Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XVI, nº 930, 5 de julio de 2011

[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

 

LAS CIUDADES, EL CONSUMO Y EL CRECIMIENTO DE SUMA CERO 

 

Horacio Capel
Universidad de Barcelona

Recibido: 18 de septiembre de 2010. Aceptado: 10 de diciembre de 2010.


Las ciudades, el consumo y el crecimiento de suma cero (Resumen)

Un libro del geógrafo Alvaro Ferreira ha examinado las importantes  transformaciones que han experimentado la ciudad y el puerto de Rio de  Janeiro en las últimas décadas. En este artículo -que fue escrito como  prólogo al citado libro- se examinan sus aportaciones, y se propone un  nuevo tipo de desarrollo económico que puede ser calificado como de suma cero.

La idea del crecimiento continuo es buena, sobre todo, para el  beneficio de las empresas. Pero es evidente, a poco que se piense en  ello, que a la escala mundial no puede haber crecimiento ilimitado si  consideramos que los recursos en la Tierra son limitados. En la situación actual del mundo tal vez sería importante considerar  el desarrollo de la economía como un proceso de suma cero, en el que  pérdidas y ganancias se equilibraran con exactitud: lo que se gana por  un lado ha de proceder de lo que se pierde en otros. A escala mundial,  la suma del total de ganancias y de pérdidas deberían equilibrarse: algunos países deberían crecer a costa del descenso del nivel de vida  de la población de los países desarrollados, que muchas veces  despilfarran y consumen por encima de sus necesidades. Y en el  interior de cada país, los grupos pobres deberían mejorar con la  redistribución de lo que poseen los ricos. Lo que puede hacerse -y  debe hacerse- con sistemas fiscales progresivos.

Palabras clave: crecimiento económico, decrecimiento, Rio de Janeiro, puertos


Cities, consumption and zero-sum growth (Abstract)

A book by the geographer Alvaro Ferreira has examined the important transformations that have experienced the city and the port of Rio de Janeiro in recent decades. This paper, which was written as foreword to that book, examines his contributions, and proposes a new type of economic development that can be qualified as zero-sum.

The idea of ​​continuous growth is good, especially for the benefit of business. But clearly, the global growth can not be unlimited if we consider that resources on Earth are limited. In the current world situation it might be important to consider the development of the economy as a zero-sum process, in which gains and losses are in balance: what is gained by one side has to come from what is lost in others. Globally, the sum of all gains and losses should be balanced: some countries should grow at the expense of declining living standards of the population of developed countries, which often waste and consume beyond their needs. And within each country, the poor should improve with redistribution of that the rich have. What can be done, and should be, with progressive tax systems.

Key Words: economic growth, degrowth, Rio de Janeiro, harbors


 

Este libro ofrece más de lo que anuncia en su título[1]. Permite aproximarse a las transformaciones de Rio de Janeiro y de su puerto, pero también a las del espacio urbano, en general y en la realidad concreta de las metamorfosis que se están produciendo en las grandes metrópolis y en las áreas portuarias. Es el resultado de amplias lecturas de procedencia muy diversa, que dan un buen panorama de los argumentos que se esgrimen hoy en el campo de la crítica urbana; constituye un estímulo para ponerse en contacto con nuevas líneas de reflexión sobre la ciudad actual, y sobre los cambios que se están produciendo en la economía y en la geografía del capitalismo. El lector encontrará innumerables sugerencias que le pueden llevar a transitar caminos novedosos, a mirar detrás de las apariencias, más allá de los simulacros, y a preguntarse si esas apariencias son más o menos verdaderas que la misma realidad que reflejan.

 

Algunas partes requieren un esfuerzo especial, pues ponen al lector en contacto con debates abstractos que tienen hoy gran trascendencia en las ciencias sociales. Pero otras son de lectura fácil y de gran interés para los ciudadanos de Rio de Janeiro y de Brasil, así como para todos los interesados por los cambios en las ciudades. Se encontrará aquí no solo una buena presentación de la evolución del puerto de Rio y de la ciudad y área metropolitana sino también una buena síntesis sobre las aportaciones más recientes de las ciencias sociales acerca de la evolución del capitalismo, y una reflexión personal a partir de todo ello. Tal vez los geógrafos y los científicos sociales que se interesan por el estado de los debates, gustarán de iniciar la lectura por el primer capítulo. Pero el ciudadano carioca interesado en su ciudad es posible que prefiera empezar en sentido inverso, por el último capítulo, el que se refiere a las transformaciones recientes de Rio de Janeiro y de su puerto, para finalizar la lectura poniéndose en contacto con los debates teóricos que han servido de guía para redactar la obra.

