Scripta Nova  Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788] 
Nº 45 (17), 1 de agosto de 1999
 

IBEROAMÉRICA ANTE LOS RETOS DEL SIGLO  XXI.
Número extraordinario dedicado al I Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio)

ORDENACIÓN DEL TERRITORIO Y DESARROLLO REGIONAL SOSTENIBLE
DE LA REGIÓN SUR DE BAHÍA, BRASIL
Eduardo José Fernandes Nunes
Profesor de Sociología en Universidad de Salvador ­ UNIFACS
Universidad de Estado de Bahía ­ UNEB
Doctorando en Geografía en la Universidad de Barcelona 


¿Qué es el desarrollo sostenible?¿Es una moda que persiste en el tiempo? ¿O será, como afirman algunos, una variable que no debe ser considerada más importante que otras como el desarrollo económico o el social?. La afirmación de que el desarrollo sostenible es el desarrollo que atiende al momento actual sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras es compartida por todos. Desde los dirigentes de los países más industrializados que componían el grupo de los 7 (incluso ahí, Margareth Tatcher y Ronald Reagan) en Toronto 1988, hasta los jefes de Estado de los países de América Latina en 1966, los empresarios de multinacionales y su concepto de ecoeficiencia, el movimiento verde y, entre otros, muchos científicos utilizan en sus discursos el lema del desarrollo sostenible. En mi punto de vista, cuando un concepto tiene una aceptación general, lo peor que puede ocurrir es la manipulación de un contenido evidentemente serio, pero que se presenta camuflado en la mayoría de sus aplicaciones.

En el marco actual de los programas de la Unión Europea, por ejemplo, el desarrollo sostenible "se define como el mantenimiento del desarrollo económico y social respetando el medio ambiente y sin poner en peligro el uso futuro de los recursos naturales. El programa se centra en cinco sectores clave por su impacto sobre el medio ambiente: la industria, el turismo, el transporte, la energía y la agricultura."(1). Cuando en la actualidad, se hacer esfuerzos para combatir los problemas ambientales generados por el uso inadecuado de tecnologías en un ambiente dado, utilizando una legislación ambiental más rígida, o al adoptar la planificación territorial como instrumento para el desarrollo sostenible, se convierte la ciencia y la tecnología en algo que está íntimamente imbricado y vinculado con la cuestión social y con los intereses de los diversos segmentos de la sociedad; haciendo surgir la necesidad de la participación ciudadana en la toma de decisiones sobre desarrollo territorial de una región.

Hoy en día, el desarrollo sostenible es más que una moda, es más que un sueño utopista: es una evidencia. Se puede percibir ello al visitar un mercado, al tomar un autobús, en las profesiones, en los sectores productivos o cuando salimos de vacaciones. En este contexto el objetivo de este trabajo consiste en analizar el Programa de Desarrollo Regional Sostenible (PDRS)(2)  formulado en 1997 para la Región Sur de Bahía, Brasil y sus principales líneas de acción; dicho programa ha sido elaborado por la Compañía de Desarrollo y Acción Regional ­ (CAR), órgano de la Secretaría de Planificación y Tecnología ­ (SEPLANTEC).

El programa fue creado y presentado públicamente en 1995, ocasión en la cual el Gobierno de Bahía planteó políticamente la necesidad de la sostenibilidad del desarrollo. Se eligieron la Región Sur de Bahía, Chapada Diamantina y Oeste para ser planeadas dentro del nuevo paradigma. La Región Sur tuvo su proprio PDRS; en cambio las otras dos están bajo la acción del programa Sertão Forte. El PDRS de la Región Sur de Bahía tuvo como documentos básicos el Perfil Regional y el Modelo Teórico Metodológico elaborados en 1995 por la CAR, además de presentar las principales acciones desarrolladas por el gobierno en el período 1991 a 1995.

Este tema es de interés no sólo para el gobierno del Estado, sino que además para todos aquellos que están preocupados con la gestión ambiental de la región: universidades, ONG's, grupos indígenas, asociaciones profesionales, sindicatos, empresarios y la población en general. En este sentido, el examen del programa y de las acciones desarrolladas por el gobierno en el ámbito regional podrá servir de fuente de referencia para el análisis de los problemas regionales que se están materializando en este momento.

