Scripta Nova Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. 
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788] 
Nº 41, 1 de junio de 1999.

EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN CUBANA EN LAS ULTIMAS CUATRO DÉCADAS

René González Rego
Sonia Montiel Rodríguez
Arnoldo Oliveros Blet

Facultad de Geografía
Universidad de La Habana 



En las últimas décadas el tema del crecimiento de la población mundial y sus repercusiones en el desarrollo han recibido especial atención por parte de la comunidad internacional; siendo en el caso de América Latina muy importante la toma de conciencia de que los problemas poblacionales no pueden separarse de las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales de una sociedad concreta.

Cuba puede ser considerada un caso muy especial a partir de 1959 y no ha estado exenta de intereses investigativos por parte de profesionales nacionales y foráneos, ya que buena parte de los cambios en el comportamiento de sus indicadores demográficos han estado vinculados a las transformaciones políticas, económicas y sociales ocurridas a partir de enero de 1959; como el desarrollo de la educación, la salud, la política de empleo, de incorporación de la mujer a la vida económica y social y otros.

La disminución de la mortalidad infantil así como el incremento de la esperanza de vida al nacer a niveles de países de alto desarrollo económico es un reflejo de esas transformaciones citadas anteriormente, sin embargo, unido a esto, coexisten otros elementos que también han incidido en que otros componentes del crecimiento demográfico, hayan experimentado un rápido proceso de cambios.

Breve reseña de la evolución de la población cubana hasta finales de los años cincuenta del presente siglo

Los primeros treinta años del presente siglo presentaban un régimen demográfico caracterizado por tasas de mortalidad general superiores a las 20 defunciones por cada 1000 habitantes, así como altas tasas de natalidad ( incluyendo algunas más altas que las observadas a finales del siglo XIX) de más de 40 nacimientos por cada 1000 habitantes, implicando en consecuencia un crecimiento natural de la población de más del 2 por ciento como promedio anual (1). Esta etapa, que coincide con el inicio de la intervención norteamericana en Cuba, va acompañada entre otros de un fuerte proceso inversionista en la industria azucarera, el cual condiciona una alta demanda de mano de obra que se enfrentó con grandes contingentes de inmigrantes fundamentalmente del sexo masculino y en edades laborales; éstos influyeron indudablemente en el comportamiento de las variables demográficas, estimándose que por esta via llegaron a Cuba en este período alrededor de un millón de inmigrantes (2). Según los recuentos censales de 1899 a 1931, la población pasó de 1.6 millones en el primer momento a casi 4 millones en el año 1931, es decir que prácticamente se multiplicó por 2.5 veces.

Desde principios de los años treinta hasta finales de los años cincuenta, el crecimiento de la población prácticamente responde al crecimiento natural, ya que la crisis mundial y sus repercusiones en Cuba, por ejemplo, frenaron el fuerte proceso inversionista ya iniciado, lo que conllevó que se dictaran leyes para desalentar la inmigración, realizándose incluso en algunos años fuertes procesos de repatriación. En este período se asiste a una significativa reducción de los niveles de mortalidad así como a claros indicios de un descenso en los niveles de fecundidad.

El crecimiento de la población en estos tres decenios nunca experimentó niveles semejantes a los observados a principios de siglo.

La década de los cincuenta produce nuevos cambios en las tendencias demográficas, sobre todo en la natalidad y la mortalidad, las cuales venían experimentando una ligera aceleración en su disminución , situación que alrededor de 1956 comienza a detenerse en el caso de la natalidad y que continúa siendo menor de 10 por mil en el caso de la mortalidad hasta la década de los ochenta.

Durante esta década el crecimiento natural de la población mantuvo la tendencia moderada que había manifestado desde comienzo del siglo, llegándose por ejemplo a alcanzar en 1953 una tasa bruta de reproducción de 1.8 hijas por mujer.

Evolución de la población cubana a partir de 1959

A partir de 1959 Cuba asiste a profundos cambios socioeconómicos, políticos y culturales, que de una u otra forma han tenido impactos en la evolución y el comportamiento de las variables demográficas del país.

En el propio 1959, con la promulgación de la primera ley de Reforma Agraria encaminada a reformar la estructura agraria del país, se da comienzo a las transformaciones socioeconómicas de referencia, siguiéndole otras de no menos importancia: la expropiación de algunas ramas consideradas como estratégicas en el proceso de desarrollo económico nacional; la ley de Reforma Urbana, con su considerable reducción de los alquileres de las viviendas; la ampliación de los servicios médicos a todo el país; la campaña masiva de alfabetización que redundó en la eliminación del analfabetismo a nivel nacional.

