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REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XIV, nº 835, 15 de agosto de 2009

[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]


ESPINAR MORENO, Manuel. Pleito por las aguas de la acequia de Mecina entre Cogollos de Guadix y Jerez del Marquesado (Siglos XII-XVIII). Educatori Historia, Granada, 2008 [ISBN: 978-84-92483-63-1]


Antonio Gómez Ortiz
Departamento de Geografía física y Análisis Geográfico Regional
Universidad de Barcelona


Palabras clave: acequias, litigios jurisdiscionales, siglos XII-XVIII, Sierra Nevada, uso de aguas

Key words: water channels, territorial limits conflicts, 12th-18th Centuries, Sierra Nevada, water use


El regadío en las tierras del antiguo reino de Granada viene siendo estudiado recientemente con interés, lo que está permitiendo analizar aspectos relevantes relacionados con el uso del agua y su utilización en el espacio agrario[1]. La necesidad de agua para las poblaciones y la actividad agrícola en las tierras del sur de España, en el sureste, particularmente, siempre llevó a enfrentamientos y a pleitos entre poblaciones y propietarios de tierras de labor y más cuando el agua era escasa. Acontecimientos de este tipo son notorios a lo largo de la historia del Reino de Granada; algunos de ellos se remontan a la etapa Alto medieval, otros pertenecen al siglo XII y son más numerosos los de la época nazarí.

Sobre este tema, de contenido preferentemente histórico y para especialistas en estas cuestiones, se ocupa el presente libro. Y para ello su autor resalta los intereses sociales y políticos por la tenencia de las aguas entre dos poblaciones del Marquesado del Cenete, en el antiguo Reino de Granada. La obra, como veremos más adelante, también resulta de interés para geógrafos, en particular porque suministra datos que permiten acercarnos al conocimiento de la evolución del poblamiento de esta parte del piedemonte norte de Sierra Nevada y detectar cambios habidos en la formación del paisaje humanizado durante el periodo entre los siglos XII-XVIII, siempre tomando como eje directriz las aguas y los usos que de ellas se hicieron.

El libro, Pleito por las aguas de la acequia de Mecina entre Cogollos de Guadix y Jerez del Marquesado (Siglos XII-XVIII), lo componen 171 páginas y consta de una Presentación, dos capítulos (El desarrollo del Pleito y el Manifiesto jurídico del Pleito) y un índice general.  Ha sido coeditado por el Grupo de Investigación HUM165 Patrimonio, Cultura y Ciencia Medievales de la Universidad de Granada-Junta de Andalucía y por el Grup de Recerca 2005-SGR01045 Paisatge i paleoambients a la muntanya mediterrània de la Generalitat de Catalunya-Universitat de Barcelona. Su desarrollo temático ha participado del proyecto de investigación del MEC, CICYT/SEJ 2005-00504/GEOG: El conocimiento científico del paisaje de cumbres de Sierra Nevada a través de los escritos de época. Contribución a la historia del pensamiento de la geografía española[2], del que el autor del libro, Manuel Espinar Moreno, ha formado parte del equipo de investigación.

  
        

Manuel Espinar Moreno es Profesor Titular de Historia Medieval en la Universidad de Granada y posee un largo y fecundo bagaje investigador en temas relacionados con el estudio de las aguas, bienes habices de los centros religiosos musulmanes y cristianos, arqueología, sismicidad histórica y, en particular, referidos a las poblaciones de Sierra Nevada: las de la Alpujarra y aquellas otras de las faldas norte de la Sierra y colindantes con la depresión de Guadix[3]. El caso de estudio que ahora nos ocupa se centra en las tierras de la depresión de Guadix y su prolongación hacia los rebordes montañosos de Sierra Nevada. Tierras áridas necesitadas de riego para mantener una agricultura y que conoce bien nuestro autor, pues no en vano las ha venido recorriendo desde su niñez.

En la Presentación del libro se incide en la importancia que poseen las fuentes documentales y arqueológicas en la reconstrucción de nuestra historia, incidiéndose en el interés que despierta el tema del agua pues gracias a ella los hombres se asientan en los territorios, los pueblan y cultivan; se aprovechan de los recursos obtenidos y en ellas crían sus ganados y establecen sus sistemas sociales, políticos y económicos. A continuación el autor se fija en el largo pleito entre Cogollos y Jerez, motivo de este libro, subrayando su interés en el sentido de que afectó los intereses de las poblaciones de esta comarca a lo largo del tiempo, desde la Alta Edad Media hasta el siglo XVIII. En tal sentido, el autor subraya que el pleito, aunque se centra en los enfrentamientos entre Cogollos y Guadix, permite ampliar la visión sobre los repartos de agua en la comarca del Cenete y de Guadix, como también a otras poblaciones como Albuñan, Alcudia, Exfiliana, Cigueni, Zalabí y alquerías ya desaparecidas cuyos nombres han quedado reflejados en despoblados y cortijos de la comarca. Eran poblaciones numerosas y desperdigadas en aquella geografía accitana cuyos topónimos nos remontan a la etapa latina, mozárabe y árabe.

