Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie  documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. 
Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XI, nº 633,  15 de febrero de 2006
 
BUISSERET, D. Ingénieurs et fortifications avant Vauban: l'organisation d'un service royal aux XVIe-XVIIe siècles. Paris: Editions du Comité des travaux historiques et scientifiques, 2002, 142 p. [ISBN 2-7355-0478-6]

Joan Capdevila i Subirana

Ingeniero Geógrafo
 

 
Palabras clave: Francia, siglos XVI y XVII, ingenieros militares, arquitectura militar
 
Key words: French 16th and 17th centuries, militar engineers, militar architecture


 
Sería imposible entender el paisaje urbano de Francia sin tener en cuenta la impronta dejada sobre el territorio por sus ingenieros militares a lo largo de la historia. Desde las primeras fortificaciones siguiendo la traza italiana hasta la red de caminos y canales, por no hablar de todo tipo de arquitecturas de la nobleza o la realeza, deben buena parte de su existencia a la especialización militar surgida tras la llamada revolución militar del renacimiento y al interés de los monarcas, en los inicios de los Estados-nación, en asentar sus dominios o enriquecerlos como muestra directa de su poder. La fortificación abaluartada fue la respuesta inmediata a la primera presencia efectiva de artillería en los campos de combate, a finales del siglo XV. Paralelamente, los ejércitos incrementaron su tamaño y se organizaron jerárquicamente, cambiando la forma de gestionar y organizar las tres armas, especializándose. En el marco de esta transformación aparecerán los comisarios generales de fortificación, nombrados por los monarcas para informar de la defensa de los puntos más estratégicos del perímetro del reino, proponer actuaciones y llevarlas a cabo. A mediados del siglo XVI aparecen ya nombrados como "ingenieros del rey" para acabar institucionalizándose como cuerpo a partir del siglo XVIII.

En la presente obra, David Buisseret, director del Smith Centre for the History of Cartography de la Newberry Library de Chicago y reconocido editor de trabajos sobre historia de la cartografía, explora la difusa evolución que va desde los primeros militares, casi todos de origen italiano, a los que se encargó la tarea de informar y fortificar las regiones fronterizas de Francia, hasta la época de Vauban, ingeniero militar por excelencia de finales del siglo XVII que sentó las bases para la creación del cuerpo. El autor se detiene donde empieza el estudio de Anne Blanchard sobre los ingenieros militares del siglo XVIII[1], complementándolo. Se trata de una obra fruto de una larga recopilación de material y citas de más de cuarenta años, con origen en la tesis del autor sobre Sully, superintendente de fortificaciones de Enrique IV. Viene a cubrir, pues, un periodo de dos siglos a partir de nombramientos, correspondencia, apuntes contables y documentos cartográficos, para demostrar la existencia formal de un Servicio Real de Fortificaciones ya desde principios del siglo XVII.

El estudio se ha dividido en tres épocas: los ingenieros reales del siglo XVI, el periodo de reinado de Enrique IV (1589-1610), donde ya se establece un servicio de fortificaciones reglamentado, y el periodo de Luis XIII (1610-1650).

De los ingenieros reales del siglo XVI se tienen pocas noticias. A finales del siglo XV, Luis XI ya se preocupaba sistemáticamente de la defensa de la frontera en la Borgoña, pero no es hasta 1521, con Luis XII, cuando nos encontramos con la figura del "controlador de fortificaciones". A mediados de siglo, Enrique II llevará a cabo nombramientos específicos y dedicará importantes dotaciones monetarias a la modernización de las defensas de las provincias fronterizas. La Guayana, el Languedoc, la Provenza, el Piemonte, la Borgoña, la Champaña, la Picardía y la Normandía serán los lugares donde los "ingenieros del rey" llevarán a cabo sus informes y proyectos. La mayor parte fueron de origen italiano: Fabrice Siciliano, Louis de Fox, Jean-Baptiste Porcelli, Bernardin Vimercato, Hercule Negro, Hieronimo Marini, Antonio Castello, Girolamo y Bernardin Bellarmato, Agostino Ramelli, Roche Guerin. Para muchos, el primer ingeniero francés fue Jean de Saint-Romy, que trabajó, entre otros lugares, en las mejoras de las defensas del Castillo de If, en Marsella. Cada ingeniero tenía a su cargo, por lo común, una zona fronteriza. Aún así, debían estar preparados para desplazarse donde lo requiriese el monarca.

