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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. XI, núm. 236, 1 de abril de 2007
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]


EL TURISMO RURAL COMO COMPLEMENTO AL DESARROLLO TERRITORIAL RURAL EN ZONAS INDÍGENAS DE MÉXICO

José Pedro Juárez Sánchez
Profesor Investigador Asociado Colegio de Postgraduados, Campus Puebla, México
pjuarez@colpos.mx

Benito Ramírez Valverde
Profesor Investigador Adjunto, Colegio de Postgraduados, Campus Puebla, México
bramirez@colpos.mx

Recibido: 26 de octubre de 2006. Devuelto para revisión: 8 de enero de 2007. Aceptado: 29 de enero de 2007.

El turismo rural como complemento al desarrollo territorial rural en zonas indígenas de México (Resumen)

Durante las últimas décadas, en México se ha impulsado una política agraria que ha incrementado los niveles de pobreza entre la población rural, principalmente en los grupos indígenas. En esta región, los productores de café son indígenas que viven en condiciones de pobreza extrema y marginación, con pequeñas superficies de tierra y con muy poco valor agregado a su producto. Con la crisis mundial del café, la situación para los pobladores del medio rural de esta región ha empeorado y ante esto, los campesinos buscan otras estrategias de supervivencia como la migración nacional e internacional. Otra opción es el turismo rural en espacios marginados, que representa una alternativa para impulsar el desarrollo territorial rural. En este trabajo se investiga si los indígenas de la Sierra Norte de Puebla, México están interesados en participar en actividades turística para generar ingresos no agrícolas.

Palabras clave: desarrollo territorial rural, turismo rural, indígenas, café.

Rural tourism as a complement for rural territorial development in zones indígenous in México (Abstract)

In Mexico, during the last decades, an agrarian policy has been promoted that has increased the levels of poverty within the rural population, mainly of the indigenous groups. In this region, coffee producers are natives who live in conditions of extreme poverty and marginalization, with small areas of land and with a very low value added to their product. The world-wide crisis of the coffee, has worsen the situation of the population in the rural area who are looking for other survival strategies like the national and international migration. Another option is the rural tourism in marginalized areas, which represents an alternative to promote the rural territorial development. This research is to find out if the indigenous population of the Sierra Norte of Puebla, are interested in participating in tourist activities to generate an income that is not produced in the agricultural field.

Key words: rural territorial development, rural tourism, indigenous people, poverty, coffee.

En México posesionar en el mercado un producto turístico de calidad, capaz de competir con destinos consolidados, es tarea complicada, más aún, si estos espacios turísticos son promovidos y fortalecidos por el gobierno económicamente, para atraer turistas extranjeros. Los diversos destinos turísticos mexicanos, como el turismo de sol y playa (Cabo San Lucas, Cancún, Acapulco y la Riviera Maya), cultural (Puebla, Guanajuato y la ciudad de México) y el fronterizo (Tijuana), son los más consolidados y no precisamente por la visión y sagacidad empresarial, sino, por los apoyos que la política turística implementada por el estado les ha brindado.

Un ejemplo claro lo tenemos con el huracán Wilma, que destruyó prácticamente el complejo turístico de la Riviera Maya, específicamente Cancún. Esta situación por la que pasó este importante espacio turístico, obligó al gobierno a plantear una estrategia, para rescatar de manera rápida la infraestructura hotelera y las vías de comunicación destruida por el huracán. Cosa que no ocurrió con espacios de menor atractivo turístico internacional, como el Estado de Chiapas, donde los apoyos económicos han sido absolutamente insignificantes. Esta decisión de alguna manera busca reactivar la actividad turística para que no repercuta en la economía del país y específicamente en la captación de divisas.

A pesar de la desigualdad en la asignación de recursos económicos que destina el gobierno a la actividad turística, en los últimos años ha reconocido la importancia económica que puede tener en los espacios rurales marginados económicamente, pero con recursos naturales de gran valor. Es así, como la Secretaría de Turismo tanto a escala federal como estatal actúan de manera coordinada, para promover el turismo rural en el interior del país mediante los programas de la Ruta de los Dioses y de las Ciudades Coloniales. El presente trabajo, da a conocer si en los espacios naturales de México con potencial turístico representa para sus habitantes (indígenas en extrema pobreza), un complemento a sus actividades agrícolas para mejorar sus condiciones de vida.

El turismo rural como complemento del desarrollo territorial rural

En las últimas décadas de finales del siglo XX, los estados nacionales de América Latina como Chile, Brasil, México y Argentina, entre otros, cambiaron su modelo de desarrollo económico basado en la industrialización por sustitución de importaciones, por uno de corte neoliberal. Entre los elementos que intervinieron a cambiar de modelo, esta la difusión de la lógica de la globalización, y en este sentido Abel Albet y Pilar Benejam (2000, p. 20) mencionan que destaca la consolidación de agencias e instituciones internacionales, la aparición de redes universales de comunicación, la progresiva estandarización de sistemas, de valores y leyes, que pretenden consolidar una nueva organización de la producción y división del trabajo.

Entre las medidas adoptadas por los gobiernos destaca: la disciplina fiscal, la unificación de los tipos de cambio, el fortalecimiento de los derechos de propiedad, la desregulación de los mercados internos, la privatización, la liberalización comercial, la eliminación de barreras a la inversión extranjera, la liberalización financiera y la flexibilización de las leyes laborales. Las medidas adoptadas trajeron consigo, una mayor desigualdad económica entre la población, afectando principalmente los espacios rurales donde se practica una agricultura de subsistencia basada en la producción de granos.