El desarrollo del Pleito se organiza en dos grandes apartados. El primero, se ocupa del estudio de Las aguas de Guadix y el Marquesado del Cenete en época medieval. El caso de Cogollos, y el segundo centra interés en El pleito entre Cogollos y Jerez. A lo largo del primer apartado se analizan las aguas de la Vega de Guadix, Cogollos, Albuñán y otras poblaciones. Aguas que proceden, la mayoría, de la fusión de nieves de las cumbres de Sierra Nevada[4] y que son canalizadas hacia la depresión de Guadix por los barrancos que fijan cabecera en aquellas partes culminantes de la fachada norte de la Sierra (Yabal-al-Taly o Yabal Sulayr, montaña de la nieve o montaña del sol para los árabes). El acuífero que alimentan, al que también drenan otros circuitos procedentes de pequeñas sierras limítrofes, como la de Charches, cubre un amplio territorio. Los ríos más importantes implicados son los de Jerez del Marquesado, Lanteira y Aldeire, que forman el llamado Río Verde o de Guadix, uno de los afluentes del Fardes, además de las ramblas de  Ferreira, Dólar y Huéneja. El acuífero tiene un espesor que varía desde los 80 a 300 metros. En las orillas de los ríos abundan las fuentes y pequeños nacimientos. Las escorrentías superficiales y las infiltraciones de los riegos de las tierras de este suave declive y planicie no son muy abundantes, lo que explica los numerosos enfrentamientos por el control de las aguas a lo largo de la historia.

También se estudian las características morfosedimentarias del territorio y los terrenos que lo forman, señalándose la supremacía de materiales detríticos de origen fluvial que dan origen a la formación Guadix, del Plioceno y Cuaternario antiguo. En el sector Alcudia-Exfiliana predominan los conglomerados de matriz arenosa con arcillas rojas, arenas y lutitas grises y azuladas con intercalaciones de conglomerados. En los llanos del Cenete abundan las acumulaciones sedimentarias procedentes de la alteración de los esquistos de cabecera, alternando con  materiales carbonatados y substratos margosos. Igualmente se señala la situación geográfica de las poblaciones, lo que permite entender el interés de sus habitantes por el dominio y control de las aguas. Así, Huéneja, Dólar, Ferreira, Aldeire, Lanteira y Jerez, situadas en las vertientes de los barrancos y no lejanas de sus cabeceras, gozaban de mayores suministros y caudales regulares. Al contrario de lo que sucedía con La Calahorra, Alquife, Cogollos, Albuñán, Alcudia, Exfiliana, Guadix etc. que, al quedar asentadas en el llano, debían sufrir con frecuencia mermas por restricción de caudal, lo que conllevaba, por lo general, litigios entre ellas[5].

Para poder entender con mayor detalle la cuestión de las aguas el autor dedica un apartado al estudio de la legislación musulmana sobre la propiedad y uso de ellas. Parte de la etapa visigoda y detalla mucho más el periodo musulmán, centrándose en los regadíos medievales y en los repartos de tierras del antiguo reino de Granada, remontando, algunos de ellos, a los siglos XI-XII de los que de algunos se conserva documentación árabe y de otros documentos romanceados. En tal sentido, conviene señalar el interés de aquéllos árabes relativos a las aguas de los ríos Verde, Alhama y Fardes, pues resultan ser de los más antiguos que se conocen para la España musulmana o Al-Andalus.

