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Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98
Vol. VI, nº 319, 21 de octubre de 2001

LA "PAMPA FÉRTIL" Y LA PATAGONIA EN LAS PRIMERAS GEOGRAFÍAS ARGENTINAS (1876)

Pedro Navarro Floria
CONICET y Universidad Nacional del Comahue (Argentina)
E-mail: navarronicoletti@ciudad.com.ar

Alejandro Mc Caskill
Universidad Nacional del Comahue (Argentina)
E-mail: amccask@uncoma.edu.ar


Palabras clave: Patagonia/ pampa/ geografía argentina

Key words: Patagonia/ pampa/ argentinian geography


En las décadas intermedias del siglo XIX, la Argentina asistía a una transición acelerada, dejando atrás los últimos vestigios del orden colonial y disponiéndose a construir un Estado-nación moderno, en el marco de lo que se ha dado en llamar "orden neocolonial" o capitalismo dependiente(1). Uno de los síntomas del proceso de fijación de la nueva realidad estatal es la apropiación discursiva, imaginaria y finalmente material de los territorios hasta entonces marginados de la Pampa, la Patagonia y el Chaco. En el terreno de lo discursivo, y en el marco de las políticas en favor de la atracción de migrantes y capitales europeos desarrolladas por la Confederación Argentina y luego por la República unificada, se realizó una apología sistemática del territorio nacional y de sus recursos, y una serie de publicaciones y acciones de propaganda. Los primeros materiales de uso académico en los que hemos encontrado una formulación clara y explícita en este sentido, son –significativamente- los textos escolares. La asignatura escolar denominada Geografía Argentina se anticipó ya en la década de 1860, anteponiendo lo político sobre lo científico, a la disciplina geográfica científica y universitaria en la definición de los perfiles del país (Quintero Palacios 1995: 9-10; Navarro Floria 2001). La transición también es patente en las modalidades de la escritura y de la apropiación discursiva, que cede cada vez más lugar a la descripción en detrimento de la narración. Una descripción que gana muy lentamente una mayor precisión analítica, a manos de los primeros estudiosos europeos contratados por y para las instituciones estatales, pero todavía sin el entusiasmo positivista que se apoderaría pocos años después de los primeros científicos jóvenes argentinos.

En este trabajo se intentará destacar el aporte de los científicos Hermann Burmeister y Ricardo Napp para el conocimiento geográfico de la República Argentina, a partir de sus clasificaciones y descripciones de la Región Pampeana, ambas de 1876. En sus obras respectivas –la Description physique de la République Argentine, d’après des observations personnelles et étrangéres (París, 1876) de Burmeister y La República Argentina (Buenos Aires, 1876) de Napp- estos autores describen el paisaje pampeano y dan sobre la región una mirada estructural que se acerca a una intención de salir de la descripción geográfica tradicional heredada de las ciencias naturales y plasmada en las obras de Alexander von Humboldt. Los dos científicos proponen una división en regiones continuas y contiguas basada en caracteres morfológicos y que se puede comparar -a distinta escala- a la Geografía Universal de Vidal de la Blache, quien apoya su regionalización en rasgos concretos del terreno.

