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Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. 
Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XII, nº 738, 25 de julio de 2007 

UN PERIODISTA EN EL ESTUDIO Y LA TRANSFORMACIÓN DE BARCELONA.
HOMENAJE A JOSEP MARIA HUERTAS CLAVERÍA (1939-2007)


Francesc Caballé, Historiador
Horacio Capel, Universidad de Barcelona
Gabriel Cardona, Universidad de Barcelona
Martín Checa, Universidad de Quintana Roo
José Luis Oyón, Universidad Politécnica de Cataluña
Mercedes Tatjer, Universidad de Barcelona


ÍNDICE

Presentación, Horacio Capel
Huertas Clavería, algo más que un cronista, Martín Checa Artasu
Josep María Huertas Clavería i els barris de Barcelona, Francesc Caballé
Huertas: Historia urbana desde abajo, José Luis Oyón
Josep María Huertas Clavería, cronista de la Barcelona contemporánea, Mercedes Tatjer


Palabras clave: José Mª Huertas Clavería, periodismo, historia urbana, historia obrera

Key words: José Mª Huertas Clavería, journalism, working class history


PRESENTACIÓN

Horacio Capel
Universidad de Barcelona

 

La repentina muerte de Josep María Huertas Clavería ha dejada a Barcelona sin uno de los periodistas más prestigiosos y conocidos y sin una persona que ha tenido un papel destacado en la transformación y mejora de la ciudad. En el momento de su muerte era decano del Colegio de Periodistas de Cataluña. Pero era, sobre todo, una personalidad muy respetada por su significación cívica y por su autorizada voz en asuntos relacionados con la ciudad de Barcelona.

Fue un ejemplo de compromiso cívico con la democracia y con la lucha por mejorar las condiciones de vida en Barcelona. Participante activo del movimiento asociativo vecinal, especialmente en el Poblenou, cronista de las luchas urbanas, historiador de la renovación de la vida cultural barcelonesa, trabajador incansable, periodista combativo en defensa de la democracia, del compromiso cívico, de la ciudad para los ciudadanos.

Huertas Clavería fue siempre un periodista, pero tuvo capacidad para echar una mirada muy penetrante sobre la ciudad en que vivió y a la que amó durante toda su vida.

Sus artículos críticos no siempre fueron del agrado de los poderes públicos, que, también en la democracia, prefieren generalmente el incienso y la adulación. Sus trabajos han permitido tener testimonios de un gran valor sobre Barcelona, y reconstruir aspectos esenciales de la vida vecinal y del movimiento asociativo.

Además de sus numerosos artículos periodísticos Huertas Clavería fue autor de más de una cincuentena de libros sobre temas relacionados con la ciudad de Barcelona y con la sociedad catalana. El inventario de urgencia de sus publicaciones ha permitido identificar casi un centenar de libros en los que ha intervenido. Algunas de sus obras, y en particular dos realizadas con Jaume Fabre, han tenido un significado especial para esta ciudad.

Una de ellas es Tots els barris de Barcelona (1976, 7 volúmenes), que supuso una fuente fundamental para el conocimiento de los barrios de la ciudad y de la importancia del movimiento asociativo y que constituye una referencia ineludible para la Barcelona del final del franquismo. Surgió a partir de una serie de artículos que Huertas había ido publicando en El Correo Catalán a partir 1966 sobre los barrios con problemas sociales en Barcelona. Se confeccionó a partir de datos históricos, de entrevistas a los protagonistas del movimiento vecinal, de documentación estadística y social, de monografías históricas, y con la utilización de la prensa de barrio, guías urbanas, archivos públicos y privados, y visitas repetidas a todos los distritos de la ciudad; se hizo también un esfuerzo para enlazar “con la información viva que los periódicos nos dan cada día”. La obra se realizó en dos años, con la obsesión de que no se perdieran los materiales y testimonios que se habían reunido. Los autores concluían la presentación señalando: “nos hemos remontado al pasado tan solo para explicarnos mejor los conflictos actuales y comprobar, si era posible, que no hay nada nuevo bajo el sol”.

La otra obra es Barcelona. La construcció d'una ciutat (1989), que sistematiza la evolución de esta urbe durante el siglo transcurrido desde la Exposición Universal de 1888 y aporta una visión amplia y sistemática de las transformaciones que experimentó entre esas fechas. Jaume Fabre y Josep María Huertas lamentaban la gran cantidad de estudios existentes sobre la historia de Barcelona desde la época romana hasta el siglo XIX y la escasez de los que se habían producido con referencia al último siglo y, en especial, sobre el periodo posterior a la guerra civil, cuando el crecimiento y las transformaciones de Barcelona habían superado todos los cambios anteriores. Sin especular sobre proyectos que habrían podido desarrollarse, centraron la atención en lo efectivamente realizado, y convirtieron su trabajo en una obra de consulta que venía enriquecida por útiles índices cronológicos y temáticos y por espléndidas fotografías de Joan Guerrero.

El libro surgió en un momento de ilusiones y esperanzas sobre el futuro de la ciudad, cuando se realizaban las grandes obras de infraestructura que preparaban los Juegos Olímpicos. En su prólogo el alcalde, Pascual Maragall, estimaba que la obra era “la memoria histórica o el dietario de nuestra generación que, al igual que la de 1860, se plantea hacer de Barcelona la mejor ciudad del fin de siglo”; y el arquitecto Oriol Bohigas, figura relevante del urbanismo municipal, ponderaba el valor de la obra para una visión amplia de los problemas de la ciudad. En un luminoso epílogo el urbanista Joan Antón Solans destacaba las transformaciones que la ciudad había sufrido para adaptarse a los profundos cambios experimentados en la economía y la sociedad mundiales durante un siglo, y los conflictos que ello había generado, bien reflejados por los dos autores; según él, la obra de Fabre y Huertas había sabido mostrar el juego de presiones para crear un nuevo orden de funcionamiento y las que, al mismo tiempo, existieron para que todo continuara igual, así como los conflictos que ello generó.

Ese juego de presiones encontradas no acabó con los Juegos Olímpicos. La ciudad entró en una nueva fase en la que se hicieron incluso más fuertes, al igual que los conflictos que se generaron de forma explícita o latente. Josep María Huertas, siguió siendo un crítico incómodo para el poder, al dedicar su atención a las nuevas luchas que generaba la presencia creciente del capital internacional en el urbanismo de la ciudad, y la incapacidad de los políticos de izquierda que estaban en el Ayuntamiento para controlarlas o incluso para escuchar las reivindicaciones ciudadanas. Como, al mismo tiempo, los historiadores siguieron ciegos o mudos ante las transformaciones de la ciudad, los arquitectos estaban frecuentemente comprometidos con las intervenciones que se hacían, y cierto número de científicos sociales quedaron absortos por la postmodernidad o comprometidos con los planes estratégicos y el llamado “modelo Barcelona”, la voz de Huertas Clavería siguió estando entre las pocas que se preocupaban por el cambio urbanístico y sus efectos en la vida social, por las reivindicaciones populares, el movimiento asociativo y la lucha ciudadana.

Josep María Huertas Clavería ha seguido siendo durante toda la déc ada de los noventa y los años iniciales del siglo XXI un luchador incansable para recoger la memoria histórica de la vida social y asociativa, de los conflictos, de las luchas y las transformaciones. Su papel en la organización del Archivo Histórico del Poblenou y para la creación de archivos de barrio debe ser también valorado.

Figura 1.
La portada del número extraordinario dedicado por La Veu del Carrer a Josep María Huertas Clavería, con la fábrica de Can Ricart, un emblema
del patrimonio industrial por cuya conservación luchó con sus trabajos periodísticos.

Los días que siguieron a su fallecimiento muchos periódicos y revistas de Barcelona publicaron gran número de artículos sobre Huertas Clavería y su obra; entre ellos El País [1], La Vanguardia [2], El Periódico de Catalunya [3] y Serra d'Or [4]. Durante los meses siguientes han aparecido semblanzas y comentarios más extensos en diversas revistas, en números de homenaje realizados por instituciones como la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), en un número de La Veu del Carrer [5], y el Colegio de Periodistas de Catalunya.


