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UNIVERSIDAD DE BARCELONA
ISSN:  0210-0754
Depósito Legal: B. 9.348-1976
Año I.   Número: 2
Marzo de 1976

EL MITO DE LA UNIDAD DE LA GEOGRAFIA

Alain Reynaud 



CONTENIDO

Nota sobre el autor 

El problema de la combinatoria
Las relaciones
La Combinatoria
Ciencia cerrada y ciencia abierta

Los geógrafos y el problema de la cornbinatoria

¿Ocupa la Geografía un lugar aparte?
Combinatoria e ideología Dominante, pluridisciplinariedad y ciencia abierta

Estructuralismo y Geografía


Conclusión


Nota sobre el autor

ALAIN REYNAUD es profesor del Instituto de Geografía de la Universidad de Reims. Es autor de diversos trabajos sobre geografía económica y sobre problemas teóricos de la ciencia geográfica. Entre ellos destacan los siguientes:

Le sens du mot Géographie, "Travaux de I'Institut de Géographie de Reims", n.º 3, 1970, págs. 3-10.

Epistémologie de la Géomorphologie, Paris, Masson et Cie, 1971.

La notion d'espace en Géographie, "Travaux de I'Institut de Géographie,de Reims", n.º 5, 1971, págs. 3-14.

Riche et pauvre, "Travaux de I'Institut de Géographie de Reims", n.º 7, 1971.

Réflexions sur la géomorphologie des bassins sédimentaires, "Travaux de I'Institut de Géographie de Reims", nº 8, 1971, págs. 76-80.

Les Mathématiques modernes et la Géographie, "L'Espace Geographique", Paris, n.º 1, 1972, págs. 23-24.

Les rôles ambigus du facteur spatial, "Travaux de I'Institut de Géographie de Reims", n.º 16, 1973, págs. 43-55.

Les mutations récentes de I'économie française (en colaboración con A. CAZES), Paris, Doin, 1973, 220 págs.

Les Etats-Unis en devenir (en colaboración con G. DOREL), Paris, Doin, 1973, 168 págs.

Le monde au XX siécle. Economies et societés (en colaboración con A. GAUTHIER), Montreuii, Breal, 1974, 220 págs.

La géographie entre le mythe et la Science. Essai d'epistemologie, Reirns, Travaux de I'Institut de Géographie de Reims, 1974, 200 págs.

Una de las obras de Alain Reynaud, la Epistemologie de la Géomorphologie desató en Francia una fuerte reacción por parte de algunos geomorfólogos, debido a la lúcida y radical crítica que en ella se hace de las concepciones de la Geografía f ísica*. La profundidad de la reflexión de Reynaud y su originalidad en el panorama de la geografía francesa han quedado de manifiesto también en sus obras posteriores.

El texto que reproducimos constituye la segunda parte del libro La Géographie entre le mythe et la science. Agradecemos al autor el permiso que ha concedido para la presente edición.

* Una crítica española de esta obra de Reynaud puede verse en MARTINEZ DE PISON, E.: Teorías,Ciencías e ideologías en la "Espistemología" de A. Reynaud, "Estudios Geográficos", Madrid, n.º 128, agosto 1972, págs. 526-537.


EL MITO DE LA UNIDAD DE LA GEOGRAFIA

"Ya que la geografía se define más bien por su método que por su objeto, todo puede ser materia geográfica" (1). Max Derruau
"El Todo es lo Falso" (2). Theodor Adorno
"Si todo es metáfora, nada es metáfora" (3). Gaston Bachelard
"El geógrafo no debe aplicar su perspectiva espacial a todo" (4). Brian Berry
 "La geografía no debe ser yuxtaposición gratuita ni desmembramiento analítico; ante todo, la geografía es síntesis concertadas" (5). Jacqueline Beaujeu-Garnier
"Hay que poner la palabra cuando falta el objeto" (6). Henri de Montherlant

La geografía se basa en una paradoja. La síntesis está al orden del día; cualquier artículo consagrado a la naturaleza de la geografía, todos los libros de reflexión o de metodología, subrayan con insistencia que el rasgo distintivo de esta disciplina, su originalidad fundamental y su característica exclusiva residen en la síntesis, palabra que resume al máximo sus ambiciones y su "vocación". Los miembros de los tribunales que califican los trabajos de geografía regional no encuentran, en sus informes, palabras lo bastante duras, irónicas o despreciativas, para fustigar a los desafortunados candidatos que hayan recurrido al famoso "plan por archivadores" (Plan á tiroirs) en el que se suceden, según un orden inmutable, los epígrafes dedicados al relieve, al clima, a la vegetación, a la población, a la agricultura, a la industria y a las ciudades. Y, sin embargo, es un trabajo completamente distinto lo que se les pide. El geógrafo sitúa en primer plano de su investigación las relaciones entre la localización, la organización y la diferenciación espaciales. Ordena las estructuras organizadoras del espacio y descompone los sistemas que las rigen (7). En el mismo sentido que esta declaración de Olivier Dolifus, Jacqueline Beaujeu Garnier escribe que "el método geográfico apunta, repitámoslo, al análisis de un trozo de espacio concreto, es decir, a la búsqueda de todas las formas de relaciones y de combinaciones que pueden existir entre la totalidad de los diversos elementos en presencia. Esta es la geografía global, la geografía en una palabra; hay que repetir e insistir en que el trabajo por excelencia del geógrafo, es decir, la síntesis, el trabajo en que él es sí mismo plenamente como decía Vidal de la Blanche, "exige conocer mucho, sí, pero dominar mucho más" (8).

Estas son las intenciones claramente expresadas. Pero ¿qué ocurre en la práctica geográfica? Los manuales de enseñanza, tanto secundaria como superior, las colecciones de geografía regional y las tesis no parece que respeten tales principios. Tomemos, por ejemplo, un libro consagrado a las Islas británicas (9)en la colección Orbis dirigida por André Cholley, quien una vez escribió que "la geografía regional es la esencia de la geografía (10). Primera sorpresa: el libro está dividido en dos partes que, aunque no tengan título alguno, están dedicadas a la geomorfología la primera de ellas -obra de André Guilcher- y la segunda a la geografía humana, realizada por Jacqueline Beaujeu-Garnier. No aparece ningún intento de relacionar estas dos partes, que son completamente independientes. Así, cuando Jacqueline Beaujeu-Garnier trata la agricultura, dedica tres páginas al estudio de las condiciones naturales en función de la agricultura: no hay la más mínima referencia a la primera parte que parece como si no existiera. Desde luego, es cierto que "las superficies de erosión y la evolución preglaciar de la red hidrográfica", título del segundo capítulo de la primera parte, no ayudan mucho a comprender "las actividades industriales", tema del tercer capítulo de la segunda parte...

Este ejemplo no es el único. Son innumerables las obras de geografía regional construidas de acuerdo con los mismos procedimientos. El "plan por archivadores" condenado tan a menudo -evitar el plan por archivadores que es el de un inventario y no el de un verdadero estudio geográfico (11)- continuamente renace de sus cenizas, desde que el mismo Heráclito reprochara a la Periégesis de Hecateo de Mileto que no fuera otra cosa que "una colección de hechos dispares y sin relación alguna entre sí" (12). Lo cual puede parecer asombroso, pero otras muchas observaciones dan qué pensar. Los mismos geógrafos que defienden más inteligente y ardientemente la primacía de la geografía regional, único medio de salvaguardar la unidad de la geografía, apenas la practican. Así, André Allix afirmaba que "el estudio regional constituye el núcleo de nuestros trabajos. Ningún geógrafo que merezca llamarse tal dejará el esfuerzo de definición sintética de las regiones en que Vidal de la Bianche veía la realización última... Al estudio regional se lo debemos todo... Constituye la expresión más completa del método geográfico" (13). Pero el volumen que reúne los mejores artículos de este investigador los agrupa en cuatro rúbricas: lo humano, lo económico, lo físico, retrospectiva (14). Nada de regional; temas como El agrupamiento de hombres, las ferias, tectónica de ebullición y estructura de los Alpes o unaruta romana reconstituida no pueden considerarse como tales. Igualmente, algunas tesis de geografía que estudian un fenómeno dado en un marco regional (la geomorfología, el clima, las relaciones entre la ciudad y el campo, la industria ...) quieren ser, a juzgar por las declaraciones de sus autores, una contribución a la geografía general, lo cual se contradice con la definición oficial de la geografía: de la geografía global (regional) se pasa progresivamente a una geografía temática (general). El término aparece en el título de una tesis reciente de Jacques Béthemont, El tema del agua en el valle del Ródano (15). Todo ello resulta un tanto sorprendente. ¿Será la síntesis geográfica, del mismo modo que Godot o la Arlesiana, algo de que siempre se habla pero que nunca se ha conocido?

¿Será incapacidad de los geógrafos? El argumento carece de peso, y no cabría acusar a los hombres. El que un investigador sea incapaz de alcanzar el objetivo propuesto es perfectamente posible, pero que un gran número de geógrafos que defienden con vigor la misma idea se vean impotentes para ponerla en práctica sí que resulta extraño. ¿No se producirá más bien una Impotencia teórica de la que algunas personas van tomando conciencia progresivamente? La geografía regional, es decir, la unidad de la geografía en realidad, se ha visto cada vez más atacada durante los últimos años; en los Estados Unidos, los defensores de la síntesis regional son acusados de "misticismo" (16) por los partidarios de la new geogmphy, o pura y simplemente, son ignorados (17); en Francia, J. Vogtt juzga la síntesis geográfica una "tontería" (18), Guy Daudó estima que la geografía regional ha caído "en una cierta escierosis" (19), mientras que, para Georges Bertrand, la región geográfica es "un conglomerado confuso y dudoso" (20).

Las páginas siguientes están dedicadas únicamente al aspecto teórico del problema de la unidad de la geografía; el estudio de la región se hará en otro lugar.
 

1. EL PROBLEMA DE LA COMBINATORIA

Las relaciones

Los estudiosos de disciplinas que, como la historia y la geografía, recurren a conocimientos de orígen muy diverso, sienten la necesidad de justificarse insistiendo en que su objetivo es poner de manifiesto una serie de relaciones o de ligazones. En su intento de definir la manera cómo trabaja el geógrafo, Gilles Sautter observa que "la primera (forma de proceder) consiste en poner directamente en relación mutua a los elementos de que se dispone" (21).

Cuando uno se encuentra ante dos elementos A y B (o dos conjuntos A y B, compuestos ambos de elementos), existen tres posibilidades:

A | B (1)

A à B (2)

A ß B (3)

La primera consiste en estudiar cada uno de los dos elementos por sí mismo; pero el hecho de colocar ambos estudios uno detrás de otro en la misma obra, con algunas páginas de intervalo, no basta para crear vínculos entre ellos. La segunda posibilidad consiste en averiguar en qué influye el elemento A sobre el elemento B o en qué le modifica de cualquier modo. La tercera posibilidad se reduce a invertir el sentido de la relación y a averiguar en qué influye el elemento B sobre el elemento A. En otras palabras, siempre que uno se interese realmente por problemas de relaciones o de ligazones, se verá obligado a precisar el sentido de la relación considerada, sin lo cual caerá inevitablemente en la yuxtaposición pura y simple.

En el terreno de las relaciones entre los hombres y el medio natural empieza a operarse, entre los geógrafos una toma de conciencia de esta doble posibilidad. Al hablar del concepto de ambientalismo (environmentalism), Wilian Koelsch precisa que "el concepto, naturalmente, puede operar, ya sea desde el hombre hacia la tierra, ya en sentido contrario (22). Jacqueline Beaujeu-Garnier ofrece ejemplos de ello inspirándose en los trabajos de Jean Tricart (23). Georges Bertrand insiste en la necesidad de una inversión del sentido habitual de la relación: "La geografía no podrá construir su teoría sin introducir en ella una cierta dimensión ecológica. Para conseguirlo, hay que invertir el problema de las relaciones tradicionales entre las estructuras naturales y las estructuras humanas del espacio geográfico. Como ya hemos puesto de manifiesto en otras ocasiones, debe considerarse el estudio del medio físico, de forma imprescindible, a continuación de las ciencias humanas y de los problemas de la ordenación" (24).

Este problema de la relación o ligazón debe ser precisado. El problema sería sencillo si A y B se compusieran siempre de un solo elemento (en el sentido matemático del término). Pero, por lo general, A y B son conjuntos compuestos por un gran número de elementos ¿Cuáles son los elementos de los dos conjuntos afectados por cada estudio de la relación, y qué es lo que permite que se le relacione? Es éste un problema que se acerca a lo que en matemáticas se llama estudio de las relaciones binarias (25).

Consideremos dos conjuntos geográficos, clima e industria. Tenemos : Un conjunto de origen {A}, el clima, que comprende un gran número de elementos {temperatura, pluviosidad, humedad, viento, nebulosidad, etc... }

Un conjunto de llegada {B}, la industria, que también comprende un considerable número de elementos {inversiones, mano de obra, localización, gestión, tecnología, desperdicios, etc... }.

El problema consiste en establecer una relación R entre determinados elementos de A y determinados elementos B, pero no entre todos ellos. So pena de caer en el mecanismo mental de la explicaciones deterministas simples, no se aprecia muy bien qué relación podría existir entre la nebulosidad y la gestión empresarial.

Por ejemplo, el heliotropismo es una relación R que permite establecer una ligazón entre determinados elementos de A y determinados elementos de B. Cuando la temperatura, la pluviosidad, etc., se encuentran por encima (o por debajo) de ciertos umbrales, pueden producirse consecuencias para la localización de las industrias.

Aquí se imponen algunas observaciones de forma inmediata:

 - R no es elemento de A ni elemento de B. Simplemente, R representa la manera cómo los elementos del clima son percibidos por una población (o por una clase social), en un momento dado y en un determinado contexto mental. Algunos caracteres del clima son valorizados, otros menospreciados (26). No es que los elementos de A estén dotados de una eficacia cualquiera y que así actúen sobre B. No tienen significación concreta más que por relación a R. Sin R, no sucedería nada.

 - Para comprender R, en este caso el heliotropismo, no serviría de nada estudiar A. En este ejemplo, el geógrafo se vería tentado fácilmente de hacer un estudio del clima mediterráneo. Pero el intento de desmontar el mecanismo para comprender el heliotropismo no llevaría muy lejos. Basta con estudiar el heliotropismo, que no corresponde precisamente a la climatología sino a la psicosociología.

