Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. 
ISSN: 1138-9788. 
Depósito Legal: B. 21.741-98 
Vol. X, núm. 218 (001), 1 de agosto de 2006 

EL VIII COLOQUIO INTERNACIONAL DE GEOCRÍTICA.
UNA GEOGRAFIA HISTÓRICA PARA CONSTRUIR EL FUTURO

Horacio Capel
Universidad de Barcelona
 


Los coloquios internacionales de Geocrítica nacieron para plantear temas de gran actualidad desde una perspectiva interdisciplinaria. Los que se han celebrado hasta este momento se han dedicado a "Iberoamérica ante los retos del siglo XXI"(1999), a "Innovación, desarrollo económico y medio local" (2000), "El trabajo y el mercado de trabajo" (2001), "Migración y cambio social" (2002), "La vivienda y la construcción del espacio social de la ciudad" (2003), "El impacto social y espacial de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación" (2004). El del año pasado, 2005, fue el primero que se celebró en América, en Santiago de Chile, y se dedicó a “Agentes urbanos y política sobre la ciudad”.

Dentro de esa línea claramente volcada a cuestiones de gran actualidad puede parecer extraño un coloquio dedicado monográficamente a la geografía histórica y a la historia del territorio. Especialmente puede parecerlo aquí en Iberoamérica, donde un gran número de miembros de la comunidad científica de los geógrafos y de otras ciencias sociales están decididamente volcados al análisis de las injusticias del mundo contemporáneo y hacia una reflexión crítica acerca de sus causas.

En ese contexto dirigir la mirada al pasado podría parecer un gesto de escapismo respecto a la actualidad, una falta de compromiso con los graves problemas que nos aquejan.

En realidad, es todo lo contrario. Este coloquio sobre geografía histórica reflexiona sobre el pasado para mirar al futuro. Nos interesa mucho el pasado, pero no nos preocupa, porque no podemos actuar sobre él. Como nos recordó Borges, hasta Dios es impotente respecto al mismo, ya que ni siquiera Él puede modificarlo. Lo que nos interesa es el presente y, sobre todo, preparar un futuro mejor.  Pero ese futuro es indisociable del pasado, hereda muchas cosas que proceden de él, está influido por circunstancias históricas anteriores, y decisiones que se tomaron en otros momentos.

Y, en todo caso, el futuro ha de prepararse desde el conocimiento de las tradiciones, en diálogo con ellas, para negarlas, para adaptarlas, o para reforzarlas y desarrollarlas.

Las comunicaciones que se han presentado permiten esa lectura, que es la que los organizadores queremos privilegiar.

La geografía histórica es uno de los campos más sólidos de nuestra disciplina. Una dimensión específica de la misma es la que se refiere a la historia del territorio,  campo de múltiples facetas y relaciones. No se trata de cuestiones periféricas, sino verdaderamente centrales en geografía. La geografía histórica tiene que ver con los cambios geográficos a través del tiempo, con las transformaciones en los territorios, con el análisis de los factores que los han producido.

En otro momento, hablando de lo efímero y lo permanente en geografía, recordé que todo lo aparentemente estable y duradero es, en realidad, fugaz y efímero, dependiendo de la escala temporal que utilicemos. Las cosas se están moviendo y cambiado constantemente, aunque no lo percibamos. Sucede en todo el universo, y también en la naturaleza terrestre, donde los sistemas montañosos están sin duda modificándose y donde la vida está igualmente en perpetuo movimiento. Y sucede con más razón en los sistemas sociales, de cuya fragilidad nosotros mismos tenemos clara conciencia por los profundos cambios que han experimentado en solo dos décadas.

Algunos filósofos, desde Heráclito de Éfeso, han pretendido que el cambio es la misma esencia de la realidad, que todo fluye, aunque otros han puesto énfasis en que, a pesar del cambio, algo puede permanecer, algo que resulta substancial, y que sería en definitiva la misma esencia, el ser.

El cambio no tiene siempre el mismo ritmo: unos elementos pueden transformarse más deprisa que otros. Y algunas formas del pasado pueden permanecer todavía hoy, en un presente en donde otros muchos elementos se han modificado, tanto materiales como inmateriales. El pasado, que es en cada momento una construcción, como nos mostró David Lowenthal, no es siempre un país extraño: puede estar presente en el espacio de una u otra forma. El pasado deja, en efecto, restos diversos, permanece en este momento a través de ellos, y tenemos que dialogar con él, tomar actitudes respecto al mismo.

Son muchos los restos materiales que nos permiten esa reflexión sobre el pasado. Incluso las ruinas. Roma quanta fuit ipsa ruina docet, decían los humanistas y con ello inventaron el paisaje de la ruina. Algunos, consideraron que esas ruinas eran como un libro cuyas páginas han sido destruidas, pero que pueden ser reconstruidas por el erudito. Pero de manera más general, más allá de las ruinas, son los restos del pasado presentes en formas muy diversas en el territorio lo que nos interesa, porque ayudan a entender las raíces del presente.