Si bien se hará una remisión constante a la obra completa, el interés particular de este escrito se centrará en el análisis que hacen Burmeister y Napp de la Región Pampeana. El rasgo que recuperamos de la obra de estos autores es que incluyen al hombre en la descripción del paisaje -aunque no se lo vincula a la regionalización- y que mencionan además algunos hechos del proceso histórico, proyectando y emitiendo juicios de valor acerca del futuro de la Región Pampeana. Como estos juicios de valor no resultan coincidentes, el análisis comparativo de ambas obras y de algunos datos del contexto político en que se publicaron nos permite concluir que Burmeister y Napp encarnan la diversidad de opiniones que circulaban en la época acerca de la potencialidad económica de la Pampa. Esta apertura del abanico de opiniones se pone de manifiesto en el hecho de que ambos trabajos, tanto la Descripción de Burmeister -que finalmente no terminó de editarse según el proyecto original- como la de Napp -encargada por el Comité Argentino para la Exposición Internacional de Filadelfia-, obtuvieron apoyo estatal. La polémica entre ambos, que se refleja en sus textos y en otros trabajos, es demostrativa del paso que se operaba entre una visión pesimista sobre la potencialidad del suelo pampeano -que ya desde la época colonial le asignaba un futuro exclusivamente ganadero- y otra optimista que asomaba por entonces y que propugnaba el desarrollo agrícola. Ya señaló González Bollo en un estudio reciente que en el caso de Napp "se trataba de refutar las afirmaciones de Germán Burmeister, sostenidas en los dos volúmenes de su Description physique de la République Argentine (París, 1876) quien, a partir de estudios realizados en el suelo pampeano en la década del cincuenta, sostenía de forma tajante que el futuro productivo del país residía exclusivamente en la actividad ganadera" (González Bollo 1999a: 38). En razón de la brevedad que requiere esta ponencia presentaremos aquí solamente los lineamientos generales del análisis que nos proponemos realizar en ese mismo sentido.En una mirada más amplia, bien podemos presentar a Burmeister y sus obras como integrantes de una línea interpretativa acerca de los territorios pampeano-patagónicos iniciada con viajeros ilustrados como Cook en el siglo XVIII y continuada por Darwin en el XIX y hasta hoy mismo por Baudrillard, para quienes el paisaje del sur representa un vacío espacial, un retorno al origen del tiempo, una "última frontera" o "pura negatividad", mediante una "caracterización imperial" que "problematiza la producción espacial del Estado como entidad territorial en el área" (Nouzeilles 1999:35-36). En este marco, Napp y su equipo de científicos del Estado se constituyen en agentes de la invención estatal del territorio como lugar, mediante su mapeo, descripción y señalamiento de sus potencialidades. La historia de los mapas y descripciones en la que se inscribe Napp "deja entrever cuánto había logrado el Estado argentino, en precisión y amplitud temática, para sentar su autoridad administrativa y política sobre la extensa geografía del país" para entonces (González Bollo 1999b). Reforzando este rol estatizador del espacio que asignamos al equipo de Napp, constatamos que su obra es la primera que incluye en forma explícita y concreta a toda la Patagonia en el mapa del territorio argentino.

La división regional propuesta por ambos autorestanto por Burmeister como por Napp define regiones genéricas que se destacan por sus caracteres morfológicos, aunque en algunos casos supera la dualidad entre geografía física y geografía humana y avanza sobre un análisis regional que apunta a definir y entender la región como tal. Santos, por ejemplo, define la región como un fragmento territorial dinámico y complejo en constante transformación; Benko, por su parte, explica la región desde sus características económicas y sus atributos geográficos, socioculturales e históricos. En este sentido es que Napp expresa:

"La fertilidad del suelo argentino es admirable; a tal grado llega que hoy se exporta trigo de la República… Con el aumento de población y, por consiguiente, de trabajadores, el tabaco, el aceite, el lino, etc., pronto ocuparán también un lugar importante en las listas de nuestros productos exportados, desarrollándose al mismo tiempo el cultivo de la viña y del algodón, la fabricación del azúcar, la cría del gusano de seda, la producción de materias tintóreas, etc." (Napp 1876: 4). Para la delimitación de la Región Pampeana, Napp se basa especialmente en criterios morfológicos destacando permanentemente datos proporcionados por Burmeister y por el Censo Nacional de 1869; ejemplo de esto es la información acerca de las superficies de los territorios estudiados aportada por ambas fuentes. En tanto, que Hermann Burmeister adopta -además del morfológico- el un criterio fitogeográfico, principalmente para las subdivisiones de la Región Pampeana. En relación con ella, describe una "planicie argentina" que "se enlaza con las estepas de la Patagonia". "La parte meridional... se puede... dividir en dos regiones. La primera, situada al norte, la más extensa, toca hasta los 39° de latitud sur las pampas fértiles; la segunda, al contrario, largamente dilatada hacia el sur, encierra la meseta de las estepas patagónicas y se extiende hasta el estrecho de Magallanes.

