Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. 
Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XII, nº 760, 15 de noviembre de 2007


EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA EN LA PRENSA: ENTRE CONTRADICCIONES Y FALACIAS

José Luis Vara Muñoz
Dr. en Geografía Humana
joseluisvara@hotmail.com 

Julio Vinuesa Angulo
Profesor Departamento de Geografía Universidad Autónoma de Madrid
julio.vinuesa@uam.es


El problema de la vivienda en la prensa: entre contradicciones y falacias (Resumen)

El problema de la vivienda se muestra como una preocupación constante, objeto de la atención de la opinión pública a lo largo del tiempo, de tal forma que su repercusión espacial subjetiva es superior a lo meramente cuantificable por la cartografía urbana. El análisis de las valoraciones de diferentes agentes, recogidas en la prensa durante el periodo 2004-2007, pone de manifiesto algunos sesgos que alejan considerablemente lo percibido de lo real y ayuda a entender mejor las circunstancias del problema. Este análisis ha sido realizado mediante métodos y técnicas desarrollados por la Geografía de la percepción para el análisis de textos.

Palabras clave: problema de vivienda, Geografía de la Percepción, políticas de vivienda.


The housing problem in the newspapers, between contradictions and fallacies (Abstract)

Urban housing is a perennial problem and the focus of public opinion year after year. However, its subjective spatial repercussions are often more significant than the fact on the ground. This analysis of various urban assessments, which have been published in the press during the period 2004-2007, shows some twists that reveal the difference between the actual situation and the way it is perceived. This study attempts to understand better the causes of this problem. The research has been done using the methods and techniques of “Geography of Perception” for textual analysis.

Key words: housing problem, Geography of Perception, housing policies.


Un viejo problema mal conocido

“El denominado problema de la vivienda, al que la prensa dedica hoy en día tanta atención.... no es privativo de la época presente…”. Esta afirmación, que podría haber sido escrita hoy mismo, da testimonio de una visión de la realidad urbana de hace casi siglo y medio.  Con estas palabras comenzaba Federico Engels uno de los artículo que dedicó al problema de la vivienda en la segunda mitad del siglo XIX (“El problema de la vivienda y las grandes ciudades”, febrero de 1872). Hoy sigue siendo necesario definir el problema y hay que recordar que no es algo exclusivo de los tiempos actuales. Estamos ante un problema que responde a factores estructurales, por más que pueda verse intensificado o, simplemente, caracterizado en función de ciertos factores coyunturales. El denominado problema de la vivienda tal como Engels lo definió, en términos perfectamente aplicables en lo básico a la realidad actual, podría identificarse como la insuficiente capacidad de renta de ciertos segmentos de población para solventar dignamente sus necesidades de alojamiento. Es un problema que normalmente se extiende y agrava como consecuencia del encarecimiento de la vivienda. El tamaño de los grupos que lo padecen, sus rasgos demográficos, sociales, étnicos, o su localización son sólo características del problema.

El problema de la vivienda, como en la época de Engels, sigue suscitando la atención de la prensa y su precio ocupa los primeros lugares de la clasificación de preocupaciones expresadas por la opinión pública en las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Los partidos políticos dedican un lugar destacado de sus programas a prometer soluciones y los poderes públicos desarrollan políticas dirigidas a paliar las dificultades del mercado sobre el principio de subsidiaridad, en la línea de una sólida y centenaria tradición de intervención instaurada en los países europeos.

Con todo, el problema de la vivienda se muestra especialmente resistente a las soluciones al uso y sigue siendo una grave preocupación incluso en países que han alcanzado altas cotas de madurez en el denominado “Estado del bienestar”. En España el problema de la vivienda presenta algunas particularidades que hacen que, sin ser un fenómeno específico ni esencialmente diferente al de otros países, algunos de sus efectos puedan resultar especialmente intensos.

Pero no se pretende con este artículo describir las características ni proponer soluciones al problema de la vivienda en España, se trata de situarnos en una fase previa para poner de manifiesto que siendo la vivienda un bien poliédrico que hace del denominado problema de la vivienda un proceso de una gran complejidad, su tratamiento, a través de los medios, por parte de la opinión pública, de los agentes implicados en su producción e incluso desde los poderes públicos, suele ser simplificador y sesgado al ponerse sólo el foco de atención sobre la cara con mayor interés inmediato para dejar en la más absoluta penumbra el resto del poliedro, con lo que podría decirse que no solamente se tergiversa sistemáticamente la realidad sino que se establece un marco de discusión desde el que difícilmente se podrá avanzar en la solución del problema.

El objeto de este artículo es descubrir algunas de las contradicciones, certezas y falacias que se vienen manteniendo a lo largo del tiempo en relación con el derecho a la vivienda y el mercado de la vivienda de acuerdo con las hipótesis que se describen a continuación.

Este estudio se basa en el análisis de la información sobre vivienda aparecida en prensa durante los últimos cuatro años, un largo periodo de transición entre una coyuntura económica muy favorable a la subida de los precios y una ralentización de ese proceso, combinada con la amenaza del “desinfle la burbuja”. Se entiende que los diferentes tipos de publicaciones consultadas son representativos de la opinión pública. Las valoraciones, imágenes y estereotipos sobre los precios de la vivienda, que como se pondrá de manifiesto acaparan la mayor parte de la atención, varían a lo largo del tiempo y según los agentes urbanos de los que procedan. Y, no sólo esto, sino que muchas afirmaciones explícitas del imaginario común sobre vivienda no se corresponden completamente con lo que, en último término, se afirma, como se va analizando y concluyendo a lo largo de este estudio.

Baste un ejemplo suficientemente significativo, que más adelante se expondrá: la casi totalidad de la población está preocupada –y lo manifiesta explícitamente- por los problemas medioambientales, especialmente por los que genera la urbanización. Ahora bien, cuando se tratan las cuestiones de vivienda, el problema de sostenibilidad que genera el fenómeno de urbanización se olvida y pasa al último plano de las preocupaciones. Es decir, la mayoría de la población se desentiende de las cuestiones medioambientales cuando se trata de asuntos de vivienda, construcción y urbanización. Este fenómeno es percibido por los propietarios de suelo, promotores y políticos, que saben buscar y encontrar las circunstancias adecuadas para sus políticas urbanísticas sin tener en cuenta criterios de sostenibilidad, ya que no existe verdadera oposición en la población. Esto es lo que podemos denominar afirmaciones implícitas que, obviamente, no aparecen formuladas como tales en la prensa… pero están presentes. Es necesario sacarlas a la superficie.

Para contrastar estos dos niveles de afirmación (entre contenidos explícitos y contenidos implícitos, e incluso ocultos) se ha utilizado la metodología de Geografía de la percepción aplicada a los textos escritos. Se ha utilizado esta metodología geográfica porque pone el énfasis en la dimensión subjetiva del espacio y la utilidad de ésta para la planificación urbana (García Ballesteros; y Bosque Sendra. 1989, p.14; Bosque Sendra. 1998, p. 16). Es decir, el espacio que se presenta ante nuestros ojos puede ser descrito y medido “objetivamente” y, sin embargo, no es igual para toda la población. No todos los agentes urbanos lo perciben de la misma forma puesto que va a ser transformado, utilizado y vivido de diferentes maneras (Vilá Valentí. 1983, p. 355). Una hectárea agrícola cercana a una zona urbana consolidada representa un bien muy distinto para un ecologista que para un promotor, para un agricultor propietario sin medios o para un gran propietario de terrenos susceptibles de ser recalificados, para un alcalde con necesidad de financiación municipal o para un niño con escasez de parques en el barrio.

En esta investigación, se utiliza la metodología de Geografía de la percepción para observar los posibles sesgos en la percepción de la opinión pública expresada en la prensa, pero también de sacar a la luz las ausencias de otros aspectos que, aunque preteridos o ignorados por los medios, son una parte importante del problema y por consiguiente constituyen algunas de las claves necesarias para su comprensión y para la búsqueda de soluciones.


