'academia en conflicte amb el teixit urbà que les envolta, com les primeres places barroques o les dites vuicentistes(...) les places de Gràcia neixen amb el mateix ordre constituiu de las vila. En totes les ordednacions, la plaça és solidaria amb el teixit urbà que l'envolta. Així, doncs la plaça és coherència i no contrast en aquest model de creixement (...) les places gracienques confereixen a cada peça ordenada un cert valor de identitat. Ens recorden el orden fragmentari de la vila, sense ambigüetats". (Serra, 1995)

(15) A principios del siglo XIX el terreno pertenecía a los dominicos. En 1805, el rector solicita permiso para urbanizar una parte de la finca pero la invasión napoleónica congela el proyecto, que no se realizará hasta 1835 cuando a partir de la desamortización eclesiástica, los terrenos salen a subasta pública. Un particular los compra a buen precio y los parcela por su cuenta. La mayor parte de la gente que se asienta en ellos serán artesanos y tenderos. El hecho de que ya en 1805 hubiera un proyecto para urbanizar una parte de la finca de los dominicos no hace sino insistir en la idea de que Gràcia presenta un gran atractivo para cubrir la función residencial que la populosa Barcelona ya no puede satisfacer, incluso antes de la llegada de la industria

(16) El distrito de Gràcia comprende además del propio barrio de Gràcia, los barrios de Penitents, El Coll, Vallcarca, La Salut y Camp d'en Grassot.

(17) En 1849, de 506 vecinos votan a favor de la creación de un municipio independiente 502.

(18) En 1870, los graciencs y especialmente las gracienques, se revelan contra la ley que establecía el reclutamiento de los jóvenes de Gràcia para el ejército nacional. Las mujeres del municipio se apoderan de los registros donde aparecen los nombres de sus hijos y hacen una gran hoguera junto al campanario. Mientras, la revuelta, que había explotado también en otros municipios del llano, acaba centrándose en Gràcia, que alentada por la campana que no deja de repicar resiste un asedio de 16 días. Finalmente, el campanario recibe el impacto de una bala de cañón que la inutiliza (las versiones más épicas hablan de tres balas de cañón) y la villa resistente cae.

(19) Este periodo desde la Revuelta de las Quintas hasta el final de la Guerra Civil,(1870-1939) es un periodo de fuertes convulsiones políticas y sociales, tanto a nivel nacional como mundial, y Gràcia es un lugar donde se viven con especial intensidad todos estos cambios. Mayoritariamente habitada por obreros y una modesta burguesía propietaria de pequeños comercios y talleres, en Gràcia, como por otro lado en toda la ciudad de Barcelona, tienen gran difusión las ideas socialistas y especialmente las anarquistas (Pere Coromines, refiriéndose al período final del siglo XIX llama a Gràcia "la capital de Europa para los revolucionarios anarquistas"), cifrándose en el año 1870, cuando Gràcia apenas tiene 20 mil habitantes, en más de mil los asociados a la Asociación Internacional de Trabajadores.

Esa Gràcia de carácter progresista, obrera, liberal y republicana, protagoniza una Semana Trágica especialmente tensa. Afectada directamente por la movilización con destino a las guerras africanas de más de 200 reservistas que vivían en el municipio, la respuesta fue contundente. Se levantaron 76 barricadas y se produjo un enfrentamiento directo con el ejército (se dice que fue el único lugar donde se disparó contra el ejército).

Las protestas se suceden. Una subida de precios, las malas condiciones laborales o el abusivo pago de impuestos, son algunas de las causas del descontento social que provoca continuos alborotos. Pero también la defensa del barrio y sus símbolos convoca a la protesta a los graciencs, como muestra el hecho de que en 1929, ante el intento de fundir la famosa campana de Gràcia para hacer dos más pequeñas que serían instaladas en la plaza de España, la oposición vecinal consigue que la campana continúe en su lugar.

Los partidos políticos, los movimientos sindicales y las asociaciones culturales de carácter obrero (en 1934 nace el Ateneo Popular de Gràcia que propugna "que la cultura no sea más un privilegio de casta, sino que esté al alcance de la clase obrera en general") van aumentando a medida que avanza el siglo y cuando estalla la Guerra Civil, Gràcia rebosa de organizaciones decantadas claramente del lado Republicano.

El rastro de la guerra en el barrio todavía hoy se puede seguir conversando con las personas que vivieron aquellos años y que permanecen en el barrio y también imaginando cómo debían ser, durante los fuertes bombardeos que sufrió Gràcia, aquellos refugios subterráneos hoy convertidos en aparcamientos, como los de las plazas del Sol y de la Revolución.