Figura 2
Cubierta del número especial de la revista Capçalera del Colegio de Periodistas de Catalunya dedicado a Jose María Huertas Clavería


En Biblio 3W hemos querido sumarnos a todos estos homenajes ciudadanos e institucionales con este número dedicado a la memoria de un gran periodista que se convirtió, de hecho, en un historiador de la Barcelona contemporánea. Para muchos aspectos de la evolución de esta ciudad en el último medio siglo su obra será sin duda una referencia indispensable. Este número quiere ser también un reconocimiento a la labor de todos los periodistas en la recogida de testimonios y la realización de crónicas que son esenciales para la historia social de nuestro tiempo.

 

Notas

[1]El País , 4 de marzo 2007, p. 65: “Josep María Huertas, el periodismo como militancia”.

[2]La Vanguardia , 5 de marzo de 2007, Vivir, p. 8: “Adios a un referente del periodismo”, con artículos de Josep Carles Rius (, Eugeni Madueño y José Martí Gómez, y un dibujo de Kap en la página editorial (p. 20); el día 11 Joan de Sagarra publicaría también una semblanza (p.7).

[3]El Periódico de Catalunya , 5 de marzo de 2007, p. 28-29, con artículos de Joseph M. Cadena y Antón Ribas (“Mor Huertas Claveria, degà del periodistas catalans”) y de Pasqual Maragall (“La tendresa y la duresa que necesiten els temps. Podíem no estar d'acord, pero ell era del meus i jo sóc dels seus”).

[4]Serra d'Or , maig 2007.

[5]La Veu del Carrer , n º 101: “Huertas, un llegat en 92 obres. Barcelona, História, Periodisme”. Este número incluye una bibliografía completa del autor.


HUERTAS CLAVERIA, ALGO MÁS QUE UN CRONISTA

Martín Checa-Artasu
Universidad de Quintana Roo (México)

 

En 1976 apareció en las librerias catalanas Tots els barris de Barcelona. Se trataba de la edición de siete libros de bolsillo que versaban sobre la realidad urbana de Barcelona de aquellos momentos, clasificada a través de sus barrios. Aquel ejercicio a medio camino entre un periodismo de crónica urbana y una recopilación bibliográfica de materiales sobre la historia de la ciudad había sido escrita por dos periodistas, Jaume Fabre y Josep Maria Huertas Clavería. Este último en aquellos entonces, era muy popular por haber sufrido en sus carnes las injusticias del regimen franquista. Un artículo suyo, “Vida erótica subterránea" publicado en el diario Tele/Exprés, documentaba que algunas viudas de militares afines al regimen regentaban burdeles. El artículo, todo y sus contenidos contrastados, le valió un consejo de guerra y una pena de carcel de dos años de prisión por injurias al Ejército, de la que sólo cumplió ocho meses y veinte días, por la muerte de Franco y la posterior amnistía. El juicio y la condena llevo al colectivo periodístico a organizar una intensa campaña, que contó con el apoyo incondicional de la Asociación de la Prensa a favor de la libertad de expresión vulnerada flagrantemente en ese caso. Curiosamente, y vale la pena añadirlo, la manifestación solicitando su libertad fue la primera autorizada en España.

Todo y que el lanzamiento editorial de la publicación se vió favorecido por ese hecho mediático, aquella publicación era el resultado de un arduo trabajo de casi dos años. No era ni mucho menos el primer libro de Huertas este se había dado a conocer con: Chicos de la gran ciudad o 21 d'entre nosaltres (1969) un texto prologado por Manuel Ibáñez Escofet, quien fuera su maestro y editado por Nova Terra. Era un libro primerizo, suscitado por las problematicas que se encontraba la juventud en esos años de las cuales Huertas participaba, contaba entonces con treinta años.  Igualmente, había firmado junto con Fabre y con Josep Martí, otro periodista de experiencia y solvencia contrastada en la selva urbana, Montjuïc del segle XX, editado en 1969 por Portic. Aquel librito, denunciaba a la par que informaba, el papel de Montjüic en la Barcelona de aquellos años. Era su bautismo en uno de los temas que más redundantes en su trayectoria, la historia de Barcelona, hecha desde la base, desde el territorio y con la gente.

También, en 1974 había publicado en la editorial Laia, Salvador Seguí, El Noi del Sucre. Materials per a una biografia,  un texto que iniciaba otra de las temáticas claves de su bibliografía. La preocupación por el mundo obrero y sobre todo por los personajes que habían formado parte de él.

 Lo cierto, es que Tots els barris de Barcelona vino a suponer, probablemente sin saberlo sus autores, un antes y un después por lo que refiere a la maneras de acercarse al hecho histórico de la ciudad condal.

Por primera vez, se superaba  la historia más formal, más centrada en los hechos políticos y en los grandes monumentos que habían cultivado historiadores  como Agustín Durán i Sampere, Josep Maria Garrut o Francesc Carreras Candi. Igualmente, aquellos libros dejaban de lado, un tipo de crónica urbana, basada en el anecdotario festivo, costumbrista, más pensando en una bohemia alegre y desenfadada o en una burguesía advenediza que habían desarrollado periodistas como Sempronio, Josep Maria de Sagarra, José Tarín Iglesias e incluso Josep Maria Carandell.

Tots els barris de Barcelona daban protagonismo por primera vez a los vecinos y sus problemas y sobretodo al valor de pertenencia a este o aquel barrio.

Eran años de configuración de un asociacionismo vecinal que había mantenido en sus filas a cuadros de partidos de izquierdas y sindicatos, ilegalizados por el franquismo. Una configuración que suponía la no muy lejana aparición de un ayuntamiento democrático que dejase atrás los dislates y abusos del porciolismo o la apatía política de Viola. Aquella edición de bolsillo, que aún hoy resiste el paso del tiempo y sigue siendo referente, recogía en sus páginas mucho de todas estas circunstancias reivindicativas que inundaban las rotativas y hacían correr la tinta de los reporteros.

Pero el éxito de aquella edición, no estuvo sólo en sus ventas, ni en la acertada distribución que hizo que casi todas las bibliotecas populares dispusieran de un ejemplar. Su éxito fue más invisible y sobre todo más duradero en el tiempo.

Huertas Clavería y Fabre con su trabajo habían activado las inquietudes de muchos aficionados a la historia y de algunos jóvenes licenciados en filosofía y letras respecto a una revalorización de la historia local, la historia de los barrios, la historia de los antiguos municipios agregados a la ciudad en 1897, en definitiva, la historia más próxima a la que apenas se le había dado importancia. Así, esa colección de libros de bolsillo fue referente de los trabajos, en muchos casos desarrollados en silencio y con humildad durante los sesenta, por aficionados que a poco que iban indagando en el pasado ciudadano iban a convertirse en historiadores y en referentes cívicos. Cito los casos de Martí Pous i Serra en Sant Andreu y  Anselm Cartañà Gómez en Sants. Entre los jóvenes, destacamos a Desideri Diez Quijano en Horta, Joan Pallarés Personat en Sant Andreu, Nicasi Camps y Jordi Fossas en el Poblenou, Francesc Pujol en Nou Barris, Julio Baños Soria en la Zona Franca y Can Tunis o Albert Mussons y Carme Segura en Gracia.

Esas personas y muchas más, a finales de los sesenta e inicios de la década siguiente van a ser el eje de iniciativas asociativas que giraran entorno a la creación de entidades dedicadas a la recuperación de la memoria histórica local. En esos momentos surgirán el Arxiu històric del Poblenou, fundado en 1976 y el Arxiu històric de Sant Andreu, núcleo originario del Centre d’estudis Ignasi Iglesias, fundado en 1982, y no mucho mas tarde lo harán el o el Taller d’història de Gràcia o el Centre d’estudis històric de la Marina i la Zona Franca, Arxiu de Roquetes –Nou Barris, creado en 1983 o los más recientes Centre de Recerca Històrica del Poble Sec, Grup d’estudis de Vilapiscina- Nou Barris; Centre d’estudis de Vallvidriera, entre otros. Esas primeras entidades van a ser el apalancamiento de la red de archivos municipales de distrito que a principios de los ochenta se está creando en la ciudad. Esos centros archivísticos públicos son hoy por hoy, el único espacio de salvaguarda de la documentación histórica más cercana, son también, siempre que el presupuesto, la mano de obra disponible y la carga laboral del técnico responsable lo permite,  los creadores de instrumentos de difusión de esa memoria ciudadana, ya sea a través de la promoción de ediciones de libros, ya sea generando diversas actividades, ya sea a través de la edición de material didáctico destinado al mundo escolar.