¿De qué problema de la vivienda hablamos?

En general y para cualquier bien, la idea de subida de precios o de precios altos tiene per se una connotación negativa, pues aleja el bien del disfrute de los posibles usuarios. La carestía de la vivienda obliga a los hogares a hacer un esfuerzo por encima de sus posibilidades, o simplemente excesivo, en términos de renta y es valorada como un problema social en la medida en que provoca que haya grupos de población que no pueden satisfacer su derecho básico a un alojamiento digno y adecuado. Podría concluirse que el problema queda así claramente delimitado y que para solucionarlo bastaría con efectuar un cierto control de los precios. En esta línea se mueve buena parte de la opinión pública, pero la realidad es mucho más compleja.

Basta con tratar de caracterizar esquemáticamente los hogares que padecen directamente el problema para comprobarlo. Hay individuos que no tienen capacidad de renta suficiente para pagar los precios del mercado y no obtienen tampoco respuesta en la oferta de vivienda pública (jóvenes que no pueden emanciparse del hogar de sus padres, personas que no pueden divorciarse y hogares en situaciones extremas). El grupo más numeroso está formado por quienes dedican una parte importante de su renta, generalmente por encima de un tercio de los ingresos del hogar, teniendo que hacer un esfuerzo “excesivo” para afrontar los pagos de una hipoteca que utilizan como recurso financiero necesario para comprar una vivienda.

Los del primer grupo padecen el problema en términos absolutos, pero la valoración del “problema” entre los del segundo grupo exige algunas matizaciones. Estos, a la vez que dan respuesta a sus necesidades de alojamiento, se embarcan en una operación de ahorro y de inversión que les posiciona de forma muy diferente ante la subida de precios. Desde el momento que han iniciado la compra de una vivienda, por grande que sea el esfuerzo de ahorro a realizar y muy dilatado que sea el periodo de la hipoteca, las subidas de precio les satisface y les beneficia, puesto que ello justifica el enorme esfuerzo que están realizando: su inversión-vivienda está resultando una magnífica forma de enriquecimiento. El problema para ellos, y para los bancos, podría ser el contrario: que bajasen los precios hasta el punto de que la vivienda llegase a valer menos que la deuda pendiente. Mientras el esfuerzo de ahorro se vea compensado por los resultados de la inversión las quejas por los altos precios y el encarecimiento de la vivienda no pueden ser auténticas. Visto así, y sin ignorar que el asunto podría ser objeto de puntualizaciones sobre diversos aspectos sociales y económicos, cabe concluir señalando que mientras se mantengan al alza los precios de la vivienda sólo existe problema para los que aún no han entrado en el grupo mayoritario de los que se benefician del incremento de los precios.

Además, los altos precios de la vivienda y su incremento resultan también ventajosos para los propietarios de suelo y para todos los que obtienen beneficios proporcionales al volumen del negocio inmobiliario, desde los bancos a los promotores inmobiliarios o a las haciendas locales, que obtienen del negocio inmobiliario su principal y más boyante forma de financiación; pasando por registradores, notarios o simples intermediarios como los API, que sin mayor esfuerzo ven cómo se incrementan linealmente sus beneficios con el precio de la vivienda.

Todos los propietarios de vivienda (el 85 % de los hogares españoles, la inmensa mayoría de la opinión pública y de los votantes) ven como se incrementa el valor de su patrimonio, sin el menor esfuerzo por su parte. La mayor parte de la población española en los periodos alcistas del mercado de la vivienda, es decir cuando el denominado problema de la vivienda tiende a agravarse, disfruta inevitablemente de una sensación de enriquecimiento. Es cierto que para los que tienen una única vivienda de la que no pueden prescindir es un beneficio no realizable, pero el “efecto riqueza” genera capacidad de endeudamiento y actúa como dinamizador del consumo y, en cualquier caso, como satisfacción incuestionable. Genera también expectativas de herencia y cada vez más, se constituye como un importante ahorro que podrá utilizarse al aumentar las necesidades en la etapa de dependencia (Vinuesa, 2006). La subida de precios se corresponde con periodos de fuerte actividad en el sector de la construcción, que como se sabe actúa como motor de la economía, hasta el punto de que tradicionalmente las políticas de vivienda frecuentemente están más dirigidas a favorecer la dinámica económica que a atender las necesidades de alojamiento de los hogares.

En relación con los altos precios de la vivienda se siguen manejando argumentos que serían fácilmente refutables por la razón y por la historia. Se dice que son consecuencia de la escasez y la carestía del suelo y se utiliza como argumento en favor de la desregulación urbanística. El precio del suelo es una consecuencia del precio de la vivienda y llega al máximo de repercusión posible. El argumento de la escasez no resiste su confrontación con lo ocurrido en los últimos diez años; la liberalizadora y desrreguladora Ley del Suelo de 1998 ha servido de marco para el periodo de máxima actividad inmobiliaria que ha sido a la vez uno de los de mayor incremento de los precios de la vivienda y, consecuentemente, del suelo.

No hay problema en los términos en que normalmente se establece y uno de los elementos de prueba es la ausencia de auténtica respuesta ciudadana; solo lo expresan con rotundidad pequeños colectivos de jóvenes vinculados al movimiento okupa. Pero puede ser más determinante la debilidad de la oferta y de la demanda en vivienda en alquiler. Este es uno de los rasgos socioeconómicos que más nos diferencian del resto de los países europeos en los que el alquiler tiene una marcada presencia cuando no es el régimen predominante de alojamiento. El alquiler es la forma de desligar entre vivienda como derecho básico para satisfacer la necesidad de alojamiento y la vivienda como ahorro-inversión-muy-lucrativa-a-la-que-no-se-debe-renunciar. Las promesas de incentivar el alquiler en los sucesivos Planes de Vivienda así como otras iniciativas públicas en apoyo del alquiler, no tienen el éxito que cabría esperar en un mercado de venta tan caro, y constituyen una oferta poco apreciada por la demanda-necesidad de una vivienda protegida, incluso cuando el alquiler se ofrece edulcorado con la promesa de que pasado un determinado periodo de tiempo se ofrecerá la vivienda en venta. Ante las enormes posibilidades de enriquecimiento que ofrece la formula de vivienda-ahorro-inversión, el alquiler es considerado como un mal menor, una solución provisional o para casos extremos. No se vincula la ausencia del alquiler social o privado con las dificultades para acceder a una vivienda. En la mentalidad colectiva están íntimamente unidos la necesidad de una vivienda-alojamiento y el interés por participar de la revalorización del mercado inmobiliario, que se hace más intenso en los periodos especialmente alcistas. Se difumina así la diferencia entre el derecho a disfrutar de una vivienda digna y la operación de ahorro-inversión que supone comprar una vivienda.

Esa necesidad y esas operaciones derivan en la actividad inmobiliaria y así se expresa en el artículo 47 de la Constitución, que, además de reconocer el derecho de todos los españoles "a disfrutar de una vivienda digna y adecuada, ordena regular la utilización del suelo… para impedir la especulación para terminar indicando que la comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos".

Sin embargo cuando se invoca el mandato constitucional suelen ignorarse las referencias a la especulación y a las plusvalías. Hay una cierta tendencia a olvidar la necesidad de inscribir el problema de la vivienda en relación con el urbanismo y con la preocupación por una utilización sostenible del territorio. Por ejemplo, los programas de los partidos políticos trasmiten su preocupación por la carestía de la vivienda y las dificultades de acceso para los jóvenes, pero su respuesta al problema prácticamente se reduce a una especie de competición con sus promesas del número de viviendas protegidas que van a ser construidas. Las referencias a las viviendas vacías y a las soluciones de alquiler, cuando existen, ocupan un lugar complementario. No es fácil imaginar propuestas de reducción de la nueva construcción en defensa de un modelo sostenible respetuoso con el territorio y el medio ambiente.

