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UNIVERSIDAD DE BARCELONA ISSN:  0210-0754
Depósito Legal: B. 9.348-1976
Año VII.   Número: 40
Junio de 1982

EL CONCEPTO DE PARADIGMA Y LA HISTORIA DE LA GEOGRAFIA

Nota sobre los autores

David R. Stoddart

El Profesor David R. Stoddart nació en 1937 y estudió en la Universidad de Cambridge, donde ingresó en 1956. Obtuvo el grado de Bachelor of Arts en 1959 y su Doctorado en Filosofía (Ph.D.) en 1964. Se incorporó como docente al Departamento de Geografía de la Universidad de Cambridge en 1962, y cuatro años más tarde fue nombrado Fellow del Churchill College. Desde 1976 ha sido Vicepresidente de la Royal Geographical Society. Es también editor de las "Transactions"dellnstitute of British Geographers, miembro del consejo de redacción del "Geographical Journal", publicado por la Royal Geographical Society, y uno de los directores de la revista "Progress in Geography" (desde 1977 "Progress in Physical Geography" y "Progress in Human Geography").

Su principal campo de investigación es la geomorfología y la ecología de los arrecifes coralinos y de las islas, sobre los que publicó ya un valioso trabajo en 1964:

Storm condítíons and vegetarían ín equí/íbríum on reef íslands, Proceeding of the Nlnth Con ference on Coastal Engineering, Lisboa, 1964.

Desde entonces ha tomado parte de numerosas expediciones al Caribe, el Océano Indico y el Pacífico, incluyendo el Great Barrier Reef. Es responsable del funcionamiento de la "Royal Society Research Station on Aldabra Atoll", al norte de Madagascar. Es también editor del "A toll Research Bulletin ", publicado por la Smithsonian Institution, y coeditor de Regional variation in Indian Ocean coral reefs, publicado por Academic Press en 1971.

A todo ello une un marcado interés por la historia de la geografía y de la geomorfología. Sus principales publicaciones sobre estos temas son las siguientes:

Geography and the ecological approach: the ecosystem as a geographic principIe and method, "Geography", Sheffield, 50,1965, pags. 242-251.Darwin's impact on Geography, "Annals of the Association of American Geographers", vol. 56, 1966, pags. 683-698; Growth and structure of geography, "Transactions Institute of British Geographers", Londres, vol. 41,1967, pags. 1-19; Organism and ecosystem as geographical models, en R.J. CHORLEY y P. HAGGETTT,Models in Geography, Londres Methuen, 1967, pags. 511-548; The Royal Geographical Society and the foundations of Geographyat Cambridge, "Geographical Journal", Londres, vol. 141, 1975, pags. 216-239; "That Victorian Science": Huxley's Physiography and its impact on Geography, "Transactions Institute of British Geographers", Londres, vol. 66, 1975, pags. 17-40; Kropotkin, Reclus and 'relevant' Geography, "Area", Londres, 7, 1975, pags. 188-189; Darwin, L yell and the geological significance of coral reefs, "The British Journal for the H istory of Science", Londres, vol. 3, julio 1976, pags. 199-218; The Royal Geographical Societyand the 'new Geography'. Changing aims and changing roles in ninetheenth century science, "The Geographical Journal", vol. 146, 1980, pags. 190-202; Geography, educarían and research, "The Geographical Journal, Londres, vol. 147, no 3, nov. 1981, pags. 287-297; Humane geographer: the enigma of Elisee Reclus, "Progress in Human Geography", Londres, vol.5, nº 1, 1981, p. 119-124.

El trabajo que hoy publicamos en "Geo-Crítica" constituyó la comunicación del autor a la reunión de la Comisión de Historia del Pensamiento Geográfico celebrada en Edinburgh con ocasión del XV Congreso Internacional de Historia de la Ciencia (10-19 de agosto de 1977). Posteriormente este trabajo, cuyo título es The paradigm concept and the history of Geography fue publicado en el volumen Geography, IdeokJgy and Social Concern, editado por el mismo D.R. Stoddart (Cambridge, Basil Blackwell, 1981). Agradecemos al autor el permiso que nos ha concedido para realizar esta traducción castellana. .

Olavi Granö

El profesor Olavi Granö nació en Helsinski en 1925. Estudió en las universidades de Turku, Helsinski y Copenhague, y obtuvo el Doctorado en la de Helsinski (1955), en donde fue docente entre 1948 y 1952. Durante cuatro años (1954-58) fue profesor de geografía en la Facultad de Ciencias Económicas de Helsinski, y desde 1958 enseña en la universidad de Turku, primero como Profesor Asociado y luego (desde 1962) como Catedrático. Es miembro de la Academia de Finlandia, de la que ha sido presidente y ha ocupado altos cargos científicos en su país: secretario científico (1957-63) y luego presidente (1964-69) del Consejo Nacional de Investigación en Ciencias Naturales; secretario científico del Departamento Central de Consejos Científicos (1961-63); miembro del Consejo de Política Científica, la más elevada institución científica de Finlandia, presidida por el primer ministro, y presidente y miembro del Consejo Científico del Comité Científico del Consejo de Ministros Nórdico (desde 1972). Ha sido director de la revista "Terra" (entre 1952 y 1956), editor del Atlas de Finlandia (1954-75), así como nlndador y director del "Instituto de Investigación Científica Archipielago" (desde 1965). Es miembro de gran número de sociedades científicas internacionales y doctor honoris causa de la universidad de Torurí, Polonia (1980).

Sus investigaciones se refieren principalmente a geografía física. Es un especialista internacionalmente conocido en temas de morfología litoral, pero ha efectuado también trabajos sobre climatología y geografía botánica. Entre sus publicaciones en estos campos destacan las siguientes:

The coastal marsh plains of Denmark, "Tierra", Helsinski, 1952 (en finés, con resumen inglés); Die Flora in ihrer Beziehung zur Kultur im Scharenhof van Porvoo in Südfinnland, "Ann. Bot. Soco Fennicae", 1953; Natur und Wirtschaft an der Scharenküste vor Porvoo in Südfinnland, Geographische Untersuchungen über raumlichen Wandel in dem Uebergangsgebiet zwischen offenem Meer und Festland, "Fennia", Helsinki, 1955; Die südfinnische Scharenküste aIs Uebergangsraum zwischen Festland und offenem Meer, en Lautensach Festschrift, Stuttgart Geographische Studien, Stuttgart, 1957; The Vessoesker Southern Finland, "Fennia", 1958; The Ufer der Südküste Finnlands, "Fennia", 1960;
Suomen luonnon maantieteelliset peruspiirteet (Rasgos geográficos básicos del paisaje finés), Helsinski,1962; Pohianmeren tulvat (Flujos tempestuosos de mareas en el Mar del Norte), "Proceedings Finnish Academia of Sciences, Helsinski, 1973; The effect of the sea on the eskers of an emerging coast In Suothern Finland, "Baltica", Vilnius, 1977;
The zone concept applied to the Finnish coast in the light of scientific traditions, "Fennia", 1981; An emerging esker in southern Finland, "Geografiska Annaler", Estocolmo, 1981;

El profesor Granö ha abordado también en sus investigaciones temas de geografía humana. Destacamos en este sentido las siguientes publicaciones: Die Finnische Segelschiffahrt. Eine wirtschaftgeographische Untersuchung, "Fennia", 1957;
Raumliche Verschielbungen in finnischen Reedereigewebe, in den letzen hundert Jahren, "Fennia", 1958; Environmental research and geography, "Terra", 1969, (en finés, con resumen en inglés): Man's dualism in relation to his environment, International Geographical Union, 1976.

Por último, ha prestado asimismo atención a las relaciones entre la geografía y las restantes disciplinas, a los aspectos históricos e institucionales y a la evolución de las concepciones geográficas. Los siguientes trabajos son un reflejo de estas preocupaciones:

Maantieteen asema tieteellisessa tutkimuksessa (La posición de la geografía en la investigación científica), Helsinski, 1963; The development of science and science policy and their importance for geography, Medd. Lunds Univ. Geogr. Inst., 1976 (en sueco, con resumen inglés); Geography and the problem of the development of science, "Terra", 1977 (en finés, con resumen inglés); Johannes Gabriel Grano, 1882-1956. Biobibliographical study, en FREEMANN y PINCHEMEL: Geographers, Londres, Mansell, vol. 111, 1979; Focskningen i stopsleven nagra synpunkter pa relationer mellan forskaren, vetenskapen inne halloch den institutionella utvecklingen (Investigación y cambio. Algunas observaciones sobre las relaciones entre el científico, el contenido y el desarrollo institucional de la ciencia), Stockholm, SALFO, 1981.

El trabajo que hoy presentamos en "Geo Crítica" fue publicado con el título External influence and internal change in the development of geography, dentro del volumen editado por el Prof. D.R. Stoddart: Geography, Ideology and Social Concern (Oxford, Basil Blackwell, 1981). Agradecemos al Prof. Grano el permiso que ha concedido para traducción castellana de este artículo.

El traductor

Los dos artículos que se incluyen en este número han sido traducidos del inglés por José María Socías Beltrán, estudiante del Departamento de Geografía de la Universidad de Barcelona.


EL CONCEPTO DE PARADIGMA Y LA HISTORIA DE LA GEOGRAFIA

por David R. Stoddart

Hace ya casi 20 años que T .S. Kuhn introdujo la noción de paradigma en su análisis sobre La estructura de las revoluciones cient(ficas (1962). Desde entonces los términos y conceptos vertidos en esta obra han sido ampliamente adoptados en la discusión filosófica e historiográfica, especialmente en las ciencias sociales. Después de algunas vacilaciones, la idea de paradigma ha pasado a ser también repentinamente moneda corriente en los escritos geográficosEn este ensayo trato de analizar las formas en que este término ha sido aplicado, su utilidad en la historiografía de la geografía y, especialmente, las razones ! por las cuales ha tenido tal repentina y general popularidad.

