Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. 
Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XII, nº 758, 5 de noviembre de 2007


ESCLAVITUD Y CRISTIANISMO


José-M. Casabó Suqué
Licenciado en Derecho, Doctor en Filosofía, Doctor en Teología


Palabras clave: esclavitud, cristianismo, movimiento abolicionista

Key words: slavery, christianism, abolitionism


La esclavitud ha durado casi hasta nuestros días, en Occidente hasta finales del siglo XIX. Todavía quedan prácticas esclavistas en poblados africanos, además de opresiones asimilables como la trata de blancas o el trabajo infantil1. Pero la conciencia de la inmoralidad e inhumanidad de la esclavitud es una adquisición enormemente extendida y casi universal. La ley francesa del 10-5-2001  reconoce que la trata y la esclavitud (de los siglos XV-XIX) son crímenes contra la humanidad.

La ONU declaró el año 2004 como Año internacional de conmemoración de las luchas contra la esclavitud et de la abolición.

En su perduración y abolición, ¿fueron fundamentales causas de orden económico, de desarrollo de la ciencia y de la técnica, y específicamente las fuerzas necesarias para la producción de bienes? ¿O hubo un crecimiento y madurez de la conciencia humana, primero en individuos y pequeños grupos y luego extendiéndose a lo ancho de la humanidad?  Y, como tema específico de este artículo ¿cuál fue la actitud de los cristianos ante ella? En nuestra actual mentalidad nos puede chocar que el cristianismo al introducirse en la antigua sociedad pagana no percibiese la intrínseca inhumanidad de la esclavitud y no se esforzase por abolirla.

Vamos a hacer una sumaria relación de distintas épocas desde la aparición del cristianismo, exponiendo el pensamiento de algunos personajes significativos y diversas actitudes en pro o en contra de la esclavitud.


El cristianismo primitivo

El cristianismo, al entrar en contacto con una sociedad preexistente, critica y repudia algunos aspectos que ve como incompatibles con su fe y sus exigencias, pero también adopta, asimila o deja subsistentes otras prácticas, costumbres, valores y corrientes de pensamiento. 

Los cristianos de los primeros tiempos tienen conciencia de la radical novedad que Jesucristo introduce en las relaciones entre los hombres, que afectan todas las condiciones humanas. Pablo les dice: "Todos los que habéis sido bautizados en Cristo, os habéis revestido de Cristo. Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer: todos sois uno en Jesucristo" (Gal 3, 27-28; Col. 3, 11).  Imposible anunciar un principio más radical de igualdad. Pero al mismo tiempo en sus recomendaciones morales Pablo exhorta a la sumisión de los esclavos a sus amos (Ef.6, 5-6, Col.3, 22; y la 1ª Ep. de Pedro añade "incluso a los que son duros" 2,18).  Hay que considerar las posibles causas de esta antinomia y la inmensa repercusión que ha tenido en la humanidad.

El principio que anuncia Pablo es fundamental, permanente e imperecedero: igualdad de todos los hombres en Cristo superando cualquier diferencia accidental que no puede ya ser causa de una inferioridad esencial; es un principio escatológico a realizarse plenamente al fin de los  tiempos, pero que está ya operando en la historia actual, por la unión real a Jesucristo. Y por tanto tiene que traducirse en actitudes interpersonales. Y así fue en la Iglesia primitiva, dentro de la nueva comunidad cristiana, con igualdad total como hijos de Dios y hermanos de Cristo, destino común, trato igual, pleno acceso a todos los cargos eclesiales. El esclavo convertido es un liberto del Señor, y su amo es un esclavo de Cristo (I Cor. 7,22).  El amo debe tratar al esclavo con justicia y equidad recordando que él también tiene el mismo Señor en el cielo, que no hace distinción de personas (Ef.  6,9. Col 4,1). El esclavo es ahora un hermano en Cristo "muy amado" (Filem. 16,17, 21). Para algunos exégetas Pablo sin decirlo explícitamente, le insinúa a Filemón que libere al esclavo fugitivo que ahora le devuelve, sobre todo por el v. 212 Pero para otros no está claro que tal fuera la intención de Pablo3.  Sea como sea la carta a Filemón dará pie a muchas manumisiones de esclavos por parte de cristianos, pero ciertamente no era un programa de acción social 4.  El principio de la igualdad radical en Cristo se muestra pues operando en las relaciones interpersonales, pero al mismo tiempo la esclavitud no se cuestiona como institución en el mundo, y se exhorta a amos y esclavos a cumplir bien sus respectivos deberes: obediencia y respeto de parte de los esclavos, trato humano de parte de los amos. Los pasajes que parecen inconsecuentes con el principio que antes enuncia están en perícopas exhortativas en que Pablo actuando como pastor y consejero de las personas a quienes se dirige, se preocupa de la cristificación y no de las las instituciones en que viven, o muy  raramente5.

Algunos autores creen que la expectativa de la inminencia de la segunda vuelta de Cristo, quitaba de tal modo importancia a las relaciones en el mundo que producía una indiferencia, una relativización de las instituciones y estados de vida de este mundo que en breve había de desaparecer, y por eso Pablo puede aconsejar que cada uno se mantenga en el estado en que se encontraba cuando lo llamó el Señor, libre o esclavo, casado o soltero (I Cor 7,24)6. Pero el mismo Pablo deja entrever que la Parusía podía tardar (2 Tes 2,1ss. Rom.11, 25. Fil.1, 23. 2 Cor 5, 8).

Sin embargo, hay causas más importantes y complejas. El cristianismo es primordialmente un espíritu, un nuevo modo de ver la realidad, Dios, el hombre y el mundo, que no se dirige directamente a las estructuras seculares, sino que crea las actitudes espirituales, la conciencia, la mentalidad que eventualmente habrá de llevar al cambio de estructuras7.

La inserción de las exigencias cristianas en una realidad social se mediatiza por la comprensión que tiene el hombre de la fe que ha aceptado, de sí mismo y de la sociedad, la posibilidad de desligarse de criterios y juicios muy arraigados, la consistencia y resistencia de estructuras políticas y sociales seculares, la crítica de las cuales implica muchas veces un largo período de culturización, de maduración y de reflexión que puede durar siglos. En las instituciones sociales, jurídicas, económicas y políticas, la percepción de su posibilidad de transformación es mucho más lenta, condicionada al crecimiento de una conciencia histórica, al progreso de las ciencias políticas, sociales e históricas, a la perspectiva comparativa y a muchos otros factores variables a lo largo de los siglos.