(20) El movimiento vecinal en Gràcia tuvo su máximo apogeo a mediados de los setenta, cuando el ayuntamiento trató de sacar adelante el proyecto de la Via 0. Resucitando un plan de 1917, intentaba construir una vía rápida entre la plaza Lesseps y la plaza Joanic a lo que los vecinos se oponían con firmeza, puesto que aquella vía dividiría en dos el barrio, atraería mucho más tráfico y afectaría a unas 30 mil personas. La respuesta vecinal, organizada en torno a la Asociación de Vecinos Vila de Gràcia, logró parar el proyecto y ahora se recuerda como el gran éxito del movimiento vecinal. Un amargo recuerdo, al ver la poca presencia que actualmente tiene la asociación en el barrio.

(21) Aparentemente el trazado viario de Gràcia puede parecer de tipo ortogonal, como un ensanche programado. Sin embargo, observándolo detenidamente se descubren numerosas incoherencias producto de su origen a partir de parcelaciones independientes que poco a poco se iban "casando": Calles que no tienen salida (como Ciudad Real), calles que tienen anchuras diferentes a lo largo de su recorrido (como l'Or), calles que no siguen líneas rectas sino que aprovechan trazados ya existentes (de rieras como Torrent de l'Olla, o de caminos como Gran de Gràcia) o calles que como el caso de Martínez de la Rosa y Canó no mantienen un trazado recto.

(22) En 1840 un panadero de Barcelona, Joaquim Mas, compra la pieza de suelo, dividiéndola en seis manzanas, con un total de 89 parcelas. En ese momento, Barcelona aún permanece encerrada en sus murallas, y las parcelaciones que se habían realizado en Gràcia hasta ese momento (plaza Trilla, plaza de la Libertad, plaza Rius i Taulet y Antoni Rabassa, entre la Rambla del Prat y la calle de les Carolines) estaban prácticamente vendidas, además un año antes la fábrica textil Puigmartí, que hasta entonces funcionaba artesanalmente, instala una máquina a vapor alemana, con lo que aumenta el número de trabajadores hasta 500.

El caso de este panadero es muy significativo de quiénes participaban en la formación del barrio. No sólo eran grandes propietarios y alta burguesía los que compraban y parcelaban el terreno, sino que también pequeños empresarios, maestros de obras y en general aquellos que habían conseguido acumular una cierta cantidad de dinero, podían invertirlo en la adquisición de una porción de suelo que después se vendería parcelada rápidamente, dadas las necesidades de vivienda y el ritmo de crecimiento del barrio.

(23) El cedro se dice que fue plantado en recuerdo de unos carboneros, fusilados en una de las múltiples revueltas de la época por haber arrastrado un cañón hasta la plaza del Sol, por la calle que hoy lleva el nombre de Canó.

(24) Además de una programación teatral estable a lo largo del año en seis salas (continuamente en la Sala Beckett, Teatreneu, Artenbrut y Lliure, que deja el barrio en el 2001, y con una alta frecuencia en el Regina y Lluïsos), quince salas de cine, (repartidas en cuatro cines: Casablanca, Verdi, Verdi Park y Lauren Gràcia), y dos certámenes de música que año tras año traen al barrio los últimos sonidos de la música más experimental (Gràcia Territorio Sonoro) y de la música de raiz más tradicional (el Tradicionarius, impulsado por el CAT, Centro Artesanal Tradicionarius, que además organiza cursos, conciertos e impulsa la difusión de la música tradicional en el barrio, la ciudad y en toda Cataluña), las múltiples asociaciones existentes, algunos bares, las casas okupadas y el Ateneu Llibertari van organizando a lo largo del año actividades de todo tipo.

(25) La Festa Major de Gràcia que abre la novela de Mercè Rodoreda "La Plaza del Diamante", nace hacia 1827 de raices campesinas y ya en 1870 va adquiriendo, como el propio barrio, un carácter más urbano. Comienzan a engalanarse las calles y se crean los premios para las calles mejor decoradas, llegando a participar en los momentos de mayor apogeo más de 100 calles. Hoy a pesar de ser apenas una treintena y de cierta decadencia en los setenta, la festa mantiene su colorido y su atractivo, como demuestra que a pesar de celebrarse a mediados del poco propicio mes de agosto logre convocar a un número ingente de personas. Una festa además donde son los propios vecinos los que deciden la decoración de su calle y las actividades que se realizarán en ella (música, teatro, espectáculos infantiles, comidas de germanor...) es decir donde los vecinos ocupan la calle conviertiéndola en una prolongación de su casa, algo que marcará la relación que los graciencs mantienen con su barrio el resto del año.

Segunda parte

(26) El Teatre Lliure se asienta en lo que fue la Cooperativa "La Lealtad", que en 1892 se escinde de la Cooperativa de Tejedores a Mano (curiosamente tenía su sede en el actual Teatreneu) y en 1931, en la época de su máximo esplendor, inaugura el edificio que pasará a convertirse en teatro a partir de 1976.