"Las pampas fértiles están revestidas de un tapiz de vegetación, que raramente llega a formar un verdadero césped.

"Las pampas estériles, denominadas también estepas, no poseen vegetación alguna, ofreciendo al ojo un suelo de arena o de polvo enteramente desnudo... Estas pampas bordean la planicie al pie de las Cordilleras y se extienden por toda la región occidental del país" (Burmeister 1876: I,153-155).

La escasez de agua corriente, según Burmeister, era la causa de todo: "Condenan por esta razón las comarcas a que me refiero a la condición de eternas estepas, que nunca podrán ser pobladas densamente con colonias europeas. La gran mayoría de los campos pampeanos no tiene porvenir; quedará siendo lo que fue desde el principio y aún lo es, una tierra solitaria e inculta, que ofrecerá subsistencia sólo a indios salvajes o, si éstos por fin llegaran a extinguirse completamente, también a grandes rebaños, siempre que cuenten con extensiones suficientes para alimentarse. Si por naturaleza estos parajes sudamericanos fueran fértiles y aptos para dar numerosos productos, ya habrían estado presentes estas creaciones cuando el europeo pisó estas tierras. Pero nada encontró aquí el hombre... Tuvo que importar de su país los caballos, vacas, cabras y ovejas... Que algunos de estos animales se hayan aclimatado y aún que se hayan multiplicado enormemente hasta el punto de salvajizarse, no prueba la fertilidad de las Pampas; sólo demuestra que no son del todo inútiles, que no son desiertos absolutos... Su suelo no permite un grado de cultivo igual al de Europa, porque carece de las condiciones fundamentales para toda próspera cultura del suelo, que es el riego proporcionado, ya sea por medio de ríos o por las precipitaciones atmosféricas." (Burmeister 1876: I,183-184) Del mismo modo, Napp adopta la distinción se refiere a laentre la "Pampa fértil" o húmeda y la "Pampa estéril" o seca de Burmeister (Napp 1876:50-53), e pero infiere a partir de la presencia indígena la existencia de buenas condiciones para la cría de ganado y para la agricultura. Si se produce, entonces, un crecimiento de la población, consecuentemente crecerá también la demanda de tierras; lo que traerá aparejado que, según el autor, "en tiempos venideros... la Pampa también será seguramente conquistada para la agricultura" (Napp 1876:Ibídem, 451).

Figura 1
Portada de la edición alemana de la obra de
Ricardo Napp Die Argentinische Republik (1876)

La visión de Burmeister, en cambio, es pesimista al emitir un juicio acerca del futuro de la Región Pampeana. El sabio alemán marca además una diferencia respecto de Napp en cuanto al objetivo que persigue: "La descripción de las Pampas que brindo aquí es una reproducción y un resumen de las diversas descripciones que yo había consignado sea en mi Reise durch die la Plata-Staaten..., sea en mi memoria sobre la región del río Salado" (Burmeister 1876: I,363). Habla de una "planicie sin fin", "océano de vegetación", "superficie homogénea", donde uno está "como sobre el océano, envuelto por un panorama circular, igualmente extendido en todas las direcciones... Ningún objeto particular atraería la mirada y no se haría remarcar fuera de las chozas indias (tolderías) y de las bandas de animales salvajes" (Ibídem, 158).

"Tales son las Pampas... La ganadería es la principal meta a perseguir en ese país, y lo será todavía por largo tiempo a causa de la naturaleza del suelo. Las superficies que la agricultura transformará y que las forestaciones podrán cubrir de vegetación serán siempre de poca extensión" (Ibídem, 170).

