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REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie  documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. 
Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. X, nº 613, 10 de noviembre de 2005

GONZÁLEZ CASTAÑO, J. y CALVO GARCÍA-TORNEL, F. El Proyecto de Canalización y Ornato del Río Segura a su paso por Murcia (1785). Edición facsímil de los planos del arquitecto Manuel Serrano, sin título en el original. Murcia: Real Academia Alfonso X El Sabio, 2005, 16 p, 4 planos y leyendas. [ISBN: 84-96368-18-9]
 

Ramón García Marín
Becario FPU
Dpto. de Geografía. Universidad de Murcia

Palabras clave:  siglo XVIII,  política hidráulica, río Segura

Key words: 18th Century, hydraulic politics, Segura river


No sin dificultades, la aplicación de la mentalidad ilustrada por la recién instaurada dinastía borbónica, permite el intento de abordar en España una política de fomento económico, de reordenación social, de eficacia administrativa y de renovación cultural. Como resultado, y en líneas generales, la economía española conoció en el siglo XVIII una coyuntura abiertamente expansiva, que en algunos casos y aunque con muchas vacilaciones había empezado a manifestarse ya desde los últimos años de la centuria anterior. Esta expansión no fue uniforme, sino que benefició especialmente a algunas regiones de la periferia frente a un crecimiento más moderado y asentado sobre bases menos firmes en la España interior, un fenómeno que acentuó la diferencia de los ritmos de desarrollo, produciendo una serie de desigualdades regionales que se legarían al siglo siguiente. El proceso de recuperación obedeció en un principio a las mismas causas que habían disparado otros semejantes en el pasado: el crecimiento de la población reconquistó para el cultivo las tierras abandonadas y generó una demanda que dinamizó los restantes sectores. Sin embargo, este movimiento espontáneo recibió la ayuda de una política económica intervencionista que, frente a un siglo XVII casi exclusivamente interesado en las manipulaciones arancelarias y monetarias, trató de ofrecer soluciones a determinados problemas de infraestructura -caminos, canales de riego-, de adoptar medidas proteccionistas en la industria y el comercio, de respaldar las empresas más prometedoras surgidas en los distintos sectores y de sustituir la iniciativa privada en algunos ramos estratégicos.

Desde tiempos remotos, el agua ha sido un problema básico para el asentamiento humano en el mundo mediterráneo y, sobre todo, en el sureste español, donde queda inserta la cuenca del río Segura, tanto por su demasía como por su penuria. El Segura y sus afluentes han sido objeto de múltiples intentos de regulación, y tras varias tentativas, cuyos antecedentes se pueden remontar hasta el siglo XVI, los embalses, en íntima relación con los proyectos de aportación de agua desde otras cuencas, y otras actuaciones de diversa índole, como la que aquí se comenta, comienzan a concretarse durante esta época.

Los proyectos en materia de planificación hidráulica durante el reformismo borbónico, utópicos y frustrados unos, exitosos y logrados otros, constituyen las primeras decisiones en esta importante asignatura pendiente. Estas primitivas acciones llevan la huella de los ministros Ensenada o Floridablanca. El segundo, murciano de origen, a partir de 1776 en que es nombrado Primer Secretario de Estado y Despacho Universal, tuvo un protagonismo de primer orden en la política hidráulica y de obra pública[1].

Contra una creencia muy generalizada y, sin embargo, posiblemente errónea, los orígenes de la planificación hidráulica en España no parecen adscribirse al movimiento regeneracionista. Es preciso retroceder, cuando menos, siglo y medio, para encontrarlos en los designios del reformismo borbónico, que pretendía revitalizar la monarquía hispana y devolverle el lugar perdido en el concierto internacional. Aunque es cierto que casi todos los grandes proyectos de iniciativa privada o pública supeditaron el riego a la navegación, tampoco faltaran excepciones notorias donde el uso agrícola del agua revestía carácter exclusivo -Acequia Real del Júcar, embalses de Puentes y Valdeinfierno, Tauste- o primordial -Canal de Murcia-[2].