 - El sentido de la relación A à B indica que el objeto de estudio es el conjunto de llegada B, en este caso la industria. Pero el conjunto {industria} se compone de numerosos elementos distintos sobre los cuales no actúan en modo alguno los elementos de A, puesto que no están en relación con B a través de R. Por el contrario, el elemento localización (27) {industria} tiene vínculos con los demás elementos del conjunto al que pertenece. En otras palabras, la relación B es necesaria para establecer una ligazón entre elementos de A y un elemento de B, aunque no sea suficiente para crearla. Para que se instalen fábricas en una zona que se juzga agradable, también se precisa, por ejemplo, que las posibilidades de inversiones de las empresas industriales sean suficientes, que no plantee problemas el reclutamiento de mano de obra ni cuantitativa ni cualitativamente, que la posición respecto a los medios de transporte y al mercado sea favorable, etc...

 - Si el sentido de la relación se invierte, la cuestión planteada será entonces la influencia de la industria (A) sobre el clima (B). Por ejemplo, la relación R es la noción de contaminación (definida de acuerdo con ciertos criterios), que pone en relación a un elemento del conjunto {industria}, como los desechos de la producción, con algunos elementos del conjunto {clima}, como la nebulosidad por ejemplo. Consideremos otro ejemplo, el de las relaciones entre {demografía} y {política}. También en este caso hay que tener en cuenta el sentido de la relación. Por un lado, la influencia de la política (A) sobre la demografía (B): decisiones legislativas destinadas a favorecer los nacimientos (prestaciones familiares, impuestos elevados para los solteros y los matrimonios sin hijos, prohibición del aborto, etc... ) o, por el contrario, destinadas a limitarlos (ausencia de ayuda a las familias numerosas, retraso de la edad mínima para contraer matrimonio, legalización y ayuda para el aborto, etc... ). Para que A pueda ejercer una influencia sobre B, hace falta una relación R (nacionalismo en el primer caso, miedo de quedarse sin recursos en el segundo), relación que no existe de modo permanente; cuando no existe, el poder político se desinteresa por completo de la demografía. Por otro lado, la influencia de la demografía (B) sobre la política (A) se traduce en la gerontocracia o, por el contrario, en la voluntad de situar a personas jóvenes en los puestos de responsabilidad, en el voto orientado más a la derecha de los viejos o más a la izquierda de los jóvenes, etc... Lo cual supone el estudio de la influencia de la estructura de la población por grupos de edad y una relación R, el conservadurismo -real o supuesto- de las personas de edad o la voluntad de innovación -real o supuesta- de las personas jóvenes.

Siempre que se estudien las relaciones entre dos conjuntos aparecerán dos posibilidades, igualmente interesantes ambas. Pero también hay que precisar qué ligazón se estudia. En El espíritu de las leyes, Montesquieu presentaba tres ideas sobre las relaciones entre el medio y los hombres que se resumen en las tres frases siguientes: "las leyes son relativas a la naturaleza física del país; al clima helado, terriplado o cálido; a la calidad del terreno, a su extensión"; "los países no son cultivados en razón de su fertilidad sino en razón de su libertad; y si se dividiera la tierra por el pensamiento, uno quedaría asombrado de ver casi siempre desiertos en sus partes más fértiles y grandes pueblos allí donde la tierra parece negarlo todo"; "la esterilidad de las tierras convierte a los hombres en seres industriosos, sobrios, endurecidos por el trabajo, valerosos, hábiles para la guerra" (28). Sucesivamente aparecen las relaciones sufridas, las relaciones queridas y las relaciones soñadas, tal como fueron presentadas en la primera parte de nuestro libro. Pero los conjuntos de origen y de llegada no están definidos en ningún momento, así como tampoco lo están las relaciones que permiten ligar a unos u otros de sus elementos. ¿Es Montesquieu un determinista o, por el contrario, defensor de una posición mucho más matizada? Vana cuestión ésta puesto que, en un principio, la ausencia de rigor en los razonamientos permite encontrar en su obra argumentos para justificar cualquier posición.

"Colocar ante nuestros ojos el conjunto de rasgos que caracterizan un lugar a fin de que el espíritu pueda establecer una relación. En esta relación consiste efectivamente la explicación geográfica de un lugar. Considerados por separado, los rasgos de que se compone la fisionomía de un país tienen el valor de un hecho; pero no adquieren el valor de noción científica sino cuando se les sitúa en el encadenamiento de que forman parte" (Vidal de la Blanche) (29). ¿Esta relación o estas relaciones? Ya que el geógrafo se interesa por "el conjunto de los rasgos", los hechos pertenecen a múltiples conjuntos compuestos asimismo por numerosos elementos. De un problema de relación binaria, es decir, entre dos elementos o dos conjuntos, se pasa a un problema más general de combinatoria en el que intervienen numerosos conjuntos.
 

La combinatoria

Consideremos que la geografía forma un conjunto y que las diferentes ramas -tal como el uso las ha fijado- son los subconjuntos. Dispongamos estos subconjuntos en una tabla en la que las filas y las columnas están constituidas sucesivamente por los subconjuntos del conjunto geografía, que se suceden en el orden más frecuente. La puesta en relación sistemática de los subconjuntos entre sí consiste en hacer el producto cartesiano de un conjunto por sí mismo

.

De acuerdo con el razonamiento precedente, es fácil establecer relaciones entre dos subconjuntos, por ejemplo, entre el clima y la agricultura. Según el sentido de la relación -las columnas, escritas con mayúsculas, representan los objetos de estudio, es decir, los conjuntos de llegada definidos más arriba, y las filas, escritas con minúsculas, los conjuntos de origen susceptibles de modificarlas- se observa que el resultado no es el mismo ya que no se sitúa en la misma casilla. En efecto, en los productos cartesianos -al igual que, de forma general, en el álgebra matricial- y, al contrario de lo que sucede en aritmética, la multiplicación no es una operación conmutativa. La agricultura puede provocar una modificación eventual (aunque rara) del CLIMA (por ejemplo, la tala en gran escala de los bosques y el destino a cultivo de grandes extensiones de terreno en Castilla provocaron una ligera disminución de las lluvias), mientras que el clima favorece más o menos el CULTIVO de tal o cual planta.

Ampliemos el razonamiento estudiando todas las relaciones posibles de un SUBCONJUNTO de A con el conjunto de los subconjuntos de A. Tomemos el TURISMO indicando brevemente para cada relación algunos de los centros de interés, teniendo en cuenta que ninguno de ellos adquiere significación sino en función del tipo de turismo y de los deseos suscitados o espontáneos de la clientela:

Geomorfología à TURISMO: pendientes susceptibles de convertirse en buenas pistas de eskí en las estaciones de invierno; granulometría más o menos fina de la arena de las playas.

Climatología à TURISMO: horas de sol, pluviosidad. Lo que cuenta no son las medias climáticas sino, en la mayoría de casos, la situación a lo largo de tal o cual estación del año; así, durante el verano, las playas del Báltico atraen a los turistas tanto como las de la Costa Brava o la Costa Azul, mientras que, en invierno, sólo las dos últimas regiones tienen interés para el turismo.

Edafología à TURISMO: ?

Biogeografía à TURISMO: atracción que ejercen ciertos paisajes vegetales.

Hidrología à TURISMO: lagos y ríos favorables para el deporte del remo o la vela.

Población à TURISMO: problema de reclutamiento y formación de la mano de obra.

Agricultura à TURISMO: ? (30).

Industria à TURISMO: efecto repulsivo de las grandes regiones industriales sobre los turistas.

Transportes à TURISMO: rapidez y coste de los medios de transporte (ejemplo típico son las autopistas, los vuelos charters).

Ciudades à TURISMO: capacidad de atracción de las ciudades, en función sobretodo de su patrimonio cultural.

He aquí un conjunto de relaciones, muy fuertes a veces, débiles otras, que permiten comprender mejor el desarrollo y los caracteres del turismo.

Hagamos ahora, de forma exhaustiva, el producto cartesiano del conjunto A {Geografía} por el conjunto A {GEOGRAFIA}. Obtenemos el conjunto de todos los pares constituidos por un elemento x de A (que comprende i elementos) y por un elemento X de A (que comprende j elementos), o sea, i-j pares menos el cardinal de A, ya que se trata del producto de un conjunto por sí mismo, siendo nulo el producto de dos elementos parecidos en el ejemplo escogido:

AxA = i · j -|A| = (11 x 11) - 11 = 110

(t,G)
(t,C)
(t,P)
(t B)
(t,H)
(t,P)
(t,A)
(t,I)
(t,T)
(t V)
-
(v,G)
(v,C)
(v,P)
(v,B)
(v,H)
(v,P)
(v,A)
(v,I)
(v,T)
-
(v,T)
(t,G)
(t,C)
(t,P)
(t,B)
(t,H)
(t,P)
(t,A)
(t,I)
-
(t,V)
(t,T)
(i,G)
(i,C)
(i,P)
(i,B)
(i H)
(1,P)
(i,A)
-
(i,T)
(i V)
(í,T)
(a,G)
(a,C)
(a,P)
(a,B)
(a,H)
(a,P)
-
(a,I)
(a,T)
(a,V)
(a,T)
(p,G)
(p,C)
(p,P)
(p,B)
(p,H)
-
(p,A)
(p,I)
(p,T)
(p,V)
(p,T)
(h,G)
(h,C)
(h,P)
(h,B)
-
(h,P)
(h,A)
(h,I)
(h,T)
(h,V)
(h,T)
(b,G)
(b,C)
(b,P)
-
(b,H)
(b,P)
(b,A)
(b,l)
(b,T)
(b,V)
(b,T)
(e,G)
(e,C)
-
(e,B)
(e, H)
(e,P)
(e,A)
(e,I)
(e,T)
(e,V)
(e,T)
(c,G)
-
(c,P)
(c,B)
(c,H)
(c,P)
(c,A)
('C,I)
(c,T)
(c,V)
(c,T)
-
(g,C)
(g,P)
(g,B)
(q,H)
(g,P)
(g,A)
(g,i)
(g,T)
(g,V)
(g,T)

En la disposición escogida, la misma letra mayúscula se encuentra en toda la columna. La letra mayúscula representa el objeto de estudio, y las diferentes letras minúsculas los elementos que contribuyen a modificarlo. En otras palabras, cada rama de la geografía, tomada sucesivamente, puede servir como dominante, susceptible de organizar en beneficio propio un cierto número de conocimientos (de hechos) extraídos de las otras ramas de la geografía.

 Existen, pues, múltiples posibilidades de organizar los mismos elementos, idea que ya entrevió Vidal de la Blanche: "En la complejidad de los fenómenos que se entrecruzan en la naturaleza, no debe haber una única manera de abordar el estudio de los hechos; es útil considerarlos desde ángulos diferentes". Por la misma época, es decir, a comienzos del siglo XX, Emmanuel de Martonne escribía en el prólogo de su tesis: "Las ciencias se diferencian por sus métodos. Por su método es cómo el geógrafo debe presentarse al estudiar hechos que interesan igualmente al geólogo, al botánico, al zoólogo, al economista, al estadístico, al etnógrafo" (31). Pero ¿no habría aquí ambigüedad en el término método? Hechos que igualmente interesan al geólogo, al botánico, etc... corresponden a las itálicas de la tabla anterior. Adquieren su significación con respecto a la DOMINANTE que los organiza, es decir, finalmente respecto al objeto de estudio. Por consiguiente, los métodos de una ciencia, aunque le sean propios, contribuyen igualmente a definir su objeto. Una vez más nos encontramos con la paradoja de una ciencia que pretende tener su método sin tener objeto, siendo así que las demás ciencias tienen uno y otro a la vez, pudiendo cada uno de ellos contribuir a modificar el otro.

Si se admiten las ideas de dominante y de combinatoria, en cualquier estudio de geografía regional se planteará entonces un problema de plan. ¿En qué habrá que insistir y cómo habrá que disponer los múltiples datos de que se dispone? Es el mismo Emmanuel de Martonne quien decía que "es imposible pensar en la ejecución de un trabajo de geografía regional sin tropezar con un problema de plan, que hace como vacilar ytemblar la mano" (32). Los muchos autores que adoptan el plan por archivadores no se plantean la cuestión a primera vista. Afortunadamente en cierto sentido, ya que ello contribuye a dar a las obras de geografía regional un aire de familia que las distingue claramente de los trabajos que adoptan igualmente como base de estudio un Estado o una región (estudios de ciencia política, de economía del espacio, de contabilidad regional, etc ... ). En efecto, cuando el orden sempiterno del plan por archivadores no es respetado, los geógrafos se sienten desazonados: "Este librito desorientará al geógrafo en un primer momento ya que se inicia con una presentación de las ciudades libias y termina con una rápida descripción física del país" (33).

Sin embargo, algunos trabajos se alejan de las reglas de composición habitual. Así, en su estudio sobre la República federal alemana, (34),Pierre Riquet habla de la población en tres ocasiones; ésta no aparece jamás como tal en el título de ningún capítulo, sino únicamente en títulos de epígrafes. En el capítulo Los paisajes humanos, el primer epígrafe está consagrado a la distribución de los hombres, es decir, a su repartición en el espacio alemán. En el capítulo El dinamismo de Alemania federal, un epígrafe titulado "la evolución de la población" estudia los grandes movimientos de inmigración que aumentaron sucesivamente el potencial humano de la República federal alemana en sus límites de la posguerra, o sea, los expulsados de los años 1945-1948, los refugiados de los años 1945 a 1961 y los extranjeros de los años 60, así como el movimiento natural y la evolución de la estructura socioprofesional. La población vuelve a aparecer por tercera vez en el capítulo Las líneas de reparto que establece los criterios de una división regional : en el segundo epígrafe, "Lastres y dinamismos de hoy" un apartado consagrado a la "movilidad geográfica" estudia tanto la movilidad de los capitales como la de los hombres en el marco de las migraciones interiores. Al plantearse esta forma de proceder, Joël Pailhë observa que "ello confiere una cierta ubicuidad a la geografía de la población. Asimismo, muchos temas de estudios que pertenecen a la geografía humana pueden quedar anexionados al estudio de la población. Tanto que la posición resulta incómoda: cualquier estudio tropieza con el exámen de la población, y, recíprocamente, el análisis geográfico de la población es incomprensible sin el conocimiento de otras ramas de la geografía humana" (35). La observación es acertada, pero lo que es verdad para la geografía de la población lo es igualmente para cada una de las ramas de la geografía respecto de todas las demás. La población no constituye la dominante del trabajo de Pierre Riquet: "estalla", pues, y sus elementos figuran en numerosos capítulos en el momento necesario. En este caso, la dominante es económica y más concretamente, industrial, como el mismo autor reconoce (36); de ahí el título de algunos epígrafes: así, en la "construcción de los ríos" o en "la agricultura, actividad concedida", la hidrología y la agricultura son estudiadas no tanto por ellas mismas sino en función de los caracteres y de las necesidades del capitalismo industrial alemán. Esta aceptación de la opción de una dominante, por otra parte, proporciona al trabajo una unidad y una fuerza de que carecen numerosos estudios regionales (37).

