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REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie  documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98
Vol. VIII, nº 479, 15 de diciembre de 2003

UN INFORME SOBRE LA FORTIFICACIÓN DE CALDES DE MONTBUI, 1874

Jerónimo Bouza
Doctor en Antropología


Palabras clave: ingenieros militares, fortificaciones, Caldes de Montbui, Guerra Carlista

Key words: Militar engineers, Fortifications, Caldes de Montbui (Spain), Carlist Civil Wars


En el marco del programa de recuperación y publicación de los trabajos elaborados por los ingenieros militares, auspiciado por el Dr. Horacio Capel, presentamos el informe que sobre la población de Caldes de Montbui realizó el Comandante del Cuerpo de Ingenieros Buenaventura Guzmán, durante la tercera guerra carlista.

Caldes de Montbui era un enclave importante, en caso de guerra, desde varios puntos de vista. El más inmediato, el estratégico, pues dicho núcleo está situado en  la zona septentrional de la Depresión Prelitoral, en el antiguo camino que desde Vic conducía a Sabadell y Barcelona, y entre los cingles de Bertí y Gallifa[1]. Constituía también toda esa zona la puerta de entrada desde el norte a la comarca del Vallès, antesala industrial de Barcelona.

Por otra parte, los ocho balnearios y los dos hospitales existentes por entonces -uno de ellos militar- que aprovechaban las cualidades terapéuticas de sus aguas, constituían un poderoso argumento para mantener la villa al margen de los conflictos y poder ser utilizada para la atención de los heridos. Podemos citar un precedente que, durante la Guerra del Francés, pone en evidencia la importancia de Caldes de Montbui en ese aspecto. Se refiere al intento de declararla pueblo neutral, para que los militares heridos de ambos ejércitos, acompañados de sus correspondientes médicos, pudieran hacer uso de los baños. La solicitud de neutralidad fue cursada desde el cuartel general de Berga el 15 de abril de 1812, firmada por el general Luis Laci y dirigida al general gobernador de la plaza de Barcelona.

Un tercer aspecto que quizás motivó el encargo del informe era la total indefensión en que se hallaba Caldes en esa época, ya que no tenía otra defensa que los débiles y raquíticos muros que cerraban los huertos[2], tal como se dice en el informe. De igual forma, por estar tan cerca de un terreno muy accidentado, precisamente por el flanco norte que era el ocupado por los carlistas, la convertía en fácil objetivo de un ataque por sorpresa, como ya había sucedido en 1813, cuando en la madrugada del domingo 27 de febrero, una expedición francesa llevó prisioneros a un buen número de vecinos de Caldes y Sant Feliu de Codines. Hecho que, por otra parte, nos habla del fracaso de los intentos del general Laci para declararla neutral.

Durante el sexenio revolucionario, y sobre todo en los años 1873 y 1874, la influencia militar y política del carlismo alcanza su apogeo, llegando a controlar dos tercios del territorio catalán[3]. Los carlistas, con capital en Olot, dominaban todo el interior de Cataluña, al norte de Manresa, pero, además, gozaban de una gran presencia en numerosos municipios fuera de su territorio, con importante influencia en el poder local. Tal era la situación de Caldes, donde gozaban del apoyo de algunos propietarios de balnearios, que eran personas de gran influencia en la vida local. La combinación de los intereses políticos de estos propietarios con sus intereses económicos dio lugar a enfrentamientos muy violentos con los médicos de baños de talante señaladamente liberal, como Tomás Lletget o Martí Castells[4].

Durante todo el año 1873 y primeros meses de 1874, el gobierno central, ocupado como estuvo con los acontecimientos políticos de esos agitados días -abdicación de Amadeo, proclamación de la República, revuelta cantonal-, no concedió al conflicto carlista la atención que tan grave asunto requería. En 1874, con el general Zavala presidiendo el Consejo de ministros, el Capitán General de Cataluña Rafael Izquierdo elaboró un plan para reorganizar la estrategia bélica, uno de cuyos puntos era la fortificación de los enclaves importantes.

Con el fin de tomar una decisión sobre la fortificación de Caldes de Montbui, el Capitán General encargó la elaboración de un informe al Cuerpo de ingenieros, que encomendó la misión a Buenaventura Muñoz. El resultado fue el texto que reproducimos a continuación.

Hemos transcrito el informe original que se encuentra en el Archivo de la Corona de Aragón (ACA), Fondo Comandancia de Ingenieros, caja 583, exp. 2486


COMANDANCIA DE INGENIEROS DE BARCELONA
 

Exmo Sr.

