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REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98
Vol. VIII, nº 444, 5 de mayo de 2003

EN TORNO A LA DESTRUCCIÓN DE LA CIUDAD DE GUATEMALA, 1773.
UNA CARTA DEL INGENIERO MILITAR ANTONIO MARIN[1]

J. Omar Moncada Maya
Instituto de Geografía, UNAM/
Universidad de Barcelona


Palabras clave: Guatemala, ingenieros militares, catástrofes naturales

Key words: Guatemala, militar engineers, natural disasters


El 29 julio de 1773, día de Santa Marta, y durante varios meses después, una serie de fuertes temblores sacudió a la Capitanía General de Guatemala. La consecuencia de ello fue la destrucción casi total de la ciudad capital, del mismo nombre[2]. Ante ello, las autoridades solicitan numerosos dictámenes a funcionarios y militares, para que se considere, por una parte, la posibilidad de reconstrucción de la ciudad o, por otra, su traslado; en este último caso, se solicitaba considerar el sitio donde sería más conveniente establecer la nueva ciudad. Lo cierto es que muy pronto se convencieron las autoridades locales de la imposibilidad de reconstruir sobre las ruinas de la ciudad. Pocos, muy pocos edificios habían podido resistir la terrible naturaleza de los terremotos. La frecuencia en la repetición ocasionó que las pocas construcciones que se habían salvado en un primer término, cayeran con las réplicas.

Ante ello, la suerte estaba echada. Había que buscar el lugar adonde podría trasladarse a la capital del reino. Debieron hacerse numerosos reconocimientos y debieron considerarse varios posibles emplazamientos antes de tomar la decisión. Desgraciadamente, los ingenieros militares tuvieron poca intervención en ello, pues al momento del fenómeno que narramos, sólo se encontraban dos ingenieros militares.

Si bien en el reino de Guatemala se hallaba uno de los ingenieros más brillantes de cuantos estuvieron destinados en América, Luis Diez Navarro, su avanzada edad y sus achaques, no le permitieron ya participar directamente en estos trabajos, aun cuando coordinaba buena parte de los mismos y elaboró un plano de lo que podría ser la futura nueva ciudad[3]. Sin embargo, al tiempo que tuvieran lugar los seísmos había llegado a la ciudad capital el ingeniero Antonio Marín, a quien se le encargó el reconocimiento de un par de sitios a donde podría ser trasladada la ciudad[4]. Lo que presentamos aquí, es una carta que envía el ingeniero Marín a Pedro (Martín) Zermeño, quien estaba al mando del Real Cuerpo de Ingenieros. Consideramos que una carta de esta naturaleza muestra los mecanismos de comunicación interna establecidos en el cuerpo de ingenieros, que le permitía estar informado de forma directa de las obras y proyectos en que intervenían los miembros de la corporación que dirigía.

Este documento se encuentra depositado en el Servicio Histórico Militar, de Madrid, con la signatura 5-1-11-3. La trascripción del documento ha respetado totalmente la ortografía del mismo.


Carta de Antonio Marín a Pedro Zermeño, informándole sobre el reconocimiento del traslado de la capital del Reino de Guatemala.

Enero de 1774

Muy Señor mío: el día 8 del corriente se ha prefixado para celebrar la Junta general sobre la translación de la Capital del Reyno: cuya copia de mi dictamen dirijo a V. S. reservadamente; para que antes, y con tiempo este enterado de su contenido, y de lo que son los dos Valles que se han reconocido á este fin; pues hasta que se convengan los dictamenes (que son muchos) discurro no se remitiran a la Corte todas las diligencias, que se han practicado, y queden acordes donde se debe situar: Luego que se haya elegido el parage, y todo lo demás que ocurra sobre este particular, ú otra cualesquiera se lo comunicare á v.s. con la mayor brevedad, y con extension, y exactitud que me sea posible.