Por la importancia que tiene la ciudad de Guadix, como administrativo y comercial de la comarca, el autor centra atención en el estudio de la distribución y usos de las aguas que irrigaban el conjunto de este territorio, sobre todo para uso agrícola.  Al respecto, subraya que la noticia más antigua encontrada sobre regadíos con aguas del río Alcázar se remonta a 1330, pues el cadí de Guadix, en 1335, con motivo de una venta de tierras de los monarcas nazaríes a varios vecinos de la alquería de Alcázar y la población de Jerez del Marquesado, hace referencia a ellas, señalando que se canalizan a los poblados de Nus, al-Bunyan y Fahs al-Hauza, citándose las acequias de Alcázar y Nus. Estos documentos medievales indican que son aguas que bajan del monte y se utilizan para regar sembrados. Respecto a la ciudad de Guadix se detalla el agua que llega a ella,  tanto las de uso doméstico como las que se utilizan para el riego de los cultivos, siendo en total dieciséis acequias las portadoras. A partir del uso de cada una de ellas el autor señala el tipo de tierras (secano/regadío) así como sus cultivos (frutales, viñedos, cereales, etc).

El estudio de los regadíos de Guadix y el Cenete permite acercarse al conocimiento de cómo se reparten también las aguas de los ríos de Jerez, en especial las que canalizan las acequias de sus tributarios el río Alcázar y el rio de Lanteira. Los arroyos de las Viñas, Bernal, Bernalillo y Las Piletas proporcionan datos relativos al funcionamiento de la acequia de Alrutan y su paso por las minas de Santa Constanza, cerca de Cogollos. De todos estos arroyos las acequias más importantes son las del Brazal del Rincón y la de Cogollos.

Gracias al estudio de la documentación analizada el autor del libro añade que con las aguas de Jerez, además, se regaban las tierras de Alcázar, Jerez, Cogollos, Albuñán, Cigueni, Zalabi, Alcudia, Exfiliana y una buena parte de las de Guadix. Se exponen los distintos repartos entre las poblaciones especificando detalladamente cómo se hacía la distribución por días y horas. También se describen varios pleitos entre poblaciones que se originaron en torno al derecho y usos de estas aguas. Continúa el estudio con las aguas de los ríos de Lanteira y Aldeire y su reparto entre estas poblaciones y las de Alquife y La Calahorra, respectivamente. Las aguas de Ferreira, Dólar y Huéneja se relacionan con los regadíos en la comarca del Cenete, detallándose cada una de las acequias y tiempos utilizados por los regadores. Respecto a las tierras agrícolas de Cogollos subraya el autor que son regadas desde tiempo inmemorial a través de la acequia de Mecina y la de Ladrona, además de otras aguas que arriendan a los habitantes de Jerez, como se especifica en los documentos árabes analizados.

Finaliza este capítulo detallando que las aguas del río Alhama son utilizadas por las poblaciones de Lugros, Bartillana, Ablaynit, Huebro, Paulenca, Bizar, Graena, Lares, Cabcon, Policar el Marchal, Beas, etc.

El segundo capítulo del libro, El pleito entre Cogollos y Jerez, analiza pormenorizadamente el contenido de este documento, que se refiere al enfrentamiento judicial entre las poblaciones de Cogollos (hoy Cogollos de Guadix) y Jerez (hoy Jerez del Marquesado) por la posesión y uso de aguas. La población de Cogollos al amparo del Marqués de Villena y Duque de Escalona y la de Jerez al amparo del Marques del Cenete y Duque del Infantado.

En la primera parte del pleito se exponen los fundamentos y razones que ambas partes esgrimen en favor de sus derechos al uso de las aguas. Y para ello se apoyan en diferentes documentos de época, en particular escritos árabes y libros de Apeo relativos al repartimiento de bienes tras la expulsión de los moriscos. Los de Cogollos, además, presentan testimonios escritos complementarios en defensa de que no se les privara “del líquido elemento vital para ellos, sus animales y campos”. Inciden en el hecho de que no tienen otras aguas y privarles de éstas “seria condenarles a muerte como ya recuerdan la Biblia, San Isidoro, San Beda, San Clemente, San Buenaventura y otros muchos pues en el agua consiste la vida y duración de todo viviente”. La primera parte del pleito concluye evidenciándose la endeblez de los fundamentos y razones aportados por el Marqués del Cenete y los vecinos de Jerez ante las argumentaciones del Marqués de Villena y los vecinos de Cogollos, aportándose, también, varias aclaraciones al respecto donde se rebaten una a una las razones de los contrarios.

