REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98 Vol. X, núm. 218 (12), 1 de agosto de 2006 |
EN TORNO AL DIAGNOSTICO DE LOS RIESGOS
Susana Aneas de Castro
Dpto. de Geografía-Instituto
de Geografía Aplicada
FFHA- Univ. Nac. de San
Juan (Argentina)
El punto de partida en el diagnóstico de los riesgos de un área es el estudio de los peligros ambientales. El recurso metodológico que se propone, para determinar la peligrosidad de un lugar con sus correspondientes cartas de diagnóstico, es fruto de una síntesis que combina la ortodoxia investigativa con la novedad de un encuadre común para peligros naturales y antrópicos, a través de la percepción, que opera como un transductor poniendo en pie de igualdad, en las representaciones sociales colectivas de la población del lugar, a los peligros de ambos orígenes.
Otro paso importante en el camino hacia el diagnóstico de riesgos es la evaluación de la vulnerabilidad de la población. Se considera la vulnerabilidad estructural, permanente en el tiempo y asociada con aspectos socio-culturales. En función de ello se incluyen como variables de vulnerabilidad al nivel educativo, al nivel económico y a la integración social. La combinación de todas ellas en un índice de vulnerabilidad global permite reconocer población con vulnerabilidad alta y población con vulnerabilidad baja. Sobre la base de cartas de diagnóstico de peligrosidad y cartas de vulnerabilidad global se esbozan cartas de riesgos que son el soporte indispensable en la mitigación de los riesgos de una comunidad, en este caso la población de Caucete, una pequeña ciudad de la Provincia de San Juan, en el Oeste de Argentina.
Palabras clave: riesgo, peligro, vulnerabilidad, diagnóstico, metodología.
Another relevant step in the way to diagnosis of risks is the evaluation of people´s vulnerability, permanent in time and associated with socio-cultural aspects. As a result of this we include as vulnerability variables the educational level, the economical level and the social integration. The combination of all this variables in a global vulnerability index allows for reconozing populations with high and low vulnerability. On the basis of danger diagnosis and vulnerability chart´s, we draft risk charts as a necessary basement for risk mitigation in a human community, in this case the population of Caucete, a small city of the Province of San Juan, in the West of Argentina.
Key words: risk- danger- vulnerability- diagnosis- methodology.
Una vez
analizados los peligros del área y la vulnerabilidad de sus habitantes
se vuelca la imformación en cartas: las cartas de diagnóstico
de peligros y las cartas de vulnerabilidad permiten delinear cartas de
riesgos que son la base indispensable para cualquier plan de acción
en la comunidad.
El marco teórico-metodológico
El marco teórico que sustenta el método utilizado se inscribe en la línea de la Geografía de los Riesgos, la cual tiene un doble objetivo: desde el punto de vista práctico, encontrar soluciones a los desequilibrios ambientales que producen los peligros y desastres, y sobre todo prevenir los problemas planteados por los riesgos (Aneas de Castro, 2000) y desde el punto de vista teórico, concretar la confluencia de esfuerzos entre los aspectos físicos y humanos dentro de la ciencia. Para lograr estos objetivos la geografía de los riesgos propone encarar el estudio de los peligros desde un enfoque “objetivo” y “subjetivo” a la vez. Ello implica:
Captar los peligros ambientales del área a través de la percepción de sus habitantes (componente “subjetivo”).
Detectar los peligros del área según los lineamientos clásicos de una investigación (componente “objetivo”).
Realizar una compulsa entre ambos planteos metodológicos a fin corroborar sus coincidencias y discrepancias.
Hasta el momento, la Geografía de los Riesgos ha trabajado con peligros naturales y tecnológicos. Este trabajo agrega otros peligros antrópicos como es el caso de los peligros sociales. La razón de esta búsqueda es lograr integrar, en una metodología genérica, todos los aspectos de un ambiente. El diagnóstico de los peligros y la elaboración de cartas resultan de una síntesis lograda combinando la ortodoxia investigativa con la novedad de un encuadre común para los peligros naturales y los antrópicos, puesto que la percepción opera como un transductor que pone en pie de igualdad – en las representaciones sociales colectivas de la población del lugar – a los peligros de ambos orígenes.
