Menú principal de Geo Crítica                                                                                              Índice de Scripta Nova
 
Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol V, nº 100, 1 de noviembre de 2001
LA SOCIEDAD NACIONAL DE AGRICULTURA EN EL SIGLO XIX CHILENO: SU ROL SOCIAL Y SU APORTE AL DESARROLLO CIENTÍFICO-TECNOLÓGICO

Zenobio Saldivia M.
Universidad Tecnológica
Metropolitana, (UTEM)
Facultad de Humanidades. Santiago de Chile

Griselda De la Jara N.
Universidad Tecnológica Metropolitana, Santiago. Chile


La Sociedad Nacional de Agricultura en el siglo XIX chileno: su rol social y su aporte al desarrollo científico-tecnológico (Resumen)

Se analiza la génesis y el desarrollo de la Sociedad Nacional de Agricultura, en el Chile del siglo XIX, poniendo atención especialmente a los esfuerzos de esta sociedad para mejorar las condiciones de vida de los campesinos y ciudadanos en general de la época. Y se fundamenta la tesis que sostiene que esa entidad, contribuyó significativamente al desarrollo de la ciencia nacional, en los distintos niveles de la misma, que van desde la adquisición del conocimiento, hasta la difusión de los resultados que obtienen los miembros de una sociedad científica chilena, en formación.

Palabras clave: sociedad nacional de agricultura/ ciencia/ siglo XIX/ Chile


The National Society of Agriculture in the Chilian  XIXth Century: its social rol and its contribution to the scientifical and technological development (Abstract)

It is analyzed the genesis and the development of the National Society of Agriculture, in the Chile of the XIX century, putting attention especially to the efforts of this society to improve the conditions of the peasants' life and citizens in general of the time. And the thesis is based that it sustains that that entity, contributed significantly to the development of the national science, in the different ones even of the same one that you/they go from the acquisition of the knowledge, until the diffusion of the results obtain that the members of a society Chilean scientist.

Key Words: National Society of Agriculture, Science, XIX century, Chile.


La génesis

La actividad agrícola del Reino de Chile, durante casi todo el siglo XVIII, ha sido descrita por los historiadores como una labor sin esfuerzo y esmero; al parecer, fuera del énfasis por la producción triguera en las regiones de La Serena, Santiago y Concepción, no había una inquietud mayor y los agricultores se conformaban con las técnicas de cultivo tradicionales. Era evidente la falta de interés en lo referente a conocer los nuevos procedimientos agrícolas, o en cuanto a renovar la industria en todos los ámbitos.

A fines del siglo XVIII, en el Chile Colonial, sólo una minoría "Ilustrada" está consciente de los aires de cambio de paradigma intelectual de la época y de la conveniencia de efectuar transformaciones en el agro y en la sociedad en general, con la ayuda de la ciencias y de las artes; o como diríamos hoy: con la colaboración de la ciencia y la tecnología. Los miembros de esta elite, son admiradores del desarrollo científico y cultural europeo, y la mayoría de ellos, conocen las ideas del Iluminismo y el afán por el progreso existente en el viejo mundo; y por sobre todo, se sienten identificados con los intereses regionales del Chile de la época. Su principal fuente de información proviene de España, principalmente de la Ilustración española; entre estas ideas, las de Jovellanos, divulgadas en sus trabajos El libre ejercicio de las artes y Sobre la ley agraria; pero también conocen las ideas del fisiocratismo de Quesnay y del librecambismo de Adam Smith, a partir de la publicación de su obra La riqueza de las naciones; así como también, están al tanto de los principales argumentos de los pensadores franceses de fin de siglo.

Las ideas llevadas a la práctica por este grupo selecto de individuos, que se organizan en Chile al alero de las nociones ilustradas, se orientan a superar las trabas existentes en el campo económico; estimulando así el desarrollo del agro y de la manufactura, propugnando la libertad comercial y la liberación de los gremios; se esfuerzan también por emprender obras viales y de irrigación.

En el campo de la educación, Manuel de Salas y otros preclaros hombres, promueven la reforma de los sistemas de enseñanza y para ello sugieren incentivar la enseñanza de las llamadas "ciencias útiles"; esto es, "la necesidad de generar clases de geometría, aritmética y dibujo, porque ellas son necesarias para la agricultura, el comercio y la industria." (1)Salas, además, critica la política agrícola colonial y destaca los errores de la misma; entre estos: el afán de introducir en el agro chileno, productos como el algodón, la yerbamate y otros, que no eran apropiados al clima y a la naturaleza  física del país.

Lo anterior, es una propuesta que en general, pretende vincular la instrucción con la práctica, a través del conocimiento de las nuevas técnicas. Ello, como una vía para actualizar la educación a los cánones europeos, por una parte; y como un procedimiento efectivo para estirpar las lacras sociales existentes en este período en el país; y también, como una forma de obtener una mayor seguridad y dignidad en el desempeño de los oficios de la época. Dignificar el trabajo, es pues, el inicio del largo derrotero hacia la modernidad a que aspiran estos sujetos imbuidos de la Ilustración, en el Chile colonial.

