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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. 
ISSN: 1138-9788. 
Depósito Legal: B. 21.741-98 
Vol. X, núm. 218 (67), 1 de agosto de 2006 

MIGRACIONES INTERIORES Y MIGRACIONES EN FAMILIA DURANTE EL CICLO INDUSTRIAL MODERNO
EL ÁREA METROPOLITANA DE LA RÍA DE BILBAO

Manuel González Portilla
Rocío García Abad
Dpto. Historia Contemporánea
Universidad del País Vasco/Euskal Erriko Unibertsitatea



 

Migraciones interiores y migraciones en familia durante el ciclo industrial moderno.  El área metropolitana de la ría de Bilbao (Resumen)

a industrialización convierte a la Ría de Bilbao en una de las comarcas industriales más importantes de España. Aquí se va a levantar gran parte de la industria pesada española, siderometalúrgica e industrias derivadas del hierro y del acero, entre 1876 y 1975. Paralelamente a esta industrialización, la comarca conoció un intenso crecimiento demográfico, que se articuló sobre sucesivas oleadas inmigratorias, registrándose los mayores flujos en la fase del despegue industrial (1876-1900) y al final del ciclo industrial (1950-1975). El colectivo mayoritario de estas inmigraciones llegó en familia. Este modelo migratorio familiar estaba integrado por un matrimonio joven con un hijo pequeño (promedio de 1,35 hijos a lo largo del siglo industrial) (Resumen)

Palabras clave: Industrialización, Población, Demografía, Inmigración, Inmigración en familia.


Internal migrations and family migrations during the modern industrial cycle.  The metropolitan area of Bilbao River (Abstract)

The industrialization makes the Bilbao River to transform in one of the most industrial areas in Spain. Since 1876 until 1975, Spanish heavy industries -steel and iron factories- located in this area. Simultaneously, the Bilbao River experiments an intense demographic growth, in a way of successive immigration waves. The highest flows happened during the industrial take-off (1876-1900) and the final industrial cycle (1950-1975). Most of the immigrants arrived with the family. The family model consisted of a young married couple and a little child (mean: 1.35 children per family) during the whole period.
 
 

Key words: industrialization, population, demography, immigration, family immigration



Introducción[1]
 


El objetivo de esta comunicación es abordar el fenómeno de las migraciones interiores que tuvieron lugar en el área metropolitana de la Ría de Bilbao desde finales del siglo XIX hasta finales del siglo XX. En los años de 1876-1930, podemos contextualizar la etapa de los orígenes de la metrópoli industrial de la Ría de Bilbao, y que corresponde al período de la revolución industrial y al de la consolidación de la industrialización, de la sociedad capitalista y de la modernización social, es decir, el periodo de la primera etapa de la industrialización. Un siglo después, en el periodo de 1950-1975, situamos cronológicamente la segunda etapa de la industrialización, y la consolidación de la actual metrópoli; finalizando así el modelo del ciclo industrial que ha durado un siglo. A partir de 1975 la metrópoli y el País Vasco estan en una nueva etapa histórica, determinada inicialmente por la crisis final del modelo de desarrollo industrial anterior y el nacimiento de la sociedad posindustrial y la nueva economía, vinculada a la terciarización y al conocimiento.
 
A lo largo de este siglo industrial (1876-1975) la comarca experimenta un gran crecimiento demográfico, pasando su población de 62.417 habitantes en 1877 a 846.326 en 1975. Su población se multiplica por 13,6 en un siglo (98 años) La Ría aporta el 48,3 por ciento del aumento demográfico del País Vasco en ese siglo industrial. Los factores responsablesde dicho crecimiento fueron las migraciones interiores, y estas fueron el principal fenómeno demográfico que aconteció en la Metrópoli de Bilbao y que generó toda otra serie de fenómenos hasta llegar a la consolidación de la misma. Al final del siglo industrial, en 1975, el 84 por ciento de la población de la Ría de Bilbao era inmigrante o de origen inmigrante (eran hijos, nietos o descendientes de inmigrantes).
El proceso de industrialización de la Ría de Bilbao y la modernización social son un producto de estas corrientes migratorias que se establecieron en la comarca desde finales del siglo XIX, corrientes que pervivieron a lo largo ciclo industrial de un siglo de duración, y que son las que vamos a analizar en las siguientes páginas.


Fuentes y metodología
 
Metodológicamente el trabajo se sustenta en un muy amplio banco de datos demográficos, elaborado por el Grupo de Demografía Histórica del Dpto. de Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco, formado a partir de una amplia muestra de padrones de habitantes de más de 90 municipios de todo el País Vasco (y algunas otras provincias, como Navarra, Burgos y Santander), que abordan cronológicamente los siglos XIX-XX, desde 1825 hasta 1975, y que permite a día de hoy contar con una muestra informatizada y tratada estadísticamente muy amplia, que supera los 700.000 habitantes.Al final del estudio dispondremos de una visión de largo plazo, de casi dos siglos (1825-2001), y de la evolución de las variables demográficas más significativas desde el punto de vista de los flujos migratorios.
 
El área metropolitana de la Ría de Bilbao está configurada actualmente por trece municipios[2] , de los que posteriormente hablaremos. La metrópoli se ha constituido sobre un espacio reducido de unos 17 kilómetros de longitud (Basauri-desembocadura del río Nervión) y de 3-7 kilómetros de anchura según zonas. En este espacio, competían por el uso de su suelo, industrias, viviendas e infraestructuras. Las grandes fábricas siderometalúrgicas y las infraestructuras portuarias y ferroviarias ocuparon los terrenos de ambas márgenes de la Ría, y que la profunda crisis industrial de 1975-1985 transformó sus usos tras el cierre de las fábricas y el desmantelamiento de dichas infraestructuras.

Para este trabajo en concreto, hemos utilizado una muestra de 6 municipios representativos de las diferentes realidades o zonas que configuran la Metrópoli de la Ría de Bilbao: Baracaldo, junto a Sestao, son los municipios emblemáticos industriales de la margen izquierda de la Ría, donde se instalaron las principales fábricas siderúrgicas de España a finales del siglo XIX. Ambos municipios concentran más de la mitad de la producción siderúrgica española hasta la década de 1950; Bilbao, la capital y el eje de la Metrópoli; Getxo, municipio residencial de la margen derecha donde van a establecer su residencia las clases altas y los nuevos ricos que surgen de la industrialización; Leioa, municipio industrial y residencial de clases obreras hasta las últimas décadas del siglo XX, en que experimenta un nuevo cambio, convirtiéndose progresivamente en un municipio de clases medias; Portugalete, municipio residencial de obreros y clases medias modestas de la margen izquierda; y Valle de Trápaga (San Salvador del Valle en la terminología antigua), municipio minero, situado en el centro minero de hierro más importante de España y Europa Occidental, del último tercio del siglo XIX, el coto minero de Triano-Somorrosro. La máxima actividad minera se sitúa entre 1876-1910, para entrar, la misma, en un proceso de rendimientos crecientes en las décadas siguientes hasta el cierre definitivo (Agruminsa) en la década de 1970.


 
Cuadro 1
Muestra de padrones de habitantes utilizadas
Municipio
Año
Población
Muestra
% muestra
Barakaldo
1890
10.420
6.561
62,97
 
1940
36.165
6.019
16,64
 
1960
77.802
6.992
8,99
 
1970
108.757
5.932
5,45
Bilbao
1900
93.837
10.979
11,7
 
1960
306.886
8.978
2,93
 
1975
405.324
14.997
3,70
Getxo
1884
2.945
2.945
100
 
1960
22.951
6.165
26,86
 
1970
39.153
8.094
20,67
Leioa
1889
941
941
100
 
1960
7.553
7.553
100
 
1970
10.571
10.571
100
Portugalete
1884
3.129
2.244
71,71
 
1940
10.612
4.871
45,9
 
1960
22.584
5.152
22,81
 
1970
45.589
7.391
16,21
San Salvador del Valle
1888
5.172
5.172
100
 
1960
9.477
4.964
52,38
 
1970
11.331
5.942
52,44
Sestao
1940
18.625
3.581
19,23
         
Total
 
1.249.824
136.044
 
Fuente: Elaboración propia.

