Scripta
Nova REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98 Vol. VII, núm. 146(126), 1 de agosto de 2003 |
LA VIVIENDA COMO ELEMENTO DE SEGREGACIÓN O LÓGICA DE SU REPRODUCCIÓN
Es importante destacar la diversidad de instancias que delimitan y definen los hechos históricos de la realidad mexicana. Plantearemos algunas hipótesis de trabajo sobre las actuales contradicciones que sufre la mayoría de ciudadanos de las pequeñas, medianas y grandes ciudades de nuestro país. Asimismo, comprender la tendencia de crecimiento de la ciudad, la reproducción de la fuerza de trabajo, el capital y el elemento aglutinador: la vivienda.
Desde nuestra perspectiva, se analizarán cinco elementos, completamente interrelacionados entre sí: 1) la vivienda como un valor de uso; 2) como valor de cambio convertida en mercancía; 3) la vivienda en la instancia de su valorización como capital; 4) la vivienda como reproductora de la fuerza de trabajo y; 5) la vivienda como segregación de la ciudad. Consideramos que estos elementos inciden en la conformación del territorio tanto en las pequeñas como en las grandes ciudades. En consecuencia, trataremos de aproximarnos a las contradicciones que se generan en las actuales relaciones sociales de producción capitalista, en el marco de la globalización.
It is important to emphasize the diversity of instances that delimit and define the historical facts of the Mexican reality. One will consider some hypotheses of work on the present contradictions that suffers most of citizens of the small ones, medium and great cities of our country. Also, to include/understand the tendency of growth of the city, the reproduction of the work force, the capital and the agglutinative element: the house.
From our perspective, five elements will be analyzed, completely interrelated between if: 1) the house as a value of use; 2) like value of change turned merchandise; 3) the house in the instance of its valuation like capital; 4) the house like reproducer of the work force and; 5) the house like segregation of the city. We considered that these elements affect the conformation of the territory in the small ones as in the great cities as much. Consequently, we will try to come near to the contradictions that are generated in the present social relations of capitalist production, within the framework of the globalization.
Si bien es importante destacar que existe una diversidad de instancias para la delimitación y definición de hechos históricos, hoy, plantearemos en este Coloquio algunas hipótesis de trabajo sobre las actuales contradicciones que los ciudadanos de las pequeñas, medianas y grandes ciudades nos enfrentamos. Concretamente en el ámbito de la reproducción de la ciudad, de la fuerza de trabajo y del capital. Precisaremos tendencias y contradicciones; no obstante, considerar la vivienda como un bien indispensable para el mantenimiento de la capacidad productiva de los trabajadores (Pradilla, E. 1982, 10), es la esencia de este proceso.
Desde nuestra perspectiva, el análisis girará entorno a cinco elementos que están completamente interrelacionados entre sí: primero, la vivienda como un valor de uso; segundo, como valor de cambio convertida en mercancía; tercero, la vivienda en la instancia de su valorización como capital; cuarto; la vivienda como reproductora de la fuerza de trabajo y; quinto, la vivienda como segregación de la ciudad. Estos principios inciden en la conformación del territorio en las pequeñas como en las grandes ciudades. Por ende, nos aproximaremos a las contradicciones que se generan bajo las actuales relaciones sociales de producción capitalista en esta era de la globalización.
El problema de la vivienda para las ciudades mexicanas, se ha convertido en un hecho real y paradójico que no ha encontrado soluciones desde la perspectiva de las autoridades en turno. Sus impactos hacia la población mayoritaria, es cada vez más incierta, contradictoria y enajenante. De momento pensamos que las soluciones desde la lógica aplicada por los gobiernos sexenales no podrán ser resueltos; además, de no cambiar las políticas y, de no tomar en cuenta las necesidades de la población demandante, por su precariedad, su nivel de ingreso y las vicisitudes a las que se enfrenta bajo la política neoliberal aplicadas desde hace más de tres décadas, no menguarán, ni resolverán los problemas de la vivienda.
Las tendencias de crecimiento que adquieren las ciudades mexicanas en este siglo y las vicisitudes que enfrentan sus habitantes, obedecen más a la lógica de las formas de la construcción, consumo y distribución, que el propio crecimiento de las ciudades.