Sin embargo, también se registraron actuaciones técnicas o administrativas que suponen una aportación sumamente valiosa, con clara y asombrosa anticipación de futuro; esas innovaciones constituyen el mejor legado de los primeros pasos de la planificación hidrológica en nuestro país. Este es el caso del que se ha denominado para su edición facsímil: "El Proyecto de Canalización y Ornato del Río Segura a su paso por Murcia (1785)". Dicho proyecto estaba básicamente encaminado, pese a que la colección de planos encuadernados carece de título en el original, a paliar los daños que inundaciones sucesivas habían provocado en la ciudad de Murcia como consecuencia de las crecidas del río Segura y su principal afluente, el Guadalentín, tras varios períodos de abundantes y torrenciales lluvias, y asegurar las condiciones del cauce en su tramo urbano para evitarlas en un futuro. Sin embargo, como veremos, las propuestas de su autor van más allá de esta cuestión concreta.

Respecto a la tarea que nos ocupa, se trata de solucionar el problema endémico de las inundaciones catastróficas en el valle del Segura y, en particular, de la defensa del núcleo urbano de Murcia. Las peculiares características de este tramo fluvial del Segura obligan a abordar el asunto mediante actuaciones diversas.

Son múltiples los trabajos realizados y proyectos emprendidos durante este período con dicha finalidad, pudiendo agruparlos en aquellas obras que atañen al Guadalentín en su conjunto por un lado, y, por otro, en aquéllas otras llevadas a cabo en la huerta y río Segura a su paso por Murcia. Dentro del primer grupo, y entre otras de menor envergadura, cabe señalar la construcción de los embalses de Puentes y Valdeinfierno, el primero de dimensiones extraordinarias para la época; y la derivación de Totana o “presa del Paretón”, de la que partía un canal encargado de derivar las aguas de avenida del Guadalentín hacia la rambla de Mazarrón y, por ella, hacia el mar. Estas tentativas para regular y evitar las crecidas del Guadalentín fueron relativamente tempranas, con el doble objetivo de incrementar la escasa dotación en agua del extenso regadío lorquino, ampliadamente deficitario, y defender la ciudad de Lorca y su vega de las terribles riadas[3] que, incluso, sacudían a la ciudad de Murcia. En cuanto a las segundas, resaltamos la construcción del canal del Reguerón, el proyecto que aquí comentamos de canalización del río Segura, y el Malecón del Río, muro de contención construido probablemente desde el siglo XIV con la intención de salvaguardar a la ciudad de las muchas y devastadoras riadas del río Segura.

Acerca del canal del Reguerón, hay que matizar que hasta mediado el siglo XVIII la desembocadura del Guadalentín en el Segura se perdía en una compleja red de boqueras y “regajos”, formando áreas anegadizas en las cercanías de la localidad de Alcantarilla y proporcionando ingentes cantidades de limos arcillosos utilizados entonces por los tejares localizados en esta área. Pero cuando las aguas aportadas por este río eran desproporcionadas para la capacidad de absorción de ese sistema de drenaje, éstas reclamaban su antiguo trazado, inundando numerosas zonas de la huerta meridional hasta desembocar pocos kilómetros aguas arriba de la ciudad de Murcia. Las autoridades públicas, ante tales inconvenientes, se propusieron distanciar de la ciudad la amenazadora confluencia por medio de la construcción de dicho canal, que desviaría los caudales divididos en varios cauces avenados por el azarbe de Hurchillo, hasta desembocar en el Segura aguas abajo de Orihuela. Esta importante obra fue proyectada y realizada por Sebastián de Feringán y Cortes tras la desastrosa riada de 1733[4], aunque habría de ser ampliamente modificada posteriormente.

