Menú principal

Índice de Scripta Nova

Geo Crítica
Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. VIII, núm. 160, 1 de marzo de 2004

CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN EXTRANJERA EN ESPAÑA

Amparo Ferrer Rodríguez
Universidad de Granada
aferrer@ugr.es

María Eugenia Urdiales Viedma
Universidad de Granada
urdiales@ugr.es

Características de la población extranjera en España (Resumen)

A lo largo de la década de los 90 se ha producido en España un fuerte crecimiento del número de extranjeros censados, gran parte de ellos inmigrantes económicos. Actualmente se conocen mal las características de este colectivo debido a  la complejidad del fenómeno inmigratorio, al carácter reciente del asentamiento en España y a las deficiencias de las fuentes estadísticas. El objetivo de este trabajo es el de avanzar en la caracterización de la inmigración en España a partir del Censo de Población del 2001, cuyos resultados están empezando a hacerse públicos.

Palabras clave: inmigración, España, Unión Europea, censo de población 

Abstract

During the 90’s, the number of foreigners in the Spanish census has strongly increased, many of them due to economical purposes. Nowadays, it is not well known which their characteristics are because of the complexity of the emigrational phenomena, how recent it is in Spain and the statistical sources deficiencies. The focus of this project is that of advancing in the characterisation of immigration in Spain using the 2001 Population Census, whose results are beginning to be published.

Key words: inmigration, Spain, European Union, population census.

En el campo de los movimientos migratorios y a lo largo de la Historia, España ha sido país de emigrantes[*]. Sólo desde mitad de los años 80, ha pasado a ser país de inmigración y a acercarse, aunque tardíamente, a las tendencias ya experimentadas por los países comunitarios con mayor nivel desarrollo económico. El cambio de dirección de flujos migratorios y su intensidad en España es comparativamente mayor que los que afectaron a los países de nuestro entorno, donde los movimientos se han ido escalonando más suavemente en el tiempo. 

Se trata en consecuencia de un fenómeno reciente, especialmente circunscrito a los años 90, cuyo análisis resulta muy conveniente a la luz del último Censo de Población realizado por el INE y cuyos primeros datos comienzan a publicarse. El carácter fundamental  del Censo como documento que retrata la realidad demográfica del momento es innegable, si bien en el ámbito de las migraciones presenta algún inconveniente que ha de tenerse en cuenta. En primer lugar, dicha fuente recoge información correspondiente a población extranjera definida a partir del criterio jurídico de nacionalidad, que no coincide totalmente con la de población inmigrante[1] (González Ferrer A. y Moreno Fuentes F. J. 2002 y Cohen Amselem A. 2002). En segundo lugar, a pesar de ser la fuente que mejor aproxima la cifra de extranjeros indocumentados residentes en nuestro país (pues el Padrón por lo general contabiliza una cifra superior a la real, ya que algunos inmigrantes suelen empadronarse en mas de un ayuntamiento con la esperanza de aumentar sus posibilidades de obtener un permiso de trabajo y residencia), sin embargo, es obvio que tampoco el Censo logra recoger a todos los ”sin papeles” (Arango Vila-Belda  J. 2003). 

Significación  de la población extranjera

La importancia numérica de la población extranjera en España no es muy elevada, sobre todo si la comparamos con la existente en otros países europeos. Y esta afirmación se puede mantener a pesar de la importante subida que revelan las últimas cifras disponibles, procedentes del Avance de Resultados del Censo de Población, realizado en noviembre de 2001. En el Censo se inscribieron 1.572.017 extranjeros, (3,8% de la población total) unos 460.000 más de los contabilizados por la Dirección General de Policía del Ministerio del Interior (1.109.060 extranjeros) en Diciembre de 2001.

Una diferencia tan marcada puede explicarse por el hecho de que las cifras de Interior solo se referían a extranjeros documentados con tarjeta o permiso de residencia en vigor a 31 de Diciembre de 2001, mientras que el Censo recoge a todos los extranjeros que se inscribieron, con independencia de la regularidad o irregularidad de su situación administrativa. Constituye, por tanto, una fuente interesante para la evaluación de la inmigración, pues en ella aflora al menos parte de la inmigración irregular.