Aunado a esta fase de reproducción de la vivienda y de la sociedad, cabe precisar que la especulación del sector inmobiliario, los diferentes frentes del capital: bancario, industrial, comercial, inmobiliario, etc., hegemonizan la producción, distribución y consumo de la vivienda. En consecuencia, es el capital quien segrega la ciudad en dos direcciones: por un lado, un sector de la población que se difumina en zonas residenciales de alta especulación urbana; mientras que, por el otro lado, las diferentes formas de apropiación diferencial para un sector con pocas posibilidades de acceder al mercado especulativo se ve en la necesidad de autoconstruir o depender de las políticas y estrategias del gobierno para constituirse en su cliente pasivo. Dos instancias que permiten un proceso de expansión de la ciudad, por supuesto, que dependerá de la correlación de fuerzas existentes en cada momento histórico determinado.
La vivienda como elemento de valor de uso
En esta primera parte de nuestro análisis nos referiremos a las viviendas que presentan algunas de las características siguientes: a) vivienda de interés social; b) viviendas autoconstruidas; c) viviendas por encargo; d) viviendas-vecindad; e) viviendas localizadas en el centro histórico; f) viviendas de las periferias; g) viviendas de sectores medios y; h) viviendas populares. En síntesis, lo que podemos destacar de estas condiciones de producción de vivienda es la forma de su adquisición y consumo para la reproducción de la fuerza de trabajo, en tanto parte importante de un sector de la sociedad. Encontrándose la división de las clases sociales: desde los pobres que autoconstruyen sus propias viviendas, pasando por grupos o sectores populares que apropiándose de un terreno[3] se organizan para buscar las formas variadas de construcción, hasta los que con cierto financiamiento privado obtienen sus viviendas. Dado que tienen en común un bien que en una primera fase de su adquisición, le asignan un valor de uso[4] para la reproducción de la vivienda y del capital, posteriormente, es convertida la vivienda en una mercancía con un valor de cambio frente al mercado especulativo de sus formas previamente adquiridas. (Pradilla, E. 1987, 17-22 y Harvey, D. 1988, 6671-698).
En el ámbito del proceso de producción de la vivienda, se pueden obtener algunas formas expresivas de su constitución para el intercambio. En una primera instancia se percibe una tendencia que convierte a la vivienda en un valor de uso que sólo se establece para la reproducción de la fuerza de trabajo, es decir, la familia nuclear[5]; también como lugar de pernoctación, especificando el uso físico funcional dentro de los parámetros de lo establecido, por ejemplo Coplamar: " ... el mínimo en materia de vivienda sería el límite inferior al que se puede reducir las características de la vivienda sin sacrificar su eficiencia como satisfactor de las necesidades habitacionales de sus ocupantes"[6]. Más que un ente físico de cuatro paredes, es un elemento que va más allá de su aspecto de la forma. En este sentido podemos constatar que, la producción de la vivienda bajo las actuales condiciones del modo de producción capitalista, se basa en lo fundamental, hacia el mercado, a la especulación y a su revalorización.
Una segunda instancia se
logra al convertir la producción de la vivienda más allá
de su simple funcionalidad, en tanto que dependerá, directamente
para la demanda de un sector social necesitado. De aquí surgen
algunos elementos que hacen que el proceso de producción tenga
su propia lógica: 1. La vivienda se convierte en un fundamento
aglutinador de la familia nuclear; 2. El aspecto físico del elemento,
se produce bajo la lógica de la reproducción del capital
inmobiliario; 3. Las especificidades de la vivienda funcional para la
sociedad; no obstante en sí misma es un producto de las necesidades
de la sociedad que se convierte en un bien que tiene su origen en el
valor de uso para la reproducción; en definitiva, se convierte
en una mercancía propiamente dicha.
Por último una tercera
instancia es el hecho mismo de su producción. Objeto transferible,
utilizable o, intercambiable. Se caracteriza en su esencia como el bien
necesario de la sociedad. Nuevamente surgen aquí tres elementos:
a) para la reproducción socialmente de la fuerza de trabajo;
b) como instancia de la reproducción y valorización del
capital y; c) el sustento para la reproducción de la ciudad[7].
Estos tres componentes que en diferentes momentos históricos
precisos adquieren cualidades peculiares entre ellos. Aunque el primer
elemento prevalece hasta ser sustituido por el segundo, finalizando
su concreción en la expansión de la ciudad.
De estos fundamentos planteados, consideramos que además de comprender la esencia –de la vivienda- su diferentes procesos, sus determinaciones y las formas de producción; también, es importante precisar sus contradicciones especificas en el consumo y apropiación, es decir, en la fase de su adquisición como un factor de reproducción. Aquí nos referimos a la capacidad de los ingresos económicos de una parte imprescindible de la sociedad: el sector menos protegido[8]. En este sentido aparecen algunas interrogantes: ¿quiénes realmente pueden o tienen acceso a las opciones rentables para la adquisición del bien como producto para la reproducción de la fuerza de trabajo?, en consecuencia ¿será la misma fuerza de trabajo, la que es parte necesaria de la reproducción de las actuales relaciones sociales de producción la que podrá resolver el problema?