Obviamente detrás de estas actitudes de los partidos pueden adivinarse planteamientos desarrollistas alentados por los agentes económicos y amparados en una política de dinamización de la economía a través de la construcción, pero no hay que ignorar que los programas se hacen para atraer al electorado y por tanto han de estar en la onda de la opinión pública. La corrupción urbanística no se vincula con el encarecimiento de la vivienda y menos aún el fraude fiscal que supone el no cumplimiento del mandato constitucional de “participar en las plusvalías”

La vivienda pública en compra-venta y en general la vivienda protegida implica una privatización de las plusvalías generadas con dinero público. El uso y disfrute abusivo y fraudulento de la Vivienda Protegida es una práctica social de corrupción no denunciada por los medios ni atajada por las administraciones públicas. ¿Podría deducirse de ello que no está mal visto por la opinión pública?

Hay otro tema de gran importancia que pasa desapercibido para la opinión pública: la desgravación fiscal por la compra de una vivienda es fiscalmente regresiva, tiene efectos inflacionistas sobre el precio de la vivienda y va en contra del alquiler, pero favorece al sector de la construcción. Supone el mayor esfuerzo financiero del Estado, tres veces superior al de las ayudas para la vivienda protegida. Aunque se habla tímidamente de que se van a revisar o a eliminar las desgravaciones fiscales por la compra de la vivienda y ha habido recomendaciones de organismos internacionales (OCDE, FMI...) para que desaparezcan, sigue sin hacerse nada efectivo al respecto.


Metodología: utilización de la prensa escrita como reflejo del espacio percibido

Para el análisis del tratamiento dado al problema de la vivienda se han utilizado 1168 referencias-resúmenes de notas de prensa, con la referencia del medio al que pertenecen, recogidas por Globaliza.com e Idealista.com. Ambos son portales con participación de entidades bancarias y promotoras y utilizan motores automáticos de búsqueda aleatoria. Para poder aplicar la metodología con rigor, ha sido necesario homogeneizar la información en siete periodos que se corresponden con los siete semestres desde el 1 de enero de 2004 al 30 de junio de 2007.

El carácter aleatorio de los motores de búsqueda de los dos portales utilizados ofrecía la siguiente distribución, por tipos de publicación, en el conjunto del periodo 2004-2007:

·  33,3 % de los artículos y noticias provienen de diarios y agencias de prensa (El País, El Mundo, ABC, La Vanguardia, Efe, Europa Press, etc.)

· 33,3 % de publicaciones económicas (Expansión, El Economista, Cinco Días, Invertia, etc.)

· 23,3 % de publicaciones inmobiliarias (Real Estate, Su Vivienda, Metro², Don Piso, etc.)

·10 % de publicaciones de consumidores (Consumer, OCU, Sindicatos, Consejo de Juventud, etc.)

La homogeneización por semestres ha consistido en mantener los mismos porcentajes de tipo de publicación, en cada uno de los siete semestres. Se ha mantenido también el carácter aleatorio de la forma de selección. Esta homogeneización era necesaria para poder establecer comparaciones entre periodos, tipos de publicación o contenidos de los artículos.


Procedimiento seguido para el análisis de los artículos

La Geografía de la percepción parte del principio de que todo espacio es una realidad subjetiva. En este caso, el espacio objeto de estudio es la vivienda en España en el periodo 2004-2007, ya que ésta supone un componente esencial del espacio urbano actual y su precio es exponente de los procesos de desarrollo urbano. La vivienda como espacio urbano, su precio y los procesos que conlleva exigen un estudio desde su dimensión subjetiva, puesto que es “espacio vivido”; vivido de forma muy distinta según los agentes urbanos en juego. El método de Geografía de la percepción consiste en sacar a la luz esa subjetividad. Esa subjetividad ha sido denominada en este artículo “contradicciones y falacias”.

Esta metodología se aplica al análisis de textos porque el texto geográfico es realidad espacial. En el texto, al igual que en la cartografía, en la fotografía, en las encuestas de opinión, en los mapas mentales… quedan reflejadas las diferentes dimensiones del espacio y sus variadas perspectivas. En este artículo se estudiarán las contradicciones y falacias existentes sobre el precio de la vivienda en España a través de la prensa escrita.

Para estudiar los contenidos implícitos, explícitos y ocultos de los diferentes artículos se han seleccionado una serie de términos y afirmaciones relacionadas con la vivienda y su precio, como se irá exponiendo a continuación. De cada uno de ellos se han analizado una serie de indicadores. Estos indicadores se explican a continuación con algunos ejemplos de cómo se plantean las hipótesis de trabajo. Unas hipótesis que, en el transcurso de la investigación, pueden quedar confirmadas o rechazadas.

1. Relevancia absoluta: es la frecuencia de aparición de un término o afirmación en el conjunto de los artículos estudiados. Una vez realizado estos recuentos de aparición con diferentes campos semánticos o afirmaciones de interés  para el problema de la vivienda, se ordenan por su frecuencia de aparición. Esto nos ofrece un listado ordenado que nos indica la relevancia absoluta de cada término con respecto a los otros. Más adelante podrá observarse que, en general, una frecuencia de aparición superior al 20 % supone una relevancia absoluta alta (p.e. ¿con qué frecuencia aparece el campo semántico “medioambiente”, “ecología”, “sostenibilidad”, etc. en la selección de artículos? ¿es superior o inferior al interés por la buena marcha de la economía?).

2. Relevancia relativa: es el resultado de la comparación de relevancias absolutas por semestres o por tipos de publicación (p.e. ¿hay diferencias significativas en el interés por los temas de “sostenibilidad y vivienda” entre 2004 y 2007?).

3. Términos asociados: qué campos semánticos se relacionan ente sí y con qué frecuencia. De nuevo, estas frecuencias de asociación de términos se ordenan cuantitativamente (p.e. ¿los temas de sostenibilidad medioambiental se asocian a la existencia de gran número de viviendas vacías? ¿y a la necesidad de intervención de las administraciones públicas? ¿cuál de las dos asociaciones aparecen con más frecuencia?).

4. Relación entre relevancias absolutas y relativas: nos aproxima a la verdadera relevancia de un término, permitiendo descubrir afirmaciones implícitas y ocultas sobre la vivienda. Se obtiene comparando la frecuencia de asociación entre dos términos, dependiendo de cuál es el término de referencia (p.e. las referencias a los temas medioambientales se asocian a las administraciones públicas pero ¿las referencias a las administraciones se asocian a la sostenibilidad en la misma frecuencia? ¿cuál es la diferencia y por qué?).

5. Relación entre términos asociados y relevancias relativas: es un paso más para descubrir afirmaciones implícitas y ocultas. Es el último eslabón de análisis y consiste en observar las diferencias obtenidas en el apartado anterior (relación entre relevancias absolutas y relativas) teniendo en cuenta la evolución temporal o los diferentes tipos de publicaciones (p.e. si los temas medioambientales se asocian casi siempre a las políticas de las administraciones ¿todos lo tipos de publicación lo asocian por igual? ¿hay cambios importantes en los semestres estudiados?).

El conjunto de resultados se ha analizado cuantitativamente con el programa de tratamiento de datos SPSS y las conclusiones que ofrecen estos datos han sido interpretadas de forma cualitativa y humanística para tener una visión integrada del espacio, que es el objetivo metodológico de Geografía de la percepción.

En este artículo, la vivienda es estudiada como porción del espacio urbano residencial privado. Su carácter espacial, en cuanto a localización y dimensión, está en función de procesos urbanos en los que el precio es un exponente muy significativo. La percepción del precio de la vivienda, sus contradicciones y falacias, ponen de manifiesto una imagen del espacio urbano residencial que es necesario hacer explícita para tener una visión más completa e integrada de esta realidad espacial y sus dinámicas (urbanización, localización, segregación, etc.


