Menú principal de Geo Crítica

UNIVERSIDAD DE BARCELONA
ISSN: 0210-0754
Depósito Legal: B. 9.348-1976
Año XII. Número: 69
Mayo de 1987

LA EVOLUCIÓN INTERNACIONAL DE LA GEOGRAFÍA DEL OCIO

Alberto Luis Gómez


NOTA SOBRE EL AUTOR


Alberto Luis Gómez
(Bilbao, 1946) realizó sus estudios de Geografía en la Universidad de Barcelona, donde obtuvo el grado de Licenciado en junio de 1979 con una tesis sobre la geografía social muniquesa. Cuatro años más tarde defendió su tesis doctoral en la Universidad de Santander, en la que se ocupó de determinados problemas de la geografía como materia en el bachillerato español. Durante los años 1978-80 y 1984 amplió estudios como becario del Servicio Académico Alemán de Intercambio (DAAD) en las Universidades de Bonn, Munich y Bayreuth. En 1986 obtuvo una beca del Instituto de Educación Max Planck berlinés y del C. S. I. C., con el fin de realizar investigaciones pedagógicas durante seis meses. Una reciente visita al Instituto de Educación de la Universidad de Londres le ha servido para consolidar su proyecto de habilitación: «Las actividades de ocio como campo de la vida cotidiana y problema didáctico geográfico en el bachillerato elemental». Actualmente es profesor titular en el Departamento de Geografía, Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Universidad de Cantabria y Decano de su Facultad de Filosofía y Letras.

Sus líneas de trabajo y publicaciones se centran en torno a tres grandes problemas:

a) Teoría e historia de la geografía

Los cambios recientes en la geografía alemana, «Geo crítica», n.° 14, Barcelona, marzo, 1978, págs. 5-21.

Algunos problemas de una geografía social paisajística, en 11 Coloquio Ibérico de Geografía, vol. II (Lisboa, 1980). Lisboa, Centro de Estudos Geograficos, Universidade de Lisboa, 1983, págs. 67-74.

El geógrafo español: ¿aprendiz de brujo? Algunos problemas de la geografía del paisaje, «Geo crítica», n.° 25, Barcelona, enero, 1980, 43 págs.

La geografía humana: ¿de ciencia de los lugares a ciencia social?

«Geo crítica», n.° 48, Barcelona, noviembre, 1983, 51 págs. Dietrich Bartels (1931-1983): un «clásico moderno» de la geografía alemana, «Documents d'Análisi Geográfica», n.° 4, Bellaterra (Barcelona), 1984, págs. 131-141.

Geografía social y geografía del paisaje, «Geo crítica», 49, Barcelona, enero, 1984a, 34 págs.

b) Didáctica

¿Didáctica o metodología? Algunas reflexiones críticas acerca del grupo de ciencias sociales de «Rosa Sensat», «Cuadernos de Pedagogía», n.° 89, Barcelona, mayo, 1982, págs. 51-55.

Estudio del medio y Heimatkunde en la geografía escolar, «Geo crítica n.° 38, Barcelona, marzo, 1982, 48 págs. (en colaboración con L. URTEAGA).

La renovación de la enseñanza de la geografía en la República Federal Alemana (1950-1970): del principio de la «Heimatkunde» a la programación por objetivos, «Revista de Geografía», vol. XVI-XVII, Barcelona, enero-diciembre, 1982-83, págs. 129-137.

La renovación de la enseñanza de la geografía española: ¿de espaldas a una moderna teoría de la ciencia y de las ciencias de la educación? «Ería» n. 4, Oviedo, 1983, págs. 93-100.

La crisis de la geografía española como materia del bachillerato (1836-1970), «Cuadernos de Pedagogía», n.° 113, Barcelona, 1984, págs. 57-59. Reproducido en GONZÁLEZ, l.; GUIMERÁ, C. Y QUINQUER, D. (comp.): Enseñar historia, geografía y arte. De los Reyes Godos al Entorno social. Barcelona, Laia-Cuadernos de Pedagogía, 1987, págs. 176-180.

La revista «Didáctica Geográfica»: ¿estímulo u obstáculo para la renovación de la enseñanza de la geografía española?, en Ill Coloquio Ibérico de Geografía (Barcelona, septiembre-octubre 1983). Barcelona, Secció de Geografia, Facultat de Geografía i Historia, Universitat de Barcelona, 1984, págs. 75-82.

La geografía ante la reforma educativa, «Geo crítica», n.° 53, Barcelona, septiembre, 1984d, 76 págs, (en colaboración con H. CAPEL y L. URTEAGA). Reproducido en La Geografía y la Historia dentro de las Ciencias Sociales: hacia un curriculum integrado (Madrid, mayo 1984). Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, Secretaría General Técnica, Dirección General de Renovación Pedagógica, 1987, págs. 129-171.

La geografía en el bachillerato español. Barcelona, Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona, 1985, 349 págs.

La enseñanza de la geografía cuantitativa española o un nuevo reduccionismo de la didáctica a una mera técnica con limitado valor formativo, en Geografía teórica y cuantitativa: concepto y método (Oviedo, julio 1983). Oviedo, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Oviedo, 1986, págs. 273-280.

La renovación de la enseñanza de la geografía en la E.G.B. (1970-1984). Nuevos proyectos y viejos problemas, «Revista de Innovación e investigación Educativa», n.° 1, Murcia, 1986, págs. 65-90, .(en colaboración con J. M." ROZADA). Reproducido parcialmente en «Anales de Geografía de la Universidad Complutense», n.° 5, Madrid, 1985, págs. 71-91.

Ahora es preciso morir. Jerarquización social y conciencia espacial en el Santander de comienzos del siglo XX, «Quieta», n.° 13, Santander, junio, 1987. págs. 9-14, (en colaboración con F. DÍAZ y F. GALVÁN).

Revolución curricular, ciencia y didáctica. La necesidad de profesionalizar en España la enseñanza de la geografía, en 11 Congreso Mundial Vasco. Comunicaciones - Areas 11 y Ill (Vitoria, septiembre 1987). Vitoria, Gráficas Isasi, 1987, págs. 235-247, (en colaboración con A. GUIJARRO).

c) Geografía del ocio

Estructura, evaluación y preferencias espaciales en Cantabria, «Ciudad y Territorio», n.° 62, Madrid, 1984c, págs. 101-120, (en colaboración con P. REQUES).

Aproximación a la geografía internacional del ocio: las recopilaciones bibliográficas, «Documents d'Análisi Geográfica,» n.° 11, Bellaterra (Barcelona), 1987 (en prensa).

Aproximación bibliográfica a la geografía internacional del ocio: estados de la cuestión y números monográficos de revistas, «Anales de Geografía de la Universidad Complutense», 1987 (en prensa).

De la Geografía del Turismo al estudio de las actividades de ocio. Algunos problemas conceptuales, «Estudios Turísticos», 1987 (en prensa).

La producción social de una nueva imagen para La Montaña y la génesis de las actividades de ocio, Santander, Cámara de Comercio, Industria y Navegación, 1987d, 71 págs. (en colaboración con varios autores).

Aproximación histórica al estudio de la geografía del ocio. Guía introductoria. Barcelona, Anthropos, 1988 (en prensa).

Es también miembro del consejo de redacción de la revista «Geo crítica» y de las asociaciones germana e inglesa para la enseñanza de la geografía.


LA EVOLUCIÓN INTERNACIONAL DE LA GEOGRAFÍA DEL OCIO

Por Alberto Luis Gómez

Al enfrentarnos con el problema de suministrar al lector un hilo conductor en torno a la génesis de la geografía del ocio, nos encontramos ante una doble dificultad derivada de la multitud de definiciones que se han dado sobre la misma -prácticamente tantas como autores han tratado este tema, tal y como lo exponía G. Jacob (1968, pág. 51) al referirse a la geografía del turismo (Fremdenverkersgeographie)- y de lo arriesgada que resulta la reducción de un discurso muy complejo a unos puntos de vista básicos que reflejen atinadamente la peculiar aproximación geográfica al estudio del fenómeno del ocio.

Pese a reconocer la existencia de otras alternativas, la aproximación que haremos se apoyará fundamentalmente en el esquema interpretativo que propusimos en otro lugar para analizar la historia de lo que conocemos como geografía humana, véase A. Luis (1983 y 1984). Procurando no tanto resaltar los cambios externos característicos de determinadas «fases» o estadios por los que habría pasado la misma, como poner de manifesto la continuidad en todas ellas de un aspecto capital: a saber, la dificultad que ha tenido la geografía clásica, desde que existe institucionalmente, para incorporar a sus teorizaciones ideas procedentes de las ciencias sociales, debido a su pretensión de aprehender la dinámica social desde el punto de vista de su espacialidad-territorialidad, y no, como lo hacían otros estudiosos, a partir de su organización interna; pues si bien el hombre, los grupos humanos y la sociedad han interesado, lógicamente, a los geógrafos, esta inquietud ha estado siempre dirigida hacia la relación que mantenían con la tierra, con el espacio y con el medio. Preocupada esencialmente por el estudio de la naturaleza y del paisaje, nuestra ciencia abordó de una manera indirecta el análisis de lo social, derivándose de ello ciertos problemas que vamos a exponer a. continuación y que son de alto interés para poder entender, aún hoy en día, la orientación dada en muchos países a los estudios geográficos sobre el ocio, el turismo y la recreación.

El estudio introductorio que se presenta está articulado en cuatro grandes bloques, subdivididos a su vez, casi siempre, en un apartado geográfico genérico y otro específico. En el primero de ellos exponemos los rasgos básicos del período clásico; a continuación señalamos la aportación de la geografía social germana; más adelante; comentamos los puntos fundamentales del enfoque teorético-locacional; y, finalmente, abordamos el tema de las perspectivas abiertas desde los años sesenta por las orientaciones fenomenológicas y por las estructurales.

Conviene tener presente que el objetivo de este trabajo -que forma parte de un proyecto de investigación a largo plazo comenzado en el verano de 1984, cuando nos desplazamos a la cátedra de Geografía Social y Económica de la Universidad- de Bayreuth, gracias a la ayuda del Prof. Dr. J. Maier y del Deutscher Akademischer Austauschdienst (DAAD) (A. Luis, 1988)-, ha sido suministrar al lector un esquema comprensivo genérico. La bibliografía manejada, con ser importante, no ha pretendido –ni podía– ser exhaustiva, dadas las características de este artículo y la finalidad perseguida por el mismo. Debido a su significación, al relativo desconocimiento que se tiene de ello en nuestro país y a nuestra particular trayectoria profesional, hemos prestado especial atención al ámbito germano; lo cual no quiere decir que se haya dejado de lado la bibliografía escrita en lengua inglesa. Otros ámbitos como el francés, por otro lado mucho más familiares, han recibido menor atención. Además, no incluimos aquí nada sobre el caso español, ya que le hemos dedicado una investigación específica que desearíamos publicar en breve, A. Luis (1987e). Por otra parte, la multivocidad de las denominaciones que se han dado a la rama disciplinaria de la que nos ocupamos en este artículo no ha dejado de plantearnos problemas a la hora de redactarlo. Las razones que explican dicha diversidad son tanto externas como específicamente disciplinarias. En relación con las primeras, conviene no olvidar las dificultades que han existido desde antaño dentro del ámbito de las ciencias sociales a la hora de pretender establecer las dimensiones básicas del ocio, del turismo y de la recreación. Para ello se empleaban criterios que se referían a lo siguiente: la temporalidad, la libertad -entendida de manera absoluta o relativa-, el tipo de actividad que, desarrollada por el sujeto durante un tiempo determinado, era sentida por él como una fuente de satisfacción personal, la distancia espaciotemporal y la motivación. En lo que respecta a las segundas, no debiera olvidarse que uno de los retos que tenía la geografía clásica, sobre todo a partir de 1945, era el de dar cabida en ella, mediante la correspondiente redefinición de su objeto, de sus métodos de trabajo y hasta de su propia denominación, a una serie de tareas de nuevo cuño que se desarrollaban cada vez con más fuerza fuera del horario laboral y que poseían una enorme significación sociocultural, económica y medioambiental, las cuales no podían incluirse de un modo totalmente satisfactorio dentro de la tradicional geografía del turismo -Fremdenverkehrsgeographie, Geography of Tourism, Géographie du Tourisme-. Desde una perspectiva historicista, esta disciplina atendía fundamentalmente al turismo como un fenómeno productor de impactos paisajísticos y dejaba de lado tanto el estudio de los comportamientos y de otras formas de empleo del tiempo «libre» como el análisis de varios «impactos» producidos por el turismo que no solamente poseían una plasmación morfológica. Todo ello intentó ser recogido con la aparición de una nueva terminología -la geografía del ocio, Freizeitgeographie, Recreational Geography, Géographie des Loisirs- que, si bien no ha sido aceptada unánimemente como puede consultarse en A. Luis (1988), vamos a usar aquí.

1. FISONOMÍA, MORFOGÉNESIS Y PRIMACÍA DEL PAISAJE COMO OBJETO DE ESTUDIO EN LA GEOGRAFÍA DEL TURISMO

Aunque muy modesto, el interés de los geógrafos por el turismo es bastante antiguo, pues ya hace casi ciento cincuenta años J. G. Kohl (1841, pág. 33) llamaba la atención sobre la fuerza transformadora del medio que tenían los desplazamientos de personas hacia una lugar determinado, motivados por lo que, hoy en día, pudiéramos traducir al castellano como el deseo de mantener contactos sociales (geselliger Verkehr); dichos viajes, en efecto, están en el origen de los centros de diversión y balnearios.

En las dos últimas décadas de la pasada centuria se produjeron dos hechos de interés: por un lado, la consideración del turismo como un fenómeno básicamente económico por parte de científicos sociales como J. Stradner, F. Ziestler, J. Angerer, E. Guyer-Freuler o Schullern zu Schrattenhoffen -para más detalle sobre este asunto, consúltese A. Luis (1988)-; y, por el otro, la aparición en nuestra ciencia del enfoque científico-relacional, en el marco de un contexto en el que estaba en auge el positivismo. Dicha aproximación estuvo caracterizada por un entendimiento de la geografía como una disciplina que se distinguía no por la posesión de un objeto determinado sino por el análisis de las interacciones causales o condicionales que existían entre el ser humano y la naturaleza1.

Todo ello trajo como resultado la publicación de trabajos2 que investigaban la significación del nuevo fenómeno en una zona concreta3 y la propuesta para la geografía del turismo (Fremdenverkehrsgeographie) de dos objetivos básicos que delimitarían bien su campo frente al de las demás materias: el estudio de las influencias que los factores físicos y antropogeográficos tenían sobre la aparición y el desarrollo del turismo, así como la confección de una cartografía temática sobre áreas turísticas4.