Es una tarea difícil estudiar la región y evaluar hasta que punto un programa de ordenación territorial puede entender y proponer proyectos sostenibles que contemplen una variedad de intereses a veces en conflicto: de los pequeños, medianos y grandes propietarios rurales respecto del cambio de los bosques nativos por eucaliptos y la competencia con la fruticultura y la ganadería; los problemas de los grupos indígenas tanto en relación al crecimiento del turismo cómo también a los impactos de la industria de celulosa; los de los pescadores sobre la contaminación de los recursos hídricos; los intereses de la industria de celulosa y de los empresarios del turismo; las propuestas de las organizaciones no gubernamentales sobre el tema; las reivindicaciones de los políticos y lideres comunitarios y de la población en general.

En el marco de este programa elaborado por la CAR con la participación de los órganos del gobierno federal y estatal se han realizado reuniones temáticas con la población, a través de sus representantes políticos, empresariales, comunitarios, eclesiásticos y sindicales y se ha intentado aplicar una metodología participativa en situaciones que involucran evidentes conflictos de intereses. La CAR es una empresa pública, que tiene como finalidad coordinar y promocionar la ejecución de las políticas y programas de desarrollo regional, urbano y municipal del Estado. En este contexto, asume las funciones de asistencia a la administración municipal, del desarrollo urbano y regional, en el ámbito del Estado de Bahía.

Con el fortalecimiento de las políticas municipales y de descentralización de las acciones del gobierno estatal, la empresa, desempeña un papel relevante en dicho proceso. El sistema de gestión del PDRS, al adoptar el concepto de Governance, es decir, nuevas formas de dirección de organización de la sociedad, entendiendo que la gestión pública debe articularse con la participación de los actores sociales, políticos y administrativos, intenta utilizar un concepto que es en esencia político-social, y no controlado por la esfera estatal. Esta dialéctica todavía no queda claro, pues quien ejecuta las políticas es el estado en ultima instancia. Este concepto empieza a asumir importancia hoy como lo fue el concepto de planificación en las décadas de '60 y '70 como solución de los problemas de desarrollo.

La inserción de la dimensión socio ambiental en la planificación, hace posible un nuevo tipo de metodología de planeamiento regional que posibilita la participación popular en la toma de decisione. Sin embargo la aplicabilidad de tal gestión no resulta en una tarea muy simple. La hipótesis del presente trabajo es que a pesar del PDRS y de sus objetivos que ponen énfasis en la sostenibilidad, no existe una coordinación en la Región Sur de Bahía entre las acciones empresariales, las acciones de planificación y la organización social, en relación a las intervenciones que deben formularse para mitigar los grandes impactos tecnológicos que están materializándose sobre la población de la región. Además postula que las acciones del gobierno federal, estatal y municipal no están integradas en forma global, sino que entran en conflicto con los puntos de vista de los grupos sociales organizados, lo que redunda en una ausencia de cambios concretos.

Los usos conflictivos del suelo con el turismo, la celulosa, la ganadería y agricultura dan lugar a una acción desarticulada para la gestión y ordenación del territorio. En este contexto, intentaremos abordar cuales son los principales problemas que afectan a la gestión de la región, principalmente en lo que se refiere a los impactos de la crisis del cacao, de la industria de celulosa y del turismo y, por ende, señalar los principales objetivos del PDRS y sus aplicaciones prácticas en la área de la enseñanza y de la salud.
 

La ordenación del espacio regional
 

La Región Sur de Bahía con una superficie de 55.933 km² y una población total de 1.915.213 habitantes, representa el 16,1 por ciento de la población del estado y 17,8 por ciento de su superficie. La región está dividida en tres áreas: Cacaolera, Bajo Sur y el Extremo Sur. El área del cacao es la más poblada con 1.142.189 habitantes, seguida del Extremo Sur con 533.219 y el Bajo Sur con 239.805.

Esta región está formada por 74 municipios, de los cuales 42 en la área cacaolera, 21 en el Extremo Sur y 11 en Bajo Sur. El área del Extremo Sur (30.420 km²) representa más de la mitad de la superficie regional, y constituye la superficie con menos densidad demográfica (17,5 hab/km²), inferior a la del propio estado (21,2 hab/km²). La distribución espacial de la población revela una mayor concentración poblacional en la zona cacaolera, con el 60 por ciento del total regional, 28 por ciento el Extremo Sur y 12 por ciento el Bajo Sur.

