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Scripta Nova.
 Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788] 
Nº 94 (21), 1 de agosto de 2001

MIGRACIÓN Y CAMBIO SOCIAL

Número extraordinario dedicado al III Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio)

INMIGRACIÓN Y COHESIÓN SOCIAL EN CALVIÀ, MALLORCA

Miguel Ángel Miranda González


Inmigración y cohesión social en Calvià, Mallorca (Resumen)

El municipio de Calvià, en Mallorca, cuenta con 18 núcleos urbanos asentados en un territorio de 145 kilómetros cuadrados. La población de derecho, algo más de cuarenta mil habitantes, es la segunda más numerosa de las Islas Baleares. La composición demográfica está formada por la escasa población de raíz mallorquina, inmigrantes españoles, que proceden mayoritariamente de la España peninsular, los hijos de estos inmigrantes nacidos en Mallorca e inmigrantes extranjeros que representan en este momento el 23,3 por ciento de la población de derecho del municipio. El crecimiento económico de Calvià ha necesitado una mano de obra, en ocasiones por temporada, de escaso nivel cultural. La población inmigrada se ha asentado dentro de los diferentes núcleos urbanos construidos en su mayoría a partir de 1960. La distribución de los núcleos de población es el resultado de la agrupación humana por categorías socioeconómicas y, por tanto, culturales, que ha dificultado, y todavía dificulta, la cohesión social y el sentimiento de pertenencia al municipio donde habitan.

Palabras clave: Calvià/ Mallorca/ inmigración/ cohesión social


Immigration and social cohesion in Calvià, Mallorca (Abstract)

The municipality of Calvià, in Majorca, has 18 urban nuclei settled in an area of 145 square kilometres. The legally established population, a little over forty thousand inhabitants, is the largest in the Balearic Islands. The demographic composition is formed by a scarce population of Majorcan origin, by Spanish immigrants mainly from the Spanish mainland, by their children born in Majorca and, finally, by foreign immigrants, which accounted for the 23.3per cent of the legally established population in 2000. The economic growth of Calvià has needed a labour force of a low cultural level. The immigrant population has settled in the various urban nuclei mainly built since 1960. The population nuclei distribution is the result of human groupings by socio-economic and cultural categories, which has hindered a social cohesion and a sense of belonging to the municipality.

Key words: Calvià / Mallorca / immigration / social cohesion


Las sociedades afectadas por fuertes corrientes inmigratorias presentan una serie de características comunes, relacionadas con la integración social de los colectivos que tienen intereses distintos y referencias culturales específicas. Este trabajo trata de la situación social de Calvià, un municipio perteneciente a la isla de Mallorca que ha visto sus estructuras territoriales y sociales transformadas por las sucesivas oleadas de inmigrantes. El estudio tiene dos partes, en la primera expongo algunas posiciones teóricas del cambio social que se ha producido en Mallorca, y, por tanto, en Calvià, y en la segunda parte desarrollo algunos aspectos que inciden directamente en la cohesión social de la población de Calvià.

El cambio en la estructura económica de Mallorca

El archipiélago Balear ha sido tierra de emigrantes hasta mediados del siglo XX. A partir de la década de 1950, en el territorio insular se modificó la estructura económica y, con ella, la tendencia migratoria. El crecimiento continuo de las empresas turísticas generó una demanda laboral que, al no quedar cubierta con la población de las islas, abrió el mercado a la mano de obra inmigrante (1). Con anterioridad al auge del sector terciario, la económica de Baleares estaba dominada por la agricultura, que ocupaba a la mayor parte de la población. El predominio del sector primario permaneció hasta los primeros años del siglo XX. A partir de 1910, la población activa de las islas deja de ser mayoritariamente agraria. El turismo empezaba a despuntar y el sector secundario progresivamente se colocaba por delante del primario. Incluso en el proceso del despegue turístico, el sector terciario se vio afectado por una crisis en los años treinta que, durante poco tiempo, desplazó el peso de la población activa hacia el sector industrial. Pero ya a partir de los años cincuenta el turismo se iba a convertir en el motor de la actividad económica de las islas. La agricultura cedió el protagonismo laboral que históricamente había tenido y la industria pasó a consolidarse como la segunda actividad productiva más importante de las islas, muy por delante del sector primario pero, también, muy alejada del sector terciario.

La isla de Mallorca contó durante el siglo XIX con una industria que empleó obreros que compartían la actividad de la fábrica o el taller con las tareas del campo. La isla no ha vivido una gran concentración de fábricas donde quedaran agrupados un número elevado de trabajadores. Las empresas del sector secundario emplearon a pocos obreros por unidad productiva. Así, por ejemplo, en el año 1875 había en toda la isla 2.965 empresas que daban trabajo a 13.845 obreros (2), esto es algo más de cuatro trabajadores por centro laboral. Desde principios del siglo XIX, Palma, la capital, se convierte en el principal núcleo de producción y consumo de bienes industriales, los demás núcleos de población quedan afectados por la dispersión industrial. Algunos pueblos se especializaron en diferentes productos, como es el caso de Sóller o Esporlas, que desarrollaron una actividad industrial textil, o Inca y Llucmajor que desplegaron una producción basada en el cuero (3). La agricultura y la industria no siguieron caminos antitéticos. La industria mallorquina ha estado vinculada a la producción del sector primario y, a su vez, el desarrollo del sector primario, especialmente la agricultura, ha estado amparado por la industria (4). Hacia la mitad del siglo XIX Mallorca disponía de industrias encargadas de fabricar maquinaria para el campo: arados de hierro, prensas para la elaboración de aceite, bombas para la extracción del agua, productos químicos para el abono de las tierras cultivables, etc. También tenía, además de las fábricas de tejidos, empresas de transformación de productos agrícolas que elaboraban, entre otros artículos, vinos, licores y aceites.

La isla no vivió en el siglo XIX una revolución industrial capaz de impulsar el sector secundario hacia el predominio económico. Aparecieron industrias que atrajeron a una parte de la población agrícola y contribuyeron a modernizar el campo. Pero las transformaciones económicas del siglo XIX y principios del XX no estimularon el crecimiento de la población ni fueron capaces de impedir el continuo flujo de emigrantes. El impacto socioeconómico de la industria apenas generó una corriente inversora en la isla que estimulase la productividad y con ella el beneficio. Las industrias abrieron expectativas laborales, pero no fueron suficientes para absorber el excedente de mano de obra del campo. La emigración fue la única salida posible para una parte de la población sin futuro, porque la revolución industrial se intuyó pero no se instaló en la isla. Las principales fortunas familiares mallorquinas preferían la deuda pública, las inversiones navieras o los bienes suntuarios (5) al desarrollo industrial de Mallorca, con esta actitud retrasaron la aparición de las formas de vida que por Europa occidental difundía el capitalismo. Las consecuencias quedaron fielmente reflejadas en el escaso desarrollo urbano de la isla. Este panorama empezó a cambiar cuando las inversiones turísticas reactivaron la actividad económica mallorquina. Al mismo tiempo que crecía y se renovaba la población, la riqueza natural del paisaje se convertía en un valor de cambio que modificaba la fisonomía del territorio. Las formas de vida forjadas por la tradición se vieron sacudidas por una población que llegaba de forma masiva y que traía su propia cultura. Las relaciones sociales que se establecieron por la nueva situación económica afectaron al ámbito laboral y al espacio cultural diferenciado que exigían, por un lado, la población autóctona y, por otro lado, la población inmigrada. El conflicto de intereses todavía no está resuelto y de su adecuada gestión dependerá el mayor o menor enriquecimiento cultural de toda la población.