Kuhn utilizó el término de paradigma para denominar un conjunto de supuestos y procedimientos generalmente aceptados, los cuales servían para definir a la vez los temas y ! los métodos de la investigación científica. Para Kuhn, la "ciencia normal" se desenvolvía dentro del contexto acotado por el paradigma imperante, que por sí mismo definía tanto la importancia y prioridades de las cuestiones a estudiar, como el conjunto de criterios sobre los que se basaba la aceptabilidad de las soluciones y de los resultados. Dentro de este marco teórico, gran parte de la "ciencia normal", funcionaba a manera de "juego de rompecabezas", donde la búsqueda de leyes, de constantes, de coeficientes y de otras relaciones se realilabiln dentro del contextu del parildiyma, verdadera clave estruc:turante de las mismas. Tal tipo de trabajo, aunque era necesariamente restringido al subjetivo, tenía a su favor que era sumamente cuncreto y generalmente productivo.

Pero de tanto en tanto, los objetivos y procedimientos dentro de los cuales se desenvolvían los científicos, aparecían como menos satisfactorios y, en consecuencia, el paradigma imperante proporcionaba así la clave para la interpretación del desarrollo histórico en las ciencias: los cambios pasaron a verse como episódicos o como efectivamente revolucionarios. Con un cambio de paradigma, los viejos problemas perdían su significación, los viejos métodos su relevancia, y el foco de interés de la investigación se desplazaba bruscamente hacia nuevas áreas. "Abandonar un paradigma es poner fin a la práctica científica que lo define" (Kuhn, 1962,34).

El concepto de Kuhn utilizado como clave tanto para entender la estructura formal de la investigación, como para la interpretación de los cambios en la historia de la ciencia, fue por primera vez explícitamente introducido en la geografía por Haggett y Chorley (1967). Ellos definieron los paradigmas de forma operacional como "patrones estables de la actividad cient(fica" y, a la vez, más formalmente como "modelos de gran escala"; los conceptos de Kuhn fueron, por lo tanto, utilizados para formular bastante confusamente un "paradigma basado en modelos" propio de la geografía. Esta polémica utilización de las ideas de Kuhn como medio de promocionar particulares puntos de vista sobre la geografía fueron aceptados implícitamente por muchos autores de esta época (por ejemplo Saey, 1968) Y posteriormente por Harvey en su influyente obra Explanation in Geography (1968, 16-18), en la que utilizaba la idea de paradigma como un marco teórico. Más tarde el término ha pasado a ser de uso común, habiendo sido hace poco incluso utilizado como estructura en una reciente historia de la geografía humana anglo-norteamericana desde 1945 (Johnston, 1979) -aunque en nota a final de libro el autor desaprobaba dicha acepción.

¿Paradigmas geográficos?

El único paradigma geográfico tenido en cuenta por Haggetty y Chorley (1967) para su discusión fue el paradigma clasificatorio y regional, ejemplarizado por la matriz de datos de Berry (1964) y por los sistemas lógicos regionales de Grigg (1965). Contra este paradigma, Haggett y Chorley alzaron su propia propuesta, la de un paradigma basado en modelos. En su discusión, este último paradigma es claramente una categoría integradora, definida en términos de características más que de contenido. Un nuevo paradigma, sugieren, "debe poder resolver al menos algunos de los problemas que han puesto en crisis al viejo paradigma"; debe ser "elegante, apropiado y simple", y debe contener un "potencial de expansión" (1967, 37-8). Los ejemplos que citan -derivados de trabajos sobre inmigración, modelos locacionales, investigación teórica, análisis de redes y estudios de difusiónson escasamente comparables en magnitud con los ejemplos del propio Kuhn sobre el cambio paradigmático, los cuales se basan en los trabajos de Copérnico, Newton y Einstein.

Haggett (1965, 10-13), por supuesto, ya había sugerido la existencia de lo que él entonces denominaría simplemente "las ideas comunmente aceptadas" acerca de la naturaleza de la geograf(a: el estudio de la diferenciación espacial de la superficie terrestre; el estudio del paisaje; el estudio de las relaciones entre la tierra y el hombre, y el estudio de las distribuciones o las localizaciones. Es quizás a este nivel, más que en el de las técnicas o teorías específicas, donde la aplicación de la idea de paradigma debe ser considerada. Quizás sea en la tercera categoría de Haggett -aunque él mismo lo trata en su segunda- donde el trabajo de la escuela de Berkeley, realizado bajo la poderosa e inspiradora influencia de Carl Sauer, se aproxima más estrechamente al principal criterio establecido por Kuhn para el reconocimiento paradigmático. La extraordinaria dominación ejercida por Sauer, la fidelidad que inspiró, Y el afecto y estima con los que fue apoyado, han sido destacados muy claramente por Leighly (1979) y Parsons (1979). Pero la escuela de Berkeley coexistió con otras tradiciones de investigación muy diferentes, no solamente en Europa, sino también en los Estados Unidos; aunque esta diversificación no impidió a Sauer desempeñar por dos veces la presidencia de la Association of American Geographers.

Aparte de la escuela de Berkeley, la idea de paradigma ha sido utilizada en la geografía en tres áreas principalmente. La primera y más popular es la de la deriva continental y las placas tectónicas (Frankel, 1978; Kitts, 1974; Hallam, 1973; Moffatt, 1977; Vine, 1977). Aqu í los ensayistas han quedado fascinados por la manera en que las conclusiones básicamente correctas de Alfred Wegener fueron durante años tenazmente rechazadas por físicos tales como Harold Jeffreys, debido a la dificultad de establecer un mecanismo satisfactorio para la deriva, hasta que el descubrimiento de la significación de las alineaciones magnéticas en el fondo del océano por Vine y Matthews demostró la realidad de la mayor parte de los movimientos continentales. La segunda, la geomorfología de Davis, se interpreta a menudo como el establecimiento de un paradigma para el análisis histórico de las formas orográficas (la cronología de la denudación), el cual dominó'el trabajo geomorfológico desde finales del siglo XIX hasta después de la muerte de Davis en 1935 y su posterior derrocamiento por las nuevas inquietudes sobre los estudios de procesos y sistemas introducidas por el trabajo de Horton (véase Chorley, 1965). La tercera, está representada por el propio libro de Haggett Locational analysis in human geography (1965), que es a menudo utilizado para señalar la oportuna ruptura entre un viejo modo de estudio clasificatorio y descriptivo y un nuevo estilo analítico y cuantitativo.

No obstante, recientemente la idea de paradigma ha sido empleada de muy diferentes formas. Berry (1973), propuso un nuevo paradigma para la geografía comprometida en la acción y el cambio, y también (1978) ha discutido la historia del determinismo ambiental en ttÍrminos de paradigma. Meyer (1973) y Herbert y Johnston (1978) aplican la idea al análisis locacional urbano. Garrison (1979) alude a la vez en un mismo trabajo a "los paradigmas casuales" y a "los paradigmas para el estudio científico de las áreas urbanas, del transporte y de la región".,La lista puede ser ampliada y fácilmente reproducida en disciplinas vecinas tales como la economía y la sociología. En cada caso la terminología paradigmática ha sido utilizada para aclarar tanto el establecimiento de concepciones que el autor aprueba, como para preconizar el rechazo de aquellas que desaprueba.

La aplicabilidad

Esta pronta aceptación del vocabulario de Kuhn se ha producido sin una minuciosa atención hacia los propios planteamientos de Kuhn o hacia la bibliografía crítica sobre los mismos en la historia y en la filosofía de la ciencia. Ante todo, debemos preguntarnos si la idea de .paradigma es útil para la comprensión de los procesos de cambio en geografía a otro nivel que el meramente superficial.

La confusión implícita en la utilización inicial de Haggett y Chorley y la plasticidad con que los conceptos han sido posteriormente aplicados refleja la multiplicidad de significados atribuidos por Kuhn a la idea en diferentes momentos. Masterman (1970) identifica 21 definiciones distintas solamente en su libro de 1962. Pero si dejamos esto de lado, y aceptamos la idea de paradigma como un consenso de objetivos y métodos que definen -hasta su sustitución-, la prosecución normal de la ciencia, entonces cuanto más minucioso es el análisis menos apropiado nos parece el concepto para la geografía.

Así, por ejemplo, considerando que sea cierto que la geomorfología de Davis fue codificada en los libros de texto y, de forma generalizada, adoptada tanto por los investigadores como por los pedagógos durante la primera mitad del siglo XX, hay que señalar también que las ideas de Davis fueron recibidas con escepticismo por muchos, incluso durante su propia vida, en Gran Bretaña, H.R. Mill y J.S. Marr, en los Estados Unidos. Fenneman y Chamberlin, y en Alemania, Albrecht Penck y Alfred Hettner, todos ellos rehusaron dejarse persuadir por la teoría davisiana. Los sistemas geomorfológicos alternativos, especialmente el de Walther Penck no solamente fueron activamente utilizados en la investigación (por ejemplo en el trabajo de Sau~r sobre la tectónica del relieve de Chiricahua (1930) sino que también produjeron libros de texto tan reputados como la influyente Geomorphology de Von Engeln (1942). El departamento de Geograf(a de Berkeley virtualmente ignoró los métodos de Davis (Leighly, 1979). La formulación de Kuhn tiene escasamente en cuenta la coexistencia de paradigmas (especialmente coexistencias que se prolonguen cerca de medio siglo); y si, a pesar de todo, la geomorfología de Davis puede ser descrita como un paradigma, entonces el significado de este término requiere una revisión. Solamente mediante, el análisis de los efectos de las concepciones de Davis en los no-científicos (tales como el historiador Walter Prescott Webb) y en los educadores es posible sustentar el valor de la idea de paradigma, pero entonces su eventual utilidad es esencialmente válida en el terreno social más que en el científico.

