Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XVII, nº 999, 5 de noviembre de
2012
[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]


TOPONIMIA SUCRONENSE EN VALENCIA

Joan Carles Membrado Tena

Departament de Geografia
Universitat de València
joan.membrado@uv.es
joan.membrado@gmail.com

Recibido: 10 de mayo de 2012. Devuelto para revisión: 2 de julio 2012. Aceptado: 20 de julio 2012.


Toponimia sucronense en Valencia (Resumen)

 Tras abandonar la Mancha el Júcar entra en el País Valenciano y a partir de su confluencia con el Cabriel, discurre primero encajado entre gargantas y luego sobre el llano aluvial de la Ribera, donde se le llama Xúquer. A ambos lados del río encontramos una toponimia –muchas veces poco transparente– que deriva de las características físicas de este río, de la protección ante sus avenidas, o de la vigilancia de los pasos o  los caminos que lo atraviesan. Así pues, no sólo se trata de hidrónimos, sino también de odónimos, orónimos y toponimia de carácter defensivo. La metodología que hemos seguido parte del Nomenclàtor Toponímic de la Comunitat Valenciana, que cuenta con más de 100.000 topónimos en su base de datos, recogidos a partir de encuestas muncipales, y que es fruto de la colaboración entre el Institut Cartogràfic Valencià y la Acadèmia Valenciana de la Llengua. La conclusión es que el contenido semántico de muchos topónimos valencianos –ininteligibles hoy en día para los habitantes de los lugares a que hacen referencia– deriva de rasgos geográficos e históricos relacionados con el río Júcar/Xúquer.

Palabras clave: toponimia, Júcar/Xúquer, Valencia, origen histórico-lingüístico, contenido semántico.


Place Names along the Júcar/Xúquer River in the Land of València (Abstract)

The river Júcar enters the land of València coming from the region of La Mancha. From its confluence with its main tributary, the Cabriel, downstream, it is at first entrenched in narrow gorges and then it flows across the floodplain of La Ribera, where it is called Xúquer. On both sides of the river we find place names whose original meaning –even though quite often it is far from obvious– is derived from the physical characteristics of this river, from the protection needed against its floods, or from the surveillance of the fords or the paths that cross it. Such names are thus not just hydronyms (names related to streams), but also odonyms (related to the road network), oronyms (related to relief features), and names of defensive buildings. The methodology that we have followed to collect and analyse these toponyms is based upon the Nomenclàtor Toponímic de la Comunitat Valenciana, a database including over 100,000 place-names, which is the result of collaboration between the Institut Cartogràfic Valencià (Valencian Cartographic Institute) and the Acadèmia Valenciana de la Llengua (Valencian Academy of Language). The main conclusion of this paper is that the semantic content of many Valencian place names, unintelligible today to the inhabitants of the places that they designate, derives from geographical and historical features related to the river Júcar/Xúquer.


Key words: toponymy, Júcar/Xúquer, València, historical-linguistic origin, semantic content.



La toponimia es la rama de la onomástica que estudia los nombres propios de lugar, es decir, los nombres propios que sirven para distinguir un lugar preciso y único en un contexto concreto, siguiendo la definición de Moreu-Rey[1]. La toponimia se basa en tres ciencias auxiliares principales, que son la lingüística, la historia y la geografía[2]. La lingüística averigua la etimología del topónimo, que puede ser transparente –es decir, de contenido semántico claro– o no transparente o fósil, ya que no se corresponde con palabras usadas en el ámbito geográfico y lingüístico estudiado[3]. La historia nos ayuda a comprender un contexto concreto –religioso, bélico, rural, urbano, etc.– en el que los topónimos son testimonio de una forma determinada de relación entre el hombre y el lugar[4]. La geografía física y la humana han dado lugar a un gran número de topónimos: en el tramo valenciano del Júcar, a la mayoría. Como afirma Sauer[5], desde sus inicios la sociedad humana ha descrito y comparado los lugares que conocía, y les ha puesto nombre, y a raíz de ello surgió la ciencia geográfica, como respuesta a la necesidad de organizar este saber.

Como señala Joan Tort[6], el estudio de los topónimos no se circunscribe solamente al ámbito académico. Su etimología caprichosa y conservadora –alejada de la evolución normal de una lengua– y la profunda identificación con sus habitantes son la base de la curiosidad que despierta la toponimia. Joan Coromines[7] considera normal que los topónimos despierten tanto interés, ya que identifican el lugar donde vivimos y que amamos, la fuente o el río de que bebemos o las montañas que vemos al hacerse de día. Coromines afirma que si el ser humano siente tanta curiosidad por todo lo que ve y le rodea, es de lo más normal que se pregunte sobre el porqué de los topónimos con los que está familiarizado.

En este artículo nos centraremos en el estudio concreto de la toponimia valenciana que deriva de manera directa o indirecta del río Júcar (Xúquer en valenciano, Sucro en latín). Lo hemos llamado Toponimia sucronense valenciana porque de este modo, a través de un escueto título, acotamos tanto el área de estudio –los municipios atravesados por el río Júcar/Xúquer dentro del País Valenciano–, como la temática del mismo: el contenido semántico y el origen histórico-lingüístico de dichos topónimos. Analizaremos con mayor detenimiento los nombres de municipio, ya que son los topónimos oficiales más utilizados y reconocidos por las instituciones públicas y privadas valencianas, y los más estudiados por los especialistas en la materia. Además, poseen un notable fundamento histórico: suelen ser los más antiguos y los mejor documentados, ya que los asentamientos de personas sobre el territorio son el soporte sobre el cual se organiza la vida de cualquier colectivo humano[8]. Pero no nos limitamos sólo a los municipios: también analizamos otros núcleos de población que han configurado el paisaje urbano organizado alrededor del río, y otros topónimos significativos, especialmente de carácter oronímico (relieve), odonímico (caminos) e hidronímico. Entre estos últimos destacaremos el propio nombre Júcar/Xúquer/Sucro, cuya etimología es una de las más llamativas porque tiene correlatos en muchos otros topónimos significativos tanto de la Península Ibérica como del resto de Europa.

Resulta sorprendente observar como un alto número de topónimos sucronenses mayores (municipios, grandes ríos y montañas) y menores (entidades menores, partidas, barrancos, meandros, pequeñas elevaciones y depresiones, etc.) que, a simple vista, no nos dicen nada, derivan de una u otra manera de las condiciones geográficas impuestas por el río. En este artículo estudiaremos por un lado el heterogéneo patrimonio lingüístico (prerromano, latín, árabe, catalán, castellano) del que deriva la toponimia sucronense valenciana y, por otro, los rasgos geográficos de este río, ya que el contenido semántico de los topónimos sucronenses se refiere a orónimos, como depresiones susceptibles de inundación o elevaciones a salvo de las riadas; a hidrónimos, como meandros, islas fluviales, confluencias, saltos y fuentes; a odónimos, como caminos, hostales, puentes, vados y pasos de barca; pero también a castillos y fortalezas para proteger los pasos estratégicos del río –normalmente vados o barcas– ya que antes del siglo XX los únicos puentes del Xúquer eran los dos que lo cruzaban a uno y otro lado de la isla fluvial de Alzira, la capital de la Ribera.


 Hipótesis y metodología

La heterogénea procedencia lingüística de la toponimia sucronense valenciana, por un lado, nos oculta el contenido semántico de los nombres de lugar, y el hecho de que hoy las riadas del Júcar estén más o menos controladas por pantanos, y el río sea cómodamente practicable a través de sus amplios y modernos puentes nos hace olvidar cómo los habitantes de sus riberas han tenido que abandonar secularmente poblados destruidos por sus avenidas y concentrarse en las zonas más elevadas,[9] o buscar vados e instalar pasos de barca –vigilados por fortines– para poder cruzar este río, no muy ancho, pero devastador en momentos de inundación. Este artículo nos ayudará a comprender el papel crucial del río Xúquer en los asentamientos de población.         

Las fuentes documentales y cartográficas en las que nos hemos basado para establecer la toponimia sucronense valenciana deriva del Nomenclàtor toponímic de la Comunitat Valenciana, un proyecto que llevan a cabo conjuntamente la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), cuyos encuestadores han sido los encargados de recopilar toda la toponimia valenciana a lo largo de las dos últimas décadas, y el Institut Cartogràfic Valencià (ICV), que puso en marcha en 2010 una aplicación para la creación de nomenclátores toponímicos, con el objetivo de almacenar en un sistema de información geográfica todos estos datos recogidos por los encuestadores de la AVL. En la actualidad, en 2012, con la aplicación ya plenamente operativa desde hace un año, la base de datos toponímica ICV/AVL alcanza ya los 107.000 topónimos, de los cuales 5.584 corresponden a topónimos cuyos términos atraviesa o toca el Júcar.

Para la búsqueda del contenido semántico y del origen lingüístico de la toponimia sucronense hemos acudido a dos fuentes bibliográficas principales: por un lado, para la toponimia árabe y bereber hemos optado por seguir Noms aràbics de lloc, de Carme Barceló; para el resto de topónimos hemos utilizado el Onomasticon Cataloniae de Joan Coromines. Cuando el contenido semántico del topónimo es dudoso lo hemos matizado con un quizás o un posiblemente; cuando el contenido semántico es discutido, hemos procurado ofrecer las diferentes versiones que da un mismo autor, o dan varios autores, para el topónimo en cuestión.

Por lo que se refiere a los topónimos oficiales, es decir, a los nombres de municipio, hemos utilizado su forma oficial: en español cuando se trata de pueblos que pertenecen al área castellanoparlante de Valencia (de Jalance a Tous) y en catalán cuando se encuentran en la zona valencianohablante (de Sumacàrcer a Cullera). Sólo encontramos una excepción: Villanueva de Castellón, municipio valencianoparlante cuya única forma oficial es la traducida al castellano, aunque sus habitantes la denominan tradicionalmente Castelló.[10] Utilizaremos los nombres de río en español, Júcar y Magro, cuando nos refiramos a los municipios castellanohablantes, y en catalán, Xúquer y Magre, cuando hablemos del área valencianófona.   


Estado actual de la investigación toponímica en Valencia

Los estudios sobre toponimia en el País Valenciano se han multiplicado en las últimas décadas como consecuencia del proceso de recuperación de la lengua propia –el catalán/valenciano–, después de que en 1707 el Reino de Valencia fuera oficialmente abolido, su territorio anexado a la vecina Castilla y el uso oficial y la enseñanza de su idioma prohibidos, mientras que el castellano era impuesto por la dinastía borbónica como única lengua oficial. Estos hechos provocaron la interferencia y sustitución lingüística a favor del castellano en los topónimos, especialmente en los de mayor rango. Algunos municipios, especialmente los más pequeños, nunca perdieron su nombre original oficial en valenciano, pero la prohibición oficial de esta lengua llevó a medio y largo plazo a la adaptación ortográfica o directamente a la traducción o pseudotraducción del nombre de la mayoría de los municipios al castellano. Este hecho fue subsanado a partir de la promulgación de la Constitución Española de 1978, el Estatut d’Autonomia de 1982 y la Llei d’ús i Ensenyament del Valencià de 1983, lo cual permitió que los municipios valencianos que lo quisieran –y que han sido la mayoría– recuperaran legalmente su nombre tradicional en valenciano y, en muchos casos, también su toponimia urbana y rural.

Desde el punto de vista científico el trabajo más importante llevado a cabo hasta la fecha sobre la etimología de los topónimos valencianos es el Onomasticon Cataloniae de Joan Coromines (1989-1997), a partir del cual hemos analizado la mayoría de topónimos que presentamos en este artículo, ya que este autor ofrece siempre una o varias hipótesis para la toponimia valenciana menos transparente que, más o menos acertadas, nos guían en todo caso a la hora de llevar a cabo nuestra propia interpretación. Para la toponimia árabe y bereber de Valencia destacan los trabajos de Carme Barceló Toponímia aràbiga del País Valencià (1983) y Noms aràbics de lloc (2010). Sanchis Guarner publicó varios trabajos toponímicos entre los que destaca la Contribució al Nomenclàtor Geogràfic del País Valencià (1966), obra que ha sido la base de la normalización toponímica municipal valenciana.  

El proceso democratizador iniciado en 1978-1983 motivó que los estudios dejasen de centrarse solo en el terreno etimológico y se iniciara la recogida sistemática de topónimos, en un momento en que todavía había informadores –especialmente agricultores y ganaderos– que conocían bien el nombre de cada rincón de su término. El primer estudio de la nueva época fue el del geógrafo Vicenç Rosselló (1979), que recopiló y analizó casi 2.500 topónimos precisamente de la Ribera del Xúquer. En 1985 el mismo profesor Rosselló, junto con Emili Casanova, guiados por Enric Moreu-Rey, organizaron en la Universitat de València el X Col·loqui d’Onomàstica, el cual propició la realización del primer máster de toponimia en una universidad europea (1990-1991) –la de Valencia–, diversas tesis doctorales sobre toponimia y la organización del Congrés Internacional de Toponímia i Onomàstica Catalanes en 2001 en Valencia[11].

En 1990 la Conselleria de Cultura i Educació inició el Corpus Toponímic Valencià, que fue continuado en 2002 por la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) y que recogía más de 50.000 topónimos. Además, la sección de onomástica de la AVL es el órgano competente para la normalización toponímica municipal, a requerimiento de la Generalitat Valenciana. La AVL lleva organizadas seis jornadas de onomàstica (Sant Mateu, Orihuela, Xàtiva, Vila-real, Dénia y Alzira) y se ha encargado de corregir la toponimia valenciana de los mapas del Instituto Geográfico Nacional y de proporcionar los topónimos para el Institut Cartogràfic Valencià, proyecto al que nos hemos referido en el apartado anterior, y que tiene por objeto la creación del Nomenclàtor Toponímic de la Comunitat Valenciana, que en 2012 recogía ya cerca de 110.000 topónimos. 


