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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona.
ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. VIII, núm. 170 (27), 1 de agosto de 2004

ORGANISMOS Y ORGANIZACIONES CIBERNÉTICAS. ANÁLISIS DEL SISTEMA DE SALUD COLOMBIANO COMO CASO

Juan Carlos Aceros Gualdrón

Asociación Colombiana para el Avance de las Ciencias del Comportamiento – ABA Colombia
 

Organismos y organizaciones cibernéticas. Análisis del sistema de salud colombiano como caso (Resumen)

A partir de un estudio etnográfico realizado durante el año 2000 en una clínica privada de la ciudad de Bucaramanga (Colombia) se presenta un análisis de algunas relaciones sociotécnicas que se establecen en el Sistema de Seguridad Social en Salud en Colombia.  Específicamente interesa examinar la construcción de cyborgs en dos sentidos: 1. Como organismos cibernéticos, producto de intervenciones quirúrgicas, que imbrican cuerpos y máquinas con la finalidad de eliminar una enfermedad o mantener la salud; y 2. Como organizaciones cibernéticas que se estructuran a la manera de una corporación donde los juegos de poder y las prácticas de libertad se ven autorreguladas gracias a determinadas técnicas de gobierno.  Se presenta así un cyborg que no sólo es un híbrido por su composición interna, sino por las interrelaciones que establece con una red semántica heterogénea, de cuyas dinámicas de poder/resistencia/gobierno hace parte.

Palabras-clave: Organismo cibernético, organización cibernética, Sistema de Seguridad Social en Salud


Cybernetic organisms and cybernetic organizations. A study based on the Colombian health security system (Abstract)

Based on an ethnographic study conducted in the year 2000 at a private clinic of Bucaramanga (Colombia), is here presented an analysis of the tecno-social relationships that are established in the colombian Health Security System.  The main interest of the present paper is to examine the creation of cyborgs in two different ways: 1. As cybernetic organisms, product of surgical interventions that interweave bodies and machines, aiming to eliminate illness and/or to maintain health; 2. As cybernetic organizations, structured as corporations, where the games of power and the practices of freedom are viewed as self-regulatory due to various governemental techniques.  A cyborg is therefore here presented as an hybrid not only for its’ internal structure but also due to the interrelations that are established by a heterogenous semantic network, the dynamics of which form part of it.

Key words: Cybernetic organism, Cybernetic organization, Health Security System


Todo desarrollo de conocimiento entrelaza con una serie de condiciones, factores o variables que definen su “naturaleza”.  No hay teoría, planteamiento o afirmación que carezca de relación con la vivencia de su autor (o autores), que no tenga que ver con la realidad en la que se encuentra inmerso, los códigos lingüísticos que usa, los ambientes en los que se desenvuelve, los seres y las cosas con los que se encuentra. Por supuesto, esta comunicación no es la excepción: se desprende de un interés personal por las relaciones entre las personas y los artefactos, entre los ordenamientos sociales y los sistemas técnicos. A su vez, la atracción por este fenómeno tiene que ver con una percepción particular de la vida cotidiana (en un mundo en proceso de tecnificación creciente) y con una serie de acercamientos teóricos.

Los dos elementos anteriores son fundamentales, específicamente cuando se traducen en la siguiente preocupación: mientras nuestra cotidianeidad se ve cada vez más invadida por máquinas y otros actores técnicos (que afectan nuestros estilos de vida, sirven de agentes socializadores, configuran una sociedad de hablantes separados en tiempo y espacio, etc.), resulta extraño que la psicología se haya interesado de manera tangencial por este fenómeno, hasta hace relativamente poco.

De esta inquietud nace un esfuerzo del autor, bajo la dirección del psicólogo Nelson Molina Valencia de la Universidad Pontificia Bolivariana (Bucaramanga), orientado a dar algunos pasos en la comprensión de las relaciones sociotécnicas.  Para hacerlo, se escogió un ambiente estratégico en lo que a dicho fenómeno se refiere: las clínicas y hospitales; posiciones sociales idealizadas donde aparecen enfermedades nuevas e históricamente específicas, se dan luchas sobre la responsabilidad del Estado en lo que tiene que ver con la salud y se intensifican las relaciones entre el cuerpo y las máquinas (1).