Un análisis similar puede hacerse de las "ideas comunmente aceptadas" -no ideas aceptadas universalmentetenidas en cuenta por Haggett (1965), así como de algunos de los otros recientes candidatos a paradigma: la "geografía pertinente", (relevant'geography), (véase Stoddart, 1975), la geografía del comportamiento, y la amplia gama de posturas discutidas por Gregory (1978). Ninguno de estos ejemplos, ha sido unánimamente aceptado como un paradigma geográfico en el sentido original de Kuhn; todos tienen una larga historia dentro de la disciplina, y todos han coexistido con muchas otras escuelas de pensamiento divergentes. Johnston (1978, 201) ha llegado, en efecto, a la conclusión -ante su fracaso al confrontar el modelo de Kuhn con los recientes acontecimientos de la geografía humana- de que "el modelo es poco significativo para esta ciencia social y quizás para las ciencias sociales en general". De forma similar Tribe (1978,15) concluye que las propuestas de Kuhn "no son utilizables en relación con los problemas afrontados por la historia de la economía".

Así pues, si el concepto de paradigma ha sido tan vagamente aplicado, en tal variedad de niveles, y sin específicas referencias a los criterios del propio Kuhn, es claro que no es posible inferir a partir de su utilización, el funcionamiento en cada caso de los procesos de cambio científico descritos por Kuhn. Pero dado que, aún cuando ha sido tan vagamente utilizado, el término lleva consigo connotaciones de cambio revolucionario es necesario considerar, aunque sea con brevedad, como se han pioducido los cambios en algunos de los casos de geografía citados como paradigmas.

El cambio paradigmático

La importancia de la idea de paradigma,.en la formulación de Kuhn, reside no solamente en la forma en que suministra, aparentemente, un marco teórico de interpretación para los estudios históricos, sino en las implicaciones que entraña respecto al porqué y de qué manera se producen los cambios. Cuando el cambio es contemplado como la sustitución o el desplazamiento de un paradigma, muy frecuentemente se realizan suposiciones implícitas en torno al proceso que interviene. Nociones simplistas del proceso de cambio implican suposiciones simplistas acerca del comportamiento individual de los científicos, el cual exigé ser considerado antes y no después de que la idea de paradigma haya sido aceptada. Cuanto más conocidos son los cambios en el pensamiento geográfico de los últimos cien años, y particularmente las sutiles interrelaciones entre los propios geógrafos, menos útil y apropiada parece la noción de cambio revolucionario.

La principal área de controversia ha sido la existente entre Kuhn y Popper sobre los criterios para el rechazo del paradigma (Lakatos, 1970; Blaug, 1976). Esencialmente, Popper pone el acento en la importancia de los procedimientos metodológicos, como el único criterio válido en la ciencia, especialmente los criterios empleados para el rechazo de las predicciones más que los utilizados para su confirmación; mientras que los argumentos de Kuhn se refieren más bien a los cambios de actitudes y de valores de los grupos adherentes al paradigma, los cuales no tienen necesariamente que derivarse de ninguna demostración de error en términos científicos. El problema es particularmente insoluble incluso en los tipos de trabajo geográfico más "científicos", tales como la geografía humana cuantitativa, donde las predicciones de bajo nivel (llamadas "pronósticos") se utilizan raramente para comprobar la teoría, y donde la relación entre la teoría y la realidad difiere a menudo de forma fundamental respecto a la que rige en las ciencias físicas.

Consideremos la forma del cambio paradigmático. En la concepción de Kuhn, el cambio se produce a través de un proceso revolucionario, expresado a menudo med¡ante metáforas militares: las viejas concepciones son atacadas y súbitamente "derrocadas". La introducción de la cuantificación en la geografía británica en los años 1960 es entendida por Taylor (1976) de este modo. Analizando el progreso de la revolución, Taylor sugiere que su éxito se debió a que las matemáticas fueron utilizadas por los insurgentes como un lenguaje particularmente secreto e inaccesible para sus oponentes, y como un camuflaje intelectual destinado a impresionar, reforzado con frecuencia por aparatosas citas de Newton, Einstein, Plank, Heisenberg y del "método científico", con el fin de crear una reputación de respetabilidad científica. La revolución había concluido, al menos de acuerdo con Burton (1963), a comienzos de los años 60; el viejo paradigma se había desvanecido y un nuevo paradigma había ocupado su lugar.

Se plantean dos cuestiones obvias. En primer lugar, ¿qué ocurre con los cuantitativos que habían trabajado bastante felizmente bajo el viejo régimen? ¿Cómo puede reconciliarse sus continuadas actividades con esta simplista concepció'n del cambio? No me refiero simplemente a gente como Spottiswoode (1861) y Cayley (1879), los cuales se las arreglaron para publicar, a pesar de los almirantes y de los exploradores, en los boletines de la Royal Geographical Society, sino más bien a figuras centrales como pueden ser Christaller y sus principales predecesores (Müljer-Wille, 1978). Aquéllos que afirman que Christaller fue ignorado, y quizás incluso prohibido, en los oscuros días anteriores a 1960 de ben leer a Dickinson (1947). Para dar otro ejemplo, hay un clarísimo precedente de la estructura que usa Haggett en su Locational Analysis en un importante trabajo publicado por un lider del viejo paradigma (James, 1952). En él, James consideró los problemas de los modelos, de los procesos, y de la escala, e intentó reconciliarlos con los temas imperantes en la geografía, como eran los estudios de diferenciaciones espaciales. Y no es difícil mostrar como las ideas de James se fueron desarrollando a través del tiempo desde su primera participación en dabates técnicos en los Annals o', the Association o, Ameri can Geographers a comienzos de los años 30 (véase, por ejemplo, James, 1934, 1937, 1948). En estos casos particulares la revolución, si es que la hubo, ha tenido prolongados y respetables antecesores: los precursores fueron ellos mismos figuras centrales del viejo paradigma. Estas revoluciones fueron, por lo tanto, procesos más que sucesos puntuales, implicando un cambio en el énfasis, más que la sustitución en masa de un conjunto de actitlJdes por otro.

En segundo lugar, si la revolución tuvo éxito tan rápidamente como Burton (1963) sugiere, ¿porqué encontramos a sus primeros practicantes a la desbandada, lamentando sus "dudas y confusiones" (Berry, 1973, 3), el "creciente aislamiento de los que realizan un trabajo teórico y cualitativo" (King, 1979, 157), Y la falta de consecuencias de los cambios en las políticas de admisiones universitarias y en los planes de estudio (Gould, 1979, 149-150)? Hago estas observaciones simplemente para indicar que el modelo de cambio revolucionario es en sí mismo evidente inapropiado para algo tan complejo como el empeño científico.

Pero más importante aún, el modelo revolucionario no dice nada de la forma en que se efectúa el cambio, ¿porqué algunos enfoques interesan a determinados individuos y a otros no, porqué algunos científicos en ciertos lugares son atraidos, adoptan y transmiten las nuevas ideas? Hay muy pocos estudios de los procesos y de los contextos de cambio en el pensamiento geográfico. Consideremos la introducción de la "nueva geografía" en Gran Bretaña en los años 1880, que se dice fue provocada por el trabajo de Mackinder "On the scope and methods o, geography" de 1887 (Unstead, 1949). Su examen nos muestra que este trabajo distó mucho de ser el inesperado"asalto frontal a las atrincheradas fuerzas de la exploración, el cual ganó la batalla por la fuerza de sus argumentos intelectuales. Los argumentos de Mackinder habían sido casi enteramente anticipados por otros autores y esto fue {lerdaderamente normal y corriente en la Royal Geographical Society en los años posteriores a 1880.De hecho, y esto es más pertinente, su contenido refleja las tensiones sociales y económicas así como las intelectuales no solo en la geografía sino también en las disciplinas vecinas: la "nueva geografía" fue simplemente parte de un reajuste general de las funciones y de las materias de estudio en las ciencias de la Tierra, al mismo tiempo que una amplia reforma educacional (Stoddart, 1980). Cuanto mejor se comprende esta complejidad, menos revolucionario I'arece el proceso, y menos dominante la figura de Mackinder (Stoddart, 1976).

Tal tipo de análisis aún no ha sido realizado para el progreso de la revoluclon cuantitativa, aunque Duncan (1974) ha perfilado su desarrollo en términos de la teoría de la.difusión, y Pred (1979) ha descrito las constantes contingencias que afectaron a su propio desarrollo intelectual, ¿Qué llevó a Pred a Gotborg en los años 1960-61 (consecuentemente a su asociación con Hiigerstrand), y a Harvey a Uppsala y a su asociación con Olsson en el mismo año? Los procesos de cambio se ven afectados por este tipo de asuntos, los cuales simplemente no son considerados desde una perspectiva revolucionaria. Es cierto que estas contingencias fueron de alguna manera marginales en la emergencia de la geografía cuantitativa, que se realizó mediante la organización de escuelas de verano, de symposiums, y de nuevas revistas en los años 1960, pero estos son los mecanismos centrales de la "ciencia normal", no la de las revoluciones.

Se deriva de estos ejemplos que la adopción de la terminología de Kuhn, lejos de clarificar la historia, la distorsiona activamente, en gran parte por reducir a los participantes a meras caricaturas. Algunos muy claramente se convierten en héroes. Esto queda demostrado hasta el absurdo por el tratamiento que da Bunge a Schaefer (1968) ya Christaller (1977). La historia personal de Schaefer y sus convicciones políticas fueron desconocidas (como realmente,también lo fue Schaefer) para casi todos los lectores del único trabajo de cierta consideración que jamás publicó. Si Christaller fue o no fue fascista no tiene ningún significado, en términos de las actuales actitudes hácia su contribución científica.

