Capítulo Sexto.
PRONÓSTICO (1)
Al establecer el pronóstico de una determinada enfermedad, debe tener presente el médico la naturaleza de la causa morbígena, así como los síntomas, curso, duración e intensidad del mal y, sobre todo, atender la importancia del diagnóstico, ya que éste ha de constituir el fundamento sobre el cual debe asentarse el pronóstico.
Respecto a las causas de prostitución, hemos podido observar la multiplicidad de las mismas, poderosas todas ellas para desenvolver con amplitud aquel terrible proceso.
Los síntomas, con sus caracteres antihigiénicos, de inmoralidad, de relajación y de osadía, imprimen a nuestra enfermedad un tinte sombrío por demás.
El curso no hay por qué ocultar que es altamente crónico. La afección es antiquísima. La vemos, cuatro siglos antes de Jesucristo, en Babilonia, Chipre, Fenicia, Asia, África, Egipto, Persia, Armenia, Siria, Judea, Grecia y Roma; revistiendo en época primitiva diferentes formas, empezando por la prostitución salvaje: "En los primitivos tiempos, la mujer, no pudiendo seguir al hombre en la peligrosa caza de las fieras o a la atrevida pesca al fondo de los revueltos mares, y no pudiendo reclamar, por tanto, su parte en el botín, hubo de vender su cuerpo ¡horror causa el decirlo!... para alimentarse. (2)"
Tras la forma salvaje vino la hospitalaria, en que la mujer se entregaba al extranjero que visitaba su casa, cuya costumbre —dice M. Dufour (3) — lisonjeaba la caprichosa curiosidad de la mujer, que se prestaba gustosa al acto más exquisito y delicado del trato hospitalario.
De hospitalaria pasó a ser la prostitución un acto religioso. Herodoto, 440 años antes de Cristo, dice: "Los babilonios tienen una ley muy vergonzosa. Toda mujer nacida en el país está obligada una vez en su vida, a ir al templo de Venus para entregarse en él a un extranjero. Muchas, orgullosas de sus riquezas, para no confundirse con las otras, se hacen llevar al templo en lujosos carros cubiertos, donde permanecen sentadas, teniendo a su espalda gran número de esclavos. La mayoría de las concurrentes se sientan en tierra, en un sitio dependiente del templo de Venus, con una corona de flores; unas llegan, otras se retiran. En todos sentidos se ven sitios circunscritos por cuerdas extendidas. Los extranjeros se pasean por las calles intermedias y eligen a su gusto una de aquellas mujeres; cuando una ha tomado asiento en el lugar sagrado, no puede volver a su casa sin que algún extranjero le haya arrojado dinero en el regazo, y sin que haya tenido comercio con ella fuera del sagrado recinto. Lib. I, pág. 199. (4) "
Hacia el siglo III, empezó Roma a legalizar la prostitución, haciendo de ella un comercio público. Las mujeres que solicitaban ejercer tan deshonrosa industria, recibían la licentia stupri y satisfacían a los Ediles un impuesto llamado vectigal.
Desde aquella época la prostitución ha tomado el carácter comercial que hoy día conserva; no existiendo ninguna "nación civilizada" que se libre de tan infame comercio.
La duración de la prostitución es indeterminada. Podrán disminuirse sus estragos, si los gobiernos atienden los saludables preceptos de la higiene y de la moral; pero dudamos pueda jamás apagarse la hoguera del libertinaje alimentada por el fuego del sensualismo.
El instinto es innato en el individuo, y así como siempre han existido asesinos y ladrones, a pesar de las severas penas aplicadas por el código y de los sabios consejos dirigidos al pueblo por ilustres moralistas; de la propia manera, siempre hemos visto mujeres mercenarias, cuyo instinto las guía a prostituirse, por más que la prostitución haya sido perseguida, castigada y anatematizada.
De la intensidad de este afecto puede juzgarse por su antigüedad, por su extensión y por sus resultados.
Ya hemos visto el diagnóstico, poniéndonos de relieve la existencia de un proceso morboso de naturaleza maligna en sumo grado, invadiendo con sus espantosas complicaciones nuestro organismo social.