En la Antigüedad, y por todo el mundo, la normalidad y universalidad de la esclavitud se tomaba como un hecho invariable, con muy pocas excepciones. Una de ellas era la tribu germánica de los Alanos. También en Israel, pocos siglos antes de Jesucristo, partiendo de la firme creencia en la creación de los hombres a imagen de Dios, había desaparecido la posesión de esclavos judíos, aunque seguían teniéndolos gentiles8. El único caso que conozco de oposición teórica y práctica a la esclavitud, que consideraban una gran injusticia, es el de la pequeña secta judía de los Esenios, a finales de la era antigua y comienzos de la cristiana9.

Algunos cristianos explicaban la esclavitud por el estado decaído de la humanidad después del pecado original, como hacía Agustín, para quien era una de las duras "necesidades" de ese estado de la humanidad. Realmente la economía del mundo antiguo dependía enormemente del trabajo esclavo. La necesidad de mano de obra se conseguía a menudo con guerras en que se  hacían prisioneros que pasaban a ser esclavos.

En la primera Iglesia los cristianos no realizaron todavía una reflexión sobre las instituciones sociales y seculares como tales a la luz de los principios cristianos. Su fe los relacionaba con Dios de una manera especial a través de Cristo y con todos los hermanos en la fe, y con los demás hombres, pero en relaciones interpersonales, y organizativamente sólo en el plano de la comunidad religiosa. Durante mucho tiempo el énfasis de los pastores seguirá concentrado sobre esas relaciones y el comportamiento de los fieles en ellas.

El cristianismo se negaba a ser primordialmente un movimiento social y político; y ante la acusación de deslealtad y subversión de que era objeto, acentuaba su aceptación de la autoridad mientras no hubiese de renegar de lo que en aquel momento era su misión esencial: proclamar el señorío de Cristo y la salvación en Él.

Actualmente muchos cristianos piensan que la acción liberadora de Cristo no despliega toda su potencialidad en un único momento de la historia, sino que se dirige ante todo contra lo más alienante de una situación tal como la perciben en aquel momento los creyentes. En otras circunstancias históricas se pueden entender enfrentados a otros modos, o contra los diversos que va tomando la misma. La Buena Nueva es tal para los problemas más acuciantes de cada época. En el momento que actúa Pablo, una insistencia predominante sobre la transformación de las estructuras, además de ser ineficaz y condenada al fracaso, hubiese desnaturalizado el principal aspecto del cristianismo que había que proclamar en aquel momento, confirmando el malentendido y dificultando la expansión de la fe10.


Imperio Cristiano y Edad Media

Después de Constantino, la nueva problemática empieza a ser objeto de reflexión, como hace San Agustín, pero dentro y a partir de la cultura clásica heredada, y con sus limitaciones. Hay que tener en cuenta el arraigo de aquella antigua civilización, la continuidad e inercia de las instituciones que seguían funcionando, la perduración de las mentalidades. Lo que se ha hecho siempre parece "natural".

Cuando los cristianos estuvieron en posición de influenciar las instituciones, se empieza a notar de forma creciente el fermento transformador del cristianismo en la vida social: se multiplicaron  las obras de asistencia a los débiles y desamparados y otros, que manifestaban la caridad de los cristianos11. Se impugnaron y finalmente abolieron los sanguinarios juegos de circo12, aumentó la apreciación y la dignidad de la vida humana, mejoró el concepto de la mujer, se refrenó valorativamente, y algo en la práctica, el antiguo desenfreno sexual de los paganos, disminuyó el afán de riqueza y lujo, se irán introduciendo en el antiguo derecho romano nuevas leyes de inspiración cristiana, como la protección de las viudas y huérfanos, de los campesinos contra las usurpaciones de los propietarios ricos, prohibición de la exposición de los recién nacidos, de la usura, de embargar las herramientas de cultivo, leyes contra los raptores, la prostitución, el adulterio de una mujer con su esclavo, el concubinato, la difamación y la calumnia, la brutalidad de los carceleros con los presos, de los amos con sus esclavos, de los  padres con sus hijos, leyes de asistencia jurídica gratuita para los pobres, etc13.

Respecto a la esclavitud, humanizan algo y mitigan la condición del esclavo, y facilitan la manumisión, por ejemplo con una simple declaración ante el obispo. Constantino desaprueba poseer esclavos cristianos y sobre todo venderlos a no cristianos. Pero la esclavitud como tal, tan profundamente arraigada en las sociedades mediterráneas, y cuyo origen se perdía en la noche de los tiempos, se sigue aceptando, sin cuestionar su legitimidad y normalidad. La Iglesia se limitaba ante ella a la proclamación de la igualdad ante Dios, las exhortaciones a la caridad y a la buena conducta, sin afrontar la abolición de instituciones jurídicas que le sobrepasaban. Pocas voces aisladas proclaman su inmoralidad, como la de San Gregorio de Nyssa (334-394) que considera la  posesión de esclavos como un grave pecado14. Pero la Iglesia, siguiendo a Ignacio de Antioquia, es contraria a las reclamaciones de los esclavos cristianos de ser emancipados a costa de ella. El Concilio de Gangra (340) anatematiza a los cristianos que animan a los esclavos a desobedecer a sus amos15.

Prevaleció la mentalidad inmemorial y la realidad económica y social, y cegó sobre las consecuencias que hubiesen debido seguirse de los principios cristianos, que quedaron limitados a la trascendencia transhistórica y a la comunidad específicamente religiosa. E incluso en esta refluyó, perdiéndose la igualdad inicial de trato16. A menudo el espíritu no impregna realmente a los que se dicen cristianos, o solamente lo hace sectorialmente. Y según algunos teólogos, muchas veces no ha habido la maduración suficiente de las condiciones objetivas que permiten percibir la relación y hacer el traspaso a las instituciones. Hay un ritmo de concienciación y maduración histórica, como lo hay en el desarrollo biológico y psicológico del individuo, y que no se puede ignorar. A veces deja en la penumbra, sobre todo cuando hay intereses económicos involucrados, aspectos, relaciones o consecuencias que solamente nuevas conmociones o corrientes descubrirán.

En la Edad Media se multiplican las manumisiones, la esclavitud va tomando la forma algo más mitigada de los siervos de la gleba, y los cristianos dejan prácticamente de ser esclavos, si no son cismáticos y si no caen en manos de mahometanos. Hacia el siglo XII la esclavitud ha desaparecido en los países escandinavos. Pero no se aprueban leyes contra la esclavitud, y sigue practicándose, sobre todo en la Europa meridional, con los infieles y los paganos. Los Papas, las órdenes religiosas, los monasterios siguen teniendo esclavos17. Los teólogos lo  justifican como de derecho natural, siguiendo a Aristóteles18.    