El documento original

Esta singular obra, es fruto, de la iniciativa de D. José Moñino Redondo, Conde de Floridablanca, Secretario de Estado de Carlos III; y es D. Manuel Serrano, "Arquitecto Director de Caminos", el autor del proyecto. El documento consta de un cuaderno en pasta de marca y con perfiles dorados, con un rótulo sobre la tapa que dice: "PARA LA ZIUDAD DE MURCIA", y que contiene cuatro planos y sus explicaciones detallando la parte esencial del proyecto. Básicamente, su objetivo es prevenir los desbordamientos del río Segura en su tramo urbano y alejar los peligros de la desembocadura ocasional de caudales del Guadalentín por la margen derecha del principal, frente al núcleo de Murcia.

De los cuatro planos indicados, el primero muestra la situación de partida del tramo fluvial urbano donde deben desarrollarse las obras y, el segundo, muestra como resultaría acondicionado una vez realizadas las obras. Los dos últimos, corresponden a varios cortes longitudinales que muestran el perfil del cauce una vez listo, como quedará dicho canal por donde ha sufrido la rotura como consecuencia de la crecida del río y los dos puentes que habían de conectar ambos lados venciendo la dificultad que presentaba el cauce. Es un proyecto que supone la pérdida de elementos productivos -molinos-, pero las necesidades de financiación y compensación, obligan a la instalación del nuevo frente de molinos, dedicado a indemnizar a los propietarios de esos antiguos edificios de molienda y, el resto, a proporcionar rentas al Concejo para poder pagar las obras.

Todos los planos aparecen firmados por Floridablanca y Manuel Serrano, señalando su aprobación en Aranjuez, el 13 de Abril de 1785. Dichos documentos cartográficos presentan un título y disponen de escala en pies castellanos, así como de letras y números que identifican, en una leyenda aparte, los distintos aspectos relacionados con el proyecto.

Contenido de la publicación

La edición facsímil de los planos de Serrano se acompaña de una breve introducción realizada a cargo del historiador D. Juan González Castaño, dónde se explican las condiciones e interés de su publicación y se realizan algunas consideraciones a propósito de una presunta desaparición del documento del Archivo Municipal de Murcia.

No parece, sin embargo, que las cosas ocurrieran de esta manera. Efectivamente, el documento se presenta al Consistorio en la fecha indicada por Francisco Calvo en su comentario (14 de marzo de 1785), al que más adelante se aludirá, firmado exclusivamente por el arquitecto Serrano con fecha 25 de diciembre de 1784 y, una vez conocido por el consistorio murciano, Floridablanca lo firma en Aranjuez el 13 de Abril de 1785, pasando finalmente a manos del Secretario del Concejo D. Antonio José de Calahorra, como se señala en la primera página del documento. Resulta, por ello, poco probable que estos planos formasen parte del patrimonio del Archivo Municipal de Murcia, razón por la cual varios autores no los encontraron y los aluden por referencias indirectas, entre ellos Roselló y Cano en su “Evolución urbana de Murcia” (Murcia, 1975)[5].

Seguidamente, y con el título “El Proyecto de Canalización y Ornato del Río Segura a su paso por Murcia (1785)”, Francisco Calvo García-Tornel comenta los planos reproducidos. Comienza, precediendo a las explicaciones del contenido de la obra, por la exposición de las condiciones que llevaron al interés, por parte del entonces Secretario de Estado, de corregir los fatales desenlaces que ocasionaban las aguas embravecidas del Segura.

La progresiva explotación de las aguas del Río y el riesgo de inundación asociado a su hidrología, han sido factores determinantes en la transformación de los espacios limítrofes del río a su paso por la ciudad de Murcia. La relación río-ciudad ha sido fundamentalmente de carácter defensivo, y sus aspectos estéticos se han ido deteriorando paralelamente a la casi completa desaparición del agua de su curso.