La región tiene una fuerte pluviosidad, con una precipitación media anual de 2046 mm en Ilhéus, 1388 mm Caravelas y 1247 mm en Guaratinga, y una tipología climática que varía de húmedo a subhúmedo, la cual se ve influida por el predominio de la mata atlántica (bosque atlántico) que antes recubría prácticamente la totalidad de la región(3)

. Esta situación ha favorecido el comercio de madera del bosque atlántico. A partir del siglo XVIII la región se convierte en un importante centro productor de alimentos, y entre 1780 a 1789 fueron introducidos en la región los cultivos de café, algodón y cacao(4) . Este último fue la base de la principal actividad económica del estado y responsable de gran parte de la producción regional.

De las 3.445.323 hectáreas utilizadas por la actividad agropecuaria, cerca del 80 por ciento se utiliza en plantas forrajeras para la práctica de la ganadería extensiva. De ese total, 2.098.058 de hectáreas están concentradas en el extremo sur, es decir, 94,1 por ciento de su área cultivada. En las dos otras áreas ocurren lo contrario. El Bajo Sur, donde el 40 por ciento del área es de cultivo de cacao, las plantas forrajeras representan sólo el 26,5 por ciento. En la denominada área cacaolera el cultivo de este producto corresponde al 43,7 por ciento, mientras el 54,2 por ciento restante está destinado al forraje. A partir de lo anterior, es posible señalar que el grado de expansión de los cultivos vinculados a las plantas forrajeras se asocia a la deforestación del bosque atlántico, producida por la explotación de la madera nativa, después con el cultivo de eucalipto y también por la crisis del cacao iniciada en la década de 1980.

A pesar de que en el Extremo Sur el forraje representa casi la totalidad del área, el cultivo de cacao desempeña un papel económico importante para la región y para el propio estado. La crisis actual del cultivo del cacao tiene su inicio en el año de 1987, y su origen se asocia a la caída internacional de los precios, a partir del elevado nivel de los excedentes mundiales de producción; a las irregularidades climáticas de 1987-1988; y la aparición de enfermedades en el cultivo del cacao a partir de 1989(5). Además, la implantación de una industria relacionada con el cacao en la zona siempre ha encontrado opositores por parte de los exportadores. La crisis ha provocado de este modo un elevado numero de desempleados, llegando a una cifra cercana a las 250.000 personas.

A pesar de la crisis, la región continúa siendo el principal productor de cacao del estado, siendo responsable del 85 por ciento de la producción nacional. En el inicio de la década del '90 la actividad empleaba 390.000 trabajadores, hoy solo hay 140 mil(6). Esta región es una de las áreas de más antigua ocupación del país y fue el principal centro económico del estado; sin embargo ha pasado por sucesivas crisis, hasta llegar a la situación actual, en donde el cultivo del cacao, como principal sustento de las actividades económicas de la población, se encuentra en franco proceso de retroceso. Las condiciones de reversión del cuadro anteriormente descrito es bastante difícil.

El Centro Nacional de los Productores de Cacao (CNPC) evaluaba que en 1997, 150 mil hectáreas de cacao de 615 mil existentes en la Región Sur ya estaban perdidas como afirma: "no hay inversiones que puedan recuperar esta área". Otras 450 mil ya estaban contaminadas, con menor riesgo de pérdida, por la enfermedad Crinipellis perniciosa, más conocida como "escoba de bruja"(7).

Al mismo tiempo que disminuye la producción de cacao aumenta el numero de desempleados. El precio del cacao en el mercado internacional ha continuado bajando. En la década de1970 la tonelada tenía un valor de 4.700 dólares, en 1997 su precio era inferior a un 1/3 de este monto, es decir, 1.500 dólares. Una parte de los desempleados emigraron, pasando a constituir "afavelados" en los grandes centros urbanos cómo San Paulo y Salvador, o en la periferia de las ciudades del litoral sur de Bahía. Otros trabajadores ocuparon las haciendas cacaoleras. En los últimos cuatro años, 25 haciendas de cacao fueron invadidas por trabajadores desempleados en el sur de Bahía(8).

