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REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98
Vol. VII, nº 374, 15 de mayo de 2002

CASTELLS, Manuel. La Galaxia Internet. Barcelona: Areté, 2001. 316 p.

Juan Carlos Pose
Licenciado en Geografía
Universidad de Barcelona


Palabras clave: Internet, divisoria digital, medios de comunicación

Key words: Internet, digital dividing, communication systems


Internet no es sólo una tecnología, es un medio que ha cambiado y está cambiando nuestras sociedades, introduciendo nuevas maneras de producir y de relacionarse.

Es una tecnología nacida a finales de los años sesenta, y a mediados de la década de los noventa se produce su privatización y extensión generalizada; por lo menos, en los países más desarrollados y particularmente en los Estados Unidos. Es en este último y más reciente periodo cuando la red provoca y modela transformaciones económicas y sociales que parecen encaminamos hacia una nueva era, la Era Internet.

Esta rápida difusión de la red no ha tenido una respuesta igualmente rápida, por parte del mundo académico, a la hora de producir estudios que permitan arrojar algo de luz sobre como puede influir en nuestras vidas. Este vacío de información ha venido fomentando la aparición y rápida difusión, entre el público, de informaciones sesgadas que suelen ser catastrofistas o excesivamente optimistas.

El libro La Galaxia Internet quiere ser una aportación para sentar las bases de futuros debates e investigaciones más rigurosas sobre el tema. Manuel Castells, es uno de los principales estudiosos de lo que ha venido en llamarse la sociedad de la información. Nació en España en 1942 y es catedrático de sociología y planeamiento urbano y regional de la Universidad de Berkeley.

Afirma el autor que no pretende hacer vaticinios de futuro sino una descripción general de la evolución de la red, de los fenómenos que la misma modela y crea y de su situación actual.

La mayoría de los datos presentados hacen referencia, fundamentalmente, a los Estados Unidos, ya que es en este país donde nació Internet, donde se encuentra el mayor porcentaje de los usuarios en el mundo y donde buena parte de los hechos descritos se han dado en mayor medida o ya han sido superados. No obstante, la obra también informa acerca de lo que está sucediendo en otras zonas del mundo, aunque siempre sin perder la referencia del gigante norteamericano.

En La Galaxia Internet puede distinguirse una serie de bloques de información que no se corresponden estrictamente con la división en capítulos que realiza el autor. Si bien la descripción de Manuel Castells sobre la evolución histórica y actual estado de Internet es muy amplia, veremos que hay algunos apartados sobre los cuales pasa más de puntillas, como es el caso de Internet y los medios de comunicación.

El libro comienza con una breve historia del nacimiento y conformación inicial de Internet, debido a que hay que buscar en esta etapa parte de los motivos que han hecho de la red lo que aún es hoy en día: un espacio libre de comunicación e interacción de muchos con muchos.

El autor revisa toda una serie facetas presentes en nuestras sociedades en las que la red ha tenido y está teniendo cada vez más un mayor peso como son las relaciones sociales, los medios de comunicación, la política, la economía.

La obra termina con dos capítulos, uno dedicado a la distribución geográfica desigual de Internet desde varios parámetros para a continuación y una vez constatada la desigual distribución de Internet, proseguir con el análisis de lo que Castells llama la divisoria digital o como Internet podría convertirse en un instrumento que acentuase más las desigualdades ya existentes entre estratos sociales y también entre países ricos y pobres.

La conclusión de Manuel Castells al final de la obra se resume en poner énfasis en el hecho de que estamos en un momento crucial, en el cual el control Internet puede caer del lado de las empresas y el poder político o del de la gente. En el primer caso, el autor denuncia el peligro de que Internet se pueda convertir en un instrumento de control social capaz de ampliar, más aún, la brecha existente entre ricos y pobres, con las graves consecuencias que ello acarrearía para todos nosotros. En el segundo caso, Internet podría ser en una herramienta de democratización al permitir una mayor transparencia en las administraciones públicas y un aumento de la implicación de los ciudadanos en las mismas. También puede convertirse en una plataforma de denuncia de situaciones injustas que se producen en el mundo, plataforma a la que puedan tener acceso los colectivos o víctimas para hacer públicas dichas situaciones. La capacidad de la red de transformar y aumentar la producción en la economía podría ser empleada en corregir los desequilibrios en la distribución de riqueza en el mundo. En definitiva, Internet podría ser una palanca de cambio social y económico que nos condujese hacia un mundo más justo y equilibrado.
 