El T.C. Comandante del Cuerpo D. Buenaventura Guzmán a quien V.E. se sirvió comisionar en 7 del actual para que pasase a Caldas de Montbuy con objeto de estudiar e informar acerca de la defensa de dicha población, con fecha de ayer me dice lo que sigue:

"En cumplimiento de la orden que tuvo V.E. a bien darme en su respetable comunicación de 7 del corriente, pongo en su conocimiento que el día 8, a las 9 de la mañana, salí de esta capital acompañando al E.S. Brigadier D. Joaquín Mola y Martínez yendo a pernoctar a Mollet. El día 9 salí de Mollet con la columna, llegando a Caldas de Montbuy sobre la una de la tarde, y pasando la noche en esta villa. El día 10 salió la columna de Caldas a las 11 de la mañana y fue a pernoctar a Sabadell, después de haber hecho un alto de dos horas en Senmanat. El día 11 salió de Sabadell la columna y yo regresé a Barcelona por disposición del Sr. Brigadier Mola y Martínez, habiendo aprovechado mi paso por dicha villa para hacer gestiones dirigidas a activar la terminación de los asuntos, expediente de ocupación por motivos de guerra del Colegio de los PP Escolapios en cierta parte suya y rendición de cuentas de las obras hechas en un recinto interior fortificado, que se hallan intervenidas por mí en representación del Cuerpo de Ingenieros. Hechas estas ligeras indicaciones sobre el itinerario que seguí en mi expedición, pasaré a exponer a la ilustrada consideración de V.S. el concepto que he formado acerca de la defensa de Caldas de Montbuy como resultado del reconocimiento que practiqué en dicha villa y sus alrededores durante el corto espacio de tiempo que tuve a mi disposición para efectuar esta compleja operación.

La población de Caldas de Montbuy se halla construida en terreno desigual que sube en direcciones al N. y al E. , habiendo montes elevados hacia estos dos puntos cardinales muy próximos a la villa y que dominan su caserío o distancia comprendida dentro del alcance eficaz del fusil: se verifica esto en mayor grado desde las alturas llamadas Puigdemí y S. Salvador y situadas al E. de la villa, en particular desde la última que es la más cercana y en cuya cima existe una ermita derruida. El enemigo puede llegar a estas interesantes posiciones completamente abrigado de la vista y fuego de los defensores de la población incluso de los situados en el campanario de la Iglesia Parroquial, que es el punto más elevado del caserío.

Al E. se halla limitada la Villa por una Rambla de bordes escarpados, obstáculo que dificulta considerablemente el acceso; es fácil ponerla por este lado a cubierto de los ataques del enemigo con pocas obras defensivas: por el S. se presenta el terreno más abierto y despejado.

En los alrededores hay varios barrancos y caminos hondos y favorables para que el enemigo pueda aproximarse, sin ser visto, hasta las mismas tapias de la Villa, y que por lo mismo deben estar muy vigilados para frustrar los ataques por sorpresa que aquél pudiera intentar.

Los caminos que afluyen a Caldas de Montbuy son los siguientes: por el N. la carretera de Moyá, por el Oeste la de Sabadell, Semmanat y S. Lorenzo Saballs; por el S. la carretera de Barcelona y camino de Rubí, y por el e. el de Granollers.

El diámetro mayor de Caldas está dirigido de N. a S. y mide sobre 800 metros de longitud a contar desde la entrada por la parte de Barcelona hasta la salida por el paseo del Remedio; el diámetro perpendicular a éste contado desde la riera al Oeste hasta la extremidad de la calle de Santa Eulalia, al E., tiene unos 400 metros de largo: puede graduarse, pues, que el desarrollo del perímetro de la villa no bajará de una extensión total de 3 kilómetros, hallándose formado en su mayor parte por los muros de cerca de los huertos que tienen las casas situadas en dicho perímetro. El Caserío se halla muy agrupado en la parte antigua de la población, siendo sus calles estrechas y tortuosas; únicamente la plaza de la Constitución, que tiene forma sumamente irregular es el paraje donde se nota algún desahogo. No sucede lo mismo en la parte nueva de la villa que se va edificando hacia el Sudeste, pues aquí se ve con más holgura y se hacen calles anchas y regulares.

Para poner en seguridad a Caldas de Montbuy contra los ataques del enemigo, conceptúo que sería necesario hacer las siguientes obras defensivas:

1º Formar un recinto fortificado que abrazara toda la población, aspillerando al efecto los muros de cerca de los huertos y de las casas que forman el perímetro; cerrando las bocas de las calles que dan salida al campo, dejando solamente portales en aquellas que fuesen indispensables para satisfacer las necesidades de la agricultura y del comercio, construyendo tambores flanqueantes en los puntos convenientes y tabicando las puertas de las casas y huertos que miran al campo.