A nadie se le ha de ocultar, por lo tanto, que una enfermedad de la índole de la prostitución, en donde se hallan interesados órganos tan importantes como los que presiden las funciones dinámicas, orgánicas y morales de la población barcelonesa, requiere la formación de un pronóstico poco tranquilizador.
Sin embargo, podría influir de un modo favorable en la marcha ulterior de aquel afecto social el empleo de remedios cuya eficacia, más que el valor heroico de los mismos, deberíase a la manera prudente, acertada y metódica de su aplicación.
Expuestas las anteriores consideraciones, no tendríamos reparo en pronosticar, desde luego, la probable terminación de esa entidad clínico-social que la humanidad mira deslizarse a través de tantos siglos. Pero no: antes de exponer el juicio prognósico, hemos de consignar algunos datos que nos ha sido posible recoger: primero, en uno de los nueve distritos en que estaba dividida la ciudad para los efectos de la visita sanitaria en 1880 —el de la Barceloneta— y segundo, en algunos establecimientos de Beneficencia de nuestra capital.
Conviene, ante todo, hacernos cargo de la importancia numérica respecto a la prostitución inscrita, al objeto de hacer luego las correspondientes observaciones pronósticas.
Atendida la población barcelonesa, no deja de ser muy considerable el número de inscripciones, respecto a lo que se observa en algunas ciudades del extranjero.
Según la siguiente estadística, la proporción de
las mujeres inscritas en Barcelona es de 41 por 10.000 habitantes. Como
se ve sobrepuja a las inscripciones de Londres, París, Berlín,
Nápoles y otras grandes capitales (5).
Amas (las hay de 1ª, 2ª, 3ª y 4ª clase) | 150 |
Prostitutas con domicilio propio | 622 |
Prostitutas huéspedas | 250 |
TOTAL | 1.022 |
Los siguientes cuadros ponen de manifiesto el movimiento sanitario,
el de entradas y salidas, y un resumen de las altas y bajas que ha sufrido
el personal de la prostitución en el referido distrito, durante
el período de un año.
Bajas con nota de enferma en la cartilla sanitaria | Prostitutas |
Por afección sifilítica en sus diversos períodos | 18 |
Por manifestaciones venéreas | 42 |
Por vegetaciones vulvo-vaginales | 16 |
Atacadas de sarna | 3 |
Atacadas de otras enfermedades comunes | 13 |
|
92 |
|
|
Pasaron a otros distritos sin estar curadas | 13 |
Se fugaron, sin estar resuelta la afección | 2 |
Ingresaron en el hospital de la Santa Cruz | 23 |
Curadas en sus domicilios, por el médico higienista, por no tener cabida en el Hospital | 37 |
Quedan existentes, enfermas, en 31 de marzo de 1881 | 17 |
|
92 |
Meses | Procedentes de otros distritos de Barcelona. | Altas por inscripción. | Procedentes del mismo distrito | Procedentes del Hospital | TOTAL |
Abril | 5 | 6 | 15 | 2 | 28 |
Mayo | 11 | 8 | 18 | 1 | 38 |
Junio | 9 | 3 | 19 | 1 | 32 |
Julio | 12 | 5 | 12 | 1 | 30 |
Agosto | 9 | 14 | 21 | 2 | 46 |
Septiembre | 11 | 5 | 18 | 0 | 34 |
Octubre | 8 | 8 | 13 | 3 | 32 |
Noviembre | 10 | 3 | 31 | 1 | 45 |
Diciembre | 5 | 8 | 11 | 0 | 24 |
Enero | 9 | 6 | 10 | 4 | 29 |
Febrero | 9 | 5 | 8 | 1 | 23 |
Marzo | 11 | 1 | 18 | 2 | 32 |
TOTALES | 109 | 72 | 194 | 18 | 393 |
Meses | Fugadas | Salen para otros distritos de Barcelona | Salen para el extranjero | Retiradas | Salen para el mismo distrito | Salen para el Hospital | TOTAL |
Abril | 2 | 6 | 4 | 2 | 15 | 0 | 29 |
Mayo | 0 | 7 | 0 | 1 | 18 | 2 | 28 |