(27) Una de las últimas protestas que ha ido a parar a la plaza Rius i Taulet fue precisamente la de un grupo de vecinos que pedían que se ampliaran las aceras ante el peligro que suponían para un colegio cercano y para la seguridad de los transeúntes (la noticia venía recogida en el diario El País de 2 de noviembre de 1997). Y es que la remodelación de las calles está despertando muchas críticas. Entre ellas, que la supresión de los aparcamientos al estrecharse la calzada hace aumentar la velocidad de los vehículos porque mejora la visibilidad y que el espacio ganado en las aceras acaba invadido por árboles, macetas, postes, cabinas, marquesinas...y un sin fin de obstáculos que reducen el espacio del paseante.

(28) Que el trazado viario de Gràcia se consolide prácticamente como hoy lo vemos en los años sesenta del siglo pasado y que la gran mayoría de los edificios estuviera ya en pie antes del primer tercio de este siglo no quiere decir que el barrio no vaya renovándose. Edificios que se derruyen para levantar otros en su lugar y edificios que se remodelan o se restauran salpican el barrio de gruas, contenedores con escombros y ladrillos. Y en general las nuevas contrucciones, al menos en esta parte central del barrio, son de calidad media-alta y de precio altos-altísimos (como los señalados del cruce entre las calles Verdi y Oro).

(29) La Asociación Voluntaria del Fomento de la Villa de Gràcia el año 1874 insiste en acabar con el obstáculo que supone la muralla y así poder dar continuidad al trazado viario: "Sin que desaparezca el largo cordón de murallas de la Virreina, no es posible afirmar que la Villa de Gràcia está formada porque en su centro tiene un gran vacío...".

(30) La memoria del proyecto de ordenación de la Virreina es un testimonio espléndido de cómo se fue formando el barrio, de qué es eso del trencaclosques encaixat, de porqué surgió ese pequeño caos organizado que refleja el plano de Gràcia: Objeto del proyecto. La gran población de Gràcia, de moderna construcción, ha sido formada sin sujección a ningún plano geométrico de población, como debería ser, atendida la fecha de su fundación, observándose que la disposición de sus calles y manzanas, es debido al capricho de los propietarios de los terrenos en que ha sido edificada dicha Villa que daban la dirección de sus calles y grandor de sus manzanas del modo que mejor les convenía a sus intereses y sólo se observa que sujetaban las alineaciones de las calles a la dirección de los torrentes y arroyos naturales que atraviesan el término municipal, convertidos hoy en día la mayor parte de los mismos, en calles de la población.

Para hacer más provechosos sus terrenos, formaron calles en sentido perpendicular a las primeras y luego en sentido paralelo a las mismas, formando manzanas y con la prolongación de calles y formación de manzanas, ha ido fomentándose el gran número de manzanas, que hoy día cuenta la población, pero como la edificación sólo se debe a la voluntad de los propietarios resulta que cuando un propietario se queda sin establecer sus terrenos para la edificación, se quedan interrumpidas las vías públicas en perjuicio de las manzanas edificadas, como sucede actualmente con los vecinos de las calles de la Señora (hoy Tres Senyores), Solitario (hoy Foment) y Encarnación, con la intercepción de la propiedad cercada de paredes, conocida por la Virreina del Hospital de Santa Cruz de Barcelona, que los aisla de los habitantes de las calles de Oro, Ancha, Plaza del Diamante y a menos de dar un gran rodeo y para facilitar la directa comunicación, se ha proyectado la nueva calle, que atravesando el huerto de la mencionada propiedad de la Virreina y sin perjudicar los intereses de la casa de Beneficiencia, que puede convertir en terreno edificable, aquella parte del huerto, puede lograrse con economía, el objeto propuesto en este proyecto.

Necesidad del proyecto. La necesidad de la apertura de la nueva calle en prolongación de la del Oro, no se halla ocultada a la ilustración del cuerpo municipal, que tanto se desvela por el ornato y la salubridad de la población, al objeto que sus calles sean útiles a los servicios que se hallan destinados en el vecindario(...)

(31) Construida entre 1878 y 1884 por el arquitecto Rius i Mulet, la Iglesia de San Juan ha sufrido posteriormente varias remodelaciones fruto de la agitación con que el barrio vivía los cambios políticos. Saqueada durante la Semana Trágica, el prolífico maestro de obras Francesc Berenguer se encargará de su restauración, y bombardeada y quemada durante la Guerra Civil no será hasta 1960 que se reconstruya totalmente con el aspecto que hoy podemos ver.

(32) Estudios de percepción que se han realizado en alguna de las plazas del barrio señalaban que los desniveles provocaban cierto rechazo, que se convertían en verdaderos obstáculos para el normal uso de la plaza.

