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Geo Crítica
Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. VIII, núm. 158, 1 de febrero de 2004


EL IMPACTO DE LOS MOVIMIENTOS MIGRATORIOS SOBRE LA MOVILIDAD HABITUAL POR TRABAJO EN CATALUÑA

Marc Ajenjo i Cosp
Centre d’Estudis Demogràfics, Universitat Autònoma de Barcelona
majenjo@ced.uab.es

Albert Sabater i Coll
Centre d’Estudis Demogràfics, Universitat Autònoma de Barcelona
asabater@ced.uab.es

El impacto de los movimientos migratorios sobre la movilidad habitual por trabajo en Cataluña (Resumen)

A menudo la relación entre movilidad habitual por trabajo y movimientos migratorios es analizada teniendo en cuenta solamente uno de los componentes de la movilidad por trabajo, el porcentaje de trabajadores que cambian de municipio para trabajar, prescindiendo, en cambio, de la distancia entre la residencia y el trabajo. En este trabajo se van a analizar, para el caso de Catalunya, tanto el impacto de las migraciones sobre el porcentaje de salidas como sobre la distancia entre los lugares de residencia y trabajo.

La conclusión de que la inmigración influye tanto en las salidas por trabajo, como en la distancia recorrida, va a ser cuestionada con la introducción de terceras variables; de manera que va a distinguirse qué parte de la diferencia entre los que han inmigrado y los que no, es atribuible a comportamientos distintos, i qué parte debe atribuirse a características endógenas de la inmigración.

Palabras clave: migraciones, movilidad cotidiana por motivos de trabajo, distancia residencia/trabajo, método de los componentes, pautas metropolitanas

Abstract

Many times the way in which labour mobility and residential mobility are treated is only taking into account a single issue: the percentage of commuters who make a change of municipality to work. In turn, it is not considered the variable distance from the place of residence to the workplace. From this point of view, this essay stresses the effect of both, so the migration over commuting as well as its impact in regard to the distance between residence and workplace.

Conclusions are mainly based upon these two considerations cited above, and whereby we have carried out an specific component analysis to verify the following: either which features are caused by a different behaviour towards residential migration (basically due to the fact of being a recent migrant or not) or as a result of the own migration’s characteristics.

Key words: residential mobility, commuting, distance residence/workplace, component method, metropolitan dynamics.

Habitualmente, los cambios de domicilio se suelen dar entre zonas relativamente cercanas y, mayoritariamente, dirigidos del centro a la periferia, pasando así de los centros metropolitanos a los municipios cercanos de la periferia metropolitana[1]. Ahora bien, la pregunta que aquí nos planteamos es como incide esta migración en los desplazamientos cuotidianos, y más en concreto, en la movilidad habitual que por motivos de trabajo deben llevar a cabo las personas, y que de ahora en adelante denominaremos movilidad laboral. Según la literatura clásica (Beaucire, Berger y Sant-Gérard, 1997), la movilidad habitual entre el lugar de residencia y el lugar de trabajo varía en función de la movilidad residencial, de manera que entre los individuos que no han cambiado de municipio de residencia en los últimos años y los que sí que lo han hecho, son estos últimos los que mantienen una mayor distancia entre el lugar de residencia y el lugar de trabajo. El objetivo del presente artículo no es sólo verificar si este esquema se repite en Catalunya, sino también comprobar, mediante una técnica tan sencilla como el método de los componentes[2], que no se trata de una relación espuria que desaparece al introducir la influencia de otras variables.

La importancia de la movilidad laboral se pone de manifiesto al dar un rápido vistazo a los datos oficiales, los cuales permiten afirmar que no sólo se incrementa el volumen, la distancia y la dispersión de la movilidad, sino que también se está produciendo una profunda transformación en la forma como se articula el territorio: los desplazamientos vienen a redibujar el modelo territorial de Catalunya, que tiende hacia un uso extensivo del territorio y hacia una disociación entre la zona de residencia, normalmente de baja densidad, y el lugar de trabajo, habitualmente con una mayor concentración.