Este proceso impulsa el desarrollo territorial, que hace imprescindible diseñar instrumentos y políticas públicas de gestión dirigidas a estimular el aprovechamiento de los recursos locales endógenos, para impulsar nuevos estilos de desarrollo basados en las potencialidades de las economías locales. En general los procesos de desarrollo territorial tienen como objetivos principales la transformación del sistema productivo local, el crecimiento de la producción, la generación de empleo y la mejora en la calidad de vida de la población (Silva, 2003, p. 44). En los espacios rurales se impulsa el surgimiento de un nuevo paradigma de desarrollo rural territorial, que se define como un proceso de transformación productiva e institucional de un espacio rural determinado, cuyo fin es reducir la pobreza rural (Schejtman y Berdegué, 2004, p. 30). En donde la transformación productiva tiene el objetivo de articular competitiva y sustentablemente la economía del territorio a mercados dinámicos. El desarrollo institucional tiene el propósito de estimular y facilitar la interacción y la concertación de los actores entre si y entre ellos y los agentes externos relevantes de incrementar las oportunidades para que la población participe del proceso y sus beneficios (Schejtman y Ramírez, 2004, pp. 1-2).  Al respecto Ellis y Biggs (200, p. 445) mencionan que si un nuevo paradigma de desarrollo rural ha de emerger, ha de ser uno en el que la agricultura asuma su lugar junto con todo un conjunto de otras actividades actuales y potenciales, rurales y no rurales, que son importantes para la construcción de distintos medios de subsistencia sostenibles, sin darle una preferencia excesiva a la agricultura como la única solución para la pobreza rural. Ello indica un nuevo papel de los espacios rurales en la generación de ingresos no agrícolas.

Ante el surgimiento de un nuevo paradigma de desarrollo rural, diversas agencias multilaterales como el Banco Mundial (BM), el Fondo Interamericano de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) cambiaron el enfoque respecto al desarrollo rural y actualmente lo dirigen al Desarrollo Territorial Rural. Al respecto mencionan Alexander Schejtman y Julio Berdegué (2004, p. 18) que el FIDA, en su Marco Estratégico 2002-2006, plantea la promoción de corredores económicos, el fortalecimiento de las instituciones locales y el desarrollo de la industria, los servicios y los vínculos agricultura-industria-servicios. Por su parte, el BID, en su Estrategia de Reducción de la Pobreza Rural, adopta un enfoque de desarrollo territorial multisectorial. A su vez, el Banco Mundial, en su estrategia para la superación de la pobreza rural en América Latina y el Caribe, plantea la necesidad de impulsar un enfoque de “espacio rural” que vaya más allá de la visión sectorial agrícola.

Bajo el enfoque de desarrollo rural propuesto por los organismos internacionales, los países subdesarrollados, especialmente los latinoamericanos, lo han ido adoptando a su política agraria. Se observa que los espacios rurales son atendidos de manera parcial y diferenciada al crear de manera general dos tipos de territorio, fomentados desde la revolución verde. El primer tipo de Territorio Rural (productores altamente mecanizados, con riego y altamente capitalizados) son considerados dentro de la política agraria seguida por el estado, como espacios prioritarios para el crecimiento económico y son apoyados con el mayor porcentaje del presupuesto destinado al campo, con la finalidad de incorporarlos en el sistema económico mundial capitalista. Actualmente el sector agropecuario en México es orientado hacia las exportaciones de hortalizas, flores, ganado bovino y productos forestales, a partir de empresas con grandes economías de escala, y se reduce la producción de granos (Quintana, 2000).

En el segundo grupo se ubican los agricultores minifundistas, productores de granos básicos y subsumidos en la pobreza y aquí la propuesta de los gobiernos de la región, se centran en promover programas de acceso y titulación de tierras, mejoramiento de la inserción a los mercados de trabajo, mejoramiento de las relaciones de intercambio comercial, de seguridad alimentaria y de generación de empleos. Estos instrumentos buscan facilitar la sobrevivencia de la población en un contexto de economías deprimidas, basadas en la agricultura de autoconsumo, el trabajo asalariado agrícola, y la emigración.

Es necesario aprovechar las ventajas que representa la promoción del desarrollo territorial rural en espacios marginados, en la incursión de nuevas actividades económicas, al respecto Sergio Sepúlveda et al (2003, p. 76-77) mencionan que el enfoque territorial reconoce la complejidad de los territorios rurales y de las estructuras complementarias, articuladas e interdependientes, que conforman una economía que trasciende la economía agrícola. Es decir, que la necesidad ha forzado el paso del desarrollo rural productivista, sectorial y centralista hacia la diversificación económica y territorial, hacia un modelo postproductivista, que valora a todos los componentes del espacio, flexible, integrado y participativo, que encuentra su plasmación en las Iniciativas Comunitarias, los mejores exponentes de la nueva ruralidad (Sanz, 2001 en Cebrián, 2003, p. 68). Mosca y Ramos (1994, p. 91) señalan que el concepto de desarrollo rural trasciende del propio medio para el que se concibió inicialmente.  Debido a los desajustes que están provocando nuevas demandas sociales que solo el medio rural puede satisfacer. Los ciudadanos necesitan lugares de ocio tranquilos y de aire no contaminado que los actuales grandes centros turísticos no ofrecen. La sociedad demanda alimentos de calidad y menos contaminados para conservar la salud, a la vez que exige la preservación del ambiente para garantizar el bienestar de generaciones futuras.

En este enfoque y con relación al cambio de las funciones del medio rural, Vera et al (1997, p. 134) mencionan que el turismo rural -aunque es minoritario en el conjunto del mercado turístico- aporta una contribución valiosa a las economías rurales. Ello se constata no solamente en términos financieros, sino también en términos de empleo, de contribución a la financiación de la conservación, de inducción y motivación a la adopción de nuevas formas de trabajo y de inyección de una nueva vitalidad en las economías a veces debilitadas. Pero es claro que al margen de la promoción del turismo, se tienen que fortalecer la productividad agrícola a través del otorgamiento de créditos preferenciales, investigación agrícola, difusión de la tecnología, acceso a la tierra, introducción de cultivos alternativos y complementarios a los que actualmente explotan los agricultores, entre otros apoyos. Es por ello que es necesario tener en cuanta las observaciones de José Luis Andrés (2000, p. 47) al decir, que el turismo rural es complementario más que una alternativa. Lo cual indica que el turismo es solo una fuente de ingresos más que se tiene que promover en los territorios rurales, pero que no se tienen que descuidar las otras actividades productivas que se realizan, que en el caso de los municipios de estudio es la producción de café, maíz, cría de aves y de cerdos. Estas se tienen que fortalecer y a su vez crear nuevas oportunidades de trabajo que permitan la generación de ingresos no agrícolas. Con ello se quiere decir, que el turismo es una actividad generadora de empleos que puede absorber parte del tiempo de los agricultores en los territorios rurales. El turismo rural tiene que ser dirigido a los agricultores y no a empresarios locales o regionales, para que pueda ser complementario al desarrollo territorial rural. Su mejoramiento, debiera provenir esencialmente de inversiones del sector público (Schaerer y Sirven, 2001, p. 14).