Junio | 2 | 16 | 0 | 0 | 19 | 1 | 38 |
Julio | 2 | 9 | 0 | 5 | 12 | 3 | 31 |
Agosto | 3 | 14 | 0 | 4 | 21 | 1 | 43 |
Septiembre | 4 | 16 | 0 | 2 | 18 | 3 | 43 |
Octubre | 0 | 9 | 0 | 4 | 13 | 3 | 29 |
Noviembre | 1 | 7 | 0 | 5 | 31 | 0 | 44 |
Diciembre | 0 | 10 | 0 | 4 | 11 | 2 | 27 |
Enero | 0 | 8 | 0 | 1 | 10 | 4 | 23 |
Febrero | 0 | 9 | 0 | 1 | 8 | 2 | 20 |
Marzo | 5 | 8 | 2 | 1 | 18 | 2 | 36 |
TOTALES | 19 | 119 | 6 | 30 | 194 | 23 | 391 |
Existentes en 1º de abril de 1880 | Amas | 18 |
Prostitutas huéspedas | 31 | |
Prostitutas con domicilio propio | 78 | |
TOTAL | 127 | |
Existentes en 31 de marzo de 1881 | Amas | 19 |
Prostitutas huéspedas | 26 | |
Prostitutas con domicilio propio | 81 | |
TOTAL | 126 | |
Altas durante el propio período | 393 | |
Bajas durante el propio período | 391 | |
Diferencia en más | 2 |
La demarcación de la Barceloneta, es hoy día, con corta diferencia, lo que las restantes demarcaciones del interior de la ciudad. Las casas públicas de dicho barrio, si bien han pertenecido casi siempre, en su mayoría, a la segunda clase de las tres en que se divide la prostitución en Barcelona, eran en mayor número antes de edificarse el muelle nuevo; cuya circunstancia, llamando a la parte de Atarazanas el movimiento de desembarcación, da lugar a que la población flotante de marineros, tripulaciones y dotación de los buques de guerra que a menudo anclan en la ex Puerta de la Paz, dé mayor vida a las casas de prostitución diseminadas por las calles del Mediodía, Peracamps, Cid, Rambla de Santa Madrona, etc., etc.
Los siguientes datos oficiales demuestran, bien que de un modo incompleto, los estragos de la prostitución.
Esta clase de estadísticas poca luz nos darán para conocer con exactitud las consecuencias debidas a la infección venérea; pero siempre nos servirán como base de comparación en el estudio de la latitud que han alcanzado las enfermedades venéras en nuestra capital. En primer término, no podemos establecer una clasificación entre las enfermas inscritas en la prostitución y las clandestinas, porque en las oficinas del Hospital no consta la procedencia de las venéreas; y en segundo lugar, las mujeres ingresadas en el benéfico asilo son únicamente aquellas que, por lo grave de la afección, se ven obligadas a cesar en su inmundo tráfico; bien que ha de suceder así, pues dado el personal de las casas de libertinaje, es relativamente exiguo el número de 55 camas destinadas a las enfermas de venéreo, como también es reducidísimo el de 53 camas para los enfermos de dicha afección.
Siendo, por lo mismo, limitado el número de entradas en los departamentos de venéreo, no se puede calcular el movimiento ascendente o de descenso de las infecciones.
Sin embargo, los individuos de ambos sexos asistidos durante el bienio de 1880-1881 en el único establecimiento nosocómico destinado en Barcelona a enfermedades venéreas, arroja aproximadamente una proporción de una persona afectada por 200 sanas.
Podríamos quedar bien satisfechos, si el mal se limitara a estas proporciones; pero no: el número de enfermos de ambos sexos que ingresan en el hospital es insignificante, con relación a los que acuden a la visita particular de más de 300 médicos, a los que se entregan en brazos del curanderismo y a los que pretenden curarse, sin necesidad de segunda persona, con los específicos anunciados en los periódicos.