Como hemos señalado, el estudio se basa, fundamentalmente, en el análisis de una muestra de padrones municipales de habitantes de diferentes cortes censales, de cada uno de los seis municipios seleccionados. En primer lugar, queremos resaltar la calidad de los censos y padrones españoles, por la información recogida, en comparación con la mayor parte de los países europeos. Los padrones de habitantes son una fuente demográfica fundamental, a pesar de sus carencias, sobre todo a la hora de estudiar los procesos migratorios. Estos recogen, como si de una foto se tratara, el total de la población y las características de la misma en un momento concreto. Como tal, no es una fuente que recoja los movimientos migratorios, pero esta fuente “estática” tiene una serie de características que la convierten en una valiosa fuente para el estudio de un fenómeno tan dinámico como el de las migraciones. Por una parte, recoge datos directos de los individuos, como edad, sexo, estado civil, educación, lugar de origen y los años de residencia, datos que nos permiten medir y analizarel carácter migratorio de una población, su procedencia y sus flujos de llegada. Por otra parte, el hogar o la familia, es la cedula base sobre la que se recoge la información de datos de los individuos, esto nos permite conocer las estructuras familiares y las relaciones de parentesco de los individuos respecto del cabeza. El cruce de ambos bloques de datos, individuales y familiares, ha posibilitado analizar los orígenes de la población inmigrantes, las tipologías migratorias -migraciones en familia o individuales- y el mercado matrimonial, el mestizaje de la población, así como la influencia de otra serie de variables como la profesión, la alfabetización del individuo y su familia, la edad de los individuos en el momento de emigrar o de llegada a la zona.

El presente trabajo se ha organizado a partir de dos grandes cortes censales. El primero se corresponde con los años 1884-1900, corte de 1890, y con la etapa que hemos definido como la de la revolución industrial o despegue de la industrialización de la Ría de Bilbao y el País Vasco. El segundo corte, el de 1960, se corresponde con la segunda industrialización. Ambos cortes nos permiten disponer de una visión global de los flujos migratorios hacia la Ría de Bilbao en los dos momentosde máxima afluencia de inmigrantes (1876-1900 y 1950-1975).
 
 

Cuadro 2
Muestras de padrones de habitantes por cortes censales 
1884-1900
muestra
Población real
1960
muestra
Población real
Barakaldo 1890
6.561
10.387
63,17
Barakaldo
6.992
77.802
8,99
Bilbao 1900
10.979
93.250
11,77
Bilbao
8.978
306.886
2,93
Getxo 1884
2.945
3.649
80,71
Getxo
6.165
22.951
26,86
Leioa 1889
941
941
100,00
Leioa
7.553
7.553
100,00
Portugalete 1884
2.244
3.412
65,77
Portugalete
5.152
22.584
22,81
San Salvador del Valle 1888
5.172
51.72
100,00
San Salvador del Valle
4.964
9.477
52,38
Total 
28.842
116.811
24,69
39.804
447.253
8,90
Fuente: Elaboración propia.

Los seis municipios suman el 78,9 por ciento de la población de la Ría tanto en el corte censal de 1887 como en el de 1960, pero su población pasaba de 82.788 habitantes en el primer corte a 447.253 en el segundo.

La muestra de padrones municipales se ha diseñado con un 99 por ciento de nivel de confianza y un ±2 por ciento de error. Por lo tanto, las cifras obtenidas de estas muestras padronales nos ofrecen un elevado nivel de fiabilidad para el análisis de la población en sus múltiples variables[3] .

La gran cantidad de datos que se pueden extraer del banco de datos, es lo que da solidez a nuestro estudio, y lo que nos ha permitido, como se irá viendo a lo largo del desarrollo del presente trabajo, alcanzar un importante nivel de desagregación de los mismos y de cruces de variables. Estado de la cuestión de los estudios sobre migraciones

 
El estudio del hecho migratorio ha suscitado el continuo interés, tanto de los contemporáneos y protagonistas, como de los posteriores investigadores sociales. Pero este interés continuo de los investigadores por comprender y cuantificar el fenómeno migratorio, ha chocado, y sigue haciéndolo, con ciertas dificultades generadas por la problemática interna que encierra el hecho en sí mismo: desde dificultades conceptuales a la hora de determinar los límites, tanto geográficos como temporales, para que un desplazamiento sea considerado una migración; a la falta de fuentes de documentación propias, al menos para épocas históricas.
 
Uno de los principales problemas con que nos encontramos los investigadores de los fenómenos migratorios, es la ausencia de un corpus teórico único y global, bajo cuyos postulados se puedan alcanzar un conocimiento lo suficientemente satisfactorio del fenómeno. No existe una teoría general de las migraciones, ni un modelo único para investigar dicho fenómeno, ni una metodología adecuada que abarque toda la complejidad del mismo. En las últimas décadas, a partir de los años ochenta del siglo XX, podemos hablar de un cierto cambio de tendencia en los estudios migratorios, con un revisionismo de las teorías clásicas, una mayor producción científica al respecto, y nuevas aportaciones teóricas que han abierto otras líneas de investigación e interpretación. Aún así, todavía estamos lejos de disponer de un amplio y completo marco teórico y analítico de los fenómenos migratorios. Para algunos investigadores cualquiera de las teorías migratorias es inválida, ya que ninguna ofrece conocimientos críticos y suficientes de las causas y consecuencias del fenómeno, y ninguna es capaz de explicar en su totalidad el comportamiento interno de las corrientes migratorias. Otros, entre los que nos incluimos, apostamos por un enfoque teórico plural y una complementariedad de los aportes de las diferentes teorías[4]

Dada la complejidad del fenómeno migratorio, y a partir de los análisis historiográficos realizados, nos reforzamos en la hipótesis de que sólo desde una confluencia de enfoques, en los que se complementen diferentes teorías, diferentes metodologías o perspectivas analíticas, y se propicien los contactos entre las diferentes ciencias sociales (demografía, economía, sociología, antropología), podremos seguir avanzando en el conocimiento del mismo.

Por una parte, el modelo “pull and push” o de “factores de expulsión y de atracción”, permite diseñar el marco general en el que se producen las migraciones, así como analizar la coyuntura socioeconómica de las zonas de origen y de destino, pero ofrece algunas limitaciones, y no acaba de resolver el gran dilema de por qué emigran unos individuos y otros no, de cómo se produce el proceso de selección de los emigrantes, cómo emigran y cuándo emigran. Para dar respuesta a estos planteamientos tenemos que recurrir a otros supuestos teóricos y metodológicos, como son el microanálisis, la escuela de las estrategias familiares y la teoría de las redes migratorias. Emigrar, en general, es una decisión que se adopta casi siempre en el seno de la familia, y que es concebida como una posible estrategia de mejora tanto para el individuo protagonista como para la familia de origen. Por eso, la unidad de análisis debe ser siempre la familia, en cuyo devenir o ciclo vital están las claves para el proceso de selección de los emigrantes y la adopción de dicha decisión. Junto a esto, las invisibles redes migratorias desempeñan un papel fundamental en la dirección y continuidad de los flujos migratorios.

En nuestra selección de datos hemos tenido en cuenta la realidad de la familia como elemento definidor clave del comportamiento del individuo; de ahí que de cada individuo no sólo nos interesan, y hemos utilizado los datos relacionados con él, -su edad, sexo, estado civil-, sino también su situación dentro de la familia, la tipología de la estructura familiar en la que vive y la relación de parentesco con el cabeza de familia.

Las migraciones se vienen produciendo desde que el hombre es hombre. Pero hay dos fenómenos que han atraído especialmente la atención a los estudiosos de los desplazamientos humanos: por una parte, las migraciones internacionales, especialmente las euroasiáticas y americanas; y en segundo lugar, las migraciones interiores masivas que se produjeron a finales del siglo XIX con destino a los nuevos y emergentes focos de industrialización que estaban surgiendo en toda Europa occidental, y que se alargaron a las primeras décadas del siglo XX, con diferentes cronologías dependiendo de los países.

 
El siglo XIX fue el siglo de la movilidad, como consecuencia de los cambios que provocan los procesos de industrialización y urbanización en toda Europa: crecimiento de la población, aparición de importantes focos industriales, desarrollo de los medios de transporte y nacimiento de la sociedad de masas. En toda Europa, la industrialización y la urbanización acarrearon el aumento de las corrientes migratorias con destino a los principales focos industriales, procedentes del resto de las zonas rurales o de zonas donde no llegó la industrialización.  Si, durante los siglos XVIII y XIX, los desplazamientos mayoritarios se habían producido en la corta distancia, a finales del siglo XIX y principios del XX, se impusieron los desplazamientos de distancias superiores con dos principales destinos: por una parte, las ciudades, capitales de provincia y centros industriales; y por otra, el exterior, especialmente América y Asia. Del modelo de las migraciones temporales y de corta y media distancia se pasó, de la mano del proceso de industrialización y urbanización, a una movilidad más concentrada en unos pocos destinos, de mayor distancia y de carácter permanente.
 
Por lo que se refiere a España, la movilidad interior había sido una constante a lo largo de la época preindustrial, si bien no adquirió grandes magnitudes hasta finales del siglo XIX, con el desarrollo de los nuevos polos industriales. Podemos destacar dos tipos de desplazamientos: los temporales, dirigidos a los núcleos urbanos próximos, como capitales de provincia, provocados por la oferta-demanda laboral y los descansos que permitía la economía agrícola; y los de más larga distancia, y con una carácter más permanente, dirigidos a los focos industriales, ya en el último tercio del siglo, fundamentalmente, hacia el foco vasco y hacia el catalán. Por lo tanto, en España tuvo lugar el mismo fenómeno que en el resto de Europa occidental, sí bien con una cronología más retardada que en el caso Inglés o Alemán.