El inicio de Internet

Para entender como es hoy Internet resulta obligado echar un breve vistazo a la historia de sus inicios, y es lo que Manuel Castells nos propone al principio de su libro. Esta historia cubre la necesidad de poner al lector en antecedentes y aunque podría haber sido más extensa, no parece que el objetivo del libro sea hacer una historia de Internet desde un punto de vista meramente técnico. El propio autor sugiere algunos títulos al final del primer capítulo, también algunos enlaces como el de la Internet Society http://www.isoc.org/internet/history/brief.html.

La red es un espacio libre de comunicación y esto se debe a dos hechos. El primero, Internet fue un producto fruto de la investigación tecnológica llevada a cabo en instituciones públicas norteamericanas y no en un sector privado reacio a invertir grandes cantidades de dinero en tecnologías que al principio podían parecer inseguras. El segundo, la ideología y cultura de sus creadores, ya que Internet (en su inicio ARPANet), era un proyecto del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, pero desarrollado en las Universidades donde la cultura de la libertad individual estaba muy presente a finales de los 60 y principios de los 70. Jóvenes estudiantes y profesores entendían que la red debía ser un espacio de libre expresión donde las aplicaciones y tecnologías desarrolladas estuvieran a disposición de todo el mundo, en un esfuerzo público y colectivo para desarrollar la nueva red de forma más efectiva.

En la cultura de los creadores de Internet o "la cultura Internet",se distinguen cuatro estratos:

Las tecno-élites: es decir, las personas relacionadas con el mundo de la investigación académica e interesadas básicamente en el progreso tecnológico y en su difusión.

Los Hackers: individuos con amplios conocimientos técnicos y que ponen éstos a disposición de los demás miembros de la comunidad; no están empleados como técnicos en ninguna institución o empresa y no hay que confundirlos con Crackers los cuales, son una parte del conjunto de hackers y los que les dan mala reputación.

Las comunidades virtuales: comunidades de usuarios que no tienen conocimientos informáticos expertos, pero que aprovechan la red para sus intereses, creando así nuevos usos para las mismas; comenzaron siendo grupos de determinadas ideologías pero hoy en día pueden estar basadas en muchas otras.

Los emprendedores: aparecen en la década de los 90. Son los principales responsables de que Internet se haya trasladado del ámbito científico al público en general; su principal interés es convertir los proyectos Internet en empresas.
 

Economía e Internet

La economía es, sin duda alguna, una de las facetas de la actividad humana donde Internet está teniendo un mayor impacto, que modela lo que hoy se conoce como la nueva economía.

Manuel Castells analiza la relación entre economía e Internet desde tres ángulos: las empresas, los mercados de valores y el trabajo.

Dentro del mundo empresarial existen dos fenómenos en relación con la red. Por un lado, la aparición de un nuevo tipo de empresa, que es aquella que hace de la red su propio negocio, las llamadas empresas puntocom y; por otro, la transformación de los modos de producción en las empresas tradicionales. Estas nuevas formas de producir consisten en que las distintas empresas establecen redes de colaboración que permiten a cada uno de los elementos de las mismas (clientes, proveedores, empleados, subcontratistas, etc.) enviar y recibir información en tiempo real y elegido; ello conlleva una mayor agilización en la producción y una mayor personalización de la misma en función del carácter de la demanda. Además, estas redes pueden extenderse o reducirse, de forma poco traumática, en función de las circunstancias. Las primeras empresas que han experimentado estos cambios han sido las tecnológicas; desde dichas empresas, estos nuevos modos de producir se están trasladando a otras de muy diversos sectores.

La presencia de Internet en los mercados de valores es descrita en dos direcciones: el papel de los mercados de valores en el desarrollo de la red y la manera en que su funcionamiento se ha visto afectado por la aparición de la misma. Estos mercados han desempeñado un papel clave en el desarrollo de la red, ya que es en ellos donde los "emprendedores" buscan fuentes de financiación para sus proyectos empresariales basados en la Internet. Dicha financiación proviene principalmente de los "capitales riesgo", capitales que buscan inversiones arriesgadas con altas expectativas de beneficio a corto plazo.