Otro objetivo importante en la investigación ha sido analizar la vulnerabilidad. Todas la definiciones coinciden en sostener que la vulnerabilidad representa una situación adversa, relativa a la estructura social de la población. Por lo tanto no depende del fenómeno natural o antrópico al que se refiere sino del contexto sociocultural en el que se produce. Es un fenómeno dinámico que evoluciona en el tiempo según condiciones sociales y ambientales.
Para medir la vulnerabilidad se han tenido en cuenta, en coincidencia con los criterios de otros investigadores que ya han trabajado el tema (Calvo, 2001; Andrade, 2003), variables tales como: a) nivel económico b) nivel educativo y c) nivel de integración social. Los indicadores representativos de dichas variables han sido, en el primer caso, una variable correspondiente al índice de necesidades básicas insatisfechas (Boltvinik, 1991; INDEC, 1991): vivienda precaria. Es decir, que toda persona que habita en este tipo de vivienda es vulnerable. En el caso del nivel educativo se ha considerado medida de vulnerabilidad la educación general básica primaria. Atendiendo a ello, un individuo con nivel primario completo o menor es vulnerable. Respecto al nivel de integración social se ha tenido en cuenta la pertenencia a cualquier agrupación, ya sea de carácter religioso, económico, político o comunal.
El bajo nivel económico es el aspecto más trabajado como rasgo de vulnerabilidad. Esta condición se refiere específicamente a que el impacto del peligro suele producirse en relación inversa con el nivel económico. Esta idea ha sido corroborada en numerosos estudios, a tal punto que ha dado lugar a lo que se conoce como la “tesis de vulnerabilidad” (Derrick Sewell, W., 1968), teoría que sostiene que a menores recursos hay mayor vulnerabilidad. Así, la vulnerabilidad está asociada con la pobreza, la desprotección y la ignorancia.
El nivel educativo proporciona al individuo una formación mínima que le permite mejorar su sistema de adaptación a situaciones de riesgo por lo que puede considerarse que, de no existir alfabetización o un nivel educativo mínimo acorde con las necesidades de la vida moderna, la persona o los grupos se tornan vulnerables frente a la mayor parte de las situaciones peligrosas. Es importante aclarar que si bien se trata de una zona rural donde tradicionalmente el nivel educativo mínimo para conseguir un empleo suele ser menor al considerado en este trabajo, la expansión de los empresas agropecuarias y otros emprendimientos productivos es hoy una realidad que provoca importantes niveles de desempleo entre la gente con bajo nivel educativo, tanto por la alta mecanización como por la especialización de la mano de obra.
El nivel de integración social se relaciona con la pertenencia de los individuos a alguna agrupación social. La vida de relación permite a la persona estar más informada y experimentar más frecuentemente acciones de solidaridad. A su vez ello da la posibilidad de una reacción más oportuna y efectiva frente al peligro, o bien de absorber más fácilmente las consecuencias, de modo que resultan más vulnerables aquellas personas que no pertenecen a ninguna agrupación. A los efectos de valorar la vulnerabilidad global de esta población se han combinado las tres variables de vulnerabilidad mencionadas en un Indicador de Vulnerabilidad Global (IVG).
En caso de presentarse simultáneamente dos o tres variables de vulnerabilidad significativas en cada individuo encuestado (Jefe de Hogar) se lo considera incluido en la población con vulnerabilidad alta, mientras que con sólo una o ninguna variable de vulnerabilidad significativa, el individuo es incluido en la población con vulnerabilidad baja.
Los resultados han permitido detectar áreas donde predomina población con vulnerabilidad alta y áreas donde predomina población con baja vulnerabilidad.
