Scripta Nova  Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788] 
Nº 45, 1 de agosto de 1999

IBEROAMÉRICA ANTE LOS RETOS DEL SIGLO  XXI.
Número extraordinario dedicado al I Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio)

IBEROAMÉRICA ANTE LOS RETOS DEL SIGLO XXI. Presentación

Horacio Capel 



La convocatoria del I Coloquio Internacional de Geocrítica sobre "Iberoamérica ante los retos del siglo XXI" responde al deseo de reunir a investigadores de diversos países que trabajan en Barcelona y a otros relacionados con el proyecto intelectual de Geocrítica para debatir sobre los problemas que se plantean en el año final del milenio y encarar la toma de una conciencia crítica de ellos y la búsqueda de soluciones.

El éxito de la convocatoria tiene que ver con muchos factores, entre ellos el prestigio de Geocrítica, tras casi 25 años de existencia de este proyecto intelectual. Cien números de la revista Geocrítica, mas 15 volúmenes de la colección "Geocrítica Textos de Apoyo", 75 sesiones del Seminario Geocrítica de Postgrado, las revistas electrónicas Scripta Nova y Biblio 3W, una red internacional de 200 investigadores, y la página web de Geocrítica explican que a la convocatoria hayan acudido más 50 comunicaciones. Una convocatoria y una reunión ésta que se ha realizado sin financiación alguna, para demostrar que es posible realizar en la universidad actividades de interés académico con escasos o ningunos recursos, contando solamente con la voluntad decidida de la comunidad universitaria.

Aunque los organizadores somos geógrafos, hemos querido que fuera un coloquio abierto, de carácter interdisciplinario. Porque estamos convencidos de que los problemas tienen facetas múltiples, y que han de ser abordados sin prejuicios disciplinarios. Y porque creemos también en la utilidad del enfoque interdisciplinario, en el que convergen geógrafos, antropólogos, historiadores, juristas y especialistas en administración y medio ambiente.

Confiamos tanto en el interés de los análisis geográficos, como en el de las otras disciplinas, y creemos que de la confrontación de los análisis, de las perspectivas y de los métodos de estudio pueden surgir ideas nuevas. Necesitamos poner en común nuestros estudios, confrontarlos de forma exigente, aunque al mismo tiempo amigable. Creemos que la amistad y la verdad no tienen porqué estar reñidas, como nos recuerda un famoso dicho clásico. Y queremos reflexionar en común, compartiendo nuestros conocimientos, buscando los mejores diagnósticos para los problemas y tratando de encontrar soluciones y alternativas.

Quiero empezar mis palabras expresando mi agradecimiento a quienes han hecho posible esta reunión. Al Comité organizador, que ha sabido movilizar voluntades y ha colaborado de forma eficaz en la puesta en marcha del Coloquio. Y especialmente al coordinador Rodrigo Hidalgo que ha realizado una labor ímproba y denonada para lograr que, tal como habíamos prometido en la convocatoria, todos los textos estuvieran disponibles en Internet antes de esta reunión.

El tema seleccionado para este I Coloquio, "Iberoamérica ante los retos del siglo XXI", es sin duda muy pertinente.

Iberoamérica se enfrenta en este año final del milenio a problemas muy diversos. Algunos han sido señalados en las comunicaciones que se presentan, muchas de las cuales ofrecen un diagnóstico crítico.

El tono crítico habitual en los balances que se realizan sobre los países iberoamericanos aparece también generalmente en los trabajos que se han presentado.

Los elementos inquietantes son muchos. Los efectos de la globalización parecen muy negativos. Las condiciones sociales siguen siendo malas: violencia, desplazamientos forzados de población, crímenes, grandes desigualdades sociales. El medio ambiente se degrada progresivamente.

Muchos problemas proceden de la conquista y colonización ibérica. Por ejemplo, una estructura social de dominación, la división en castas, los conflictos interétnicos. En el caso de Hispanoamérica tienen que ver con el fracaso de las Leyes Nuevas, aquel proyecto que a mediados del XVI trató de implantar un orden no feudal e igualitario. Otros proceden de la forma como se hizo la independencia y de la historia del siglo XIX y XX. Se mantuvo el sentimiento racial de superioridad blanca, se expoliaron las comunidades indígenas, se suscitaron inacabables problemas fronterizos.

La violencia en Iberoamérica fue endémica desde la conquista, pero también lo ha sido desde la emancipación y hasta hoy. Con consecuencias muy graves: matanzas, expulsiones forzadas de población, guerrilla.

Podríamos seguir con el diagnóstico, pero no es necesario. Durante estos dos días vamos a tener ocasión de escucharlo una y otra vez con referencia a las cuestiones más variadas.

Pero al mismo tiempo hay también razones para el optimismo. Como ya he dicho otras veces, y no dudo en repetir ahora, es preciso enfrentarse a esos problemas con conciencia crítica, pero también con optimismo.

Lo que se necesita es situar los problemas en una perspectiva adecuada, que a veces falta. Pero cuando se adopta surgen nuevas luces y esperanzas.

América es la Europa ultramarina desde el siglo XVI. Los países iberoamericanos son independientes antes que naciones como Alemania, Italia, o Canadá. Desde muchos aspectos su evolución es semejante a la de los países europeos.

En algunos momentos han tenido los ritmos de crecimiento económico más elevados del mundo. Poseen recursos inmensos. Unas ricas tradiciones culturales. Una población joven y dinámica. Cuentan con políticas públicas sociales muy tempranas, que se remontan a veces al siglo XIX. Por ejemplo, sobre la vivienda, sobre equipamientos, sobre servicios sociales.

Hemos de ser críticos, pero sin caer en el pesimismo, sin dejar que éste nos quite las fuerzas para la acción.