En la segunda parte del pleito se presentan los documentos árabes y cristianos más antiguos sobre el tema en litigio, que se remontan al año 1197, además de aquellos otros de 1227 y 1299  donde se manifiestan los derechos a las aguas en litigio por parte de los habitantes de Cogollos. De todo ello parece deducirse la libertad de uso que tenían los habitantes de esta población para continuar utilizando las aguas pues los escritos aportados vienen a demostrar que desde el siglo XII la acequia de Mecina, portadora de las aguas de Sierra Nevada y que venían utilizando secularmente, fue construida con anterioridad a la población de Jerez, a pesar de que ésta suplantara a la anterior población de Mecina, que fue destruida por los almorávides, pero que no tenía todos los derechos sobre el agua como decían los documentos árabes, por estar el lugar de captación fuera de la demarcación territorial de la referida población. Finaliza esta segunda parte del pleito indicando el autor del libro que se desconoce cómo concluyó el litigio, pues el documento queda truncado en este punto.

El libro finaliza con la edición del Manifiesto jurídico en defensa del invariable derecho que reside en el Concejo y vecinos del lugar de Cogollos de Guadix. De su contenido debe subrayarse su interés documental por reflejar muchas noticias sobre el derecho a las aguas de la Sierra por parte de los vecinos de Cogollos. Insiste el autor del libro en su valía jurídica, aunque no permite incidir en otras muchas cuestiones sobre el pensamiento jurídico del Antiguo Régimen, desde la etapa bíblica, Derecho Romano, Derecho Medieval y de la Etapa Moderna (Reyes Católicos hasta el siglo XVIII).

En conclusión, podemos señalar que el libro conforma un trabajo de notable interés científico para historiadores especializados, en particular, por la riqueza de fuentes documentales consultadas e interpretación de ellas. Desde la perspectiva geográfica también tiene su interés. Acaso, y siempre desde esta visión particular de geógrafo, falto de formación histórica especializada, hubiera sido deseable una exposición de acontecimientos más sistematizada, pues al tratarse de un sector relativamente reducido de Sierra Nevada-depresión de Guadix, y carecer la obra de información gráfica, en ocasiones resulta difícil su seguimiento. A pesar de ello, y sin perder de vista que el libro tiene como objeto final el conocimiento histórico-social de la comarca del Cenete, a los geógrafos también nos aporta datos valiosos, en particular los derivados de la tenencia y usos de las aguas, ejemplificados en las demarcaciones de Jerez, Cogollos y Guadix. En tal sentido, se informa de los lugares donde se tomaban las aguas, de cómo se canalizaban a través de acequias matrices, de cómo era la distribución espacial de éstas y de aquellas otras secundarias, así como del sistema de riego empleado, de los horarios utilizados por las poblaciones, de los caudales cedidos, etc. etc. Todo ello tan necesario para comprender el valor de la actividad agraria en la conformación del paisaje humanizado de estas poblaciones. Tema recurrente en el mundo mediterráneo y de significado muy relevante en el sureste peninsular y quizá mayor en las poblaciones de montaña, como en Sierra Nevada, donde el imperativo del relieve y limitados recursos hídricos obligó a sus pobladores, desde siempre, a aprovechar al máximo las aguas y a hacer de ellas un uso racional y equilibrado según cultivos y necesidades domésticas[6]. Para ello debieron crear sistemas de riego canalizado muy eficaces, siempre acomodados a la configuración de los campos. Y lo hicieron, primero, a través de sucesivas captaciones de aguas en el seno de los surcos de barrancos o en afloramientos de manantiales, y segundo, derivando aquéllas a balsas (albercas) y a los campos a través, en ambos casos, de redes de acequias[7],  técnica de regadío cuyos orígenes podría remontarse a tiempos romanos y perfeccionada durante la presencia árabe. Sólo desde esta perspectiva se comprende la particularidad del paisaje de esta comarca serrana granadina.


Notas

[1] Así se muestra, por ejemplo, en Agua, tierra y hombres en Al-Andalus, de C. Trillo San José. Ajbar Colección. Granada 2004. También de la misma autora en La Alpujarra antes y después de la Conquista Castellana, Universidad de Granada, 1998. Igualmente, de A. Malpica Cuello, en El agua en al-Andalus. Un debate historiográfico y una propuesta de análisis. V Semana de Estudios Medievales, Logroño, 1995, pp. 65-85. 

[2] El proyecto, aún en curso de realización, viene a mostrar el descubrimiento del paisaje de cumbres de Sierra Nevada a partir de documentación escrita de época, sobre todo desde finales del siglo XVII-comienzos del XVIII, que es cuando la montaña comienza a ser  recorrida y descrita por comisionados de la Corona Borbónica, dándose cuenta de sus riquezas naturales.

