Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie  documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. IX, nº 536, 25 de septiembre de 2004

LA DESCRIPCIÓN ORTOGRÁFICA DE LA COSTA DEL REINO
DE MURCIA POR EL INGENIERO MILITAR MANUEL CABALLERO, 1801

Horacio Capel

Universidad de Barcelona

Palabras clave: Ingenieros militares, Murcia, descripciones geográficas, fortificación.

Key words: Military Engineers, Murcia, geographical descriptions, fortification.


Los años finales del siglo XVIII y comienzos del XIX fueron en España tiempos de grandes inquietudes militares. El 7 de mayo de 1793 la Francia de la Convención declaró la guerra a España, un conflicto que duró dos años y finalizó, de forma poco brillante para la Monarquía, con la paz de Basilea, firmada el 22 de julio de 1795. Al año siguiente, por el tratado de San Ildefonso (18 de agosto 1796), España se alineaba con Francia en su enfrentamiento con Gran Bretaña, declarándose la guerra a este país el 7 de octubre del mismo año. El conflicto fue desfavorable para España, cuya flota fue derrotada por la inglesa frente al cabo de San Vicente (14 de febrero de 1797), lo que afectó gravemente al tráfico con América. A pesar de ello continuó la alianza con Francia, y tras el nombramiento de Napoleón como primer consul se firmaría el segundo tratado de San Ildefonso (1 de octubre de 1800); otros dos tratados, en enero y febrero de 1801, vinculaban nuevamente la escuadra francesa y la española en el enfrentamiento contra Inglaterra, y daban el apoyo de España a una invasión de Portugal, para obligar a ese país a salir de la alianza con Gran Bretaña. Declarada la guerra a Portugal el 27 de febrero de 1801, el ejército español mandado por Godoy invadió ese país, finalizando el conflicto con el armisticio firmado el 6 de junio del mismo año. Esa situación bélica se clausuraría provisionalmente con la paz de Amiens firmada el 25 de marzo de 1802.

Ese contexto bélico es indispensable para entender la urgencia que sentía el gobierno español para examinar el estado de las defensas costeras y poner a punto las fortificaciones necesarias ante posibles ataques ingleses. Los ingenieros militares fueron encargados de realizar dichos exámenes, uno de los cuales, realizado por Manuel Caballero, es el que hoy publicamos en este artículo. En 1803 Felipe de Paz elaboraría también un informe similar sobre el estado de las fortificaciones del Reino de Granada, hasta el límite con el de Murcia[1]. Posteriormente se seguirían realizando otros, alguno de los cuales ha sido ya publicado en estas mismas páginas, como el de Tomás Pascual Maupoey en las costas de Asturias en 1806[2].

El contexto bélico explica también las alusiones que frecuentemente se hacen a los barcos enemigos que surcan las aguas y acechan a los bajeles españoles, así como a la necesidad de poner a punto las defensas para evitar una invasión. Algo que no era una especulación sin fundamente, ya que conviene recordar que los ingleses habían conquistado Gibraltar y Menorca y desde allí podían planear fácilmente un desembarco, además de hostigar continuamente a la navegación.

La descripción ortográfica que realiza Manuel Caballero se preocupa por el marco geográfico en el que se localizan las defensas, y trata de identificar las estructuras del relieve, la red fluvial y la configuración de la línea costera. Sitúa en ese contexto los edificios militares y pone énfasis en el estado de los mismos, en su capacidad para resistir un ataque y para cumplir las funciones ofensivas asignadas a su artillería, en la dotación artillera, y en la capacidad para cubrir el territorio.

El panorama es inquietante, como siempre ocurre en estos informes realizados por ingenieros militares[3]. Existen calas en las que los enemigos pueden surgir, o fondear, y hacer aguada impunemente, áreas en las que pueden apostarse para atacar a navíos que salen del puerto, playas desenfiladas, en donde podrían fácilmente desembarcar, rutas hacia el interior insuficientemente cubiertas, fuertes indispensables que no se han construido, otros que necesitan reparaciones, y torreros y atalayeros con poca preparación, incapaces de hacer funcionar una pieza de artillería. Éstas, además, se consideraban también insuficientes; el total de las que defendían la costa del Reino de Murcia, incluyendo la ciudad de Cartagena, una base naval esencial, eran de 234, de los cuales 139 cañones de bronce, 68 de hierro, 15 morteros y 12 obuses (Véase el cuadro que figura al final del documento).

El dictamen final del informe es que "la costa está indefensa". Lo cual permitía a los enemigos "que casi sin exposición apresen las embarcaciones que navegan de E a O y se ejecute libremente el contrabando". A pesar del tratado de paz y comercio con Marruecos (1767), Turquía (1782) y Túnez (1791) y de la disminución del peligro de los piratas berberiscos, todavía los moros desembarcaban en las costas murcianas, y se tenían noticias de esos desembarcos en varias calas cercanas a Pormán. El problema del contrabando era también grande, haciéndose alusión en el informe a varios parajes "donde se hacen muchos fraudes a las rentas reales por su soledad". En cuanto a Cartagena, sus murallas servían solo para "contener un golpe de mano y evitar una escalada, pues lo que es el sitio no puede resistirle", aunque en este caso las importante dotación militar era una garantía de seguridad, siempre que se evitara que el enemigo tomara los montes próximos; para lo que era indispensable la construcción del fuerte de San Julián, considerado "el todo de la defensa de la Plaza y Arsenal".

Cartagena había sido objeto del esfuerzo de la Corona desde el momento en que, a mediados del Setecientos, fue elegida como uno de los puertos esenciales de la metrópoli. Grandes ingenieros como Francisco Llobet, Sebastián Feringan, Juan Escofet, Mateo Vodopich y otros habían diseñado y construido un gran arsenal [4], convertido en una verdadera máquina de guerra.

Los cuarteles eran a pesar de todo insuficientes. La política de construcciones que se había seguido de forma sistemática[5], había conseguido una amplia dotación de cuarteles; pero eran todavía insuficientes, como se recuerda en el informe de Manuel Caballero.

La descripción que publicamos nos permite disponer hoy de la mirada del ingeniero que percibe con ojos militares el terreno, que calcula las áreas cubiertas en donde pueden esconderse los enemigos o los contrabandistas que menoscaban las rentas reales; nos proporciona la visión de un técnico que está siempre evaluando los puntos débiles por donde podrían desembarcar las tropas contrarias y avanzar hacia el interior. Observa los puntos por donde pueden venir los ataques, los lugares ya defendidos, los obstáculos que se adivinan y que se pueden aprovechar para oponerse al avance, los impedimentos que forman los sedimentos y los arenales en la desembocadura de los ríos.

