Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XVII, nº 962, 15 de febrero de
2012
[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]



EMPRESARIADO ÉTNICO Y FORMACIÓN DE ENCLAVES COMERCIALES:
EL PAPEL DE LAS REDES SOCIALES
EN EL CASO DE LA CALLE DE SANT PAU EN BARCELONA

  

Sofia Pagliarin
Estudiante de doctorado en la Universidad de Milán Bicocca, Italia
pagliarin.sofia@gmail.com

Recibido: 30 de octubre de 2010. Devuelto para revisión: 15 de diciembre de 2010. Aceptado: 15 de julio de 2011. 


Empresariado étnico y formación de enclaves comerciales: el papel de las redes sociales en el caso de la calle de Sant Pau en Barcelona (Resumen)

Las redes sociales presentes en un grupo étnico se consideran una variable determinante para la formación de enclaves étnicos y comerciales especializados. El empresariado étnico, considerado como uno de los efectos de las redes sociales, privilegia unos sectores comerciales respecto a otros, y proporciona canal económico para definir la identidad social y cultural de los grupos inmigrantes. Calle Sant Pau en Barcelona se presenta como caso ejemplar de estos fenómenos, siendo una calle comercial y étnicamente segregada respecto a un servicio específico, o sea la venta y la reparación de móviles por parte de Pakistaníes.

Palabras clave: empresariado étnico, redes sociales, Calle Sant Pau, comercio étnico, Raval, móviles y telefonía, enclaves.


Ethnic enterpreneurship and the formation of commercial enclaves (Abstract)

In this paper, social networks found in ethnic social groups are considered to be the key factor to explain the appearance of ethnically and commercially specialized enclaves. Social networks provide to the immigrant some specific ways to become an ethnic enterpreneur (ethnic trade shops), by a process of selection and imitation. In a way, ethnic shops become a means by which immigrants can also build up their identity in the guest country. I suggest that Sant Pau Street in Barcelona represents an extreme case of both aspects, given that it constitutes an ethnical and commercial enclave, highly segregated from the rest of the city in relationship to the specialized sale of mobile phones and the pakistani ownership of these shops.

Key words: ethnic enterpreneurship, social networks, Sant Pau street, ethnic trade shops, Raval, mobile phones, enclaves.


Las redes sociales y el fenómeno de la segregación comercial y étnica: el caso de una calle

En este trabajo, las redes sociales se consideran como factor determinante en la formación de áreas comercialmente y étnicamente segregadas en el entorno urbano. Por segregación comercial se entiende la agrupación de tiendas similares en una zona específica de la ciudad, en cuyo conjunto los comercios que manifiesten elementos comunes, en relación con el tipo de producto vendido o al sector de referencia, resultan numéricamente significativos. Las actividades comerciales pueden estar polarizadas alrededor de unas áreas o a lo largo de ciertas calles, las cuales se pueden delimitar claramente en la trama urbana respecto al resto de la ciudad. Históricamente, este fenómeno se ha hallado también en las calles medievales, cuya especialización comercial según los gremios determinaba la topografía de las calles y la organización de la trama urbana. Es importante destacar que estas concentraciones comerciales podían ocurrir en una zona delimitada de la ciudad, y también a lo largo de unas calles específicas, en las cuales se podían encontrar los artesanos dedicados a la producción de productos específicos. Lo que actualmente está ocurriendo en las ciudades europeas es que este fenómeno histórico de concentración comercial adquiere además otra connotación. La novedad que caracteriza actualmente el fenómeno de la segregación comercial es su conexión con una paralela segregación étnica de los comercios, regidos por inmigrantes. Así, es posible hablar de segregación comercial y étnica. Este ámbito es particularmente relevante en la actualidad, ya que el abanico social, cultural, étnico, político y económico de los actores sociales urbanos se ha grandemente ampliado, según unas tendencias que se pueden reconocer, con diferencias locales, en todas las ciudades europeas.

En este artículo, se tratará del fenómeno de la segregación comercial y étnica en las ciudades europeas considerando el caso de una calle en concreto: la calle Sant Pau en Barcelona. El enfoque al caso de una calle para explicar este fenómeno quiere destacar la relevancia que las concentraciones étnicas y comerciales a lo largo de vías proporcionan al debate internacional sobre este ámbito en concreto, ya que otras ciudades europeas presentan fenómenos similares, como Via Padova en Milán (Italia) o Möllevången en Malmö (Suecia). En estas ciudades europeas (Barcelona, Milán, Malmö), como también en otras, es posible delimitar unas calles en concreto por albergar una fuerte concentración de establecimientos, además de ser regidos en su casi totalidad por inmigrantes.

El estudio de una calle en específico, como es él que se presenta a continuación sobre la calle Sant Pau en Barcelona, contempla también implicaciones más generales, ya que permite captar algunas de las transformaciones que ocurren en la ciudad en su conjunto, como ya se demostró en otros estudios clásicos[1]. Tal y como propuso Manuel de Terán en su análisis, la calle objeto de estudio se puede dividir en tramos, distintos y reconocibles por sus diferencias respecto sobre todo a su composición social y a las actividades económicas allí ubicadas. El objetivo es identificar su trayectoria histórica y entender, a través de quienes habitaron la calle y trabajaron en ella, el papel que la calle desempeña en la configuración histórica y actual del paisaje urbano de una ciudad:

“La distribución de la población a lo largo de la calle y su diferenciación socio-profesional, las funciones residencial, urbana.... todo lo que constituye su contenido estructural y funcional encuentra expresión en la forma y fisionomía que en el transcurso de una historia, ya larga, han modelado los afanes y quehaceres de muchas generaciones de hombres y que hoy representan uno de los mayores rasgos configurativos del paisaje urbano...” (de Terán 1961).

Analizando la composición social y económica de la calle es posible revelar el papel que ésta desempeña jerárquicamente respecto a otras áreas de una misma ciudad. En este artículo, no es intención proponer una detallada evolución histórica de una calle, sino más bien fotografiar la situación específica de la calle Sant Pau respecto al fenómeno concreto de la segregación comercial y étnica. Inspirándose a la metodología utilizada por de Terán, el análisis relacionado con la calle Sant Pau ha implicado el recuento de los comercios que se localizan en su longitud, destacando el tipo de comercios y su propiedad, e identificando unos tramos cualitativamente distintos para obtener una descripción social y económica que la calle actualmente ofrece. Así, también se puede entender el papel que la calle Sant Pau desempeña para el conjunto de la ciudad de Barcelona y, más en específico, para su barrio de pertenencia, el Raval. También se ha tomado en consideración la calle según la perspectiva que Jane Jacobs[2] propone en su artículo, o sea utilizar la observación de una calle como punto de partida para hacer consideraciones más generales sobre la ciudad en su conjunto y, en concreto, a su vitalidad y al “estado de salud” del entorno urbano.

En particular, la especificidad y la relevancia de la calle Sant Pau residen en el hecho de que a lo largo de esta calle, no sólo se concentran comercios regidos por una misma nacionalidad extranjera (pakistaníes), sino que también ofrecen unos productos y servicios específicos y muy afines, o sea la venta y reparación de móviles. Por lo tanto, la calle Sant Pau resulta ser particularmente interesante por presentar los extremos de ambos atributos propios de la segregación comercial y étnica. Por el aspecto comercial, a lo largo de esta calle se concentran muchos comercios del mismo tipo, que además venden los mismos productos y ofrecen los mismos servicios (venta y reparación de móviles), y por el aspecto étnico, ya que estos establecimientos están regidos en su totalidad por pakistaníes.

Este artículo se estructura en dos partes: en la primera, se introducen los marcos conceptuales a través de los cuales, en la segunda, se abordará el análisis del caso específico de la calle Sant Pau. En la primera parte, se tomará en cuenta el concepto de comercio étnico[3], proponiendo su definición e intentando explicar también su formación para entender como está conectado con la formación de enclaves comerciales y étnicos. Como veremos, el comercio étnico está relacionado con la inmigración y necesita de proximidad física entre compatriotas para poder aparecer. El comercio étnico está relacionado con el concepto de empresariado étnico (la traducción del término inglés ethnic entrepreneurship) según cuanto destaca del trabajo de Masurel, Nijkamp, Tastan, Vindigni[4], Werbner[5] y Oso y Ribas[6], a su vez relacionado con otros autores, como Wilson y Portes[7]. A continuación, se tratará de la influencia del marco legal y normativo en la formación de estos enclaves étnicos y comerciales, en relación sobre todo a la concesión de licencias y al tipo de gestión con la que estos comercios se rigen[8]. En la segunda parte del trabajo, se recalcarán estas herramientas teóricas generales para aplicarlas al contexto específico de la calle Sant Pau, destacando así su relevancia y su especificidad como caso ejemplificativo de un tipo extremo de segregación comercial y étnica. Antes de todo, se presentarán unos datos sobre la calle Sant Pau, en relación con su ubicación en el barrio del Raval, localizado en el casco antiguo de Barcelona. Para ello, se tomarán en cuenta los datos propuestos por Fundació Barcelona Comerç[9] y por el estudio sobre el comercio étnico del Raval realizado por Pau Serra del Pozo[10], además de otros autores[11]. Tras haber situado espacialmente la calle Sant Pau, se analizarán los tipos de comercios allí localizados y relevados empíricamente, y el marco legal que ha producido la particular segregación comercial y étnica de este eje comercial, según presentado en la primera parte del trabajo.

A lo largo del texto, y como temática principal de fondo, se hará continua referencia a las redes sociales como factor explicativo determinante para poder entender la formación del comercio étnico y la paralela aparición de enclaves étnicos. Es decir, se propone una explicación de tipo social (redes sociales) de un fenómeno económico urbano, la concentración comercial[12]. Existen diferentes teorías y estudios analíticos sobre la importancia de las redes sociales, denominadas teorías de las redes sociales, o network analysis. En síntesis, el análisis de las redes sociales corresponde a un conjunto de técnicas muy finas, elaboradas a partir de los años ’50, para relevar la estructura de las relaciones sociales en un grupo (análisis sociocéntrico) o que un individuo teje (análisis egocéntrico). El análisis de las redes sociales implica sea complejas elaboraciones estadístico-matemáticas, sea representaciones gráficas, y se diferencia en contenidos y perspectivas de investigación según su escuela de pertenencia: la Escuela de Manchester (perspectiva antropológica) y la Escuela de Harvard (perspectiva estructuralista), organizada alrededor de Harrison White y, actualmente, Granovetter[13].

En este trabajo, lo que se quiere enseñar es la relevancia del estudio de la Calle de Sant Pau por los fenómenos sociológicos que en ella ocurren, y que pueden ser analizados eficazmente a través del análisis de las redes sociales. En esta sede, nos referiremos solamente al valor heurístico del concepto, más que a sus aspectos formales relacionados con el análisis estadístico-matemático y a la representación gráfica de las redes sociales, posponiendo de momento este nivel formal de investigación a un futuro análisis. Esta elección se debe a dos razones principales: en primer lugar, el carácter teórico, exploratorio y preliminar de este trabajo, y en segundo lugar, el análisis de las redes sociales como técnica corresponde a una elección metodológica en consecuencia de precisos planteamientos teóricos, los cuales se desarrollarán a lo largo de este trabajo. En otras palabras, aunque el análisis de las redes sociales proporcione una imagen de la estructura de un grupo, el contenido y la identidad de los miembros del grupo no se explica a través de su “posición”, ni ésta se explica por el análisis de las redes (que “ubican” los individuos, pero no dicen por qué se ubican allí), ya que el network analysis es una técnica que no debe sustituirse a sólidos planteamientos teóricos[14]teóricos. En este artículo, se utilizará el concepto de red social en la forma que Randall Collins [15] ha propuesto, o sea su uso como teoría general que pueda explicar fenómenos sociales y económicos, sobre todo relativos a la estratificación social de los grupos.