No dexan de repetir los Temblores en Guatemala, con la misma fuerza, y continuacion, como los de la tarde del dia 29. de Julio de su ruina, hasta aquí hemos experimentado algunos muy fuertes, y violentos, principalmente el de la tarde del dia 13. y mañana del 14. del mes de Diziembre proximo passado, assegurando todos fueron mayores, porque se experimento en ellos, lo que no en los antecedentes, que fue habrirse la tierra en distintos parages, el camino que esta en la cuesta de las cañas no mui lexos de la ciudad, se derrumbó enteramente, quedando casi imposibilitado su transito, cayendose muchos arboles en la ciudad, y hechando un hedor pestilente de Azufre las haberturas (segun dicen), se arrazaron muchas casas de las que mantenian alguna consistencia, y diferentes Yglesias, y Conventos, que estaban para ello: una porcion interior del Palacio Real; y de la Real casa de Moneda la bobeda de la Sala de Zizalla, y su pared, con otras infinitas ruinas de lo poco, que havia quedado existente, particularmente de las casas, con bastantes desgracias de personas, sobre todo de los infelices Yndios.

Los volcanes estan continuamente retumbando con un ruido subterraneo, que los mas antiguos no lo han experimentado; todos estabamos en una continua zozobra, y atemorizados, temiendo un funesto succeso si llega el caso de rebentar.

Nuestro señor Gue. y dilate la vida de V.S. m.s a.s Hermita 1º. de enero de 1774.

B. L. M. de V.S. su mas atento seguro servidor

Antonio Marin

(rúbrica)

S.or D.n Pedro Zermeño

M. Y. S. Muy señor mio: Previeneme V.S. en fha. de 12 de Agosto lo siguiente =esta Vm. nombrado para passar a reconocer si es a proposito el sitio de Jalapa =para establecer en el esta Capital, en compañía de otros sujetos que ban =representando la Audiencia, el Arzobispo y cavildo eclesiastico y la ciudad. Lo =que participo a Vm. con la advertencia de que benga el Domingo o Lunes =proximo a berse conmigo, y unirse con los demas para emprehender el viage =Dios Gue. á Vm. M.s a.s = Guatemala 12 de Agosto de 1773= Martin de Mayorga =S.r D.n Antonio Marin.

Aunque por su tenor no me pide V. S. expresamente el correspondiente informe; devo discurrir, que puedo estimarlo conveniente quando no en todo a lo menos para acreditar mas la verdad, y constancia de algunos puntos proprios de mi profesion, y no agenos de la gravisima dependencia de que trata la orden de V.S. qual es la eleccion del sitio proporcionado a la translacion formal de la ciudad de Guatemala destruida.

Ya tengo dicho a V.S. en 20. del citado mes de Agosto, y en cumplimiento de lo que sirvio prevenirme en el 17. del mismo el estado en que reconoci la ciudad, sus Templos, Conventos, casas de comunidades, edificios públicos, y los de sus vecinos, pues aviendo hecho muy menuda inspeccion de todos ellos, o de la mayor parte, y en el modo que lo permitia la brevedad del tiempo, y los vestigios de sus ruinas, y tambien la continuacion de terremotos, el deplorable, e infeliz estado en que los hallé, introduciendome hasta sus interiores con riesgo de mi vida. y del escribano de camara D.n Antonio Peñalver, que me acompaño a esta diligencia para manifestarmelos en particular por no tener conocimiento del pueblo, de sus calles, ni de los edificios, por estar acabado de llegar de España.

Desprecie, o me expuse á estos peligros, que nadie puede ignorar, assi por dar cumplimiento a lo prevenido por V. S. como por satisfacer a mi conciencia, y al honor de mi carrera, y á los que nos dispensa la piedad del Rey, y baxo este presupuesto se reconoce en el Tomo 4º de R.s Ordenanzas lo que debo, y debemos tener presente para negocios de tanta importancia como es del dia, y no ignora V. S.