Tras la aparente neutralidad del informe, hay todo un esfuerzo de sistematización que requiere un recorrido sistemático del territorio y unas pautas de observación bien interiorizadas previamente. El modelo de estas descripciones estaba bien configurado, y era objeto de enseñanza en la Academia de Matemáticas de Barcelona [6]. Los objetivos son precisos, y la mirada del ingeniero solo se aplica a los aspectos que le interesan. En ningún caso están presentes otras preocupaciones naturalistas o geográficas. Si las cordilleras aparecen, lo hacen como una línea continua de montañas que facilitan la defensa del territorio o permiten entender la disposición de una costa. No hay ninguna distracción en recoger datos no pertinentes para el objeto de su visita. Y mucho menos se encuentra la menor preocupación estética. El ingeniero observa el terreno exclusivamente con ojos militares, preocupados por la defensa. Parajes y puntos de vista que hoy nos resultan impresionantes por la belleza del paisaje que se divisa, no merecen ningún comentario estético, y solo se valoran por la amplitud de la visión, por la posibilidad de cruzar los fuegos de la artillería, o por accidentes que dificultan la visibilidad y permiten a los enemigos esconderse o avanzar en el ataque. Cuando a veces aparece una expresión estética (por ejemplo, una "hermosa ría", en la descripción de las costas septentrionales) es por su valor económico o para el fondeadero de los navíos mercantes. El informe de Tomás Pascual de Maupoey sobre Asturias o éste de Manuel Caballero sobre Murcia son buenos ejemplos de ello. Pocas veces ha sido tan claro que el paisaje se compone al mirarlo con una intención determinada.

De todas maneras, no significa eso que los autores fueron insensibles o no tuvieran gusto. Sabemos que se emocionaban con los vestigios arqueológicos, y que los dibujaban e inventariaban cuidadosamente. También observan la existencia de vestigios de poblamiento anterior, aunque eso les permite imaginar posibilidades de intalación de personas o de actividades económicas.

En todo caso, esta descripción, como otras muchas que realizaron los ingenieros militares durante el Setecientos, constituyen documentos históricos de gran valor para la geografía histórica. A través de ellos tenemos una visión precisa del estado del territorio recorrido, de su estructuras defensivas y de poblamiento, una apreciación de sus recursos, y un panorama general de gran valor sobre la geografía de la época.

La visión que nos proporciona este informe es la de una costa relativamente poco habitada, excepto en los núcleos urbanos de Cartagena, Mazarrón y Águilas; con escasez de caminos carreteros y la existencia de algunos de herradura, transitables solo por caballerías; y nos permite atisbar la actividad agrícola, las fábricas de libanes, o cuerdas de esparto, seguramente para las explotaciones mineras, en las cercanías de Mazarrón, así como la instalación temporal de almadrabas para la pesca del atún, y la explotación de salinas.

Cartagena era el núcleo más poblado, y había tenido un importante desarrollo desde la decisión de convertirla en el gran puerto militar español del Mediterráneo. Pero su caserío era "poco vistoso y sus calles en general incómodas". De todas maneras, se valoran muy positivamente los trabajos de desecamiento del Almarjal, que habían mejorado sensiblemente las condiciones de salubridad de la ciudad, aunque al mismo tiempo se señala también la ausencia de fuentes de agua potable, y el grave problema del abastecimiento en ese sentido. Algo que trataría de resolverse con el proyecto del canal desde el Castril y el Guardal a Lorca y Cartagena, finalmente malogrado[7]. En cuanto al Campo de Cartagena se considera que "está muy poblado".

Mazarrón había sido durante toda la edad moderna un núcleo activo por las minas de almagre; en algunas de sus ensenadas se calaban almadrabas para la pesca del atún. Y en Águilas se había empezado a construir desde la década de 1750 una fortificación para defender dos ensenadas que poseían excelentes condiciones para fondear navíos. Desde 1766 se había aprobado la fundación de una nueva población, para la que el coronelde Ingenieros Mateo Vodopich elaboró en 1772 un diseño ortogonal [8], en relación también con la reactivación del proyecto de canal de Lorca y Cartagena [9]. La construcción de Águilas se activaría a fines del XVIII en relación con las obras hidráulicas que se realizaban en Lorca (pantanos de Puentes y Valdeinfierno) y la posibilidad de exportar los productos agricolas obtenidos por dicho plan.

A fines del Setecientos Águilas se había consolidaddo ya como población de cierta entidad, con un puerto bien defendido, y unido por un camino carretero a Lorca. En esta ciudad, el informe del ingeniero Baltasar Ricaud, elaborado en 1792, [10]ponía de manifiesto que el viejo castillo medieval carecía del menor valor militar.

El documento que transcribimos se encuentra en el Servicio Histórico Militar de Madrid (signatura 4-4-6 11, consta de 13 folios). Al transcribirlo hemos modernizado la ortografía y en algunos casos también la puntuación (: convertidos en punto y seguido). Los cambios más frecuentes tiene que ver con la vacilación que existía en el uso de la b y v, entre i e y; también con la ausencia de h en algunas palbras que hoy se escriben con ella; y, en algunos casos, la utilización de la q en lugar de la c. Una palabra que no he logrado leer se indica con puntos suspensivos.


DESCRIPCIÓN ORTOGRÁFICA DE LA COSTA DE LEVANTE Y PONIENTE
DEL REYNO DE MURCIA, PLAZA DE CARTAGENA Y SUS FUERTES ADYACENTES

[Por el Ingeniero Manuel Caballero]

Costa

La costa del Mar del Reino de Murcia se comprehende desde los confines del de Valencia hasta el de Granada: su extensión por la lengua del mar desde el E al O es de 19 leguas, en las cuales se encuentran 6 torres de servicio, 3 abandonadas y dos enteramente arruinadas, el fuerte de Aguilas, la Plaza de Cartagena y Atalaya. Las torres del E son la Vieja o del Pinatar, que está arruinada actualmente; la de la Encañizada abandonada, la del Estacio, la del Cabo de Palos y la de Pormán. Las atalayas, la de Moscas, la de Juncos y la del Gorguel. Al O de Cartagena se hallan la torre de Asudia, Almazarrón,la de las Salinas abandonada, Valmiebo o Caballos arruinada, la de Cope, el fuerte de Aguilas y la atalaya de Castel-Tiñós.

[Al margen: Torre Vieja o del Pinatar arruinada].

La última torre del Reino de Valencia es la Horadada, a media legua de ésta, está el mojón que divide los dos Reinos de Valencia y de Murcia y a otra media legua se halla situada entre el Mar Mayor y Menor, la Torre Vieja o del Pinatar que está arruinada, su figura es circular, los embates del mar lamiendo los cimientos causaron la ruina, su edificación o la de algún puerto podría ser comveniente para impedir el contrabando y oponerse a algunas embarcaciones pequeñas de corsarios y resguardar la diputacion del Pinatar y el lugar de San Pedro; a el O de ella hay una ensenada, que puede abrigar embarcaciones de remo, es paraje donde se hacen muchos fraudes a las Rentas Reales por su soledad y en este mismo se hallan las Salinas del Rey.

