Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XV, nº 895 (1), 5 de noviembre de 2010

[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

 

LOS JUEGOS OLÍMPICOS, ENTRE EL URBANISMO, EL MARKETING Y LOS CONSENSOS SOCIALES

 

Horacio Capel
Universidad de Barcelona

Recibido: 10 de mayo de 2010. Aceptado: 17 de julio de 2010.


Los Juegos Olímpicos, entre el urbanismo, el márqueting y los consensos sociales (Resumen)

La experiencia de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 se tiene muy en cuenta en Río de Janeiro ahora que esa ciudad está organizando los Juegos Olímpicos para 2016. La comparación permite una reflexión de ida y vuelta: los análisis sobre lo que pasó en Barcelona 92 pueden ayudar a los de Río para conocer más y evaluar los éxitos y los límites de una experiencia que ellos, desde la distancia espacial y temporal, valoran mucho. Pero los barceloneses pueden encontrar en la reflexión de los cariocas elementos para reevaluar la experiencia de los Juegos de 1992. La enseñanza fundamental es que actuaciones del tipo de las que se hicieron en Barcelona para los Juegos, como todas las que tienen que ver con el urbanismo, se organizan mejor con la activa participación ciudadana.

Palabras clave: Juegos Olímpicos, Barcelona , Río de Janeiro, marketing urbano, movimiento ciudadano



Olympic Games, between urban planning, marketing and social consensus (Abstract)

The experience of 1992 Barcelona Olympic Games is taken into account in Rio de Janeiro now that the city is organizing the 2016 Olympics. The comparison allows two considerations: the analysis of what happened in Barcelona 92 can help Rio to learn and evaluate the successes and limitations of an experience that they, from the distance of time and space, greatly appreciate. But in the reflection of the Rio elements people from Barcelona can find elements to reassess the experience of the 1992 Olympic Games. The key lesson is that the actions that were made in Barcelona for the Olympics, as well as the actions related with urban planning, can be better organized with the citizenship active participation.

Key words: Olympics GAmes, Barcelona, Rio de Janeiro, urban marketing, citizens' movement


Desde hace años, las ciudades intentan desarrollar estrategias de marketing urbano. Y los grandes acontecimientos deportivos son una buena ocasión para ello, ya que se considera que contribuyen a dar, o a consolidar, una imagen mundial y que tienen una repercusión positiva en el desarrollo urbano.

La realización de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992 representó un hito significativo ese sentido, tanto por su impacto para la ciudad organizadora como por su repercusión a escala mundial. Las ciudades que le sucedieron tuvieron muy en cuenta el caso de Barcelona 92 para organizar las Olimpiadas de Atlanta (1996), Sydney (2000), Atenas (2004), y Pekín (2008). De manera similar se hizo en los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake City (2002) y en los de Turín (2006). La lucha que ha existido en relación con la atribución de los Juegos Olímpicos de 2012 (asignados a Londres), y de 2016 (a Rio de Janeiro), y el sentimiento de frustración de Madrid y otras ciudades que aspiraban a organizarlos, es una buena muestra de las consecuencias positivas que se atribuyen a la celebración de las Olimpiadas.

De manera similar sucede con la pugna por los campeonatos del mundo de fútbol y otras competiciones deportivas. La elección de Valencia como ciudad final de la Copa América de navegación 2007, se consideró que situaría a la ciudad en el mundo del turismo, y atraería a un buen número de visitantes. Y la celebración del reciente Campeonato en Sudáfrica ha vuelto a mostrar la trascendencia de estos acontecimientos.

La competencia por conseguir la sede de estos eventos es grande. Las ciudades luchan por promocionar su imagen en el mundo, y por las consecuencias que ello tiene para el turismo y la actividad económica. Las inversiones que se realizan permiten ampliar las infraestructuras, aumentan la visibilidad internacional, mejoran algunos sectores de la ciudad, incrementan el equipamiento hotelero y la calificación de los agentes turísticos. Se considera también que un gran acontecimiento deportivo activa el consumo y permite luchar contra los procesos de desmantelamiento industrial. 

Son muchos los efectos positivos. Pero es posible que tengan también consecuencias menos favorables. Es importante reevaluar lo que se hace, gestionar bien lo conseguido, no dilapidar la herencia reunida; y plantear la cuestión de si las inversiones hubieran sido más rentables en otras direcciones (por ejemplo, en equipamientos para los ciudadanos). Que después de tantos años en los que nos han martilleado en Barcelona con la consigna de “global, global”, una exposición organizada a comienzos de 2010 por un prestigioso centro cultural, financiado por la administración pública (el CCCB), nos descubre que hemos de pensar “local, local” es bien significativo, y puede inquietarnos de si no hemos perdido el tiempo, o si quisimos ir demasiado deprisa.