La cifra de algo más de 1,5 millones de extranjeros censados en España, se encuentra muy por debajo de la Alemania con algo más de 7,3 millones, de la de Francia que supera los 3,2 millones o la del Reino Unido que se sitúa por encima de los 2,3 millones. En cambio, se aproxima en términos absolutos a la de Suiza con 1.404.400 y a la de Italia con 1.252.000. De todos modos, si expresamos estos valores absolutos en términos relativos, con el fin de poder medir más exactamente lo que significa esta población respecto al conjunto de los efectivos poblacionales de cada uno de sus Estados, España, usando la cifra de extranjeros censados, ocupa el lugar undécimo según la Base de datos sobre Migraciones Laborales de la OIT[2] (figura 1). La cifra para España en dicha fuente es notablemente inferior a la ofrecida por el Censo de 2001 (900.000 frente a 1.572.017), que ha sido el valor que se ha mantenido para las comparaciones anteriormente citadas.

 

Figura 1. Porentaje de la población extranjera en los países de la Unión Europea (2000)
Fuente: Base de Datos de Migraciones Laborales. OIT.

 

Como se desprende del gráfico precedente, Luxemburgo presenta una situación excepcional como también lo es el propio país: el más pequeño de la Europa Comunitaria con sólo 442.000 habitantes y enorme presencia de instituciones comunitarias. Muy por debajo se sitúan Suiza, Alemania, Bélgica, Francia, Suecia, Irlanda, Dinamarca, Holanda y Reino Unido con unos porcentajes que oscilan entre el 20% y el 4%, todavía por encima del porcentaje correspondiente a España. Parece pues que las cifras, por sí solas, no justifican el alarmismo que en ocasiones se transmite desde diferentes instancias políticas y mediáticas respecto a la dimensión del fenómeno inmigratorio en nuestro país. Como veremos a continuación, son más bien otros factores como la relativa novedad de la inmigración, su rápido crecimiento y, sobre todo, su concentración espacial, los que hacen de la inmigración en España un fenómeno digno de atención política, social y académica.

Sin duda una cuestión que difiere del resto de los países europeos es el ritmo de crecimiento experimentado en los últimos años ya que en España esta entrada de extranjeros es un fenómeno completamente reciente que es necesario conectar con las transformaciones económicas sectoriales, la liberalización del mercado de trabajo y el avance en el proceso de integración en la Europa Comunitaria, especialmente en el espacio Schengen. Hace doce años y, según el Censo de 1991, tan sólo se contabilizaba como población no española a 346.553 personas, que representaban únicamente el 0,9% de la población, es decir, que la población inmigrante ha crecido en el último periodo intercensal 1991-2001 a un ritmo de algo más de 120.000 personas  por año (122.546). No obstante, el crecimiento medio anual ha sido muy superior en el último quinquenio, ya que, según la cifra correspondiente al Padrón de 1996, ascendía a 542.314 el número de extranjeros censados. Esto significa que en este último quinquenio (1996-2001) la población extranjera aumentó 1.029.703, es decir creció a un ritmo medio anual de 205.940 personas. La intensidad del crecimiento en los últimos años se mantiene hasta el 2002, fecha en que el Gobierno, tras aprobar la realización de los dos últimos procesos de regularización[3], endurece las condiciones de acceso a permiso de residencia o trabajo vía régimen general.

Población extranjera en 1992 y 2001, según procedencia

No sólo ha aumentado rápidamente la población extranjera residente en España, sino que su composición según país de procedencia también ha variado considerablemente. Mientras que a comienzos de los años noventa algo más del 50% del colectivo  de inmigrantes procedía de países desarrollados, básicamente de la Comunidad  Europea  y de América del Norte, en 2001, aunque la población extranjera procedente de estos países continúa teniendo una importancia aún considerable (24%) [4], otros colectivos de países correspondientes al denominado Tercer Mundo o países del Sur han pasado a ocupar las primeras posiciones del ranking por importancia numérica (cuadro 1). En conjunto, 385.979 extranjeros procedían de la Unión Europea y de América del Norte, mientras que 1.186.038 lo eran del Tercer Mundo o de los Países del Este europeo. Los procedentes de América Central y del Sur significan hoy algo más del 38% y en 1992 sólo constituían el 18%, los africanos superan hoy el 21% y en 1992 no llegaban al 18%, los de europeos no procedentes de la Unión han pasado del 3,5% al 11% y los asiáticos, aunque en número han aumentado, sin embargo su porcentaje se ha visto reducido del 8% al 4%.