Si bien es importante reconocer que tres variables pueden resultar escasas para medir vulnerabilidades específicas (relacionadas con un peligro en particular), en nuestro caso medimos vulnerabilidad global mediante un índice mucho más “robusto” y general, en el cual las variables involucradas son ya multifactoriales pues resumen muchos aspectos particulares. Lógicamente, para caracterizar vulnerabilidades específicas se deberían considerar sólo las variables correspondientes a cada tipo de peligro.
La
síntesis de las cartas de vulnerabilidad global y las cartas de
diagnóstico de peligrosidad han permitido dibujar las cartas de
riesgo, las cuales representan el soporte básico sobre el que debe
operar un buen plan de mitigación.
El trabajo de campo
Teniendo
en cuenta que la escala local (municipal) ha sido reconocida como el escenario
más apropiado para valorar tanto los peligros como los grupos vulnerables,
esta investigación se llevó a cabo en la ciudad de Caucete y sus
alrededores, en el sector occidental del departamento homónimo (provincia
de San Juan, Argentina), entre los paralelos 31° 30’ y 31° 50’ de latitud
Sur y los meridianos 68° y 68°30’ de longitud Oeste de Greenwich (véase
la figura 1). Dicha ciudad es cabecera departamental, y sus alrededores corresponden
a porciones de espacio rural con villas que albergan a la población del
área. Este espacio tiene 180 Km2 de superficie (representa sólo
el 2,5 por ciento del territorio departamental) y concentra el 95,5 por ciento
de la población del departamento.
Figura 1
El Area de estudio en la provincia de San Juan
Para la tarea de campo se diseñaron encuestas llevadas a cabo en diferentes muestras (en distintas localidades), cuyo universo fueron los adultos mayores de 20 años. Cada muestra estadística alcanzó a un 2 por ciento del universo. Sobre la base de un nivel de confiabilidad de un 95 por ciento, el margen de error no superó el 1 por ciento, por lo cual los resultados resultan muy confiables. En las encuestas se recabó información acerca de:
la percepción de los peligros por parte de la población;
las características demográfico-estructurales (edad, sexo, actividad y nivel educativo) que pudieran influir en dicha percepción; y
las condiciones de vulnerabilidad: nivel económico, nivel educativo y grado de cohesión social.
La información extraída de las muestras de la población encuestada, permite comprobar que los peligros considerados con mayores frecuencias por parte de los ciudadanos son la pobreza y la desocupación, siguiéndole en orden decreciente de frecuencias los peligros naturales como los terremotos y las reveniciones (véase la figura 2). También se comprobó que, salvo el nivel educativo, las demás variables no influyen en la percepción de los peligros del lugar.
Un hecho significativo,
que tiene que ver con la percepción de los peligros de un lugar, es que
un buen porcentaje de esta población consideró como peligros más
importantes a fenómenos sociales como la desocupación y la pobreza.
Es decir, priman los peligros sociales por sobre los naturales. El principal
factor de explicación es la permanencia del fenómeno. La gente
considera más peligrosos aquellos fenómenos permanentes o los
que afectan primariamente su vida diaria. Así, el estudio de la percepción
de los peligros sociales exige hoy una dedicación esmerada de los geógrafos
y de los científicos sociales en general, a fin de que se encuentren
caminos veraces para detectarlos, analizarlos y ayudar a solucionarlos .
Fuente: elaboración
propia sobre la base de encuestas.
Los peligros naturales y la peligrosidad del área estudiada
En este trabajo se considera que se está en presencia de unpeligro natural cuando el fenómeno que produce daños a la población tiene su origen en la naturaleza.
Según la percepción de los habitantes, los principales peligros naturales del área son los terremotos, las inundaciones y las reveniciones (afloramiento de la napa de agua freática por encima del nivel del suelo). Otros fenómenos naturales, considerados por la población con menores frecuencias, como sequías, granizo (o piedra, como se le llama localmente) y plagas, no alcanzan un nivel de peligrosidad destacable.