Descripción del área de estudio  

El río Júcar es el sexto río más largo de la Península Ibérica, con casi 500 km, justo la mitad que el Tajo, que es el primero. Ambos nacen en los Montes Universales, a más de 1.600 m de altitud y a solo unos 10 kilómetros de distancia entre sí, aunque uno se dirige al oeste y desemboca en Lisboa y el otro hacia el sur y el este y desagua en Cullera. No lejos de sus fuentes nacen también los ríos Cabriel, el principal afluente del Júcar, y Guadalaviar o Turia. El Júcar es el segundo río más largo de la vertiente mediterránea ibérica, por detrás del Ebro. 

Figura 1. Cuenca hidrográfica del Júcar

Su cuenca es de 21.500 km2 (ver figura 1). Al nacer toma dirección suroeste hasta llegar a la ciudad de Cuenca, a partir de la cual sigue dirección sur, llegando al mayor pantano de toda su cuenca, el de Alarcón, de 40 km de largo. Sigue hacia el sur por la enorme llanura de la Mancha, donde describe una gran curva de 90º hacia el este. Recorre unos 80 km en esta dirección por la comarca de la Manchuela, y luego penetra en tierras valencianas, donde discurren sus 128 últimos kilómetros. Al entrar discurre por la estrecha vega de Jalance-Cofrentes, donde recibe las aguas de su principal afluente, el Cabriel (23 m3/s en Cofrentes). Luego se encaja a través del macizo del Caroig por un profundo y angosto cañón, lo que es aprovechado para generar energía eléctrica (centrales de Cortes y Millares); no abandona dicho cañón hasta Sumacàrcer, aguas abajo de la tristemente célebre presa de Tous, que cedió ante el empuje de las aguas en 1982 y causó una treintena de víctimas y enormes daños materiales. En Sumacàrcer el río alcanza su máximo caudal: 49,22 m3/s y empieza a ensanchar sus orillas dando lugar al valle de Càrcer, y al enorme llano aluvial de la Ribera del Xúquer, donde el río se torna lento y meandrizante. La densamente poblada (235 hab/km2) comarca de la Ribera supera los 300.000 habitantes y alberga cinco ciudades de más de 20.000, cuyos términos son bañados por las aguas del río: Carcaixent, Alzira, Algemesí, Sueca y Cullera. Hay que decir que el río Júcar aporta anualmente al País Valenciano 1.825 Hm3/año, un 55  por ciento de todas sus aguas, lo que convierte a la Ribera del Xúquer en la comarca valenciana con mayores excedentes de agua, que son redistribuidos a otras a través de canales como el Xúquer-Túria (que abastace el Área Metropolitana de Valencia), y el recientemente construido Xúquer-Vinalopó[12].

Figura 2. Comarcas valencianas de la cuenca de Júcar

Por lo que se refiere al ámbito comarcal (ver figura 2) y municipal (figuras 3 y 4), al salir de Castilla-la Mancha y entrar en el País Valenciano el río Júcar atraviesa la comarca del Valle de Cofrentes-Ayora (municipios de Jalance y Cofrentes), y luego se adentra en una subcomarca natural: las Gargantas del Júcar[13], compuesta por cuatro municipios repartidos en cuatro comarcas: Cortes de Pallás (Valle de Cofrentes), Millares (Canal de Navarrés), Dos Aguas (Hoya de Buñol-Chiva) y Tous (Ribera Alta). Entra finalmente en la Ribera del Xúquer, dividida en Alta (capital: Alzira) y Baixa (capital: Sueca), donde desemboca justo al sur de la turística Cullera. Los municipios regados por el Xúquer en el llano aluvial de la Ribera son, aparte de los tres mencionados: Sumacàrcer, Antella, Cotes, Càrcer, Alcàntera, Beneixida, Gavarda, Castelló, Alberic, Benimuslem, Carcaixent, Alzira, Algemesí, Albalat, Polinyà, Riola, Sueca, Fortaleny y Cullera. Otras comarcas que forman parte de la cuenca del Júcar son la Meseta de Requena (ríos Cabriel y Magro), la Hoya de Buñol (río Magro), la Canal de Navarrés (ríos Escalona, Grande y Sallent), la Costera (río Cànyoles y Albaida) y la Vall d’Albaida (ríos Albaida y Clariano).

Figura 3. Municipios bañados por el Júcar en Valencia (interior)

Figura 4. Municipios bañados por el Xúquer en la Ribera

 
Muestra del origen histórico-lingüístico de la toponimia sucronense valenciana 

Antes de profundizar en la descripción del contenido semántico de la toponimia sucronense en Valencia, incluimos este breve apartado sobre el origen lingüístico e histórico de algunos de estos topónimos, concretamente de los que designan capitales de municipio cuyos términos son lindantes con el río Júcar (ver figura 5). Hay que decir que antes de la conquista del Reino de Valencia por Jaime I, ambas orillas del Júcar habían sido largamente habitadas por diferentes pueblos: nos lo recuerda el hecho de que se puedan encontrar topónimos de origen prerromano, latino, árabe y bereber, junto a otros posteriores a Jaime I en catalán/valenciano o en castellano. La toponimia, así, se nos muestra como un testimonio excepcional de unas presencias antiguas cuyo rastro han ido borrando los sucesivos acontecimientos históricos.

Entre los topónimos escogidos para esta muestra encontramos algunos –no muchos– que posiblemente son de origen prerromano: Antella y Gavarda. Cabriel y Sucro (Júcar/Xúquer) son otros dos topónimos –muy significativos– que también presenta un posible origen prerromano.      

No hemos distinguido entre topónimos latinos propiamente dichos y topónimos tardolatinos y mozárabes (o románicos anteriores a Jaime I), dado que no hay solución de continuidad entre las variedades lingüísticas históricas (o variedades diacrónicas) que dieron origen a unos y otros; sí que puede haber, sin embargo, interferencia del árabe a partir del siglo VIII. Entre los topónimos de capitales de municipio de origen latino o románico anterior a Jaime I encontramos Carcaixent, Càrcer, Castelló (de la Ribera), Cofrentes, Corbera, Cortes (de Pallás), Millares, Riola y Sumacàrcer.

Si exceptuamos algunas herencias agrícolas, culinarias, musicales, artesanales, etc. podemos decir que las huellas del pueblo valenciano-musulmán han sido borradas. Sin embargo, si nos fijamos en la toponimia municipal sucronense, vemos que los nombres de origen árabe son los más abundantes, especialmente en la Ribera, donde suponen más de la mitad del total. La toponimia es, en efecto, el elemento cultural arábigo que con más éxito ha logrado sobrevivir hasta nuestros días, especialmente la que designa núcleos de población. Ello se explica por la tendencia conservadora de la toponimia, que hace que cuando se aplica un nombre a un lugar, éste suela perdurar aunque la lengua en que se ha creado desaparezca[14], como ocurrió con el árabe.

Se da la circunstancia de que los topónimos derivados del árabe se corresponden con los municipios más metidos en la llanura de inundación del río. Con un terreno consolidado a partir de las seculares aportaciones de sedimentos de las montañas cercanas, pero aún no exento de devastadoras inundaciones, los musulmanes generalizaron el regadío en las tierras fértiles de la Ribera de Xúquer e introdujeron nuevos cultivos, como hortalizas diversas y arroz. Asimismo, organizaron el poblamiento a partir de un sistema de villas y alquerías dispersas, algunas de las cuales en la actualidad son municipios. Los topónimos municipales sucronenses de origen árabe son Albalat, Alberic, Alcàntera, Algemesí, Alzira, Beneixida, Benicull, Benimuslem, Cotes, Cullera, Favara, Fortaleny, Llaurí y Sueca. Hay que decir que en la Comunitat Valenciana en su conjunto, los topónimos municipales de origen árabe suponen un 35 por ciento del total, frente al 55 por ciento de la Ribera de Xúquer, porcentaje que nos hace ver que esta fue una de las comarcas más intensamente arabizadas de toda Valencia. Bastantes menos topónimos de origen árabe encontramos en las tres comarcas interiores atravesadas por el Júcar: la Hoya de Buñol, la Canal de Navarrés y el Valle de Ayora/Cofrentes.

Los topónimos de origen catalán –creados después de la conquista cristiana (s. XIII)– son escasos, si bien hay que decir que esta modestia relativa de la proporción de topónimos catalanes se encuentra sólo entre los topónimos municipales. Si nos referimos a la toponimia menor, en las comarcas catalanohablantes de la Comunitat Valenciana, los topónimos de origen posterior a Jaime I predominan: son el 61 por ciento, frente al 19 por ciento de topónimos árabes y el 20 por ciento correspondiente a otros orígenes[15]. Esto se debe a que –aparte de la toponimia árabe y anterior que se tradujo al catalán– se fue creando mucha toponimia menor nueva después de la conquista de Jaime I. Los municipios sucronenses con nombre derivado del catalán/valenciano, es decir, los posteriores a Jaime I, son Tous, Vilanova (si optamos por esta versión alternativa del nombre de Castelló), y Polinyà, aunque este último es a la vez latino, como explicaremos más adelante. El topónimo Dos Aguas es de origen castellano, aunque quizá se trate de una traducción del catalán, ya que en la documentación medieval aparece escrito como Dues Aigües o Dos Aigües[16]. Dos Aguas fue tierra de moriscos hasta el siglo XVII y tras la expulsión fue repoblado por aragoneses que consolidaron la forma castellana del topónimo.

Figura 5. Origen lingüístico de los municipios sucronenses de Valencia


Estudio semántico de la toponimia sucronense valenciana

Hemos agrupado los topónimos sucronenses más significativos en función de si describen una calidad geográfica del entorno de tipo físico o de tipo humano. Entre los primeros hemos distinguido entre topónimos cuyo significado se refiere a la orografía (orotopónimos), a la hidrografía (hidrotopónimos), a la flora y fauna (fitotopónimos y zootopónimos) o al tipo de suelos (geotopónimos). Entre los del segundo grupo diferenciamos entre ecotopónimos, que se basan en ambientes antropizados, modificados por el hombre con fines diversos (núcleos de población, edificios defensivos, actividades comerciales y artesanales); agrotopónimos, nombres derivados de la actividad agrícola; odotopónimos, derivados de la red viaria. Por último, existe un tercer grupo de topónimos que derivan de nombre de persona (antropónimos).

Orotoponimia

Los topónimos relacionados con la orografía pueden referirse tanto a zonas elevadas como a zonas deprimidas o sin relieve. Entre los primeros encontramos uno en la cuenca del río Magro: Llombai (medieval Llombar), que deriva de lumbariu, y este de lumbus ‘lomo, loma’, quizá porque este pueblo se encuentra a los pies de la Lloma de Sant Antoni.

Figura 6. Mapa de Sucro y Cullera

Cullera, a cuyos pies desemboca el río Xúquer, es citada por los geógrafos árabes del siglo XI y XII al-Udri y al-Idrisi, respectivamente, como Qulyayra. Según Sanchis Guarner deriva del árabe qul·la ‘cima de montaña’, con el sufijo ayra de origen mozárabe (Qulayra), que según Coromines podría ser diminutivo o ponderativo[17]. En cualquier caso se trata de un orónimo, ya que si por algo destaca el relieve de Cullera es precisamente por ser la única montaña litoral entre la Sierra de Orpesa y el Cabo de Sant Antoni (Xàbia), a lo largo de una franja costera baja y arenosa de 180 km que conforma el golfo de Valencia stricto sensu. Esta montaña, estratégico bastión defensivo natural que alcanza los 233 msnm, no sólo controlaba la desembocadura del Xúquer –vía de comunicación natural antes de que los azudes imposibilitaran la navegación– sino también gran parte del golfo de Valencia, llamado por los romanos Sinus Sucronensis (ver figuras 6 y 13).[18]

La montaña de Cullera ha estado habitada al menos desde los tiempos ibéricos, ya que durante los siglos IV-III aC en el actual paraje del Alt del Fort, emplazado a 219 m y controlando todos los posibles accesos terrestres, fluviales y marítimos, estuvo probablemente el poblado de Sucro.[19] En época iberorromana descendió hasta el actual Castell de Cullera, a unos 100 m de altitud, y se extendió a la zona llana. Durante las guerras sertorianas debió ser arrasado por Pompeyo, momento de gran decadencia para Sucro. A partir de la crisis del siglo III, hubo una recuperación y la población se instaló cerca del actual casco urbano, por un lado, y en el Portum Sucrone, por otro, en la zona de la Punta de l’Illa[20], único puerto natural del sinus sucronensis estricto. Su período de esplendor coincide con los siglos IV, V y VI, y luego es rápidamente abandonada[21]. Algunas centurias después los árabes designan la población no por su antiguo nombre ibero –quizá ya olvidado–, sino a partir de su rasgo geográfico más destacado, y la llaman Qulyayra ‘montaña’. En el siglo XIII los cristianos se limitan a adaptar dicho topónimo al catalán, llamándole Cullera (ver figura 6).

Benicull es un topónimo compuesto de beni, derivado de bani- ‘familia de, los de’ y cull, quizá una forma masculinizada del árabe qul·la, que como hemos visto al hablar de Cullera significa ‘montaña’. De hecho, en pueblos vecinos de Benicull como Albalat o Polinyà todavía se refieren a esta población como ‘la Muntanya’, ya que se encuentra a los pies de un pequeño cerro en medio de un gran llano aluvial, protegido así de las devastadoras inundaciones del Xúquer. Cogullada, pueblo que se encuentra en término de Carcaixent, es otro topónimo con una etimología y un contenido semántico similares a los de Cullera y Benicull. Según Coromines[22] derivaría de cuculliata (diminutivo de cuculla, ‘capucha’). Cogullada se ubica un poco más en alto –apenas un metro o dos– respecto de los terrenos que lo rodean. Aparentemente es muy poca la diferencia, pero durante una riada esta pequeña diferencia puede significar permanecer por encima de las aguas y convertirse en una capucha (cuculla) que destaca sobre los terrenos anegados de alrededor. No obstante, en el momento de la formación del topónimo, que es de origen latino, la diferencia de altitud debía ser mayor, ya que las inundaciones del Xúquer han ido colmatando las zonas más bajas del término e igualandolas con las más altas, lo que sucede tanto en Cogullada como en el caso urbano de Carcaixent[23].

