Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie  documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. IX, nº 526, 5 de agosto de 2004

¿Es la  teoría de la regulación todavía relevante para la comprensión de la sociedad capitalista actual? Respuesta a Horacio Capel
 

Sara González
Global Urban Research Unit
School of Architecture, Landscape and Planning
University of Newcastle

 
Palabras clave: Teoría de la regulación, capitalismo, neoliberalismo
Key words: regulation theory, capitalism, neo-liberalism

A principios de enero del 2004 en el vol.IX, nº 486 de Biblio 3W.  Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales  (http://www.ub.es/geocrit/b3w-486.htm) , el profesor Horacio Capel publicó un artículo extenso, detallado y muy profundo sobre mi tesis doctoral “La política de escalas en Bilbao: La construcción socio-política de un área metropolitana” defendida en Diciembre del 2003 en la Universidad del País Vasco. Capel repasa minuciosamente las dos principales partes de la tesis, la teórica y la empírica, deteniéndose, sobre todo, en los planteamientos teóricos que presento en los capítulos 2, 3 y 4. Esta primera parte de la tesis es un intento de avanzar en uno de los retos de mi tesis doctoral y de mis preocupaciones investigadoras actuales y futuras: combinar elementos teóricos de la Economía Política con aproximaciones más postmodernas que tienen como objeto de investigación el lenguaje, el discurso y el poder. El objetivo de esta respuesta no es repasar uno por uno todos los comentarios del profesor Capel, sino centrarme en su preocupación por la validez de mi marco teoría para la expiación de los problemas de la sociedad actual.

El reto inicial de mi investigación
 

El reto de mi investigación no es una cruzada individual o un desafío que caiga en el vacío, sino que es parte de debates más amplios en geografía y economía sobre la necesidad de incluir elementos “extra-económicos” en la investigación de los patrones espaciales que el capitalismo actual dibuja (Hudson, 2000). Esta inquietud por ampliar el objeto de estudio de la economía o la geografía económica ha sido desarrollada bajo el denominado “giro institucionalista” o “giro cultural”. El objeto de este “giro” ha sido “enfatizar la importancia de las condiciones culturales y sociales en las regiones a la hora de moldear sus trayectorias económicas de desarrollo” (Cumbres et al, 2003:325). En este giro, la economía se entiende como una construcción social, como una serie de relaciones entre individuos y grupos que están irremediablemente situados en contextos concretos donde imperan ciertas formas de hacer las cosas, ciertas normas y culturas. O, en otras palabras, como resalta Macleod (2001: 1147): “el comportamiento económico está incrustado y moldeado a través de una serie de hábitos institucionales, modos culturales aparentemente irracionales, redes de conocimiento y lazos de proximidad territoriales”. La denominación de “giro institucionalista” proviene precisamente del convencimiento de los autores que lo defienden de que definitivamente las “instituciones importan” (Jessop, 2001a:1213).
Pero antes de seguir con nuestra argumentación, es necesario que hagamos una breve aclaración conceptual. Capel se pregunta qué son en realidad las instituciones y si tiene sentido en castellano utilizar tal término, ya que puede dar lugar a confusiones. Tanto en castellano como en inglés la palabra institución puede tener dos significados. Por un lado, el más común y que se refiere a un organismo u organización como un ayuntamiento, un hospital o las Naciones Unidas. Así en castellano hablamos de “las instituciones públicas” cuando nos referimos a los organismos u organizaciones estatales o del gobierno. En inglés ocurre lo mismo. Sin embargo, en las Ciencias Sociales, y de forma más concreta, en la sociología y en la economía, el concepto de institución se utiliza también  para referirse a algo más amplio y abstracto como un conjunto de normas, hábitos y convenciones que hacen que el comportamiento humano adquiera estabilidad. Es decir, se trata de patrones de conducta que constriñen el margen de acción de nuestras prácticas encauzándolas en una cierta dirección. Así, para Berger y Luckmann (1997:76), el concepto de “institutionalización” significaba “la tipificación recíproca de acciones habitualizadas por tipos de actores”. De la misma forma, para el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, “institución” puede ser algo “establecido o fundado”. En este sentido, el matrimonio, el sistema judicial, la iglesia, u otras convenciones sociales como las relaciones jerárquicas, una cierta cultura empresarial, o tradiciones folklóricas pueden ser consideradas instituciones.
Son este tipo de procesos sociales por los que algunos autores provenientes de la economía política o geografía económica se han preocupado recientemente incorporándolos en sus estudios sobre el funcionamiento del sistema capitalista. En este sentido Sayer (2001) o Le Gales (1999) hablan de una “economía política cultural” que enfatiza la dimensión de las vivencias sociales de los procesos económicos incorporando cuestiones sobre identidad, discurso y poder.
Es desde este reto por ampliar la economía política que mi tesis se embarca en la exploración de la Teoría de la Regulación, una teoría institucionalista,  tratando de amoldarla y reconstruirla para analizar los complejos cambios territoriales que las ciudades están sufriendo en las últimas décadas. Y es también este reto el que, a mi juicio, pone a prueba la posibilidad de seguir utilizando la Teoría Regulación como una aproximación teórica válida hoy en día. Las críticas que Horacio Capel hace a la Teoría de la Regulación y a mi uso de ella son provocadas, creo yo, por la posición un tanto incómoda en la que yo coloco esta teoría, al intentar combinarla con otras aproximaciones interesadas en el análisis del discurso, el lenguaje, la identidad y el poder. Los informes y comentarios de los examinadores sugirieron que mi tesis era un buen intento de combinar estas dos tradiciones teóricas, pero los comentarios de Capel ponen de manifiesto que todavía hay mucho trabajo que hacer.
La teoría de la regulación y los problemas contemporáneos
 