El emplazamiento de la ciudad de Murcia,  en la margen izquierda y sobre el lóbulo de un meandro del Segura, en un sector muy llano donde en principio se aprovecha la mota o reborde de la margen del río para conseguir la máxima altitud posible respecto al lecho, tiene dos efectos inmediatos: es un territorio fácilmente anegadizo y el espacio de desarrollo urbano resulta bastante reducido al tratarse, posiblemente, de un meandro próximo al estrangulamiento. De esta forma, la relación de la ciudad con su río pivota desde el primer momento sobre tres aspectos fundamentales: conseguir seguridad frente a las periódicas avenidas del Segura, lograr espacio para extenderse y facilitar el cruce del cauce[6].

En el plano número uno: “Plan que representa la parte que baña el Rio Segura á la Ciudad de Murcia como oy se halla. Ruinas y riesgos que por el la amenazan y explicación de todas ellas”, se aprecian los problemas que se pretenden solucionar, y en la leyenda se exponen por prioridad las obras que se deben de llevar a cabo: “preferencia de hacer las obras segun sus maiores necesidades”. Nada se puede alegar al comentario y análisis efectuado. De forma íntegra se analizan los inconvenientes que presenta el Río y que aumentan el riesgo de inundación para los sectores urbanos y de huerta adyacentes.

En el plano número dos: “Plan de el modo como debe quedar la parte que baña el Rio Segura á la Ciudad de Murcia para libertarla de todos los riesgos a que se ve continuamente expuesta en sus crecientes, con las notas que van puestas para maior inteligencia”, se percibe la eliminación de los obstáculos del lecho fluvial en su tramo urbano, islotes y estrechamientos peligrosos, encajonando al Río para facilitar la circulación de las aguas.

El “azud de los molinos de arriba”, denominados así por encontrarse aguas arriba del tramo fluvial urbano, y la propia disposición de éstos edificios, perpendicularmente al flujo de las aguas, constituyen una importante barrera elevando el nivel de las aguas hasta unos seis pies y medio. Este hecho unido a su posición aguas abajo donde finaliza la presencia del Malecón del Río, permite que numerosas edificaciones localizadas en la margen izquierda se encuentren en alto grado de riesgo en caso de avenida, por lo que, tanto la presa como las instalaciones de molienda, son eliminados. Pero, además, justamente por el mismo sector, desemboca el que se ha denominado el río más “salvaje”de Europa, el Guadalentín o Sangonera, que con la aportación de su onda de crecida aumenta de forma descomunal el riesgo de inundación en este sector urbano, en el “arrabal de afuera” y sector huertano Sur, en la margen derecha. Sin embargo, y como bien comenta el profesor Calvo, este problema no se aborda, y posiblemente este hecho tenga especial relación con el simultáneo inicio de las obras de los pantanos de cabecera del último río mencionado y la construcción de la derivación del Reguerón.

Más compleja es la situación de los “molinos de abajo” adosados al puente denominado actualmente de “Los Peligros” y que complican la situación de los barrios próximos. Éstos también serían suprimidos ofreciéndose a los dueños compensaciones que también se detallan en la obra.

El último sector problemático reside en otro gran estrechamiento del cauce en frente del conocido barrio de San Juan, donde se intentaba desde hacía tiempo construir un puente, de un solo ojo, que sustituyera la antigua pasarela. La solución propuesta por el arquitecto Serrano será el acondicionamiento rectilíneo del cauce y la construcción del puente, pero con dos ojos y de mayor longitud.

El boceto complementario de urbanismo y ornato

La propuesta de Serrano para solucionar la contrariedad de las inundaciones en la ciudad de Murcia viene acompañada por un proyecto urbanístico y de ornamentación que afecta al sector huertano sur oriental, margen derecha del Río, contiguo al barrio del Carmen. En este lugar se plantea la construcción de dos grandes avenidas, ceñidas por arboledas, que enlazan con una amplia plaza circular donde se inicia el “Paseo nuevo de Floridablanca” que comunica con la huerta, y otro amplio camino que se dirige hacia el flanco montañoso huertano. Con este diseño se esboza un posible ensanche de la ciudad de Murcia, perfectamente articulado con el caserío existente y la red de comunicaciones que, precisamente en esos años, se está acondicionando.