Montroi, en la cuenca del Magre, deriva del mozárabe ‘mont roi’, es decir ‘monte rojo’[24], por el tono rojizo de la montaña –formada por yesos rojos del Keuper– al pie de la cual se asienta la población. Caroig, castellanizado com Caroche,  es un importante macizo, dividido en dos por el Júcar, quedando al norte la muela del Albéitar y al sur la de Cortes. Según Coromines[25] podria derivar de carium rubeum > ‘roca roja’, ‘peña roja’. En efecto: el terreno calcáreo abundante en este macizo está afectado por la disolución de la roca caliza (carstificación), que deja ver sobre la superficie la terra rossa o arcilla. Por lo que respecta a la partícula car, según Germà Colon[26] (1971-72, p. 305-308), deriva de la forma prerromana *carium que significa ‘roca’ o ‘peña’. Aparte del macizo del Caroig, otro importante orónimo sucronense és el Cavalló o Caballón, notable sierra delimitada por el río Júcar, al oeste, y por el llano aluvial de la Ribera, al este. Caballón nada tiene que ver con caballo, ya que deriva de capitulus, que estrictamente significa ‘cabeza pequeña’, pero que por extensión pasó a ser ‘cabeza o cima de montaña’.[27] El nombre de lugar Montserrat, población de la cuenca del Magre, podría ser un orónimo por la forma abrupta y alargada de la sierra del Castellet, al norte del pueblo. En la misma cuenca se halla Turís o Torís, derivado del ibérico Turiaso, que parece ser también el origen del topónimo Tarazona, pero con una evolución diferente por influencia de la lengua árabe en el caso de Torís. Turiaso podría derivar de una raíz prerromana tur/turi ‘elevación’[28].

L'Alcúdia, en la cuenca del Magre pero próxima ya a su confluencia con el Xúquer, procede del árabe al-kudya ‘el altozano'[29]. Millo cree que dicha alcudia hace referencia a una péquela elevación sobre la que se ubica la iglesia actual,[30] pero de acuerdo con el modelo de elevaciones del Institut Cartogràfic Valencià, esta se emplaza a unos 32 msnm y no está en absoluto más elevada que su entorno inmediato; sin embargo, a solo 800 m al noroeste de la iglesia, hay una pequeña elevación con una cota de 39 msnm, frente a los menos de 36 del entorno inmediato. Este altozano, cercano al actual cementerio de l'Alcúdia, coincide con la partida del Castellet, donde hasta el siglo XVII hubo un pequeño castillo fortificado que fue propiedad de los Montagut. En la documentación medieval dicho castillo recibe también el nombre de la Pobla,[31] siendo quizás este el origen del pueblo de l'Alcúdia (ver figura 7).

Figura 7. MDT de l'Alcudia


Tanto en el caso de l’Alcúdia como en el visto de Cogullada y en el que veremos de Carcaixent, las elevaciones sobre el terreno no son muy perceptibles, pero dentro de un área con poca diferencia de relieve formada por la acumulación de sedimentos fluviales y sometida a avenidas fluviales recurrentes, una pequeña altura –de pocos metros– es suficiente para que un terreno destaque y sea considerado como un orónimo. Según Tort[32], cuanto más llano es un municipio, más abundan los topónimos que significan ‘elevación’, y al revés, cuanto más montañoso es, más destacan las llanuras; también cuanto más seco resulta, más topónimos derivados de la idea de fuente hay, etc.

Algunos autores hacen derivar Cortes (de Pallás) del latín tardío corte (latín clásico cohors, -tis), ‘casa de campo, masía’. Sin embargo, el hecho de que Cortes se encuentre sobre un profundo precipicio de 400 m de desnivel labrado por el río Júcar, nos hace pensar que el origen último de este topónimo puede ser un derivado del verbo latino curtare, de donde el castellano ‘corte’ y ‘cortar’. El río Júcar ha excavado un profundo tajo o corte para atravesar el macizo del Caroig en su camino hacia el Mediterráneo, igual el que Noguera Ribagorçana (Ribagorça deriva de ripa curtia, ‘orilla cortada’) ha tallado los Pirineos para escapar hacia el Segre. El antropónimo Pallás o Pallars deriva de un antropónimo procedente de esta comarca catalana, vecina a la Ribagorça. Otros topónimos que describen los acantilados del Júcar en su paso por el Caroig son cingla, cinto, muralla, pariderilla, morro, ceja, cuesta, escaloncico y cuchillo.

Entre los topónimos que hacen referencia a zonas deprimidas hay un paso de montaña, l’Ènova, que procedería de janua, palabra derivada del nombre del dios Janus, guardián de las puertas (cfr. Génova y Ginebra), [33] ya que esta población se sitúa cerca del punto donde el camino entre Xàtiva y la Ribera se hace más estrecho. Este punto es justo donde el río Albaida, poco antes de su confluencia con el Xúquer, se ha abierto paso entre la sierra de les Salines y la de Valiente –a la altura de la partida llamada Pont de l’Ènova– dentro del actual término de Manuel; se trata del paso que permite ir de la Ribera a Xàtiva por ferrocarril y, en menor medida, por carretera (es decir, por la actual CV-41), ya que la construcción del camino real (s. XVII) por el puerto de Càrcer condicionó la posterior ejecución de la N-340 y después la A-7 por esta segunda ruta, utilizada actualmente de forma mayoritaria por los desplazamientos entre la Ribera y la Costera. Los restos de una notable villa romana en el término de l’Ènova nos muestran la antigüedad del poblamiento de esta área. Parecido al caso de l’Ènova es el de Yátova, en la cuenca del Magro, dado que los nombres de ambas localidades se refieren a un paso entre montañas, si bien el de Yátova parece derivar del latín hiatua, que viene de hiatus y significa ‘apertura, grieta, hiato’. La Hoya de Buñol, donde se ubica Yátova, está cerrada al norte y al este por el río de Buñol, al oeste por la sierra de Malacara y al sur por el Motrotón.[34] Sin embargo, al suroeste de Yátova hay una abertura por donde discurre el corredor labrado por la rambla de la Horteta, el río Mijares y el río Magro (actual CV-429) que comunica la Hoya con la Meseta de Requena.              

Hay algunos topónimos sucronenses que indican un relieve cerrado o sin continuidad, como los de Antella, Gavarda, Cabriel y Cárcer. Antella podría derivar de una raíz prerromana *ant- que significa ‘fin, límite, frontera’, de donde deriva el latín antae ‘portal’,[35] quizá porque aguas arriba de Antella empieza a encajarse el curso del Xúquer o tal vez porque en Antella se inicia la acequia real del Xúquer, que data de tiempos de Jaime I, y es allí donde se encuentran las ‘compuertas’ de dicho canal (ver figura 8).

Figura 8. Mapa del valle de Càrcer


Mientras Casanova[36] defiende un origen antroponímico para Gavarda, Coromines[37] lo hace derivar de una base gabarrade origen ibérico relacionado con el vasco gaparra ‘zarza’, que se debió tomar en el sentido de ‘barrera que impide el paso’. Gavarda está bien comunicada por el norte –a través de un corredor entre la sierra del Cavalló y el río Xúquer– con Alberic y, por tanto, con el resto de la Ribera central; sin embargo, por el sur se encuentra el río Xúquer, que secularmente dificultaba o impedía la comunicación con el resto del valle de Càrcer (ver figura 8). Para salvar este obstáculo era necesario un paso de barca y no fue hasta 1917 que este fue sustituido por un moderno puente llamado de Ferro, porque se construyó con materiales metálicos, que puso fin al tradicional aislamiento del valle de Càrcer. En el lado sur de este puente, ya en término de Beneixida y Alcàntera, encontramos la partida llamada Gavariol, nombre que probablemente es un derivado de Gavarda, con una base gabarriolum, porque el río también era, obviamente, una barrera para los que venían desde el sur.

La base Gabarriolum probablemente también está detrás del contenido semántico del río Cabriel, el principal afluente del Júcar, que aparece citado como ‘Cabriol’ en el libro dels Furs (fueros) al describir los límites del reino de Valencia con Castilla. Algunos autores lo hacen derivar de capreolus, ‘lugar de cabras’[38], que pastan por sus escarpadas hoces, pero podría tener una base anterior prerromana Gabarriolum con el sentido de ‘barrera’. El río Cabriel labra un profundo cañon de más de 40 km desde Villargordo hasta el término de Cofrentes que aísla la meseta de Requena del resto de la submeseta meridional. Este foso natural que separa Valencia de la Mancha presenta paisajes –legalmente protegidos– de gran belleza cuyos topónimos más significativos –las Hoces, los Cuchillos– denotan lo escarpado del terreno. En efecto: el río Cabriel ha supuesto tradicionalmente una notable barrera para las comunicación directa entre Valencia y la Meseta (ver figura 9). Fue el paso del Cabriel el último tramo inaugurado –en una fecha tan tardía como 1998– de la autovía A-3 (Madrid-Valencia), y hasta finales de 2010 la vía del tren evitaba este paso e iba por el valle de Montesa, puerto de Almansa y la Mancha albaceteña. Esta última ruta es la misma que seguía el histórico camino real de Valencia a Madrid (s. XVII), dando un rodeo por el sur que aumentaba la distancia entre las dos ciudades en unos 100 km. Aunque más larga, la ruta meridional tenía la ventaja de ser más practicable –menos escarpada– que la del Cabriel, pero también la de utilizar un sólo corredor de Madrid a Almansa –topónimo de origen árabe que significa ‘a medio camino’, porque allí estaba el cruce de caminos– para comunicar con Valencia (hacia el NE) y con los puertos de Alicante y Cartagena (hacia el SE). En tiempo de los romanos la Vía Augusta ya utilizaba este corredor (Valencia – valle de Montesa – Almansa – Chinchilla) para acceder desde la provincia Tarraconensis hasta la provincia Baetica (Córdoba, Sevilla y Cádiz). No obstante, el Cabriel no fue siempre una barrera infranqueable, ya que existía un camino medieval entre Valencia y Toledo a través de puentes como el de Vadocañas, donde la escarpada cuesta del Cabriel presenta un perfil más suave, el Pajazo y, a partir del XIX, Contreras[39].      

Càrcer, del latín carcer ‘cárcel', se refiere al pueblo más importante del valle homónimo y, en general, a todo el valle de Càrcer[40], una especie de apéndice cerrado –de cárcel, pues– al SO del gran llano aluvial de la Ribera del Xúquer[41]. Bien definido físicamente, el valle de Càrcer se encuentra enmarcado al este por la frontera fluvial –poco relevante, salvo en épocas de crecida– del río Albaida, en cuya otra orilla se encuentran Manuel, Senyera y Castelló, que forman parte de la subcomarca de Castelló i les Ènoves. Al norte del valle están las montañas de Gavarda y Antella, que son los últimos contrafuertes de la sierra cretácea del Cavalló, y sobre todo está la secular barrera que suponía el río Júcar, antes de la construcción del puente de Gavarda en 1917. Al oeste y el suroeste se encuentran las sierras del Castellet y del Montot (417 m), en cuyo otro lado se ubica la Canal de Navarrés. Por el sur, entre los ríos Sallent y, de nuevo, Albaida, está la sierra de Santa Anna (344 m), en cuya otra vertiente se emplaza la Llosa y la Costera de Ranes, con la cual el valle de Càrcer se comunica a través del puerto de Càrcer (figura 9).

Figura 9. Rutas históricas entre Valencia y Madrid

Sumacàrcer es un derivado de summa ‘la parte de más arriba’ y de carcer, ‘cárcel’, ya que se ubica en la parte más alta del valle de Càrcer, justo donde este se encuentra más ‘encarcelado’ (figura 8). Al oeste de Sumacàrcer empiezan las gargantas del Júcar –hoy en parte inundadas por el embalse de Tous– y el macizo del Caroig. Al sur y al norte de Sumacàrcer el valle es todavía estrecho –encarcelado– entre las sierras del Castellet y del Cavalló, y es a la altura de Antella cuando se ensancha y se abre a la llanura en forma de abanico aluvial. Si desde Sumacàrcer cruzamos al lado oriental del río, encontramos el llamativo topónimo Xarquia –derivado del árabe xarq ‘levante’ (cfr. Xarq al-Andalus)– que, aunque hoy es término de Antella, fue una antigua alquería dependiente de Sumacàrcer, con la que se comunicaba históricamente a través de un paso de barca. La documentación medieval también cita en un documento de 1249 la alquería de Garbia –derivado de gharb ‘poniente’ (cfr. Algarbe, Garbí)–, que se ubicaba sobre el lado occidental del mismo río, junto al actual núcleo de Sumacàrcer.

Hidrotoponimia

Entre los topónimos sucronenses relacionados con recursos hídricos hay uno que es meridianamente claro y no deja lugar a la duda: nos referimos a Alzira, la capital de la Ribera. Las primeras noticias acerca de esta proceden de época musulmana y se refieren a una medina importante que controlaba el paso del Xúquer en el camino de Valencia a Xàtiva y Murcia. Los árabes la llamaban al-Jazira Xuqr ‘la isla del Xúquer’, de donde deriva la Algezira medieval y la actual Alzira. El topónimo describe perfectamente su emplazamiento: la medina se ubicaba sobre un meandro del Xúquer muy pronunciado que, según la documentación medieval árabe, fue estrangulado artificialmente mediante la construcción de una zanja, lo que convertía Alzira en una isla fluvial bien defendida por todos sus flancos.[42] Tras la conquista de Jaime I en 1242, este rey se reservó el dominio de esta villa y la repobló con colonos cristianos, que reforzaron las murallas y reconstruyeron los puentes de Valencia o de Santa Maria, y de Xàtiva o Sant Agustí.[43] Ambos puentes, así como la iglesia gótica de Santa Maria, fueron derribados a lo largo del s. XX, y el meandro del Xúquer rellenado y urbanizado hacia 1967 (ver figura 10).