Los partidarios del viejo paradigma literalmente son presentados como locos sino como bellacos. Por ejemplo, W. M. Davis vino a ser literalmente considerado simplemente como "un viejo zoquete con una actitud típica del caza-mariposas de paisajes", así lo describe Mackin (1963). Taylor (1976, 138-9) apunta que gran parte de la oposición a la geografía cuantitativa procede de los viejos profesores, tales como L. Dudley Stamp (1966) (quien injuriosamente comparaba los cuantitativos con los comunistas), y de una serie de presidentes del Institute of British Geographers. Pero una lectura de sus discursos presidenciales da más una impresión de cauta simpatía que de rotunda hostilidad. Nuevamente Bunge (1968) identifica especialmente a Hartshorne como un "enemigo a nivel personal" y un "protagonista de toda la vida" (presumiblemente queriendo decir antagonista), sin ninguna consideración a la magnitud de su contribución científica. Quizá sea digno de señalar que el "principio de Plank" (Plank, 1948,22) según el cual, las nuevas ideas no convencen a sus adversarios, los cuales simplemente mueren y son sustituidos por hombres más jóvenes y receptivos, aunque sea superficialmente atractivo ha sido refutado en la única ocasión en que ha sido formalmente comprobado (Hull y otros, 1978).

Esto no significa afirmar que sea imposible realizar generalizaciones acerca de la naturaleza y del progreso del cambio científico y de sus características. Muchas de tales generalizaciones son anteriores a la formulación de Kuhn y son independientes de ella. Por ejemplo, Huxley propuso hace mucho tiempo una ley general de reacción ante las innovaciones (cuadro 1.). Beveridge (1950, 109) abunda en la misma idea, al afirmar que:

"La recepción de una contribución original al conocimiento científico, puede ser dividida en tres fases: durante la primera es ridiculizada y considerada errónea, imposible o inútil, durante la segunda, se dice que puede haber algo de cierto en ella, pero que nunca podrá tener ningún uso práctico; y en la tercera y última fase, cuando el descubrimiento ha recibido el reconocimiento general, habitualmente hay quienes dicen que no es original y que había sido anticipado por otros".
 
Cuadro 1
Las cuatro etapas de la opinión pública de T .H. Huxley 

I). (Inmediatamente después de su publicación). 
La novedad es absurda y subversiva para la Religión y la Moral. El proponente es, a la vez, un loco y un bribón. 

II). (20 años después). 
La novedad es absolutamente verdadera y proporcionará una explicación plena y satisfactoria de todas las cosas en general. El proponente es un hombre de genio sublime y de perfecta virtud. 

III). (40 años después). 
La novedad después de todo no explica todas las cosas y por consiguiente es un desdichado fracaso. El proponente es una persona muy mediocre, promocionado por una camarilla. 

IV). (100 años después). 

La novedad es una mezcla de verdades y de errores. Explica tanto como razonablemente Sp podría esperar de ello. El proponente es digno de todo honor, a pesar; de sus debilidades humanas, por su contribución al permanente progreso de la ciencia. 

Fuente: Bibby, 1959, pag. 77.

Hay también interesantes generalizaciones acerca de los propios innovadores (Barbour, 1961). Roger (1962, 194) en uno de los documentos fundamentales de la teoría de la difusión, cita la idea de Linton de que los innovadores en general son "muy frecuentemente unos inadaptados a su sociedad, disminuidos por personalidades atípicas" y la idea de Barnett de que "los descontentos, los inadaptados, los frustrados, o los incompetentes son los que principalmente aceptan las innovaciones y los cambios culturales" (véase también Roe, 1963). Cito estas ideas para ilustrar el hecho que la caracterización habitual del innovador como un héroe, no supone que sea axiomáticamente verdadera.

Conclusión

Si esta interpretación es válida, ¿por qué es la idea de paradigma tan popular, no solamente en la geografía humana (y en otras ciencias sociales) sino también en la geografía física? Sugiero que una importante razón reside en la forma con que el concepto de revolución magnifica la propia imagen heroica de quienes se ven a sí mismos como innovadores y utilizan el término de paradigma en un sentido polémico, junto con el hecho de que la terminología de Kuhn suministra una justificación aparentemente "científica" para la innovación de cambios, más en el campo social que en el estrictamente científico.

En su más simple formulación, la idea de paradigma sugiere la sustitución más que la comprobación de las ideas, y por extensión, también la sustitución de los propios practicantes en esto reside el núcleo de la crítica de Popper a la tesis de Kuhn (Lakatos, 1970). En este sentido hay espacio para la investigación sociológica sobre la forma en que este concepto ha sido utilizado en los años recientes como un slogan en interacción entre los diferentes grupos generacionales, escuelas de pensamiento, y centros de enseñanza, más que como un útil modelo heurístico del cómo y.de qué manera está estructurada la ciencia y acontecen los cambios científicos. Debemos analizar -para provecho de la cienciapor qué algunos geógrafos escogen hoy en día identificarse a sí mismos como propulsores de los cambios paradigmáticos, y si, por sus acciones desde 1960, hemos simplificado tanto nuestras percepciones del proceso de cambio que la idea de paradigma nos está llegando a parecer analíticamente útil. En otras palabras, si aquéllos geógrafos que defienden la interpretación de Kuhn han hecho esto de tal forma que esta tiende a transformarse en la autorrealización de sus propias ambicione;. Es esto, más que su valor como marco teórico para estudiar históricamente el cambio científico, lo que hace interesante la idea de paradigma para el historiador de la ciencia: ella misma como un objeto de estudio, más que como un medio para entender las complejidades de los cambios científicos.

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LAS INFLUENCIAS EXTERNAS Y LOS CAMBIOS INTERNOS EN EL DESARROLLO DE LA GEOGRAFIA

por Olavi Granö

La descripción del desarrollo de la geografía, debe ser siempre entendida como una reconstrucción. El estudio de la historia de la geografía depende esencialmente de cómo lo que hoy en día se define como geografía es considerado en cada fase de su evolución a la luz de los criterios actuales. El ámbito de la geografía como cuerpo de conocimientos específicos es en nuestros días altamente difuso, y ha sido también ampliamente fluctuante a lo largo de toda la historia. Conscuentemente cada historiografía de la geografía variará de acuerdo con el concepto sobre el que se haya fundamentado. La situación cambia totalmente si la geografía es considerada como una disciplina académica institucionalizada, en cuyo caso su historia queda perfectamente delimitada. La selección y asimilación de conocimientos en el ámbito de una institución social dada es un factor decisivo en el desarrollo de la geografía. El presente trabajo considera el fundamento y el carácter general de este proceso de cambio-especialmente el desarrollo de la geografía hacia una disciplina académica formal -sin adherirse servil mente a ninguna de las tradiciones nacionales. Las referencias a los acontecimientos concretos no indican diferencias regionales en cl desarrollo de la geografía, no aluden a una "geografía" de la investigación geográfica. Son solamente ejemplos empíricos con ayuda de los cuales se intentan señaar las tendencias más significativas en el desarrollo de la geografía y de sus fundamentos.

1. La investigación como nexo entre el conocimiento científico y la estructura social.

La rama de la investigación que ha tomado a la ciencia como objeto de estudio, ha concentrado su atención en la consideración de la ciencia como institución social. La ciencia no es ya contemplada como una reflexión sobre el objeto de estudio, sino también como parte de la sociedad. En consecuencia, se han realizado un gran número de estudios de sociología y de historia social de la ciencia, fruto del interés despertado en este campo por los trabajos ya clásicos de Merton (1938) y Bernal(1939). En los años 70, estas investigaciones se han incrementado de tal forma, que han adquirido la proporción de una verdadera inundación. (véase, por ejemplo, Mulkay, 1977; Macleod, 1977). Todo ello es bastante comprensible, ya que la ciencia ha llegado a constituir una parte tan importánte de la sociedad que simplemente como fenómeno social ya merece ser estudiado. Contemplada la evolución de la ciencia desde este punto de vista, es de importancia capital la cuestión de si la estructura externa de la sociedad ha influido en el contenido de la ciencia. ¿Se ha desarrollado la ciencia a través de líneas intelectuales totalmente independientes de la sociedad o ha sido afectada por ella? Y si esto es así, ¿en qué grado? Dada esta dicotomía ha sido necesaria una distinción entre los factores internos y externos que afectan al desarrollo científico: para una profundización sobre este planteamiento pueden verse los trabajos de Gustavsson (1971), Spiegel-Rosing (1973), Andersson (1975) y MacLeod (1977).

El nexo entre el contenido científico y su e$tructura social es el trabajo de investigación, el cual constituye parte de la actividad de los científicos y que debe entenderse abarcando tanto su acción cognoscitiva, como sus actividades instrumentales concretas. Como resultado de la concepción que considera la ciencia esencialmente como investigación, han su'rgido dos escuelas de pensamiento: la primera, el enfoque fenomenológico y hermenéutico de la ciencia (Heidegger, Kockelmans, etc...); la segunda, el enfoque polaco de la "praxicología" basado en la teoría de la acción racional dirigida (Kotarbinsky) y asociada con los primeros estudios interdisciplinarios del proceso de investigación (Ossawska & Ossowski). Estas escuelas se desarrollaron casI inadvertidamente en tiempos tan tempranos como los años 30 (Radnitzky, 1974,730). Fue sólo después de la publicación del trabajo de Kuhn (1962) cuando se comenzó a otorgar mayor consideración a los contextos sociopsicológicos de las teorías científicas predominantes en cada etapa de la historia de la ciencia (Bohme, 1977). El trabajo de investigación fue visto como la cristalización de la acción intencional del científico y, por lo tanto, conectado con el entorno social. Esto permitió la confluencia de la historia cognitiva interna y de la historia social externa de la ciencia. Como resultado de ello han emergido nuevas tendencias "humanísticas" en la historia de la ciencia, las cuales ponen énfasis en las implicaciones humanas del avance científico (véase, Spiegel-Rosing 1977).

