Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales 
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9796]
Nº; 96, 10 de junio de 1998

Epistemología del trabajo de campo en geografía: problemas en torno a la construcción de los datos.

Cora Escolar 


PRESENTACION

El objetivo del presente artículo(1) es explicitar algunas reflexiones que, aparentemente, se sitúan a contra-corriente de las prácticas de investigación que llevan a cabo algunos cientistas sociales y, simultáneamente tratar de recobrar las discusiones y ciertas tendencias dominantes de las cátedras de Epistemología de la Geografía y Metodología de la investigación que tengo a mi cargo en el Departamento de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA(2) .

De hecho, el presente texto se inscribe en una propuesta epistemológica, el constructivismo, que como dice Rolando García (1997:17) "surge como una alternativa frente al apriorismo (. . .) y frente al empirismo dominante en la primera mitad del siglo". Siguiendo al autor mencionado coincidimos en que no es fácil definir el constructivismo, pero, hecha esta salvedad, creemos que una buena aproximación es la concepción de "la investigación como un proceso de construcción de conocimiento: de esta manera contruímos el constructivismo, y es sólo en el proceso de su construcción que se pone en evidencia su sentido" (Rolando García, 1997).

Nuestro propósito es mostrar esta unidad de problemática y esbozar el campo de investigación metodológica que se abre en los llamados "trabajos de campo" en Geografía como en las ciencias sociales en general. Nos motiva una provocativa reflexión de Giddens (1995: 388-389) "¿Y qué, en devolución, pueden aprender los geógrafos de los sociólogos?. Quizás bien poco, puesto que en los últimos años los geógrafos han tomado buena nota de los debates y los problemas actuales de la sociología. Pero un aporte posible es ayudar a quebrar el supuesto de que pudiera existir una "ciencia del espacio" separada. En geografía humana, formas espaciales son siempre formas sociales".

Entendemos que lo importante es generar conocimientos y pretendemos rebasar el nivel epistemológico y centrarnos en la discusión de criterios metodológicos para la construcción de conocimientos. En este sentido, creemos firmemente que sólo se puede hacer análisis epistemológico al interior de un proceso de investigación. Desechamos las posturas que hablan de intervención epistemológica a-priori, por fuera y normativamente en cada proceso de investigación, es decir, el supuesto de la posibilidad de una epistemología formal que actuara como andamiaje lógico de toda práctica científica concebible pautando su modus operandi. Sustentamos la idea de que todo trabajo de investigación se inscribe dentro de una opción epistemológica y, esto implica una decisión no sólo teórica sino también político-ideológica (3).

Esta suerte de rodeo teórico nos permite plantear principios de vigilancia epistemológica (Bourdieu et al, 1973; Escolar y Besse, 1996) que parten del reconocimiento de que todo trabajo de investigación se inscribe dentro de "paradigmas" u "opciones epistemológicas". Lo que muchas veces se olvida es que los diversos paradigmas presuponen cierta coherencia entre supuestos metateóricos sobre el conocimiento y "lo real" y la "perspectiva" del conocimiento (Foucault, 1980 ;Olivé, 1988; Saltalamacchia, 1992).

Otro postulado fundamental es la inseparable relación entre objeto, teoría y método. Para ello partimos del supuesto de que la teoría provee el sistema de conceptos desde los cuales se organiza la producción de conocimientos. Aquí lo que deseamos plantear es la necesidad de diseñar un proceso de investigación cuyo efecto sea la construcción-reconstrucción de la arquitectura del saber –lo cual exige la ardua tarea de expicitar lo implícito en todo sistema de pensamiento. Este ordenamiento de lo implícito y su articulación con lo explícito aparece, generalmente, tanto en los supuestos utilizados, como en las formas de derivación y el instrumental formal construído, como en los problemas que son tales para cada lectura metodológica. En consecuencia, no sólo se trata del sistema de ideas, sino también de los mecanismos de manipulación de los objetos; del instrumental requerido y empleado, y cómo es usado en operaciones diversas que van desde la observación , control de la experimentación y predicciones.

De esta manera, nuestra primera preocupación situará en un plano secundario –como derivados- los problemas instrumentales o técnicos (4).

A nuestro entender, la unidad entre Teoría, Método y Técnica aparece determinada por el modo particular que cada investigador tiene de relacionarse con el objeto de estudio que construye. Dicho de otra manera, por el paradigma que orienta el proceso de delimitación y construcción teórica del objeto de conocimiento.