En la margen izquierda, plenamente urbanizada, la propuesta era alinear el frente del Río mediante edificaciones uniformadas, con el simple objetivo de ofrecer una distinguida imagen. Aguas arriba, entre ambos puentes, quedarían los molinos, localizados en un edificio de 400 metros de longitud dotado de ventanas y ojos de desagüe. La fachada de esta margen del Río, tras profundas modificaciones posteriores, ajenas al proyecto, representaría un espacio de poder.

Gran conocedor de la evolución histórica de la ciudad, el profesor Calvo, comparando los planos con la casi contemporánea ilustración firmada por J. F. Palomino en el “Atlante Español”, de 1778, comprueba que es viable componer una imagen bastante afinada de este sector urbano en el último cuarto de siglo XVIII, advirtiendo que tiene mucho del espíritu escenográfico del barroco tardío y una calidad estética poco respetada en ulteriores remodelaciones.

Cabe señalar por último, que la idea tuvo escaso éxito Y de las obras consideradas apremiantes por Floridablanca, sólo la reparación de la muralla del Arenal y la demolición de los molinos de abajo, sustituyéndolos por los proyectados como indemnización a los dueños, fueron concluidas.

Este facsímil, cuidadosamente editado por la Real Academia Alfonso X el Sabio, y con gran calidad en las reproducciones del proyecto original de Serrano, es una obra de indiscutible atractivo y de gran utilidad para todos aquellos que deseen conocer un atisbo más de las singulares empresas que el reformista ilustrado pretendía realizar sobre el Río Segura, encaminadas a mejorar el riego de sus productivos campos y, en este caso, a paliar los daños producidos por sus aguas cuando las escasas pero torrenciales lluvias se dejaban ver.
 
 

Notas
[1] LÓPEZ GÓMEZ, A. Proyectos y realizaciones del Reformismo Ilustrado, In   GIL OLCINA, A.  y MORALES GIL, A. (coord.)  Planificación hidráulica en España.  Murcia: Fundación Caja del Mediterráneo, 1995, p. 17-68.
 
[2] GIL OLCINA, A. Las Políticas hidráulicas del Reformismo Ilustrado. In  GIL OLCINA, A.  y MORALES GIL, A. (coord.)  Hitos históricos de los regadíos españoles. Madrid: Ministerio de Agricultura, 1992, p. 143-181.
 
[3] MULA GÓMEZ, A. J. HERNÁNDEZ FRANCO, J. GRIS MARTÍNEZ, J. Las obras hidráulicas en el Reino de Murcia durante el Reformismo Borbónico. Los Reales Pantanos de Lorca.  Murcia: Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Murcia, 268  p. y GIL OLCINA, A. Albores de la planificación hidráulica en España. Historia, Clima y Paisaje,  Universitat de València, 2004, p. 111-124.
 
[4] CALVO GARCÍA-TORNEL, F.  La huerta de Murcia y las inundaciones del Guadalentín. Papeles del Departamento de Geografía nº1, p. 111-139. Universidad de Murcia, 1968-1969.
 
[5] ROSELLÓ, V. M.; CANO, G. Evolución urbana de Murcia.  Murcia: Ayuntamiento de Murcia, 1975. 200 p.
 
[6] CALVO GARCÍA-TORNEL, F.: Las transformaciones de los espacios urbanos fluviales en zonas áridas: lecciones de la cuenca del Segura, Documents d´ Anàlisi Geogràfica, nº31, 1997, p. 103-116.
 
 
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Ficha bibliográfica

GARCÍA MARÍN, R. González Castaño,  J. y Calvo García-Tornel, F. El Proyecto de Canalización y Ornato del Río Segura a su paso por Murcia. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. X, nº 613, 10  de noviembre de 2005. [http://www.ub.es/geocrit/b3w-613.htm]. [ISSN 1138-9796].


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