En síntesis, el valor de uso de la vivienda, está en constante hostigamiento por los diferentes frentes del capital que buscan obtener la rentabilidad de sus inversiones; asimismo un sector de la sociedad es subsumido por la precariedad de sus salarios.
De tal manera que, en el proceso de las actuales condiciones capitalistas de producción siempre estará en función de la reproducción del capital. Constantemente la sociedad está igualmente a merced de agentes económicos que producen el objeto-bien, por un lado; mientras que el capital, se opone al consumo o, valor de uso, producido para tal fin. Bajo estas formas de producción privada y especulativa de la producción no se logrará verdaderamente resolver la penuria de la vivienda en condiciones socialmente necesario para la reproducción de la sociedad. El uso que se le puede brindar a la vivienda, dependerá de las formas de su producción y/o adquisición, además está directamente en proporción a las relaciones capitalistas y a la diferenciación de su consumo por parte de las diferentes clases sociales: el consumo depende de la producción-consumo.
Lo que constituye y marca las pautas de la producción de la vivienda y que la determina es la renta del suelo. Entendiéndola como fracciones que lleva consigo en el valor de la vivienda: la urbanización de la zona, los servicios, las infraestructuras, la vigilancia, la vialidad, statu quo, los centros comerciales, etc. Estos elementos constitutivos y necesarios en la producción la hacen más rentable, por supuesto, en el mercado. En tanto, es posible que sumados a los procesos constructivos y el mercado final definen la especulación. En nuestro estudio de caso, hemos tomado como ejemplo para hacer las comparaciones entre el valor de uso y valor de cambio de la vivienda, diferentes zonas de la ciudad de México. De esta manera, la relación entre los usos del suelo y las diferentes áreas, sobre todo, el costo del suelo urbanizado, nos demuestra que prevalece la renta del suelo y el valor de cambio. Véase el cuadro 1.
Lujos y ocio ($)* | Precios por m2 de terrenos residenciales* | ||||
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Paseo
de la Reforma, mil 600 m2 terreno, 3 recamaras. |
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Valle
Escondido, Zona Esmeralda |
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Pedregal,
mil m2 terreno, 3 recamaras. |
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Condado
de Saayavedra |
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*Precios promedio 30/11/2002 | |||||
Fuente:
AVISO OPORTUNO e investigación directa
* Precios promedio al 15/11/2002 El pecio del dólar fluctúa en promedio: 1 (dólar Estadounidense = $ 11.10 pesos mexicanos. Fuente:
El Universal on line
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Vivienda valor de cambio: mercancía
En efecto, si partimos de la idea central de la reproducción de la fuerza de trabajo como medio principal en la producción-consumo de la vivienda, tendríamos entonces, según Préteceille que, la producción es consumo productivo de medios de producción y de fuerza de trabajo, por un lado; y la producción en tanto proceso de trabajo, consume realmente la fuerza de trabajo (Préteceille, E. 1988, 577). De aquí entonces, la necesidad de la reproducción de la fuerza de trabajo en tanto bien-mercancía-vivienda. Una tríada que se objetivisa y se reproduce en la esfera de la producción. Por consiguiente, se presentan dos componentes que consideramos inciden en la producción y consumo de la vivienda:
En una primera instancia, adquiere una forma que va más allá de la producción, es decir, un proceso que la caracteriza de manera inherente para el intercambio, la mercancía; sin embargo, es necesaria para la reproducción de la fuerza de trabajo y; en una segunda instancia, para la reproducción del capital, éste, somete a la clase trabajadora al mantenimiento y reproducción de los procesos productivos y continúa la relación capital- trabajo. Desde esa perspectiva, se logra una rentabilidad y recuperación del capital obteniéndose una plusvalía gracias a que la explotación del obrero rentabiliza y garantiza el ciclo del capital. Es decir, a mayor explotación incrementa la dependencia del obrero hacia el capital. En tanto el capital, se concretiza y llega a terminar su ciclo en el intercambio (Bolívar, T. y Lovera, A. 1982, 143) de los bienes producidos por la clase obrera. Entre los bienes y mercancías producidas, por el obrero, se encuentran tanto la vivienda soporte-mercancía como de él mismo, evidentemente, su fuerza de trabajo reproductora de los bienes materiales existentes en la sociedad; consecuentemente, toda mercancía transfiere en el intercambio, el valor asignado por la fuerza de trabajo y se especula en el mercado. Este proceso entonces, permanece en un todo diverso. Tanto en la autoconstrucción[11] de la vivienda como en la transformación paulatina de ella, con el tiempo, esto dependerá de las necesidades de la reproducción del obrero y de su familia.