Las inundaciones afectaron a los habitantes en los primeros tiempos del poblamiento. Actualmente, las mismas están controladas por todo el sistema de presas hidráulicas construídas sobre el río San Juan aguas arriba del área aquí tratada, y por lo tanto no representan un peligro para la población de este sector. Respecto a las sequías, el problema está parcialmente controlado por la existencia de diques de embalse, reguladores de los caudales. El peligro de granizo, que se asocia a una atmósfera inestable con tormentas locales o de calor, es bastante frecuente en el área de estudio. Sus efectos más concretos se dan en la agricultura y van desde pérdidas parciales a totales, con todas las consecuencias que ello trae aparejado. La contrapartida favorable es que puede considerarse un fenómeno puntual. Se da en pequeños espacios o manchones y no en un área demasiado extensa, a tal punto que durante todo el quinquenio 1990-95 las pérdidas en el área representaron el 0,52 por ciento de la producción.
Con
un mayor nivel de análisis basado en los estudios técnicos
y observaciones de terreno, se presentarán aquellos fenómenos
que sí representan un peligro grave para los habitantes del lugar,
como ocurre con los ya mencionados: sismicidad, con su fenómeno
asociado de licuefacción de suelos, y reveniciones. Los tres nos
conducen a aspectos geológicos y edafológicos que se vinculan
apreciablemente en una misma problemática. La cuestión de
las reveniciones, por lo común soslayada o tratada incidentalmente,
resulta vital en las áreas agrícolas y merece un desarrollo
acorde con sus consecuencias, a veces no consideradas debidamente.
Sismicidad y Licuefacción
En“La zonificación sísmica de la República Argentina” (INPRES, 1978,18) la Provincia de San Juan se encuentra en la zona de mayor peligrosidad sísmica. Corroboran lo dicho numerosos estudios realizados por diversas instituciones gubernamentales. Entre dichos estudios, la “Microzonificación Sísmica del Valle de Tulúm” (INPRES, 1982) sostiene que existen seis fallas importantes que representan fuentes potenciales de actividad sísmica. Según cerca de que falla se produzca el epicentro, se puede calcular el grado de exposición sísmica de un área, la cual será mayor mientras más cerca esté de la falla. Para el área aquí estudiada la exposición sísmica es intermedia, si se toma como fuente la falla de la Precordillera andina. En cambio si se toma en cuenta la falla más cercana que es la de Pie de Palo la exposición sísmica es alta.
La sismicidad cuando se produce en suelos arenosos suele ir acompañada por un fenómeno secundario llamado licuefacción. Este provoca deformación del suelo por efecto de las presiones producidas al propagarse las ondas sísmicas (RADJAI, 1998). Las manifestaciones visuales del fenómeno aparecen como conos de arena, inundaciones o agrietamiento del terreno. Al analizar este fenómeno en el área de estudio se pueden distinguir tres sectores: al Oeste existen terrenos con alta licuefacción correspondientes a los suelos de la llanura aluvial, que generalmente coincide con la mayor parte de las áreas de cultivo; más al Este existen terrenos con licuefacción intermedia; finalmente, en el sector más oriental del área de estudio se presenta la zona de menor peligro de licuefacción. En conclusión, los suelos tienen gran influencia en la respuesta a los movimientos sísmicos y representan un peligro considerable para la población, por su capacidad de licuefacción. Dado que la exposición sísmica es uniforme en toda la zona, las áreas de peligrosidad sísmica quedan definidas por el nivel de licuefacción ya descrito.