Huertas Clavería y Fabre se habían convertido en referentes de la historia local barcelonesa sobre todo por el nivel de divulgación que habían dado a sus letras. Era un nivel acorde con su labor periodística, especializada en las cuestiones locales y bregada en las rudezas de la ciudad, de la cual Huertas Clavería era militante. Otro destacado periodista citadino: Eugenio Madueño nos recordaba recientemente cuál eran los componentes de ese periodismo:

“Era un periodismo de calle, combativo, carente de tonos grises, aliado de las clases subalternas a las que cantaba Raimon y, todo hay que decirlo, en consonancia con la época, también un poco demagógico (Madueño, 2007).”

Su obra y el nivel de conocimiento demostrado en la misma, así como las buenas relaciones con el poder municipal de entonces, llevaron a Huertas Clavería a participar en la formación de la actual división por distritos, orquestada en 1984, ya que la municipalidad lo consideraba el experto historiador que permitirá dilucidar una mejor racionalidad de los limites de distrito a crear.

La edición de aquellos siete libros fue, también, la eclosión editorial del tándem Huertas Clavería y Fabre que iniciaran una actividad fructifera y desenfrenada carrera editorial.  Justo después de Tots els barris de Barcelona publicaran: Vint anys de resistència catalana (1939-1959) editado por La Magrana en 1978 y que incorporó al tándem el escritor Antoni Ribes. En esta obra, que pretende rentabilizar editorialmente los réditos de un victimismo catalanista tan de boga en esos años, Huertas Clavería y Fabre nos descubren numerosos aspectos inéditos de una Barcelona aletargada por la guerra y el franquismo. Los descubrimientos huertaclaverianos y con toda justicia, también fabrerianos son probablemente uno de los valores destacados de su obra. Ambos autores nos revelan por ejemplo, el desembarco de submarinos nazis en el Prat de Llobregat o la existencia de una residencia y emisora clandestina del III Reich en el barrio de la Bonanova. El descubrimiento de los aspectos ocultos de la ciudad son el leif motiv  para el periodista que patea la urbe en busca de la noticia. Será, estos pequeños descubrimientos, los que sin duda lo van hacer  tan próximo a los  lectores que empezaran a seguir las crónicas periodísticas que este escribe en medios como la revista Oriflama, o los diarios: el Correo Catalán, Tele Express, el Diario de Barcelona, y más tarde en el Periódico y hasta su fallecimiento en La Vanguardia o en el Avui.

La búsqueda del dato ignoto revela la honestidad y compromiso vital con la actividad que realiza ya que piensa que para repetir lo que ya se sabe, no vale la pena escribir, no es honesto. Su visión de los hechos contenidos en la historia local es a modo muy similar a lo que se entiende por una noticia. Como tal el hecho historiado debe ser inédito, debe ser corroborado por datos y fuentes contrastables. Se debe aportar algo nuevo, algo diferente, una nueva noticia,  más si estamos trabajando en el terreno de la historia local y tenemos una inveterada voluntad divulgadora. Las fuentes son el propio ciudadano y la corroboración de datos que este aporta, también lo será la prensa escrita, la hemeroteca donde se comprueba el dato o a quien a seguido la noticia. Sera a la prensa, a su valor como fuente y a su evolución, una temática a la que Huertas Clavería va a dedicar algunas de sus monografías como: Las tres vidas de Destino (1991) y Mirador, la Catalunya impossible, ambas escritas a la limón con el periodista Carles Gelí, y textos como: El periodista: entre la indefinició i l’ambigüitat. Evolució d’un concepte professional entre dos segles (2000) Un plat de llenties, periodisme i transició a Catalunya,1975-1985. (2005), Una historia de La Vanguardia (2006) y sus memorias periodísticas Cada taula, un Vietnam (1997), amen de la dirección de 200 anys de premsa diária a Catalunya (1995) y el catálogo de la exposición, hecho junto Manuel Vilaseró y promovida por la Diputación de Barcelona, La premsa als barris de Barcelona 1939-1982. Una temática que en menor medida compartirá con su colega Fabre, ya que este en 1982 presentaba su tesis de licenciatura en la Facultad de ciencias de la información de la autónoma de Barcelona: La població barcelonina de 1939 a través de La Vanguardia Española.

Esa conexión entre la prensa escrita y la historia local estará presente en toda su obra, pero tomará toda su amplitud con la edición, firmada de nuevo con  Fabre de Noticiari de Barcelona, de l’Exposició universal als joc olímpics (1992) un trasunto de multianuario cronológico donde ordena los principales acontecimientos ciudadanos y otros más desconocidos a partir de 1888 y hasta 1991.

Ese trabajo, y otros muchos, revelan otra obsesión huertaclaveriana, el valor del nombre como identificador de un personaje, de un dato histórico a l apar que una conexión para constatar sucesivas informaciones. Esa obsesión ya la había demostrado en Tots els barris de Barcelona, forzando la edición en 1977, de un apéndice de nombres en el último volumen y repetirá, en todos aquellos libros dirigidos o coordinados por él, este será el caso de los cuatro volúmenes de Barris de Barcelona, editada en 2004 por Enciclopedia catalana y que venía a ser  una reedición de aquellos siete libritos, en versión enciclopédica, con la participación de historiadores o periodistas que de alguna otra forma, influenciados por la obra de Huertas habían salido en ese intervalo de tiempo. El último volumen de esa obra contiene un detallado índice onomástico, de utilidad para localizar a ese personaje que él consideraba el protagonista de la noticia que eran todos y cada uno de los acontecimiento de la microhistoria de la ciudad.

Esa enciclopedia, a la que la propia editorial no le veía mucha viabilidad, evidenció más allá de las nuevas aportaciones, el influjo del tándem Huertas Clavería-Fabre en la historiografía barcelonesa. Se habían cubierto etapas e historias desconocidas en 1976 y se habían aportados datos de barrios  como el Poblenou, Sant Andreu, Gràcia, Sants, La Magoria, Nou Barris, Zona Franca, L’ Eixample, Les Corts, etc., quedaban lagunas por cubrir si, pero sin duda, treinta años después las aportaciones eras notables y cuantiosas.

En esas tres décadas, amen de los títulos citados, Huertas Clavería, en solitario o como coautor será prolífico e incansable. Generará títulos para el consumo fácil, a través de ediciones masivas como las que realizó para la editora Optima, dirigida por Josep Pi, próximo a la cadena Happy Books con títulos como: Paseos insólitos para descubrir Barcelona (2003) o para otras editoras como: Barcelona, com era, com és (2005) o Mites i gent de Barcelona (2006) de edicions 62. Títulos pensados para el regalo, de temáticas diversas tamizándolas a través de una evolución histórica como: Cent anys de vida quotidiana a Catalunya (1993) Com ens divertíem... i com en divertim ( 2002); La Barcelona desapareguda (2004); La ciutat transportada (1997), escrita junto Marc Andreu, Catalunya en guerra i en postguerra (2005). Guías ciudadanas o libros de encargo pagados con presupuesto municipal como: Calles de Barcelona, como han evolucionado sus nombres (1982) Barcelona, memòria d’un segle (2001) La Barcelona del 1993 (1991);  50 veces Barcelona, Guía de visita de la ciudad (1995),  firmada junto con Maria Favà;  Montjuïc-Guía (2003). Se trata de trabajos que van a contar con las fotos de Pepe Encinas, fotógrafo con el que desarrollará no pocas aventuras editoriales y ya posteriormente con las de su hijo Guillem Huertas. Cabe añadir, en este apartado la realización de una guía de monumentos de la ciudad en versión digital, una temática a la que Huertas Clavería, tenia cierta predilección por aquello que concitaba muchos de los tics de su labor historiográfica como son el valor del nombre del autor como el personaje de una historia, que ayuda entender las motivaciones de cualquier acción tratada a modo de noticia, a la par de la búsqueda hemerográfica que revaloriza la prensa como fuente histórica. 