El sector turístico en México

El turismo en México se ha logrado colocar entre los países con mayor recepción de turistas, en el 2003 participó del mercado a escala mundial con el 2,7 por ciento y logró captar el 1,7 por ciento de ingresos. Ello indica, que la actividad turística adquiere importancia, tanto por la derrama económica que realizan los visitantes como por la generación de empleos. En este mismo año el personal ocupado en el sector turístico del país fue de 1.732.000 personas que representaron el 5,47 por ciento del total de la población económicamente activa y participó con el 7,9 por ciento del Producto Interno Bruto. Las principales fuentes generadoras de empleo fueron los hoteles (74 por ciento), le sigue el transporte aéreo nacional (11,95 por ciento) y las agencias de turismo y viajes (10,12 por ciento) (SECTUR, 2004).

Con respecto al número de turistas que visitó el país, en el año 2004 se manifestó un crecimiento de 10,5 por ciento con respecto a 2003, alcanzó la cifra de 20,6 millones de turistas y el ingreso por divisas fue de 8.382,2 millones de dólares (Subsecretaria de Planeación Turística 2004, p. 4). Los Estados Unidos es el principal emisor de turistas de internación a México con el 88,2 por ciento, Europa participó con el 4,8 por ciento y Canadá con el 3,7 por ciento. Por lo que hace a los mercados regionales dentro de los Estados Unidos, los estados de California y Texas, aportaron el mayor número de turistas de internación con casi el 43 por ciento del total de los visitantes provenientes de este país. Los principales destinos fueron los Centros Integralmente Planeados (CIP), como Cancún, y sigue en importancia las grandes ciudades y los centros tradicionales de playa. Estos datos muestran que la competencia por atraer turistas se da entre espacios, como Los Cabos o Cancún que compiten con Río de Janeiro o la ciudad de México con Dallas. En el 2004 México tenía una infraestructura hotelera de 13.060 establecimientos y 515.904 habitaciones.

Las ciudades coloniales y los centros tradicionales de playa son los destinos con mayor llegada de turistas nacionales. La política del sector turístico ha traído como consecuencia que se descuide el turismo nacional, específicamente, la población con alto poder adquisitivo, al tener pocos paquetes y precios elevados en los destinos nacionales. Esta situación ha traído como consecuencia que busquen otras opciones en el extranjero.

El turismo rural en México

El turismo rural surge en Europa como una estrategia complementaria al desarrollo rural en la segunda posguerra mundial, aunque originalmente ya existían experiencias de este tipo a comienzos del siglo XX, pero la misma asumió forma de política de desarrollo en la década de los setenta y ochentas (Dachary, 2005, 9). En Francia el turismo rural favorece múltiples actividades entre las cuales se encuentra ayudar a las pequeñas haciendas agrícolas dándoles un rédito complementario. En Austria las disposiciones legales para el agroturismo fijan el número de puestos para dormir en un máximo de 10 haciendas y utilizan personal perteneciente a la hacienda. En Alemania se habla de vacaciones en haciendas agrícolas, y es una alternativa para las familias ante las dificultades en la agricultura. En Dinamarca, el turismo rural se concentra en el alquiler de departamentos donde los turistas pueden cocinar para ellos mismos y el alquiler de una habitación con pensión completa o media pensión. También brinda la posibilidad de realizar otras actividades: pesca, andar en bicicleta, tenis, equitación y piscina. Holanda basa su turismo rural en los agro-camping. En Bélgica existen tres formas de turismo en el campo: alojamiento en la hacienda, habitación en la hacienda para el hospedaje incluida la comida y el agro-camping. En Portugal, el turismo en el ambiente rural presenta cuatro modalidades: turismo organizado por el agricultor, agroturismo, turismo rural, y zonas turísticas de caza (Ciano, 2004, pp. 37 – 45).

En el caso mexicano, el turismo rural aunque tiene la apariencia de ser incipiente, ha pasado por diferentes etapas, muchas de gran significación y mínimo impacto. La planeación de esta actividad, inició desde mediados de los 70´s construyéndose los primeros hoteles ejidales, como el de Bucerías en el estado de Nayarit, además, se generaron fideicomisos para poder integrar tierras ejidales y comunales al turismo, donde los ejidatarios tenían un papel importante en la toma de decisiones y manejo de estos complejos turísticos.

En el marco de la política de vinculación entre el mundo rural y el turismo, se promocionó entre los ejidatarios la creación de espacios turísticos, como fue el caso del ejido Alfredo V. Bonfil, cercano a Cancún, el cuál nunca pasó de ser un asentamiento de empleados para el turismo masivo y hoy sus tierras son la extensión suburbana de la gran ciudad del Caribe mexicano (Dachari, 2003, p. 8). El Fondo Nacional de Apoyo a Empresas Sociales (FONAES) fue el pionero real del turismo rural en México y durante los 90´s apoyó en forma directa a once estados de la república, la mayoría de ellos con altos índices de población indígena y pobreza rural. Este tipo de turismo generó, 769 empleos permanentes y 1,040 temporales en un total de 30 proyectos (Torre, 1999).

La promoción del turismo rural en México actualmente se da en dos vertientes, la primera es a través de la inversión del gobierno federal en programas de desarrollo turístico de carácter general, en el cual involucra de manera marginal al turismo rural. En este sentido, el gobierno federal transfirió en 2005 a los gobiernos de los Estados un monto de $14.548.666 dólares. El 54,9 por ciento se destinó a infraestructura y equipamiento; 25,5 por ciento para el mejoramiento de la imagen urbana y señalización en diversos destinos; 12,4 por ciento para sistemas de información y 7,2 por ciento para el Programa de Pueblos Mágicos.