El período clásico: del enfoque fisonómico al funcional. - A finales del siglo XIX, la crisis del modelo positivista de explicación científica y el auge del Zeitgeist historicista, con su defensa del dualismo filosófico y de la necesidad de dar una orientación idiográfica a lo que antaño se conocía como las Geisteswissenschaften, fue pareja en nuestra disciplina -que, por aquel entonces, necesitaba imperiosamente delimitar su posición dentro del conjunto del saber- con el rechazo de la aproximación científico-relacional) y con la propuesta de definir a la geografía como una ciencia que poseía un objeto de investigación propio.

Uno de los pioneros de esta nueva orientación -véase A. Luis (1983, págs. 17 y ss.)- fue O. Schlüter (1872-1959) a lo largo de numerosos trabajos publicados desde 1899 a través de los que se pretendía fundamentar a la geografía como una morfología del paisaje cultural, al que se entendía como totalidad en lo que a la teoría del conocimiento se refiere, y cuya imagen era el resultado de una peculiar interacción habida entre ciertos grupos sociales con la naturaleza; siendo la tarea específica del geógrafo suministrar una descripción e interpretación genética de la misma.

Dejando de lado el entendimiento que hizo A. Hettner (1859-1941) de la geografía como una ciencia corológica que estudiaba a muy diversas escalas la diferenciación de la tierra5, la defensa de una nueva estrategia disciplinaria con la que garantizar simultáneamente su carácter propio y especificidad fue llevada a cabo en Francia por P. Vidal de la Blache (1845-1918) y sus numerosos discípulos, a través de lo que en A. Luis (1983 y 1984) denominamos alternativa ecológico-cultural. Sin abandonar parte de la herencia ratzeliana, y poniendo en el centro de interés el modo de vida como expresión de una forma especial de adaptación a su entorno por parte de un grupo social, la atención de nuestra disciplina se centró en las relaciones que se daban entre el medio y el hombre. Aquél entendido de una manera objetiva, concreta y no como causa -se decía- sino como condición; fijándose únicamente en este último si a partir del análisis de sus obras podía establecerse la existencia de una peculiar conexión con su entorno. Concebida como ciencia de los lugares y no de los hombres, la sociedad se estudiaba desde el punto de vista de su dimensión territorial (morfológica o externa, es decir, al nivel de los hechos relacionados con el sustrato material de la vida colectiva), dejándose de lado, por no ser considerados «geográficos», el tratamiento de las normas y de los valores como dimensiones (internas) constitutivas de la acción social. La consecuencia de todo ello, si se atiende exclusivamente a la lógica interna de la ciencia fue, en cierto modo, paradójica; junto con un discurso en el que se prestaba cada vez una mayor atención a la sociedad, la geografía humana se consolidó institucionalmente con una fuerte base naturalista.

Las dificultades del enfoque morfológico en la geografía, a la hora de explicar no tanto las áreas que poseían una apariencia paisajística homogénea (las Landschaftseinheiten) como aquellas que, a pesar de sus diferentes rasgos externos, poseían una unidad interna debido a la acción del ser humano (los denominados Lebensraume), dieron lugar en nuestra disciplina, a partir de los años veinte, a una fructífera polémica sobre el principio que debiera utilizarse en la clasificación de espacios; disputa en la que, entre otros muchos, participaron Braun, Hartnack, Schrepfer, Dickinson, Rühl, Daryll Forde y Bobek6. Fue precisamente este último quien, en sus Grundfragen der Stadtgeographie publicadas en el año 1927, propuso la sustitución en la geografía del paisaje del enfoque fisonómico por el morfogenético o genético-funcional, dentro del cual lo sensorialmente perceptible era considerado como el resultado de interacciones ecológico-sociales, no directamente visibles debidas al papel desempeñado por la sociedad como agente modificador del paisaje. El resultado de todo ello, si bien en una línea naturalista y concreta, fue la concesión de una importancia cada vez mayor en la geografía a conceptos como los de sociedad, grupo y función.

El impacto geográfico de las actividades turísticas. Lo que acabamos de exponer tuvo una clara traducción en la geografía del turismo. Puesto que, muy tempranamente, autores como A. Hettner. (1902, pág. 34) y K. Hassert (1907, págs. 102 y 107)7 destacaron el importante papel desempeñado por el turismo (Fremdenverkehr) como creador de nuevas funciones que diferenciaban los asentamientos, dando a las localizaciones una peculiar fisonomía paisajística.

Las investigaciones realizadas con posterioridad adjudicarían a esta subdisciplina una doble tarea en la que, de hecho, se fusionaron la dimensión ecológica y la morfológica: el análisis de las causas geográficas (naturales) del turismo y la explicación de los impactos provocados por el mismo, ya que, tal y como ponía de manifiesto K. Sputz (1919, pág. 291), uno de los representantes más característicos de la orientación fisonomista, el «turismo acuña... (y) amplía el paisaje cultural»8. En esta tesis doctoral que estudió las condiciones y las consecuencias del turismo en el Tirol, el autor se refería también a la importancia antropológica de los contactos provocados por el Fremdenverkehr en las; áreas receptoras, dado su carácter aculturador, destacando su trascendencia económica para las mismas al revalorizar los precios del suelo, equilibrar la balanza nacional de pagos, frenar los procesos migratorios, etc., así como la fuerte correlación que existía entre la mejora de las comunicaciones y el auge del turismo.

Al lado de este geógrafo, injustamente relegado según algunos autores9, otros especialistas trataron de la relación existente entre el turismo y los fenómenos naturales y humanos. Así, por ejemplo, R. W. Milliet (1923), en un artículo considerado clásico10, se ocupó del paisaje suizo como fundamento de la industria turística lo cual, igualmente, fue el objeto de la reflexión realizada durante varios años por A. Grünthal (1929, pág. 94, sub. A.L.), para el que el objeto de la geografía del turismo (Geographie des Fremdenverkehrs) consistía en el análisis de sus causas geográficas y de su difusión e «impacto concreto y sensorialmente perceptible sobre la superficie terrestre.» Combinando esta doble vertiente ecológica y morfológica insistieron en esta cuestión G. Wegener (1929, pág. 106) y A. Grünthal (1934, págs. 127-128), quien, además, otorgaba una gran importancia a la elaboración de una cartografía como tarea específicamente disciplinaria, utilizando para ello indicadores propiamente geográficos y no sociológicos a la hora de realizar una tipología de las localizaciones turísticas11. En esta misma dirección apuntó el propio A. Glücksmann (1935, pág. 117), economista y maestro de A. Grünthal, al insistir en las transformaciones provocadas en la imagen externa de un lugar afectado por el turismo12.

Por estas fechas aparecieron en otros países aportaciones de interés: la recapitulación efectuada por W.W. Hyde (1917) sobre la génesis de la nueva valoración de los paisajes montañosos y sus consecuencias para el tema que nos ocupa; el análisis del potencial turístico de un particular tipo de ciudades canadienses realizado por S. B. Jones (1933); las reflexiones de R. M. Brown acerca de la importancia económica de la recreación; las investigaciones de J. Miege (1933 y 1934) sobre la ruta de Saboya; el estudio que A. S. Carlson (1938) dedicó a los impactos económicos de la industria recreacional en New Hampshire y el clásico trabajo del británico E. W. Gilbert (1939) en el que se abordaba el crecimiento de ciertos recursos que podían utilizarse con fines turísticos.

En el ámbito de la geografía germana, H. Poser (1939a), con sus Geographische Studien über den Fremdenverkehr im Riesengebirge, fue el introductor en la geografía del turismo de otro enfoque metódico. Aunque se mantuvieron determinados aspectos de la orientación fisonómica, se propuso en esta tesis doctoral una nueva aproximación que, de hecho, ha servido de base hasta hace quince años a todas las investigaciones desarrolladas en este área lingüística13, estando vigente aún en muchos países entre los que se encuentra España.

H. Poser puso de manifiesto la escasa atención prestada por nuestra ciencia al fenómeno del turismo, deteniéndose a precisar tres conceptos desde una óptica geográfica: el de turismo (Fremdenverkehr), el de lugar turístico (Fremdenverkehrsort) y el de espacios turísticos (Fremdenverkehrsráume).

El turismo es considerado como la concentración local o en un área de personas que no residen habitualmente en ella (Fremde) y cuya estancia es pasajera; durante la misma se originan una serie de interacciones entre los turistas y la población autóctona, la localidad (Ort) y el paisaje. La definición geográfica del lugar turístico tenía que incluir necesariamente tres aspectos: la concentración de personas no residentes habituales, la posición predominante de la función turística y, muy importante, «la típica impronta de la imagen del lugar que se derivaba de ella»; es justamente este último punto el que nos permitiría diferenciar claramente las localizaciones turísticas de aquellas en las que, a pesar de detectarse una función turística, poseen una imagen (Ortsbild) que se debe más a otras fuerzas que al turismo local. En lo que se refiere a los espacios turísticos, nuestro autor distinguió entre los caracterizados por poseer una unidad y homogeneidad externa -el «paisaje turístico» o «Fremdenverkehrslandschaft»- y el área o zona turística (Fremdenverkehrsgebiet), cuya articulación, independientemente de la apariencia externa que tuviese,14 se debía a la existencia, entre determinados espacios, de conexiones funcionales internas de naturaleza económica.

Aunque el análisis de los fundamentos geográficos del turismo seguía conservando su importancia, el objeto de la Fremdenverkehrsgeographie no podía reducirse de ningún modo al mismo. Ya que, siguiendo los postulados historicistas, su finalidad debía ser la explicación genética de la imagen del paisaje turístico, entendido como «un tipo especial de paisaje cultural», H. Poser (1939b, pág. 139). Junto con esto tenían que estudiarse detenidamente la estructura y la evolución de los diversos tipos de turismo, así como prestarse una especial atención a , las conexiones económico-espaciales que se daban entre el área turística y la zona de donde procedían los visitantes o Fremdeneinzugsgebiet. Puesto que, conjuntamente, y esta era una afirmación de gran trascendencia metodológica por aquel entonces, las dos forman «una- unidad espacial geográfico-turística de rango superior y, de nuevo, las relaciones entre ambas partes ponen de manifiesto problemas específicamente geográficos»15. Como consecuencia de la obra de H. Poser -y del desarrollo producido en otras ramas de nuestra disciplina, sobre todo de la geografía urbana-, a partir de la década de los años cuarenta se realizaron en los países de habla alemana múltiples investigaciones en las que se produjo un lento pero continuo desplazamiento de una geografía del turismo como geografía del paisaje, entendida morfológicamente, a otra desde un punto de vista más genético-funcional, en la que se hizo especial hincapié en los aspectos económicos del turismo y en su capacidad conformadora de la imagen del paisaje cultural en determinadas áreas.

Buen ejemplo de esta nueva dirección son: el trabajo de E. Winkler (1944), que estudiaba el paisaje en Suiza como presupuesto de su turismo, empleando un criterio eminentemente fisonómico para definir los Fremdenverkehrslandschaften; el artículo de W. Voigt (1951) en el que lamentaba la debilidad con que se trataban en nuestra ciencia las cuestiones geográfico-económicas del turismo; la monografía que W. Müller-Wille (1952) dedicó a Westfalia, en donde se destacaba la significación geográfica de la función relacionada con el descanso y la salud (Erholungs und Hellfunktion); el trabajo de H. Hahn (1957) sobre las Erholungsgebiete en la R.F.A., a partir de una cartografía de los lugares turísticos de ese país; la tesis doctoral de R. Samolewitz (1957) en la que se analizaron los impactos geográficos del turismo en Westfalia, conteniendo, además, una recapitulación histórica importante sobre el tratamiento que se había dado en la geografía al tema que nos ocupa; y otros muchos entre los que destacamos la síntesis de F.Jülg (1965) sobre una serie de indicaciones prácticas que debieran tenerse en cuenta al realizar estudios geográfico-turísticos, así como dos contribuciones del recientemente fallecido G. Jacob (1968a y 1968b): la primera en torno a la propuesta de un modelo para la geografía regional del turismo y la segunda referida al estado actual y a las tareas de la Geographie des Fremdenverkehrs16.

Con ritmos diferentes, según el país en el que nos fijemos, y dejando de lado obras como las de P.Defert, E.Ullmann, R. I. Wolfe, N. Yokeno, etc. a las que prestaremos atención más adelante por defenderse en las mismas otro tipo de aproximación, esta misma evolución puede detectarse igualmente en aportaciones escritas en inglés, francés o italiano: los artículos de C. E. Cooper (1947) y G. F. Deasy (1949) sobre las conexiones existentes entre el auge de las actividades que nos ocupan y el desarrollo de Brighton; la atención dedicada por R. M. Crisler y M. S. Hunt (1952) a las regiones recreacionales en Missouri; las reflexiones hechas por G.. Chabot y M. C. Pingaud (1956) en torno a la Géographie de la Récréation: el estudio de M. Boyer (1962) sobre la Géographie des Vacances de los franceses; el coloquio sobre geografía y turismo que tuvo lugar en París en el mes de mayo de 196317; las síntesis de M. Wolokowitsch (1963), C. della Valle (1964) y G. Wackermann (1964) comentando aportaciones recientes o dificultades planteadas por el tipo de fuentes empleadas en la geografía del turismo; las consideraciones planteadas por J. Marion y J. Loup (1965) sobre el famoso sanatorio de Davos; las recapitulaciones genéricas presentadas por B. Nice (1965), A. Perpillou (1966) y G. Merlini (1968); las investigaciones monográficas llevadas a cabo por B. Barbier (1968) y J. Herbin (1969) sobre estaciones alpinas o estudiando el impacto provocado por un recurso turístico en su entorno, G. F. Deasy y P. R. Griess (1966); la tipología propuesta por P. Préau (1968) en su análisis de los centros deportivos invernales en los Alpes del norte; las reflexiones genéricas que G. Chabot (1969) hizo sobre la manera de afrontar en nuestra disciplina lo que él denominaba revolución turística; los trabajos de la especialista F. Cribier realizados a lo largo de la década de los años sesenta que culminarán con sus tesis doctoral; así como los de otra estudiosa utilizando ejemplos catalanes (Barbaza, 1970).

2.LA ESPECIFICIDAD DE LA PROPUESTA GERMANA Y SUS IMPLICACIONES PARA LA GEOGRAFÍA DEL OCIO

Tras la Segunda Guerra Mundial numerosos geógrafos insistieron, dada su capacidad modificadora del espacio, en la necesidad de incluir el análisis de la sociedad y de los grupos sociales dentro de la reflexión disciplinaria; si bien ello se hizo con intensidades diferentes en cada país y sin romper totalmente con algunos de los postulados de la geografía clásica.