La serie de resultados que se presentan en esta comunicación se basan en la investigación realizada por el Centre d’Estudis Demogràfics por encargo de la Dirección General de Empleo y Asuntos Sociales de la Comisión Europea. Para el análisis se ha utilizado un fichero de microdatos que contenía una muestra aleatoria del 20% del Censo de 1991 para Catalunya[3]. La limitación más importante que conlleva la utilización del censo para este tipo de análisis, es que éste deberá ceñirse a la movilidad intermunicipal, excluyendo, por tanto, los movimientos internos de los municipios[4].

La movilidad laboral y la distancia entre lugar de residencia y lugar de trabajo

El análisis de la movilidad laboral es posible desde dos ópticas distintas. La primera, de carácter más cualitativo, dividiría los trabajadores en dos grupos, aquellos que residen y trabajan en el mismo municipio de aquellos que para trabajar necesitan realizar un desplazamiento que sobrepasa los límites administrativos de su municipio. La segunda óptica tiene un carácter más cuantitativo, en el sentido que se centra en el análisis de la distancia de los desplazamientos. Aquí, como vamos a ver, se tienen en cuenta ambas perspectivas.

En 1991, los individuos que trabajaban en el mismo municipio donde residían representaban, en Cataluña, el 64,7%, o sea que sólo un 35,3% de la población que trabajaba lo hacía en un municipio distinto al de residencia. Así, aunque el fenómeno de los desplazamientos es todavía incipiente en nuestro país, con un número de desplazamientos inferior al de otros ámbitos próximos, está en claro aumento: los datos del Padrón de habitantes de 1996 muestran que, en cinco años, la población que trabaja en un municipio distinto al de su residencia se ha incrementado en unos siete puntos, situándose en un 42,4% (Clusa y Roca, 1999).

Generalmente, para determinar el grado de apertura de un municipio se utiliza el porcentaje de desplazamientos, de manera que los municipios que presentan un mayor número de salidas se les considera más abiertos, y a la inversa. No se trata de una variable con un comportamiento homogéneo en todo el país, sino que las diferencias en función de la comarca de residencia y/o del tamaño del municipio son muy marcadas (figura 1).

A excepción de Barcelona, los mayores porcentajes de desplazamientos se concentran en su área de influencia inmediata, donde se observan municipios con desplazamientos que afectan a casi un 60% de la población ocupada. En la mayor parte de los casos se trata de desplazamientos a la capital, donde existe una gran cantidad de puestos de trabajo. En el continuo urbano de Barcelona, solamente la capital se comporta como un municipio muy cerrado en cuanto a su población ocupada, de manera que las salidas por motivos laborales tan solo representan un 16,5%. También se observan centros urbanos como Terrassa y Mataró, que tienen un comportamiento muy cerrado tal y como lo demuestra el hecho de que sólo un 20% de su población ocupada se desplaza fuera de su municipio para trabajar. Algo parecido sucede con otras ciudades maduras localizadas fuera de la región metropolitana que han generado a su alrededor cierta estructura metropolitana o polarización urbana: es el caso de ciudades como Girona, Lleida, Tarragona, Vic, Igualada, o Manresa, que presentan porcentajes de desplazamientos fuera de su municipio que no superan el 25%.

Además, la división entre la Catalunya interior y el litoral también es muy evidente, de manera que los municipios próximos al litoral, a excepción de la zona del delta del Ebro, mantienen niveles de apertura más elevados que no las áreas de interior en las que dominan los municipios claramente cerrados o muy cerrados. En este caso se presentan áreas que podrían denominarse como autosuficientes y, en algunos casos y a la vez, como áreas poco accesibles tal como nos muestra el mapa con relación a la comarca de la Val d’Aran o de la comarca de la Terra Alta (figura 1).

En conjunto, y tal como apuntan algunos autores (Clusa, 1995; Nel·lo, 2002), la lógica de los procesos que se observan se debe a tres grandes factores: por un lado a la dispersión de la población y de las actividades desde las áreas más concentradas como la ciudad de Barcelona hacia el resto de la región metropolitana; en segundo lugar a la clara extensión de este proceso a áreas que estando situadas fuera de la región metropolitana se integran plenamente en su funcionamiento; y por último, a los procesos de especialización funcional (sobretodo residencial) que existen en el territorio de Catalunya.