También en España se cumple la característica de la focalización de las migraciones en torno a áreas de desarrollo industrial. En el último tercio del siglo XIX, el desarrollo industrial y urbano que experimentaron ciertas zonas provocó que emergieran con intensidad determinadas cuencas de atracción migratoria, entre las que podemos destacar Madrid, Barcelona, Sevilla, Vizcaya (y en concreto la Ría de Bilbao) y Valencia. Existieron también otros destinos intermedios, que ejercieron su atracción, fundamentalmente, sobre el resto de las provincias próximas, como por ejemplo, Guipúzcoa, Córdoba, Zaragoza, Cádiz, Valladolid, Cantabria y Alicante. Cada cuenca tuvo una mayor capacidad de atracción sobre los lugares más próximos, disminuyendo su influencia a medida que aumentaba la distancia. 

Con el paso del tiempo, los flujos migratorios tendieron a consolidarse y a ampliarse el área sobre  la que se ejercieron la influencia.

Dos de ellas tuvieron su origen en el desarrollo industrial. En el norte, destacó la cuenca del País Vasco, concentrada geográficamente en las márgenes de la Ría de Bilbao. La industria siderometalúrgica ejerció su atracción sobre toda la cornisa cantábrica, en especial sobre la propia provincia de Vizcaya, y las de Álava, Burgos, Cantabria, Navarra y Guipúzcoa. En la otra costa, Cataluña, de la mano del desarrollo de la industria textil de Barcelona, se convirtió en un potente foco de atracción para las provincias costeras mediterráneas desde Gerona hasta Almería, incluyendo las Islas Baleares, Lérida, Huesca, Teruel y Zaragoza.
A pesar de la importancia de estos comportamientos migratorios en España, la historiografía ha dedicado más páginas al estudio de las migraciones ultramarinas, a América, que a las migraciones interiores (Gómez-Díaz y Céspedes, 1996; Mikelarena, 1993, Silvestre, 2005). Inglaterra (Baines, 1985; Boyer y Hatton, 1997), Gales y Alemania (Hochstadt, 1999) son los países donde la historiografía ha avanzado más en el estudio de las migraciones interiores (Lucas, 1997).

Otra de las opciones que tuvieron los españoles, y por la que no pocos optaron, fue la de emigrar fuera de España, participando así de las mismas corrientes transoceánicas que el resto de Europa. La emigración exterior española no tuvo la importancia numérica que desempeñó en otros países europeos, si bien fue de una gran significación, en especial, para determinadas zonas. El principal destino elegido por los españoles fue América (Sánchez-Albornoz, 1988; Eiras Roel, 1991; Martínez Shaw, 1994; Sánchez Alonso, 1995 y Moya, 1998), favorecido por los intereses políticos o del Estado, que la fomentaron, y por el desarrollo de los medios de comunicación (el vapor fundamentalmente), si bien no tenemos tampoco que olvidar la emigración española hacia Argelia o hacia Francia (Vilar y Vilar, 1999a y1999b). La época de la gran emigración exterior española se situó entre 1888 y 1914. Aún así, la pérdida de población de España fue bastante más reducida que la que experimentaron otros países europeos, como Gran Bretaña, Irlanda, Portugal, Suecia o Italia. A partir de 1910, gracias al proceso de modernización económico interno, las migraciones interiores pasaron a ser más importantes y a restar peso a la emigración exterior.

Centrándonos en el estudio de las migraciones vascas, objeto de este estudio, podemos contextualizar que, por lo que respecta al País Vasco, en los últimos cuarenta años, la demografía histórica ha experimentado un importante proceso de crecimiento y diversificación, proceso que podemos seguir en la reciente revisión del estado de la cuestión realizada por J. Urrutikoetxea (2000). En las décadas de los años sesenta y setenta del siglo XX, los trabajos demográficos pretendían una función meramente descriptiva, si bien necesaria en los comienzos de una disciplina. A partir de 1985 se empiezan a realizar las primeras formulaciones de los “modelos demográficos” vascos, y la familia se convierte en la unidad articuladora de los trabajos, centrados, cronológica y temáticamente, en el Antiguo Régimen. 

En los años noventa, los intereses se centran en los estudios demográficos y familiares en relación con el fenómeno de la industrialización, y se amplían los temas objeto de estudio, con la inmigración y el estudio de las condiciones de vida.

Las migraciones vascas han sido abordadas desde diferentes disciplinas y ópticas. Los trabajos clásicos de J. Corcuera (1979) y A. Elorza (1978) pusieron en relación el fenómeno con la aparición de nuevas ideologías como el nacionalismo o el socialismo; o con la formación de la clase obrera, en J. P. Fusi (1975). Durante años las migraciones fueron consideradas como consecuencia o manifestación de otros sucesos como la urbanización o la industrialización (García Merino, 1987; García-Sanz, 1988; desde la sociología Gurruchaga, Pérez Agote y Unceta, 1991; Aierdi, 1993; Ruiz de Olabuénaga y Blanco, 1994). Desde la demografía histórica, en las investigaciones más recientes, producidas a partir de los años 90 del siglo XX, las migraciones cobran entidad por sí mismas y se convierten en objetivo principal de importantes trabajos. Son de especial importancia las aportaciones realizadas por el Grupo de Investigación de Demografía Histórica de la U.P.V., entre las que podemos citar los trabajos de M. González Portilla (dir.) (1996 y 2001), M. González Portilla y K. Zarraga (eds.) (1996), P. Pérez-Fuentes (1993), M. Arbaiza (1994), A. Pareja (1997), J.M. Beascoechea (1995) S. Serrano (1993) y García Abad (2005).

Estos últimos trabajos son fruto de las nuevas líneas de investigación que incluyen nuevos factores y perspectivas en los estudios sobre las migraciones, como son las estrategias familiares, el ciclo vital, las redes migratorias, el papel de la información y su transmisión. Son trabajos de profundización en el funcionamiento interno de los flujos migratorios y en los que se han realizado verdaderos esfuerzos teóricos y metodológicos con el objetivo de avanzar en su conocimiento.

Una de las principales conclusiones a las que llegan estos trabajos es la confirmación de la hipótesis de la relevancia que adquiere la inmigración familiar en las migraciones hacia la Ría de Bilbao. Este tipo de inmigración es la forma más habitual de desplazarse que tiene la población inmigrante a lo largo de todo el siglo industrial analizado, y eso a pesar de que las fuentes, los padrones de habitantes, tienden a infravalorar el peso de la inmigración en familia al no recoger directamente el momento de la llegada.[5] Con total seguridad el porcentaje de este tipo de desplazamiento es superior al dado en nuestros trabajos.

La emigración en familia fue la estrategia migratoria más habitual desarrollada por los individuos que se desplazaron hacia la Ría de Bilbao, característica que comparte con la corriente migratoria general que se establece hacia los núcleos industriales en toda Europa. En el marco de los estudios sobre migraciones se ha roto, hace tiempo, con el estereotipo del emigrante hombre, joven y soltero que llegaba en solitario, en busca de trabajo, procedente del campo y sumido en la miseria. Son numerosas las investigaciones que han constatado la importancia de la emigración en familia (Hareven, 1982; Doherty, 1985; Pooley y Doherty, 1991; Root y De Jong 1991 y Schurer, 1991 para Inglaterra; Baud, 1994 en Holanda; Gribaudi, 1987 y Manfredini, 2003 en Italia; Reher, 1990 para Cuenca; Camps, 1992 en Cataluña; y para el País Vasco, los trabajos de Pérez-Fuentes, 1993; Pareja, 1997 y 2000; Arbaiza, 1998; González Portilla, 2001, y García Abad, 2005); y que estos inmigrantes integran los colectivos más alfabetizados y dinámicos de sus comunidades, lo que supone una aportación sustancial a la mejora del capital humano de la zona receptora. Industrialización y población de la Ría de Bilbao

 
La industrialización moderna de los 250 últimos años, multiplica la capacidad productiva industrial por 100, y el peso que adquieren los países industriales en este proceso es creciente a lo largo del periodo. En 1750, estos concentraban al 26,8 por ciento del potencial industrial del mundo, en 1880 el 79,1 por ciento y en 1953 el 93,5 por ciento. El resto del mundo perdía posiciones dramáticamente, sobre todo China e India-Pakistán. Este proceso nace en Europa Occidental. Tres países europeos (Reino Unido, Alemania y Francia) pasaban de producir del 8,7 por ciento de la producción industrial mundial en 1750 al 39,0 por ciento en 1880{Christian, 2004 #221}. La industrialización de la Ría se integra en este contexto europeo tanto por proximidad espacial (Norte de España) como por recursos disponibles en la nueva división internacional del trabajo (mineral de hierro) y modernización interna.
 