Hay otro trabajo que es igualmente significativo, la Geography of the Brítish Isles de N. J. Graves y John Talbot White (38). La misma manera cómo los autores conciben su trabajo constituye un ataque contra la tradición monográfica de la geografía: "Hasta los comienzos de los años 60, numerosos autores habrían aceptado la idea de que, al enseñar geografía, su principal preocupación consistía en facilitar a sus alumnos una descripción explicativa de los paisajes físicos y culturales del mundo. Al actuar así, aportaban informaciones y técnicas que se estimaba beneficiosas para el futuro ciudadano. Pero trabajos recientes sobre la geografía, el desarrollo de los programas, junto con la explosión del saber, han hecho difícil que pueda emprenderse de modo completo los estudios regionales tradicionales. Además, para estar seguro de que tales estudios fuesen estimulantes en el plano intelectual se hacía necesario interesarse por las ideas y desarrollarlas en los diferentes contextos regionales de modo que se insistiera más en las ideas que en la región (39). Considerando que el 85 % de la población británica vive en las ciudades, los autores han construido todo su trabajo en función de las ciudades. Los títulos de los capítulos son significativos:

1. Tipos de áreas urbanas.

2. Problemas de las áreas urbanas.

3. Cambios en la localización de las industrias.

4. Fuentes de energía y materias primas para la industria.

5. Comunicaciones entre las ciudades y las industrias.

6. Aprovisionamiento de productos alimenticios para las ciudades.

7. Areas de recreo para las ciudades.

Encontramos, pues, una dominante claramente expresada, cuya consecuencia es inevitable, a saber, la dislocación de la geografía física puesta al servicio realmente de la dominante y no presentada por sí misma: "Los aspectos físicos de la geografía se han introducido en la medida en que parecen significativos, más que como una serie de capítulos introductorios desgajados de los temas principales" (40).

Por el contrario, el rechazo de una dominante provoca la adopción del orden de presentación tradicional y la yuxtaposición pura y simple de capítulos perfectamente independientes unos de otros, debido a la imposibilidad de establecer relaciones. Estas ideas, desacostumbradas en geografía, y a menudo juzgadas como heréticas porque combaten la rutina, son aplicables, sin embargo, en otras ciencias. Para comprenderlas mejor, se hace necesario situarlas de nuevo en un contexto más amplio que supera el ámbito de la geografía como tal.
 

Ciencia cerrada y ciencia abierta

Una ciencia cerrada es una ciencia que se contenta con estudiar su objeto sin intentar ver las relaciones que puedan existir entre ese objeto y otros objetos estudiados por otras ciencias. Así, una ciencia política "cerrada" sería aquella que se contentara con estudiar únicamente los partidos políticos, las elecciones, los hombres políticos importantes, los militantes, las controversias que dividen a los diferentes partidos, las leyes votadas, haciendo abstracción del contexto económico, social, demográfico, cultural en el que se desarrolla toda vida política.

Por oposición, una ciencia abierta es una ciencia que incorpora datos procedentes de otras ciencias en función de sus preocupaciones propias y con objeto de conocer mejor su objeto. Este objeto constituye evidentemente la dominante, lo cual permite ordenar conocimientos de origen muy diverso en una combinación lógica en lugar de presentarlos sin orden ni concierto y sin establecer lazos entre ellos.

Se observa que una ciencia, exacta o humana, pasa frecuentemente del estadio de ciencia cerrada característico de sus comienzos, es decir, del momento en que los investigadores concentran sus esfuerzos en la definición de su objeto, al estadio de ciencia abierta, a medida que los investigadores toman conciencia de la complejidad de los lazos existentes entre su ciencia y las ciencias vecinas, o incluso muy alejadas. Los ejemplos no faltan.

El de una ciencia exacta, para comenzar, la geología. C. J. Allègre y M. Mattauer explican hasta qué punto la teoría de la tectónica ha modificado la óptica de la geología: "En torno a la hipótesis de Vine y Mattews se encuentran sismólogos, paleontólogos, geoquímicos, tectónicos... En torno de la idea central movilista han cristalizado las ciencias de la Tierra y han conocido su verdadera revolución interna comparable a la teoría atómica de los químicos, a la biología molecular de los biólogos o a la mecánica cuántica de los físicos (41).Evidentemente, ello no significa que el geóIogo adepto de la teoría de la tectónica de las placas sea capaz de sustituir al sismólogo, al paleontólogo, al geoquímico o al tectónico; simplemente, utiliza elementos procedentes de estas diversas ciencias y que los problemas que se ve obligado a plantearse interesan lo bastante a los sismólogos, paleontólogos, etc... como para colaborar con él.

También la edafología ha conocido una transformación muy sensible en la manera de considerar su objeto, tal como indica Philippe Duchaufour : "La ciencia del suelo ya no considera al suelo como un medio estable, inerte, limitado a algunos centímetros de tierra vegetal, que ofrece determinadas propiedades físicas y químicas, determinado por completo por la roca subyacente. La pedología considera el suelo como un complejo dinámico. En efecto, el suelo es un medio complejo, caracterizado por una atmósfera interna, una economía del agua particular, una flora y una fauna determinadas, elementos minerales : Mattson ha podido decir que el suelo se formaba en el punto de intersección de la atmósfera, la hidrosfera y la biosfera" (42).

La sociología necesita, igualmente, "abrirse" para mejor comprender la sociedad. "El pensamiento dialéctico insiste en el carácter total de la vida social. Afirma la imposibilidad de separar su aspecto material de su aspecto espiritual (43). Desde hace tiempo se plantea en historia el mismo problema que en geografía: la voluntad de no descuidar ningún elemento del pasado ha conducido a los historiadores a yuxtaponer capítulos perfectamente independientes entre sí (44).Actualmente, algunos historiadores sienten la necesidad de ordenar esos conocimientos dispares en función de una dominante. Algunos proponen una dominante social (45), como Albert Soboul, quien justifica su posición mostrando cómo su dominante permite integrar hechos muy variados: "Todo el campo de la historia, comprendido el más tradicional, pertenece a la historia social... Lo mismo ocurre con la historia del acontecimiento tan criticada por cierta escuela: recobra toda su legitimidad si se la considera desde la perspectiva de la historia social... Al reencontrar su dimensión social, el acontecimiento o lo individual toman toda su significación histórica" (46). Pero la adopción de una dominante implica opciones en la utilización de los datos de las ciencias anexas: "Más que los datos brutos, descarnados, (la historia social) prefiere los datos diferenciales con resonancia social. Más que por las tasas brutas de natalidad o de mortalidad, se interesa por las tasas diferenciales" (47).

Al plantear los motivos que "tan pronto conducen a las colectividades nacionales a unirse y a colaborar pacíficamente, como las enfrentan a unas contra otras, animadas por pasiones violentas y mortales", Lucien Febvre se ve llevado a oponer una historia diplomática cerrada y una historia diplomática abierta: "es evidente que no hay que buscar los motivos solamente en cuestiones de talante, psicología o caprichos individuales de los "grandes", ni en el juego contradictorio de las diplomacias rivales. Motivos los hay geográficos, económicos, así como sociales e intelectuales, religiosos y psicológicos" (48).

La misma necesidad de abertura se encuentra entre los economistas. Rodolfo Stavenhagen observa que "no basta con el desarrollo presente de los aspectos sociales. Se considera el proceso más bien como la combinación de factores económicos, sociales y políticos" (49). Claro que, en esta combinación, el papel de dominante lo desempeña lo económico. La misma orientación tienen las reflexiones que conciernen a los proyectos del VII plan francés: "No hay progresos de la ciencia económica que no pasen por desaparición de la división artificial entre la economía y el resto de las ciencias humanas. En primer lugar, porque las cuestiones primordiales de la economía moderna no tienen respuesta en el terreno económico solamente: ¿cómo hablar de productividad sin hablar de consenso social, de impuesto sin hablar de justicia, de consumo sin hablar de frustración, de paro sin hablar de estatuto de trabajo, de equilibrio económico sin hablar de relaciones de fuerza?" (50).

La psicología ha seguido una evolución parecida. Paul Fraisse ha mostrado cómo, a partir de la distinción de Descartes entre el alma y el cuerpo, la psicología fue una cienciacerrada encerrada en el "estudio de los datos del espíritu"; a esta concepción se adhirieron sucesivamente Descartes, Locke, Maine de Biran y muchos otros. Pero, durante la segunda mitad del siglo XIX, algunos investigadores sintieron la necesidad de pasar a una psicología abierta: los datos del espíritu en el marco de la psicofísica, y con el organismo en el marco de la psicología fisiológica, abren así la vía a la psicología del comportamiento y a la neuropsicología (51).

También en el terreno del arte existe la misma oposición. El escritor mexicano Octavio Paz estima que "el arte clásico ha sido cerrado; el barroco, hermético; el arte moderno es abierto" (52). Cuando Walter Gropius funda la Bauhaus en 1919, su objetivo era integrar la pintura, la escultura, la decoración, el mobiliario a la dominante que, para él, era la arquitectura. Y si el arte puede ser más o menos abierto o cerrado, lo mismo ocurre con la crítica de arte a juicio de Pierre Francastel: "El porvenir de la historia del arte quedaría definitivamente comprometido si se le desarrollara en el sentido de una disciplina cerrada. Mi mayor esfuerzo ha consistido en mostrar el beneficio extraordinario que se derivaba de establecer relaciones de método o de hipótesis con otras disciplinas en evolución: epistemología, matemáticas, antropología, etnografía, sin hablar de la necesidad de una información al día en materia de historia literaria y de filosofía" (53).

A la luz de los ejemplos citados (54),se puede plantear el problema del dualismo ciencia cerrada y ciencia abierta por lo que concierne a la geografía. Consideremos en primer lugar el ejemplo de la geomorfología (55), una de las ramas más desarrolladas de la geografía, que ya ha conquistado prácticamente su autonomía. A comienzos del siglo XX, la geomorfología es una ciencia cerrada: se contenta con estudiar las formas del relieve con la única ayuda de los datos proporcionados por la geología, esencialmente los tipos de rocas y de estructuras. A partir de mediados del siglo XX, la geomorfología se convierte en una ciencia abierta (56) : en la aplicación de la génesis de las formas del -relieve se tienen en cuenta el clima que permite definir sistemas morfogenéticos muy diferentes entre sí, la biogeografía, quedando la morfogénesis más o menos facilitada por la naturaleza del tapiz vegetal, el suelo que interviene igualmente en la morfogénesis y, a veces, constituye formas de relieve, tal como sucede en el caso de las corazas lateríticas del mundo tropical. Más recientemente, Georges Bertrand ha hecho pasar la biogeografía desde el estadio de ciencia cerrada al de ciencia abierta (57).

Los mismos fenómenos se producen en las ramas de la geografía llamada humana. En el campo de la geografía industrial, Bernard Dézert insiste en el hecho de que "actualmente, no son tanto las condiciones naturales o históricas del desarrollo industrial que retienen la atención del geógrafo como la combinación de las industrias con un medio humano. Esta evolución significa la necesidad de un análisis global de una situación industrial" (58). Por su parte, Georges Cazes intenta practicar una geografía del turismo "abierta" (59), para la cual Roger Brunet ha trazado un programa de estudio: Una región turística puede ser únicamente el agrupamiento en un mapa de los puntos donde el turismo es una actividad notable aparente; pero constituye una fuente de confusiones el hecho de bautizar con el nombre de región a lo que no es más que el área de extensión deun fenómeno. Por el contrario, existen efectivamente regiones que se pueden llamar "turísticas" de un modo sumario, pero que, entonces, quedan definidas por un determinado clima y por un cierto medio natural, una posición con respecto a las ciudades, la importancia real de la actividad turística, sus equipamientos, una actividad comercial, industrial, agrícola más o menos influenciada por el turismo, un cierto comportamiento demográfico, social e incluso político, un cierto ritmo de transformación, hechos todos ellos que están ligados entre sí y que forman un complejo diferente de los complejos vecinos, ya sean "turísticos" o no; entonces, el epíteto es tan sólo un medio cómodo de resumir la definición. Esta región es ciertamente un conjunto (60).

Pero el fenómeno más interesante es, al igual que ha ocurrido en la historia, la emergencia de una geografía social. Paralelamente al desarrollo de la sociología, desde la escuela durkheimiana hasta nuestros días, los geógrafos se han visto llevados -de grado o por fuerza- a interrogarse acerca del lugar de las realidades sociales en su disciplina. Renée Rochefort observa que "la importancia de los hechos sociales, de la realidad social, es cada vez más preponderante en la red de las explicaciones que dan cuenta de los paisajes terrestres y de las interconexiones espaciales que son el objeto mismo de la geografía" (61). Anne Buttimer hace notar que "no es preciso abandonar nuestras concepciones monolíticas del espacio geográfico; debemos darnos cuenta de que el espacio tiene una significación diferente para cada agrupamiento humano" (62). Incluso se podría añadir que una significación diferente para cada clase social de un mismo agrupamiento humano; Armand Frémont ha ilustrado bien esta afirmación mostrando que los límites y el contenido de una región cambian para los individuos en función del lugar que ocupan en la sociedad (63). Robert Dickinson propone que se considere a la región como una "unidad social" (64). Pierre George afirma que "las relaciones sociales son, a la vez, la base de todo sistema económico y el efecto de mecanismos económicos" (65) y desarrolla estas ideas en varios trabajos (66). Varias tesis de geografía regional de los años 60 han reservado un lugar importante, incluso un lugar dominante, al análisis de las relaciones sociales (67).

Pero ¿no hace doble empleo la geografía social con lo que, en Francia, se llama geografía humana, en los países anglosajones cultural geography y en Alemania Kulturgeographíe? "¿No se realizan en grupo todas las actividades humanas? ¿Cómo, pues, podría haber una geografía humana que no fuera necesariamente una geografía social?" (68). La cuestión merece ser planteada tanto más que incluso los geógrafos que han intentado extender el campo de la geografía a los aspectos sociales se han resistido la mayoría de veces a utilizar el término de geografía social que, por lo menos en Francia, no figura en la organización oficial de los estudios geográficos.