Si
se complementan las áreas de peligrosidad con el análisis
de los daños probables, calculados en función del tipo de
construcción existente, se pueden obtener las áreas de riesgo
sísmico. Es decir, el peligro sísmico puede variar en función
de la vulnerabilidad, en este caso medida por el tipo de construcción
(sismorresistente, rancho de adobe, etc.). En función de ello, los
daños que se producirían en el área de estudio se
distribuirían de la siguiente manera: la zona occidental y, más
específicamente, Villa Independencia, sufrirían daños
muy altos, es decir el colapso de entre 75 por ciento a 100 por ciento
de las construcciones. Las áreas señaladas con “daños
altos” sufrirían colapso parcial o total, entre 50 por ciento y
75 por ciento del total de viviendas. Los “daños importantes” se
distribuyen de manera más homogénea en todas direcciones
y muy especialmente en el núcleo de la ciudad de Caucete. Estos
daños producirían colapso parcial o total del 25 por ciento
al 50 por ciento de las construcciones.
Reveniciones
Otro peligro natural importante en esta área está representado por la reveniciones, fenómeno común en zonas secas, donde la insuficiencia de agua provoca la salinización del suelo. Es decir que éste acumula sales en su interior por falta de lavado y de drenaje. Las reveniciones representan un peligro grave para la agricultura, ya que pueden ocasionar desde disminución en los rendimientos de los cultivos hasta imposibilidad de cultivar, según la mayor o menor capacidad de lavado de los suelos. Los suelos salinos y con escaso drenaje del área de estudio estan muy expuestos a este peligro, ya que a las condiciones naturales de la misma (escasa pendiente, suelos arenosos y salinos, baja permeabilidad y escaso drenaje) se suman dos factores antrópicos que contribuyen a aumentar la peligrosidad de las reveniciones: el exceso de riego parcelario y la falta de mantenimiento de la red de riego y drenaje.
La síntesis de drenaje se ha elaborado tomando como base las lecturas de diferentes meses y diferentes años. En función de ello se pueden reconocer dos subáreas:
1. una en la mitad occidental del área de estudio, en donde los niveles freáticos se localizan a poca profundidad, no bajando casi nunca de los dos metros (salvo en años excepcionalmente secos como 1996-97 en que pueden llegar a los 3 m); esta subárea es la zona con mayores problemas y resulta continuamente afectada por las reveniciones;
2.
otra subzona se ubica en la mitad oriental, en donde la napa freática
se encuentra entre 2 y 3 m de profundidad y que puede considerarse libre
del problema de reveniciones debido a que, pese a una elevada salinidad,
cuenta con buen drenaje.
Areas de peligrosidad natural
La localización pormenorizada de los mayores peligros naturales en el área de estudio, que incluye tanto los sectores con exposición sísmica como los afectados por licuefacción y reveniciones ha permitido elaborar una síntesis en la cual se pueden distinguir claramente dos áreas con diferente grado de peligrosidad natural:
1. Area muy peligrosa: ubicada en el sector oeste. Con un nivel de exposición sísmica intermedia, alta probabilidad de licuefacción y de revenición (escasa profundidad de la napa freática y suelos azonales, salinos, arenosos o arcillosos, con escasa capacidad de lavado); todo ello convierte al área en la más peligrosa del espacio considerado.
2.
Area peligrosa: se localiza al este de la anterior, más precisamente
enmarcada por una diagonal de dirección NO-SE, abarcando la mitad
oriental de la ciudad de Caucete. Si bien comparte con el área más
peligrosa el mismo nivel de exposición sísmica, su probabilidad
de licuefacción y de revenición es menor (mayor profundidad
de los niveles freáticos, suelos arenosos similares pero con mayores
pendientes y subsuelo de textura gruesa, lo que facilita la infiltración
y mejora la capacidad de drenaje). Por todo ello se la ha considerado un
área de menor peligrosidad que la anterior, o bien, de peligrosidad
intermedia.