La comarca de la Ría de Bilbao vive la misma experiencia que el resto de estas zonas industriales: industrialización a partir de la incorporación de nuevas innovaciones y de la construcción de nuevas fábricas, urbanización, intenso crecimiento demográfico de raíces migratorias y modernización social. La población puede servirnos de eje visualizador de lo que representó la industrialización en la comarca de la Ría de Bilbao. La población de la Ría que tiene 42.241 habitantes en 1857 y 62.417 habitantes en 1877, ascendía a 304.364 habitantes en 1930, al final de la primera industrialización, y a 846.326 habitantes en 1975, al final del siglo industrial. En 118 años (1857-1975), su número de habitantes se había multiplicado por 20,3, y había pasado de tener del 26,3 por ciento de la población de la provincia de Vizcaya al 73,5 por ciento, y del 10,3 por ciento de la población del País Vasco al 40,8 por ciento. La comarca se había integrado en la región axial del Atlántico norte industrializado, cuyo nuevo impulso industrializador estuvo vinculado a esa tercera oleada de innovaciones.
Este siglo industrial se inserta en el contexto de la industrialización y la modernización de Europa Occidental. La primera fase de dicha industrialización (1876-1930) se asienta sobre las bases de la tercera generación de innovaciones que trae la revolución industrial, entre las cuales destacan las del acero, el carbón, los ferrocarriles, el telégrafo, los productos químicos y la electricidad{McNeill, 2003 #219}.
 
El mineral de hierro y el acero se convierten en los elementos básicos de esta industrialización, y las migraciones interiores en su soporte humano. Ambos procesos, industrialización y migraciones, se concentran en un espacio reducido de unos 17 kilómetros de longitud (Basauri-desembocadura del Nervión) y de 3-7 kilómetros de anchura según zonas. Inicialmente, este espacio (comarca) estaba presidido por una pequeña ciudad mercantil, que era Bilbao, cuyo número de habitantes ascendía a 17.923 en 1857, y 15 pueblos, que ninguno de ellos superaba los 5.000 habitantes. Eran pueblos agrarios con la excepción de la pequeña villa de Portugalete, cuyo número de habitantes ascendía a 1.435.
 
La inserción de la comarca en la economía global la convierte en una comarca industrial vinculada al centro industrial más dinámico de la época (Inglaterra y Europa occidental), la cual experimenta un rápido proceso de industrialización y urbanización, al final de lo que sucedía en esa Europa industrial.
Los primeros datos que queremos resaltar, y que suponen acotar geográficamente las diferentes intensidades de los efectos de la industrialización, son los de la evolución demográfica de los distintos ámbitos geográficos agrupados en torno a cinco diferentes realidades: País Vasco, provincia de Vizcaya, Ría de Bilbao, País Vasco sin Ría de Bilbao y Vizcaya sin Ría de Bilbao.

El periodo histórico que nos va a reflejar la evolución demográfica de cada territorio corresponde al periodo de los años de 1876-1975. Cada uno de los territorios crece a ritmos distintos, como lo refleja el cuadro, lo que a su vez resalta las diferencias internas del proceso de industrialización.

 
Cuadro 3
Evolución de la población y tasas de crecimiento demográfico (r) de la Ría de Bilbao, Vizcaya, Vizcaya sin Ría, País Vasco y País Vasco sin Ría 
1877
1900
1877-1900
1930
1900-1930
1950
1930-1950
1975
1950-1975
habitantes
habitantes
r
habitantes
r
habitantes
r
habitantes
r
Total Ría
62.417
166.220
4,35
304.364
2,04
378.147
1,09
846.326
4,11
Total Vizcaya
189.954
311.361
2,17
485.205
1,49
568.688
0,80
1.151.680
3,59
Vizcaya sin Ría
127.537
145.141
0,56
180.841
0,74
190.541
0,26
305.354
2,39
Total País Vasco
450.678
603.596
1,28
891.710
1,31
1.061.240
0,87
2.072.430
3,40
País Vasco sin Ría
388.261
437.376
0,52
587.346
0,99
683.093
0,76
1.226.104
2,97
Fuente: Elaboración propia.

Sin embargo, hay un primer dato relevante que queremos destacar, que es el relacionado con las diferentes tasas de crecimiento demográfico que presenta la Ría y el resto de los territorios. En esos años, la Ría multiplica por 13,6 su población, mientras el País Vasco lo hace por 4,6 y el País Vasco sin la Ría por 3,1. La Ría pasa de una población de 62.417 habitantes en 1877 a 846.326 habitantes en 1975, el País Vasco lo hace de 450.678 a 2.072.430 habitantes y el País Vasco sin la Ría de 388.261 a 1.226.104 habitantes respectivamente. Por lo tanto, una primera lectura de estos datos nos dice que la Ría contribuye a casi la mitad (el 48,3 por ciento) del aumento poblacional del País Vasco en ese siglo industrial.
 
 

Cuadro 4
Evolución demográfica de la Ría de Bilbao, Vizcaya y País Vasco, 1877-1975
Ría
Índice
Vizcaya
Índice
País Vasco
Índice
1877
62.417
100
189.954
100
450.678
100
1887
104.889
168,05
235.659
124,06
509.619
113,08
1900
166.220
266,31
311.361
163,91
603.596
133,93
1910
192.952
309,13
349.923
184,21
673.788
149,51
1920
242.389
388,34
409.550
215,60
766.775
170,14
1930
304.364
487,63
485.205
255,43
891.710
197,86
1940
328.364
526,08
511.135
269,08
955.764
212,07
1950
378.147
605,84
568.688
299,38
1.061.240
235,48
1960
535.786
858,40
754.383
397,14
1.371.654
304,35
1970
762.246
1221,22
1.043.310
549,24
1.878.636
416,85
1975
846.326
1355,92
1.151.680
606,29
2.072.430
459,85
Fuente: Elaboración propia.
 
Cada zona tiene una tasa de crecimiento demográfico distinta, que refleja los diferentes ritmos de desarrollo. La tasa media de crecimiento demográfico del País Vasco en esos 98 años (1877-1975) es del 1,57 por ciento anual, la de la Ría asciende al 2,71 por ciento y la del País Vasco sin la Ría al 1,17 por ciento. La Ría doblaba su población cada 26 años y el País Vasco sin la Ría cada 60 años.
 
Las magnitudes anteriores nos sitúan ante los saldos demográficos y su distribución entre saldos vegetativos y saldos migratorios. Tanto el crecimiento del País Vasco como el de la Ría, los saldos positivos migratorios explican ese aumento de la población. La inmigración directa e indirecta a través de los descendientes aporta más de la mitad de la población del País Vasco (el 53 por ciento) al final del periodo, en 1975, pero en el caso de la Ría ésta contribuye al 84 por ciento de la población de la Ría. La inmigración y sus descendientes aportaron más de las dos terceras partes del crecimiento demográfico de ese siglo industrial (el 67,7 por ciento) en el caso del País Vasco y el 90,7 por ciento en la Ría.
 
Por lo tanto, la importancia que tiene la inmigración en la construcción de ese País Vasco industrial, nos obliga a plantear el tema de la inmigración como una variable fundamental a la hora de explicar ese siglo industrial y los cambios demográficos vividos por el País Vasco y la Ría, en particular. Desde la perspectiva actual, podemos afirmar que más de la mitad de la población vasca es de origen o de raíces inmigrantes, y que en el caso de la Ría, el porcentaje sube ni más ni menos que el 84 por ciento. Son datos más que relevantes, y que los politicólogos y sociólogos deberán tener en cuenta a la hora de explicar aspectos relacionados con las preferencias ideológico-políticas de la población y, en especial, el peso que alcanza el nacionalismo en comarcas cuya población es en su gran mayoría de origen inmigrante. La “nativización” de esta población puede ayudar a entender alguno de estos aspectos.
 
La “nativización” de los hijos y descendientes de la inmigración va a ser una constante del proceso de industrialización y modernización social. Los inmigrantes, sus hijos y descendientes, no solo construyen la nueva sociedad, sino que también experimentan un rápido proceso de identificación con el nuevo país creado al asimilar su propia “nativización”. Son los nuevos “nativos” y los constructores de la nueva sociedad industrial. Son los que más se identifican con la industrialización y su desarrollo. En definitiva, ellos se identifican con el colectivo humano que ha hecho del País Vasco un país industrial, moderno y “rico”; país, por otra parte, que estaba rodeado por un extenso territorio español atrasado y de gentes pobres. Territorio que no podemos olvidar del que procede la gran mayoría de los inmigrantes. Este proceso de nativización de los inmigrantes y su descendientes puede ayudar a entender la propia evolución política e ideológica de la sociedad vasca, y la fuerte presencia del nacionalismo en las ciudades de origen inmigrante. La Ría puede ser un buen laboratorio para el análisis de dicho proceso; sin olvidarnos que este espacio es donde nace el nacionalismo, el socialismo moderno vinculado a la sociedad industrial y el moderno nacionalismo español.