Para ingresar en este mundo, específicamente en los discursos, prácticas e imágenes que tiene que ver con el acto quirúrgico, se revisó la obra de Donna Haraway así como la Teoría del Actor-Red, al tiempo que se llevó a cabo un estudio etnográfico en el cual se hizo uso de entrevistas a médicos, cirujanos y pacientes, observación participante y análisis de textos.  El objetivo era caracterizar las relaciones humano-máquina que se configuran en este escenario, específicamente en una clínica privada de la ciudad de Bucaramanga (Colombia).

La interpretación de los resultados obtenidos requirió de una serie de términos alternativos a los que ofrece la psicología. Entre ellos, el concepto de cyborg resultó muy valioso.  El objetivo de la presente comunicación es, entonces, mostrar este término entendido como un continuo socio-técnico que va del organismo cibernético a la organización cibernética, y viceversa.

Metáfora, esperanza y realidad

El cyborg habita en la cultura.  Los medios de comunicación son una muestra de ello. Así, por ejemplo, en MUY Especial: Lo mejor del siglo en ciencia, medicina y tecnología (2) la sección dedicada a la cirugía se titula: En el taller de reparaciones. Este fabuloso recurso literario -acompañado de la fotografía de un cirujano preparando un órgano a ser transplantado- convierte a quirófano en un taller, al profesional de la cirugía en mecánico y al cuerpo humano, en máquina.

El lector atento pensará, en todo caso, que dicho ejemplo es sólo una metáfora, una figura que pone juntas realidades aparentemente independientes a partir de características que comparten.  Podemos suponer, desde esta mirada, que en el artículo citado se construyen cyborgs en el discurso, pero no en la práctica, donde el cirujano y el mecánico continúan siendo profesionales diferentes, donde cuerpo y máquina se mantienen separados.

Sin embargo, las imágenes que circulan en medios impresos van mucho más allá, presentándonos al cyborg no sólo como un recurso lingüístico, sino como una esperanza.  Este es el caso de Año/Cero donde puede encontrarse un texto titulado Transhumanos y posthumanos: y el hombre creó al cyborg.  Allí, en medio de fotografías de la película The Matrix y de personas que impulsan la “corriente posthumanista”, encontramos afirmaciones como la siguiente: “Cada vez con mayor frecuencia la gente irá incorporando a su cuerpo nuevos elementos de naturaleza no biológica.  El primer paso serán los implantes metálicos o plásticos, que servirán para reemplazar miembros humanos perdidos o para mejorar el rendimiento de los naturales” (3).

La anterior cita puede generarnos serias dudas si consideramos que la publicación de la que se extrae dedica sus páginas al esoterismo y a la especulación.  No obstante, tales afirmaciones se asemejan otras, consignadas en un artículo sobre biónica, publicado por la revista de divulgación científica Newton.  Allí, puede leerse lo siguiente: “El cuerpo humano ya no está formado únicamente por músculos, huesos y otros elementos orgánicos.  El implante de piezas biónicas para sustituir partes dañadas ha dejado de ser ciencia ficción” (4).  En efecto, estas palabras sólo se diferencian de las enunciadas en Año/Cero por el tiempo empleado: el presente.  Con este recurso la Revista Newton nos lleva de la metáfora y de la esperanza futurista al momento actual, recordándonos que, en la sociedad global de principios del XXI, los organismos cibernéticos, más que nunca antes, están en todas partes y se multiplican:

“En la sociedad actual existen muchos cyborgs entre nosotros.  Cualquiera con un órgano, miembro o suplemento artificial (como el marcapasos), cualquiera reprogramado para resistir a la enfermedad (inmunizado), o drogado para pensar/comportarse/sentirse mejor (psicofarmacología) es técnicamente un cyborg (…) No se trata de Robocop sino de nuestra abuela con un marcapasos.” (5)

Como puede apreciarse en estas palabras, el organismo cibernético deja de ser simple metáfora o una esperanza futurista, traduciéndose en una vivencia que cuestiona la distinción ciencia-ficción y nos habla acerca de cómo se configuran nuestros cuerpos en el momento actual.  Ahora bien, ¿cómo es posible que tal cosa haya ocurrido?, ¿cómo ha sido capaz el organismo cibernético de colarse en nuestro discurso, nuestros sueños y nuestros cuerpos?  Para contestar esta pregunta, en la sección que sigue, hacemos un breve recorrido conceptual que nos muestra el desarrollo de este híbrido a través de los tiempos.