También existe una relación entre dos clases necesariamente en contradicción, es decir, productora y consumidora[12]; aquí la mercancía-vivienda tiene que realizar y reproducirse como tal. Sin embargo, desde el contexto en el cual estamos analizando esta relación de la vivienda, presenta un rol importante para el capital. Por supuesto, donde la mercancía -dinero- tiende a separar cada vez más las posibilidades inmediatas de la clase desposeída para acceder al bien-mercancía-vivienda. En esta fase de la relación vivienda-mercancía y consumo para mitigar las necesidades de la sociedad, concretamente la fuerza de trabajo, se vuelve prácticamente en un abismo ensanchado que se aleja de las necesidades reales para resolver el problema de la vivienda en nuestras sociedades. El dinero como medida de valor es el ente fundamental que le da forma y contenido a la reproducción de la vivienda mercancía en las diferentes áreas urbanizadas de la ciudad.
La vivienda como bien u objeto y mercancía, es al mismo tiempo, un hecho histórico que se desarrolla en determinadas sociedades; en este caso que redefinimos sus contradicciones -en la formación social capitalista- es aquel bien para cubrir un fin; también es el proceso de producción, consumo y distribución que desdobla el carácter esencial de toda mercancía en el marco del intercambio. Por supuesto que la vivienda no escapa de esta relación mercantil (Pradilla, E., 1987, 18); en tanto es una mercancía más que tiene implícitamente las dos caras de la misma moneda, es decir, un valor de uso y un valor de cambio que en conjunto sientan las bases lógicas de la valorización y la génesis del capital que lleva consigo en su proceso. En un primer momento como valor de uso que cumple su papel histórico; mientras que en el segundo proceso, valor de cambio, es la génesis al interior del capital, o sea, que lleva paso a paso para alcanzar su valorización en el ciclo de su realización en el mercado.
Lo anterior entonces, la vivienda como objeto y mercancía, logra su producción en un elemento necesario para dos procesos en contradicción: primero, para la reproducción de la fuerza de trabajo y; en segundo lugar para la reproducción del capital. Esta última, se logra gracias a la relación que presenta la mercancía bajo el régimen capitalista de producción, donde todo bien u objeto que presenta un uso necesariamente lleva su contraparte en el mercado: su intercambio como mercancía en valor de cambio.
La inversión sujeto a las condiciones del mercado, por un lado y; la plusvalía que se obtiene en la producción y consumo de la vivienda, por el otro, ambos presentan dos elementos directamente entrelazados, en tanto, deben ir de la mano para realizarse como un mecanismo que favorece el intercambio: Primero, en el ámbito de la producción la vivienda debe estar desnuda de las características superfluas de su entorno físico-espacial determinado por el diseño en espacio y tiempo; por el contrario, quienes la definen y le dan el contenido son las partes que participan en su producción, es decir, los diferentes frentes del capital: el capital industrial o financiero, el rentista, el dueño del capital dinero, lo hacen con la intención de obtener mayor valorización de su capital (Pradilla, E., 1987, 20). Justamente para obtener la ganancia, independientemente si cubre o no la necesidad de un sector demandante. Lo que interesa aquí para los inversionistas es, la valorización, donde impera mayor tasa de ganancia. En segundo lugar, la reproducción de la fuerza de trabajo, bajo las condiciones de subsistencia, se ve en la necesidad de participar, directa e indirectamente en la valorización. Este proceso presenta tres momentos en la ciudad: a) un bien-objeto que se convierte en mercancía justo cuando se vende y compra en el mercado; b) se obtiene para mantener desde ámbitos diferentes en la sociedad, continuar estructurando la familia nuclear del obrero, que éste, en última instancia, es el que dará, junto a su familia, el sustento social, económico e ideológico a las relaciones sociales capitalistas y; c) el mercado enajena a la fuerza de trabajo y la mercancía, ambos se encuentran en el mismo plano de reproducción. Por tanto, el capital encuentra en la sociedad mediado por el mercado el ciclo completo de la reproducción.
Una de las razones principales de la penuria de la vivienda que padecen las grandes mayorías de los países latinoamericanos, se encuentra, sin duda, en el poder adquisitivo de la fuerza de trabajo. Unidad importante para la reproducción del capital y de las relaciones sociales capitalistas, sin duda, se expresan en nuestras ciudades de manera crítica y, la explicación lógica de las contradicciones (figura 1: riqueza y pobreza).