La era colonial

Con las exploraciones a África en el siglo XV, la esclavitud tomó una nueva actualidad. Los  portugueses volvían trayendo negros como esclavos.  Los Papas no lo condenaron, tan solo protestaban si habiendo sido bautizados se los seguía teniendo como esclavos. Nicolás V en la Bula Dum diversas y el Breve Divino amore communiti de 1452, permitía al rey de Portugal someter a los sarracenos, paganos y otros infieles, incluso reduciéndolos a perpetua servidumbre19. Pío II, en 1462, amenaza con castigos a los que esclavizan neófitos, pero no condena el comercio de esclavos20. Sixto V en 1476 excomulga a los que esclavizan neófitos de aquellas regiones.

Paulo III el 1548 confirma el derecho a tener esclavos, incluso por los eclesiásticos, pero afirma también que los indios no lo eran y tenían derecho a ser libres, y a liberarse21.  En efecto, en les tierras descubiertas de América, tanto los Papas como los reyes de España se oponían a los conatos de los conquistadores y colonizadores, necesitados de mano de obra, de reducir los indios nativos a esclavitud.  Otras instituciones, no muy lejanas de la esclavitud, proveyeron la mano de obra indígena que necesitaban los colonos, como la encomienda y el yanaconazgo; pero los abusos rebelaron algunas conciencias cristianas como la de Bartolomé de las Casas y provocaron la importación de esclavos negros de África.

Este comercio de esclavos por el Atlántico duró más de tres siglos. No hay acuerdo para dar cifras exactas de los negros llevados a América entre el siglo XV y el XIX, que algunos sitúan entre 12 y 25 millones22, pero que los cálculos más fiables situarían en torno a los 11 millones23. En este comercio no estaban involucrados sólo mercaderes, sino que en sus beneficios participaban nobles, grandes familias, casas reales, obispos, órdenes religiosas, masones...  Las condiciones de la travesía eran abominables, y no pocos negros dejaban en ella la vida24. La suerte de los esclavos sobrevivientes una vez llegados era, lógicamente, variable, según los amos que los compraban y las tareas a que los destinaban, pero era en general dura y cruel24.

Ante una tal barbaridad, ¿qué se había hecho de la conciencia cristiana? ¿No hubo voces que protestaran?


Justificaciones

Como vimos antes, desde tiempo inmemorial la esclavitud en sí era aceptada como algo natural, y la Iglesia no lo modificó. La autoridad de Aristóteles, de Santo Tomás, de los teólogos lo confirmaba. La mayoría de los cristianos clérigos y laicos en las Indias la practicaron. Los jesuitas usaban negros, a veces a centenares, para trabajar sus estancias e ingenios. Su plantación en Xochimalcas tenía doscientos. Otras órdenes hacían lo mismo.

Se imponían los imperativos económicos.  En 1580 altos funcionarios de Méjico y Perú escribieron que un aprovisionamiento constante de mano de obra africana era la única manera de satisfacer las exigencias de la madre patria en metales preciosos25. En 1646 José de los Ríos, procurador general de Lima, escribía que "La falta de negros amenaza con total ruina al entero reino, porque el esclavo negro es la base de la hacienda y la fuente de toda la riqueza que este reino produce"26.

 En 1686 cuando Carlos II concede el asiento (privilegio del tráfico) a un protestante, y la Inquisición alarmada interviene, el rey nombra una comisión investigadora. El informe que ésta presenta declaraba:

"La introducción de negros es no sólo deseable sino absolutamente necesaria (...) pues cultivan las haciendas, y no hay otros que podrían hacerlo, por falta de indios. Sin el tráfico América se abocaría a una absoluta ruina (...). En cuanto a si la esclavitud es permitida, muchos autores lo discuten (...) El Consejo [de Indias] cree que no puede haber duda en cuanto a la necesidad de esos esclavos para el sostenimiento del reino de las Indias ni en cuanto a la importancia del bienestar público en la continuación y mantenimiento de este proceder sin cambios; y en cuanto a la cuestión de conciencia, se prueba per las razones expuestas, las autoridades citadas, y su larga y general costumbre en los reinos de Castilla, América y Portugal, sin que haya objeción de parte de Su Santidad o del estado eclesiástico, sino más bien con la tolerancia de todos ellos..." 27.

Es interesante notar que en todos estos períodos del tráfico, sus partidarios, tanto del norte como del sur y en todas las épocas, usaban el argumento de que era un bien para los propios negros, pues estaban mejor en la esclavitud en países cristianos que en las salvajes tierras nativas, donde tan a menudo eran esclavos de otros negros. No hay constancia de que jamás se haya solicitado el parecer de los propios negros, o como decía un inglés de mitades del siglo XVIII que había hecho diversos viajes a África, si los africanos se beneficiaban de ser esclavos en América, habría que dejarles a ellos la decisión de ir ahí28.


Voces de protesta y su poca efectividad

Pero siempre hubo algunas personas con conciencia que veían en ello una injus- ticia y una inmoralidad, respecto a los indios, como ya hemos dicho, pero también en el comercio de negros y en su esclavitud. El propio Bartolomé de las Casas, que había sugerido importar esclavos negros para salvar a los indios, después comprendió que también era inmoral y anticristiano esclavizar negros, como escribió en su "Historia de las Indias", que desgraciadamente no se publicó hasta 350 años más tarde29.

En 1557, Domingo de Soto, discípulo de Francisco de Vitoria escribía en su De iustitia et iure que era inmoral mantener en esclavitud a un hombre nacido libre, o capturado por violencia o fraude, incluso si se lo compraba en un mercado legítimo30. Tres años después el también dominico Alonso de Montúfar, Arzobispo de Méjico, escribía a Felipe II: "No sabemos de ninguna causa por la que los negros habrían de ser cautivos más que los indios, puesto que nos dicen que reciben el Evangelio con buena voluntad y no hacen guerra a los cristianos". Felipe no contestó.