Siguiendo a Zemelman (1987) problematizar es cuestionar y reformular, y, a la vez, es un proceso de búsqueda de relaciones posibles. De esta manera el problema eje permite pensar en un primer momento, que los conceptos acuñados por distintas corrientes disciplinarias podrán ser utilizados teóricamente en el proceso de construcción del objeto de investigación que se proponga cada uno.

Comenzamos a pensar, en este punto, en los conceptos ordenadores (Zemelman (1987; Saltalamacchia,1992) cuya función es la reconstrucción de "lo real" a partir de la deconstrucción/construcción de conceptos provenientes de distintas teorías que en un primer momento cumplirán una función heurística como primera aproximación o descripción del eje problemático.

Los conceptos ordenadores tienen una función de búsqueda de relaciones posibles, para lo cual deben desarticularse de los corpus teóricos de los cuales provienen. A partir de esta desarticulación conceptual se trata de hacer una lectura problematizadora del concepto, tanto en su contenido como en sus relaciones y jerarquías con otros conceptos.

En este proceso de búsqueda de relaciones posibles la idea es permitir una primera aproximación al universo empírico del área y nivel respectivo, siempre en un doble juego entre problematización y búsqueda de relaciones (Zemelman, 1987).

La articulación de los conceptos ordenadores básicos radica en la posibilidad de traducirlos en indicadores "empíricos" cuya función no es la "verificación" del propio concepto sino "la reafirmación o el descubrimiento de nuevas relaciones entre los conceptos" (Zemelman, 1987). Esta operación supone la función de mediación a través de otros conceptos. Es decir, operacionalizar para aproximarse y reconstruír la realidad y no para verificar una realidad dada.
 

La tensión teoría-realidad como encuadre de la construcción del dato.
 

Abordar este aspecto de nuestra propuesta requiere explicitar los presupuestos epistemológicos-ontológicos que la fundan: primero, que sólo a través de la mediación se pueden construir otros conceptos. Segundo, que el dato siempre es construido y que adquiere sentido sólo en función del problema de investigación. Tercero, que la definición del significado concreto del dato pasa por la determinación del contexto de su construcción en la realidad.

Estos supuestos están en la base del enfoque que venimos sosteniendo, según el cual es a partir del planteo de un problema que adquiere direccionalidad la descripción articulada, es decir la búsqueda de relaciones posibles entre los conceptos a partir de la problematización de los mismos.

Frente a la definición positivista que atribuye sentido empírico a los enunciados empíricos si y sólo si es posible traducirlos a un lenguaje empírico, ya Popper señala que la ciencia no puede reducirse a lo perceptual sensorial (experiencia para Popper). Una de las razones de esta limitada concepción del positivismo en torno del sentido de los enunciados descansa en la débil y poco adecuada problematización de la relación entre sujeto y objeto de investigación, y en el descuido del carácter de problema involucrado en la observación.

En la misma dirección y desde una perspectiva diferente al logicismo metodológico, autores como Piaget plantean que no hay sensación pura, y que tampoco la percepción es innata y ponen enfásis en la acción como proceso de asimilación del mundo por el sujeto que construye el propio objeto de conocimiento (Piaget, 1978).

De manera similar, la fenomenología pone el acento en la vivencia que del fenómeno tiene el sujeto, es decir, el modo como aparece el objeto al sujeto que lo experimenta.

Desde una perspectiva constructivista lo empírico es considerado como resultado de la relación entre el sujeto y lo real, relación determinada históricamente en términos culturales y linguísticos. Pero simultáneamente reconoce en el dato un componente de realidad, que, de algún modo, le es propio y se nos escapa. Es decir, durante el proceso de investigación se produce una triple tensión: por una parte de la teoría que pide determinados datos; por otro, la propia subjetividad del investigador; y también la realidad que existe independientemente del proceso de investigación. La complejidad de esta interacción es tanto mayor cuando se considera que el proceso de investigación es simultáneamente el proceso de construcción del objeto.

Llegados a este punto, se recorta un concepto clave en nuestro discurso: el de mediación. E intentaremos caracterizar la relación mediada para referirnos a la construcción del dato.
 

La construcción del dato.
 

Abordar la construcción del dato desde la noción de relación mediada supone una adecuada reflexión crítica respecto de la relación entre los dado y el dato (Prada, 1987).

Así, "un objeto de investigación, por más parcial y parcelado que sea, no puede ser definido y construido sino en función de una problemática teórica que permita someter a un sistemático examen todos los aspectos de la realidad puestos en relación por los problemas que le son planteados" (Bourdieu et al., 1975).