Las redes sociales se consideran aquí, específicamente, según el valor desu contenido. En otras palabras, más que describir gráficamente la forma que las redes sociales toman, se considerará más bien el contenido (las informaciones) que se trasmiten a través de estas redes[16]. En este artículo se sugiere que las informaciones que circulan al interior de las redes sociales entre inmigrantes, les permiten de convertirse en empresarios étnicos con mayor facilidad. Pero el caso de la calle Sant Pau es particularmente interesante porque las informaciones transmitidas a través de las redes sociales no sólo han sido los trámites a través de los cuales se ha podido crear un comercio étnico a lo largo de la calle Sant Pau, sino que además han creado un proceso de imitación entre comercios, tanto como para formar una zona segregada étnica y comercialmente, según el tipo de propiedad y también de tiendas establecidas. Como subraya también Bott en su estudio clásico[17], los contenidos de las redes sociales se estructuran espacialmente, y en especial modo en condiciones de cercanía. Las redes sociales entonces adquieren su valor cuando se consideran en un contexto específico, en este caso caracterizado por la vecindad especial.

Las teorías sobre las redes sociales poseen un alto poder explicativo, en cuanto toman en consideración el status socio-económico y las características de los individuos (o de los grupos sociales) para determinar el tipo de ubicación del mismo en la sociedad. La determinación de la “telaraña” en la que los individuos (o grupos sociales) están involucrados implica la individuación de la estructura más amplia del grupo al que el individuo pertenece, y constituye el “contenido” de la estratificación social. Las redes sociales se entienden, en este trabajo, como las relaciones que el individuo establece con su grupo más próximo; se trata entonces de considerar el nivel microsocial (a nivel del individuo y de los grupos reducidos) para poder explicar unos fenómenos que ocurren a un nivel superior, denominado macrosocial, o sea relativos a la estructura social más general (de una más amplia colectividad). Es preciso considerar las relaciones que un individuo estructura, y las relaciones de los individuos del mismo grupo social en su conjunto, para obtener un cuadro analítico del fenómeno que se intenta explicar.

En síntesis, la hipótesis presentada en este trabajo sostiene que la formación de áreas con fuerte segregación étnica y comercial se debe al contenido de las redes sociales que actúan dentro de un determinado grupo social[18]. En las conclusiones, se identificarán los caracteres propios de la calle Sant Pau como ejemplo extremo de segregación comercial y étnica, remarcando las redes sociales como factor clave en su formación, y sugiriendo también su fuerte conexión con los procesos de definición de identidad étnica[19].


La formación de áreas de segregación comercial y étnica

Según la perspectiva propuesta en este artículo, la segregación comercial de actividades similares o que ofrecen los mismos productos, no es un fenómeno social nuevo en la historia de las ciudades. Como ejemplo histórico, podemos hacer referencia a las calles comercialmente especializadas de las ciudades medievales, en las que las categorías profesionales y los gremios se reunían a lo largo de una misma calle o de una zona en concreto, y cuya estructura aún permanece en la toponimia actual (como por ejemplo, en Barcelona, carrer dels Tallers, carrer dels Mercaders -comerciantes-, carrer de l’Argenteria, carrer dels Metges -médicos- o las más conocidas Ramblas: de las Flores, dels Caputxins, etc.). Mencionando esto se quiere reforzar la consideración de que la especialización comercial no es un fenómeno nuevo que se encuentra sólo actualmente en las ciudades europeas, sino que es (y era) una tendencia bastante recurrente en la organización espacial de los comercios de las ciudades. Lo que es nuevo actualmente es la conjunción entre la aparición de áreas comercialmente especializadas y caracterizadas además de una fuerte segregación étnica. La diferencia entre la especialización comercial callejera de la Edad Media y el monoenfoque comercial y étnico de algunas calles en las ciudades de hoy reside en la composición de sus comercios, los cuales tienden a ser regidos no por asociaciones profesionales (gremios) sino por una concentración de propietarios inmigrantes, que disfrutan de las ventajas profesionales que las redes sociales entre su comunidad les brindan a la hora de abrir y gestionar un comercio propio.

La formación de estas áreas caracterizadas por segregación comercial y étnica pueden explicarse por el aparecer de dos distintos fenómenos: el comercio étnico y el empresariado étnico. Estos dos elementos están relacionados por ser uno (el comercio étnico “material”, o sea las tiendas étnicas que se ubican en la ciudad) el producto del otro (el empresariado étnico es, como veremos, una actitud individual del inmigrante). Ambos concurren con la polarización de tiendas regidas por parte de inmigrantes, ya que tienden a concentrarse en áreas específicas de la ciudad o en calles delimitadas, según esa especialización comercial ya reconocible históricamente. Los comercios étnicos corresponden a esos establecimientos cuya propiedad de gestión (que no implica la propiedad del local) pertenece a personas inmigrantes, independientemente de los productos y los servicios que allí se pueden encontrar (los cuales pueden no ser “étnicos”). La actividad de estos comercios puede contemplar un amplio abanico de productos y servicios, o pueden especializarse en la oferta de unos pocos. Según la definición de Serra del Pozo[20], que hace referencia a los estudios de Beltrán y Saíz López[21], por comercio étnico se entiende aquellas empresas de servicios y comercios cuyos propietarios son extranjeros, independientemente de la nacionalidad de la clientela y del status jurídico del dueño (extranjero con permiso de residencia o nacionalizado español). Para otro autor, el comercio étnico como actividad gestionada por inmigrantes extranjeros se compone por los establecimientos de productos propios de la comunidad inmigrante, sea de tipo intrínseco (alimentación, religión, ocio), ya sea de tipo derivado (locutorios, envío de dinero, agencias de viajes,...), o sea de tipo inducido, para proveer a las necesidades de variados sectores (la construcción, la venta al por mayor, etc.)[22].

Según la bibliografía utilizada para este artículo y mencionada anteriormente, los comercios étnicos se forman por ser un canal privilegiado de los inmigrantes hacia la movilidad social ascendente[23]. La apertura de comercios étnicos por parte de inmigrantes depende de sus aptitudes emprendedoras demostradas a lo largo de su proyecto migratorio[24]. Por proyecto migratorio se entiende todas esas expectativas y objetivos que acompañan al inmigrante antes, durante y después (por si terminara) de su estancia en el extranjero. En general, la oportunidad de apertura de un negocio propio se presenta después de algunos años trabajando como empleados, y a menudo en una situación de irregularidad. La decisión de los inmigrantes de hacerse autónomos depende de varios factores, como la voluntad de salir de una situación de precariedad, la posibilidad de disfrutar de una ayuda estatal y/o familiar, la disponibilidad de ahorros personales, o la oportunidad de conseguir la reagrupación familiar. El “salto” actuado para fundar un negocio propio se debe también a la mala experiencia como trabajador asalariado (explotación, malos tratos, humillaciones), aunque estas primeras experiencias permiten a los inmigrantes de aprender una profesión, entender el entorno laboral del país de acogida, para finalmente, y sobre todo con ayudas familiares, poder ser dueños de un negocio propio. Además, los inmigrantes que abren su propia empresa, muchas veces son cualificados a nivel de formación, pero sus habilidades y capacidades no están reconocidas en el país de acogida[25]. Se encuentran en una situación en la que pueden tener mucho capital humano (educación, formación, experiencia profesional), pero poseen un reducido capital social (personas autóctonas conocidas, limitados recursos informales) a utilizar para tejer redes sociales útiles para abrir sus negocios[26]. El apoyo necesario a la apertura de un comercio tiene entonces que ser recuperado a través de otros itinerarios, por ejemplo, la familia y los amigos, y también los ahorros individuales o la posibilidad de insertarse en un nicho de mercado, quizás abierto por parte de otros compatriotas. Salaff et al.[27] denominan esta aptitud de los inmigrantes en hacerse autónomos como “empresarios étnicos” o “empresariado étnico” (ethnic enterpreneurship).

Pero ser apto y proactivo no es suficiente; o sea, el empresariado étnico no es un factor que por sí solo permite a los inmigrantes de gestionar un negocio propio. Como ya se mencionó, existen otros factores, como la familia, los compatriotas y los amigos (también compatriotas) que “echan una mano” en el negocio personal y privado de un inmigrante. Estas “ayudas” corresponden a las ya nombradas redes sociales, que permiten extraer recursos útiles para alcanzar un objetivo en concreto, en este caso para la apertura de un negocio autónomo, algo que difícilmente podría hacer el individuo solo, sin el apoyo social y económico de estas redes. El estudio de Salaff et al.[28], como otros[29], identifican en las redes sociales informales y en la cultura tradicional de procedencia los factores claves que permiten la aparición del empresariado étnico. Estudios sobre el empresariado de inmigrantes de Bangladesh, Pakistán e India en el Reino Unido demuestran que los mismos se apoyan en recursos a los que se puede acceder sólo por vías informales, o sea el capital social que se puede activar a través de compatriotas conocidos y de informaciones que circulan dentro de un determinado grupo étnico entre los mismos inmigrantes[30].


Comercios étnicos, proximidad física y redes sociales

Por lo dicho anteriormente, es muy fácil determinar que para que “funcionen”, estas redes sociales tienen que fundamentarse en la “con-presencia” física entre inmigrantes. Los mismos autores continúan afirmando que los comercios étnicos se localizan en zonas específicas, los denominados enclaves[31] porque la proximidad beneficia a las mismas redes sociales sobre las que se sostienen. Por ejemplo, una tienda de productos de Guatemala se encontrará más probablemente cerca de una comunidad guatemalteca, beneficiándose del reconocimiento por parte de todo el colectivo guatemalteco, si bien luego los clientes concretos de la tienda puedan no ser tales (o no sólo).

Las redes sociales pueden explicar, más que otros factores, la presencia, en algunas áreas urbanas, de comercios similares y regidos por un mismo grupo étnico. Sin embargo, las redes sociales étnicas no son incondicionalmente presentes, sino que tienen que ser construidas y “tejidas” por parte del aspirante emprendedor. Para hacer esto, en primer lugar las personas se tienen que reconocer pertenecientes a un mismo grupo étnico. Por ejemplo, desde un punto de vista externo, los pakistaníes o los Chinos podrían parecer todos homogéneos dentro de sus comunidades, mientras que en realidad ellos mismos no se definirían de una misma manera, sino pertenecientes a diferentes culturas y regiones. Pero, una vez puestas en marcha, estas redes sociales étnicas ofrecen aquel apoyo necesario para dar más autonomía al individuo. Además, es importante destacar que los trabajadores nacionales del país de acogida se benefician de las redes sociales de las que ya disponen, y están dentro de un marco legal ya conocido que regula el mercado laboral. Como reacción por “quedarse fuera” de estas redes sociales de apoyo profesional, los inmigrantes activan sus propias redes sociales fundadas en los vínculos de su grupo étnico o nacional[32].

Esto ayuda a comprender porque surgen establecimientos regidos por inmigrantes (el comercio étnico): la proximidad de residencia y domicilio, o sea la posibilidad de compartir el espacio de residencia y de trabajo en una misma ubicación, permite la formación de fuertes redes sociales que controlan, dirigen, soportan y ayudan al inmigrante en todos los pasos de su estancia (o pudiendo obstaculizarle en su proceso de integración). Uno de estos pasos puede ser constituido por la apertura de un negocio propio (empresariado étnico), pasando de trabajador por cuenta ajena a trabajador por cuenta propia. Gestionar un negocio propio constituye una oportunidad que normalmente no está contemplada por parte de los mismos inmigrantes, los cuales pero ven en ella, en un segundo momento, la ocasión para rescatarse socialmente. En este caso, la ciudad es realmente el escenario idóneo para la realización del individuo, ya que la ciudad es, por antonomasia, el sitio de las oportunidades y de rescate social[33].

Sintéticamente, los principales factores que fomentan la aparición en el entorno urbano de áreas concentradas comercial y étnicamente son los siguientes:

1. Se necesita de redes sociales fuertes (capital social) procedentes de familiares y compatriotas para el establecimiento de un comercio propio, muchas veces enfocado en la oferta de productos y servicios a la propia comunidad inmigrante;

2.  Una vez establecidas, estas redes sociales pueden dar forma al comercio étnico como recorrido específico en el proyecto migratorio de un solo individuo;

3.  Por la proximidad espacial en la que los inmigrantes de una misma nacionalidad tienden a organizarse, se crean enclaves étnicos y comerciales en los que los inmigrantes trabajan (emprendedores y empleados) y viven, constituyendo zonas apartadas o con fronteras muy definidas respecto al resto de la ciudad.