Otro correligionario, Martín de Ledesma, en sus Comentaria afirma que todos los que poseen esclavos obtenidos por engaños de los mercaderes portugueses han de liberarlos inmediatamente bajo pena de condenación eterna. El también dominico Tomás de Mercado que había estado en Méjico y conocía por experiencia directa el modo en que se transportaban los negros a América, en su Suma de trato y contratos (1569), si bien aceptaba la institución y la inmemorial legitimidad de esclavizar a los prisioneros de guerra, denuncia el secuestro y las abominables condiciones del transporte de negros a América, y decía que participar en el tráfico era pecado mortal.  Fernão de Oliveira en su Arte da Guerra no mar dice que ninguna guerra hecha con intención de hacer cautivos para traficar con ellos como esclavos podía ser justa. Denunciaba a sus compatriotas por ser los inventores de "tan funesto tráfico de comprar y vender pacíficos hombres libres como se hace con animales con el ánimo de un carnicero sanguinario". Bartolomé Frías de Albornoz, primer profesor de derecho civil en Méjico, publica en Valencia en 1573 su Arte de los contratos en que pone en duda la legitimidad de esclavizar a los prisioneros de guerra, y dice que el cristianismo no podía justificar los secuestros y la violencia del tráfico de esclavos. El libro fue condenado por la Inquisición "por perturbar". Los jesuitas Miguel García y Gonçalo Leite se horrorizaron en el Brasil de que la Compañía de Jesús poseyese esclavos africanos, que consideraban ilegítimamente esclavizados. Volvieron a Europa para protestar, pero no se tiene más noticias de ellos31. Otro jesuita, Alonso de Sandoval en un libro de 1627, dice que la esclavitud era una combinación de todos los males. Pedro Brandão, obispo portugués de las Islas de Cabo Verde, procuró acabar con el tráfico y propuso que se bautizaran todos los negros y después fuesen liberados. Todo cayó en oídos sordos32 .

Las protestas de los españoles y portugueses no dieron resultados prácticos. Demasiadas autoridades civiles, económicas y religiosas estaban interesadas en él. En 1683 el Cardenal Aldrano Cybo, Secretario de Estado, escribía a la misión de los capuchinos en Angola contra la perduración del "abominable y pernicioso uso de vender esclavos". Los capuchinos procuraron que los protestantes no traficaran33.

El Papa Urbano VIII en una carta a su nuncio en Portugal del 1639 condena absolutamente la esclavitud y amenaza con la excomunión, pero se refería a la de los indios y estaba impulsado per los jesuitas de las Reducciones ante las incursiones de los bandeirantes brasileños que hacían en ellas razzias para obtener esclavos34.

Clemente XI a principios del siglo XVIII da órdenes a los nuncios de Madrid y Lisboa de que actúen para conseguir poner fin a la esclavitud.  No hubo respuesta.

Pero en 1750 Portugal suprime la esclavitud en la metrópoli, y en 1773 prohíbe la entrada en ella de negros.

En 1758 Frei Manuel Ribeiro da Rocha pedía el fin del tráfico y la sustitución del trabajo de esclavos por el de hombres libres, y decía que "el tráfico de esclavos es ilegal y tendría que ser condenado como un crimen mortal contra la caridad cris- tiana y la justicia común".

Hugh Thomas concluye: "Estas denuncias aisladas permiten a la Iglesia Católica presentarse como una prefiguración del movimiento abolicionista con más plau- sibilidad de lo que generalmente se concede. A lo largo del siglo XVII cartas de protesta sobre le asunto del tráfico de esclavos continuaron a llegar a la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe en Roma de parte de capuchinos, jesuitas y obispos"35.

Y añade: "A pesar de este descuido oficial del nuevo tráfico de esclavos negros, es difícil no sentir que hacia el 1600 había bastantes voces hostiles para haber hecho acabar el tráfico dentro, más o menos, de la siguiente generación, si no se hubiese producido la entrada en el negocio de los protestantes del norte de Europa"36.


El Atlántico norte y el movimiento abolicionisa

En efecto, en el siglo XVII el tráfico pasa en gran parte a manos de los holandeses y de los ingleses, que habían percibido los abundantes beneficios que se podían obtener de él.

En el siglo XVIII se intensifica el tráfico, en gran parte en manos inglesas, (en la década de 1780 se llevaron a América unos 70.000 negros por año); pero al mismo tiempo se produce una creciente crítica y acción religiosa, social y política contra el tráfico de esclavos y la esclavitud misma, que finalmente en el XIX conseguirá su abolición.

 Los grandes impulsores fueron los cuáqueros (arrepentidos de haber participado antes en el tráfico), cristianos evangélicos, los liberales, algunos ilustrados y enciclopedistas franceses, y siempre algunos católicos. Ya en 1688 los cuáqueros alemanes firmaron una petición contra la esclavitud, y en 1754 en su  asamblea anual en Filadelfia se produjo una intensa discusión por estar "viviendo en comodidad y abundancia mediante el duro trabajo de los que la violencia y la crueldad han puesto en nuestro poder". Y decidieron hacer propia la causa de los africanos. Siguieron muchos panfletos, acciones personales y sociales. Se destacó en ellas Anthony Benezet y su incansable actividad, influyendo en el pastor presbiteriano Benjamin Rush para que se fundase la primera sociedad abolicionista. En 1765 lo que antes eran escrúpulos de personas concienzudas, se vuelve serias dudas, y crece la convicción de que el tráfico de esclavos era un mal en sí mismo. En 1767 proponen una ley en Massachusetts contra el tráfico, que no fue aprobada. Su acción continuó en los EE.UU., Inglaterra y Europa.


Francia

Francia tiene uno de los precursos del abolicionismo en el jurista y politicólogo Jean Bodin (1529-1596) que en su gran obra Les six livres de la République (1576) la declara inhumana e ilegítima37. Pero defiende la monarquía absoluta, y será el rey absoluto por antonomasia, Luis XIV, quien en 1685 promulga Le Code Noir 38.

Con la Ilustración proliferan las impugnaciones. Rousseau en el 1755 la condena absolutamente. El mismo año el artículo de Jaucourt en L'Encyclopédie de Diderot  afirma que el comercio de esclavos es un negocio que conculca la religión, la moral, la ley natural y todos los derechos humanos, que todo esclavo merece ser declarado hombre libre, y nada en el mundo puede hacer que la esclavitud sea legítima. Montesquieu dice que es mala para el amo y para el esclavo, pero necesaria en América. Su insistencia en discutirla influenció mucho, entre otros en Marat que en 1774 publica Les Chaînes de l'esclavage. Voltaire acusa a la Iglesia por no haberla abolido, pero invierte dineros suyos en el tráfico. En 1777 se prohíbe la entrada de negros en Francia. Condorcet 1781 proponía suprimir la esclavitud, antes incluso que la trata. Afirmaba que "reducir un hombre a esclavitud, comprarlo, venderlo, retenerlo en su servidumbre, son verdaderos crímenes"39. Diversas obras literarias de éxito muestran los horrores de la esclavitud, y en 1788 se crea la Société des amis des Noirs.