Reconoci, (buelvo a decir) la Ciudad, y sus edificios con aquel cuidado, que pedia la orden de V. S. y la gravedad de la materia, para exponer sobre ella, y todas sus partes mi parecer, y el juicio, que formé con la devida refleccion, pareciendome (como assi lo afirmo) que con lo informado haría qualesquiera una perfecta disposicion en que está la Ciudad, y sus fabricas, la destruccion total, que han padecido algunas, pues se ven enteramente por el suelo; las que en otras se ven desde sus cimientos; y las que se hallan en pie, ofreciendo un gravissimo peligro; como son la Cathedral, immediata al Colegio Tridentino porque no intermedia mas que una calle: y si por partes huviera estendido mi informe, no se reduxera mas sino a confirmar lo que todos ven, y no dexarian de advertir, quando se experimentaban los terremotos; pues el remate piramidal que esta encima de la portada de la Cathedral, que mira a la Plaza mayor, se halla enteramente fuera de su centro, y sin embargo por altissima providencia de Dios permanece, pero amenazando un gravissimo riesgo a todos los ranchos y habitantes de la Plaza mayor. y los dos lados que forman el costado siniestro, y el quadro por aquella parte, y cae a la Universidad, y Tridentino, con el intermedio unicamente de una calle estan enteramente fuera de su centro, ofreciendo grave peligro.

El Palacio R.l y sus Oficinas, no necesitaba de mi inspeccion, ni dictamen para acreditar el deplorable á que lo han reducido los temblores, por el frontis, ó fachada, que mira a la Plaza mayor, formado de porticos en lo alto, y baxo, pues a todos esta de manifiesto, ó por rudo, ó ignorante que qualesquiera sea dira, que esta quasi amenazando ruina, y lo mismo succede con la pared del costado, que cae al Tridentino: Pero Yo que he visto sus interiores, y advierto según mi profession la disposicion, que tienen, buelvo a repetir á V.S. lo mismo que he dicho en mi antecedente, y quando no este satisfecho, (que lo dudo) de mi concepto, tendria la mayor satisfaccion de que igualmente se reconociese por otros, y qualquiera ingeniero si los huviera, y se dessaria enteramente toda, y otra duda que pudiessen ofrecer todas las circunstancias del dia.

Lo proprio digo, y reitero á V.S. en quanto á los demas edificios publicos; y del vecindario de Guathemala, sin ser necesario explicar por partes los estragos, y ruinas que han padecido, ó están amenazando; de modo que todos piden por precission ser sacados de cimientos que discurre tan maltratados como los restantes de las obras, y si fuera fácil reconocer aquellos, se advertiria con evidencia, lo que tengo informado á V.S y expreso en este.

De lo antecedentemente relacionado vendrá V.S. en pleno conocimiento de ser ó no conforme mi dictamen, y que los edificios no admiten compostura, ó remiendo, sino el medio de hacerlos de nuevo porque de lo contrario desgraciados los habitantes de Guatemala, que construiran sus sepulcros, aunque tuviessen la seguridad de no experimentar temblores, y mas si suceden otros semejantes a los de la tarde del dia 29. de Julio, y demas que se dice ciertamente han continuado, y continuán hasta estos ultimos dias: principalmente los de la tarde del dia 13. y mañana del 14. del presente.

Quando se tratasse de rehedificar unos, y componer otros, es preciso pensar no en millares, sino en millones de pesos, y en tanto, y en mayor cantidad como costaría su nueva construccion; porque nadie puede dudar, aunque no sea facultativo, lo que importaria hechar abaxo tanta porcion de escombros y fracmentos de ruinas, y suma dificultad de acarrearlas, ó colocarlas, donde no ofreciessen en muchos años infinitas incomodidades, careciendo para lo primero esta ciudad aun lo mas necesario, según esta informado, y se dexa advertir por la poca, ó ninguna formalidad que tienen, y se reconocen en las mas de las fabricas.

Estoi tan satisfecho del informe que he dado, y doy a V.S. que gustaría huviera en estas Provincias sujetos de mi profesion, que como Oficiales de honor lo aprobassen, como no lo dudo, y si no fuesse tan larga la distancia a los Reynos de España, sería muy facil exponer mi concepto al suyo, y acredatiria S.M. la verdad, y evidencia de mi relacion; pero la desgracia es; que este medio se imposibilita, y mi Director Dn. Luis Diez Navarro, se halla gravemente accidentado, é imposibilitado por falta de vista para formalizar la propria Comission que yo he practicado.