En esas tres décadas van a ver la luz numerosos trabajos de historia local centrada en muchos casos en el Poblenou, ya que durante mucho tiempo fue el referente de la entidad Arxiu històric del Poblenou y su revista Icària donde amen de instigador se rodeará de un grupo de personas que hasta la fecha no han dejado de producir y documentar el espacio poblenovino títulos como: Nou viatge a Icària: de les fàbriques a la Vila Olímpica (1990); El Poblenou: 150 anys d'història (1991); Gent del Poblenou (1998), Poblenou, blanc i negre (2004) entre otros.  No en vano, Huertas Clavería como residente en el barrio desde siempre ya había participado de la realidad asociativa y de las problemáticas vecinales a través de la revista Quatre Cantons, de la que era fundador. También de forma coyuntural va a participar en la confección del Cuaderno pedagógico: Magòria, Font de la Guatlla i La Bordeta (1998), escrito con  Marc Andreu y Maria Montané, para el Arxiu de districte de Sants Montjüic y la redacción de Descubrir Ciutat Vella, 14 itinerarios urbanos (1990), firmado junto a la geógrafa Mercè Tatjer, Nou Barris, la penultima Barcelona (1991); Torre Llobeta, de palau medieval a centre cívic (1993) La gent i els barris de Sant Martí (2001)

Finalmente, quiero dejar para el final tres trabajos que amen de Tots els barris de Barcelona  se van encontrar algo al margen de esa producción aludida, pero que a mi modo de ver, son las aportaciones más significadas de la bibliografía huertaclaveriana, por un lado Barcelona en lluita: El moviment urbà, 1965-1996 (1997) Un libro a petición de la Federación de associacions de veïns de Barcelona, escrito junto Marc Andreu, que utilizando el recurso del vaciado hemerográfico y una dilata experiencia de reportero urbano, dibujaba el panorama reivindicativo de la ciudad a lo largo de casi treinta años. La edición del libro coincidió con la resaca olímpica y ponía sobre el tapete, el valor del movimiento vecinal, la presión que el mismo ejerce en el poder político local y era un toque de atención, a la municipalidad, respecto a la vitalidad del mismo que no podía ser menospreciada. El segundo título es el manual, ya que esta pensado como tal, titulado Obrers a Catalunya. Manual d'història del moviment obrer (1840-1975), editado por L'Avenç en 1982. Se trata, sin duda del trabajo más próximo a la historia de Huertas Clavería, y que contó con la asesoría de diversos profesores universitarios. El libro, escrito en su inefable estilo divulgativo, no está exento de encomiable esfuerzo de aglutinar la historia del obrerismo en Cataluña, un trabajo que por aquellos entonces aún no había producido el mundo universitario.  La edición por parte de L’Avenç, presuponía el papel que Huertas ejercía en el consejo de redacción de esa veterana revista resurgida de sus cenizas durante la transición. El resultado es un texto que todavía hoy es referente para conocer los entresijos del mundo obrero catalán. Años más tarde, quizás para cerrar un círculo, el tándem Huertas-Fabre sacaron a la luz: Burgesa i revolucionària: la  Barcelona del siglo XX (2001). 

El tercer título, hoy difícil de hallar, aun en librerías de viejo, es  Barcelona, la construcció d’una ciutat, editado por Plaza y Janes en 1989. El libro, otro notable esfuerzo de aglutinar información, transita a medio camino entre el libro de consulta y el libro de regalo: Surgido de la euforia por la nominación olímpica, recoge el largo transito urbano de Barcelona, aportando innumerables datos de diversas temáticas, cosa que la hace una obra de gran valor para su consulta.

Se trata, sin duda, de un libro que nos acerca al Huertas Clavería seguido por miles de ciudadanos anónimos, ya fuese a través de las páginas del Periódico, ya fuese en las de La Vanguardia. Ese periodista, el historiador divulgador de la Barcelona contemporánea que siempre fue algo más que un simple cronista.

Bibliografía

MADUEÑO, E. (2007) “La suerte de ser Huertamaro”. La Vanguardia, 5 de marzo de 2007.

Arxiu històric de Roquetes-Nou Barris http://www.noubarris.net/arxiu/

Arxiu històric del Poblenou http://www.geocities.com/Athens/Acropolis/3324/

Centre d’ estudis Ignasi Iglésias http://www.sant-andreu.com/entitats/ceii/index.html

Taller d’història de Gràcia http://www.gracianet.org/taller/


JOSEP MARÍA HUERTAS CLAVERIA I ELS BARRIS DE BARCELONA

Francesc Caballé
Arquitecto

 

Gràcies als múltiples articles i notes que han sortit després de la mort d'en Josep Maria Huertas Claveria –i aquest no deixarà de ser-ne un de més- he descobert que l'any de l'inici de la seva carrera com a periodista (1964) coincideix amb el del meu neixament. Ens separava, per tant, tota una generació sencera. I això, en segons quins moments dins la història d'un país i d'una ciutat és gairebé un abisme, o no.

Quan en Jaume Fabre i en Huertas Claveria van publicar la primera edició del primer volum del seu Tots els barris de Barcelona l'any 1976, Barcelona no era per a mi gairebé res més que el territori que travessava cada dia amb l'autobús 39 per anar a l'escola, des de la Barceloneta fins al Guinardó. De les diferències dels barris i de les seves lluites veïnals  en aquells anys en guardo un viu record tant de la Barceloneta ( “A la Barceloneta el tren ens fa la punyeta”), com del Guinardó (“Volem el parc [del les aigües] obert”). Hi devia fer molt l'afany adolescent de col·leccionar enganxines reivindicatives i polítiques d'aquella cosa tan novedosa per a nosaltres com era la transició. Evidentment –i no em fa cap vergonya reconèixer-ho-, no recordo cap història d'un periodista empresonat que publicava coses dels barris de la ciutat.

10 anys després de la publicació de Tots els barris de Barcelona, jo ja era tot un llicenciat en història i m'havia llegit alguns dels capítols redactats per Jaume Fabre i Josep Maria Huertas Claveria, no perquè els recomenés ningú a la facultat –i ara!-, sinó pel meu interès sobre la ciutat. No cal dir que, en molts aspectes, vaig conceptuar el llibre com a força superficial.

Durant els deu anys següents en els que vaig iniciar la meva activitat professional (1987-1996) i amb el guiatge inicial d'altres amics d'en Josep Maria,  com la Mercè Tatjer (a qui li dec conjuntament amb l'Àngels Solà les meves primeres recerques) i en Manuel Arranz (un altre símbol del Poblenou tristament desaparegut), la història de la ciutat de Barcelona havia passat a ser el meu principal camp d'estudi. El meu referent Huertas d'aquells anys era bàsicament periodístic (de seguiment de l'actualitat barcelonina) o, diguem-ne  “recopilatori” (des de la cura de l'edició de les “Històries i llegendes de Barcelona” d'en Joan Amades, a la publicació d'obres com “Barcelona: la construcció d'una ciutat” o “Noticiari de Barcelona”, totes amb en Jaume Fabre).

La meva coneixença personal tant d'en Josep Maria Huertas com d'en Jaume Fabre és, doncs, força tardana i se situa al 1996. Havien passat ja 20 anys de la primera edició de Tots els barris de Barcelona i de la mà del llavors arxiver en cap de l'ajuntament de Barcelona Ramon Alberch vaig entrar com a coordinador d'un projecte editorial que pretenia actualitzar aquella obra. L'ajuntament de Barcelona havia estat ja al darrera de la segona edició de Tots els barris de Barcelona al 1980, i ara tornava a posar-s'hi amb Enciclopèdia Catalana. L'aventura de la interminable “Història de Barcelona” dirigida per Jaume Sobraqués en 8 volums i coeditada per Enciclopèdia i l'Ajuntament, havia finalment acabat i volia aprofitar-se l'ocasió –i perquè no dir-ho el negoci- oferint als subscriptors un nou producte. Neixia així el projecte dels 4 volums en gran format d'”Els Barris de Barcelona”.