Partiendo de este conjunto de medidas se puede concluir que el nuevo proyecto social emprendido, no considera a la población como un simple indicador demográfico, ya que si bien el comportamiento de la población se transforma, ésta, también se convierte en un factor activo y dinámico de la transformación de la sociedad.

A lo que se suma que el gobierno, con la gestión centralizada en la asignación de recursos, la redistribución del ingreso y en el perfeccionamiento de las instituciones políticas y sociales ha desempeñado un papel relevante en el logro de determinados niveles de bienestar social equitativos, en donde los individuos acceden al mismo haciendo valer sus derechos.

Como se describió anteriormente, el incremento poblacional de Cuba en la primera mitad del presente siglo se caracterizó por una combinación del crecimiento natural y mecánico, manifestándose a partir de entonces una clara tendencia a la desaceleración de sus ritmos de crecimiento.

En los años sesenta se asiste a un escenario en el orden demográfico caracterizado por una elevación en el nivel de la natalidad, fenómeno que aunque coyuntural y de muy corta duración algunos investigadores lo han asociado al proceso de transformaciones socioeconómicas llevadas a cabo en esta etapa (3), así como a fenómenos tales como una marcada disminución del aborto y el pobre acceso a métodos anticonceptivos que prevaleció en estos años(4).

Como quiera que este boom demográfico de los años sesenta se caracterizó por ser a muy corto plazo, no se debe dejar de reconocer el efecto que representó el mismo en la estructura de la población cubana.

A finales de los años sesenta se manifiestan una serie de cambios en el comportamiento demográfico matizados ya por el hecho de que la fecundidad comienza a experimentar un proceso de franca reducción, pasando la tasa global de fecundidad de 4.67 hijos por mujer en el período 1960-1964 a 3.55 en el período 1970-1974, a lo que se une el hecho de que la esperanza de vida al nacer llega a sobrepasar los 70 años en el período 1970-1974, el desarrollo de fuertes contingentes migratorios hacia el exterior y que las tasas de crecimiento de la población se mantienen por debajo de 2 por ciento con una tendencia clara al descenso.

El rápido descenso de la natalidad en Cuba se manifiesta a partir de la década del setenta, asociándose esta disminución con el proceso de envejecimiento relativo de la población. Las estadísticas evidencian este hecho. En 1963 Cuba tenía unos 7.5 millones de habitantes y nacieron unos 250 mil niños, en 1974, con 9.4 millones nacieron 192 mil y en 1997 cuando la población cubana ascendía a unos 11.0 millones, los nacimientos se redujeron a 152 mil.

Los valores tan bajos que presenta la natalidad cubana son consecuencia de dos factores fundamentales; en primer lugar, el nivel escolar de la población en general y de la mujer en particular, así como la incorporación a la vida social y a la actividad laboral y, en segundo lugar, al desarrollo de un importante plan de atención médica vinculado a la salud reproductiva y materno-infantil, a lo que se le agrega en los años noventa los efectos de la severa crisis económica que afecta al país.

Esta situación provoca cambios en la estructura etárea nacional, a lo que se une el ya marcado proceso de envejecimiento de la población, así por ejemplo, si cuando el baby boom de los años 60 constituyó una necesidad perentoria de la nación la construcción de escuelas de enseñanza primaria, hoy en día constituye una preocupación esta enorme masa laboral que promedia los 30 años y que pasará a retiro laboral en el año 2025.

A partir del año 1975 la fecundidad cubana alcanza valores sumamente bajos, baste citar por ejemplo que la tasa global de fecundidad en 1997 fue de 1.55 hijos por mujer y que la tasa bruta de reproducción se comporta de manera tal que no garantiza el reemplazo poblacional, bastaría con citar que para el año 1988 se estimó una tasa bruta de reproducción del orden 0.89 hijas por mujer (5) y que en 1997 el mismo fue del orden de 0.76 hijas por mujer(6), valores que permiten afirmar que la natalidad cubana medida a través de los indicadores de fecundidad la sitúan entre las más bajas del mundo.

Si se compara la distribución geográfica de la tasa bruta de natalidad se observan algunas diferencias territoriales de interés, en las provincias más occidentales la natalidad presenta los menores valores, matizado por los valores más bajos de la Capital, siguiéndole las provincias centrales con valores intermedios y las orientales, que presentan a su vez los menores niveles de desarrollo socioeconómicos, los valores relativamente más elevados. Junto con la reducción de la fecundidad en Cuba, existen importantes indicios de una disminución en los diferenciales tradicionales ya que las desigualdades en los niveles de fecundidad de las zonas urbanas y rurales, así como según grupos educacionales y de actividad económica se han atenuado.