Estos mercados, a su vez, se han vuelto más volátiles e inestables debido al crecimiento de transacciones electrónicas llegadas desde fuera del ámbito de los profesionales del mundo financiero; dichas transacciones que, por otro lado, resultan más baratas, han atraído a una masa de nuevos inversores que reaccionan, comprando o vendiendo, en tiempo real en función de distintos tipos de informaciones; éstas, que no siempre están debidamente contrastadas, pueden ser de tipo estrictamente económico pero no siempre. Dichas informaciones o a veces rumores, que Castells llama "turbulencias informativas", provocan ciclos de fuertes subidas seguidas de grandes bajadas que pueden castigar o sobrevalorar a empresas independientemente de su buena o mala gestión (tal y como sucedió en el año 2000 con una fuerte subida de las empresas relacionadas con Internet y una posterior bajada espectacular al año siguiente).

Queda por saber si realmente estamos en una nueva etapa económica basada en la sucesión de ciclos de fuertes subidas y bajadas o simplemente en una situación transitoria en que los mercados de valores deben adaptarse al nuevo escenario creado por Internet. Tal vez debamos esperar un tiempo a que Internet sea una tecnología lo suficientemente madura y no precipitarnos en anunciar la aparición, de manera permanente, de nuevos modelos de ciclos económicos.

En la era Internet ha aparecido un nuevo perfil de trabajador caracterizado por la  valoración de su capacidad de aprender a aprender, es decir, de transformar la información en conocimiento útil. Ello requiere que la persona esté altamente cualificada. La demanda de este tipo de trabajo implica que los estados deberán producir titulados universitarios en cantidad y calidad necesarias y, si esto no sucede, deberán importarse de otros países, como ya ocurre en los Estados Unidos. El trabajo que no necesita un alto grado de formación (llamado "Trabajo genérico" por parte del autor) está siendo substituido por maquinas o por trabajo genérico de otros países.

Para Castells, el esquema tradicional del trabajador que tiene ante si una vida laboral más o menos previsible con unas condiciones en cuanto a remuneración, derechos y obligaciones estables a lo largo de un tiempo prolongado está siendo substituido por formas más flexibles de trabajo a tiempo parcial, freelance, etc. y estos cambios se están trasladando del núcleo de la nueva economía al resto del mercado de trabajo.
 

Internet y relaciones sociales

Las nuevas formas de comunicación social creadas por Internet, han generado algunas críticas por parte de quienes pronosticaban que la red podría provocar la aparición de fenómenos de aislamiento social del individuo, al trasladar su mundo de relaciones de su entorno social a la red. También preveían el peligro de que, en caso de juegos de rol y otras ampliaciones de la red que implican adoptar distintas identidades, algunas personas perdiesen el contado con la realidad. Sin embargo, Castells aporta datos sobre gran cantidad de estudios que demuestran todo lo contrario. No obstante, otras investigaciones constatan que podrían darse comportamientos, del tipo de los anteriormente descritos, en determinados umbrales de uso de la Internet.

Por otro lado, la red parece estar favoreciendo la aparición de un modelo social que el autor denomina "individualismo en red". Este consiste en individuos que constituyen, en Internet, sus redes de intereses, afinidades, etc. Si estas redes se estabilizan, pueden dar paso a la creación de comunidades virtuales, las cuales, podrían llegar a ser tan intensas como las comunidades reales. Dicho modelo no es más que el reflejo en Internet de la tendencia dominante en nuestra sociedad; tendencia que consiste en un cambio en la base de las relaciones sociales del individuo, que dejan de fundamentarse en las llamadas relaciones primarias (familiares, de comunidad, etc.) para pasar al establecimiento de comunidades personalizadas construidas en torno a intereses concretos y en las que la distancia no tiene por qué ser un factor determinante.
 

Política de Internet

La red es, todavía, un medio libre porque así la idearon sus creadores. Actualmente, gracias a Internet, colectivos de todo el mundo pueden, al margen de sus propios gobiernos, denunciar, buscar apoyos en el exterior y hacer públicas posibles situaciones de injusticia. Esto, junto con las, en muchos casos exageradas, noticias acerca de ataques de hackers introduciéndose en redes informáticas de empresas y administraciones, y el interés que parece tener todo gobierno por controlar cualquier medio de comunicación como herramienta de control social; hace que cada vez más países se hayan lanzado a la lucha por el control de la Internet.