[Torre de la Encañizada de figura circular, abandonada]

A legua y media de la anterior torre se halla la del Estasio de figura circular, situada en una cordillera llana sobre una punta que se avanza en forma de Península en la dirección del N. a S.; a el E y cuasi a su espalda tiene una cala para embarcaciones chicas, a el O una ensenada donde pueden surgir toda especie de embarcaciones. A el frente de esta torre y a tiro de cañon está la Isla Grosa, cubierta de la torre por un peñón, y tiene una cala donde pueden acogerse embarcaciones. Se halla en buen estado y solo necesita alguna pequeña reparación, tiene para su defensa 3 cañones de bronce de a 12 y de guarnición alcalde y cuatro torreros.

[Cala de Calnegre]

A tres cuartos de legua de la anterior torre se encuentra la cala de Calnegre de la Manga, frente de la isla Grosa, y sería conveniente establecer en ella un pequeño puerto para impedir los frecuentes contrabandos que se hacen por esta parte, y abrigo de las embarcaciones por su buen surgidero.

[Cabo de Palos o Promontorio de Saturno y torre de ... de figura hexagonal]

A tres cuartos de legua de Calnegre, está el cabo de Palos o Promontorio de Saturno; es uno de los más principales de la costa de España, bien conocido por lo que se avanza dentro del mar, terminando en él la cordillera, de montes que corren de E. al O y en su extremo forma una eminencia, separada con bastante distancia por una llanura; esta torre, que es una de las mejores y más capaces de la costa, necesita alguna reparación de poca entidad; tiene para su defensa cuatro cañones de bronce de a 12 y de guarnición un alcaide y tres torreros. Tiene varias ensenadas al E y una playa que empieza en la torre del Estasio, que dista legua y media, igualmente las tiene a el O y S capaces de abrigar embarcaciones pequeñas, se hallan Calabellana, el Cargador, y Cala Reona. Esta última tiene un camino carretero que llega a la lengua del agua; por todas éstas se puede desembarcar con facilidad y hacen aguada en una fuente que hay en Cala Reona, y entran por todas al Campo de Cartagena que está muy poblado; pero en estos mismos parajes se encuentran alturas ventajosísimas para impedir la intención del enemigo, que jamás vendría por esta parte, y sí por la del E a fin de coger por la espalda las baterías que defienden el puerto de Cartagena y apoderarse de el de Escombreras, asegurando por este medio su subsistencia y retirada en caso de ser rechazados.

[Atalaya de las Moscas]

A media legua de Calarreona está la atalaya de las Moscas, distante por tierra de la torre de Cabo de Palos otra media legua. La guarnecen tres atalayeros. Tiene la playa de Calblanque bastantes calas, que por una colina tienen paso al Campo de la jurisdicción de Cartagena. En sus inmediaciones está la Cala de los Dentoles, formada por una punta que se avanza al mar, donde convendría construir una torre para que quedase resguardada, pues es capaz de abrigar toda embarcación de remo.

[Atalaya de Juncos]

A tres cuartos de legua de la atalaya de Moscas, está la de Juncos, con dos atalayeros. Tiene una cala de su nombre. Inmediata a ésta está la de Calnegre; a tres cuartos de legua la cala del Barco, todas abrigadas de los vientos del E y podrían surgir en ellas embarcaciones de remo sin ser vistas de la costa, por lo inaccesible, montuosa y puntas que tiene; a tres cuartos de legua de ésta está la Cala de Tamaria, en la que solo con buen tiempo pueden acogerse a ella.

[Torres de Porman, de figura circular]

A media legua de la cala de Tamaria se encuentra la torre de Pormán, de figura circular. Situada en una eminencia al extremo de una cordillera de inaccesibles montes que corren desde la atalaya de Juncos y unidos con los que vienen de Cabo de Palos; sobre una eminencia que forman está construida dicha torre, para defensa del puerto que tiene al N de ella, que los antiguos llamaron Portus Magnus, ahora Pormán o Puerto Genovés; es capaz de abrigar embarcaciones de grueso porte de todos los vientos menos del O y para embarcaciones chicas, en las puntas que forma, y calas hay un total abrigo. Este puerto tiene media legua de circunferencia, terminándose su entrada por la punta y calas donde está la torre, a la parte del medio día y a la del N por la punta de la Galera; en él y en su playa del E existen fragmentos de edificios antiguos, indicando recinto guarnecido de torreones para resguardo de la población que sin duda habría por lo ventajoso de su local y por una fuente de agua muy buena, conducida por cañerías de que hay fragmentos, la cual torre tiene tres cañones de bronce, uno de a 12 y dos de a 8, de guarnición un alcaide y dos torreros. Lo bueno de su puerto exigía fuese su torre que la defiende más capaz, a fin de colocar artillería de mayor calibre, pues el cañón de a 12 que tiene no lo puede usar con toda libertad ni aún el de a 8, pues en ese mismo año habiendo hecho con él fuego, su retroceso agujereó la vivienda de los torreros que fue preciso repararla; el medio de agrandar esta torre sería hacerle un revestimiento exterior, su puerto está continuamente lleno de buques y los enemigos cruzando delante de él a fin de sacarlos del puerto.

[Atalaya del Gorguel]

A legua y cuarto de Pormán está la atalaya del Gorguel, con dos atalayeros, situada en una eminencia para avisar a los vecinos del lugar de Alumbres, que dista media legua; en su inmediación hay dos calas divididas por un montecillo, donde pueden abrigarse embarcaciones de remo y lo han hecho varias veces los moros, por lo que convendría establecer en ella una torre que avistase con la de Pormán.

[Cabo del Agua y Cala de Trapajuar]

A una legua del Gorguel se halla hacia el O el cabo del Agua, que es un promontorio, que entra en el mar, y a un cuarto de legua de éste, hacia el O, se encuentra una Cala llamada Trapajuar, de la que sale un camino de herradura para los llanos de Escombrera, pasando entre dos montes.

[Puerto de Escombrera y batería de Capnegre su figura una porción circular]

A tres cuartos de legua de la Cala de Trapajuar y media legua de Cartagena, siguiendo la costa, se halla el puerto de Escombrera abrigado por todos tiempos, con mucho fondo cerca de su costa, donde pueden ancorar navíos de guerra y todo género de embarcaciones. Desde este puerto al lugar de Alumbres, que dista media legua, el terreno es llano de camino carretero, desde las puntas del Trapajuar una de las que forman las calas y ensenadas del Gorguel hasta la punta de Escombrera; es una cordillera de montes inaccesibles, no habiendo en ella abrigo alguno, en esta punta se forma un istmo de 450 varas en cuyo comedio a la parte del N se encuentra una punta llamada Capnegre en la que hay una batería de una porción circular de 6 de artillería con su repuesto, cuerpos de guardia y hornillo de enrojecer balas.