Figura
1.
Distribución
de riquezas por países. Fuente: Latinobarómetro, 1995. |
Sin embargo, de tomar en cuenta la figura 1, se obtiene que, para el caso mexicano existe un 78 por ciento de encuestados que manifiestan "bastante injusta" su situación económica. Aspecto que denota cómo se encuentran las familias en nuestro país. Por ende, la actual condición responde en parte a la crisis por la que atraviesan millones de mexicanos, por un lado; el planteamiento de la figura también ilustra que, no sólo es un hecho que responde a un dato por sí aislado, sino que de allí se desprende la ausencia de apoyo para el objeto-mercancía-vivienda necesario a la reproducción de la fuerza de trabajo, por el otro.
En cuanto a las características de ser un bien que debía cubrir las necesidades elementales, sólo resta mencionar que, las condiciones aún distan de lograrse desde la perspectiva de la reproducción de la fuerza de trabajo. Datos, según INEGI[13], en cuanto a cuartos por vivienda, en término porcentuales: (2.51), lo que da origen a un alto grado de hacinamiento en nuestro país (calificación de 2.71). Siendo la calificación más baja la obtenida en el uso de materiales sólidos en paredes (2.33).
Un agente que también es importante expresar en este estudio es con relación a la consolidación de uno de los frentes del capital: capital inmobiliario. A partir de que se ha consolidado como tal para especular con los terrenos de la ciudad de México. Por ejemplo el Banco Central Mexicano, S.A. (1898), el Banco Mutualista y de Ahorro, S.A. (1899) y el Banco Americano que empezó a operar en 1897 sin concesión; según el autor, Jorge Jiménez (1994, 63-78). Además estos fueron los que iniciaron el negocio inmobiliario nacional ligado a las instituciones de crédito, asimismo, encontrándose muy cercanos al gobierno mexicano de entonces.
El panorama se vuelve aún crítico para las mayorías del pueblo mexicano, cuando menos en dos direcciones: una vinculación de factores y de aspectos políticos conducen a consolidar el capital inmobiliario, por un lado; la renta del suelo, los costos de los materiales de la construcción, las zonas destinadas para la especulación en gran parte de las ciudades imposibilitan la producción de la vivienda o la adquisición directa por parte de la fuerza de trabajo, por el otro; ambos se entretejen para excluir a las grandes mayorías de las ciudades mexicanas. De allí entonces que, el valor del suelo (Ward, P. Jiménez, E. y Jones G., 1994. pp. 7-30) y las inmobiliarias sean los mecanismos importantes a considerar en este proceso.
Deseamos retomar nuevamente un pasaje significativo de Marx (1985, 1003) para expresar el proceso final de la mercancía-vivienda: "en realidad, todos los valores de uso son mercancías sólo por ser productos de trabajos privados recíprocamente independientes, los cuales, sin embargo, en cuanto miembros particulares –aunque autonomizados- de la división del trabajo, dependen materialmente unos de otros. De esta manera y desde el punto de vista social, están interconectados precisamente por su diversidad, por su utilidad particular. Justamente por ello producen valores de uso que difieren en lo cualitativo. Caso contrario, dichos valores de uso no llegarían a ser mercancías unos para otros".
La vivienda como reproductora de la fuerza de trabajo
Otra de las características que asume la vivienda en el proceso de producción, consumo y distribución, es justamente su papel reproductor de la fuerza de trabajo. Un hecho importante en esta fase de la producción, se manifiesta en las formas de uso de la vivienda que al final redunda en la valorización. En un primer momento, la vivienda como objeto o bien producido para un fin, se objetivisa en el intercambio, es decir cuando alcanza su máxima expresión como mercancía. En segundo lugar, la vivienda en su expresión de valor de uso, tiene una relación social, un productor y un comprador, que dan cuenta de la división del trabajo para definir el carácter reproductor en momentos históricos precisos del valor de uso y; en tercer lugar, la vivienda instancia de mercancía, se relaciona con la fuerza de trabajo para expresar su esencia como mercancía intercambiable en la producción y en el consumo.
Un punto central de este proceso que representa para el objeto-mercancía-vivienda son las dos formas constitutivas que adquiere el capital (Marx, 1985, 484): en primer lugar, el capital variable, conforme al valor, es igual a la fuerza de trabajo social utilizada en este ramo de la producción, o sea igual a la suma de los salarios pagados a cambio de ella. En lo tocante a la materia, el capital variable se compone de la fuerza de trabajo que se activa a sí misma, es decir, del trabajo vivo puesto en movimiento por ese valor de capital. En segundo lugar, capital constante, esto es, el valor de todos los medios de producción empleados para la producción en este ramo. Los mismos, se dividen a su vez en capital fijo: maquinas, instrumentos de trabajo, edificios, anímales de labor, etc., y en capital constante circulante, materiales de producción tales como materias primas y auxiliares, productos semielaborados, etcétera.
