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ESPACIOS RELIGIOSOS, UTOPÍAS, PARAÍSOS...
UN ESTUDIO SOBRE UNA VILLA RELIGIOSA EN ENTRE RÍOS (ARGENTINA)
Fabián Claudio Flores
Becario de Investigación
(Categoría Perfeccionamiento). Universidad Nacional de Luján – Buenos Aires-
(Argentina).
E-mail: licfcflores@hotmail.com
Espacios religiosos, utopías, Paraísos... Un estudio sobre una Villa Religiosa en Entre Ríos (Argentina) (Resumen)
La ponencia pretende
reflexionar acerca de las utopías urbanas en torno a la idea de construcción
del paraíso. Tomando como caso testigo a una villa religiosa de la provincia de
Entre Ríos en
Palabras claves: espacios religiosos, paraíso, utopías
Religious
spaces, Utopias,
The paper tries
to think about of the urban Utopias around the idea of paradise’s construction.
Taking a religious village of the province of Entre Ríos in the Republic
Argentina as a case witness, there are analyzed how certain social agents construct
the Utopia of the paradise, materializing it in real and concrete space
constructed from to certain cultural, (specially religious) parameters. The
study is focus in the analysis of Villa Libertador General San Martín, a city
of the province of Entre Ríos that it relies on 6.000 inhabitants of which the
immense majority they are Adventists. There, the
Keywords: religious space, paradise,
utopias
Sobre
Utopías, paraísos y algo más…
En el curso de la historia, el problema de las
utopías ha sido evocado con frecuencia por medio de la ciudad como modelo de demostración.
Platón, Tomás Moro, Rabelais o Fourier han dado a sus utopías la forma de una
ciudad en el sentido geográfico. A decir de Harvey “las figuras de la ciudad y
la utopía, llevan mucho tiempo entremezcladas” (Harvey, 2000).
Es verdad que la denominación que Tomás Moro le
diera a su obra “Utopía1” en 1513
engendró un concepto rico, que a lo largo del siglo XVII y XVIII se comenzó a
utilizar para hacer mención a todos aquellos textos que siguen el modelo
narrativo de este autor. Claro que antes y después de Moro, hay ejemplos en los
cuales se plantean inquietudes similares, como es el caso de “
La mayoría de
los modelos urbanos utópicos propuestos desde cualquier ideología no han sido
sino la traducción geométrica de las sociedades ideales propuestas y, como las
mismas, modelos estáticos, destinados a perpetuarse siempre iguales a sí mismos
una vez alcanzada
A decir de la autora, todas ellas proponen
soluciones finales para la disposición y la organización de las actividades y
las construcciones sobre el territorio, e incluso llegan a describir y
representar con minuciosidad el aspecto y la configuración finales de
todos los elementos urbanos, pero en los pocos casos en los que se describen
con similar minuciosidad los organismos que toman decisiones sobre la
organización de lo social, nunca se plantea la posibilidad de que dichos
organismos puedan optar por soluciones fuera del modelo propuesto. Es decir que
ese espacio imaginario se materializa en organizaciones espaciales concretas.
De manera
similar Jean Delumeau en la “La historia de los paraísos” analiza ejemplos
similares, en donde las sociedades “imaginaron” y en algunos casos llegaron a
configurar estos “paraísos terrenales”. Enmarcando su objeto de estudio en el
lapso del siglo XIV al XVIII, como territorio cronológico privilegiado,
Delumeau considera tres grandes temas: la nostalgia del paraíso terrenal (en el
primer tomo), la espera de un reino de la felicidad localizado en la tierra
cuya duración sería de mil años (segundo tomo) y la esperanza de una alegría
perfecta y sin decadencia ''al abrigo de la luz divina del más allá
cristiano". Aquí entonces, la idea de ciudad utópica nos
acerca a otro vinculado más a lo religioso pero no ajeno a éste, que es el de
paraíso.