El nacimiento de un híbrido

El cyborg es una construcción de ingenieros y científicos de postguerra, es su proyecto, su sueño.  La primera vez que él/ella/eso aparece en escena es el año 1960; momento en el cual Manfred E. Clynes y Nathan S. Kline publican un artículo donde afirman que los avances en el estudio de los mecanismos homeostáticos pueden implementarse a futuro para diseñar sistemas de control que permitan a las personas vivir en ambientes extraños y, especialmente, a los astronautas, habitar fuera del planeta Tierra (6).

La propuesta de Clynes y Kline es un nuevo hombre, un ser re-diseñado y en relación íntima con la tecnología.  Dicho modelo actualiza las antiguas metáforas del hombre-máquina fundamentándose en estudios del control en sistemas orgánicos y tecnológicos, así como en una noción de comunicación entendida como codificación, transmisión y decodificación de información.  Tales desarrollos permiten tratar en los mismos términos a entidades discretas, como los humanos y las máquinas, así como favorecer su conexión (7).

Ahora bien, la popularidad del cyborg no proviene, precisamente, de estos orígenes tecnocientíficos, sino de un cambio de formato: debido a que la esperanza de construir organismos cibernéticos para la conquista del espacio raya tanto en la ciencia ficción, no puede menos que expresarse también a través de ella.  Es así como en 1984 se estrena la película Terminador, en la cual el engendro de Clynes y Kline se presenta como un personaje central de un porvenir terroríficamente tecnificado, donde la mezcla de metal y carne sirve para propósitos destructivos.

Esta incursión en la pantalla grande, que no carece de antecedentes y sucesores (8), lejos de restarle importancia al organismo cibernético, le dota de una especial cercanía a la opinión pública así como de una renovada fuerza que Donna Haraway aprovecha para resignificarlo en 1985, cuando escribe su Cyborg Manifesto. En dicho texto, la autora se sirve de la doble personalidad del organismo cibernético (a la vez tecnocientífico y ficcional) proponiendo una posición política para el feminismo de los años 80, así como un cuestionamiento de las subjetividades que se desprenden de la cibernética -de su gestión de la resistencia y la heterogeneidad-, poniendo la esperanza en una revolución que la desmitifique y permita construir mundos no tan invadidos por dominaciones basadas en la raza, el colonialismo, la clase, el género y la sexualidad (9).

Esta resignificación del cyborg reúne metáforas, esperanzas, ficciones, ciencias, políticas e ideologías y se nos presenta como una imagen monstruosa, inquietante y fabulosa, plenamente aprovechable por los  estudios sociales de la ciencia y la tecnología, así como por la psicología social crítica, disciplina que puede hacer uso de ella para ofrecer miradas alternativas a diferentes fenómenos y conceptos (lo social, lo humano, la agencia, la convivencia, la identidad, etc.).  Como un ejemplo de esta afirmación, y siguiendo la pista al organismo cibernético en el ambiente quirúrgico, procedemos a mostrar al cyborg como una herramienta que nos permite pensar a la vez en lo humano y en lo no humano, en lo social y lo individual.

La noción de colectivo

A principios del siglo XXI, el organismo cibernético se nos presenta como un producto, aún sin terminar, de la ciencia, la ficción y la ideología, aparece en la vida cotidiana como metáfora, esperanza y realidad.  Estas seis dimensiones del concepto -que surgen de la historiografía presentada aquí y de los mensajes transmitidos por los medios de comunicación- nos abre nuevos horizontes a la hora de buscar el sentido de vivir encarnados en un mundo de alta tecnología.