Para ello, no obstante, se va a encontrar diversas dificultades. En primer lugar, la naturaleza de la estructura de la propia red hace que su control sea una tarea complicada. Esto se debe a que, tal como explicamos al principio, así la diseñaron sus creadores. La tecnología de Internet entiende la censura como un fallo del sistema y busca una vía alternativa para transmitir la información. La segunda dificultad es de tipo institucional. Internet nace en Estados Unidos, país donde existe una tradición de defensa de la libertad de expresión, que aunque lejos de ser perfecta, es muy superior a la existente en otras muchas zonas del mundo; y como consecuencia de ello, sus propios tribunales ya frustraron intentos de control de Internet como los llevados a cabo durante la administración Clinton. La tercera dificultad, consiste en que Internet es una red que se extiende por todo el mundo, con lo cual la seguridad de la misma implica que distintos países deberán de ponerse de acuerdo en cómo controlarla, teniendo que renunciar así a parte de sus correspondientes soberanías.

Es por todo ello que distintos gobiernos y empresas se están lanzando a fomentar la creación de tecnologías de control de la red. Los gobiernos como forma de control social; y las empresas, porque necesitan controlar la red para hacer negocios en ella.

Castells, sin embargo, no comenta el polémico tema de los derechos de autor, es decir, la manera en que distintas producciones intelectuales (particularmente la producción musical) se ven afectadas por la casi total imposibilidad de controlar su distribución en la red. Sin querer tomar posición a favor de las empresas que quieren tener mayor control de la red para hacer negocios con los derechos de la propiedad intelectual, opino que los autores deberían tener algún tipo de salvaguarda sobre sus derechos. Tal vez la producción intelectual, tal como la hemos conocido hasta ahora, deba buscar fórmulas más o menos imaginativas, si ello es posible, para compatibilizar la libertad en la red con los derechos de los autores.

Ante estas tecnologías de control han surgido tecnologías de libertad, bien creadas por empresas que han visto aquí una oportunidad de mercado o bien por “luchadores por la libertad”, personas a anónimas decididas a asumir ese reto. Hay dos líneas de lucha, la primera sería a través del desarrollo de software que proteja la privacidad, y la segunda sería la del desarrollo de aplicaciones denominadas de “fuente abierta”, esto es, que el código con el que se crean dichas aplicaciones se pone a disposición de todo el mundo que, al disponer éste, las pueden modificar y mejorar.

En el futuro veremos como evolucionará Internet dependiendo de la forma en que las distintas instancias políticas, sociales y económicas se comporten. Es imposible controlar las redes pero sí a las personas que las utilizan, a menos que la sociedad opte por defender la libertad en Internet.

La opinión de Castells es que todo este tira y afloja por el control de Internet se debe, básicamente, a que los gobiernos no se fían de sus ciudadanos –porque creen que tienen razón- y los ciudadanos no se fían de sus gobiernos –porque ya han visto bastante-. Por ello, tenemos a los ciudadanos luchando por conservar este espacio fuera del control del gobierno y éste intentando por todos sus medios controlarlo. La realidad podría ser distinta e Internet podría servir para que los ciudadanos vigilen a sus gobiernos y no al revés. A no ser que dichos gobiernos dejen de temer a los ciudadanos y por ende a Internet;  el llamamiento a la libertad en Internet por parte de los ciudadanos seguramente continuará.
 

Internet y medios de comunicación

Uno de los objetivos más importantes perseguidos por empresas y tecnólogos durante los años 90, fue la fusión de Internet con el resto de medios de comunicación. La palabra clave para denominar dicha fusión es “Multimedia”.

Los primeros intentos no han tenido los resultados esperados y los motivos son varios. Pero se puede decir que, hasta ahora, todas las iniciativas por unir televisión e Internet están en fase de experimentación. Parece ser que, en el futuro, es más probable que un medio video emita contenidos de Internet y no al revés.

Además, las televisiones por cable, por satélite, digital, las emisoras de radio están en franca expansión en todo el mundo e Internet esta teniendo poco que ver en ello, excepto como herramienta de trabajo para las empresas mediáticas. Hasta la fecha, nada indica que en un futuro inmediato ello vaya a cambiar.