(33) Músico popular y sobre todo rumbero genial, el Gato Pérez se ganó el cariño de la gente y en especial de la comunidad gitana por sintonizar rápidamente con su música de historias cotidianas y cercanas, a pesar de que el llegaba de lejos, de Argentina. Aprendió el idioma, las costumbres y el ritmo y los adoptó con naturalidad, por eso ahora en esta plaza dedicada al pueblo Romaní el elemento más emblemático le recuerda a él.

(34) Gràcia Express, un periódico mensual, ya desaparecido, señalaba al hacerse eco de la inauguración de la plaza el nueve de julio de 1993 que "aquest és el primer cas que una Administració pública d'arreu del món dedica una via urbana al poble romaní."

(35) En el libro "Sabor de Rumba. Identitat social i cultural dels gitanos catalans", sus autores sostienen que la rumba catalana ha sido un elemento importante para la aceptación de la comunidad gitana por la comunidad paya y al mismo tiempo una forma de mantener su identidad cultural. En este sentido destacar que fue un vecino de Gràcia, el Pescaílla, quien parece que fue el precursor de la llamada rumba catalana, y que en el barrio es un género musical que se sigue cultivando con pasión. Por otra parte, el libro recoge la fuerte relación que los gitanos tienen con su entorno más inmediato, con ese espacio cercano tan importante para relacionarse (en Gràcia, la plaza del Raspall sería un buen ejemplo). Un estudio sin duda muy interesante que nos revela la importancia de un elemento aparentemente tan anecdótico como puede parecer la rumba.

El libro además recoge una cita de la profesora de antropología Teresa San Román, una de las personas que más ha estudiado la comunidad gitana en España, y que no hemos querido dejar de reproducir: "els gitanos de Gràcia a Barcelona o els del Rastro a Madrid conviuen amb veïns paios i tant els uns com els altres consideren el seus respectius barris com a comunitats veïnals històriques, amb trets i caràcter propis als quals es pertany, per més que a un estrany li sigüi impossible de traçar-ne els límits sobre un plànol".



Plano General
 


 



Itinerario

Cada número del siguiente mapa datalla la localización de las respectivas paradas que se describen en el texto.


 



Bibliografía

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VÁZQUEZ MONTALBÁN, M. Barcelonas. Barcelona: Empúries, 1987.

Novelas

La novela de Mercè Rodoreda, La Plaça del Diamant, se desarrolla en el barrio de Gràcia, así como las novelas de Juan Marsé, que ofrecen un buen recorrido por la Gràcia en torno a la Guerra Civil, en especial: Si te dicen que caí y Ronda del Guinardó.

Revistas

Amb Gràcia
Badall de Gràcia
Bon dia Gràcia
Camèlies
Carrer Gran
Gràcia Express

Internet

http://www.gracianet.org
http://www.bcn.es



Direcciones y Teléfonos útiles

Arxiu Municipal del Districte de Gràcia (Taller d'Història)

Camèlies, 36-38
Tel. 93 285 03 57
 

Consell Municipal del Districte de Gràcia

Pl. Rius i Taulet, 2
Tel. 93 291 66 00
 

Oficina d'Atenció als Ciutadans
Francisco Giner, 46


Agradecimientos

A Esteve, de la Unió Gitana de Gràcia, que nos prestó su tiempo y su mirada acompañándonos por las plazas Romaní y Raspall.

A Pedro que nos condujo con paciencia por los libros del Registro de la Propiedad.

A Enriqueta que ejerció de vecina ejemplar, nos puso en contacto con otros vecinos y nos rescató la Gracia del movimiento vecinal.

A Etxebarria por alumbrarnos en los vericuetos de la planificación urbanística.

A Josep Maria al que debemos una mirada serena acerca de la comunidad gitana que esperamos haber respetado.

A Salvador que nos enseñó a mirar de otro modo las plazas.

A la señora Paquita, que se asoma a la plaza del Diamante desde antes de convertirse en personaje de novela y nos contó sus historias.

A los compañeros de la facultad de Geografía que recorrieron estoicamente todo el recorrido con nosotros.

Al profesor Capel que nos transmitió el interés por todo lo que la ciudad ofrece y nos animó a tomar Gràcia por asalto.

A las personas del Taller de Historia y del Archivo Histórico de Gracia por orientar nuestras dudas y por su atención.

A Carolina Chifoni por sus "Paseos por Gracia" que nos sirvieron de guía y de fuente de información básica.

Y a Enric Serra que nos ofreció con su libro la clave para "leer" el barrio, para descubrir qué hay detrás de ese trencaclosques encaixat , contagiándonos el placer de mirar atentamente la ciudad.
 

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