Al
respecto Harvey (2000) enuncia que: “La tradición judeo-crsitiana
definió al paraíso como un lugar distinto, al que todas las almas buenas irán
después de todas las pruebas y tribulaciones del mundo temporal” (Harvey, 2000)
y de allí surgieron un conjunto de metáforas: la ciudad celestial, la ciudad de
Dios, la ciudad eterna, la ciudad resplandeciente Es
que quizás, desde que Tomas Moro produjo “Utopía” ese
término se transformó en un concepto demasiado fuerte que expresa mucho más que
el título de una obra literaria. El mismo Harvey lo cita en su obra como un
ejercicio en el juego espacial. “Todas estas formas de utopía se pueden
caracterizar como “utopías de forma espacial” ya que la temporalidad del
proceso social, la dialéctica del cambio social –la historia real- se excluyen,
mientras que la estabilidad social se
garantiza mediante una forma espacial fija” (Harvey, 2000). De hecho, Baczko (1991) menciona que desde la
aparición del concepto de Moro, han florecido tanto en las novelas como en los
proyectos utópicos un importante esfuerzo por imaginar comunidades de felicidad
total. Las utopías en el fondo son para
Baczko “representaciones de la realidad social, inventadas y elaboradas con
materiales tomados del caudal simbólico, tienen una realidad específica que
reside en su misma existencia, en su impacto variable sobre mentalidades y los
comportamientos colectivos, en las múltiples funciones que ejercen en la vida
social” (Baczko, 1991). Para el autor
las representaciones son vistas como formas duras, como una “auténtica” formas
de comprender la realidad a partir de los imaginarios sociales que construyen
las sociedades, los grupos y los individuos. ¿Desde dónde se construyen hoy las
utopías, las del futuro y las del
presente? ¿Cómo ser feliz? ¿Cómo se vinculas los proyectos utópicos, los mitos y la construcción de la memoria?
van a ser algunos de los ejes de discusión de los trabajos de Baczko.
En su Utopía, Moro buscaba la estabilidad y la armonía;
y esto está garantizado mediante un espacio rígidamente organizado. Una isla
creada artificialmente que funciona con una economía coherentemente organizada
y en gran medida cerrada y como menciona
Harvey “el ordenamiento espacial interno de la isla regula estrictamente
un espacio social estabilizado e inmutable. Dicho claramente, la forma espacial
controla la temporalidad” (Harvey, 2000).
Pero en muchos de los casos, estos proyectos
utópicos imaginarios se materializaron en proyectos reales, comunidades
rurales, aldeas urbanas o lo que fuese,
que dejaban un sello espacial de los imaginarios que dichas sociedades deseaban
(y no deseaban) como formas ideales de organización espacial, en “Espacios de
Esperanza” Harvey cita varios ejemplos
como el “sueño de la ciudad ideal de Le Corbusier, que planteo en 1920 para
París, y que aparece en buena medida realizado en el diseño de Stuyvsant Town
de Nueva York o el caso extremo de lo que Marín (1984) llama “utopías
degeneradas” haciendo alusión a las formas de organización espacial de
Disneylandia como “un espacio supuestamente feliz, armonioso y sin conflictos,
apartado del mundo (real exterior) para suavizar y aplastar, entretener,
inventar la historia y cultivar la nostalgia de un pasado mítico, para perpetuar
el fetiche de la cultura de las mercancías en lugar de criticarlo (...) El
ordenamiento espacial interno, unido a las formas jerárquicas de autoridad
excluyen el conflicto o la desviación de la norma social” (Harvey, 2000). Esto
en el sentido de Marín es una degeneración porque no ofrece ninguna crítica a
la situación existente. Y el planteo del autor aquí es si puede el utopismo de
forma espacial que se materializa, ser otra cosa que degenerado; la respuesta
es un no, teniendo en cuenta que la utopía no puede materializarse sin
destruirse.