 

 

La evolución del capitalismo y los retos del futuro

 

Este prólogo debería decir algo sobre las diversas dimensiones del libro y, para empezar, sobre los debates teóricos que incorpora acerca de la evolución del capitalismo y sobre las reflexiones personales que el autor efectúa a partir de las amplias lecturas que ha realizado. Aunque no deba extenderme mucho, no quiero dejar de aportar mi propia reflexión.

 

Álvaro Ferreira muestra una preocupación por insertar su investigación en un marco teórico adecuado, y ha explorado, en ese sentido, las aportaciones del marxismo de forma imaginativa y no dogmática. Forma parte de un amplio grupo de geógrafos brasileños que ha tomado como punto de partida la obra de Milton Santos, de David Harvey y de otros geógrafos, y que han explorado las implicaciones de la reflexión del filósofo marxista Henri Lefebvre, contribuyendo a enriquecer los mismos temas de investigación y la manera de aproximarse a ellos. El esfuerzo de lectura que ha realizado rebasa ampliamente el marco disciplinario y se extiende a la sociología, a la economía, a la semiótica y al conjunto de las ciencias sociales, explorando sin complejos allí donde cree percibir nuevas preguntas y enfoques innovadores para enfrentarse a ellas.

 

Lefebvre y otros que hicieron un gran esfuerzo para repensar la sociedad capitalista en los años 1960 y 70 siguen siendo autores que deben tenerse en cuenta para pensar sobre la sociedad actual. Pero, evidentemente, no bastan. Muchas cosas han cambiado en estos cuarenta o cincuenta años, desde la organización empresarial, las tecnologías de la información y la comunicación, las funciones asignadas a la escuela y a la universidad, el papel del consumo o la vida cotidiana; asimismo ha habido cambios profundos en la política y geopolítica mundial, por ejemplo con las grandes transformaciones que se han  producido tras el hundimiento del comunismo y de la misma URSS, los cambios en China y el ascenso de nuevas potencias continentales. Eso obliga a realizar lecturas críticas de los autores que escribían hace dos o tres décadas, y a aprovechar de forma no dogmática, como ellos hicieron, las vías que abrieron al pensamiento social los Lefebvre, los Goldman, los Habermas y tantos otros.

 

En el libro se pone énfasis en los cambios en los sistemas productivos y en las consecuencias espaciales que tienen, y se mira al futuro tratando de atisbar los caminos que se presentan y de ver cuales serían los más aconsejables a seguir. Álvaro Ferreira, como otros geógrafos, insiste en la importancia de la reflexión sobre el espacio y en el papel central que éste tiene para asegurar las relaciones sociales. Eso impone la necesidad de una investigación sobre el valor del suelo, el papel de la propiedad, las plusvalías, la asignación de valores al espacio, y el conocimiento de los agentes que intervienen, de sus intereses y estrategias.

 

El autor se esfuerza por desvelar las nuevas lógicas espaciales de la actual fase del capitalismo, con el ejemplo concreto de la evolución productiva en Rio de Janeiro a lo largo del siglo XX. Es una banalidad decir que estamos en un momento de cambios muy intensos; pero no lo es afirmar que dichos cambios nos obligan a observar atentamente la realidad, la sociedad actual y las posibilidades que se abren: posibilidades nuevas de dominación (video vigilancia, potentes ordenadores…) pero también de interacción social y de nuevas dialécticas, con la Web 2.0, la ciencia solidaria, las formas inéditas de participación.

 

Una cuestión importante es la necesidad urgente de reducir el consumo compulsivo y el despilfarro. Hay razones medioambientales y éticas para ello, pero las hay también políticas. Dicho despilfarro tiene que ver, esencialmente, con la lógica del capital para obtener beneficios; la difusión del consumo forma parte de su estrategia, al igual que, más recientemente lo es la segmentación del mercado, la asignación de valores, la presión de la moda, y el carácter efímero de los objetos que se consumen.