Los peligros sociales
Se entiende por peligros sociales a todos aquellos fenómenos perjudiciales para los individuos, que tienen su origen en el grupo humano y afectan al mismo causando daños en sus personas o sus bienes. Es decir, el origen de los peligros sociales está en fenómenos humanos, no naturales. La mayoría de los países desarrollados se han preocupado por estudiar peligros sociales tales como la contaminación o los peligros tecnológicos, que son los que más les afectan. Con menor énfasis se ha puesto el acento en ciertas enfermedades (sida, cáncer, ébola....) o en los accidentes. Pero existen otros peligros sociales como la pobreza, la desocupación, la marginación, la violencia o la delincuencia, que no se encaran desde esta perspectiva. Es decir, estos fenómenos, en ocasiones, constituyen un peligro social pues cada vez provocan más perjuicios a un grupo más numeroso de población. Por lo tanto, su nivel de tratamiento por parte de los gobiernos y de las Organizaciones Internacionales debería ser considerado desde esta perspectiva.
Como
ya se comentó, los peligros sociales considerados por la población
con las mayores frecuencias son la pobreza y la desocupación. Otros
peligros sociales reconocidos por la población son las enfermedades,
la contaminación, la delincuencia, los accidentes y la droga, entre
los cuales varios se relacionan con los dos primeros. Si bien muchos de
ellos no representan un peligro en el sentido enunciado en este trabajo,
sí representan un riesgo, ya que hacen a la población más
vulnerable frente a eventuales peligros. Se cree importante insistir en
que no es intención aquí considerar agotado el tratamiento
de los peligros sociales del área. Más bien el planteo se
enmarca en la perspectiva de considerar dicho tratamiento como un casos
testigo de ensayo metodológico. Tal como se hizo con los peligros
naturales, sólo se analizarán objetivamente los peligros
considerados por la población con las mayores frecuencias, es decir,
la pobreza y la desocupación.
La pobreza como peligro
Dada la cuantía de daños que la pobreza provoca (mortalidad, morbilidad, desnutrición, analfabetismo, marginación, violencia, delincuencia, etc) y la cantidad de población a la que afecta en ciertos lugares del mundo, la pobreza puede considerarse hoy, como un peligro social.
La problemática de la pobreza se ha encarado en este trabajo desde el punto de vista estructural, es decir, con el criterio de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) (BOLTVINIK, 1991; INDEC, 1991). Los indicadores de NBI seleccionados para este fin son:
· Indicador de capacidad de subsistencia : nivel educativo del jefe de hogar ( 7 años o menos de escolaridad primaria o nivel primario completo).
· Indicadores de condiciones de vivienda: vivienda deficitaria (casa tipo B y ranchos).
· Indicador de servicios sanitarios en la vivienda: agua potable fuera de la vivienda.
La inclusión de la variable jefe de hogar con escolaridad primaria completa como indicador de pobreza se debe a que un individuo con ese nivel educativo tiene considerables dificultades en conseguir un trabajo; si lo consigue, trabaja precariamente y sus ingresos no le permiten cumplir con la responsabilidad de mantener a su familia. La vivienda deficitaria (casa tipo B y rancho) se han considerado dentro del marco de NBI por cuanto carece de retrete o de agua por cañería dentro de la vivienda, o tiene piso de tierra. El rancho es una vivienda precaria de zonas rurales, con paredes de adobe, piso de tierra y techo de paja o chapa. Su equivalente de zona urbana es la casilla, construída con materiales de baja calidad o de desecho. Finalmente, una vivienda sin agua en su interior priva al individuo de un elemento vital para el mantenimiento de su salud, puesto que al tener que transportarla personalmente se reduce la frecuencia del aseo y su acumulación para consumo en recipientes diversos, trae aparejado diversas enfermedades: cólera, diarreas, enteritis, etc. Todas estas carencias representan faltas graves de infraestructura, indispensables para la supervivencia .
De este modo, en el área de estudio, se considera población pobre (con NBI) aquella que habita en hogares con las siguientes condiciones: vive en casa tipo B o rancho, no tiene agua dentro de la vivienda y su jefe hogar tiene a lo sumo educación primaria completa. Al considerarse las tres variables juntas para valorar la pobreza se está ante la presencia de un criterio combinado, más ajustado que si se considerara una sola variable. Este refleja un estado de pobreza estructural.