Este fenómeno sociocultural y político que podríamos denominar como de reorientación e impulso al conocimiento, está aconteciendo también en las distintas ciudades más importantes de las antiguas colonias de la Corona española en América. Y coincide con el período de las grandes exploraciones científicas de España, Francia, Inglaterra y otras naciones, hacia el continente americano. Justamente, la forma más visible de este fenómeno, consiste generalmente en la creación de Sociedades de Amigos del País; entidades cuya labor principal es la difusión de las ideas ilustradas, el análisis de la literatura europea y la búsqueda de canales apropiados para alcanzar la prosperidad del país y de la sociedad en general. Estas corporaciones se gestan en Europa, se difunden en España y luego son emuladas en América; en el Nuevo Continente una de las primeras en constituirse es la de Mopox, en Nueva Granada, a la cual le sigue la de Santa Fé de Bogotá.(2) Dichas entidades, tenían entre sus objetivos, el conocimiento de los recursos naturales de sus respectivos países, con vistas a un futuro aprovechamiento de los mismos; y en general, en sus reuniones se discutian los medios más adecuados para fortalecer el comercio, la agricultura y difundir una instrucción elemental entre los sectores marginados.

En rigor, estas sociedades en la práctica, están "emulando la corriente naturalista y social del pensamiento enciclopédico europeo"(3) y ya en la primera década del siglo XIX, se encuentran abocadas a estudiar una gran variedad de asuntos; tales como estimular la industria, diversificar la producción, investigar las posibilidades económicas de la región en la que están insertas, buscar solución a los problemas laborales locales y regionales, y aportar al gobierno con proyectos sociales e ingenieriles, entre otros tópicos. También difunden la filosofía, las ciencias formales, las ciencias naturales y las técnicas; al mismo tiempo que dan cuenta de los beneficios de tales disciplinas, como instrumentos coadyuvantes para consolidar las nacientes republicas en el continente, una vez que se han desencadenado los avatares independentistas.

Como reflejo de estas sociedades, en el Chile recién independizado, también se crea la Sociedad de Amigos del País; ésta se funda en 1813 "por algunos ilustres patriotas" (4) cuya ideología está basada en la búsqueda del bienestar del pueblo, en la obtención del progreso material del país y en un desarrollo moral o espiritual de los ciudadanos. Por tanto, la misma, principia planteándose sus objetivos y enunciando sus estatutos. En rigor, éstos apuntan a los siguientes grandes postulados básicos:

- Fomentar la agricultura y la cría del ganado.
- Educar a los jóvenes en los principios de la agricultura.
- difundir la instrucción entre las mujeres.
- Promover la instrucción pública mediante cartillas y tratados selectos de agricultura.
- Promover otras actividades económicas; tales como la pesca, la navegación y la mineralogía.

Empero, como consecuencia de la reconquista española y las vicisitudes de la guerra (1814-1817), la institución recién fundada, no prospera, aunque alcanzan a realizar algunas actividades filantrópicas. Entre 1818 y 1821 -ya en el Chile independiente- hay nuevos intentos de fundaciones de sociedades económicas; por ejemplo entre 1825-1826 se intenta la fundación de una entidad denominada Sociedad Filantrópica de Amantes de la Patria.

Sin embargo, crear una sociedad acorde a los modelos ilustrados que se preocupe del progreso del país, del bienestar de la población, y específicamente del desarrollo del agro, es una idea que se consolida definitivamente en Chile sólo en 1838, por iniciativa de don José Miguel de la Barra y de algunos amigos a quienes reunió en su casa. Entre estos figuraban Andrés Bello, Manuel de Salas, José Santiago Aldunate, Pedro Palazuelos, Rafael Larraín, José Gabriel Palma y Domingo Arlegui.(5) Es la génesis de la Sociedad Chilena de Agricultura y Colonización. El gobierno ve con buenos ojos esta sociedad, y continuando con su política científica que se remonta a las contrataciones de sabios extranjeros como Bello y otros, la apoya plenamente.

En 1856, luego de un período de decadencia, la entidad se refundó; pero en 1869, confirma su personalidad jurídica; con esto entonces, alcanza su tercera fundación o refundación. Más tarde, la corporación expande sus vínculos a lo largo del territorio nacional, designando ciertos corresponsales o delegados, en cada uno de los departamentos del país; así desde Copiapó a Chiloé se contaba con una red de corresponsales que informan de las inquietudes de los socios y de los agricultores, así como de los últimos acontecimientos en la zona agrícola respectiva. También, en este marco de expansión, la sociedad  inicia su proyección al exterior, manteniendo relaciones con algunos corresponsales extranjeros y con entidades análogas de Francia, España, Estados Unidos, Brasil y Centroamérica, entre otras.

Independientemente de las etapas de latencia que vivió la corporación, sus objetivos eran muy claros y siempre favorecían a la agricultura y a su desarrollo, pues la concebían como un vehículo generador de ganancias; tanto en lo económico como en lo social. Lo anterior, corresponde a un enfoque fisiocrático de obtención de la riqueza, que descansa en la idea griega de naturaleza; esto es, en el sentido de la Fysis, en la idea de una naturaleza emergente y desveladora de belleza y fuerzas ocultas; de aquí se comprende que los ilustrados hagan extensiva esta noción, a la tierra como fuente inagotable de recursos. Por ello, no es extraño que Claudio Gay, científico formado en el paradigma científico de la Ilustración, y uno de los consejeros de la Sociedad de Agricultura acotara: " La agricultura es sin contradicción la fuente principal de la riqueza pública, la que crea más grandes valores, y que independiente, en general, de los caprichos de la suerte, no se agota jamás contribuyendo más que toda otra á la ventura de la humanidad…vela por nuestras necesidades mas premiosas, nos procura todas esas materias primeras que la industria modifica, combina y transforma para nuestros usos" (6).