No tememos equivocarnos, pues, —como no sea en menos— al asegurar que llegan a 6.000 los afectados de venéreo tratados anualmente por la clase médica y a doble número los que se someten a los innumerables intrusos que ejercen la medicina entre nosotros, lo cual, unido a los que ingresan en el Hospital, equivale a unos veinte mil individuos, o sea la duodécima parte de la población barcelonesa, atacada cada año del terrible mal de Venus.
Véase si existe justificado motivo para alarmarnos ante la perspectiva que ofrece el horroroso cuadro de la prostitución.
Nuestra conciencia se subleva al contemplar la inacción de las autoridades frente a un azote que diezma sin piedad la población barcelonesa.
El corazón se estremece y se oprime el pecho cuando al visitar una sala de venéreos, vemos aquellos jóvenes tan demacrados, restos de vigorosas naturalezas.
El departamento destinado al sexo débil conmueve el ánimo
del ser más escéptico. Las que un día fueron tesoro
de hermosura, adquieren luego de entradas allí el mustio semblante
hospitalario; y la joven de hermoso talle, y mirada hechicera, conviértese
en viviente momia, sin brillo en los ojos y perdido para siempre el sonrosado
color de los labios.
Años | Existencia del año anterior | ENTRADOS | SALIDOS | Quedan existentes | TOTAL | |||||
Por venéreo | Por sífilis | Por sarna | TOTAL | Curados | Aliviados | Fallecidos | ||||
1880 | 30 | 228 | 33 | 80 | 371 | 261 | 86 | 1 | 23 | 371 |
1881 | 23 | 255 | 64 | 99 | 441 | 260 | 145 | 0 | 36 | 441 |
Solteros | Casados | Viudos | TOTAL | Menores de 16 años | De 16 a 35 años | De más de 35 años | TOTAL |
642 | 90 | 27 | 759 | 21 | 678 | 60 | 759 |
Años | Existencia del año anterior | ENTRADAS | SALIDAS | TOTAL | Quedan existentes | |
Curadas | Fallecidas | |||||
1880 | 50 | 204 | 217 | 4 | 221 | 49 |
1881 | 49 | 228 | 241 | 6 | 247 | 44 |
Total de entradas: 432 | Total de salidas: 468 (1) |
Solteras | Casadas | Viudas | TOTAL | Menores de 16 años | De 16 a 35 años | De más de 35 años | TOTAL |
377 | 41 | 14 | 432 | 31 | 385 | 16 | 432 |
Meses | Existencia del año anterior | ENTRADOS | TOTAL | SALIDOS | TOTAL | Quedan existentes | |||
Por venéreo | Por sífilis | Curados | Paliados | Sin curar | |||||
Octubre, Noviembre y diciembre | 9 | 25 | 17 | 51 | 27 | 14 | 4 | 45 | 6 |
Enero, Febrero y Marzo | 6 | 22 | 15 | 43 | 19 | 9 | 5 | 33 | 10 |
TOTALES | 47 | 32 | 94 | 46 | 23 | 9 | 78 |
Que el número de casos de venéreo sea relativamente pequeño con respecto a los de sífilis, no se puede deducir que esta enfermedad siga siempre la misma proporción. Muchísimos enfermos sifilíticos, al ingresar en el Hospital, son diagnosticados con no muy exacta precisión, por cuyo motivo se les destina a las salas generales, y salen del establecimiento más o menos aliviados, o sucumben víctimas de los fenómenos terciarios de la sífilis y comúnmente por una tisis consecutiva. El diagnóstico queda, por lo tanto, ignorado.
Nótase, asimismo, en nuestros cuadros, que muchos enfermos salen del Hospital aliviados y algunos sin curar. Débese esto a que la mayor parte de enfermos de venéreo, al hallarse privados de ver a sus deudos y amigos mientras dura la enfermedad, no tienen paciencia para sufrir tan largo secuestro, y luego que se sienten un poco aliviados, exigen del profesor de la sala la correspondiente alta. Otros le toman horror al tratamiento hospitalario, y salen a los pocos días en el mismo estado que ingresaron.