Hasta hoy, la dificultad más importante para llevar a cabo dicha fusión es de tipo técnico; es decir, no existe un ancho de banda de transmisión de datos por cable lo suficientemente amplio como para poder llevar a cabo transmisiones de video de calidad. Aunque seguramente esta deficiencia técnica pueda resolverse en el futuro, la verdad es que ello requerirá grandes inversiones por parte de las empresas en espera de una fuerte demanda que hasta ahora no se ha producido. Ello se debe a que la empresa considera que el campo de la demanda de ocio por parte de la sociedad era ilimitado y lo que ha sucedido es que la gente ha aceptado cada medio para usos distintos (televisión y video para ocio, radio como compañera y Internet para satisfacer interés por determinados contenidos).

Parece que la televisión satisface más una función de ocio, de ocupar el tiempo en la relajación pasiva, mientras que Internet requiere una acción por parte de los usuarios. Sin embargo, es posible que la idea de fusionar medios de comunicación en Internet sólo haya fallado en fijar su horizonte temporal y futuras tecnologías den mejores expectativas a ese tipo de negocios. Los intentos de integración que ya se han producido, deberían servir para entender mejor la futura evolución de este fenómeno.

Internet se está convirtiendo en un medio específico con sus propios usos. Si algún día se produce una autentica fusión de medios, éstos tendrán que responder a la demanda satisfecha por Internet de expresión libre e interactiva y creación autónoma, que no es posible hoy día en los medios de comunicación tradicionales.
 

Geografía de Internet y la divisoria digital

En la parte final del libro, Castells desarrolla uno de los aspectos al que parece dar más importancia: cómo la desigual implantación y expansión de Internet podría provocar que la brecha que separa el primero del tercer mundo, o incluso entre distintos estratos sociales en países desarrollados, sea cada vez mayor.

La distribución geográfica de Internet se evalúa desde tres puntos de vista. El primero, hace referencia a su distribución física; en segundo lugar, se revisa cómo están distribuidos los usuarios en el mundo; y en por último, dónde se concentran las empresas que crean contenidos para Internet.

En los tres casos, la conclusión es que el peso de los Estados Unidos es considerablemente superior al del resto del mundo; aunque el resto de países desarrollados están recortando distancias paulatinamente; sin embargo, las zonas más pobres del planeta están a una gran distancia, aunque curiosamente, estas regiones son las más pobladas.

En el caso de países subdesarrollados pueden existir zonas concretas dotadas de la mejor tecnología y conectadas con el resto del mundo; pero que tienen escasa influencia en sus propios hinerlands y en muchos casos lo hacen prescindiendo de una red telefónica que no puede satisfacer sus necesidades.

También existen desequilibrios entre grandes áreas metropolitanas y centros urbanos menores o zonas rurales, en favor de las primeras; e incluso dentro de las zonas urbanas existen diferencias entre los distintos barrios.

La distribución de Internet también parece estar afectando a la morfología de las grandes ciudades. Ha habido quien preveía que el desarrollo de Internet acabaría con las ciudades al flexibilizar la necesidad de una cercanía entre el lugar de trabajo y el domicilio, sin embargo los datos estadísticos y sus proyecciones de futuro parecen indicar todo lo contrario, es decir, éstas muestran que continua existiendo una creciente concentración de la población en áreas urbanas. Mientras las áreas metropolitanas sigan siendo centros culturales y de innovación, sus habitantes seguirán teniendo acceso a oportunidades de diversión y enriquecimiento cultural mucho mayores; con lo que la calidad y la diversidad del consumo mejorarán. Por otro lado, las grandes áreas metropolitanas concentran las actividades que mayor valor generan como industria de la información, las industrias culturales, etc. Por último, los trabajadores con un elevado nivel formativo, se sienten atraídos por zonas urbanas más dinámicas.

Internet es una tecnología que crea nuevas oportunidades de riqueza pero que también puede ser un agente más que sirva para agrandar la brecha de desigualdad y exclusión social entre aquellos que tienen acceso a la red y aquellos que no tienen o que no son capaces de sacarle partido al mismo creando lo que el autor llama “la divisoria digital”.