Análisis de la percepción sobre el precio de la vivienda en España: 2004-2007

La vivienda y su precio, valorados positivamente para la economía

En la selección aleatoria de artículos y noticias realizada por los dos portales (Globaliza.com e Idealista.com), la vinculación entre el alto precio de la vivienda y la valoración positiva de esto para la economía supone la relevancia absoluta más alta de las estudiadas (56,2 %). Es decir, en más de la mitad de los artículos se afirma explícitamente la bondad de la subida del precio de la vivienda para la economía española. Hay que destacar que sólo existen dos afirmaciones de las estudiadas en esta investigación que superen el 30 por ciento de relevancia. Ambas lo superan desbordantemente y ambas suelen aparecer asociadas entre sí. Esas afirmaciones son: la que da título a este apartado (“la vivienda y su precio, valorados positivamente para la economía”) y las que tratan sobre el valor de la demanda y su carácter protagonista en todo discurso sobre la vivienda (54 %). Esta segunda afirmación explícita con un nivel tan alto de relevancia absoluta reafirma un principio básico de la economía de mercado, en este caso aplicada a la vivienda: si los precios suben es porque hay demanda; esa demanda es positiva porque hace que los precios suban y esto es positivo para el conjunto de la economía. Podemos afirmar, que la percepción de la prensa escrita en su conjunto sobre el mercado de la vivienda está centrada en el valor positivo que tiene para la economía la subida de los precios y la existencia de una demanda que lo empuja, como criterio casi único. Esta percepción refleja la opinión pública general de la sociedad. Analicemos todo esto de forma más detallada.

Por semestres, existe una regularidad casi constante en la valoración positiva para la economía. Esto quiere decir que la relevancia relativa por periodos es muy baja, puesto que no hay apenas variación en esta apreciación. No ocurre lo mismo en cuanto a los diferentes tipos de publicaciones, donde hay diferencias notables (figura 1).

Figura 1
Valoración positiva de la subida de precios para la economía, por tipos de publicación


Fuente: Globaliza.com e Idealista.com. (Elaboración propia)


Sólo es baja la relevancia en las publicaciones de consumidores. Resulta muy alta en las publicaciones económicas e inmobiliarias, aspecto muy lógico. Sin embargo, resulta llamativo el carácter tan positivo que aparece en los diarios y agencias de prensa (47,1 %). Ahí encontramos un papel que aparecerá más veces en este estudio: el valor de la prensa escrita como modulador y suavizador de la opinión pública. No hay que olvidar que, en la economía de mercado, la información es también una mercancía. El capital que se mueve detrás del derecho a la vivienda se mueve también detrás del derecho a la información. Por ello no es extraña la tendencia de la prensa generalista a posicionarse cerca de la prensa económica e inmobiliaria, inclinando con ello el peso de la opinión pública.También hay una alta correlación entre la valoración positiva para la economía de la subida de precios y la preocupación por las hipotecas. Estas últimas son muy valoradas en los artículos y noticias, pero tanto positivamente como negativamente. Veamos en la figura 2 su distribución por periodos.

Figura 2
Valoración positiva/negativa de las hipotecas para la economía, por periodos


Fuente: Globaliza.com e Idealista.com. (Elaboración propia)


La valoración de las hipotecas por parte de quienes consideran la subida de precios positiva para la economía ha variado en los periodos estudiados, de muy positiva a claramente negativa. Pero se ve la capacidad de adaptación del sistema capitalista en su conjunto, aunque sea malo para las economías familiares y pequeños negocios, no tiene por qué serlo para la gran economía; de hecho la valoración negativa desciende al final, después de la desaparición progresiva del miedo a una caída brusca de los precios. Es el tiempo que el capital financiero necesita para reorganizarse, trasladando el capital del negocio inmobiliario hacia otros sectores de la economía.

Con respecto a la inmigración, cuando es mencionada, el 85,7 por ciento aparece asociada a economía positiva y el 78,6 por ciento a demanda positiva. En relación al tema de la vivienda, la inmigración está vinculada a esa demanda que permite que suban los precios y, con ello, participa activamente en la mejora de la economía. Precisamente por ello, el miedo al desplome de los precios, como se verá en otro apartado con más detalle, aparece con una relevancia muy alta en el primer periodo estudiado, el primer semestre de 2004, cuando aún gobernaba el Partido Popular. Después se mantiene constante, pero a niveles mucho más bajos. Hubo más miedo a la caía brusca motivada por un neoliberalismo arriesgado que al descenso progresivo del aumento de precios, modulado por el ejecutivo socialista. En cambio, el alquiler aparece como casi irrelevante cuando se asocia a lo positivo para la economía (7,1%). Aumenta en los últimos periodos y comienza a asociarse a la existencia de un stock de viviendas vacías. Veamos esta asociación en la figura 3.

Figura 3
Asociación entre el alquiler y el carácter positivo de la demanda, por periodos


Fuente: Globaliza.com e Idealista.com. (Elaboración propia)


Es una asociación entre la demanda –como motor de la economía- y el alquiler que resultó prácticamente irrelevante hasta los dos últimos periodos, en los que se dispara. Detrás de ello existe un intento de reorganización del capital inmobiliarios que tiene fuertes inversiones en viviendas que actualmente están vacías, con una demanda de compra en declive. Hay que señalar que el 53,3 por ciento de los artículos y noticias en que aparecen esas asociaciones, están reclamando una mayor flexibilidad en el negocio del alquiler ya que las leyes actuales perjudican a los propietarios, según estos artículos.

 
Cuando se considera que el precio de la vivienda es aún bajo

Esta afirmación tiene una relevancia baja, pero menos baja de lo que se podría imaginar en los artículos seleccionados por los dos portales: 17,1 por ciento. Una frecuencia más alta que preocupaciones como la existencia de gran número de viviendas vacías, la especulación, el fraude en la vivienda protegida y, no digamos, los problemas de vivienda y sostenibilidad medioambiental. Por ello podemos hablar de una afirmación con relevancia absoluta muy significativa cuando se está hablando del precio de la vivienda. Además algunas relevancias relativas, por tipo de publicación son todavía más señaladas (figura 4).

Figura 4
Se considera que el precio de la vivienda es aún bajo, por tipos de publicación


Fuente: Globaliza.com e Idealista.com. (Elaboración propia)

Los diarios económicos y las publicaciones inmobiliarias superan el 20 por ciento de frecuencia de aparición. En los periodos estudiados se valora positivamente que los precios van a subir aún más. La prensa escrita diaria, de nuevo, triplica en frecuencia a las menciones en publicaciones de consumidores, con esa función de moldear la opinión pública, que ya hemos visto, posicionándose más cerca de las publicaciones próximas a los intereses del capital inmobiliario. Podemos afirmar con ello que en la prensa económica e inmobiliaria existe una percepción explícita sobre la vivienda como bien negociable en la economía de mercado, no como derecho. Esta percepción explícita se torna implícita en la mayoría de los artículos sobre vivienda de los diarios generalistas, pese a que las afirmaciones explícitas quieran indicar lo contrario.

En cuanto a las publicaciones de consumidores apenas hacen afirmaciones sobre precios aún bajos, pero existen esas afirmaciones. Generalmente son aceptaciones de un mal que hay que acatar por imperativos del sistema económico. En el fondo, este silencio relativo supone una afirmación implícita e incluso oculta: pese a las continuas quejar sobre el precio de la vivienda, se acepta la causa que lo genera.