Si estas dos formas que presenta el capital, lo son porque en sí misma, reproducen tanto una parte de la fuerza de trabajo como en otra instancia necesaria la reproducción de todos los medios de producción. La vivienda mercancía, en este proceso refiere a la segunda instancia, es decir, como parte constitutiva del capital constante. Sin embargo, es notable destacar que para la reproducción de la fuerza de trabajo, en condiciones precisas como elementos constitutivos e imprescindibles para el capital, la vivienda también como objeto y/o bien para el intercambio, juega un rol en las actuales relaciones sociales de producción.
La vivienda mercancía, misma que rebasa las condiciones materiales de su expresión física, es una instancia necesaria y obligada para el consumo de otras mercancías. Tanto la fuerza de trabajo como los materiales que intervienen en la producción y los intermediados para el consumo de la vivienda, tienden a la lógica de la reproducción de los dos elementos necesarios para la reproducción: el capital y la fuerza de trabajo; por supuesto, en condiciones contradictorias y en lucha constante para no sucumbir entre ellos.
Sin embargo, desde la perspectiva de Topalov (Topalov, Ch, 1979, 39), "la urbanización capitalista es una forma de socialización de las fuerzas productivas; crea las condiciones generales, socializadas, de la reproducción ampliada del capital. Estas condiciones generales concierne por una parte a la producción y circulación del valor, y, por otra, a la reproducción de lo que crea el valor: la fuerza de trabajo". En tanto desde la esfera de la circulación y apropiación de un bien reproductor, la vivienda, es la parte constitutiva y necesaria de las mercancías: fuerza de trabajo y objeto vivienda, ambos se intercambian para objetivar y reproducir la primera; al mismo tiempo, es la pieza fundamental de la reproducción de la ciudad bajo las condiciones de reproducción capitalista que sustenta a la segunda.
Desde la perspectiva de la reproducción de la fuerza de trabajo, hemos encontrado algunos elementos que intervienen en la producción de la vivienda y dan el sustento explicativo de la forma en la cual se reproduce un sector importante de la sociedad: la fuerza de trabajo, necesaria para mantener el capital en condiciones rentables. Pese a las condiciones de reproducción desigual, existen formas capitalistas que dan cuentan de las dos caras existentes al interior de un mismo proceso: primero, las características que adopta la vivienda antes de su intercambio como mercancía: objeto enajenable bajo un precio de mercado; segundo, la fuerza de trabajo adquiere un bien para reproducirse junto a su familia, sin importar en ocasiones las condiciones materiales de aquella; en tercer lugar, tanto la vivienda como la fuerza de trabajo se excluyen en el momento del intercambio mercantil para insertarse en las instancias de un territorio, por cierto, en el cual, adopta las formas y contenidos ideológicos para la reproducción de tres formas incluyentes para la ciudad: capital, fuerza de trabajo y espacio territorial, éstos conforman las condiciones elementales para construir, transformar y desarrollar la ciudad capitalista. Por último, unos elementos importantes que son necesarios para comprender la expansión de la ciudad: la movilidad residencial intermunicipal; el crecimiento periférico y; la localización de las fuentes de trabajo (Cruz, R. L y Duhau, E, 2001, 137); por supuesto, entre otros factores interrelaciones en el proceso de urbanización capitalista.
La vivienda como segregación de la ciudad
De continuar con las tendencias de reproducción de la ciudad, las diferentes formas de producción de la ciudad y de sus áreas que la componen como urbes o zonas metropolitanas en constante transformación, la vivienda está en relación directa con las vicisitudes de su producción, consumo y distribución.
En el plano estrictamente reproductor de la ciudad, la vivienda como mercancía, juega un papel trascendental, sus manifestaciones le son inherentes desde su origen mismo hasta su fin último en la valorización o capitalización del capital; este proceso es implícito a su reproducción cuando interactúa con el capital, la ciudad, la fuerza de trabajo y las relaciones sociales capitalistas. En ese sentido, la ciudad con sus contradicciones tiende hacia la fragmentación del espacio físico apropiado por el capital inmobiliario en su primera fase, lo que antes no entraba en la esfera del intercambio. Sin embargo, con la producción de la vivienda en condiciones para la compra-venta, se convierte en capital dinerario por los diferentes capitales que intervienen en la producción: capital inmobiliario, industrial, bancario, comercial, constructor, etc. En definitiva, rompe con la unidad territorial de la misma para generar nuevas expresiones territoriales sea para la expansión y/o crecimiento formal e informal.