 

La economía de consumo, en la que estamos inmersos, influye más de lo que pensamos. Una economía en la que lo esencial es producir y producir para obtener constantes beneficios. Aunque hoy puede producirse con gran calidad, se prefiere hacerlo –o sospechamos que se hace- con otra mucho menor para asegurar la necesidad de reposición de las mercancías. Lo vemos en los productos de vestuario, que se rompen al poco tiempo del uso, cuando podrían durar años. El tipo de consumo que se hace, los mismos productos que se consumen representan, y se recuerda en este libro “una fábrica de identidades en un mundo homogeneizado”. Se adquieren y se reponen constantemente productos con un ciclo de vida corto, como señales de singularidad.

 

Es posible que haya formas radicales para cambiar el sistema económico dominante. Pero mientras se discuten y llegan, tal vez haya algunos caminos que, para empezar, pueden ser verdaderamente revolucionarios: por ejemplo, uno de ellos, negarse a entrar en la sociedad de consumo, consumir con moderación y solamente lo realmente necesario, no dejarse influir por la publicidad, el marquéting y las campañas de imagen. Puede decirse que el consumidor, y especialmente el consumidor compulsivo, es el principal aliado del capitalismo y de sus beneficios. Por tanto, la reducción del consumo pone en cuestión los mismos fundamentos del sistema económico capitalista. Si la publicidad, como se señala en esta obra, manipula los deseos, los gustos, las imágenes y la identidad de la gente, es evidente que se debe luchar contra ello.

 

A lo que pueden añadirse otras formas de lucha contra la lógica del sistema capitalista: entre los cuales la solidaridad y la cooperación entre los ciudadanos. Si es así, hay que promoverlas, aprovechando los instrumentos que tenemos hoy a nuestra disposición, para la comunicación y el intercambio de informaciones.

 

Estamos en una sociedad que ofrece parcelas nuevas de libertad pero también de control a través de las videocámaras, los satélites, los rastros electrónicos que dejamos o los sitios que consultamos en Internet. Seguramente no todo es negativo, pero hay necesidad de acuerdos entre seguridad y libertad, entre videovigilancia y privacidad. Y exigencia de afirmar la libertad individual, aunque aceptando códigos de conducta socialmente consensuados; y afirmando que debe haber límites a esa libertad, los cuales tienen que ver con las consecuencias sociales de nuestros actos. Tal vez sea al momento de empezar a discutir, por ejemplo, si el que usa la prostitución se hace cómplice de las redes de trata de mujeres, y el que consume drogas es cómplice de los narcotraficantes y de todo el daño que producen.

 

No puede haber aumento continuo e ilimitado en el consumo de bienes y en el crecimiento económico. Es curioso que ante la crisis actual se diga una y otra vez que es necesario estimular el consumo y el crecimiento. Pero esa detención del crecimiento, e incluso el decrecimiento es, en algunos aspectos, indispensable. Lo que es urgente es la necesidad de poner en marcha políticas para redistribuir a escala de todo el mundo, de cada país y de cada ciudad.

 

Seguramente una de las consecuencias más negativas  del capitalismo haya sido la imposición general de la idea del crecimiento continuo. Éste es bueno, sobre todo, para el beneficio de las empresas. Pero es evidente, a poco que se piense en ello, que a la escala mundial no puede haber crecimiento ilimitado si consideramos que los recursos en la Tierra son limitados, y que, a la escala del universo, deberíamos considerar la economía de nuestro planeta como la que debe imperar en un navío espacial, tal como sugirió Kenneth E. Boulding hace ya más de cuarenta años; es decir, en lo que se refiere a los recursos y a los bienes materiales, como un sistema cerrado, sin reservas ilimitadas para la extracción o la contaminación, y donde los residuos se deben reciclar. Desde ese punto de vista, el consumo creciente no es algo bueno, sino que debe minimizarse, en lugar de maximizarse.