 

Cuadro 1. Población extranjera según procedencia
 

1992*

%

2001

%

Unión Europea

184.189

46,9

360.181

22,9

Resto de Europa

13.898

3,5

175.513

11,0

América del Norte

18.841

4,8

25.798

1,6

América Central y del Sur

70.473

17.9

600.752

38,2

África

71.298

18,1

337.389

21,5

Asia

33.299

8,5

73.645

4,7

Oceanía

736

0,2

1.369

0,1

Apátridas

366

0,1

370

0,0

Total

393.100

 

1.572.017

 

* Se han tomado los datos de 1992 en vez de los del Censo de 1991 porque ofrecen cifras más cercanas a la realidad al ser posteriores al proceso de regularización que tuvo lugar entre el 10 de junio y el 10 de diciembre de 1991. En cualquier caso, las discrepancias entre las cifras ofrecidas por ambas fuentes no son especialmente significativas.
Fuente: Dirección General de la Policía del Ministerio de Interior, 1992 y Avance del Censo de Población 2001

 

El gráfico siguiente muestra bien el cambio producido. En él se han recogido los primeros 14 países por volumen de población inmigrante en España y su peso relativo respecto del total tanto en el año 2001 como en 1992 (figura 2). Podemos distinguir 3 patrones de comportamiento. En primer lugar están los países de la Europa Comunitaria, concretamente Reino Unido, Alemania, Francia e Italia, cuyos efectivos poblacionales pierden importancia en términos relativos, a pesar de que en valores absolutos han seguido creciendo. En segundo lugar, colectivos que contaban con una escasa presencia en España a comienzos de los noventa y que han crecido bastante, tanto en términos absolutos como relativos, a veces incluso de modo vertiginoso. Este sería el caso de los latinoamericanos en general, y en especial de colectivos como el ecuatoriano o el colombiano, así como de los procedentes de Europa del Este (Rumania o Bulgaria, por ejemplo). Y por último, el colectivo marroquí que, a diferencia de los anteriores, ya contaba con un elevado numero de residentes en España en 1992 y que ha seguido creciendo a un ritmo menor que algunos grupos de latinoamericanos pero de modo constante y ya prolongado en el tiempo.

 

Figura 2. Importancia de los grupos más numerosos de población extranjera en España según países de procedencia en 1992 y 2001.
Fuente: Dirección General de Policía, M. del Interior, 1992, y Censo de Población, 2001.

 

En el caso de Marruecos son muchos los factores que explican el crecimiento constante de sus nacionales en nuestro país, aunque sobre todo son las redes establecidas, que generan la llegada de nuevos inmigrantes y la reagrupación con antiguos residentes por parte de sus familiares en Marruecos. En el caso de Ecuador y Colombia, la situación en los respectivos países de origen (guerra civil en Colombia, crisis económica y quiebra total de las finanzas públicas en Ecuador desde 1999) unida al hecho de que hasta 1 de enero de 2002 para Colombia y 1 de Abril de 2003 para Ecuador, los nacionales de estos países no necesitaban obtener visado para entrar en España como turistas, lo que facilitaba su llegada a nuestro país donde permanecían una vez transcurridos los tres meses de “turista”.

Finalmente otro aspecto que puede ayudar a comprender la percepción del fenómeno que analizamos es la importante concentración que se da en su distribución espacial.

La distribución espacial de la población extranjera

El análisis de la distribución espacial de la población extranjera en España nos permite comprobar un elevado grado de concentración en determinadas Comunidades Autónomas (cuadro 2).