Lógicamente toda esta corriente desemboca en la Revolución Francesa. Después de la Declaración de derechos del hombre y del ciudadano en 1789, los esclavos de Santo Domingo se rebelan, y en 1793 el comisario de la República Sonthonax proclama ahí la abolición de la esclavitud. El año siguiente en el decreto del 16 plu-viôse del año II, la Convención la suprime para Francia y sus posesiones. La iniciativa sale del Abbé Grégoire, que toda la vida quiso mantenerse simultáneamente fiel a la Iglesia y a la Revolución40. De Tocqueville, si bien considera que el cristianismo está en el origen de esta concepción igualitaria del hombre, dice que fue la Revolución Francesa que la puso en práctica41.  Pero en realidad el decreto del 16 pluviôse fue meramente declarativo y no tuvo efectividad. En 1802 Napoleón en el Consulado, el 30 Floréal año X restablece la esclavitud, y con ella el tráfico.

No fue hasta la Revolución de 1848 que se suprimió definitivamente en Francia.  Su gran protagonista fue Victor Schoelcher, autor del decreto de abolición durante la IIª República, y que llama a la esclavitud crime de lèse-humanité42.


Inglaterra

Desde mitades del siglo XVIII en Inglaterra los cuáqueros extienden su actividad abolicionista fuera de su comunidad, y se multiplican las obras literarias y de teatro, los ensayos, las conferencias, les opiniones sobre la inmoralidad del tráfico y de la esclavitud. Indudablemente fueron uno de los principales factores en su abolición. Thomas concluye: 

"Se puede dudar si la abolición se hubiese impuesto cuando lo hizo si no hubiese sido por la capacidad del movimiento cuáquero para organizar primero a sus propios miembros, y luego a los demás"43.

Fue en  conjunción con uno de los principales personajes en esa campaña, Thomas Clarkson, que ya como estudiante en Cambridge publicó un ensayo sobre la ilegitimidad de esclavizar a alguien contra su voluntad. Toda su vida subsiguiente luchó con incansable tesón por la abolición, y se lo puede considerar como el fundador del moderno movimiento de derechos humanos, y de los métodos para concientizar al gran público con conferencias y exhibiciones de material, así como uno de los primeros en hacer triunfar un boicot de consumidores, en ese caso el del consumo de azúcar obtenido con el trabajo de esclavos44.

John Wesley, fundador del Metodismo, da a conocer Thoughts upon Slavery, donde dice que el peor crimen de Inglaterra era su tolerancia del tráfico.Tuvo mucha repercusión. En 1755 se publica A system of Moral Philosophy, obra póstuma del protestante irlandés Francis Hutcheson, profesor de filosofía en Glasgow, en que afirma que "ningún daño causado o crimen cometido puede cambiar una criatura racional en una pieza mercantil vacía de todos derechos". Uno de sus oyentes era Adam Smith45.

En el último cuarto del siglo comienzan a presentarse proyectos al Parlamento para la abolición del tráfico. Será una larga lucha de proyectos presentados y rechazados, hasta que en 1807 se apruebe por gran mayoría una ley prohibiendo el tráfico, en buena parte por la constancia de William Willberforce, que en 1784 se había convertido al cristianismo evangélico46.  En 1803 Dinamarca prohíbe la trata de esclavos en todo su territorio.

Inglaterra empieza una política marítima de persecución del tráfico, en la época que Thomas denomina "La era ilegal" (libro VI). En la década de 1830 efectúa una completa emancipación en todos los territorios de su Imperio.

Las trece colonias que se rebelan contra la metrópoli y forman los Estados Unidos, mientras "luchan por una libertad, piensan poco en otras"47.  En la redacción de la Declaración de Independencia Jefferson quería introducir acusaciones contra el rey Jorge III por el tráfico de esclavos, pero se omitió, como explicaba él mismo más tarde, paro no irritar a Georgia y Carolina del Sur, con una economía basada en gran parte en la esclavitud, y porque, si bien los del norte tenían pocos esclavos (él sí tenía), lucraban vendiéndolos a otros. Solamente en Vermont no había habido nunca esclavos. Después de la independencia los cuáqueros promovieron la lucha contra la esclavitud, pero solamente consiguieron emancipaciones y prohibiciones parciales y condicionadas, hasta que en 1807 se aprueba una ley federal prohibiendo el tráfico, aunque no se obligó seriamente a su  cumplimento. Recién en 1862, a raíz de la guerra civil, es abolida la esclavitud con la introducción de la XIIIª Enmienda a la Constitución.


España e Iberamérica

Mientras tanto en España en 1802 el geógrafo Isidoro Antillón lee ante la Academia de Derecho una disertación contra el comercio y la esclavitud de los africanos. En 1811 en las Cortes de Cádiz el sacerdote Miguel Guridi, diputado de Tlaxcala en la Nueva España, presenta el primer proyecto formal de abolición de la esclavitud, que causa horror en Cuba y en otros lugares del Imperio. En 1812 Antillón presenta otro, y es asesinado en la reacción absolutista de 181448. En 1816  el Consejo de Indias propone a Fernando VII la inmediata abolición del tráfico, pero no es aceptada.

En América Bolívar libera a sus esclavos, y a todos los negros que luchen en la guerra de independencia, y la Junta de Caracas declara abolida la esclavitud en 1810. Chile lo hace el año siguiente.

En Buenos Aires en 1812 el Triunvirato prohíbe el tráfico, y en 1813 se declara la "libertad de vientres", los hijos de esclavos nacen libres. En 1826 se suprime la esclavitud en Bolivia y en 1829 en Méjico. En 1850 Brasil prohíbe el tráfico, no la esclavitud.

En 1815 el Congreso de Viena decreta la abolición del tráfico de esclavos, a ser aplicada al arbitrio de cada país signatario. Pero el tráfico seguirá todavía muchos años, más o menos clandestinamente, a pesar de las patrullas de navíos ingleses y de otras nacionalidades que lo persiguen. Entre 1831 y 1855 más de medio millón de negros son llevados a Brasil, y entre 1840 y 1860 unos 200.000 a Cuba, muchos de ellos en barcos norteamericanos. Las entregas a Cuba no cesaron hasta el 1870.