 

Es evidente que en los países desarrollados, y en los grupos sociales adinerados de todos los países, el consumo no debe seguir aumentando. Más bien debería limitarse y disminuir, para realizar una mejor redistribución entre toda la población. No es posible imaginar que todos los habitantes de la Tierra podrán vivir con los niveles de vida de los países más desarrollados. Lo que hace falta muchas veces es la estabilidad, y el decrecimiento en algunas áreas, para que puedan crecer otras. En la situación actual del mundo tal vez sería importante considerar el desarrollo de la economía como un proceso de suma cero, en el que pérdidas y ganancias se equilibraran con exactitud: lo que se gana por un lado ha de proceder de lo que se pierde en otros. A escala mundial, la suma del total de ganancias y de pérdidas deberían equilibrarse: algunos países deberían crecer a costa del descenso del nivel de vida de la población de los países desarrollados, que muchas veces despilfarran y consumen por encima de sus necesidades. Y en el interior de cada país, los grupos pobres deberían mejorar con la redistribución de lo que poseen los ricos. Lo que puede hacerse –y debe hacerse- con sistemas fiscales progresivos.

 

La evolución de Rio de Janeiro

 

Seguramente debemos pensar de manera similar con relación a la situación de las ciudades, que tienen a veces unos contrastes sangrientos entre la población de unas áreas y otras. El autor de este libro habla de dichos  contrastes al presentar el panorama urbano del mundo actual y, de manera más concreta, la situación de Rio de Janeiro. Insiste en que eso tiene que ver también con decisiones e inversiones que consolidan la segregación en la ciudad, ya que con frecuencia están dirigidas a las poblaciones de mayores rentas y a los turistas.

 

El resultado de ello es la dualidad entre, por un lado, barrios de clase media y alta, con buenas viviendas e inversiones en infraestructuras y equipamientos; y, por otro, barrios populares, a veces de autoconstrucción, con viviendas de menor calidad y muchas veces precarias. También sucede así en Rio de Janeiro. Lo más hiriente es la contraposición entre promociones de lujo y favelas periféricas y con infraestructuras y equipamientos muy inferiores; a veces alejados, pero otras próximos y separados por murallas.

 

El mundo de la adquisición continua de mercancías, que asegura la reproducción de capital, se refleja también en la construcción de la ciudad. Nada de lo viejo parece servir, y se considera obsoleto, palabra que los arquitectos y los promotores inmobiliarios gustan de repetir para justificar la destrucción de viejos edificios, de antiguas fábricas, de viviendas con dos o tres décadas de antigüedad. Para ellos la destrucción y la tabula rasa parecen constituir el ideal, para poder construir edificios totalmente nuevos con los que enriquecerse o prestigiarse.

 

Revitalización y renovación son palabras –y políticas- que producen a veces inquietud, ya que significan frecuentemente destruir y reconstruir. Está claro que esas destrucciones o renovaciones benefician a las empresas constructoras, a los ingenieros y los arquitectos que diseñan, a los políticos que inauguran y obtienen financiación. Pero no siempre contribuyen a la mejora de la vida de todos los ciudadanos.

 

En esas políticas se olvidan frecuentemente la construcción de viviendas para grupos populares, mientras que se atiende a la demanda solvente, a las clases medias y altas que se benefician de las localizaciones centrales o litorales de los nuevos edificios. Es lo que puede comprobarse una y otra vez en el funcionamiento del mercado inmobiliario en Rio, con la intervención del capital brasileño y del internacional. Los negocios inmobiliarios en diversos sectores de la ciudad, entre ellos la Barra de Tijuca, y las subidas vertiginosas de precios de los pisos, y de beneficios de los promotores, lo muestran suficientemente.

 

Es inquietante comprobar que los valores del suelo expulsan cada vez más lejos a la población de las áreas que adquieren nueva centralidad y valor, como pasa una y otra vez en numerosas ciudades, y también en Rio. Según los discursos dominantes, con las inversiones públicas y privadas, nacionales e internacionales, se quiere también situar la ciudad en el escenario internacional, hacerla competitiva, mejorar su imagen para atraer inversiones. Es decir, transformar la ciudad en una mercancía para la venta en los mercados mundiales y no para el uso de sus habitantes. Al mismo tiempo, se hacen esfuerzos para preparar la ciudad con vistas a que sea atractiva para el capital internacional, con exención de impuestos, créditos, construcción de infraestructuras, ayudas para la inversión, y reducción de costes.