Sobre esta base, por lo tanto, la geografía puede ser interpretada de tres formas diferentes; 10) Como un cuerpo de conocimientos originalmente desorganizado, a partir del cual se ha desarrollado el contenido cientffico específico de la geografía. 20) Como una actividad práctica, desde la cual se ha desarrollado la praxis investigadora, el trabajo de investigación. Y por último, 30) Como una institución social, una disciplina. No deberían realizarse distinciones entre estas tres perspectivas, puesto que el conocimiento y el desarrollo del conocimiento se producen a través del científico individual, el cual a su vez pertenece a un grupo social dado. La variabilidad de estos tres componentes en el tiempo constituye la historia de la geografía. Vista desde esta luz, la geografía adquiere una mayor totalidad, de tal manera que en tanto que conocimiento pertenece a la ciencia en el amplio sentido de la palabra ('Wissenschaft') en tanto que práctica investigadora, forma parte de la práctica c¡entífica general; y en tanto que institución social, es parte de la estructura social y organizativa de la ciencia. Sin embargo, la ciencia en su globalidad constituye como conocimiento parte de la cultura en general, como práctica investigadora parte del comportamiento y acción humanos, y como institución social parte de la estructura social global de la sociedad. (figura 1).


Figuras 1 y 2

2. Los fundamentos de la historiografía.

La figura 2  muestra gráficamente una forma de representación de la historiografía de la geografía. Las diferentes etapas de la evolución de la geografía, una más temprana (a), y otra correspondiente al presente (b), están situadas sobre un eje de coordenadas temporal según el modelo de Hagerstrand (ver por ejemplo Lenntorp 1976), representando la sucesión de acontecimientos a través del tiempo. En el lado izquierdo del eje de coordenadas se sitúa la historia del conocimiento geográfico en su evolución segúlllas teorías e ideas científicas; el propósito de lo anterior es, de acuerdo con la política científica, la creación de un "Weltbild" geográfico. En el lado derecho se sitúa la praxis investigadora en diferentes períodos de tiempo; el objetivo aquí es la transformación del conocimiento.

Circundando todo ello se encuentra la estructura social, cuyos cambios temporales explican la historia social de la geografía. El plano donde se une el "sujeto" y el "objeto real" en un conjunto hermenéutico constituye un intento de representar el nexo entre la práctica investigadora y el conocimiento geográfico. Según esto, el hombre por una parte recibe la información del mundo real como percepción y experiencia, y por otra es capaz de la acción. El puente entre la percepción y la acción está formado por el mundo interior del conocimiento humano. La persona es mostrada como constituyendo alguna forma de nexo transformante donde, por una parte, la percepción del flujo de información se transforma en conocimiento y acción y, por otra, el futuro se convierte en ,pasado. Consecuentemente, en cada nexo o momento transformante las siguientes fases son en su totalidad un producto del mismo tipo de praxis y frecuentemente de la misma persona: (1) la adquisición del conocimiento, (2) la aplicación del conocimiento, (3) la reconstrucción del desarrollo del conocimiento (la visión del historiador), y (4) la programación del futuro (la visión del planificador).

No obstante, debido a las diferencias temporales, existe una diferencia esencial entre la praxis del historiador que intenta una reconstrucción del pasado de la geografía y la praxis dirigida hacia una investigación geográfica contemporánea. El estudio de la historia puede realizarse en lugares y bajo condiciones bastantes diferentes de aquéllas que prevalecieron en el momento que constituye el período de estudio. El historiador usa términos que han sido creados en épocas muy posteriores o se permite definir viejos términos con nuevas acepciones. El decurso histórico está dividido en períodos definidos de forma determinada, pero las personas que viven inmersas en ellos no tienen noción de que están viviendo dentro de un marco teórico, intelectual y social que más tarde podrá ser descrito como período específico. El historiador, al mirar atrás, reconstruye la praxis del tiempo pasado, que constituye su objeto de estudio, pero ello lo efectúa desde una época posterior en la que ha cambiado la praxis y' el objeto de la investigación. Cuando el nivel "ahora", el momento transformante, se eleva a través del eje temporal de coordenadas, se produce una serie continua de transformaciones. Este cambio es producido por todo el desarrollo de la investigación en el período intermedio, desarrollo que, a su vez, ha contribuido en si mismo a la evolución de la geografía durante ese período. Cuanto más significativo sea el desarrollo de la investigación, tanto más habrá cambiado la práctica investigadora con ayuda de la cuál tratamos más tarde de reconstruir los hechos.

Escribir la historia de la geografía es, por lo tanto, algo muy estrechamente relacionado con la práctica investigadora del momento y del lugar desde el que estamos escribiendo Podría decirse que cada época y cada escuela de investigación tiene su propia historiografía y que compila la historia de la geografía de una forma específica (Hard, 1973 a 77). El futuro puede también insertarse en esta descripción, en la que las recopilaciones historiográficas no solamente muestran el desarrollo del pasado, sino que ellas mismas son a su vez programáticas y proporcionan fundamentos de nuevas estrategias.

3. El origen de la historiografía de la geografía.

La historiografía puede ser reconstructiva en el sentido en que sólo cuando se escribe la historia se crea esa totalidad cuyo desarrollo tratamos de describir, pero entonces se hace de una forma artificial. Dicho de otra manera, la práctica investigadora que se desarrolla con la escritura de una historiografía no existía anteriormente. Esta era la situación en el momento en que la geografía estaba transformándose en una disciplina institucionalizada en la Alemania de los años 1870. Los primeros escritores de la historia de la geografía, tenían que escribir, por lo tanto, acerca de una disciplina que no había existido hasta ese momento (Beck, 1954). Estas historias de la geografía escritas antes de que la geografía hubiese alcanzado el status de disciplina acadjmica eran simplemente descripciones de exploradores (el ejemplo mejor conocido es el de Peschel, 1865) o solamente se ocupaban en pasant del pensamiento geográfico (por ejemplo Lüdde, 1849). Todo ello evidencia que antes de que la geografía se transformara en una disciplina académica, era percibida como una rama del conocimiento que trataba de exploraciones y viajes de investigación, y no se alud ía para nada a las relaciones con el pensamiento "geográfico" antiguo o del siglo XVIII.

Sin embargo, una vez que la geografía se hubo establecido como disciplina, su historia fue escrita de tal forma que la investigación geográfica contemporánea era proyectada hacia el pasado. Los primeros geógrafos universitarios intentaron crear una tradición geográfica. Escribir la historia de la geografía formaba parte de su búsqueda de identidad. Al adquirir la geografía el status de disciplina, gradualmente fueron estableciéndose vínculos con el pensamiento geográfico de la antigüedad, vínculos que comprendían no solamente la tradición cartográfica, sino también las tradiciones corográficas y topográficas. Entre las más notables influencias sobre la geografía de aquellos tiempos, cabe destacar la lección inaugural de von Richthofen (1883) y el detallado estudio de la geografía de la antigüedad de Berg~r (1887). La primera llamada de atención sobre la problemática del desarrollo de la geografía y sus interrelaciones con la sociedad circundante no se produce hasta el trabajo de Wisotzki (1897). Tema sobre el que no se volverá a insistir hasta los años 1960.

Cuando la geografía estaba aún en sus comienzos como disciplina fueron muchos los informes que sobre su naturaleza se publicaron, ya que estos informes constituían frecuentemente el tema favorito de 1as lecciones inaugurales. En estas disquisiciones habían intentos de reconstruir la historia de la geografía. El desarrollo de la geografía era habitualmente presentado como un proceso contínuo, unilineal y acumulativo, una progresiva adición de logros encaminados hacia la consecución de una disciplina independiente con su propio objeto de estudio. La existencia de una disciplina separada llamada geografía, se concebía como algo auto-evidente, "dado", y como parte integral de la evolución del conocimiento geográfico general. La reconstrucción del desarrollo de la geografía antes de su etapa disciplinaria variaba de autor a autor. Fueronrecuperadas para la geografía no solamente las enseñanzas tradicionales de las viejas universidades y escuelas, sino también tan amplios y diferentes campos como los logros de los cartógrafos, viajeros, mercaderes, esploradores y aventureros. El vínculo con la historia de la ciencia en general lo constituían destacados hombres de ciencia, que eran considerados geógrafos cuya lista variaba según el autor. No obstante, cuando la geografía se convierte en una disciplina institucionalizada la situación cambia totalmente. La historia de la geografía no tuvo que ser desde entonces una completa reconstrucción, en la medida que ahora era posible reconocer un geógrafo entre muchos. El contenido del trabajo de investigación de estos geógrafos era, al mismo tiempo, la historia de la geografía.

Es por lo tanto posible identificar dos períodos en el desarrollo de la geografía. La estructura y el desarrollo intrínsecos de estos dos períodos son completamente diferentes: (1) el indefinido período predisciplinario caracterizado principalmente por la difusa existencia del conocimiento geográfico, y (2) la etapa en la cual la geografía había alcanzado el status de disciplina académica institucionalizada. Esta segunda etapa se caracteriza por poseer su propia praxis de investigación geográfica, la cual se había formado de una manera u otra, pero que sin lugar a dudas podía ser claramente definida como un campo de conocimiento específico. La historia del primer período ha sido descrita principalmente como una reconstrucciór¡ en tiempos relativamete recientes.

4. La estructura y el proceso de investigación geográfico.

Es posible constatar viejas tradiciones predisciplinarias y precientíficas en el pensamiento geográfico. El reconocimiento de que la geografía es tan vieja como la propia existencia humana nos permite abordar la geografía fenomenológicamente.

La ciencia geográfica tiene de hecho una base fenomenológica; es decir, deriva de una conciencia y produce más sensibilidad geográfica en la sociedad; pero, por otra parte, el auge de la ciencia geográfica depende de la existencia de una conciencia geográfica precientífica y natural. Geógrafos y ciencia geográfica solo pueden existir en una sociedad con sentido geográfico. (van Paassen.1957.21).