Es por eso que los objetivos fundacionales de la entidad apuntaban preferentemente a una preocupación por el cuerpo físico del país y por el bienestar social. Entre estos, recordemos por ejemplo:

- Estimular los estudios y los métodos prácticos para mejorar el cultivo de la tierra y la cría de ganado.
- Encontrar mecanismos adecuados para la protección de los bosques.
- Establecer una policía rural para velar por la seguridad de campesinos y agricultores.
- Lograr una legislación agrícola.
- Favorecer la inmigración de agrónomos, que introduzcan nuevas técnicas de cultivo en el país.
- Creación de bibliotecas y museos para estimular el desarrollo agrícola y de las ciencias de la tierra.
- Exposición de nuevas maquinarias agrícolas.

Ya institucionalizada, la Sociedad Chilena de Agricultura y Colonización, que más tarde se denominará Sociedad Nacional de Agricultura, (S.N.A.) estima conveniente contar con una publicación institucional, tanto para difundir las actividades que la propia entidad iba emprendiendo, como para abordar ciertas temáticas de interés de los campesinos y de los dueños de la tierra. Nace así El Agricultor (1838 – 1849). En esta publicación se expresa la ideología de los miembros de la Sociedad que son parte importante de un sector de la comunidad chilena; la revista cumple al mismo tiempo un rol de autoafirmación de la entidad, reafirma el sentido de pertenencia al grupo entre sus miembros y difunde noticias y contenidos temáticos de carácter práctico, vinculados a la agricultura. Así, sus páginas presentan las nuevas técnicas utilizadas en Europa, para la producción y cosecha de los distintos tipos de gramíneas, sugerencias para prevenir el cólera, patologías médicas observadas con mayor frecuencia en el agro y en las ciudades, temas referentes a la salubridad pública, técnicas para eliminar el polvillo negro del trigo, procedimientos para matar lauchas, mecanismos para saber cuando están preñadas las vacas y otros.

También se menciona en varios artículos de la revista El Agricultor, la conveniencia de buscar un lugar apropiado para materializar el nuevo proyecto de la entidad; esto es, el establecimiento de la Quinta Normal. Esta finalmente se instala a comienzos de 1841, con fondos del estado, constituyéndose en la primera escuela elemental de la agronomía nacional (7) y empieza a tomar su fisonomía, a partir de las sugerencias ornamentales, estéticas y botánicas del famoso naturalista Claudio Gay, quien es llamado a diseñar un "jardín de aclimatación modelo", destinado y orientado al cultivo y aclimatación de plantas útiles.

Gay contribuye entonces, a incrementar el gusto por el adorno y por la grandeza campestre, uniendo y combinando árboles y plantas, siguiendo el criterio de privilegiar lo útil con lo agradable. Junto a potreros y eras de distintas proporciones, cuyo destino era la crianza de ganado y el cultivo de hortalizas, viñas y otras plantas; el sabio francés distribuye entonces con armonía, senderos y caminos bordeados de naranjos, arrayanes y murtas de Valdivia, pilas de agua, monumentos y el llamativo jardín botánico. Solicita a la entidad traer semillas del extranjero y se encarga personalmente de las colecciones de plantas exóticas; las cuales aumentan, gracias a las generosas donaciones de particulares. En este contexto, la Sociedad se encarga también de traer al país diversas maquinarias agrícolas, como por ejemplo la Trilladora de Herrarte,(8) modelo español, para las cosechas del trigo; o la mas aceptada entre los agricultores: la trilladora portátil inglesa, más adecuada a la topografía de Chile y que ofrecía más ventajas sobre el método tradicional de trillar, tanto si se consideraba en tiempo como en costos.

La Quinta Normal fue la orientadora principal del fomento agrario nacional; contaba con producciones vegetales tales como viñedos, viveros de árboles frutales, forestales y ornamentales; así como campos de cultivos especiales, con plantas forrajeras, alimenticias e industriales; también exóticos invernaderos y el jardín floral; pero lo más destacable parece haber sido el Instituto Agrícola y la estación agronómica. El primero, se funda en 1876 y "…representa la enseñanza superior agrícola que se destina principalmente a los hijos de los propietarios agrícolas, que han de esplotar mas tarde sus fundos. También tiene por fin formar agrónomos e injenieros agrícolas." (9) Había también una sección de piscicultura y un hospital veterinario. Este último, servía para las aplicaciones propias del curso de zootécnica del Instituto Agrícola. Llama la atención que en dicho lugar, se trataba a los animales enfermos, de acuerdo a lo que hoy denominaríamos una "etica de las ciencias"; toda vez que los profesores y alumnos, se regían por un cuidadoso reglamento especial de consultas y tratamientos para los distintos animales enfermos.(10) El complejo arquitectónico de la Quinta, contaba también, con algunos laboratorios que más adelante darán vida al Instituto Bacteriológico.