Figura 10. Isla fluvial de Alzira

Otros topónimos derivados de al-jazira son Algeciras, que deriva de al-Jazira al-Khadra (isla verde);[44] Argel, de al-jazair ‘las islas’;[45] y la isla fluvial nilótica de Jazira o Gezira, en pleno centro del Cairo. A veces al-jazira se refiere a una casi isla (cfr. la palabra francesa presqu’île), es decir, una península: la península arábiga en árabe es xibh al-jazira al-‘arabiya, pero se suele abreviar en al-jazira al-‘arabiya.[46] Al Jazira (o Gezira) es la región del Sudán donde se encuentra la península fluvial formada por el borde oeste del Nilo Azul y el borde este del Nilo Blanco. El Tigris y el Éufrates están separados por un máximo de 400 km de distancia en la actual frontera turco-siria, y sus cursos aguas abajo poco a poco se aproximan entre sí, de forma que delimitan un ángulo de tierra árida, el norte de Bagdad, conocido como al-Jazira (ver figura 11).

Figura 11. Otras Alzira o Aljazira

El topónimo Guadassuar, derivado del árabe wad ‘río', quizás se refiera al río Magre, que discurre a unos dos kilómetros al norte del casco antiguo de esta población. La segunda parte del topónimo es dudosa, aunque Barceló la hace derivar del antropónimo árabe Sawwar[47].

La mayoría de los numerosos meandros que describe el Xúquer reciben el nombre de racó o raconada (en la Ribera) y rincón o rinconada (de Tous hacia arriba). Sin embargo, no es extraño encontrar el topónimo illa en la Ribera e Isla en Cofrentes que, por extensión, designa también –como el árabe al-jazira– penínsulas fluviales, meandros e ideas similares[48]. La península fluvial donde confluyen el Júcar y el Albaida da lugar a la partida de l’Illa (Castelló de la Ribera); sendos meandros atravesados ​​por la A-7, uno del Xúquer en Beneixida y otro del Magre en l’Alcúdia, forman partidas llamadas de l’Illa. Entre Antella y Cotes encontramos les Illes del Pla y l’Illa de Ferrer. La partida y la playa de Cullera que quedan enmarcadas al este por el mar Mediterráneo, al norte por el río Xúquer y al sur por el Estany (estanque) Gran reciben el nombre de l’Illa. Un pronunciado meandro del Júcar al sur de Cofrentes y al norte de la central se conoce como la Isla. Otra forma de describir los meandros es Algoleja, palabra derivada del árabe al-walija, ‘rincón de un río, tierra fértil cerca de un río’.[49] La confluencia del Xúquer y el Magre (Algemesí)  da lugar a la partida de l’Algoleja. Partidas homónimas se encuentran en un meandro del Xúquer en Albalat y otro en Sumacàrcer, y en uno del Magre en Carlet. En Alberic y Castelló hay una partida de les Algoleges a la orilla del Xúquer, y hay otra en Sallent junto al río homónimo. En la zona castellanohablante algoleja ha dado lugar a arboleja, por confusión con ‘arboleda’, ya que los ríos suelen presentar vegetación de ribera a lo largo de sus orillas. En estas comarcas algún meandro también recibe el nombre de Retorno (Cofrentes, Dos Aguas) mientras al NE de Riola hay un topónimo llamado l’Angla, derivado de angulus, ‘esquina, ángulo’[50].

 

Otro hidrónimo significativo es la Bega, que aparece justo al norte de la desembocadura del Xúquer en Cullera y también entre el Mareny de Barraquetes y el Mareny Blau (Sueca). Ni la palabra vega ni tampoco bega[51] (castellano ‘vega’, portugués ‘veiga’)  forman parte del diccionario normativo del catalán/valenciano, que en este sentido recoge horta (huerta), pero sí de la toponimia de nuestros territorios: y no sólo de la de la Ribera, dado que también, probablemente, sea este el origen del nombre del municipio catalán de Begues (Baix Llobregat). Coromines[52] considera verosímil que derive del ibérico baika, palabra que a su vez deriva de la raíz de carácter hidronímico (i)bai / bae-.[53]

 

Sellent (nombre oficial) o Sallent deriva del latín aquam salientem ‘salto de agua, cascada’[54], y se refiere a las aguas del río homónimo, afluente que vierte por la derecha del río Júcar poco después de llegar a la Ribera. El río de Sallent se forma en un espectacular salto de agua de 25 m a las afueras de Chella (Canal de Navarrés), conocido localmente como el Salto, que podría ser el origen último de este topónimo fluvial y, por extensión, del pueblo de Sallent (figura 12).   
       

Figura 12 . Salto y remanso de Chella.
Foto: Iván Sánchez Herrero

Un topónimo que nos llama la atención es Chella (en catalán Xella), población de la cuenca del río Sellent que, según Coromines,[55] deriva de cella ‘granero, almacén’. Sin embargo, que a sólo 50 m al NE de su casco urbano se encuentre un rasgo geográfico tan remarcable como el salto fluvial mencionado más arriba y el remanso donde se vierten sus aguas, nos lleva a pensar que Chella pudiera ser un hidrónimo. Podría venir de una hipotética forma *salia, procedente a su vez de la muy productiva raíz hidronímica indoeuropea *sal-, de donde toman su nombre numerosos ríos europeos como el dálmata Salón, cerca de Split; sendos alfuentes del Elba y del Main, respectivamente, llamados Saale; los cantábricos Sella o Seya, en Asturias, y Saja, en Cantabria; el aragonés Jalón; y los valencianos Sella (Marina Baixa) y Xaló (Marina Alta).[56] Según Villar, que cita a Pokorny, la forma *sal se refiere tanto al agua estacionaria como al mar y la sal. [57] Como hemos dicho, el río Sellent –también llamado rambla de Bolbaite en Chella– vierte sus aguas en un gran remanso (agua, por lo tanto, relativamente estacionaria), que podría hallarse en el origen del topónimo Chella (figura 12). La influencia del árabe puede explicar el paso de *salia a Xella y Chella. El árabe tiende a palatalizar la /s/ inicial de muchos topónimos de origen latino o anterior (silva> Xelva, sextus > Xest, salon > Xaló, saitabi > Xàtiva, Sucro > Xúquer), de manera que *salia pudo haber resultado en *xalia. El paso de la /a/ larga a la /e/ puede explicarse por imela, pero también ocurre en topónimos sin influencia árabe como en el asturiano Sella. Este proceso daría *xelia, donde la /i/ palatalizaría la /l/ que la precede y formaría Xella, que aparte de ser la grafía catalana es también la más usada antes del siglo XV, momento en que se impuso la forma Chella.[58]

 

Según Coromines, la primera parte del topónimo Fortaleny, pueblo de la Ribera Baixa, deriva del árabe hart ‘agujero’, que suena hort con la hache aspirada y que da en catalán fort o furt.[59] En cuanto a la segunda parte, proviene de la base también árabe al-ain, ‘fuente, manantial’. Hart al-ain sería pues ‘el agujero por donde surge una fuente’. El botánico Cabanilles ya describía a finales del XVIII la abundancia de fuentes en todo el marjal al sur del Xúquer –donde está Fortaleny, y también Favara.[60] El origen de este último topónimo es discutido. Coromines propone que deriva de fawwara ‘fuente que brota y sobresale del suelo’,[61] y así tendría un contenido semántico similar al de su vecino Fortaleny, municipio con el que Favara comparte la abundancia de fuentes. Sin embargo, otros autores lo hacen derivar de la tribu berber Hawwara, como explicamos al referirnos al topónimo Llaurí, en la sección de antropotopónimos. Para terminar con las fuentes, ‘agua viva’ significa ‘agua que brota’, es decir, ‘fuente, manantial’ y, por lo tanto, la Barraca y el monasterio de Aigües Vives (Alzira-Carcaixent) harían referencia a la abundancia de fuentes en este valle.[62]

Entre los topónimos relacionados con los cursos de agua encontramos Riola, nombre de municipio que podría derivar de *rivola,[63] palabra que a su vez procedería del latín ripa‘orilla, ribera’, con una posible interferencia del latín rivum ‘riachuelo, arroyo’, de donde procede la palabra río. Esta etimología se adecua a la ubicación geográfica del pueblo de Riola, en la misma orilla –riba– de un meandro del Xúquer cerca de su desembocadura. Según esta teoría, Riola y Ribera –nombre de la comarca y segmento distintivo de los pueblos de Albalat y de Castelló– serían palabras sinónimas, por cuanto el origen de la segunda es el latín vulgar *riparia (> ripaira > ribera), derivado del latín clásico ripa ‘orilla, cuesta’, en referencia a que la comarca se levanta a un lado y otro de las orillas –las riberas– del Júcar.

No podemos dejar de fijarnos en el hidrónimo Júcar/Xúquer (figura 13), que aparece como segmento distintivo tanto de la comarca, Ribera de Xúquer –para diferenciarla de la de Ebro (La Rioja-Navarra-Aragón-Cataluña), la del Guadalquivir, etc.–, como de los municipios de Alcàntera, Polinyà y Benicull. El río Júcar es el elemento geográfico que da personalidad a la comarca de la Ribera, una de las más tradicionales e indiscutidas del Reino de Valencia, que aparece mencionada tres veces en el Llibre dels Fets, con el nombre de Ribera de Xúquer.[64] El río Júcar es el responsable de los regadíos históricos de la Ribera y el protagonista de toda una cultura del agua que conoció una época de esplendor en tiempos andalusíes. Fue en este período cuando la Ribera más estricta –la bañada por sus aguas– se desarrolló agrícolamente, y de esta manera proliferó el poblamiento, que dio lugar a la mayoría de los nombres de municipio actuales –y a muchos topónimos menores. Este río se llamaba Xuqr o Xúqar en tiempos de los árabes, y Sucro(Sucronem en acusativo) en tiempo de los romanos. El origen de dicho nombre es sin duda prerromano, y podría emparentarlo con otros potamónimos notables de la Península Ibérica.

 

Coromines admite la existencia de cierto paralelismo entre los étimos del Xúquer y el Segre (Xiqr o Xíqar en árabe; Sícorisen latín), pero no parece considerarla demasiado relevante. Nos llama la atención, sin embargo, lo evidente que resulta dicho paralelismo en la lengua árabe: Xúq(a)r-Xíq(a)r. Y en cuanto a las formas preárabes, hay un hecho que puede aproximar más Sucro a Sícoris: fuentes de procedencia helénica antigua recogen la existencia de un río Sícano y una ciudad Sícana (Sikanós y Sikáne, respectivamente, en griego) en Iberia, que parece que pueden identificarse con la ciudad y el río que los romanos denominarían después Sucro, de lo que puede deducirse que la u de la primera sílaba del hidrónimo valenciano fue i en algún contexto antiguo.

 

En nuestra opinión, el paralelismo con el Segre puede darnos la clave del significado del étimo del Xúquer. En Sícoris es posible reconocer dos raíces hidronímicas. En primer lugar, *sik-, del indoeuropeo *seikw-, ‘fluir, verter gota gota, secar’, según Pokorny, que adscribe a dicha raíz los hidrónimos *Sícoris (Segre), Segura, Sequana (Sena), Sechair (río de Irlanda), etc., de lo que podemos deducir que a partir de la idea de ‘fluir’ se desarrollaría una raíz con el sentido de ‘curso de agua’.[65] Por otra parte, el segmento *–or– constituiría un morfema que Galmés considera ibérico y relaciona con el vasco ur, ‘agua’, mientras que Villar lo considera indoeuropeo al encontrarlo también fuera de la Península Ibérica (y le da el sentido de ‘agua, río, corriente’).[66] Admitiendo pues que el segmento *suk-[67] de Sucro(n-) pueda ser una variante geolectal o cronolectal de la misma raíz que en la depresión del Ebro dio lugar al topónimo Sícoris (o dicho de otro modo, que *suk- y *sik- compartan origen y significado) y que la r inmediatamente posterior sea el resultado de la reducción de un antiguo *–or– (conservado quizá en el étimo que dio origen al árabe Xúq(a)r, que pudo ser *súkor(-),[68] tendríamos para el nombre del Júcar y el del Segre un origen (al menos parcialmente) común en un topónimo prerromano de carácter tautológico: súkor-/síkor-, algo así como ‘el río Río’. También la expresión, frecuente en castellano, el río Guad(i)- (Guadiana, Guadalquivir, Guadalaviar…) significa ‘el río Río…’, y en general los topónimos tautológicos no son en absoluto infrecuentes.[69]


Figura 13. Desembocadura del Júcar/Xúquer en el Sinus Sucronensis


Puede parecer contradictorio con dicha hipótesis el hecho de que los dos segmentos que constituirían dicho topónimo puedan ser indoeuropeos (aunque no sabemos con certeza si lo son, y de hecho no puede descartarse que –ur– sea ibérico), pero lo cierto es que existen topónimos de carácter tautológico incluso dentro de una misma lengua (p. ej., ‘el barranc de Torrent’) o entre lenguas estrechamente emparentadas (p. ej., ‘catedral de la Seo’). Por otro lado, Villar enfatiza que el proceso de indoeuropeización de la Península Ibérica debe verse como algo complejo y dilatado en el tiempo, con lo que sería posible que unos pobladores indoeuropeos se encontraran con topónimos creados por unos pobladores también indoeuropeos, pero muy anteriores o sin relación directa con ellos, y por lo tanto dichos topónimos no resultaran transparentes para los recién llegados.[70]

Cabe señalar, además, que no es casual que el topónimo Júcar/Xúquer, aparte de ser el más notable de la región, sea también uno de los más antiguos. Como señala Villar, “[…] entre los topónimos, son los nombres de ríos (hidrónimos) los más tenaces, los que mayor resistencia ofrecen a la renovación.”[71] Los nuevos pobladores de un lugar antes le cambiarán el nombre a una ciudad o a una montaña que a un río, porque para conocer su curso necesitarán contar con los conocimientos de los autóctonos, que de manera natural lo designan con su nombre tradicional. Aunque este hecho no es inmutable (baetis se cambió por Guadalquivir), en la toponimia hispana la mayoría de los hidrónimos (Ebro/Ebre, Tajo, Guadiana, Júcar/Xúquer, Segura, Segre, Miño, Jalón, etc.) presentan un origen lingüístico más antiguo que el de otros grupos de topónimos.