De todas maneras, incluso en el marco de una geografía social, las ambigüedades que pesan sobre la geografía se vuelven a encontrar con facilidad; Anne Buttimer considera que "para un geógrafo el espacio social debe, pues, incluir dos elementos: a) el elemento subjetivo, a saber, los agrupamientos humanos, y b) el elemento objetivo, es decir, el medio" (69). Pero ¿qué debe entenderse con el término de medio? Sería tentador situar en primer lugar el medio natural. Ahora bien, en un artículo titulado Lo objetivo y lo subjetivo: tentativa de delimitación del centro urbano de Saint-Etienne (70),André Vant distingue un aspecto subjetivo que corresponde a la percepción socialmente diferencial del centro, y un aspecto objetivo que no tiene nada que ver con el medio natural, puesto que concierne al estudio de los criterios económicos y de los sondeos estadísticos.
 

2. LOS GEOGRAFOS Y ELPROBLEMA DE LA COMBINATORIA

"Todavía hoy, existen retrasados que definen la historia, no por su contenido, sino por este método -que ni siquiera es el método histórico, sino pura y simplemente el método crítico" (71). Lucien Febvre

"El dominio geográfico parece gigantesco igualmente porque la geografía no puede, en definitiva, definirse ni por su objeto ni por sus métodos, sino más bien por su punto de vistá" (72). Jean Dresch

¿Ocupa la geografía un lugar aparte?

A menudo, los geógrafos han intentado definir, si no el objeto, sí al menos los caracteres de su ciencia. La mayoría de las veces han llegado a conclusiones convergentes, encontrando las mismas palabras y las mismas expresiones para defender las mismas ideas. Los razonamientos se encadenan muy lógicamente.

El postulado de origen -postulado puesto que no se intenta demostrarlo- consiste en afirmar claramente la unidad de la geografía: "El hombre y la naturaleza son inseparables, y, del mismo modo, la geografía no puede quedar separada en dos ramas distintas, consagrada una de ellas al estudio de los fenómenos terrestres naturales, y la otra al estudio de los fenómenos humanos" (Georges Kish) (73).Así pues, el investigador debe estar en contacto con todas las ramas de la geografía: "Hay que evitar una dislocación demasiado pronunciada de la geografía a secas -y, gracias a los esfuerzos de geógrafos polivalentes tales como J. Beaujeu-Garnier, A. Meynier, M. Derruau y otros, el mal parece conjurado" (Jean Demangeot) (74). Además, ¿no era de buen tono en Francia hasta los últimos años presentar una tesis complementaria de geografía humana cuando la tesis principal era de geografía física y viceversa? Pero ¿es deseable una tal dispersión? ¿es necesaria? En todo caso, incluso aquellos que consideran la geografía como una ciencia humana -lo que ya es una manera de definir una dominante- sienten la necesidad de aludir a la unidad: "El contrasentido inicial reside en la negativa a considerar la geografía como una ciencia humana y como una ciencia una" (Pierre George) (75). Pero esta unidad es cada vez más combatida; así se convierte en una esperanza: "Después de dos generaciones de geógrafos cuyas preocupaciones divergían cada vez más, he aquí que, en fin, se ve el esbozo de lo que podría llamarse una geografía de la convergencia" (Charles-Pierre Péguy) (76).

De la idea de unidad se pasa sencillamente a la idea de la vocación sintética de la geografía: "Los dos éxitos más específicos de la geografía: el sentido de la dimensión espacial y el de la síntesis " (Gilbert Maistre) (77). "Disciplina de síntesis, la geografía es ambiciosa..." (Jean Dresch) (78). Ambiciosa, y cuánto, puesto que "el objeto no consiste únicamente en construir una disciplina analítica autónoma, sino en intentar utilizar varias formas analíticas nuevas para construir una síntesis integral" (Anne Buttimer) (79). La palabra exacta es integral ya que se trata de la tierra toda ella y de todo cuanto se encuentra encima de ella: "El carácter original de la geografía francesa, o más bien, la insistencia que pone en su obra, es el intentar presentar una descripción sintética de la faz de la tierra en la que concurren los aspectos físicos y las actividades humanas" (Marc Boyé) (80). En esta perspectiva, la introducción de las matemáticas sólo puede reforzar ese carácter fundamental de la geografía: "Esta ampliación de los métodos debería acercar al geógrafo, hombre de síntesis, a los investigadores que trabajan en otras ramas de las ciencias humanas" (Bernard Marchand) (81). También: "Lo propio de la investigación geográfica consiste en tomar en consideración simultáneamente un gran número de caracteres cuya combinación define precisamente un sistema espacial" (Jean-Bernard Racine y Guy Lemay) (82). La idea de síntesis está tan arraigada en la geografía que los dos términos se hacen sinónimos, puesto que "un estudio verdaderamente geográfico no puede ser sino sintético. No es porque se haya añadido un adjetivo restrictivo a ciertos capítulos de la geografía que el espíritu geográfico deba abdicar" (Roger Brunet) (83). En estas condiciones, el geógrafo se ve impelido a interesarse por una masa de cosas: "La geografía tiene por objeto el conocimiento de las relaciones que, en un momento dado, condicionan la vida y las relaciones de los grupos humanos. Estas relaciones ponen en juego elementos y actos de esencia múltiple tan diferentes como la presencia de granito o la de una frontera" (Pierre George) (84). Esta actitud explica las ambiciones de la geografía, que uno se ve tentado de calificar de desmesuradas: "Más allá de los rasgos materiales del género de vida, la geografía capta una última fuente de diferencias: el tesoro de los valores espirituales propios de cada grupo. Estos valores, religiosos, estéticos, filosóficos, debemos considerarlos desde un ángulo geográfico, y deducir de ellos una geografía de las civilizaciones" (Max Sorre ) (85). En estas condiciones, cualquier tentativa por limitar el campo de las preocupaciones de la geografía se convierte en un verdadero sacrilegio: "algunos geógrafos, sobretodo después de la segunda guerra mundial, han intentado delimitar la geografía reduciendo la amplitud de su objeto, cada vez más desmesurado por la precisión y la variedad crecientes de los métodos de investigación, la extensión cada vez mayor de la documentación necesaria. Pero hay muchas maneras, peligrosas todas ellas, de limitar el objeto de la geografía" (Jean Dresch) (86). Una conclusión se impone: "La geografía abarca forzosamente todas las ramas del saber" (Marc Boyé) (87).

Para designar una ciencia tan maravillosa, los geógrafos han buscado términos evocadores. En su pluma, la geografía se convierte en "una disciplina-encrucijada" (88) o en "una encrucijada de disciplinas variadas" (89). No le faltan las comparaciones al geógrafo, aunque la mayoría de las veces sean dudosas. Para algunos (Pierre George, Marcel Gautier) el geógrafo es un "director de orquesta" (90). Sólo un director de orquesta dirige un conjunto formado por elementos no parecidos, aunque todos ellos poseen un carácter común, el de ser músicos. Ahora bien, el geógrafo parte del principio de que no es él quien escoge los elementos con los que trabaja, sino que toma todos los que se le ofrecen. No parece muy claro que un director de orquesta pueda sacar nada positivo de una reunión heteróclita en la que, junto a algunos músicos, se verían ingenieros, militares, obreros, clérigos, políticos, etc... Para otros (Marc Boyé, Pierre Gourou, Marcel Gautier), el geógrafo puede asimilarse al "médico de medicina general" (91): aquí, la comparación es todavía más peligrosa. El profesional de medicina general no es en modo alguno aquel en quien convergieran y se sintetizaran los conocimientos parcelarlos de los médicos especialistas. El de medicina general trabaja a otro nivel: cuida de ciertos tipos de enfermedades, por cierto, las más simples y frecuentes. La evolución actual tiende a disminuir la importancia relativa de los profesionales de medicina general en favor de los especialistas. Lejos de ser el sintetizador indispensable, la medicina general deviene cada día más un auxiliar, incluso una especie de ciencia menor de la medicina. "Ensamblador" para André Gilbert (92), el geógrafo es un "agente de enlace" (93) para André Allix o, en términos menos respetables, "un trapero intelectual" para J. B. Mitchell (94). Todas las imágenes giran en torno a la misma idea.

Muy lógicamente, los geógrafos llegan a creer que su forma de trabajo es única y les es exclusiva. "Para un geógrafo, mucho más dependiente de la aportación de las demás disciplinas que cualquier otro especialista..." (Gilles Sautter) (95), o también: "Asociando de forma casi ineluctable fenómenos físicos -y, por tanto, ciencias de la tierra- y hechos humanos -y, por tanto ciencias sociales y económicas- la geografía se convierte en una disciplina-encrucijada y no ya como otras ciencias preocupadas por hechos complejos ciertamente, pero que permanecen en el mismo dominio" (Jacqueline Beaujeu-Garnier) (96). Desarrollando la idea clásica de la dificultad de estar al corriente de los nuevos resultados en dominios muy variados, Pierre George intenta sacar a la luz el carácter original de la geografía: "Las necesidades de la especialización son tales que un geógrafo no podrá ser un excelente edafólogo sin renunciar a seguir la bibliografía relativa a la geografía urbana o la geografía de las relaciones y de las producciones, y perdiendo contacto con lo que representa la difícil y constante calificación de un geógrafo: una cultura" (97). El término cultura resumiría la geografía. En un país como Francia en el que generaciones de estudiantes han sido formados en el culto al humanismo más caduco, ese término conserva un prestigio indudable, del que nadie duda hoy.

Para muchos geógrafos, la geografía no es una ciencia como las demás. Tiene ese algo que hace de ella una ciencia aparte. No un conocimiento, porque la geografía es el conocimiento supremo, "quizá una categoría nueva de la inteligencia a la que el espíritu occidental, y sólo él, acaba de acceder" (98), en el límite una especie de revelación, Así el geógrafo se convierte en un ser fabuloso en el que se encarna el saber total y al que corresponde, por vocación natural y racial, el derecho de coordinar y dirigir a los demás investigadores que no ven más que una parte ínfima de la realidad. Ya en el siglo XVIII, Kant afirmaba que "el renacimiento de la ciencia geográfica debería crear esa unidad del saber sin la que todo estudio es sólo parcial" (99). No son raros los himnos a la geografía; por desgracia, sólo convencen a los ya convencidos, es decir, a los mismos geógrafos. Curioso destino éste de una disciplina que pretende la universalidad pero que cada vez tiene más dificultades para salir de su "ghetto". Pero quizá esto explique aquello. Así, algunos intentan tranquilizarse acariciando la esperanza de que una geografía fiel a sus principios más tradicionales forzará un día el destino y se verá reconocida en su justo valor: "Entonces, el geógrafo brillante que se habrá mostrado como un interlocutor válido de los geólogos no será ya por ello, más o menos inconscientemente, proclamado él mismo geólogo. Pero el geólogo que haya trabajado quince años en su oficio y que haya mostrado una preocupación inteligente por la vegetación que crece en sus terrenos o por- la población que los exploten, se sentirá orgulloso en secreto porque un día, en público, alguien le haya tomado por un geógrafo..." (Charles-Pierre Péguy) (100).

Sin embargo, algunos geógrafos defienden posiciones más matizadas. Sienten que las definiciones habituales de la geografía presentan ambigüedades embarazosas: "El geógrafo no está especializado, sino que utiliza los resultados de numerosas ciencias; aquí es donde sin duda reside lo esencial de su ambigüedad: en todos los dominios que pretende estudiar, y son muchos, hay más especialistas aparte de él, incluso si quienes se dedican a estas disciplinas científicas son geógrafos por su orígen" (Albert Tauveron) (101). El parasitismo a expensas de muchas otras ciencias constituye la piedra de toque: "Parece como si la gran riqueza y la gran miseria de la geografía sea utilizar medios tomados de otras disciplinas" (Milton Santos) (102). Olivier Dollfus intenta justificar esta práctica: "Al establecer relaciones entre sistemas diferentes que operan a cada nivel, el geógrafo puede llevar a cabo una tarea original, personal, incluso cuando los datos científicos de base que utiliza sean proporcionados por otros" (103). Pero el empleo de las palabras puede e incluso cuando parecen indicar que no siempre es este el caso...

Combinatoria e ideología

La "apertura" de una ciencia es un hecho banal actualmente, que desemboca en la exigencia de pluridisciplinariedad. Pero la necesidad que sienten los investigadores de justificar la apertura de su ciencia les lleva casi inevitablemente a proponer explicaciones mucho más importantes para el conocimiento de la filosofía espontánea de los científicos que para la comprensión de los mecanismos de la pluridisciplinariedad. En lugar de admitir que utilizan ciertos conocimientos tomados de otras ramas del saber con el objetivo de mejor conocer su objeto, los investigadores caen en dos trampas, las mismas siempre.

En primer lugar, tienen la impresión de que la utilización de uno o de algunos elementos de una ciencia los autoriza a anexionarse enteramente dicha ciencia. Una cosa es sacar partido de determinadas conclusiones de una ciencia, y otra muy distinta dominarla en su conjunto y ser capaz de hacerla progresar. Pero, ¿donde situar la frontera entre lo útil y lo accesorio? Más de una vez los científicos se han dejado arrastrar por su interés hacia una ciencia anexa -desde su punto de vista inicial- hasta el punto de convertirse poco a poco en especialistas de ella: evolución que no tendría nada de reprensible si, al mismo tiempo y con frecuencia a causa de imperativos administrativos, estos científicos no hubieran mantenido una etiqueta que correspondía a su especialidad de origen, lo que no deja de ser causa de confusión (104).

En segundo lugar, los investigadores tienden a creer que su disciplina es la única capaz de realizar la síntesis total, la que permitirá la integración suprema del conjunto del saber humano. Del aspecto epistemológico -apertura y pluridisciplinariedad- se pasa al aspecto ideológico -la voluntad ingenua de que su disciplina es la más importante de todas. Complejo de superioridad, voluntad de afirmación, si es cierto que sólo se puede afirmar uno pisando al vecino. Burlarse de tal actitud sería desconocer un mecanismo psicológico profundo y equivaldría a reprochar a los investigadores y a los sabios que no sean más que hombres...