Inmigración y conflicto social

El conflicto nace del enfrentamiento entre colectivos sociales con intereses contrapuestos. Hillmann habla del término conflicto como "denominación general para las divergencias, las tensiones, las rivalidades, las discrepancias, las disputas y las luchas de diferente intensidad entre distintas unidades sociales" (6). El conflicto, por tanto, es el resultado del desajuste social producido por la manifestación activa de los intereses de un grupo que cuestionan la voluntad de mantener los intereses actuales o futuros de otro grupo. La resultante de la confrontación activa entre intereses sociales contrapuestos es la inestabilidad social. El conflicto está relacionado con la oposición entre el orden dominante y el orden emergente, esto significa que el conflicto tiene que ver con el dominio territorial y el poder que se ejerce en el territorio. El conflicto social nace de la perturbación social producida por los individuos que no participan del poder establecido y que altera las condiciones existentes del orden instituido.

En una organización social ¿es necesario el conflicto? ¿Puede una organización social avanzar sin conflicto? Si la respuesta es afirmativa ¿Cuáles son los límites del conflicto? Tomemos como referencia dos corrientes de pensamiento: la estructuralista y la etnometodológica. El pensamiento estructuralista parte de un enfoque sistémico de la realidad, es decir, de una visión estática y no histórica que afirma que las acciones humanas vienen determinadas por las estructuras sociales subyacentes. Éstas son las responsables de los conflictos y de la interactuación de los individuos. El conflicto sólo tiene sentido desde un punto de vista holístico. El conflicto, como una parte del sistema social, sólo puede ser interpretado a partir de las interrelaciones generadas por el propio sistema (7). El conflicto no es la consecuencia necesaria que surge a partir de la relación social, sino que es un elemento más de las relaciones colectivas inherentes al propio sistema. Los límites del conflicto quedan definidos por la eficacia de la estructura del sistema. Un conflicto no controlado será un indicador de la crisis del sistema.

La etnometodología (8) considera que la organización social es un logro pactado entre las personas afectadas por el orden establecido. La influencia de la fenomenología, y especialmente las ideas de Schutz, ha marcado los fundamentos etnometodológicos. No estamos ante una teoría apriorística conjugada por principios axiomáticos claramente definidos, sino todo lo contrario, ante conclusiones fundamentadas en observaciones empíricas del comportamiento de las interacciones sociales producidas habitualmente (9). Después de varios estudios realizados sobre el incumplimiento de normas sociales establecidas, Garfinkel y otros etnometodólogos llegaron a dos conclusiones fundamentales: a) El ser humano muestra una adhesión hacia las normas que emplea habitualmente; b) La interpretación de las normas marca la organización de sus funciones dentro del colectivo. Cuando se produce la transgresión de la norma, el individuo no adapta el discurso simbólico a la situación creada, sino que tiende a rechazar al individuo transgresor (10). Como se puede observar, la etnometodología intenta poner de manifiesto la resistencia del individuo a las alteraciones de las construcciones mentales del orden social. La sociedad es una construcción del individuo y el conflicto rompe el equilibrio entre una realidad social pactada y el modelo mental sobre el que se sostiene la organización social. Es la visión de una sociedad conservadora que no sólo rechaza el conflicto sino que, además, no está dispuesta a permitir cambio alguno que no haya estado previamente asumido y posteriormente pactado.

Las dos visiones del conflicto social se pueden resumir de la siguiente manera: a) el conflicto es un elemento del sistema social (estructuralismo), b) el conflicto es una cuestión de percepción y de alteración de los símbolos sociales intersubjetivamente admitidos (etnometodología). La idea de conflicto va asociada a la idea de cambio social. El conflicto se genera desde el interior del colectivo social, esto es, por evolución interna de la propia sociedad o bien por influencia externa de colectivos que irrumpen en una sociedad exigiendo el reconocimiento de sus propios intereses de grupo. Naturalmente, el conflicto social tiene dimensiones. No es lo mismo el conflicto generado por un colectivo que pretende alcanzar el poder por medios violentos, que el conflicto de intereses planteado por la presencia de inmigrantes con diferentes patrones culturales en busca de una estabilidad socioecómica.

La conflictividad originada en el interior de un grupo aparece por la ruptura de los vínculos internos de una comunidad. Un conjunto de personas se define como grupo por la aceptación solidaria de una serie de principios. La vinculación que establecen los individuos con los principios da lugar a la cohesión social. La aceptación de las normas es un ejercicio individual que exige la organización social. La pertenencia al colectivo es un ejercicio voluntario e inducido por los miembros del propio grupo. La pertenencia obligada a un grupo determinado puede ocasionar el rechazo a las normas y, por tanto, a la ruptura de la cohesión social. No hay que confundir cohesión social con integración social. La cohesión social interviene en el ámbito de las relaciones sociales de un colectivo, mientras que la integración social hace referencia al grado de aceptación de las relaciones entre personas o conjunto de personas que pertenecen inicialmente a distintos colectivos.

El grado de aceptación en un proceso de integración depende de la diferencia cultural que exista entre los grupos sociales (11). Podemos señalar dos líneas de pensamiento referentes al concepto de integración social (12): a) La idea funcionalista, especialmente seguida por Parsons (13), que interpreta la integración social como el nivel de aceptación que un individuo o un grupo muestra de las normas, las costumbres, el idioma, los símbolos de una sociedad en un lugar determinado; b) la idea normativa, recogida por autores más recientes (14), que ve la integración social como un ejercicio de tolerancia y respeto entre la sociedad receptora y el colectivo inmigrante, en el mismo plano de igualdad normativa y sin que un grupo pierda su identidad cultural a favor del otro. La aplicación de ambas teorías no está carente de conflictos. La teoría funcionalista tiende a anular las diferencias culturales de la población inmigrada por la absorción de los rasgos diferenciales a favor de la cultura ya establecida, con las consiguientes tensiones sociales por parte de la comunidad que pierde su identidad cultural (15). Mientras la corriente normativa se sostiene en el difícil equilibrio inestable ocasionado por los diferentes intereses sociales de las diversas culturas.