El 88,9 por ciento de los que consideran bajo aún el precio de las viviendas valoran positivamente la subida de precios y el 80,6 por ciento el carácter positivo y único de la demanda como reguladora del mercado. Estas dos asociaciones suponen una relevancia muy alta y, por otra parte, muy lógica. Esto supone que existe en la opinión pública real una capacidad de aceptación acrítica de este tipo de afirmaciones y de una concepción mercantilista del derecho a la vivienda como necesario para la economía española. Un 38,8 por ciento de los artículos y noticias llegan a esta conclusión comparando la situación española con Europa y mundo. De ellos, el 50 por ciento aparecen en publicaciones inmobiliarias y 42,9 por ciento en publicaciones económicas.

Sólo 5,6 por ciento de los artículos asocian los precios bajos con la población joven. Por lo tanto, nos están hablando de que son precios bajos para el negocio inmobiliario, no para la población necesitada de vivienda. Como veremos más adelante, la población joven es percibida como una preocupación de la que se debe ocupar la administración pública, no la economía de mercado.

 
Temor al desplome de los precios de la vivienda

Aparece en el 26,2 por ciento de los artículos que mencionan el precio de la vivienda. Nos encontramos con una preocupación frecuente e insistente. Su relevancia relativa por periodos resulta muy significativa y es la siguiente (figura 5).

Figura 5
Temor al desplome de los precios, por periodos


Fuente: Globaliza.com e Idealista.com.(Elaboración propia)


Fue una preocupación especialmente aguda en el primer semestre de 2004, coincidiendo con una coyuntura económica de neoliberalismo radical, con gobierno aún del Partido Popular.

A partir de 2005 comienzan una gran frecuencia de mensajes tranquilizadores por parte del Banco de España y del Ministerio de Economía, perfectamente cumplidos. Por citar algunos hitos de este proceso eficaz de tranquilización se pueden mencionar: en marzo de 2005 el veto efectuado por Economía en el Consejo de Ministros para conservar las deducciones fiscales sobre compra de vivienda, el concepto de “aterrizaje suave” fraguado por el Ministro en 2006 y la respuesta de este Ministerio al informe anual de la OCDE en enero de 2007.

Mientras se desarrollaba esta política por parte de la cartera de Economía, el Ministerio de Vivienda del mismo gobierno socialista seguía con su campaña de promesas de vivienda, nunca cumplidas: alquileres, vivienda protegida, acceso de los jóvenes a la vivienda, minipisos... Con ello nos encontramos dos ministerios de un mismo gabinete con discursos diferentes para un mismo fin: tranquilizar a la población para conseguir la tranquilidad del empresariado financiero e inmobiliario en la reconversión económica de un negocio agotado. El verdadero temor es a la caída rápida de los precios, no a la ralentización. Ésta ha estado más asegurada por el gabinete socialista que por neoliberalismo irreflexivo de las últimas etapas del gobierno del Partido Popular.

Precisamente la desaceleración progresiva y lenta de los precios ha permitido un transvase del capital financiero invertido en el sector inmobiliario hacia otros sectores de la economía. Algunos ejemplos publicados a lo largo de 2007 son suficientemente significativos: Telefónica o bancos como el Santander y el BBVA han puesto cientos de inmuebles en venta a fin de obtener dinero líquido para otras inversiones,  la entrada de Acciona (Entrecanales) en Endesa y, por citar uno más, la segregación de Metrovacesa con resultado de una desinversión en el sector español y el consiguiente cambio de rumbo hacia Francia u Holanda.

Así como el desplome de precios es muy relevante para la prensa económica e inmobiliaria, no preocupa a las publicaciones de consumidores, donde esa asociación sólo existe en un 5,3 por ciento de los artículos. Esto no quiere decir que no preocupe a los consumidores, cuya opinión, la “opinión pública”, está reflejada también en los diarios generalistas. En ellos el 32,3 por ciento de los artículos sobre vivienda manifiesta esta preocupación. Se observa en ello, otra vez más, el papel que éstos ejercen como formadores de la opinión pública.

Por último señalar una tendencia detectada que supera el límite temporal de nuestro estudio: en el segundo semestre de 2007 se ha vuelto a disparar en la prensa escrita la relevancia de los temores a una caída brusca de los precios de la vivienda. De nuevo, la causa está en la inseguridad generada por la economía más liberalizada.

En este caso, se trata de las repercusiones internacionales de la crisis hipotecaria en los Estados Unidos. También se vuelve a repetir el doble discurso en el seno del gobierno español, las promesas preelectorales incumplibles por parte del Ministerio de Vivienda y los mensajes tranquilizadores por parte del Ministerio de Economía.


Papel del Ministerio de Vivienda y de las administraciones públicas

El Ministerio y otras administraciones públicas aparecen en el 29 por ciento de los artículos y noticias relacionados con el precio de la vivienda. Las referencias a las administraciones públicas son protagonizadas, casi en su totalidad, por el Ministerio de Vivienda. Éste supone, unas veces el emisor del mensaje, otras veces su posible receptor.

El 37,7 por ciento de los artículos del/sobre el Ministerio se corresponden con los dos primeros semestres de la legislatura socialista, tras su creación. Después hay un descenso muy destacado, recuperándose en el primer semestre de 2007 con un 18 por ciento. Los medios de relevancia relativa más alta son, claramente, las publicaciones de consumidores (52,6 %), seguidos de lejos por los diarios generalistas (32,3 %) y más lejanamente por las publicaciones inmobiliarias y económicas.

Veamos los términos asociados al Ministerio de Vivienda y otras administraciones (cuadro 1). En la primera columna se ve la relevancia absoluta del término (con respecto a las menciones sobre/del propio Ministerio) y en la segunda la relativa (con respecto a las veces que ese mismo término es mencionado de forma absoluta). Son interesantes algunos contrastes.

Cuadro 1
Relevancias relativas de los términos asociados al Ministerio de Vivienda

Términos asociados al Min. de Vivienda y otras administraciones
Relevancia absoluta: con respecto a las menciones al/del Ministerio (%)
Relevancia relativa: con respecto a cada término (%)

Precios positivos para la economía

36,1

18,6

Temor a la caída de precios

18,0

20,0

Vivienda protegida

47,7

88,6

Lucha contra especulación

32,8

66,6

Población joven

49,2

73,2

Inmigración

11,5

25,0

Fiscalidad

22,9

70,0

Evitar fraude en VPO

4,9

60,0

Alquiler

45,9

50,0

Número viviendas vacías

14,7

30,0

Causa en financ. municipal

1,6

20,0

Fomento rehabilitación

1,6

25,0

Sostenibilidad

1,6

33,3

Fuente: Globaliza.com e Idealista.com (Elaboración propia)


Aparece un conjunto de términos asociados muy relevante (47,6 por ciento de media), que ha supuesto un discurso permanente durante el periodo estudiado: Ministerio de Vivienda, viviendas protegidas, facilidades para el alquiler y acceso de los jóvenes a la vivienda. Como hemos visto ya en otro apartado, la población joven, en cuestión de vivienda, es un problema de las administraciones, no de la economía de mercado porque no son una demanda solvente.

Además, se detectan algunos contrastes o disociaciones perceptivas interesantes: Si se habla del Ministerio de Vivienda, las referencias a la situación actual del precio de la vivienda como positivo para la Economía son altas (36,1 por ciento), pero la correlación baja considerablemente si la referencia es la valoración positiva de la situación actual del mercado de la vivienda (18,6 por ciento). En temática de vivienda es la coyuntura económica la que toma la iniciativa y tiene sus propios intereses. Mira hacia la administración pública cuando lo necesita, a diferencia de aquélla, que mira permanentemente hacia los sectores económicos.

Inmigración, vivienda y administraciones públicas suponen una correlación muy baja (11,5 por ciento), cuando el centro de atención es la política de vivienda. No sucede lo mismo si el centro de atención es la inmigración misma (25 por ciento). Otro dato importante, en cuestiones de vivienda, la asociación entre inmigración y demanda para la economía supone el triple que la asociación entre inmigración y política pública de vivienda. Es decir, la grave situación residencial de la mayoría de la población inmigrante es percibida realmente como positiva para la demanda y para la economía; mucho antes que como un problema social o humanitario. Al no tratarse de una población con derecho a voto, las promesas políticas para atender su derecho a la vivienda son mucho más bajas que las dirigidas a la población joven (un 25 % frente a un 72,2 %) aunque no se cumplan ni las unas ni las otras.

