Coloquio sobre "El desarrollo urbano de Montréal y Barcelona en la época contemporánea: estudio comparativo" Universidad de Barcelona, 5-7 de mayo de 1997



(Documento de trabajo que no puede ser difundido o publicado sin autorización del autor)  

Planeamiento y crecimiento suburbano en Barcelona: de las extensiones periféricas a la dispersión metropolitana (1897-1997)

 

Francisco Javier Monclús
Universitat Politècnica de Catalunya

 


 La necesidad y la dificultad de las aproximaciones comparativas en la historia urbana internacional es un hecho al que se alude reiteradamente en los distintos foros de debate desde hace ya bastantes años. Si en algunos paises, como los Estados Unidos de América, las Islas Británicas o Francia, existen numerosas y maduras aproximaciones globales en obras individuales o colectivas, en otras áreas, el predominio de los estudios locales todavía es indiscutible. Ese es el caso, según algunos, de Canadá y, por supuesto, en nuestra opinión, también el de la historia urbana española. Aunque hay que decir que, últimamente, el interés por el análisis de los procesos urbanos parece estar ganando terreno sobre el mucho más consolidado de las estríctas biografías urbanas 1.

 Con esta preocupación por analizar los procesos que trascienden los casos particulares, trataré de efectuar una aproximación a un aspecto de la historia urbana de Barcelona -el crecimiento periférico a través de las tentativas de control del mismo- que puede resultar de utilidad en la confrontación con otras ciudades. Se pretende así contribuir al esclarecimiento de los paralelismos y las singularidades del caso barcelonés, dentro del debate sobre los procesos de suburbanización, de gran desarrollo en el ámbito anglosajón, . El caso de Montreal puede servír así de referencia -sin intentar un análisis comparativo sino símplemente como ejemplo que puede ser "mirado de reojo"- dados su semejante tamaño y dinámicas territoriales en el siglo XX, y a pesar de las importantes diferencias entre el contexto económico, social y cultural de las dos ciudades. En efecto, aunque cualquiera puede observar evidentes contrastes en una primera visión del área central de las dos ciudades, existen algunos aspectos en relación al crecimiento suburbano, que permiten hablar de procesos relativamente "convergentes" y, al menos comparables.

 Tomando como punto de partida la monografía de A.Linteau sobre Montreal y diversos trabajos sobre Barcelona, podríamos recordar algún parámetro indicativo de procesos paralelos de crecimiento urbano. En primer lugar, la población de las dos ciudades no es muy diferente: tanto Montreal como Barcelona superan el medio millón de habitantes en torno a la primera década del siglo actual (en 1897, Barcelona y los municipios del Pla: 605.000 hab.; en 1911 Montreal y su "banlieue" contínua: 528.397); en los años 30, las dos ciudades alcanzan el millón de habitantes; en la actualidad, a pesar de la dificultad en la medición de sus respectivas regiones metropolitanas, la población de las mismas resulta perfectamente comparable (alrededor de 3 millones en un área de unos 2.500 km2 en Montreal, 4.2 millones en la Región Metropolitana de Barcelona, de 3.235 km2)2.

 Si nos fijamos en los procesos de ocupación del territorio, la construcción de la ciudad o el crecimiento de las respectivas periferias, por utilizar los términos de la obra referida, las diferencias resultan patentes, pero, sobre todo, en relación a la transformación y apariencia actual de las áreas centrales, mucho menos en las áreas suburbanas. No se trata ahora de forzar los paralelismos pues, por ejemplo, la renovación de la ciudad central, con su perfil de edificaciones en altura alterando la imagen tradicional de la misma, contrasta fuertemente con lo ocurrido en Barcelona, donde las reformas son muchísimo más modestas y tardías. Sin embargo, y esta es la tesis principal que me atrevería a proponer aquí, las formas de la extensión urbana y suburbana presentan aspectos "convergentes". Es decir, que con los desfases correspondientes,el paisaje suburbano más reciente de las dos ciudades resulta cada vez más semejante.

  

1. Suburbios y extensiones periféricas. Las estrategias para el "extrarradio" barcelonés (1897-1940)

Podemos realizar un rápido recorrido sobre las fases principales del crecimiento suburbano y sobre su tratamiento en las sucesivos documentos del planeamiento urbanístico en tres periodos o "ciclos" correspondientes tanto a las dinámicas de construcción urbana como a los intentos de su regulación. No se trata pués de "nuevas aportaciones empíricas" a la historia urbana de Barcelona, sino de una reflexión abierta sobre las lógicas y las formas del crecimiento suburbano, partiendo de una concepción amplia de estos procesos, es decir, como crecimiento inducido por la ciudad central en su territorio periférico3.