Los ejemplos son numerosos y los razonamientos obedecen a las mismas reglas de formación. Basta con partir de dominios del conocimiento o de la acción para llegar hasta las ciencias exactas, para tener un panorama lo más amplio posible. Al deplorar que los jóvenes enarcas abandonen la carrera diplomática, Wladimir D'Omersson intenta demostrar su carácter sintético: "... en el sector privado, y sea cual sea el interés de una gran empresa industrial, comercial o social, casi siempre se trata de una especialidad. Así pues, el conocimiento del mundo queda limitado a uno de sus aspectos. Lo mismo ocurre con la responsabilidad. Por el contrario, el diplomático debe interesarse por todas las ramas de la actividad de un país. Debe penetrar en ellas, juzgarlas en sus entrelazamientos y en sus relaciones. Por poca curiosidad de espíritu que se tenga y por poco que uno se interese por la evolución del mundo moderno, la carrera diplomática, cuando es bien comprendida, puede ofrecer la mejor posibilidad de instruirse, de comparar, de juzgar" (105). Pero, para Elie Faure, es en el arte donde hay que buscar un factor de unificación "... a la medida de los marcos estrechos de la biología, de la metafísica, de la moral, de la historia. Sin embargo, el sentimiento de la belleza es solidario de todas estas cosas a la vez, y, sin duda, las domina y las lleva hacia la unidad posible y deseada de toda nuestra acción humana, que solo él es capaz de realizar" (106). Lucien Febvre preconiza una visión social de la historia -lo cual constituye un punto de vista completamente legítimo- pero considera que no puede haber ningún otro: "No hay historia económica ni social. Hay la historia a secas, en su Unidad. La historia que es social por completo, por definición" (107). Para Alfred Sauvy, el principio esencial... reside en la demografía: "La mayoría de los acontecimientos históricos profundos encuentran su explicación en consideraciones de población" (108). Pero Jacques Monod insiste en las transformaciones aportadas por la ... biología: "La biología es para el hombre la más significante de todas las ciencias. La que ha contribuido sin duda , alguna más que cualquier otra a la formación del pensamiento moderno, profundamente transformado y definitivamente marcado en todos los aspectos, tanto en el filosófico como en el religioso y político, a través de la teoría de la evolución" (109).

No tiene nada de sorprendente, pues, que los geógrafos hagan declaraciones del mismo calibre. Cada una de las ramas de la geografía física en particular ha reclamado en su momento el derecho de organizar en provecho propio el conjunto de la geografía física. Lucien Gachon esbozó tiempo ha un ambicioso programa para la edafología: "Resulta que para convertirse completamente en ciencia de síntesis, la edafología deberá convertirse a partir de ahora, al igual que la geografía, en lugar central de todas las disciplinas de la materia, de la vida y del hombre, comprendiendo, por tanto, la disciplina filosófica" (110). A lo cual responde Pierre Birot reduciendo la edafología a la geomorfología: "En muchos casos, hay tales imbricaciones que ya no se puede hablar de ciencias vecinas de la geomorfología en la medida en que este término implica una cierta yuxtaposición. La pedogénesis, en cuanto ciencia de la alteración de las rocas, no es más que un capítulo de la geomorfología. El relieve estudiado por el geomorfólogo no es más que la conclusión de una evolución pedológica" (111). Georges Viers, que defiende la misma idea, afirma que frente a la parcelización del saber y a la especialización en tal o cual rama de la geografía física, "se ha operado el retorno a enfoques sintéticos a través de los progresos de la geomorfotogía (112). Por el contrario, Georges Bertrand, defensor de la idea de una geografía físíca global, escoge como "hilo conductor el tapiz vegetal", es decir, la biogeografía (113). Por su parte, Maurice Le Lannou, cuando se plantea el impacto de la ley de orientación universitaria de 1968 en Francia, llega a la conclusión siguiente relativa a la geografía en su conjunto: "Esta geografía completa, no amputada de sus ramas físicas y biológicas, útilmente desplegada por la historia, abierta a las adquisiciones de las ciencias humanas en efervescencia, aunque negándose a diluirse en ellas, me parece ser la adecuada para constituir la columna vertebral del esqueleto y a ser el fundamento de una de esas unidades de la enseñanza y de la investigación anunciadas por el orden nuevo" (114).

Estas múltiples tentativas de reagrupamiento, ideológicas en su pretensión de universalidad, constituyen una justificación de la idea de dominante; en efecto, en cada caso se trata de desembocar en la síntesis total. Pero todas esas síntesis no se parecen sin embargo. Si, en cada ocasión, estuviesen todos los conocimientos colocados en el mismo plano de igualdad y simplemente yuxtapuestos, el resultado siempre sería idéntico. Al ser siempre los mismos los conjuntos de origen -cada uno de los dominios del conocimiento-, se llegaría siempre a la misma ciencia que correspondería al conjunto de los conjuntos del conocimiento. Pero tal conjunto no existe, y todas las tentativas, justificadas en cuanto conocimientos parciales, no conducen a nada constructivo cuando se presentan como totales (115).

Y, sin embargo, el término de totalidad y todavía más el de globalidad constituye el caballo de batalla de cuantos creen en las virtudes sintéticas de su disciplina. Se le encuentra tanto en la pluma de un geólogo -"la geología global va tomando cuerpo poco a poco..." (116) - como en la de un sociólogo: "El hecho social es un hecho total" (117). Pero son los geógrafos quienes se han convertido en los campeones indiscutibles, y, desde luego, ante todo cuando se trataba de la geografía en conjunto: "aprehender directamente y con todos los sentidos la realidad global" recomienda Max Sorre (118); "La geografía es la ciencia total del espacio humanizado" observa Pierre George (119), mientras que Jean Dresch afirma que "la geografía es una explicación global de la superfície de la tierra" (120); después de definir la geografía como "la búsqueda de todas las formas de relaciones y combinaciones que pueden existir entre la totalidad de los elementos en presencia", Jacqueline Beaujeu-Garnier subraya la frase siguiente: "Esto es la geografía global, la geografía a secas" (121).

Incluso cuando no se trata sino de una rama particular de la geografía, reaparece el término de globalidad: "Es en la región de emigración ... donde la emigración toma un sentido global" (A. Fel ) (122); "Esta evolución significa la necesidad de un análisis global de una situación industrial" (Bernard Dézert) (123); "es útil que algunos especialistas del complejo continúen dedicando toda su vida a esta investigación global" (Pierre Birot) (124). Veamos dos ejemplos. Cuando estudia la ordenación del espacio rural en Auvernia y en Limousin, Gérard Dorel escribe: "Los estudios (de la SOMIVAL) se realizan en tres grandes sectores -la agricultura, el bosque, el turismo- y concluyen, pues, en una ordenación global del espacio rural cuyas experimentaciones necesarias se encarga de promover la sociedad" (125). Aparece aquí una dominante -la ordenación del espacio rural- en torno de la cual se organiza todo (126) y que desempeña el papel de barrera para evitar la acumulación de conocimientos por encadenamientos sucesivos. La misma dominante rural se encuentra en los estudios de Wolfgang Hartke sobre el baldíó social (127), que depende menos de las cualidades de los suelos que de un conjunto de elementos: el estatuto social del campesino, las posibilidades de empleo secundario y terciario en las pequeñas ciudades de los alrededores, las facilidades de transporte.

O sea, que el término dé globalidad es sinónimo casi siempre de "apertura" y simplemente significa integración de un gran número de conocimientos en función de unadominante, es decir, de un fin determinado y de un objeto definido. El término es en rigor utilizable, a condición de suprimir en él su carácter de totalidad que refleja simplemente el deseo de absoluto arraigado en el corazón del hombre. Roger Brünet, ferviente adepto de la globalidad, ha hecho notar que "el geógrafo se esfuerza por realizar el viejo sueño del filósofo: aprehender lo real en su totalidad" (128). Pero ¿es en el momento en que la filosofía está a punto de abandonar ese sueño (129) cuando la geográfía debe coger el relevo aun corriendo el riesgo de llegar al mismo callejón sin salida? Esta invocación a la globalidad o a la totalidad no está por otra parte, exenta de peligro; en la Alemania de los años treinta, la expresión totaler Staat (Estado total) era utilizada frecuentemente; algunos años más tarde,la expresión quedaba sustituida por la de totalitärer Staat (Estado toalitario)... (130).
 

Dominante, pluridisciplinariedad y ciencia abierta

"Somos cada vez menos dependientes de una disciplina, y aprendo mucho más leyendo lo qué publican los no geógrafos que lo que publican los geógrafos" (131)  Philippe Pinchemel

Hay dos maneras de concebir la pluridisciplinariedad. La primera consiste para un investigador aislado, en interesarse por las disciplinas cercanas a fin de extraer los elementos útiles para sus intereses, lo cual desemboca en una ampliación de sus perspectivas (132). La segunda manera consiste en reunir un equipo cuyos miembros provengan de diversos campos, y hacerles trabajar sobre un tema determinado: el riesgo es entonces que cada uno de los miembros del equipo trabaje según sus métodos habituales; el resultado no puede ser más que una yuxtaposición de monografías cuyo único punto en común es, por ejemplo, que se apliquen en un mismo espacio. Un economista, Joseph Lajugie, que ha trabajado pluridisciplinariamente durante veinte años con urbanistas, juristas, científicos, médicos,... y geógrafos, saca de su experiencia una serie de conclusiones escépticas: "Es muy difícil establecer una cooperación interdisciplinaria profunda que supere el estadio de las relaciones de buena vecindad y las relaciones corteses y agradables entre universitarios que se interesan por los mismos problemas. Sería inútil disimular que cada cual conserva, en este campo, muchos prejuicios inherentes a la formación y a las deformaciones debidas a la especialización" (133).

Si bien la segunda manera de proceder es decepcionante a menudo, la primera corresponde a un deseo de "apertura". ¿No es discutible la propia noción de pluridisciplinariedad, y no sería mejor sustituirla por la de apertura? Los agrupamientos que se operan en torno a una dominante permiten, en efecto, entrever múltiples combinaciones que pueden desembocar eventualmente en la creación de nuevas ciencias, ni más ni menos sintéticas que las otras -"no una supersíntesis sino una opción" dice Georges Bertrand a propósito de la ciencia del paisaje (134) -aunque correspondiente a "un ángulo de ataque" diferente-. Este razonamiento recorta parcialmente la noción de ciencias diagonales, elaborada por Roger Callois, quien designa con este término a ciencias que "se entrecruzan con antiguas disciplinas y las obligan al diálogo" (135). Esta idea fue lanzada igualmente por el inglés A. Rapoport: "La geografía humana, por definición, se interesa por el modo cómo las poblaciones organizan el espacio. A diferentes escalas, la arquitectura y la planificación han tenido inquietudes parecidas, mientras que la historia de la arquitectura y la de las ciudades se han ocupado igualmente de algunos aspectos de este problema. Más recientemente, algunas ciencias humanas han empezado a interesarse por los modos cómo la gente estructura el espacio social y personal, y nociones como la de territorio, desarrollada en un principio por la etnología, han tenido un impacto considerable. Como resultado de este interés común, las divisiones artificiales entre las diversas disciplinas, empiezan a desaparecer. A partir de los temas estudiados, las disciplinas parecen fundirse en una síntesis fructífera" (136).

A modo de ejemplo, las matemáticas, la física y la química fueron durante mucho tiempo tres materias con límites concretos. Más tarde, nacieron dos disciplinas creadas en sus límites: la física matemática y la química física. ¿Se hablará en los dos últimos casos de "ciencias diagonales" o de desplazamiento del centro de gravedad de la dominante?
 

Matemáticas\                            /Física\                        /Química


                       Física matemática          Química física

Los dominios del conocimiento no deforman bloques aislados, fácilmente identificables, y con límites bien definidos, sino que se entrecruzan frecuentemente. El entrelazamiento es general, tanto en las disciplinas científicas como en las literarias. Para verlo claro, basta con admitir el hecho de que las diferentes disciplinas elementales que, por otro lado, constituyen dominantes posibles, se superponen aunque con desfases. Veamos otra manera de traducir la misma idea: Sea A el conjunto de los conocimientos. Llamemos R a la relación que representa una dominante: nos permitirá reunir un cierto número de conocimientos, mientras que otros quedarán fuera del campo acaparado por la dominante. Así habremos determinado una parte GR de A x A (producto cartesiano del conjunto de los conocimientos por sí mismo), el grafo de R que representa al subconjunto de los conocimientos estructurado por una dominante. El grafo de R corresponde a una ciencia "abierta" (137).

Falta por examinar una cuestión relativa a la noción de dominante, la distinción entre dominante absoluta y dominante relativa. El ejemplo siguiente voluntariamente caricaturizado, nos sirve para ilustrar este problema. La música es uno de los aspectos espirituales de las civilizaciones. La musicología se justifica por la existencia de un objeto de estudio. Puede concebirse de manera "cerrada" o al contrario de forma "abierta" (138). En este último caso, la musicología constituye la dominante que permite organizar conocimientos sacados de la sociología (música y sociedad) o de la política (139), etc... Pero a nadie se le ocurre pretender que la evolución de una sociedad depende de la música, mientras que es posible interrogarse sobre el caracter más o menos determinante de la política, de la economía, de la religión, etc... La musicología puede constituir una dominante intelectual, es decir relativa, pero no una dominante absoluta. Hay casos, sin embargo, en que desgraciadamente la distinción es más difícil de establecer. En el siglo pasado, Karl Marx y Fiedrich Engels han mostrado como en una época determinada, la religión ha jugado un papel dominante en el plano jurídico, político, intelectual, etc ... (140). Recientemente John K. Galbraith ha insistido sobre el hecho de que los objetivos actuales del sistema económico dominan las aspiraciones sociales, las orientaciones políticas, las viejas estructuras de la empresa, etc... (141). Milton Santos incide en el problema cuando se interroga en estos términos sobre los cambios de la dominante absoluta: "Sería interesante conocer por cada gran tipo urbano y en cada periodo técnico, el juego de relaciones entre elementos aparentemente aislados y entre ellos el elemento motor que dispone de una fuerza de arrastre más grande" (142). Pero determinar la dominante absoluta en un conjunto de fenómenos complejos es delicado, ya que la especialización del investigador -su dominante intelectual- le lleva a creer que la dominante absoluta coincide con la dominante relativa, caso que evidentemente no es frecuente.

Un ejemplo geográfico nos muestra que la distinción entre las dos dominantes no es fácil de establecer. André Fel ha puesto de manifiesto las ideas de la dominante absoluta a propósito de la influencia diferencial del medio natural sobre las actividades agrícolas, e igualmente la dominante relativa en la medida en que la jerarquía de los factores naturales se modifica según la escala espacial del estudio, es decir según un criterio intelectual: "Observamos que existe una jerarquía de factores en el complejo montañoso. El orden se modifica cuando la escala geográfica cambia... en el marco restringido de una célula agrícola, uno de los elementos del medio natural juega un papel director, en particular el modelado del terreno, la pendiente... Al contrario, a gran escala, el factor dominante está constituido sin duda alguna por el clima" (143). Por su parte, Albert Tauveron propone la definición de una dominante relativa a priori ("objetivo intelectual") para ordenar los estudios de geografía rural: "La jerarquización de los innumerables elementos que puede comportar un análisis geográfico solo puede hacerse en función de un objetivo intelectual definido, sin lo cual se desemboca en un amontonamiento de datos no estructurados y en un conjunto poco coherente" (144). La dominante absoluta es tanto más difícil de determinar -¿pueden ser suficientes los métodos matemáticos del tipo del análisis multivariado? -por cuanto que su elección depende frecuentemente de la dominante intelectual del investigador y de su ideología. La cuestión es delicada y el debate queda abierto... (145).