Estos tres puntos definen en síntesis los factores que promueven la presencia del comercio étnico en zonas específicas del entorno urbano, determinando la formación de enclaves étnicos y comerciales (o sea, concentraciones de comercios étnicos). Además, los tres son factores explicativos también relacionados entre sí: es posible que por la proximidad espacial se desencadene un proceso de apertura de comercios regidos por inmigrantes de una misma etnia en la zona de residencia, y también que el empuje hacia el empresariado desate mecanismos tales que un entorno particularmente propicio a los negocios de un compatriota atraiga también a otros, a la hora de instalar su propio negocio. Existe por lo tanto una fuerte conexión entre inmigración y formación de enclaves étnicos, ya que ambos implican la proximidad física y la formación de redes sociales fuertes. Así mismo, la apertura de comercios étnicos para la venta de productos y servicios para la comunidad inmigrante resulta ser un fenómeno relacionado que se fundamenta en estos mismos elementos.


El marco social y normativo en la formación de enclaves comerciales y étnicos

Al establecerse en las ciudades de acogida, los extranjeros modifican la realidad urbana no sólo socialmente sino también económicamente. La llegada y la expansión del pequeño comercio callejero por parte de [micro]empresas de extranjeros no comunitarios, a gestión familiar (los empleados son generalmente familiares o amigos), se debe a la conquista de los nichos de mercado “dejados libres” por los pequeños empresarios nacionales, que no han podido o querido luchar con la competencia de otros comercios o otros polos comerciales (como las grandes superficies). Así, puede ser la misma Administración puede fomentar el empresariado de los inmigrantes para intentar paliar los problemas de desempleo y de disponibilidad de viviendas en el país de acogida[34]. Por lo tanto, la Administración tiene un papel muy relevante en la aparición de estos enclaves étnicos y comerciales[35]. A través de la concesión de licencias, la Administración “rellena” los espacios libres (donde ya no hay actividad comercial) y esto, si existen las redes sociales propicias entre inmigrantes, favorece la concentración comercial en una misma zona.

Además de la Administración, otro factor exógeno en la formación de los enclaves étnicos y comerciales es el tipo y las características de la zona urbana dónde esta concentración se ubica. De hecho, es posible que las zonas que ofrezcan locales disponibles para la apertura de comercios de inmigrantes se ubiquen en una posición relativamente central respecto a la ciudad en su conjunto, la cual pero haya perdido su fuerza de atraimiento comercial como consecuencia de un cambio en la jerarquía urbana. O sea, estos nuevos comercios se ubican en zonas centrales de la ciudad pero jerárquicamente marginales. Además, la ubicación de los comercios en las zonas más centrales de la ciudad responde a exigencias de accesibilidad y de visibilidad que benefician a los comercios allí ubicados[36], pero en el caso de los comercios étnicos se aprovechan zonas consideradas “de segunda categoría” por el tipo de edificios y de servicios allí presentes (baja calidad urbana, edificios antiguos, insuficiente aprovisionamiento de electricidad o calefacción, etc. ) con la ventaja en cambio de poder ser mantenidos con un capital económico relativamente reducido. Así, los emprendedores inmigrantes pueden aprovecharse de unos precios más económicos para la vivienda y los negocios. Sin embargo, estas zonas se caracterizan por poseer un considerable valor estratégico, ya que su marginalidad urbana (comercial y física sobre todo) se compensa con su ubicación central.

Como posible consecuencia, la aparición de áreas de especialización comercial y étnica en zonas jerárquicamente marginales del centro urbano otorga también a las mismas unos caracteres de gueto, siendo

•    zonas delimitadas espacialmente (las fronteras entre estas zonas y el resto de la ciudad es perceptible);

•    zonas concentradas étnicamente por parte de un/unos grupo/s específico/s de inmigrantes;

•    zonas dónde hay degradación de los edificios y del espacio público;

•    zonas que crean una nueva centralidad en un sector concreto de la ciudad y que revitalizan su espacio público, antes marginado[37].

A este respecto, el papel del Ayuntamiento es fundamental para la formación de enclaves étnicos y comerciales. La Administración se limita a revisar el cumplimiento de los requisitos legales necesarios para la apertura de un negocio, ya que los responsables municipales, una vez que se hayan cumplido las condiciones administrativas y legales, y los procedimientos reglados, están obligados a conceder las licencias de apertura, ya que no existiría discrecionalidad a la hora de conceder licencias o sancionar establecimientos, una vez que cumplan la normativa[38].

En realidad, las percepciones respecto a estas actividades segregadas son muy negativas, ya que los residentes autóctonos y especialmente los comerciantes acusan a la Administración de no hacer los debidos controles respecto a los impuestos, a las licencias, a los horarios y al permiso de residencia del personal, además de fomentar la constitución incontrolada de “guetos” (aunque, como hemos visto, no es un sinónimo de enclave comercial y étnico). Esta percepción negativa está determinada por la consideración cultural de que los comercios de inmigrantes no tengan un papel real de revitalización económica, sino que al contrario sean actividades marginales, a veces ilegales, comparables a las pensiones de mala muerte y a los meublés de antaño[39]. Las percepciones negativas respecto a la marginalidad y a la ilegalidad de estos comercios, no deja de ser un mero filtro con el que se miran a estos establecimientos. Aramburu[40] en su estudio sobre Barcelona, destaca como los horarios largos y la falta de licencia (cuestión legal) y la presencia de inmigrantes gestores o dueños de tiendas (cuestión cultural) causen que los comerciantes barceloneses, y los ciudadanos en general, se refieran al fenómeno del comercio étnico como una invasión. Consideran que la Administración haya demostrado excesiva indulgencia respecto a estos comercios, relativamente a distintos factores (horarios más libres, falta de controles relativamente al personal y a los impuestos,...), ya que los comercios étnicos se han convertido en establecimientos más competitivos respecto a las pequeñas tiendas tradicionales, ya en lucha para la supervivencia en contra de las grandes superficies. Dado que muchas ya han cerrado, y que los comercios étnicos siguen apareciendo, se señalan a los inmigrantes como a los responsables del fracaso del comercio de proximidad, conjuntamente a la rapidez (la “facilidad”) con la que estos comercios aparecen en las calles.

En realidad, la ilegalidad se encuentra usualmente en el comercio ambulante, que en la mayoría de los casos emplea a personas inmigrantes y clandestinas[41]. De todas formas, la ilegalidad respecto a las licencias de estas actividades no se aplica generalmente al comercio étnico, ya que estas actividades deben de estar sujetas a las leyes y a los procedimientos requeridos por la administración. Por lo tanto, el considerar estos comercios como marginales corresponde más a una cuestión cultural (comercios “extraños” y diferentes) que a reales condiciones de ilegalidad. Por ejemplo, además de la supuesta ilegalidad o la falta de cumplimiento de las normas de estos comercios, la crítica generalizada a los horarios extendidos de estos establecimientos se refiere más bien a la autoexplotación realizada por parte de los comerciantes por el simple hecho de ser autónomos, condición que es común también a los profesionales autónomos con nacionalidad española. Además, esta sensación de invasión ha de ser matizada por el hecho de que el fenómeno del comercio étnico es una tendencia que es característica de las ciudades europeas, respecto a Europa en su conjunto[42]. El comercio étnico es entonces, por definición, una tendencia urbana común a los núcleos urbanos europeos y a las aglomeraciones urbanas de la Comunidad., ya que:

(...) las teorías más recientes sobre el desarrollo económico local destacan también la importancia de las condiciones sociales que favorecen la movilidad social. En este sentido, no cabe duda de que el dinamismo económico, la inmigración y el crecimiento demográfico son factores que actúan positivamente sobre las posibilidades de movilidad social y sobre la aceptación de la misma[43].

Cuando se crean zonas de alta concentración de inmigrantes por ser áreas económicamente vivaces, es usual que aparezcan comercios para clientes selectos (propios de la comunidad étnica) o para todo tipo de clientes, según los mecanismos de formación de enclaves étnicos tal y como se indicaron antes en este artículo. El mismo autor sigue afirmando que “la inmigración en las ciudades constituye algo estructural y permanente, no coyuntural, como a veces se pretende.”[44] La apropiación de zonas urbanas por parte de los “recién llegados” es por lo tanto un fenómeno propio del usual proceso de desarrollo y de evolución de las ciudades. Además, el hecho de que de facto los clientes de estos comercios no pertenecen sólo a la comunidad étnica, sino que son clientes de todo tipo[45], denota que un enclave no es necesariamente exclusivo para los inmigrantes de una determinada nacionalidad o etnia. En síntesis, la formación de un enclave urbano no implica la aparición de un gueto, a pesar de compartir algunos caracteres. Van Kempen[46] nos recuerda además que pueden ser los mismos inmigrantes a decidir de vivir en enclave, ya que esto les brinda ventajas (ayuda recíproca entre compatriotas, alquileres bajos, miedo a la discriminación o percepción de rechazo por parte de la sociedad nacional...) a pesar de los inconvenientes (baja calidad de la vivienda, aislamiento relativo, etc. ).


El caso de la calle Sant Pau

Situación

Considerando el análisis arriba presentado, nos es posible ahora proponer una evaluación de la calle Sant Pau en relación con la presencia del comercio étnico a lo largo de su extensión, de la proximidad física de dichos comercios y de la población inmigrante, y de la presencia de redes sociales. Antes de todo, es necesario ubicar espacialmente la calle Sant Pau en la ciudad de Barcelona, y en específico, en el barrio del Raval, el cual se encuentra en el lado suroeste del casco antiguo de Barcelona, Ciutat Vella.

Figura 1. Perímetro de Ciutat Vella de Barcelona y situación del barrio del Raval
Fuente: Google Earth 2007. Elaboración propia. Coordenadas:  41°22'48.97"N, 2°10'14.15"E.

La calle Sant Pau, junto a la  del Hospital y la del Carme, forma uno de los ejes principales que cortan longitudinalmente el barrio del Raval. la calle Sant Pau pone en comunicación el eje de Las Ramblas con la zona de las Rondas (ronda Sant Pau y ronda Sant Antoni), las cuales fungen de canales viarios entre la zona de Ciutat Vella y la parte izquierda del Eixample. El barrio del Raval, como el conjunto de Ciutat Vella en Barcelona, ha vivido grandes transformaciones en la última década. A nivel demográfico, las olas migratorias entre 1991 y 2005 han determinado una diversificación de la composición demográfica de Ciutat Vella, especialmente respecto a la amplitud de la variedad de nacionalidades presentes y al rejuvenecimiento de la población gracias a los flujos de inmigración[47]. La ola migratoria extranjera que ha visto cambiar la composición social de Barcelona desde el año 2000, ha sido bien visible en el Raval especialmente, ya que aquí está instalada la más consistente comunidad pakistaní de Barcelona[48]. Entre otras, esta presencia ha sido determinante para la construcción de la imagen colectiva sobre el barrio, ya que en el Raval viven y trabajan los pakistaníes que se instalaron, abriendo sus propios comercios étnicos (carnicerías islámicas, locutorios, tiendas de alimentación) y lugares de culto. También es importante destacar que la inmigración pakistaní es en su casi totalidad compuesta por hombres[49], polarizando este colectivo según la variable de género respecto a otros grupos inmigrantes.