Aunque este no es el lugar para ofrecer una introducción a las bases fundamentales de esta teoría merece la pena realizar unas aclaraciones. En primer lugar se trata de una teoría que no ha sido ampliamente utilizada en la academia española. Así, no existen muchas referencias en español sobre esta teoría lo que explica, en parte, algunas de las críticas del profesor Capel sobre el lenguaje complicado y enrevesado de esta teoría y de la tesis doctoral[1].
La teoría de la regulación, o la aproximación regulacionista (AR) como prefiero denominarla, siguiendo a Jessop (2001) debido a su heterogeneidad interna, es una teoría post-marxista de economía política que “analiza cómo el desarrollo capitalista, a pesar de sus contradicciones puede llegar a estabilizarse” (Novy, curso online). Se trata de una aproximación que nació en Francia  en los años 70 y en el seno de varios grupos de investigadores economistas. Bustelo apunta a que se trata de un enfoque fundamentalmente marxista porque comparte la concepción holista, dialéctica y materialista  “aunque expurgada de los dogmas fosilizados de sus versiones ortodoxa/estalinista y neoortodoxa/althusseriana” combinando además “una revisión crítica de de la tradición macro-económica keynesiana y kaleckiana, del institucionalismo, así como de las escuela histórica de los Annales” (Bustelo, 1999:230).
La AR ha sido malinterpretada o pobremente comprendida en muchas ocasiones. Como decía, este problema se ha debido en gran parte a una mala traducción de las obras de los primeros autores regulacionistas en francés y su tardía y simplificada recepción en el ámbito académico anglosajón. Como nota Capel, este es un problema que han sufrido otras tradiciones académicas o autores franceses como Foucault, Bourdieu, Lefebvre, o el primer Castells. Pero no sólo la traducción lingüística es un problema en cualquier teoría, sino su traducción “contextual”, ya que hay que tener en cuenta las particularidades en las que una teoría surgió respondiendo a problemas concretos de su tiempo. Este es un tema que a Capel le preocupa en especial por su interés en la filosofía de las ciencias sociales y geográficas y varias de sus críticas a la teoría de la regulación están inscritas en esta preocupación. En las próximas líneas aclarare los orígenes contextuales de la AR y su posibilidad de “traducción” a la sociedad contemporánea.
Althusser, la historia y la regulación
Horacio Capel apunta a que los regulacionistas no han prestado demasiada atención a la historia económica, encerrándose en esquemas temporales abstractos propios del momento en el que surgieron. Capel también cuestiona el éxito que los primeros regulacionistas tuvieron en deshacerse de su poso althusseriano del que tanto empeñaron en desprenderse.
Esta es una de las críticas que quizá más preocuparía a los propios regulacionistas por su especial empeño en analizar la historia y contextualizar siempre sus estudios. En concreto Boyer, uno de los primeros regulacionistas, critica duramente la división de trabajo intelectual existente entre economistas e historiadores y llama a una fecundación recíproca entre ellos. Boyer puntualiza que el fin de la AR es “hacer de la historia de largo período el medio de un enriquecimiento y de una elaboración crítica de las instituciones marxianas acerca de la dinámica de las economías capitalistas” (Boyer, 1992:48).

Respondiendo más directamente a Capel, Lipietz, otro regulacionista histórico, se refiere a los orígenes intelectuales de este grupo como “los hijos rebeldes de Althusser” (Lipietz, 1987). Aunque este grupo de intelectuales franceses se formó dentro de la escuela althusseriana marxista, rápidamente establecieron como su objetivo desarrollar una teoría libre de “las nociones de estructura sin sujetos, sin contradicciones y sin crisis” (Lipietz, 1986:3). Además, la mayoría de estos investigadores trabajaron durante los años 70 cómo técnicos economistas en el gobierno francés y vivieron directamente la imposibilidad de aplicar sus modelos macroeconómicos y sus ecuaciones econométricas a la situación de cambio profundo en la economía nacional y mundial. Así, se preguntaron si las ecuaciones que habían estado utilizando con éxito hasta entonces eran “naturales” o simplemente un producto histórico; el objeto de investigación pasó de ser la predicción de los comportamientos humanos a través de la utilización de ecuaciones al propio cuestionamiento de las ecuaciones como una construcción social contingente.