Manuel Castells pasa a analizar la divisoria digital dentro las sociedades en países desarrollados, para constatar que existen también diferencias entre distintos grupos sociales, étnicos, de edad, sexo, etc, por lo que hace referencia a la introducción de Internet. Sin embargo, parece que la mayor parte de estas brechas se van estrechando paulatinamente, hasta el punto de que todo indica que Internet no estará al alcance de las capas más pobres de la sociedad (hecho que aumentara su marginalidad) aunque su uso sí estará extendido en la mayoría de la población.

En Estados Unidos, el uso de Internet se está generalizando; y también se observa que cuando una tecnología se extiende entre amplias capas de usuarios, surge otra mejor que, en principio, sólo está al alcance de una parte de los mismos; creándose así una nueva divisoria digital. Que las clases más pudientes sean las únicas que puedan acceder a determinados servicios se convertirá probablemente en una fuente futura de desigualdad basada en los que Castells llama la “la divisoria tecnológica”.

La educación y el aprendizaje son decisivas para el éxito personal del individuo. En las sociedades más avanzadas, Internet está siendo introducida en las escuelas rápidamente. Sin embargo, en muchos casos esta mejora tecnológica no va acompañada de una formación del profesorado de manera que éste pueda sacar mejor partido a Internet. (Aprender a aprender, convertir la información en conocimiento y éste en acción es el nuevo planteamiento de la enseñanza que debería extenderse y en al que se debería adiestrar al profesorado).

Las distintas escuelas poseen distintos niveles y ello afecta directamente a los usos de Internet. Las escuelas para clases medias tendrán mejores recursos y profesores que sabrán sacar mejor partido de ellos que en las escuelas para clases más bajas. Además, los niños de clases medias podrán tener el apoyo complementario a su educación de unos padres con mayor nivel de formación y, en consecuencia, más receptivos a estas nuevas tecnologías. Una falta de medidas para corregir estas diferencias hará que se establezcan crecientes diferencias sociales basadas en la clase social, la educación, el género y el origen étnico.

En los años 1990 han ido aumentando las desigualdades en los niveles de riqueza y la distribución de la misma. Como Internet se encuentra en el epicentro del nuevo modelo sociotécnico de organización, este proceso de desarrollo desigual es probablemente el efecto más dramático de la divisoria digital, argumento este que Castells expone, en ocho puntos, según el esquema que a continuación resumo.

1) La red permite conectar con lugares que producen valor y desconectar de  los que no lo producen, o dejar de conectar cuando los primeros ya resultan interesantes porque Internet no depende de ningún lugar, su extensión no guarda relación con la localización de la gente.
2) La educación, la ciencia y la tecnología son fundamentales para crear valor y estos están repartidos de forma desigual.
3) Internet es cada vez más vulnerable a torbellinos económicos. Una crisis puede echar a perder muchos recursos humanos de difícil reintegración.
4) A medida que las nuevas tecnologías y los nuevos modos de producción eliminan del mercado la agricultura tradicional, se provoca migración  de gente con escasas posibilidades de prosperar hacia los grandes núcleos urbanos.
5) Los gobiernos están cada vez más sometidos a los flujos financieros y a instituciones como el FMI y el banco mundial; en consecuencia, éstos ven limitada su capacidad de gobernar, con lo que se ven amenazadas las políticas sociales, en particular en países en vías de desarrollo.
6) El impacto de crisis económicas hace que muchos individuos queden fuera de los sectores productivos y que traten de adoptar un tipo alternativo, la globalización criminal, y pueden surgir mafias y organizaciones que, en algunos casos, traspasan fronteras.
7) Con presiones desde arriba y desde abajo los gobiernos sufren crisis de legitimidad.
8) Estas crisis de legitimidad, en casos extremos, pueden dar pie a situaciones de bandolerismo generalizado, conflictos graves e incluso guerra civil.

La economía basada en Internet tiene que ver con todo esto, en el sentido de que permite a determinados segmentos sociales conectar de forma global y dinámica a escala planetaria e ignora aquellos que no sean interesantes.