Con Enrique IV, a caballo del cambio de siglo, los ingenieros militares experimentan una notoriedad creciente: por un lado, por ser mayormente franceses y, por otro, por la diversidad de actividades que desplegaron, más allá de la estrictamente dedicada a la fortificación. En 1604, el duque de Sully, nombrado superintendente de fortificaciones, promulga un reglamento estableciendo el nuevo servicio de fortificaciones: en cada provincia fronteriza se nombra a un ingeniero del rey, que encabeza un cuerpo de oficiales locales encargados de gestionar los créditos que, con carácter anual, se disponían para el mantenimiento de las fortificaciones de cada región. Benedit de Vassallieu en la Guayana, Jean Donnat en el Languedoc, la saga Bonnefons en la Provenza, Jean de Beins en el Dauphiné, Château Duboys en la Borgoña, Claude Chastillon en la Champaña o Jean Errard en la Picardía no tan sólo se ocuparon de proponer y ejecutar obras y mantener las estructuras poliorcéticas de los territorios que tenían asignados, sino que además escribieron tratados sobre esta materia y elaboraron una abundante cartografía.

También hubo algunos ingenieros, como René Androuet de Cerceau, Salomon de Brosse o Humfrey Bradley, que no estuvieron vinculados a ninguna provincia en particular y que participaron en diversas tareas, tales como la supervisión de la red de caminos o la ejecución de obras de ingeniería, tales como la construcción de puentes, edificios de prestigio y las primeras obras hidráulicas de envergadura.

Pero es con Luis XIII cuando se produce el salto más espectacular, pasándose de una docena de ingenieros en 1610 a la cincuentena en 1650. En muchos casos se dedicaron al mero mantenimiento o mejora de las zonas fortificadas, pero también participaron en los campos de batalla dirigiendo asedios y empezaron a publicar esa cartografía, de carácter local, que tanto apreciaría la élite política de la época. Cuando el cardenal Mazarín sustituye a Richelieu como primer ministro, en 1649, recopila de los archivos una treintena de atlas con mapas y planos de las zonas fronterizas. Es la época de Jean Cavalier, Duplessis-Besançon, Simon Maupin, Hugues Chastillon, Antoine de Beauvais, Ambroise y Jêrome Bachot, François Martelleur, Jacques Alleaume, Antoine de Ville, D’Argencourt, Beaulieu, Philibert le Roy, Jean Thiriot, Salomón de Caus, los hermanos Siette o de la familia Métezau. Fueron los últimos ingenieros antes de la creación del cuerpo que impulsó Vauban. Ya no se ajustaron a una provincia particular, disfrutaron de gran movilidad y estuvieron directamente dirigidos por los cardenales.

Buscando las claves para entender esta evolución, Buisseret concluye que la Francia del siglo XVI y XVII fue un país rico, científicamente desarrollado pero con fronteras vulnerables, lo que llevó a sus dirigentes a rodearse y utilizar una gran variedad de hombres preparados, de carácter polifacético, de los cuales Vauban fue seguramente su último exponente antes de la institucionalización del siglo XVIII.

El libro está ricamente ilustrado, básicamente con muestras de la obra cartográfica de sus protagonistas y contiene una amplica bibliografía. En un anexo se relacionan los nombres de ingenieros que el autor ha encontrado durante su estudio y sobre los que se tiene poca información. La herencia de estos ingenieros aun es visible en Francia, en sus ciudades, en la traza de sus caminos y canales. Fueron el instrumento, fiel y eficiente, para el establecimiento de la monarquía absoluta. Con este libro Buisseret nos permite comprender mejor no tan sólo las transformaciones territoriales históricas que sufrieron las tierras galas sino, además, la base sobre la que se sustentó el apogeo francés de la ilustración.
 

Notas

[1]Blanchard, A. Les "ingenieurs du roy" de Louis XIV à Louis XVI, étude du corps de fortifications Montpellier: Université Paul Vaéry, 1979.
 

© Joan Capdevila i Subirana, 2006

© Copyright: Biblio3W, 2006
Ficha bibliográfica

CAPDEVILA i SUBIRANA, J. Buisseret, D. Ingénieurs et fortifications avant Vauban: l'organisation d'un service royal aux XVIe-XVIIe siècles. Biblio 3W Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. XI, nº 633, 15 de febrero de 2006. [http://www.ub.es/geocrit/b3w-633.htm]. [ISSN 1138-9796].
 


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