Según los datos Idescat, los pakistaníes constituyen el 2 por ciento  de toda la población extranjera residente en Barcelona (datos 2010)[50]. Aún así, su presencia en Barcelona respecto a las demás poblaciones extranjeras es consistente, tal y como se puede ver en el siguiente cuadro[51]:

Cuadro 1
Población extranjera de origen pakistaní, Barcelona por distrito, 2000-2010

Barrio

km2

Población total

Población extranjera total

Total pakistaníes

Densidad total

Densidad colectivo pakistaní

Ciutat Vella

4,4

107.426

43.070

5.903

24.415

1.342

Eixample

7,5

266.874

47.943

1.060

35.583

141

Sants-Montjuîc

22,9

182.395

10.578

2.598

7.969

113

Les Corts

6

82.952

10.578

454

13.825

76

Sarrià-Sant Gervasi

20,1

143.911

17.497

431

7.160

21

Gràcia

4,2

123.383

20.273

562

29.377

134

Horta-Guinardó

11,9

171.186

22.943

864

14.385

73

Nou Barris

8

168.181

28.149

1.670

21.023

209

Sant Andreu

6,6

146.528

20.282

1.555

22.201

236

Sant Martí

10,5

228.701

35.955

2.796

21.781

266

Barcelona

102,2

1.621.537

282.794

17.893

15.866

175

Fuentes: Idescat 2010 y Anuari Estadístic de la Ciutat de Barcelona (2010; datos ref. 2009). Recopilación por parte de la autora.


Es interesante notar como la población pakistaní en Ciutat Vella haya decrecido a lo largo de los diez años considerados, pasando de más de 71 por ciento a casi 33 por ciento. Su presencia en los barrios de Sant Martì y de Montjuïc se ha quedado relativamente estable, siendo estos dos barrios los que más concentran población extranjera de origen pakistaní después de Ciutat Vella.  No obstante, esto no ha coincidido con un decrecimiento de los pakistaníes en Barcelona (de hecho, en valor absoluto han incrementado, desde 1.624 hasta 17.893 individuos), sino de una expansión de este colectivo hacia otros barrios de la ciudad. De hecho, la presencia en 2010 de este colectivo en Ciutat Vella (32,99 por ciento) es muy parecida a la de otros barrios de la ciudad en su conjunto (36,86 por ciento). Aún así, la concentración de los pakistaníes en Ciutat Vella, y en el Raval en particular, determinan una consistente segregación étnica, aunque considerada en su valor bruto.

El barrio del Raval ha destacado, históricamente, por tener una identidad propia, determinada por las funciones de servicio que ofrecía a la ciudad de Barcelona. En la Edad Media, aquí se instalaban gremios y asociaciones de artesanos, que ya se localizaban concentrándose en unas mismas áreas. Además, crecían también sus funciones religiosas, por ubicarse allí los conventos de las distintas órdenes religiosas, relevantes para la sociedad y la economía de la época[52]. A pesar de ubicarse allí conventos o casas señoriales, el carácter urbano del Raval siempre ha sido popular, ya que su morfología urbana presenta una trama edificatoria densa, sin plazas ni espacios libres (las viviendas populares se edificaban de hecho sobre antiguos huertos, sin respetar las alturas permitidas y agregando plantas al edificio). En época moderna, el Raval transformó definitivamente su aspecto entre 1770 y 1840 por hospedar la floreciente industria textil de Barcelona, que allí se instalaba. Al abrirse las industrias, también se instalaban en el barrio los obreros de Barcelona o los que llegaban, en ese momento, de otras partes de Cataluña, de modo que en el Raval desde un principio coexistieron fábricas y viviendas. Este carácter popular iba paralelo a la presencia de las casas-fábricas, construcciones características del Raval, que albergaban una fábrica y espacios comunes o privados para distintos usos, entre los cuales el residencial[53]. El Raval se caracteriza por ser, históricamente, un distrito fabril, industrioso y densamente poblado, y Barcelona se aprovechó de la ubicación estratégica de sus fábricas, ya que el Raval ocupa una posición central respecto a Ciutat Vella en general, y no periférica como sucedió en otras ciudades europeas, como Londres, París o Amsterdam[54].

Lo que se quiere destacar con esta breve incursión en la historia económica del barrio es que, por su posición central, el Raval siempre ha sido un barrio con una función muy relevante para la ciudad de Barcelona en su conjunto; además, por su tradición industrial, ha constituido desde siglos un locus privilegiado de concentración de actividad económica (desde el Medio Evo con los gremios, hasta la edad moderna con las fábricas y hoy en día con las actividades comerciales), a la que siempre se ha relacionado la presencia del personal trabajador en estas mismas actividades económicas. Por lo tanto, la concentración en la calle Sant Pau de establecimientos de una misma actividad, y la coexistencia entre establecimientos comerciales y viviendas (del mismo personal trabajador en las tiendas), no es un fenómeno nuevo en el barrio del Raval.

Actualmente, a nivel comercial, según los datos recogidos por Fundació Barcelona Comerç[55], el Raval resulta ser el barrio de Ciutat Vella de Barcelona con la mayor concentración de comercios al detalle, sea con relación al número de establecimientos, sea con relación a la superficie en metros cuadrados de los comercios en su conjunto. Por ejemplo, respecto al número de tiendas de alimentación, el Raval supera a los otros barrios del casco antiguo hasta casi 3 veces (Barrio Gótico o Parc), o de hasta casi 4 veces respecto a la Barceloneta. Además, siempre según los datos recogidos por Fundaciò Barcelona Comerç, si se analizan las tiendas de textiles, calzados y pieles, las tiendas de libros, diarios y revistas, y las de material de transporte, el Raval ocupa el segundo lugar después del Barrio Gótico o de la Barceloneta. Pero es respecto a la presencia de establecimientos del sector de la comunicación y del transporte donde el Raval prevalece sobre las otras áreas del casco antiguo, ya que aquí se ubican en un número hasta 3 o 4 veces mayor, y siendo su número total mayor respecto a las tiendas de otros sectores. En resumen, en el Raval no encontramos sólo cantidad, sino también variedad de establecimientos ubicados dentro de sus límites, variando mucho los sectores de comercio al detalle que se instalan en sus calles: textil, prensa, transporte, pero sobre todo comunicación. Si en su conjunto el barrio del Raval presenta esta complejidad, es relevante destacar como, por lo contrario, la calle Sant Pau concentre a lo largo de su longitud un buen número de comercios sectorialmente afines, o sea las tiendas de venta y reparación de móviles.

Continuando con nuestro análisis, Fundació Barcelona Comerç destaca como la variedad y la cantidad de establecimiento es debida al más conveniente precio de alquiler o de compra al metro cuadrado que los locales del Raval ofrecen respecto a las otras zonas de la ciudad. Unas mejores condiciones económicas, conjuntamente a la posibilidad de disponer de más superficie útil para las tiendas respecto a otros barrios, hacen del Raval un sito propicio para la apertura de tiendas. Aún, el Raval se encuentra en una zona central en el casco antiguo de Barcelona, de aquí su valor estratégico: además de beneficiarse de la localización central, favorable para la concentración funcional especializada (en este caso comercial), los comercios tienen la ventaja de poder instalarse en establecimientos relativamente baratos de alquilar, y con dimensiones relativamente mayores respecto a los comercios de los otros barrios de Ciutat Vella. Según cuanto ya se mencionó en la primera parte del análisis, todos estos factores atribuyen al Raval un valor de espacio estratégicamente ubicado, favorable para la apertura de comercios. Por estar ubicada en este barrio, también la calle Sant Pau desempeña este mismo papel estratégico respecto al sector del comercio, considerando también su localización en el casco antiguo de Barcelona.

Todavía, si por un lado, por su ubicación estratégica en Ciutat Vella, el Raval constituye un lugar propicio para la localización de los inmigrantes y de sus comercios, por el otro, por estas mismas razones, este barrio destaca por consistir en una apuesta para toda la ciudad de Barcelona. Bajo esta perspectiva, se puede explicar, por ejemplo, como un barrio históricamente popular como el Raval es ahora objeto de intervenciones públicas y privadas dirigidas a la regeneración del mismo, o más bien a su gentrificación[56]. Las recientes intervenciones han creado más amplios espacios de esponjamiento, bajo el lema de la regeneración urbana tan de moda actualmente[57] que ha llevado a la apertura de la Rambla del Raval, la construcción del MACBA, el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, o la instalación de servicios hoteleros de lujo (Hotel Barceló Raval, en la misma Rambla del Raval) (figura 2). De este modo, se quiere recuperar su centralidad borrando las huellas de marginalidad urbana y social, restituyendo al Raval su papel dominante en la jerarquía urbana de Barcelona. Como se verá, la calle Sant Pau está igualmente involucrada en este proceso de cambio.

 

Figura 2. La Rambla del Raval
Al fondo: el Hotel Barcelò Raval. Fotografía de Sofia Pagliarin.

 

Esta regeneración del Raval propicia un cambio gradual de su composición social, sugiriendo la posible aparición de fenómenos de gentrificación, aún localizados en calles o zonas muy delimitadas del barrio. A través de la revaluación del valor del suelo y de los edificios por parte del capital privado, y la oferta de servicios públicos, se intenta atraer unos grupos socialmente distintos de los actuales, que “consuman” el espacio según las estrategias deseadas por parte de la administración y los inversores privados[58]. La apertura de la Rambla del Raval, la construcción de un Hotel de 4 estrellas, la oportunidad de visitar el Museo de Arte Contemporánea de Barcelona (MACBA) o el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) no sólo son iniciativas que están dirigidas a la población residente, sino más bien a ciertos consumidores urbanos que puedan estar interesados en estos servicios. Por lo tanto, el cambio en la composición social de los visitantes y, potencialmente, de los residentes determina un cambio en el tipo de relaciones sociales, ya que los gentrificadores pertenecerán a un grupo social distinto respecto a los actuales residentes, y por ende modificarán el tipo de relaciones que en la zona puedan presentarse, también a largo plazo[59].

Tipos de comercios

Como ya se mencionó, en el Raval está instalada la más consistente comunidad pakistaní de Barcelona. La multietnicidad del barrio del Raval es un tema que será tratado sólo trasversalmente en este artículo, ya que objeto del análisis es solo uno de sus ejes comerciales, la calle Sant Pau, que constituye un segmento de concentración de comercios regidos, en casi su totalidad, por pakistaníes. En esta calle, la concentración de establecimientos cuyos dueños pertenecen a la comunidad pakistaní determina la segregación étnica y comercial de estas tiendas. La relevancia y la especificidad propia del caso de la calle Sant Pau reside en que la mayor comunidad pakistaní de Barcelona vive y trabaja en Raval, por lo tanto existe una fuerte conexión entre este grupo étnico, su especialización comercial (venta y reparación de móviles) y su ubicación en la ciudad. Además, esta especialización étnica y comercial se encuentra a lo largo de toda esta calle, con una distribución más o menos concentrada, pero característica de la calle Sant Pau como eje urbano determinado.

La calle Sant Pau mide aproximadamente 1.042 metros, y a lo largo de toda su longitud se cuentan hasta 24 tiendas de móviles. Existe una relación entre este colectivo y este sector del mercado, ya que los pakistaníes pudieron acaparar un concreto nicho de mercado[60], que normalmente no se suele considerar “pakistaní” por definición. Los productos que venden los comerciantes pakistaníes de la calle Sant Pau no son ni típicos de Pakistán ni constituyen una particular demanda de los pakistaníes inmigrantes. Estos establecimientos tratan, por así decirlo, de una mercancía “neutra” (y no “étnica”), en el sentido de que no representa culturalmente la comunidad pakistaní, a menos que se creyera que todos los pakistaníes están culturalmente conectados con los teléfonos móviles. Además de la venta al detalle, estos establecimientos se dedican a la venta de “productos para la comunicación” al por mayor (los comercios “import-export”), abasteciendo la venta ambulante (a menudo ilegal) de móviles[61].

Para este artículo, y según la metodología arriba presentada[62], se ha realizado un recuento de las tiendas presentes en la calle Sant Pau (Mayo y Octubre 2010), y su fragmentación en tramos distintos para revelar sus características específicas. Tras este análisis, se ha destacado no sólo la presencia de 24 tiendas de venta y reparación de móviles, sino también de otras 36 tiendas regidas por personal pakistaní[63]. Entre estas últimas, se destacan unos establecimientos que también recurren con frecuencia, como las peluquerías y los establecimientos de alimentación (los conocidos “pakis”, comercios que han sustituido las “botigas” catalanas que ofrecían una amplia variedad de productos y alimentos, como tiendas de fruta y verdura o pequeños supermercados).