Estructuralismo y geografía

Entre las corrientes de pensamiento contemporáneas, el estructuralismo ocupa un lugar de primer plano. A partir de los años sesenta, desborda los estrechos círculos -en particular, de la lingüística- en los que había nacido. No es de extrañar, pues, que los geógrafos se hallen interesados por él. La palabra comienza a hacer su aparición hacia 1968: "Una geografía general fundada en la comparación de los conjuntos es necesariamente una geografía estructuralista" (Roger Brunet) (146). La idea es recogida a lo largo de los años siguientes, por ejemplo, por Paul Claval: "El estudio estructuralísta permite la elaboración de modelos, la definición de relaciones teóricas que llegan a explicar una parte de la realidad" (147), y por Georges Bertrand: "Es necesario recurrir a un método global, es decir, estructuralista en un sentido" (148). Se podría encontrar en los trabajos de André Cholley sobre la geomorfología cismática (149), preocupaciones que se relacionan desde 1950 con la corriente estructuralista, sin utilizar esta palabra.

El método consiste en estudiar el conjunto de los factores que intervienen en el espacio en un mismo momento t: estos fenómenos verticales, simultáneos, determinan una estructura. Roger Brunet ha elaborado una tabla a propósito del campo de Toulouse.

Esta actitud permite valorar correlaciones entre elementos, por ello Roger Brunet afirma que "la región es una estructura" (150) y no que la región posee una estructura, queriendo significar con ello que la región es un conjunto de relaciones. Igualmente los geógrafos anglosajones defienden esta idea, por ejemplo William Bunge (151) o Preston James: "Los geógrafos buscan asociaciones de fenómenos y acontecimientos de diverso origen que distinguen un fragmento del espacio terrestre de los otros o que reúnen distintos fragmentos, dentro de un sistema funcional de elementos en relación" (152). El escritor John Dos Passos ya había insistido desde 1925 en "Manhattan transfer" en la idea de que una ciudad es una unidad, cuyos habitantes no son más que moléculas al servicio de un conjunto más importante que sus alegrías o problemas personales. La idea de que el todo representa otra cosa que la suma simple de sus partes, ha sido defendida con frecuencia (153).

Este nuevo interés de la geografía por el estructuralismo nos obliga a plantear algunas cuestiones en el marco de este trabajo:

- El estructuralismo no tiene su origen en la geografía, a pesar de la antigua inquietud de esta ciencia por establecer relaciones entre numerosos elementos de origen variado. Los geógrafos no se interesaron por el estructuralismo hasta el momento en que pasó a ser de dominio público.

- ¿En que consiste el estructuralismo en geografía, en yuxtaponer diversos elementos o en ordenarlos según una dominante?

- ¿No se corre el riesgo por la ausencia de distinción entre dominante absoluta y dominante relativa, de considerar una construcción intelectual como la imagen exacta de la realidad y como su única traducción posible? Constatemos simplemente una oposición entre, por un lado un geógrafo, Roger Brunet: "Si podemos decir en cierta forma que los distritos (quartiers) rurales no son objetos concretos, poseen sin embargo una existencia objetiva, en tanto que son sistemas de relaciones independientemente del observador. Estos sistemas están realizados; no se han de construir, sino precisamente descubrirlos" (154) y, por otro lado, un antropólogo, Claude Lévi-Strauss: "Un sistema de parentesco no consiste en los vínculos objetivos de filiación o de consaguínidad dados entre los individuos; no existe más que en la conciencia de los hombres" (155).

- ¿No es el estructuralismo en geografía una justificación a posteriori de ciertos conceptos de la geografía clásica? La sustitución en la misma frase de la palabra global por la palabra estructuralista, como la efectúa Georges Bertrand, deja subsistir la duda (156).

- En fin, para estudiar desde una perspectiva estructuralista las relaciones entre los elementos es necesario que las relaciones existan. Pero ¿Es suficiente la proximidad en el espacio para crear relaciones? Sobre este postulado se basa no solamente la geografía estructuralista sino también la geografía regional en su conjunto. Pero siempre se puede sustituir un postulado por otro y elaborar, sobre nuevas bases de partida, otra construcción mental...
 

CONCLUSION

"Al contrario de lo que seescribe todavía con cierta frecuencia, y no sin alguna petulancia, la geografía no es más ciencia de síntesis que otras ciencias, y no es tampoco la única que se encuentra en la encrucijada de las ciencias naturales y humanas. En realidad, "olvida" ciertas categorías de hechos; y ello es inevitable" (157).Roger Brunet

La unidad de la geografía es, pues, como hemos visto, un mito el cual procede ante todo de una interpretación etnológica. Lo mismo que para las poblaciones llamadas primitivas "la humanidad cesa en las fronteras de la tribu, del grupo lingüístico, o a veces incluso de la aldea" (158), la "tribu" de los geógrafos ha puesto interés en afirmar su superioridad frente a las otras tribus científicas. Para mostrar mejor su originalidad, los geógrafos utilizan incansablemente los mismos argumentos, a pesar de que sus fundamentos epistemológicos no son muy seguros. Pero ¡qué importa! : en realidad dichos argumentos están con frecuencia destinados más a tranquilizar a los mismos geógrafos que a convencer a los especialistas escépticos o a un público indiferente. Esta autosatisfacción es irritante por su repetición, pero no tiene grandes consecuencias.

Más asombrosa resulta la contradicción entre las ambiciones declaradas de los geógrafos y su modestia respecto a la manera de concebir su papel. Jean Labasse habla del geógrafo "obligado a observar las realidades sin discutir las teorías" (159), mientras que Marc Boyer estima que el geógrafo debe simplemente "administrar el cuerpo del saber" (160).Por su parte Olivier Dolifus afirma que "estableciendo relaciones entre sistemas diferentes que operan a cada nivel, el geógrafo puede realizar una obra original y personal, incluso si los datos científicos de base que utiliza son suministrados por otros" (161).

Con ello se pasa a una noción muy apreciada por los universitarios, la del "trabajo de primera mano". Frente a los documentos, cualquiera que sea su naturaleza -encuestas sobre el terreno, informes de empresas o de administraciones, archivos, artículos o incluso libros -son posibles dos actitudes: o bien resumirlos pura y simplemente, lo que no aporta ningún conocimiento nuevo, o bien considerarlos como una materia prima transformada con ayuda de un "programa" para obtener otro tipo de conocimiento (162).La forma de trabajar preconizada por Olivier Dolifus es, pues, perfectamente legítima, a condición de que se proceda realmente a una verdadera transformación de los datos. Pero este no es siempre el caso, y el empleo del verbo puede prueba que el autor es consciente de ello. La geografía está a veces mal considerada por el público debido al hecho de que algunos trabajos de geógrafos son solo un remake más o menos pálido de datos ya conocidos. De ahí la acusación de parasitismo que se dirige frecuentemente a la geografía. Pero el utilizar conocimientos procedentes de otras disciplinas no es específico de la geografía; como señala un sociólogo, Henri Mendrás: "para construir sus propias síntesis cada disciplina va a buscar su material entre las vecinas y las reduce así a la categoría de ciencias anexas, sucediéndole a ella lo mismo con las otras" (163), lo que constituye la definición misma de una ciencia "abierta". Pero esto supone un objeto determinado, en una palabra, una dominante, so pena de enracimar conocimientos sin orden, de amontonarlos sin fin, de caer, en una palabra, en el enciciopedismo y en el parasitismo más vanos. Al refugiarse la geografía tras su unidad y al insistir en sus caracteres que se dicen originales como ciencia de síntesis ¿no está buscando, en definitiva, un buen pretexto para no tener que elaborar sus propios útiles conceptuales?

Constatemos en todo caso que la geografía se preocupa más de mantener relaciones con las ciencias agrupadas bajo el apelativo de geografía f ísica que son las ciencias económicas y sociales. Aparentemente, para estudiar las relaciones entre el medio natural y las sociedades -puesto que tal es uno de los objetos más comúnmente asignados a la geografía- es indispensable poseer un sólido conocimiento del medio aunque sean suficientes solo unos vagos conocimientos de economía. Un geógrafo brasileño, Milton Santos, es muy consciente del problema cuando escribe: "La geografía urbana es, nos parece, indisociable de la economía, por ello resulta vano pretender ignorar los mecanismos económicos. Un geógrafo difícilmente podrá realizar un trabajo utilizable sin el apoyo de las doctrinas y de los hechos económicos, sobre todo cuando se trata del análisis de las relaciones interurbanas" (164). Un economista francés, René Baretje, director de un centro de estudios sobre el turismo, se aqueja de que los estudiantes de geografía que recibe ignoran los conceptos básicos de la economía (165). Sin embargo los primeros proyectos de reforma del primer ciclo de la enseñanza superior (D.E.U.G.) preveían en lo que respecta a la geografía una enseñanza obligatoria de las ciencias naturales pero no decían nada respecto a la sociología y la economía, que solo figuraban como materias optativas. Estas insuficiencias en la formación económica de los geógrafos no son específicas de Francia, ya que un geógrafo inglés corno Roger Minshull las deplora igualmente: "Un aspecto de la naturaleza de la geografía a mediados del siglo XX es la grave falta de equilibrio en la posición de la geografía respecto a la geomorfología y la economía. La mayoría de los geógrafos, estudiantes y alumnos, parecen estar bien formados, de acuerdo con sus libros y con sus estudios, en geomorfología y en las otras ciencias físicas. Resulta así tanto más inquietante el hecho de que parezcan tan ingenuos respecto a la economía y se sientan satisfechos con ideas y afirmaciones que en el dominio de la geomorfología ellos mismos considerarían superficiales y sin valor" (166).

Sólo resta ampliar el debate en un punto: la voluntad que posee el geógrafo de reducir todo a su disciplina y de destacar su caracter global no le es exclusiva. Cada vez que se ha elegido una dominante relativa que permite organizar y ordenar numerosos conocimientos de origen variado, resulta tentador hacer de ella una dominante absoluta. Florecen entonces fórmulas más o menos elaboradas que se pueden resumir bajo una fórmula lapidaria: Todo es político (167), todo es económico (168), todo es social (169), todo depende del individuo (170), todo es histórico (171), todo es geográfico (172). ¿Por qué no? Lo embarazoso es que todas estas proposiciones se excluyen mutuamente: si una es verdadera, por definición todas las otras son falsas. Y cada uno tratará de defender su superdominante absoluta... ¿No sería más razonable reconocer que todo fenómeno posee una dimensión -más o menos marcada- política, económica, social, individual, temporal y espacial? (173). La importancia relativa de cada factor varía según el fenómeno considerado, según el contexto y según el momento.

En lo que respecta a la geografía, el debate sigue tan de actualidad como hace veinte o treinta años. Prueba de ello son estas dos tomas de posición procedentes de sendos artículos aparecidos a comienzos de 1972. Por un lado, François Taillefer defiende la idea de la geografía global: "Seguimos estando en presencia de un todo, el medio, el entorno definido con referencia al hombre y a su acción, sin que se pueda a prior¡ dar más valor a uno u otro de sus elementos. Este medio global definido con referencia al hombre es precisamente el paisaje" (174). Por otra parte, Roger Brunet manifiesta sus reservas frente a este tipo de actitud: "Decir que el geógrafo trata de conocer todo en un espacio dado, comporta por lo menos dos clases de error. Por una parte, perpetúa una pretensión de enciciopedismo, de acumulación de hechos por sí misma, lo que es contrario a una actitud científica. Acumular hechos no seleccionados, sin saber previamente si tendrán interés, para reflexionar después sobre los resultados es una actitud común... Es el resultado extremo del método empírico" (175).

André Meynier ha expresado muy bien una de las razones por las que numerosos geógrafos, y él mismo, se han opuesto siempre decididamente a la idea de la dislocación de la geografía: "Es en realidad la muerte de la geografía regional como disciplina intelectual, tal como se ha producido en algunos países extranjeros en que el geomorfólogo no es ya más que un geólogo que se interesa por las formaciones superficiales, el geógrafo humano no es más que un economista preocupado por la localización" (176). Las amenazas a la unidad de la geografía ponen en cuestión, en efecto, uno de sus principales aspectos, la geografía regional, o por lo menos una cierta concepción de la geografía regional (177).
 

Notas

1. Max DERRUAU: Précis de Géographie humaine, Paris, A. Colin, 1961.

2. Theodor ADORNO: Minima moralia.

3. Gaston BACHELARD: La philosophie du non, Paris, PUF, 1966.

4. Brian J.L. BERRY: Approches to regional analysis. asynthesis,

5. J. BEAUJEU-GARNIER: La Géographie: méthodes et perspectives, Paris, Masson, 1971.

6. Henry de MONTEHERLANT: La reine morte.

7. Olivier DOLLFUS: L'analyse géographique, Paris, PUF, 1971.

8. J. BEAUJEU-GARNIER: La geographie: méthodes et perspectives, op. cit. en nota 5, págs. 85 y 10.

9. J. BEAUJEU-GARNIER y André GUILCHER: Les lles britanniques, Paris, PUF, 1963.

10. Citado por Roger BRUNET: Le croquis de géographie régionale et économique, Paris, Sedes, 1962.

11. Marcel GAUTHIER: Géomorphologie de paillasse et géomorphologie de terrain, en La penséegéographique française contemporaine, Rennes, PUB, 1972, pág. 243.

12. Cf. J.A. MAY: Kants concept of Geography and its relation to recent geographical thought, Toronto, University of Toronto Press, 1970, pág. 22.

13. André ALLIX: L'esprit et les méthodes de la géographie, en Propos d'un géographe, Lyon, 1960, pág. 258.

14. Título de las cuatro partes de Propos d'un géographe, op. cit. en nota 13.

15. Jacques BETHEMONT: Le théme de I'eau dans la vallée du Rhône. Essai sur la genèse d'un espace hydraulyque, Saint-Etienne, 1972. Podemos preguntarnos desde el punto de vista epistemológico si la noción de tema no está desviada de su sentido en este caso preciso: ¿puede limitarse la idea de tema a un solo conjunto espacial? ¿no valdría más reservarla a trabajos que estudian un fenómeno dado apoyándose en numerosos casos, en discontinuidad espacial? En este caso, las tesis temáticas serían todavía poco numerosas. Cf. Monique MAINGUET: Le modelé des grés: problèmes généraux, Paris, IGN, 1972; y los trabajos de Georges CAZES sobre turismo en el tercer mundo.