[3] Trabajos del autor relativos a temas próximos al del libro que se comenta habría que señalar, por ejemplo:

Espinar Moreno, M. (1987). El dominio de las aguas de riego y las luchas entre varias alquerías de las tierras de Guadix, siglos XII‑XVI. Homenaje al Profesor J. Torres Fontes. Universidad de Murcia‑Academia Alfonso X el Sabio, Murcia, pp. 419‑430.

Espinar Moreno, M. (1988) Aproximación al conocimiento del regadío alpujarreño. Noticias de la taha de Jubiles. Encuentro Hispano‑Francés sobre Sierra Nevada y su entorno. Granada, 1984. Universidad de Granada­‑Excma. Diputación Provincial de Granada, Granada, pp. 121‑167.

Espinar Moreno, M. y Quesada Gómez, J.J. (1993-1994). Las aguas de la acequia Alta o de Mecina (Cogollos de Guadix). Los pleitos desde el siglo XII al XVIII. Algunas notas para su estudio. Miscelánea de Estudios Arabes y Hebraicos,  XLII-XLIII, fasc. 11, Granada,  pp. 81-95.

Espinar Moreno, M. (2000).  Aldeire en un documento árabe: Población y Agricultura. La Gráfica. Excma. Diputación Provincial de Granada, Granada.

Espinar Moreno, M. (2005). El río principal de Aldeire. Repartos entre Aldeire y La Calahorra. Método Ediciones, Granada.

Espinar Moreno, M. (2005). Las aguas de la acequia de Mogayra del río de Alcázar en el Marquesado del Cenete (Siglos XIII-XV). Homenaje a la Profesora María Angustias Moreno Olmedo, Granada, pp. 553-567.

[4] Los ríos en Sierra Nevada (que generalmente en sus cabeceras y tramos altos se conocen con el nombre de barrancos) tienen su origen en las aguas de fusión de las nieves de cumbres. Muchas de estas nieves de cabecera, cuando funden tardíamente, pueden dar lugar a los denominados borreguiles, que son enclaves caracterizados por el desarrollo de un pastizal hidrófilo que tradicionalmente ha sido motivo de explotación para alimento del ganado trashumante.

[5] Jerez del Marquesado se localiza a 1229 m de altitud, sobre el río Verde, prolongación del Alhorí. La población marca el tránsito entre la depresión de Guadix y Sierra Nevada. Cogollos de Guadix se alza a 1135 m, en plena depresión de Guadix, alejado de corrientes fluviales.

[6] En tal sentido conviene subrayar el interés tradicional de la Geografía agraria e Historia económica por estos temas, reflejado, en ambos casos, en una abundante bibliografía. A modo de ejemplo conviene señalar: Utilización del suelo y economía del agua  en la región semiárida de Huércal-Overa (Almería), de S. Llobet, Estudios Geográficos, XIX, 1958,  pp. 5-22. También, El río Segura. La ordenación de una cuenca hidrográfica mediterránea, de R. Herin, Revista de Geografía, VI, pp. 168-202, 1972. E igualmente, La lucha contra la sequía en el sureste de España, de J. Vilá Valentí, Estudios Geográficos, XXII, pp.25-48, 1961. Por lo que respecta más al significado histórico-social y económico del agua en países áridos y semiáridos: L´hidraulique agricole dans al-Andalus. Donnés textuelles et archéologiques, en L´homme et l´eau en le Méditerranèe et au Proche Orient. Maison de l´Orient. Lyon, 1987, pp. 57-76.  E igualmente, Agua y regadio en la Alpujarra almeriense (siglos XVI y XVIII), de V. Sánchez Ramos, Crhonica Nova, 19, pp. 337-383, 1991.

[7] Desde que  Sierra Nevada fue declarada Parque Natural (1989) y, años después, Parque Nacional (1999) se han venido desarrollando diferentes programas encaminados a la localización y cartografía de las acequias de la Alpujarra y, recientemente, actuaciones en favor de su conservación y reconstrucción por considerarse elementos singulares del rico patrimonio del paisaje natural y cultural de la comarca. Estudios recientes muestran que en Sierra Nevada hay 142,5 km de acequias de careo y 412,5 km de riego.



[Edición electrónica del texto realizada por Miriam-Hermi Zaar]


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Ficha bibliográfica:

GÓMEZ ORTIZ, Antonio. Espinar Moreno, Manuel. Pleito por las aguas de la acequia de Mecina entre Cogollos de Guadix y Jerez del Marquesado (Siglos XII-XVIII). Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. XIII, nº 835, 15 de agosto de 2009. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-835.htm>. [ISSN 1138-9796].


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