La AR es frecuentemente malinterpretada, sobre todo en el ámbito anglosajón, como la teoría que analiza la transformación del Fordismo al Postdfordismo. Es cierto que los investigadores regulacionistas han prestado un especial interés al estudio de los mecanismos institucionales que hicieron del período de entre-guerras una etapa relativamente estable y exitosa desde el punto de vista de la acumulación del capital. Pero el concepto de Fordismo no es nada más que una categoría empírica surgida de la observación de los patrones económicos en varios países occidentales. Lipietz (1993), parafraseando a Eco, no tiene ningún inconveniente en aceptar que conceptos de Fordismo, Fordismo periférico o Modo de Producción acaben “echándose al fuego (...) pero de mientras pueden resultar útiles”.

La pregunta que Capel (2003:3) se realiza tras la lectura crítica de mi tesis es si habrá llegado el momento de echar estos conceptos al fuego y si “todo lo que en aquellos años se descubrió [es] hoy realmente importante y significativo (...)”. O, en otras palabras, “si las batallas que los teóricos de la regulación libraron en los años 1970 y 1980 son las batallas de hoy”. En el siguiente apartado intentaré justificar por qué sí.

Post-fordismo, Neoliberalismo y la regulación

El primer paso para poder considerar la AR como un marco de investigación relevante en la actualidad es desprenderse definitivamente de la idea de que se trata de una teoría sobre la transformación del Fordismo al post-Fordismo. Alternativamente, es mucho más fructífero pensar, como lo hacía Lordon (2003: 113) recientemente que “la regulación es constitutivamente una teoría de la variedad y de las transformaciones de las estructuras del capitalismo”.

Durante los años 80 y principios de los 90, muchos investigadores economistas o geógrafos se embarcaron en la búsqueda de nuevos patrones económicos que pudieran estar restituyendo a los que habían funcionado hasta la crisis de los años 70. La AR se popularizó entre algunos de estos investigadores que muchas veces hicieron uso de su terminología sin profundizar en sus raíces teóricas e históricas. Algunas de las hipótesis de estos debates apuntaron a que un nuevo régimen de acumulación se estaba forjando, que se caracterizaba por la flexibilidad en los patrones de producción y en las prácticas laborales (ver por ejemplo Piore y Sabel, 1984).

Como estos autores, aunque con una comprensión más compleja de la AR, Peck y Tickell (1995) también se interesaron por analizar si los nuevos patrones de organización de la economía podían emparejarse con un naciente modo político-social de regulación. Se centraron principalmente en el neoliberalismo de Thatcher que, de acuerdo con su análisis, no presentaba las condiciones necesarias para regular establemente la economía. Sin embargo, tanto los autores de la acumulación flexible, como Peck y Tickell, utilizaron la AR de una forma un tanto restrictiva, como una herramienta para buscar regularidades y formas de acoplamiento entre los patrones de organización económicos y las formas institucionales sociales y políticas.

Recientemente Peck y Tickell han retomado su análisis del neoliberalismo esta vez no tratando de buscar su coherencia interna y su capacidad de regular la economía durante largos períodos estable, sino analizando empíricamente sus características en un contexto histórico y geográfico concreto. Peck y Tickell son parte de la llamada tercera generación regulacionista, formada principalmente por geógrafos anglosajones, que están interesados en analizar los cambios en la organización espacial del capitalismo. Dejando aparte sus innovaciones en la territorialización de la AR (tema central en mi tesis doctoral), estos autores entienden el neoliberalismo como el “marco actual de autoridad política que hace preponderar en todo el mundo las reglas del mercado sobre las relaciones sociales cada vez más diversas” (Brenner y Theodore, 2003: 14). Como reconocen Peck y Tickell (2003), el neoliberalismo es intrínsecamente contradictorio y una de sus principales características es su increíble capacidad transformativa. Según estos autores, cualquier análisis sobre el neoliberalismo debe enfocarse específicamente al cambio y no hacia las comparaciones binarias entre situaciones pasadas y posibles sucesoras.

Este nuevo énfasis en analizar las transformaciones del capitalismo tal y como ocurren sin encorsetarlas en una rígida búsqueda de etapas coherentes de largo plazo sigue los pasos de la recomendación de Lipietz que en 1993 apuntaba a que “es mucho mejor estudiar las formas vivientes de regulación que se están posicionando que pensar en su coherencia” (Lipietz, 1993:14). De hecho, el consenso que parece estar surgiendo entre los regulacionistas hoy en día es que, “con la desaparición del Fordismo”, estamos asistiendo “a la emergencia de una mayor desigualdad [geográfica]  en el sistema de regulación” (Goodwin y Painter, 1996:646) donde los Modos de Regulación como el Fordismo son una excepción y el proceso regulatorio es conflictivo y multi-escalar.