[Freo de Escombrera]

En frente de la Punta de Escombrera hay un islote, el cual forma el freo y entran por él navíos de guerra, desde la punta que forma el freo a la parte del medio día entra la ensenada 2.200 varas, hacia el E tiene la entrada este puerto de N a S 2.300 varas terminando la costa del mar por el N en la punta de las baterías de Trinca Botijas alta y Baja y el fuerte de Santa Ana.

[Puerto de Cartagena]

A tres cuartos de legua del puerto de Escombrera está el célebre y natural puerto de Cartagena que en tiempo de los cartagineses y romanos fue el emporio y asiento de sus armadas y colonias, cuya descripción se dará más adelante.

[Punta del Cantal, Podadera, Algameca Grande y Chica]

Al O de dicho puerto y media legua de él se encuentra la punta del Cantal, y entre ésta y la de Podadera están dos playas llamadas las Algamecas Grande y Chica divididas por un montecillo.

A un cuarto de legua de la Algameca Grande se encuentran dos playas inmediatas una de otra, en las que pueden entrar embarcaiones de remo, y en ellas hay un camino de herradura que viene a unirse con la Algameca.

[Playas del Partidor, Morena y Estrella]

Inmediato a las anteriores por más al O está la playa del Partidor, adonde pueden arrimarse embarcaciones de remo y más al O y media legua de la Algameca, están las playas de Fotares, la Morena y la Estrella, donde se pueden desembarcar sin ser vistos y conducirse por un camino al de las Algamecas.

[Portús]

Siguiendo la costa y a legua y media del Puerto de Cartagena se halla el Portús, que es una ensenada rodeada de inaccesibles montes, que contiene dos calas divididas por una eminencia y en la del E desagua una abundante rambla que ofrece cómodo y oculto camino carretero hasta Cartagena, llamado el Galifa, hay otros dos caminos de herradura, uno llamado de la Cuesta que se une al anterior en las Canteras, y otro que se introduce por una senda al de la Algameca, llamado el de la Escareguela.

[Cabo Tiñós]

A una legua del Portús siguiendo la costa se avanza una legua dentro del mar el cabo Tiñós, entre éste y el Portus se halla el rincón o ensenada llamada Salitrona, donde convendría una torre o puesto, por las varias calas que tiene; en la eminencia del referido Cabo hay una atalaya con tres atalayeros.

[Cala Abierta y Cala Cerrada]

A tres cuartos de legua del Cabo Tiñós hacia el O se encuentran dos calas, Cala Abierta y Cala Cerrada, que la divide un montecillo, sobre el cual convendría una torre para defensa de dichas calas, que son perjudicialísimas tanto para abrigo de corsarios como de contrabandistas, y segurísima con todos tiempos Cala Cerrada.

[Torre de Santa Catalina nombrada la Asudia]

A un cuarto de legua de dichas calas y una del Cabo Tiñós, siguiendo la costa se halla la Torre de Santa Catalina, llamada la Asudia. A la vuelta de su cabo, que forma una ensenada resguardada de los vientos E y SE para todo género de embarcaciones, está situada sobre una eminencia y tiene para su defensa 3 cañones de bronce de a 12, un alcaide y dos torreros. En la ensenada que guarda esta torre se reconocen vestigios de población.

[Isla Plana]

A tres cuartos de legua de la torre de la Asudia, hacia el O, se halla la Isla Plana. Y a un cuarto de legua de ésta está el mojón que divide el término de Cartagena y Almazarrón, donde convendría para utilidad del resguardo y defensa del puerto, situar un puesto o torre.

[Torre de San Ildefonso nombrada de Almazarrón]

A media legua del mojón siguiendo la ensenada hacia el O se halla la torre nombrada San Ildefonso de Almazarrón, donde termina la rada, que entre estas dos torres forma el mar; está situada sobre una eminencia y por amenazar ruina su último cuerpo y mejor defensa del puerto que tiene al O abrigado de todos los vientos, y con surgidero para toda clase de buques, se acaba de construir en su pie una batería en figura de herradura, que en la actualidad es capaz de dos piezas de artillería de grueso calibre y lo será de a 4 en el año inmediato, pues en virtud de posterior Real Decreto se debe en el presupuesto de él proponer lo que faltare que es de poca entidad, para el completo de esta obra; en el día están sobre el terreno dos cañones de bronce del calibre de a 8 y 4; la guarnecen un alcaide y dos torreros. Más al N se hallan las Salinas del Rey, con la torre de su nombre abandonada, y hay vestigios de población, y en la actualidad principios de su reedificación por algunas casas y almacenes particulares y para las fábricas que existen de libanes. A una legua tierra adentro está la villa de Almazarrón de unos 700 vecinos y en ella un castillo arruinado del Marqués de los Vélez.

[Torre de los Caballos]

A media legua de esta torre siguiendo hacia el O se halla la torre de los Caballos, arruinada, cuya reparación podría ser de alguna utilidad a las embarcaciones perseguidas de corsarios que por no poder tomar el puerto fondean allí, cuya reparación debiera obligársele con la manutención de torreros a la villa de Almazarrón, por tener el beneficio de calar almadraba en aquellas inmediaciones.

[Cala de los Lobos y Cala Leño]

A media legua de esta torre de los Caballos hacia el O se encuentra una ensenada con dos calas, llamadas la Cueva de los Lobos y la de Cala Leño, que las divide una punta que se avanza hacia el mar, en la que convendría para defensa de dichas calas situar una torre, tanto para abrigo de las embarcaciones como para resguardo de las Reales Rentas por los frecuentes contrabandos que en ellas se hacen y no poderlas descubrir las de los Caballos.

[Punta de Calnegre o Punta Negra]

A media legua de Cala Leño se halla la eminente cordillera de montes llamada la Loma de Vas, que divide y parte la jurisdicción de la villa de Almazarrón con la ciudad de Lorca. Esta cordillera corriendo de N a S se extiende por una punta que se introduce en el mar, llamada Calnegre o punta Negra, muy desamparada. A el O hay algunas calas, y en especialidad una de bastante fondo. En dicha punta hubo antiguamente una torre llamada de Valnuevo, cuyos cimientos aun se reconocen. Sería conveniente construir una torre o puesto en este paraje y asimismo cerrar con una línea de carretales la boca de dos calas que la torre no puede defender y en las que se hacen frecuentes contrabandos.