Esta perspectiva fenomenológica puede ser utilizada para describir y evaluar todo el desarrollo de la geografía, incluso para períodos más recientes, aún cuando los mismos estudios hubieran sido "positivistas". A esto se refiere May (1970,23-4) cuando destaca el fundamento fenomenológico de la geografía durante el período de entre-guerras. Por otra parte, en los últimos años se ha desarrollado un movimiento "humanístico" el cual ha afirmado explícitamente que su fundamento filosófico es fenomenológico o existencial (Tuan,1971,1974; Buttimer,1974,1976; Relph,1970, 1976;Samuels, 1971).

El conocimiento geográfico, en cualesquiera de sus significados, ha cambiado y crecido continuamente. La investigación del conocimiento geográfico, sin embargo, está basada en un cierto pensamiento básico illdependiente de las transformaciones en el tiempo y de las fragmentaciones de los campos de conocimiento. Este pensamiento precientífico ha existido siempre como una furtiva y paralela "línea subcientífica" a lo largo de toda la historia de la geografía. El origen de! conocimiento geográfico en el albor de la cultura, lo que más tarde se expresaría con la muy a menudo defícil pregunta" ¿Dónde está?"," ¿Qué es?", está basado en la conciencia que de su entorno tiene el hombre. El hombre conjuntamente con su entorno constituyen una globalidad (ntimamente entrelazada de la que ni el hombre ni el entorno pueden ser separados. Los intentos de romper esta unidad a causa de los elementos subjetivos que implica, y los que se han realizado para hacer del hombre y de su entorno objetos completamente separados de estudio lógico-empírico, han ocasionado considerables problemas a la geografía como disciplina. Estos problemas, a su vez, se han reflejado en la muy frecuentemente planteada cuestión de la unidad de la geograf(a, el monismo; por ejemplo, ¿es la geografía una disciplina que tiene una unidad interna cognoscitiva, o es solamente una estructura social organizativa de ramas de conocimientos compatibles de disciplinas afines? Este problema se plantea con claridad meridiana en el dualismo entre la geografía física y la geografía humana.

Sin embargo, el dilema de la unidad de la geografía no es meramente un problema de relación entre el hombre y la naturaleza como objeto de estudio, un problema de explicar el hombre en términos de la naturaleza, o de la integración de ambos como paisajes, o regiones, etc. Más bien es el problema de la reciprocidad entre la mente humana, lo subjetivo, y su entorno, el intento de explicar la tierra y la naturaleza en términos humanos. La percepción del hombre, I~ experiencia, el conocimiento, y la acción humana forman conjuntamente con su entorno, una totalidad, una unidad, la cual constituye la premisa básica para la investigación geográfica tal como se ilustra en la figura 3. En dicho esquema, la experiencia está aislada del conocimiento y se forma a través de las sensaciones emanadas del entorno. La acción es también extrapolada a partir del conocimiento, produciendo por medios diferentes la transformación del entorno. Experiencia y acción, corresponden a la percepción ambiental, o al entorno percibido y al entorno flsico real. El primero, el entorno percibido, es entendido aquí, en el sentido de entorno común para todo el mundo, el entorno que puede ser percibido directamente sobre el terreno a través de los sentidos, no una "imagen-posterior" distorcionada por la experiencia, la memoria, etc. El segundo, el entorno físico real, significa la verdadera relación eco lógica del hombre con su entorno, del que depende su supervivencia. Entre los dos niveles queda el concepto interior del mundo externo, correspondiente a la cognición ambiental o entorno cognocido. La representación del entorno cognocido abarca totalmente el conocimiento del entorno incluyendo la imaginación, etc. Este "mapa cognoscitivo" del entorno cambia constantemente en cada persona, y refleja el "Weltbild" de cada momento.

Al desarrollarse el conocimiento, el entorno cognocido creado por un pensamiento místico y especulativo, y también racional, se ha visto sometido a un número creciente de influencias de la percepción. El desarrollo de la ciencia empírica significa, por lo tanto, que se ha realizado intentos para identificar en la medida de lo posible el entorno cognocido solamente como un instrumento inductivo para la extracción empírica de información del entorno real. El propósito era alcanzar un solo entorno objetivo, considerado por los científicos como su objeto de estudio, al cual miraban distanciadamente como observadores exteriores al mismo. En este enfoque centrado-en-la-tierra, el entorno cognocido representa solamente el nivel lógico formal del medio real, en el cual se acepta, que los fenómenos funcionan con la misma lógica con la que el hombre piensa. Por otro lado existía también paralelamente e enfoque centrado-en-el-hombre, a saber el intento implícito o explí cito de presentar el entorno percibido (por parte de los enipiristas fenomenólogos) mediante la convención de su representación como un componente "soft" separado del medio real, el cual asimismo era presentado como el componente "hard". La historia de la geografía como disciplina deber ser vista como la fusión de estos diferentes enfoques.

La investigación geográfica ha sido gradualmente moldeada en la práctica de un grupo específico, el de los geógrafos. La formación de este grupo, dependió, a su vez, de la institucionalización de la geografía como disciplina. Cuando esto tuvo lugar, los geógrafos comenzaron a actuar como un grupo social con todas las características típicas de tales grupos (véase Bartels, 1970; Hard, 1973; Hurst, 1973; Buttimer, 1974). El nexo entre grupo social y contenido fáctico tiene su origen en el hecho de que los científicos, en su doble vertiente de individuos y de grupo, fueron obligados a elegír un tema para enseñar y estudiar, asi como un método. Qué se estudia, ello que a la postre determina el contenido de la geografía. Al efectuar esta elección, el científico ha permitido que le afecten las cuestiones de valoración, al menos implícitamente, a través de sus intereses personales o de escuela. El conjunto de estas opciones forma el marco teórico correspondiente a cada etapa de la historia de la geografía. Debido a los factores subjetivos mencionados, está totalidad de opciones puede ser ilógica: por lo tanto "aunque el trabajo individual del científico pueda ser metodologicamente lógico, el objeto de este trabajo puede ser ilógico cuando éste es contemplado en relación al conjunto de opciones efectuado por otro grupo de científicos" (Granö 1963, 15). Visto desde el punto de vista sincrónico, ello supone una heterogénea colección de diferentes elecciones, las cuáles, por el progreso del conocimiento y de la edad del geógrafo individual, son de "diferentes edades". Diacrónicamente, es posible reconstruir las diferentes fases, por ejemplo, a la manera de Kuhn. No obstante, el concepto de un paradigma que refleja el progreso de la ciencia en general, no puede aplicarse facilmente en la geografía: el uso de paradigmas no puede ligarse con la consideración del desatrollo de la geografía. Los paradigmas han sido solamente utilizados en trabajos destinados a mostrar cómo los métodos matemáticos utilizados en la ciencia se han propagado en la geografía (por ejemplo Chorley y Haggett, 1967). Los usuarios del término, "nuevo paradigma", deseaban indicar que la geografía había renacido con toda la grandeza de los métodos cuantitativos y de los sistemas analíticos y que el pasado estaba superado (Granö, 1977).

Una vez que la geografía se hubo convertido en una disciplina, el objetivo de la praxis geográfica fue la" transferencia de conocimiento, a través de procesos de información y de enseñanza. Se esperaba que los geógrafos difundieran un conocimiento que correspondía a la visión pragmática sostenida por aquellos líderes por cuyos esfuerzos la geografía se había configurado como disciplina. La visión de estos líderes era que la geografía constituía una rama del conocimiento que proporcionaba información socialmente útil. De esta forma, como resultado de la práctica, se desarrolló una reciprocidad entre conocimiento geográfico y sociedad. La geografía tomó la forma de un proceso de aprendizaje que a través de las escuelas se difundía al público en general y que gradualmente accedía a la universidad. El status e importancia de la geografía llegó a depender totalmente de la utilidad e interés de la información que pudiera proporcionar desde el punto de vista de cada destinatario.

5. El desarrollo del ámbito de la geografía en la institucionalización

La institucionalización de la geografía dentro del proceso general de institucionalización de la ciencia, y su relación con el conocimiento geográfico, como parte del desarrollo científico en general, se ilustra esquemáticamente en el cuadro 2. Este cuadro muestra el desairollo de este proceso de institucionalización desde la Ilustración. En las dos primeras columnas están reflejados los cambios en la estructura institucional. La tercera columna muestra los intereses de la sociedad, algunos de los cuales están relacionados con el desarrollo de la ciencia. Todo ello correlacionado sistemáticamente con determinados conceptos que sucesivamente han puesto en evidencia corrientes de pensamiento en, el interior de la ciencia, las cuales constituyen las "respuestas" de la ciencia a los "intereses" de la sociedad, En este contexto, la evolución interna de la geografía es descrita, por una parte, como intereses y objetivos de la sociedad, y por otra, como respuestas de los geógrafos a dichos objetivos.

Las definiciones que aparecen sucesivamente en las diferentes columnas del cuadro 1, han sido escogidas para representar algún rasgo característico pero no pretenden, en absoluto, agotar la totalidad de matices posibles de un determinado período, ni ofrecer la visión real de la situación en un país concreto. El propósito de este cuadro es solamente demostrar que el desarrollo de la geograf(a ha sido un proceso de cambio gradual resultante de la formación de un grupo social institucionalizado, los geógrafos, y de las opciones que este grupo ha adoptado en cada momento de su historia. Los objetivos internos de la geograf(a y las estructuras externas del entorno quedan reflejados en el desarrollo no uniforme de la geografía a lo largo del tiempo.

En lo que concierne a la estructura institucional de la ciencia, el siglo XVIII debe ser visto como la época de las academias y de las sociedades doctas, el siglo XIX como el período de las universidades y el siglo XX como el tiempo de los institutos de investigación. La más moderna forma de institucionalización de la ciencia, es la formación de proyectos de investigación "orientados hacia problemils" e independientes de la estructura disciplinaria.