Productores desencantados con el cacao están cambiando de actividad; ahora unos están cultivando café, otros aprovechan la divulgación que el escritor Jorge Amado ha dado al cacao en sus libros para obtener una fuente de renta. Este proyecto prevé la reforma y recuperación de las haciendas, casas, paisajes y ambientes de sus novelas. Otros ejemplos son la opción del ecoturismo y la implantación de hoteles-haciendas. En los últimos dos años, 20 hoteles comenzaron a funcionar en la región bajo este esquema.

La crisis del cacao, por tanto, significa un impacto en la región sur que se refleja en las regiones vecinas, principalmente en el extremo sur de Bahía. En este sentido, sería relevante conocer hasta qué punto afecta o es conflictivo el cultivo del cacao con el cultivo del eucalipto. Las actuaciones de parte de los productores y de los trabajadores han sido independientes de la acción estatal; los primeros comenzaron a introducir algunas innovaciones en las dinámicas empresariales y los segundos ocuparon tierras para su sustento alimenticio.
 

El impacto de la industria de celulosa
 

La industrialización en la región tuvo su inicio en los municipios de Valença y Maraú en el siglo XIX. Hacia la primera mitad del ese siglo el municipio de Valença comienza a desarrollar la industria textil, cuyas materias primas provenían del Estado de Alagoas y del municipio de Caetité en Bahía, siendo considerada la más importante del imperio y de América del Sur. Empezó con 500 trabajadores y en 1960 contaba con 1800. En Maraú, la industria vinculada a derivados del queroseno, tuvo que detener su funcionamiento en 1891, en virtud de problemas técnicos y sindicales. A pesar de esto, en la actualidad estos ámbitos territoriales sólo representan 6,7 por ciento del numero de industrias en la Región Sur de Bahía(9).

A partir de la década de 1950, el área del Extremo Sur, inicia la implantación de un polo maderero, impactando en el ecosistema del bosque atlántico. El final de los años 1960 e inicio de los '70 se construye la Carretera BR-101, acelerando el proceso de deforestación y fomentando la creación de núcleos urbanos que tuvieron un rápido crecimiento. Entre 1980 y 1990 hay un incremento de casi 100 por ciento del numero de industrias, pasando de 364 a 762, respectivamente. En 1983, del total mencionado el 62,4 por ciento eran industrias de madera; sin embargo la región no ha desarrollado la manufactura de la misma, por ejemplo muebles y viviendas semiterminadas, apenas exporta la materia prima y compra el producto terminado.

Hacia 1992 comienza a funcionar en la región la industria de celulosa. Esta actividad industrial toma fuerza a principios de los años 1980, con la implantación del monocultivo de eucalipto para abastecer el polo de celulosa del estado de Espirito Santo, en la frontera con el sur de Bahía y con el estado de Minas Gerais. Algunas empresas adquirieron grandes extensiones de tierras e implantaron el monocultivo del eucalipto; es el caso de la Compañía Vale do Rio Doce y la Ara Cruz Celulosa. Con el polo forestal implantado surgieron empresas interesadas en invertir en la región; por ejemplo las empresas Bahía Sur Celulosa y la Vera Cruz Celulosa.

Según W. Dean (1996), una de dichas compañías, la Ara Cruz Celulosa había realizado grandes inversiones en el Estado de Espirito Santo, más específicamente en áreas fronterizas con el sur de Bahía. La elite política del gobierno estatal de Espirito Santo se encontraba ya dividida en facciones por diversos motivos y la empresa de celulosa se convirtió en otro punto de discordia. Así, cuando la compañía ha pedido más tierras para llevar hacia adelante la proyectada duplicación de la producción, el gobierno del estado de Espirito Santo ha impedido la venta y la Ara Cruz Celulosa se ha visto en la necesidad de adquirir una faja de tierra de 709,5 km² en el sur de Bahía para el cultivo de eucalipto(10).

Sin embargo, la primera industria de celulosa que se instaló en la región fue la Bahía Sur Celulosa, en el año de 1992, recibiendo recientemente en 1996 un certificado ambiental. La fábrica está localizada en el distrito de Itabatan, municipio de Mucuri, próxima a la carretera BR-101. Según Silva (1993), actualmente "ésta es la mayor iniciativa industrial en el sector de papel y celulosa de Brasil y del Hemisferio Sur y si se cumplen los planes propuestos estará entre los cinco mayores del mundo"(11).