"... las Pampas, incluso las fértiles, no producen más que un muy miserable tapiz de vegetación, compuesto de plantas inferiores al trigo que se quiere cultivar. Esas tentativas no tendrán éxito jamás; las Pampas deben quedar como territorios de pastoreo y no podrán proveer a la agricultura más que algunos lugares más favorecidos, pero no se transformarán jamás en toda su extensión en una tierra laborable fecunda" (Ibídem, 364).

La finalidad de Napp, en cambio, era la de elaborar un material promocional para atraer inmigración e inversiones al país, como veremos más adelante.

Aunque la diferencia más profunda entre ambas descripciones fue la valoración que se hacía del territorio pampeano y patagónico –pesimista en Burmeister, optimista en Napp-, la nota de mayor repercusión pública y la mejor explotada por los enemigos políticos de Burmeister fue su determinación imprecisa de los límites y la superficie del país. Describe una superficie total de unas 45.000 leguas cuadradas alemanas, entre los 22° y los 53° de latitud sur, con "límites inciertos" al norte y al sur (Burmeister 1876: I,147-151). Napp no desaprovechó la oportunidad y atacó a Burmeister por excluir del territorio nacional sus extremos norte y sur, Tarija y Tierra del Fuego, aportando medidas mucho más precisas de superficie –tanto del total nacional como de la Pampa y la Patagonia- tomadas del Censo Nacional de 1869 (Napp 1876: 26, 425ss, 444 y 451) y en cuanto a los puntos extremos norte y sur del país, que ubicaba en los 20° y 56° respectivamente (véase figura 3)  Por añadidura, Napp exhibe información sobre la Patagonia tomada de las recientes exploraciones de Heusser y Claraz y descalifica las estimaciones muy inexactas –por exiguas- de Burmeister sobre la extensión de la Pampa y la Patagonia. El geógrafo alemán Wappäus, un antiguo conocido de Sarmiento y conocedor de la Argentina, produjo una dura crítica (Wappäus 1877) en este mismo sentido, que fue publicada en Córdoba, suponemos que a instancias de la Academia de Ciencias o de alguno de sus miembros. El análisis de Wappäus se centraba en el carácter indefinido, entre divulgativo y académico, del trabajo de Burmeister, en su escasa novedad, en el excesivo apego del autor a las observaciones propias en desmedro de las ajenas, y fundamentalmente en la imprecisión de las medidas de la superficie del país, "un tal barullo de tonteras revestidas con la apariencia de un fondo de exactitud" (Ibídem, 14). Estos datos contribuyeron a presentar la obra de Napp como la impugnación oficial de una geografía cuyos amplios márgenes de incertidumbre ya resultaban inaceptables para los propósitos propagandísticos del Estado nacional.

En 1876 se imprimió en París el tomo I de la Description physique de la République Argentine y en su prefacio Burmeister señaló que toda la obra se publicaría con el patrocinio del gobierno argentino, reconociendo el apoyo prestado por el expresidente y entonces senador Domingo F. Sarmiento, a quien dedicó el volumen. Efectivamente, Sarmiento había impulsado el patrocinio oficial de la obra en el Congreso de la Nación, comparando a Burmeister con Agassiz en el terreno científico internacional (Senado 1874:19) y con Claudio Gay como descriptor de su país, y señalando la importancia política del trabajo (Senado 1875:874-875; cfr. Diputados 1875:1220-1223). El estadista sanjuanino Sarmiento, por su parte, justificaba la subvención realizada en la necesidad de una descripción científica del país:

"1) La necesidad de conocer el país como un modo de atraer la inmigración europea; 2) el nivel científico de Burmeister; 3) el hecho de que en Chile se hubieran llevado a cabo emprendimientos similares; 4) el papel que a Argentina le correspondía jugar en el desarrollo de la ciencia mundial." (Asúa 1989: 346) Aunque Asúa valoriza a Burmeister como "uno de los naturalistas extranjeros que tuvieron a su cargo, durante las últimas décadas del siglo pasado, la tarea de sistematizar y perfeccionar el relevamiento del suelo, la flora y la fauna de la República Argentina" (Ibídem, 339) y su biógrafo Birabén considera su Viaje una "obra de palpitante interés científico y documental" contenedora de un relato "nítido, prolijo, objetivo" que "describe el paisaje geográfico y urbano con sensibilidad de investigador, de sociólogo y de esteta" (Birabén 1968:14 y 17-18), la valoración preliminar de ambas descripciones hecha por la Sociedad Científica Argentina parece reflejar una mirada más benévola hacia Napp y su equipo: " 5.- La obra científica de mayor apariencia que se ha publicado en este mes es la que se presentará a la Exposición de Filadelfia y que contiene una descripción de la República Argentina, por el Sr. Napp. Es una publicación oficial que importa al país una muy fuerte suma de dinero. Se ha publicado en castellano, francés, inglés, italiano y alemán...

"10.- El Dr. Burmeister corrige ya las pruebas del segundo tomo de su nueva obra sobre la descripción típica de la República Argentina. La edición se hace en alemán y en francés, por la imprenta del señor Coni. Se nos informa que el Sr. Burmeister se ha decidido a hacer la edición aquí, para evitar los graves errores que contiene el primer volumen impreso en París." (Anales de la SCA 1876, t.I)

La obra de Napp, efectivamente, fue hecha por encargo del Comité Central Argentino para la Exposición Internacional conmemorativa del centenario de la independencia de los Estados Unidos, a realizarse en Filadelfia: se le solicitó al autor una síntesis de la realidad argentina en 1876. En su mensaje inaugural del Congreso de ese año, el presidente Nicolás Avellaneda destacaba los méritos de haber producido "un mapa de la República, el más completo y correcto de todos los publicados; y el voluminoso libro que tiene por título La República Argentina, y que actualmente se imprime en cuatro idiomas" (Senado 1876:21-22). Todavía una década después, al discutirse en el Congreso de la Nación la remuneración debida a Napp, el diputado y famoso militar, diplomático y escritor Lucio V. Mansilla defendía la obra señalando que si bien no tenía la envergadura científica de la Descripción de Víctor Martín de Moussy, era "un libro de los que en este momento se buscan en el mundo" (Diputados 1886:1053). Efectivamente, el mapa de Napp representa un salto cualitativo respecto de su precedente, la Description physique et statistique de la Confédération Argentine (1858-1869) de De Moussy, que presentaba un territorio nacional con frontera sur en el río Negro, excluyendo a la Patagonia (Navarro Floria 1999a)(2). La inclusión de la Patagonia y Tierra del Fuego en la obra de Napp responde, sin duda, a la emergencia de una nueva "conciencia de tarea" referida a lo territorial en la década de 1870, funcional a la situación potencialmente conflictiva que se vivía por entonces con la república de Chile (véase figura 2). La diferencia resulta evidente en la comparación de los mapas de De Moussy y de Napp:

Figura 2
Víctor Martín de Moussy, Description Physique et
Estatistique de la Conféderation Argentine (1858-1869)

Figura 3
Mapa de Ricardo Napp en La República Argentina.

Fuente: La República Argentina. Buenos Aires: Sociedad Anónima, 1876.
Obra escrita en alemán por Ricardo Napp con ayuda de varios colaboradores y por encargo del
Comité Central Argentino para la Exposición de Filadelfia.