Una forma distinta de analizar la movilidad laboral es a partir de la distancia que recorren los individuos en el momento de realizar su desplazamiento. La naturaleza de la información no permite calcular la distancia desde que un trabajador sale de su casa hasta que llega a su puesto de trabajo, sino que solamente es posible obtener la distancia entre municipios, de manera que para alguien que trabaje en el mismo municipio donde reside, la distancia, a efectos de cálculo, va a ser 0, aunque en realidad es posible que el trabajador recorra varios kilómetros. Las distancias entre dos municipios siempre se han calculado entre el centro de los mismos y a través de la red viaria, tratándose, por tanto, de distancias reales.

Teniendo en cuenta estos distintos aspectos cabe destacar que la media de kilómetros recorridos por un trabajador para llegar de su casa a su puesto de trabajo era, en 1991, de 5,3 kilómetros. Evidentemente, esta medida viene afectada por la mayor o menor proporción de trabajadores que han de salir de su municipio de residencia para trabajar, es decir por el 64,7% de la población que trabaja en el mismo municipio que reside[5]. Así, la distribución territorial de esta distancia va a ser muy parecida a la distribución territorial de la proporción de trabajadores en otro municipio. Ahora bien, si se toma la distancia solamente de los que cambian de municipio para trabajar, de forma que se evalúa sólo para el 35,3% que se desplaza, la media asciende a los 15,0 kilómetros. Teniendo en cuenta solamente este último colectivo, la distribución en el territorio es muy distinta a la que mostraba la apertura (figura 1)[6]. De ahora en adelante, se va a tomar en consideración, exclusivamente esta segunda perspectiva, de manera que siempre que se hable de distancia recorrida se referirá a los kilómetros recorridos por el 35,3% de trabajadores que para trabajar deben traspasar los límites municipales.

Para los municipios más metropolitanos, la distancia recorrida, muestra, en parte, la distancia a la metrópolis. Se observa claramente en los municipios de la región metropolitana de Barcelona, donde, a grandes rasgos, la distancia se incrementa a medida que nos alejamos de Barcelona, y cuando esto no es así, es debido a la existencia de ciudades que, como ya hemos visto, ejercen de centros secundarios atrayendo una parte importante de trabajadores. Así, las menores distancias corresponden tanto a municipios cercanos a las grandes ciudades, ya sea Barcelona, Girona o Tarragona, como a comarcas más alejadas en las que se puede dar una situación de relativa autosuficiencia.

 

Desplazamientos a otro municipio (en %)
Distancia media recorrida (en km)

Figura 1
Fuente: Elaboración propia

         

Por otro lado, las mayores distancias se observan en una serie de zonas que podríamos dividir en dos categorías: unas áreas de accesibilidad baja y relativamente alejadas de los centros económicos importantes, sería el caso de comarcas como la Terra Alta, el Priorat, les Garrigues, la Alta Ribagorça y el Pallars Jussà; y unas áreas que, teniendo una buena accesibilidad, se sitúan equidistantes a dos grandes centros económicos, concretamente en el umbral de lo que podría ser un límite a la distancia para desplazamientos a diario: es el caso de la Selva, situada entre Girona i Barcelona, la Segarra, situada entre Lleida i Barcelona, y el Baix Penedès, equidistante de Tarragona y Barcelona.

Movilidad laboral y migraciones

La variable migratoria analizada a partir del censo[7], divide a la población entre los que no han cambiado de municipio en los últimos 10 años –el 87,3% de la población–, y los que sí, de los cuales nos ofrece también la información sobre el año de llegada[8]. En este apartado se desarrolla una primera aproximación a la relación entre la movilidad laboral y las migraciones, movilidad laboral entendida en su doble vertiente, como el número de personas que cambian de municipio para ir a trabajar y la distancia que éstas recorren.