 1.1. La historiografía urbana barcelonesa se ha ocupado últimamente en profundidad de los procesos de construcción del Ensanche y, en menor medida, de los primeros procesos de suburbanización. Interesa precisar aquí que utilizamos el término suburbanización en un sentido bastante amplio, no muy distinto al empleado por Linteau en su análisis de los suburbios de Montreal y que se corresponde con el fenómeno de las anexiones de principios de siglo (desde 1883 en Montreal, desde 1897 en Barcelona). El crecimiento de Barcelona induce el crecimiento de suburbios de muy diversa composición social y de funciones diferentes (como parece ser el caso de Montreal). A pesar de lo forzado que siempre pueden resultar las comparaciones, no resulta tan exagerado decir que algo tiene que ver el "Golden Square Mile" con el "Quadrat d´Or" (denominación inventada en Barcelona hace pocos años y que ocupa una extensión similar)4. Si, a finales del siglo XIX, ese sector de Montreal "reune a los ciudadanos más ricos del Canadá", en el área central del Ensanche se disponen las residencias de una parte muy importante de la burguesía catalana (Fig.1)

 En relación al crecimiento de la periferia, tampoco sería extraña a Barcelona la visión aplicada a Montreal, en lo que se refiere a la estructura socioespacial. Si en Montreal existen algunos municipios suburbanos cláramente burgueses (Westmount para las élites anglófonas y Outremont para las francófonas) y otros de caracter industrial y proletario (Maisoneuve), en Barcelona, los contrastes no son menores. Entre Sarriá o Sant Gervasi, que se conforman como las áreas de segunda residencia burguesa y poco a poco vivienda permanente y los de Sants o S.Martí, suburbios industriales por antonomasia de la ciudad, existe una gran diferencia social y funiconal, en los tipos de edificación y en el paisaje urbano. Y en todos ellos, los transportes colectivos (ferrocarril de Sarriá y redes de tranvías) tuvieron un papel destacado, no tanto como "responsables" de la suburbanización, aunque sí como elementos decisivos en la consolidación de dichas periferias, como "soporte de la extensión urbana", tal como afirma Linteau para el caso de Montreal 5.

 Con todos los matices que se quiera, nos encontramos con un proceso de suburbanización que posee numerosos rasgos comunes a muchas ciudades occidentales. Uno de los rasgos más específicos de Barcelona en relación a sus suburbios se deriva, en cambio, de su condición de "plaza fuerte", que impedía todo tipo de urbanización en la corona concéntrica a las murallas de servidumbre militar. Ese hecho fue el responsable de un crecimiento discontínuo que fue reforzado por la extensión de los sistemas de transporte ya en la segunda mitad del siglo XIX. Pero el gran crecimiento de los suburbios barceloneses (como el de otras ciudades españolas) tiene lugar en las primeras décadas del siglo actual. Es en los años 20 y 30 cuando comienzan a proliferar las parcelaciones suburbanas de todo tipo: suburbios proletarios y suburbios burgueses -que ya habían surgido como áreas de segunda residencia- transforman el paisaje de la periferia barcelonesa. Una oleada suburbanizadora que se corresponde con el gran ciclo de la construcción que experimenta Barcelona en ese periodo6.

De nuevo se pueden aventurar algunas consideraciones sobre ciertos paralelismos entre el procesos de crecimiento de las periferias de Barcelona y el de Montreal. Por ejemplo, si a principios de siglo, "la burguesía anglófona del Golden Square Mile prosigue su emigración hacia Westmount, mientras los francófonos se instalan en Outremont" (aunque también hay residencias secundarias), en Barcelona el sector más cualificado socialmente se extiende hacia los suburbios residenciales de Sarrià y Sant Gervasi. Y se puede decir que las dos ciudades permanecen como aglomeraciones bastante concentradas7. Algo parecido ocurre en relación a la diversidad social , morfológica y paisajística de las periferias, si bien en Barcelona predominan fuertemente los suburbios populares a partir de los años 20. La fragmentación del mercado se corresponde con un tipo de promoción igualmente atomizada, especialmente en los municipios periféricos, en los que las parcelaciones suburbanas se suceden de forma totalmente autónoma. La coexistencia de diferentes modelos de crecimiento suburbano y la diversidad de las parcelaciones y tipos edificatorios se corresponde con una gran segmentación del mercado de la vivienda en la periferia barcelonesa8. Un hecho característico de las primeras décadas del siglo y que cambiaría con la segunda gran oleada suburbanizadora que se inicia tras la Guerra civil.

1.2. En cuanto al papel de la planificación urbana en el control del crecimiento suburbano, podría parecer que el caso de Barcelona, con la singularidad del Ensanche de Cerdá, habría jugado con ventaja, en relación a otras ciudades, dadas la inusitada extensión del mismo. Efectivamente, esas características resultan bastante insólitas en relación a cualquier ciudad europea, pero no precísamente en comparación con la mayor parte de las ciudades americanas -del norte y del sur- que habían adoptado el mecanismo de la malla viaria ortogonal y, casi siempre indefinida, como sistema de ordenación global del crecimiento urbano. A pesar de la contundencia del Ensanche, el hecho es que los nuevos crecimientos solo se ajustaron relativamente a las previsiones de Cerdá en los sectores centrales. En términos demográficos, resulta claro que los suburbios del Pla de Barcelona pronto superaron en habitantes al Ensanche barcelonés. Y una simple comprobación cartográfica basta para darse cuenta de que, si se considera el conjunto urbano formado por Barcelona y dichos suburbios, lo que ocurrió fue que la ciudad central indujo -más allá del territorio del Ensanche- un crecimiento discontínuo de caracter suburbano, con unas lógicas espaciales determinadas por la proximidad a los núcleos, las industrias y las infraestructuras existentes: carreteras, caminos, ferrocarriles y tranvías.