Figura 14. Confluencia de los ríos Cabriel y Júcar en Cofrentes

El topónimo Cofrentes significa ‘confluencia de río’, derivado del latín confluentes, ‘confluencia’, porque allí se unen los dos ríos valencianos más caudalosos: el Júcar y el Cabriel, su tributario principal (ver figuras 3 y 14).[72] El topónimo Dos Aguas también responde a una confluencia, pero de dos cursos menores, el barranco de la Umbría y el del Retor, que tras su unión al sur del pueblo pasan a llamarse del Bosque, que es un tributario menor del Júcar por su izquierda. Este topónimo se puede considerar como una formación simétrica a otros como los catalanes de Dosrius, Aigüesjuntes o Duesaigües.[73] Según Coromines, el topónimo Montaverner, del árabe muntabb an-nahr, también significa ‘confluencia de río’,[74] ya que allí se une el río Clariano al Albaida, uno de los principales afluentes del Xúquer por su derecha.

El nombre de Buñol, que deriva de balneolu, diminutivo de balneum, ‘baño, lugar para bañarse’, podría hacer referencia al río de Buñol, afluente del Magro. El nombre de este último río –Magre o Magro– parece derivar del latín macer, -crum, ‘delgado, magro’, y a pesar de ser uno de los ríos autóctonos valencianos más notables, la poca agua que lleva comparada con la del Xúquer, cuando ambos confluyen cerca de Algemesí, hace que su contenido semántico se refiera a su ‘magro’ caudal. Según Coromines, el pueblo de Macastre, a 3 km del río Magro, en la Hoya de Buñol, derivaría de macri castrum, ‘el castillo del Magro’, convertido en Macastre por la reducción de dos sílabas de sonidos semejantes a una: ma(cre)castre.[75] El río Magro es llamado Madre en la comarca de Requena, donde nace (término de Caudete de las Fuentes[76]), refiriéndose ‘madre’ a matres aquarum, ‘madre, nacimiento de las aguas’. La sierra de Martés, al norte de Cortes de Pallás, deriva de la matres ‘madres’, y fue alterada en Martés por la transmisión a través del árabe. En la Albufera es conocida como Madrona y es una referencia natural para guiarse dentro del lago y mar adentro. Es una sierra abundante en fuentes y cursos de agua que vierten tanto hacia el sur (cuenca del Júcar) como hacia el norte (cuenca del Magro).   

Un hidrotopónimo capital relacionado con el Xúquer es precisamente l’Albufera de València, en cuya formación tuvieron un papel primordial las aportaciones de sedimentos de este río.[77] La palabra albufera deriva del árabe al-buhaira, diminutivo de bahr ‘mar’, significando  ‘mar pequeño’.[78] Además de l’Albufera de València, que linda por el sur con la Ribera (Sueca y Sollana), hay una partida llamada l’Albufera en la parte más baja del término de Gavarda, junto al Xúquer, que en tiempos de riada sería susceptible de inundación y se convertía en un ‘pequeño mar’ y por eso recibió este nombre[79]. Anna (la Canal de Navarrés), en la cuenca del río Sellent, deriva de diana, divinidad romana del agua, ya que allí se encuentra la conocida Albufera de Anna, de cuyo fondo brotan grandes ullals (manantiales) que la alimentan continuamente. Sin dejar las zonas húmedas, hay que destacar el topónimo catalán mareny, ‘marisma’, repetido para designar algunos pueblos asentados sobre la restinga de la Albufera (el Mareny de Barraquetes, el Blau, el de Sant Llorenç, el Marenyet), y brosquil, que designa otro núcleo del cordón litoral, y que deriva del catalán  brusca, ‘maleza, matorral espeso’.

Por lo que respecta a los riegos, el topónimo Senyera no tiene nada que ver con la enseña valenciana, sino con la palabra catalana sénia ‘noria’. Según Coromines[80] este pueblo de la Ribera Alta fue originalmente una partida seniera –regada con agua de noria– del término de Xàtiva. En la zona del término que linda con Castelló todavía hay una noria dentro de una partida llamada de Baix o Partida Senyera, evolución de la palabra seniera. El topónimo Cano, que aparece repetidamente en la Ribera, se refiere a un conducto subterráneo por donde pasa una acequia por debajo de otra, de un camino o de un barranco. Procede quizá de una forma románica *cannum, aunque también nos recuerda a la forma árabe qanat, ‘galería subterránea para el riego’, con un contenido semántico muy similar al de los canos de la Ribera. 

Fitotoponimia y zootoponimia

 La palabra catalana murta designa un arbusto aromático perennifolio propio de las maquias de las tierras mediterráneas de invierno templado (Myrtus communis, en castelano mirto o arrayán). Como topónimo, la Murta se refiere a una sierra (y a un monasterio y un valle) del término de Alzira, por la abundancia de dicha planta en sus montañas. Estubeny es un municipo de la cuenca del río Sellent, que podría derivar de la jara o estepa –latín stippa–, planta de la familia de las cistáceas muy abundante en los montes del centro y sur de la Península Ibérica. Relacionado con la fauna encontramos el topónimo serra de Corbera, ‘lugar de cuervos’ aplicado por comparación y ponderación en montañas visitadas a menudo por estas aves.[81] Lo mismo se podría aplicar al topónimo sierra del Ave, al norte de Dos Aguas.  

Geotoponimia

Los geotopónimos derivan de la morfología y composición del suelo o del roquedo. El topónimo Tous[82] parece transparente y derivado del catalán tous ‘blandos', porque el pueblo y su castillo, hoy bajo el pantano, se hallan en una zona de predominio de margas cretácicas, un material de textura blanda y generalmente grumosa[83]. Otros topónimos con contenido semántico similar son Jalance (Valle de Ayora-Cofrentes) y Quesa (Canal de Navarrés), que se hallan sobre un reborde hundido (‘canal') donde la erosión de la cobertera jurásico-cretácica ha permitido el afloramiento de los materiales subyacentes del triásico Keuper[84]. Estos materiales consistentes en yesos y margas, de textura blanda, crean unos suelos inestables y profundamente erosionados (badlands). Jalance (Xalans en catalán y forma medieval) deriva del árabe xalans, ‘terreno flojo, suelto, de yeso' (figura 15),[85] mientras que Quesa parece proceder del latín casea, ‘los quesos',[86] por la agujeros que a menudo tienen estos lácteos, y que recuerdan a las oquedades propias del terreno triásico del Keuper. Quesa se encuentra en la cuenca del río Escalona, tributario del Júcar por su derecha, que recibe este nombre porque ha erosionado el mioceno hasta hacer aflorar el Keuper, creando así un desnivel o ‘escalón'. El río Reconque –también llamado Cantabán– ha hecho lo propio en el valle de Ayora, creando un profundo surco o ‘cuenca', de donde el nombre Reconque (castellanización del catalán reconc). El Albaida, importante tributario del Xúquer por la izquierda, recibe este nombre porque procede del valle homónimo, donde el árabe al-baida significa ‘la blanca'. Dicho valle se encuentra recubierto por potentes sedimentos terciarios compuestos por margas miocénicas tap, muy fértiles, capaces de retener la humedad y de coloración blanquecina[87]

Figura 15. Jalance: suelos blandos (triásico Keuper).
Foto: Tomás Royo López

Ecotoponimia

Un ecotopónimo, del griego oikos‘casa’, designa distintos tipos de construcciones humanas o agrupaciones de edificios. Entre ellos encontramos Alfarb, en la cuenca del Magre, que proviene del árabe al-harb, ‘el despoblado, la ruina’[88] y que se refiere probablemente a los restos de un poblamiento que encontraron los sarracenos cuando se instalaron: en efecto, sobre el pueblo actual se encuentran las restos de un castillo cuya base es de época romana, ya que se ha encontrado lápidas con inscripciones latinas[89]. La partida entre Algemesí y Albalat llamada Pardines deriva del latín parietina ‘pared ruinosa, ruinas’, y hace referencia también a un despoblado.[90]

Dos nombres transparentes con el sentido de poblamiento son la Pobla Llarga y Vilanova de Castelló. El primero debe su nombre a la forma del núcleo urbano original, un eje alargado a un lado y al otro del camino de València a Xàtiva, que cruzaba el Xúquer por Alzira. El segundo dependió de Xàtiva hasta 1587, momento en que se independizó y se convirtió en una villa real nueva, cambiando su nombre de Castelló de Xàtiva a Castelló de la Vila Nova. Durante el siglo XIX el orden del núcleo y segmento diferenciador del topónimo se invirtieron y pasó a llamarse en el castellano oficial Villanueva de Castellón, aunque Castelló a secas sigue siendo la forma habitual con que los habitantes de la zona se refieren a esta población. 

Abundan en el País Valenciano los nombres de municipio con carácter defensivo, herencia de una secular inestabilidad política. Castelló deriva de castellione, diminutivo de castellum, que a su vez deriva de castrum, ‘campamento militar, fuerte’.[91] La peña del Castellet, al sur de su término está coronada por los restos de este castelló que da nombre al pueblo. Se trataba de una torre de vigilancia dependiente del castillo de Xàtiva, que vigilaba el estratégico paso de barca de Alcosser –en el camino de València a Xàtiva por Alberic–, el único secularmente transitable de la Ribera aguas arriba de Alzira antes del siglo XX (ver figura 17)[92]. 

El contenido semántico del nombre Carlet es quizá el más dudoso entre la toponimia municipal sucronense. Tal vez haya experimentado una evolución fonética similar a la de (Beni)carló, que derivaría de una forma prerromana *castlo+(n), equivalente al latín castellum, donde el grupo /stl/ de *castlon se reduce a /sl/ (*caslon) y más tarde la /s/ se transforma en /r/– (*carlon).[93] Dicho castillo podría referirse al yacimiento arqueológico de la Font Blanca, junto al Cabeçolet, pequeño cerro desde donde se controla el paso del Magre por el valle dels Alcalans, subcomarca de la Ribera cuya capital es Carlet. [94] El problema para esta teoría es que mientras la documentación medieval confirma que Benicarló fue antes Benicastló y Benicasló, no se ha encontrado documentación hasta la fecha que indique la misma evolución (*Castlet, *Caslet) para Carlet.[95] Coromines sugiere la idea de que Carlet y Benicarló presenten dicha evolución similar, pero luego la descarta al no encontrar una explicación razonable para la terminación -et[96].

 Otro topónimo de carácter defensivo es Alborgí, derivado d’al-burj ‘la torre’[97], partida que encontramos en sendos meandros muy estrangulados y contiguos del Xúquer: uno en el término de Alzira y el otro en el de Carcaixent. La torre –hoy desaparecida–vigilaba probablemente algún paso de barca sobre el río, entre Carcaixent y el otro lado del Xúquer. Alborache o Alboraig, en la Hoya de Buñol, también deriva d’al-burj, tal vez de su plural al-buraja, ‘las torres’[98]. Al noroeste de Sueca se encuentra el despoblado del Borx (ant. Alborg), derivado también de burj, ‘la torre’, desde la que se debía vigilar el camino de Sollana y Valencia.

La segunda y la tercera ciudad de la Ribera –Sueca y Algemesí– derivan de nombres relacionados con la artesanía y el comercio. El primer topónimo deriva de suwayqa, ‘mercado pequeño’ (cfr. zoco, ‘mercado musulmán’), según Barceló[99]. Otros autores, sin embargo, consideran que el origen último de este topónimo podría ser el hidrónimo prerromano Sucro, que discurre un kilómetro al sur de Sueca, y que debía dar nombre a toda la región[100]. Algemesí podría derivar de al-jabbasin, ‘los yeseros, los que trabajan el yeso’.[101] Dos kilómetros al norte de Algemesí hay un camino dels algepsers (‘de los yeseros’) que parte de las minas de yeso de la sierra de Alèdua y que atraviesa el término de Algemesí y Albalat y termina en Sueca. Podría ser que la gente de la alquería de Algemesí, por su proximidad a las minas, estuviera especializada en el trabajo del yeso, o que hubiese sido fundada por yeseros de Alèdua o podría ser que para los de Alzira, la ciudad principal de la Ribera en tiempos de los árabes, Algemesí fuera sólo una partida próxima o en dirección a las minas de yeso, de donde se extraía este importante material de construcción. 

Agrotoponimia           

La primera parte del topónimo Catadau podría derivar de iqta, ‘la parcela (de tierra)’. La segunda parte es más dudosa: el nombre medieval de este pueblo es Catadaur, que podría derivar, según Piqueras, de qat ad-dabur ‘parcela de poniente’, ya que se encuentra a poniente de la Vall dels Alcalans, o de qat ad-daur ‘campo redondo’, según Coromines.[102] Según Barceló, sin embargo, Catadau podría derivar del latín capite aureu, ‘punta de oro’. El topónimo Cotes, como Catadau, también podría derivar de iqta,[103] o tal vez del latín cos, cotis ‘piedra dura’. Según el mapa geológico, la mayor parte del término de Cotes (valle de Càrcer) y de la partida de Cotes (Algemesí) se ubican sobre terrenos de glacis, áreas de transición entre el llano y la montaña que a menudo presentan una costra dura que los agricultores han tenido que eliminar secularmente para poder aprovecharlos[104].

El rahal era una explotación rústica en el secano, y de esta base arábiga deriva Rafelguaraf, nombre de un pueblo del sur de la Ribera llamado antiguamente Rahal Alarof. La segunda parte del topónimo deriva del también árabe al-aruf, ‘los cerros’,[105] ya que el pueblo está flanqueado al este y a mediodía por cerros o tossals, entre los cuales el Alteró de Giner y el que da nombre al núcleo de Tossalnou, también llamado el Tossalet. El núcleo de Riurau, también perteneciente a Rafelguaraf, deriva del árabe rafraf, que según Coromines (VI, 406) puede tener el sentido de ‘estante (para secar las pasas)’. Los secaderos de pasas o riuraus son construcciones típicas de la Marina y de otras comarcas valencianas empleadas para este fin.