La relación es claramente positiva, en el sentido que cuanto más reciente es la llegada al municipio, mayor es la movilidad laboral, tanto en el porcentaje de los que trabajan en otro municipio como en la distancia que éstos recorren (figura 2). Aunque esta relación es evidente en ambas variables, es mucho mayor en el porcentaje que en la distancia, de manera que el porcentaje de salidas entre los que han llegado el último año es casi el doble que el porcentaje de los que no se han movido en los últimos diez. Aunque no de forma definitiva, esto indicaría que la movilidad residencial no acerca las personas a su lugar de trabajo, sino que en media las aleja, y por tanto sería necesario encontrar motivos ajenos al lugar de trabajo para los cambios residenciales. Además, no sólo existe una mayor propensión a trabajar fuera entre los que han llegado más recientemente, sino que además, los que trabajan en un municipio distinto al de residencia, realizan una mayor distancia cuanto más reciente es la migración: para los llegados antes de 1981 la distancia media de los que salen es de 14,6 kilómetros, distancia que se incrementa en unos 3 kilómetros para los llegados recientemente: ser un migrante reciente no solamente es sinónimo de mayor propensión a desplazarse para trabajar, sino que además, para los que se desplazan, también está relacionado con una mayor distancia entre la residencia y el lugar de trabajo.

 

Figura 2. Relación entre el año de llegada al municipio y la movilidad laboral. Cataluña, 1991
Fuente: Elaboración propia

 

A pesar de que aquí se ha desglosado el colectivo de migrantes en función del año de llegada, de ahora en adelante se considerarán como un único grupo, de manera que el porcentaje de salidas entre los migrantes, será del 53,0%, unos 21 puntos superior a los estables, mientras que la distancia a recorrer, será de 16,4 kilómetros, 1,85 kilómetros más que para los estables.

Después de evidenciar la influencia directa entre movilidad laboral y migraciones, veamos ahora, si al introducir nuevas variables en el análisis se reducen o por el contrario se incrementan las diferencias de comportamiento entre migrantes y estables. Como ya se ha citado en la introducción, para evaluar la influencia del resto de variables, se ha utilizado el método de los componentes, que a pesar de ser un procedimiento analítico muy sencillo aporta una información muy valiosa en el análisis[9].

Influencia de las características demográficas y geográficas en la relación entre movilidad laboral y movilidad residencial

Las variables demográficas analizadas han sido la edad y el sexo, mientras que como variable geográfica, después de cotejar distintas opciones, se ha observado el tamaño del municipio de residencia, como la más significativa.

En primer lugar, cabe destacar que tanto la edad como el tamaño del municipio son muy importantes para entender ambas variables: los migrantes, que son principalmente jóvenes, son además el grupo con mayor movilidad laboral y, por otro lado, la migración más importante se ha producido en las ciudades medias, que además presentan una mayor movilidad, siendo además los hábitats con población menos envejecida.

A continuación se ha desarrollado el método ya citado para comprobar la posible influencia de las variables sexo, edad y tamaño del municipio de residencia en las diferencias observadas entre migrantes y estables.

Se observa claramente que la parte más importante de las diferencias, tanto en el porcentaje de salidas como en la distancia recorrida, es atribuible directamente a la tasa, a la diferencia real entre el comportamiento de migrantes y de estables (figura 3): de los 21 puntos de diferencia entre migrantes y estables, 15 son debidos directamente a la tasa, mientras que de los 1,85 kilómetros de la diferencia entre los dos grupos, 1,35 son también diferencias reales entre ambos. Ahora bien, ¿qué sucede con los 6 puntos y con los 0,5 kilómetros restantes?.

Se aprecia que la importancia del sexo desaparece en ambas relaciones, de manera que las diferencias observadas entre hombres y mujeres no aportan nada a la relación. La edad, por su parte, explica algo más, aunque también de forma poco significativa: contribuye en un punto en la diferencia de porcentajes, mientras que tiene una participación casi insignificante, e incluso negativa, en la distancia, lo que significa que si la edad de migrantes y estables fuera la misma, la diferencia entre ambos grupos todavía sería superior.