El P.I.B. per cápita del País Vasco en 1930, al final de la primera industrialización, era un 65 por ciento superior al español, y la renta familiar brutadisponible un 46 por ciento superior. En 1960, ambos índices se situaban en un 50 por ciento y 77 por ciento por encima de la media española {Alcaide Inchausti, 2003: 142-145 #10}.

El dinamismo económico de la comarca la convierte en el centro rector del proceso transformador económico del País Vasco y del norte de España, con dos coyunturas de intenso crecimiento a lo largo del periodo. La etapa de 1876-1930 comprende el periodo de la revolución industrial y la consolidación de la industrialización, de la sociedad capitalista y de la modernización social. Cuando llegamos a 1930, el País Vasco se había transformado en una región industrial cuyo centro dinamizador era la Ría de Bilbao. Los años de 1930-1950 son años de crisis y estancamiento económico. Son los años relacionados con la crisis del 29, la depresión de los años 30, la Guerra Civil y la Posguerra. La segunda industrialización comprende el periodo de 1950-1975, años de elevadas tasas de crecimiento económico. Esta etapa económica se sitúa en el ritmo del crecimiento económico español y europeo. Las propias tasas de crecimiento demográfico recogen dicha periodización y el dinamismo económico de la Ría respecto del País Vasco.

 
Cuadro 5
Evolución tasas de crecimiento demográfico del País Vasco, Ría y País Vasco sin Ría
1877-1900
1900-1930
1930-1950
1950-1975
Ría
4,35
2,04
1,09
3,27
País Vasco
1,28
1,31
0,87
2,71
País Vasco sin Ría
0,52
0,99
0,76
2,37
Fuente: Elaboración propia.
 

Al concluir de este periodo, finaliza el modelo de desarrollo industrial, que ha durado un siglo, para entrar la comarca y el País Vasco en una nueva etapa histórica, que en términos de modelo económico se la puede definir como la crisis final del modelo de desarrollo industrial anterior, y el nacimiento de la sociedad posindustrial y la nueva economía más vinculada a su terciarización y a lo que hoy día se denomina economía del conocimiento. La zonificacion del área metropolitana

 
La comarca de la Ría de Bilbao, como ya se ha señalado, queda reducida a un espacio limitado de 17 kilómetros de profundidad y de entre 3-7 kilómetros de anchura, conformado por un valle rodeado de montañas. La industrialización y urbanización de 1876-1975 divide a la comarca en cinco espacios o zonas económicas y socialmente diferenciados.
 
La zona minera, donde se localiza el centro minero de hierro de Triano-Somorrostro, la integran los municipios de Abanto-Ciérvana, Valle de Trápaga, Ortuella y Muskiz. La rápidaexpansión de la producción y exportación de mineral de hierro a partir de 1876 crea miles de puestos de trabajo y transforma estos pueblos en ciudad mineras en un corto periodo de tiempo (1876-1900). El progresivo agotamiento de las minas conduce a la zona a un crecimiento demográfico moderadoa lo largo del siglo XX. La población de la zona minera crecía de 6.288 habitantes en 1877 a 23.407 en 1900 y 38.051 habitantes en 1975. La población se multiplica por 6 entre 1877 y 1975, porcentaje muy alejado de las otras zonas.
 
La zona industrial del tramo medio de la Ría la conforma los municipios industriales de Barakaldo y Sestao, en su margen izquierda, y Erandio y Leioa en su margen derecha. Es la zona industrial de la Ría, y donde se ubican las industrias siderúrgicas, metalúrgicas, navales, de material eléctrico y químicas. Su crecimiento demográfico es continuo e intenso entre 1876-1975. Su población ha ascendido de 8.732 habitantes en 1877 a 34.077 en 1900 y 199.779 habitantes en 1975. Su población se ha multiplicado por 23 en el siglo.
 
La zona residencial de "el Abra", es el espacio de la desembocadura del río Nervión, donde se encuentran el río y el mar y donde se construye el Puerto Exterior. Los municipios de su margen izquierda (Portugalete y Santurce) se transforman en ciudades residenciales obreras y de clases medias modestas. El municipio de Getxo, situado en la margen derecha, se transforma en la ciudad residencial de la burguesía industrial y financiera, y de las clases medias-altas. También el crecimiento de estos municipios es espectacular a lo largo del siglo industrial, y especialmente a partir de 1910. su población asciende de 6.834 habitantes en 1877 a 13.430 en 1900, 35.102 en 1930 y 163.176 habitantes en 1975. su población se ha multiplicado por 24 en el siglo industrial.
 
Bilbao se transforma en la capital industrial y financiera del norte de España, y en la ciudad rectora de la vida económica de la Ría y del País Vasco. El municipio absorbe a otros municipios colindantes (Abando, Deusto y Begoña), y su espacio es el que hemos analizado como un conjunto, como ciudad de Bilbao. Su población pasa de 39.695 habitantes en 1877 a 93.250 en 1900 y 394.439 habitantes en 1975, multiplicándose por casi 14 a lo largo del siglo industrial.
Por último, Basauri y su hinterland cierran el estuario, convirtiéndose la zona en un importante centro industrial. El municipio de Basauri crece espectacularmente entre 1900-1975. Su población asciende de 868 habitantes en 1877 a 2.056 en 1900 y 50. 881 habitantes en 1975. La población multiplica por 59 a lo largo del siglo industrial. Basauri y su hinterland (los municipios de Galdácano, Etxebarri y Arrigorriaga) pasaban de tener una población de 3.605 habitantes en 1877 a otra de 91.022 habitantes en 1975.

 
Cuadro 6
Población y tasas de crecimiento demográfico (r) según zonas
1877
1900
1877-1900
1930
1900-1930
1950
1930-1950
1975
1950-1975
habitan.
habitan.
r
habitan.
r
habitan.
r
habitan.
r
Bilbao+Abando+Deusto y Begoña
39.695
93.250
3,78
161.987
1,86
217.275
1,48
394.439
2,41
Zona minera: S.S.Valle+Muskiz+A.Ciérvana y Ortuella
6.288
23.407
5,88
28.923
0,71
27.458
-0,26
38.051
1,31
Zona media: Barakaldo+Sestao+Erandio+Leioa
8.732
34.077
6,10
68.908
2,37
80.033
0,75
199.779
3,73
Barakaldo (con Alonsotegui) y Sestao
6.138
25.846
6,45
52.544
2,39
62.209
0,85
159.535
3,84
Erandio y Leioa
2.594
8.231
5,15
16.364
2,32
17.824
0,43
40.244
3,31
Abra: Portugalete+Santurce+Getxo
6.834
13.430
2,98
35.102
3,25
41.744
0,87
163.176
5,60
Abra, izqda. Portugalete y Santurce
4.183
7.988
2,85
18.243
2,79
22.435
1,04
106.938
6,45
Abra, dcha. Getxo
2.651
5.442
3,18
16.859
3,84
19.309
0,68
56.238
4,37
Basauri
868
2.056
3,82
9.444
5,21
11.637
1,05
50.881
6,08
Fuente: Elaboración propia.

En resumen, el siglo de industrialización fue acompañado de elevados y prolongadas tasas de crecimiento económico como lo evidencian los ciclos expansivos vinculados a la primera industrialización (1876-1930) y segunda industrialización (1950-1975). Las propias tasas de crecimiento demográfico sí se analizan desde el contexto europeo, nos lo confirman: hablamos de tasas medias acumulativas de crecimiento demográfico del 3,0 por ciento anual para la Ría en el periodo de 1877-1930 y 3,3 por ciento anual en el periodo demográfico de 1950-1975. En cambio, la tasa media de crecimiento demográfico del periodo 1930-1950 se queda en un modesto 1,1 por ciento anual, aunque había que diferenciar la década treinta (0,8 por ciento de tasa de crecimiento anual) de la década cuarenta (1,4 por ciento anual). Realmente, la década negativa del crecimiento económico es la de los años treinta, que vive influenciada por los efectos negativos de la crisis de 29, la depresión posterior y la Guerra Civil.
 