Durante el siglo XIX el acceso de la ciencia a la universidad, que hasta entonces solamente había servido a las necesidades docentes de la sociedad, hizo también posible que la geografía llegara a ser una institución universitaria, De la unión de ciencia y enseñanza resultaron la fundación de diferentes disciplinas. Esto era totalmente lo opuesto a lo que habíia ocurrido durante la época de las academias. La definición del contenido del conocimiento de cada disciplina, provocó el nacimiento de un cuerpo social, de una plantilla para cada una de esas disciplinas. La existencia de una estructura disciplinaria fue el pre.requisito necesario para el nacimiento de una disciplina llamada geografía.

Hasta esta etapa, el conocimiento geográfico había estado solamente vinculado con la enseñanza en escuelas y universidades, pero no existía un cuerpo de científicos cuya sola ocupación fuera la geografía. A comienzos del siglo XVII el contenido de la geografía había comenzado gradualmente a liberarse del dominio de la teología (Büttner, 1973, 1975); esta evolución coincidía con el proceso general del conocimiento, incluso en los casos en los que no existiera una estructura disciplinaria propia. La realización de inventarios, a manera de catalogación de los diferentes pueblos y países, seguía siendo sin embargo la principal atención de la enseñanza de la geografía, que continúa siendo considerada como auxiliar de la historia y de la política. Pero paralelamente las tendencias naturalistas procedentes de la Ilustración y del romanticismo, también se difundieron al estudio de la geografía, y como resultado de ellas se produjo un movimiento hacia el estudio de la naturaleza, como entorno humano. La idea fundamental subyacente en estos estudios era el examen cognoscitivo del entorno basado en la percepción, aplicando las teorías pedagógicas de la época (principalmente las de Rousseau y Pestaluzzi). Consecuentemente, por primera vez aparecieron diferencias entre la cognisción del entorno resultante del proceso de aprendizaje, la cual podría ser denominada geografía de la naturaleza o del mundo físico, y la ciencia empírica natural, de la cual se desarrolló, en lo que a la geografía se refiere, la geografía física. La geografía de la naturaleza significaba tener como punto de partida la clasificación de la superficie de la tierra en regiones naturales. A diferencia de los estados, estas regiones naturales no sufren cambios a corto plazo, cambios que eran muy frecuentes en aquellos tiempos de grandes convulsiones políticas. En su historia la geografía, Wisotzki (1897) unificó estas tendencias hacia la "geographia vera", las cuales se pueden considerar que ejercieron su influencia en la geografía desde 1726 (Leyser) hasta 1820 (Wilhelmi), bajo el nombre de geografía pura ("Reine Geographie"). J. G. Grano reutilizó este término (1922, 1929) para denominar así la geografía perceptual que él mismo había desarrollado.

La tradición geográfica de la naturaleza era lo peculiar de la geografía hasta que a comienzos del siglo XIX se ha acometido el primer  intento de establecer la geografía como disciplina independiente, y se produjo un importante cambio en su status, que hasta entonces consistía simplemente en ser un auxiliar para el estudio de la histuria y de la poilítica. Estos esfuerzos de los defensores de la geografía pura coincidían completamente con el espíritu de los tiempos, pues por ejemplo, la botánica estaba tratando simultáneamente de liberarse de la medicina. Fue esto lo que condujo al sistema del Linneo, el cual estaba basado en las características de las plantas y no en el uso de las mismas para la preparación de medicinas.

Antes de estar firmemente consolidada como disciplina, la geografía había comenzado su proceso de institucionalización no solamente como una enseñanza unitaria difusora de conocimientos, sino también en la forma de sociedades científicas. Estas sociedades fueron fundadas, a partir de los años 1820, en estrecha relación con las exploraciones y estaban constituidas siguiendo el modelo de las sociedades doctas del siglo XVIII. Estas sociedades no conferían a la geografía una clara identidad; en su lugar, la geografía era considerada por ellas solamente como la suma total de los trabajos efectuados por las diferentes disciplinas en el área particular estudiada, pero no como una ciencia en si misma. La geografía de las sociedades ha mantenido, en muchos países, este contenido divergente de la geografía como disciplina académica.

Desde los trabajos de Hettner (1927,74-90), los comienzos del siglo XIX, el período de Ritter y de von Humboldt, ha sido considerado como el renacimiento de la geografia. Sin embargo, es quizás más justificado referirse a él, como hizo James (1972,147), considerándolo como la etapa final de la vieja geografia; Humboldt representaría la vieja tradición de las exploraciones y de las sociedades doctas de la Ilustración, y Ritter la vieja tradición Aiversitaria según la cual, la geografia era solamente una materia propedéutica para los estudios históricos y políticos.

Es sorprendente que la geografia no alcanzara el status de una disciplina importante en la Alemania de los comienzos del siglo XIX. Nunca habían alcanzado los geógrafos tal estima y consideración en la ciencia y en la sociedad como la conseguida por von Humboldt y Ritter. Al morir ambos en 1859, no hubo nadie que continuara su trabajo, pero tampoco la sociedad hizo especiales esfuerzos por procurarse sustitutos capaces de proseguir su labor. Una explicación puede ser que en aquéllos momentos los fundadores de la ciencia experimental, que estaban tratando de acceder a las universidades, encontraron el camino cerrado por los profesores de filosofía natural, lo que produjo una encarnizada contienda. Contienda que eventualmente fue ganada por los científicos. En consecuencia, la geografía resultó debilitada ya que el pensamiento de la primera geografía acerca de las relaciones entre hombre y naturaleza se había basado tradicionalmente en la filosofía natural. Por otro lado, la geografía de tipo exploratorio no había ganado ninguna posición en la universidad.

El hecho que el gobierno prusiano decidiera fundar cátedras de geografía en las universidades hacia los años 1870, deriva directamente de la necesidad de educar maestros de escuela para la materia, pero la razón fundamental para realizar este paso fue que se consideró beneficioso el conocimiento geográfico, en relación con las especiales circunstancias que la nación alemana estaba atravesando en el proceso de cambio subsiguiente a las guerras en las que estaba involucrada. Una razón suplementaria fue que la geografía era vista como un campo de conocimiento conectado con las exploraciones, las cuales estaban adquiriendo creciente importancia en relación con el elevado interés que despertaba el colonialismo. Sin embargo, el florecimiento industrial aparecido al socaire de la aplicación de la ciencia, acontecimiento que estaba ocurriendo simultáneamente, no afectó al desarrollo de la geografía, a pesar de su importancia como factor unificador de ciencia y tecnología (Anderson, 1975; Grano, 1979; Böhme, 1977, 336-8).

Fueron los objetivos externos de la sociedad los que provocaron el establecimiento de la geografía como disciplina académica. Ello tuvo lugar sin notables contribuciones por parte de los científicos. La tardía aparición de la geografía en la escena universitaria, la cual había sido ya dividida en varias disciplinas, dio origen a muchas dificultades. Los primeros geógrafos alemanes y de otros muchos países habían recibido su entrenamiento en otros campos. En su período de introducción la geografía tuvo la fuerte necesidad de crearse una identidad. Su objetivo era alcanzar una posición respetable entre las demás disciplinas ya establecidas existentes en la comunidad científica.

No obstante, los objetivos externos no constituyeron la línea directriz del desarrollo de la geografía durante el primer período de su existencia como disciplina. En su lugar, fue la creación de una identidad propia e independiente el más importante objetivo de los geógrafos. A la vez, el contenido de la geografía y el pensamiento geográfico fueron divididos en dos partes: el pensamiento público y el pensamiento geográfico formal. La geografía no fue ya nunca más entendida ni experimentada como parte de la vida cotidiana; por el contrario gradualmente se fue transformando en una doctrina. La "geografía pública", por ejemplo el pensamiento precientífico descrito más atrás, continuaba vigente como una cierta forma de "subciencia", a pesar de que el grado de racionalización se incrementaba constantemente (véase Bartels, 1970; Hard, 1973a; Berry, 1973).

En la dirección escogida por los primeros geógrafos, tuvieron considerable influencia los intentos por establecer un objeto de estudio que pudiera ser considerado como propio de la geografía y que fuera diferente del de otras disciplinas. Consecuentemente, se introdujo en la elección una valoración que ha continuado afectando a los geógrafos: la "geograficidad" del tema. No había nada excepcional en todo ello, ya que era común también en otras disciplinas. Como quiera que la importancia de las ciencias experimentales crecía y que correlativamente la filosofía natural y la tradición humanística declinaban, comenzó a aparecer un cierto excepcionalismo en relación con las otras ciencias. Esto se expresa en el hecho de que esa geografía unificada y monista que su identidad requería, empezó a manifestarse solamente en la forma de un objetivo programático formal en la enseñanza académica. En cambio, en el trabajo de investigación práctica los geógrafos seguían frecuentemente las huellas de otras ciencias especializadas. Esto condujo gradualmente a la geografía física a formar un grupo hecho de diferentes campos. que no poseían un marco teorético singular. Ciertas ramas de la geografía fueron, también, transferidas a disciplinas vecinas. Por ejemplo, el estudio del entorno físico, ignoró a la biogeografía, y se hizo unilateral, de forma que se dio con ello énfasis a la separación de la geografía física de la geografía humana. Los trabajos de Hettner (desde 1895) y de otros muchos por unificar la geografía tanto en esta época (por ejemplo, Mackinder, 1887; Herbertson, 1905; Bause, 1912; Passarge, 1913; Berg, 1915) como más tarde, deben ser interpretados a la luz de este desarrollo. La identidad de la geografía presuponía, por una parte, una disciplina unificada y monista, que por otra parte debía de disponer de su propio y concreto objeto de estudio en el mundo real como correspondía a una ciencia. El ambientalismo, entendido como un estudio de relaciones, no cumplía este requisito. Los estudios cognoscitivos y perceptuales dentro de la tradición de la geografía de la naturaleza tomaron la forma de un regionalismo objetivo a la manera de Hettner, y la región como conjunto holístico pasó a ser el objeto de estudio de la geografía. El fundamento para la elección de las regiones como objeto de estudio fue suministrado por el entorno percibido, del cuál se había desarrollado el entorno conocido (figura 3.).