16. J. BEAUJEU-GARNIER: La géographie: méthodes et perspectives, op. cit. en nota 5, pág. 5.

17. Roger BRUNET: Pour une theorie de la géographie régionale, en La pensée géographique française contemporaine, Rennes, 1972, pág. 650, nota 2.

18. Véase la Introducción de A. REYNAUD: La Géographie entre le mythe et la Science.

19. Guy DAUDE: Essaí de définition d'une géographíe régionale, "Revue de Géographie de Lyon", 1971, nº 4, págs. 411-448.

20. Georges BERTRAND: Les structures naturelles de l'espace géographique. L'exemple des montagnes cantabriques centrales (nord-ouest de I'Espagne), "Revue Géographique des Pyrénées et du Soud Ouest", 43, nº 2, abril, 1972, pág. 205.

21. Gilles SAUTTER: De l'Atlantique au fleuve Congo, Paris, Mouton, 1966, pág. 8. Cf. lo que escribe un historiador, Roger Chartier: "Los objetos esenciales (del historiador de las sociedades) deben ser los sistemas de relaciones tejidos entre los grupos sociales y los procesos de transformaci6n de las sociedades, y no el inventario descriptivo de las clases sociales aisladas", en "Annales ESC", mayo-junio 1972, pág. 674.

22. William KOELSCH: The historical geography of Harlan H. Barrows, "Annais of the American Association of Geographers", diciembre 1969, pág. 641: "The concept, of course, can work either from man to the earth or viceversa".

23. J. BEAUJEU-GARNIER: Op. cit. en nota 5, pág. 17-18.

24. Georges BERTRAND: Op. cit. en nota 20, pág. 204.

25. André THIBAULT: Les systémes d'interrelations en géographie régionale. Tentative méthodolodique, "Analyse de I'espace", nº 3 septiembre 1972, págs. 50-85.

26. En 1972 el Comité de Expansión de Lille realizó un estudio sobre el clima de la región; dicho estudio, destinado a ser ampliamente divulgado, trata de probar que Lille posee erróneamente una mala reputación. Así, el invierno no es por término medio más frío en Lille que en París, y las temperaturas son incluso menos inestables. Como conclusión los autores del informe señalan que "la metrópoli del norte goza de un clima templado sin rigores excesivos, del que se puede tener una idea inexacta si solo se piensa en las escarchas, en las nieves y en las brumas que sufren las áreas de latitudes mucho más septentrionales.

27. = elemento del conjunto.

28. Las tres citas de Montesquieu proceden de Numa BROC: Peut-on parler de Géographie humaine en France au XVIIIe siecle?, "Annales de Géographie", Paris, nº 425, enero-febrero 1969, pags. 58, 60 y 61.

29. Prefacio al Atlas general, citado por Henri BAULIG: La Géographie est-elle une science? , "Annales de Géographie", 1948, nº 1, pág. 11.

30. Si la agricultura apenas contribuye a modificar el TURISMO, por el contrario la relación inversa es mucho más interesante: el turismo puede contribuir eventualmente a salvar la AGRICULTURA en las regiones rurales con dificultades, facilitando empleos y un mercado para los productos agrícolas. Aunque debe decirse que han nacido demasiadas ilusiones de esta esperanza... Cf. Georges CAZES: Turisme et aménagement de l'espace rural, "T.1.G. de Reims", 1973, nº 13-14, págs. 77-90.

31. Emmanuel de MARTONNE: La Valachie, essai de monographie géographique, Paris, 1902, pág. XIII.

32. Emmanuel de MARTONNE: Op. cit. en nota 31, pág. XI.

33. Serge LERAT: Compte-rendu de I'ouvrage de T. Blunsum: Libya, the country and íts people, "Cahiers d'outre-Mer", nº 87, julio-septiembre 1969, pág. 335.

34. Pierre RIQUET: La Républíque fédérale allemande, Paris, PUF, 1970.

35. Joël PAILHE: Sur l'objet de la géographie de la population, "L'Espace géographique,nº 1, 1972, pág. 60.

36. "El enfoque hasta ahora seguido nos parece el más apropiado para iluminar los aspectos esenciales de la vida económica de las tierras situadas más allá del Rhin. El dominio de la banca y de la gran industria resulta impresionante y se extiende, en grados diversos, al conjunto de la economía y de la sociedad", P. RIQUET: op. cit. en nota 34, pág. 164.

37. Basta con comparar la obra de Pierre Riquet citada antes y la que sobre el mismo tema han escrito Pierre GEORGE y Jean TRICART: L'Europe centrale, Paris, PUF, 1954. Toda la primera parte del tomo I (págs. 1 a 229) es un estudio de geografía física realizado por sí mismo. El estudio geomorfológico de Jean Tricart, mucho más detallado que el de P. Riquet, es mucho más interesante para el especialista. Pero Riquet insiste, en el apartado titulado "La topografía del espacio federal", en la "energía del relieve", en la "disposición de los relieves y de los umbrales" y en las facilidades u obstáculos que ello supone desde el punto de vista de la circulación. Los apartados más específicamente geomorfológicos, como "Los paisajes morfológicos de la Alemania herciniana" o "Los paisajes morfológicos de la Alemania cuaternaria", representan de hecho un ejercicio académico: demasiado superficiales para satisfacer al especialista y demasiado detallados (a pesar de su brevedad: 9 págs.) en función de la dominante de la obra. Con frecuencia es difícil desprenderle de ciertos hábitos...

38. N. J. GRAVES y John Talbot WHITE: Geography of the British Isles, Londres, Heineann Educational Books, 1971.

39. N.J. GRAVES y J.T. WHITE: Op. cit. en nota 38, prefacio.

40. N. J. GRAVES y J. T. WHITE: Op. cit. en nota 38, prefacio.

41. C. J. ALLEGRE y M. MATTAUER: Structure et dynamique de la líthosfère, Paris, Hermann, 1972, págs. XII-XIII.

42. Philippe DUCHAUFOUR: Précis de pédologie, Paris, Masson, 1965, pág. 5.

43. Lucien GOLDMANN: Sciences humaines et philosophie, Paris, Gonthier, 1966, pág. 87.

44. Un ejemplo, entre muchos otros que podrían citarse, lo constituye la obra de P. BENAERIS y otros: Nationalité et nationalisme (1860-1878), Paris, PUF, 2ª ed. 1968. Los límites cronológicos de la obra han sido elegidos en función de la óptica de la historia política. Pero se justifican mucho menos en el libro V sobre "La evolución intelectual". Los autores no intentan mostrar las relaciones entre los diversos dominios históricos estudiados.

45. Pero no es la única posible; se puede elegir igualmente una dominante económica. Cf. Maurice LEVY-LEBOYER: The new economic history, "Annales ESC 1969, nº 4.

46. Albert SOBOUL: La civilisation et la révolution française, Paris, Arthaud, 1970, tomo 1, pág. 23.

47. Albert SOBOUL: Op. Cit. en nota 46, pág. 30.

48. Lucien FEBVRE: Contre l'histoire diplomatique en soi: histoire ou politique? en Combats pour I'histoire, Paris, A. Colin, 2ª ed. 1965, pág. 63.

49. Rodolfo STAVENHAGEN: Marginalité, participation et structure agraire en Amérique Latine, "Bulletin de I'Institut Internacional d'Etudes Sociales", nº 7, 1970, pág. 63.

50. Jacque ATTALI: Pour un modéle du Vlle Plan qui n'interésse pas que les économistes, "Le Monde"; 22-8-1972, pág. 11.

51. Cf. Paul FRAISE: Modéles pour une histoire de la psychologie, "Bulletin de psychologie", nº 276, 1969, págs. 540-545.

52. Citado por Claude FELL: Au coeur du Mexique et de la líttérature, "Le Monde", 15-1-1971, pág. 16.

53. Pierre FRANCASTEL: Peinture et société, Paris, Gallimard, 1965, pág. 8.

54. Algunos ejemplos de obras recientes que ponen el acento en el estudio de lazos y de relaciones, con una voluntad de "apertura", pueden ser: Transports et tourisme, nº especial de "Transports", marzo-abril 1970, nº 150, 242 págs; J.L. MAUNOURY: Economie du savoir, Paris, A. Colin, 1972; J. ATTALI: Analyse économique de la vie politique, Paris, PUF, 1972.

55. Cf. Alain REYNAUD: Espitémologie de la géomorphologie, Paris, Masson, 1971.

56. Cf. Jean TRICART: Introduction a la géomorphologie climatique, Paris, SEDES, 1969.

57. Georges BERTRAND: Paysage et géographie physique globale, "Revue Géographique des Pyrénées et du Soud-Ouest", 1968, págs. 249-272.

58. Bernard DEZERT: L'évolution des concepts et des méthodes de recherche de la géographie industrielle, Cahiers de Géographie de I'Université de Paris-Vincennes", 1970-1, pág. 17.

59. Cf. Georges CAZES: Le rôle du tourisme dans la croissance économique, "Revue du Tourisme de Berne", 1972, nº 3 y 4, 11 págs. IDEM: Tourisme, développement et aménagement: l'exemple de Puerto Rico, "Les Cahiers du Tourisme", Aix, 1972, serie B, nº 16.

60. Rogar BRUNET: Pour une théorie de la géographie régionale, op. cit. en nota 17, pág. 653.

61. Renée ROCHEFORT: Géographie sociale et sciences humaines, "Bulletin de l'Association des Géographers franpais", nº 314-315, mayo-junio 1963, pág. 19.

62. Anne BUTTIMER: Réflexions sur la géographie sociale, "Bulletin de la Societé Géographique de Liége", nº 3, diciembre 1967, pág. 42.

63. Armand FREMONT: La région: essai sur l'espace vecu, en La pensée géographique française contemporaine, Rennes, PUB, 1972, págs. 663-678.

64. Robert DICKINSON: City, and region, Londres, Routiedge and Kegan Paul, 1966, en particular el capítulo 1 , titulado "The region as a social unit".

65. Pierre GEORGE: Géographie sociale du monde, Paris, PUF, 1946, pág. 4.

66. Cf. en particular Géographie de la consommation, Paris, PUF, 1963; y Géographie et sociologie, Paris, PUF, 1966.

67. Por ejemplo las de Renée ROCHEFORT: Le travail en Sicile, Paris, PUF, 1961; de Raymond DUGRAND: Villes et campagnes en Bas-Languedoc, Paris, PUF, 1963; de Roger BRUNET: Lescampagnes toulousaines, Toulouse, Faculté des Letres, 1965; de Pierre BRUNET: Structures agraires et économie rurale des plateaux tertiaires entre la Seine et le Oise, Paris, 1960; yde Yves BABONAUX: Villes et régions de la Loire moyenne, Aubenas, 1966.

68. Anne BUTTIMER: Op. cit. nota 62, pág. 28.

69. Anne BUTTIMER: Op. cit. nota 62, pág. 43.

70. André VANT: L'objectif et le subjectif, problémes de délimitation du centre-ville de Saínt Etienne, "Revue de Géographie de Lyon", 1973, nº 1, págs. 199-225.

71. Lucien FEBVRE: Combats pour l'Histoire (cit. en nota 48). El libro fue escrito en 1941.

72. Jean DRESCH: artículo Géographie, en Encyclopaedia Universalis, París, (escrito en 1971).

73. George KISCH: Geographys subfields and its unity, en Geography and the american environment, Washington, Voice of America forum Lectures, 1968, pág. 296.

74. Jean DEMANGEOT: Les tendences de la géomorphologie française, "Acta Geographica", enero-marzo 1967, nº 65-66, pág. 14. Nótese la ambiguedad de la expresión "una dislocación damas demasiado pronunciada". Un inicio de dislocación es aceptada a condición de que no se alcance el umbral de ruptura irreversible. Pero si la unidad de la geografía es un dogma no debería admitirse ninguna desviación, por pequeña que fuera...

75. Pierre GEORGE: Existe-t-il une géographie appliquée? "Annales de Géographie", nº 380, julio-agosto 1961, pág. 340.

76. Charles-Pierre PEGUY: Détours et contours de la Géographie, en La pensée géographique française contemporaine, Rennes, PUB, 1972, pág. 119.

77. Gilbert MAISTRE: Pour une géographie des communications de masse, "Revue de Géographie Alpine", 1971, nº 2, págs. 215-228.

78. Jean DRESCH: Op. cit. nota 72, pág. 618.

79. Anne BUTTIMER: Op. cit. nota 62, pág. 48.

80. Marc BOYE: La Géographie est-elle une science?, "Etudes de Géographie Tropicale", Bordeaux, CEGET, nº 9, pág. 159.

81. Bernard MARCHAND: L'usage des statistiques en Géographie, "L'Espace Géographique", nº 2, 1972, pág. 98.

82. Jean Bernard RACINE y Guy LEMAY: L'analyse discriminatoíre des correspondances typologiques dans l'espace géographique, "L'Espace Géographique", nº 3, 1972, pág. 147.

83. Roger BRUNET: Le croquis de Géographie régionale et économique, Paris Sedes, 1962, pág. 45.

84. Pierre GEORGE: Op. cít. nota 75, pág. 341.

85. Max SORRE: Les fondements de la Géographie humaine, Paris, A. Colin , Tomo III, pág. 444. A título de ejemplo, pueden citarse: Pierre DEFFONTAINES: Géographie des religions, Paris, Gallimard; D. E. SOPHER: Géography of religíons, Nueva York, Prentice Hall, 1967; G. HARDY: Géography psychologique, Paris, Gallimard; Jean DUPOUY: Géographie des lettres francaises, Paris, A. Colin. En estas condiciones, de hecho solo quedan migajas para las otras ciencias...

86. Jean DRESCH: Op. cit. nota 72, pág. 619. Los defensores de la unidad de la Geografía reprochan a los jóvenes investigadores -por lo menos implícitamente- el concentrar sus esfuerzos en un dominio limitado, contribuyendo con ello a la dislocación de la Geografía. Pero ¿realmente pueden ser todavía "polivalentes", como desea Jean Demangeot, los geógrafos formados en los años 60 a 70?. En cuanto al razonamiento de Jean Dresch, debe notarse que se ordena alrededor de dos ideas, cuya asociación no deja de ser un tanto curiosa: 1) la Geografía no puede definirle por su objeto, 2) es peligroso limitar el objeto de la Geografía.