Paisaje, comportamientos humanos y geografía social.- A través de varios trabajos que pueden verse citados en A. Luis (1984), el prestigioso investigador austríaco H. Bobek se convirtió en el principal defensor de una geografía social. Sin embargo, al volver a proponer como concepto básico para explicar la configuración territorial de las sociedades industriales modernas el «modo de vida» (Lebensform) vidaliano, se inclinó nuevamente por una fundamentación naturalista de la disciplina, cuya principal característica fue su intento de aprehender las relaciones sociales y la estructura social a partir del mero análisis de su sustrato material ello implicaba la elección de los grupos en función, de la conexión más o menos estrecha que los mismos mantenían con el «medio natural».

Frente al objetivo defendido por Bobek -que, en la dirección de la geografía clásica, pretendía suministrar un mejor esquema comprensivo del paisaje cultural-, R. Brunet en Francia y W. Hartke en la R.F.A.18 intentaron centrar su atención en el estudio de determinados procesos sociales que tenían fuertes consecuencias espaciales, empleando de nuevo como medio la vía indirecta del paisaje, entendido la mayoría de las veces como soporte-contenedor, y usado como campo de observación. Es decir, se aspiraba a explicar dichos procesos a partir de los indicadores visibles -como, por ejemplo, el baldío social- que reflejaban la «huella» que los grupos sociales imprimían en el paisaje-territorio.

Con W. Hartke y H. Bobek se produjo dentro de la mayoría del ámbito lingüístico germano un claro desplazamiento del centro de interés en nuestra disciplina19. A partir de una consideración geográfico-social del espacio, el objetivo de la investigación se encaminó hacia el análisis de determinadas actividades o comportamientos de los grupos sociales que poseían una alta trascendencia espacial o territorial y no hacia la explicación de las modificaciones sufridas por el paisaje cultural, lo cual fue posible gracias a una conceptualización de los grupos que tenía presente no sólo sus relaciones con el medio, sino también unos rasgos estructurales (internos), pues, al acercarse desde una perspectiva ligada a la sociología, aquéllos fueron considerados como asociaciones productoras de normas que marcaban la pauta de ciertos comportamientos colectivos. Coherentemente, se propuso así como finalidad de la geografía (humana o social) la delimitación de espacios psicológico-sociales, y la explicación de la conducta de los grupos que daban su peculiaridad a los mismos.

Los esfuerzos realizados por estos dos pioneros de la geografía social alemana moderna propiciaron, directa o indirectamente, la aparición de nuevas alternativas en nuestra ciencia, encaminadas hacia la inclusión en la misma de teorías y métodos de trabajo elaborados por otros científicos sociales. Lo cual era imprescindible si se quería investigar rigurosamente la cada vez más compleja organización espacial de las sociedades modernas capitalistas o socialistas.

Una de las propuestas que alcanzaron mayor eco fue la formulada hacia finales de la década de los años sesenta por K. Ruppert y F.. Schaffer, la cual se encuentra resumida en el librito de J. Maier et al. (1977) del que también existe a disposición del lector versiones italiana y española.

Los supuestos básicos de lo que se conoce como la concepción geográfico-social «muniquesa» pueden sintetizarse en tres puntos: un concepto dinámico y no estático del paisaje cultural, al que se considera como la imagen compleja de las funciones vitales que toda sociedad ha de llevar a cabo si no desea perecer; un entendimiento de la organización espacial como resultado o producto de la interacción existente entre los grupos sociales que satisfacen sus necesidades en un área dada; y, consecuentemente con el importante papel concedido a estos como agentes portadores de las decisiones con trascendencia espacial, la definición de la geografía social como una ciencia cuyo objeto son las formas de organización espacial de la sociedad, lo cual era de capital importancia dado que este nuevo tipo de conocimiento geográfico-social pretendía ser aplicado al campo de la ordenación territorial.

De este modo, dicha corriente geográfica posee un doble enfoque para estudiar lo que acabamos de señalar: estructural y procesal. En el primero se abordaría la diferenciación regional (espacial) de la sociedad; mientras que el segundo trataría las cuestiones que tienen que ver con la génesis y el cambio de las estructuras espaciales. La combinación de una y otra dimensión daría, en opinión de sus patrocinadores, tres ventajas a esta manera de entender la geografía social en relación con las propuestas realizadas hasta entonces: imposibilitaría el determinismo geográfico; afianzaría la unidad de la geografía, al actuar lo social como principio integrador de las diferentes ramas disciplinarias; y aumentaría el grado de cientificidad de las explicaciones proporcionadas al haberse producido una integración del pensamiento social en la geografía20.

De la geografía del turismo al estudio de las actividades de ocio. - Hasta el momento hemos sintetizado muy brevemente los postulados básicos de la Sozialgeographie «muniquesa», lo cual era necesario por tres razones: la original aportación que supuso para nuestra ciencia la propuesta de realizar investigaciones que versa sen sobre el comportamiento espacial de ciertos grupos sociales al tratar de satisfacer algunas de sus necesidades vitales básicas; la enorme difusión alcanzada por su artículo programático, aparecido en el año 1969, en el que ya se ponía de relieve la gran importancia adquirida en nuestra sociedad actual por la función existencial recrearse o descansar (sich erholen); y la inmediata plasmación de estas ideas en el campo de la subdisciplina que es objeto de nuestro interés.

La aplicación de los principios de esta escuela al estudio del turismo fue muy rápida. Ya a finales de los años sesenta -y en una serie patrocinada por una importante institución en el campo de la planificación espacial-, K. Ruppert y J. Maier (1969), al tratar la cuestión de las relaciones existentes entre nuestra ciencia y el turismo (Fremdenverkehr), esbozaron un concepto de lo que, a su juicio, debiera ser una geografía del turismo (Fremdenverkehrsgeographie) en la cual se incluyeran los rasgos básicos de su enfoque geográfico-social general.

Tras reconocer la insuficiencia del paisaje cultural para reflejar la totalidad de la acción social con significación geográfica y conceder al campo del descanso o recreo (Erholung) el mismo carácter de función básica que el poseído por los ámbitos del trabajo, de la vivienda o de la educación, estos dos autores definían la subdisciplina como la ciencia que investigaba «las formas de organización y los procesos con trascendencia espacial desencadenados por los grupos humanos cuando satisfacen la función vital «recrearse» («sich erholen»). La realización de esta tarea se hacía considerando dos enfoques en el estudio de los espacios turísticos: el estructural o estático y el dinámico o procesal. El primero incluía los aspectos geográfico-naturales y geográfico-culturales que eran relevantes en la oferta desde el punto de vista espacial, por lo que sé volvían a introducir con ello los tradicionales geofactores. Y él segundo se interesaba por cuestiones relativas a la demanda: su procedencia regional, la edad, el sexo, la profesión o la posición social de los visitantes; las cuales poseían también una gran importancia espacial y servían para la elaboración de tipologías y para la delimitación de espacios turísticos desde una perspectiva funcional.

Estas mismas ideas muy pronto criticadas a partir de diversos puntos de vista, como tendremos ocasión de comprobar, han sido desarrolladas con posterioridad en numerosas obras: desde la introducción teórica a un volumen colectivo dentro del cual se abordaban varios aspectos de la geografía del comportamiento durante el tiempo de ocio (Zur Geographie des Freizeitverhaltens), en la serie que publica el Instituto de Geografía de la Universidad de Munich, K. Ruppert y J. Maier (1970), hasta la recopilación y puesta al día de lo realizado durante casi quince años en esta área de estudio ofrecida hace escaso tiempo por J. Maier (1982b) en un interesante manual; investigaciones en las que, básicamente, no se modificaron los supuestos fundamentales de los que se partía.

Pese a su complejidad, una atinada comprensión de la alternativa propuesta por K. Ruppert y J. Maier para dinamizar los estudios de la rama disciplinaria que nos preocupa ha de tener presente tanto los aspectos renovadores como los continuistas contenidos en la misma.

Entre los primeros, el énfasis puesto por ellos en la necesidad de complementar el enfoque estructural con otro procesual, que preste una mayor atención a los agentes o grupos sociales que demandan ciertos servicios, K. Ruppert (1975b, págs. 590-91; 1979, págs. 191 y ss.) y J. Maier (1982b, págs. 178 y ss.). Junto a ello, en una línea orientada hacia una mayor recepción del pensamiento social, la importancia de ampliar el concepto tradicional de turismo (Fremdenverkehr) que había utilizado la geografía, pues con el mismo se dejaban de lado formas actuales muy importantes del uso que ciertos grupos sociales hacían de su tiempo de no trabajo, lo cual se pone de relieve muy claramente en la inclusión de términos como el de ocio (Freizeit), recreación (Naherholung) y comportamiento durante el tiempo de ocio (Freizeitverhalten), que denotan una aprehensión distinta del fenómeno del ocio21

Estos autores han lamentado además que «desde la perspectiva geográfica sehaya prestado desde hace largo tiempo una escasa atención a la Erholung o Freizeitunktion» -J. Maier et-al. (1977, pág. 145)-, y han defendido siempre no solamente la necesidad de corregir esta tendencia sino, también, la de conceptualizar la esfera del ocio como contrapuesta a la del trabajo, K. Ruppert (1971, 1973, 1975a, 1975b, 1978 y 1983), J. Maier (1982b). En la práctica, sin embargo, las raíces idealistas de su posicionamiento en relación con esta última cuestión no han dejado de plantear importantes problemas a los que nos referiremos en el capítulo cuarto.

La presencia de rasgos novedosos no debe hacernos olvidar que una de las razones del fulgurante éxito de esta propuesta se debió, especialmente, a los puntos de contacto que tenía con la perspectiva geográfica clásica. Y ello a muy diferentes niveles: ante todo, gnoseológico, al mantenerse soterradamente en sus planteamientos una postura empirista, en lo que a la teoría del conocimiento se refiere; en segundo lugar, desde el nivel de las ciencias sociales, a la hora de ubicarse en alguna de las conceptualizaciones que se han hecho en ellas sobre el ocio, ya que, como no tardaremos en comprobar, diversos estudiosos les han reprochado un entendimiento subjetivista del mismo y-el empleo de modelos discutibles para explicar ciertos comportamientos espaciales; y por último desde la perspectiva metódica, ya que sus trabajos se realizaron bajo orientaciones fuertemente inductivistas, si bien, como lo indicaba J. Maier (1982b, pág. 163) éste era un rasgo que la geografía compartía con la mayoría de las ciencias sociales.

3. LA APROXIMACIÓN TEORÉTICO-LOCACIONAL Y SUS IMPLICACIONES PARA LA GEOGRAFÍA DEL OCIO

En las páginas siguientes resaltaremos las particularidades de este nuevo enfoque con respecto a la aproximación clásica, fijándonos especialmente en lo siguiente: su fundamentación epistemológica, la delimitación del objeto de estudio y la manera de abordarlo metódicamente.

La reformulación del conocimiento geográfico. - La tesis doctoral de W. Christaller (1933) es sin duda uno de los trabajos que más influyeron en el planteamiento que se hizo de la disciplina geográfica tras la segunda guerra mundial. Esta obra se apoyó también en la importante labor desarrollada por otros científicos sociales, generalmente economistas que, como J. H. von Thünen, E. M. Hoover y A. Losch, se preocuparon por analizar la relevancia que tenía la variable espacial en el desarrollo de ciertos procesos socioeconómicos.

Muy brevemente, y a pesar de no ser este el lugar oportuno para exponer sus principios básicos, conviene poner de manifiesto sus diferencias con la aproximación regional.

Respecto a la teoría del conocimiento, ha sido corriente entre los geógrafos establecer una doble división a la hora de explicar las perspectivas adoptadas en la geografía humana. Distinguiéndose entre las aproximaciones positivistas-naturalistas y las historicistas-humanistas, y situando la alternativa que se propuso en Die zentralen Orte in Süddeutschland -así como las de aquellos que se han reclamado sus sucesores- dentro de algunas de las variantes de la primera, cuyos rasgos básicos ontológicos, gnoseológicos y metódicos no podemos comentar aquí22.

Además, W. Christaller y los continuadores de su línea investigadora propusieron como objeto de estudio de nuestra disciplina no el análisis de las modificaciones habidas en el paisaje cultural, sino la búsqueda de las regularidades existentes en la distribución de ciertos fenómenos en el espacio.

Desde esta perspectiva científico-social, el análisis de la distribución de las actividades humanas sobre la superficie terrestre, en una primera fase prestándose una escasa atención a la dimensión diacrónica, se realizó empleándose para ello tanto diversas categorías formales («áreas», «regiones», «campos», etc.) como una serie de técnicas de investigación científico-social cuya utilización era imprescindible si se deseaba describir, explicar y representar gráficamente aquellas actividades con rigurosidad, para lo cual se usaban modelos de- carácter matemático cuyos supuestos, como veremos más adelante, no han dejado de plantear múltiples problemas al estudioso.

Enfoque locacional y actividades de ocio.- La peculiar orientación marcada para la totalidad de nuestra disciplina tuvo un rápido eco en la geografía del ocio; siendo también en este campo uno de los difusores más significativos el propio clásico alemán, al realizar diversos análisis de trascendencia metodológica, W. Christaller (1955a y 1963a).

En varios trabajos que vieron la luz entre los años 1955 y 196923 este autor señaló la creciente importancia del turismo (Fremdenverkehr), proponiendo como objeto de la Fremdenverkehrsgeographie el análisis de las regularidades espaciales existentes en la distribución de los asentamientos turísticos. Para ello usó como esquema explicativo de su localización el creciente impulso hacia la periferia mostrado por ciertos grupos sociales residentes en las grandes aglomeraciones urbano-industriales, como resultado de un doble tipo de factores interrelacionados entre sí: los que «empujaban» a efectuar desplazamientos, como consecuencia de la mejora del bienestar económico experimentado a partir de los años cincuenta; y aquellos que «tiraban» de las gentes, es decir, la fuerza de atracción que, por razones muy complejas, poseían determinados lugares.

En conexión con autores como el norteamericano E. L. Ullman y el canadiense R. I. Wolfe, a los que luego nos referiremos, W. Christaller defendió la idea de que la geografía económica del turismo y de la residencia libremente elegida era una subdisciplina de rango similar al que tenían las ramas agraria o industrial dentro de la geografía económica, a la vez que se oponía a la inclusión del turismo en la geografía del transporte, W. Christaller (1955a, pág. 2). Esto le llevó a aplicar en aquel campo de estudio los principios de su tesis doctoral según los cuales la explicación de las regularidades que rigen la distribución de los asentamientos turísticos (Standortgesetzen) debía fundamentarse, a pesar de su dificultad24, en la teoría de las ciencias sociales, al ser básicamente económico el fenómeno del turismo.