Los movimientos migratorios han construido sociedades civiles compuestas por diversas razas, culturas y etnias. Las intenciones uniformadoras de los estados se han visto contestadas por la voluntad de las comunidades de mantener sus propias características (16). Baleares tiene menos de medio siglo de experiencia como receptora de inmigrantes. La población llegada a las islas se ha encontrado con pocos elementos integradores en las formas culturales y tradicionales del archipiélago. Esta situación ha permitido a los inmigrantes importar las formas culturales de sus lugares de origen. Ante esta "invasió pacífica" (17), el pueblo balear ha reaccionado, decía Josep Melià,"amb la mateixa resignació o inseguretat […] que havíem demostrat al llarg de segles de devastacions i conquestes" (18). Y continúa con la valoración del comportamiento que la población balear ha dispensado a los que llegaban para instalarse en las islas: "Amables amb els forasters, dòcils, adaptables als seus costums, transigíem i feiem cara hospitalària" (19). Ante esta actitud, los inmigrantes removieron los cimientos culturales de la población autóctona. La aportación de los que han ido llegando del otro lado del mar ha supuesto un cambio rápido en la organización tradicional de la sociedad insular. La población que se ha incorporado a las islas ha actuado como dinamizadora de comportamientos y transformadora de valores. En este sentido, la inmigración ha sido la gran fuerza de transformación socioeconómica de los pueblos y ciudades del archipiélago.

El conflicto social surge del choque entre los intereses contrapuestos de dos o más colectivos y de la ausencia de cohesión social del colectivo que no se siente integrado en la cultura de una sociedad ya establecida en el territorio. La integración social no presupone estar sometido a los dictámenes de un grupo determinado, sino mantener la voluntad de aceptar y respetar las normas de derechos y deberes establecidos en el territorio para toda la población sin exclusiones, y, al mismo tiempo, aceptar la cultura propia de los diferentes colectivos. Es cierto que las normas tienen valor cuando son dinámicas y se acomodan en cada momento al arbitraje de los intereses sociales contrapuestos y a la regulación del bien común.

Inmigración y multiculturalidad

Una de las características que más rápidamente percibe el visitante al llegar a Mallorca, o a cualquiera de las islas de las Baleares, es la diversidad idiomática de la población. El catalán (versión mallorquín), el castellano, el alemán y el inglés son los idiomas más utilizados en la mayor de las islas del archipiélago. Corresponden a cuatro comunidades con poca interrelación entre ellas. Núcleos de población como el Puerto de Andratx se han convertido en lugares de residencia de población de origen germánico. Una parte importante de los comercios están anunciados en lengua alemana y los precios de los productos indicados en marcos. Son zonas residenciales donde la influencia mallorquina, o española en general, apenas se percibe. Si en los lugares turísticos se manifiesta de forma evidente la variedad idiomática, en la capital, Palma, quedan diluidos los sonidos extranjeros y pasan a destacar el castellano y el catalán.

En Mallorca se puede comprobar que a cada dominio lingüístico le corresponde un perfil sociológico. El catalán es la lengua institucional empleada por la población de origen mallorquín. El castellano es la lengua que utiliza mayoritariamente el trabajador empleado en los sectores de la construcción y servicios, el inglés es la lengua que predomina en las relaciones internacionales y el alemán es el idioma de la nueva economía mallorquina. En esta diversidad social se está incorporando un colectivo cada vez más numeroso, los inmigrantes de procedencia africana y latinoamericana, que van conformando un grupo social en auge que, de momento, tiene poca influencia en la sociedad mallorquina. La distribución de inmigrantes en las Islas Baleares y, más concretamente en Mallorca, durante el año 1998 era la siguiente:
 


Cuadro 1
Inmigrantes en las Islas Baleares en el año 1998
Inmigrantes 1998 Baleares Mallorca Menorca Ibiza 
Formentera
España 17.425 13.145 1.957 2.323
Europa 2.493 2.177 139 177
África 398 323 67 8
América del N 66 59 4 3
Latinoamérica 329 257 46 26
Resto del mundo 65 55 7 3
Total 20.776 16.016 2.220 2.540
Elaboración propia. Fuente: Instituto Balear de Estadística

Los datos hacen referencia a la población inmigrada registrada en Baleares. Evidentemente la información oficial no coincide con la real. Los ayuntamientos de Palma o de Calvià coinciden al afirmar que el número de personas que residen en sus respectivos municipios es superior a los valores que aparecen en el padrón municipal. Es difícil determinar la diferencia entre población real y población oficial. No existen estadísticas al respecto, pero una simple observación callejera permite comprobar que el número de empadronados de algunos colectivos africanos es muy inferior a lo que es observable a simple vista. Por ejemplo, la población de países africanos de raza negra empadronada en las islas Baleares en 1998 fue de 13 personas, sin embargo, el número de africanos de raza negra que habitualmente se concentra por la tarde en la Plaza de España de Palma es muy superior a ese número. Es de suponer que esta situación se repita con otros colectivos que pasen más desapercibidos en el paisaje humano del archipiélago balear.

Pero, ateniéndonos a los datos oficiales, podemos sacar algunas conclusiones. Los inmigrantes representan en 1998 el 2,6 por ciento de toda la población empadronada en las Islas Baleares, de los cuales el 2,18 por ciento son inmigrantes españoles. Por tanto, el colectivo mayor de inmigrantes en las Baleares está formado por españoles que proceden de la Península Ibérica, los cuales representan el 83,8 por ciento de la totalidad de la población registrada en las cuatro islas. Algo más de dos tercios de los inmigrantes españoles los aportan cuatro comunidades autónomas. La región con mayor representación es Andalucía, que aporta el 35,4 por ciento, esto es una tercera parte de la población española inmigrada. Le sigue Cataluña con el 14,5 por ciento, la Comunidad Autónoma de Madrid con el 9,89 por ciento y en cuarto lugar la Comunidad Valenciana con el 8,66 por ciento.

Los inmigrantes de origen extranjero no llegan al 1 por ciento de la población oficial del archipiélago. El colectivo de origen alemán representa más de la mitad de los extranjeros empadronados en las cuatro islas, concretamente el 55,5 por ciento. En la isla de Mallorca el valor asciende hasta el 60 por ciento de la población no española. En cada una de las cuatro islas forman el colectivo extranjero más numeroso. Muy alejados siguen los inmigrantes del Reino Unido, que son el 14 por ciento de los inmigrantes de las Baleares y el 21,4 por ciento de los de la isla de Mallorca. En tercer lugar sigue la población francesa, con el 8,4 por ciento de los extranjeros de las Baleares y el 7,1 por ciento de la población no española de Mallorca. Según los técnicos consultados del Instituto Balear de Estadística, las proporciones que nos marcan los datos de 1998 parece que se mantiene en la actualidad.