La mortalidad, por su parte, si bien presenta una tendencia al descenso en los primeros momentos después del triunfo de la Revolución, matizado por las diferencias entre los resultados de los censos de 1970 y 1981 en que la tasa bruta de mortalidad descendió de 6.3 por mil a 5.9, estimaciones realizadas para los años 90 demuestran que la mortalidad cubana ha comenzado a aumentar asociado al paulatino proceso de envejecimiento de la población cubana, tan es así que ya en 1997 esta oscilaba alrededor de 7 por mil.

La distribución territorial de la mortalidad general por provincias presenta pequeñas diferencias, presentándose los valores más altos en las provincias occidentales y centrales, así como los menores valores en las orientales.

La esperanza de vida al nacimiento según la información de que se dispone en el período 1977-78 llego a ser de 72.72 años, aumentando a 74.22 en 1982 - 1983, a 74.46 en 1986-87 y a 74.70 en el intervalo que media entre 1990 y 991(7), mostrándose una tendencia a la disminución en los ritmos de ascenso de la misma, dado por la asociación de las principales causas de muerte a enfermedades degenerativas.

El proceso de descenso de la tasa de mortalidad infantil se ve asociado a valores que en el año 1970 oscilaban alrededor de 38.7 por mil nacidos vivos, notándose ya una brusca disminución en 1981, cuando dicha tasa se ubicó en 18.5 por mil, siendo ya del 7.2 por mil en 1997(8), valores muy bajos si se comparan con otros países del mundo, lo que está estrechamente vinculado a los diferentes programas de salud pública vinculados a la atención a las madres y a los recién nacidos.

La tasa de mortalidad infantil en su distribución geográfica presenta comportamientos diferenciados, aunque en todas las provincias se presentan valores muy bajos.

El ritmo de crecimiento medio anual si bien en la década de l960 y de l970 se ubicaba entre 2.5 y 1.5, ya en la década de los años ochenta y noventa se presentaron valores por debajo del 1.0 por ciento, esta evolución poco normal, obedece en los primeros años al repunte de la natalidad de los sesenta, siendo a partir de 1981 el comportamiento de su media anual muy bajo, lo que hace suponer que se entrará en el próximo siglo con valores muy bajos en el crecimiento poblacional, debiéndose seguir el estudio de este comportamiento con mucha cautela, más aún teniendo en cuenta que desde el año 1975 comenzaron a entrar a la edad  reproductiva el fuerte contingente de nacimientos del período 1960-1964, elemento que de hecho ya hubiera implicado un nuevo repunte de la natalidad, alrededor del 1980 al 84, más aún teniendo en cuenta las características de fecundidad temprana de la mujer cubana.

La estructura por edades constituye un fiel reflejo de la evolución de la población cubana, si en 1970 la población cubana estada compuesta por un 36.9 por ciento de personas en el grupo de edades de 0-14 años, un 54.1 por ciento en el grupo 15-59 y un 9.0 por ciento de personas de más de 60 años, ya para se estimada que la población de 0-14 años representada el 22.9 por ciento y los de 60 años y más un 11.9 por ciento (9).

Esta situación de la estructura por edades evidencia por si sola el proceso de paulatino envejecimiento que se viene dando en la población cubana.

Las proyecciones de población (en su mayoría realizadas con hipótesis conservadoras con relación a la fecundidad, donde se ha considerado que se mantendrá a niveles muy bajos, pero superando el nivel de reemplazo después del año 2000), reportan que para el año 2025 Cuba tendrá una población cercana a los 13 millones de habitantes, de los cuales el 20.0 por ciento tendrá menos de 15 años y alrededor de un 22 pro ciento tendrá más de 60 años.

Las migraciones internacionales manifiestan cambios radicales en su comportamiento, de país considerado como de inmigrantes antes de l959 pasa a ser una nación de emigrantes , situación que manifiesta un comportamiento cíclico y dirigido fundamentalmente hacia los Estados Unidos en la medida de las diferentes posturas que ha asumido el gobierno norteamericano para desestabilizar la revolución, a lo que se unen momentos de crisis económica y política en el país, así , se destacan los primeros años de la década de l960 por su composición, ya que predominaron personeros del gobierno anterior y miembros de las familias más adineradas ( entre 1960 y 1961 emigraron 129 847 personas) y posteriormente en diferentes momentos de clímax como 1980 y 1994 en que se agregan a las migraciones de carácter político una considerable mayoría que se acoge a causas económicas , así por ejemplo, entre 1960 y 1992 habían emigrado definitivamente unas 844 mil personas (10), sumándosele 84 795 hasta 1995 (11).