Junto con una orientación nomotética, una conceptualización restringida del turismo, que no incluía dentro del mismo a los desplazamientos profesionales, y un entendimiento abstracto del espacio, W. Christaller (1955a, pág. 3) no creía imprescindible una presentación de su desarrollo histórico, lo cual no significa que no le prestara atención ya que dedicó el capítulo tercero del artículo recién mencionado a presentar una evolución histórica de las localizaciones turísticas, diferenciando cinco grandes períodos desde el siglo pasado hasta mediados de los años cincuenta.

Coetáneamente con W. Christaller, y desde perspectivas gnoseológicas afines a las suyas, diversos científicos sociales como F. Geigant (1973) y H. Todt (1965) se plantearon en sus tesis doctorales25 cuestiones relacionadas con la búsqueda de una teoría que explicara las pautas existentes en la distribución espacial de los asentamientos turísticos, así como el «orden» que regía la ubicación de las localizaciones que se elegían como destinos vacacionales. Para ello se apoyaban en una reducida pero selecta tradición de autores -como J. von Thünen, W. Sombart, A. Weber, A. Losch; y más recientemente, A. Predöhl, W. Isard, P. Defert, etc.- que se habían ocupado de la significación que poseían los aspectos espaciales para la realización de determinadas actividades económicas. Al ser el Fremdenverkehr un fenómeno que habría de situarse para ellos en la esfera del consumo, F. Geigant (1973, págs. 14-16) y H. Todt (1965, págs. 11 y 27) proporcionaron una explicación de aquellas a partir de la consideración de una serie de conexiones que se establecen entre la oferta y la demanda, esta última como variable independiente. Los comportamientos vacacionales -es decir, la elección de un centro y la duración de la estancia- se entendían como el resultado de las decisiones racionales que tomaban consumidores individuales con el objetivo de sacar la mayor rentabilidad posible a la inversión realizada.

Dentro de esta tradición de pensamiento, en la que se creía posible la formulación de una Allgemeine Fremdenverkehrslehre26, en los años cincuenta y especialmente - durante los sesenta de nuestra centuria se realizaron aportaciones significativas en otros ámbitos lingüísticos, lo cual estuvo en estrecha conexión con los cambios epistemológicos y metodológicos a los que nos hemos referido al comienzo de este capítulo.

Utilizando una concepción funcionalista del ocio, la geografía norteamericana y la canadiense abordaron el tema que nos ocupa, para lo cual disponían ya de una buena tradición como lo demuestran el artículo de K.C. McMurry (1930) sobre la utilización del territorio con fines recreativos, el de E. L. Ullman (1954) que prestó atención al papel desempeñado por las Amenities en el crecimiento regional, así como la recapitulación efectuada por K. C. McMurry sobre la Recreational Geography en el año 1954, a cuyo conocimiento hemos llegado a través de la obra de D. G. Pearce (1979). A estas se añadieron investigaciones como las de H. S. Perloff y L. Wingo (1962, págs. 81-100) poniendo en relación el crecimiento urbano y la necesidad de planificar las actividades recreativas realizadas al aire libre, las múltiples contribuciones de R. I. Wolfe -ofreciendo recapitulaciones bibliográficas (1964), conceptualizaciones del viaje recreacional como un nuevo tipo de migración (1966), y síntesis sobre la problemática conceptual y metódica de esta subdisciplina (1967)27-, u otros estudios entre los que destacamos los siguientes: el de B. Thompson (1967), en donde se planteaban ya una serie de interrogantes básicos sobre los fundamentos de los modelos usados para explicar los viajes recreacionales, sobre los factores socioeconómicos que rigen los hábitos de este tipo de desplazamientos, sobre la posibilidad de evaluar la atracción de cualquier parque, así como sobre la relación que se da entre la distancia a la que se encuentra una área recreativa y el volumen de visitantes que acuden a ella; la breve exposición de L. S. Mitchell (1969) en torno a la evolución y a las necesidades de la Recreational Geography por aquel entonces; y el informe presentado por el australiano D. C. Mercer (1970) sobre las consecuencias que tenían para la Geography of Leisure los cambios económicos y sociales así como el aumento del nivel de vida que se había producido. Buena parte de estas ideas quedaron reflejadas en dos libros publicados en la primera mitad de los años setenta: el de P. Lavery (1971) y el de C. S. Van Doren-G., B. Priddle-J. y E. Lewis (1974), interdisciplinario, del que existe una segunda edición con modificaciones que ha sido traducida recientemente al castellano.

Los fundamentos de este tipo de argumentación, aunque con un peso importante de la componente estructural, pueden seguirse a lo largo de la obra -escrita en francés- del suizo P. Defert, quien ha prestado atención a las causas geográficas del turismo (1952), así como a ciertos problemas conceptuales y prácticos que surgen a la hora de aprehender dicho fenómeno (1961), (1966) y (1967)28. Junto a él, estudiosos como N. Yokeno (1969), y J. M. Miossec -a quien nos referiremos más adelante se ocuparon de la dimensión temporal en los modelos que elaboraron para explicar la localización y la evolución de los asentamientos turísticos, si bien ello se hizo sin renunciar a los enfoques generalizadores, por lo que sus ideas han servido de puente entre los enfoques regionales y locacionales.

A pesar de sus diferencias, pudiéramos decir que los especialistas mencionados se propusieron como meta tres objetivos básicos: la explicación de las pautas existentes en los desplazamientos espaciales de ciertos grupos sociales- en la esfera de lo que se conoce como el tiempo libre discrecional o discretionary free time; el análisis de las regularidades que se daban en la distribución espacial de una serie de servicios (oferta o facilities), así como las interacciones entre la oferta y la demanda, junto con, más tardíamente por lo general, los cambios estructurales que se producían en los lugares turísticos. Todo ello, en la mayoría de los casos, empleando teorizaciones sistémicas y complejas técnicas de investigación estadístico-matemáticas -algunas de las cuales pueden verse resumidas en la panorámica de F. J. Kemper (1979) y en el manual de S. J. L. Smith (1983)- a las que luego nos referiremos.

4. DIVERSIDAD GEOGRÁFICA Y PLURALISMO EN EL ANÁLISIS DE LAS ACTIVIDADES DE OCIO A PARTIR DE LOS AÑOS SETENTA

Junto con el mantenimiento de los postulados clásicos en la mayoría de los países, numerosos autores germanos, británicos, franceses, norteamericanos, etc. pusieron de manifiesto las dificultades tanto del enfoque geográfico-social «muniqués» como de la perspectiva teorético-locacional, al cuestionarse el concepto de cientificidad sobre el que se apoyaba esta última, todo lo cual tuvo repercusiones en el campo de la geografía del ocio.

Nuevas vías a partir de los años setenta.- Las críticas que recibió la geografía social alemana estuvieron relacionadas con su peculiar fundamentación en lo que a la teoría del conocimiento se refiere, así como con la particular utilización que hicieron del discurso científico-social a la hora de explicar la organización espacial de las sociedades industriales modernas (Luis, 1984). Pues, por una parte, su vinculación con la tradición –puesta de manifiesto en el mantenimiento del esencialismo y de un fuerte inductivismo– les llevó a intentar fusionar dentro de un mismo enfoque aspectos que procedían de tradiciones gnoseológicas tan distintas como el positivismo decimonónico, el historicismo y el funcionalismo. Y, por la otra, debido seguramente a la necesidad de preservar a toda costa una aproximación específicamente disciplinaria de los problemas a tratar, en su búsqueda de una fundamentación de las ciencias sociales no supieron liberarse de perspectivas que seguían abordando morfológicamente el estudio de lo social. Junto a ello, especialistas como G. Leng, T. Rhode-Jüchtner o E. Wírth, por citar solamente a algunos de los más importantes, pusieron de manifiesto las dificultades que se derivaban de los conceptos de función y grupo manejados por los defensores de dicha corriente: aquélla entendida únicamente como función de superficie, y éste considerado como el resultado de la agregación de personas que poseían ciertas características comunes. Estos problemas, conjuntamente con su negativa a buscar las causas de una organización espacial determinada en procesos sociales globales y con su pretensión de reducir ciertos problemas teóricos surgidos en el análisis a cuestiones de mera índole técnica, trajeron como resultado la aparición de otras alternativas para el estudio de las implicaciones geográficas de las actividades que se realizan durante el tiempo de no trabajo, que presentan gran interés y cuyos rasgos básicos expondremos más adelante.

Gracias a la labor llevada a cabo por investigadores que partían de supuestos distintos, desde finales de los años sesenta fueron discutidos con gran intensidad los puntos más importantes del modelo de explicación científica neopositivista en lo que respecta a la teoría del conocimiento, desencadenando lo que se conoce en las ciencias sociales como una nueva versión . de la «disputa del positivismo». Dicha disputa tuvo también un gran impacto en nuestra ciencia como lo demuestra la evolución sufrida por autores como W. Bunge y D. Harvey, o las obras publicadas por M. Quaini, D. Gregory, R. Peet, G. Beck, U. Eisel, W. Schramke, I. Lacoste, etc.

A pesar de la complejidad de este asunto, las alternativas al paradigma científico neopositivista pueden agruparse en dos grandes bloques o enfoques, el humanista y el estructuralista, caracterizados por la oposición de sus supuestos básicos. Ontológicamente, aunque con raíces totalmente distintas, tanto unos como otros no reducen el objeto de su estudio científico a aquellos hechos que pueden observarse y medirse. Gnoseológicamente, y frente a la tesis según la cual solamente podría accederse al conocimiento científico a través de la experiencia, los humanistas defienden el carácter subjetivo de aquél; y los estructuralistas apoyan la necesidad de efectuar una diferenciación entre la apariencia y la esencia de las cosas, debiéndose tener presente. que la aprehensión de aquella no significa necesaria y suficientemente haber llegado al conocimiento de esta. Metódologicamente, existen igualmente diferencias significativas, ya que la aproximación hipotético-deductiva y el criterio falsacionista usados por los neopositivistas son sustituidos entre los humanistas por estrategias encaminadas hacia la captación de los aspectos peculiares del objeto analizado; mientras que los estructuralistas usan lo que J. R. Álvarez (1983, págs. 142-43) denomina método retroductivo, cuyo rasgo básico, a pesar de compartir la necesidad de que la teoría se sustente empíricamente, consiste en no reconocer exclusivamente a la observación como criterio para validarla.

Todo esto tuvo importantes implicaciones tanto en lo que se refiere a la definición del objeto de estudio geográfico como a la manera de abordarlo.

Respecto a la primera cuestión, queremos destacar dos cosas: por un lado, la crisis de los esquemas que pretendían explicar los comportamientos espaciales de los grupos sociales a partir de un reduccionismo de tipo economicista, considerando que los mismos estaban guiados únicamente por el deseo de sacar el mayor rendimiento posible a la inversión realizada en dinero, en tiempo y en esfuerzo. Lo cual, por el otro, dio lugar a la aparición de otros temas de investigación y a la utilización en nuestra disciplina de distintos modelos explicativos que, como veremos en breve, tuvieron su aplicación en el campo de la geografía del ocio: el estudio de las pautas espacio-temporales de actividad desarrolladas por grupos sociales29; la utilización de teorías sociológicas para explicar la toma de decisiones significativas, especialmente por parte de determinados colectivos y las investigaciones que pretenden analizar la organización espacial de la sociedad usando para ello la teoría del conflicto social, dados los intereses contrapuestos existentes dentro de esta última a la hora de decidir la funcionalización de un área para uno u otro tipo de uso. La introducción de los aspectos subjetivos y la conceptualización del espacio como un producto social originó también en nuestra ciencia una mayor preocupación por los aspectos perceptuales, por el análisis de la dimensión procesual en la configuración de determinadas zonas, así como por el estudio de las desigualdades existentes entre diversos grupos sociales al acceder al disfrute de ciertas infraestructuras, ya que su distribución territorial refleja la división interna de la sociedad.

Lógicamente, y en relación con el segundo asunto, esta apertura trajo consigo la matización de la importancia concedida a determinadas técnicas de investigación científico-social usadas en la explicación de las distribuciones de fenómenos y en los comportamientos espaciales. Poniéndose en cuestión lo siguiente: la interpretación como necesidades reales de lo que la gente exterioriza como tales y la analogía que se hacía entre aquellas y las conductas observadas empíricamente. Lo cual condujo a importantes polémicas en torno al papel desempeñado por los métodos de investigación, proponiéndose el empleo de técnicas «blandas» y no «duras» cuyos supuestos concordarían mejor con la naturaleza de la investigación en la geografía humana.

Consecuencias para la geografía del ocio.- Pasando ya al ámbito concreto de la disciplina que nos ocupa, son muy grandes la dificultades que se presentan al que pretenda resumir en unas breves páginas la riqueza y la complejidad de los problemas existentes en las investigaciones llevadas a cabo, en múltiples países, sobre el ocio.

En primer lugar, debido a los peligros que conlleva sintetizar exclusivamente la labor hecha por geógrafos en un campo que no solamente es interdisciplinario, como indicaba J. A. Patmore (1977, pág. 112), sino que, además, «tiende a ser más bien ideográfico que nomotético», L.S. Mitchell (1984, pag. 6)30. Y en segundo lugar, porque las contribuciones geográficas al estudio del ocio se han realizado mayoritariamente durante una época, los últimos veinte años, en la cual tuvieron lugar en nuestra ciencia cambios conceptuales y metodológicos de gran trascendencia. Una de las consecuencias de esto fue precisamente la diversificación de las perspectivas teóricas y de las técnicas empleadas en la geografía internacional, con el fin de captar y poner de manifiesto los aspectos de las actividades de ocio más significativos desde la óptica de nuestra disciplina. Esta evolución, además, no ha sido de ningún modo homogénea, como puede comprobarse analizando el informe de F. Cribier (1971, págs. 644-646), la recapitulación bibliográfica realizada por F. J. Kemper (1979, pág. 8), o los estados de la cuestión presentados por P. Jurzeck (1981, pág. 46) y B. Barbier (1984, págs. 47-48) cuyo contenido detallado no expondremos aquí por haberlo -hecho ya en otras publicaciones a las que remitimos al lector: Luis (1987a y 1987b).