La categoría social de cada uno de los colectivos que integran el conjunto de inmigrantes es percibida por los habitantes de las islas de manera diferente. En Mallorca, por ejemplo, se diferencia claramente, desde mucho tiempo atrás, entre forasters, catalans, estrangers y, más recientemente, immigrants. Los forasters, son el colectivo formado por los inmigrantes españoles castellanohablantes. Los catalans, están formados, naturalmente, por los catalanohablantes procedentes de Cataluña. Los estrangers son los ciudadanos procedentes, sobre todo, de Europa occidental y que supuestamente son el colectivo llegado a Mallorca con mayor nivel económico. En el escalafón social considerado más bajo se encuentran los immigrants procedentes de países considerados pobres. La clasificación social de los inmigrantes (término utilizado aquí en su acepción general refiriéndose al colectivo instalado en la isla y procedente de otros lugares diferentes de las islas Baleares) es fundamentalmente ideológica, puesto que el establecimiento de categorías implica valoraciones diferentes en el comportamiento de cada individuo llegado y afincado en la isla. El término immigrant reservado para la población procedente de los países más pobres no es sólo exclusivo de Mallorca. La percepción social de que hay diferentes categorías de emigrantes se manifiesta a través del lenguaje, por esta razón, no sólo la población en general, sino también los investigadores de temas sociales, tiende a evitar la generalización del término entre las personas que se desplazan entre países o dentro de un mismo país por considerarlo peyorativo (20). A esta clasificación popular le corresponde una clasificación socioeconómica: a) inmigrantes obreros (cualificados y no cualificados) y técnicos; b) inmigrantes que aportan capital para invertir en empresas o especular en bienes inmuebles; c) inmigrantes jubilados y rentistas en busca de un retiro plácido y confortable atraídos por el buen clima de la isla y d) inmigrantes desheredados de sus países de origen en busca de mejor fortuna.

La tipología de los inmigrantes que ha diseñado la población mallorquina, nace de la dificultad de integrar a los llegados en las pautas de comportamiento y en el orden social de la isla. La isla de Mallorca, como he dicho anteriormente, ha sido tradicionalmente un territorio de emigrantes, ahora se ha invertido el proceso y se ha convertido en receptora de población sin unas estructuras sociales adecuadas para tal acontecimiento. Este nuevo orden social (¿o desorden?) desarrollado en los últimos cincuenta años, es interpretado por la población autóctona como una agresión, aceptada resignadamente, a sus formas de vida y a sus costumbres. El autor mallorquín Joseph Melià lo indica con tono desesperanzado en su obra La nació dels mallorquins: "Aquest darrers anys, quan venien proletaris de la Península o presumptes poderosos provinents d'Europa, l'actitud dels mallorquins era sempre la mateixa: dexairse endur per la inevitabilitat de la violació." (21).

La incapacidad de la población mallorquina por integrar en sus estructuras sociales a las oleadas de inmigrantes, ha supuesto que la población incorporada a la isla mantenga sus intereses colectivos de grupo por encima de los intereses forjados a lo largo de la historia del pueblo mallorquín. La llegada de inmigrantes y turistas ha cambiado el nivel económico de la isla, pero también ha producido problemas de cohesión social y una multiculturalidad mal asimilada. Cohesión social y multiculturalidad son conceptos distintos pero relacionados mediante el respeto a las diferencias culturales y a la adecuada administración de los conflictos que puedan surgir entre la articulación de las formas de vida tradicionales y las aportadas por los inmigrantes. Mientras la cohesión social es fruto del equilibrio en la distribución de los bienes materiales y culturales, la multiculturalidad es un fenómeno de interrelación social generado por las migraciones y estimulado en los últimos años por la globalización de la economía. Los territorios que históricamente se han visto escasamente afectados por las inmigraciones de otros pueblos, han mantenido una homogeneidad cultural que identificaba la población con el territorio a través de la cultura entendida como forma de vida y manifestación de las tradiciones. Pero actualmente la diversidad es una realidad social cada vez más generalizada en todo el planeta. El rechazo a la munticulturalidad, como negación de una o varias culturas incorporadas a un ámbito socio-espacial, es el rechazo a la cohesión social.

Mallorca tiene pendiente la construcción de un proyecto social donde se integren las formas culturales propias de la isla con las formas de vida aportadas por los inmigrantes. La identidad cultural de un pueblo no puede ser un lastre histórico, sino un ejercicio diario de desarrollo social sin los complejos de inferioridad de la población mallorquina que denunciaba J. Melià cuando afirmaba: "Petit i capitidiminuït (sic), obert a una nova invasió (d'immigrants espanyols i estrangers), el poble illenc perpetua els seus complexos seculars. Sap que és inferior i tracta de fingir superioritat" (22), ni el victimismo que muestran otros autores al señalar que en las Baleares "són cada cop més freqüents els prèstecs i les importacions culturals que no pas la defensa i les reivindicacions autòctones." (23)

La población de Calvià

Calvià es un municipio de 145 kilómetros cuadrados que se encuentra en la isla de Mallorca. Está formado por 18 núcleos de población que agrupan algo más de 40.000 habitantes empadronados. A la población oficial hay que sumar el número de individuos no residentes que tienen en el municipio de Calvià su lugar de vacaciones y que en verano superan la cifra de cien mil personas (24). Después de Palma es el término municipal más poblado de las islas Baleares. Se encuentra en un enclave montañoso y costero, de gran valor paisajístico y turístico. Está situado al oeste de la bahía de Palma, entre la capital de la isla y el municipio de Andratx. Calvià no respira el humo de las fábricas ni contempla grandes superficies cultivadas. Creció por el turismo y vive para el turismo. Los hoteles y las urbanizaciones caracterizan su paisaje. En cuarenta años ha pasado de un entorno natural poco productivo a un entorno sobrecargado de edificios para residentes y, sobre todo, para turistas.
 


Figura 1.
Mapa de Calvià. Localización de los núcleos urbanos


La década de los años 60 del siglo XX marca la frontera que diferencia el Calvià preturístico del Calvià turístico. El Calvià preturístico mantenía un orden territorial establecido a lo largo de la historia. Dos pequeños núcleos, Capdellà y Calvià (que ha dado nombre al término municipal) compartían la población con un grupo de casas rurales diseminadas por el territorio. El censo de 1857 indicaba que el municipio tenía 2.308 habitantes, prácticamente los mismos que en 1960 (25). El lento crecimiento de población era debido, sobre todo, a los movimientos migratorios que incidían en las sucesivas pérdidas y recuperaciones de efectivos humanos. De especial importancia fueron las emigraciones de finales del siglo XIX hacia América y las que se produjeron en la década de 1940 encaminadas hacia la Península Ibérica. A partir de 1960, se inició una transición en el orden económico que apenas duró diez años. En ese tiempo, el arado dio paso a la grúa y el campo al hotel. El número de personas registradas creció y alcanzó en el año 1970 los 3.579 residentes. El incremento de habitantes de este decenio aumentaba la población de los últimos ciento trece años en algo más de mil personas. Cinco años después, en 1975, el número de residentes había crecido el 126,2 por ciento y alcanzaba la cifra de 8.096 habitantes. El cambio económico había modificado el saldo migratorio y a partir del último tercio del siglo XX Calvià se convirtió en un territorio receptor de inmigrantes.