Para hacerlo quisiéramos añadir, a las dimensiones que se han especificado, un concepto que Bruno Latour emplea, en primer lugar, para graficar las asociaciones que le dan objetividad a los hechos científicos y, en segunda instancia, para abordar el proceso político por el cual “el cosmos queda reunido en un todo en el que se puede vivir” (10).  Me refiero al término “colectivo”, que define a las redes semánticas heterogéneas en las que humanos y no humanos se articulan, compartiendo metas y funciones para llevar a cabo programas de acción.

Dentro de las implicaciones de este concepto para los estudios sociales de la ciencia, y para una psicología interesada en el fenómeno cyborg, quisiera mencionar brevemente la redefinición de la “agencia”.  Al respecto afirma el filósofo francés: “la acción es una propiedad de entidades asociadas.  Son los demás agentes quienes permiten, autorizan, capacitan y generan al agente 1.  La suma del chimpancé y el palo afilado alcanza (o no alcanza) el plátano.  El atribuir a un actor el papel de primer motor no debilita en modo alguno la necesidad de una composición de fuerzas para explicar la acción” (11).  Desde este punto de vista son los colectivos, y no sus actores-componentes, los que actúan propositivamente (los que están dotados de agencia): ni el chimpancé ni la herramienta por sí mismos pueden lograr un cierto objetivo (en este caso alcanzar un alimento), las competencias de ambos deben coordinarse.

El ejemplo empleado por Latour, tiene mucho sentido en psicología.  Cuando este autor habla de programas de acción y más específicamente de innovaciones técnicas lo hace en términos muy semejantes a los empleados por Wolfgang Kölher (1887-1967) en sus estudios sobre la inteligencia de los monos.  Según dicho autor, la conducta inteligente no es aquella que el hombre o el animal realizan “por una vía directa e incuestionable derivada de su organización”, sino a partir del uso de “métodos indirectos” o “vías alternativas”, “rodeos” (12).  Bruno Latour está de acuerdo con esta definición: nos recuerda que la inteligencia, etimológicamente hablando, es la capacidad para mantener unidos elementos diversos y resalta su naturaleza colectiva, ya que la realización de la conducta inteligente supone la convocatoria y enrolamiento de diferentes entidades que facultan al autor de la acción.

La colectivización de la acción propositiva resulta clara, no solamente en el caso del simio que emplea la herramienta o disposiciones ambientales para lograr sus objetivos, sino también en fenómenos altamente complejos como las intervenciones quirúrgicas, posibles solamente si diferentes elementos humanos (cirujanos, anestesiólogos, enfermeras, auxiliares, instrumentadoras) y no humanos (instrumental quirúrgico, salas de operaciones, equipos de anestesia, de iluminación, de coagulación) intercambian propiedades y se coordinan adecuadamente en el cumplimiento de un(os) propósito(s): tratar una enfermedad o lesión, recuperar la salud y el bienestar, salvar la vida.

Ahora bien, a la vez que podemos considerar a la cirugía como una acción colectiva/propositiva/inteligente, debemos tener en cuenta que el producto de la misma es una gran variedad de organismos cibernéticos y que su propia configuración heterogénea puede cobrar sentido si se la mira desde el cyborg empleado como metáfora.  En otras palabras, es factible hacer un uso de éste concepto, junto con el de “colectivo” para pensar en la complejidad de las intervenciones quirúrgicas. En tal sentido, dos perspectivas son posibles:

1. Entender al cyborg como colectivo-propositivo, debido a su configuración híbrida, en la que se vinculan entidades de diferente “naturaleza”, con la finalidad de mantener la salud o prevenir la enfermedad.  Esta primera postura la propone Donna Haraway cuando presenta al organismo cibernético como un humano (u otra criatura orgánica) a cuyo cuerpo biológico se le han añadido equivalentes o complementos de alta tecnología, máquinas diseñadas ergonómicamente como textos y sistemas autónomos de comunicación.  Desde esta mirada, organismo y máquina, cuerpo y herramienta pueden entenderse como los nodos de la red heterogénea que configura un cyborg-colectivo orientado a un objetivo.