En zonas de secano donde había agua de pozo, los andalusíes cultivaban hortalizas y frutales en jardines y huertos, como los de Alginet, pueblo al norte de la Ribera cuyo nombre deriva del árabe al-jinnat, ‘los jardines, los huertos’[106]. El nombre de el Real, pueblo del valle dels Alcalans, deriva de ar-riyad, ‘los jardines’ (cfr. Riad, capital de Arabia Saudita). Millares, al sur de las gargantas del Júcar, parece tomar su nombre –a partir de una base latina milium, ‘mijo’– de miliares, ‘campos sembrados de mijo’, que es un cereal de origen africano parecido al maíz que ya no se cultiva en nuestras tierras, pero cuya papilla (pulmentum) fue un alimento básico en la dieta de los etruscos y los romanos.

 Odotoponimia

 Las comunicaciones entre las tierras al norte y al sur del Júcar en la actualidad son muy cómodas gracias a los numerosos y amplios puentes que atraviesan este río (N-330, A-7, CV-50, ferrocarril València-Xàtiva, AP-7, N-332, ferrocarril València-Gandia, etc.). Sin embargo, el paso del Júcar ha sido secularmente un obstáculo notable para las comunicaciones, resuelto mediante vados, pasos en barca y puentes[107].

En tiempo de los romanos y los árabes el punto por donde la calzada o camino principal atravesaba el río Xúquer era probablemente Albalat de la Ribera, que deriva de al-balat ‘camino empedrado'[108]. Este topónimo, como hemos dicho, parece deberse a que el camino entre Valencia y Xàtiva cruzaba el río a la altura de un vado –hoy inexistente– entre Albalat y Polinyà. En esta última población todavía existe la partida del Gual, ‘del vado', justo en la parte meridional de este paso histórico. En época medieval sólo había dos maneras de cruzar el río aguas abajo de Alzira: la barca de Cullera y el vado de Albalat, que devino impracticable debido a una riada y fue sustituido por un paso de barca, cuya presencia está documentada desde al menos el siglo XVIII[109]. Algunos autores identifican Albalat con la romana mansio Sucronem, el hostal de donde partiría una rama de la Vía Augusta que condujera a Sucro (Cullera). Desgraciadamente, las continuas y a veces violentas aportaciones sedimentarias del Júcar, que han modificado meandros y cortado antiguos caminos y han elevado el nivel del suelo han sellado totalmente los vestigios que podían haber ayudado a resolver la ubicación del hostal o mansio Sucronem.[110] De lo que no hay duda, sin embargo, es de la posición históricamente estratégica del vado de Albalat para atravesar el Xúquer, que se remonta mucho más allá de la edad media, por cuanto se han encontrado restos de poblamiento del Bronce, ibérico y romano en la Alteret de la Vint-i-huitena, cerca del pueblo actual.[111] La Vía Augusta, proveniente de Valentia, debía cruzar el río por el vado de Albalat, y discurrir por margen derecho en su camino a Saetabis, evitando de esta manera cruzar los ríos Magre y Verd, que a la altura del vado ya han confluido con el Xúquer (ver figura 16)[112].

Figura 16. Mapa del probable paso romano del Xúquer (Vía Augusta) por Albalat y del medieval de Alzira

Cerca de las vías de comunicación se ubicaban hostales para el descanso y el alojamiento de viajeros y de las bestias de carga. La palabra árabe que designaba un hostal era manzil, derivado de latín mansio, que proviene del latín mansus, forma verbal derivada de manere, ‘lugar donde pasar la noche durante un viaje’. Massalavés deriva de manzal Abbas, compuesto de manzal ‘venta, hostal’ + antropónimo Abbás. Este hostal se situaba en la ruta que venía de Alberic y de Xàtiva y se dirigía a Requena (y Aragón) por Llombai, justo en el punto en que comenzaba el camino local hacia el actual despoblado de Cabanyes, en el término de Alzira (ver figura 17)[113].

Figura 17. Mapa del paso del Xúquer por la barca de Alcosser y los puentes de Alzira

Algunos autores piensan que Alberic podría tratarse de un topónimo de origen antroponímico (apellido Alberich, de origen germánico)[114], pero Barceló lo hace derivar del árabe al-barid ‘hostal, venta, posada’, ya que este topónimo aparece como Alberit en un documento de 1238[115]. De acuerdo con esta última interpretación, este hostal o alberit se ubicaría sobre un cruce de caminos: uno que partía desde Alberic hacia el noroeste (Llombai, Requena) por Massalavés; otro que se dirigía al oeste (Tous); y uno principal que iba de València a Xàtiva por el paso de barca de Alcosser (ver figura 17)[116]. El nombre de este último pueblo, hoy despoblado, deriva de al-qusair, diminutivo de al-qasar ‘palacio, alcázar’. La función de dicho edificio debía ser defender este paso estratégico sobre el río Xúquer que, según Ribes, era el único de la Ribera, aguas arriba de Alzira, que se dejaba cruzar desde tiempos inmemoriales[117].

Alcàntera deriva de al-qantara ‘el puente’. Hemos visto más arriba que Càrcer, valle donde se encuentra Alcàntera, deriva del latín cárcer, ‘cárcel’, y por tanto parece que Alcàntera es la llave para acceder a este valle encarcelado, que permite la comunicación de este valle con Alberic, Alzira y la ciudad de Valencia. La duda nos surge a la hora de situar el puente a que hace referencia el primer topónimo. Desde Alcàntera sale un camino llamado del Gavariol que atraviesa el río –2 km al norte del pueblo– a  través de un puente construido a principios del siglo xx, y se dirige a Gavarda; esta construcción, llamada Pont de Ferro, evitó definitivamente el aislamiento del valle de Càrcer, que hasta entonces sólo había sido conectado con el resto de la Ribera por medio de pasos de barca, como el que había en ese mismo punto, donde el río era un poco más ancho y formaba un vado[118].¿Se refiere el topónimo Alcàntera a este paso de barca (Barca de Gavarda en la figura 18), considerándolo como una especie de puente? Es una posibilidad.

Por otro lado, a sólo medio kilómetro al noroeste de Alcàntera está Beneixida que, según Coromines, deriva de (I)ben as-sidda ‘el [lugar] de la fuerza, la fortaleza’[119]. Este topónimo podría tener un sentido similar al del vecino Alcosser: la fortaleza (o pequeño alcázar) que vigila el paso del río. Es por el término de Beneixida por donde la actual A-7 atraviesa el Júcar, y lo hacía también el antiguo camino real de Madrid a través de la llamada Barca del Rei hasta 1917, cuando se construyó el puente de Ferro de Gavarda y el Xúquer dejó de ser un incómodo obstáculo entre el valle de Cárcer (y el de Montesa y la Mancha) y el resto de la Ribera y la ciudad de Valencia. Es muy posible que en el pasado hubiera en el término de Beneixida otro paso histórico, justo entre las barcas de Gavarda y del Rei. El pueblo actual se encuentra en una zona elevada y apartada del río, ya que el núcleo original fue arrasado por la pantanada de 1982, lo que obligó al desplazamiento de sus habitantes a un nuevo emplazamiento a salvo de las inundaciones. Históricamente, sin embargo, Beneixida se encontraba a sólo medio kilómetro al sur del río y a la misma distancia al noreste de Alcàntera. ¿Son Alcàntera –el puente– y Beneixida –la fortaleza [que vigila el río]– topónimos complementarios, referidos al mismo paso? Es otra posibilidad, alternativa a la expuesta en el párrafo anterior. Como no queda ninguna traza de un puente o de una barca de época islámica, es difícil de establecer por donde se atravesaba el Xúquer, aunque la toponimia actual nos da una pista: de la antigua Beneixida sale un camino llamado de la Comporta –probablemente en referencia a alguna acequia– que va hacia el río, al otro lado del cual, ya en término de Gavarda, está el camino de la Barca. Este topónimo indica que en este punto (Barca d’Alcàntera? en la figura 18) debió haber una barca para cruzar el río. ¿Podría ser entonces esta barca –este paso– el que vigilaba Beneixida y daba nombre a Alcàntera? Pensamos que podría serlo, ya que además es el punto más próximo entre el río y los dos núcleos: a sólo 500 metros de la antigua Beneixida y a 1.200 de Alcàntera.

Figura 18. Pasos del Xúquer entre la Ribera y el valle de Cárcer

Valencia no era el único territorio donde el paso de Júcar resultaba complicado. Si remontamos el río, los primeros pueblos castellanomanchegos que encontramos son Balsa de Ves, Villa de Ves y Casa de Ves, donde el topónimo Ves deriva del árabe al-bax, que es una forma arabizada del latino tardío passu‘paso’, por haber un paso del río Júcar en la villa de Ves.[120] El siguiente pueblo aguas arriba es Alcalá de Júcar, donde había –hay– un impresionante castillo controlando otro paso sobre el Júcar.    

El topónimo Almussafes, población del norte de la Ribera, deriva del árabe al-mansaf, ‘a medio camino’[121], por encontrarse aproximadamente a mitad de camino entre València (a 20 km) y Alzira (a 16 km), y quizá también por ser el enlace entre este camino principal y los caminos de Sueca (por Sollana) y de Llombai.

Antropotoponimia

En cuanto a los topónimos de origen catalán derivados de nombre de persona, el topónimo Manuel parece que deriva de la Alquería de Manuel Sancho, que aparece así documentada en un documento de 1406[122]. En cuanto a los de origen árabe, hay cinco pueblos en la Ribera –Benicull, Beneixida, Benifaió, Benimodo y Benimuslem– que empiezan por un derivado de bani ‘hijos de’, ‘los de’, que designa el conjunto familiar de los descendientes de un mismo ancestro[123], pero que a veces se puede traducir también como ‘el lugar de’. Ya hemos visto más arriba el contenido semántico de los nombres Benicull y Beneixida. En cuanto a Benifaió, deriva de bani + hayyun, de la raíz hyy ‘ser vivo, animado, avispado’[124]. La terminación en –un deviene –ó en valenciano y expresa diminutivo. Faió sería pues ‘vivito, avispadillo’ (cfr. Faió, en el Bajo Aragón). Coromines considera que Benimodo puede derivar de bani + mawdu, participio de ‘poner, situar’ (‘lugar donde se sitúa [algo]’), pero ofrece, y prefiere, una segunda opción: que derive de bani + modar, ‘los que sudan (esforzándose)’[125]. Benimuslem procede de bani + muslim, ‘hijos del musulmán’.

Otro antropotopónimo de origen árabe podría ser Llaurí, cuyo origen sería el mismo que el del topónimo andaluz Alhaurín, y procedería de la tribu amazigh Al-Hawwara. Las alquerías de Alhaurín y de Llaurí derivarían de la forma al-Hawwariyin, ‘lo de los Hawwara, la tierra de los Hawwara’, adaptándose luego a la grafía y pronunciación castellana y catalana, respectivamente. Algunos autores hacen derivar Favara, a sólo 3 km al sur de Llaurí, de la misma tribu berber Hawwara, ya que su homónimo Favara, referido a una de las acequias que riegan la huerta de Valencia, parece proceder de este antropónimo bereber, según Guichard[126], referido a uno de los clanes norteafricanos que penetraron en la península Ibérica durante la conquista islámica[127]. Si en el caso del topónimo Llaurí parece probable su único origen amazigh, en el caso de Favara podría haber una interferencia de la forma árabe fawwara, ‘fuente’ porque esta población se halla en plena marjal al sur del Xúquer, zona abudante en ullals (manantiales).

En cuanto a los nombres de persona de origen latino, hay tres en la Ribera: Sollana, Carcaixent y Polinyà. Los tres se relacionan con propietarios de villas rústicas romanas o fundus, palabra de donde derivan tanto latifundio (gran propiedad rústica) como minifundio. Sollana derivaría del latín soliana, aglutinación de Solius (nombre de persona) + sufijo femenino –ana, con significado de ‘lugar perteneciente a’, y por tanto querría decir ‘la propiedad de Solius’[128].

Carcaixent presenta la terminación-ent, propia de los topónimos valencianos derivados de fundus, pero con el sufijo locativo masculino –anu. Esta terminación se reduce en –an (*Carcaixan) y luego se transforma por imela árabe (cambio de la /a/ larga en /e/): primero en -én (*Carcaixén)[129], y más tarde en –ent, con el refuerzo de la /t/, ya que –én es un final extraño en catalán.[130] Se acepta generalmente que el topónimo Carcaixent deriva de un fundus, pero hay desacuerdo entre los autores para determinar a qué antropónimo se refiere. Según Menéndez proviene de carcassianus(Carcassius, posible gentilicio de Carcasona del Lenguadoc, + anu.[131] Aunque no lo descarta del todo, Coromines (III, 263-264) considera improbable que derive de carcassius, puesto que el gentilicio de Carcasona es carcassonense, y cree más plausible que venga de Graccasius, derivado del linaje graccus, + anu, o que Carcaixent presente una etimología árabe, a partir del conocido suburbio del Cairo llamado Qalqasand o su gentilicio (Qalqasendi)[132].