Un elemento importante que debe ser tomado en cuenta como proceso de la apropiación del espacio construido es: "el producto de la rama de la construcción, el 'espacio construido' tiene la particularidad de necesitar del suelo urbano, no sólo para su proceso de producción, sino también para su proceso de consumo. Este requerimiento contrasta con los siguientes hechos: de un lado, la tierra urbana se encuentra apropiada jurídicamente en forma privada; y por el otro, las condiciones que hacen 'urbana' esta tierra, y por lo tanto susceptible de soportar espacio construido (interrelación espacial con otros valores de uso, cierta infraestructura, valoración semántico-social del espacio), no son reproducibles autónomamente por los capitales individuales" (Jaramillo, S., 1982, 156).
Una última forma de segregación de la ciudad, aquí podemos encontrar las características siguientes: a) en la circulación de la mercancía u objeto vivienda, dado que el usuario final debe pagar dos formas de expresión de ella: por un lado, la vivienda como propiedad privada se valoriza con la transformación de valor de uso a valor de cambio; por el otro, el espacio construido se convierte en el suelo soporte con una elevada renta que dependerá de los elementos determinantes para acrecentar su valor; b) existe una transferencia de valor que surge de la renta del suelo urbanizado hacia el precio final de la vivienda y de la expansión del territorio; además de la apropiación por el capital financiero, el capital constructor; c) la persistencia de tierras urbanas y periurbanas enmarcados en las ciudades vienen a sumar las especificidades de la tierra en el contexto del proceso de urbanización; d) el incremento de las necesidades de expansión de las metrópolis hacia las periferias y la integración física del espacio físico hacia el dominio de la ciudad central, permite mayor segregación; e) la ciudad difusa, en el marco de la continuidad sin límites de la expansión de las ciudades, entra en contradicción con las políticas de preservación de los usos del suelo y los objetivos de la planificación territorial.
A manera de conclusión
Con relación a los puntos mencionados de manera sucinta, sólo podríamos destacar algunas, incluso, persistentes en cuanto a las contradicciones que puede presentar la ciudad, la vivienda, el crecimiento urbano, el proceso de urbanización y la valorización de la mercancía vivienda para la reproducción de la ciudad capitalista y por supuesto para el capital. En última instancia, la mercancía, objeto o bien-vivienda más que resolver el problema de la vivienda o la penuria, la agudiza, dado que su esencia misma en la circulación y la forma de su consumo se realiza como tal para la reproducción tanto del capital como de las relaciones sociales capitalistas.
La relación existente entre una transición de valor de uso a valor de cambio de la mercancía vivienda, existe, dentro de las relaciones sociales de producción; un elemento importante que da sustento a la reproducción es la existencia de una necesidad: del productor y del demandante, independientemente de las condiciones de intercambio mercantil bajo las leyes de la propiedad privada.
De continuar la tendencia privatizadora de la vivienda-mercancía como segregación de la ciudad, las delimitaciones de esta, entran en contradicción cuando el valor del suelo urbanizado ya sólo se limita o irrumpe por la hegemonía de la ciudad central o capitalista hacia sus límites de reproducción. De allí entonces, la necesidad de la expansión per se de las grandes urbes. La vivienda en este sentido, ocupa un papel fundamental que le da un contenido dinámico a la expansión.
La ciudad del capital y el suelo soporte, inciden en la producción de la vivienda; aunado a la movilidad urbana que se incrementa y dispersa como consecuencia de la segregación de las fuentes de trabajo y de la integración de la periferia para las clases de menos ingresos.
La ciudad capitalista convertida
en el espacio de concentración y centralización de las
condiciones generales de la producción, marca las pautas para
la construcción, expansión y difusión de la ciudad;
en definitiva es la que incluye o excluye a las diferentes clases sociales
que se reproducen en las grandes urbes.
Notas
[1] Estudio preliminar (subtema) que forma parte del proyecto de investigación: "Ciudad Sustentable y Desarrollo Metropolitano en el Área Conurbada de la Ciudad de México"; en el marco del convenio CONACYT-IPN: I39346-U.
[2] Decimos sobre la fuerza de trabajo por la siguiente razón, al retomar la idea central de Marx, en el sentido de que: "la fuerza de trabajo disponible se desarrolla por las mismas causas que la fuerza expansiva del capital. La magnitud proporcional del ejército industrial de reserva, pues, se acrecienta a la par de las potencias de la riqueza". Para ahondar al respecto, véase Marx, C. El capital.