Las migraciones

 
Los dos cortes padronales analizados 1890 (1884-1900) y 1960 nos permiten disponer de un amplio banco de datos y variables. Por otra parte, como hemos señalado, la inmigración es la base del crecimiento demográfico de la comarca, y los máximos flujos llegaron en el último cuarto del siglo XIX y en el tercer cuarto (1950-1975) del siglo XX. Ambos cortes nos permiten disponer de una amplia información sobre los flujos inmigratorios de esos dos momentos históricos. En este trabajo únicamente nos vamos a centrar en algunos aspectos generales sobre los orígenes de los inmigrantes y el asentamiento por zonas, y en las tipologías migratorias dominantes.
 
a). Los inmigrantes del corte de 1884-1900
 
Las estructuras de la economía de cada zona demandan una determinada fuerza de trabajo, que a su vez va a definir sus características y los orígenes de la misma. Así, en la zona minera, la demanda de mano de obra es mayoritariamente poco cualificada: su actividad fundamental es la propiamente extractiva, carga y transporte. En cambio, en las ciudades fabriles de la margen izquierda, se va a necesitar mano de obra de conocimientos diversos, que abarcan una amplia gama de oficios, desde ingenieros, maestros de taller u oficios diversos relacionados con las distintas fases de la producción siderometalúrgica (hornos de coke, hornos altos, hornos de acero, diversos ramos de la laminación, talleres de fundición y forja, talleres de estampado y laminación, laboratorios, etc.), o peones.
Estas diferencias ponen también de manifiesto las diferencias de los propios orígenes de los inmigrantes. Así, la inmigración dominante en la zona minera procede de las provincias del interior (submeseta norte). La comunidad de Castilla-León contribuye al 46,9 por ciento de los inmigrantes de la zona. Burgos aporta más de un cuarto de los inmigrantes de la zona (el 27,7 por ciento). También alcanzan un porcentaje significativo las provincias de Soria (8,4 por ciento) y León (4,9 por ciento).
 
En cambio, la inmigración dominante en las dos ciudades fabriles de la margen izquierda del tramo medio de la Ría –Barakaldo y Sestao-, procede más de las provincias cantábricas con tradición protoindustrial ferrona y vinculadas a la moderna siderurgia. Las provincias de Asturias, Cantabria, Vizcaya y Guipúzcoa aportan el 46,7 por ciento de la inmigración de esta zona.
Cuadro 7
Las seis provincias con más peso inmigratorio, 1887-1890
Zona minera
Zona fabril
Bilbao
Provincias
por ciento
Provincias
por ciento
Provincias
por ciento
Burgos
27,70
Vizcaya
26,10
Vizcaya
27,70
Vizcaya
21,80
Burgos
12,20
Burgos
10,70
Álava
8,60
Álava
9,50
Álava
9,20
Soria
8,40
Asturias
8,40
Guipúzcoa
6,80
Cantabria
5,40
Cantabria
6,60
La Rioja
6,20
León
4,90
Guipúzcoa
5,60
Cantabria
5,50
Subtotal
76,80
Subtotal
68,40
Subtotal
66,20
Resto
23,20
Resto
31,60
Resto
33,80
Total
100,00
Total
100,00
Total
100,00
Fuente: padrones de Valle de Trápaga de 1888, Ortuella 1890, Barakaldo 1890 y Sestao 1900.
La inmigración de la zona minera ha sido analizada a través de los padrones de Valle de Trápaga (1888) y Ortuella (1890),
y la inmigración de la zona fabril a través de los padrones de Barakaldo (1890) y Sestao (1900). Elaboración propia.

Bilbao, que se convierte en la capital industrial y financiera del norte de España, presenta una evolución de sus estructuras económico-sociales mucho más diversificadas respecto de las zonas anteriores. Para finales del siglo XIX, además de poseer un importante tejido industrial, existía ya un fuerte complejo financiero y de seguros, naviero y de fletaje, la Bolsa y múltiples servicios. El tejido social era múltiple y diverso. Además de existir una amplia y diversa clase obrera, se había expandido en esos años las clases medias, medias-altas y las elites. La existencia de este amplio tejido social de rentas elevadas explica a su vez la importancia que alcanzan las sirvientas, cuyo número es muy elevado. Estas suponen el segundo colectivo de la población activa de Bilbao en 1900, al sumar el 17,3 por ciento de los activos. Los sirvientes suponen el 6,9 por ciento de la población de la ciudad.

En 1900, los inmigrantes de Bilbao procedían en un 41 por ciento del País Vasco, aunque la provincia de Vizcaya aportaba el 27,7 por ciento. Le seguía a continuación, pero en un nivel inferior, Castilla-León con el 22,6 por ciento. En resumen, los inmigrantes llegados a Bilbao procedían de las provincias próximas;los extranjeros (2,1 por ciento) y madrileños (3,5 por ciento) tenían una presencia significativa; y en su gran mayoría pertenecían a las clases acomodadas.

Las diferencias existentes entre la población activa de la zona minera, las ciudades fabriles del tramo medio y Bilbao explican también las diferencias de los orígenes de los inmigrantes. Ya hemos señalada como en la zona minera predominaba el inmigrante procedente del interior y en especial de la Comunidad de Castilla-León; en las ciudades fabriles los originarios de las provincias cantábricas, las más relacionadas con las actividades protoindustriales ferronas y siderometalúrgicas modernas. En el caso de Bilbao, el grueso de la inmigración procede de las provincias limítrofes (incluimos a La Rioja en este concepto, ya que el ferrocarril Bilbao-Tudela acercó esta provincia a la Ría de Bilbao). La suma de las provincias vascas (Vizcaya, Álava y Guipúzcoa), Burgos, Cantabria y La Rioja aportan dos tercios de los inmigrantes (66,2 por ciento) de Bilbao en 1900. Las tres provincias vascas contribuyen al 41 por ciento de los inmigrantes, correspondiendo a Vizcaya el 27,7 por ciento. Una buena parte de esta inmigración la forman jóvenes mujeres que van a ejercer el oficio de sirvientas.

Las diferencias de origen de los inmigrantes de cada zona son evidentes. Los inmigrantes procedentes de Castilla-León suponían del 46,9 por ciento de los inmigrantes de la zona minera, el 25 por ciento en las ciudades fabriles del tramo medio y el 22,6 por ciento en Bilbao. Las provincias del Cantábrico aportaban el 30,9 por ciento de la inmigración de la zona minera, el 46,7 por ciento de las ciudades fabriles del tramo medio y el 41,2 por ciento de Bilbao. Estas diferencias, como hemos señalado, venían condicionadas por la cualificación de los puestos de trabajo y la diversificación de las estructuras sociales.

Las diferentes estructuras sociales que se desarrollan en cada zona de la Ría explican a su vez las diferencias en las estructuras del sexo y la edad de los inmigrantes. La zona minera y la del tramo medio de la Ría tienen una estructura social hegemónicamente proletaria. A ellas llegan un mayor porcentaje de hombres que de mujeres inmigrantes. En el conjunto de la Ría, la distribución por sexo de la inmigración hacia 1890 era distinta: un 48 por ciento de hombres y un 52 por ciento de mujeres. El peso de Bilbao hacía cambiar la distribución por sexos de la inmigración. En ella, había una mayor diversificación social y un número importante de sirvientas, y la distribución por sexo de la inmigración se invierte respecto de la zona minera y fabril del tramo medio, habiendo un 45 por ciento de hombres inmigrantes y un 55 por ciento de mujeres. La mayor presencia de hombres inmigrantes en la zona minera y en la fabril del tramo medio se debe a la inmigración individual masculina de jóvenes obreros solteros. En cambio, en Bilbao, el mayor peso de la mujer inmigrante lo aportan las jóvenes sirvientas solteras. Ambos colectivos de jóvenes solteros (obreros y sirvientas) constituyen la base del mercado matrimonial de la época. Estos inmigrantes (ambos sexos) llegaron en su gran mayoría de forma individual, y constituyen la mayor parte de la inmigración individual. Pero, sin embargo, como veremos, el grueso de la inmigración llegó en familia {González Portilla, 2001: 181 #5}.

b) Viejas y nuevas poblaciones: inmigrantes y nativos vistos a través de los municipios según el corte censal de 1960.

El corte censal de 1960 nos permite detectar las tendencias demográficas de la primera industrialización durante la etapa de revolución industrial (1876-1900), que ya han sido analizadas en las páginas anteriores, y las tendencias de los nuevos flujos inmigratorios provocados por la segunda industrialización de 1950-1975, pero los detectados en su etapa inicial, en la década de 1950. La población de la Ría entre el corte censal de 1887 y el de 1960, entre los que habían transcurrido 73 años de industrialización, se multiplica por cinco, y pasa de tener una población de 104.889 a 535.786 habitantes en dichos años. Su peso demográfico respecto del conjunto de la provincia de Vizcaya asciende del 44,5 por ciento al 71 por ciento, y respecto del País Vasco del 20,6 por ciento al 39 por ciento. Por lo tanto, las viejas inmigraciones, mayoritariamente realizadas en familia, compuestas por matrimonios jóvenes e hijos pequeños, cuyo número amplia la familia con nuevos hijos nacidos en la Ría, tuvieron un efecto multiplicador sobre el crecimiento demográfico después de 1900. Los continuos flujos inmigratorios de la primera mitad del siglo XX, mucho más modestos que los del último cuarto del siglo XIX, complementan dicha evolución.