La variable que más repercute en la relación es, sin duda, el tamaño del municipio de residencia, de manera que teniéndolo en cuenta y eliminando su incidencia, la diferencia entre el porcentaje de salidas de migrantes y estables es 5 puntos inferior, mientras que la distancia recorrida por ambos es 0,6 kilómetros menor. O lo que es lo mismo, si el hábitat de migrantes y estables fuera el mismo, la diferencia entre ambos grupos sería significativamente menor a la observada. De ahí la importancia de esta variable para comprender mejor la diferencia entre ambos grupos.

 

Figura 3. Descomposición de las diferencias entre migrantes y estables en el porcentaje de salidas y en la distancia recorrida, en función de la edad, el sexo y el hábitat. Catalunya, 1991
Fuente: Elaboración propia

 

Influencia de las características sociolaborales en la relación entre movilidad laboral y movilidad residencial

Como indicadores de las características sociolaborales se han analizado el nivel de estudios y el tipo de ocupación –rama de actividad, situación profesional y ocupación. Con el objetivo de determinar qué variable podría incidir más en la relación, se ha realizado un análisis individualizado para cada una de ellas.

 

Cuadro 1. Modificación de la relación entre movilidad residencial y movilidad laboral
al estandarizar en función de cada uno de los indicadores sociolaborales por separado. Catalunya, 1991
   

Total

Nivel de estudios

Situación profesional

Ocupación

Rama de actividad

Porcentaje de trabajadores que cambian de municipio

Estables

32,1%

32,1%

32,2%

32,1%

32,1%

Migrantes

53,0%

52,5%

52,6%

53,0%

53,2%

Diferencia relativa

65,3%

63,7%

63,6%

65,3%

65,9%

Distancia media para los que trabajan en otro municipio (en km)

Estables

14,59

14,74

14,60

14,67

14,63

Migrantes

16,45

16,08

16,42

16,17

16,34

Diferencia absoluta

1,85

1,34

1,82

1,50

1,71

Fuente: Elaboración propia

 

A grandes rasgos, se observa que la introducción de las variables sociolaborales apenas altera la diferencia entre migrantes y estables: únicamente el nivel de estudios y en menor medida la ocupación, podrían explicar una parte de la diferencia de kilómetros que migrantes y estables han de recorrer para ir a trabajar (cuadro 1). Así, una parte de la distancia entre el lugar de residencia y el de trabajo, vendría condicionada por el distinto nivel de estudios y el tipo de ocupación que ejercen migrantes y estables: eliminando la influencia del nivel de estudios, entre migrantes y estables la diferencia se reduce a 1,35 kilómetros, mientras que controlando por ocupación cae a 1,50 kilómetros.

En cambio, en el porcentaje de trabajadores que cambian de municipio, la relación apenas se altera, de manera que incluso eliminando la influencia del nivel de estudios, el grupo de migrantes cambia de municipio en una proporción el 63,7% superior al grupo de los estables.

Influencia de las características de la vivienda en la relación entre movilidad laboral y movilidad residencial

Del conjunto de variables que aparecen en el censo de 1991 sobre la vivienda se han escogido las tres más generales: régimen de tenencia, número de viviendas del edificio y superficie de las mismas. También aquí, y con el objetivo de determinar qué variable puede incidir más, se ha desarrollado un análisis por separado de cada una de ellas.

Se ha observado que el régimen de tenencia no aporta nada significativo al análisis, el número de viviendas algo más, mientras que la superficie de la vivienda sería la variable más importante (cuadro 2). Además, y siendo esta última el mejor indicador socioeconómico, permite llegar a conclusiones parecidas a las del anterior apartado: a mayor categoría socioeconómica, mayor distancia entre el lugar de trabajo y el lugar de residencia, mientras que la diferencia en el porcentaje de salidas es mucho menor.