2º. Habilitar la Iglesia Parroquial para que sirviera de reducto de seguridad de los defensores, cosa que fácilmente podría hacerse en atención a que es un edificio de muy sólida construcción, aislado del caserío y con grande dominación sobre los edificios de la villa.

3º Finalmente ocupar las alturas de Puigdemí y de S. Salvador. En la primera podría construirse una torre o pequeño reducto de mampostería capaz de alojar un destacamento de 20 hombres de Infanª, no sólo con el objeto de impedir que el enemigo se posesionara de este punto interesante según lo ha verificado en los ataques que, antes de ahora, ha dirigido contra la villa, si que también para que fuese posible batirle con fuegos dominantes en cualquier dirección que se quiera para acercarse al recinto: este destacamento sería al propio tiempo muy conveniente para vigilar la carretera de Moyá, dirección por la cual es de temer la venida del enemigo sobre Caldas, como igualmente la partida de terreno llamada de Aiganais, situada al pie de la vertiente E. del Puigdemí, donde se encuentra la ermita del Remedio y varias casas de campo, propias y capaces de alojar cómodamente a numerosas fuerzas enemigas, sin ser apercibidas ni poder ser molestadas desde la población.

En la segunda convendría habilitar para la defensa a la ermita derruida, que también lleva el nombre de S. Salvador, a fin de establecer allí otro punto de igual fuerza, encargando de la defensa de la posición que sería sumamante perjudicial a la defensa puesta en poder del agresor y de vigilar el camino de Granollers por donde puede aproximarse el enemigo hasta los muros de la Villa sin ser visto desde ningún paraje de ella, ni tampoco desde el monte Puigdemí, a pesar de la dominación que tiene esta altura sobre la de S. Salvador.

Para efectuar todas las obras de fortificación que llevo indicadas y defenderlas de una manera conveniente gradúo que sería necesario hacer un gasto de 40,000 pesetas y establecer en Caldas una guarnición de 600 hombres.

Si la defensa de la Villa se limita al casco de la parte antigua de la población, comprendida entre la Riera y la calle Mayor, estableciendo también el reducto de seguridad en la Iglesia Parroquial pero dejando sin ocupar las alturas de Puigdemí y S. Salvador, cosa que considero sería sumamente perjudicial para la prolongación de la resistencia, creo podrían reducirse a la mitad el gasto y guarnición anteriormente indicados.

Es cuanto se me ofrece exponer a V.S. en cumplimiento de mi deber sin embargo de lo cual, como siempre, V.S. podrá resolver lo que estime conveniente y acertado".

Lo que tengo el honor de trasladar a V.E. para su superior conocimiento.

Dios guarde a V.E. muchos años

Barcelona 22-Diciembre/874
 

Notas

 
[1] Entre los “papeles sobre la historia de Caldas” de Llobet y Vallllosera, encontramos la copia de un documento del rey Jaime I, de 4 de agosto de 1274, super camino quo itur de civitaten Barchinona apud Vicum transiret per villam Calidarum de monte bovino.
 
[2] Tenemos constancia de la existencia de murallas en torno a Caldes, al menos desde 1395. En ese año no existía la muralla del norte de la villa. En 1790 todavía estaba amurallada, como muestra la Concordia feta per la Universitat de la vila de Caldes ab lo Marqués de Rupit, en que se habla de les aygues perdudes que ixen y discorren de la font del salser prop de la muralla dins de la vila de Caldes de Monbuy...
 
[3]Toledano,2002, pág. 32.
 
[4] Vid. VVAA, 2002, pág. 164 y ss.
 
 
 
Bibliografía

CAPEL, H. y otros: Los ingenieros militares en la España del siglo XVIII. Inventario biográfico y repertorio de su labor científica y espacial. Barcelona: ediciones de la Universidad de Barcelona, 1983, 494 págs.

LLOBET i VALL-LLOSERA, J.A. Papeles sobre la historia de Caldes de Montbui. Notas manuscritas que se guardan en el Archivo de la Reial Acadèmia de Bones Lletres. Barcelona.

TOLEDANO GONZÁLEZ, Ferran. Carlins i catalanisme. La defensa dels furs catalans i de la religió a la darrera carlinada, 1868-1875. Sant Vicenç de Castellet: Farell, 2002.

VVAA. Historia termal de Caldes de Montbui.. Caldes de Montbui: Ajuntament, 2002.
 
 

© Copyright: Jerónimo Bouza, 2003
© Copyright: Biblio 3W, 2003.
 

Ficha bibliográfica


BOUZA, J.   Un Informe sobre la fortificación de Caldes de Montbui, 1874. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. VIII, nº 479, 15 de diciembre de 2003. [http://www.ub.es/geocrit/b3w-479.htm]. [ISSN 1138-9796].


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