87. Marc BOYE: Op. cít. en nota 80, pág. 162.

88. J. BEAUJEU-GARNIER: Op. cit. en nota 5, pág. 24.

89. Charles Pierre PEGUY: Op. cit. en nota 76, pág. 119.

90. Cf. Pierre GEORGE: Op. cit. nota 75; y Marcel GAUTIER: op. cit. en nota 11, pág. 243.

91. Marc BOYE: Op. cit. en nota 80, pág. 162; y Marcel GAUTI ER: op. cit. en nota 11, pág. 243.

92. Citado por André ALLIX: L'esprit et les méthodes de la Géographie, (op. cit. en nota 13), pág. 259.

93. André ALLIX: Op. cit. en nota 13, pág. 257.

94. J. B. MITCHELL: "Some look upon the geographer as a kind of intelectual rag-and-bone man content to cull ill-assorted bits and pieces of information from many other disciplines", citado por J.K. MAY: Kants concept of Geography, op. cit. en nota 12, pág. 21.

95. Gilles SAUTTER: Op. cit. en nota 21, pág. 8.

96. J. BEAUJEU-GARNIER: Op. cit. en nota 5, pág. 24.

97. Pierre GEORGE: Op. cit. en nota 75, pág. 340.

98. Henry BAULIG: Op. cit. en nota 29, pág. 10. Nótese que el título del artículo de Marc BOYE (cit. en nota 80) es exactamente el mismo. Hay cuestiones que los geógrafos parecen tener mucha dificultad en resolver.

99. Citado por J.A. MAY: (op. cit. en nota 12), pág. V: "The revival of the science of Geography should create that unity of knowledge without all learnings remains only piece-work".

100. Charles Pierre PEG UY: Op. cit. en nota 76, pág. 119.

101. Albert TAUVERON: Réflexions sur un étude d'aménagement rural: Triéves, Grenoble, 1972, Tesis de 3e cycle.

102. Milton SANTOS: Le métíer de géographe en pays sous-développé, Paris, Orphrys, 1971, pág. 54.

103. Olivier DOLLFUS: Op. cit. en nota 7, pág. 42.

104. Lo que ha sido puesto de relieve por P. George y J. Beaujeu-Garnier. "Se da hoy a veces el nombre de geografía a investigaciones que se refieren en realidad a las ciencias físicas y naturales. Los trabajos de laboratorio absorben la totalidad de los esfuerzos de ciertos investigadores, que acaban por no ver en un paisaje más que lugares de donde extraen muestras con las que realizar pruebas (de laboratorio)... Sin subestimar el interés de tales investigaciones, no hay que cansarse de repetir que, por útiles que puedan ser para la elaboración de una explicación del paisaje geográfico, son en sí mismas exteriores a la geografía", Pierre GEORGE, Geographie et Sociologie, Paris, PUF, 1966, págs. 1-2. "Se encuentran con frecuencia especialistas de geografía física que están siempre dispuestos a eliminar la geografía humana. Al hacer esto, simplemente dejan de ser geógrafos, y se convierten en especialistas de ramas diversas, tales como la morfología, la hidrología... que pueden perfectamente bastarse a sí mismas, pero que no poseen ya un espíritu geográfico", J. BEAUJEU-GARNIER: op. cit. en nota 5, pág. 17.

105. Wladimir D'ORMESSON: Les jeunes et la carriére diplomatique, "Le Monde", 30-8-1972, Pág. 4.

106. Elie FAURE: Histoire de l'art, Paris, Le Livre de Poche, 1964, tomo 1, págs. 7-8.

107. Lucien FEBVRE: Combats pour l'histoire, Paris, A. Colin, 1953, pág. 20. Cf. igualmente Charles MORAZE: L'Histoire et I'unité des sciences de I'homme, "Annales ESC", marzo-abril 1968, págs. 233-240. Cf. Serge MOSCOVICI: La societé contre nature, Paris, U.G.I., 1972; el autor muestra aquí cómo la caza ha sido para las poblaciones prehistóricas un conjunto que comprendía otros muchos y cómo esta actividad ha podido orientar las mutaciones que han conducido a nuestra especie humana.

108. Alfred SAUVY: La population, paris, 8a ed. 1970, pág. 5.

109. Jacques MONOD: Le hasard et la nécessité, Paris, Ed. du Seui1, 1970, pág. 11.

110. Lucien GACHON: La science pédologique françáise au milieu du XXe siécle, en La géographie française au milieu du XXe siécle, Paris, Bailliére, 1956, pág. 86. Pero si la edafología está verdaderamente en la encrucijada de todas las ciencias, al igual que la geografía, ¿en qué se diferencian? Por la elección de la dominante que permite ordenar de forma diferente los mismos conocimientos (si es que estas dos disciplinas tienen que utilizar exactamente los mismos conocimientos).

111. Pierre BIROT: Quelques réflexions sur les relations entre la géomorphologie et les sciences voisines, en La pensée géographique française contemporaine, Rennes, PUB, 1972, pág. 251.

112. Georges VIERS: Géographie zonale des régions froides et tempérées, París, Nathan, 1970, pág. 3.

113. "Pour la mise en oeuvre de cette documentation volumineuse et disparate, il faut choisir un fil directeur: il est fourni par le tapis végétal", Georges BERTRAND: op. cit. en nota 57, pág. 268.

114. Maurice LE LANNOU: La géographie et la réforme, "Le Monde", 21-11-1968, pág. 12.

115. Henri LE FEBVRE ha expresado en varias ocasiones esta idea, sin desarrollarla ampliamente. Cf. "(Los especialistas) pretenden entonces, como especialistas, ir legítimamente de sus análisis a la síntesis final cuyo principio procede de su especialidad. Pretenden convertirse en hombres de síntesis siguiendo el camino de una disciplina o de una tentativa interdiciplinaria", en Le droit a la ville, París, Anthropos, 1968, pág. 45. También ha escrito "Las ciencias particulares tuvieron sucesivamente ambiciones inmensas: erigirse en ciencia de las ciencias (cf. la economía política, la historia, la sociología, la psicología, la lingüística), llegar a ser clave y verdad de un saber dominante -suministrar el eje de una transformación de la sociedad, de una racionalidad nueva", en Les institutions de la société post-technologique, "Espaces et Sociétés", 5, abril 1972, pág. 5.

116. J.C. ALLEGRE y M. MATTAUER: Op.cit.en nota 4l, pág. XIII.

117. Lucien GOLDMANN: Op. cít. en nota 43, pág. 47.

118. Max SORRE: La géographie française, en La géographie françaíse au milieu du XXe siécie, Paris, Bailliére, 1956, pág. 11.

119. Pierre GEORGE: Op. cit. en nota 75, pág. 341.

120. Jean DRESCH: Op. cit. en nota 72, pág. 108.

121. J. BEAUJEU-GARNIER: Op. cit. en nota 5, pág. 85.

122. André FEL: Deux géographies humaines? , "L'Espace Géographique", nº 2, 1972, pág. 108.

123. Bernard DEZERT: Op. cit. en nota 58, pág. 117.

124. Pierre BIROT: Op. cit. en nota 111, pág. 251.

125. Gérard DOREL: Auvergne et Limousin : régions en difficulté? , Paris, Bréal, 1973, capítulo 8.

126. Así, en este ejemplo, las ordenaciones turísticas no se crean para desarrollar el turismo o para satisfacer una demanda turística, sino con el fin de salvar un espacio rural con dificultades.

127. Wolfgang HARTKE: Die Sozialbrache als Phaenomen der geographischen Differenzierung der Landschaft "Erdkunde", l956, págs. 267-269.

128. Roger BRUNET: Op cit. en nota 10, pág. 13.

129. Un cierto. número de ramas que formaban parte antaño de la filosofía han conquistado su autonomía : psicología, sociología, lógica, e incluso actualmente la epistemología. ¿Qué le queda a la filosofíá, entendida en el sentido clásico del término? La moral y la metafísica...

130. Cf. esta declaración del Comité central del P.C. de la URSS el 14 de agosto de 1946: "La fuerza de la literatura soviética, que es la literatura más avanzada del mundo, consiste en que es una literatura que no tiene y no puede tener otros intereses que los intereses del pueblo, los intereses del Estado".

131. Philippe PINCHEMEL: Urbanisme et Université.

132. Algunos ejemplos: Josué de CASTRO: Geopolitique de la faim, 2ª ed. 1971; André VANT: op cit. en nota 70; o Jean FOURASTIE y D. MONTET: L'économie française dans le monde, Paris, PUF, 1956; estos últimos escriben en la introducción "Este libro es un estudio de geografía económica o, más exactamente puesto que da a la economía la primacía sobre la geografía, un estudio de economía geográfica" (pág. 8).

133. JosephLAJUGIE: "L'expérience de recherche interdisciplinaire del l'Institut d'Economie Régionale du Sud-Ouest, "Revue juridique el Economique du Sud-Ouest", 1969, nº 3, pág. 616.

134. Georges BERTRAND: La science du paysage, une science diagonale, "Revue Geographique des Pyrenées et du Sud-Ouest", tomo 43, nº 2, abril 1972, pág. 131.

135. Citado por Georges BERTRAND: Op. cit. en nota 134, pág. 131.

136. Amos RAPOPORT: The notion of urban relationships, "Area", 1969, nº 3, pág. 17.

137. Para los que prefieren una traducción poética de la lógica matemática, proponemos esta frase de Henry de MONTHERLANT en la que los conjuntos se convierten en nubes: "Toda la historia del mundo es una historia de nubes que se construyen, se destruyen, se disipan, se reconstruyen en combinaciones diferentes -sin mayor Significación ni importancia en el mundo que en la tierra" en Essais, Paris, Gallimard, 1963, pág. 1005.

138. Cf. a este respecto las obras de Theodor ADORNO, y en particular Einieltung in die Musiksoziologre.

139. En el marco de una censura, por ejemplo.

140. Cf. por ejemplo: "Se postuló el dominio de la religión, y poco a poco se declaró que toda relación dominante era una relación religiosa y se la transformó en culto, culto del derecho, culto del Estado, etc.", en L'idéologie allemande, Paris, Editions sociales, 1968, pág. 43.

141. Cf. J.K. GAILBRAITH: Le nouvel Etat industriel, Paris, Gallimard, 1968.

142. Milton SANTOS: La géographie urbaine et l'économie des villes dans les pays sous-développés, "Revue de Géographie de Lyon", nº 4, pág. 371.

143. André BEL: Les hautes terres du Massif central. Tradition paysanne et économie agraire, Paris, PUF, 1962, pág. 60.

144. Albert TAUVERON: Op. cit. en nota 101, pág. 43.

145. Si bien es beneficioso para el investigador poseer una dominante relativa que le guíe en su trabajo, también puede ser peligroso decidir sobre la dominante absoluta.

146. Roger BRUNET: La notion de quartier rural, "Bulletin de l'Association de Géographes Françaises", nº 362-363, enero 1969, pág. 121.

147. Paul CLAVAL: Les économistes, les geógraphes et la région, pág. 530.

148. Georges BERTRAND: Ecologie d'un espace géographique: les géosystemes du Valle de Prioro, "L'Espace Géographique", nº 2, 1972, 1972, pág. 121.

149. Alain REYNAUD: Epistemologie de la géomorphologie, Paris, Masson, 1972, págs. 35-37.

150. Roger BRUNET: Op. cit. en nota 17, pág. 656.

151. Wiliam BUNGE: Theoretical geography, Lund, Berlingska, 1966, en particular pág. 18.

152. Preston JAMES: Continuity and change in american geographic thought, en Geography and the american environment, Washington, Voice of America Forum Lectures, 1968, pág. 5.

153. Por ejemplo, Teilhard de CHARDIN: Le phénomène humain, Paris, Le Seuil, 1956, pág. 298.

154. Roger BRUNET: Le quartier rural, structure régionale, "Revue Géographique des Pyrénées et du Sud-Ouest", enero 1969, pág. 84.

155. Claude LEVI-STRAUSS: Anthropologie structurale; Paris, Plon, 1963, pág. 61.

156. Georges BERTRAND: Op. cit. en nota 148, pág. 121.

157. Roger BRUNET: Op. cit. en nota 17.

158. Claude LEVI-STRAUSS: Race et Histoire, Paris, Gonthier, 1970, pág. 21.

159. Jean LABASSE: "Annales de Géographie".

160. Marc BOYE: Op. cit. en nota 80, pág. 161.

161. Olivier DOLLFUS: Op. cit. en nota 7, pág. 42.

162. Exactamente como el ordenador transforma las cifras en otras cifras por intermedio de un programa. Cf. sobre. esta cuestión Louis ALTHUSSER: Processus de la pratique théorique en Pour Marx, Paris, Maspero, 1965, págs. 186-197.

163. Henri MENDRAS: La fin des paysans, Paris, A. Colin, 1970, pág. 25.

164. Milton SANTOS: Op. cit. en nota 142, pág. 361.

165. lnformación comunicada por Georges Cazes, a raíz de una conversación que mantuvo con René Baretje.

166. Roger MINSHULL: The changing nature of geogrophy, Londres, Hutchinson, 1970, pág. 27.

167. Idea muy corrientemente expresada de esta forma.

168. De donde proceden, por ejemplo, las tentativas de explicar los caracteres de la cultura alemana del periodo entre las dos guerras mundiales por la influencia determinante de los monopolios capitalistas alemanes. Cf. Lionel RICHARD: Nazisme et littérature, Paris, Maspero, 1971.

169. Cf. las citas interiores de Albert Soboul y Lucien Goldmann (notas 43, 46, 47, 117).

170. Idea fundamental de toda una concepción de la historia: "La nariz de Cleopatra".

171. Idea básica del siglo XIX. Cf. respecto a ello Michel FOUCAULT: Les mots et les choses; Paris, Gallimard, 1966. Esta idea anima una teoría como el historicismo de Benedetto Croce.

172. Cf. las citas de Max Derruau y Jean Dresch (notas 1 y 72).

173. Sería conveniente reemplazar "histórico" por "temporal" y "geográfico" por "espacial". Sobre este último punto cf. Alain REYNAUD: Les sens du mot géographie, "Travaux de I'Institut de Géographie de Reims", nº 3,1970, págs. 3-10.

174. François TAILLEFER: Le premier colloque interdisciplinalre sur la "science du paysage et ses applications: rapport de synthése, "Revue Géographique des Pyrénées et du Sud-Ouest, avril 1972, pág. 136.

175. Roger BRUNET: Op. Cit. en nota 17, pág. 651-652.

176. André MEYNIER: Réflexions sur la specialisation chez les géographes, " Norois", nº 25, 1970, Págs. 5-12.

177. El estudio de esta cuesti6n es objeto de la 3ª parte de La Géographie entre le mythe et la science, dedicada a "Las ambiguedades de la noción de región".

© Copyright Alain Reynaud  1976
© Copyright Geocrítica, 1976


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