El corte de 1960 nos muestra una realidad inmigratoria diferente. Se ha reforzado la presencia de los castellano-leoneses, que suman el 37,0 por ciento de los inmigrantes, y ha retrocedido el peso de los inmigrantes vascos (19,1 por ciento). Por otra parte, nos encontramos también con la presencia de nuevos flujos inmigratorios que proceden de la muy larga distancia, superior a los 400 kilómetros, y cuya presencia había sido poco relevante o insignificante en el corte de 1890. Nos referimos a los inmigrantes gallegos (7 por ciento), andaluces (6,1 por ciento) y extremeños (4,1 por ciento). La presencia de la inmigración vasca va perdiendo fuerza en la primera mitad del siglo XX a favor de los castellano-leoneses, que terminan siendo la primera comunidad de la Ría en 1960.

La progresiva industrialización de otras comarcas del País Vasco entre 1890-1930 retiene población de las respectivas zonas, mientras atrae a nuevos colectivos de inmigrantes. Esto explica el importante retroceso que experimenta la inmigración de vizcaínos, guipuzcoanos y alaveses hacia la Ría entre el corte de 1890 y 1960, que son sustituidos en ese largo periodo, fundamentalmente, por castellano-leoneses.

La segunda industrialización de 1950-1975, refuerza ambas tendencias: la presencia de los castellano-leoneses y los nuevos inmigrantes procedentes de la muy larga distancia, de gallegos, andaluces y extremeños. Los puestos de trabajo menos cualificados creados por la segunda industrialización serán ocupados mayoritariamente por estos últimos inmigrantes, mientras que los nativos y originarios de la Ría ocuparán los más cualificados y remunerados.
 

Cuadro 8
Origen por comunidades de los inmigrantes de la Ría, 1890 y 1960
1890
1960
País Vasco
26.290
39,70
40.575
19,10
Castilla-León
16.443
24,83
78.432
36,92
La Rioja
4.150
6,27
9.704
4,57
Cantabria
3.927
5,93
17.006
8,01
Navarra
3.248
4,9
6.627
3,12
Aragón
2.325
3,51
3.719
1,75
Madrid
1.944
2,94
4.077
1,92
Asturias
1.878
2,84
3.344
1,57
Galicia
1.628
2,46
14.539
6,84
Extranjero
1.330
2,01
4.059
1,91
Andalucía
873
1,32
12.868
6,06
Castilla-La Mancha
801
1,21
3.247
1,53
Cataluña
434
0,66
2.500
1,18
País Valenciano
304
0,46
1.002
0,47
Murcia
170
0,26
330
0,16
Extremadura
75
0,11
8.654
4,07
Baleares
53
0,08
133
0,06
Canarias
17
0,03
147
0,07
Ceuta
-
-
80
0,04
Melilla
-
-
572
0,27
Total
66.216
211.615
Fuente: Elaboración propia a partir de los padrones de habitantes correspondientes.

La procedencia provincial de los flujos inmigratorios experimenta también sustanciales alteraciones en el ranking y peso inmigratorio de las provincias. Los castellano-leoneses tienden a situarse en los primeros lugares. Así, entre las cinco primeras provincias en la aportación de inmigrantes hay tres castellano-leonesas: Burgos, que encabeza el ranking con el 15,0 por ciento de los inmigrantes de 1960, Palencia (5,3 por ciento) y Valladolid (5,1 por ciento). Vizcaya (13,1 por ciento) y Cantabria (8,1 por ciento) son las otras dos provincias. La Rioja viene a continuación con un 4,6 por ciento de inmigrantes. Entre 2-3,5 por ciento, están otra serie de provincias de ubicación geográfica dispersa, entre las que se encuentran tres castellano-leonesas, dos gallegas, una extremeña, Álava, Navarra y Madrid. En definitiva, la inmigración de origen provincial también ha experimentado modificaciones significativas entre el corte de 1890 y el de 1960. Se refuerzan las provincias castellano-leonesas, especialmente Burgos, Palencia y Valladolid, y aparecen nuevas provincias situadas en los extremos noroeste y suroeste de España (reino de León, Galicia, Extremadura y Andalucía). Esta tendencia inmigratoria se reforzará a lo largo del periodo de la segunda industrialización, de 1950-1975. Las tres grandes zonas de desarrollo económico (Madrid, Barcelona y Ría de Bilbao) compiten por la captación de las migraciones interiores españolas. La Ría atrae a las provincias cantábricas y de la submeseta norte, y extiende su influencia hacia el oeste (Galicia) y suroeste (Extremadura y Andalucía). Es una L mayúscula invertida. Barcelona capta su inmigración de la cuenca mediterránea, con su máximo procedente de Andalucía {Recolons i Arquer, 1976: 46-47 #24}. Es una captación en forma de ángulo (‹). Madrid lo hará en círculos concéntricos del centro a la periferia. En la submeseta norte compite con la Ría y el País Vasco, y en el este y sur con Barcelona y Cataluña.
 
 

Cuadro 9
Orígenes provinciales de los inmigrantes de la Ría, 1890 y 1960
1890
1960
Vizcaya
5.644
31,08
Burgos
31.896
15,01
Burgos
2.776
15,29
Vizcaya
27.816
13,09
Álava
1.498
8,25
Cantabria
17.248
8,12
Cantabria
958
5,28
Palencia
11.171
5,26
La Rioja
914
5,03
Valladolid
10.827
5,10
Guipúzcoa
872
4,80
La Rioja
9.704
4,57
Asturias
716
3,94
Álava
7.592
3,57
Navarra
632
3,48
Navarra
6.697
3,15
Soria
602
3,32
Salamanca
6.161
2,90
León
543
2,99
León
5.681
2,67
Palencia
335
1,85
Zamora
5.561
2,62
Zaragoza
334
1,84
La Coruña
5.520
2,60
Valladolid
316
1,74
Cáceres
4.891
2,30
Madrid
272
1,50
Guipúzcoa
4.393
2,07
Extranjero
278
1,53
Madrid
4.145
1,95
Extranjero
4.059
4,91
Fuente: Elaboración propia a partir de los padrones de habitantes correspondientes.


La inmigración en familia

Las pirámides de población del corte de 1890 y 1960 ponen de manifiesto la importancia que tiene la inmigración, y dentro de esta la inmigración en familia. El ensanchamiento de las pirámides en los tramos de 0-9 años y 20-34 años nos hablan de la presencia de una importante inmigración en familia. Los padres los localizamos en el tramo de 20-24 años y los hijos (inmigrantes y nativos) en el tramo de 0-14 años, y sobre todo en el de 0-9 años.
 

Figura 1
Pirámide de la población de la Ría de Bilbao según origen. 1890

Fuente: Elaboración propia.

Figura 2
Pirámide de la población de la Ría de Bilbao según origen. 1960

Fuente: Elaboración propia.

El análisis de las tipologías inmigratorias lo hemos situado en dos niveles distintos. En primer lugar, la amplitud de la muestra nos ha permitido analizar las inmigraciones en el momento más cercano a su llegada a la Ría. Estas migraciones corresponden a los inmigrantes llegados en el año de la realización del padrón, y, por lo tanto, son inmigrantes que llevan residiendo menos de un año. Estos los hemos definido como inmigrantes recientes. De este colectivo de inmigrantes recientes, hemos analizado al colectivo de inmigrantes que llegaron simultáneamente en familia.

La inmigración en familia detectada entre los inmigrantes recién llegados (inmigrantes con menos de un año de residencia), lo conforma un colectivo muy parecido tanto en el corte de finales del siglo XIX (1884-1900) como en el corte de 1960. El núcleo familiar está compuesto por un matrimonio joven que se desplaza con algo más de un hijo pequeño (1,40 hijos en 1884-1900 y 1,34 hijos en 1960), y otros miembros integrados mayoritariamente por parientes. El núcleo familiar aporta en torno a 3,3 miembros (3,35 miembros en 1884-1900 y 3,27 en 1960) y el resto de los individuos que se desplazan con la familia entre 0,3-0,4 miembros (0,33 miembros en 1884-1900 y 0,37 en 1960). Los individuos que emigran en familia suman en torno a 3,65 individuos (3,68 individuos en 1884-1900 y 3,64 en 1960). El núcleo aporta alrededor del 90 por ciento y otros individuos el 10 por ciento restante.
 
 

Cuadro 10
Estructura de la inmigración en familia entre los inmigrantes recién llegados a la Ría, 1884-1900 y 1960
Parentesco
1884-1900
1960
Cabeza
1
1
Cónyuge
0,94
0,90
Hijos
1,40
1,34
Núcleo
3,35
3,27
Domésticos
0,06
0,04
Parientes corresidentes
0,15
0,29
Huéspedes-sin parentesco
0,12
0,04
Total
3,68
3,64
Fuente: Elaboración propia a partir de los padrones correspondientes.

Los datos del cuadro ponen en evidencia una estructura de emigración en familia que no experimenta cambios significativos entre finales del siglo XIX y la segunda mitad del siglo XX, entre los inicios de la industrialización y el final de la misma, al cabo de un siglo de desarrollo industrial (1876-1975). Esta inmigración en familia estaba constituida sobre la base de un matrimonio joven que emigra con algo más de un hijo y un tercio de individuo. El núcleo contribuye con 3,3 individuos y otros miembros con 0,35 individuos, lo que supone que el conjunto de individuos que emigran en familia está en torno a 3,66 individuos.