Cabe nombrar también, los establos, las pesebreras, el galpón de lechería y quesería, el jardín zoológico, los depósitos de guano y salitre, los instrumentos y las maquinarias agrícolas dispuestos en lugares especiales. El gobierno, a través de la Cancillería, apoya los proyectos del directorio de la Sociedad, convencido de que los gastos públicos deben servir también para mejorar y fomentar la industria; así, los aportes del estado a la entidad, se complementaban además con el dinero que los propios socios aportaban a su corporación.

Lo anterior, contribuye a ilustrar parte de los esfuerzos hechos para instaurar esta gran Quinta Modelo, la que a la postre, se convirtió en un legado cultural, arquitectónico e histórico. Con la idea de que el aumento de la producción agrícola, pasa previamente por la educación; la sociedad propone la creación de las denominadas "Escuelas prácticas de agricultura", inspiradas en el modelo francés. Javier Rosales, en este contexto, sugiere que tales escuelas deben ser financiadas en gran parte por el gobierno y por los propietarios de fundos.

La primera Escuela Práctica, funcionó en la Quinta Normal; para lo cual se construyó un edificio que albergaría a la Escuela de Agricultura; primero bajo la mirada de Gay y luego de Perrot. Este último propone un modelo diferente al de su antecesor, enseñando conjuntamente nociones agrícolas teóricas y prácticas. Más tarde, aparecieron notorias diferencias entre Perrot y los miembros del directorio; pasando entonces, la administración de la Quinta, durante un período, al control del Ministerio de Hacienda.

Más adelante, la revista El Agricultor es reemplazada por El mensajero de la agricultura (1856 – 1857), a cuyo cargo estaba Don Benjamín Vicuña Mackenna, quién aprovecha dicho canal para difundir la importancia de la corporación, de su fomento y de su sostén; así como para vincular la entidad a otras expresiones de sociabilidad de la época. También hace una intensa campaña propagandística respondiendo a la necesidad de remover a la corporación del estado de inercia en que se encontraba en esta época.

En 1857, la Sociedad interrumpe la publicación del Mensajero de la Agricultura. Sin embargo, en 1869, se publica un nuevo medio de difusión de la entidad: el Boletín de la Sociedad Nacional de Agricultura; que se caracteriza por su información actualizada sobre los progresos de la agricultura en Chile y el extranjero; está además, matizada con artículos de carácter técnico e información comercial; también incluye algunos ensayos con comentarios acerca de los problemas que aquejan a la sociedad chilena de entonces.

Entre los logros que aspiraban alcanzar los miembros de esta corporación, estaba el de emular el estilo y conformación de las haciendas, existentes en Inglaterra y Francia. Esta parece ser la idea más anhelada por los dirigentes de la corporación desde sus inicios; tanto es así, que estaban convencidos de que al implantar los modelos de las haciendas europeas, se produciría casi de suyo, el fomento del progreso de la república en todos los estamentos sociales y económicos. Lo anterior, se basaba por supuesto, en la persistente idea de que la prosperidad del país está en relación directa con su riqueza agrícola, tal como lo había señalado con antelación Gay. Y más tarde, motivados seguramente también, por las narraciones que debe haberles realizado Vicuña Mackena, a su regreso de Europa; en especial al contarles sobre los temas de estudio del "Colejio Real de Agricultura de Cirencester", en Inglaterra, del cual fue alumno.

La instrucción agrícola superior fue también una preocupación preponderante de la Sociedad, cuyos miembros profundizan la idea de formar una facultad de Agricultura a similitud de las existentes en el país en las áreas de derecho y medicina. En 1869, la Sociedad nuevamente solicita elevar la enseñanza de la Agricultura al nivel de la educación superior; manifestando así el deseo de los agricultores y propietarios de terrenos, que aspiran a tener el derecho a una educación agrícola en todos los niveles; que hasta la fecha era sólo beneficio de mayordomos e inquilinos, en lo referente al nivel elemental y técnico.

El énfasis social

La preocupación de la Sociedad por las condiciones materiales y espirituales de los grupos desposeídos del país, era otro campo de acción de la entidad. Dicha inquietud responde a una manifestación cristiana y altruista propia de la tradición colonial y del sello que dejó en el país la Ilustración. Se destacan en las actividades sociales de la S.N.A., las figuras de Francisco Javier Guzmán, Manuel de Salas, Miguel de la Barra y fundamentalmente Domingo Eyzaguirre.