Aun cuando no nos ha sido dable adquirir la clasificación de las enfermas en venéreas y sifilíticas, estas últimas, al revés de los hombres, figuran en mayor número, porque procediendo la mayoría de las casas de prostitución, son dadas de baja en el padrón de Higiene especial cuando se hallan en estado muy grave, ya que las enfermas leves se curan en la Inspección de Higiene o en su propia morada.
Respecto a la sala especial de Clínica quirúrgica, independiente de la administración del Hospital para los efectos facultativos, no hemos podido adquirir los datos del bienio 1880-1881, por existir diseminados en las libretas de los alumnos; pero en su defecto, el Boletín del Ateneo de Internos nos ha proporcionado el movimiento de los trimestres, último del año anterior y primero del presente.
La referida clínica especial consta de doce camas, y por el número de enfermos que las han ocupado en un período de seis meses, es asaz considerable el movimiento, aumentando la gravedad pronóstica de la enfermedad que nos ocupa.
En la cárcel es en donde se revela muchas veces la gravedad del pronóstico de algunos afectos sociales.
Difícil ha de ser establecer con exactitud la estadística de las prostitutas que ingresan en la cárcel, porque al efectuarlo, procuran casi todas ocultar su oficio, creyendo hallar en este ardid una circunstancia atenuante para el fallo judicial y aún ser miradas con benevolencia por sus compañeras de prisión. Sin embargo, personas de toda nuestra confianza, verdaderos peritos en cuestión de orden público, nos han asegurado que durante el bienio 1880-1881 ingresaron en las cárceles nacionales de esta ciudad, por distintos delitos, unas trescientas prostitutas y que, por faltas más o menos leves, fueron arrestadas en la Inspección de Higiene, durante el propio período, unas 2.000.
Sentados los precedentes datos —por más que algunos de ellos
no lleven el sello de una rigurosa exactitud,— ¿qué pronóstico
puede formularse de la prostitución?... Grave, gravísimo;
y atendido el curso que de algún tiempo a esta parte siguen la Higiene
y la moralidad con respecto a la mujer mercenaria, el organismo social
barcelonés, minado por la desorganización en las costumbres
públicas, ha de sucumbir forzosamente, víctima de la terrible
anemia física y moral que le devora.
Notas bibliográficas.
(1) Prognosis, del griego p r o , antes, y g i n v k e i n , conocer. Juicio que forma el médico acerca de los cambios que deben sobrevenir durante el curso de una enfermedad, sobre su duración y su terminación. (Dictionnaire de Médecine, etc., por E. Littré y Ch. Robin. París, 1865.)
(2) La Mujer, por E. Rodríguez Solís.
(3) Historia de la prostitución, por M. Pedro Dufour, citada por E. R. Solís.
(4) Rodríguez Solís. Obra citada, pág. 16.
(5) Véase el Cuadro comparativo al final del capítulo cuarto de la primera parte, en el cual se establece la proporción por 10.000 almas de varias ciudades del extranjero; pero ténganse en cuenta los datos del censo de dichas poblaciones, que en algunas se remonta al año de 1856. Nosotros tomamos por base el censo de 1877.
(6) La Clientela, periódico de Medicina, farmacia y veterinaria, nº 6, pág. 2. (29 de julio de 1881.— Barcelona.)
(7) NOTA DEL EDITOR: Esta tabla incluye, en la publicación
original, las altas y las bajas. En esta edición no se ha podido
respetar el formato original, dada la extensión de dicha tabla,
y ésta se ha separado por los expresados conceptos.
Dedicatoria | Introducción | Carta prólogo de Juan Giné y Partagás | |||||
PRIMERA PARTE | Cap. I | Cap. II | Cap. III | Cap. IV | Cap. V | Cap. VI | |
SEGUNDA PARTE | Cap. I | Cap. II | Cap. III | Cap. IV | Cap. V | Cap. VII | |
Conclusiones | Índice general |