Pío VII de vuelta en Roma, trabaja para la abolición, pero será Gregorio XVI en 1838 que prohibirá el tráfico de esclavos a los cristianos bajo pena de excomunión. La Bula se publica en Madrid en 1840. El cónsul inglés en La Habana pide que se publique allí, pero el Capitán General se niega.

En 1860 una cuarta parte del azúcar del mundo se producía en Cuba, que proveía una quinta parte del mercado inglés y tres cuartas partes del de EE.UU. Y Thomas comenta:

"Es pues comprensible que los gobiernos españoles no quisiesen actuar de manera que les hiciese perder los ingresos de esta eminencia sacarina, o que empujase a los hacendados del azúcar a la rebelión. Pero otros no estaban dispuestos a aceptar esa serena indiferencia ante la crueldad que la dependencia de la esclavitud implicaba"49

Había mucho miedo de una sublevación de esclavos como la que destrozó Santo Domingo. En 1844 el Ministro de Asuntos Exteriores Martínez de la Rosa consiguió que se aprobase una ley con severos castigos para los que participaban en el tráfico. Pero O'Donnell en Cuba impidió que se publicase allí. En la rebelión de 1868-78 los hacendados dieron la libertad a los negros que luchasen por ellos, y España hacía lo mismo para los que luchaban por la metrópoli.

En 1870 Segismundo Moret proclama una ley de libertad de los nacidos de esclavos y de emancipación de los esclavos de más de 60 años. Fue ocasión para que Emilio Castelar pronunciase en la Cámara uno de sus más famosos discursos:

" .. hemos tenido diecinueve siglos de cristianismo, y aun hay esclavos. Solamente existen en los países católicos, Brasil y España  ... Hemos tenido apenas un siglo de revolución, y no hay esclavos entre los pueblos  revolucionarios, Francia, Inglaterra y los Estados Unidos han abolido la esclavitud. Diecinueve siglos de cristianismo, ¡y todavía hay esclavos entre los pueblos católicos! ... ¡Levantaos, legisladores españoles, y haced de este siglo diecinueve el siglo de la completa y total redención de los esclavos ... !"50

Finalmente la esclavitud es abolida en Puerto Rico el 1873, en Cuba el 1886.

El Emperador Pedro I en Brasil en 1871 declara libres a los nacidos de esclavos, y manumite los esclavos estatales. En 1887 quedaban 750.000 esclavos, pero muchos huían de las fazendas. El ejército se negaba a capturarlos, como había hecho durante siglos. Por primera vez la Iglesia en Brasil se declara a favor de la abolición, que es finalmente aprobada por la ley áurea de 1888.


Causas de la abolición

Podemos ahora preguntarnos: ¿el desarrollo de las ciencias y les técnicas incidió en el cambio de conciencia respecto a la esclavitud? Su abolición, ¿coincide con la revolución industrial, de manera que la conciencia de su injusticia sea un producto de la aparición de nuevas fuentes de energía y de fuerza para el trabajo - vapor, electricidad - que hacía superflua la mano de obra esclava tan necesaria en tiempos anteriores? En la guerra civil americana, el norte abolicionista se está industrializando a grandes pasos, mientras que el sur agrícola sigue dependiendo de la mano de obra humana.

Cuestión compleja. Las fechas de la acción abolicionista eficaz parecen bastante paralelas a la difusión de la máquina de vapor, pero las muchas voces aisladas de protesta a lo largo de los siglos, la conversión y decidida acción de los cuáqueros y otros activistas, e incluso la abolición de la esclavitud por la Revolución Francesa, preceden temporalmente el impacto del uso de estas máquinas y de la revolución industrial. Thomas se inclina netamente por la toma de conciencia basada en motivos cristianos, humanos y éticos en muchos individuos y grupos, y su acción decidida. Cree que el fin del tráfico y de la esclavitud no se produjo, como decía el historiador francés Claude Meillassoux, porque "la esclavitud como medio de producción impedía el crecimiento agrario e industrial", sino por el esfuerzo decidido de filántropos en Francia, Norteamérica e Inglaterra, y más tarde en España, Brasil y otros lugares, trabajando a través de la prensa, los parlamentos y la diplomacia. Lo hicieron posible al comienzo la difusión de ideas libres de censura, como era factible en los EE.UU. e Inglaterra51,  y en cierta medida en Francia52, la acción decidida y la organización de los cuáqueros, y la influencia de individuos como Montesquieu, Benjamin Constant, Mme. de Stael en Francia, Clarkson y Willberforce en Inglaterra, Benezet y Moses Brown en los EE.UU., Antillón, Labra y Vizcarrando en España, Dom Pedro y Soares de Souza en Brasil, etc53.

Es decir que hay otras fuentes de concienciación que no dependen de bases materiales o de vinculación a intereses. Sin embargo su traducción en cambios sociales e institucionales está condicionada por las complejas realidades del entorno físico y cultural, como hemos visto repetidamente en estas páginas. No se puede descartar que la disponibilidad de energía producida por el progreso científico y técnico haya sido un factor importante, en grandes números, en la abolición de la esclavitud, sin que sea el único ni el más importante. Sea como sea, si el progreso científico y técnico ha contribuido a la posibilidad de emancipación de los seres humanos, razón de más para celebrarlo, y no menos desde el punto de vista cristiano.

Y desde el punto de vista católico, uno desearía que hubiese habido una acción más eficaz de toda la institución eclesial en el movimiento abolicionista. Quizás el peso de las mentalidades, el autoritarismo, el conservadurismo y los intereses económicos y políticos prevalecieron sobre las muchas voces y conciencias católicas que como otros hombres y mujeres en Occidente sentían la enormidad de la injusticia que se hacía a los negros, y la inhumanidad del trato que se les infligía. Desgraciadamente no parece que se movilizase a favor de los esclavos de la manera como lo hicieron los cuáqueros, otros protestantes, e incluso muchos liberales e ilustrados. La nueva conciencia de la Iglesia sobre sus errores, fallos e injusticias pasadas, sobre todo desde que Juan Pablo II ocupó la sede de Pedro, movió a éste a pedir perdón a los negros de África por el tráfico de esclavos de siglos atrás54, como también a los indios de América por el trato sufrido a manos de los católicos55.


Notas

[1] La Oficina Internacional del Trabajo y el Alto Comisiarado para los Derechos Humanos de la ONU estiman en 27 millones los individuos en situación de esclavitud "tradicional", y a diez veces  más los niños y los jóvenes trabajando en condiciones asimilables a la esclavitud. Según Philippe-Jean Catichini, Lutter contre l'esclavage en Le Monde des Livres del 1-04-2005, p. VIII.

