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Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9796] 
Nº 288, 2 de abril de 2001

EL CASTILLO DE LORCA EN UN INFORME DEL INGENIERO RICAUD, 1792

Horacio Capel
Universidad de Barcelona


Palabras clave; Lorca/ Castillo de Lorca/ fortificaciones/ geografía histórica


El ingeniero Baltasar Ricaud era desde los años 1770 uno de los más activos en la conservación y mejora de las fortificaciones del Reino de Valencia, habiendo trabajado en Alicante (1770 y 1776) en Vinaroz (1780) y nuevamente en Alicante (1782 y 1786), donde colaboró con el también ingeniero Francisco Ampudia. En 1789 levantó un mapa de la costa marítima de los Reinos de Valencia y Murcia "con la situación de los castillos y torres para su resguardo, según su estado actual y disposición", y en 1789 estaba trabajando en Cartagena, donde colaboraba en la construcción de los nuevos acuartelamientos (1). En 1793 continuaba en esa tarea, ya que sabemos que el 3 de diciembre de dicho año firmó una "Relación que acompaña al plano, y perfiles del cuartel de Antiguones que se construye en la plaza de Cartagena, donde se manifiestan los cimientos y la porción de muros que ha sido preciso hacer además de los que había en el cálculo del año 1779, en que se hizo el proyecto por las desigualdades del terreno en que está situado lo que ha ocasionado el aumento de su coste" (2).

El año anterior firmó en Valencia el 3 de agosto de 1792 una relación sobre la situación del castillo de Lorca. Seguramente ese informe tiene que ver con la comisión que había desempeñado en 1789 para examinar las fortificaciones de las costas de Valencia y Murcia.

No era el primer trabajo realizado sobre la fortificación. Sabemos que una década antes el arquitecto Jerónimo Martínez de Lara había elaborado un dibujo sobre la misma, que lleva el título de Manifiesto del estado que oi tiene el castillo destruido de la muy noble y muy leal ciudad de Lorca (20 de febrero de 1781) (3). La fecha en que está firmado es la misma que la de un Plano de la ciudad de Lorca, formado por orden del Aiuntamiento de Lorca por el profesor de Arquitectura Gerónimo Martínez de Lara (4). En su informe Ricaud señala el escaso valor militar de la torre Alfonsina y la situación ruinosa que tenía la torre del Espolón. Hace unas consideraciones sobre la evolución del poblamiento de la ciudad, desde su primitiva acrópolis en el cerro del castillo, y da unos datos sobre la situación jurídica de la vieja fortaleza.

El texto de Ricaud tiene gran interés por mostrar el estado de la fortaleza a fines del siglo XVIII, y las valoraciones que de ella hacía un militar de la época, aunque no hace justicia a una torre que es sin duda una de las más bellas de España, ni a una acrópolis que ha tenido un papel estratégico fundamental en el control de las comunicaciones entre el levante y el sur peninsular. Una función que, sin embargo, de forma retórica aparece bien reconocido en la leyenda que campea en el escudo de la ciudad donde se alude al "Castrum super astra locatum" y se le califica correctamente de llave segura del Reino de Murcia ("Regni tutissima clavis").

La publicación de este informe, que se conserva en el Servicio Histórico Militar de Madrid (5) y que pertenece a la Colección Aparicio, ofrece interés en estos momentos en que se discute la realización de obras en el castillo, en el marco del proyecto "Lorca, taller del tiempo". Un proyecto que debería ser lo más respetuoso posible con el cerro del castillo y proteger cuidadosamente todos los restos históricos que allí se conservan.

De la misma manera que Pausanias, que en su Descripción de Grecia en el siglo II había reconocido claramente que la Acrópolis de Atenas había sido la primitiva ciudad, antes de convertirse en fortaleza y recinto sagrado, también el ingeniero Ricaud se dio cuenta de que el cerro del castillo había sido la Lorca primitiva. Esa característica del recinto, percibida hace más de dos siglos por nuestro ingeniero, y la larga historia de la ciudad obliga a ser especialmente exigente a la hora de aceptar cualquier intervención en dicho espacio.
 

Relación de la situación, figura, magnitud y consistencia de la Torre Alfonsina, nombrada vulgarmente Castillo de Lorca

[Por Baltasar Ricaud]

Situacion

El Castillo de Lorca que así se llama vulgarmente se reduce a una torre sola y única pieza que la constituye; una costumbre viciosa ha hecho titular de Castillo a un edificio que no lo merece, ni jamás lo ha sido, y las gentes del país, que hablan con propiedad, la nombran Torre Alfonsina, porque en efecto no es otra cosa que una torre. Esta fue fundada por el rey D. Alfonso el Sabio, que ganó de los moros por escalada la ciudad antigua de Lorca, y estableció la expresada torre con objeto de proteger el corto vecindario que fundó la nueva a su abrigo, sirviendo entonces dicha torre de ciudadela y atalaya a un tiempo.

Figura, magnitud y consistencia

La planta de esta torre es un cuadrilongo de veinte y seis varas por un lado,y veinte y tres por el otro; su altura total veinte y nueve varas; además de los que expresan los planos y perfil consiste en lo siguiente.

Está fundada en la parte más eminente de un cerro de mediana altura, que en su cúspide forma una mesa o llano pequeño N.N.N. escarpado por todas partes y fortificado con torreones y murallas a el estilo de aquellos tiempos. En esta mesa o llano se colocaron los primeros pobladores españoles por disposición del Rey conquistador, aquellos después de pacificada la tierra y arrojados los moros bajaron a la falda de cerro extendiéndose hasta el llano y quedó desde luego esta Real fuerza del todo inútil a su objeto primitivo.