Todo eso ha sido realizado de forma admirable por la geografía histórica, que ha puesto énfasis en el mismo devenir, y en el hecho de que el presente es un momento que ya se está convirtiendo en historia. Por ello la geografía al estudiar el presente está contribuyendo a estudiar algo que inmediatamente será histórico, al mismo tiempo que el futuro se está convirtiendo también rápidamente en presente.Tan rápidamente sucede hoy, que a veces produce vértigo. Estamos en un presente en que
todo se acelera y parece efímero, en el que los cambios se hacen tan amplios e intensos que casi somos incapaces de entenderlos. Especialmente trascendentales porque, según algunos, podríamos estar entrando en una post-humanidad en donde será muy difícil separar la vida de la máquina; en donde ordenadores con chip de proteínas podrán aprender con inteligencia artificial, y en donde los hombre podrán interactuar con las máquinas simplemente con el pensamiento y se convertirán en cyborgs u organismos cibernéticos.

A través de la geografía histórica se puede reflexionar sobre el pasado y anudar relaciones con la historia. No siempre fáciles, y menos en este momento en que los geógrafos se quieren convertir en ingenieros y se desinteresan del pasado.

Y sin embargo, tenemos una larga historia de intercambio y cooperación con esa disciplina y resulta claro el interés de la colaboración interdisciplinaria en estas cuestiones. Como la que tuvieron geógrafos e historiadores en la Escuela de los Annales, de la que surgieron obras tan valiosas como las de Lucien Febvre, Fernand Braudel, y Pierre Vilar,o las que hubo entre geógrafos e historiadores en Gran Bretaña, Alemania o España.

La geografía histórica es un campo esencial en nuestra disciplina, un campo con grandes continuidades y también con una fuerte evolución en las últimas décadas, paralela a la del conjunto de la geografía y a la de otras ciencias sociales. Si se examina con una perspectiva temporal amplia el desarrollo de esta subdisciplina se encuentran algunos rasgos destacados de evolución.

El desarrollo de la geografía histórica muestra una gran riqueza de perspectivas. Sorprende la variedad de los temas abordados por los geógrafos de esta tendencia en los libros y en los artículos. Se comprueba esa gran diversidad y riqueza si se examinan los más recientes manuales o los últimos números de las revistas especializadas. Por ejemplo, el Journal of Historical Geography. En una perspectiva temporal, los temas tratados abarcan desde cuestiones relacionadas con la geografía de la prehistoria hasta los efectos de los atentados del 11 de Septiembre y las más recientes consecuencias de la globalización. Y en otra perspectiva, desde la interpretación de los restos materiales hasta las ideologías poscoloniales y la manipulación y la metonimia en el análisis del discurso.

Son numerosas las cuestiones relevantes que se tratan hoy en el campo de la geografía histórica, y muchas de ellas poseen grandes implicaciones para entender el presente  e incluso para diseñar políticas adecuadas para algunos problemas de gran actualidad. Entre ellos, la lucha contra las enfermedades y la geografía médica, la forma como se difunden las epidemias y los sistemas de lucha contra ellas, así como su eficacia. O las cuestiones relacionadas con la migración desde la antigüedad a hoy, la inmigración transcontinental, los barrios cerrados, y las fronteras nacionales con murallas en un mundo cada vez más móvil. También se dedica atención a la provisión de alimentos y las crisis agrícolas en la edad media y en la moderna; así como al desarrollo de procesos que tanto han afectado al equilibro de la biosfera, como los de tala y desforestación de la Tierra desde la prehistoria, por la necesidad de campos para la agricultura y para otras necesidades de una población creciente, y por la demanda de productos forestales para una gran variedad de usos desde la calefacción a la construcción y el mobiliario.

Se publican asimismo artículos sobre la modernidad, la lucha por la igualdad de la mujer,  la implantación del servicio militar obligatorio, la historia de la sexualidad, la diversidad de perspectivas sobre el imperialismo y el colonialismo, la geografía de las religiones, de la ortodoxia, de las fiestas y las celebraciones, la identidad, la organización del espacio de los cementerios, o las biografías como género histórico geográfico. Los atlas históricos son de una riqueza, y sin duda un instrumento esencial para entender la historia del territorio y de los grupos sociales que los habitan.

Es muy grande también y creciente, el interés por la historia ambiental a escala planetaria, regional y local. Esta nueva subdisciplina está emergiendo simultáneamente a partir de la historia y de la geografía histórica, y destaca la trascendencia de las actuaciones humanas sobre la naturaleza desde la prehistoria, la intensificación de las mismas y la necesidad de adoptar compromisos responsables con la naturaleza, con un uso sensato y moderado de los recursos. Revistas como Enviromental History constituyen hoy una referencia imprescindible para abordar estas cuestiones de tanta trascendencia.

No extraña que la variedad de temas abordados plantee problemas en la relación con la historia y con otras disciplinas sociales, y que los debates sobre los contenidos de la geografía histórica sean muy vivos en la actualidad.