En la segunda vertiente se encuentra el turismo rural, que se basa  en los inmuebles de las antiguas haciendas porfirianas, las que han iniciado la operación con grandes presupuestos de remodelación y rescate de las antiguas propiedades, es el caso de las haciendas henequeneras en Yucatán y del programa Haciendas y Casas Rurales de Jalisco (Amaya, 2005, p. 54). En esta vertiente también se busca la incorporación de campesinos con recursos económicos modestos, pero con potencial turísticos, que corresponde al caso de los ejidos y comunidades rurales del país. Específicamente se busca desarrollar el potencial turístico de los pueblos indígenas. El gobierno mexicano en el 2004 invirtió 2.933,8 millones de dólares, donde el 5,4 por ciento se destinó para apoyar la elaboración y el desarrollo de proyectos ecoturísticos en áreas naturales protegidas y 1,8 millones de dólares apoyaron 39 propuestas. En este mismo año el gobierno invirtió 1,6 millones de dólares para impulsar el ecoturismo a través del desarrollo de la infraestructura y equipamiento en sistemas de comunicación, señalización y módulos de información entre otros servicios. En el 2005 se programó realizar 24 diagnósticos estatales, con un presupuesto de 200 mil dólares (Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, 2005, p. 93).

Estos datos revelan que el turismo rural en México es incipiente y por consiguiente marginal, que recibe pocos apoyos económicos en comparación con el turismo que se fomenta en los CIP. El turismo rural se puede desarrollar con base en la diversidad biológica, variedad de ecosistemas, flora y fauna endémica, así como en la cultura de grupos étnicos autóctonos. México cuenta con 127 Áreas Naturales Protegidas declaradas y 57 grupos étnicos, en donde es factible desarrollar el ecoturismo, turismo de aventura, etnoturismo, turismo rural, cinegético, náutico y deportivo, apegados a programas de manejo y conservación (SECTUR, 2001, p. 19). Los municipios contemplados en este estudio poseen recursos turísticos de importancia, para atraer y satisfacer la demanda de turistas que buscan motivaciones de descanso y ocio distintas, que imprimen los nuevos estilos de vida de la sociedad generados en un modelo de desarrollo postfordista.

Pobreza, indigenismo y café en México

La economía mundial del café ha evolucionado en estos últimos años de un modo que podría calificarse de desigual, desordenado y hasta contradictorio. Cancelado el sistema de cuotas y desmantelados los institutos reguladores, las reservas salen al mercado y de 1989 a 1993 se desploman como nunca los precios. A mediados de los noventa se recuperan temporalmente las cotizaciones, para bajar de nuevo en 1998 y derrumbarse de 1999 en adelante, debido entre otras cosas a las vertiginosas huertas establecidas recientemente en Vietnam, Indonesia y otros países pobres de mano de obra barata, entran en plena producción generando una abrumadora sobreoferta (Waridel, et al. 2001, p. 10). Osorio (2004, p. 1) menciona que esta situación, provocó un aumento de la producción que modificó considerablemente la estructura de la oferta mundial y causó la peor crisis que se recuerda por lo que respecta a los ingresos de los cultivadores de café. Los precios del café a través de la historia han sido altamente volátiles, en el 2002 el valor de las ventas al por menor excedieron los 70.000 millones de dólares, pero los países productores de café reciben solamente 5.500 millones. Los precios en los mercados mundiales, que alcanzaban un promedio de 120 centavos de dólar por libra, aproximadamente, en la década de 1980, se situaron en el 2002 en un promedio de 50 centavos, que es el más bajo, en términos reales, en los últimos 100 años (Osorio, 2002, p. 1).

La crisis mundial del café y la política de austeridad afectaron las condiciones de vida de los agricultores que tienen plantaciones, Lines (2003, p. 3) menciona que esta dejó más de 25 millones de familias pobres enfrentando la ruina, incapaces de poner comida suficiente en la mesa, mandar a sus hijos a la escuela, o comprar las medicinas básicas para cubrir las necesidades en materia de salud de sus familias. La política agraria al disminuir su participación en el desarrollo agrícola dejo de impulsar el incremento de la producción agrícola, desapareciendo casi los apoyos para los cultivos de consumo interno, incluyendo al café. El caso mexicano, Echeverría (1998, p. 2) menciona que la pobreza rural aumentó de 46 por ciento en 1992 a 47 por ciento en 1994 y Nora Claudia Lustig et al (1997, p. 12) indican que entre 1989 y 1994 la pobreza, tanto extrema como moderada, registro un aumento entre los trabajadores rurales, en el sector primario y en las regiones sur y sureste del país. De hecho, los productores de las comunidades indígenas fueron uno de los grupos más afectados por el descenso del precio del café, ya que el 65 por ciento de todos sus productores son indígenas (minifundistas) y producen un tercio de la producción de café en México. La pobreza indígena, debe situarse también en el conocimiento de la transformación histórica de sus espacios físicos, su aprovechamiento y del papel que han jugado tanto los territorios como su población en las relaciones del modo de producción dominante en cada etapa del desarrollo.

En México la población indígena asciende a 10,3 millones y representa el 10,5 por ciento de la población total. El Estado de Puebla tiene una población indígena de 683 mil personas, los grupos étnicos más importantes son los nahuas y totonacos (Villa (2005, p. 107). Ante el agravamiento de la pobreza en los espacios indígenas, Claudia Serrano (2005, p. 41) menciona que desde fines de los años 90 comienzan a ejecutarse programas de protección social dirigidos a los segmentos más pobres en diversos países de América Latina. Tienen por objetivo apoyar a las familias para que puedan mejorar sus condiciones de vida y salir del ciclo de la pobreza y/o a superar una situación severa de crisis de ingreso en el corto plazo.