En lo que se refiere a los enfoques, hay que señalar igualmente las modificaciones que han sufrido a lo largo del tiempo. En su tesis doctoral dedicada a analizar el papel desempeñado en Irlanda por el turismo como agente de cambio económico y social, A. Steinecke (1976, pág. 1) distinguió tres aproximaciones teóricas en la geografía del turismo (Fremdenverkehrsgeographie): la morfogenética, la geográfico-social y la teorético-locacional. Unos años más tarde, y en una presentación de trabajos que se ocupaban de las implicaciones espaciales del ocio (Freizeit), de la recreación (Naherholung) y del turismo (Fremdenverkehr), F.J. Kemper (1979, págs. 11-16) diferenció entre el enfoque perceptual, el comportamental y el geográfico-social. Más adelante, en una recopilación- bibliográfica, A. Steinecke (1981, págs. 2-15) empleó seis epígrafes para clasificar las contribuciones- metodológicas realizadas en esta subdisciplina; añadiendo otra más en un volumen posterior, A. Steinecke (1984). Esta tipología se amplió a nueve perspectivas en un librito reciente en el que K. Kulinat y A. Steinecke (1984, págs. 5-22) analizaron la génesis de la geografía del ocio y del turismo (Geographie des Freizeit un Fremdenverkehrs): desde la antropogeográfica hasta aquella preocupada por las influencias que ciertas imágenes pueden tener en la localización- de fenómenos y en los comportamientos espaciales.

Creemos, sin embargo, que lo acontecido en nuestra ciencia desde los años sesenta puede captarse muy bien, en lo fundamental, tomando como hilo conductor el cambio que supuso para la geografía del ocio la aparición y consolidación del paradigma teorético-locacional; proceso que solamente puede entenderse atinadamente si se presta atención a la bibliografía escrita en lengua inglesa. Desde entonces, como puede comprobarse a la vista de los manuales publicados31, se ha modificado su objeto de estudio. Se puede afirmar hoy en día la existencia de un consenso generalizado entre un sector significativo de este ámbito al definir, como campo «específico» de la recreation(al) geography, la investigación de las regularidades existentes en los comportamientos espaciales de determinados grupos sociales a la hora de satisfacer ciertas necesidades, así como de los procesos desencadenados por ello. En esta rama disciplinaria se presta una especial, atención a la demanda -tradicionalmente relegada u olvidada- y se emplean en los análisis conceptos como spatial, theory, model, regional, structure y planning32, los cuales, junto con otros específicos -como los relativos a los distintos tipos de demanda, a la capacidad de carga de una área, a la conducta del visitante, etc.33- denotan el impacto de la «revolución» conceptual que se produjo en la geografía desde los años sesenta de nuestra centuria y a la que no debiera magnificarse, pero tampoco, especialmente en aquellos países a los que solamente han llegado algunos ecos de la misma, minusvalorarse.

El resultado de todo lo que acabamos de exponer fue la aparición con intensidad, primeramente en el área anglosajona, de numerosos trabajos cuya finalidad era poner de manifiesto la «regularidad espacial» subyacente en la distribución de las localizaciones o asentamientos de ocio -la oferta- y las actividades -la demanda- que llevaban a cabo ciertos grupos sociales.

Así, por ejemplo, H. Aldskogius (1974), aunque era consciente de las dificultades planteadas por el uso de modelos, señaló, no obstante, las ventajas que ofrecía al geógrafo su empleo en los análisis de las actividades recreativas urbanas. J.A. Patmore (1977, pág. 114) consideraba que uno de los temas más claramente geográficos era el estudio de las pautas existentes en la utilización que se hacía de los recursos. Z.T. Mieczkowsky (1978, pág. 92) resaltaba la importancia de que en nuestra disciplina se prestara atención a las interacciones que se daban entre la oferta y la demanda. D.G. Pearce (1979, pág. 249) opinaba que el geógrafo debía explicar -y no solamente describir- las pautas espaciales de la oferta turística, pues «al igual que cualquier otro tipo de actividad económica o social, el turismo no acontece... aleatoriamente en el espacio».

Desde los años ochenta múltiples especialistas han insistido en la significación que tenía para la ciencia geográfica la búsqueda de teorías explicativas de los comportamientos recreacionales: J.T. Coppock (1980, pág. 272), P.E. White (1981, pág. 282), J.T. Coppock (1982, pág. 14) -que ha presentado aquí varios modelos conceptuales existentes a disposición de los estudiosos para el análisis recreacional-, P.Groote (1983, págs. 4-5) -que enfatizó las dimensiones espaciales del fenómeno turístico J.A. Patmore (1983) y D.G. Pearce (1987) quienes dedicaron sus manuales respectivamente a la investigación de los aspectos geográficos del ocio (leisure) y del turismo (tourism): la búsqueda del orden existente en los comportamientos espaciales humanos y su impacto sobre el territorio.

Las dimensiones- fenomenológicas y estructurales - La dificultad para elaborar leyes en el campo de- la geografía del ocio -ya señalada por W. Christaller- y la escasa atención prestada al cambio histórico por las primeras formulaciones que se hicieron del paradigma geográfico neopositivista, trajeron como resultado, desde hace tiempo en nuestra disciplina, la aparición de trabajos que, matizadamente o sustituyendo la aproximación teorético-locacional, propusieron nuevas- alternativas.

Desde posiciones que no rechazaban totalmente la pretensión generalizadora christalleriana, especialistas como E,Lichtenberger (1976, 1979, 1984), J.M. Miossec (1977a, 1977b) y E. Gorsmsen (1981, 1983) trataron de elaborar modelos espacio-temporales que explicaran el desarrollo turístico. La primera de ellas, sucesora de H. Bobek en Viena, utilizó como ejemplo el caso del turismo austríaco, al que se entendía como un sistema dinámico. El segundo ofertó un esquema que analizaba los asentamientos turísticos y explicaba su localización –en la periferia de los centros de trabajo– a partir del coste, de la duración del viaje y de la estancia. Este autor utilizó distintos tipos de indicadores para diferenciar cuatro cinturones turísticos. Los cambios en su forma los explicaba como el resultado de la interacción existente entre factores como el clima, la historia, la política y la competencia que se hacen entre sí los lugares turísticos. El tercero, catedrático de geografía en la universidad de Maguncia, analizó el modelo evolutivo espacio-temporal seguido por el turismo internacional y detectó desde el siglo XIX la formación de cinco periferias caracterizadas cada una de ellas por la presencia de nueve rasgos estructurales entre los que destacamos el origen de los visitantes, la distancia con respecto a los centros emisores, el medio usado por los turistas para desplazarse, el origen del capital empleado en la construcción de la infraestructura, la modalidad dominante en lo que al alojamiento se refiere, la procedencia del personal empleado en la industria turística así como el grado de participación de la población autóctona, y los impactos de los desplazamientos turísticos en la estructura económica y del poblamiento34.

Junto a esto -y ya desde una perspectiva que proponía otra aproximación diferente-, la insuficiencia de los enfoques economicistas para explicar las actividades recreativas de los grupos sociales dio lugar, en la subdisciplina que nos ocupa, a la irrupción de investigaciones sobre la influencia de la percepción -histórica, social y culturalmente condicionada- en los comportamientos espaciales -estudios sobre la psicología del medio ambiente, valoraciones paisajísticas, etc-35. En función de que se posea o no información sobre el mismo, de su proximidad y de la intensidad con la que se utilizaba, se diferenciaron varios tipos de espacios: el objetivo, el de la percepción, el de la acción y el de las actividades36

En la R.F.A. -y también recientemente en Gran Bretaña, como lo ponen de relieve las aportaciones de A.M. Kirby-J.E. Eldred (1983), A. Kirby (1985), que analizaron el papel desempeñado por el estado en lo que se refiere a la creación de infraestructuras que favorezcan la práctica de las actividades de ocio; y el estudio de P.L. Owens (1984) sobre la situación en la que se encontraban las investigaciones sobre el tema que nos ocupa en áreas rurales-, tuvo lugar desde mediados de los años setenta una discusión muy importante en torno a los problemas epistemológicos planteados en la geografía del ocio tanto por el enfoque locacional como por la alternativa geográfico-social «muniquesa»37: polémica escasamente conocida y en la que han desempeñado un papel significativo A. Steinecke (1976, 1980 y 1984) -con su crítica en el campo de la teoría y de la práctica a la geografía social funcionalista38 y J. Hülsdünker (1982) -que puso de manifiesto las implicaciones de los supuestos teóricos de aquella- y otros estudiosos a los que nos referiremos brevemente a continuación.

En la República Federal de Alemania, al igual que en Francia o en España -y no tanto en Gran Bretaña o en los Estados Unidos-, la raíz de estos problemas estaría situada en la peculiar recepción que se hizo en nuestra ciencia del discurso científico-social, al aceptarse ampliamente determinados aspectos metodológicos o técnicos dejándose de lado la mayor parte de las consecuencias que se derivaban de ello en lo que a la teoría del conocimiento se refiere.

A pesar de reconocer el mayor rigor de la geografía neopositivista, A. Steinecke (1976, pág. 29) ponía de relieve en su tesis doctoral su formalismo y -consecuentemente- el escaso contenido explicativo de las respuestas dadas por aquella a los problemas que analizaba. La poca atención prestada por la geografía social, tanto norteamericana o británica como germana, al impacto que produjo la obra de autores que han criticado el ocio industrial moderno, así como la débil propensión de los geógrafos «muniqueses» hacia la reflexión teórica en general, originaron en uno y otro caso -si bien desde puntos de partida diferentes-39 que se haya cometido en la mayoría de sus investigaciones lo que se conoce como la falacia positivista: es decir, la consideración de los distintos tipos de comportamientos espaciales que se han aprehendido empíricamente como la expresión concreta de las necesidades reales que tienen determinados grupos sociales en el campo del ocio.

Este cuestionamiento de los supuestos bajo los cuales se han desarrollado numerosas investigaciones -incluidas buena parte de las fenomenológicas- en la geografía del ocio, refleja la polémica más amplia -aún sin finalizar- dentro de las ciencias sociales, en torno a la posibilidad de discernir claramente entre el conocimiento «positivo» o científico -y el «normativo» o ideológico. Todas estas dificultades pueden comprobarse en la Recreational Geography de S.L.J. Smith (1983) que es una de las mejores obras, dentro de la corriente crítica neopositivista, para comprobar sus ventajas e inconvenientes en la esfera de nuestro interés, y en la que se realiza una diferenciación analítica entre categorías descriptivas, explicativas, predictivas y prescriptivas a la hora de estudiar las pautas existentes en las localizaciones y en los desplazamientos de ocio.

Además de estos reparos gnoseológicos puestos ,a la geografía social «muniquesa», estudiosos alemanes -como R. Monheim (1975 y 1979), J. Newig (1975 y 1975/76), R. Knirsch (1976), H. Oestreich (1977), M.A. Pötke (1978), P. Schnell (1980), Th.V. Eggeling (1982 y 1982) así como V. Kaminske (1981)- y otros de habla inglesa a los que ya nos hemos referido hace escasas líneas40, estaban disconformes tanto por su conceptualización del ocio como por la división que se hacía de las actividades.

Respecto al primer asunto, los especialistas mencionados no creían conveniente el abandono del término turismo (Fremdenverkehr) y su sustitución por el de ocio (Freizeit), ya que este último no cubría ciertas actividades de gran importancia en la sociedad actual como los desplazamientos por motivos profesionales, los viajes a congresos, ferias o exposiciones, etc., R. Monnheim (1975, pág. 520), M.A. Pötke (1978, pág. 44). Además, algunos de los autores a los que acabamos de referirnos, como H. Oestreich, P. Schnell, Th. V. Eggeling, P. Weber y A. Steinecke no compartían tampoco la visión básicamente dicotómica y liberal que se defendía del ocio, apoyándose en un entendimiento del mismo que pusiera claramente de manifiesto las vinculaciones existentes entre la manera de trabajar y el modo de divertirse41.

En lo que; se refiere a la clasificación de las actividades de ocio, K. Ruppert (1975a, pág. 3) y (1975b, pág. 591), que usaba criterios espacio-temporales y reconocía explícitamente la existencia de solapamientos entre ellas, realizó una triple división del comportamiento durante el tiempo libre (Freizeitverhalten) en función de que el mismo tuviera lugar en el entorno inmediato a la vivienda (Wohnumfeld), en un área de esparcimiento cercana (Naherholungsraum), o en el denominado espacio turístico (Fremdenverkehrsraum).

Actualmente, una misma persona –si se lo puede permitir– pasa su fin de semana muy cerca o muy lejos de donde vive normalmente, pues los medios de transporte existentes se lo posibilitan. Por ello, desde mediados de los años setenta se puso de relieve que una clasificación geográfica de las actividades de ocio con una duración temporal idéntica no podía realizarse de un modo satisfactorio utilizando exclusivamente criterios espaciales y/o temporales (Newig 1975, pág. 518 y 1975/76, pág. 267). Desde entonces, se ha desencadenado en nuestra disciplina una discusión sobre las distintas posibilidades de tipificar las actividades de ocio: «pasivas» o «activas», formales e informales, basadas en ciertos recursos u orientadas según los usuarios, P.E. White (1981, pág. 282); también se han seguido empleando de manera más matizada indicadores espacio-temporales, como lo ha hecho J. Maier (1982b, pág. 282) o el propio, K. Ruppert (1983, pág. 504).

Conclusión.- Las distintas vicisitudes por las que ha pasado el análisis de las actividades de ocio en nuestra ciencia se plasman en las propuestas que se han hecho a lo largo del siglo actual con el fin de incluir a la nueva subdisciplina dentro del campo de las ya existentes.

Hasta los años cuarenta fue predominante la postura de A. Grünthal (1934) que consideraba a la geografía del turismo (Frerndenverkehrsgeographie) como una parte de la geografía del transporte y de las comunicaciones. Desde entonces, y a partir de posturas que no compartían la misma concepción geográfica, ha ganado peso la tesis que incluyó a esta rama dentro del área de la geografía económica, como lo demuestran las aportaciones a las que ya nos hemos referido: W. Christaller (1955), G. Jacob (1968a, pág. 51), F. Jülg (1965, pág. 56, nota n.° 1), el epígrafe correspondiente del Westermann Lexikon der Geographie, V. S. Preobrazenskiy-Y. A. Antipova (1971, pág. 224) y Z.T. Mieczkowsky (1978, págs. 89-90).

Desde la creación de un grupo de trabajo en el año 1972 dentro de la U.G.I. -que se convirtió en comisión en 1980-42, el número de trabajos realizados en la geografía del ocio, a pesar de ser siempre modesto, no ha dejado de crecer tal y como expusimos en A. Luis (1987a, 1987b y 1987c). Se ha hecho cada vez más complejo y frondoso lo que S.J.L. Smith (1983, págs. 187-189) tematiza como el «árbol de la geografía de la recreación» (Recreational Geography); y, en la actualidad, se tiende a considerar a la materia de la que nos hemos ocupado como una rama independiente dentro de lo que en el mundo anglosajón se conoce como la geografía social.