La AR surgió en un momento y lugar concreto de la historia para intentar dar respuesta a un problema que entonces parecía específico: el final de una etapa relativamente estable donde las formas institucionales políticas y sociales habían regulado coherentemente la economía. En un principio, investigadores sobre todo fuera de la AR, se afanaron en identificar patrones de comportamiento regulares que dieran lugar a un nuevo período estable. Sin embargo, con el tiempo, la realidad ha mostrado que lo que en los años 70 parecía una situación excepcional de inestabilidad del capitalismo, puede que sea parte de la normalidad cuando la característica más prominente del neoliberalismo, la forma actual del capitalismo, es su capacidad transformativa. Las preguntas que plantea la AR todavía son relevantes, ya que como dice Harvey (2000:54), “el capitalismo no puede vivir sin sus anclajes”. Sin embargo, no podemos esperar que estos anclajes abarquen largo períodos de tiempo o escalas territoriales únicas, sino que posiblemente asistamos a anclajes parciales, temporales y trans-escalares. Concluyendo, y para responder a la pregunta principal planteada en este artículo, creo que la AR resulta todavía un marco interesante de investigación, siempre que seamos escrupulosos en cuáles son las preguntas de investigación relevantes y nos interesemos por la tensión entre la fijación y la transformación de los procesos sociales.

El reto futuro de mi investigación
 

Para acabar me gustaría recoger las palabras del inicio de este artículo y bosquejar unas notas sobre los futuros retos de mi investigación.
Como he señalado, considero que la AR todavía puede ser un marco válido e interesante para analizar las constantes transformaciones institucionales y espaciales del capitalismo. Pero soy consciente de las limitaciones de esta aproximación; su excesivo énfasis en el estado-nación, su dificultad por centrarse en el sujeto, en analizar la acción social, el poder o la importancia del discurso. Son límites significativos para una investigadora cuyo trabajo quiere centrase en la identidad, el territorio y el poder.
En concreto, el trabajo en mi tesis doctoral sobre la construcción política del área metropolitana de Bilbao a través de lucha conflictiva de diversos discursos territoriales ha estimulado mi interés por tres cuestiones: En primer lugar cómo los espacios se convierten en lugares de significado para la acción social y, en segundo lugar, cómo los actores, siempre incrustados en marcos económicos, políticos y sociales, desarrollan mecanismos de poder para reclamar esos lugares de significado como parte de su proyecto político. En tercer lugar, estoy interesada en cómo estos proyectos político-territoriales se transforman en políticas y prácticas concretas.
De forma más empírica, me interesan las estrategias que los actores utilizan para construir discursivamente sus espacios de interés y ligarlos a narrativas más amplias. Por ejemplo, en un contexto neoliberal y de competición interurbana, cómo algunos gobiernos locales construyen discursiva y también materialmente sus ciudades como ciudades emprendedoras y globales. O cómo un grupo de activistas encapsula en una casa ocupada la lucha contra la globalización.
El reto pasa por desarrollar un marco teórico y metodológico que sea sensible al estudio de las percepciones de los sujetos sobre el espacio, que se centre en el proceso de institucionalización de estas percepciones, que tenga en cuenta los mecanismos de poder en este proceso y que inserte la acción social en un marco más amplio de las transformaciones socio-espaciales del capitalismo. Creo que la AR puede ofrecer este marco amplio y crítico pero necesita de otras aportaciones teórico-metodológicas para complementarlo. En mi tesis doctoral hice uso de aportaciones recientes desde la teoría del planeamiento urbano (planning theory) que apuntan a la importancia del poder y el discurso en la construcción de políticas territoriales y en la práctica de la planificación territorial. Sobre esta base, en el futuro planeo seguir explorando las conexiones entre la economía política y el análisis del discurso centrándome en el estudio del nudo analítico entre el territorio, la identidad y el poder.

 

Notas

[1] La Asociación francesa “Recherche et Régulation” publica su « Lettre de la Régulation » en español en la siguiente página : http://www.upmf-grenoble.fr/irepd/regulation/Lettre_regulation_espagne/index.html
 

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Ficha bibliográfica

 
GONZÁLEZ, S.¿Es la  teoría de la regulación todavía relevante para la comprensión de la sociedad capitalista actual? Respuesta a Horacio Capel.Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. IX, nº 526, 5 de agosto de 2004. [http://www.ub.es/geocrit/b3w-526.htm]. [ISSN 1138-9796].
 



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