Los
guarismos obtenidos en el trabajo de campo han permitido determinar el
grado de peligrosidad de los distintos sectores en función del porcentaje
de población con necesidades básicas insatisfechas. De este
modo aparece un sector muy peligroso, al Oeste del área, calificado
así por que más del 70 por ciento de su población
tiene necesidades básicas insatisfechas, y un sector peligroso al
Este de la misma, en donde menos del 70 por ciento de la población
tiene NBI. Ello permite sostener que la pobreza estructural en el área
de estudio es elevada.
El desempleo
La falta de trabajo por causa ajena a la voluntad del trabajador es uno de los problemas más acuciantes que afecta a la población. A esta preocupación por el desempleo, que acosa hoy tanto al ciudadano argentino como al de casi todos los países del mundo, no escapa la situación del área de estudio. Las investigaciones sobre el tema en Argentina, oficialmente encaradas por la Encuesta Permanente de Hogares, se realiza sólo a la población urbana, excluyendo a la rural. Esto induce a creer que en el sector rural no hay desocupación. La realidad observable es totalmente distinta, por cuanto al aumento “natural” del desempleo como consecuencia de la tecnificación del agro y la instalación de empresas modernas, que ocupan muy poco personal, se suma el desempleo estacional propio de las actividades agrícolas, todo lo cual constituye una situación por demás digna de ser estudiada, más que encubierta o descuidada.
En el area de estudio la proporción global de población desocupada representa alrededor del 10 por ciento de la población ocupada del área. Si a ello se suman los trabajos precarios el porcentaje se triplica (según datos extraídos del trabajo de campo).
En un
nivel de análisis más detallado, el fenómeno no alberga
diferencias sustanciales. De las áreas rurales, el Norte presenta
el valor más alto de desocupación con 11,26 por ciento ,
le siguen el centro con 9 por ciento, el SO con 8 por ciento y el SE con
7 por ciento. Se advierte también que más del 50 por ciento
de esos valores corresponden a niveles bajos de escolaridad: primaria completa,
incompleta y analfabetismo.
Areas de peligrosidad social
En
un intento de síntesis respecto de los peligros sociales considerados,
se proponen las áreas diferenciales de peligrosidad social sobre
la base de los valores de pobreza (NBI) y de desocupación. Así
resulta que el área más peligrosa se localiza en el sector
occidental dado que tienen los mayores indicadores de pobreza y de desocupación.
Las diferencias del sector occidental con el oriental son los suficientemente
importantes como para que se justifique considerar a éste como menos
peligroso.
Áreas de diagnóstico de peligrosidad
Las respuestas a los problemas del ambiente no deben ser parciales. Por el contrario, se deben integrar todos los factores que intervienen en la problemática de un lugar, en un marco de solución global. En virtud de este criterio se ha realizado una síntesis de los peligros del lugar considerando tanto los peligros naturales como los peligros sociales aquí tratados. Al superponer las áreas de peligrosidad natural y de peligrosidad social se perfilan las áreas de diagnóstico de peligrosidad . En ellas se puede distinguir:
1. un área muy peligrosa , al Oeste, con dos subzonas A y B, y
2. otra área, peligrosa, al Este.
3.
Esta última se localiza al Este, y la calificación otorgada se debe a que presenta menor peligrosidad que las demás fracciones, tanto natural como social. A ello se suma un menor volumen demográfico y un mayor dinamismo, lo cual hace que esté en mejores condiciones para enfrentar los peligros ambientales aquí estudiados. El área de mayor peligrosidad comprende los territorios del oeste (Fracciones 1, 2 y 4). En ella se pueden distinguir dos subzonas: una al oeste de peligrosidad elevada (A) en donde son tan importantes los peligros naturales como los sociales. Es decir, la probabilidad de licuefacción, la exposición sísmica y la probabilidad de reveniciones son altas, lo mismo que la pobreza y la desocupación. Existe otra subzona al Este, de peligrosidad intermedia (B) debido a que si bien los peligros sociales son elevados, como en la subzona A, los peligros naturales disminuyen al reducirse en ellos la probabilidad de licuefacción y de reveniciones; no obstante, esta subzona tiene mayor volúmen de población.