De esta manera, el objeto se construye deliberada y metódicamente y la construcción de la información se corresponde siempre con las preguntas que se le formulen a lo real.

Para Gastón Bachelard el sentido del vector epistemológico va de lo racional a lo real (Bachelard, 1984). Bourdieu y otros rescatan esta perspectiva y sostienen que lo real sólo responde si se lo interroga. Es decir, que a lo real se lo interroga desde alguna perspectiva teórica -también seleccionada deliberada y racionalmente-. Es así que las relaciones que se establecen en el trabajo de campo responden necesariamente a una construcción de lo real por parte del investigador. Más aún, a una selección de una parte de lo real a partir de una selección de una parte de la teoría y de los conceptos ordenadores que conforman el modelo teórico que sirve como orientador.

Ahora bien, esos conceptos ordenadores requieren ser mediados, es decir, conceptualizados sucesivamente hasta lograr una articulación mediada que nos permita la apertura al campo.

Lo real resulta así un recorte epistemológico efectuado por el investigador, recorte que descansa en y remite a una socialización cognoscitiva del objeto. Esta concepción difiere fundamentalmente del empirismo que entiende al conocimiento como visión -como descubrimiento- o, en palabras de E. De Ípola "como una operación de lectura (literal para el empirismo vulgar; interpretativa, para el empirismo crítico) del mundo natural y social". (De Ípola, 1982) (5).

Según Zemelman, la epistemología tendría una función delimitadora de espacios o recortes problemáticos y la teoría pretendería articular esos recortes -a través de los conceptos ordenadores. La interacción entre ambos niveles, epistemológico y teórico, produce(empleando flexiblemente la expresión) la construcción del objeto.

Lo que nos interesa focalizar aquí es el hecho de que el dato no es lo dado. Que el dato se construye a través de una perspectiva y, que en consecuencia, la obtención de información a través del mismo, no necesariamente sirve como "verificadora de hipótesis".

De hecho, siendo el dato una construcción del investigador, implica un recorte singular, que excluye otras formas de aprehensión de lo real. En consecuencia, es un recurso metodológico elaborado en cada proceso de investigación para la comprensión de lo real.

En la aprehensión de la realidad el pensamiento ordena "lo real". En este sentido, el pensamiento es provocado por lo real a planteárselo. Pero plantearse lo real no es resolverlo ni conocerlo.

Así, esta epistemología que explicita la relación entre el sujeto y lo real tiene un doble y llamativo impacto: de una parte, en tanto recorte crea y ordena lo real, y a la vez en sí misma es tan solo un nuevo discurso sobre lo real (6).

En el transcurso de este mismo proceso, el investigador al conocer se transforma y su conocimiento de lo real es también un nuevo conocimiento de un real que ya no es el mismo que se planteó inicialmente. Este doble movimiento, debe ser vigilado en todo el proceso de investigación. De esta manera estamos ante una relación dialéctica: lo real informa a la teoría y la teoría permite percibirlo, formularlo y dar cuenta de él.

En este momento es cuando estamos ante la constitución de las hipótesis que van a permitir a través de sus desdoblamientos la reconstrucción de lo real. Podríamos decir que las hipótesis son el proyecto elaborado por una teoría para un real. La producción de conocimientos se inicia en el momento en que la parte de la teoría seleccionada y que efectúa el recorte y construcción de lo real da acceso a este real –que es tan sólo una parte de lo real-, la que ha sido justamente recortada desde la interacción entre epistemología y teoría.

Así vemos que lo real participa del proceso de construcción de conocimientos a través del proceso de su propia construcción mediante los conceptos ordenadores que configuran la descripción articulada. Queda en evidencia en esta lógica que si bien el pensamiento no opera sino con conceptos, se confronta permanentemente con lo real, dando "pistas" a través de un reconocimiento precario.

Hasta aquí esta incursión trató de resumir nuestra reflexión cotidiana basada en una preocupación epistemológica y metodológica respecto del problema del trabajo con datos. Un momento posterior en esta reflexión debería abordar tanto lo referente a la construcción de técnicas para obtener información cuanto a las posibilidades de procesarla para construír datos.

Siguiendo a Giddens(1995) los datos sociales están siempre llenos de intencionalidad y determinados estructuralmente.

No hay normas específicas para construír el trabajo de campo. La motivación de este artículo es invitar a reflexionar sobre las prácticas específicas que implican el trabajo de campo en las ciencias sociales en general y en la geografía, en particular.
 

Conclusiones.
 