 

En el libro se analizan y se hace una crítica de los ingresos que se espera obtener con los certificados del Potencial Adicional de Construçâo, que prevén, incluso, la construcción de edificios de 50 pisos y que permiten obtener grandes plusvalías del suelo del sector portuario y circundante; al igual que se examinan los incentivos fiscales previstos por la administración municipal para estimular la actuación inmobiliaria en el sector.

 

Rio ha sido capaz de superar la gran prueba del traslado de la capital a Brasilia en 1960. Lo que supuso la transferencia de instituciones y de personas y el vaciamiento de edificios y sectores centrales de la urbe. El área central carioca, que había sido remodelada con la Reforma Pereira Passos a comienzos del siglo XX, se mantiene como sede terciaria. Pero surgen otras centralidades, al igual que sucede en otras grandes áreas metropolitanas. Muchas sedes se cambian del centro a Barra de Tijuca, nuevo centro empresarial de Rio, que dispone de edificios con todas las infraestructuras indispensables para las necesidades actuales de la gestión y la comunicación, que son insuficientes, a veces, en los edificios del centro tradicional construidos en la primera mitad del siglo XX. El centro tradicional de Rio pierde sedes sociales, que se desplazan a Barra de Tijuca, pero adquiere otras funciones, culturales, universitarias, residenciales. Mientras tanto, Barra de Tijuca, que nació como área residencial de clases medias y altas, se convierte en centro terciario de negocios, ya que puede ofrecer gran variedad de servicios atractivos para las sedes sociales. La evolución reciente en Rio ha provocado numerosas refuncionalizaciones de los edificios, industrias convertidas en centros comerciales o culturales, tiendas en las nuevas áreas de consumo que se intentan promocionar.

 

El libro presenta muy bien los cambios en las estructuras portuarias mundiales y el ejemplo de Rio. El puerto de Rio aprovecha las espléndidas condiciones naturales de la bahía de Guanabara, pero es también una construcción humana, está humanamente modificado, con colmataciones, infraestructuras y edificios, y con el desarrollo industrial ligado al puerto, en los barrios de Caja y Sao Cristovao. Las modificaciones del tráfico marítimo, el aumento en la capacidad de los barcos, la extensión del transporte en contenedores, las mejoras en el tratamiento de las cargas, han llevado a la transformación de los viejos puertos que tenían una posición central dentro de las ciudades.

 

En Rio se ha optado por la transformación del viejo puerto con obras de renovación y revitalización urbana, aprovechando el espacio existente y dando nuevos usos a los edificios, a veces de gran valor patrimonial. En todas las ciudades se plantea el problema de lo viejo y lo nuevo, el de qué hacer con lo viejo, si adaptarlo o destruirlo. Lo mismo sucede con los puertos, ahora que es preciso ampliarlos y hacer otros nuevos para adecuarlos a las nuevas formas de transporte.

 

Con mucha frecuencia las áreas portuarias se han mantenido en cierta manera separadas de la ciudad, aunque en posiciones centrales. El alejamiento del puerto es, sin duda, una oportunidad para la ciudad. Las nuevas estructuras portuarias que se han creado en lugares alejados del viejo centro han podido hacer que éste entre en decadencia y abandono. Es necesario aplicar políticas de transformación, pero se duda sobre cuales son las más convenientes.

 

El problema es que, con frecuencia, esos espacios públicos portuarios se reconvierten a usos terciarios y residenciales, y que se hace en beneficio o con predominio de los intereses privados. Usos para clases medias y altas y para visitantes exteriores, turistas que utilizan los equipamientos comerciales, gastronómicos, y culturales. Podía pensarse en usos productivos y equipamientos para el conjunto de personas y de los grupos populares, para la población que ya reside, y muchas veces ligados a las actividades del puerto (estibadores, pescadores, portuarios, obreros industriales). Si la pregunta es qué es lo mejor para los ciudadanos, la respuesta parece clara: hay que contar con ellos. Algunos de esos proyectos de transformación de los espacios portuarios se convierten también en vastas operaciones inmobiliarias. No parecen buenas decisiones, si se tienen en cuenta los intereses de toda la población de la ciudad.