Si en Montreal se puede afirmar que, todavía en 1914, "la planificación urbana no está inventada"9, en Barcelona también hubo que esperar bastante tiempo para que el planeamiento moderno tuviera una incidencia efectiva. A pesar de que las brillantes propuestas del arquitecto y urbanista francés Leon Jaussely con el llamado "Proyecto de Enlaces" de 1905-7 pueden inscribirse entre las más avanzadas del urbanismo europeo de su tiempo, lo cierto es que tuvieron que aguardar varias décadas para ir siendo adoptadas en las políticas municipales efectivas. Y algo parecido ocurrió con las propuestas vinculadas al movimiento de la ciudad jardín en Barcelona. Si su importancia desde el punto de vista cultural y teórico está fuera de toda duda, el hecho es que ni las diferentes iniciativas impulsadas por la "Sociedad Cívica La Ciudad Jardín" hasta 1920 (cuando su principal impulsor C. de Montoliu, emigró definitivamente a Norteamérica), ni las que posteriormente protagonizó N.Rubió i Tudurí con sus "tentativas de zonificación" de la "región de Barcelona" (1932), tuvieron una incidencia significativa en el desarrollo urbano de Barcelona10 . En cualquier caso, no hay que ignorar los logros relativos de determinadas actuaciones sectoriales y puntuales. En particular, es en ese periodo cuando comienza la formación de un primer sistema de espacios libres 11, elemento clave en cualquier política de "contención" del crecimiento urbano y suburbano.

 

2. La densificación de la periferia barcelonesa y las estrategias de "descongestión" (1939-1975)

 2.1. En Barcelona, como en las otras grandes ciudades españolas, en los años inmediatamente posteriores a la guerra se produce un crecimiento periférico de caracter básicamente marginal y de baja densidad de ocupación, a excepción de los "polígonos" de vivienda oficiales12. Las autoconstrucciones y las ocupaciones más o menos marginales de los años 40 protagonizan el proceso de formación de las correspondientes periferias. Por el contrario, la gran explosión urbana y suburbana que sucede a la anterior oleada de suburbanización de los años 20 es la que tiene lugar desde finales de los años 50 hasta mediados de los 70 y se caracteriza por haber dado lugar a una considerable densificación de las periferias que ya se habían ido conformando anteriormente. Se trata de un proceso que contrasta con el de otras ciudades occidentales, en particular con las de la órbita anglosajona (y, probablemente con el caso de Montreal), en las que la mayor disponibilidad y la constante extensión de los sistemas de transporte permitía la descentralización progresiva de industrias y viviendas. En este periodo aparece un nuevo paisaje suburbano dominado por los grandes conjuntos de vivienda o polígonos, sean de promoción pública o privada, así como por la densificación espectacular de extensas áreas más o menos ocupadas en la periferia. Además, la proliferación de espacios industriales de nueva creación o como consecuencia de la descentralización y ampliación de actividades existentes en áreas centrales, incide en un aumento de las intensidades de ocupación del suelo periférico (Fig.8 Atlas).

 Sin entrar aquí a describir los procesos de crecimiento del periodo, suficientemente analizados en distintos lugares, baste recordar que la mayor parte de ese crecimiento se localiza en las distintas coronas periféricas. Así, las viviendas construidas en los "polígonos", que entre 1955-1965 se concentran mayoritariamente en el municipio de Barcelona (25.911 frente a 18.205 en la comarca), entre 1965-1972 se localizan preferentemente en la comarca (91.351 frente a 9.767 en Barcelona)13. Para dar una idea del peso relativo de las diferentes formas de ocupación y de construcción del suburbio barcelonés, baste decir que de las 2.500 has ocupadas en el ámbito de los 27 municipios de la "comarca de Barcelona", unas 1.000 corresponderían a "barrios de expansión suburbana", unas 900 has a los polígonos de vivienda y 650 has a urbanizaciones marginales (mientras que el Ensanche propiamente dicho ocupa unas 900 has, la mitad del proyectado por Cerdá)14. Habría que añadir las áreas de segunda residencia, una forma de dispersión suburbana dificil de cuantificar, pues muchas parcelaciones permanecen todavía a medio  

2.2. - Si consideramos ahora los mecanismos utilizados en la gestión de los suburbios de ese periodo, resulta necesario destacar el hecho de que, por vez primera desde el Plan de Enlaces (solo aprobado en una versión reducida en 1917), se dispone de un documento legal de caracter general: el Plan de Ordenación de Barcelona y su zona de influencia (Plan comarcal) de 1953 se parte de unos esquemas bastante homologables a los que presidían el urbanismo más avanzado del momento, con la incorporación del concepto de la "unidad vecinal" como estrategia básica y con un especial énfasis en la idea de la recomposición "orgánica" del nuevo agregado urbano. Unos principios que regían la mayor parte de los planes que entonces se elaboraban en las ciudades europeas, sobre todo en las grandes ciudades afectadas por dinámicas aceleradas de crecimiento que producían la fusión de los distintos núcleos urbanos y suburbanos que rodeaban a la metrópoli. Con todo, en el Plan Comarcal de 1953 se establecía una zonificación bastante exhaustiva (39 zonas), introduciendo algunas relativamente novedosas entonces (con edificabilidades realmente notables). Una estrategia que trataba de controlar las áreas de transición urbano rural sobre la base de una zonificación por densidades ya experimentada en numerosos planes de ciudades europeas desde principios de siglo16. Otro tipo de dispositivo también tradicional en la cultura urbanística se manifiesta en la concepción de los "sistemas de parques y zonas verdes", para delimitar las zonas edificadas y a la vez enlazarlas mediante "cuñas verdes". En el plano de zonificación destaca el papel de estas zonas verdes en la estructuración de la "zona de influencia" de Barcelona concebida como una agregación de núcleos autónomos (Fig.3).