Problemas como la miseria, la mendicidad, el bandolerismo, el pillaje, los asesinatos, la corrupción, la dependencia alcohólica de los campesinos, el vicio del juego y otros, son abordados seriamente por la Sociedad. También analizan el naciente fenómeno de la emigración campesina a otras zonas del país, percatándose que la causa está en la escasa posibilidad de acceder a la propiedad de la tierra, que tienen los mismos. También se percatan del aumento de trabajadores temporeros que deambulan de un lugar a otro. La Sociedad examina frecuentemente los problemas socioculturales y se encamina a elaborar un plan para exterminar las llamadas "lacras del campo"; es así que deciden crear un cuerpo de guardias rurales, para la seguridad de los campesinos frente a los problemas ya señalados, tales como el pillaje, bandolerismo, violencia y otros. Y seguramente, pensando en un mecanismo para evitar la emigración que principiaba a notarse en esta era, reparten telares y tornos en los campos, para fomentar el trabajo. La idea no prosperó. (11)

También dentro de la Sociedad, nace la preocupación por la higiene y la salubridad; por ello se presenta un proyecto de aseo y limpieza para Santiago, que es sometido a examen por el gobierno. Finalmente el proyecto -a pesar de haber sido aprobado- no se ejecutó principalmente por desacuerdos entre la sociedad y la municipalidad, considerando ésta última que la Sociedad actuaba en materias que no le correspondían. Pero la creciente epidemia de 1842, obliga al gobierno a decretar la creación del servicio de Higiene y Aseo. Luego de un conflicto de competencia entre le gobierno y la Sociedad, ésta última se hace cargo de la salubridad pública ejecutando esta tarea con gran celo y rigurosidad.

La idea era limpiar los focos de insalubridad; para lo cual deben destruir los recintos de hacinamiento popular (cuartos redondos), trasladar curtiembres, herrerías y panaderías a lugares apartados de Santiago, como una forma de terminar con la contaminación atmosférica. Dentro de esta misma política de acción, crean una policía de salubridad y un servicio de carros recolectores de basura.

Aunque entre los objetivos fundacionales de la sociedad, no estaba estipulada como prioritaria la labor social, no pudieron abstraerse de asignar importancia a esta problemática y empezaron numerosas tareas de beneficencia. Estas se realizaron con gran entusiasmo y muchas veces ocasionaron un gran desgaste financiero a la entidad; la que debía buscar todos los medios materiales, legales y administrativos para proporcionar asistencia social y contribuir a erradicar la miseria; ello se pretendía alcanzar, mediante la puesta en marcha de un proceso de instrucción intelectual y moral elemental, utilizando para ello instrumentos teóricos de previsión. En este contexto, la Sociedad "encargó a tres jóvenes la confección de un texto que, a más de dar lecciones de agricultura y de historia nacional, proporcione a los campesinos instrucción religiosa y moral."(12) Y luego, en 1844, la entidad se encuentra discutiendo un proyecto tendiente a instaurar Consejos Parroquiales, para atender en mejor forma las necesidades religiosas y espirituales de los hombres del campo.(13)

Por otra parte, los miembros de la Sociedad, habían observado el aumento de enfermedades y defectos físicos visibles; malos hábitos alimenticios, enfermedades venéreas, alcoholismo, enfermedades cardíacas y pulmonares y alta mortalidad infantil en Santiago. Todo lo cual impactó a los miembros de la corporación y despertó aún más su solidaridad. Por ello, se acaricia la idea entonces, de crear un Hospital General en Santiago; ya que el hospital San Juan de Dios era insuficiente en cuanto a su personal y estrecho en cuanto a sus dependencias. En este contexto, Gay -quien en esta época estaba en Francia- sugiere auspiciar el ingreso al país de las Hermanas de la Caridad para que acompañan y atienden a los enfermos en los Hospitales. Así, ya en 1854, las hermanas se encuentran asistiendo a los enfermos del San Juan de Dios.

Por razones de estatutos, sin embargo, la Sociedad no puede sostener oficialmente un asilo; pero colaboran con la entidad homónima denominada El Salvador; independientemente de estas razones estatuarias, los socios igual continúan haciendo sus aportes.

Con la finalidad de levantar la moral en general en el país, y con el propósito de crear hábitos de economía en los sectores populares, echan a andar una campaña de regeneración social y moral. Así, promueven el cierre de tabernas, las loterías públicas y otros juegos de azar; a su vez, la corporación inicia una nueva campaña destacando la importancia de la creación de una Caja de Ahorro, destinada a estimular el ahorro entre la gente pobre; ello, con el doble objetivo de crear fondos previsionales para los mismos y de evitar que el dinero circulante aumente los vicios arraigados en el pueblo. Todo esto, enmarcado en sus afanes benéficos.

En 1840, la idea es llevada al congreso por el diputado Pedro Palazuelos y la propia Sociedad estudia la organización de esta nueva entidad. Ya a mediados de 1841, Francisco García Huidobro, da forma a un plan sobre Cajas de Ahorros, orientada a servir de previsión y seguro de vejez, con reglamento de garantía sobre los depósitos.

Con una actitud siempre favorable a la modernización del agro chileno, impulsando la productividad por sobre la tenencia de nuevas tierras y basados en la idea de que la capitalización es la riqueza del agricultor; la entidad promueve entonces, la creación tanto de una Caja Hipotecaria como así también de bancos que sirvan al fomento agrario. La compleja discusión en torno a los Bancos en Chile, alcanzó poco después de 1840 uno de sus puntos más álgidos; en este ámbito la Sociedad tenía un marcado interés en lo relativo al ahorro y al crédito para el fomento de la agricultura; por lo cual no participa en el debate sobre la creación del Banco Nacional ni en lo relacionado a la emisión de monedas.