 

Dilemas y alternativas

 

Este libro es en buena parte una síntesis de trabajos publicados y aporta, a la vez, materiales de interés sobre la evolución de Rio de Janeiro. Cuestiona las inversiones públicas para grandes proyectos que benefician solo a una parte de la población de la ciudad, muestra que la iniciativa privada busca generalmente beneficios a corto plazo y se despreocupa de las consecuencias a largo plazo de sus acciones, que trata de atender a la clientela más solvente, sin pensar en toda la población. Cuestiona la utilidad y especialmente el rendimiento social de las grandes inversiones públicas para la transformación de los viejos puertos en áreas culturales y de servicios.

 

Si es cierto que la acción pública facilita a veces la actuación del capital, no podemos afirmar que eso siempre suceda así: depende de la composición de los gobiernos nacionales, provinciales y locales. En todo caso, hay mecanismos para que esas actuaciones públicas se hagan en beneficio de la población, tanto creando oportunidades para el empleo, como buscando la construcción de una ciudad más justa y más habitable.

 

El libro refleja bien los problemas, las dudas y las contradicciones a que se enfrentan hoy los gobiernos de las ciudades. Por un lado, luchando con otras ciudades para atraer inversiones y captar capitales. Por otro, teniendo que atender las necesidades de sus propias poblaciones, mejorando su nivel de rentas, esforzándose por atraer capitales para crear empleos.

 

Aquí se presentan esos dilemas desde una posición crítica, desde una actitud ética, de solidaridad con los más pobres, con los más desvalidos. La construcción de una nueva ciudad más equitativa y solidaria necesita de estudios críticos para el debate. El libro puede ser un buen punto de partida para realizar nuevas lecturas orientadas, y reflexionar sobre Rio de Janeiro y la evolución de las ciudades en general, para pensar en qué ha de hacerse.

 

El papel de los grandes eventos como los Juegos Panamericanos, la Copa del Mundo de  Fútbol 2014 o los Juegos Olímpicos desvían a veces la atención respecto a los retos fundamentales. Un poco más de moderación en los proyectos sería deseable. No son espectáculos, ni ocio ni consumo costoso lo que las ciudades necesitan con urgencia.

 

Libros como este nos permiten y nos obligan a rebasar la crítica y a pensar en alternativas concretas, a realizar propuestas de acción con el examen de los dilemas que existen y de sus implicaciones. A veces los académicos están más motivados para hacer diagnósticos que para realizar propuestas concretas, como se ve en algunos de los autores citados en este libro. Es un primer paso indispensable, pero hemos de pensar más allá. El libro muestra que las presiones de la Academia y del movimiento ciudadano pueden transformar y mejorar los proyectos. Lo que puede conseguirse con mayor participación. Hemos de afirmar y demostrar que eso es posible, con los estudios académicos y con la actuación cívica. Es importante la participación ciudadana en los proyectos que se realizan sobre la ciudad.

 

Las luchas locales tienen mucha importancia y la democracia local también. Se han de intensificar o poner en marcha la coordinación de los movimientos ciudadanos y cívicos de ciudades, especialmente, y en el caso de Rio, de ciudades con grandes proyectos. Se necesita asimismo reforzar una ciencia solidaria al servicio del debate y de las propuestas para la ciudad. Los medios de comunicación disponibles, y la Web 2.0 lo permiten.

 

Hay que mirar al mundo, ver lo que se hace en otros lugares y las políticas que se aplican. Pero se han de tener en cuenta la propia realidad. No seguir acríticamente modelos exteriores, sino partir de lo propio, de las especificidades locales. El camino parece claro, y pasa, tanto para los académicos como para los ciudadanos en general, por el contacto con la realidad social, la información, la investigación y el estudio, el compromiso y la participación.

 

 

Notas

 

[1] Versión castellana de CAPEL, Horacio. As cidades, o consumo e o crescimento de suma cero. Prólogo al libro de Alvaro FERREIRA, A cidade no Século XXI: Segregação e Banalização do Espaço, Rio de Janeiro: Editora Consequência, 2011, p. 15-27. El título inicial del citado libro era O Rio de Janeiro no século XXI: morte e vida da velha zona portuária.

 

 

 

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[Edición electrónica del texto realizada por  Miriam-Hermi Zaar]


Ficha bibliográfica:


CAPEL, Horacio. Las ciudades, el consumo y el crecimiento de suma cero. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 5 de julio de 2011, Vol. XVI, nº 930.<http://www.ub.es/geocrit/b3w-930.htm>. [ISSN 1138-9796].