2. Concebir al cyborg como producto/parte de un colectivo, como un fenómeno emergente que da cuenta de toda una serie de programas de acción e innovaciones técnicas llevadas a cabo en/por redes sociotécnicas, de las cuales depende.  De hecho, “Cualquier Cyborg es parte de un sistema (más exactamente de sistemas traslapados)” (13).  Lo anterior quiere decir que para que cuerpo y máquina se integren en el híbrido que propone la primera perspectiva es necesaria la presencia de un cierto ordenamiento heterogéneo favorecedor, integrado por pacientes pero también por equipos de cirugía, clínicas, redes de proveedores, reglamentos, procedimientos, instrumentos, etc.

Estas dos perspectivas son, por decirlo de alguna forma, dos caras de una misma moneda y su separación es totalmente ficticia.  El organismo cibernético y lo que llamamos a continuación “organización cibernética”, son realmente un continuo.  A su identificación se llega examinando, por ejemplo, la manera como un paciente-con-un-cardiodesfibrilador-implantable puede llevar una vida “normal” ateniéndose con cierto cuidado a las recomendaciones de los médicos, llevando a su propio hogar la disciplina que aprende en el hospital y volviendo a dicha institución para someterse a controles médicos periódicos, para reunirse con otros pacientes, realizar ejercicio o asistir a consultas.  Un paciente como éste no es simplemente un híbrido compuesto por cuerpo y máquina, sino un componente del gran colectivo que se denomina Sistema de Salud, por lo que, para comprender su sentido, es necesario conocer este gigantesco orden sociotécnico.

El Sistema de Salud Colombiano como cyborg

Hasta el momento, hemos examinado diferentes significados del término cyborg y hemos propuesto la noción de “colectivo” para redimensionarlo.  Este último movimiento nos ha llevado a la idea de la “organización cibernética” que aquí entendemos como una red heterogénea donde los cyborgs son construidos, gestionados y mantenidos, un orden reticular al que los pacientes-híbridos se mantienen prehendidos (14).  A continuación, procuramos dibujar este tipo de colectivo y, para hacerlo, examinamos brevemente el Sistema de Salud Colombiano (SSC) asumiendo una postura desde la que damos sentido sociotécnico a la gigantesca maraña de procedimientos, actores, organizaciones, instrumentos, etc. que lo componen.  Nos referimos a la descripción que hace la Asociación Nacional Pro-Referendo Ley 100 (ASOREFORMA) en un texto titulado Documento parcial preparatorio N° 1 y cuyo análisis ha sido recientemente publicado (15).

ASOREFORMA es un conjunto de asociaciones y de profesionales (sobre todo médicos) preocupados por los efectos adversos que la más reciente reglamentación del SSC (la Ley 100 de 1993) ha tenido sobre su quehacer cotidiano, sobre la formación en ciencias de la salud, la investigación y la estabilidad económica de las clínicas y hospitales.  Desde la mirada de esta agrupación, la nueva ley ha convertido al sector salud en un negocio que beneficia, no a las instituciones prestadoras de servicios o a los usuarios, sino a empresas particulares que carecen de responsabilidad social.

En el mencionado Documento parcial preparatorio, la asociación presenta de una manera amplia las razones por las cuales considera que es necesario conformar un “frente común” para reformar la Ley 100 de 1993.  Dicho texto emplea la metáfora como estrategia retórica para interesar y enrolar a nuevos actores a su causa política y, de esta manera, dibujan una tensión entre la racionalidad social y la económica derivada, tanto de una distribución desigual de los recursos, como del poder en los colectivos implicados.

Básicamente, ASOREFORMA muestra al SSC como un sistema de órganos integrado por dos estructuras funcionales: una de carácter político-administrativo (conformado por el Estado y las empresas privadas que sirven de intermediarias entre el paciente y las instituciones prestadoras de servicios de salud) y otra propiamente médica (donde se encuentran profesionales de la salud, clínicas, hospitales, etc.).  Entre estos dos órganos, la asociación describe una relación desigual, fundamentada en la depredación, que ha generado la hipotrofia del último órgano y la hipertrofia del primero.  A dicho estado de cosas se le adjudica por causa la ausencia de mecanismos de control que establezcan un equilibrio entre las partes, aumente la capacidad de decisión de los profesionales de la salud y mejoren la distribución de recursos económicos.  El colectivo médico propone, entonces, que se conforme una organización nacional cuyo poder le permita, al órgano hipotrófico, enfrentarse a los representantes de la racionalidad económica, a través de una estrategia denominada “referendo aprobatorio” (un mecanismo de participación ciudadana que se consagra en la Constitución Política Colombiana de 1991).   Para adelantar dicha estrategia, la asociación desea constituir un nuevo órgano donde se agrupen los usuarios, estudiantes, profesionales y trabajadores del área de la salud, sus organizaciones científicas, gremiales y laborales, así como los industriales del sector farmacéutico y demás insumos hospitalarios.