Una preocupación constante de la Sociedad, fue la de instruir a los hombres para que tengan acceso a oficios dignos. Con la ayuda de Pedro Palazuelos, José Miguel de la Barra y José Gandarillas, a fines de 1840, se sugiere formar una Comisión de Artes y Oficios ligados a la agricultura; la idea toma cuerpo 3 años más tarde con Augusto Picolet, cónsul de Cerdeña en Santiago y colaborador de la Sociedad. La comisión queda compuesta por Domingo Arlegui, José Cervero y Antonio Soffia, quienes regulan los objetivos. Entre estos, se deseaba formar a un número competente de artesanos diestros, instruidos y honrados, que pudieran satisfacer las incrementantes necesidades del país en lo referente a las técnicas que requiere el sector agrícola. Finalmente el 8 de agosto de 1849 por decreto de Don. Manuel Bulnes, se da existencia jurídica a la Escuela de Artes y Oficios. Para ello, el presidente Bulnes nombra una comisión calificadora que supervise esta nueva entidad: Pedro Palazuelos, Miguel de la Barra y José Gandarillas; resultan los designados, en reconocimiento a su consecuente labor en pro de la fundación de dicha escuela, que años más tarde será la Universidad Técnica del Estado y actualmente corresponde a la Universidad de Santiago de Chile.

Otra de las obras realizadas por la Sociedad es el Hospital Veterinario, instalado dentro de la Quinta Normal y que más tarde será la escuela Veterinaria; también creó el Instituto de Vacuna Animal y la Junta de Vacuna. Por cierto, la entidad también fomentó obras relacionadas con la beneficencia, tales como la Sociedad de Beneficencia de Señoras y la Sociedad Evangélica. La Sociedad incluso se preocupó por temas que hoy llamaríamos "ecológicos"; tales como la sugerencia de explotación racional de los bosques, los problemas de irrigación y otros. En este contexto, no resulta extraño que haya prendido entre los socios, una preocupación lo más parecido a una postura conservacionista, como se diría ahora; por ejemplo, al leer Gay, sus ensayos: Sobre las causas de la disminución de los montes de Coquimbo y su Fragmento de jeografia botánica de Chile; los cuales también se difundieron más tarde, en el diario El Araucano. La corporación, también abordó problemas económicos y administrativos de la época; tales como las contribuciones, el estanco al tabaco, el diezmo y el impuesto territorial. En rigor, cualquiera fuera el tema, la Sociedad lo trataba siempre como un conjunto de esfuerzos a favor del campesino.

Su aporte al desarrollo científico

Desde el punto de vista de la historia de las ciencias, el aporte de la entidad es altamente relevante; toda vez que estimula el desarrollo de áreas vinculadas a las actividades del agro en el país; entre estas, química, botánica, física agrícola, mecánica, ciencias naturales, zootecnia, agronomía, economía, ingeniería, viticultura, y por cierto, el fomento de la agroindustria en general. Para ello contrata profesores extranjeros para distintas asesorías; como es en el caso de Gay, quien es comisionado para estudiar las distintas enfermedades que afectan al trigo y para encontrar los mecanismos más efectivos para combatirlas; así como también se le solicita que determine cuales son las enfermedades más frecuentes que se dan en el ganado bovino y que sugiera por tanto, los tratamientos apropiados para cada caso. La entidad contrata también a los directores para el Instituto de la Quinta Normal, en distintos períodos; entre estos, Sada de Carlos, Perrot y Le Feuvre; o profesores para la misma entidad; tales como Besnard para los cursos de zootecnia; o Concha, para los ramos de ingeniería; o Federico Philippi, para el curso de botánica agrícola; además de otros profesores para servir los cursos de viticultura, arboricultura, patología vegetal, anatomía y fisiología comparada, química general y otras.(14) La corporación, se preocupa además de dotar de los últimos adelantos para la docencia en el Instituto de la Quinta Normal; tales como una biblioteca agrícola especializada, una destilería agrícola, un establo para experimentos de zootecnia, un laboratorio de patología vegetal, campos de experimentación agrícola y un observatorio meteorológico, entre otros.(15)

Desde una perspectiva epistemológica, podría decirse que la institución busca en general, cientifizar y tecnologizar las labores de explotación de recursos en el agro. Y persigue unir la experiencia en terreno con la teoría y los paradigmas conocimientos vinculados a la agricultura, hasta elevarlos primero al nivel técnico con la creación de la Escuela Práctica de Agricultura y luego al rango de estudios universitarios, con la consolidación de la carrera de agronomía en 1876.(16) Esto último, es la materialización de un deseo de larga data que busca llevar el estatuto de ciencia a la labor agrícola especializada. Es a todas luces un esfuerzo considerable. También contribuye a la importación de maquinarias e instrumentos agrícolas, como también a la confección de herramientas e instrumentos agrícolas en el propio país, gracias a la instauración de la Escuela de Artes y Oficios. Entre las máquinas que incorpora al país se encuentran trilladoras, máquinas para aventar, para sacar troncos y otras.