He molestado a V.S. repitiendole mi antecedente informe, porque comprehenda por este la figeza y serenidad con que di el primero, no llevando otro deseo, que la Gloria de Dios, el Servicio del Rey, y el comun beneficio de la Patria, y que se tubiesse presente para qualesquiera determinacion en punto de la translacion de la ciudad.

Passando a de que trata la orden de V.S. de 12. de Agosto, que va copiada al principio, no tengo por ocioso, y fuera de tiempo haced presente a su comprehencion algunas circunstancias que advertí en los reconocimientos del pueblo de Jalapa, deste que llaman la Hermita.

Por el Plano de Jalapa que tengo entregado, y precisamente consta en los Autos, ó Diligencias, que se instruyeron, vendrá V.S, en pleno conocimiento de lo limitado del terreno, ó de su reducida capacidad, que se compone de 34. cavallerias, 104 cuerdas, 2307.1/2 varas todo quadrado, con la circunstancia de la divicion, que se hace de aquel llamado valle; y que al mismo tiempo en la parte de el mas espaciosa, no se halla llano considerable, por que fuera de lo dicho: es assi tambien barrancoso, como lo demuestra el proprio Plano, y en extremo cenagoso la que esta á la parte del sur, y mas elevada, que la del otro llano que miran principal, y reynando como reynan en aquel parage los vientos Sures por ciertos tiempo, según me he informado, no puede este defecto ofrecer proporcion para la fundacion de la Ciudad.

El Pueblo de Jalapa se halla circumbalado de asperissimas montañas de poca utilidad; pues quando me prometi abundancia de piedra para todos usos, hallo que toda su materia por la mayor parte se compone de piedras, y peñascos sueltos, y asperos, cuio unico destino podria servir para mamposteria ordinaria, ó de cal y canto, y de estos ay en abundancia.

Verdad es que a poca distancia como legua y media, o dos leguas, abunda de cal, pero se escacea considerablemente la arena, y en caso de hacerse con talpetate, ó tierragreda, quando no se dificultasse improporcionarian las escavaciones el corto terreno de lo que llaman valle, y no dudo la ocupasse toda la ciudad, sin dexar un estrecho campo donde sus moradores lograssen algun desahogo.

Quando passé al reconocimiento; sali á otros particulares por aquellas immediaciones, con diversos fines, que miran al assumpto, y assi que emprehendimos nuestro viaje, regreso reparé tambien, que no havia parage alguno de extension, y comodidad; y de alguna competente llanura; pues el de una hacienda de que es dueño el Regidor d.n Ventura Naxera, no es aproposito por su temperamento, y en el que reconoci abundancia de maderas llamado el Potrero, es sumamente pantanosos, y poco saludable por necesidad.

Tambien es cierto, que se halla como a las 4. leguas de distancia cantidad de maderas en dha. Hacienda llamada el Potrero, y es la unica partida que pudiera ser recomendable; pero como carece de otras tanto mas apetecibles, y necesarias, no merece aquella el menor concepto para pensar hacer la translacion en aquel sitio.

Las diligencias acreditarán á V.S. mas claramente todos los demás puntos de la Ynstruccion, que reconoci, y lei, y sin reparo se me franqueó para mi gobierno; y por tanto omito exponer a V.S. lo demás, que con mayor extención comprehenden las diligencias.

Y haciendo juicio de la capacidad, que ofrece este dilatado valle, o Pueblo de la Hermita, del buen temperamento, que se experimenta, sin orizonte despejado, apartado de los volcanes que por momentos amenazan con sus repetidos retumbos, o estruendos a la Capital, de no ser escaso de agua, de haver facilidad para introducir otras, de apreciarse todas por de buena calidad, con las demás proporciones, que tiene con la proximidad a Guatemala, pues dista como 8. ó 9. leguas vulgares, parece por todas circunstancias mas proporcionado para la translacion de que se trata.

Bien a la vista se halla ee unico defecto que contemplo en este valle; o continente, y es el de ser por la mayor parte compuesto su suelo de barro lodoso, que incomoda en tiempos de las aguas, o en el rigor de ellas, pero no es dificil su remedio en lo succesivo, por que no és, ni será la primera ciudad, que tenga igual situacion, y que á expensas de competentes sumas de cuidado, y trabajo, se pueda poner en estado de la mayor perfeccion.