Debido a las grandes reservas forestales en el hemisferio norte, la producción de papel y celulosa siempre se ha concentrado en los países escandinavos, en los EUA, Canadá y en la ex URSS. En los últimos años, señala Carneiro, creció la participación del Japón, China, Brasil y Alemania. En Brasil hasta los años de 1930 el país importaba todo el papel que consumía, solamente a partir de los años '50 comenzaron a surgir las primeras unidades productoras de celulosa(12).

En la Región Sur de Bahía, hay dos proyectos de celulosa. Uno es el de Bahía Sur Celulosa con 114 mil hectáreas, siendo 68 mil para el cultivo del eucalipto, 34 mil a la preservación ambiental y 12 mil hectáreas para infraestructura, con una producción de 500 mil toneladas/año. El segundo es el de la compañía Vera Cruz Forestal, en el municipio de Eunápolis, con inversiones de US$ 1,2 billones de dólares, con 85 mil hectáreas de eucalipto y obligado a mantener un área de 64 mil hectáreas de reservas forestales, con una proyección de operación para el año 2001 de 800 mil toneladas/año(13).

Si observamos el mapa forestal de la Región Sur de Bahía en las últimas cuatro décadas, se puede comprobar que se ha producido una devastación considerable de reserva forestal de bosque Atlántico que todavía estaba preservada. Estos impactos se han producido principalmente a partir de la construcción de la carretera BR-101 del gobierno federal, que une la región sur de Brasil con la Región Noreste. Dicha carretera, contribuyó a la formación de ciudades que alcanzaron un rápido desarrollo demográfico, como por ejemplo, Teixeira de Freitas y Eunápolis en el Sur de Bahía.

El crecimiento de esas ciudades se debe a las dos fases diferentes de la explotación forestal en la región: en un primer momento, atraídos por la reserva del bosque atlántico, se materializa una intensa industria de madera cuyo objetivo es comercializar, sin prevenir las consecuencias futuras; y en un segundo momento se desarrolla el monocultivo de eucaliptos, que da a lugar la implantación de la industria de celulosa.

Todo este movimiento, atrajo personas de otras regiones del país en busca de oportunidades de trabajo durante el desarrollo de la industria Bahia Sul Celulose. En esta fase hubo casi 5.000 personas trabajando en un sitio de poca densidad demográfica, cercano del pueblo Itabatan con menos de 500 habitantes. Sin embargo, la industria de celulosa es "un segmento intensivo en capital que no se destaca por absorber grandes contingentes de mano de obra"(14) y todo ese contingente utilizado en la construcción de la industria tuvo que partir para otros frentes de trabajo o quedarse en la periferia de las ciudades vecinas.

La implantación de este complejo industrial de celulosa ha producido transformaciones radicales en la organización espacial y social. En este sentido, hubo una gran preocupación de la población acerca de la localización de las industrias de celulosa. La substitución de las actividades productivas tradicionales por los bosques homogéneos ha presionado a los pequeños dueños de tierras, a los indígenas y a los pequeños pueblos. Los estudios de impacto ambiental presentan una serie de alternativas y de medidas mitigadoras que deben ser seguidas para hacer frente a los impactos de la industria de celulosa en la región.
 

El impacto del turismo
 

El dinamismo del sector comercial, proporcionado por el cultivo del cacao y por el flujo de capital de los estados vecinos de Minas Gerais, Espirito Santo y Rio de Janeiro, además del crecimiento del turismo en la región, han posibilitado en la actualidad un considerable aumento de mano de obra ocupada en este sector.

Sin duda, las dos áreas que más han crecido en la región son la Cacaolera y el Extremo Sur, cuya expansión se da, sobre todo, en el período comprendido entre 1983 y 1992. El grado de concentración del comercio en las ciudades centrales de la región muestra que en 1992 el 45 por ciento de los establecimientos está concentrados en 7 municipios de los 74 existentes. Solo los municipios de Itabuna, Ilheus y Teixeira de Freitas poseen el 38,3 por ciento de los establecimientos. Esta situación refleja el proceso de polarización de los centros urbanos y de la dinámica regional.

La Región Sur de Bahía posee históricamente por sus particulares características una vocación para el desarrollo del turismo. Hoy se concentra un gran flujo turístico regional, nacional e internacional, atrayendo personas de todas las partes del mundo. En los municipios de Porto Seguro y Cabrália existen altas inversiones en este sector.