 Evidentemente, se partía de unos supuestos excesívamente ambiciosos en los planteamientos teóricos y poco realistas en las circunstancias económicas, políticas y adminstrativas de esos años y no hay que explicar aquí la incapacidad de los mismos para controlar la invasión indiscriminada de las áreas suburbanas. Es conocido el hecho de la escasa operatividad de este tipo de planes como consecuencia del intenso crecimiento urbano de los años posteriores y de la incapacidad de gestión de las administraciones en un contexto histórico como el de la postguerra. La delimitación de las reservas de suelo y las calificaciones de zonas de residencia "extensiva" sirvieron para legitimar o crear expectativas legales a los procesos especulativos del suelo que se desatan a finales de los años 50. La utilización indiscriminada de los planes parciales como instrumentos de desarrollo y de transgresión del Plan general tuvo como consecuencia, sobre todo, la densificación de las zonas más consolidadas pero, también, la ocupación de nuevos terrenos alterando las previsiones iniciales (Fig.4).

 Así, en el caso de Barcelona, las densidades potenciales de población se multiplican por 1.8, mientras que las zonas libres (parque urbano, rural, agrícola, bosque y parque forestal) se reducen de 2.764 has a 1.569 has, es decir, un 43% en relación a las previstas por el Plan General 17. De todos modos, no hay que olvidar que una de las propuestas que el Plan Comarcal de 1953 concebía como estrategia de descentralización consistía en la definición de los tres cinturones de ronda (esbozados ya por el Plan de Enlaces) que serían incorporados al Plan de la red arterial de Barcelona (elaborado por el MOPU y aprobado en 1962), aunque dicha red solo comenzara a construirse a principios de los años 70. Y que las previsiones de espacios libres en el Plan general habían sido realmente importantes a pesar del mencionado recorte posterior.

 El progresivo énfasis en las estrategias "descongestionadoras" en la siguiente "generación" de planes para las principales ciudades españolas puede ponerse en relación con el paso de un crecimiento predominantemente "horizontal" de la postguerra a los procesos de densificación de los años sesenta y primeros setenta18. En realidad, el intenso crecimiento de los años sesenta también tuvo su componente "horizontal" y desbordó, generalmente, las expectativas del planeamiento de postguerra que, a esas alturas, se mostraría relativamente comedido o centrado en ámbitos excesivamente reducidos dada la entidad de los fenómenos metropolitanos. Este último fue el caso de Barcelona donde el Plan de 1953 consideraba que la población de la ciudad y su "área de influencia" se multiplicaría por dos y medio en el año 2000. En realidad, los 4 millones de habitantes previstos entonces para toda la comarca se corresponderían prácticamente con los alcanzados hoy en la región metropolitana (4.2 en 1991 en un ámbito de 162 municipios y 3.235 km2). El fallo en las previsiones demográficas no fue tanto en las magnitudes globales como en la distribución territorial prevista (se preveían 3.2 millones "máximos" en el municipio de Barcelona, cuando hoy día sobrepasa ligeramente 1.5 millones). Se pensaba pues que la tendencia a la descentralización demográfica todavía tardaría en llegar. Por eso se admitía una densidad media neta (sobre la extensión total de los núcleos urbanos previstos) de 250 habitantes por hectárea19.

 Tales concepciones comenzaron a cambiar a mediados de los años 60. El reconocimiento de esas tendencias a una expansión más descentralizada de lo que se había previsto solo una década antes estaba en la base de la estrategia principal de los planes que se elaboran entrados a partir de entonces y que consistiría en anticipar el eventual nuevo crecimiento, quedando en segundo plano la preocupación por la suerte del territorio circundante, en particular por las áreas agrícolas, a pesar de la consideración de ciertos espacios periurbanos como "rústicos" desde una óptica genéricamente proteccionista. Es en ese contexto que hay que situar documentos como el "Esquema director del área metropolitana de Barcelona" de 1965 en el que se reconsideraban las previsiones del Plan Comarcal de 1953 proponiendo un techo poblacional de 6.5 millones de habitantes para el año 2010 en el nuevo ámbito metropolitano. El Plan Director fue aprobado solo a efectos administrativos internos en 1968 (como "avance de Plan Provincial") aunque tuvo una cierta fuerza "moral" de cara al planeamiento posterior. Las idea clave del Plan era, de nuevo aunque ahora contemplando la escala metropolitana, la "descongestión de Barcelona" (de residencia y de actividades, incluido el terciario) y, también, el control de la dispersión suburbana. Una concepción estratégica que se apoyaba en proyecciones demográficas bastante simplistas y que llevaban a exigir nuevos recursos de suelo para desplazar zonas industriales y residenciales así como para descentralizar el terciario 20. En base al modelo de la "ciudad territorio" -importado directamente de la cultura urbanística italiana- el Esquema director propone la contención de la dispersión suburbana mediante "núcleos coherentes e individualizados, inscritos al máximo en la topografía y paisaje, separados físicamente de 5 a 10 km por espacios verdes equipados para el tiempo libre y por espacios agrícolas en plena producción" 21. Estrategias ya clásicas que, por supuesto, resultarían siempre subordinadas a los procesos del crecimiento urbano "rentable" y que no serían aplicadas coherentemente, aunque en cierto modo iban a servir de referencia para la formulación de las políticas llevadas a cabo en los años posteriores (Fig.6).