Al frente de la puerta de la torre D se ve una plazuela formada por la muralla arruinada F.F.F. que sin duda servía de plaza de armas,y hay un torreón H. que sería el cuerpo de guardia o avanzada.

Dicha torre se mantiene entera en cuanto a su casco, sin embargo de estar expuesta a la injuria de los tiempos, sin que se le haya hecho reparo alguno, desde luego por innecesario, pues no tiene ni ha tenido desde la pacificación y conquista destino alguno, nadie la habita, y solo en el día su piso inferior sirve de respuesto de pólvora al Regimiento provincial de la ciudad de Lorca, con cuyo motivo hay dos llaves, la una de la torre, que para en poder del corregidor de la ciudad como alcaide interino, y la otra del piso inferior de dicha torre donde está la expresada pólvora, la tiene el coronel del Regimiento Provincial.

En este mismo piso inferior hay un algibe R. que está en seco por obstruidos sus conductos, el resto de este piso S. parece servía de almacenes de víveres.

El piso segundo consta de varias piezas, cuyas divisiones están medio arruinadas, y se infiere sería la habitación del alcaide y demás individuos principales de la guarnición.

El piso tercero es una sola pieza que sería el cuartel de la tropa.

Encima de este tercer piso, termina la torre con una azotea o explanada T. sin parapeto ni resguardo alguno, y se sube a los diversos pisos y a la azotea por medio de una escalera V practicada en el espesor dl muro.

Efectos o pertrechos que contiene

Se reducen únicamente a tres piezas o pedreros pequeños de fierro que antiguamente llamaban tiros, cuya figura y tamaños se demuestran en el plano con la letra X. Las tres dichas piezas, con cortísima diferencia iguales, tienen de largo cada una diez y nueve pulgadas, su calibre tres idem, el grueso del metal en la boca una, con un refuerzo según se ve en la boca, éstas por inútiles a todo servicio habrán quedado abandonadas; con todo suelen tal cual dia de función hacer salva con ellos, no sin grave riesgo del que los maneja por hallarse desfogonados y enteramente averiados.

A quién pertenece el terreno que ocupa

Esta torre como asímismo todo el comprehendido detras de la cerca P.P.P. que antiguamente constituía la ciudad de Lorca, es realengo, y en toda la falda del cerro o lo más de ella, los salitreros sacan tierras para extraer el salitre de que surten la Real fábrica establecida en la Ciudad.

Si merece mantenerse con algún objeto militar

La constitución actual no indica poderse aplicar esta torre a ningún objeto militar, como se infiere de su pequeñez y demás circunstancias respectivamente a la fortificación moderna, y con consideración de que la ciudad de Lorca tiene un vecindario de cuarenta mil almas tendido en la falda del cerro y llano que está al pie, se infiere que en caso de invasión de enemigos es del todo insuficiente la expresada torre, aun bien pertrechada, para defender un ciudad grande y populosa. No así sucedía cuando su fundación por ser cortísimo el numero de pobladores y éstos situados en la mesa del cerro, además de la protección de la torre, estaban defendidos por las murallas P.P.P. colocadas sobre un escarpado de dificilísimo acceso.

Parece que todo lo expuesto es suficiente a dar una idea clara de la expresada Torre Alfonsina (alias Castillo de Lorca) la que en una palabra es de la misma especie que otras infinitas que aún subsisten en la Península como testimonio de la gloria de las armas españolas, pero las más están abandonadas en el día por innecesarias. En el mismo caso se halla ésta, que no es de provecho alguno al Real servicio ni al bien público, y sin embargo subsiste con la particular circunstancia de tener un alcaide a veces propietario y a veces interino, que cobra ciertas adealas cuya legitimidad no he podido bien averiguar. Pero sea como fuere esta contribución trae su origen de la antigüedad. De algún tiempo a esta parte el empleo de alcaide ha recaido en un regidor de dicha ciudad de Lorca por Real nombramiento. En el día se halla vacante y ejerce este cargo interinamente el corregidor con los mismos goces que el propietario.

Igualmente los alcaides han nombrado cada uno en su tiempo cuatro vecinos de la ciudad con título de soldados del cabildo y gozan por ello fuero militar.

En la cerca de la antigua Ciudad existe una torre O. medio arruinada y nombrada del Espolón, que en tiempos de moros era la principal fortaleza. Desde la conquista quedó del todo abandonada y por providencia se mandó amurallar la entrada para evitar maldades.

Valencia 3 de agosto de 1792
Baltasar Ricaud
 

Notas

1. Los datos proceden de H. CAPEL y otros. Los ingenieros militares en España, siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial. Barcelona: Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona (Colección "Geocrítica Textos de Apoyo", nº 3), 1983.

2. Conservado en el Servicio Histórico Militar de Madrid, Colección Aparicio.

3. Archivo Histórico Nacional, Sig: Consejos S.S. plano nº 32, 52,5 x75 cm 150 varas castellanas (18 cm) Acuarela coloreada, Entelado; citado a partir de SAMBRICIO, Carlos. Territorio y ciudad en la España de la Ilustración, Madrid, Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, Instituto del Territorio y Urbanismo, 1991, 2 vols. (vol. II "Relación de mapas, documentos y manuscritos", pág. 156.).

4. A.H.N. Sig. Consejos S.S. nº 33, 48 x 138 cm 1300 varas (19,5 cm y 50 v.c. [19 cm], Agua coloreada Entelado; citado por Sambricio, op. cit. en nota anterior.

5. Signatura 4-4-6-6; Al final del documento se indica que se extrajo de un legajo de 1794. En la transcripción se ha modernizado la ortografía.

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