La población ha ido creciendo a medida que aumentaba el número de turistas que pasaban las vacaciones en el municipio. En 1970, el término municipal no tenía una infraestructura urbana suficiente para albergar a los nuevos residentes. Los dos núcleos históricos, Calvià y Capdellà, quedan en la montaña, alejados de la costa y, por tanto, de las empresas turísticas. La población iba a residir en las nuevas urbanizaciones, cerca de los puestos de trabajo. La extensión de la franja marina ha permitido ofrecer mucho suelo dónde construir hoteles y servicios turísticos. Esta circunstancia ha hecho que las viviendas no se concentren en una sola zona y se distribuyan en el territorio próximo al mar. De esta manera aparecieron los 18 núcleos diferentes de población que acogían a la población residente empadronada y no empadronada, a los turistas y a los ciudadanos con segunda residencia en el municipio.

Desde 1970 hasta el año 2000, el conjunto de la población de todos los núcleos ha crecido de forma exponencial (véase la figura 1). En treinta años el número de habitantes se ha multiplicado por un factor superior a once, esto significa que de las 3.579 personas registradas en el año 1970, Calvià ha pasado a tener 40.356 ciudadanos empadronados en el año 2000. A lo largo de estos treinta años podemos distinguir tres etapas (véase la figura 3):

   Fig. nº 2. Población de Calvià                                                Fig. nº 3. Población de Calvià (eje log)

a) Fase de despegue (1970 a 1975). El mayor crecimiento de población se registró en el período 1970-1975. El número de habitantes se duplicó en menos de cinco años. Las causas de este fuerte incremento hay que buscarlas en la favorable coyuntura económica que vivía España entre 1960 y 1975 que estimuló las inversiones turísticas en Calvià.

b) Fase de desaceleración (1975 a 1986). Durante estos años el incremento de población disminuye. Esta etapa coincide con las repercusiones económicas y sociales (fuerte aumento del paro en España) de la crisis derivada de los productos energéticos. La disminución en la llegada de nuevos inmigrantes se nota especialmente entre 1981 y 1986 (véanse las figuras 2 y 3), justo en los años en los que se registra un fuerte retroceso de los ingresos económicos aportados por el turismo en España (26).

c) Fase de crecimiento (1986 a 2000). Calvià vuelve a tener un fuerte incremento de población que se produce a la vez que se supera la crisis de la etapa anterior y se reactiva el beneficio aportado por el turismo en España. El crecimiento natural amortigua el impacto del saldo migratorio en el crecimiento real de la población. En esta fase, los hijos de los inmigrantes residentes en Calvià forman un colectivo cada vez más numeroso y con mayor proporción dentro del total de la población del municipio. En el año 2000, la población menor de 24 años había nacido mayoritariamente en Baleares.

La reciente transformación de Calvià ha repercutido en la composición de la estructura de la población. Los inmigrantes y sus descendientes han conseguido que los núcleos urbanos del municipio tengan una población joven. Según los datos del padrón en el año 2000, algo más de la mitad de la población (51,6 por ciento) del municipio de Calvià no superaba los 35 años de edad y sólo el 7,7 por ciento de los habitantes tenía más de 65 años. Para tener una referencia, en España, el porcentaje de población mayor de 65 años era en el año 2000 más del doble que la de Calvià, exactamente el 16,8 por ciento (27).

Cada núcleo ha seguido un ritmo distinto en el aumento de población (véase el cuadro número 2). Esta circunstancia ha hecho que, desde un principio, el número de habitantes de cada área urbana sea muy desigual. Así vemos que a finales del año 2000, Santa Ponça tenía censados 7900 habitantes, la mayor cantidad de población de todo el municipio. Tres núcleos, Palmanova, Son Ferrer y Magaluf, le seguían en el rango con valores comprendidos entre los 4.000 y los 5.000 habitantes. Continuaban seis zonas que superaban las 1.000 personas pero no llegaban a las 4.000. Y los siete núcleos restantes no alcanzaban los 1.000 habitantes.

Las tasas de crecimiento han sido positivas en todos los núcleos excepto en Portal Vells, que, al tener una escasa población y un desarrollo urbano paralizado, no tiene opción a conseguir unas tasas de crecimiento similares a las que observamos en los demás núcleos. La costa de levante del municipio, así como Santa Ponça y El Toro, son las zonas con un mayor incremento de población. La proximidad a Palma y la construcción de la autopista desde la capital hasta Palmanova, ha estimulado el crecimiento de residentes procedentes de la ciudad y, también, el aumento en las segundas residencias en el municipio de Calvià. El impacto de la autopista ha influido de manera especial en el auge urbanístico de Palmanova, que alcanza la mayor tasa de crecimiento del municipio aunque no sea en este momento el núcleo con mayor población.

El rápido y continuo aumento del número de habitantes en los últimos cinco años ha supuesto para Calvià una tasa de crecimiento del 9,34 por ciento. De mantenerse este índice, la población de todo el municipio tardaría en duplicarse 7 años y 9 meses y medio. Es poco probable que ocurra: la limitación del suelo urbano lo impide y la política de desarrollo sostenible recogida en el proyecto Agenda Local 21 (28),que dice seguir el Ayuntamiento, lo desaconseja.

Los inmigrantes de Calvià

El número de inmigrantes en Calvià es muy elevado. Según los datos del Padrón Municipal de Habitantes, en el año 2000 el 38,6 por ciento de los residentes eran de Baleares, el 38,05 por ciento procedían de las demás comunidades autónomas españolas y el 23,35 por ciento nacieron en el otros países distintos de España. Aunque en el término de Calvià predominan los habitantes jóvenes, "tan sólo un 25 por ciento de la población residente de derecho ha nacido en el municipio" (29).
 