Por una serie de motivos relacionados con la singular coyuntura histórica de los últimos años del franquismo en la que se habían ido elaborando los planes de esa generación, su valoración fue bastante crítica siendo rechazados cuando comenzó a comprobarse su inadecuación al nuevo contexto de estancamiento del crecimiento urbano, sin distinguir los elementos positivos del simplismo con el que se realizaron las previsiones demográficas o su errática y frustrada aplicación mediante el planeamiento de desarrollo parcial. La atención prioritaria se desplazó del problema del crecimiento al de la "reconstrucción" de la ciudad consolidada, gravemente afectada por la densificación de los años del boom. Una preocupación que puede parecer lógica dada la magnitud de los problemas generados en la etapa anterior, pero que supuso una reorientación radical respecto a lo que constituía la esencia de los "planes metropolitanos" -las tentativas de control del crecimiento multipolar y discontínuo- y que tuvo como consecuencia fundamental la pérdida de visión de la lógica estructural sobre los procesos de expansión urbana y periurbana. En ese contexto no es de extrañar la fragmentación de los planes metropolitanos en planes de infraestructuras y en los estrictos planes municipales, así como la renucia a plantear alternativas a las ambiciosas propuestas de actuaciones estructurantes vinculadas a visiones más globalizadoras.

 

3. Las nuevas periferias y la contención de la dispersión metropolitana (1975-1997)

3.1. En contra de lo que se pensaba a finales de los años 70, el estancamiento demográfico global de la región metropolitana de Barcelona no se correspondió con un freno a la expansión urbana y suburbana sino, prácticamente, con todo lo contrario. Efectivamente, como en otras grandes ciudades europeas, la región metropolitana de Barcelona experimenta un intenso proceso de suburbanización como consecuencia de la confluencia de distintos factores: crisis de la oferta de viviendas en el área central, incremento generalizado de las rentas familiares, despegue de la motorización individual, demanda de más espacio para vivienda e industria, etc., pero todo ello facilitado por las mejoras en la accesibilidad. Desde finales de los años 70 se asiste pues a un fenómeno de "descompresión" del núcleo central de la aglomeración. una descentralización de la población hacia las nuevas coronas periférifcas. Entre 1950 y 1960 Barcelona pasa de 1.276.675 a 1.526.550 hab. llegando en 1970 a 1.741.979 hab.; en 1981 se contablilizan todavía 1.752.617 hab. y comienza el declive experimentándose un descenso notable ya en 1991 con 1.651.024 hab. y que parece acelerarse en los últimos años (1.530.000 hab. según datos provisionales del Padrón de 1996)22.

Pero el fenómeno de descentralización demográfica va asociado también a toda una serie de procesos de ocupación del suelo periférico que se corresponde con distintas lógicas sectoriales: progresivo predominio de las bajas densidades en las áreas residenciales, tanto de vivienda unifamiliar como colectiva; caracter cada vez más extensivo y demanda de más espacio para las nuevas áreas industriales, los parques de oficinas, los equipamientos deportivos y de todo tipo, las universidades, centros comerciales, instalaciones técnicas, etc.; proliferación, por último, de espacios intersticiales y vacíos urbanos de naturaleza diversa. Aunque los fenómenos de descentralización de distintas actividades urbanas tienen precedentes de importancia también en Barcelona, el avance que ahora se produce en la ocupación del suelo es realmente singular, si se admiten los únicos datos disponibles... : más de 20.000 has de suelo se ocupan entre 1972-1992 y la tendencia prosigue a un ritmo algo más ralentizado de unas 1000 has anuales (Fig. 15 Gráfica consumo de suelo). El componente residencial es clave: las viviendas unifamiliares representan un 39.5% de las viviendas totales edificadas en 199323.