Tanto la Descripción de De Moussy como los primeros manuales para viajeros e inversores –el de Woodbine Parish, de 1839, y el de Alfred Du Graty de 1858-, representaron un país sin indios y sin Patagonia. La misma carencia –desde un punto de vista actual- puede notarse en la cartografía más difundida hasta los últimos años de la década de 1860, y obviamente en las obras extranjeras sobre la Argentina. Otros ejemplos conocidos son el Cours Méthodique de Géographie de H. Chauchard y A. Müntz (París, 1839), que naturalmente no alude en ningún momento a la soberanía argentina sobre la Patagonia; la Geografía universal de F. H. Ungewitter y H. Meynert (Leipzig, 1854), que considera a la Patagonia res nullius y a Tierra del Fuego británica; y la famosa Geografía universal de Conrado Malte-Brun, tan leída en la Argentina pero tan poco confiable en lo que se refiere a la Patagonia (Rey Balmaceda 1976: 202-211)(3). Entre la cartografía sobre la Patagonia disponible hacia 1870, Rey Balmaceda reseña desde los materiales coloniales de Cardiel, Falkner, Cruz Cano y Olmedilla, Sá Faría y Bauzá hasta el mapa de Arrowsmith y Peterman que acompaña la obra de Parish –que muestra una Patagonia en color diferente de Argentina y de Chile- y el de Musters, que muestra una correspondencia perfecta de la costa, de las desembocaduras de los ríos y de la isla de Chiloé pero contiene errores en el dibujo de las islas del sur de Chile y en el interior todavía muy mal conocido de la Patagonia.

Dice Daus que "a partir de 1870 se inició un período brillante en los estudios fisiográficos en la Argentina... siguiendo las orientaciones de Oscar Peschel... La etapa de los conocimientos basados en las noticias de los naturalistas viajeros... quedó repentinamente superada", y también De Moussy (Daus 1978: 307-308). Sin embargo, a través de esa diversidad de miradas persiste y se puede reconocer una comunidad de intereses, comparando a los distintos autores que describieron el territorio argentino antes y después, o durante esta etapa de transición(4). En función de esta comunidad de intereses es que el trabajo de De Moussy no resulta tan claramente superado sino continuamente releído y considerado. Burmeister valoraba la compilación pero descalificaba el atlas, aunque Estanislao Zeballos afirma que Burmeister se apoyaba frecuentemente en él (Martínez Sierra 1975: 207). Napp lo ignora generalmente a De Moussy, como las reseñas y textos posteriores, aunque todos ellos incorporan algunas contribuciones suyas como la denominación de la Mesopotamia argentina (Daus 1978: 307-308). También según Daus, De Moussy "contribuyó en forma apreciable a fijar el acervo toponímico del país. Es indudable que ambas publicaciones sirvieron de base para todos los estudios referentes a la materia geográfica de los años inmediatamente posteriores a su publicación, en particular a las listas y diccionarios de topónimos que se comenzaron a preparar por aquellos años... En las publicaciones sucesivas y en determinaciones oficiales en que hubo de requerirse una cartografía general del país, el Atlas de Martin de Moussy fue tenido como fuente principal para aclaraciones toponímicas de diversa índole" (Idem, 340-341).

En relación con la finalidad general del trabajo de Napp, algunos fragmentos se percibe un tono propagandístico en las descripciones de la infraestructura del paísla estructura y en el contenido de la obra. El índice muestra un desarrollo temático que va de lo general a lo particular, de lo menor a lo mayor en el orden del interés político y económico. Comienza con una Introducción explicativa y algo promocional, luego contonúa con una reseña histórica y con la descripción detallada de caracteres físicos de la Argentina (geología, vegetación, suelos) que, a partir de la página 189, se transforma en un texto claramente publicitario, desmenuzando y detallando las ventajas comparativas que poseen las actividades mineras, textiles y agrícolas en nuestro país para atraer inversiones extranjeras. Desde la página 313 la descripción se refiere a cuestiones de infraestructura, legislación y seguridad, incluyendo estadísticas del comercio exterior argentino, un mapa de las fronteras indígenas y otro de las vías de comunicación. El capítulo final se refiere a las catorce Provincias argentinas de entonces y a los Territorios Nacionales, haciendo una descripción breve de sus características físicas y ubicación geográfica. Concluye el trabajo con un mensaje del presidente Avellaneda.