Cuadro 2
Habitantes, tasa de crecimiento y años de duplicación de la población
Núcleos/ Años 1996 1998 2000 Tasa de crecimiento 
1096-2000
Años dupl.
Santa Ponça 4733 6916 7902 10.79 6.76
Palmanova 2423 3988 4959 15.40 4.84
Son Ferrer 3117 3971 4494 7.59 9.47
Magalluf 2889 3804 4150 7.51 9.57
Peguera 2397 3176 3348 6.91 10.37
C'as Català-Illetes 1679 2459 2850 11.16 6.55
Portals Nous 1488 2091 2243 8.55 8.45
Calvià Vila 1652 1961 2105 4.97 14.30
Costa d'en Blanes 1281 1767 1867 7.82 9.20
El Toro 1000 1504 1832 12.87 5.72
Urbanització Galatzó 1203 1332 1389 2.92 24.11
Costa de la Calma 605 875 974 9.99 7.28
Capdellà Vila 720 861 923 5.09 13.95
Bahia de Palma 230 377 471 15.41 4.84
Castell de Bendinat 147 298 390 21.55 3.55
Sol de Mallorca 138 223 299 16.72 4.48
Sa Porrassa 90 142 135 8.45 8.55
Portals Vells 27 28 25 -1.53 -45.03
Total 25819 35774 40356 9.34 7.76
Elaboración propia. Fuente: Ayuntamiento de Calvià

La cantidad de residentes no españoles varía mucho de un núcleo a otro. En dos zonas urbanas, Sol de Mallorca y Costa de la Calma, más de la mitad de la población es extranjera. En diez zonas ocupan entre el veinte y el cuarenta por ciento de la población. Sólo en cinco núcleos urbanos los extranjeros no llegan al 20 por ciento de la población, y en uno de ellos, Urbanización Galatzó, los residentes no españoles están por debajo del 10 por ciento de la población. En los núcleos con mayor población (Santa Ponça y Palmanova) el número de extranjeros también alcanza proporciones elevadas, representan aproximadamente la cuarta parte de los empadronados.

Figura 4.
Procedencia de la población residente en Calvià

A finales del año 2000 residen en el término de Calvià 6474 extranjeros procedentes de todos los países de la Unión Europea. La mayor parte de estos inmigrantes son del Reino Unido (39,45 por ciento) y de Alemania (35,26 por ciento). Con menos población siguen los franceses (6 por ciento), los inmigrantes de los Países Bajos (4 por ciento) y los de origen italiano (4 por ciento). El resto de países comunitarios tienen un número de habitantes inferior al 3 por ciento. Como se puede apreciar, en el municipio de Calvià el grupo extranjero mayoritario no es el alemán, como ocurre en el resto de la comunidad balear, sino que es el de origen británico, no obstante, los ciudadanos alemanes representan el segundo grupo más numeroso de los inmigrantes procedentes de un país extranjero.

Los inmigrantes de países no comunitarios registrados en el municipio suman 1605 habitantes, una cantidad muy inferior a los inmigrantes comunitarios. El colectivo más elevado lo forma la población argentina con 146 habitantes, les siguen suizos con 114 habitantes y luego búlgaros y marroquíes con 105 personas cada uno de ellos. Los demás inmigrantes extracomunitarios no alcanzan los 100 habitantes por país. Este colectivo se distribuye entre todos los núcleos, aunque, como es natural, residen mayoritariamente en las zonas más pobladas. Así, por ejemplo, Santa Ponça, Magaluf y Palmanova, agrupan el 47,6 por ciento. Son Ferrer, que es una zona no turística, es la excepción, a pesar de ser el tercer núcleo más poblado, cuenta con 84 inmigrantes no comunitarios, apenas el uno por ciento de la población residente.

Como ya he indicado anteriormente, la mayoría de la población inmigrada en Calvià es de origen español. Todas las provincias han cedido, en mayor o menor proporción, inmigrantes a ese territorio mallorquín. Pero quienes destacan son los residentes procedentes de Granada, que con 2651 habitantes representan el 17,2 por ciento de todos los inmigrantes españoles y el 6,5 por ciento de la población del municipio. La población empadronada procedente de Madrid o Barcelona supera, cada una de ellas, los mil habitantes, pero juntas no alcanzan el valor numérico de Granada. Si a los residentes procedentes de Granada, Madrid y Barcelona, les sumamos los de Jaén, Albacete y Sevilla, tendremos la mitad de los inmigrantes españoles en Calvià. Al agrupar las provincias por comunidades autónomas, comprobamos que los residentes procedentes de Andalucía son el 42,3 por ciento de los inmigrantes españoles. Le siguen los empadronados nacidos en Castilla la Mancha (9,4 por ciento), la Comunidad de Madrid (7,9 por ciento), Cataluña (8 por ciento) y Castilla León (7,7 por ciento). Los afincados en Calvià de las cinco comunidades constituyen el 75 por ciento de los inmigrantes españoles llegados de la Península y Canarias.

Podemos agrupar los núcleos de población según la procedencia de los inmigrantes españoles de la Península Ibérica. Así tendríamos, a) núcleos de fuerte predominio de población andaluza (especialmente de Granada). Estos corresponden a las zonas más pobladas del municipio: Sant Ponça, Palmanova, Son Ferrer, Magaluf, Peguera y Galatos, b) núcleos donde predominan los inmigrantes de Madrid y Barcelona y c) núcleos en los que la procedencia de los inmigrantes está repartida.

Figura 5.
Inmigrantes no pertenecientes a la Unión Europea

Los núcleos que tienen una proporción de extranjeros superior al 30 por ciento se sitúan en la costa de levante del municipio, con la excepción del núcleo Costa de la Calma. Los que tienen una proporción menor se encuentran en zonas no turísticas: Urbanización Galatzó y Son Ferrer. Más adelante veremos que esta distribución coincide con el nivel académico que predomina en la población de los núcleos.

Inmigración y nivel académico

Al agruparse los inmigrantes en zonas residenciales, establecieron en cada una de ellas una homogeneidad económica, social y cultural. Al mismo tiempo que crecían núcleos habitados en su mayoría por inmigrantes sin estudios o con estudios primarios, también se desarrollaron urbanizaciones para personas con un nivel social y cultural más elevado. El lugar de procedencia de los inmigrantes se ha reflejado en el territorio. La tendencia general muestra que los colectivos más numerosos procedentes de una provincia determinada suelen compartir lugar de residencia. Así, en todos los núcleos encontramos población originaria de Granada pero es en determinadas zonas donde forman el grupo de población inmigrante mayoritario, lo mismo ocurre con las poblaciones inmigradas de Madrid y Barcelona. Los inmigrantes alemanes a la hora de fijar su residencia son más selectivos que los ingleses. En las zonas Costa de la Calma y Peguera, la población germánica destaca mucho más que la inglesa, a diferencia de Sol de Mallorca o Santa Ponça, donde el número de residentes procedentes de ambos países es igualmente elevado. En el resto de los núcleos, la población alemana pasa más desapercibida. En zonas como Magaluf o Palmanova el predominio inglés sobre el alemán es muy evidente, y en otras zonas, como Son Ferrer o Urbanización Galatzó ambos colectivos de inmigrantes representan una pequeñísima parte de la población residente.