Las cuestiones sobre fraude en la vivienda pública no interesan (4,9 %), pero cuando interesan son temas que se adjudican casi en exclusiva a las administraciones públicas (60 por ciento). Como es bien conocido, en la mentalidad general española, la ética individual sobre lo público no existe apenas, es percibido como un campo de aprovechamiento personal más que un medio de justicia social. En último término, son cuestiones a resolver por las administraciones, no por la población.

En el mismo sentido, destacan las asociaciones con el problema de la financiación municipal y la rehabilitación como solución. Son dos temáticas de relevancia inexistente (1,6 por ciento), pero adjudicadas siempre a los poderes públicos. En el primer caso por parte de los artículos especializados, conscientes de la mentalidad generalizada sobre lo público. En el caso de la rehabilitación, interesa a los medios inmobiliarios para dinamizar un mercado difícil y caro, donde necesitan de la financiación pública para que sea un negocio de lujo rentable.

El aspecto más interesante es la relación entre las afirmaciones del/sobre los poderes públicos y el rechazo a la especulación urbanística.  En la figura 6 se observa que el 42,1 por ciento de las publicaciones de consumidores (a lo que hay que añadir un importante porcentaje procedente de los diarios generalistas) se manifiestan claramente contra la especulación urbanística. Es un dato muy relevante. Podemos afirmar con ello que existe una preocupación fuerte entre los consumidores por este tema. Ahora bien, las administraciones públicas son casi “exculpadas” del problema.

Se trata de un caso claro de disociación perceptiva según los diferentes agentes urbanos implicados. Los consumidores son los únicos agentes reflejados en la prensa que expresan preocupación relevante por la especulación urbanística, sin embargo, no la asocian a los poderes públicos. De ahí la gran diferencia de relevancias entre el problema en sí (42,1 %, como hemos visto) y su asociación a las administraciones (sólo el 15,8 %). Evidentemente, es una diferencia muy fuerte.

Cuando vemos la escasa relevancia del problema de la especulación en las publicaciones económicas e inmobiliarias, no encontramos nada sorprendente. En ambas hay un desinterés por el tema, tanto en sí mismo como asociado a las instituciones públicas. Lo llamativo es la igualdad que aparece en los diarios generalistas: el 14,7 por ciento de relevancia del problema de la especulación y 13,2 por ciento -casi lo mismo- cuando éste se asocia a las administraciones. Es cierto que no son altas frecuencias de aparición, pero sí es destacable que estén tan igualadas. La respuesta está en quién escribe sobre especulación en los diarios generalistas.

Esta asociación entre la acción política y la especulación urbanística sólo aparece de forma altamente relevante en los artículos de especialistas y en columnistas con un cierto conocimiento del tema, que son los únicos capaces de percibirla, por encima de la propaganda y promesas políticas. Por ello las dos columnas (el problema en sí y su vinculación a los poderes públicos) sólo se iguala en la presa escrita diaria. Es una cuestión de especialistas, no del consumidor ni del votante medio que, como consumidor, no llega a percibir esta asociación.


Figura 6
Relevancia de la especulación urbanística en general, o asociada a organismos públicos, por periodos


Fuente: Globaliza.com e Idealista.com. (Elaboración propia)

Valoraciones positivas y negativas sobre las hipotecas

Las valoraciones positivas (24,3 %) y negativas (27,6 %) sobre el papel de las hipotecas son casi iguales en el conjunto de las publicaciones y de los periodos. Las diferentes publicaciones nos muestran las diferencias de relevancias relativas (figura 7).

Figura 7
Valoración positiva/negativa de las hipotecas, por tipos de publicación


Fuente: Globaliza.com e Idealista.com. (Elaboración propia)

Para los consumidores (representados en publicaciones propias o en diarios generalistas) la valoración tiende a ser negativa, agudizada en los últimos periodos por la subida de intereses. Las publicaciones inmobiliarias pasaron de una valoración positiva de las hipotecas a bajo interés a una neta valoración negativa en los últimos periodos, por la subida de los intereses.

Los medios económicos manifiestan una valoración casi “indiferente”. Detrás de ellos hay un capitalismo financiero que busca los medios y el tiempo necesario para transvasar sus capitales del negocio inmobiliario hacia otras inversiones, para las cuales, los altos intereses pueden ser positivos también como lo fueron los altos precios de la vivienda en los primeros periodos.


El gran número de viviendas vacías

A partir de fin 2006 y 2007 se ve preocupación por las viviendas vacías. Se trata de una preocupación que antes no existía, puesto que la demanda era fuerte y solvente. Sólo hay una excepción importante, el primer semestre de gobierno del Partido Socialista, en 2004. Buena parte de las menciones a las viviendas vacías, en aquel momento, venían directa o indirectamente del entorno del Ministerio de Vivienda u opiniones afines y formaban parte de un plan político de vivienda que nunca se llevó a cabo. Como veremos en la cuadro 2, esa preocupación artificial duró poco y primó el interés por la vivienda en el marco de la economía de mercado. Es decir, no había inquietud por el número de viviendas vacías mientras había demanda.

Cuadro 2
Relevancia relativa de la preocupación por el número de viviendas vacías, por periodos

Periodos

Preocupación por el número de viviendas vacías: relevancia relativa (%)

2004, primer semestre

6,7 %

2004, segundo semestre

0,0 %

2005, primer semestre

23,3 %

2005, segundo semestre

3,3 %

2006, primer semestre

0,0 %

2006, segundo semestre

36,7 %

2007, primer semestre

30,0 %

Fuente: Globaliza.com e Idealista.com. (Elaboración propia)

Las alarmas saltan en los dos últimos periodos estudiados, con relevancias relativas superiores al 30 por ciento y no inducidas desde instancias políticas. Se trata de una preocupación real para el sistema de mercado. Al mismo tiempo que se aprecia esa intranquilidad por el stock de viviendas, aparece un cierto optimismo con respecto al alquiler, como veremos en el siguiente apartado. Este interés por el alquiler coincide con la subida de intereses hipotecarios y el descenso de demanda para compra.

 

La vivienda en alquiler

La relevancia absoluta de la vivienda de alquiler en el conjunto de los artículos es baja (26,7%) ya que, cuando no se dice nada, se está hablando siempre de vivienda en propiedad, lo que supondría la gran mayoría de las referencias. Es mucho mayor la frecuencia a mencionar el alquiler en las publicaciones de consumidores, superando el 50 por ciento de las referencias. Sin embargo esto no debe llevar a pensar en una tendencia general en este tipo de publicaciones, ya que frecuentemente es asociado a aspectos negativos (son caros, impiden la compra de vivienda, impiden el ahorro...). Estas asociaciones del alquiler con aspectos negativos suponen el 33,3 por ciento del total de menciones por parte de las publicaciones de consumidores.

En cuanto a la relevancia relativa del alquiler (figura 8) por periodos: se da un claro aumento de la frecuencia en el primer semestre de 2007.

Figura 8
Relevancia relativa del alquiler, por periodos


Fuente: Globaliza.com e Idealista.com. (Elaboración propia)

 

El 53,6 por ciento de las afirmaciones positivas sobre el alquiler están asociadas con la población joven. De ellas coinciden el 92 por ciento con menciones al/del Ministerio de Vivienda y los poderes públicos en su repetitivo discurso sobre VPO, fomento del alquiler y acceso a la vivienda de la población joven. Comparando las relevancias relativas por periodos, encontramos esta evolución en cuanto al alquiler, ya sea asociado al Ministerio de la Vivienda, ya sea defendido por las publicaciones inmobiliarias (figura 9).