La Introducción explica las grandes ventajas comparativas del país relacionadas con su superficie, su red fluvial, la existencia de minerales y el trazado de una red ferroviaria que concentraría en el puerto de Buenos Aires la producción primaria de todo el Cono Sur americano. Un detalle significativo es la caracterización de la Argentina como un país que "no forma parte de los países tropicales propiamente dichos" pero rinde los productos de la zona tórrida en su área norte (Napp 1876:3). También se impugnan allí las creencias equivocadas acerca de la infertilidad de la Pampa y de la uniformidad llana del país (Ibídem, 4) y se destacan características de la Constitución Nacional, "incuestionablemente una de las más liberales de todas las Constituciones modernas, aún comparándola con la de Estados Unidos" (Ibídem, 6). Napp asigna un futuro significativo en el mercado mundial a "las pieles, los cueros, el sebo, la cerda, el tasajo, los huesos" y se anima a proyectar la riqueza agrícola argentina nada menos que a "los dos o tres siglos siguientes" (Ibídem, 5). Llama la atención la descripción que hace del argentino en el capítulo III, referido a la población del país:

"... es benévolo y afable con los extranjeros, en esta República no se conoce el nativismo brusco, antes por el contrario, los extranjeros ocupan aquí una posición distinguida. En un pueblo tan democrático como el Argentino, no ha sido posible la formación de clases y castas, cada uno posee los mismos derechos, no solo en la vida pública sino también en la vida social… porque el Argentino es orgulloso, reconoce espontáneamente la superioridad intelectual, pero sin olvidarse de su propio mérito" (Ibídem, 30). La obra continúa, como señalamos antes, con una reseña histórica y con la descripción detallada de caracteres físicos del territorio nacional, en una serie de capítulos elaborados por científicos extranjeros de la Academia de Ciencias de Córdoba: Stelzner, Lorentz, Weyenbergh, Döring, Schickendantz, Siewert. González Bollo señala que los académicos alemanes-cordobeses realizaban aquí "un resumen de sus estudios botánicos, geológicos y edafológicos. Los argumentos que esbozaban no se alejaban de la concepción idealista, romántica y sistémica del geógrafo alemán Carl Ritter (1779-1859). Con ellos organizaban una ‘poética’ del espacio nacional, al tratar de demostrar la influencia benéfica del clima del país en la longevidad de los habitantes o al exaltar las virtudes estéticas, físicas y morales de los nativos" (González Bollo 1999b). En la medida en que la descripción acerca su mirada a recursos específicos –minerales explotables, sulfatos, aguas minerales, materias de curtir y tintóreas, etc.- la obra se transforma en un verdadero anuncio publicitario de las ventajas comparativas para el desarrollo de actividades mineras, textiles y agrícolas en el país. Los últimos capítulos se refieren a cuestiones de infraestructura, legislación y seguridad, todas ventajas para atraer inversiones extranjeras y población.

Por ejemplo, en la introducción destaca características de la Constitución Nacional Argentina, "incuestionablemente una de las más liberales de todas las Constituciones modernas, aún comparándola con la de Estados Unidos" (Napp 1876: 6). También asigna un futuro significativo en el mercado mundial a "las pieles, los cueros, el sebo, la cerda, el tasajo, los huesos" y se anima a proyectar la riqueza agrícola argentina nada menos que a "los dos o tres siglos siguientes" (Napp 1876: 5). Llama la atención la descripción que hace del argentino:

En cambio relación con la apertura de la Argentina a los inmigrantes, por ejemplo, Burmeister, al referirse a la construcción del ferrocarril por parte de extranjeros, señala:

"... a esto se resiste el sentimiento nacional, sobre todo contra los norteamericanos. Así se patentiza el odio profundo de los hispanoamericanos contra la raza más fuerte de los anglo-americanos… Se tiene demasiado temor a la inmigración en masa, porque se sabe que para el trabajo es muy superior a la población criolla, desafecta a las labores rudas" (Burmeister 1876: I,118-119). Quedan así evidenciados tanto el objetivo de cada uno de los autores como los destinatarios de sus obras. En primer lugar, aAmbos utilizan idiomas extranjeros, pero se dirigen a distintos públicos: Burmeister escribe publica su obra en francés y en alemán, dirigida a los ámbitos científicos internacionales, en tanto que el Estado argentino publica el trabajo de Napp lo hace en castellano, francés, inglés y alemán y lo distribuye fundamentalmente en la Exposición de Filadelfia y en los Consulados argentinos en Europa. Estos eran los idiomas oficiales de la comunidad científica internacional y, por lo tanto, los idiomas que les permitirían a ambos científicos dar a conocer su obra al mundo. En segundo lugar, Napp buscaba proporcionar a la comunidad internacional una muestra de las riquezas argentinas con el propósito manifiesto de atraer la capitales e inmigración, mientras que Burmeister, en cambio, tenía un objetivo estrictamente científico y su horizonte de referencia lo constituían las instituciones científicas europeas (Asúa 1989: 351).

A modo de conclusión

Tanto Hermann Burmeister como Ricardo Napp dan un primer paso hacia una regionalización de la República Argentina y especialmente sus descripciones y análisis de la realidad de la Pampa argentina evidencian una nueva manera de concebir la región. Aunque ambos autores dan mayor peso al carácter descriptivo y a los atributos naturales que definen la región y no plantean una regionalización desde las actividades productivas, sociales o los atributos históricos, se puede descubrir en sus textos una incipiente mirada estructural de la región, acercándose al modo en que la Geografía la concibe hoy, sin perder de vista las divergencias en los puntos de vista de los autores y los criterios para tratar la misma temática.

Esta diferencia puede estar dada a partir de los objetivos que persigue cada uno al momento de publicar su obra: Napp pretendía promocionar a la Argentina en el concierto mundial y así promover la inmigración y las exportaciones, además de realizar un aporte a la ciencia mundial; en tanto, subvencionado por el Estado argentino, Burmeister editaba, distribuía y vendía su obra –así lograba difundir su trabajo- con la mira puesta más estrictamente en la comunidad científica de Europa. El mandato de mostrar todo el país al que respondía Napp lo convierte en un intérprete más profundo –por cuanto propugna llevar la frontera productiva hasta la agricultura- y más extenso –al incluir la Patagonia en el país- de la Argentina en construcción.
 

Notas

(1) El presente trabajo forma parte del proyecto de investigación El pensamiento biológico de la primera comunidad científica argentina (Germán Burmeister y sus discípulos) y sus implicaciones en las políticas hacea el territorio pampeano-patagónico, 1860-1880 de la Universidad Nacional del Comahue (04-H059).

(2) Los precedentes y motivos de la exclusión de la Patagonia del territorio nacional se encuentran analizados en Navarro Floria, 1999b.

(3) Son conocidas las referencias de Malte-Brunn a la "nación de los Arguèles o Césares" descendientes de náufragos españoles en un país "extremadamente fértil y agradable" como pobladores de la Patagonia, o al guanaco como "una especie de loro verde".  Conrado Malte Brun, Géographie Universelle ou description de toutes les parties du monde sur un plan nouveau d'aprés les grandes divisions naturelles du globe.  París: Garnier fréres s/fecha, tomo VI (América) p. 308-312.  Conrade Malte-Brunn Dinamarca (1775) - París (1826) fue  fundador de la Sociedad Geográfica de París.

(4) Ver Battcock y Gotta, 1999, que estudia las obras Relatos de la Frontera, resultado de la compilación de cinco artículos publicados en la Revue des deux mondes entre los años 1876 y 1880 y La Pampa (1889) de Alfred Ebelot y el Viaje por las pampas argentinas.  Cacerías en el Quequén Grande y otras andanzas, 1869-1874 de Armaignac. El primero, más cercano a los viajeros observadores, y el segundo más sistemático, pero ambos vistos como valiosos "testimonios de la transción" de la década de 1870.
 

Bibliografía

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