No existe un reparto proporcional por provincias, comunidades autónomas o países. La población procedente de un lugar determinado tiene, en general, las mismas características culturales y económicas. Así tenemos que en los núcleos donde hay una mayor proporción de universitarios predomina una mayor proporción de inmigrantes procedentes de Madrid y de Barcelona. La referencia es la proporción de residentes universitarios de todo el municipio de Calvià, que asciende al 10 por ciento de la población. Por encima de esta proporción están los núcleos Bahía de Palma, C'as Català, Castell de Bendinat, Costa de la Calma, Costa d'en Blanes, Portals Nous y Sol de Mallorca. . Cuando la mayor proporción de inmigrantes corresponde a otra provincia distinta de Madrid o Barcelona, la relación de titulados universitarios desciende por debajo del nivel medio del municipio.

El nivel académico es un bien que se reparte de manera desigual entre la población de los núcleos urbanos de Calvià. Las empresas turísticas instaladas en el municipio han reclamado un tipo de población dispuesta a incorporarse rápidamente a una organización laboral en la que no era imprescindible la titulación académica. La posibilidad de un trabajo bien remunerado y, en la mayoría de las ocasiones, sin la exigencia de una cualificación profesional, atrajo (y atrae) a gran cantidad de población con una escasa formación académica. Hoy día, la oferta de empleo sigue siendo amplia y atractiva tanto para inmigrantes como para jóvenes nacidos en el municipio que no dudan en abandonar los estudios para trabajar permanentemente o durante la temporada de verano. A esta situación hay que añadir las consecuencias negativas para la formación de los jóvenes en edad escolar de los desplazamientos de las familias a causa de la estacionalidad laboral, propia de la hostelería. En consecuencia, el rendimiento académico es muy bajo y el fracaso escolar muy elevado. Un ejemplo que pone de manifiesto la situación educativa del municipio lo encontramos en los resultados que presenta el IES Son Ferrer. El año que se inauguró el instituto (1997) se matricularon en 4º de ESO 117 alumnos de los cuales 43 llegaron a 2º de bachillerato sin repetir ningún curso, 10 terminaron la enseñanza secundaria postobligatoria en la convocatoria de Junio, 4 alumnos suspendieron la selectividad y 6 se matricularon en primero de carrera, de los cuales 3 la abandonaron durante el primer cuatrimestre. Los resultados no son peores que los de la Enseñanza Secundaria Obligatoria: en el segundo trimestre del curso 2000-2001, el 70 por ciento de los alumnos de 2º de ESO suspendieron de cuatro a once asignaturas. El fracaso escolar es, junto con la afluencia de inmigrantes, el problema más grave que en este momento tiene el municipio (30). La consecuencia de la situación social que vive Calvià se refleja en la gran cantidad de mano de obra que ha generado el sector turístico y en el reducido número de personas nacidas en el municipio con preparación suficiente para ocupar puestos directivos.

Ante esta situación, el Ayuntamiento de Calvià está impulsando un estudio, vinculado a la Agenda Local 21, sobre el abandono escolar de los jóvenes del municipio, los problemas de cohesión social que ello comporta y las repercusiones en las pérdidas de oportunidades profesionales. El proyecto tiene cuatro etapas. La primera se centra en la elaboración del diagnóstico de la situación actual a través de estudios sobre "la realitat social, económica, laboral i cultural de Calvià, l'anàlisi de les causes del fracàs escolar i el grau d'aprofitament de la formació profesional que s'imparteix" (31). La segunda etapa consistirá en desarrollar "polítiques estructurals […] que vagin eliminant desequilibris socials, com el fracàs escolar, i augmentant el nostre grau de cohesió social" (32). La tercera etapa será la del consenso de medidas "per tal de millorar el nostre teixit econòmic, el nostre treball, les nostres qualificacions professionals, la nostra vida en comú" (33). Y, por último, la cuarta etapa servirá desarrollar el "Pacte Local de Treball (firmat entre les organitzacions empresarials i sindicals i l'Ajuntament)" (34). La intención de los responsables municipales es iniciar la ejecución del proyecto a partir de mediados del año 2001.

Figura 6.
Nivel académico de la población de Calvià



Conclusión: conflicto y cohesión social en Calvià

El conflicto que la sociedad balear ha vivido (y está viviendo) con la llegada de los inmigrantes a las islas, ha tenido su reflejo en Calvià. La inmigración no sólo ha incorporado personas al territorio calvianés, también ha traído pautas culturales que ha conservado después de su llegada. La elevada cantidad de hombres y mujeres que en poco tiempo ha llegado al municipio, ha desarrollado sus propias formas de vida y ha eclipsado a la población autóctona. La población histórica de Calvià ha perdido influencia en la gestión y control del municipio. El cambio cultural y de poder en el municipio no ha producido reacciones bruscas en la población vernácula. Su resentimiento no lo han exteriorizado, sólo es perceptible en las conversaciones privadas. El conflicto entre la población heredera de los antepasados de Calvià y los llegados de otros lugares no se ha materializado, ha quedado latente. El desequilibrio entre las fuerzas sociales ha sido favorable a las personas que procedían de otros lugares distintos a las Baleares. La perturbación que han producido los inmigrantes en la sociedad tradicional de Calvià ha sido tan fuerte que no ha dado lugar a una respuesta de la población autóctona. El nuevo orden comunitario que se gestó en el municipio, tuvo el germen de la descohesión social. Los nuevos residentes apenas tuvieron la necesidad de integrarse dentro de la sociedad de raíz mallorquina.

¿Cuáles han sido los factores que han producido el conflicto, la falta de integración y la descohesión social? La respuesta es susceptible de discusión. Considero que hay cinco razones básicas:

a) Razones inmigratorias. La elevada cantidad de inmigrantes llegada a Calvià en poco tiempo, procedentes en su mayoría de España, Reino Unido y Alemania, ha cambiado la composición social del municipio. La población originaria de cada uno de estos tres países ha establecido sus propias pautas de comportamiento, que han dificultado las relaciones interpersonales de los residentes en el municipio y la integración de la población en la sociedad mallorquina.

b) Razones de estructura económica. Los inmigrantes que llegaron a Calvià no se incorporaron a una actividad productiva establecida en el municipio o la isla. No se trataba de un crecimiento económico paulatino que permitiese incorporar obreros a un sistema sociolaboral fuertemente arraigado. La población fue reclamada para que participara en un sector que despegaba y empujaba la economía de la isla. Las inversiones en el negocio del turismo cambiaron la estructura económica de la isla, tradicionalmente dedicada a la agricultura y en el último siglo también a la industria. El rápido crecimiento de las empresas dedicadas a la hostelería chocó con la escasa cantidad de mano de obra mallorquina disponible. La población de la isla no pudo ocupar mayoritariamente los nuevos puestos de trabajo, por tanto, tampoco pudo marcar las pautas de las relaciones laborales y sindicales. La veloz implantación de los servicios turísticos, la continua llegada de mano de obra, la temporalidad del trabajo y el número variable de empleados en los nuevos negocios implantados, no contribuyó a desarrollar estrategias de solidaridad sindical, que es uno de los factores con mayor incidencia en la cohesión social de un territorio.