 

Cuadro 2. La Población Extranjera distribuidas por C. Autónomas en 2001

Comunidades Autónomas

Población Total

Población extranjera

% de población extranjera

Andalucía

7.357.558

178.130

2,4

Aragón

1.204.215

38.314

3,2

Asturias

1.062.998

13.254

1,2

Baleares

841.669

68.826

8,2

Canarias

1.694.477

97.950

5.8

Cantabria

535.131

8.661

1.6

Castilla-León

2.456.474

37.674

1.5

Castilla-La Mancha

1.760.516

40.668

2.3

Cataluña

6.343.110

310.307

4.9

C. Valenciana

4.162.776

217.673

5.2

Extremadura

1.058.503

11.271

1.1

Galicia

2.695.880

35.152

1.3

Madrid

5.423.384

366.099

6.8

Murcia

1.197.646

69.556

5.8

Navarra

555.829

24.274

4.4

País Vasco

2.082.587

31.168

1.5

Rioja (La)

276.702

12.865

4.6

Ceuta y Melilla

137.916

97950

7.4

Fuente: Avance del Censo de Población. 2001.

 

En primer lugar, debemos señalar que de las 17 Comunidades Autónomas más Ceuta y Melilla hay 9 que poseen un porcentaje de extranjeros superior a la cifra media de España (3,8%), situadas de mayor a menor en este orden: Baleares es la comunidad que ocupa la primera posición con el 8,2%, valor muy en consonancia con los países europeos de inmigración alta. Le siguen en importancia decreciente Ceuta y Melilla  (7,4%), Madrid (6,8%), Murcia y Canarias con un 5,8%, Valencia (5,2%), Cataluña (4,9%), La Rioja (4,6%) y Navarra (4,4%).

 Si observamos su distribución a nivel provincial (figura 3) constatamos el mismo proceso: el 77% de la inmigración se concentra en sólo 14 provincias, más Ceuta y Melilla, agrupando a un total de 1.218.372 extranjeros de los 1.572.017 contabilizados por el Censo. Destacan claramente, como puede observarse en el mapa siguiente, las provincias del litoral mediterráneo donde la agricultura intensiva, ligada a los invernaderos o a los cultivos hortofrutícolas, y el desarrollo turístico tienen una importancia fundamental y actúan como imanes que atraen a la población inmigrante en edad de trabajar. También sobresale Madrid, capital del Estado, que ofrece mayor diversidad de empleos, así como Navarra y la Rioja, donde la presencia extranjera se vincula fundamentalmente a la actividad agraria –cultivo del espárrago y la vid.

 

Figura 3. Población extranjera en las provincias españolas en 2001
Fuente: Avance del Censo de Población. 2001

 

Según país de procedencia, la distribución tampoco es homogénea ni en las comunidades autónomas, ni en las provincias, como queda claramente de manifiesto en el análisis de la distribución de los colectivos procedentes de Marruecos, Ecuador, Colombia, Reino Unido, Alemania y Rumania, es decir, los seis grupos más numerosos que reúnen, en conjunto, a algo más del 54% del total de población extranjera (854.843).

El grupo más numeroso  está constituido por los marroquíes que, según el Censo de 2001, ascienden a 247.872, cifra algo superior a la ofrecida por la Dirección General de la Policía para ese mismo año –234.937-. Mayoritariamente (más del 77%) se concentran en  cinco Comunidades Autónomas: sólo Cataluña reúne un 33,3% (82.692 inmigrantes), seguida por Madrid con un 15,5% (38.497), Andalucía con el 13,6% (34.345), Murcia y Comunidad Valenciana con algo más del 7% de los marroquíes censados (19.047 y 18.655 respectivamente). Esta concentración queda aún más patente en el análisis provincial, ya que tan sólo en cinco provincias españolas habitan 140.657 marroquíes, que significan el 56,7% de los censados en España. Dichas provincias son Barcelona (55.855), Madrid (38.497), Murcia (19.047), Girona (13.671) y Almería (13.587). Esta distribución confirma plenamente la existencia de redes familiares o locales que han sido analizadas por el profesor Bernabé López García (2002).