Si tomamos la calle Sant Pau desde las Ramblas, a la izquierda nos encontraremos con la parte lateral del Teatro del Liceu y de sus instalaciones, los cuales ocupan sus primeros 350 metros aproximadamente. En la parte derecha, se encuentran locales de ocio (pubs y bares) y también dos hostales, relacionando más estrechamente este primer segmento de la calle Sant Pau con el eje de Las Ramblas, vinculado con el ocio urbano y turístico. La influencia que ejercen Las Ramblas sobre este primer segmento de la calle Sant Pau se nota también al llegar al número 9, ya que se está preparando la apertura de un abrumador hotel llamado “Hotel Fonda España”, cuidadosamente decorado en un estilo entre el moderno y el medieval. Un hotel que ya se dirigiría a una franja de turistas de capacidad económica medio-alta. Aún así, en el número 8 encontramos la primera tienda de venta y reparación de móviles. A partir del número 26 de la calle Sant Pau, empiezan a aparecer más comercios de móviles y telefonía.

Es en esta sección de la calle Sant Pau dónde encontramos, entre los números cívicos 26 y 68bis, en el lado de los números pares (lado derecho), y los números 13-73, en el lado de los números impares (lado izquierdo), la mayor concentración de comercios de venta y reparación de móviles de toda la calle, los cuales están casi una en frente de la otra, y ofrecen los mismos productos y servicios[64]. Se trataría del segmento de la calle comprendido entre Calle de la Junta de Comerç y Calle Sant Ramón. De las 24 tiendas de este tipo ubicadas en la calle Sant Pau, aquí se concentran 20 comercios, los cuales también han ocupado el espacio de antiguos establecimientos con decorados históricos, como la Farmacia del Dr. Roig (C/Sant Pau 33, foto 2) o la Farmacia Masana (C/Sant Pau 67).

 

Figura 3. Antigua Farmacia del Dr. Roig, C/Sant Pau, 33
Es interesante notar, en esta foto, la presencia de la bandera independentista de Cataluña y del cartel, tapado por la bandera misma, “Volem un barri digne” (Queremos un barrio digno), expresión del malestar y de la necesidad de cambio y de gestión de la “invasión” de los pakistaníes en el Raval, con la formación de enclaves comerciales y étnicos en el mismo barrio.
Fotografía de Sofia Pagliarin.

 

Es relevante notar que se trata sólo de 364 metros aproximadamente, y que en ellos se concentra la casi totalidad de todas las tiendas de móviles y de telefonía ubicadas a lo largo de la calle Sant Pau. Podemos referirnos a este segmento de la calle, para abusar de un término ya bastante en uso, como a la “zona caliente” de este eje comercial (figura 4).

 

Figura 4. Carrer de Sant Pau y su “zona caliente”
Fuente: Google Earth. Elaboración propia. Coordenadas  41°22'42.67"N, 2°10'16.96"E (Noviembre de 2007).

 

También sus letreros atraen la atención: Chanab Mòvils, Asif Telefonía, Al-Tayab Mòvils, por hacer sólo algunos ejemplos. Además, hay que destacar que todo el personal es pakistaní, y que las tiendas están normalmente vacías. Suelen tener unos pocos escaparates y el espacio central de la tienda está vacío, acercando el personal presente en el interior del comercio a la mirada desde el exterior de quien pasea por la calle. Además de esta segregación étnica y comercial de los comercios de venta y reparación de móviles, en este segmento encontramos otros comercios regidos por personal extranjero, como por ejemplo, restaurantes de comida étnica, pequeños supermercados de alimentos básicos y también de productos extranjeros (los “pakis”), peluquerías sólo para hombres, una carnicería islámica, bazares de ropa y complementos. También se ubican dos talleres de tatuajes y algunos comercios varios autóctonos, como una panadería, unos restaurantes de comida catalana, y una ferretería.

Siguiendo nuestro paseo a pie desde Las Ramblas, al llegar al emblemático Bar Marsella (C/Sant Pau 65, esquina con C/Sant Ramón), encontramos las obras para la nueva instalación de la Filmoteca de Cataluña. Este edificio en estilo posmoderno se ubica en un área problemática, siendo esta esquina concurrida por las prostitutas y sus clientes, además de vendedores de substancias ilegales. Tal y como se mencionaba antes, al igual que el MACBA, este edificio intenta regenerar, con equipamientos públicos y culturales, el espacio urbano. Los elementos urbanos que caracterizan la calle Sant Pau empiezan así a diversificarse, ya que instalaciones nuevas o recién renovadas, sea públicas que privadas, chocan con el estado de decadencia en la cual se encuentra la mayoría de los edificios ubicados en la vía. Desde Las Ramblas, el paseante se ha inmergido en una calle multicultural, con comercios étnicos y de nicho, dentro de un entorno donde los edificios, en general, no están en buenas condiciones (las paredes, los portales de entrada, los decorados revelan mucha falta de cuidado). Pero de pronto, destacan unos edificios recién renovados, con pintura exterior recién aplicada, o totalmente renovados desde el interior, como el Hotel Fonda de España, o en construcción, como la Filmoteca de Cataluña.

Figura 5 (conjunto)
En el centro, la Filmoteca de Catalunya (2010, en construcción), una de las “piezas gentrificadoras” en el Raval;a los dos lados, unas fotos del entorno.
Fotografías de Sofia Pagliarin.

 

Después de este tramo, nos acercamos ya a la Rambla del Raval, otro ejemplo de regeneración urbana, y si bien desde el Bar Marsella (C/Sant Pau 65) hasta Rambla del Raval (C/Sant Pau 73 aproximadamente) hayan sólo unos pocos metros, encontramos hasta 5 tiendas de móviles distintas, pero también 4 bares concurridos por todo tipo de clientes. Una rápida observación destaca la presencia de personas jóvenes, que pueden ser turistas o vecinos del Raval, pero seguramente se diversifica el tipo de presencias sociales respecto a la zona de más concentración de las tiendas de móviles que se acaba de pasar, ya que esta última se considera más una vía de paso hacia las Ramblas o hacia la Rambla del Raval, más que una zona de estacionamiento o compra[65].

Superada la Rambla del Raval, nos adentramos en el último tramo de la calle Sant Pau, que se presenta además muy distinto respecto al que acabamos de dejarnos atrás. Casi en toda la longitud de este último segmento, a mano izquierda, se encuentran equipamientos públicos, a saber el centro cívico del Raval, la pared lateral del Centro Polideportivo Municipal del Raval “Can Ricart”, unos jardines públicos, la iglesia románica de Sant Pau del Camp, que da nombre a la misma calle, y un colegio. A parte de la iglesia y del colegio, todo lo demás recae en la misma voluntad de renovación del barrio que ha puesto en acto la Administración, tal y como se indicaba unos párrafos más arriba. En la parte derecha, se encuentra también un complejo de residencias para gente mayor perteneciente al banco Caixa Cataluña, y también un cuartel de la Guardia Civil, que diversifican aún más el espacio urbano de este segmento de calle. Por lo tanto, el restante espacio a pie de calle no está tan compactado y denso como pasa en la primera parte de la calle (desde las Ramblas hasta la Rambla del Raval), y presenta además más diversificación de comercios, que encima se benefician de la apertura operada por los jardines y el centro municipal, que ofrecen más luz y pase de aire. Se siguen encontrando tiendas de reparación y ventas de móviles, pero también comercios autóctonos (una ferretería, una inmobiliaria, una carpintería, diversos bares y locales de ocio) sobre todo hacia Ronda Sant Pau, como si el mismo espacio urbano quisiera avisar al paseante que ya está dejando el casco antiguo para alcanzar Ronda Sant Pau, eje viario que delimita la frontera entre Ciutat Vella y el Ensanche de Barcelona en su parte izquierda.

 

Figura 6. El Centro Polideportivo Municipal Can Ricart.
Fotografía de Sofia Pagliarin.

 

Según este breve recuento, se puede notar como el barrio del Raval ha sido dotado, conjuntamente a la apertura de Rambla del Raval, de equipamientos públicos y privados (centro cívico, centro polideportivo, jardines, centros culturales, hoteles) para la mejora urbana del mismo barrio. Así, los elementos marginales de la calle coexisten también con los edificios más nuevos, recién renovados o en construcción, ofreciendo un chocante paisaje urbano entre la decadencia y la transformación (figura 7)[66]. Contrastando los edificios, el paseante obtiene una visión fragmentada de la calle, que lucha entre el marginal y el gentrificado, el decadente y el nuevo. Si uno de los caracteres del paisaje es su unitariedad de elementos heterogéneos[67], el paisaje urbano que la calle Sant Pau presenta, no forma un conjunto diferenciado pero unitario, sino que se nota como en él luchan fuerzas opuestas entre el nuevo y el antiguo, el marginal y el elitista, que provocan esta percepción de paisaje urbano fragmentado. Es la “experiencia perceptible” (sensuous experience) de la ciudad de la que habla[68].

 

Figura 7. Rambla del Raval, edificios populares y, al fondo el techo del Hotel Barcelò Raval
Fotografía de  Sofia Pagliarin.

 

Además, es relevante comparar los datos recogidos por Serra del Pozo[69] con la situación que ofrece hoy en día la calle Sant Pau. En 2004-2005, existían solo dos tiendas de móviles e internet y 4 bazares electrónicos en toda Ciutat Vella, constituyendo sólo el 1,6 por ciento de los establecimientos étnicos en todo el casco antiguo. Sin embargo hoy (2010), después de solo 5 años, las tiendas dedicadas a la venta de estos productos son muchas más y, como antes ya se ha indicado, únicamente a lo largo de la calle Sant Pau las tiendas de móviles y complementos suman a 24 comercios abiertos, con un segmento central dónde la concentración de estos establecimientos resulta ser más densa (se ubican a lo largo de ca. 364 metros 20 de los 24 comercios actuales). Es importante también señalar que, respecto al bienio 2004-2005, en la actualidad (2010) los comercios de móviles y complementos (bazares electrónicos) han seguido mantenido su localización en la calle Sant Pau y siguen perteneciendo a propietarios pakistaníes. Estas dos características (su ubicación definida y su casi unívoca propiedad étnica) han permanecido estables a lo largo del último quinquenio.

Además, en el estudio del autor, esta calle resulta ser un corredor privilegiado para la instalación de comercios étnicos especializados. La calle Sant Pau destaca así en el Raval por ser una calle principal de localización de comercios étnicos[70], y por mantenerlos a largo del tiempo. También Sargatal[71] destaca la importancia comercial de la calle Sant Pau, siendo vía históricamente importante en la ciudad. Por lo tanto, es posible definir esta vía como un eje vertebrador y de localización estable de los comercios étnicos regidos por pakistaníes, y en particular de aquellos relativos a la venta al por mayor (y al por menor) de telefonía y complementos para la comunicación. Pero, precisamente por este tipo de especialización, que tiene el resultado de atraer mayoritariamente a un determinado tipo de clientes (sobre todo mayoristas de móviles), respecto al conjunto de Ciutat Vella, la calle Sant Pau está considerada como un corredor secundario de comercio, ya que los ejes considerados como principales son también los más turísticos: Las Ramblas, C/de la Princesa (en el barrio del Born), C/Hospital y C/Joaquín Costa[72].

En resumen, la calle Sant Pau presenta una fuerte correlación entre la presencia de inmigrantes pakistaníes, la localización de los comercios y la creación de un nicho de mercado proprio de los inmigrantes emprendedores pakistaníes. En síntesis, los comercios presentes en la calle Sant Pau...

1.Están especializados en la venta de telefonía (móviles, internet, bazares electrónicos);

2.Están ubicados a lo largo de una misma calle;

3.Tienen propietarios que pertenecen a una misma nacionalidad (aunque haría que hacer los oportunos distingos para las etnias y para los trazos culturales);

4.Emplean a personal pakistaní (compatriotas o miembros familiares).