El nuevo órgano, que ASOREFORMA desea incluir en el Sistema de Salud Colombiano, puede ser interpretado como una especie de prótesis orientada a solucionar los desequilibrios que la asociación ha diagnosticado.  En este mecanismo, una “Asamblea de Convocantes” tomaría las decisiones, consideradas trascendentales para la totalidad de la organización y, por tanto, se convertiría en el mecanismo central de regulación y control que requiere todo el sistema: su proceder dotaría de fuerza contraregulatoria al orden establecido, haría posible el referendo y reestablecería el equilibrio del organismo inarmónico, abogando por soluciones que resuelvan adecuadamente sus tensiones, favoreciendo las condiciones para celebrar un “contrato de simbiosis”

Resumiendo: la Asociación Nacional Pro-Referendo Ley 100 nos muestra al Sistema de Seguridad Social en Salud colombiano como un organismo enfermo, al borde del colapso debido a la ausencia de homeóstasis.  En este marco metafórico, la acción política que propone ASOREFORMA puede ser entendida como una intervención médico-quirúrgica orientada a integrar al sistema defectuoso un mecanismo de  control y autorregulación que, inicialmente no hace parte de su configuración.  En otras palabras lo que se está proponiendo es convertir al SSC en un cyborg. Aquí, el concepto que hemos venido abordando puede convertirse en una herramienta para darle sentido a un orden establecido, donde las tensiones y las diferencias pretenden ser acalladas; donde los intereses y el poder de un grupo específico quiere ser pasado por alto.

El cyborg se muestra aquí también como una metáfora y una esperanza, como un concepto cargado de alusiones tecnocientíficas y políticas.  Es cierto que aún permanece en el plano de la ficción (al menos en el caso aquí mencionado), pero este hecho no le resta potencia a la hora de ayudarnos a pensar otras realidades posibles y, quizá, a construirlas.  Para finalizar esta comunicación dejamos planteadas algunas cuestiones al respecto que, esperamos, puedan ser útiles para los estudios sociales de la ciencia y la tecnología, tanto como para la psicología social crítica.

La organización cibernética como anatomía de poder

Después de imaginar al cyborg como un personaje que habita en nuestra cultura y que aparece en ella como metáfora, esperanza y realidad; después de encontrar en la historia del término componentes que son tecnocientíficos, ficcionales y políticos; llegamos a un momento en el que podemos apreciar que el organismo cibernético tiene unas dimensiones mayores de las que quizá, suponíamos o esperábamos.  En el último apartado de esta comunicación hemos visto cómo la totalidad del Sistema de Salud colombiano puede concebirse como un organismo cibernético y, en definitiva, quedamos enfrentados a una especie de truco fractal.  El mismo puede ser especialmente útil para analizar algunos fenómenos de interés.

En esta comunicación hemos empleado al cyborg para trazar un continuo entre humano y máquina, así como entre el individuo y las estructuras sociales.  Otros problemas que pueden ser abordados, son también la agencia, la inteligencia, la identidad y las relaciones de poder.  Nosotros consideramos que el último de los tópicos mencionados tiene una especial importancia, no solamente porque es un elemento central en la definición del Sistema de Salud Colombiano como cyborg (donde claramente existe un juego de poder en el que los profesionales de la salud están realizando sus movimientos), sino porque puede ayudarnos a construir lo que Foucault denomina una “ontología del presente”.