La política social en México a través del programa Oportunidades busca fortalecer la educación, alimentación y salud de la población pobre. La política agraria diseñó dos programas: el Fondo de Estabilización, Fortalecimiento y Reordenamiento de la Cafeticultura, el cual es un instrumento de apoyo a la actividad cafetalera nacional para mantener a los agricultores en este cultivo (Diario Oficial, 2003, p. 90). El objetivo del fondo es, otorgar certidumbre a los productores mediante apoyos compensatorios a sus ingresos en las épocas de bajos precios internacionales en el momento de su comercialización. El segundo programa que emprendió el gobierno fue crear programas de bienestar social para no ahondar más la pobreza de la población rural y especialmente la indígena. Uno de los programas más importantes de este tipo es el Programa de Seguridad Alimentaria (PESA).

En los espacios indígenas, el crecimiento de los miembros de la familia, la caída de los precios del café y el cambio en la política agraria, ha obligado a agricultores a explotar intensivamente los recursos naturales. Al respecto, Millan (2002, p. 229) comenta que la agricultura ya no es el principal medio de subsistencia de la comunidad rural, por ello debe buscar alternativas que le permitan afrontar el futuro con mayor optimismo. En este contexto de degradación ambiental y de agotamiento de los recursos naturales y de perdida del dinamismo de la agricultura, es importante diseñar políticas que permitan generar ingresos a los indígenas y a su vez protejan y conserven sus recursos naturales. En esta propuesta, se tiene que impulsar a la cafeticultura -principal actividad de los pobladores - y la producción de cultivos alternativos o complementarios como la vainilla, el bambú y especies maderables como el cedro rojo. Pero también deben de promoverse actividades complementarias a la agricultura como el turismo rural. Es por ello que adquiere importancia el conocimiento de lo que piensan los agricultores indígenas, respecto a incorporarse a actividades turísticas para mejorar sus condiciones de vida.

Objetivos y metodología

El objetivo del estudio es conocer si en los espacios rurales habitados por indígenas subsumidos en pobreza y pobreza extrema, pero con recursos naturales con potencial de ser aprovechados en actividades diferentes a la agricultura, el turismo rural representa una oportunidad económica para mejorar el nivel de vida de los agricultores y sus familias a través de su participación directa en la creación de productos y administración de espacios turísticos.

La región contempló cuatro municipios que fueron seleccionados, por tener superficie plantada con cafetales, recursos naturales importantes para incursionar en la actividad turística, población indígena y que fueran de muy alta marginación: 1) Cuetzalan; 2) Huehuetla; 3) Huitzilan; y 4) Ixtepec

El área de estudio comprende cuatro municipios enclavados en la sierra norte del Estado de Puebla, se ubican entre los 20º de latitud norte y los 97º de latitud oeste. Tienen una altitud sobre el nivel del mar que oscila de los 540 a los 1000 m.s.n.m., en la figura 1 se aprecia la ubicación de los municipios en el contexto nacional y estatal.

 

Figura 1. Localización geográfica de los municipios de estudio.
Fuente: Elaboración propia a partir de Síntesis Geográfica del Estado de Puebla, 2000.

 

Los municipios de estudio se caracterizan por tener pequeñas poblaciones, donde los principales núcleos de pobladores se concentra en la cabecera municipal, los demás centros poblacionales son pequeños y dispersos. El municipio de Cuetzalan tiene 45.010 habitantes, Huehuetla 16.130, Huitzilan 6.589 e Ixtepec 11.670 pobladores. Sus principales centros poblacionales, cuentan con servicios públicos básicos como, mercado municipal, electricidad, agua potable, clínicas de salud, teléfono, internet y biblioteca pública. Tienen escuelas de nivel primaria, secundaria y preparatoria, recientemente inauguraron una universidad Intercultural en Huehuetla para atender la demanda estudiantil de los indígenas de los municipios circunvecinos.

La principal actividad económica en los municipios es la producción de café, la población económicamente activa se emplea principalmente como jornalero, trabajador por su cuenta y trabajador familiar no remunerado. En el caso de Cuetzalan los servicios se constituyen en la segunda actividad económica. Los espacios turísticos son incipientes, y los servicios turísticos están en manos de las personas que tienen mayor poder económico y social.

Los recursos turísticos de los municipios son principalmente: Naturaleza, destacando el sistema de selvas; Arqueología, representada por los vestigios de las ciudades del Totonacapan; Espeleología; Culturas vivas, donde se acentúan los grupos indígenas totonacos y nahuas;  Practica de la cafeticultura, su agroindustrialización y producción de maíz en ladera; y La ciudad de Cuetzalan, considerada Pueblo Mágico

Para este estudio se diseñó una muestra utilizando un muestreo estratificado aleatorio. La ecuación para estimar el tamaño de muestra es presentada por Gómez (1979) y se especifica de la siguiente forma:

Ecuación 1. Expresión matemática para calcular el tamaño de muestra en un estratificado aleatorio con distribución proporcional

donde :

d = Precisión

 = Confiabilidad

N = Tamaño de la población;   

Ni  = Tamaño de la población del estrato i

= Varianza del estrato i

con

Con información obtenida para cada uno los municipios, con una precisión del 15 por ciento de la media y una confiabilidad 95 por ciento, se obtuvo el tamaño de la muestra para cada uno de los municipios contemplados en el estudio quedando de la siguiente manera: 1) Cuetzalan (n1 =106); 2) Huehuetla (n2 =35); 3) Huitzilan (n3 =30); y 4) Ixtepec (n4 =45). El tamaño de la muestra quedo definido en 216 productores, que mediante un procedimiento aleatorio, se seleccionaron a los productores de café incluidos en la muestra.

En este estudio se revisan variables de tipo social, para conocer si los agricultores indígenas consideran que el turismo rural representa un componente complementario de desarrollo rural. Para analizar los datos se utilizó estadística descriptiva, se realizaron pruebas de t y chi – cuadrada (), y en los resultados se hicieron comparaciones entre indígenas interesados y no interesados en realizar actividades turísticas.