Figura 9
Alquiler asociado al Ministerio de Vivienda y asociado a una valoración positiva de la subida de precios para la economía, por periodos


Fuente: Globaliza.com e Idealista.com (Elaboración propia)

El fomento del alquiler asequible suponía una promesa útil al principio de la legislatura del Partido Socialista, en una distorsión clara entre los intereses políticos y los económicos. La realidad del mercado hizo que ese discurso se fuera apagando por su inconveniencia política, hasta que la ralentización del mercado inmobiliario en el último periodo reavivase su conveniencia, aunando los intereses políticos del gobierno con los intereses económicos inmobiliarios, que tienen que dar salida al stock de viviendas vacías.

Hay que tener en cuenta que el 55,5 por ciento de las veces en que relaciona el alquiler con la existencia de un gran número de viviendas vacías se da en el último trimestre de 2006 y el primero de 2007. También en ese periodo comienzan a aparecer las quejas por las dificultades del mercado, de parte de los agentes económicos e inmobiliarios (rentas antiguas, dificultad de expulsión, inseguridad del propietarios...)

 
La población joven y su acceso a la vivienda

La relevancia absoluta de la población joven, en temas de vivienda, es baja. Apenas supone el 19,5 por ciento. Contrasta, sin embargo, la relevancia relativa más alta (publicaciones de consumidores con el 63,2 por ciento) frente a la más baja (publicaciones económicas con el 10,3 por ciento). Se trata de una diferencia muy fuerte y, por lo tanto, significativa en la percepción del derecho a la vivienda que debería reconocerse y articularse de forma efectiva para la población joven.

De nuevo nos encontramos con el hecho de que la media de relevancia está más cerca de los agentes económicos e inmobiliarios que de la sensibilidad de los consumidores. Se trata, una vez más, del peso de la prensa escrita diaria en la canalización de esa opinión pública –representada en principio por los consumidores- hacia una sensibilidad más próxima a los sectores económicos.

Si contrastamos los términos asociados a los jóvenes, en temas de vivienda, nos encontramos que las menciones sobre la población joven con respecto a la vivienda se asocian al alquiler y al Ministerio de Vivienda en un 73,2 por ciento; a la vivienda protegida lo asocia el 53,7 por ciento. Es decir, se trata de un discurso fijo que nace, bien de las instituciones públicas, bien de los propios consumidores. En el primer caso en forma de promesas, en el segundo en forma de reivindicaciones.

Otro aspecto que llama la atención es el contraste entre lo que supone la valoración positiva de la economía cuando se está mencionando a la población joven (39 por ciento) y su contrario correspondiente, es decir, lo que suponen los jóvenes cuando el foco de atención del artículo o noticia es la valoración positiva que tiene el tema de la vivienda para la economía. En este segundo caso, sólo el 13,6 por ciento de los artículos se asocian a los jóvenes.

Este contraste, observado al confrontar relevancias absolutas y relevancias relativas, es interesante para ser analizado. Dicho de otra forma, cuando el discurso se centra sobre los jóvenes y su derecho a la vivienda, la queja sobre los altos precios de ésta debe ser algo relativizada, ya que el valor positivo que tienen estos precios para la coyuntura económica no se oculta. En el fondo, el discurso fijo al que nos hemos referido (jóvenes-administraciones-vivienda protegida) se asocia a que la población joven pueda acceder a la vivienda en propiedad y, beneficiándose de las plusvalías gracias al apoyo institucional, pueda entrar en el mercado inmobiliario y acceder a la ficción de enriquecimiento por poseer una vivienda.

Sin embargo, cuando el discurso de los artículos se centra en el valor positivo de la coyuntura de vivienda para la economía, la población joven es claramente relegada. Demográficamente es un absurdo, puesto que ellos son la única demanda posible para el futuro. Pero el sistema de mercado funciona con otra lógica, ya que –actualmente- no suponen una demanda importante en el mercado de la vivienda por su falta de solvencia (empleo precario, falta de capacidad de ahorro, falta de patrimonio previo, irregularidad en los ingresos, etc.). Ya lo veremos más adelante, la población joven gana en importancia en la medida en que pierde solvencia el sector inmobiliario. Ésta es la coyuntura que está consolidándose a partir del verano de 2007.

Por otra parte, la relación entre población joven y el stock de viviendas vacías es irrelevante. Esta relación sólo es relevante para las publicaciones inmobiliarias, en los últimos periodos (37,5 %). De la misma forma, la asociación entre la población joven y las hipotecas es muy poco relevante, tanto valoradas positivamente (12,8 %) como negativamente por los altos intereses (13,8 %). Sin embargo es significativo que el 62,5 por ciento de esas valoraciones negativas por altos intereses vengan del sector inmobiliario principalmente, y algo del económico. Esto ocurre en los últimos periodos. La demanda joven en vivienda es muy poco valorada por su bajo poder adquisitivo. Únicamente en los periodos finales, una vez exprimida el mercado, se asocia la ayuda de los poderes públicos para potenciar una demanda joven muy escasa.


Términos y afirmaciones de muy baja relevancia absoluta

En el cuadro 3 se comparan las relevancias absolutas más altas (+ 50 %) y las más bajas (- 10 %):

Cuadro 3
Relevancias absolutas más altas y más bajas

Términos y afirmaciones
Relevancias absolutas
Precios positivos para la economía

56,2 %

Los precios se establecen por la demanda

54,8 %

Importancia de la fiscalidad

9,5 %

Cambios en la estructura familiar y vivienda

4,3 %

Evitar el fraude en la vivienda protegida

2,4 %

Causas en la financiación municipal

2,4 %

Potenciar la rehabilitación

1,9 %

Vivienda y desarrollo sostenible

1,4 %

Fuente: Globaliza.com e Idealista.com (Elaboración propia)

Lo primero que salta a la vista es el fuerte contraste entre los términos y afirmaciones más relevantes frente a los menos. En realidad, el llamado problema de la vivienda es percibido por la opinión pública como una fuente de enriquecimiento y síntoma de coyuntura económica favorable para el conjunto de la nación. Es muy significativa la insignificancia de los temas de sostenibilidad, rehabilitación, problemas por la financiación municipal o fraude.

Los temas de fiscalidad suponen el conjunto de afirmaciones más relevante dentro de este apartado, el 9,5 por ciento de los artículos lo menciona. En ningún caso se menciona con connotaciones negativas por su carácter regresivo. Más bien ocurre todo lo contrario, ya que se reclaman más desgravaciones fiscales como solución. Sólo en algunos artículos especializados se denuncia su efecto pernicioso sobre la subida de precios.

La rehabilitación es también un tema completamente irrelevante en estos textos y está sólo asociada al mercado de lujo, por parte de las publicaciones inmobiliarias. El resto lo ignora. La rehabilitación no se asocia a temas de protección del patrimonio. Es una práctica muy cara y necesita del apoyo de las instituciones públicas.

Es la prensa inmobiliaria la mayormente interesada también en los cambios de estructura familiar (jóvenes independientes, divorcios, personas solas...) en tanto que suponen una nueva demanda. Aún así, el énfasis no es especialmente fuerte ya que se trata de sectores poco solventes: empleos precarios, un solo sueldo, el divorcio empobrece mucho a ambos miembros, etc.

Continuando en esta línea, señalar que perseguir el fraude en el uso y disfrute de la vivienda protegida, junto con la percepción del sistema de financiación municipal como causa indirecta de la subida de precios son dos afirmaciones muy irrelevantes. Sólo son mencionadas en algunos artículos especializados y en algunas publicaciones de consumidores.