La importancia de la divisoria digital no está en el número de conexiones, sino en los efectos que producen la ausencia o la presencia de las mismas. Internet no es sólo una tecnología, es un instrumento tecnológico que distribuye el poder de información, el conocimiento y la capacidad de conectar en red cualquier actividad humana. Los países que no están conectados o que lo están deficientemente se hallan marginados del sistema reticular global y debido a que tienen deficientes infraestructuras, servicios y educación, cada vez es más difícil su incorpración. Es posible que, hace unas décadas, con un modelo de desarrollo no tan exigente en tecnología se hubiesen podido considerar modelos de desarrollo más acordes con la historia y las posibilidades de cada país, con unos resultados seguramente más satisfactorios para sus habitantes. Sin embargo, es algo tarde para una reflexión tan serena ya que las élites que están involucradas en este proceso están demasiado aferradas a este modelo de desarrollo como para buscar fórmulas alternativas.

La culpa no es de Internet sino de la divisoria digital que enriquece a unos y margina a los más. Según el autor, debería reconducirse la situación para que este desarrollo basado en Internet estuviese apoyado por instituciones legitimadas y eficaces, de lo contrario esta divisoria digital podrá ir aumentando hasta que acabe por sumir al mundo en una crisis multidimensional.

En las conclusiones, Manuel Castells apela a la responsabilidad de cada uno de nosotros en convertir Internet en una herramienta de democratización, de legitimación de nuestras instituciones de poder político y, sobre todo, en un instrumento de generación de un modelo de desarrollo económico y social más justo.

Este libro es un amplio repaso a la situación de Internet y de su papel como agente modelador de nuestra sociedad. Si bien, según el propio Manuel Castells, esta obra no pretende ser más que una descripción del escenario que la red perfila ante nosotros, pretendiendo escapar a vaticinios de futuro, no deja de intentar alertar ante la posible evolución de Internet que puede cambiar, y no para bien, ese futuro. Sin embargo, posiblemente, pocas veces en nuestra historia la sociedad, sobre todo en países desarrollados, ha estado tan sensibilizada por los problemas de toda índole que sacuden a nuestro planeta. En el caso de las instituciones políticas y en particular en el caso español, es difícil encontrar un periodo histórico donde éstas sean más transparentes que hoy día, con lo cual podríamos pensar que si Internet debe ser una herramienta que mejore nuestras vidas, el actual puede resultar un buen contexto político y social.

No obstante, no está de más permanecer alerta acerca de la evolución de los acontecimientos en nuestras sociedades.  Casos como el resultado de las pasadas elecciones a la presidencia en Francia con el auge de la extrema derecha, por citar un hecho reciente, nos deberían incitar a no acomodarnos y no renunciar a nuestra participación como ciudadanos en la evolución de nuestras instituciones como garantía para conservar lo ganado y mejorar el futuro.
 

Algunas direcciones web relacionadas con el tema:

http://www.isoc.org/
Página de la Internet Society.

http://www.bcnempren.com/bcn_cas.htm
Página de Barcelona Empren. Sociedad que tiene como objetivo invertir en pequeñas empresas que desarrollen proyectos innovadores en el área de Barcelona.

http://www.ganar.com/
Revista electrónica sobre negocios y nuevas tecnologías.

http://www.aerc.net
Asociación española de redes ciudadanas.

http://www.aet-es.org
Asociación española de teletrabajo.

http://www.epic.org
Sitio con información acera de la privacidad en Internet.

http://www.iec.csic.es/criptonomicon/
Boletín Criptonomicon. Contiene varios artículos acerca de la privacidad en Internet.

http://www.nua.com/surveys/how_many_online/index.html
Página con datos actualizados acerca de la cantidad de usuarios de Internet en el mundo.

http://www.cybergeography.org/
Mapas del ciberespacio.

http://www.ntia.doc.gov/ntiahome/digitaldivide/
Informes anuales sobre la divisoria digital en EEUU de la Agencia Nacional de Telecomunicaciones e Información

http://www.digitaldivide.org/
Recursos de datos sobre la divisoria digital en Estados Unidos

http://www.weforum.org/site/homepublic.nsf/Content/Global+Digital+Divide+Initiative
Informes del Foro Económico Mundial sobre la divisoria digital
 
 

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Ficha bibliográfica

POSE, Juan Carlos. CASTELLS, Manuel. La Galaxia Internet. Barcelona: Areté, 2001. 316 p. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. VII, nº 374, 15 de mayo de 2002.  http://www.ub.es/geocrit/b3w-374.htm [ISSN 1138-9796]



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