Existe un topónimo no demasiado lejano a Carcaixent que nos sitúa sobre otra posible etimología: el antiguo castillo y actual partida de Garmoixent (en el siglo xiii Carmo(i)xén), compuesto de car + moixent, cuya segunda parte, como Carcaixent, se refiere a un topónimo derivado de un antropónimo latino (mussius + anu: *Mussianu > Moixent). La forma car-, según Colon y Villar,[133] deriva de una raíz preromana *kar- que significa ‘roca’ o ‘peña’, de donde proceden nombres como Queralbs (‘peñas blancas’), Mont Caro (Tortosa), Escull de Caro (Cullera) o Caroig (*carium rubeum). Si el topónimo Carmoixén parece un compuesto de un orónimo prerromano y de un fundus romano, no sería inverosímil que Carcaixen(t) derivara de car + caixent, donde el propietario rústico fuera Cassius, que es una gens romana abundante y especialmente distinguida[134], y car fuera una peña o roca. ¿Cómo explicar en tal caso ese protagonismo de una peña en el territorio de Carcaixent? Este car- podría referirse a la pequeña elevación donde se emplaza la Vila (casco antiguo) de Carcaixent, que aún hoy –a pesar de que los aluviones han tendido a igualar el terreno– está ligeramente más elevada que su cercanía inmediata. En efecto: en la actualidad la Vila de Carcaixent –alrededor de la calle Desemparats– se ubica a una altitud de cerca de 24 msnm., más protegida de las inundaciones del Xúquer que el resto de la población, que se encuentra entre 1 y 4 metros más baja. En tiempos tardorromanos, en el momento de formación del topónimo *Carcassianu, esa diferencia debía ser aún mayor, ya que las inundaciones del Xúquer han ido rellenando las zonas más bajas del término, e igualándolas a las más altas, mientras la tierra de aluvión acumulada en la Vila se eliminaba artificialmente para que las casas no quedasen por debajo del nivel de la calle[135]. Tal vez el dicho car- pudiera hacer referencia más bien a la vecina sierra de Carcaixent, que empieza en las afueras –a levante– del actual núcleo de Carcaixent.

Otro nombre de lugar derivado de un antropónimo es Polinyà, que proviene del latín Paulinus, nombre del propietario de un fundus, más una terminación locativa que daría *Paulinianus y después Polinyà. Sin embargo en Valencia los topónimos de este tipo siempre resultan en -én(t), y por lo tanto Paulinianusdebería haber dado *Polinyent. ¿Cómo explicamos entonces el topónimo Polinyà? Podría ser que los repobladores cristianos lo hubieran traído desde el municipio de Polinyà (del Vallès), pero es más probable que Éstos, al escuchar un término similar al Polinyà catalán, lo asimilaran a la forma de este, como sugiere Coromines[136].

Como antropónimo curioso cabe citar la partida de Materna, entre Alzira y Carcaixent, una antigua alquería que en el siglo xvi ya estaba despoblada. Se trata de un topónimo de origen latín, que indica herencia o posesión materna, como el topónimo Paterna indica posesión paterna. Por último, la muela del Albéitar, separada de la de Cortes por un profundo tajo o corte (de donde deriva Cortes de Pallás) excavado por el río Júcar, provienen del antropónimo árabe al-baitar, ‘el veterinario’.

 Conclusiones

 La toponimia, y dentro de ella especialmente los nombres de municipio –que son los más antiguos y mejor documentados–, se nos muestra como un testimonio excepcional de unas presencias antiguas en el territorio sucronense, hoy desaparecidas. Las sucesivas oleadas pobladoras o conquistadoras han ido transformando de una manera más o menos paulatina la cultura y la lengua de las actuales tierras valencianas, pero cada una de ellas ha dejado su huella grabada en la toponimia: antes de la romanización la cultura ibera –y probablemente, por lo que podemos deducir precisamente de la toponimia, también algún pueblo indoeuropeo, o quizá varios de estos– ya dejó su impronta en la toponimia de nuestra zona de estudio, dominada entonces por dicha cultura; la conquista romana supuso la desaparición progresiva de la lengua ibérica de las actuales tierras sucronenses valencianas; la expansión musulmana propició la ulterior desaparición del latín; sin embargo, esta lengua regresó seis siglos después a través de diferentes variantes romances: el catalán –más tarde llamado también valenciano– en la Ribera; el aragonés, que luego devino castellano-aragonés, principalmente en la Canal de Navarrés y la Hoya de Buñol; y el castellano en el Valle de Ayora. Estas tres lenguas convivieron con la variante andalusí hablada por los mudéjares y moriscos antes de su expulsión a principios del siglo XVII.

Cuando Jaime I creó el reino cristiano de Valencia, la mayoría de los municipios actuales ya estaban formados y su nombre, acuñado en su día en lenguas distintas de las que hoy son oficiales en Valencia, ha perdurado hasta la actualidad. En las comarcas interiores del Júcar valenciano, donde los términos municipales poseen gran extensión, predominan los nombres de municipio de origen latino (Cortes, Cofrentes, Millares, Macastre, etc.), mientras que en la Ribera, donde los municipios han ido consolidándose a partir de la segregación de unos respecto de otros, más de la mitad son de origen árabe (Alzira, Algemesí, Sueca, Cullera). Hay que decir que la lengua árabe no sólo predomina entre los nombres de municipios de la Ribera, sino también entre los de otras llanuras aluviales del litoral valenciano como el Baix Maestrat, la Plana, el Camp de Morvedre, l’Horta, la Safor y la Vega Baja, donde los árabes ampliaron los sistemas de regadío y la gama de cultivos y fundaron muchas alquerías que hoy son municipios. Este hecho muestra la tendencia conservadora de la toponimia, por el cual cuando se aplica un nombre a un lugar, esta denominación suele perdurar aunque la lengua en que se ha creado desaparezca (como en los casos del ibérico y el árabe) o evolucione (como pasó con el latín)[137].

Las aportaciones de los expertos en estas lenguas hoy extintas (prerromanas, latina, árabe andalusí, bereber, etc.) en nuestra área de estudio son fundamentales para establecer cuál es el contenido semántico de cada topónimo. Esto no siempre resulta fácil: en el caso de las lenguas prerromanas, el principal problema es que nuestro conocimiento de dichas lenguas es muy limitado; y en general, ocurre que muchos de los nombres de lugar nos han llegado con una pronunciación muy cambiada respecto a la original, al haber sido contaminados a lo largo de su historia por las sucesivas lenguas dominantes. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la ubicación geográfica de los topónimos, junto a la documentación histórica y, a veces, los restos arqueológicos, nos pueden ayudar a desentrañar su significado último. Como afirma Villar, la toponimia (los nombres de lugar) presenta una gran ventaja sobre la antroponimia (los nombres de las personas que fundaron y habitaron los lugares): mientras que esta última se desplaza y desaparece casi siempre al mismo tiempo que los individuos, aquella suele perdurar secularmente, y aunque finalmente se corrompa o caiga en desuso, el ritmo de transformación/desaparición es mucho más lento, lo cual posibilita llevar a cabo una reconstrucción del significado de un topónimo[138]. Las obras de lingüistas como Coromines y Barceló, así como el conocimiento geográfico e histórico de nuestra área de estudio, nos han permitido reconstruir el contenido semántico de la mayor parte de la toponimia sucronense principal, sin obviar que en muchos casos las soluciones que ofrecemos deben considerarse tan solo como hipótesis probables, y que algunos topónimos notables continúan prestándose a una interpretación ambigua y, por lo tanto, discutida.  

Por lo que respecta al contenido semántico de la toponimia sucronense, se observa en esta región un predominio de los topónimos derivados de la geografía física a que dan lugar el río Júcar y sus afluentes. Abundan, pues, los topónimos derivados de hidrónimos, relacionados con el río Xúquer/Júcar, con sus afluentes Magre/Magro, Sellent y Albaida o con los manantiales y sistemas de riego asociados a su cuenca. Pertenecen a este grupo los nombres de municipios como Cofrentes, Dos Aguas, Alzira y, quizás, Sueca. Pero el Xúquer no genera solamente topónimos derivados de hidrónimos, sino también de orónimos, como ‘barrera’ (Antella, Gavarda), ‘valle sin salida’ (Càrcer), ‘paso (junto al río) entre montañas’ (l’Ènova), ‘tajo o garganta (excavada por el río)’ (Cortes), y algunos sinónimos de ‘elevación’ (l’Alcúdia, Cullera), ja que en un llano aluvial como la Ribera es fundamental ubicarse en las zonas más elevadas, poniéndose así a salvo de las devastadoras inundaciones del Xúquer. También hay topónimos que se refieren a la red viaria, para cuya comprensión hay que tener presente que las tierras al norte y al sur del Júcar han estado secularmente separadas por la barrera fluvial que suponía este, como muestran las divisiones administrativas, especialmente las de la antigüedad (Edetania y Contestania; conventi Tarraconensis y Carthaginensis; esporádicamente las taifas de Valencia y otras al sur; subgobernaciones forales de Valencia y de Xàtiva). Ha sido necesario por lo tanto buscar vados, habilitar barcas y, posteriormente, construir puentes de madera o de piedra para comunicar las dos orillas del Júcar. Entre los odotopónimos más notables destacan Albalat (‘calzada, camino empedrado’) y Alcàntera (‘puente’). Hay además algunos topónimos que derivan de un puesto o fortaleza que vigila el paso del río, como Castelló, Beneixida o Alcosser. Por último, puede señalarse incluso que también los topónimos de carácter agropecuario están relacionados, aunque sea indirectamente, con el Xúquer, al haber generado sus aluviones una tierra apta para el cultivo y, por lo tanto, para el establecimiento de fundus, alquerías y señoríos. En definitiva: pocos son los topónimos de la región sucronense que no tengan conexión, aunque sea indirecta, con el notable río que la atraviesa.


Notas

[1] Moreu-Rey, 1995, p. 45.

[2] Moreu-Rey, 1982, p. 11.

[3] Moreu-Rey, 1982, p. 13.

[4] Dorion, 1984, p. 103.

[5] Sauer, 1985, p. 42.

[6] Tort, 2003, p. 2.

[7] Coromines, 1965, I, p. 7.

[8] Tort, 2000, p. 4.

[9] No hay que remontarse muy atrás para constatar este hecho: en 1982 la pantanada de Tous destruyó los núcleos de Beneixida y Gavarda, que fueron reconstruidos en una nueva ubicación más elevada, a salvo de posibles nuevas riadas.

[10] Membrado, 2011 (en prensa).

[11] Casanova, 2010, p. 195.

[12] Piqueras, 2012, p. 48.

[13] Piqueras, 1995, p. 148.

[14] Moran et al., 2002, p. 5.

[15] Rosselló 2004, p. 97.

[16] Cabanes et al., 1981, p. 336.

17] Sanchis Guarner, 1951, p. 259-271 y Coromines, OnoCat, III, 485.

[18] Chofre, 2002, p. 218.

[19] Chofre, 2002, p. 70-71 y 251. Sucro es así llamado por el río homónimo, que desemboca a los pies de este poblado ibérico. Consideramos que este topónimo es originalmente un hidrónimo por el probable contenido semántico que, verosímilmente, se le puede atribuir y que explicamos en la sección de hidrotoponimia.

[20] También llamada Illa dels Pensaments o Escull de Caro (Coromines, OnoCat, III, 282).

[21] Chofre, 2002, p. 220-221 y 259.

[22] Coromines, OnoCat, III, p. 403.

[23] Ferrer, 1985, p. 4-5.

[24] Coromines, OnoCat, V, 377 y Cabanes et al., 1981, 282.

[25] Coromines, OnoCat, III, 441.

[26] Colon, 1971-72, p. 305-308.

[27] Coromines, OnoCat, III, p. 346.

[28] Vázquez, 2011, p. 116. Coromines (OnoCat, VII, p. 302), sin embargo, deriva Turiaso de la raíz hidronímica iberovasca itur, palabra que en el vasco actual significa fuente.

[29] Y, por tanto, el artículo de l'Alcúdia es redundante, como también lo son los de l'Alcúdia de Crespins y l'Alcúdia d'Elx, un neoplasmo que no encontramos en Alcúdia de Mallorca.

[30] Millo, 1997, p. 728.

[31] Millo, 1997, p. 713.

[32] Tort, 2003, p. 7-8.

[33] Coromines, OnoCat, IV, p. 66. esforma ciudad italiana de Génova –puerta natural entre la escarpada Liguria y el llano padano– y la suiza de Ginebra (Geneva, en franco-provenzal; Genève, en francés) –paso alpino a través del estrecho del Ródano entre los valles suizos y Lyón– parecen tener el mismo origen y contenido semántico que l'Ènova. La grafía con que aparece este topónimo en una documentación de 1248 es Yeneva, más cercana tanta a Génova, como a Geneva y a janua (Cabanes et al., 1981, p. 267). El pueblo del Genovés, a sólo 8 km al sur de l'Ènova, parece ser un antropónimo derivado de algún habitante de la zona de l'Ènova. 

[34] Coromines, OnoCat, IV, p. 251.

[35] Coromines, OnoCat, II, p. 206.

[36] Casanova, 2009, p. 185

[37] Coromines, OnoCat, IV, p. 336-338.

[38] Coromines, OnoCat, III, p. 89

[39] Sanchis Deusa, 1993, p. 87-91.

[40] También conocido como Vallfarta, es decir, ‘valle rico, fértil'.

[41] Piqueras, 1995, p. 238.

[42] Mateu, 1991, p. 164.

[43] Piqueras, 1995, p. 204.

[44] Algeciras era así llamada por los árabes por la pequeña isla boscosa (‘verde') que había en su bahía, antes de que las obras de ampliación del hoy enorme puerto algecireño la integraran en sus instalaciones.

[45] El topónimo se refiere a cuatro islotes que habia frente a la ciudad, a la que se incorporaron en 1525.

[46] Al-Jazira, la televisión de Qatar, se llama sí en referencia tanto a la península arábiga, tierra considerada sagrada por ser el origen del Islam, como a este emirato, enclavado en una península del golfo pérsico.

[47] Barceló, 2010, p. 98.

[48] Coromines, OnoCat, IV, p. 438 y Tort, 2000, p. 13.

[49] Barceló, 2010, p. 55. Cfr. Alcoleja, municipio de Aitana que se ubica sobre un meandro del río Frainos.

[50] L'Angla nos recuerda al topónimo Engra, forma popular oral para designar en valenciano el topónimo Enguera, capital de la Canal de Navarrés, que se encuentra arrinconada en un valle sin salida.

[51] Pronunciada con /b/ etimológica en una zona como la Ribera Baixa donde los valencianohablantes diferencian perfectamente entre /b/ bilabial y /v/ labiodental.

[52] Coromines, OnoCat, II, p. 294 y 391.

[53] En el vasco actual ibai significa ‘río'. De este radical (i)bai/bae- derivarían también Baetis, nombre latino del gran río andaluz; Besòs, río notable al norte de Barcelona; y las localidades meridionales valencianas –ricas en aguas– Ibi i Tibi.