En el plano ejecutivo, a la Sociedad, le cupo también la planeación, organización y desarrollo del 1er Congreso Libre de Agricultura, realizado en el país, en 1875. En efecto, es justamente Eduardo de la Barra, quien presenta en la sesión del 9 de Abril del mismo año, un proyecto relativo a la organización de un congreso agrícola. La idea es aprobada y el evento finalmente se realiza entre Septiembre y Octubre de 1875, en Santiago; éste es organizado en base al trabajo de comisiones y de acuerdo a los procedimientos estipulados por la mesa directiva, entre los que se destacan Rafael Larraín (presidente) y Rafael Sotomayor (Vice-Presidente). Las comisiones, en las cuales participaron los socios de Santiago, los corresponsales de los distintos departamentos, y personeros de la vida pública nacional, se constituyeron en torno a los siguientes ejes temáticos: Economía, Legislación, Seguridad, Explotación, Movilidad (Caminos y Transporte), Zootecnia, Irrigación y Fomento. En ellas los socios e invitados, discutían los principales problemas y el estado de la cuestión en el rubro asignado, para posteriormente plantear sus conclusiones y sugerencias a los miembros de la Directiva de la Sociedad y a las autoridades políticas de la época. Las conclusiones apuntaron, en síntesis, a encontrar los mecanismos más adecuados para dejar atrás la rutina en el uso de los suelos y en el manejo de los cultivos y faenas de cosecha; así como en una autocrítica por el aislamiento de las zonas agrícolas, y a la conveniencia de insertarse en los nuevos espacios de acción que ofrece el conocimiento ya acumulado sobre la gea, flora y fauna nacionales, que se remonta a las investigaciones realizadas previamente en el país por los sabios extranjeros, contratados por el gobierno: Gay, Philippi y otros.

Llama la atención en este evento, desde el punto de vista cognitivo; el interés de los participantes por abordar integralmente el problema agrícola; esto es, abordar la agricultura nacional desde las distintas disciplinas e instancias administrativas, hasta los mecanismos de distribución e infraestructura vinculados a la misma. Por ello, es altamente probable el primer trabajo interdisciplinario y global sobre el tema agrícola en Chile. Desde el punto de vista social, para nuestra era, resulta curioso la invitación a los distintos intendentes de ferrocarriles existentes en el país. Probablemente esto es así, por la ingerencia que tiene este medio de transporte y comunicación, en la distribución de los productos agrícolas y en el envío a los puertos del trigo y otros productos para la exportación; esto es, la fase logística; después de todo Chile en este período está en plena expansión de sus ferrocarriles, sobre todo hacia el sur, hacia las zonas trigueras. Pero es probable que además hayan sido invitados, por razones de status social, toda vez que estos intendentes son los individuos que tienen a su cargo el correcto funcionamiento de la nueva y poderosa máquina que representa el progreso decimonónico; puesto que el ferrocarril, es el símbolo de la máxima expresión tecnológica en el siglo XIX; y en este sentido, los máximos funcionarios del sistema, poseen un poder social manifiesto. Por otra parte, el contacto entre agricultor y superintendente debe haber sido muy estrecho en esta era, toda vez que no había otro medio más apropiado para el envío masivo de productos agrícolas a los centros urbanos y a los puntos de exportación, lo que los obligaba a ambos, a estar en constante interacción. Desde el punto de vista geográfico, el evento también resulta exitoso, toda vez que asisten delegados de departamentos que van desde el Despoblado de Atacama hasta Chiloé. Y justamente en cuanto a esta última región, llama la atención que hayan asistido los delegados de los departamentos de Ancud, Castro y Quinchao; ello dada la enorme distancia y el tiempo que necesitaban para desplazarse hasta la metrópolis. Lo anterior, da cuenta del interés de los socios, así como del entusiasmo que despertaban en regiones las iniciativas de la entidad, y resulta un claro indicador del cuidadoso planeamiento organizativo de la Directiva del Congreso.

Por otra parte, la corporación actúa también como una entidad privada de difusión científica; toda vez que a través de los distintos medios de comunicación ya mencionados, la Sociedad difunde conocimientos de punta y otros temas cognoscitivos que se analizan en esos momentos en Europa y EE.UU, vinculados a las distintas disciplinas comprometidas con la agricultura en particular o con la ciencia y tecnología en general. Lo anterior, es entregado a un público heterogéneo en cuanto a su nivel educacional y en cuanto a su formación e intereses agrícolas; dentro de un esquema magazinesco que persigue hacer ameno el acercamiento a un discurso más especializado, el cual es matizado a su vez, con sugerencias prácticas y de interés para la vida rural. Entre los temas que se abordan en los medios de comunicación de la entidad; están la salubridad, la higiene, fisiología animal, investigaciones prácticas de zootecnia, técnicas de ordeña, los tipos de terrenos agrícolas, técnicas de cultivo del trigo, máquinas del agro, criterios económico-agrícolas, instrucción básica; y tantos otros, que contribuyen en su contexto histórico y político, a otorgar y difundir un nivel amplio de informaciones científicas en lenguaje culto y relativamente sencillo, por una parte; y a subir el nivel de vida por otra, al ofrecer nuevas técnicas y procedimientos que contribuyan a nuevos imaginarios posibles de acción y de uso de los medios; así como también de un mejor aprovechamiento de los recursos endógenos en general; para transformar la realidad de los agricultores y campesinos del país.

También sus obras, su infraestructura, en el plano arquitectónico, son una expresión de un estilo romántico que combina el metal y el vidrio buscando una idea de belleza asociada con la luminosidad y la transparencia. Por ello, las construcciones en la Quinta Normal, impulsadas por la corporación, siguen el estilo de Eiffell. Lamentablemente la obra de la S.N.A. en su conjunto, en el país, es casi desconocida para las jóvenes generaciones e incluso en gran parte de los sujetos relativamente bien informados en el Chile de hoy.