Génesis: de
Desde
su llegada a
El
paso de un espacio imaginario, a otro concreto, “real”, será hipotéticamente
concebido aquí como consecuencia del interjuego de imágenes, pero no sólo de
ellas sino sobre todo del que se da entre los varios actores sociales
intervinientes, en donde
Como hemos mencionado, lo que
actualmente se denomina Villa Libertador General San Martín se configura a
partir de un proceso que a lo largo del siglo XX consolidó la hegemonía de
Para ello tenemos que remontarnos a unas dos décadas
anteriores, cuando a partir de la formación de
Durante las últimas décadas del siglo XIX se
empiezan a generar las transformaciones
en los patrones espaciales, dando origen a la formación de un espacio
religioso, en donde
Sabemos que el
espacio es la resultante de un proceso histórico. Es, en definitiva, el relicto
material de la historia (Santos, 1990). Cada una de las construcciones que se
realizan responden a una lógica espacio-temporal vinculada a procesos del
presente, pero también y sobre todo, del pasado. Por eso mientras que, por un
lado, algunas formas presentan evidentes variaciones que son testigos de
transformaciones, otras remiten a un contexto anterior que no puede ser de
ninguna manera eludido.
Se hace evidente,
desde los inicios del siglo XX que la lógica de producción espacial responde a
las estrategias desarrolladas por
Lo público y lo
privado parecen así confundirse, sobre todo si tenemos en cuenta que no existen
los límites físicos en el territorio entre viviendas linderas. Tampoco existe
en lo que respecta a los predios del sanatorio y del colegio. Esta
manifestación de la matriz espacial de la actual Villa Libertador San Martín no
es más que el reflejo de un proceso de producción del espacio en el cual los
mecanismos redes sociales y migración en cadena, primero de ruso-alemanes y
posteriormente de adventistas, jugaron un papel fundamental. En la medida en
que el espacio es siempre producto de las relaciones sociales que se entretejen
a lo largo del tiempo, expresa, refleja, muestra e identifica todos esos
procesos y esas relaciones (Santos, 1990).
Hasta mediados de
siglo XX
Otros loteos
posteriores continuaron reafirmando el proceso descrito. En 1967 más de 20
lotes de
Una vez más, es
En la década del
sesenta además se produce una transformación muy importante en lo que respecta
a la organización del espacio. La construcción de ruta 131 produce grandes
cambios en la vida de
El rol protagónico que
Después de todo,
toda ciudad es una proyección de los imaginarios sociales sobre el espacio. Su
organización espacial le otorga un lugar privilegiado al poder al explotar la
carga simbólica de las formas (Baczco, 1991).
Puigarri ¿el
paraíso en
Al producir un sistema de representaciones que
refleja y legitima a la vez su identidad y su orden social (en este caso el
“adventista”), la comunidad debe instalar “guardias” del sistema que disponen
de una técnica determinada de manejo de esas representaciones y símbolos y como
menciona Baczco “del mismo modo los guardianes del imaginario social también
son guardianes de lo sagrado” (Baczco, 1991)
Sin duda, en Puiggari, las estructuras de poder,
pasan, en gran medida, por
El centro del espacio corresponde a la
representación del poder en sí, ejercida a través de las instituciones disciplinarias que
corresponden a
Con respecto a las edificaciones pertenecientes al
Colegio se halla
Otras construcciones que ocupan el predio también
tienen que ver con funciones accesorias a la actividad de los internos, como el
edificio de
Pero el espacio no solamente se halla diseñado para
ejercer el control interno sino también para ejercer el control externo, es
decir “control hacia fuera”. La disposición panóptica de
A pesar de todas estas características sigue
existiendo en el imaginario de la comunidad10
adventista la idea de Puiggari como el “paraíso”, reflejada en el discurso por
ejemplo de que a diferencia de los católicos, no es necesario esperar a la
“muerte” al más allá, para esperar el acceso al paraíso (al cielo), para los
adventistas éste existe en el más acá, está materialmente organizado y de una u
otra manera todos pueden acceder a él. Puiggari es el paraíso terrenal, la materialización de la ciudad ideal, donde
todos viven de acuerdo a los valores, ideales y prácticas de
Quedaría discutir entonces si el caso estudiado se
parece más a
Notas
1 Baczco menciona que el término utilizado por Moro es ambiguo y polisémico. El autor se plantea si utopía es el eu-topos (la región de la felicidad y la perfección) o el u-topos (la región que no existe en ningún lado), o también tanto el uno como el otro a la vez. (Baczco, 1991)
2
La llegada de ésta a
3 Es una ciudad que de acuerdo a los datos del censo de 2001 supera los 6000 habitantes. Pero además es la denominación actual del Municipio que se creó en el año 1971 e incluye las localidades de Camarero, Puiggari y Villa Libertador San Martín
