Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales.  Universidad de Barcelona  [ISSN 1138-9796] 
Nº 68, 19 de febrero de 1998

GABRIEL GUARDA, O.S.B.: El arquitecto de la Moneda, Joaquín Toesca, 1752-1799: una imagen del imperio español en america. Ediciones de la Universidad Católica de Chile. Santiago, 1997, 339 págs.

Antonio Gil Albarracín


Entre los estudios dedicados a los arquitectos que desarrollaron su labor en la América española del siglo XVIII se notaba la falta de una monografía específica que estudiara globalmente la figura de Joaquín Toesca, una de sus figuras más señeras, déficit que ha quedado felizmente subsanado por la reciente aparición de la obra que analizamos.

El romano Joaquín Toesca fue uno de aquellos técnicos que se integró en la España borbónica para colaborar en la profunda renovación que desde los ambientes ilustrados se realizó de un imperio que con su concurso adquirió un desarrollo desconocido hasta aquellas fechas.

Persona nacida poco después de mediar el siglo XVIII en el seno de una familia italiana que prestaba sus servicios en la Roma papal, probablemente imbuido por el ambiente cultural de la ciudad, especialmente acentuado durante el pontificado de Benedicto XIV; Joaquín Toesca pronto mostró su inclinación hacia la arquitectura, entrando a trabajar bajo las órdenes de Francisco Sabatini, hecho que proyectaría su obra, como la de tantos otros italianos de aquella época, hacia los dominios españoles de Carlos III, que previamente había sido rey de Nápoles.

Joaquín Toesca se formaría en algunas de las mejores instituciones europeas de su tiempo: la Academia de Barcelona, la Real Academia de Bellas Artes y de San Fernando de Madrid y la Academia de San Lucas de Roma, en las cuales adquirió una sólida base científica y una extensa formación que le permitió desarrollar su obra con una calidad y una certidumbre, derivada del buen aprovechamiento y estricto aprendizaje de los conocimientos propios de su disciplina que es característica de las grandes figuras; coincidiendo con su etapa de formación inició una carrera militar que continuaría años más tarde, encontrándose ya en Chile.

Probablemente por recomendación de su maestro, Francisco Sabatini, encargado de las obras reales en Madrid, en 1780 Joaquín Toesca fue enviado a Chile para hacerse cargo de las obras que entonces se estaban realizando en aquella parte del imperio, quedando en el mismo hasta su fallecimiento, ocurrido por enfermedad en edad relativamente temprana.

Resultaría difícil de comprender la floración edilicia ocurrida en el Chile de los últimos años del siglo XVIII, si no fuera porque el autor recrea extensamente el ambiente ilustrado que había arraigado en aquellas fechas en el continente y especialmente en dicho territorio; en él anidó un hambre de conocimientos que propició un ambiente cultural ansioso de recibir los avances científicos y culturales provenientes normalmente de Europa y que muchas veces se difundieron en el país a través de las visitas de los componentes de las expediciones científicas que abundaron en los territorios españoles de los últimos años del siglo XVIII y comienzos del XIX.

Joaquín Toesca es un arquitecto de gran talla y excelente formación, continuador del barroco clasicista romano y de su orden gigante, no del neoclasicismo con que muchos lo han pretendido asociar, igual que a otros contemporáneos suyos. Persona que fracasó en el ámbito familiar, tuvo la fortuna profesional, siempre imprevisible, de encontrarse en el lugar idóneo en el momento preciso, hecho que le permitió acometer una labor edilicia sin precedentes en Chile que cuenta con intervenciones o edificaciones de nueva planta en Santiago con el Palacio de la Moneda, la catedral o el cabildo de la capital, además de el hospital de San Juan de Dios, los tajamares, el camino a Valparaiso, la catedral de Concepción y otras iglesias menores, así como diversas viviendas particulares y arquitecturas efímeras, que han podido ser identificados como su aportación formal a la imagen de aquel Chile aún español, que pocas décadas más tarde lograría su independencia.

El rigor clasicista de Toesca, cuyos orígenes romanos son sistemáticamente rastreados en esta obra, bebe en la fuentes de Paladio, Sabatini, Vignola y otros maestros de la gran arquitectura europea, logró imponerse frente a la tradición barroca que había arraigado en el continente, creando un referente formal que tendría continuadores en las figuras de Caballero, Atero o Goycoolea, por citar algunos de sus seguidores más sobresalientes.

Desgraciadamente parte de aquella edilicia ha desaparecido o ha quedado desfigurada con el paso del tiempo y, a veces, el cambio de función, no olvidemos que el mismo Palacio de la Moneda, la arquitectura más emblemática entre las conservadas de este arquitecto, cambió su función, poco antes de mediar el siglo XIX, pasando de ser un edificio industrial a convertirse en la sede del gobierno de la república; la desaparición de buena parte del legado de Joaquín Toesca hace aún más meritorio el sistemático rastreo realizado por el padre Guarda en archivos lejanos para poder reconstruir la importancia de un personaje que, gracias a su obra conservada y a la documentada, se incorpora por derecho propio a las figuras señeras de una arquitectura española del siglo XVIII que, conforme aparecen nuevos estudios dedicados a la misma, incrementa su merecida valoración entre los estudiosos.

En definitiva, el estudio monográfico dedicado por el padre Guarda al insigne arquitecto Joaquín Toesca es una excelente obra de síntesis que resume buena parte del trabajo de una vida dedicada a indagar las claves de la cultura chilena y la influencia que el citado arquitecto ejerció en la misma, por lo que hemos de felicitarnos de contar con un estudio de esta dimensión que, además, aparece en una bella edición, magníficamente ilustrada, que ayuda a enaltecer, aún más si cabe, la figura estudiada.


© Copyright: Antonio GIL ALBARRACIN 1998.

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