A diferència de Tots els barris de Barcelona, la redacció dels volums dels Barris de Barcelona no va ser exclusiva d'en Jaume i en Josep Maria. Ells es van encarregar de la història més contemporània dels barris –fonamentalment el segle XX- mentre que els antecedents històrics corrien a càrrec de diferents especialistes. El format de “gran obra” obligava, a més, que per primer cop es plantegés una acurada il·lustració dels volums. Es així com van entrar dins el projecte en Pepe Encinas i en Guillem Huertas, que gairebé s'estrenava en un dels primers treballs en cooperació amb el seu pare. Començaven 4 anys d'intens treball i contínua relació entre tots plegats.

El trànsit de Tots els barris de Barcelona cap als Barris de Barcelona va ser el camí d'un coneixement personal –no fàcil al principi- i el canvi de concepció de la feina històrico-periodística tant d'en Josep Maria Huertas com del seu més íntim col·laborador, en  Jaume Fabre. Participar en aquesta obra col·lectiva va obligar a un exercici de revisió per part de tots els implicats.

Periodisme, història i divulgació

En primer lloc va caldre una relectura de l'obra inicial i es van replantejar alguns dels seus aspectes, començant per la pròpia distribució i divisió dels “barris” que configuraven la realitat geogràfica i social de la ciutat, i intentant cercar els col·laboradors més adients per als capítols històrics. I, a partir del desert que sovint s'obria davant nostre, la tasca ja feta per en Jaume Fabre i en Josep Maria Huertas als primitius Tots els barris de Barcelona va començar a esdevenir més important i trascendent del que havien sospitat les meves primeres lectures d'”historiador purista”. Començant, per exemple, per la honestedat  en el plantejament de la seva obra, de la qual no se n'havien amagat mai, des de la primera edició a la dècada dels anys 1970.

Ve a tomb reproduir un petit fragment del seu pròleg signat l'any 1976.

"Si nosaltres fóssim historiadors, la nostra tasca no hauria fet més que començar. Ara caldria continuar investigant, acumulant materials, descobrint noves fonts. Hem preferit, però, complir el nostre objectiu de periodistes: recollir materials dispersos i aplegar-los en un intent d'oferir una “altra” història de Barcelona, o d'una part bàsica de Barcelona".

“Si nosaltres fóssim historiadors…” Que potser no ho eren? En un dels articles apareguts recentment sobre en Huertas, l'historiador Joan B. Culla ha dit:

"Entre tots els periodistas que he conegut i conec  -que no són pocs-  ell era potser el que tenia més clara la cabdal importància de la història com a eina periodística sense la qual és imposible entendre, interpretar i, per tant poder explicar el present".

Havien passat 20 anys,  i no només els seus escrits sobre els barris de Barcelona s'havien convertit en un clàssic, no només havien estat  més o menys mirats amb condescendència per les “patums” de la història oficial (a la reedició de 1980 Fabre i Huertas constaten ja com “La nostra obra ha esdevingut així, en certa manera ,un petit clàssic, una eina força indispensable, encara que alguns ambients acadèmics hagin preferit ignorar completament la seva existència”) sinó que el panorama sobre la història d'alguns dels barris de la ciutat continuava buit de publicacions o recerques rellevants.

Essencialment com a periodistes, Fabre i Huertas havien aconseguit fer una aportació important: historiar la contemporaneïtat del fenomen veïnal dels barris de la ciutat. Es clar que això es parcial!, que l'òptica del seu tractament afavoreix i discrimina territoris. Però sense ells, sense la seva crònica quasi de reportatge, sense la seva recerca de camp, sense el seu contacte directe amb la gent del barri, sense el coneixement de les publicacions locals, bona part de la història de la ciutat, de la seva gent i dels seus territoris hagués quedat silenciada per sempre.

La manca de recerques històriques sobre els barris de la ciutat –llevat d'honroses excepcions- no és responsabilitat dels qui en volen fer una divulgació. I crec que aquest és l'altre punt important. La redacció de Tots els barris de Barcelona convida a una lectura amable, que va voler mantenir-se en els Barris de Barcelona. El verb fàcil dels dos periodistes –l'ofici d'escriure fa molt- i l'estructura amb trencament de petits apartats en cada capítol facilita que l'obra mantingui el caire divulgatiu que se li volia imprimir. I divulgar la història no és, ni molt, menys sinònim de manca de rigor. En els casos on les senyudes recerques històriques (“científiques”, “univeritàries”, “serioses”  ) existien, la veu se cedia als especialistes, o bé els resultats de les seves investigacions s'incorporaven com un bagatge més dins dels materials manejats pels redactors en cap.

I si alguna cosa era certa és que al Josep Maria Huertas no se li passava si algú havia fet algun treball interessant sobre Barcelona. A banda de les seves recerques hemerogràfiques (on basava bona part dels seus posteriors escrits), en Huertas disposava d'una xarxa de coneixements i d'una agenda que el propi Jaume Fabre recentment ha trobat insubstituible malgrat l'existència del google.

La seva recerca històrica era, de ben segur, limitada a certs aspectes, però el seu coneixement dels treballs sobre la història de la ciutat servia per a difondre'ls molt més que no pas els mateixos autors haguessin aconseguit.

Es cert, però, que treballar amb en Josep Maria tampoc era una tasca fàcil, sobre tot per a un nouvingut, encara que aquest hagués invertit 10 anys investigant sobre alguns aspectes de la història de la ciutat. De fet, fins que no vam arribar a enfrontar-nos dialècticament, la nostra relació no va ser massa fluïda. A partir de llavors, però, i aconseguida una franquesa i complicitat mútua i un respecte per la feina feta, conèixer i treballar amb en Huertas va ser tota una experiència.

Saber, perspicàcia, esperit crític, treball de camp, implicació emocional, ofici i capacitat –semblava que ilimitada- de treball van fer que, des de llavors, els treballs “divulgatius” d'en Josep Maria Huertas no semblessin, mai més, una història en minúscula, sinó tot el contrari. Els barris de Barcelona, no serien els mateixos sense el treball realitzat.

P.D. Josep Maria:  no, no sóc tan jove com creus; i sí, procuro ser feliç.


HUERTAS: HISTORIA URBANA DESDE ABAJO

José Luis Oyón
Universidad Politécnica de Cataluña

 

La historiografía de los periodistas suele mover a la desconfianza a la academia. No son pocos los historiadores que han torcido el gesto al anunciarse otro nuevo libro de Huertas Clavería. Superficialidad, carencia de fuentes “serias” o inexistencia de notas a pie de página, de “aparato erudito”, eran algunas de las críticas más habituales. Críticas poco justas en el fondo. Al final de una lectura detenida, se daba uno cuenta que los mejores libros del periodista -casi todos en colaboración con Jaume Fabre- se basaban en un conocimiento detallado del tema apoyado siempre en los textos “serios” de los estudiosos. No faltaba ninguno de los temas esenciales que debían de tratarse: aparecían todos ellos, uno detrás de otro, bien ordenados, cronológica y temáticamente. Además, se añadía un ingrediente básico que hacía vivas las descripciones, algo que podríamos llamar el “conocimiento del terreno”, el haber pisado el suelo de lo que se narra. Algo que curiosamente suele faltar en la historia a-espacial de muchos historiadores. Quiero sólo detenerme muy brevemente en estas dos cuestiones como homenaje particular al periodista recientemente fallecido.