4 Para mayor información al respecto de la
identidad ver FLORES, Fabián C. “Identidad, espacio y religión. Una
aproximación al proceso de construcción de
5 Estadísticas
de
6 Wensell, Egil “El poder de una esperanza” (1994).
7 El proceso de crecimiento urbano
va a ser acompañado también de otro de ampliación de las construcciones dentro
del predio de
8 “Conocido es su principio: en la periferia, una construcción en forma de anillo; en el centro una torre, éstas con anchas ventanas que se abren en la cara interior del anillo. La construcción periférica está dividida en celdas, cada una de las cuales atraviesa toda la anchura de la construcción. Tienen dos ventanas, una que da al interior correspondiente a las ventanas de la torre, y la otra que da al exterior, permite que la luz atraviese la celda de una parte a otra. Basta entonces situar a un vigilante en la torre central y encerrar en cada celda a un loco, un enfermo, un condenado, un obrero o un escolar. Por el efecto de la contraluz se puede percibir, desde la torre recortándose perfectamente sobre la luz, las pequeñas siluetas cautivas en las celdas de la periferia” (Foucault, 1976)
9 Todas las actividades que se desarrollan a partir de estas construcciones tienen que ver con los ideales de “vida” y la filosofía de la religión adventista, como la vida sana y el desarrollo de actividades que favorezcan a una buena relación entre Dios y el hombre.
10 El concepto de comunidad puede ser
aplicado a los adventistas si tenemos en cuenta que, en principio, poseen un
sistema de creencias, una cosmovisión, afín que los identifica como tales. Pero
yendo más allá, la base territorial sobre la cual se asienta el grupo es muy
importante para que se puedan desarrollar ciertas relaciones sociales que
favorezcan la solidaridad y la cohesión.
En esto, sin lugar a dudas, la proximidad física juega un papel central ya que
a veces se puede transformar en un obstáculo, cuando las distancias son muy
grandes y a veces no. La organización de Villa Libertador San Martín favorece
la estructuración de un espacio al servicio de las necesidades de
Pero el concepto de
comunidad, en realidad, va más allá de la identificación con un cierto conjunto
de ideas o creencias y se traduce también en un conjunto de prácticas y
conductas que determinan un modo de vida.
En ella, los estilos de vida son similares y la ayuda mutua continua. A
esto se le suma un sentimiento vivo del lugar, la comuna como patrimonio común,
tanto si la propiedad es total o parcialmente colectiva como si es privada
(Claval, 1999). La comunidad adventista traduce un conjunto de valores en
prácticas concretas que originan un cierto modo de vida acorde a su sistema de
creencias. La idea de que el cuerpo humano no es propiedad de los hombres, sino
de Dios, y que tienen obligación de cuidarlo y llevar a cabo una vida sana
obliga al desarrollo de ciertas conductas y
a la prohibición de otras. Por ejemplo no fumar, no tomar sustancias
nocivas para la salud, alcohol, drogas etc.
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© Copyright Fabiàn Flores,
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© Copyright Scripta Nova,
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Ficha bibliográfica:
FLORES, F. Espacios religiosos,
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(Argentina). Scripta Nova. Revista
electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de
Barcelona, 1 de agosto de 2005, vol. IX, núm. 194 (98).
<http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-194-98.htm> [ISSN: 1138-9788]
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