En cuatro puntos se ha querido resumir la especificidad y la relevancia de la calle Sant Pau como eje urbano segregado comercial y étnicamente, subrayando la importancia de considerar la relación entre las personas (people), el espacio social (networked space) y la mercancía (goods) producida o comercializada en los estudios de los enclaves comerciales y étnicos[73].


El marco legal

Por su carácter de eje urbano comercialmente segregado, la calle Sant Pau se define como ejemplo de “economía de enclave étnico”[74], ya que los empresarios extranjeros que rigen las tiendas tienden a la concentración especial en el espacio urbano. Pero además, como ya se ha dicho, la particularidad del caso de calle Sant Pau reside en la homogeneización del sector de sus establecimientos: móviles y telefonía. Un factor que se puede identificar como relevante en la formación del enclave comercial y étnico en la calle Sant Pau ha sido el proceso de sustitución de propiedad entre los comercios autóctonos y los comercios étnicos. Más que destacar negativamente sólo la presencia de los comercios étnicos, sería más lógico preguntarse por qué, como también ocurrió en otras zonas de la ciudad de Barcelona, los comercios de propietarios inmigrantes han “cogido la plaza” de los comercios locales de propietarios catalanes (como farmacias, colmados o tiendas de queviures, carnicerías...). Está claro que este fenómeno depende en mucha parte de la llegada y del gran éxito de las grandes superficies, que han llevado a una lenta (o no tan lenta) muerte de los comercios de proximidad en el tejido urbano[75]. Sin embargo, si los antiguos comercios han sido ocupados por tiendas de propietarios inmigrantes, es también necesario preguntarse cuales hayan sido los procesos que han impedido la renovación generacional entre propietarios autóctonos, y el consiguiente cierre de tiendas de propiedad familiar.

El mecanismo legal principal que ha permitido la formación de esta especialización comercial y étnica en la calle Sant Pau ha sido, en este caso también y como ya se ha mencionado antes, la concesión de licencias legales de apertura por parte del Ayuntamiento. Pero cuando se crean enclaves de concentración de población inmigrante, se pueden manifestar opiniones y percepciones negativas respecto a su presencia en la ciudad. La aparición de zonas urbanas caracterizadas por el comercio étnico provoca la consideración negativa de este fenómeno por parte de la opinión pública, que lo considera como una plaga que invade la ciudad. Esta consideración negativa respecto a este tipo de enclaves, percibidas como una “invasión” del territorio urbano por parte de población no autóctona, se reconoce en especial modo en la calle Sant Pau[76]. Esta sensación de invasión es uno de los efectos que produce una concentración tan evidente de comercios de nicho en un espacio urbano tan reducido, sobre todo considerando que no se trata tanto de una zona con un perímetro más o menos largo, sino más bien de una calle en concreto.

Sin embargo, si bien sea legítima la apertura de estas tiendas ya que se cumplen los requisitos normativos para ello, y si bien constituyan un mecanismo de revitalización de zonas abandonadas del casco antiguo, ¿estos establecimientos realmente son rentables y pueden subsistir propiamente gracias a las mismas redes sociales que han permitido su existencia? O sea, las redes sociales permiten con mayor facilidad el acceso a informaciones útiles para el inmigrante en el proceso de abertura de su negocio. Pero este proceso de imitación de recorridos de empresariado, puede desencadenarse en una “redundancia” de negocios del mismo tipo, concentrados en zonas muy delimitadas, como en nuestro caso. Además, si bien conformes a los requisitos legales, la apertura de estos comercios no parece constituir una inversión estable y constructiva para la ciudad, ya que el tipo de clientela es limitada a unos agentes comerciales determinados, y porque no existe (o es mínima) la diferenciación de los productos y de los servicios ofrecidos entre las distintas tiendas. Por lo tanto es lógico interrogarse dónde se halla rentabilidad de estos comercios étnicos que crean enclaves, que constituye otra cuestión a abordar cuando se trata de analizar altas concentraciones de establecimientos étnicos parecidos en un entorno urbano delimitado. En la calle Sant Pau, habiendo en la actualidad (2010) 24 tiendas de móviles y complementos (que también ofrecen servicios de reparación), ¿todas son rentables? La cercanía entre comercios similares no tendría que quebrar las leyes de la competencia, base del capitalismo económico? Estas preguntas son legítimas y nos pueden dar una idea del impacto, también económico, que pueden tener estas tiendas. Normalmente están vacías, y los productos que venden son casi siempre los mismos o muy parecidos entre ellos. En otras palabras, dentro de la venta especializada de móviles y complementos en la calle Sant Pau, no hay tiendas que venden sólo un determinado tipo de móvil, cosa que crearía un “nicho dentro de un nicho”, sino que los productos y los servicios ofrecidos son homogéneos y casi indistinguibles entre sí.

Para evitar esto, al momento de solicitar una licencia, se podría analizar la localización de otros comercios similares en la ciudad, utilizando los programas de información geográfica ya en uso en la Administración. De este modo, se podría fácilmente evidenciar si se estuviera formando una fuerte concentración de actividades de un mismo sector en una zona o más bien, como en nuestro caso, a lo largo de una misma calle. Así, sería posible evitar la concentración problemática, aunque no negativa a priori, de comercios similares y la formación de “guetos comerciales”, también favoreciendo la localización de comercios diversos a lo largo de una misma calle. Por ejemplo, si una tienda de móviles solicitara la licencia de apertura y se localiza en la calle Sant Pau, ya sería la número 25, por lo tanto se podría confirmar la licencia en otra calle de la ciudad y en su lugar otorgar la licencia en la calle Sant Pau a otro tipo de tienda, como por ejemplo un bar o una botiga. Si bien este mecanismo resulta ser bastante ideal y un poco utópico, en realidad no sería de difícil implementación y evitaría la concentración masiva de tiendas similares a lo largo de una misma calle: de esta manera se evitaría la formación de zonas monoespecializadas que constituirían islas a parte siendo dedicadas sólo a un determinado comercio, evitando así la formación de percepciones negativas hacia estos enclaves.

Por otro lado, y como “defensa” de la segregación comercial y étnica, puede pasar que algunos clientes sólo se dirijan a determinadas tiendas, o sea que la relación entre proveedor y cliente mayorista (en este caso) sea estable. Por lo tanto, es posible que se mantenga un buen giro de negocios. Sin embargo, como ya se indicó, si durante la encuesta de Serra del Pozo habían solo 6 tiendas de venta de móviles y de bazares electrónicos en toda Ciutat Vella[77] y hoy se registran 24 tiendas solamente en la calle Sant Pau, es posible que la repetición del recuento dentro de unos 4 o 5 años presente muy probablemente una disminución de estos tipos de tiendas. La vida media de estos negocios, siempre según el autor, es de 4-5 años, por lo tanto es posible concluir que, si bien los negocios tienden a ser fáciles de abrir y relativamente estables gracias a clientes fieles, la duración de estos establecimientos es muy limitada, ya que es relativamente fácil abrir y cerrar estos negocios.


Redes sociales, comercio e identidad

Según cuanto arriba expuesto, la presencia de áreas especializadas comercial y étnicamente es debida a una pluralidad de factores, entre los cuales las redes sociales resultan ser fundamentales. No sería posible llevar estas tiendas sin la colaboración previa de los compatriotas y la estable colaboración de familiares y amigos (redes sociales), sobre todo en términos de préstamos en dinero y ayuda concreta en la gestión de la tienda (autoexplotación, horarios extendidos, pasapalabra de informaciones útiles entre empresarios). Estos enlaces sociales destacan el papel de los compatriotas como principales personas de referencias para los inmigrantes[78]. En el caso del Raval, no es casualidad que sean los pakistaníes que emplean más familiares para la gestión de sus negocios[79]. También en su estudio sobre Bradford, Dahya[80] concluye que la concentración de pakistaníes en áreas segregadas se debía a las fuertes redes sociales existentes entre compatriotas. Pero, es importante recordar que también concurren factores externos, como la presencia y la extensión de las grandes superficies, que han causado la bajada de rentabilidad y el cierre de los pequeños comercios de barrio (los “comercios de proximidad”), como los ultramarinos y los colmados (las “botigas” catalanas). Además, el envejecimiento de los propietarios y la falta de recambio generacional (los hijos de estos optarían para profesiones distintas), han contribuido al cierre de estos comercios, que han dejado un espacio libre en el mercado (nichos) para que pueda ser ocupado por otros actores sociales. Como resultado de estos factores, la relativa marginalidad de las zonas de localización de estos comercios permite disfrutar de ventajas como un contenido coste de alquiler, propiciando así la llegada del comercio étnico.

El fenómeno de la concentración del comercio étnico no es nuevo en la evolución de las ciudades, ya que la concentración espacial de tiendas de un mismo sector resulta ser una pauta de organización urbana históricamente identificable. Si bien parece chocar con las leyes de la competencia económica actual, como se ha visto la especialización espacial de algunas calles o áreas urbanas permite una relativa estabilidad de los negocios, ya que un cliente (mayorista o minorista) tenderá a dirigirse para sus compras siempre a un mismo proveedor, instaurando una relación de confianza (y de amistad) relativamente estable. Una vez que se haya creado, es bastante difícil que el cliente se vaya al proveedor de al lado, ya que sería una “traición” respecto a la relación previamente obtenida, con el resultado también de ser considerado un cliente voluble por parte de otros los comerciantes que se ubican en la misma zona, y entre los cuales se suponen haber relaciones no sólo de competencia, sino también de control y de colaboración. En este sentido, las relaciones de intercambio en los grupos tribales estudiados por Lévi-Strauss[81] resultan ser una referencia obligada, ya que las redes sociales estructuran obligaciones de intercambio de favores que cohesionan fuertemente el grupo social. Durkheim[82], gracias a su estudio sobre los rituales religiosos, ha demostrado como existe siempre una confianza previa a toda relación social, y en este caso también a la transacción comercial, ya que el contrato o el intercambio económico, racionales y sumamente lógicos, no ocurre en un vacío social, sino que presupone la existencia de sentimientos de confianza y colaboración entre los que intercambian. Sin esto, ninguna transacción sería posible; por lo tanto las relaciones y las redes sociales son fundamentales para entender como se estructuran los fenómenos económicos[83] y esta intuición puede ser extendida, como en nuestro caso, al concreto fenómeno urbano de la segregación comercial y étnica. Barbieri[84] afirma a este propósito que la confianza y la reciprocidad son presupuestos claves para la formación de las redes sociales como “bien colectivo” del que los individuos disfrutan.

Las relaciones comerciales, siendo un tipo de relación social, están facilitadas por la cercanía: si por un lado, la cercanía permite la ejecución de un control mutuo, por el otro lado, facilita las relaciones y el pasaje de clientes, que tienen muchos proveedores entre los cuales elegir y por lo tanto escogerán aquel que tenga el mejor precio y el mejor servicio. Está claro que este mecanismo es contrario a la diferenciación: un comerciante no podrá vender un lote (batch) de móviles a un precio demasiado bajo, porque es posible que los otros comerciantes se percaten de esto y ejerzan una presión social (por ejemplo a través del aislamiento relacional). También los comerciantes acabarán por vender más o menos los mismos productos, ya que se supone que la apertura de un nuevo negocio se realiza por “imitación” de las tiendas de los compatriotas[85], competidores y colaboradores al mismo tiempo. Aún, la concentración de comercios especializados en la Edad Media permitía el ejercicio de un control sobre los precios y el abastecimiento en general de un determinado tipo de mercancía, ya que la localización segregada de los comerciantes y de los artesanos permitía lo que se definirían hoy “carteles” (determinación del precio de la mercancía entre los productores para obviar a las leyes de la competencia del “mejor precio”), a todo beneficio de los mismos, conjuntamente al total control de los movimientos de las mercancías y de las personas empleadas en el sector[86]. Aún aquí encontramos la presencia de redes sociales: el acuerdo (la relación) entre comerciante sustenta el mercado y, por lo tanto, permite el negocio[87]. White afirma que son los acuerdos entre productores que crean el mercado, ya que se regula producción para que los precios no caigan bajo el nivel mínimo deseado por los mismos productores. Por lo tanto, la teoría económica clásica formulada por Adam Smith[88] que afirma como a mayor oferta, menor precio (por lo tanto, el consumidor siempre comprará los productos que necesita al mejor precio), no es cierta: las redes sociales impiden que se cumpla, ya que la subida y bajada del precio es el resultado de una elección conjunta de los productores. Aquí se retoma también la tesis de Granovetter[89] que afirma como el mercado no se rija sobre mecanismos de mera elección racional respecto a los costes y los beneficios, sino que son las redes sociales que determinan su conveniencia, haciendo del mercado una construcción social que funciona a través de las mismas redes sociales que estructuran cualquier otro ámbito social.