Aunque los marroquíes efectivamente constituyen el grupo más numeroso han perdido importancia tras las últimas regularizaciones, siendo hoy el ecuatoriano el segundo colectivo numéricamente más importante, que asciende según cifras censales a 216.465. Esta cifra contrasta abiertamente con la ofrecida por la Dirección General de la Policía de 84.699 para la misma fecha (2001)[5]. La concentración de este grupo de población inmigrante es aún mayor que la de los marroquíes. La mayoría de los ecuatorianos -77,6%- se reúne en cuatro Comunidades Autónomas: Madrid en primer lugar con el 39,8%, Cataluña con el 14,9%, Murcia con el 13,1% y la Comunidad Valenciana con el 9,8%. A escala provincial la concentración es aún mayor, ya que tan sólo cuatro provincias Madrid, Barcelona, Murcia y Valencia agrupan a 155.318 ecuatorianos que significan el 71,7% del total de dicha población. Sólo Madrid reúne al 40% de ecuatorianos (86.246) y constituye el primer grupo de inmigración en esta provincia, muy por encima del resto de los grupos.

Este colectivo tiene actualmente una de las tasas de irregularidad más elevadas debido fundamentalmente a lo reciente de su llegada a nuestro país, lo que contribuye a que tengan mayor dificultad  para encontrar trabajo y al mismo tiempo a que se den más frecuentemente situaciones de explotación.

El tercer grupo en orden numérico viene constituido por los colombianos que han crecido de manera importante en los últimos años ascendiendo, según el Censo, a 160.096, cifra que de nuevo contrasta con la proporcionada por la Dirección General de la Policía para el mismo año: 48.710. Reproduciéndose aquí lo señalado para los ecuatorianos, su distribución de nuevo viene a poner de manifiesto el alto nivel de concentración pues un 71% de ellos –113.675- se distribuyen en sólo 5 Comunidades Autónomas: la de Madrid destaca sobre las restantes, concentra al 31,5% -50.373- máxime si tenemos en cuenta que se trata de una Comunidad uniprovincial. Le siguen en importancia, aunque a mucha distancia, Cataluña con el 13,6%, la Comunidad Valenciana con el 13,5% y Andalucía y Canarias con algo más del 6% cada una. Nuevamente sólo 4 provincias concentran al 53,7% de los colombianos que residen en España -86.026-, sobresaliendo Madrid con el 31,5% frente a las otras tres: Barcelona (10,2%), Alicante (6,7%) y Valencia (5,3%). En las Comunidades de Canarias y sobre todo en Andalucía ninguna provincia supera al 5% de población colombiana en el conjunto de la población extranjera censada, que es el porcentaje que se ha tomado como referente del nivel de concentración.

El cuarto grupo está constituido por los británicos que se extienden por seis Comunidades Autónomas –Andalucía, C. Valenciana, Canarias, Baleares y Cataluña y Madrid- que reúnen el 89,2% del total –94.860-, según Interior 80.183. Obsérvese como aquí la discrepancia en bastante menor que en los casos anteriormente citados, ya que se trata de población incorporada al mercado de trabajo y por tanto con toda la documentación oficial en regla o bien es población residente turística, que puede estar interesada en empadronarse en España para acceder a determinadas convocatorias electorales. Si en un principio parece que este grupo se halla algo más disperso, al analizar su distribución según provincias de nuevo cinco –Málaga, Alicante, Santa Cruz, Baleares y Madrid- reúnen al 73,5% de su población, destacando Málaga (24,7%) y Alicante (26,5%) ya que ellas dos solas agrupan a más del 50%.

Una distribución muy similar presenta el siguiente grupo constituido por los alemanes que ascienden a 78.017 (62.506 según Interior), distribuyéndose mayoritariamente –94%- en las mismas seis Comunidades Autónomas que los británicos y responden a las mismas características socioeconómicas. Se concentran  principalmente en seis provincias, que por orden son: Alicante, Baleares, Santa Cruz, Málaga, Barcelona y Madrid. Respecto al grupo anterior destaca  que éstos tienen una mayor presencia en Baleares y Santa Cruz de Tenerife, frente a los británicos que la tienen más en Málaga. Alicante se sitúa en cabeza en los dos grupos.