NOTAS

1. El interesado por los aspectos contextuales de este asunto puede consultar la bibliografía mencionada en A. Luis (1983 y 1984).

2. Hasta comienzos de los años sesenta del siglo actual son muy importantes y relativamente desconocidas las aportaciones escritas en lengua germana por estudiosos austriacos, suizos o alemanes. Debido a ello les prestaremos especial atención, si bien procuraremos incorporar en la medida de lo posible trabajos aparecidos en otros países de Europa y América del Norte. Para más detalle, véase A. Luis (1987a), (1987b), (1987c) y (1987d) en donde puede encontrarse abundante bibliografía.

3. Como el realizado por A. Brougier para Baviera en el año 1902, véase R. Samolewitz (1957, pág. 12, nota n.° 39,  pág, 256); y, también J. Maier (1982b, pág. 164).

4. Consúltese a este respecto R. Samolewitz (1957, pág. 13, nota n.° 41, págs. 256), K. Kulinat-A. Steinecke (1984, págs. 6)

5. Pese a sus fuertes diferencias con O. Schlüter, reflejadas en múltiples polémicas, también A. Hettner se interesaba por lo social en función de su relación con la naturaleza.

6. En relación con esta cuestión para el caso alemán y para el norteamericano, véase A. Luis (1983, págs. 22-28)

7. A. Hettner resaltaba también la nueva significación que adquirían los tradicionales balnearios. El trabajo de K. Hassert (1866-1947) lo hemos consultado en R. Samolewitz (1957, 12-13; nota n.° 40, pág. 256).

8. Cita según la reproducción parcial en B. Hofmeister-A.Steinecke (1984, págs. 291-299).

9. R. Samolewitz (1957, pág. 16) criticaba a H. Poser por no haber considerado en su obra de 1939, a la que luego nos referiremos, las ideas de Sputz..

10. Consúltese R. Samolewitz (1957, pág. 16; nota 66, págs. 257).

11. Idea ya expuesta por este mismo autor en un trabajo de 1928, tal y como lo indica P. Bernecker (1964) en la recopilación realizada por B. Hofmeister y A. Steinecke (1984, pág. 45). La cita que hemos introducido en nuestro texto procede de R. Samolewitz (1957, pág. 19; nota n° 84, pág. 258). El trabajo de G. Wegener ha sido reproducido parcialmente en el volumen al que acabamos de hacer mención, págs. 106-114, sucediendo lo mismo con el publicado por A. Grünthal en 1934, véanse las págs. 125-137.

12. A este manual de Glücksmann hemos llegado gracias a la tesis doctoral de R. Samolewitz (1957, pág. 20; nota nº 97, pág. 259).

13. Véase F.J. Kemper (1979, pág. 5) y, sobre todo, K. Kulinat y A. Steinecke (1984, págs. 9 y 11). Parcialmente, H. Poser (1939a) y (1939b), el trabajo de este clásico ha sido reproducido en B. Hofmeister y A. Steinecke (1984, págs. 36-41 y 138-155). Las ideas recogidas en H. Poser (1939b) proceden también de su tesis doctoral, aunque fueron expuestas en forma de conferencia en el año 1938 y publicadas en un artículo al que ya hemos hecho mención.

14. En una nota a pie de página, H. Poser (1939a, págs. 40-41), se hace una analogía entre el concepto de «paisaje turístico» y los de paisaje agrario e industrial (Industrielandschaft y Agrarlandschaft), reduciéndolo exclusivamente a sus aspectos sensorialmente perceptibles.

15. El carácter económico de las conexiones que se producían entre los espacios emisores y los receptores de turistas está claramente expuesto en H. Poser (1939b, pág. 146), que es de donde citamos, remitiéndose a pie de página a dos prestigiosos especialistas: Th. Kraus y H. Schrepfer. De las múltiples contraposiciones existentes entre las dos zonas, H. Poser, como es lógico, se refiere a las paisajísticas. El área de atracción de un lugar turístico, es decir, la zona de donde proceden sus visitantes, se denomina también a veces campo de influencia o Einzugsbereich, consúltese K. Kulinat y A. Steinecke (1984, pág. 99).

16. En lo que se refiere a lo expuesto en este último párrafo, consúltese R. Samolewitz (1957, págs. 22, 24-25 y 23; notas n.° 119, 133 y 134-140, págs. 261-262 y 251, 277 y 316). La cita es de la pág. 14 de la obra de E. Winkler. Al trabajo de R. Hahn hemos llegado a través de R. Samolewitz (1960a, pág. 36).

17. Al que se presentaron 21 comunicaciones y a cuyo contenido hemos llegado a través del resumen que presentó A. Perpillou (1966, pág. 341, nota n.° 1) sobre los problemas del análisis geográfico del turismo.

18. Entre otros como R. Rochefort, R. E. Dickinson, etc. cuya obra puede consultarse en trabajos clásicos de P. Clava) o en la reciente contribución de H. Capel (1987, págs. 67-82). Nuestro punto de vista se expuso en A. Luis (1984, págs. 14 y ss.).

19. Por otro lado, no hay que olvidar las importantes relaciones que W. Hartke tuvo con colegas franceses debido a las investigaciones que realizó sobre su país.

20. Sobre este  asunto, véanse en castellano los números 21 y 22 de la revista Geo-Crítica, K. Ruppert y F. Schaffer (1979, pág. 13) y E. Wirth (1979, pág. 20).

21. Una cuestión polémica es la plasmación que se hace a otros idiomas de conceptos germanos. Por lo general, Geographie der Freizeit se traduce al inglés como Geography of Leisure y al francés como Géographie des Loisirs, si bien algunas veces se vierte a esta última lengua el término globalizador Geographie des Freizeitverhaltens también como Géographie des Loisirs, a pesar de la importante diferencia existente entre los conceptos alemanes. Otros estudiosos equiparan recreation a Erholung y Geographie der Erholung a Recreation(nal) Geography o Geography of Recreation, sin tener presente el aspecto restrictivo que introducen, pues, en nuestra opinión, el substantivo Erholung sesga la consideración de actividades hacia un entendimiento de las mismas supeditado en exceso hacia la mera regeneración de las fuerzas gastadas en la esfera laboral. Fremdenverkehrsgeographie aparece como Geography of Tourism y Géographie du Tourisme. Por ello, y junto al término castellano, adjuntamos siempre el original. Para más detalle, véase A. Luís (1987c).

22. Véase el libro de R.J. Johnston (1983) o, en España, y entre otras que pudieran citarse, las investigaciones de R. Grau, H. Capel y J.R. Álvarez.

23. W. Christaller (1955b, 1963b, 1966 y 1969). La aportación pionera de 1955a ha sido recogida parcialmente en las recopilaciones preparadas por E. Otremba-U. Auf der Heide (1975) y B. Hofmeister y A. Steinecke (1984). Al último estudio christalleriano, dedicado al análisis de las necesidades recreativas futuras en el estado alemán de Schlesswig-Holstein, hemos llegado gracias a la obra de A. Steinecke (1981, pág. 505).

24. Pues no podían establecerse leyes tan precisas como las que explicaban la distribución de los lugares centrales, W. Christaller (1955a, pág. 6).

25. La investigación de Geigant apareció en 1962. Citaremos siempre de la reimpresión.

26. F. Geigant (1973, pág. 14) lamentaba que fuera dejada de lado por parte de la escuela berlinesa capitaneada por R. Glücksmann, debido al enfoque globalizador que dieron al estudio del turismo y la fuerte dimensión espacial existente en las investigaciones científico-sociales europeas hasta el primer cuarto de nuestro siglo.

27. Obras, estas dos últimas, que nosotros conocemos solamente de modo indirecto a través de los estados de la cuestión ofrecidos respectivamente por F. J. Kemper (1979) y F. Cribier (1971, nota n.° 54, pág. 664). Sobre todo ello, véase A. Luis (1987c).

28. El librito editado en Berna en el año 1966 lo detectamos a través de A. Steinecke (1981, pág. 9). El artículo de 1967 es una versión alemana. También por esa época, el sueco S. Helmfried (1968) analizaba la significación espacial de la movilidad que caracterizaba a las sociedades industriales modernas.

29. Sobre este asunto, véase en castellano J. Gutiérrez (1981 y 1983).

30. A la hora de realizar dicha afirmación, este autor se apoya en R. Hartshorne. Más adelante (págs. 7-8) hace notar la inexistencia de una unidad metodológica en la geografía del turismo estadounidense, así como la imposibilidad de usar los métodos de investigación para delimitar su campo específico.

31. Realizados por J.A. Patmore (1970), P. Lavery (1971), I. Cosgrove-R. Jackson (1972), J.T. Coopock-B.S. Duffield (1975), D. Mercer (1980), D.G. Pearce (1987). Una valoración de algunos de ellos fue hecha por J. T. Copcok (1980, pág. 284) y, sobre todo –dentro de una propuesta muy interesante para el estudio del leisure y de la recreation–, P. L. Owens (1984, págs. 157 y 174-175).

32. Extraídos por P. Gould (1985, págs. 22-34) a partir de un vaciado de 21 revistas profesionales anglosajonas, expresan claramente la fuerza del enfoque neopositivista en los países de habla inglesa.

33. Sobre la demanda, véase el libro editado por P. Lavery (1971, pág. 23); y con ligeras variaciones en las denominaciones, J.A. Patmore (1983, págs. 142). En relación con la capacidad de carga, J.A. Patmore (1978), pág. 142; 1983, págs. 211-233) y J.O.J. Lundgren (1984, págs. 18 y 21-23), Pearce (1981), J.A. Patmore (1983), S.J.L. Smith (1983) y D.G. Pearce (1987). Al hilo de nuestro discurso, volveremos brevemente sobre esta cuestión.

34. Dentro de una tendencia creciente en el ámbito de habla inglesa a aceptar la importancia de esta dimensión temporal, la obra de J.M. Miossec ha tenido una gran difusión. Véanse, por ejemplo, las aportaciones de D.G. Pearce (1979, 1981 y 1987). Dicho autor diferenciaba (1977b) entre tres tipos de imágenes turísticas: la global, la tradicional y la nueva. Estos aspectos estructurales -si bien con un fuerte énfasis en la oferta- han estado presentes en la geografía soviética, consúltese V. S. Preobrazenskiy-Y. A. Antipova (1971, pág. 224); y en la germano-oriental, recapitulaciones recientes como la de B. Benthien (1984) o artículos más antiguos referidos al equipamiento de las zonas recreacionales (Erholungsgebiete) como el de G. Wagner (1966), a los problemas que plantea la reproducción territorial de la fuerza de trabajo, firmado por A. Zimm-H. Rumpf-J. Lange (1971), y a la valoración de las posibilidades de recreo (Erholungsmóglichkeiten) que ofrecía un paisaje determinado, R. Schöneich (1972).

35. Uno de los pioneros en este campo fue el australiano D.C. Mercer, que ha firmado trabajos aparecidos en el Journal of Leisure Research y en el Zeitschrift für Fremdenverkehr. Además, muy tempranamente realizó una recapitulación sobre el papel desempeñado por la percepción en la recreación al aire libre (Outdoor Recreation) recogida en el manual editado por P. Lavery, consúltese D.C. Mercer (1971 y 1971a).

36. Para el caso español, véase J. Gutiérrez (1981, págs. 6-8).

37. Conviene no dejar de lado que, por otras razones, ha sucedido algo parecido en países en los que, como por ejemplo España o Francia, han pervivido con gran fuerza las aproximaciones clásicas fisonómicas o genético-funcionales.

38. El trabajo de 1984 se escribió originariamente en 1982, y ha sido recogido en B. Hofmeister-A. Steinecke (1984, págs. 264-278). Junto a ello habría que tener también presente el manual escrito con K. Kulinat y al que ya nos hemos referido varias veces.

39. Cuestión esta que conviene no olvidar ya que la crítica a este positivismo social o empirismo descriptivo se hace a autores que se sitúan en posiciones distintas, en lo que se refiere a los supuestos que guían sus análisis en el ámbito de la geografía del ocio.

40. Desde el punto de vista de las ciencias sociales, es interesante el trabajo de S. Aronowitz (1982) en el que se realizaron una serie de reflexiones respecto a las implicaciones que poseían las diversas teorizaciones que se habían hecho sobre el leisure (agradecemos a Rafael Giménez i Capdevila el habernos proporcionado desde París dicho artículo). Por otro lado, conviene no olvidar que la crítica germana a la corriente «muniquesa» no partía de similares presupuestos ideológicos ni científicos.

41. Consúltese el volumen editado por P. Schnell y P. Weber (1980) en el que se recogen las comunicaciones presentadas a una reunión de la correspondiente comisión de la U. G. I:, cuyo título es Aglomeración y espacio de ocio (Agglomeration und Freizeitraum).

42. Sobre esta cuestión, véase J. Matznetter (1976), Z.T. Mieczhkowsky (1979), J. Matznetter (1980), J.T. Coppock (1982) y B. Benthien (1984).



BIBLIOGRAFÍA

ALDSKOGIUS, H.: Recreational day trip patterns in urban regions. Some Thoughts on the Relationship between Information and Activity Space, en MATZNETTER (Ed.), 1974, págs. 137-56.

ALVAREZ, J.R.: La filosofía de los geógrafos, «Contextos», n. 1/2, León, 1983, págs. 135-144.

ARONOWITZ, S.: On the theorisation of leisure, en FORREST, R. y WILLIAMS, P.: Urban political economy and social theory, Farnborough, Gower, 1982, págs. 144-159.

BARBAZA, I.: Trois types d'intervention du tourisme dans l'organisation de 1'espace littoral, «Annales de Géographie», LXXIX, n.° 434, Juillet-Aoút 1970, págs. 446-469.

BARBIER, B.: Vars, Une Grande Station des Alpes du Sud, «Revue de Géographie Alpine», 56 (1), 1968, págs. 265-289.

BARBIER, B.: Editorial, «Geojournal», 9.1., 1984, pág. 4.

BENTHIEN, B.: Recreational Geography in the German Democratic Republic, «GeoJournal», 9.1. 1984, págs. 59-63.

BERNECKER, P.: Geographie and Fremdenverkehr, en: Beitrage zur Raumforschung. Festschrift zum 60. Geburstag von Hans Bobek. Schriftenreihe der Oesterreichische Gesellschaft zur Forderung von Landesforschung and Landesplannung, 2. Wien, 1964, págs. 65-69.