Por tanto, hablar de la Sociedad Nacional de Agricultura en el Chile decimonónico, no es sólo hablar de una corriente ideológica asociada de ordinario con el rótulo de "conservadora"; sino que es equivalente a hablar de una gran empresa formada por hombres visionarios, con una notoria filantropía, un alto espíritu de generosidad y una manifiesta conciencia social y un fuerte deseo de actualización y acercamiento a la búsqueda del conocimiento científico. Dicha entidad, en rigor, durante el siglo XIX en Chile, marcó un derrotero que contribuye claramente a la obtención de un progreso material para el país; pero por sobre todo, nos ha dejado un legado cultural, una mirada de sensibilidad social y un énfasis fundacional en el proceso de construcción republicana. Así, los objetivos formulados, los documentos intercambiados con el gobierno, las revistas de difusión, las tareas ejecutadas y los ideales de sus socios; nos permiten observar que esta entidad, en su fase decimonónica, se desplaza entre un ideario que va del desarrollo agrícola al incremento cognoscitivo y tecnológico, fusionado con la expresión de fuertes sentimientos de paternidad, fraternidad y generosidad de sus miembros. Ahora, conocer y comprender la orientación de esta corporación hacia las ciencias, en el Chile del siglo XX, es un tema que merece un nuevo análisis.

Notas

1. BERRIOS, M. y SALDIVIA, Z.: La construcción de un concepto de ciencia en Chile: Manuel de Salas y Claudio Gay. Revista. de Sociología, nº8, Santiago de Chile: Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, 1993, p. 132.
2. Cf. MARTÍN, M. Paz. Celestino Mutis. Madrid: Ediciones Quorum e Historia 16, 1987, p. 81.
3. ESCOBAR VALENZUELA, Gustavo. La ilustración en la filosofía latinoamericana. México D.F.: Ed. Trillas, 1980, p. 42.
4. GAY, Claudio.  Agricultura chilena (Edición facsimilar de la Historia física y política de Chile. Introducción y estudios de Sergio Villalobos R.).  Santiago de Chile: Icira, 1973, p. 124.
5. APEY, María Angélica. Historia de la Sociedad Nacional de Agricultura.  Santiago de Chile: Sociedad Nacional de Agricultura,  1988, p. 12.
6. GAY, Claudio. Historia física y política de Chile (Sección Agricultura). París:  Impr. E. Thunot y Cia.,  1862,  Tomo I, p. 1.
7. Cf. ARANCIBIA L., Patricia y YAVAR  M., Aldo. La agronomía en la agricultura chilena.  Santiago de Chile: Colegio de Ingenieros Agrónomos de Chile, 1989, p. 103.
8. GAY, Claudio. Agricultura chilena, op. cit., p. 222.
9. LE FEVRE, René. Breve reseña sobre la Quinta Normal de Agricultura.  Santiago de Chile: Imprenta Moderna, 1901, p. 7.
10. Cf. LE FEVRE, René. Breve reseña sobre la Quinta Normal de Agricultura, op. cit., p. 36.
11. Seguramente no prosperó esta iniciativa, porque la mujer no estaba educacional ni culturalmente preparada para sentirse aportando económicamente al hogar, y porque las tediosas labores de casa en este período no dejaba el tiempo libre necesario para ocuparse de los telares. Y en el caso de los varones, seguramente no resultó porque debe haber sido muy difícil en esa era, para la mentalidad masculina, sentirse trabajando inserto en el hogar. Más tarde, en pleno siglo XX, durante el gobierno de Eduardo Frei Montalba (1964-1970), se produce algo análogo; pero esta vez si resulta. Consistió en fomentar en el campo cooperativas agrícolas, en las cuales se vendían máquinas de coser y de tejer, a muy bajo precio y pagadas en numerosas cuotas. Pero claro, se comprende que la escolaridad de la mujer en esta etapa ya es más alta por una parte, y por otra, también hay que tener presente que la psiquis femenina ya está preparada para aceptar la idea de que la mujer obtenga y administre su propio ingreso.
12. SALINAS CAMPOS, Maximiliano. El laicado católico de la Sociedad Chilena de Agricultura y Beneficencia (1838-1849). Anales de la Facultad de Teología, Vol. XXIX.   Santiago de Chile: Universidad Católica de Chile, 1980, p. 100.
13. Ibidem, p. 101.
14. Cf. LE FEVRE, René: Breve reseña sobre la Quinta Normal de Agricultura, op.cit.; p. 7.
15. Ibidem. p. 8.
16. Cf. ARANCIBIA. C., P y YAVAR M., A.: La agronomía en la agricultura chilena, op. cit., p. 146. Si bien la carrera se inicia en 1876, el primer ingeniero agrónomo se titula seis años más tarde, toda vez que los avatares de la Guerra del Pacífico, dilataron algunos procesos del quehacer académico y administrativo.
 

© Copyright Zenobio Saldivia M. y Griselda De la Jara N., 2001
© Copyright Scripta Nova, 2001


Volver al principio de la página

Menú principal