Ygualmente por lo que toca a mi facultad hallo abundancia de cal, con la immediacion de menos de medio de quarto de legua, arena, y talpetate, de maderas de diferentes calidades, y superiores no a larga distancia, de suelo consistente, y piedra no con abundancia, pero si la suficiente por ahora, y hasta que el tiempo ofresca otras proporciones que podrán facilitarse; y quando no se lograsse supliria la cantidad de ladrillo, que se puede hacer como se quiera, texa, y demás obra cozida: se logrará la utilidad no de corta consideracion de que se pueda aprovechar en las fabricas de los edificios, muchas partes de los que componian los de la Ciudad arruinada, como son maderas, rexas, puertas, y ventanas &.a.

Por todo lo dicho hago juicio que es precisa, y necesaria la transmigracion, y que en ninguna otra parte se puede executar con ygual proporcion que en este Pueblo de la Hermita.

Bien save V.S. que los Ingenieros logran de la correspondiente gratificacion quando se les destina en alguna comision semejante a la presente; Lo que suplico á V.S. se sirva tener en consideracion para la providencia que estime conforme en el assumpto.

Dios Gue. á V.S. m.s a.s Hermita 27 de Xbre. de 1773

Antonio Marin

M. Y. S. D.n Martin de Mayorga
 

Notas

 [1] Esta investigación ha sido posible gracias al apoyo de la Secretaría de Estado de Educación y Universidades, SAB2000-0287.

 [2] La ciudad de Guatemala, fundada el 25 de julio de 1524, por Pedro de Alvarado, lugarteniente de Hernán Cortés, fue destruida, total o parcialmente, en varias ocasiones. Causa de ello era la naturaleza volcánica de su terreno. Así, se sabe que en 1547, 1585, 1586,1607, 1651, 1689, 1717 y 1751, se vio afectada grandemente, al grado que después de los terremotos de 1773, que aquí se narran, debió abandonarse la llamada Antigua Guatemala, que llegó a tener 70.000 habitantes.

[3] Tal vez la mejor fuente para la historia guatemalteca sea la muy importante obra de: Luján Muñoz, 1995, donde se puede encontrar importante información sobre la etapa del traslado de la ciudad, que en nuestro documento sólo se plantea.

[4] Ello no significa que los ingenieros militares no participaran de la construcción de la nueva ciudad. Pocos años después se destinó a las obras de la ciudad de Guatemala a Joaquín Isasi (ca. 1777) y a José María Alejandre Guerrero, quien estaba destinado en Indias desde 1771. Véase Capel et al, 1783.
 

Bibliografía

CAPEL, H., L. GARCIA, O. MONCADA, F. OLIVE, S. QUEZADA, A. RODRIGUEZ, J. E. SANCHEZ y R. TELLO. Los ingenieros militares en España Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial. Barcelona: Universitat de Barcelona, 1983.

GONZALEZ MATEOS, M. V. Marcos Ibáñez, Arquitecto español en Guatemala, "Anuario de Estudios Americanos", tomo III, 1946, p. 877-910.

LUJAN MUÑOZ, J. (Ed.). Historia General de Guatemala. Guatemala: Asociación de Amigos del país-Fundación para la Cultura y el Desarrollo, 6 Vols. 1995

MONCADA MAYA, J O. Ingenieros Militares en Nueva España. Inventario de su labor científica y espacial, siglos XVI a XVIII. México: Instituto de Geografía, 1993.

ULARTE SEGURA, J. El ingeniero Luis Diez Navarro. San José, Costa Rica, 1964.
 
 

© Copyright: José Omar Moncada Maya, 2003.
© Copyright: Biblio 3W, 2003.
 

Ficha bibliográfica

MONCADA MAYA, J. O. En torno a la destrucción de la ciudad de Guatemala, 1773. Una carta del ingeniero militar  Antonio Marín.  Biblio 3W, Revista  Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad  de Barcelona, Vol. VIII, nº 444,  5 de mayo  de 2003. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-444.htm> [ISSN 1138-9796]
 



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