[3] La realidad mexicana presenta una gama de peculiaridades en las cuales, las organizaciones populares, se ven en la necesidad de invadir terrenos de propiedad privada, pública, ejidales, comunales o la combinación de alguna de estas para construir sus viviendas. Las características de la construcción pueden presentar la: autoconstrucción, por encargo, las promovidas por el sector público o privado, aunque éstas últimas sólo ocurre cuando el terreno está regularizado, incluso los líderes llegan acuerdos para la construcción.
[4] Nos referimos al valor de uso y valor de cambio de una mercancía. Con ello no indica que estén separados; por el contrario son dos instancias que se complementan en el contexto de la reproducción de un bien como lo es la vivienda. Convertida ésta como una mercancía más. En los textos de Marx, nos ilustran las tendencias de los dos conceptos.
[5] En nuestro ámbito cultural se presentan algunas características que conforman las familias mexicanas en nucleares: se agregan otros miembros o parientes. Según las autoras: Judith Villavicencio y Ana Ma. Durán. Para ahondar al respecto véase el Cap. 7 "La vivienda en la ZMCM". En Dinámica Urbana y Procesos Socio-políticos. UAM. Pp. 157-182.
[6] Según la Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (Coplamar) de la Presidencia de la República: "es importante destacar el carácter provisional y potencialmente cambiante de los criterios usados para definir tal límite ... " no obstante, una primera aproximación que hemos utilizado para enmarcar nuestro trabajo, aunque, existen otras definiciones un tanto funcionales, pero, pensamos que para el caso nuestro se insertan las especificidades del enunciado, es decir, de la lista mencionada en el párrafo anterior.
[7] Véase en este caso el ensayo de Pedro G. Pascal y Ramón Poblete: "La introducción del referente socialista en la discusión de la cuestión urbana y del problema de la vivienda en América Latina". P. 450. compilador Emilio Pradilla. Aquí los autores se refieren a que el proceso de producción de la vivienda se inicia en el campo con la extracción y transformación del producto pero se completa en la ciudad. A nuestro juicio es justamente la forma que se transfiera los esfuerzos y los recursos que se lleva consigo, desde su origen hasta su destino -en la ciudad- incluso, después de la transferencia de la fuerza de trabajo del campo a la ciudad, la producción se convierte en un bien para su valorización con el tiempo.
[8] Estudios de autores latinoamericanos dan cuenta de la situación crítica sobre el problema de la vivienda para las familias con ingresos bajos. Véase en este caso una investigación muy interesante: "La industria de la construcción en Venezuela" de los autores, Teolinda Bolívar y Alberto Lovera. Los mismos estudiosos enfatizan que, " ... la vivienda se requiere para permitir el pleno desarrollo de las actividades que garantizan la normal reproducción de la fuerza de trabajo (alimentación, descanso, reproducción de la especie)". P.143.
[9] Para ahondar al respecto véase Bazant, Jan: "Lineamientos para el ordenamiento territorial de las periferias urbanas de la ciudad de México". P. 224. Revista Papeles de Población. Nueva época año 7 Nº. 27.
[10] Al referirnos a la fuerza de trabajo, lo hacemos como la primera instancia materializada que consume la producción producida socialmente. Es decir, es el producto –mercancía- de una relación en la cual prevalece un intercambio entre lo producido, productor y consumidor, pero, bajo un régimen de apropiación de los beneficios por los dueños del capital. Llámese Banco, Estado o algún ente que media entre el productor-consumidor y el dueño del dinero necesario en estas relaciones sociales de producción capitalistas.
[11] Proceso que la fuerza de trabajo trasfiere valor a la construcción de su vivienda, diferente a la construcción por encargo o financiado por el sector público o privado. Aquí la jornada de trabajo se prolonga más allá de lo establecido por la ley, sacrificando horas no pagadas por el patrón o el Estado y, además, utiliza horas dedicadas para la integración familiar. Los materiales utilizados, en muchas ocasiones son de segunda, de desechos y sin técnicas de manejo apropiados para constituir una vivienda, incluso, no aceptados por los reglamentos de construcción.
[12] En este sentido, es claro como desde un planteamiento de hechos históricos Marx nos precisa la relación existente entre el valor de uso y valor de cambio. Véase Carlos Marx. "Contribución a la crítica de la economía política". Primer fascículo, Berlín, tomado de Franz, Dunker, 1859.
[13]
Organismo institucional: Instituto Nacional de Estadística e
Informática. Según datos que maneja este órgano
de Gobierno, se aproxima a la realidad más no a la esencia de
los fenómenos reales.
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