El turismo rural una opción de desarrollo territorial

El interés de esta investigación se centro en la posibilidad de impulsar el turismo rural en zonas marginadas con pobladores indígenas. Por esta razón se indagó sobre el interés de los cafeticultores de los cuatro municipios estudiados en participar en actividades turísticas. Este aspecto se considera central a lo largo del escrito y se harán comparaciones entre productores con interés y aquellos que no lo tienen, con la finalidad de entender las motivaciones de los productores y así hacer propuestas turísticas que apoyen el desarrollo y mejora de las condiciones de vida de las familias indígenas. Los municipios de estudio son poblados por gente en su mayoría indígena, pertenecen a la Sierra Norte de Puebla, el origen de los pobladores esta ligada a los grupos maya, olmeca, huasteca y popoloca, las fechas de origen de su establecimiento en esta zona datan de 500 a 400 a. C., es por ello, que el 69 por ciento de los entrevistados habla náhuatl y el porcentaje restante totonaco.

Los municipios de estudio son considerados de muy alta marginación, la agricultura -principal actividad- no proporciona los elementos suficientes para la sobrevivencia de la familia, y la crisis mundial del cultivo de café agudiza las condiciones en que se encuentran sus habitantes. Ante esta situación se recomienda impulsar en la agricultura el cultivo de la vainilla, bambú y especies maderables, así como actividades complementarias a la agricultura que contribuyan a mejorar esta situación. Ante la riqueza de recursos locales, especialmente los de origen natural, se plantea como una opción entre otras el turismo rural. Los resultados de esta investigación muestran que el 80 por ciento de los productores les gustaría participar en actividades turísticas, el resto (20 por ciento) no considera esta opción. Sólo un pequeño número de los productores (5) no contestó esta pregunta, por lo que se eliminaron de la muestra.

La edad promedio de los agricultores que desean participar y no en actividades turísticas es de 49,3 y 53,76 años respectivamente. Mediante la aplicación de la prueba de t muestra que existe diferencia estadística entre los grupos de participantes (t = -2,151; p= ,033). Esto nos indica que los productores más jóvenes son los que tienen mayor interés en participar. Entonces, los posibles programas deberán ser encaminados a buscar la participación de los productores de menor edad. La escolaridad promedio es de 4,56 años, cabe mencionar que el 67,1 por ciento estudió algún grado de primaria y el 15,7 por ciento no tiene estudios. En las tres últimas décadas el promedio de estudios formales de los mexicanos aumentó más del doble, al pasar de 3.4 en 1970 a 7.6 años en el 2000 (INEGI, 2000). Al compara el promedio nacional y regional los resultados indican que los productores de la zona de estudio son personas maduras con escasa preparación, propia de los territorios marginados económicamente.

La unidad de producción familiar promedio de los que desean participar en turismo es de 1,54 hectáreas y de los que no desean participar tienen 1 hectárea, además, los resultados encontrados indican que la unidad de producción familiar está fraccionada. La prueba de t señala que no hay diferencia estadística (t = 1,769; p = ,078) entre grupos con respecto al número de hectáreas en posesión. El 92,1 por ciento de los cuestionados dijo que sus tierras pertenecen al régimen de la propiedad privada. Este resultado es importante debido a que la propiedad publica y especialmente la ejidal en México concentra el 43,19 por ciento de la tierra y beneficia a más de 3 millones de personas (De Ita, 2003, p. 7).

Al hacer un análisis sobre los productores, por interés en participar en actividades turísticas por municipio, se halló lo siguiente:

 

Cuadro 1
Productores que les gustaría participar en actividades turísticas
Fuente: Elaboración propia, encuesta a agricultores en 2005.

 

Se encontró mediante prueba de chi – cuadrada, que existe diferencia estadística (= 15,91; p < .01) entre los municipios estudiados. Es claro que en los municipios de Ixtepec y Huitzilan, la respuesta hacia opciones de este tipo por parte de los productores es mucho mayor que en los otros los municipios. Esta situación es sorprendente, debido a que Cuetzalan es considerado como un destino turístico que cuentan con hoteles y otros atractivos turísticos y Huehuetla es otra de las comunidades donde encontramos servicios turísticos como hoteles. En estos municipios, gran parte de los servicios turísticos son manejados por grupos de poder local, situación difícil de competir por los grupos campesinos.

De las personas que mencionaron que están dispuestas a participar en actividades turística, el 76,9 por ciento opinó que estarían dispuestos a organizarse para trabajar. En los municipios de Ixtepec y Huitzilan hay personas con mayor interés en participar de forma organizada. Estos resultados alientan la posibilidad de éxito de instancias gubernamentales en el fomento de proyectos de turismo rural. Si se promueve los proyecto de turismo, estos favorecerán la conservación de los recursos naturales, al respecto Dachary (2005, p. 15) menciona que si el turismo rural no se planifica, como es el caso del agroturismo, este va a pasar de un turismo de baja intensidad a ser masivo.

Otro elemento de importancia, es conocer si los agricultores desean compartir con los visitantes su cultura y tradiciones. Al respecto el 96,4 por ciento de los entrevistados contestó afirmativamente, por lo que en estos municipios existe un ambiente propicio para fomentar el turismo rural.

Así mismo, las personas que están dispuestas a realizar actividades turísticas el 97 por ciento mencionaron que les agradaría compartir la experiencia que tienen en la actividad agrícola, destacando el cultivo de café. En este mismo grupo, el 72 por ciento le gustaría participar en la preparación de alimentos para los turistas. Las personas que manifestaron no estar interesadas en actividades turísticas, quieren participar en la preparar alimentos el 11,9 por ciento. Los agricultores entrevistados que mencionaron que les agradaría participar en actividades turísticas, el 77,5 por ciento comentó que ellos están dispuestos a hospedar a los turistas y los que comentaron que no participarían en actividades turísticas, el 4,8 por ciento daría este servicio.

La participación de los agricultores en actividades turísticas disminuyó en aspectos que requieren una mayor inversión de capital, es por ello que solo el 28,4 por ciento esta dispuesto a remodelar o construir un cuarto para dar hospedaje. En la construcción de instalaciones, el 21,9 por ciento de los entrevistados que desean participar en actividades turísticas manifestó interés en invertir en este rubro. La causa principal por la que no invertirán en la remodelación o en la construcción de instalaciones recreativas, se atribuye a que la gente entrevistada no cuenta con capital. Mencionan que invertirían solo sí el gobierno los apoya, los habitantes de Ixtepec y de Huitzilan tienen mayor interés en invertir.