El polo turístico de Porto Seguro, por ejemplo, cuenta con 17.000 plazas para alojamiento en su infraestructura hotelera y es el segundo polo más importante del Estado, siendo superado sólo por el de Salvador. Porto Seguro, está siendo considerado por las agencias de turismo "como uno de los más importantes centros de ocio del Brasil, en función de su infraestructura de aeropuertos, hoteles y de los muchos atractivos naturales, históricos y culturales"(15).

El crecimiento de Porto Seguro, a partir de la década de 1970, refleja el impacto del proceso de desarrollo regional con la ampliación de la carretera 367, que ha permitido el crecimiento del turismo. El proceso de urbanización tiene su inicio en este período; así en la década de 1980 el porcentaje de población urbana alcanza un 87,6% del total de la población.

Actualmente, el turismo ha contribuido a la pérdida de los atractivos naturales y culturales de la región, la ocupación indiscriminada de las playas, con el consecuente proceso de privatización de áreas que deben ser de preservación permanente. El turismo es considerado por el programa de desarrollo sostenible como uno de los vectores estratégicos para la diversificación y el fortalecimiento de la economía regional, principalmente en los municipios que están entre Valença y Mucuri(16).

¿Cómo actuar de forma sostenible en el contexto de la industria del turismo?. Brasil y América Latina aún están en un nivel bastante inferior al mercado de turismo internacional, sobre todo, se comparamos con Francia, Estados Unidos y España. Algunas regiones de Brasil pueden decir que no están preparadas para recibir el impacto del turismo, las estructuras para el control de esas acciones no se encuentran suficientemente maduras para atender las exigencias del desarrollo sostenible.
 

Programa de Desarrollo Sostenible: Sur de Bahía
 

Existe una diferencia significativa entre las concepciones de desarrollo sostenible en los países desarrollados y en los en vías de desarrollo. En los primeros se discute la reducción del consumo material, mientras que en los segundos la preocupación fundamental se asocia con la justicia social. Desde las conferencias de las Naciones Unidas de 1972 hasta la de 1992, ha aumentado notablemente la conciencia ambiental en todos los países. En este sentido la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo señaló que la perspectiva latinoamericana debía incluir la necesidad de un desarrollo "que distribuyese equitativamente los beneficios del progreso económico"(17).

Hoy, la preocupación del equilibrio socio-ambiental, con la consecuente aplicación de programas de desarrollo sostenible en Brasil y en especial en Bahía, tiene un papel muy importante, sobre todo, con la posibilidad de su aplicabilidad en el ámbito regional. En este sentido, el desarrollo sostenible debe crear formas participativas de planificación, e incluir necesariamente los diversos grupos sociales afectados.

El programa de desarrollo sostenible de la Región Sur de Bahía presenta cuatro objetivos que deberían alcanzarse en el medio y largo plazo(18): La competitividad y viabilidad económica; la conservación de los ecosistemas y recursos naturales; la organización de la sociedad y democratización de las instituciones; y la reducción de la pobreza y desigualdad social.

El programa pretende ser económicamente justo, ambientalmente responsable y con la participación ciudadana como ejes principales. ¿Es posible lograr ésto a través de la planificación?. El Programa de Desarrollo Regional Sostenible para la Región Sur, propone la descentralización del Estado; y desempeña un papel también importante para la elaboración de políticas regionales y espaciales, con la transferencia del poder federal para las instancias estatales y municipales. Además, añade el principio de subsidiaridad, es decir, indica la necesidad de que los problemas deben ser resueltos en el nivel más próximo posible de las necesidades reales básicas de cada comunidad.

Sin embargo, la planificación está aún hoy en las manos de los técnicos y no bajo los criterios de la planificación participativa. Se trata de un instrumento cada vez más imprescindible en las acciones del gobierno y que está siendo aplicado en algunas ciudades brasileñas, como sucede en Curitiba y Porto Alegre en que los datos sobre el desarrollo humano son comparables a los de las ciudades europeas.

El Programa de la Región Sur de Bahía, tiene como estrategia para el desarrollo sostenible alterar el paradigma tradicional de planificación, con líneas de acción que asocien el desarrollo económico de la región con el uso racional de los recursos naturales, sin perder de vista la distribución social de los resultados de ese proceso. Eso es lo que se debe comprobar a partir de las acciones que están efectivamente siendo aplicadas en las instancias gubernamentales.