En pocas palabras, lo que queremos plantear es que es viable entender a la organización cibernética como “anatomía de poder”.  Esta afirmación se sustenta en la idea de que el cyborg da cuenta del carácter híbrido de los cuerpos políticos contemporáneos y lo hace en los dos sentidos que hemos mencionado anteriormente: 1. Hablándonos del complejo metáfora-esperanza-realidad que configura los cuerpos heterogéneos de los pacientes quirúrgicos (y otros organismos cibernéticos), y 2. Representando la estructura y dinámica de organizaciones donde la ciencia, la ficción y la política se conjugan a la hora de gestionar dicha heterogeneidad: convocando un número cada vez mayor de actores que, a su vez, aumentan el carácter colectivo del orden social.

De lo que se trata es de pensar en la organización cibernética como un ordenamiento que da cuenta de las formas como los juegos de poder y las prácticas de libertad se entrelazan en las instituciones y en los movimientos instituyentes modernos (como es el caso de ASOREFORMA).  En el mismo contexto, se trata también de examinar los procedimientos mediante los cuales este hecho configura tanto nuestra subjetividad como nuestra experiencia.

Actualmente nos resulta imposible mostrar la anatomía completa y funcionando hasta el sus más pequeños detalles. Sin embargo, queremos resaltar que, en ella, cobra especial importancia un componente que Michel Foucault incluye en sus últimos planteamientos (16).  Me refiero a las “técnicas de gobierno”, aquellas normas, reglas de moral, de ética o de derecho que nos permiten mantener un cierto equilibrio entre las relaciones de poder y las prácticas de libertad, de tal suerte que no degeneren en estados de dominación.

El concepto de “gobierno de las organizaciones”, que propone Leonardo Schvarestein (17), puede darnos una idea de lo que las técnicas gubernamentales suponen en la organización cibernética como anatomía de poder.  Las mismas se refieren a los procedimientos mediante los cuales una organización favorece un contexto para la acción y la toma de decisiones, atendiendo básicamente al establecimiento de un marco axiológico (un ethos) que defina los valores que rigen su ejercicio, y un proyecto político que defina las metas y las prioridades y especifique las estrategias, estructuras, procesos, prácticas y sistemas que transformen dichos valores en acción.

De lo que se trata aquí es de añadir, a los procesos administrativos de la organización (orientados a la productividad), un metapunto de vista de carácter político que medie entre la racionalidad económica propia de las empresas contemporáneas y la responsabilidad social que hoy se les exige.  Lo anterior requiere, en palabras de Schvarstein “la consideración permanente de las tensiones que se establecen entre la búsqueda de los bienestares privados y la satisfacción del bien común” (18).   El autor propone, entonces, la necesidad de desarrollar ciertas competencias, entre las que se encuentra, por ejemplo, la de diseñar organizaciones a partir de la identificación de las tensiones que operan en el campo de análisis y su resolución dialéctica (19).  Los parámetros de diseño se examinan aquí como conflictos que se generan, no simplemente como una especie de disonancia cognitiva, sino debido a los juegos de poder que pueden suscitarse entre diferentes actores y colectivos implicados (y de los cuales, el caso que expone ASOREFORMA es un claro ejemplo).

Entendemos que, lo que propone Schvarstein es el desarrollo de una inteligencia (denominada por él “social”) y que, según la definición que hemos propuesto más atrás, empleando las ideas de Latour, supone la capacidad para mantener unidos todos los cabos, la habilidad para tejer colectivos a la manera de organizaciones cibernéticas; supone la gestión de las dinámicas de poder-libertad a partir de la construcción e implementación de técnicas de gobierno (de la organización).

En definitiva, las tecnologías de gobierno ocupan un lugar central en la anatomía de poder cyborg que tratamos de esbozar; lo cual se acompaña de una disminución de la importancia asignada a los procedimientos de vigilancia y disciplina (20). Para decirlo de otro modo: lo que sugerimos es pensar en una anatomía de poder que gestiona la heterogeneidad, pero no a través del ejercicio de la mirada y de la conducción del cuerpo, sino de otras estrategias que están aún por definir.  Nuestra invitación, finalmente, es empezar a cartografiarlas pensando en un orden político dotado de fabulosas y complejas prótesis neuroinmunofisiológicas: técnicas para mediar entre lo instituido y lo instituyente, que se enfrentan a nuevas formas de poder y de resistencia, y que nos dicen nuevas cosas sobre nuestra experiencia, en este mundo cuyo creciente proceso de tecnificación nos ha convertido en cyborgs.