El sexto grupo está constituido por los rumanos que ha crecido considerablemente en los últimos años, alcanzando la cifra de 57.533, número que contrasta con los 24.856 que ofrece la estadística de la Dirección General de la Policía, lo que, en principio, señala el carácter de irregularidad de dicha inmigración. Se concentran en seis Comunidades –Madrid (38,0%) C. Valenciana (19,5%), Cataluña (9,8%), Castilla La Mancha (9,2%), Aragón (8%) y Andalucía (6,9)-, destacando a bastante distancia la de Madrid respecto a las restantes al reunir a 21.858 rumanos. Por provincias tan sólo cuatro poseen un porcentaje superior al 5% -Madrid, Castellón, Zaragoza y Valencia-, que agrupan al 62% del total de rumanos. El resto se hallan más dispersos por las provincias, entre las que destacan Barcelona, Toledo, Almería, La Rioja, Tarragona y Alicante.

Estructura de la población  por sexo y edad

En cuanto a la composición por sexos de la población extranjera existe un ligero predominio de varones sobre mujeres (52% frente al 48%), lo que es sólo un valor estadístico medio, sin significación real si el análisis se efectúa según nacionalidades. Mientras que los ciudadanos procedentes de la Unión Europea muestran una distribución totalmente equilibrada (50%), relacionada con la mayor presencia de familias y matrimonios jubilados, los procedentes de otros países de Europa presentan un ligero predominio de varones (53%), debido a las razones económicas que explican su llegada a España. La inmigración procedente de África presenta un claro dominio de los varones sobre las mujeres (65% frente al 35%, en media), alcanzando algunos colectivos  como los procedentes de Ghana, Guinea Bissau, Malí, Mauritania y Senegal porcentajes superiores al 80% de población masculina. La asiática también presenta un predominio de los hombres sobre las mujeres aunque con menor intensidad en los valores medios (56% frente al 44%), si bien, en ocasiones, se superan también el 80% de varones, caso de Bangladesh y Pakistán. Por el contrario, la inmigración procedente de América tiene un claro predominio femenino: 64% si el origen es América Central, 55% si es América del Sur y 53% si es América del Norte. El desequilibrio por sexos, especialmente acusado en la población procedente de países del Tercer Mundo se explica en gran medida por  la severidad de las leyes de inmigración  y la actividad laboral que van a desarrollar en España. Complementariamente afecta las tradiciones culturales de los lugares de origen

La composición por grandes grupos de edad de la población extranjera también es bien distinta de la media nacional y según las áreas de procedencia (cuadro 3).

 

Cuadro 3. Población según grupos de edad y procedencia
 

Total Población

  < 16 años

%

De 16-64

%

De 65 y +

%

Unión Europea

360.181

36.080

10,0

260.831

72,4

63.270

17,6

Resto Europa

172.254

22.432

13,0

143.679

83,4

6.143

3,6

África

337.389

62.390

18,5

270.674

80,2

4.325

1,3

América Central

64.964

9.939

15,3

52.861

81,4

2.164

3,3

América del Norte

25.798

3.868

15,0

18.987

73,6

2.943

11,4

América del Sur

535.788

85.657

16,0

440.908

82,3

9.223

1,7

Asia

73.645

10.999

14,9

60.626

82,3

2.020

2,7

Oceanía

1.369

160

11,7

1.063

77,6

146

10,7

Apátridas

370

63

17,0

298

80,5

9

2,4

Total extranjeros

1.571.758

231.588

14,7

1.249.927

79,5

90.243

5,7

España

40.847.371

6.379.619

15,6

27.503.485

67,3

6.964.267

17,0

Fuente: Avance de Resultados del Censo de Población 2001

 

La población menor de 16 años representa un porcentaje algo inferior al conjunto de la población residente en España, debido a que la población inmigrante mayoritariamente es la que está en edad de trabajar y, como el proceso inmigratorio es muy reciente, aún no han constituido familias con número de hijos suficientes como para equiparar o superar al del conjunto de la población. Superan dicho porcentaje los grupos procedentes de América del Sur, ligeramente, y sobre todo de África, debido en este caso al peso del grupo  marroquí, que supera en casi 5 números porcentuales la media española, ya que es el colectivo que más tiempo lleva en España, a la vez que es el más numeroso. Frente a ellos,  los procedentes de la Unión Europa poseen el porcentaje más bajo, en torno al 10%, debido al carácter más envejecido de su población y su diferente relación con el mercado laboral español.