[Calablanca]

A una legua de Calnegre o Punta Negra, se encuentra hacia el O Calabanca, con buen surgidero de embarcaciones de remo. En ese punto que es en el que cotidianamente se ejecutan contrabandos y de donde se han llevado los enemigos varias embarcaciones, convendría una torre o puesto.

[Torre de Cope nombrada de Santo Cristo]

A una legua de Calablanca se encuentra hacia el O la torre de Cope, nombrada de Santo Cristo, que es de la jurisdicción de Lorca, situada en terreno llano al pie del montecillo a su lado. Su figura es trapecio con dos torreoncillos que flanquean el frente de tierra, y el antiguo que mira al mar; tiene para su defensa dos cañones de bronce de a 12; la guarnecen un alcaide y tres torreros. Al O tiene Calabardina y el Hornillo que son dos calas sin defensa alguna, pues no se registran de la torre. La primera es capaz para javeques, fragatas y otras embarcaciones, aunque sean en número de 20 o 25; está abrigada de los vientos

del NE y S; convendría en ella una torre o puesto. Debía obligársele a la ciudad de Lorca, a su ejecución y manutención de torreros, pues con motivo de la almadraba que calan en sus aguas, mantienen desde tiempo inmemorial, para defensa de ella, en los meses de marzo, abril, mayo y junio, dos cañones de 8 montados y pagan los artilleros a su servicio.
[Puerto de las Aguilas]
A legua y media de la torre anterior está el puerto de las Aguilas que es el último de la costa del Reino de Murcia con los confines del de Granada, en donde una eminencia que se avanza del mar en figura de península, divide dos puertos, uno al E donde pueden surgir todo género de embarcaciones, resguardado de los vientos N, NE, E, O, SO y NO, pudiendo entrar y salir en él con todos los vientos, y otro al O que por su poco fondo y corta capacidad, solo pueden surgir en él pequeñas embarcaciones, abrigadas al E, SE, NE, N y NO. En la eminencia del monte que forma estos dos puertos hay el fuerte o castillo de San Juan Bautista y una batería que se nombra de San Pedro, con su comunicación ésta a aquel. Son capaces ambos de 14 piezas y actualmente existen 10 de los calibres de 16 y 4, y necesitan en la actualidad alguna corta reparación; dentro del fuerte hay habitación para su Gobernador y 50 hombres con sus respectivos repuestos para pólvora, y pertrechos de artillería; y en el macho habitación para un vigía.

Al pie de este fuerte se halla la población, con diferentes edificios del Rey, y muchos de particulares con su camino carretil hacia Lorca. A tiro de cañón de este fuerte hay un promotorio hacia el E que es el que forma el puerto, llamado el Aguilucho, que entrando hacia él, éste forma la playa del Hornillo en cuyo paraje por estar cubierto del fuerte, se abrigan en él los corsarios a esperar los buques que salen del puerto, por lo que convendría en el collado de dicho Aguilucho establecer un pequeño puesto.

A media legua de este fuerte se halla el mojón que divide el Reino de Murcia del de Granada.

Situación, estado y calidad, así del recinto y demás edificios que encierra la Plaza de Cartagena, como de los demás fuertes y baterías que la defienden.

La situación local de Cartagena corresponde en el tercio oriental del Reino de Murcia. El territorio que ocupa su término, es el de 5 leguas de Levante a Poniente y dos y media de N a S, con 16 de circunferencia por las salidas y vueltas que forma; en cuyo espacio se comprehende una llanura de 12 leguas cuadradas, conocido con el nombre de Campo de Cartagena. Sus linderos son por el N el término de Murcia, por el S el mar, por el O el término de Lorca, por el E el mojón llamado de Ramí, donde divide el término; la rambla del Albujón encierra dentro de su recinto 5 alturas o cerros llamados Molinete, San Diego, la Cruz, Montesacro y el Cantor, en cuyas faldas y laderas está la mayor parte de la población.

Una cordillera de montes que se dirige de E a O dejan entrada a el mar, formando su famoso puerto, cuya boca tiene 770 varas de ancho, y solo se puede entrar en él con los vientos O, SO, S, SE y salir con los del N, NO, E y NE, teniendo un vaso o laja en su interior 2.580 varas de la punta del O cuyo padrastro la hace más recomendable, por no poder salir ni entrar con unos mismos vientos.

Los montes de San Julian y Trinca Botijas están al SE de la playa. Los de la Galera y Podadera al SO y los picachos y Atalayas al O, concurriendo todos al abrigo del puerto.

Si la naturaleza favoreció a la Plaza, para que tuviere un puerto resguardado, rodeándolo como se ha dicho de altas montañas, que lo ponen al abrigo de las injurias de los vientos, esta misma ventaja la perjudica en extremo y hace más crítica su defensa, pues de la pérdida de alguna de estas alturas es consiguiente la de las otras, y por último la de la Plaza, pues empezando desde luego los sitiadores a sujetar y mandar los terraplenes, decaen los defensores.

[Recinto de la Plaza de figura irregular]

La calidad y naturaleza de su recinto de figura irregular por todo el espacio que comprehende la parte de tierra, hallándose reducido a un simple muro terraplenado de unas solas nueve varas de altura, con pequeños baluartes o plataformas (algunas tan reducidas, que no dejan lugar al libre manejo de la artillería) sacando la mayor parte sus defensas rasantes de las cortinas, siendo las de los flancos fijantes para ellas, y sus caras dispuestas de forma que se presentan casi siempre a la campaña. Sin fosos, revellines, caminos cubiertos ni glacises, manifiesta que su objeto no es otro que el de contener un golpe de mano y evitar una escalada, pues lo que es sitio no puede resistirle, por carecer como se ha dicho de cuantos preparativos tiene el arte, para que el enemigo forme desde luego la brecha con toda perfección. Todo el recinto de esta parte y el de el mar está en buen estado, así en los muros como en los terraplenes y parapetos, bien que estos últimos y los merlones son bastante débiles para resistir el ímpetu del cañón por su poco espesor. Contiene el número de 130 cañones, con 139 explanadas de piedra, además de las baterías a barbeta del frente del mar, que las tienen de madera, pero si se quisiese aumentar fuego por esta parte, en el baluarte de San Carlos, podrían hacerse.

[Dársena]

En la boca de la dársena hay un fuerte compuesto de dos semibaluartes y una cortina, capaz de 60 cañones y 8 morteros, que defienden el puerto y entrada de la dársena.

[Baluartes colaterales de la Puerta de San José]

Los dos baluartes colaterales a la puerta de San José tienen el defecto de que distando muy poco de sus parapetos los montes de la Cruz y San Diego, los fuegos del enemigo podrían causarles mucho daño con el estrago que hagan en la piedra de dichos montes, pues de rechazo irían las astillas a sus baterías.