c) Razones de estructura territorial. Calvià es un municipio polinuclear cuyas áreas urbanas están vinculadas por la gestión administrativa del Ayuntamiento. El origen de los núcleos de población está ligado al fenómeno de la inmigración. Salvo Capdellà Vila y Calvià Vila, las demás zonas residenciales tienen una historia tan reciente como la población que vive en ellas. Si las ciudades son lugares de integración porque la población acepta el poso cultural que han dejado los siglos de historia, son las gentes que han llegado a Calvià las que han dotado de referencias culturales al territorio, en un proceso inverso a la integración en la sociedad mallorquina. A la falta de identidad urbana de los inmigrantes hay que añadir la división del municipio en núcleos, cuya distancia espacial y socioeconómica dificulta la pertenencia a Calvià y la cohesión social de sus individuos. La población se identifica con el núcleo dónde reside y, posteriormente, con el municipio al que pertenece. En el estudio Calvià: Agenda Local 21. Área temática de población y calidad de vida, los autores reconocen que "se observa una desconexión entre los distintos núcleos de población lo que conllevaría al no reconocimiento de la unidad municipal" (35)

d) Razones de identidad cultural. Las tradiciones, los mitos, las leyendas y todos los demás elementos que conforman la identidad cultural de Mallorca (y, por tanto, de Calvià) tienen poca repercusión en la calle. Los inmigrantes que han llegado a la isla, apenas han percibido los símbolos históricos, religiosos o deportivos que identifican a la población autóctona con su territorio. La persona, como ser social, se integra en la vida de un pueblo cuando es capaz de identificar e incorporar en su conciencia los valores que cohesionan al colectivo humano del lugar. Los inmigrantes, al no percibir las señas de identidad, forjadas en la historia de la comunidad mallorquina, difícilmente las han podido asumir como propias y, por tanto, han mantenido su propio modelo cultural. Ante esta situación Jordi Vallespir afirma que la población autóctona "caldrà que treballi en la consolidació de la pròpia cultura i en la configuració de la pròpia identitat cultural" (36). En Calvià, La población extranjera y, en menor medida la española, han montado sus propios centros de reunión, como por ejemplo, la Asociación Cultural Alemana, la Asociación Cultural Holandesa o la Asociación Rociera Andaluza, con un programa de actividades que les aproxima su comunidad de origen (37), pero, que les mantiene al margen "del context sociocultural en el qual viuen" (38)

e) Razones educativas. Educación y cohesión social es un binomio estrechamente vinculado. La educación es el medio que mejor cohesiona a los miembros de una comunidad, y, al contrario, el fracaso educativo en los individuos es un retroceso en la cohesión social de la comunidad. Una parte importante de los jóvenes del municipio dan un escaso valor a la formación académica. El desinterés que muestran algunos adolescentes por los estudios viene precedido del poco estímulo familiar por la cultura, las expectativas laborales que ofrecen las empresas turísticas en toda la isla, y un sistema educativo de dudosa eficiencia y sin respuesta adecuada para los estudiantes que rechazan el modelo actual de aprendizaje. Durante cada curso escolar hay alumnos que, por diversas razones, abandonan los estudios sin haber acabado la enseñanza obligatoria.El fracaso escolar es el fracaso personal de un individuo con la sociedad donde vive y, al mismo tiempo, es una deuda que la sociedad contrae con el individuo.

Calvià es un magnífico laboratorio de análisis social. Las transformaciones demográficas han acompañado a las transformaciones territoriales. Pero es la gestión de la diversidad cultural, que se concentra en los diversos colectivos de población, la que conseguirá armonizar y enriquecer la cohesión social del municipio.
 

Agradecimientos

Mi agradecimiento a todas las personas que me han ayudado en la realización de este trabajo y muy especialmente a la Sra. Cecilia Plasencia, responsable del servicio de población del Ayuntamiento de Calvià y a las profesoras Pilar Pérez y Ana Pascual.
 

Notas

1. ALZINA, Jaume et alt. 1982, p. 370

2. MANERA, Carles. 1990, p. 25

3. Véase MANERA, C y PETRUS, J. M. 1991, p. 23

4. Véase ROCA, Joan. 1992

5.  TIRADO, Isabel. 1999, p. 236.

6.  HILLMANN, Karl-Heinz. 2001, p. 162

7. BAERT, Patrick. 2001, p. 21.

8. Véase GARFINKEL, Harold. 1984

9.  BAERT, Patric. 2001, p. 103.

10.  Véase el análisis que realiza P. Baert en la obra citada a los trabajos de Garfinkel.

11.  HILLMANN, Karl-Heinz. 2001, p. 480

12.  GINER, S. y LAMO DE ESPINOSA.1998

13.  Véase Parsons. 1962. Trad esp 1988

14.  Véase JIMÉNEZ, C. 1996

15.  BORJA, J y CASTELLS, M. 2000

16.  BORJA, J y CASTELLS, M. 2000

17.  MELIA, Joseph. 1990, p. 19

18.  MELIA, Joseph. 1990, p. 19

19.  MELIA, Joseph. 1990, p. 19

20. BLANCO, Cristina. 2000, p. 15

21.  MELIÀ, Josep. 1990, p. 19

22.  Idem pág 20

23.  VALLESPIR, Jordi. 1977, p. 23.

24.  TARABINI, A y PASCUAL, A. 1995

25.  AGUILÓ, Agustí Joseph. 1999, p. 41

26.  Espasa Calpe. Suplemento 1981-82, p.1150 y Suplemento 1985-86, p.1038

27.  Según los datos del INE correspondientes a la población proyectada a 1-7-2000.

28.  AJUNTAMENT DE CALVIÀ. Calvià. Agenda Local 21.1995.

29.  TARABINI, A y PASCUAL, A. 1995

30. AJUNTAMENT DE CALVIÀ. Impuls ciutadà 21, p. 2

31.  AJUNTAMENT DE CALVIÀ. Impuls ciutadà 21, p. 5.

32.  AJUNTAMENT DE CALVIÀ. Impuls ciutadà 21, p. 5.

33.  AJUNTAMENT DE CALVIÀ. Impuls ciutadà 21, p. 6.

34.  AJUNTAMENT DE CALVIÀ. Impuls ciutadà 21, p. 6.

35.  TARABINI, A y PASCUAL, A. 1995

36.  VALLESPIR, Jordi. 1977, p. 25.

37.  TARABINI, A y PASCUAL, A. 1995

38.  VALLESPIR, Jordi. 1977, p. 23.
 

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