Como conclusiones generales podemos señalar por una parte, la necesidad de cuestionar epistemológicamente los métodos y las técnicas intervinientes en el trabajo de campo; por otra parte, afirmar que los procesos de construcción de los datos -en las diversas disciplinas sociales y, por lo tanto y también en las prácticas de investigación geográficas-, se encuentran sometidos a desafíos epistemológicos y metodológicos similares. Deseamos señalar que esta afirmación debería ser tomada como una dirección que creemos adecuada y fructífera para encaminar el debate, y no como conclusión definitiva: es más un punto de partida para nuevos caminos de reflexión sobre nuestras disciplinas, que un punto de llegada de razonamientos que serán superados por la propia lógica de la crítica epistemológica.

La fecundidad de tal debate requiere de mucha investigación y de un diálogo serio entre la geografía y las demás ciencias sociales, en la búsqueda de puntos de contacto y el respeto a las especificidades respectivas, y en la ejercitación de una voluntad de vigilancia respecto del eterno retorno de los preconceptos y otros vicios propios de nuestra no siempre crítica práctica de investigación.
 

 Notas

(1)  Este artículo fue presentado inicialmente como ponencia en el Congreso "Territorios en redefinición. VI Encuentro de geógrafos de América Latina", Buenos Aires, en marzo de 1997. 


(2) Mencionamos este hecho ante todo para justificarnos por las modificaciones que introdujimos a algunos artículos anteriores y porque entendemos que la riqueza de trabajar en equipo de cátedra y de investigación es imposible de reemplazar.

(3) Es así que podemos entender también a la reflexión epistemológica como la intervención de la política en el interior de la práctica científica. La construcción de conocimientos es, entonces, génesis, actividad persuasiva para lograr la aceptación de la nueva perspectiva y de los nuevos contenidos y validación por parte de los colegas. 

(4) “Preguntarse qué es hacer ciencia o, más precisamente, tratar de saber qué hace el científico, sepa éste o no lo que hace, no es sólo interrogarse sobre la eficacia y el rigor formal de las teorías y de los métodos, es examinar a las teorías y los métodos en su aplicación para determinar qué hacen con los objetos y qué objetos hacen” (Bourdieu, 1975:25).


(5) E. De Ipola propone en el capítulo 1. "Crítica de la teoría althusserista sobre la ideología", la diferencia entre empirismo vulgar y empirismo crítico, sosteniendo que este último cuestiona la “ingenuidad” del empirismo vulgar, ingenuo, al “contentarse con las apariencias”. En realidad, esta es una variante del empirismo que permanece presa de sus supuestos básicos.

(6) Cuando hablamos de lo real nos referimos a lo “real científico” de que habla  Bachelard. Parafraseando a este autor el conocimiento es una razón confirmada.
 

BIBLIOGRAFÍA .

BACHELARD, G. La formación del espíritu científico, México: Siglo XXI. 1984.

BOURDIEU, P. et al. El oficio de sociólogo, México: Siglo XXI, 1986.

CERRONI, U. Metodología y ciencia social. Barcelona: Ediciones Martínez Roca. 1971.

DE ÍPOLA, E. Ideología y discurso populista. México: Folios Ediciones, S.A. 1982.

ESCOLAR, C. Y J. BESSE. "De los problemas del método a los métodos cualitativos en geografía" en Cuadernos de epistemología y metodología. Métodos cualitativos, Nº 1, Departamento de Geografía, OPFYL, UBA. 1996.

FOUCAULT, M. La verdad y las formas jurídicas. Barcelona: Editorial Gedisa, 1991.

GARCIA, R. (1997). La epistemología genética y la ciencia contemporánea. Barcelona: Editorial Gedisa. 1997.

GIDDENS, A. La constitución de la sociedad. Bases para la teoría de la estructuración. Buenos Aires: Amorrortu. 1995.

OLIVÉ, L. Estado, legitimación y crisis. Crítica de tres teorías de Estado Capitalista y de sus presupuestos epistemológicos. México: Siglo XXI. 1988

POPPER, Karl.  "La lógica de las ciencias sociales" en Popper, Adorno et al. La lógica de las ciencias sociales. México: Grijalbo. 1969.

SALTALAMACCHIA, H. Historia de vida. Puerto Rico: Esmaco Printers Corp. 1992.

ZEMELMAN, H."Razones para un debate epistemológico" en: Método y teoría del conocimiento. Un debate. Revista Mexicana de Sociología. Año XLIX/Vol. XLIX/Núm.1. Enero-Marzo. 1987.
 
 

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