[Castillo antiguo de la Concepción]

En el interior de la Plaza, a el frente del mar, está situado sobre el nivel del mar, el castillo antiguo llamado de la Concepción, el que está derrotado, por los correspondiente a su recinto exterior, pero su macho está en buen estado. Contiene algunas bóvedas a prueba, que podrán ser útiles para cuarteles, hospitales y otros fines; en ellas pueden alojarse 130 hombres con tablados corridos, y en la actualidad existen en él los presidiarios de obras públicas.

[Monte y fuertes de Galeras]

Sobre el monte de las Galeras, se halla colocado el fuerte de su nombre; tiene una situación ventajosa, pues estando elevado del nivel del mar 243 varas domina de costado y revés la Plaza y Arsenal, y de frente el cabezo de la Podadera, Espalmador Grande y Algameca Menor, y parte de la Mayor; con las avenidas que forman las montañas de los alrededores, impidiendo con su artillería cualquier desembarco que se intente por los referidos parajes. Sus fortificaciones que es un cuadrilongo, con foso y revellín que cubre la entrada, se hallan en perfecto estado (aunque necesitan reparaciones en terraplenes, habitaciones y algibes que por no ser urgentísimas y faltar caudales para ellas se propondrán el año inmediato); y contiene habitación para el gobernador, capellán, capilla y almacenes de pólvora, idem de pertrechos de artillería, bóvedas para alojar su guarnición, almacenes para víveres, tres cisternas y demás oficinas mecánicas necesarias; tiene capacidad para colocar sobre sus muros 50 piezas de artillería, 6 en la barbeta de la plaza baja, que mira al cerro de la Podadera, 6 sobre el revellín que cubre la puerta de entrada al fuerte, y las restantes sobre las cortinas y baluartes.

La comunicación que une el fuerte antecedente con la Plaza y tiene por objeto cerrar al enemigo el paso por esta parte y defender la entrada de la Algameca Chica, pues colocado en cualquiera punto de la montaña de las Galeras, podría considerarse perdida la Plaza y Arsenal. Tiene tres reductos y tres cortinas, que cada una de ellas forma un pequeño fuerte con dos redientes que sirven de flancos, además de los reductos, en quienes pueden colocarse hasta 47 piezas en sus respectivas explanadas de piedra fuerte que tienen. Por lo que respecta a sus muros necesita alguna composición, por estar algo descarnados en las juntas de la mampostería, y asimismo los cuerpos de guardia y caminos comidos por las últimas aguas.

[Monte y fuerte de Atalaya]

El fuerte de la Atalaya, que es un cuadrado situado sobre la altura de su nombre al O de la Plaza que por su situación la domina de frente, flanquea la Algameca Chica, el Camino de la Grande que conduce al llano, y los cerros y avenidas intermedias, descubrieno con sus fuegos todo el frente y llanura que se encuentra entre el pie de su montaña y alturas y demás del lado del N. Se halla en buen estado, por lo que respeta a sus fortificaciones tiene dentro de su recinto oficinas para alojar su guarnición, repuestos de víveres y efectos, almacenes de pólvora y algibe. Contiene en sus parapetos 18 cañoneras y lugar para 5 piezas a barbeta, y sobre su macho 6 cañoneras; necesita alguna reparación en los chullados de sus muros, trespol (sic)[11]en el hormigón, y deconchados de las habitaciones.

[Monte y fuerte de los Moros]

El fuerte de los Moros, situado sobre la altura de su nombre a el E de la Plaza, es un retrincheramiento en figura de obra coronada, sirve para cubrir los frentes de San José y Hospital, señoreando lo restante de la campaña por aquella parte. Y aunque manifiesta ser muy sencilla esta obra, la disposición del terreno en partes pendiente y por la gola escarpado dificulta su toma, estando resguardado de la Plaza, tiene solamente un cuerpo de guardia, depósito para efectos de artillería y otro para pólvora, carece de alojamiento, por poderse mudar todos los días su guarnición, a causa de la segura comunicación que puede mantener con la Plaza; puede contener 28 piezas en los merlones y explanadas y tiene 24 de los calibres de 16, 18 y 8.

[Fuerte de Santa Ana]

Más al Medio día de esta costa, y a la parte del E de la boca del puerto, sobre una punta que se avanza al mar, está el fuerte de Santa Ana, que se eleva 17 varas sobre el nivel del mar. Su figura un baluarte cerrado por la gola, con plaza alta y baja y un torreón al extremo del flanco dicho con una pequeña cala, en la cual surgen botes y lanchas, cuando la mar en calma; su objeto es defender, cruzando sus fuegos con los de la parte opuesta, la embocadura del puerto y entrada de el de Escombreas; se halla en buen estado, y solo necesita algunos reparos, en los sardineles, revocos, y formar una porción de revestimiento para ensanchar la explanada del flanco izquierdo, por la poca capacidad que actualmente tiene, pueden colocarse 18 cañones, 8 en sus embrasuras y los restantes en la barbeta. Contiene bóvedas para 50 hombres, almacen de pólvora, repuesto para víveres, y otro para efectos de artillería, hornillo de enrrojecer balas, y algibe.

[Batería de Trinca Botijas Alta y Baja]

A el E de este fuerte y distante de él 582 varas sobre la misma costa descubriendo el puerto de Escombreras, está situado en una eminencia escarpada a el mar, la batería de Trincaborijas, que se divide en dos, una más elevada que otra, ambas a barbeta, y con su comunicación, hallándose la inferior 60 varas sobre el nivel del mar. Este punto es importante para impedir que en el puerto de Escombrera se albergue una escuadra enemiga. La batería superior que defiende parte del fondeadero de Escombrera, puede cañonear 8 piezas y la inferior, que mira a la ensenada del puerto, 4. Cada una tiene su repuesto de pólvora y cuerpo de guardia; sus explanadas, por ser de madera, están casi inútiles, y aunque se reparen o pongan nuevas sería mas conveniente hacerlas de firme, pues habrá 4 años se construyeron las que existen y están según queda dicho, también necesitan alguna reparación los cuerpos de guardia, muros y caminos de comunicación.

[Batería de Capnegre]

Más al levante y en la misma costa, distante de la batería anterior 2.000 varas y a dentro del Puerto de Escombrera se halla la altura de Capnegre en la que está, según se ha dicho, la batería que queda expresada.