3.2. Mientras esos procesos alteran profundamente las pautas de urbanización y dan lugar a la aparición de esas "nuevas periferias", el planeamiento del área barcelonesa se rige por diferentes Planes y proyectos de muy distinto alcance y características, aunque el único documento clave de ámbito "metropolitano" es el llamado "Plan General Metropolitano", aprobado en 1976, y que se puede inscribir en un nuevo ciclo de planeamiento que se desarrollaría desde mediados de los años 70 y hasta principios de los 80 en distintas ciudades españolas. Unos planes que surgen como resultado de la combinación de los efectos de la crisis económica de los años 70 con la crisis política y el consiguiente protagonismo del movimiento reivindicativo ciudadano y que en la jerga urbanística reciente se han llamado "planes a la defensiva" o "remediales" o también de "acupuntura" como forma de enfatizar su caracter de intervención "quirúrgica" para mejorar determinadas condiciones urbanas grávemente deterioradas en los años anteriores de crecimiento explosivo. En ellos persiste la obsesión por controlar los procesos densificadores que se daban en el periodo anterior mediante estrategias de zonificación tradicionales (expresadas en las 75 viviendas por hectárea que permite en suelo urbanizable la nueva Ley del Suelo de 1976) mientras que la preocupación por los fenómenos de crecimiento y ocupación de nuevo suelo periférico pasa a un segundo plano 24. De modo que, además del consabido protagonismo del proyecto urbano como gran "novedad" y panacea disciplinar, la resolución de los déficits de espacios libres y de equipamientos junto a los recortes de las excesivas edificabilidades en las áreas centrales y en las primeras periferias, se convierten en las nuevas y fundamentales preocupaciones de esa nueva estrategia urbanística que de este modo desatenderá los procesos de crecimiento suburbano25. Todo lo cual ocurría, precísamente, en el momento en el que estos procesos comenzaban a conocer la más espectacular aceleración en la historia urbana de las ciudades españolas.

Ese sería el caso del Plan General Metropolitano de Barcelona, que al quedar reducido su ámbito legal a la vieja "comarca" del Plan de 1953, se ocupa sobre todo de la intervención en la ciudad consolidada, redimensionando las previsiones anteriores de expansión urbana y de infraestructuras. Hay que reconocer que el PGM de 1976 introdujo novedosas metodologías de tratamiento del suelo urbano (clasificación dinámica del suelo, en términos de procesos, distinción de sistemas y zonas, etc., introducidas en la Ley del Suelo de 1976). También permitió la multiplicación de los espacios destinados a equipamientos y a zonas verdes, asegurando un control notable de las transformaciones urbanísticas del entorno inmediato de Barcelona. Así, la superficie destinada a espacios libres y equipamientos pasa de representar el 12,21 % en el Plan Comarcal de 1953 al 27,33 % en el PGM de 1976 mientras la edificabilidad se redujo un 50%. 26. Pero la exclusiva atención al ámbito central de la Región Metropolitana de Barcelona tuvo como contrapartida el desentendimiento por el resto de la conurbación 27. Y ello a pesar de reconocer la reconocida validez del "modelo teórico de poblamiento en ciudad-territorio" tanto en el ámbito del nuevo Plan (27 municipios) como en su corona exterior, o sea en el resto del Area Metropolitana de 1963. También hay que decir que entonces todavía se confiaba en el impacto del llamado "Plan de Acción Inmediata" que desarrollaba la estrategia del Esquema Director (con la consiguiente realización de las distintas "polaridades metropolitanas", Centro Direccional de Sant Cugat, ACTURs, etc.). Ese Plan fue finalmente abandonado, y las nuevas "polaridades" no se desarrollaron según lo previsto, sino como consecuencia de las distintas lógicas de cada uno de los núcleos existentes y de ciertas políticas autónomas llevadas a cabo por algunos municipios (Eix Macià de Sabadell, como caso más destacado) 28. Pero el hecho es que las propuestas "territoriales" -expresadas básicamente en los planes urbanísticos municipales- continuaron teniendo un caracter tradicional con zonificaciones clásicas basadas en densidades decrecientes en suelos urbanizables programados y genéricamente proteccionistas en los no programados ("verde de interés", "rústico protegido", "libre permanente", "áreas forestales"). En cuanto a las intervenciones más recientes vinculadas de alguna manera a las operaciones de los Juegos Olímpicos de 1992, parecen haberse realizado sobre algunas propuestas esquemáticas de "áreas de centralidad" ignorando prácticamente la dimensión metropolitana 29.

 En Barcelona parece claro que se produce una contención relativa del crecimiento suburbano en el ámbito de los 27 municipios del Plan. Pero ello tiene como contrapartida el proceso descrito de ocupación diseminada del territorio en el resto de la Región Metropolitana. Podrian diferenciarse las variantes y especificidades locales en los procesos generales de dispersión suburbana o "sprawl" y de fragmentación del territorio. Pero cabe sospechar que las importantes semejanzas que se observan con lo ocurrido en otras ciudades europeas, en particular las más meridionales, se corresponden, fundamentalmente, con un relativo liberalismo en la gestión de las nuevas periferias común a todas ellas. Es decir, con un desentendimiento generalizado por lo que ocurría más allá de la "ciudad consolidada" (Fig. 9).