Por el contrario, el grupo comprendido entre los 16 y 65 años supera en todos los casos al de España que se sitúa en el 67,3%, ocupando los mayores porcentajes los inmigrantes de los países del resto de Europa, África, América Central, América del Sur y Asia, en los cuales siempre representan más del 80%. Frente a éstos los de la Unión Europea y los de América del Norte poseen los valores más bajos, ello debido a las características socioeconómicas de cada uno de los colectivos. En consecuencia la población de 65 años y más tiene valores muy bajos en todos los grupos de población extranjera.

Algunas de las diferencias ya apuntadas en la estructura por edad y sexo de la población extranjera se hacen aún más explícitas si el análisis se efectúa por grupos quinquenales, diferenciando entre la población de nacionalidad comunitaria o extracomunitaria  (figura 5 y 6) y comparándolas con  la española (figura 4). En efecto, la pirámide correspondiente a la población española es muy similar a la extranjera comunitaria aunque cabe destacar un mayor nivel de envejecimiento de ésta, muy perceptible en la mayor representación de los grupos adultos y ancianos. La explicación de esas diferencias en parte está motivada por el carácter más envejecido de la población comunitaria no española, si bien tiene también enorme importancia el establecimiento de pensionistas europeos en las provincias costeras españolas de clima suave (Rodríguez V. et alt. 1996, García Castaño J. y Granados Martínez A. 2002 y Salvá Tomás  P. A. 2002).

 

Figura 4. Estructura de edad de la población española en 2001 (Censo de Población).
 
Figra 5. Estructura de edad de la población comnitaria en 2001 (Censo de Población).
 
Figura 6. Estructura de edad de la población extracomnitaria en 2001 (Censo de Población).

 

Por otra parte, la estructura por edad de la población extranjera no comunitaria es muy diferente de las anteriores. Su estructura desequilibrada  muy concentrada en edades potencialmente activas tanto para desarrollar una actividad económica como para procrear, así como su mayor fecundidad en comparación a la española ayuda a delimitar el perfil demográfico y socioeconómico actual de España. En el campo demográfico ha permitido paralizar el crecimiento natural negativo y evitar que se acentúe el desequilibrio de la balanza demográfica. Hay también consecuencias socioeconómicas positivas de la inmigración, dado que además de ayudar al aumento del PIB, colabora en la financiación del Estado del Bienestar [6].

 

Notas

[*] Este artículo se redactó en Marzo de 2003, cuando aún no se habían publicado los resultados municipales del Censo de Población, ni se habían hecho públicos los referidos al Padrón del 1 de Enero de 2002.

[1] En las fases iniciales de los flujos migratorios la variable nacionalidad puede resultar bastante acertada para abordar el estudio del fenómeno migratorio, pues en dicha fase “población extranjera” (población con nacionalidad diferente a la del país de residencia) y “población inmigrante” (población que traslada su residencia de modo mas o menos permanente a otro país) prácticamente coinciden. Sin embargo, las insuficiencias de esta variable se acentúan a medida que los flujos se consolidan y las poblaciones inmigradas despliegan un comportamiento demográfico más “normalizado”. Por un lado, el asentamiento permanente conlleva la aparición de lo que suele denominarse “segunda generación” (hijos de inmigrantes que han nacido ya en el país de acogida y que, por tanto, no son ya inmigrantes y, en muchas ocasiones, ni siquiera extranjeros). Por otro lado, las políticas de inmigración y nacionalidad suelen conceder a determinados grupos de extranjeros un acceso privilegiado a la nacionalidad, lo que difumina aún más las fronteras entre población extranjera, inmigrante y nacional.