La formación de recursos humanos en las diferentes actividades turísticas es fundamental, es por ello necesario capacitarse en diversos aspectos, entre ellos esta la gastronomía rural, relaciones humanas y camareros, entre otros rubros, para atender de forma adecuada al público. En este aspecto, el 88 y el 47,6 por ciento, de los cafeticultores interesados en participar como los no interesados en las actividades turísticas, estarían dispuestos a capacitarse.

En el cuadro 2 se observa, en términos generales los lugares que por su atractivo natural los cafeticultores recomiendan visitar en los municipios de estudio, entre ellos destacan: las grutas, bosques, cuevas, cascadas, ríos y la zona arqueológica. Ello indica, que tienen un excelente potencial de recursos naturales y culturales, que pueden convertirse en productos turísticos.

 

Cuadro 2
Lugares que los agricultores recomiendan visitar
Fuente: Encuesta a agricultores en 2005.

 

Respecto al turismo cultural, los cafeticultores recomiendan que los turistas conozcan las fiestas que realizan al Santo Patrón del pueblo (81por ciento) y en menor medida la Semana Santa (12,9 por ciento). Las fiestas, son celebradas con procesiones y danzas ancestrales, mezclan la tradición de la cultura indígena y española, poniendo de manifiesto que el tiempo en ciertos aspectos no ha transcurrido en estos espacios. Este tipo de turismo, se puede complementar con el fomento de circuitos provenientes de la recreación de leyendas y mitos de las comunidades, entre ellas destaca la historia del duende, la leyenda de la iglesia, la casa de la noche y el jinete de la pirámide.

La fecha óptima que recomiendan para que sean visitados estos espacios turísticos, es la primavera (21 de marzo a 21 junio), en menor proporción el verano e invierno. Ello es lógico, la primavera es soleada y la presencia de lluvias es escasa, lo que permite disfrutar de la riqueza natural de la región. En verano las lluvias son abundantes y el invierno es frió con lluvias escasas. Los resultados indican que en los municipios de estudio, si se crean productos turísticos basados principalmente en su clima, se crearía una alta estacionalidad de la visita de turistas. Es por ellos que se recomienda, crear una ruta turística que promueva los productos turísticos provenientes de la riqueza natural y fomentar productos relacionados con el agroturismo, la espeleología y el turismo cultural, teniendo como punta de lanza Cuetzalan denominado Pueblo Mágico. Estos deben ser dirigidos a capturar la demanda de los centros urbanos más importantes y cercanos a este espacio, como la ciudad de México y el municipio de Puebla. El tiempo promedio del trayecto por carretera es de 4.5 y 3 horas respectivamente.

Otro aspecto importante es la relación entre la principal actividad agrícola de la región -la cafeticultura- y el interés en actividades turísticas. En este sentido iniciamos el análisis con los aspectos tecnológicos del cultivo del café. Los resultados respecto a las prácticas tecnológicas que realizan los cafeticultores de estos municipios y su relación con las actividades turísticas se encuentra que las especies que predominan en sus plantaciones destaca la caturra y típica, en menor proporción tienen garnica, bourbón y mundo novo. La replantación de los cafetales es realizada por el 52,1 por ciento de los agricultores que desean participar y el 64,3 por ciento por lo que no participan en actividades turísticas. La prueba de chi – cuadrada, evidencia que no existe diferencia estadística (= 2,024; p < .155) entre los agricultores con y sin interés en participar en actividades turísticas en la replantación de cafetos. El 82,2 por ciento y 88,1 por ciento de los que desean y no participar en actividades turísticas mencionaron que controlan las malezas de sus cafetales. La prueba de chi – cuadrada, arroja que no existe diferencia estadística (= ,831; p < .362) en esta practica agrícola entre los que desean y no participar en actividades turísticas.

Con respecto a la aplicación de fertilizante químico a los cafetales, se encontró que los agricultores que desean participar, el 27,2 por ciento realizó esta actividad y los que no quieren participar fertilizó el 9,5 por ciento. Los agricultores que les gustaría participar en actividades turísticas, el 76,6 por ciento mencionó que podaron sus cafetales y los que no desean participar el 64,3 por ciento. Los interesados en actividades turísticas, el 47,9 por ciento dijo que van a cambiar sus plantaciones de café y los que no están interesados el 47,6 por ciento. En términos generales, se encuentra que los cafeticultores realizan prácticas tecnológicas en las que invierten fuerza de trabajo familiar. En cambio, es menor la inversión en actividades que requieren inversión de capital, es el caso de la fertilización, por lo que la adopción de un determinado paquete tecnológico esta en función de la rentabilidad del cultivo.

Los agricultores en su totalidad tienen plantaciones de café, los rendimientos obtenidos son muy heterogéneos, van de los 300 a los 10.000 kilogramos por hectárea de café cereza, la prueba de t indica que los rendimientos que logran los agricultores que desean participar son superiores a los obtenidos por quienes no quieren participar (t = 3,993; p = ,003), los primeros en promedio cosechan de café cereza 1.959 kilos por hectárea. En función a los resultados, es importante que se mejoren las prácticas productivas en los cafetales mediante la capacitación, para mejorar el ingreso de los cafeticultores vía incremento de la producción. También tiene la finalidad de que esta actividad se convierta en un atractivo para los turistas, es decir, que en los municipios de estudio se fomente entre los pobladores el agroturismo. Para ello es importante que se les capacite para atender a los turistas, sobre el conocimiento y los trabajos que se realizan de cada una de las etapas del proceso de producción de café.