La variable "edad de llegada de los inmigrantes" nos permite conocer bastante aproximadamente la inmigración que llegó en familia, sabiendo que la inmigración infantil que llegó teniendo 0-14 años lo tuvo que hacer en familia. La estructura de la inmigración en familia y la estructura de la edad de llegada de los inmigrantes nos permiten calcular que porcentaje de individuos emigraron simultáneamente con la familia. También habría otra inmigración en familia en fases que no aparece registrada en esta inmigración, como son los individuos de una familia que emigran de forma individual para traer después al resto de la familia, como los hombres casados que emigran primero y después traen a la familia, o los que emigran para incorporarse a la familia (cónyuge, hijos y parientes). El colectivo niños inmigrantes con una edad en el momento de llegada de entre 0-14 años sería el colectivo "hijos" en la estructura de la familia inmigrante en el momento de llegada. La siguiente fórmula nos permitirá calcular el peso que tuvo la inmigración del colectivo inmigrante que se desplazó simultaneamente en familia.

Mm = (Mn 0-14) 1,9/1,34 ?Mn 0-14 x 1.42

Mf = (Mn 0.14) + Mm = 2,42 x Mn 0-14
Mn = Inmigrantes niños de 0-14 años = hijos estructura inmigración en familia (1,34)
Mm = Inmigrantes matrimonio = cabeza y cónyuge de la estructura inmigración en familia (1,90)
Mf = inmigración del núcleo familiar (3,27) La inmigración en familia
 
Los años de residencia de los inmigrantes nos permiten conocer la edad a la que llegaron. La importante presencia de niños (0-14 años) entre estos inmigrantes solo es explicable por el hecho de que su emigración se tuvo que realizar en familia, mayoritariamente con los padres. El relevante peso que tiene el colectivo de 0-4 años, nos señala que esta inmigración en familia estaba formada por un matrimonio joven con hijos de corta edad. Por otra parte, el hecho de disponer de la estructura de la familia migrante tipo (véase cuadro anterior) y de la estructura demográfica (edad y sexo) de los inmigranbes en el momento de su llegada, nos ha permitido calcular el peso que tiene la inmigración en familia, sabiendo que los niños inmigrantes de 0-14 años en el momento de llegada son los hijos de esa familia tipo. Los padres los encontraríamos mayoritariamente en el colectivo de entre 20-34 años. La fórmula anterior aplicada a la estructura demográfica (edad y sexo) de los inimigrantes en el momento de llegada permite disponer de unas cifras bastante ajustadas de lo que pudo representar la inmigración en familia en el contexto de la Ría de Bilbao a lo largo del siglo industial (1876-1975) vistas a través de los cortes padronales de 1884-1900 y 1960; cortes que corresponden a la parte inicial y final del ciclo industrial, años vinculados con las fases de máximo crecimiento económico, demográfico e inmigratorio (1876-1900 y 1950-1975).
 
La edad de llegada de los inmigrantes localizados en la Ría en el corte de 1884-1900, nos pone en evidencia la importancia que tuvo la inmigración en famlia. Los inmigrantes niños de 0-14 años suponen el 30,4 por ciento de los inmigrantes; por lo tanto los padres, según la fórmuila anterior aportarían otro 42,1 por ciento. El núcleo familiar sumaría el 72,5 por ciento de los inmigrantes del periodo de la revolución industrial (1876-1900).
 
Los datos del corte de 1960 se asemejan a los del corte de 1844-1900. La población inmigrantes infantil cuya edad de llegada se situaba entre los 0-14 años, ascendía al 28,8 por ciento de los inmigrantes, y sus padres, por lo tanto, aportarían otro 40,8 por ciento. El conjunto de la inmigración correspondiente al núcleo familiar (matrimonio e hijos) contribuye al 69,6 por ciento de los inmigrantes del corte de 1960.

Figura 3
Pirámide de estructura demográfica (edad y sexo)
de la población inmigrantes en el momento de llegada. 1960

.Figura 4
Pirámide de estructura demográfica (edad y sexo)
de la población inmigrantes en el momento de llegada. Corte de 1884-1900.

Fuente: Elaboración propia.


Cuadro 11
Estructura demográfica (edad y sexo) de la población inmigrante en el momento de llegada. Corte de 1884-1900
Inmigrantes
por ciento
0-4
7.698
11,62
5-9
4.770
7,20
10-14
6.142
9,28
15-19
8.503
12,84
20-24
10.250
15,48
25-29
7.291
11,01
30-34
5.578
8,42
35-39
3.583
5,41
40-44
2.323
3,51
45-49
1.905
2,88
50-54
1.258
1,90
55-59
880
1,33
60-64
455
0,69
65-69
337
0,51
70-74
115
0,17
75-79
65
0,10
>=80
29
0,04
Total
66.216
100,00
Fuente: Elaboración propia


Cuadro 12
Estructura demográfica (edad y sexo) de la población inmigrante en el momento de llegada. 1960
Inmigrantes
por ciento
0-4
2.197
13,55
5-9
1.197
7,38
10-14
1.270
7,84
15-19
1.657
10,22
20-24
2.353
14,52
25-29
2.489
15,36
30-34
1.661
10,25
35-39
1.121
6,92
40-44
685
4,23
45-49
498
3,07
50-54
341
2,10
55-59
242
1,49
60-64
196
1,21
65-69
129
0,80
70-74
87
0,54
75-79
55
0,34
80-84
20
0,12
>=85
11
0,07
Total
16.209
100,00

En definitiva, en ambos cortes temporales (1884-1900 y 1960), la inmigración que llega a la Ría agrupada en el núcleo familiar sumaba en torno al 70 por ciento de los inmigrantes. Otros individuos que llegaron también con el núcleo familiar, sobre todo parientes, aportaban el 7,2 por ciento de los inmigrantes en el corte de 1884-1900 y el 8 por ciento en el corte de 1960. Por lo tanto, los inmigrantes que llegaron juntos en familia ascendían al 79,7 por ciento en el corte de 1884-1900 y al 77,6 por ciento en 1960. Datos que confirman la relevancia que tuvo la inmigración familiar simultánea en el conjunto de la inmigración que llegó a la Ría de Bilbao. El resto de la inmigración lo conformaría la inmigración individual, integrada por jóvenes varones obreros, mujeres solteras sirvientas y otros individuos que llegaronde forma individual, pero dentro de las estrategias migratorias de tipo familiar diseñadas simultáneamente en los dos extremos del espacio (lugar de origen, lugar de destino), primero se desplaza uno o varios individuos, después el resto de la familia.
 

Notas

 
[1] Este trabajo forma parte de una amplia investigación financiada por la Fundación BBVA que lleva por título “La Consolidación de la Metrópoli de la Ría de Bilbao”, desarrollado entre los años 2004-07, y que pronto se consolidará en una publicación. Rocío García Abad disfruta de una Beca Posdoctoral 2004-06, financiado por el Gobierno Vasco, desarrollado en el Dpto. de Historia Contemporánea de la U.C.M.
 
[2] Los municipios que conforman la Ría de Bilbao son: Muskiz, Abanto y Ciérvana, Ortuella, Valle de Trápaga, Santurce, Portugalete, Sestao, Baracaldo, Bilbao, Basauri, Erandio, Leioa y Getxo.
 
[3] En concreto, son 18 las variables recogidas de la información individual que ofrecen los padrones de habitantes: municipio, año de realización del padrón, calle, número, variables que nos hablan del individuo -sexo, edad, estado civil, leer, escribir, pueblo natal, provincial natal, profesión, años de residencia y meses de residencia en el municipio-, y variables de carácter familiar -estructura, tamaño del hogar, parentesco. A estas variables hay que añadir otras elaboradas por nosotros, como la edad de llegada de los inmigrantes, que se obtiene por el tiempo de residencia en el municipio.
 
[4] El complejo corpus teórico en torno a los fenómenos migratorios puede seguirse en los trabajos de Arango, 1985; Massey, 1993; Reher y Schofield, 1993; Baud, 1994; Malgesini, 1998; Hatton y Williamson, 1998; Silvestre, 2000; Jofre, 2000; Colectivo Ioé, 2002 y García Abad, 2003.
 
[5] Puede darse el caso de una familia que se haya desplazado junta pero que se haya separado para cuando nosotros la observemos en el padrón, lo que nos impide detectar dicho desplazamiento. Por otra parte, el trabajar con muestras y no contar con el total de la población dificulta la localización de los familiares.
 


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Ficha bibliográfica:

GONZÁLEZ PORTILLA, M. GARCÍA ABAD, R. Migraciones interiores y migraciones en familia durante el ciclo industrial moderno.  El área metropolitana de la ría de Bilbao. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales.  Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2006, vol. X, núm. 218 (67). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-218-67.htm> [ISSN: 1138-9788]

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