Los cambios propuestos implican acciones de medio y largo plazo, toda vez que las transformaciones estructurales presuponen períodos mayores a cinco años. El programa ha identificado seis vectores y líneas de acción para la construcción del nuevo paradigma del proceso de desarrollo sostenible en la región: reestructurar y vigorizar la economía; conservación y uso racional de la biodiversidad del bosque atlántico y ecosistemas asociados; innovación y desarrollo tecnológico regional; valorización de los recursos humanos y fortalecimiento institucional; desarrollo humano; e infraestructura urbana y rural.

Para cada uno de los seis vectores estratégicos se elaboraron líneas de acción prioritarias de desarrollo. En el primer vector, Reestructuración y revitalización de la economía, se contemplaron los sectores de cacao, turismo, sistemas agroforestales, pecuario, pesca, pequeña y mediana empresa, además del fortalecimiento del asociativismo. El vector II: Conservación y uso racional de la biodiversidad de la Mata Atlántica y ecosistemas asociativos, contempla en sus líneas de acción: el control de micro cuencas hidrográficas, la gestión de unidades de conservación ambiental, legislación y control ambiental, recursos hídricos y medio ambiente urbano. El vector III: Innovación y desarrollo tecnológico regional presenta cuatro líneas, a saber: tecnologías para sistemas y actividades existentes, tecnologías para sistemas innovadores, tecnologías para la conservación, uso y valorización racional de los recursos ambientales. El vector IV: Valorización de los Recursos Humanos y fortalecimiento institucional se basa en las siguientes líneas de acción: desarrollo de recursos humanos; reforma y adecuación de las instituciones de investigación y desarrollo; fortalecimiento del sistema educativo regional; revitalización del cooperativismo; fortalecimiento de instituciones representativas de la sociedad civil. El vector V: Desarrollo Humano presenta en sus líneas de acción: asentamientos humanos; salud y saneamiento, educación, cultura y ciudadanía. El vector VI: Infraestructura urbana y rural presenta sus líneas de acción: transporte, educación, agua y saneamiento, salud, energía, comunicación, polos industriales.

A partir de ellos se elaboran proyectos que tienen objetivos diferenciados por categoría, dependiendo de las inversiones. Son tres las categorías que definen los proyectos. En primer lugar proyectos estructurantes: se trata de proyectos que tienen efectos a largo plazo, infraestructura económica, formación de recursos humanos, innovación tecnológica y conservación de recursos naturales. En segundo lugar productivos, es decir proyectos destinados a actividades generadoras de oferta de bienes de servicios competitivos en los sectores agropecuarios, agroindustriales, industriales, comerciales y turísticos. Finalmente proyectos sociales: proyectos para la ciudadanía, en el área de salud, saneamiento, vivienda y seguridad publica.

Es importante conocer si los proyectos en el área de educación, salud y mejora de renta tienen sus efectos esperados, el problema es que la evaluación de esas políticas exigen metodología y conocimiento más detallados de la realidad, con investigaciones en el área de vivienda popular, zona agrícola de interés turístico y zona de industria de celulosa con aldeas indígenas. La participación de las organizaciones no gubernamentales y las agencias ambientales en la defensa del patrimonio histórico, ha provocado que las autoridades municipales reconozcan que la administración del municipio no se puede hacer sin la participación de los ciudadanos y que el modelo antiguo de administración centralizada no funciona adecuadamente en este nuevo escenario.
 

Conclusiones
 

Es importante resaltar, que en todo el litoral de la Región Sur existe una potencialidad turística que está desarrollándose con un ritmo acelerado. Paralelamente, se está produciendo una expansión de la ganadería en casi la totalidad del Extremo Sur. También existen grandes perspectivas en términos de nuevos productos agro-silvícolas: papayo, gomero y dendê(19).