BOYER, M.: La Géographie des Vacances des Frangais, «Révue de Géographie Alpine», 50 (2), 1962, págs. 485-518.

CAPEL, H.: Geografía humana y ciencias sociales. Una perspectiva histórica. Barcelona, Montesinos Editor, 1987, 139 págs.

CARLSON, A.S.: Recreation Industry of New Hamsphire, «Economic Geography», 14, 1938, págs. 255-270.

COOPER, C.E.: Tourism, «Journal of Geography», 46, 1947, págs. 115-120.

COPPOCK, J.T.: The Geography of Leisure and Recreation, en: Geography yesterday and tomorrow. Oxford, Oxford University Press, 1980, págs. 263-279. Existe traducción castellana en Fondo de Cultura Económica, México.

COPPOCK, J.T.: Geographical contributions to the study of leisure, «Leisure Studies», vol. 1, n.°1, 1982, págs. 1-27.

COOPOCK, J.T. y DUFFIELD, B.S.: Recreation in the countryside:a spatial analysis. London-New York, Macmillan-St. Martin's Press, 1975.

COSGROVE, I. y JACKSON, R.: The Geography of Recreation and Leisure. London, Hutchinson, 1972, 162 págs.

CRIBIER, F.: L'evolution des comportements de vacances des francais et la geographie du tourisme, «Travaux de I'Institut de Geographie de Reims», n.° 13-14, 1973, págs. 7-15.

CRISLER, R.M. y HUNT, M.S.: Recreation Regions in Missouri, «Journal of Geography», 51 (1), 1952, págs. 30-39.

CHABOT, G.: La géographie davant la révolution touristique, «Terra», 81 (3), 1969, págs. 122-125.

CHABOT, G. y PINGAUD, M.C.: La géographie de la récréation, en: CR, Cong. Int. de Géorg., Rio de Janeiro, 3, 1953, págs. 141-145.

CHRISTALLER, W. (1933): Die zentralen Orte in Süddeutschland. Eine okonomisch-geographische Undersuchung über die Gesetzmássigkeit der Verbreitung and Entwicklung der Siedlungen mit st dtischen Funktionen. Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1968, 331 págs.

CHRISTALLER, W.: Beitráge zu einer Geographie des Fremdenverkehrs. «Erdkunde», IX (1), 1955a, págs. 1-9.

CHRISTALLER, W.: Der Zug zur Peripherie. Bemerkungen zur Geographie des Fremdenverkehrs, «Frankfurter Allgemeine Zeitung» 7.4., 1955b.

CHRISTALLER, W.: Some considerations of tourism location in Europa: The peripheral regions-underdeveloped countries recreation areas, «Papers of the Regional Science Association», 12, 1963 a, págs. 95-105.

CHRISTALLER, W.: Wandlungen des Fremdenverkehrs an der Bergsstrasse im Oederwald and Neckartal, ,Geographische Rundschau», 15 Jg. 1936 b, págs. 216-222.

CHRISTALLER, W.: Geographie des Fremdenverkehrs in Europa, 35. Deutcher Geographentag Bochum (junio 1965), en: Tagungsbericht and wissenschaftliche Abhandlungen. Wiesbaden, F. Steiner, 1966, págs. 422-432.

CHRISTALLER, W.: Der künftige Bedarf an Erholungsfláche und seine Deckung. Dargestellt am Beispiel des Landes Schlesswig-Holstein. Hannover, Akademie für Raumforschung and Landesplannung, 1969, 105 págs.

DEASY, G.F.: The Tourist Industry in a North Woods County, «Economic Geography», 25 (2), 1949, págs. 240-259.

DEASY, G.F. y GRIESS, P. R.: Impact of a Tourist Facility on its Hinterland, «Annals of the Association of American Geographers» 56 (2), 1966, 290-296.

DEFERT, P.: Les fundaments géographiques du tourisme, «Revue La evolución internacional de la geografía del ocio du Tourisme» 7 (4), Bern, 1952, págs. 126-132.

DEFERT, P.: Du nombre au modéle le processus d'une géographie touristique volontaire, «Zeitschrift für Fremdenverkehr» 16 (1), Bern, 1961, págs. 2-7.

DEFERT, P.: La localisation touristique: Problemes theoriques et practiques. Berna, Gurten, 1966, 140 págs.

DEFERT, P.: Der touristische Standort. Theoretische and praktische Probleme, «Zeitschrift für Fremdenverkehr» 22 (3), 1967, págs. 99-108.

DELLA VALLE, C.: Geografía del turismo, «Mem. Soc. Geog. Ital.» 26, 1964, págs. 413-422.

EGGELING, V. Th.: Freizeit and Massentourismus. Stuttgart, Metzler, 1981, 140 págs.

EGGELING, V. Th.: Freizeit, en JANDER, L.; SCHRAMKE, W. y WENZEL, H-J. (Eds.): Metzler Handbuch für den Geographieunterricht. Ein Leitfaden für Praxis and Ausbildung. Stuttgart, Metzler, 1982, págs. 81-91.

GEIGANT, F. (1962): Die Standorte des Fremdenverkehrs. Eine soziökonomische Studie über die Bedingungen and Formen der raümlichen Entfaltung des Frendenverkehrs. Muenchen, Deutches Wirtschaftswissenschaftliches Institut fuer Fremdenverkehr an der Universitaet Muenchen, 1973, 237 págs.

GILBERT, E. W.: The Growth of Inland and Seaside Resorts in England, «Scottish Geographical Magazine» 55, 1939, págs. 16-35.

GILBERT, E.W.: The Growth of Brighton, «Geographical Journal», 114, 1949, págs. 30-52.

GLUECKSMANN, R.: Allegemeine Fremdenverkehrslehre. Bern, Staempfill, 1935, 149 págs.

GORMSEN, E.: The spatio-temporal development of international tourism: Attempt at a centre-periphery model, en La consomation d'espace par les tourisme et sa preservation. Actes du colloque d 'Aix-en-Provence (sept. 1981). Aix-en-Provence, Centre de Hautes Etudes Touristiques, 1981, págs. 150-169.

GORMSEN, E.: Tourismus in der Dritten Welt: Historische Entwicklung, Diskussionsstand, sozialgeographische Differenzierung, «Geographische Rundschau 35 (2), 1983, págs. 608-617.

GOULD, P.: The Geographer at Work. London, Routledge & Kegan Paul, 1985, 351 págs.

GROOTE, P.: The concept of the geography of tourism, «Revue du Tourisme» 3, 1983, págs. 2-9.

GRUENTHAL, A.: Geographie des Fremdenverkehrs. Aufgabe-Methode-System, «Der Hotelbetrieb» 61 Jg. (2), Koeln, 1929, págs. 93-95.

GRUENTHAL, A.: Probleme der Fremdenverkehrsgeographie. Die Fremdenverkehrskarte als Mittel der Marktanalyse. Die geographische Bedingtheít des Fremdenverkehrs. Berlin, Selbstverlag, 1934, 112 págs.

GUTIÉRREZ PUEBLA, J.: Fundamentos teóricos y metodológicos de los análisis sobre el comportamiento espacial de la población en su realización diaria de actividades, «Geographica», año XXX, 1981, págs. 5-12.

GUTIÉRREZ PUEBLA, J.: El análisis del comportamiento espacial como instrumento para el estudio del funcionamiento interno de la ciudad y de la valoración del espacio por parte de grupos de la población, en Vil Coloquio de Geografía (Pamplona, sept.-oct. 1981), vol. II. Pamplona, 1983, págs. 391-393.

HAHN, H.: Die Erholungsgebiete der Bundesrepublik: Erlauterungen zu einer Karte der Fremdenverkehrsorte in der deutschen Bundesrepublik. Bonn, Duemmler, 1958, 82 págs.

HASSERT, K.: Die Stadte geographisch betrachtet. Leipzig, 1907.

HELMEFRIED, S.: Zur Geographie einer mobilen Gesellschaft. Gedanken zur Entwicklung in Schweden, «Geographische Rundschau», 20 Jg., 1968, págs. 445-451.

HERBIN, J.: L'insertion du Tourisme dans la Haute Montagne: l'exemple de Tux dans les Alpes du Zillertal, «Révue de Géographie Alpine» 57 (4), 1969, págs. 665-705.

HETTNER, A.: Die wirtschaftlichen Typen der Ansiedlungen, «Geographische Zeitschrift» 8 Jg., 1902, págs. 92-100.

HOFMEISTER, B. y STEINECKE, A. (Eds.): Geographie des Freizeit-und des Fremdenverkehrs. Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgeselischaft, 1984, 402 págs.

HUELSDUENKER, J.: Ueberlegungen zur theroretischen und methodologischen Voraussetzungen in der sozialgeographischen (Freizeit-Forschung). Karlsruhe, Geographisches Institut der Universitaet, 1982, 31 págs.

HYDE, W.W.: The Development of the Appreciation of Mountain Scenery in Modern Times, «The Geographical Review», vol. III (2), 1917, págs. 107-118.

JACOB, G.: Modell zur, regionalen Geographie des Fremdenverkehrs, «Geographische Berichte», 46 (1), 1968 a, págs 51-57.

JACOB, G.: Der gegenwártige Stand und die Aufgaben der Geographie des Fremedenverkehrs, en JACOB, G. (Ed): Probleme der Geographie des Fremdenverkehrs der Deutschen Demokratischen Republik und anderer Staaten. Leipzg, s. ed., 1968b, págs. 17-32.

JOHNSTON, R.J.: Philosophy and Human Geography. An Introduction to Contemporary Approaches. London, E. Arnold, 1983, 152 págs.

JONES, S.B.: Mining Tourist Towns in the Canadian Rockies, «Economic Geography» 9, 1933, págs. 368-378.

JUELG, F.: Praktische Hinweise für wissenschaftliche Arbeiten in der Fremdenverkehrsgeographie, en BAUMGARTNER, H. et al. (Eds.): Festschrift Leopold G. Scheidl zum 60. Geburstag, Teil I. Wien, Berger, 1965; págs. 56-67.

JURCZEK, P.: Freizeit, Fremdenverkehr und Naherholung, «Praxis Geographie», 11 (2), 1981, págs. 45-49.

KAMINSKE, V.: Zur systematischen Stellung einer Geographie des Freizeitverhaltens, «Geographische Zeitschrift», 69 Jg. (3), 1981, págs. 217-223.

KEMPER, F.J.: Probleme der Geographie der Freizeit. Ein Literaturbericht über raumorientierte Arbeiten aus den Bereichen Freizeit, Erholung und Fremdenverkehr. Bonn, Duemmerls Verlag, 1979, 149 págs.

KIRBY, A.: Leisure as commodity. the role of the state in leisure provision, «Progress in Human Geography», vol. 9 (1), 1985, págs. 64-84.

KIRBY, A.M. y ELDRED, J.E.: Leisure provision in theory and practice. Reading, University of Reading, 1983 (mimeografiado).

KNIRSCH, R.: Fremdenverkehrsgeographie oder Geographie des Freizeitverhaltens, oder?, «Zeitschrift fuer Wirtschaftsgeographie», H. 8, 1976, págs. 248-249.

KOHL, J.G.: Der Verkehr und die Ansiedlungen der Menschen in ihrer Abhángigkeit von die Ansiedlungen der Menschen in ihrer Abhángigkeit von der Gestaltung der Erdoberfláche. DresdenLeipzig, in der Arnoldischen Buchhandlung, 1841, 602 págs.

KULINAT, K. y STEINECKE, A.: Geographie des Freizeit und Fremdenverkehrs. Darmstad, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1986, 264 págs.

LAVERY, P. (Ed.): Recreational Geography. London, David & Charles, 1971, 335 págs.

LICHTENBERGER, E. (1976): Der Massentourismus als dynamisches System: das Österreichische Beispiel, en HOFMEISTERSTEINECKE (1984, págs. 345-372).

LICHTENBERGER, E.: Die Sukzession von der Agrar zur FreizeitgeIlschaft in den Hochgebirgen Europas, en HAIMAYER, P.; MEUSBURGER, P. y PENZ, H. (Eds): Fragen geographischer Forschung. Innsbruck, Geographisches Institut der Universitaet, 1979, págs. 401-436.

LICHTENBERGER, E.: Geography of Tourism and the Leisure Society in Austria, «GeoJournal», 9 (1), 1984. págs. 41-46.

LUIS GÓMEZ, A.: La geografía humana, ¿de ciencia de los lugares a ciencia social?, «Geocrítica», n.° 48, Barcelona, noviembre, 1983, 51 págs.

LUIS GÓMEZ, A.: Geografía social y geografía del paisaje, «Geocrítica», n.° 49, Barcelona, enero, 1984, 34 págs.

LUIS GÓMEZ, A.: Aproximación histórica al estudio de la geografía del ocio. Guía instroductoria, Barcelona, Anthropos, 1988, (en prensa).

LUIS GÓMEZ, A.: Aproximación a la geografía internacional del ocio: las recopilaciones bibliográficas, «Documents d'Análisi Geográfica» nº 11, Bellaterra (Barcelona), 1987a, en prensa.

LUIS GÓMEZ, A.: Aproximación bibliográfica a la geografía internacional del ocio: estado de la cuestión y números monográficos de revistas, «Anales de Geografía de la Universidad Complutense», 1987b, en prensa.

LUIS GÓMEZ A.: De la Geografía del Turismo al estudio de las actividades de ocio. Algunos problemas conceptuales, «Estudios Turísticos», Madrid, 1987c (en prensa).

LUIS GÓMEZ, A.: Las definiciones del turismo y de la recreación: una vieja polémica. Santander, 1987d, 25 págs. (mecanografiado).

LUIS GÓMEZ, A,: Geografía española, paisaje y análisis de las actividades de ocio. Santander, 1987e, 52 págs. (mecanografiado).

LUNDGREN, J.O.J.: Geographic Concepts and the Development of Tourism Research in Canada, «GeoJournal», vol. 9 (1), 1984, págs. 17-25.

McMURRY, K.C.: The Use of Land for Recreation, «Annals of the Association of American Geographers 20, 1930, págs, 7-20.

MAIER, J.: Zur Entwicklung der Sozialgeographie, en HAGEL, J. et al.: Sozial- and Wirtschaftsgeographie, vol. 2. Muenchen, Paul List Verlag, 1982, págs. 11-38.

MAIER, J.: Geographie der Freizeitstandorte und des Freizeitverhaltens, en HAGEL, J. et al: Sozial and Wirtschaftsgeographie, vol. 2. Muenchen, Paul List Verlag, 1982b, págs. 160-276.