Pero la relevancia más baja de todos los términos estudiados es la relación entre vivienda y desarrollo sostenible, apenas un 1,4 por ciento. En cuestiones de vivienda, se puede afirmar que el conjunto de la sociedad vive de forma hipócrita este tema: bajo una apariencia de preocupación generalizada se oculta una relegación práctica y sistemática de los temas de medio ambiente y sostenibilidad, en función de otros temas económicos que redunden en beneficio propio. Hoy por hoy, esta observación es aplicable a todos los agentes urbanos y a la opinión pública real, pese al gran número de afirmaciones explícitas contrarias.

La construcción de nuevas viviendas es siempre percibida como símbolo de dinamismo económico y de progreso. No sólo eso, se considera implícitamente que nunca hay suficientes, sobre todo habiendo sectores de población que no tienen acceso a ella, como son los jóvenes y los inmigrantes. Sin embargo, no se tiene conciencia de considerar el territorio como un recurso limitado. Esta forma de pensar y de percibir el espacio residencial es conocido por los mecanismos de mercado, que tienen facilidad para aprovechar esta mentalidad que –no lo olvidemos- supone la percepción real sobre el espacio urbano, pese a las afirmaciones explícitas de presa, políticos o población en general. Los agentes económicos que se benefician del mercado inmobiliario aprovechan esta falta de conciencia real en la población para exigir y actuar sobre el espacio sin considerar su importancia para la sostenibilidad de nuestro desarrollo territorial.


Conclusiones

1. El 66,7 por ciento de los artículos y noticias seleccionados aleatoriamente por Globaliza.com e Idealista.com sobre temas de vivienda en España (2004-2007),  ponen el centro de atención en los precios de ésta. Se trata del denominado problema de la vivienda, que reaparece coyuntural y cíclicamente en los países de economía de mercado desde los inicios de la revolución industrial. Puesto que la vivienda es un componente esencial del espacio urbano, el precio se convierte en un factor central en la percepción de este espacio residencial y de la interpretación de sus dinámicas (urbanización, localización, segregación, etc.).

2. La visión de la prensa inmobiliaria y económica responde explícitamente a los intereses del capital, en materia de vivienda. Las publicaciones próximas a los grupos de consumidores representan la opinión pública en su fase inicial más reivindicativa. La prensa generalista ejerce una función moduladora de la opinión pública acercándola a la mentalidad del capital en economía de mercado, ya que ese capital también sostiene los grandes grupos de información; se puede afirmar que la prensa escrita diaria dirige y canaliza la percepción de los usuarios acerca del suelo residencial urbano hacia la misma percepción que tienen de este espacio los grupos que controlan el capital financiero.

3. La reivindicación sobre una mayor liberalización de suelo, que fue frecuente en la primera mitad de los años noventa, ha desaparecido de la temática de vivienda en el periodo estudiado. Sin embargo, aunque haya desaparecido como afirmación explícita, se encuentra oculta en los artículos por la vinculación entre la construcción de viviendas, su carácter positivo para la economía y la falta de conciencia real de que el suelo es un bien limitado para un desarrollo sostenible.

4. En el periodo estudiado se suceden en España dos concepciones económicas que tienen repercusión en los temas de vivienda. Por una parte, un concepto liberal radical, en el primer semestre de 2004 con gobierno del Partido Popular, con crecimiento económico muy rápido, arriesgado y que comenzaba a generar inseguridad; en ese periodo el miedo a una caída brusca de los precios de la vivienda es explícito y recurrente. Por otra parte y a partir del segundo semestre de 2004, la economía española es gobernada desde un concepto de liberalismo económico más moderado, con gobierno del Partido Socialista. En esta fase, se atenúa sin desaparecer el temor al desinfle de la “burbuja inmobiliaria”. Además, en el último semestre de 2007 se aprecia una nueva tendencia a la inseguridad ante las consecuencias previsibles de una crisis hipotecaria, generada por el neoliberalismo económico norteamericano.

5. El ejecutivo socialista ha mantenido un doble discurso en materia de vivienda. Por una parte las promesas políticas nunca cumplidas del Ministerio de Vivienda (nuevas viviendas, vivienda protegida, alquileres, viviendas para jóvenes...). Por otra parte, los mensajes tranquilizadores del Ministerio de Economía para el capital financiero. Este ministerio ha intentado –y conseguido- relentizar la estabilización y descenso de precios para dar tiempo al transvase del capital desde el sector inmobiliario a otros sectores, por ejemplo la banca o el sector energético. Podemos considerar que ha sido un periodo positivamente percibido por los sectores financieros para poder realizar su necesaria adaptación ante el cambio de coyuntura en un sector económico ya muy exprimido.

6. La subida de los precios de la vivienda, movidos por la demanda, se percibe como positiva para la economía de mercado por la totalidad de los agentes urbanos –incluidos los usuarios- dejando de lado la percepción de la vivienda como un derecho. Este concepto sólo es reivindicado por quienes están fuera del acceso a la vivienda en propiedad: jóvenes y grupos con recursos económico limitados. Y este derecho sólo es demandado como tal mientras dure su situación, pasando después a engrosar la mentalidad de propietarios. Ésta es la razón de la tolerancia existente con el fraude en las reventas de vivienda protegida, entendida como trampolín para entrar en el mercado residencial.

7. Una consecuencia de esta visión del espacio residencial es la consideración del alquiler como una situación provisional y precaria, hasta conseguir el status de propiedad. Sólo en el último periodo estudiado –primer semestre de 2007- el alquiler aparece como alternativa útil para el stock de viviendas vacías ante el descenso de demanda. Otra consecuencia es la reivindicación de ayudas fiscales para acceder a la propiedad, no cuestionándose por la opinión pública su carácter regresivo o su influencia en la subida de precios.

8. Por ello, los jóvenes son valorados como demanda poco solvente. Al ser votantes su derecho a la vivienda es considerado –cuando lo es- como obligación de las administraciones públicas, nunca de la economía de mercado.

9. En el mismo sentido, la inmigración extranjera es valorada como dinamizadora de la economía y, por lo tanto, como demanda o potenciadora de demanda. Al no ser votantes, su derecho a la vivienda es casi ignorado.

10. El principal mecanismo de producción de suelo residencial es la acción municipal y su necesidad de financiación. Esta realidad central en las dinámicas del espacio urbano es casi desconocida por la población y es sólo mencionada en artículos especializados, ajenos a la opinión pública. El papel de la gestión municipal del suelo está fuera de la percepción de la mayoría de la población, que tiene de ello una visión difusa que incapacita para exigir responsabilidades.

 

Referencias bibliográficas

BOSQUE SENDRA, J. Prólogo. In FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ, F.; y ASENJO PELEGRINA, R. La visión Subjetiva del Espacio Urbano Almeriense. Almería: Instituto de Estudios almerienses, Diputación de Almería, 1998, pp. 15-17.

ENGELS, F. El problema de la Vivienda y las grandes ciudades. Barcelona: Gustavo Gili, 1974 (1ª publicación, 1872).

GARCÍA BALLESTEROS, A.; y BOSQUE SENDRA, J. El espacio subjetivo de la ciudad de Segovia. Madrid: Ed. Universidad Complutense. 1989. 127 p.

VILÁ VALENTÍ, J. Introducción al estudio teórico de la Geografía. Barcelona: Ed. Ariel, 1983. 377 p.

VINUESA J. La vivienda en propiedad: patrimonio familiar y activo financiero. In PUYOL, R.; y ABELLÁN, A. Envejecimiento y dependencia. Una mirada al futuro de la población española. Madrid: Mondial Assistance, 2006, pp. 32-49.

 

©José Luis Vara Muñoz, Julio Vinuesa Angulo 2007
© Biblio3W, 2007

Ficha bibliográfica:

VARA MUÑOZ, José Luís; VINUESA ANGULO, Julio. El problema de la vivienda en la prensa: entre contradicciones y falacias . Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales , Universidad de Barcelona, Vol. XII, nº 760, 15 de noviembre de 2007. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-760.htm>. [ISSN 1138-9796].


Volver al menú principal


Volver al índice de Biblio 3W