De Huertas Clavería me han atraído siempre dos cosas que son a veces muy difíciles de conjugar en el oficio de historiar. La primera es una formidable capacidad de síntesis de estudios ya realizados, de textos y de imágenes de época; síntesis ágiles y bien argumentadas. Su manual de historia del movimiento obrero Obrers a Catalunya, publicado en 1982 y reeditado en 1994, es un modelo en ese sentido. Bien asesorado por historiadores, no faltaba ninguno de los grandes hitos de la historia obrera tal como por entonces se entendía, es decir, una historia con una atención primordial a las ideas y los avatares políticos del movimiento obrero y menos por la cultura de los trabajadores en un sentido más amplio, por las formas de vida y los lenguajes de clase. De todas formas, mucho del interés del texto de Huertas estaba ya en lo que “acompañaba” al discurso principal: no sólo una útil cronología, un glosario mínimo y una bibliografía básica por capítulos que es en definitiva lo que debe construir todo buen manual, sino también un extenso repertorio de los documentos de época: notas de prensa y libros, manifiestos sindicales que expresaban mejor que cualquier explicación el lenguaje obrero, las reivindicaciones y las aspiraciones concretas; unas cuantas tablas de presupuestos familiares, de salarios y precios de las subsistencias y de ilustraciones gráficas permitían vislumbrar cómo se vestía, dónde se vivía o qué mundo soñaban los trabajadores catalanes, temas que después se harán cada vez más comunes en la historiografía obrera. Es lo mismo que ocurría con la otra obra de síntesis que más admiro de Huertas, La construcció d´una ciutat, publicada en 1989. La validez de ese tipo de síntesis se demuestra en las sucesivas reediciones y en su utilidad todavía hoy en día. Del valor intrínseco del proceso de síntesis de materiales diversos emprendido por Huertas -una síntesis que no sólo es temporal y temática, sino también de cartografía, imágenes, textos y documentos variados- da fe la reedición fallida de la segunda de las obras citadas aparecida en 2000 sin planos ni ilustraciones, carente de ese aparato documental que nunca ha sido en los libros del periodista un simple “añadido”. Creo que esa capacidad de síntesis de materiales discursivos diversos que venían a reforzarse mutuamente, es lo que le gustaba a Huertas de nuestra voz “Barcelona” en el Atlas Histórico de Ciudades Europeas (una voz que habría mejorado mucho de haber sido aligerada con el lenguaje periodístico de Huertas). La capacidad de síntesis es lo que hace que La construcció d´una ciutat siga siendo todavía el mejor y más accesible resumen de la historia barcelonesa del siglo XX.

Huertas, además, añadía un ingrediente básico en sus escritos de historia que hacía mucho más vivas las descripciones, algo que podríamos llamar el “conocimiento del terreno”, el haber pateado previamente el escenario narrativo. Eso era lo que desde mi punto de vista de lector interesado en la historia urbana barcelonesa constituía la auténtica chispa de sus textos. Todas las páginas de Huertas sobre la historia barcelonesa están hechas a ras de suelo, respiran vida cotidiana (no sólo las obras que quedarían bajo el epígrafe estricto de “vida cotidiana”, como La ciutat transportada, Com ens divertíem, com ens divertim, Cent anys de vida quotidiana, que, personalmente, no me parecen las mejores). Utilizando el barrio como categoría de análisis fundamental que permite aferrar la historia urbana con propiedad, una historia urbana barcelonesa vista como historia de sus barrios, el periodista se apoyaba siempre en el conocimiento directo. Muchas de la mejoras páginas del Huertas del Tots els barris de Barcelona (1976), ampliada en una línea historiográfica mucho más amplia en los cuatro volúmenes colectivos de Els barris de Barcelona veinte años más tarde, o de las numerosas monografías que ha dedicado a Sant Andreu, Nou Barris, el Poblenou o los barrios en torno a Montjuïc muestran esa sensibilidad hacia lo local. En la categoría barrial, se daban la mano la especial habilidad de Huertas en el periodismo directo, de proximidad, y su curiosidad por la gente, una curiosidad ajena por completo al costumbrismo y mucho más interesada por la gent de barri como generadora de asociaciones populares, de iniciativas de prensa local (La premsa de barris a Barcelona, 1939-1982), o de movimientos urbanos (Barcelona en lluita, 1996). En esa suerte de historia urbana desde abajo reside no sólo la aportación fundamental de Huertas, sino también la posibilidad metodológica, apenas explorada, de hacer una historia urbana desde lo cotidiano.


UN PERIODISTA Y LA HISTORIA

Gabriel Cardona
Universidad de Barcelona

Sobre todo, un hombre

A Josep María Huertas Clavería le interesaban las personas, le interesaban y las amaba. Por eso procuraba conocerles, pues el amor y el conocimiento suelen ir unidos, de modo que su vocación periodística se desbordó hacia la comprensión de Barcelona y de sus habitantes. El periodismo y la Historia se mueven en tiempos distintos con una finalidad semejante, porque son modos de analizar la realidad, de entenderla y de trasmitir lo que se ha entendido. En definitiva de avanzar en la búsqueda de esa ilusión, de ese ente de razón, de esa amada entelequia a la que llamamos la verdad.

Lo que hoy se conoce como Historia oral se apoya en métodos y orígenes comunes con el periodismo que no siempre resulta fácil diferenciar. ¿Hasta donde es periodismo el memorialismo de Jenofonte, uno de los arcaicos padres de la Historia , antes de que existieran los periódicos? A menudo esta diferenciación es sólo una cuestión de tiempo, pues consideramos periodístico cuanto trata del presente e histórico cuanto se relaciona con el pasado.

Una definición que es tan artificiosa, como la segregación entre lo actual y lo pretérito. Porque lo actual es apenas un destello que inmediatamente se convierte en pasado y sólo los recuerdos nutren nuestras mentes y hacen posibles a las personas y las instituciones. Muere la mente si se pierde de la memoria, del mismo modo que las instituciones pierden su esencia si se destruye su archivo.

A ese periodista amante de sus conciudadanos, le interesaba cuanto se refería a ellos y, naturalmente a Barcelona. La ciudad que comprendía como un apasionante laberinto de edificios y espacios, habitados por seres humanos, donde cada persona tenía una historia y cada piedra acumulaba una carga de trabajos, ilusiones, virtudes y defectos.

Así escribió una historia periodística de Barcelona e hizo un periodismo histórico, no sólo por su recuperación, interpretación y divulgación del pasado sino también por una importante acumulación de datos e imágenes, que serán imprescindibles para los historiadores de mañana. Muy poco conoceríamos de amplias épocas pasadas si no hubieran existido los cronistas.

Sin querer, él mismo fue un protagonista de la historia de la política y el periodismo en España. La célebre Ley de Jurisdicciones de 1906 había sido promulgada a consecuencia del asalto a los periódicos barceloneses por militares enfurecidos. Anulada por la II República , la norma fue resucitada por el franquismo y, en junio de 1975, Huertas fue acusado de injurias al Ejército en un reportaje publicado en Tele/Expres titulado “Vida erótica subterránea”, donde afirmaba que «Un buen número de “meublés” están regentados por viudas de militares, al parecer por la dificultad que para obtener permiso para abrir algunos hubo después de la guerra.» Detenido y procesado, sus compañeros protestaron y cinco de los ocho periódicos de la ciudad no salieron a la calle. Era la primera huelga periodística ocurrida en España después de la guerra civil.

El consejo de guerra le impuso dos años de prisión, que se interrumpieron a los ocho meses y pico, por el indulto promulgado a la muerte de Franco. El suyo había sido el último caso de aplicación de la polémica ley en vida del dictador, aunque la norma sobrevivió todavía más de dos años. Su último escándalo fue el procesamiento de Albert Boadella y la compañía Els Juglars a finales de 1977.

Una Historia comprometida

Recién muerto el dictador, en 1976 cuando las fuerzas populares luchaban para recuperar su protagonismo y todavía ignorábamos si sería posible la democracia, publicó la biografía de un antiguo líder obrero valeroso, pragmático y honesto: Salvador Seguí, “El noi del sucre” , asesinado por el pistolerismo patronal en la Barcelona de 1923. El libro evidenciaba su compromiso con la historia social y política de su ciudad, así como el deseo de recuperar un pasado mal conocido.