Sin embargo, la industria de celulosa a través del monocultivo de eucalipto y el desarrollo de un polo turístico en el litoral, no han sido capaces hasta ahora de absorber la población rural desempleada a causa de la crisis del cacao; la que también ha estado asociada de manera general a una ausencia de incentivos en la agricultura. Por el contrario, comienza a constituirse en las principales ciudades del litoral de la región Sur un conjunto importante de población pobre, deficientemente preparada y sin los mínimos conocimientos necesarios para sobrevivir en ciudades internacionalizadas por el turismo. Ese tipo de inmigración es mayor que la capacidad de que dispone el poder público para encontrar soluciones para el problema del desempleo

Las acciones desarrolladas por el gobierno en esta región en algunas áreas no han conseguido cambiar el desarticulado ritmo del crecimiento regional. En este contexto, la educación debería asumir un papel fundamental, principalmente, con la necesidad de reducir drásticamente el índice de analfabetismo que es de 36,15 por ciento (1991) en la Región Sur de Bahía(20). Este problema, junto al elevado porcentaje de población indigente (45%), son los dos principales desafíos que se han de tener en cuenta en un programa de desarrollo sostenible en esta Región.

El gobierno ha desarrollado desde 1991 hasta 1995 acciones en las tres subáreas consideradas. En términos generales, la área cacaolera es aquella que obtuvo mayor volumen de acciones de infraestructura económica (44,7%), infraestructura social (54,2%) y en acción social (50,7%). La Región Extremo Sur tuvo mayor número de acciones en la área de apoyo a la producción (38,1%). En términos de inversiones en educación en las tres áreas, el gobierno construyó en 5 años solamente 17 escuelas y reformó 225, en la enseñanza de 3º grado fueron abiertos 6 cursos, todos en la región Cacaolera. La mayor parte de las acciones se concentraron en esta región, es decir, de las 298 acciones en el sector de educación 181 fueron en la región Cacaolera.

En este sentido, es necesario hacer un examen más riguroso sobre los impactos que se están desarrollando para ver si de hecho las acciones que se están llevando a cabo en la Región son suficientes para evitar mayores daños al medio natural y social, en virtud de las grandes transformaciones que están ocurriendo en ella. Es necesario profundizar los estudios sobre población, sobre los cambios tecnológicos que se están produciendo en el medio rural y urbano; así como presentar proyectos que configuren la nueva dinámica regional.
 

Notas
 

1. Comisión Europea. Hacia un desarrollo sostenible. Informe de aplicación y plan de actuación de la Comisión Europea sobre el quinto programa de política y actuación en materia de medio ambiente y desarrollo sostenible,: Luxemburgo, 1997. Véase también Michael Jacobs. La economía verde, Barcelona: Icaria, 1996.

2. Companhia de Desenvolvimento e Açao Regional. Programa de Desenvolvimento Regional Sustentável: sul da Bahía. Salvador, 1997.

3. CPE.. Panorama Geo Económico Regiao Sul da Bahia, Salvador, 1992. Véase también Warren Dean A ferro e Fogo. Sao Paulo: Cia. Das Letras, 1996.

4. idem nota 2, pág. 22

5. Luis Francisco. Crise do cacau desemprega 250 mil na Bahia. Sáo Paulo: periódico Folha de Sao Paulo. 27/07/97

6. idem, nota 5.

7. idem, nota 5.

8. idem nota 5.

9. idem nota 2, pág. 53

10. DEAN, Warren. A ferro e Fogo. A historia e a devastacao da Mata Atlantica brasileira. Sao Paulo:Cia. Das Letras, 1996.

11. SILVA, A.L. Diagnóstico do setor de papel e celulose da Bahia. Salvador: Senai, 1993.

12. CARNEIRO, R. Competividade como resultado da atuação estatal, das estrategias emrpesariais e da inovação: Aplicado teórica à industria de papel e celulosa. Dissertacao de mestrado, Salvador: Escola de Adminsitraçao, 1993.

13. idem nota 2, pág. 84.

14. idem nota 12, pág. 60

15. Companhia de Desenvolvimento e Acao Regional ­ CAR(BA). Sul da Bahia ­ perfil regional, Salvador, 1995

16. idem nota 2, pág.81.

17. HOGAN, Daniel Joseph. Crescimento populacional e desenvolvimento sustentável. Sao Paulo: Lua Nova, CEDEC, nº 31, 1993.

18. Companhia de Desenvolvimento e Ação Regional ­ CAR- BA. Programa de Desenvolvimento Regional Sustentável ­ PDRS: Sul da Bahia, Salvador, 1997.

19. idem nota 2, pág. 67.

20. idem nota 2, pág 87.
 

© Copyright: Eduardo Nunes, 1999

© Copyright: I Coloquio Internacional de Geocrítica, 1999



Volver al índice de Scripta Nova

Menú principal