2 Por ej. F. Prat, p.332,:"Il ne lui demande pas en propres termes l'affranchassiemnt de l'esclave, mais on voit bien qu'il y compte, qu'il en est sûr. Il lui suggère clairement cet acte de liberalité, d'autant plus méritoire qu'il sera plus spontané".- También los Profesores de Salamanca en el comentario de la B.A.C. p. 721: "Con una insinuación delicadísima invita a Filemón a conceder la manumisión o entera libertad a Onésimo, legalmente esclavo aún, pero cristianamente y "hermano". Así parece debe interpretarse ese "cierto harás más de lo que yo te digo" del v. 21."

3- Por ej. J.B. Lightfoot: He tells him to do very much more than emancipate his slave, but this one thing he does not directly enjoin. (p.324). - G.H.P. Thomson dice: Paul does not ask Philemon to give Onesimus his freedom. Paul's interest centres on his concern that love should be the determining factor between the master and the slave". Cambridge Bible Commentary, p. 181. Para Franz Mußner Pablo trata a Filemón como a un cristiano laico maduro, quien desde el amor en Cristo ha de determinar él mismo lo que conviene hacer con su esclavo fugitivo. "Probablemente no quiere hacer ninguna proposición determinada. El amor determina lo que se tiene que hacer. Cuando crece el amor, aumenta la depuración de la conciencia para todo lo que Dios quiere y los hombres necesitan. De este modo la conciencia puede examinar lo que es necesario, lo que aquí y ahora pide la voluntad de Dios" en Franz Mußner, p.152.

4 - V. R.Völkl, p. 319.- Harnack, (1924) I, 192-194.-  Fliche-Martin, I, 401-404.- C.J.- Cadoux,. p. 131-135.

5 Aspecto particularmente destacado por J. Murphy-O'Connor, p. 174-182, especialmente p. 179: Pablo no da "normas" sino que clarifica la condición de hijo maduro liberado por Cristo; no considera las instituciones en sí, sino la oportunidad que dan para la conducta de los creyentes.

6 Cadoux cree que quizás las concepciones escatológicas "pesaron algo en el fracaso de la Iglesia en percibir la inherente iniquidad de la esclavitud" p. 617.

7 Cullmann ve en el caso de la esclavitud un ejemplo típico de la actitud de los primeros cristianos ante las instituciones del mundo. “Dans la communauté chrétienne elle-même, il n’y a donc plus ni esclave ni maître. En tant que membres de l’Eglise, les esclaves cessent d’être esclaves et les maîtres d’être maîtres, tous sont disciples du Christ. Néanmoins, puisque les membres de l’Eglise continuent à vivre dans le monde, l’esclavage, institution du monde, subsiste. Cet exempte est typique. II montre que l’évangile ne formule pas de prime abord un programme social. Ce qui doit changer d’abord, ce sont les individus humains: les changements sociaux ne seront qu’une résultante. “Cherchez d’abord le royaume de Dieu”. Ainsi les premiers chrétiens ne s’attaquent pas d’abord au cadre extérieur de l’injustice. Ils commencent non par supprimer ou réformer les cadres sociaux donnés, mais par observer, à l’intérieur de ces cadre mêmes, l’amour intégral envers tous les frères. C’est ainsi qu’à côté des institutions sociales du monde, ils créent une communauté nouvelle: l’Eglise. Que les frères chrétiens réalisent vraiment cet amour entre eux, qu’ils gagnent ainsi le monde, et l’esclavage tombera automatiquement, même hors de l’Eglise", p. 96-97.-  V. también Rengstorf, art. Doûlos, Th. W. N. T. II, 275.- Schnackenburg, (1959) p. 204-206. (= 210-212). Prat, p.329-333.

8 "As men are all equally made in God's image, they have equal rights in any fundamental sense. It is no accident that slavery among the Jews disappeared during the Second Commonwealth, coinciding with the rise of Pharisaism ..." Paul Johnson, p. 156.

9 Los autores antiguos hacen grandes encomios de los Esenios por su vida austera, piedad y humanidad: Plinio el Viejo, "Historia Natural"; Flavio Josefo, "Antigüedades Judías", 18; Filón de Alejandría Quod omnis probus sit liber. Resumen en Norman Golb, p. 3-6.- Hay también en la Antigüedad un anónimo comentador de la "Política" de Aristóteles que lo critica diciendo que la esclavitud es inicua porque la ha engendrado la violencia, y que el poder del amo es contrario a la naturaleza, y que sólo la ley humana establece la diferencia entre el hombre libre y el esclavo. (Citado en un artículo de Victor Schoeler de 1842).  Asimismo Dio Chrysostomos a fines del 1er siglo d.d.C. afirmaba que la distinción entre esclavo y libre no se basa en la naturaleza.

10 "The early Church saw its task as that of bringing to people the good news of the Gospel. To have sought to create an economic and social upheaval would not have served this end. The spread of the Gospel, with its impact on human relationships, would create a climate of opinion in which the social order would be reviewed and reformed." G.H.P. Thomson, p.324.

11 V. H.I. Marrou, p. 364-365.

12 V. P. de Labriolle, en Fliche-Martin, III, 372.

13 V. Palanque, en Fliche-Martin, III, pp. 35, 61-62.

14 Según Jean Andreau y Raymond Descat, 2006.

15 Cit. por R. L. Fox, p.325.

16 El canon 5 del Concilio de Elvira (313?) manda prohibir durante bastantes años la comunión a las mujeres que encendidas de furore zeli hubiesen con sus castigos matado a una esclava. Id. p. 323 y 664-665.

17 V. J. Dutilleul, Dict. de Théologie Catholique, T.V/1, p. 485.- Sobre la trata de esclavos en la temprana Edad Media v. Peter Brown  p. 146.- Cuando Fernando el Católico conquista Málaga en 1487, esclaviza a toda la población mora, y envía como regalo cien esclavos al Papa Inocencio VIII, quien los distribuye entre el clero de Roma. V. Hugh Thomas,  p. 83-84.

18 Hasta hace muy poco teólogos y moralistas no consideraban la esclavitud como contraria al derecho natural. J. Dutilleul dice en el citado artículo del Dict. de Théol. Catholique, en la forma más mitigada y suave posible: L'idée d'un perpetuus famulatus, pro perpetuis alimentis, spontané ou contraint, si toutefois les droits inaliénables de l'homme sont saufs comme dans un vasselage interprété avec bénignité chrétienne .. n'est pas inadmissible. Y cita a Th.Meyer, Ferreti, Cathrein, etc.. (p.504).  Hoy en día un tal aserto nos choca como queriendo salvar una posición tradicional de la Iglesia y de las autoridades, a costa del bien, de los derechos humanos y de la humanidad.