La historia tiene un valor por sí, para entender el pasado. Esa mirada al pasado siempre nos enseña mucho. Aunque en realidad también podemos decir que a veces no es el pasado propiamente lo que interesa. Son muchos los temas de gran actualidad que dan lugar a una reflexión histórica. Es sobre todo el presente lo que frecuentemente aparece en esos artículos de geografía historia. Desde el presente se hecha una mirada hacia atrás, para tener criterios, para reflexionar. En realidad, la historia se reescribe una y otra vez desde el presente, de acuerdo con nuevas preguntas que se van formulando en relación con los cambios que la sociedad experimenta.

Lo que queremos es, pues, una geografía histórica para entender el pasado, para organizar mejor el presente, y para construir el futuro.

La perspectiva histórica puede servirnos también para valorar el pasado de Geocrítica y acometer nuevos retos en el futuro. EL VIII Coloquio Internacional de Geocrítica, celebrado en México este año 2006 es, sin duda, una etapa importante en la historia del grupo Geocrítica. En enero de 1976, es decir hace ahora treinta años, aparecía el primer número de la revista Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana, de la que hasta 1994 se publicaron 100 números en papel, que hoy están también disponibles en formato electrónico. En 1996, es decir, hace ahora diez años, empezó a publicarse la primera de las revistas electrónicas de Geocrítica, Biblio 3W, seguida inmediatamente después por Scripta Nova y Aracne. Una mirada retrospectiva nos permite realizar un balance que, en general, puede valorarse como positivo, como de puesta en marcha y consolidación, pero que nos obliga a ser más exigentes para el futuro.

El proyecto de Geocrítica se ha concebido siempre como un proyecto colectivo e integrador. Surgió por la necesidad de explorar nuevas vías, puntos de vista novedosos, nuevas interpretaciones sobre los hechos. Trataba también –y sigue tratando- de establecer lazos y redes para la difusión de ideas y para el debate; de confrontar con rigor y cordialidad las ideas y las opiniones diferentes, mostrar aquello que las concepciones dominantes o los mandarines de turno velan o impiden conocer. Establecer una relación crítica con las nociones aceptadas de la academia, con las ideas acríticamente recibidas, con las tradiciones, que debemos conocer y respetar, pero también adaptar al presente y superar. Favorecer un diálogo sin exclusiones, a partir de la calidad del trabajo bien hecho.

Es también un proyecto político, en el más amplio y hermoso sentido del término. Trata de profundizar los lazos entre todos los países iberoamericanos, y contribuir a una cultura científica iberoamericana.

Nos gustaría que Geocrítica fuese el sitio de personas que creen que la ciencia puede ayudar a construir un mundo mejor. Estoy convencido de que la revolución en nuestros países significa, ante todo, trabajar denonadamente, cumplir con nuestras obligaciones profesionales, en nuestro caso de profesores e investigadores pagados para ello. Que la revolución empieza con el trabajo bien hecho, y no con la retórica, que la labor de cada día realizada con responsabilidad es ejemplar, que el esfuerzo individual es importante, aunque es todavía más eficaz si se realiza con el conocimiento de que otros muchos trabajan en la misma dirección, y se puede dialogar y aunar esfuerzos con ellos.

Que el Coloquio se celebre en México es una afortunada coincidencia. La geografía mexicana, que ha adquirido ya una gran calidad, está en una fase expansiva y dinámica, y tal vez nuestra presencia aquí pueda contribuir a dar nuevas fuerzas en esa dirección. La UNAM y el Instituto de Geografía de esta Universidad, así como el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, constituyen centros de excelencia a escala mundial y es un privilegio compartir estos días con sus investigadores y con otros colegas mexicanos llegados de otros estados de la República.

Omar Mocada, Héctor Mendoza, Eulalia Ribera, Pere Sunyer y varios de los miembros del comité local organizador llevan años vinculados con la geografía española y tenemos ya una larga historia de colaboración en programas de investigación y en la organización de foros de debates. Entre ellos no podemos dejar de señalar el Coloquio España-México, que dio lugar a una valiosa publicación. Estamos seguros de que este Coloquio contribuirá a afirmar esos lazos entre la Vieja y la Nueva España, y, de manera más general, entre colegas y amigos de una y otra orilla del Atlántico.

Quiero agradecer al Instituto de Geografía de la UNAM, al Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, a la Universidad de Barcelona y al Centro Cultural Español la ayuda que nos han prestado para la realización de este Coloquio, el cual ha contado también con una ayuda de la Dirección General de Investigación, Secretaría de Estado de Política Científica y Tecnológica, Ministerio de Ciencia y Tecnología, a través del proyecto SEC2001-3424 (“Geocrítica. Sistema de evaluación de la innovación y la difusión de las tecnologías de la información y el conocimiento en el ámbito socioeconómico”).
 

 

© Copyright Horacio Capel, 2006
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Ficha bibliográfica:
CAPEL, H. El VIII Coloquio Internacional de Geocrítica.  Una geografía histórica para construir el futuro.  Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales.  Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2006, vol. X, núm. 218 (001). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-218-001.htm> [ISSN: 1138-9788]

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