El reconocimiento de las poderosas tendencias actuales a una dispersión suburbana generalizada no implica, sin embargo, asumir que ello deba producirse inevitablemente y en la forma en la que nuestras ciudades lo han experimentado en los últimos años. Si existen ciertas diferencias entre los procesos de suburbanización en distintas ciudades de Norteamérica (por ejemplo, de Montreal respecto al más avanzado de las ciudades de EE.UU.) también se dan, lógicamente, entre lo que ocurre en Barcelona respecto a otras aglomeraciones urbanas. Pero el hecho de que ese sea un proceso generalizado en las ciudades occidentales norteamericanas o del norte de Europa y que ahora se plantea con gran intensidad en la mayor parte de las ciudades latinoeuropeas, debería hacernos reflexionar sobre la potencia y el significado de dichas tendencias y relativizar la idea de Barcelona como una "ciudad compacta". Y sobre las limitaciones de un planeamiento centrado todavía en la idea de la descongestión y de la zonificación tradicional.

 

Notas

1 En el caso de Canadá, P.A. Linteau, constata la inexistencia de textos generales comparables a algunos existentes para las ciudades de EE.UU. : P.A.Linteau, "Canadian Suburbanization in a North American Context: Does the Border Make a Difference?", Journal of Urban History, vol. 13, n.3, 1987. Para el caso español, R.Mas considera que "la disimetría entre los estudios generales y los particulares es fortísima. La primacía del estudio local, casi siempre el de la ciudad en la que se reside, resulta abrumadora. Y predomina la monografía local que antepone el detalle de los particularismos detectados a la singularidad del caso analizado en el marco general trazado por los análisis globales": R.Mas, "La promoción inmueble en España (1857-1991), Ciudad y Territorio-Estudios Territoriales, 107-108, 1996

 2 Como marco general para las referencias al caso de Montreal, se ha tenido en cuenta la monografía de P.A. Linteau, Histoire de Montreal depuis la Conféderation, Bóreal, Montreal, 1992, así como algun trabajo colectivo sobre aspectos particulares de la historia urbana de la ciudad : P.A. Linteau, S.Taschereau, "The industrial development of Montreal", en AA.VV. Historical Atlas of Canada, vol. III, (1891-1961), University of Toronto Press, 1990. Una visión sintética del desarrollo urbano de Barcelona en paralelo a otros análisis de ciudades europeas puede verse en M.Guàrdia, F.J.Monclús, J.L.Oyón (dir.), Atlas histórico de ciudades europeas, vol.I Península Ibérica, CCCB-Salvat, Barcelona, 1994, pp. 64-93

3 El presente artículo desarrolla algunos aspectos tratados en el que lleva por título "Estrategias urbanísticas y crecimiento suburbano en las ciudades españolas: el caso de Barcelona", en F.J. Monclús (ed.), La ciudad dispersa. Suburbanización y nuevas periferias, CCCB (en prensa). En la introducción al mismo y en los textos correspondientes a las distintas contribuciones se puede encontrar una reflexión sobre el debate reciente en torno al fenómeno de la suburbanización y a la terminología adoptada por distintos autores.

4 Un espacio delimitado por las calles Aribau, Diagonal, paseo de Sant Joan y las Rondas: A.G. Espuche, El quadrat d'or. Centre de la Barcelona modernista, Lunwerg, Barcelona, 1990.

5 P.A. Linteau, Histoire de Montreal ...cit., p.192. Sants, Les Corts, Sant Gervasi, Gràcia, Sant Andreu y Sant Martí de Provencals, son los primeros seis municipios suburbanos anexionados a Barcelona, en 1897. Sobre las relaciones entre transporte y suburbanización, puede verse: F.J.Monclús, J.L. Oyón, "Eixample i suburbanització. Transit tranviari i divisió social del espai urbà a Barcelona, 1883-1914" en S.Barjau et al., La formació de l'eixample de Barcelona, L'Avenç- Olimpiada Cultural, Barcelona, 1990, 151-173. Vid. tb. J.L.Oyón, C.García Soler, "Las segundas periferias, 1918-1936: una geografía preliminar" en J.L. Oyón (ed.), Vida obrera en la Barcelona de entreguerras, (en prensa, CCCB).

 6 Sobre los ciclos de la construcción en Barcelona: X. Tafunell, La construcció de la Barcelona moderna. La industria de l´habitatge entre 1854 y 1897, Ajuntament de Barcelona, 1994. Una indicación sobre la construcción en la periferia barcelonesa en A.Cordiviola et al., "La formación de Nou Barris. Dinámica y explosión de la construcción residencial en la periferia barcelonesa, 1897-1935", III Congrés d´història de Barcelona, IMH, 1993

7 P.A. Linteau, Histoire de Montreal... cit. pp. 354-356

8 M.Tatjer, "De lo rural a lo urbano: parcelaciones, urbanizaciones y ciudades jardín en la Barcelona contemporánea (1830-1930)", Catastro, enero, 1993

 9 P.A. Linteau, Histoire de Montreal... cit. p.207. Aunque se puede destacar el proyecto de Mount Royal por F.L.Olmsted en los años 1870´s o el "garden suburb" modélico de Mont Royal: L.D. McCann, "Planning and building the corporate suburb of Mount Royal, 1910-1925", Planning Perspectives, vol.11, n.3, 1996

10 F.J.Monclús, "Barcelona: ideas de ciudad y estrategias urbanísticas (1897-1923)", en AA.VV., Arturo Soria y el urbanismo europeo de su tiempo, Colegio de Arquitectos de Madrid, 1996