En la comercialización se encontró que los agricultores en términos generales, el 66,9 por ciento venden su producción a los intermediarios, el 12,8 por ciento busca colocarlo en los principales mercados regionales, el 11,4 por ciento comentó que lo vende a una organización campesina. Más del 50 por ciento de los agricultores entrevistados dijo que lo vende en planta, pocos lo venden en cereza (37 por ciento) o en pergamino (2,4 por ciento). El 45,6 por ciento, de los interesados en actividades turísticas están dispuestos a dar valor agregado a la producción del café y el 35,7 por ciento de los no participantes. La prueba de chi – cuadrada, da a conocer que no existe diferencia estadística entre los cafeticultores que les gustaría darle valor agregado a su café (= 1,327; p < .249). Las plantaciones tienen problemas en la propagación, manejo de la plantación, cosecha, rendimiento y beneficio. En cuanto al beneficio seco requiere de medios de producción que se encuentran fuera del alcance del productor característico de café; estos medios de trabajo figuran como propiedad de intermediarios, exportadores o transnacionales (Waridel, 2001, 31). Es por ello necesaria la participación del estado en la organización de productores para la comercialización y el financiamiento de la compra de maquinaria para darle valor agregado a la producción de café.

Se cuestionó a los agricultores si la explotación de café actualmente es rentable económicamente para ellos, el 36,6 por ciento de los interesados en el turismo y el 21,4 por ciento de los no interesados argumentaron que es un buen negocio y el 59,8 por ciento y el 76,2 por ciento de los interesados y no interesados dijeron que es un negocio regular. Aún así, bajo estas condiciones los agricultores van a seguir trabajando en el campo, son pocos los agricultores que piensan dejar esta actividad, esto se confirma al encontrar que solo el 4,3 por ciento de los entrevistados piensan vender sus predios. Bajo estas circunstancias, es necesario promover entre los cafeticultores actividades que mejoren la producción y comercialización de este aromático, que se fomente el cultivo de plantaciones alternativas y además de que se generen ingresos adicionales a las actividades agrícolas, entre estas destaca el turismo rural.

Entre las estrategias que implementan para satisfacer sus necesidades más elementales, esta el aprovechar los apoyos del gobierno y mediante la migración. En el primer caso el 69,8 por ciento y el 78,6 por ciento de los que desean y no participar en actividades turísticas reciben apoyos del programa de Oportunidades, programa de apoyo a los habitantes del medio rural en pobreza extrema. Con respecto a la migración el 21,9 por ciento y el 35,7 por ciento de los agricultores que quieren y no participar han salido a trabajar fuera de su comunidad en el 2005. Se aplicó la prueba de chi – cuadrada, y da a conocer que no existe diferencia estadística en este punto (= 3,046; p < .063).

Como puede notarse, la actividad productiva de los que están interesados y no interesados en actividades turísticas es muy similar, pequeñas extensiones de tierra, bajo nivel tecnológico, crisis recurrente de los precios del café, lo que implica que el cultivo del café es absolutamente insuficiente para cubrir las necesidades esenciales de la familia. Entonces, el turismo rural es una actividad complementaria en el medio rural que puede generar empleo e ingresos para mejorar las condiciones de los habitantes del medio rural y contribuir a disminuir la migración. Cabe mencionar que las estrategias diseñadas para este tipo de agricultores, no se deben dejar en el olvido, todas y cada una de estas tienen que operar en los espacios rurales marginadas para poder aprovechar la ventajas del desarrollo territorial rural.

Conclusión

El modelo de desarrollo territorial no ha logrado hasta el momento incorporar a la población indígena a actividades diferentes a la agricultura. Debido a que en este tipo de territorios difícilmente se generaran empleos en el sector secundario o terciario, ya que existen otras regiones que ventajas como: mejor localización, mano de obra calificada, adecuada infraestructura carretera, entre otras. En este tipo de territorios donde el café no es redituable en estos momentos y los agricultores desean continuar con el cultivo, se propone que se capacite a los agricultores en el proceso productivo del café, así como en proporcionarle valor agregado. También es importante introducir cultivos complementarios o alternativos al café, como la vainilla, bambú o especies maderables. Para ello se necesitan establecer programas de crédito, capacitación e investigación en aspectos agrícola y de comercialización. Otra línea que se tiene que promover es el fomento de crédito para la compra de tierras y establecer programas de producción de alimentos en los solares de sus hogares.

Los resultados muestran, que estos municipios tienen un excelente potencial turístico y los agricultores están interesados en participar en actividades turísticas, lo cual representa una oportunidad de desarrollo para los habitantes de estos espacios. En este sentido se pueden aprovechar las ventajas en los cambios de valores y motivaciones de los turistas, como la obsesión por la búsqueda de estilos de vida feliz y saludable y la creciente conciencia por la naturaleza y las cosas naturales. Estos cambios se manifiestan en el consumo de alimentos y el cuidado del aspecto físico. Por estos servios se pagan más, pero esperan un buen servicio. Es importante crear rutas turísticas por estos municipios teniendo como referencia Cuetzalan.

El turismo rural es una actividad complementaria que puede revitalizar las economías locales, por lo que es necesario que el gobierno invierta directamente en la remodelación de los principales centros de población, en infraestructura, servicios básicos y apoyo económico a los pobladores indígenas para la construcción de hospedaje, restaurantes y espacios recreativos. Bajo este modelo, se puede aprovechar el interés de la población por incursionar en el turismo rural y mejorar las condiciones de vida de la población y retener los flujos migratorios. Si no se fomenta la planificación de los espacios turísticos, estos van a ser aprovechados espontáneamente por grupos con recursos económicos, que van a degradar los recursos naturales. 

El café no es redituable en estos momentos y los agricultores desean continuar con el cultivo, por lo que lo que el turismo rural podría generar recursos económicos que mejoren las condiciones de vida de las familias rurales y además, permita conservar y fomentar su cultivo y los recursos naturales. La crisis del café esta impulsando la migración de los agricultores de estos municipios, para retener a esta población es necesario trabajar en mejorar las prácticas tecnológicas que realizan en las plantaciones y mejorar su comercialización.

 

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Ficha bibliográfica:
JUÁREZ, J. P.; RAMÍREZ, B. El turismo rural como complemento al desarrollo territorial rural en zonas indígenas de México. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias sociales. Barcelona: Universidad deBarcelona, 1 de abril de 2007, vol. XI, núm. 236. <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-236.htm>. [ISSN: 1138-9788].

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