MAIER, J. et. al.: Sozialgeographie. Braunschweig, Westermann, 1977, 187 págs. Existe una reciente versión española editada por Rialp.

MARION, J. y LOUP, J.: Cent Ans de Tourisme Alpin: Le Centenaire de Davos, «Révue de Géographie Alpine», 53 (3), 1965, págs. 423-435.

MATZNETTER, J.: Differenzen in der Auffassung des Tourismus und der Erholung, en Deutscher Geographentag (Innsbruck, Mai 1975). Wiesbaden, Steiner Verlag, 1976, págs. 661-672.

MATZNETTER, J. (Ed.): Alpinismus and Tourismus (Fremdenverkehr). Frankfurt a/M., Geographisches Institut der Universitaet, 1982, págs. 3-31 (Se recogen en este volumen las comunicaciones de la reunión celebrada por la IGU en la localidad japonesa de Karuizawa dos años antes).

MERCER, D.C.: The Geography of Leisure-A Contemporary Growth Point, «Geographyo, 55, 1970, págs. 261-273.

MERCER, D.C.: Perception in outdoor recreation, en LAVERY (1971, págs. 51-69).

MERCER, D.C.: The Role of Perception in the Recreation Experience, «Journal of Leisure Research» 3. 1971a, págs. 261-276.

MERCER, D.C.: In Pursuit of Leisure. Hong Kong, Sorret Publishing, 1980, 104 págs.

MERLINI, G.: Problemi geografiche del turismo in Italia, «Bolletino della Societa Geografica Italiana», vol. 4 (1-3), 1968, págs. 1-30.

MIECZKOWSKY, Z.T.: The place of geography of tourism and recreation in the system of geography and in the field of leisure research, en SINNHUBER, K. y JUELG, F. (Eds): Studies in the Geography of Tourism and Recreation, vol. 1. Wien, Geographisches Institut der Universitaet, 1978, págs. 87-94.

MIEGE, J.: La Vie Touristique en Savoie, «Revue de Géographie Alpine» 23, 1933, págs. 749-817.

MIEGE, J.: La Vie Touristique en Savoie, «Revue de Geographie Alpine» 24, 1934, págs. 5-213.

MILLIET, E. W.: Die schweizeriche Landschaft als Grundlage der Fremdenindustrie, «Zeitschrift fuer schweizerische Statistik and Volkwirtschaft», 59, Bern, 1923, págs, 5-30.

MIOSSEC, J.M. L'espace touristique africain, essai methodologique, communication au seminarie Tourisme, developpment et environnement en Afrique (Tunis, decembre 1974). Aix-enProvence, Cahiers du Tourisme, 1975.

MIOSSEC, J.M.: Elements pour une theorie de l'espace touristique. Communication au seminaire de Geographie Fundamentale de P. Claval. Paris, 1976, 37 págs.

MIOSSEC, J.M.: Un modele de I'espace touristique, «L'Espace Geographique 6 (1), 1977a, págs. 41-48.

MIOSSEC, J.M.: L'image touristique comme introduction á la géographie du tourisme, «Annales de Geographie», n.° 473, 1977b, págs. 55-70.

MITCHELL, L.S.: Recreational geography: evolution and research needs, «The Professional Geographer», XXI (2), march. 1969, pegs. 117-119.

MITCHELL, L.S.: Tourism Research in the United States: A Geographic Perspective, «GeoJournal», 9 (1), 1984, págs. 5-15.

MONHEIM, R.: Fremdenverkehrsgeographie oder Geographie des Freizeitverhaltens?, «Geographische Rundschau», 27, (12), 1975, pegs. 519-521.

MONHEIM, R.: Die Stadt als Fremdenverkehrs und Freizeitraum, en Freizeitverhalten in verchiedenen Raumkategorien. Trier, Geographisches Institut der Universitaet, 1979, pegs. 7-43.

MUELLER-WILLE, W.: Westfalen. Landschaftliche Ordnung und Bindung eines Landes. Muenster, 1952.

NEWIG, J.: Fragen zur Bildung von Begriffen und ihrer Verwendung, «Geographische Rundschau», 27 (12), 1975, pags. 518-519.

NEWIG, J.: Vorschläge zur Terminologie der Fremdenverkehrsgeographie, en Geographisches Taschenbuch and Jahrweiser für Landeskunde. Wiesbaden, Steiner, 1975-1976, pegs. 260-271.

NICE, B.: Geografia e studi turistici, «Rivista Geografica Italiana», 72 (3), 1965, pegs. 249-267.

OESTREICH, H.: Anmerkungen zu einer Geographie des Freizeitverhaltens, «Geographische Rundschau», 29, (3), 1977, pegs. 80-83.

OTREMBA, E. y AUF DER HEIDE, U. (Eds.): Handels und Verkehrsgeographie. Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1975.

OWENS, P.L: Rural leisure and recreation research: a retrospective evaluation, «Progress in Human Geography», vol. 8 (2), 1984), pegs. 157-188.

PATMORE, J.A.: Land and leisure in England and Wales. London, David & Charles, 1970.

PATMORE, J.A.: Recreation and leisure, «Progress in Human Geography», 1, 1977, pegs. 111-117.

PATMORE, J.A.: Recreation and leisure, «Progress in Human Geography», 2, 1978, pegs. 141-147.

PATMORE, J.A.: Recreation and leisure, «Progress in Human Geography», 3, 1979, pegs. 126-132.

PATMORE, J.A.: Recreation and Resources. Leisure patterns and leisure places. Oxford, Basil Blackwell, 1983, 280 pegs.

PEARCE, D.G.: Towards a geography of tourism, «Annals of Tourism Research», vols. 6 (3), 1979, pegs. 245-272.

PEARCE, D.G.: Tourist development. London-New York, Longman, 1981, 112 págs.

PEARCE, D.G.: Tourism today. A geographical analysis. London, Longman, 1987, 229 págs.

PERPILLOU, A.: Quelques études récentes sur les problemes géographiques de tourisme, «Annales de Géographie», 75, 1966, págs. 341-345.

POETKE, M.A.: Zum Begriff einer allgemeinen Geographie des Freizeit und Fremdenverkehrs, «Zeitschrift fuer Wirtschaftsgeographie», 22, 1978, págs. 42-46.

POSER, H.: Geographische Studien über den Fremdenverkehr im Risengebirge: Ein,Beitrag zur geographischen Betrachtung des Fremdenverkehrs. Goettingen, Vandenhoeck & Ruprecht, 1939a, 173 págs.

POSER, H.: Die fremdenverkehrsgeographische Beziehungen des norddeutschen Tleflands zum Riesengebirgen, ihre Grundlagen und Auswirkungen, en Deutsche Geographische Blaetter, t. 42, 1939b, págs. 177-189.

PREAU, P.: Essai d'une typologie de stations de sports d'hiver dans les Alpes du Nord, «Révue de Géographie Alpine», 58-(1), 1968, págs. 127-140.

PREOBRAZHENSKIY, V.S.; VEDENIN, Yu.A. y STUPINA, A.V.: Anforderungen der Erholung und die Welt, en Recreational Demands and the Environment (Report on the European Conference of IGU). Moskau, Akademie der Wissenschaften der UdSSR, Geogr. Institut, 1971; reproducido en HOFMEISTER STEINECKE (1984, págs. 221-231).

RUPPERT, K.: Das Freizeitverhalten als Grundaseinsfunktion, en WGI-Berichte zur Regionalforschung, H. 6, 1971, págs, 1-4.

RUPPERT, K.: Antwort auf... J. Neuig... R. Monheim und U. Zahn., «Geographische Rundschau», 27 (12), 1975a, págs. 524-525.

RUPPERT, K.: Von der Fremdenverkehrsgeographie zur Geographie des Freizeitverhaltens, en UHLIG, H. y EHLERS, E. (Eds.): 40. Dt. Geographentag (Innsbruck, Mai 1975). Wiesbaden, Steiner, 1977, págs. 588-593.

RUPPERT, K.: Mise au point sur une géographie generale des loisirs, ,L'Espace Géographique», n.° 3, 1978, págs. 187-193.

RUPPERT, K.: Les loisirs non touristiques et leur influence sur I'organisation de 1'espace, «Norois», 120, Poitiers, 1983, págs. 503-510.

RUPPERT, K. y MAIER, J.: Geographie und Fremdenverkehr. Skizze eines fremdenverkehrsgeographischen Konzeptes, en Wissenschaftliche Aspekte des Fremdenverkehrs. Hannover, Adademie fuer Raumforschung und Landesplannung, 1969, págs. 89-101.

RUPPERT, K. y MAIER, J.: Zur Geographie des Freizeitverhaltens. Kallmuenz/Regensburg, 1970, págs. 9-36.

RUPPERT, K. y SCHAFFER, F.: Zur Konzeption der Sozialgeographie, «Geographische Rundschau», 21, 1969, págs. 205-214.

SAMOLEWITZ, R.: Fremdenverkehr und Geographie. On Beitrag zum Fragenkreise der Erfassung des Fremdenverkehrs durch die geographische Wissenschaft, entwickelt anhand einer Betrachtung von Gegebenheiten des Frendenverkehrs in Westphalen. Tesis doctoral inédita, Geographisches Institut der Universitaet Muenster, 1957, 335 págs.,

SCHNELL, P.: Wohnen als Determinante des Freizeitverhaltens am Beispiel des Ruhrgebietes, en SCHNELL, P. y WEBER, P. (Eds.), 1980, págs. 61-71.

SCHNELL, P. y WEBER, P.(Eds.): Agglomeration und Freizeitraum. Vortraege eines Symposiums der Arbeitsgruppe «Geography of Tourism and Recreation,, (IGU/UGI) in Muenster 1979. Padeborn, Ferdinand Schoeningh, 1980, 238 págs.

SCHOENEICH, R.: Untersuchungen zur Bewertung von Erholungsm6glichkeiten in der Schweriner Seenlandschaft, «Geographische Berichte», 64/65 (3-4), 1972, págs. 243-256.

SMITH, S.J.L.: Recreation Geography. London, Longman, 1983, 220 págs.

SPUTZ, K.: Die geographischen Bedingungen und Wirkungen des Fremdenverkehrs in Tirol. Tesis doctoral inédita. Wien, 1919.

STEINECKE, A.: Der Tourismus als Faktor wirtschaftlicher Entwicklung und sozialen Wandels von Regionen untersúcht am Beispiel der Republik lrland, 2 vols. Kiel, Geographisches Institut der Universitaet, 1976, 646 págs.

STEINECKE, A.: Naherholung menschliches Grund (daseins) bedürfnis oder Produkt funktionalistischer Stadtplannung? Thesen zur Notwendigkeit einer problemorientierten geographischen Freizeitforschung, en SCHNELL, P. y WEBER, P. (Eds.), 1980, págs. 21-28.

STEINECKE, A. (Ed.): lnterdisziplinare Bibliographie zur Fremdenverkehrs-und Naherholungsforschung. Beiträge zur allgemeinen Fremdenverkehrs- und Naherholungsforschung. Berlin, lnstitut für Geographie der Technischen Universitat, 1981, 583 págs.

STEINECKE, A. (Ed.): lnterdisziplinare Bibliographie zur allgemeinen Fremdenverkehrs-und Naherholungsforschung. Fortsetzungsband. Berichtszeitraum 1979-1984. Berlin, Institut für Geograp hie der Technischen Universitat, 1984, 428 págs.

THOMPSON, B. (1967): El viaje recreativo: método de análisis y resultado de un estudio piloto, en VAN DOREN-PRIDDLELEWIS (Eds.), 1983, págs. 413-438.

TODT, H.: Ueber die reumliche Ordnung von Reisezielen. Berlin, Duncker'& Humblot, 1965, 227 págs.

ULLMAN, E.L.: Amenities as a factor in regional growth, «The Geographical Review January, 1954, págs. 119-132.

VAN DOREN, C.S.; PRIDLE, G.B. y- LEWIS, J.E. (Eds.) (1974):Suelo y ocio. Madrid, Instituto de Estudios de Administración Local, 1983, 769 págs.

VOIGT, W.: Fremdenverkehr und Wirtschaftsgeographie, «Der Fremdenverkehr», 3 Jg., H. 10, 1951, pág. 4.

WACKERMANN, G.: Les sources de documentation pour une étude géographique des loisirs, «Révue Géographique de I'Est», n. 4,1964, págs. 439-446.

WAGNER, G.: Die Ausstattung der Erholungsgebiete der DDR mit Ferienunterkünften, «Geographische Berichte», 41 (4), 1966, págs. 304-315.

WEGENER, G.: Der Fremdenverkehr in geographischer Betrachtung, en INDUSTRIE UND HANDELSKAMMER. BERLIN (Ed.): Fremdenverkehr. Berlin, 1929, págs. 25-53.

WHITE, P.E.: Recreation y Tourism, en The Dictionary of Human Geography. Oxford, Blackwell Reference,1981, págs. 282-83 y 346-47.

WINKLER, E.: Die Landschaft der Schweiz als Voraussetzung des Fremdenverkehrs (Schweizer Geographie unter touristischen Geschichtspunkten). Zuerich, Arbeiten an den geographischer Institut der Erdgenoessischen Technischen Hochschule. Sonderdruck am «Archiv der Fachkurse ueber Fremdenverkehr», Faszikel 6, 1944.

WIRTH, E.: La geografía social alemana en su concepción teórica y en su relación con la sociología y la «Geographie des Menschen», «Geocrítica», n.° 22, Barcelona, julio, 1979, págs. 7-31.

WOLFE, R.I.: Perspective on Outdoor Recreation. A. Bibliographical Survey, «The Geographical Review», vol. LIV, 1964, págs. 203-238.

WOLFE, R.I.: Recreational Travel: The new Migration, «Canadian Geographer», X (1), 1966, págs. 1-4.

WOLFE, R.I.: The Geography of Outdoor Recreation, en B.C. Georg. Series, 1967, págs. 7-12.

WOLOKOWITSCH, M.: Recherches sur le tourisme, ,Mediterranée», n.° 2, 1963, págs. 67-77.

YOKENO, N.: La localisation de l'industrie touristique: application de I'analyse Thünen-Weber. Aix-en-Provence, 1969, Cahier du Tourisme, n.° 9, 9 págs.

ZIMM, A.; RUMPF, H.; LANGE, J.: Studie zu territorialen Problemen der Reproduktion der Arbeitskraft dargestellt am Beispiel des Wirtschafts- und Lebensgebiete der Haupstadt der DDR, «Wissenschaftliche Zeitschrift der Humboldt Universitat zu Berlin, Math.-Nat. -Reihe», XX (4-5), Berlin, 1971, págs. 781-791.



Volver al principio de la página

Menú principal