[2] Es importante destacar que estas cifras se usan con fines ilustrativos pues, como ya se ha señalado, los diferentes criterios estadísticos usados para definir lo que se considera y se contabiliza como población de origen extranjero, por usar un término genérico, varían mucho entre países y hace siempre difíciles e inexactas las comparaciones internacionales. Por ejemplo, las cifras de Francia solo se refieren a población de nacionalidad extranjera, mientras que las del Reino Unido se refieren a minorías étnicas, es decir a personas clasificadas en función de su pertenencia a determinados grupos (por lo que incluye inmigrantes de primera generación, ciudadanos británicos y descendientes de inmigrantes nacidos en el Reino Unido, con independencia de su nacionalidad y de su lugar de nacimiento). Si tomáramos, por ejemplo, el criterio “lugar de nacimiento o nacionalidad de los padres” para definir la población de origen extranjero en Francia las cifras serian sin duda mucho mayores.

[3] La denominada Regularización 2000 y el Proceso de  Regularización por Arraigo 2001, que finalizaron respectivamente el 31 de Julio de 2000 y el 1 de agosto de 2001

[4] El número de residentes comunitarios es bastante superior a lo que indican las cifras, dado que parte de este colectivo no considera necesario la inscripción o empadronamiento en España y se mantienen “invisibles” a la policía como inmigrantes tras el disfraz de turistas . (Arango Vila-Belda  J. 2002 y García Castaño J. 2002).

[5] Ello se debe fundamentalmente a que las cifras de Interior son solo de inmigrantes en situación regular, lo cual, en principio pone de manifiesto el peso de situaciones irregulares en este colectivo.

[6] La fuerte concentración en edades media, comparativamente más alejadas del riesgo de enfermedades, implica una mayor contribución al ingreso que al gasto en servicios. Según J. Arango (2002) la contribución neta de los trabajadores inmigrantes a las arcas del Estado fue de 300.000 millones de pesetas en el año 2001.

 

Bibliografía

ARANGO VILA-BELDA, J. (2002). “La inmigración en España a comienzos del siglo XXI: Un intento de caracterización” en García Castaño, J y Muriel López, C. (eds) La Inmigración en España. Contextos y alternativas”.  Granada. Laboratorio de Estudios Interculturales, P. 57-69.

COHEN AMSELEM, A. (2002). “Las categorías estadísticas de la inmigración: Acotaciones al debate francés” en García Castaño, J y Muriel López, C. (eds) La Inmigración en España. Contextos y alternativas”.  Granada. Laboratorio de Estudios Interculturales, P. 213-222.

GARCÍA CASTAÑO, J. y GRANADOS MARTÍNEZ, A. “La inmigración extranjera en Andalucía”  en Moyano Estrada, E. y Pérez Yruela, M. La Sociedad Andaluza (2000)”. Córdoba. Instituto de Estudios Sociales de Andalucía.

GONZÁLEZ FERRER, A. Y MORENO FUENTES, F.J. (2002) “Políticas sanitarias dirigidas a minorías étnicas y extranjeras en Gran Bretaña, Francia y España”, Documentación Social, junio, 127, p. 207-225.

LÓPEZ GARCÍA, B. (2002) “Los Marroquíes en España” en García Castaño, J y Muriel López, C. (eds) La Inmigración en España. Contextos y alternativas”.  Granada. Laboratorio de Estudios Interculturales, P. 251-263.

RODRÍGUEZ, V., FERNÁNDEZ MAYORALES, G., ROJO, F. y ABELLÁN, A. (1996). European Retirement Migration to the Costa del Sol (Spain). Madrid. Instituto de Economía y Geografía. Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

SALVÁ TOMÁS, P.A. (2002). “Las Islas Baleares como espacio mediterráneo de encrucijada de la inmigración de extranjeros: de un fenómeno tipo Nueva Florida a un modelo migratorio de Nueva California” en García Castaño, J y Muriel López, C. (eds) La Inmigración en España. Contextos y alternativas”.  Granada. Laboratorio de Estudios Interculturales, 265-273.

 

© Copyright Amparo Ferrer Rodríguez y María Eugenia Urdiales Viedma, 2004
© Copyright Scripta Nova, 2004

 

Ficha bibliográfica:
FERRER, A. y URDIALES, M. A. Características de la población extranjera en España. Geo Crítica / Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de marzo de 2004, vol. VIII, núm. 160. <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-160.htm> [ISSN: 1138-9788]

 
Índice de Scripta Nova