19 Thomas, p .65.

20  Thomas p. 71-72, y dice que el uso que hace de ello la Catholic Encyclpaedia como si se tratara de una condena de la esclavitud es "misleading".

21 Thomas, 124.

22 Thomas Sotinel, en Le Monde 24-4-1998.

23 Es la cifra que da Thomas, p. 861-862, que trae todos los principales cálculos y da finalmente su propia opinión.

24 Thomas 146, 411-430.- Miguel Izard, pp. 13-14.- Sala-Molins, 1987.

25 Izard, pp. 32-34.

26 Thomas, 139.

27 Thomas, 182.

28 Thomas, 216.

29 Thomas, 469. La Historia de las Indias, escrita entre 1527 y 1561, fue publicada en España en 1875 y  traducida en Francia en 2002.

30 Thomas, 126.

31 Thomas, 124-146.

32 Ibid

33 Thomas, 456.

34 Thomas, 451.

35 Thomas, 147. Thomas usa el nombre actual; entonces se llamaba la Congregación del Santo Oficio o de la Suprema Inquisición.

36 Thomas, 148.

37 V. Yve Benot (2003).

38 Ver su reedición por Luis Sala-Molins, ( 1987 ) en que se lo califica como  le génocide utilitariste le plus glacé de la modernité.

39 Réflexions sur l’esclavage des nègres , 1781

40 Grégoire, Abbé, De la traite et de l'esclavage des noirs, Arléa, 2006. Recen.: Le monde des livres 18-5-07, p. 10.

41 Tzvetan Todorov (1989) p.262 cita esta frase de Tocqueville: C'est nous qui avons donné un sens déterminé et pratique a cette idée chrétienne que tous les hommes naissent égaux, et qui l' avons appliquée aux faits de ce monde.

42  Sobre Schoelcher V. la biografía de Nelly Schmidt (1994).-  En su número del 24-4-98, Le monde des livres reproduce el artículo de 1842 de Victor Schoelcher sobre la esclavitud. Hay una recensión de la reedición del libro de V. Schoelcher Esclavage et colonisation en Le monde des livres 18-5-07, p. 10.

43 Thomas, 797.

44 Thomas 492-496.- The Economist, 24-2-2007, p. 60-61.

45  Thomas, 469-470.

46 Thomas le rinde este homenaje: "Willberforce's achievement is one of the most remarkable examples of the triumph of an individual statesman on a major philanthropic issue, and at the same time one more reminder that individuals can make history". p. 556.- Howad Temperley (2007) reseña dos biografías de Willbeforce, de William Hague y de Stephen Tomkins.

47 Thomas, 482.

48  Pere Jofre i Bosch, Art." Isidoro de Antillón" en la Enciclopèdia Catalana, (1ª ed.) vol. 2, p. 239

49  Thomas, 769.

50  Thomas, 787.

51  Sobre Inglaterra, reseñas biográficas de personalidades notables en la lucha por la abolición en Hochschild, 2005.

52 Para Francia v. el dossier publicado por Le monde des livres el 24-4-1998.

53 Thomas, 797.-  En la edición del 13 de noviembre 1998 de "La Vanguardia", R. García Cárcel hace una recensión del libro de Thomas.  A lo largo del artículo sostiene que la abolición de la trata se debió a "la crisis de rentabilidad que empieza a apuntarse a fines del siglo XVIII y que irá acompañada de la ofensiva del discurso abolicionista..". "La religión contradijo escasas conciencias en el tema de la trata. El discurso abolicionista siempre irá ligado a la propia crisis de rentabilidad."  Y más adelante "La crítica ilustrada - de Montesquieu a Pitt - responde a la evolución negativa de los beneficios empresariales." Sin embargo, no es eso lo que dice Hugh Thomas en su libro, ni de lejos. Considero inadmisible endosar esa opinión a un historiador del prestigio de Thomas en una reseña de un libro suyo, cuando en realidad, si bien tiene en cuenta ese factor y el influjo que puede haber tenido en algunos comerciantes, acaba sosteniendo, con gran respaldo de datos, que los factores determinantes en la abolición de la esclavitud fueron otros. La trata de esclavos, como otros negocios, producía a veces pérdidas y otras beneficios, pero generalmente fue rentable, incluso mucho, con frecuentes beneficios del 100% y hasta del 300%.  Algunos se arruinaron en ella, pero otros muchos hicieron fortunas. Además de los comerciantes, participaban en ella reyes y nobles, órdenes religiosas y masones, obteniendo buenos beneficios. Thomas se basa siempre en documentos, véanse como muestra los ejemplos que trae en las páginas 442 a 444. Además, si como sostiene García Cárcel, la trata había dejado de ser un negocio rentable, lo lógico sería que se dejara de practicar. ¿Quién se larga a un negocio con viajes penosos y llenos de riesgos si no espera de él cuantiosos beneficios? Los intereses que lucraban con la trata se opusieron tenazmente al movimiento abolicionista, y a medida que éste conseguía proscribirla, la siguieron practicando muchos años clandestinamente. ¿Y para qué? ¿Para beneficiar a los negros? Como dato ilustrativo, menciona Thomas que entre 1818 y 1831, después por consiguiente de abolida la trata en Francia, salieron unas 500 expediciones negreras clandestinas de los puertos franceses, 305 de los cuáles de Nantes. "Cada viaje desde Nantes devengó quizás un promedio de beneficios de 180.000 a 200.000 francos: considerablemente más altos que en el siglo dieciocho" (p.626). Y las fortunas catalanas y españolas originadas principal o parcialmente en la trata, (las que menciona García Cárcel y otras varias) se hicieron en el siglo XIX, a pesar de que, según dice, había dejado de ser rentable.

54Discurso en Yaoundé el 13 de agosto de 1985.

55 Mensaje a los indios de América, Santo Domingo, 13 de octubre de 1992.


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© José-M. Casabó Suqué, 2007
© Biblio3W, 2007

Ficha bibliográfica:

CASABÓ SUQUÉ, José-M. Esclavitud y cristianismo. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales , Universidad de Barcelona, Vol. XII, nº 758 , 5 de noviembre de 2007. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-758.htm>. [ISSN 1138-9796].


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