La imagen de la calle Sant Pau, con su enclave de comercios étnicos de móviles, no es distinta de la que nos puede ofrecer el Gran Bazar de Estambul, en el que los comerciantes están repartidos por zonas y por calles, y dónde uno que busque joyas o alfombras, ya sabe hacia qué zona del Bazar dirigirse. La única variable a determinar es a quién comprar. No existe mucha competencia entre comerciantes de un mismo nicho, ya que prevalece más la colaboración y el respeto entre todos, a pesar de poder obtener éxitos económicos muy distintos. Por consecuencia, no es tanto la capacidad de cada comerciante a incrementar sus propios negocios, sino que es la calidad del cliente que lo determina: los comerciantes se homogeneizan en términos de productos y de servicios ofrecidos, y no será tanto (o relativamente no tanto) su habilidad de hacer negocios a determinar su éxito económico, sino que lo importante es “ser escogidos” por parte de clientes que puedan dar una relativa estabilidad por volumen de ventas a lo largo del tiempo. Esta lógica determinaría también la diferencia entre una visión occidental y oriental (y sobre todo árabe) de los negocios: el tiempo que un comerciante dedica a los clientes, como por ejemplo tomar el té o tener charlas interminables, y la conocida hospitalidad de los comerciantes en recibir a todo turista que se presente, como en el caso del Gran Bazar de Estambul, depende de la conciencia cultural por parte de los comerciantes que todo cliente puede ser un buen cliente, y quizás el mejor cliente. En cambio, no es así en la lógica occidental: cuántos más clientes, más negocios, por lo tanto el tiempo no se invierte tanto en la relación con el cliente, sino en la búsqueda de más y más clientes (a pesar de que existan formas rituales similares de dedicación al cliente, como visitas periódicas o ferias).

Es aquí entonces donde se encuentra el quid de la cuestión: estos comercios se fundan sobre las relaciones sociales de colaboración presentes dentro de la comunidad étnica, corroboradas por la proximidad espacial del enclave urbano. Sin estas relaciones, no haría sido posible la apertura de las tiendas, ni su funcionamiento, ya que muchas informaciones se transmiten a través de las redes sociales dentro de la comunidad[90]. El éxito de una tienda depende de la relación de cooperación entre comerciantes. Sin la colaboración entre los miembros del mismo grupo, en este caso los comerciantes pakistaníes, la apertura de estas tiendas no sería posible, ya que el individuo no podría acceder tan fácilmente a los recursos necesarios y, otra vez, relacionales, para poder regir un negocio de este tipo. Por ejemplo, la colaboración entre comerciantes étnicos de una misma mercancía se referiría:

• al capital inicial para la apertura del negocio, determinado también por las redes sociales (préstamos de amigos, familiares,...);

• a la búsqueda de un establecimiento en alquiler idóneo para la apertura del negocio (un pasapalabra, en vez de recurrir a agencias especializadas, permitirá encontrar un sitio válido para la apertura del negocio);

• a como gestionar la tienda (el know-how no se aprende a través de una formación formal sino a través de las informaciones ofrecidas por otros miembros de la comunidad, entre los cuales existen fuertes relaciones de colaboración y amistad);

• al contacto con los proveedores principales de mercancía, prime suppliers o manufactures (un miembro del grupo puede “pasar el contacto” del su proveedor al aspirante comerciante, beneficiándose así de las credenciales ofrecidas por uno y por el otro);

• al contacto con los transportistas para la llegada del material, especialmente si la mercancía llega en gran cantidad en contenedores a través del transporte marítimo (el aspirante comerciante ya tiene un contacto, gracias a la información que le trasmiten otros miembros de la comunidad, dentro del mercado de los transporte, por lo tanto no tiene que invertir tiempo y dinero en buscar un transportista válido para la recogida del material que luego tiene intención de vender).

Las relaciones étnicas permitirían acceder (más) fácilmente a todas estas informaciones, ya que, como ya se ha indicado, los inmigrantes a menudo no están preparados para la gestión de una tienda o de un negocio (carecen de formación y de experiencia profesional en este sector) y el plan de empresariado es usualmente improvisado (no está primariamente incluido en el proyecto migratorio). Las redes sociales permiten colaboración y competición al mismo tiempo, y aquí nos podemos referir a uno de los textos clásicos de la sociología[91]: la competición y la colaboración entre el grupo es lícita, ya que se trata de un grupo de pares (miembros equivalentes entre sí) entre el cual se permiten prácticas económicas de mercado. Competición y colaboración, posibles únicamente a través de redes sociales, son esenciales para la formación de estos enclaves: sin la transmisión de estas informaciones, la apertura de estas tiendas sería mucho más dificultosa.

Según la teoría económica urbana[92], la agregación de empresas pequeñas (en este caso comercios) en aglomeraciones (clusters) responde a la conveniencia de reducir el riesgo económico y, al mismo tiempo, de ampliar las oportunidades. De esta forma, aunque pequeñas, las empresas pueden funcionar y prosperar, en fuerza de su conjunto, como economías externas, alcanzando los beneficios de economías de escala. Además, es posible aplicar, si bien de una forma que  sobrepasa los límites de este artículo, el hipótesis de incubación (incubator hypothesis) de Liechtenberg[93], en la que se afirma como el área urbana funge como una especie de incubadora para las empresas (industriales) de recién formación. El éxito de los enclaves de comercios étnicos dependería entonces del embeddedness () de las relaciones sociales que soportan los mismos clusters[94].

Conclusiones

La formación de enclaves comerciales y étnicos es posible si, por un lado, el marco social y legal permite la instalación de estos comercios, y si, por el otro, existen redes sociales suficientemente densas entre la comunidad de inmigrantes para fomentar el empresariado individual de los mismos. Casos como el de la calle Sant Pau se podrían presentar cuándo se interrelacionen estos tres factores:

• El marco general normativo y social que permite la aparición de los enclaves;

• El empresariado étnico de los inmigrantes enfocado en un mismo sector comercial (alimentación, móviles y telefonía,...);

• La presencia de fuertes relaciones sociales entre la comunidad, que se aprovechan para fines económicos y que se refuerzan gracias a la proximidad espacial.

Sin embargo, aunque existiera el marco legal propicio, sin las oportunas redes sociales la formación de enclaves comerciales y étnicos no sería posible; y la proximidad espacial sería más una consecuencia de estos factores, ya que la localización del enclave está subordinada a la oportunidad de abrir su propio negocio y de tener los requisitos legales para hacerlo. Por lo tanto, el factor determinante para la concentración de los comercios étnicos se fundamenta y depende de las ventajas brindadas por las redes sociales en las que los inmigrantes sustentan sus itinerarios personales, vivificadas por la localización de los comercios en enclaves urbanos.

Las redes sociales ofrecen canales privilegiados para la formación del empresariado étnico entre un cierto grupo social y étnico, ya que el individuo imita los recorridos exitosos de sus compatriotas. La presencia de comercio étnico consolidado en una zona proporciona al inmigrante unas pautas de éxito económico, alcanzable a través del empresariado étnico, entre las que elegir. En el caso de la calle Sant Pau, se nota una predominancia de una determinada forma de comercio étnico porque las redes sociales entre pakistaníes privilegian unos canales comerciales específicos respecto a otros. En la calle Sant Pau, encontramos entonces comercios de móviles y telefonía como canal privilegiado, predominante respecto a los demás, para el empresariado étnico pakistaní. Pero lo mismo ocurre en el sector de la peluquería masculina, o en los pequeños supermercados (los “pakis”). Para otros grupos étnicos, como por ejemplo los Chinos, la forma de empresariado étnico del “bazar” (la tienda no alimentaria con “un poco de todo”) es la predominante, como lo son las tiendas de ropa (un caso especialmente emblemático en Barcelona, dado que se ubican en el barrio del Parc, históricamente relacionado con la producción textil)[95]. Por consiguiente, podemos atrevernos a sugerir otro matiz a las cuestiones abarcadas en este artículo. Utilizando una sugestión que nos ofrece Aparici[96], siendo la venta de móviles un producto “neutro”, como antes se ha dicho, y no particularmente relacionado culturalmente con los inmigrantes pakistaníes, en realidad vemos como esta práctica comercial puede considerarse como generadora de identidad cultural. La venta y la reparación de móviles se transformaría así en una especie de ritual identitario[97], que funciona como un pegamento social entre compatriotas, los cuales están envueltos e involucrados en redes sociales que soportan y corroboran esta misma actividad. Así, establecimientos que por un lado no venden productos étnicos, por el otro sí pueden representar una práctica de identidad cultural y étnica de los que los rigen, constituyendo redes sociales comunitarias que mantienen este círculo virtuoso. De la misma forma se puede entender porque comerciantes pakistaníes rigen peluquerías o pequeños supermercados, que emblemáticamente en Barcelona se denominan “pakis”. A este propósito, Werbner[98] subraya la importancia sociológicas de considerar qué producto rige los enclaves étnicos como variable clave para entender su funcionamiento: “no es un caso” que en la calle Sant Pau se hayan escogido los móviles; investigar los procesos sociales de esta elección podría ser objeto de un estudio futuro. Quizás con el tiempo estos comercios puedan resultar establemente en unas prácticas comerciales que definan culturalmente el grupo étnico pakistaní en su estancia en países huéspedes. Este es el punto central de todo el análisis que se acaba de proponer, y puede ser considerado su mayor aportación, ya que revela conexión entre redes sociales, segregación espacial de los comercios étnicos en el entorno urbano e identidad étnica de los grupos.


Anexo

Se presenta una tabla con todos los comercios presentes a lo largo de la calle Sant Pau. En azúl, se destacan los 24 establecimientos de móviles; en amarillo, se identifican las otras 36 tiendas vinculadas con la inmigración pakistaní; en blanco, están indicados todos los otros comercios y edificios de la calle. Las columnas en rojo indican la “zona caliente” de la calle Sant Pau. Para agilizar la identificación de la ubicación de los comercios (en rojo, la zona caliente), véase la Fig. 4 ( supra ).