Evidentemente en el análisis de la evolución de las variables demográficas en Cuba a partir de 1959 hay que tener en cuenta su interactuar con otros factores socioeconómicos que han tenido un proceso de transformación profunda en el tiempo; sólo por mencionar algunos: la amplia cobertura del sector salud, donde se modela un nuevo método de atención primario a la población sobre todo de carácter preventivo, basado en la extensión a todo el territorio del plan de médico de la Familia; un alto grado de escolarización de toda la población; así como una masiva incorporación de la mujer a la actividad productiva.

La conjunción de la evolución demográfica y las nuevas características socioeconómicas de la población cubana de hecho también han provocado cambios en algunos patrones y valores la sociedad. Los resumimos a continuación.

1- La estructura familiar producto del aumento de la esperanza de vida al nacer se ha visto modificada, produciéndose una variación del rol que desempeñan sus diferentes miembros, produciéndose dentro de la familia y en las sociedad una mayor relación intergeneracional.

2- Rejuvenecimiento de la edad media a la primera unión, más si se tiene en cuenta que en 1970 era de 19.5 años y en 1987 ya era de 18.4 años (12).

3-. Rejuvenecimiento de la estructura por edades de la fecundidad, ya que más del 60% de los nacimientos en los últimos años corresponden a mujeres menores de 24 años (13).

4- El alto índice de divorcialidad, posiblemente vinculado a la temprana edad a la primera unión.

Anteriormente se ha hecho referencia a diferentes elementos relacionados con la evolución de las variables demográficas en nuestro país a partir de 1959, conformándose diferentes patrones de comportamiento que en muchos casos guardan estrecha relación con el decursar del comportamiento de la fecundidad, teniendo en cuenta el papel de la misma en el crecimiento y la estructura de la población se torna necesario formular una serie de interrogantes a las cuales no le hemos encontrado solución inmediata.

1- ¿ Comenzará a decrecer la población cubana si continúan manifestándose estos niveles tan bajos de fecundidad ?

2- ¿ Estará en condiciones la economía cubana con la actual estructura productiva y los efectos negativos de la crisis económica de poder garantizar los requerimientos de recursos de una población cada vez más envejecida ?.

3- ¿ De qué elementos dependen las altas tasas de disolución de uniones matrimoniales y sus repercusiones en la fecundidad?.

4- ? Constituyen las migraciones al exterior un elemento de importancia en el comportamiento de los niveles de fecundidad ?.

Se formulan estas preguntas ya que se considera que la fecundidad cubana puede seguir disminuyendo en los próximos años dada la situación de crisis económica que vive el país desde el año 1990, Crisis que se ha reconocido como la más profunda y seria desde el triunfo de la revolución en enero de 1959 a la fecha, la cual pudiera prolongarse en el tiempo, razón por la que muchas familias cubanas pudieran inclinarse por posponer nacimientos, de los cuales muchos de ellos pudieran perderse dado el avance de la edad fértil de la mujer.

Ante las condiciones planteadas con anterioridad se torna bastante complejo poder elaborar predicciones a mediano y largo plazo de como será el comportamiento de la población cubana, más si se tiene en cuenta el accionar de los diferentes indicadores demográficos en los noventa y las manifestaciones coyunturales de las migraciones hacia el exterior.

No obstante, se puede afirmar que la situación perspectiva apunta hacia dos fenómenos previsibles e inevitables, el muy reducido crecimiento poblacional y el envejecimiento acelerado de la estructura etárea, el primero de los cuales según pronósticos de Naciones Unidas (14) presentará tasas de crecimiento del 0.13 por ciento en el año 2000 y de 0.37 en el 2025.

Por otro lado, el envejecimiento de la población cubana continuará siendo una realidad a observar dado el aumento de las proporciones a alcanzar por los mayores de 60 años ya que si bien se considera que en el año 2000 representen el 13.4 por ciento de la población total ya para el 2025 alcanzarán un 22.1 por ciento.

De cumplirse todas estas proyecciones, se puede concluir sin temor a dudas que la población cubana alcanzará en el primer cuarto del próximo siglo un nivel estacionario matizado por su estructura de población envejecida.
 
 

 Notas

1. RAMOS, 1992

2. CEDEM, 1976

3. CEDEM,1988

4. ALFONSO y TOZO, 1985

5. CEE, 1991

6. ONE,1998

7. ONE,1996

8. ONE,1998

9. CEE, 1991

10. MONTIEL, 1996, p.264

11. ONE,1996, p.164

12. CEE,1991

13. ALFONSO,1992

14.  MONTIEL, 1996, p.266
 
 

Bibliografía

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© René González Rego, Sonia Montiel Rodríguez y Arnoldo Oliveros Blet 1999
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