Como era un gran compañero y persona solidaria, compartió muchos de sus libros, tanto con otros autores como con fotógrafos, el último de los cuales fue Guillén, su hijo. En algunas ocasiones, el contenido fundamental de estos libros fueron los textos, en otras, las fotografías como ventanas abiertas a un mundo detenido, que Josep María explicaba en pies y acotaciones precisos. Cuando la democracia comenzaba a ser una realidad, volvió su mirada hacia los desfavorecidos y débiles, Los hijos de la calle (1978) , hecho en unión de Joan J. Caballero y Remei de Pascual nos mostraba el mundo sin luces de la delincuencia juvenil, documento al que cualquier Historiador social necesitará acudir cuanto pretenda tratar esta época.

Este mismo año entregó a la imprenta un libro de historia sobre la lucha política y cultural del catalanismo, abarcando desde el final de la guerra civil hasta el inicio de la época tecnocrática: Vint anys de resistència catalana, 1939-1959, hecho en colaboración con Jaume Fabre y Antoni Ribas. Su texto se inicia con la derrota republicana y la ocupación franquista, para abarcar la época más dura del régimen, que terminó en 1959, el año del Plan de Estabilización, la dorada marginación de los jerarcas falangistas y la apertura de puertas a los turistas y capitales extranjeros, mientras dos millones de españoles perdían el sol para buscar en pan en la Europa desarrollada y democrática. Hasta aquí, Josep Mª ya había escrito verdadera Historia, con especial sensibilidad hacia el mundo de los vencidos, especialmente entre la crisis social que sucedió a la Gran Guerra y duró más de medio siglo.

Trabajador infatigable, barcelonés enamorado

También con Jaume Fabre cuidó la edición de la obra de Joan Amades, Històries i llegendes de Barcelona, pasejada pels carrers de la ciutat vella , que pareció aguijonear su interés por la propia ciudad, que sería una de sus grandes dedicaciones. Tanto los personajes y tensiones de sus libros anteriores contenían páginas de una Historia esencialmente barcelonesa, cuyo interés pareció intensificarse a partir de este momento. También en esta época, y con Jaume Fabre, escribió Tots el barris de Barcelona (1980) acometiendo una tarea de historia local con el mismo entusiasmo que había dedicado a la historia social. Aunque tampoco abandonó esta y, en 1982, amplió el horizonte exclusivamente barcelonés para producir Obrers a Catalunya, manual d'Historia del moviment obrer 1940-1975 , escrito en solitario como otras obras de la misma temática.

Se reveló incapaz de detenerse la mirada en un solo tema, porque la curiosidad por su ciudad, el amor y el interés por la personas y las cosas le provocaban continuos estímulos. Este mismo año apareció Calles de Barcelona, como han evolucionado, con fotos de Pepe Encinas y Pere Monés. No era exactamente un libro de historia, sin embargo tenía como argumento el pasado de la ciudad, que era tratada como un ser vivo. Sin olvidar que Barcelona era una obra de los hombres, que siempre fueron los grandes inspiradores de su actividad.

Junto al escritor comprometido vivía el investigador meticuloso capaz de elaborar un catálogo de publicaciones como La Premsa de barris a Barcelona 1939-1982 , en colaboración con Manel Vlaseró, que no pretendió ser una historia del periodismo catalán, sin embargo, resulta un material imprescindible para ella. Muestra y ordena una realidad humilde donde, en ocasiones, la libertad de prensa vive con mayor holgura que en los grandes rotativos, tan atentos a la cuenta de resultados. La prensa de los barrios, a pesar, o quizá gracias a su humildad, recoge las cotidianas ilusiones y angustias de la realidad diaria.

La curiosidad e inquietud por la Historia de la profesión periodística le llevó a publicar en 1960, Les tres vides de Destino, en colaboración con Carles Geli. Se trataba de la pura historia de una singular publicación de nombre y origen falangistas, en cuya páginas puede encontrarse reflejada la evolución política española, porque la revista nació en plena guerra civil, en el seno de la colonia de “los catalanes de Franco”, que habían huido y vivían refugiados en la “zona nacional”. La publicación contó, desde sus orígenes con firmas prestigiosas, sin embargo, ya trasladada a Barcelona, la revista evolucionó al ritmo de los cambios mentales y, abandonó sus originales planeamientos totalitarios, ya tratados anteriormente por Huertas, hasta que Destino reflejó una naciente opinión democrática.

Cada vez más la Historia

La tarea periodística y el amor a Barcelona y sus habitantes le condujo a una extensa reflexión histórica, que gustaba iniciar en la Exposición Universal de 1888, para explicar cada paso del diario vivir y cada logro de la arquitectura y el urbanismo que construyeron la ciudad moderna. Su secuencia abarcó el nacimiento de la Barcelona industrial con sus enormes tensiones y esperanzas, la República , las angustias y bombardeos de la guerra civil, la victoria franquista y su nueva Barcelona de la represión, la inmigración y los inmensos barrios de barracas. El libró prosiguió luego mostrando el desarrollismo, las luchas populares contra el régimen, su ocaso y la democracia.

En ocasiones, la recreación histórica marchaba por caminos insospechados, como en Carrers de Barcelona (1982), hecha con su habitual Jaume Farre y los fotógrafos Pepe Encinas y Pere Monés. El libro recrea el contenido político del callejero y sus continuos cambios. Narra como inició la cuestión el conde del Asalto, cuando, como capitán general, hizo denominar las calles del Raval, que se estaba organizando. Desde entonces, las vías urbanas tuvieron nombres de santos, de las grandes familias o de los personajes importantes. El libro sigue concienzudamente los cambios políticos que se reflejaron en este callejero, a lo largo de la época que se extiende desde el Trienio Constitucional y la actual democracia, recogiendo el callejero completo de la II República , sin olvidar algunos hechos tan chuscos, como rebautizar en 1942 a la calle Consell de Cent como Concilio de Trento. Recogiendo también la dicotomía entre los nombres oficiales y los populares. Finalmente, el intento de recuperar el pintoresco devenir del callejero, produjo una interesante recuperación histórica.

La dedicación a la Historia del periodismo no había apagado su pasión por Barcelona. Con Jaume Fabre había publicado “40 alcaldes de Barcelona (1901-1983)”, en L'Avenç , el año 1985 y, en 1989, los dos autores dieron a la luz Barcelona, la construcció de una ciutat. Como antes había acometido la Historia social o la local, ahora Huertas se adentraba en la historia del urbanismo, siempre referido a su ciudad, naturalmente.

Se había dedicado a temas especialmente polémicos y en una época apasionada. Sin embargo, sus textos nunca resultaban agresivos, aunque pudieran molestar a los intransigentes. La normalidad democrática le permitió una gran producción, en buena parte relacionada con la Historia más próxima. Así publicó en 1992 Noticiari de Barcelona: de l'exposició als Jocs Olímpics, con la habitual colaboración de Jaume Fabre, y, al año siguiente Cent anys de vida quotidiana a Catalunya.

Combinada con sus numerosas guías, traducciones y obras diversas, persistió su preocupación histórica; hasta el extremo de que, en 1996 apareció una historia del movimiento vecinal y sus asociaciones: Barcelona, lluita en el moviment urbà 1965-1996, seguida por El Món del treball a Catalunya .

Prosiguió su arrollador ritmo de publicaciones, fundamentalmente dedicadas a la ciudad. De esta época (1998) destaca un libro de fotografías acompañadas de cortos e ilustrativos pies: Gent de Poblenou , donde un equipo de 9 personas reunió valiosas imágenes, que constituyen una riquísima historia gráfica del barrio donde vivía Huertas, y reflejan perfectamente una evolución social y política desde los comienzos del siglo. Se trata de una Historia “que se ve”, con rica información sobre la vida en las barracas y en las casas, imágenes de la organización patriarcal de las empresas bajo el verticalismo sindical, instantáneas del trabajo infantil, protestas obreras, un taller de modistas de 1910, recuerdos de la guerra civil y de la Transición , chicas jugando al baloncesto con falda-pantalón, niños colgados del tranvía y hasta el Júpiter, el equipo de fútbol del barrio que, en 1917, derrotó al Barcelona.

Sólo un periodista con su vocación y humanidad podía impulsar una documento tan patente e históricamente tan rico. Aunque su capacidad de recuperar la Historia no se limitó a reflejarla en los libros. En noviembre 1977, junto con Josep Viladomat, recuperó la estatua “ La República ”, entonces abandonada en un almacén municipal, y ahora instalada en la plaza de Llucmajor.