[Monte de San Julián]

En la cima del monte de San Julián que se eleva 260 varas sobre el nivel del mar, existe un fuerte provisional, en muy mal estado, por haberse podrido las faginas, que formaban los merlones o embrasuras y la rodillera. Tiene su cuerpo de guardia, almacén de pertrechos de artillería, y repuesto de pólvora, y explanadas de madera. Por lo interesante de este punto está aprobado en él la construcción de un fuerte, pues posesionado el enemigo de dicha altura dominaría la plaza y baterías, siéndole fácil descender desde allí a tomar por la gola las de Trinca Botijas y Santa Ana, y defender el puerto de Escombrera. Como igualmente las avenidas del hondón al arrabal de Santa Lucía.

[Batería de Navidad]

En la punta del O de la boca del puerto, haciendo frente al fuerte de Santa Ana, está la batería de Navidad que se eleva sobre el nivel del mar 10 varas cerrada por su gola capaz de 6 piezas 3 a barbeta, y las restantes con embrasura, sus fuegos cruzándose con los de Santa Ana, defienden la boca del puerto, y parte de la boca de el de Escombrera; tiene un cuerpo de guardia para 6 hombres, y respuesto para pólvora, doblando la punta de esta batería corre la costa del O 660 varas hasta otra punta de peña que cae a plomo escarpado al mar, en cuya cima están construidas las tres baterías de San Juan de la Podadera.

[San Juan de la Podadera]

Su situación es ventajosa pues todo buque que intente entrar en el puerto, es preciso que rinda sus bordos bajo su cañon. La más baja a 25 varas del nivel del mar, la 2ª 29 y 2 pies, y la 3ª 37.

Las dos baterías bajas, que la una defiende la entrada del puerto y la otra toda la ensenada de las dos Algamecas, tienen embrasuras, y padecen el defecto de tener a su espalda, con mucha inmediación el monte, donde el rechazo de las balas incomodaría excesivamente los defensores, y aunque está precavido este defecto, con haberle cubierto de fagina, en el día se hallan podridas, y necesitan reponerse. La tercera batería, que está más elevada, y a barbeta, tiene el monte más distante. Todas necesitan a más del reparo dicho en las faginas otros leves en las embrasuras y cuerpos de guardia. Tienen estas baterías capacidad para 20 piezas, alojamiento para tropa, repuesto para pólvora y almacenes para artillería, algibe y hornillo de enrrojecer balas en la más baja.

Con las baterías que quedan especificadas existen los fuertes de Galeras, Atalaya y Moros, cuando se construya el de San Julián, el de Puntas o Ricachos, que es una eminecia entre los referidos Galera y Atalaya, ambos aprobados por S. M. en el proyecto general, se formen dos pequeños fosos delante de las puertas de Madrid y San José para su mejor resguardo de 3 a 4 varas de ancho, y de 13 a 19 pies de profundo, con sus puentes levadizos y cubiertas con un tambor para evitar que en un golpe de mano, aplicando el enemigo un petardo el ímpetu del cañón las abra. Son suficientes defensas para el Puerto y Arsenal.

También carece la Plaza de almacenes a prueba, en que poder introducir la pólvora que existe en los que están extramuros en caso de ser invadida. La construcción de ellos no la tengo por de precisa necesidad, repecto a que puede colocarse alguna en la bóveda del macho del castillo de la Concepción. Y a que es fácil convertir en fuerte almacén cualquiera débil edificio, cubriéndolo con gruesos maderos, fagina, estiércol y tierra, apuntalándolos por lo interior con pies derechos colocádolos perpendicularmente.

Asimismo carece la Plaza de cuarteles, pues aunque tiene S. M aprobado la construcción de uno, faltará otro en lugar de la Casa del Rey, que actualmente sirve de tal, pues como su primera construcción no fue para este objeto, carece de firmeza y capacidad con otros varios defectos.

Según queda expresado en este escrito, resulta que la costa está indefensa, tanto por el número de torres y puestos que faltan, como por lo mal servidas que están las actuales, por la cortedad de guarnición que nunca está completa, siendo la razón que para ello se da la de conducir pliegos, y que el corto sueldo de un Real de vellón que gozan les obliga a ganar su vida en otras agencias, y así es que a lo más se encuentra en la mejor dotada dos torreros, que no son suficientes para el manejo de la artillería. Este gravísimo inconveniento, como el de que la mayor parte de los torreros son hombres sin conocimiento alguno del servicio de piezas, pudiera evitarse dando el encargo de torreros a soldados inválidos hábiles de los Reales cuerpos de Artillería, de Ejército y Armada y condestables de la misma.

Las fortalezas que sirven a la defensa de un estado hacen un asunto tan grave, serio, circunspecto y difícil, como importante a la conservación, reposo y prosperidad, que se apetece, y dividen en necesarias, y provechosas. La Plaza de Cartagena que fue llamada Cartago Espartarnes, su famoso puerto y actual Arsenal, la hacen una de las más importantes de la Península. Carece de fuentes de agua dulce, su caserío es poco vistoso, y sus calles en general incómodas, goza de un temperamento benigno y en el día saludable, debido sin duda a la obra que se ha ejecutado y se continúa del desague del Almajar, a la que si se agregase la del desmonte del castillo antiguo, o por mejor decir altura en que se halla, y se abriesen varias calles que están convidando a ello, habría más libre ventilación y terreno en que fabricar, de que ya va careciendo.

Lo indefenso de la costa merece alguna consideración por las repetidas calas que forman la senosidades de ella, con buenos surgideros las más; lo cual proporciona a los enemigos que casi sin exposición apresen las embarcaciones que navegan de E a O y se ejecute libremente el contrabando, resultando de ello incalculables daños a los vasallos del Rey, y menoscabo a sus Reales Rentas.

V. S. con su alta penetración, no solo corregirá los muchos defectos que encuentre, sino que dará el valor que merezcan mis proposiciones, que no han tenido otro norte que el que siempre me rige de la verdad y celo por el mejor servicio de S. M. Esto mismo me insta a exponer a V. S. la falta que hace el fuerte de San Julián que es el todo de la defensa de la Plaza, y Arsenal, y también la construcción del cuartel aprobado por S. M. y que por lo respective a las torres, o puestos que faltan ejecutarse, podría hacerse a expensas de particulares, como se verificó con las de la costa de Granada, concediéndoles el Rey alguna gracia a los que quisiesen tomarlas a su cargo, pero con la precisa restricción de ser bajo la inspección de los Ingenieros, con arreglo a los planos que aprobase S. M.

Es cuanto se me ofrece que informar a V.S. en contestación a su oficio de 9 del coriente. Cartagena 15 de octubre de 1801.

Manuel Cavallero.
 

Relación de los Edificios Militares que contiene la Plaza

El Hospital Real a cargo de la Marina, capaz para 3.000 enfermos en cuyo 3er piso se ha solido alojar la tropa.

En el cuartel llamado Casa del Rey en donde con incomodidad puede alojarse un regimiento.