 

Cuadro 2. Modificación de la relación entre movilidad residencial y movilidad laboral
al estandarizar en función de distintas características de la vivienda por separado. Catalunya, 1991

 

 

Total

Régimen de tenencia

Número de viviendas

Superficie de la vivienda

Porcentaje de trabajadores que cambian de municipio

Estables

32,1%

32,1%

32,1%

32,0%

Migrantes

53,0%

53,2%

52,2%

52,7%

Diferencia relativa

65,3%

65,7%

62,8%

64,7%

Distancia media para los que trabajan en otro municipio (en km)

Estables

14,59

14,59

14,67

14,74

Migrantes

16,45

16,43

16,16

16,02

Diferencia absoluta

1,85

1,85

1,49

1,28

Fuente: Elaboración propia

 

Modificación de la relación entre movilidad residencial y movilidad laboral al estandarizar en función de distintas características de la vivienda por separado. Catalunya, 1991 El comportamiento de los grupos definidos en función de su condición migratoria es claramente distinto en cuanto a las dos variables dependientes: el porcentaje de trabajadores que cambian de municipio para trabajar, y la distancia que recorren en el desplazamiento de la residencia habitual al lugar de trabajo. Las diferencias observadas siguen la misma tónica de lo que se desprende de trabajos anteriores: los individuos que menos tiempo llevan residiendo en un municipio, trabajan en una proporción mucho mayor fuera del mismo, y además, cuanta mayor estabilidad residencial, menor distancia entre el lugar de trabajo y el de residencia. A pesar de ello, la mayor diferencia se observa en el porcentaje de individuos que salen fuera, mientras que en los kilómetros recorridos, la diferencia entre ambos grupos es menor –los migrantes cambian de municipio para trabajar un 65% más que los estables, pero sólo realizan un 13% más de kilómetros.

Las diferencias entre migrantes y estables en ambos indicadores –proporción de salidas y distancia– se mantienen aun cuando se controla el posible efecto perturbador de distintas variables: edad, sexo, hábitat, nivel de estudios, ocupación, etc. Ahora bien, a pesar de seguir existiendo, sí que en algún caso se reducen considerablemente. El análisis de las relaciones entre migración/salidas y migración/distancia a partir del control de otras variables, ha mostrado la importancia de este control, sobre todo respecto del hábitat, pero también del nivel de estudios y de la superficie de la vivienda. Para el resto de variables, en cambio, la introducción de sexo, edad o régimen de tenencia de la vivienda, por poner algunos ejemplos, apenas altera la diferencia entre migrantes y estables.

La pregunta que sugieren estos resultados es ¿qué sucede al introducir conjuntamente las variables que se han mostrado significativas?, ¿cómo alteran en su conjunto la diferencia entre migrantes y estables? Veámoslo a partir del método de los componentes tomando las tres variables consideradas más relevantes (figura 4).

En cuanto a la proporción de salidas, los cambios son poco elocuentes: los 20,9 puntos de diferencia entre migrantes y estables, se reducen a 14,7 si se elimina el efecto perturbador de las tres variables citadas, y solamente el hábitat tiene una aportación significativa, de manera que 5,3 puntos de la diferencia son consecuencia de una distribución distinta de migrantes y estables en función del tamaño del municipio de residencia (figura 4). La interpretación de este resultado debe hacerse en clave de la tipología migratoria, en el sentido de que la mayoría de estas migraciones se han dirigido a municipios medios del entorno de Barcelona, hábitat donde, como veíamos, existe una fuerte propensión a trabajar fuera independientemente de la condición de migración.

A pesar de la reducción, las diferencias entre migrantes y estables siguen siendo muy significativas ya que aunque las migraciones se hubiesen repartido por igual en el territorio, las diferencias entre ambos grupos, en cuanto al número de salidas, seguirían siendo muy importantes. Por otro lado, el resto de variables –nivel de estudios y superficie de la vivienda– apenas introducen alguna modificación.

En relación a la distancia que recorren unos y otros, el cambio que introduce la estandarización de las tres variables citadas es mucho más significativo (figura 4). La diferencia entre migrantes y estables, que en su conjunto es de 1,85 kilómetros, se reduce considerablemente, pasando a ser de sólo 0,57 kilómetros a igualdad de hábitat, nivel de estudios y superficie de la vivienda. Además, las tres variables tienen una aportación parecida, de manera que, del total, 0,48 kilómetros son debidos al hábitat, 0,49 al nivel de estudios y 0,31 a la superficie de la vivienda.