Figura 3

Numerosos conceptos generales característicos del estudio del entorno fueron adoptados en diferentes países: La "zona" en Rusia (Dokuchayev, 1898; Berg, 1915), el "Landschaft" en Alemania (Schlüter, 1906; Passarge, 1908, 1913), la "región natural" en todo el Imperio Británico (Herbertson, 1905) el "pays" en Francia (Vidal de Lr! Blache, 1910; Brunhes, 1910), etc. El concepto de "Landschaft", como movimiento intelectual en las áreas germanoparlantes, fue el que más y mejor se adaptó al mundo simbólico de los geógrafos (véase Hard, 1969, 1970). Se realizaron intentos para eliminar la base perceptual puesto que era subjetiva, y en su lugar todos los esfuerzos se encaminaron hacia la consecución de una síntesis racional del entorno real, en vez de la totalidad e inmediatez del contacto con la naturaleza. De hecho, el estudio del entorno perceptual-cognoscitivo fue conservado en la geografía regional, pero adaptándolo al mismo marco teórico, puesto que el concepto científico del entorno real continuaba presentando problemas.

Continuar presentando la región como un objetivo holístico unitario no podía tener éxito en una época en que una de las características esenciales del método científico era la especialización y el aislamiento del objeto para estudiarlo desde sus conexiones locales. La teoría científica dominante en la época, (el positivismo), aunque por una parte unificaba todos los campos de estudio de manera que todos ellos fueran susceptibles de ser estudiados por los mismos métodos, por otra rechazaba cualquier visión de tipo holístico.

El concepto regional, con el hombre y su entorno natural diferenciado como objeto de estudio de los geógrafos, no podía conservar unida y cohesionada a la geografía. En esta fase aparecieron un nuevo tipo de físicos que paulatinamente fueron extendiendo su radio de acción hacia los estudios sociales; sus métodos se basaban principalmente en la probabilidad y en el uso de la cuantificación estadística. El fundamento de esta nueva corriente de pensamiento resid (a en los cambios que se estaban operando en las relaciones entre ciencia y sociedad. La ciencia era vista como el mejor camino para conseguir el crecimiento económico. Las consecuencias de lo anterior en la geografía fueron, el menosprecio de su propio objeto de estudio y, en su lugar, la acentuación del énfasis puesto en los métodos cuantitativos. Los primeros geógrafos que utilizaron estos métodos no tuvieron en cuenta las ideas básicas de la filosofía de la geografía, ni la política investigadora. Este período de "físicos sociales" fue también un período no-humanístico; el hombre era visto solamente en términos de distribución estadística y la región como una superficie topológica.

Durante el período de identificación, el desarrollo de la geografía estuvo aislado de la sociedad. Este estado de cosas continuó durante el período cuantificador, cuando en realidad los objetivos externos impuestos por la soriedad influían en la geografía a través de la acción de otras ciencias. En ese momento se produjeron cambios esenciales en la estructura de la geografía, a partir de los cuales esta ciencia volvió a tomar contacto con la sociedad.

Simultáneamente, se producía un cambio fundamental en las relaciones entre las ciencias en general y la sociedad. La ciencia, que en la visión de la sociedad industrializada había sido prácticamente considerada sólo como una base para la tecnología, comenzó a participar en la planificación del desarrollo integral de la sociedad como parte activa de la política social. La ciencia misma comenzó a ser objeto de planificación. La ciencia como tal fue contemplada como ejerciendo una tan poderosa influencia sobre la sociedad, que conscientemente intenta encauzar su desarrollo. Hemos asistido al nacimiento de la po/ rica científica, cuya parte empírica puede ser clasificada de política investigadora (véase, por ejemplo, Spiegel-Rosing, 1973; Salomon, 1977).

En este contexto, la geografía también abandonó su papel educacional pasivo, en el cual el conocimiento se producía y difundía como una forma de construcción de un determinado "Weltbild", o conocimiento útil que era creado para el uso de otros. Por el contrario, la geografía comenzó a contribuir activamente en la transformación y planificación del mundo. Apareció la geografía aplicada, y la geografía se convirtió en una profesión también válida fuera del pequeño mundo de la universidad.

Este cambio estructural afectó asimismo al contenido de la geografía. El limitado concepto del hombre y de su entorno, que había sido característico del período de cientificación, y su énfasis en los métodos no resultaron suficientes en esta nueva estructura. Además, se produjo el impacto de la geografía de la percepción y del comportamiento, en las que el hombre como individuo cognoscitivo desempeña un papel más importante. El énfasis en la geografía de la percepción, no es un resultado como en anteriores ocasiones de la observación del entorno como tal. Por el contrario la geografía de la percepción se estudió como una forma de explicar el comportamiento humano. El fundamento de ello no era, como en el caso del determinismo y del positivismo ambiental, el entorno real, sin principalmente el entorno perceptual-cognocido. (figura 3.).

Como consecuencia de las nuevas tendencias en los objetivos externos de la sociedad, que transferían cada vez más sus centros de interés del crecimiento económico a los problemas de protección y de regulación ambiental, se ha producido un fortalecimiento de la ecología y de las ciencias del medio ambiente. Esto presupone un estudio integrado del hombre y de su entorno real, habiéndose realizado intentos para resolver dicho problema utilizando planteamientos interdisciplinarios. No obstante, los resultados conseguidos no han tenido siempre la adecuada correlación con las expectativas de partida, dado que los científicos de las diferentes disciplinas especializadas continúan aplicando, incluso cuando trabajan en equipo, los métodos de investigación particulares de sus respectivas disciplinas.

La consecuencia de todo ello en la geografía ha sido una orientación de sus programas de investigación hacia una integración cada vez más completa del hombre y de su entorno natural. Aunque el espacialismo cuantitativo y la teoría general de los sistemas han sido aplicados a ambos fenómenos físico y humano, estos métodos no han producido, por el momento, un programa de investigación practicable para una nueva geografía regional basada en la integración del hombre y de su entorno natural. No obstante, se han efectuado intentos de cambiar los procesos de aislamiento de los objetos de estudio usados por los métodos científicos, para volver a colocar a dichos objetos en su contexto real, local, temporal y de situación.

En este enfoque, el objeto de estudio es una combinación de los datos empíricos de la naturaleza y la vida humana en el entorno real exterior observado. Las teorías racionales basadas en la yuxtaposición de estos datos pueden ser entendidas como si constituyesen el concepto lógico-formal del entorno real: Pero en la geografía de la percepción y del comportamiento, la cognición ambiental representa conceptos imaginarios de la experiencia, y el observador y el entorno observado resultan inseperablemente entrelazados. El resultado de ello, es una visión psicológica del entorno. No obstante, si el estudio del entorno real y perceptual cognocido es integrado, el resultado es una especie de "confluencia científica" (cross-science) de física y psicología que ni tratan de la materia ni de la mente, sino de alguna manera de ambas á la vez. Muchos filósofos (por ejemplo, Nicod, 1924; Russell, 1914, 1935; Kaila, 1941, 1960) han prestado especial atención a este problema. La historia de la geografía, comenzando por la tradición de la geografía de la naturaleza, muestra que esta cuestión ha sido una preocupación constante de esta ciencia, aunque a menudo expresada sólo implícitamente.

La integración tradicional de la geografía (la geografía regional) había logrado alcanzar su posición en un proceso de identificación basado en sus propios programas internos y no como resultado del influjo de los objetivos externos de la sociedad. Sin embargo, las presentes tendencias hacia la integración se acomódan más a las demandas de la sociedad.

La nueva geografía humanística y la geografía radical, que han sido unidas en el cuadro 1. bajo la denominación de "humanismo social", han desarrollado el enfoque perceptual-cognoscitivo hasta un estadio en que el científico se identifica con su objeto de estudio, es decir, el entorno perceptual-cognocido de los individuos o de los grupos sociales. La aplicación de la geografía se dirige en este caso, no al entorno 'real expresado en datos empíricos, ni al entorno cognocido expresado en conceptos imaginarios o en teorías racionales, sino al entorno potencial futuro en tanto que expresado en valores.

La evolución ha conducido a una situación en la que los geógrafos se encuentran nuevamente enfrentados con un período de re-identificación. No obstante, te proceso de reidentificación no dependerá de los factores internos de la geografía, sino de cómo los objetivos y la práctica de los geógrafos puedan ser adaptados a la futura estructura de la universidad. La geografía como resultadc de su aplicación se ha transformado en una verdadera profesión, pero ha sido capaz de mantener una fuerte presencia en un mundo universitario que valora las disciplinas científicas. Pero también aquí, los que toman decisiones tienen como base una aplicación segura, a saber, la aplicación pedagógica. La futura existencia y naturaleza de la geografía está ligada con el futuro desarrollo de la estructura universitaria, en otras palabras con la cuestión, de hasta qué grado la nueva tendencia social hacia la orientación a los problemas reemplazará la estructura de orientación-disciplinaría. En la práctica, esto depende de las posibilidades de desarrollar en la universidad un tipo de enseñanza del tipo orientación a los problemas. Si esto pudiera conseguirse, entonces el resultado sería una reestructuración de la ciencia que revolucionaría completamente la vieja división basada en disciplinas.

. El autor agradece encarecidamente las valiosas observaciones que para este trabajo le ofrecieron Anne Buttimer, Torsten Hagerstrand y David Seamon.

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© Copyright David R. Stoddart y Olavi Granö, 1982.
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