El id de Ontigones capaz de alojar cómodamente un regimiento completo.

El id de la Casa que fue del Duque de Nájera, que actualmente es del Rey y sirve una parte de ella para depósito de reos rematados y la otra de cuartel para las Brigadas de Artillería de Mar.

El id de Artillería de Ejército sobre la muralla del mar, en que puede alojarse una compañía.

El id de los Batallones de Marina.

El nuevo Parque de Artilería, capaz para cuantas faenas y depósitos necesita este ramo.

En la punta de San José hay dos bóvedas en las que caben 80 hombres en tablados corridos.

Las Puertas de Madrid, San José y el muelle tienen sus respectivos cuerpos de guardia.

Sobre la muralla existen otros tres cuerpos de guardia, uno en la de la mar frente de la batería, otro inmediato al Parque de Artillería y otro en el 3er baluarte.

Hay además de éstos otro al pie del terraplén frente de la calle Real, su destino es para la caballería, que debe patrullar el Arsenal por la parte exterior,

En el espacio de una legua de esta Plaza, en el sitio que llaman el Plan hay tres almacenes para pólvora, dos que pertenecen al Rey capaces de 12 mil quintales, y otro llamado el repuesto capaz de 7 a 8 mil.

Al pie del monte de la Atalaya distante una legua corta de la playa hay otro almacén de pólvora de la Armada, en el que podrán colocarse 3 mil quintales.

En la costa de Levante del Puerto hay otro capaz de mil quintales. Sirve para depósito de la de los bajeles que se desarman.

Entre el arrabal de Santa Lucía y las faldas del monte de San Julián y Calvario, están los dos almacenes de San José y Santa Catalina, el 1º capaz de 4 mil quintales, y el 2º de tres mil. El de San José tiene un soterráneo para fuegos artificiales.
 

Nota

El Arsenal con su dársena es capaz para 60 navíos, tiene dos diques para carenar, y dos gradas de construcción con 42 almacenes y demás edificios necesarios a un depósito en el que se principió a trabajar en el año de 1749.

Cartagena 15 de octubre de 1801.

Manuel Cavallero.

Cuadro 1

Estado que manifiesta la artillería de bronce y fierro montada que existe actualmente en los castillos, fuertes, baluartes de esta Plaza y demás puntos fortificados adyacentes a su jurisdicción en la costa marítima de Levante y Poniente, según el último reconocimiento que se ha practicado, a saber:
Nombres de los castillos, fuerte y demás puntos artillados
Cañones de Bronce
Id. de Hierro
Morteros
Obuses
24 18 16 12 8 4 24 18 16 12 8 A 12 9 8 6
Castillo de Monte Galeras 8         9         4   2      
Su 3er reducto                   4 3          
Caballero         4           6         2
Castillo de la Atalaya               2   8 8   1 1    
Id de cabezo de Moros     6   8         10            
Fuerte de San Julián         6               3   3  
Batería de Capnegre 4                             2
Id de Trinca Botijas Alto 4                           2  
Id Bajo     3                          
Fuerte de Santa Ana 14                              
Id de Navidad 4           1                  
Id de Podadera 3           15                  
Recinto de la Plaza                                
Batería de San Rafael                       4     3  
Id de San Carlos 1   16   3             1 3      
Baluarte del Hospital       2                        
1º id de la punta de San José     4 2 1                      
2º id 4         1                    
Idem del Parque           4                    
Id de la Puerta de Madrid           2                    
Id de la Cortadura       2                        
1er reducto anexo al caballero       2                        
Torres adyacentes de la costa                                
Torre del Estacio       3                        
Id de cabo de Palos       4                        
Id de Pormán       1 2                      
Torre de la Asudia       3                        
Id de Almazarrón         1 1                    
Id de Cope       2                        
Castillo de las Aguilas     1     2     7              
Total de piezas 42   30 23 25 19 16 2 7 22 21 5 9 1 8 4

Cartagena 15 de octubre de 1801

Manuel Cavallero.

ANEXO
Facsímil correspondiente a la transcripción del cuadro 1

Notas

[1] Paz 1803, véase también Gil Albarracín 1998.
 

[2] Cartañá 2003.
 
[3] El mismo dictámen negativo sobre las defensas de las costas murcianas aparecía en el informe del ingeniero Pedro de Navas, realizado en 1787. Arroyo 2002.
 
[4] Rubio Paredes y Alvaro de la Piñera 1988; otras referencias en Capel
 
[5] A la que se ha referido, por ejemplo, Lluis Cortada Colomer
 
[6] Capel, Sánchez y Moncada 1988 (2ª parte "El deleitoso estudio de las matemáticas").
 
[7] Capel 2001 ("Los proyectos...), y Capel 1997.
 
[8] Véase la historia de todo ello en Sambricio 1991, cap. "La nueva población de San Juan de Águilas, concebida como puerto de la ciudad de Lorca", p. 528-541.
 
[9] Referencias en los trabajos citados en nota 6.
 
[10] El término "traspor" (o tal vez "traspol") se usa en muchos municipios orientales de la provincia de Almería para designar las capas de yeso o mezcla que se disponen en el suelo y en las paredes como forma de protección; está documentado en Gil Albarración 1992, p. 342.
 


Bibliografía

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CORTADA i COLOMER, Lluis. Estructures territorials, urbanisme i arquitectura poliorcètics a la Catalunya preindustrial. Barcelona: Institut d'Estudis Catalans, 1998 (304 p.). Vol. 1 De la Antiguitat al segle XVII; vol. 2 Segles XVIII i XIX (586 p.).

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PAZ, Felipe de. Relación individual de cada plaza, castillo o puesto fortificado que se halla en el distrito de esta Dirección, manifestando la consideración y estado de sus obras de defensa, avenidas que defiende, país que cubren y particularidades que se han podido adquirir, según las noticias de los papeles de la Dirección prácticos de la Costa. Reproducido en GIL ALBARRACÍN, 2004, p. 909-930.

RUBIO PAREDES, José María, y Alvaro de la PIÑERA Y RIVAS. Los ingeniros militares en la construcción de la base naval de Cartagena (Siglo XVIII). Madrid: Servicio de Publicaciones del EME (Colección Marte), 1988. 206 p.

SAMBRICIO, Carlos. Territorio y ciudad en la España de la Ilustración, Madrid, Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, Instituto del Territorio y Urbanismo, 1991, 2 vols.
 
 

© Copyright: Horacio Capel, 2004
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Ficha bibliográfica

CAPEL, H.La descripción ortográfica de la costa del Reino de Murcia por el ingeniero militar Manuel Caballero, 1801. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. IX, nº 536, 25 de septiembre de 2004. [http://www.ub.es/geocrit/b3w-536.htm]. [ISSN 1138-9796].



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