La aportación de estas variables indica también una mayor propensión a la migración entre los grupos que ya de por sí recorren un mayor número de kilómetros: por un lado, individuos que tienen cierto nivel de estudios y, por el otro, individuos que establecen su residencia en viviendas grandes. Ambas variables, además, al venir mediatizadas en función del tamaño del municipio de residencia, pueden tomarse como buenos indicadores de categoría socioeconómica. Yendo algo más lejos, podría aventurarse que la diferencia en función de la condición migratoria viene, en gran parte, condicionada por la desigual distancia recorrida en función del tamaño del municipio, y por la mayor distancia que recorren los individuos de categoría socioeconómica elevada, que son además los que mayor movilidad residencial evidencian.

 

Figura 4. Descomposición de las diferencias entre migrantes y estables en el porcentaje de salidas y en las distancia recorrida, en función del hábitat, el nivel de estudios y la superficie de la vivienda. Catalunya, 1991.
Fuente: Elaboración propia

 

Notas

[1] El presente texto se ha realizado en el marco del proyecto BSO2000-0477, Población y migraciones en Catalunya. Estudio territorial, histórico y prospectivo, financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, Programa Nacional de Promoción General del Conocimiento. Plan Nacional I+D+I 2000-2003.

[2] Se ha utilizado el método de los componentes de Das Gupta (1994) basado en una estandarización directa, el cual permite descomponer las diferencias observadas entre dos grupos, distinguiendo que parte es debida a un comportamiento diferencial entre los dos grupos –efecto tasa– y que parte es atribuible a otras variables independientes.

[3] Agradecer aquí al Institut d’Estadística de Catalunya la facilidad y rapidez con la que ha proporcionado esta muestra.

[4] Limitación que afecta sobre todo a las migraciones, ya que sólo se considerarán si se producen entre dos municipios distintos.

[5] La importancia de este 64,7% se pone de evidencia si, como descriptivo resumen de la distancia, se calcula la mediana en lugar de la media, ya que evidentemente va a tomar el valor 0.

[6] Así, por ejemplo, mientras que de Barcelona sólo salía a trabajar un 16,5% de su población ocupada, los que salían recorrían unos 17 kilómetros de media, una distancia que supera en 2 kilómetros la media para el conjunto de municipios.

[7] La aproximación que a partir del censo de 1991 debe hacerse para encontrar un indicador de migraciones, es a partir de la explotación de una pregunta formulada a los que han cambiado de municipio desde 1981, referida al año de llegada al municipio actual.

[8] Evidentemente, el año de llegada no es un buen indicador de la evolución de las migraciones, en tanto que subestima en gran mesura la movilidad residencial de los primeros años.

[9] A pesar de que para evaluar la interacción entre variables existen metodologías más complejas y que aportan información más precisa, como la regresión logística, se ha descartado su utilización a causa de que su aplicación está sujeta a unas condiciones que, debido a los pocos casos con los que se contaba, en buena parte de los análisis no se cumplían.

 

Referencias bibliográficas

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CLUSA, Joaquim et al. Els mercats de treball de Catalunya: 1981-1986-1991. En PALACIO Gabriel A. (coord.) Perspectives Territorials, Barcelona: Generalitat de Catalunya, Departament de Política Territorial i Obres Públiques, 1995, nº 6. 240 p.

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DAS GUPTA, Prithwis. Standadization and Decomposition of Rates from Cross-classified Data. Genus, 1994, vol. L, nº 3-4, p.171-196.

NEL·LO, Oriol. Ciutat de ciutats. Reflexions sobre el procés d’urbanització a Catalunya. Barcelona: Editorial Empúries, 2001. 239 p.

 

© Copyright Marc Ajenjo i Cosp y Albert Sabater i Coll, 2004
© Copyright Scripta Nova, 2003

 

Ficha bibliográfica:

AJENJO, M. y SABATER, A. El impacto de los movimientos migratorios sobre la movilidad habitual por trabajo en Cataluña. Geo Crítica / Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de febrero de 2004, vol. VIII, núm. 158. <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-158.htm> [ISSN: 1138-9788]

 
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