 

Relevo Octubre 2010

Rambla dels Caputxins

Ubicación, Números Impares

Comercio

Ubicación, Números Pares

Comercio

C/Sant Pau 1-7

Teatro del Liceu

C/Sant Pau 2

Bar American Soda

Lateral de las Ramblas 59

Hostal Mare Nostrum

Pub The Irish Rambler

Estanco

C/Sant Pau 4

Puerta de entrada a un bloque de pisos

C/Sant Pau 6

Puerta de entrada a un bloque de pisos

Joyería MOHS

C/Sant Pau 8

Puerta de entrada a un bloque de pisos

Ultra Digital Mòvil

C/Sant Pau 10

Puerta de entrada a un bloque de pisos

Bar Yauco

Pub Impacto (local en traspaso)

C/Sant Pau 12

Puerta de entrada a un bloque de pisos

Bar Oscar

Tienda de ropa Alicia Moda

C/Sant Pau 14

Puerta de entrada a un bloque de pisos

C/Sant Pau 16

Local Cerrado

C/Sant Pau 18

Restaurante Bombay Spicy

C/Sant Pau 20

Hostal Opera Ramblas

C/Sant Pau 22

Bloque de pisos en reformas

C/Sant Pau 24

Puerta de entrada a un bloque de pisos

C/Sant Pau 9-11

Hotel Fonda España

C/Sant Pau 26

Teknologia Movil

C/Sant Pau 28

Puerta de entrada a un bloque de pisos

C/Sant Pau 13

Alphatel SL

Peluquería

VOID Body Piercing

Restaurante Raman Fast Food

Voodoo Tatoo

ZAIN Traders SL

C/Sant Pau 30

Puerta de entrada a un bloque de pisos

Mòbils House

AZ Telefonía

C/Sant Pau 15

Hostal River

C/Sant Pau 32

Supermercado Jaswal Supermercat

Peluquería Perruquería Diana

C/Sant Pau 34-36

Hotel Peninsular

Peluquería New Fashion

C/Sant Pau 38

Puerta de entrada a un bloque de pisos

C/Sant Pau 19

Asif Telefonía SL

Shine Telecom

Envío de Dinero Lefer Transfer

C/Sant Pau 40

Puerta de entrada a un bloque de pisos

C/Sant Pau 21

Librería Milià Libreria i Editorial

Garaje

C/Sant Pau 42

Restaurante Tres Bots

C/Sant Pau 23

Almacenes Magatzems Sant Pau

C/Sant Pau 25

Supermercado K.K. Asian Food Store

Farmacia Camprubí

C/Sant Pau 27

Restaurante Wok to Walk

C/Sant Pau 44-46

Tienda de complementos B&M

C/Sant Pau 29

Puerta de entrada a un bloque de pisos

C/Sant Pau 31

Restaurante Pollo Rico

C/Sant Pau 33

Tienda de móviles Farmàcia Dr. Roig

C/Sant Pau 48-50

Supermercado Charter

Restaurante Pollo Rico (2)

C/Sant Pau 35

Óptica Albahadejo

Puerta de entrada a un bloque de pisos

C/Sant Pau 37

Carnicería Islámica

Restaurante Africano DJAM Africa

Ferretería Ferrovile SL

C/Sant Pau 41

Tienda de ropa Fauzia Ropa

C/Sant Pau 52-54

Puerta de entrada a un bloque de pisos

Puerta de entrada a un bloque de pisos

Tienda de ropa Alica Moda

C/Sant Pau 43

Bloque de pisos cerrado

C/Sant Pau 45

Lucky Fone SL

Chanab Mòbils

Puerta de entrada a un bloque de pisos

C/Sant Pau 47

Puerta de entrada a un bloque de pisos

C/Sant Pau 56

Bodega de la María

Basar Jilani

C/Sant Pau 49

Panadería Ciscopan SL Forn de pa

Taller privado (Conservas)

C/Sant Pau 51

Basit Mòbils

C/Sant Pau 60

Alimentaciò Jormal

C/Sant Pau 53

Ali Telefonía

Local Cerrado

Tienda de complementos Bazar Regalo

C/Sant Pau 53 bis

GSM Red

c/Sant Pau 62-66

Filmoteca de Catalunya (en construcción)

C/Sant Pau 55

Restaurante Indio PREET

C/Sant Pau 57

Peluquería

Peluquería Perruquería Betty

C/Sant Pau 59

Supermercado Línea Supermercados

Puerta de entrada a un bloque de pisos

C/Sant Pau 61

Al-Tayab Mòbils

C/Sant Pau 63

Bitel

C/Sant Pau 65

Bar Marsella

C/Sant Pau 67

Farmacia Masana (en traspaso)

C/Sant Pau 68

Catalunya Mòvil

Ms Telecom

Servitech Comunicación Libre

C/Sant Pau 68 bis

Teletronix Telefónica y Multimedia

C/Sant Pau 73

Puerta de entrada a un bloque de pisos

Bar?

Punjab Telecom

C/Sant Pau 70

Al Muntaha Bar

Farmacia Montaner

C/Sant Pau 75

Puerta de entrada a un bloque de pisos

Fashion Pizzeria

C/Sant Pau 77

Bar La Llesca

Puerta de entrada a un bloque de pisos

c/Sant Pau 72

Bar La Paciencia

Bar AmBar

Rambla del Raval

Ubicación, Números Impares

Comercio

Ubicación, Números Pares

Comercio

(Lateral de C/Ologuer 10)

Centro de inserción sociolaboral Raval Text

Centro polideportivo municipal del Raval Can Ricart

C/Sant Pau 78

Puerta de entrada a un bloque de pisos

Peluquería Nasir

Bar Charly

C/Sant Pau 80

Hostel del Mar

Puerta de entrada a un bloque de pisos

C/Sant Pau 101

Jardín Sant Pau del Camp

C/Sant Pau 82

Associación Sociocultural pakistaní Ibn Batuta

Lavandería Bugaderia BugaMátic

C/Sant Pau 86

Puerta de entrada a un bloque de pisos

C/Sant Pau 88

Ferretería Jové SL Suministraments eléctrics

C/Sant Pau 90

Carpinteria de Aluminio EliGlass

Bar El Gòtic

C/Sant Pau 92

Guardia CIvil

C/Sant Pau 94

Inmobiliaria Tecnocasa

Bar Los Angeles

Tienda Venta de frigoríficos de Ocasión

C/Sant Pau 96

Puerta de entrada a un bloque de pisos (año 1879)

Estanco

C/Sant Pau 101

Monasterio de Sant Pau del Camp

C/Sant Pau 98

Teletronix Telefónica y Multimedia

Puerta de entrada a un bloque de pisos

C/Sant Pau 100

Supermercado Rincón del Raval

H Telefonía

NADEEM Casa de Mòvils

C/Sant Pau 108

Monje's Taller de Sistemas para cabellos

C/Sant Pau 110

Taller de un sastre

Bar de tapas Casa Rodriguez

C/Sant Pau 101

Centro de Educación Infantil y Primaria  Collaso i Gil

C/Sant Pau 114

Fundación La Caixa “Viure i Conviure”

Club La Caixa “Sant Jordi”

Supermercado Dia por ciento

C/Sant Pau 116

Restaurante patagono Caleuche

C/Sant Pau 118

Siste-Matic Material de Lampisteria (mudado en C/Sant Pau 75)

Edificio histórico de viviendas cerrado

C/Sant Pau 103

Restaurante indio Moti Mejal

C/Sant Pau 107

Lavandería La Bugaderia de Sant Pau

C/Sant Pau 109

Panadería Forn de pa Sant Pau

C/Sant Pau 120

Ferretería Farran

C/Sant Pau 111

Supermercado Europa Alimentaciò

C/Sant Pau 122

Peluquería Anthony Llobet Perruquería

C/Sant Pau 113

Carnicería Islámica

C/Sant Pau 124

Tienda de informática Pere Noguera

Tienda de ropa Sawera Fashion

Puerta de entrada a un bloque de pisos

Tienda de ropa Top Fashion

Agencia de viajes VEENA Travel

C/Sant Pau 115

Tienda Frigoríficos d'Ocasión

C/Sant Pau 117

Bar Can Pera

C/Sant Pau 126

Bar “Ultramarinos” (en una antigua tienda de ultramarinos)

Bar Punto de Encuentro

Casa Vicher

C/Sant Pau 119

Puerta de entrada a un bloque de pisos

Bar Las Guindas

Ferretería y venta de colores

C/Sant Pau 128

Bar “Confitería” (en una antigua tienda de confitería y pastelería)

 

Notas

[1] de Terán 1961.

[2] Jacobs 1958.

[3] Salaff, Greve, Wong, Ping 2002; Beltrán y Saíz López 2003; Buckley Iglesias 2004; Serra del Pozo 2004, 2006.

[4] Masurel, Nijkamp, Tastan, Vindigni 2001.

[5] Werbner, 2001.

[6] Oso y Ribas 2004.

[7] Wilson y Portes 1980.

[8] Aramburu 2002.

[9] Fundació Barcelona Comerç 2003.

[10] Serra del Pozo 2004, 2006.

[11] Capel 1997; Sargatal 2001, 2003; Ter Minassian 2009.

[12] Uzzi, 1996.

[13] Scott 1997.

[14] Scott 1997.

[15] Collins 2006.

[16] Granovetter 1983; Piselli 1995; Barbieri 2005.

[17] Bott 1957/1971.

[18] Wilson y Portes 1980; Lévi-Strauss 1949/1981; Durkheim 1912/1993; White 1981; Granovetter 1983; Piselli 1995; Collins 2006.

[19] Aparici 2001.

[20] Serra del Pozo 2004, 2006.

[21] Beltrán y Saíz López 2003.

[22] Buckley Iglesias 2004; Serra del Pozo 2004, 2006.

[23] Oso y Ribas 2004.

[24] Serra del Pozo 2004, 2006.

[25] Salaff et al. 2002.

[26] Bagnasco 1999.

[27] Salaff et al. 2002.

[28] Salaff et al. 2002..

[29] Wilson y Portes 1980; Masurel et al. 2001.

[30] Masurel et al. 2001.

[31] Salaff et al. 2002.

[32] Salaff et al. 2002; Oso y Ribas 2004.

[33] Capel 2001.

[34] Masurel et al. 2001.

[35] Engelen, 2001.

[36] Capel 2004; Porta et al. 2009.

[37] Serra del Pozo 2006.

[38] Aramburu 2002.

[39] Aramburu 2002.

[40] Aramburu 2002.

[41] Serra del Pozo 2006.

[42] Masurel et al. 2001.

[43] Capel 1997.

[44] Capel 1997.

[45] Serra del Pozo 2006.

[46] Van Kempen 2005; sobre la segregación residencial, véase también Molina (2001).

[47] Ter Minassian 2009.

[48] Serra del Pozo 2004, 2006; Ter Minassian 2009.

[49] Ter Minassian 2009; Oso y Ribas 2004.

[50] Idescat (a).

[51] Idescat (b).

[52] Sargatal 2001, 2003.

[53] Sargatal 2001, 2003.

[54] Sargatal 2001, 2003; Capel 2004.

[55] Fundaciò Barcelona Comerç 2005.

[56] Sargatal 2001, 2003. Para una más completa reseña sobre el potencial de gentrificación de Ciutat Vella y del Raval, véase Ter Minassian, 2009; Vol. I, p. 276.

[57] Capel 2005; Muñoz 2008; Castells 2010.

[58] Degen 2003.

[59] Simon 2005.

[60] Jacobs 1970.

[61] Aramburu 2002.

[62] De Terán 1961.

[63] Ver Anexo.

[64] Ver Anexo.

[65] Degen 2003.

[66] Para un estudio más profundo del paisaje urbano en transformación en Barcelona, en específico de los procesos de gentrificación en Ciutat Vella, véase Ter Minassian 2008.

[67] Romani 1994, Simmel 2006.

[68] Degen 2003; véase también Capel 2010. .

[69] Serra del Pozo 2006.

[70] Serra del Pozo 2006.

[71] Sargatal 2001, 2003.

[72] Serra del Pozo 2006.

[73] Werbner, 2001.

[74] Serra del Pozo 2006, p. 38.

[75] Capel 2004.

[76] Serra del Pozo 2006.

[77] Serra del Pozo 2006.

[78] Aparici 2001.

[79] Serra del Pozo 2006.

[80] Dahya 1974.

[81] Lévi-Strauss 1949/1981.

[82] Durkheim 1912/2003.

[83] White 1981.

[84] Barbieri 2005, p. 374; véase también Uzzi, 1996.

[85] Werbner, 2001.

[86] Capel 2004.

[87] White 1981.

[88] Smith 1776/1996.

[89] Granovetter 1983.

[90] Granovetter 1983; Piselli 1995; Uzzi, 1996.

[91] Weber 1904/1998.

[92] Evans, 1988.

[93] Evans, 1998.

[94] Uzzi, 1996; Werbner, 2001.

[95] Serra del Pozo 2006.

[96] Aparici 2001.

[97] Lévi-Strauss 1949/1981.

[98] Werbner 2001.

 

Bibliografía

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Ficha bibliográfica:

PAGLIARIN, Sofía. Empresariado étnico y formación de enclaves comerciales: el papel de las redes sociales en el caso de la calle de Sant Pau en Barcelona. Bilio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 15 de febrero de 2012, Vol. XVII, nº 962. <http://www.ub.edu/geocrit/b3w-962.htm>. [ISSN 1138-9796].