Sobre todo, hemos de reflexionar sobre las alternativas. Tanto si se es pesimista como si se tiene la fe del optimista, no podemos seguir con los lamentos.

Si se leen atentamente las comunicaciones presentadas a esta reunió, creo que aparecen muchos elementos para el optimismo. En todas las secciones del coloquio se pueden encontrar esos elementos que alimentan dicho optimismo.

Las ocho secciones en que hemos agrupado las comunicaciones -en relación con los temas abordados, y procurando que tuvieran un contenido equilibrado- proporcionan materiales suficientes para el debate: la ciudad en transformación; los riesgos y las posibilidades de la globalización; el medio local y el desarrollo endógeo; el desarrollo sostenible y el medio ambiente; los movimientos sociales y la emigración; la frontera como lugar de conflicto y organización; cultura y cambio social; la conflictividad social en la construcción del Estado.

En las conclusiones será el momento de hacer un balance de las aportaciones que se realizan en las 53 comunicaciones que se presentan a estas secciones.

El balance primero que puede obtenerse de la lectura de las comunicaciones no es ni blanco ni negro, sino gris, como todas las realidades. Muestran las grandes dificultades y las enormes posibilidades que hoy existen en los países iberoamericanos.

Entre éstas últimas, además de los recursos inmensos y de la población muy dinámica vitalmente, con ricas tradiciones culturales y con una formación cada vez mayor, podemos citar la existencia de algunas condiciones sociales de gran valor.

Ante todo, grupos sociales y un empresariado dinámico desde el siglo XIX -en realidad habría que decir desde el siglo XVI ya que el fenómeno de la conquista y colonización no habría sido posible sin la existencia de grupos sociales muy dinámicos. A partir de la independencia esos grupos sociales son capaces de organizar los diferentes Estados, estableciendo instituciones políticas, educativas y económicas, atrayendo al capital internacional y a técnicos extranjeros, organizar las ciudades, crear las infraestructuras, las redes telefónicas, generar un desarrollo científico y técnico que, si acudió a la importación de técnicos, como en Estados Unidos, también desarrolló un saber autónomo, con grandes instituciones científicas y brillantes profesionales, que conocían lo que ocurría en los países más avanzados, como muestra el ejemplo de los ingenieros y otros técnicos que trabajaron en numerosos países iberoamericanos.

Y son esos grupos sociales los que lograron desarrollar la economía de sus países; una economía que hoy mantiene aún altas cifras de desposeídos -como en Estados Unidos- pero es capaz de alimentar y asegurar condiciones de vida dignas a un 70 o un 80 por ciento de la población.

Hoy existen empresarios dinámicos, que compiten en un mercado mundial: los de las flores colombianas, los ajos cuyanos, la fruta o el vino chilenos... La existencia de ciclos diversos de cultivos (por ejemplo, cafe-caña-productos hortícolas), muestra la capacidad de los agricultores para adaptarse al coyunturas económicamente cambiantes. Y permite ser optimistas respecto al futuro.

Hay un gran potencial turístico y esa oferta está actuando ya a escala mundial.

Pero hay también dimensiones institucionales favorables de gran importancia. Por un lado, la largo tradición de organización estatal, que hunde sus raíces en la etapa virreinal.

También una gran tradición municipalista. Desde el siglo XVI los municipios se convirtieron elementos esenciales de organización. En los reinos españoles de Indias la fundación de municipios era esencial como forma de "ocupación" del territorio, y así hacían, a veces según lo establecido en la misma capitulación, los conquistadores, y los funcionarios reales. Desde el punto de vista jurídico las atribuciones de un concejo municipal eran grandes y el municipio no solo dio continuidad a la vida política de los reinos de Indias sino que está en el mismo origen de la independencia, ya que muchas veces la emancipación se inició en las ciudades a partir de un cabildo abierto. Esa larga tradición es una riqueza social y política, ha de ser reivindicada y puede ser una fuerza de organización y de desarrollo local.

Hay también un movimiento sindical y asociativo en alza, en muchos lugares organizaciones sociales y vecinales a escala local como alternativas a unas estructuras políticas que no funcionan. Movilizaciones sociales que logran cambiar proyectos, actores sociales que con su actitud se convierten en agentes e intervienen en la organización social y espacial.

Para acabar, hemos de ser conscientes de que América ha sido desde el siglo XVI el lugar de la utopía, de la esperanza y de la libertad. Sin duda eso fue a costa de mucho sufrimiento. Ante todo para las poblaciones indígenas, que sufrieron el hundimiento de sus estructuras sociales y sus culturas, la servidumbre, el derrumbe demográfico por la acción de enfermedades infecciosas y de la nueva organización social y política. Pero también sufrimiento de los que fueron allí, de los millones de esclavos negros forzados a abandonar Africa, de los millones de inmigrantes que abandonaron sus lugares de nacimiento y sus familias para iniciar una nueva vida en un medio desconocido y muchas veces hostil.

De todo ello surgió algo que efectivamente, con gran propiedad, puede ser denominado un mundo nuevo, una sociedad mestiza, de gran dinamismo vital, de gran creatividad, como se refleja en las estructuras sociales, en el arte, en la literatura.

Es de ese mundo nuevo del que vamos a hablar, de sus problemas y de sus posibilidades. Hagámoslo desde una lúcida conciencia crítica, desde el desvelamiento de todas las injusticias y trabas que se oponen al desarrollo, pero también desde el optimismo y la esperanza. Y en todo caso, desde una actitud generosa de intercambio, de colaboración de solidaridad, por encima de las disciplinas científicas y por encima de los países y los continentes.

© Copyright Horacio Capel 1999
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