Con la perspectiva del tiempo deberíamos estar en condiciones de realizar un balance distanciado y realista de lo que significaron los Juegos de Barcelona 92. Para los habitantes de esta ciudad 1992 fue un momento especialmente dulce. La cooperación del gobierno central fue decisiva, y muchas cosas se hicieron bien. Pero también podemos preguntarnos si no proceden de ese momento otras que han sido cuestionadas luego, y que fueron, tal vez, resultado de la desmesura o de la rapidez y desenvoltura con que actuaron técnicos y políticos. Están por conocer con detalle y por evaluar muchos episodios de todo el proyecto de las Olimpiadas, desde los acuerdos para construir la Villa Olímpica y la decisión de que no hubiera vivienda pública en ese sector, a los efectos de las recalificaciones o la construcción de las infraestructuras y equipamientos.

La experiencia de Barcelona es mirada con gran atención en otros países y se tiene muy en cuenta en Rio de Janeiro ahora que esa ciudad está organizando los Juegos Olímpicos para 2016. Por esta razón nos ha parecido oportuno proponer la elaboración de un número monográfico de La Veu del Carrer y de la Biblio 3W, para examinar la organización de los Juegos desde la perspectiva barcelonesa y carioca.

En estas ediciones se publican una serie de artículos realizados por profesores universitarios y expertos, una parte dedicados a la evaluación de los Juegos de Barcelona y otra a los preparativos de los de Rio.

La comparación entre Barcelona y Rio de  Janeiro permite una reflexión de ida y vuelta. Los análisis sobre lo que pasó en Barcelona 92 pueden ayudar a los de Rio para conocer más y evaluar los éxitos y los límites de una experiencia que ellos, desde la distancia espacial y temporal, valoran mucho. Pero también nosotros podemos encontrar en la reflexión de los cariocas elementos para reevaluar la experiencia de nuestros Juegos. Las alusiones que se hacen en algunos artículos al peso de las presiones del sector privado sobre la política urbana de Rio de Janeiro en un contexto neoliberal pueden ayudarnos a entender lo que realmente sucedió, y lo que existe detrás de las consignas de concertación público-privada; a la vez que las reflexiones sobre la construcción de mitos ciudadanos como estrategias para conseguir adhesiones a proyectos políticos, sociales y culturales, son muy sugestivas a partir de lo mucho que sobre ello sabemos en Barcelona.

Casi dos décadas es tiempo suficiente para hacer un balance. Es lo que parecen necesitar los arquitectos para reevaluar las construcciones realizadas y descubrir los errores cometidos. Como está sucediendo con la Villa Olímpica, que se revela ahora como “vacía de paseantes y de comercios”, con plantas bajas “inhóspitas”, con sectores privatizados que ofrecen un muestrario de “vallas, barreras, cercas y garitas privadas de vigilancia, con pretensiones de ser un barrio privado y exclusivo” (El País, 12 de junio 2010, Cataluña p. 5). Sin contar con la ausencia de vivienda social, que fue la gran carencia de esta iniciativa.

La enseñanza fundamental del dossier que publicamos es que actuaciones del tipo de las que se hicieron en Barcelona para los Juegos, como todas las que tienen que ver con el urbanismo, se organizan mejor con la activa participación ciudadana.  De eso sabía mucho Barcelona, aunque en los últimos años parecen haberlo olvidado, lamentablemente, tanto los políticos como los empresarios, los agentes sociales y los técnicos del urbanismo. Y ello a pesar de que numerosos episodios recientes han demostrado una y otra vez la lucidez del movimiento vecinal en sus propuestas y en sus denuncias (desde la defensa del tejido industrial y del patrimonio de Poblenou, hasta el rechazo del hotel del Palau, que ha permitido descubrir una trama financiera sorprendente).

Que el movimiento vecinal barcelonés establezca redes de intercambio y de colaboración con los de otras ciudades del mundo, no puede traer más que consecuencias positivas. Es posible que el contacto que tienen estos movimientos con la realidad social les permita hacer propuestas más sensatas y proponer políticas más eficaces que algunas de las que hemos visto en los últimos años.

 

[Edición electrónica del texto realizada por Miriam-Hermi Zaar]



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Ficha bibliográfica:

CAPEL, Horacio. Los Juegos Olímpicos, entre el urbanismo, el marketing y los consensos sociales. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. XV, nº 895 (1), 5 de noviembre de 2010. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-895/b3w-895-1.htm>. [ISSN 1138-9796].