11 V. Casals, "Es tierra perdida la que se destina a edificación. Nicolás Maria Rubió i Tudurí y la Dirección de Parques Públicos y Arbolado del Ayuntamiento de Barcelona", Ciudad y Territorio, 94, 1992

 12 J.Vilagrasa, "El estudio de la morfología urbana", Geo Crítica, 92, 1991

13 A. Ferrer, Los polígonos de la Comarca de Barcelona, ETSAB, Barcelona, 1974

14 J.Busquets, Barcelona. Evolución urbanística de una capital compacta, Mapfre, Madrid, 1992, p. 268.

 15 M.Herce"El consumo de espacio en las urbanizaciones de segunda residencia en Catalunya", Ciudad y Territorio, 4, 1975

 16 Ciudad jardín (intensiva, extensiva...), "campo urbanizable" (40 viv./ha), rural (20 viv./ha), bosque (20 viv./ha), parque natural, protección del paisaje. Comisión Superior de Ordenación Provincial, Plan de Ordenación de Barcelona y su zona de influencia. Memoria, Barcelona, 1954

 17 J.M. Montero, "El planeamiento parcial en la Comarca de Barcelona", Cuadernos de Arquitectura y Urbanismo, 87, 1972.

18 J.Vilagrasa, "El estudio de la morfología urbana", Geo Crítica, 92, 1991

 19 Comisión Superior de Ordenación Provincial, Plan de Ordenación de Barcelona y su zona de influencia. Memoria, Barcelona, 1954, p.26 

20 R.Romaguera, J.M. Dot, Génesis y problemática del Area Metropolitana, Servicio de Estudios del Banco Urquijo, Ed. Moneda y Crédito, Barcelona, 1972. M.Solá Morales, "Las propuestas del Plan Director", Cuadernos de Arquitectura y Urbanismo, 87, 1972

 21 Síntesis Plan General Metropolitano de Barcelona, Corporación Municipal Metropolitana, Barcelona, 1976; V.Martorell, A.Florensa, V.Martorell, Historia del urbanismo en Barcelona. Del plan Cerdá al Area Metropolitana, Labor, Barcelona, 1970, p. 142

22 Barcelona informa, 17, 1997

23 A.Serratosa, "Els espais oberts en el planejament metropolità: realitats i propostes", Regió Metropolitana de Barcelona.Papers, 20, 1994, pp.37-47. A pesar de las dificultades en la medición de superficies sobre todo las correspondientes a urbanizaciones poco densas (que quedan infravaloradas cuando se toman las imágenes de satélite como fuente), otras aproximaciones parecen confirmar esa tendencia a la ocupación de unas 1.000 has anuales en la R.M.B. incluso en los últimos años (1987-1992): Mancomunitat de municipis AMB, Dinàmiques metropolitanes a l´area i la regió de Barcelona, MMAMB, 1995, p.54

24 Ciclo de planes que de forma un tanto imprecisa y abusiva se ha denominado "de tercera generación" aludiendo a ciertos planes italianos que se elaboran a partir de los años 80 y que según Campos Venuti no sólo se contraponen a los de corte "desarrollista" sino que tratan de superar también la visión defensiva y "morfologista" de los anteriores planes "reformistas", otorgando también una gran centralidad a la cuestión ambiental. G.Campos Venuti, La terza generazione dell´urbanistica, Franco Angeli, Milán, 1987; G.Campos Venuti, "Cincuenta años: tres generaciones urbanísticas", en G.Campos Venuti, F.Oliva, Cincuenta años de urbanística en Italia, 1942-1992, Universidad Carlos III, Madrid, 1994 (edición a cargo de Carmen Gavira). V. tb. P.Gigosos, M.Saravia, "Relectura del planeamiento español de los años 80: generación de planes, generaciones de urbanistas", Ciudades, 1, 1993

25 Mientras los aspectos morfológicos no tienen el mismo peso en los distintos planes de esos años, sí que se pueden entender todos ellos como planes de mejora y reestructuración de la ciudad existente, desde el P.G.M. de Barcelona (1976) al de Madrid (1985), pasando por los de Málaga  

26 Los espacios destinados a equipamientos se multiplicaron por cinco (de 966 a 5.200 has) y los espacios libres por dos (de 1818 has -reducidas a través de los planes parciales- a 3.250 has). Síntesis Plan General Metropolitano...op.cit., p.10.

27 Un hecho que constituye ahora el punto de partida de las nuevas tentativas de planificación metropolitana: A.Serratosa, "La planificación territorial metropolitana de Barcelona: cambio de registro", Urbanismo COAM, 19, 1993

 28 M.Grau, "L´Eix Macià de Sabadell: una nova centralitat al Vallès Occidental"; E.Tarragó, "La mancomunitat Sabadell-Terrassa: valoració crítica d´una evolució", en H.Capel (dir.) Habitatge, especialització y conflicte a la ciutat catalana, Ajuntament de Tarrega, 1996

29 M. Torres, "La urbanística de Barcelona en la época olímpica", en J.L.de Las Rivas y G.Muzio (coord.), Planeamiento urbano en la Europa comunitaria, Universidad de Valladolid, 1994

 

© Copyright Francisco Javier Monclús

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