La vulnerabilidad de la población
Tal como se propone en el marco teórico-metodológico se analizaron los tres condicionantes básicos de vulnerabilidad y se combinaron en el Índice de vulnerabilidad global. Los resultados son los siguientes:
Población con índice de vulnerabilidad alto, es decir donde se presentan dos o tres variables simultáneamente, resultó ser la que vive en los barrios:
· Las Talas (100 por ciento de su población)
· Felipe Cobas (50 por ciento de su población )
· San Juan III ( 39 por ciento de su población)
· Justo Castro I (30 por ciento de su población)
· Justo Castro II (18 por ciento de su población)
Los guarismos de población con vulnerabilidad alta por localidad permitieron perfilar dos áreas de vulnerabilidad global: un área muy vulnerable pues en ella entre el 50 por ciento y el 100 por ciento de población tiene vulnerabilidad alta, y otra área considerada vulnerable ya que en ella menos del 50 por ciento de su población tiene vulnerabilidad alta.
La
síntesis elaborada con las áreas de vulnerabilidad global
y las áreas de peligrosidad permitieron obtener las áreas
de riesgo. (figura 3). En ella se observa un área de
mayor riesgo en casi todo el territorio estudiado. Esta calificación
se debe a que en esta área la peligrosidad es elevada y la vulnerabilidad
también. Podría llegar a reconocerse la existencia de dos
sectores: uno al Oeste en donde la peligrosidad es elevada y la vulnerabilidad
intermedia; y otro al Este con un nivel de peligrosidad algo menor en función
de que los peligros naturales son menos intensos pero con una vulnerabilidad
mucho más intensa y generalizada por lo que el grado de riesgo se
hace mayor. En el SE se identifica un área de menor riesgo
dado que en ella tanto la peligrosidad como la vulnerabilidad disminuyen
respecto del área de mayor riesgo.
Figura 3
Las áreas de riesgo
Conclusión
Investigar los peligros, realizar su valorización social y cartografiarlos resultan una tarea ineludible para cualquier proyecto geográfico actual. Si bien los peligros naturales siempre serán parte de la existencia humana, su potencial destructivo se puede disminuir si se usan los resultados de las investigaciones y se incorporan a las medidas de gobierno y a los procesos de desarrollo. Los gobiernos que han comprendido el grado de prioridad que esto implica se han interesado cada vez más en nuevas tecnologías de reducción de peligros, como así también en captar los diversos niveles de vulnerabilidad de la población para determinar el grado de riesgo.
Nuestra sociedad actual, la “sociedad del riesgo” (Beck, 1998), desconfía de las instituciones responsables de combatir los peligros y esta dispuesta a asumir por si misma la gestión del riesgo, no abandonando su futuro en manos del destino, la naturaleza o la corrupción, sino organizándose para prevenir dichos escenarios de riesgo. En estos, la incertidumbre de ciertos peligros o el surgimiento de nuevos riesgos harán de la reducción de la vulnerabilidad un pilar esencial.
Entre las medidas apropiadas para reducir la vulnerabilidad en el área de estudio estarían: la erradicación de viviendas precarias, la implementación de planes de alfabetización de adultos y la organización de la población en asociaciones barriales, a través de las cuales se debería informar acerca de los peligros del área y preparar la población para mitigar los riesgos. Disminuir la vulnerabilidad de la población representa quizás la medida más efectiva de mitigar los riesgos.
La
reflexión a diferentes escalas espaciales e incluso temporales permite
a la Geografía elaborar un diagnóstico integrador de las relaciones
hombre-medio. Por esta razón, y parafraseando a dos geógrafos
franceses (I. Veyret y P. Pech, 1993), se piensa que “la Geografía constituye
una de las formas más completas de abordar el ambiente”.
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