Entre el cúmulo de sus trabajos destacaron varios libros de gran valor histórico, hechos frecuentemente en colaboración, entre ellos: Catalunya en guerra i en posguerra, Cent anys de vida quotidiana a Catalunya, Com ens divertiem...com es divertim, Franco a Barcelona, El Plat de Llentíes, periodisme i transició, Barcelona memoria de un siglo , Barcelona, com era, com es .

No era propiamente un historiador sino un apasionado periodista y un hombre bueno dotado de gran sensibilidad para el pasado, que, quizá sin proponérselo, dejó una obra histórica copiosa, peculiar e inestimable. La última aventura se sorprendió saliendo de la redacción de un periódico. Hacía 43 años que había entrado por primera vez en otra. Sus amigos le recordaremos siempre, pero Barcelona le debe buena parte del conocimiento de sí misma.


JOSEP Mª HUERTAS CLAVERIA, CRONISTA DE LA BARCELONA CONTEMPORÀNIA

Mercé Tatjer
Universitat de Barcelona

 

Coincidí per primera vegada amb en Josep Mª Huerta Claveria a la Barceloneta en ocasió d'un acte electoral cap l'any 1978. Al llarg de quasi trenta anys vàrem tenir moltes ocasions de trobada, i fins i tot, d'escriure algun treball conjuntament amb en Jaume Fabre. Però va ser als darrers anys, quan arran de la publicació de les obres Història de Barcelona , Els barris de Barcelona, i la Enciclopèdia de Barcelona, i la orientació creixent de les meves recerques cap el patrimoni industrial en general, i del Poblenou en particular, que la nostra col·laboració es va intensificar.

Els darrers temps, els seus articles a La Vanguardia eren sovint objecte de contrast de dades i d'informacions, i de comentari entre nosaltres, que en algun cas es tornava quotidià a mida que coincidíem en la defensa del patrimoni de la nostra ciutat, que als darrers anys ha anat desapareixent de forma ràpida i inexorable.

Josep Mª Huerta Claveria, hereu d'una trajectòria de periodistes interessats per la ciutat, va realitzar al llarg d'una fecunda vida professional una gran contribució a la història i la geografia urbana de Barcelona. Voldria destacar la seva aportació a la renovació de metodologies de recerca, ja que transità camps que desprès han tingut un ampli desenvolupament. Emprava de forma habitual metodologies diverses, amb excel·lents resultats: la història oral, sempre en cerca dels millors informant i dels protagonistes i testimonis dels fets que narrava; la documentació d'arxius diversos i del seu propi arxiu bibliogràfic i documental; la fotografia de producció pròpia o de altres professionals; la observació participant, en la que no es conformava només en ser un simple espectador o cronista; el minuciós treball de camp en les barris que estudiava.

Des del punt de vista temàtic Josep Mª Huertas treballà amb una visió d'història total, investigant i publicant sobre la vida quotidiana, l'habitatge i les condicions de vida, el moviment obrer, els conflictes socials i urbans o l'associacionisme, sense deixar de banda els jardins o l'art i la cultura. No hem d'oblidar, tampoc la seva aportació a les biografies de barcelonins, tant en forma de llibres ( Els presidents de la Junta del Port de Barcelona, 1993), articles (“Ciutat i poder. Qui mana a Barcelona ?, en La Veu del carrer, núm. 100, 2007), com a través dels relats d'històries de vida dels barris.

El conjunt de la seva obra, i en especial les grans síntesis sobre la ciutat ( Tots els barris de Barcelona, 1976, i Barcelona. La construcció d'una ciutat, 1989) realitzades en col·laboració amb Jaume Fabre, el converteixen en un dels grans historiadors de la Barcelona contemporània, referència necessària per investigadors i professionals de l'urbanisme i la sociologia urbana.

Tanmateix, Huertas Claveria excel·lí en un camp com el dels itineraris urbans, poc transitat fins l'aparició dels seus treballs. Mètode d'aprenentatge i recerca propi de la geografia, l'itinerari esdevingué en les seves mans una indiscutible eina de coneixement de la ciutat, concretat en rutes pels barris del centre i de la perifèria, per jardins, o per petits racons i elements urbans, sovint quasi desconeguts; aquest itineraris donaren lloc a prop d'una desena de llibres: Itineraris. Montjuic (1983), 14 Itinerarios de Ciutat Vella (1990), 50 vegades Barcelona (1995), Paseos insólitos para descubrir Barcelona ( 2003), Montjuïc. Guia, 2003; Itineraris Poblenou ( 2007 ); al quals devem afegir nombrosos fulletons i propostes de rutes temàtiques o visites. Precisament, una de les seves darreres obres fou Itineris Poblenou. En aquest sentit Josep Mª Huertas també feu escola per als professionals i institucions que desprès s'han dedicat a produir aquest tipus de guies.

D'altra banda, fou un veritable i excel·lent divulgador i sintetitzador de molts treballs de recerca que sense la seva tasca haguessin restat desconegudes, i que amb la seva capacitat narrativa els posava a l'abast de tothom. Al mateix temps, impulsà la publicació de recerques que semblaven destinades a l'anonimat.

Si la obra escrita de Josep Mª Huertas ha estat important, la seva paraula mereix també un record . Estava sempre disposat a intervenir en taules rodones, conferencies, xerrades a barris, escoles i centres cívics, realitzant una tasca de difusió de coneixements sobre la ciutat, i esperonant recerques, estimulant debats o donant suport a reivindicacions ciutadanes.

Un aspecte destacable de la seva trajectòria intel·lectual i professional es, si s'analitza la seva obra, la capacitat de treballar i publicar en col·laboració i en obres col·lectives. La seva llarga e intensa col·laboració amb Jaume Fabre mostra el treball en equip i els vincles d'una profunda amistat; la seva participació en obres col·lectives, posa de manifest el seu interès i valoració del treball conjunt amb professionals i associacions de veïns per aplegar esforços, per denunciar i resoldre conflictes i donar suport a causes justes; en son bon exemple la seva col·laboració en obres de referència com La Barcelona de Porcioles (1973), o en la publicació de la FAVB, Barcelona amb lluita ( 1996), entre moltes altres.

Al seu entorn aglutinà, no solament a periodistes, sinó també un ampli ventall de professionals, de col·laboradors i d'amics, i molt especialment d'historiadors joves que d'ell obtingueren un mestratge. Sempre estava disposat a atendre les peticions d'informació i de mètode, que sol·licitaven estudiants i recent llicenciats interessats per la història de la ciutat i els moviments socials o la consulta de arxius.

Va dignificar la perifèria de la ciutat de Barcelona, al descobrir i recuperar les seves arrels, les seves lluites i protagonistes; va incorporar-los en el mapa de la ciutat i els va fer entrar en la història de Barcelona.

Va defensar de sempre la conservació del patrimoni material i immaterial. Seria llarga la llista d'edificis, espais, memòries personals i col·lectives que va salvaguardar. Molts ciutadans mantenen el record viu de com les seves noticies i articles a la premsa, sempre documentades, ajudaren a la salvaguarda d'edificis i monuments destinats a la destrucció: des de les casetes populars de Sarrià fins a edificis industrials.

Huertas Claveria fou la veu de molts barcelonins que no podien expressar públicament las seves demandes per millorar la ciutat, als que sempre els hi donà suport amb el seu compromís, fins i tot, amb el risc de no ser ben vist en instàncies de l'administració. En definitiva, era un veritable Cronista de la Ciutat.

 

© Francesc Caballé, Horacio Capel, Gabriel Cardona, Martín Checa, José Luis Oyón, Mercedes Tatjer, 2007
© Biblio3W, 2007

Ficha bibliográfica:

CABALLÉ, F., CAPEL, H., CARDONA, G., CHECA, M. OYON, J. L. y TATJER, M.Un periodista en el estudio y la transformación de Barcelona. Homenaje a Josep Maria Huertas Clavería (1939-2007). Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, vol. XII, nº 738, 25 de julio de 2007. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-738.htm>


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