[54] Coromines, OnoCat, VII, p. 21. Según este autor en el mismo pueblo y en otros cercanos pronuncian Sallent y en otros más alejados Sellent. Esta última forma acusa la influencia del árabe. Es posible que una parte de los repobladores catalanes o aragoneses reconociesen un duplicado de Sallent de Llobregat o de Sallent de Gállego y la asimilaran a la forma de estos topónimos.

[55] Coromines, OnoCat, III, p. 347.

[56] Coromines, OnoCat, VII, p. 23 y Vázquez, 2011, p. 111.

[57] Villar, 2000, p. 291.

[58] Cabanes et al., 1981, p. 260. El río Xaló recibe también el nombre de Gorgos, de origen latino, siendo un gorgo un hoyo profundo en el lecho de una corriente de agua, donde esta se encharca. Así pues, tanto Gorgos como Xaló significarían ‘agua estancada'. Salvo en período de lluvias, este río permanece seco, a excepción de algunos charcos o gorgos, que se aprovechan para el riego de sus huertas circundantes.

[59] Cfr. Benifurt, partida y acequia de Xàtiva. Coromines, OnoCat, IV, p. 266.

[60] Cabanilles (vol. II, p. 210) describe así los pantanos al sur del Xúquer: “El Xucar atraviesa e inunda con sus aguas la llanura entre Cullera y Corbera, convirtiéndola en un lago de dos legüas. Aun cuando el río no sale de su cauce se ve aquel recinto cenagoso y lleno de manantiales, á excepcion de las Alturas, donde están las poblaciones”.

[61] Coromines, OnoCat, IV, p. 201. Son célebres las foggaras (derivado de fawwara) del norte de África: canales artificiales que capturan y transportan el agua desde los piedemontes a los llanos agrícolas, la cual generalmente sale a la superficie en forma de cascada y se redistribuye a través de unas represas para el riego.

[62] Moran et al., 2002, p. 22. Algunas de las aigües vives de este valle son la Font Jordana, la Falzia, el Cremençó, els Covilars, el Pla del Xorro, la Sima de l'Aigua o els Brolls.

[63] Casanova, 2009, p. 184.

[64] Rosselló, 2004, p. 41. El Llibre dels Fets es la crónica que describe las conquistas de Mallorca, Valencia y Murcia por Jaime I.

[65] Pokorny, 1948-1949, p. 236; Moralejo, 2007, p. 228; Coromines, OnoCat, VIII, p. 80. También en el Indogermanisches etymologisches Wörterbuch (IEW) da Pokorny para *seikw- los significados ‘verter(se), filtrar, fluir, gotear' y hace referencia al Sequana y al Sechair, aunque no a los ríos de la Península Ibérica.

[66] Galmés, 2000, p. 50 y Villar, 2000, p. 208.

[67] Creemos interesante señalar que este segmento inicial suk en la toponimia sucronense valenciana parece encontrarse además en otras tres corrientes de agua: el río Suc de Siete Aguas, el barranco del Suc entre Barxeta y el Genovés, y el barranquet del Suc en Catadau.

[68] Ballester, 2010, p. 494.

[69] Otros topónimos tautológicos son Val d'Aran (‘valle del valle'), Pont de Suert (‘puente del puente'), Caudete de las Fuentes (‘fuente de las fuentes'), río Ebro (‘río río'), puente de Alcántara (‘puente del puente'), catedral de la Seo (‘catedral de la catedral'), etc.

[70] Villar, 1995, p. 511.

[71] Villar, 1995, p. 93.

[72] Cfr. Coblenza, del latín  confluentia, donde se unen el Rin y el Mosela.

[73] Tort, 2000, p. 10.

[74] Coromines, OnoCat, V, 334. Cfr. (muntabb) an-nahr con an-nahr (al-kabir), ‘el río grande', entre Siria y el Líbano.

[75] Coromines, OnoCat, V, p. 118.

[76] Caudete deriva del árabe qabdaq, ‘manantial, fuente', que a su vez  procede de cap d'aq < caput aquae, "cabeza de aguas, fuente”. El topónimo Caudete de las Fuentes (‘fuente de las fuentes') es, pues, de carácter tautológico.

[77] Hace 200.000 probablemente no había Albufera, sino un pequeño golfo marino. Dos factores condicionaron su formación: las aportaciones del Xúquer y el Túria y otros barrancos menores, y las corrientes marinas que favorecieron la deposición de materiales sedimentarios a la largo de la costa, dando lugar al cordón litoral o restinga. Esta restinga aisló la Albufera hace unos 5.000 años y el material impermeable de subsuelo contribuyó a la aparición de esta laguna litoral (Rosselló, 1995, p. 16).

[78] Rosselló, 1995, p. 11. Cfr. Bahrain, que significa “dos mares”, compuesto de bahr ‘mar' y ain ‘dos'.

[79] Al otro lado de la Albufera de Gavarda, ya en término de Beneixida, el nombre de la partida presenta una semántica similar, pero en valenciano: els Fondos.

[80] Coromines, OnoCat, VII, p. 110.

[81] Coromines, OnoCat, III, p. 431.

[82] Cuando hablamos de Tous nos referimos al antiguo pueblo, abandonado en 1971 y trasladado a la partida de la Garrofera de Alzira, a 13 km de distancia de su ubicación original, debido a que la construcción del embalse homónimo iba a inundar el núcleo urbano. Este embalse no se terminó hasta 1994, después de haber colapsado en 1982 y haber provocado la trágica Pantanada de Tous.

[83] Aguas arriba del pueblo antiguo de Tous se encuentra –hoy inundada– la partida y despoblado de Terrabona, porque allí se encontraba la mejor tierra del término para cultivar, al ser producto de aluviones arrastrados por el Júcar.

[84] Piqueras, 2012, p. 23.

[85] Cabanes et al., 1981, p. 128.

[86] Coromines, OnoCat, II,p. 476.

[87] Piqueras, 2012, p. 26.

[88] Barceló, 2010, p. 66.

[89] La posición de Alfarb sobre una pequeña elevación a orillas del Magro debió otorgarle en la antigüedad una función estratégica de control de los caminos hacia Valencia, hacia Xàtiva y hacia Castilla (por Llombai) (Piqueras, 1995, p. 285).

[90] Coromines, OnoCat, vi, p. 160.

[91] Casanova, 2011, p. 264.

[92] Ribes, 2002, p. 104.

[93] Coromines (OnoCat, iii, p. 273-277) propone finalmente que Carlet resulte del árabe vulgar valenciano Qalaét (plural de ‘castillos', ‘alcalans'), reducido a *Calet y contaminado por la /r/ del nombre de la caverna de Matamón, a la que los moros llamaban Garledi (cueva infernal) o Gar-al-meit (cueva de los hombres muertos).

[94] El valle d'Alcalà o dels Alcalans, cuyo castillo homónimo y principal, en término de Montserrat, controlaba un paso estratégico sobre un estrecho que forma el río Magre, está flanqueado a su derecha por la sierra de Matamont (mata + mont, es decir, el ‘monte del matorral'), y a su izquierda por la de Alèdua, del árabe al-idwa, que significa precisamente ‘margen izquierdo de un río' (Barceló, 2010, p. 55).

[95] Cabanes et al., 1981, p. 192. En un documento de 1238 aparece ya la forma Carlet (p. 250).

[96] Hay que pensar por lo tanto que para Coromines no es plausible la posibilidad de que se trate de un diminutivo derivado del sufijo propio del latín hablado *-ittu, que se encuentra en el francés y catalán (-et), en el italiano (–etto) y en el castellano (-ete) (Penny, 2008, p. 319).

[97] Según Barceló (2010, p. 107) Alborgí deriva de al-Burji, ‘el hombre que vive en la torre', pero Coromines (OnoCat, ii, p. 90) cree que también podría derivar del plural de la palabra árabe al-burj, ‘la torre', y signficaría 'las torres'.

[98] Barceló, 2010, p. 78.

[99] Barceló, 2010, p. 83.

[100] Según Coromines (OnoCat, vii, p. 181-183) bajo el dominio musulmán Sucro podría haber evolucionado –por leyes fonéticas del árabe– a Suqra > Suwqra > Suwqa y después los andalusís valencianos, propensos a formar diminutivos afectivos, la debieron llamar Suwayqa, nombre que además coincidía con una palabra existente en la lengua árabe con significado de ‘mercadillo'.

[101] Barceló, 2011, p. 84-85.

[102] Piqueras, 1995, p. 280, y Coromines, OnoCat, iii, p. 332. Barceló (2010, 43), sin embargo, opina que deriva del árabe qabtat awruh, que a su vez procede del latín capite aureus, ‘punta dorada'.

[103] Piqueras (1995, p. 249).

[104] Cotes es el plural de cota, palabra que tanto en catalán como en castellano hace referencia a una vestidura hecha de cuero o de mallas de hierro entrelazadas usada como arma defensiva, es decir, una costra dura para protegerse.

[105] Barceló, 2010, p. 49 y 70.

[106] Barceló, 2010, p. 72. Cfr. Generalife, de jannat al-arif, ‘el huerto del constructor').

[107] Sanchis, 1993, p. 101. Otras nuevas infraestructuras previsibles para superar el Xúquer –que supuestamente se inaugurarán en un futuro no muy lejano– son el puente de la autovía A-38 (València-Gandia-Benidorm-Alacant), cuyas obras se han detenido en Cullera justo antes de cruzar el Xúquer, y el AVE València-Alacant, que circulará por el mismo puente del ferrocarril de Xàtiva, que ya ha sido ampliado para albergar la plataforma del AVE.

[108] Barceló, 2010, p. 80. Otros municipios valencianos llamados albalat són Albalat dels Sorells, en el camino de València a Catalunya, y Albalat dels Tarongers, en el camino de Sagunt a Aragón.

[109] Sanchis, 1993, p. 114. Por el vado de Albalat cruzó Jaime I el Xúquer con el fin de conquistar Algezira, es decir, Alzira (Martínez Pérez, 1987).

[110] Mateu, 1983 y 1991.

[111] Pérez y Arasa, 2010, p. 103-105.

[112] Arasa y Rosselló, 1995, p. 110-111.

[113] Sanchis, 1993, p. 109-110. El camino de Xàtiva a Requena remontaba el río Magre. En época ibérica el poblado de la Carència (término de Torís) era un hito destacado en este camino (Pérez y Arasa, 2010, p. 110).

[114] Coromines, OnoCat, ii, p. 81, y Casanova, 2009, p. 185.

[115] Barceló, 2010, p. 81. La forma Alberit es recogida por Cabanes et al., 1981, p. 138.

[116] La barca de Alcosser probablemente coincidía con el Vau de Barraga, vado por donde el rey Jaime I cruzó el Xúquer para conquistar Xàtiva (Pérez y Arasa, 2010, 108). Tras cruzar el Xúquer, el camino llegaba a Castelló y más tarde, a la altura de Manuel, confluía con el camino que venía de Alzira. Para salvar el río Albaida y seguir hacia Xàtiva el camino cruzaba por el vado de Manuel, relativamente fácil de superar durante la mayor parte del año (Sanchis, 1993, p. 105).

[117] Ribes, 2002, p. 104. Algunos historiadores consideran que la Vía Augusta iba por Alcosser y no por Albalat. Martínez Pérez (1987, 62-70) plantea un doble trazado de esta: uno –usado durante la época ibérica y el Alto Imperio– que debía cruzar el río por el vado de Albalat, y el otro –a partir del siglo ii– que lo hacía por el vado de Alcosser. En época andalusí un camino intermedio –que atravesaba el Xúquer por Alzira– debió absorber la mayor parte del tráfico de los dos itinerarios mencionados.

[118] Huguet y Morenilla, 2010, p. 2.

[119] Coromines, OnoCat, ii, p. 437.

[120] Barceló, 2010, p. 36.

[121] Barceló, 2010, p. 81. Cfr. Almansa, a medio camino entre la Mancha, Valencia y Alicante.

[122] Ventura 2001, p. 445.

[123] Barceló, 2010, p. 92.

[124] Coromines, OnoCat, iv, p. 182.

[125] Coromines, OnoCat, v, p. 296-297.

[126] Guichard, 2000, p. 136. Saqiyat Hawwara es la forma árabe –citada por Guichard– para designar la actual Séquia de Favara.  

[127] Franco, 2005, p. 45.

[128] Otros ejemplos similares en València son Meliana, de Aemilius > aemiliana; Borriana, de Burrius > burriana; Saranyana (la Todolella), de Sarinius > sariniana; o Gaianes, de Gaius> gaiana.

[129] ‘Carcaxen' es la grafía más repetida en la documentación medieval, según Cabanes et al., 1981, p. 91.

[130] Estos tipos de topónimos son muy frecuentes en el País Valenciano, especialmente al sur de Júcar, de donde derivan municipios como Ontinyent, de Unctinius > Unctinianus; Crevillent, de Carvilius > carvilianus; Moixent, de Mussius > mussianus; Bocairent, de Voconius > voconianus; Agullent, d'Aculius > aculianus; Parcent, de Parisiu > parisianus; Llutxent, de Lucius > lucianus.

[131] Menéndez Pidal, 1968, p. 128.

[132] Coromines, OnoCat, iii, p. 263-264.

[133] Colon, 1971-72, p. 305-308 y Villar, 1995, p. 82.

[134] La población rosellonesa de Queixàs (ant. Queixans) también deriva de Cassianu (Coromines, OnoCat, vi, p. 314). La s sorda seguida de la /i/ en (car)cassianus palatalitza la /s/ i da *(Car)caixent, de la misma forma que  Mussianus da Moixent.

[135] Ferrer, 1985, p. 4-5.

[136] Coromines, OnoCat, VI, p. 249.

[138] Villar, 2000, p. 193.


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Ficha bibliográfica

MEMBRADO TENA, Joan Carles. Toponimia sucronense en Valencia. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 5 de noviembre de 2012, Vol. XVII, nº 999. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-999.htm>. [ISSN 1138-9796].