Notas

(1) HARAWAY, Donna. Ciencia, Cyborgs y Mujeres. La reinvención de la naturaleza. Madrid: Ediciones Cátedra, S.A., 1995.

(2) CASINO, Gonzalo. En el Taller de Reparaciones. Revista MUY Especial: Lo mejor del siglo XX, Julio/Agosto de 1999, N° 42, p. 68-71.

(3) CANALES, Carlos. Transhumanos y Posthumanos: la búsqueda científica de la inmoralidad. Y el Hombre Creó al Cyborg. Revista Año/Cero, 2001, Año XI N° 09-122, p. 41.

(4) VALSECCHI, María Cristina & VICENTE, Álvaro. Ha llegado el Cyborg. Revista Newton, siglo XXI. Mayo de 2001, N° 37, p. 93.

(5) Traducción libre de HANBLES GRAY, Chris (ed) with MENTOR, Steven and FIGUEROA-SARRIERA, Heidi. Cyborg Handbook. United States of America: Routledge, 1995. p. 2

(6) CLYNES, Manfred E. & KLINE, Nathan S. Cyborgs and Space. En GRAY, Chris (ed) with MENTOR, Steven and FIGUEROA-SARRIERA, Heidi. Op. Cit.

(7) GORDO LÓPEZ, Ángel J. & MACAULEY, William R. Hibridación y Purificación en el Espacio Cibernético: una aproximación discursiva. En GORDO LÓPEZ, Ángel Juan & LINAZA, José Luis (comp.). Psicologías, Discursos y Poder. España: Editorial Visor, 1996.

(8) Al respecto, revisar la ciencia ficción escrita por mujeres (como es el caso de la figura de Frankenstein) y la ciencia ficción feminista.

(9) HARAWAY, Donna.  Op. Cit.

(10) LATOUR, Bruno. La Esperanza de Pandora: Ensayos sobre la realidad de los estudios de la ciencia. Traducción de Tomás Fernández Aúz. España: Editorial Gedisa, 1999. p. 363.

(11) Ibidem, p. 217.

(12) KÖLHER, Wolfgang. La Inteligencia de los Monos. En GONDRA, José M. La Psicología Moderna. 4ª ed. actualizada. Bilbao: Editorial Desclée de Brouwe, 1996, p. 418.

(13) Traducción libre de HANBLES GRAY, Chris (ed) with MENTOR, Steven and FIGUEROA-SARRIERA, Heidi. Op. Cit., p. 2

(14) Sobre el concepto de “prehensión”, ver TIRADO, Francisco Javier. Los objetos y el acontecimiento: Teoría de la socialidad mínima. Barcelona (España): Universidad Autónoma de Barcelona. Departamento de Psicología de la Salud y de Psicología Social. 2001.

(15) ACEROS GUALDRÓN, Juan Carlos. Dibujando las tensiones del Nuevo Orden Mundial: interpretaciones y metáforas para el Sistema de Salud colombiano [en línea]. Barcelona (España): Universitat Autónoma de Barcelona, Otoño de 2003 (Revista Athenea Digital, Número 4).

(16) FOUCAULT, Michel. Hermenéutica del Sujeto. Cursos en el Collège de France (1981-1982). Argentina: Fondo de Cultura Económica, 2002.

(17) SCHVARSTEIN, Leonardo. La Inteligencia Social de las Organizaciones. Argentina: Editorial Paidos, 2003.

(18) Ibidem, p. 99.

(19) SCHVARSTEIN, Leonardo. Diseño de organizaciones. Tensiones y Paradojas. Buenos Aires: Editorial Paidos, 1998.

(20) Al respecto, ver los planteamientos sobre las “extituciones”, que sostienen Doménech, López Gómez & Caussa Bofia, a partir de la obra de Michel Serres.
 

Bibliografía

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Ficha bibliográfica:

ACEROS, J. C. Organismos y organizaciones cibernéticas. Análisis del sistema de salud colombiano como caso. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2004, vol. VIII, núm. 170 (27). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-170-27.htm> [ISSN: 1138-9788]

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