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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. XII, núm. 270 (33), 1 de agosto de 2008
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]


LIBERALIZACIÓN Y CONEXIÓN DE REDES EN LAS COMUNICACIONES POSTALES DE EUROPA

Antonio Aguilar Pérez
Universidad Autónoma de Barcelona
antonio.aguilar@uab.cat

Liberalización y conexión de redes en las comunicaciones postales de Europa (Resumen)

El continuo  proceso de liberalización del mercado postal y la amenaza que suponen las nuevas formas de comunicación que se han dado a lo largo de estos años ha transformado el escenario postal europeo. Por un lado, los correos nacionales han optado por extender sus redes en operaciones internacionales que los llevan más allá de sus fronteras, a través de diferentes estrategias que van desde las alianzas con otros correos nacionales, la compra de empresas del país o la implantando empresas filiales. Y, por otro lado, presos de la eficacia económica, de los controles de costes y de los beneficios, en muchos casos han ido reduciendo sus redes nacionales, dejando de dar servicio en oficinas con déficit que normalmente están situadas en áreas rurales. Todo esto lo podremos ver a través de ejemplos en diferentes países de la Unión Europea, en los que, aunque no se hará un análisis exhaustivo de cada situación, sí nos dejará  ver cuál es el panorama actual.

Palabras clave: correos, operador postal, liberalización, Unión Europea, red.

Networks’s liberation and connection on the European Post comunications (Abstract)

The continuos process of liberation in the postal market and the threat of the new forms of communication that have taken place over the last years, has transformed the European postal scenario. On the one hand, the nacional posts have opted for expanding its network in internacional operations far away through different strategies from its borders that go from the alliances with other national posts to the purchase of country’s enterprises or the establishment of subsidiaries enterprises. On the other hand because of economic efficiency and the cheeks of costs and benefits, the postal operators in many cases have gone reducing their national networks and have stopped providing service in posts offices with deficit, that are usually situated on rural areas. All of this, we will see through examples in different European Union’s countries, in which although it will not do an exhaustive analisis, it will let us to see what the actual panorama is.

Key words: Post, post operator, liberation, European Union, network .

A mediados de la década de los ochenta, la Comisión Europea comenzó a interesarse en que hubiera una única política en el sector postal y planteó rápidamente la liberalización del sector postal en Europa, tal como se estaba haciendo en el sector de las telecomunicaciones. Pero quizás no se habían dado cuenta que existe una diferencia enorme entre el sector postal y el de las telecomunicaciones, ya que mientras en las telecomunicaciones las redes las forman cables, en el sector postal la red la forman personas, en su mayoría funcionarios del Estado.

Así, aunque la Comisión Europea  pensaba que en 1989 ya podría tener una legislación para todos los países miembros, no pudo llegar a publicar el llamado libro verde sobre los servicios postales hasta 1992. El libro verde no constituía en sí mismo una propuesta sino un análisis que servía para comenzar una discusión. Con él se pretendía marcar el modelo de mercado postal europeo y una armonización entre la libre concurrencia y la prestación universal y defensa del correo público. Se trataba de poner de acuerdo al Parlamento Europeo y los Consejos de Ministros, con todas las discrepancias, políticas proteccionistas, visiones particulares nacionales, etc que ello significa, para organizar y armonizar el mercado postal.

Las propuestas liberalizadoras a ultranza que planteaba la Comisión Europea no entraban dentro de las alternativas propuestas por sindicatos, por los operadores postales de los diferentes países ni siquiera por parte del Parlamento Europeo. Lo que llevó a que el proyecto de Directiva se fuera dilatando en el tiempo hasta 1997.

En 1997 el Derecho comunitario recogía mediante una Directiva postal marco (la Directiva 97/67/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de diciembre de 1997), los objetivos comunitarios en materia de servicios postales. En ella se reflejaba que el objetivo de la política comunitaria en el sector postal consiste en determinar el mercado interior de los servicios postales y en garantizar, mediante un marco reglamentario conveniente, que todos los ciudadanos de la Comunidad puedan disponer en todo el territorio de servicios postales eficaces, fiables, de buena calidad y a precios asequibles. Desde entonces los correos públicos europeos han buscado diferentes soluciones ante la irremediable pérdida del monopolio postal.

De forma muy general, las opciones adoptadas ante este tema por los diferentes países europeos las podemos agrupar en dos. Por una parte, aquellos países que han adoptado una actitud absolutamente activa hacía la liberalización postal. Y por otra, aquellos que van adoptando de una forma más lenta la liberalización y que anteponen la seguridad en la prestación del servicio postal universal a la competencia en el mercado interno. En el primer caso encontramos por ejemplo a Reino Unido y Alemania y en el segundo a Francia y España.

Así, mientras por una parte el afán de la Unión Europea por liberalizar los correos no se ha limitado sólo a los Estados miembros sino que ha alcanzado también a países de la Europa oriental, a Suiza, a Japón, llegando las presiones de la Comisión Europea incluso a la Organización Mundial del Comercio, por otra, los gobiernos de los diferentes países miembros, han aplicado diferentes estrategias y políticas de subsidiaridad dentro de sus Estados con el objetivo de salvar su correo público, en relación a los demás.

Durante el pasado 2007 en el Parlamento Europeo se ha ido ajustando el régimen de liberalización plena del sector postal comunitario, quedando plasmado en la Tercera Directiva Postal, que aprobó en pleno el 31 de enero de 2008. Su publicación marca la entrada en vigor de la norma comunitaria e inicia la cuenta atrás para la abolición de todo monopolio en el sector postal de la Unión Europea, a más tardar el 31 de diciembre de 2010, aunque recoge la posibilidad de que once Estados miembros pospongan la apertura total de sus mercados otros dos años más. Este último grupo lo forman los Estados de reciente adhesión y aquellos que tienen una topografía complicada o un tamaño y población limitada (Chipre, Eslovaquia, Grecia, Hungría, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Polonia, República Checa y Rumanía).

En la nueva directiva, que regulará el mercado postal comunitario y por la que se modifica la Directiva 97/67/CE, queda reflejado que “En la medida en que constituyen un instrumento esencial de comunicación e intercambio de información, los servicios postales desempeñan un papel fundamental que contribuye a lograr los objetivos de cohesión social, económica y territorial de la Unión. Las redes postales poseen dimensiones territoriales y sociales importantes, que permiten el acceso universal a servicios esenciales locales”. Asimismo, se mantiene el servicio postal universal, que comprende la recogida, clasificación, transporte y distribución de objetos postales, al menos cinco días a la semana.

El Parlamento Europeo reconoce en el texto que no todos los Estados miembros disponen de los mismos recursos para garantizar el coste del servicio postal universal en un mercado de libre competencia, por lo que incorpora varias alternativas para financiarlo entre las que podrán optar los países, como sacar a licitación la prestación del servicio, establecer mecanismos para compensar con fondos públicos a los operadores designados o repartir el coste neto de la obligación entre los proveedores y/o los usuarios.

Transformaciones de los correos nacionales

El monopolio postal en manos del Estado, que en muchos países se había mantenido desde el siglo XVIII, comenzó a quebrarse con la aparición de competidores de los correos nacionales en segmentos como el urgente o la mensajería. Y poco a poco se adentraron en otros sectores como la publicidad directa, para llegar finalmente a la correspondencia, que constituía la principal actividad de los correos públicos. Esta aparición de competidores privados en el sector postal comenzó en España en los años sesenta cuando el correo se divide en urbano e interurbano. El correo urbano (que era el rentable) no es monopolizado y por tanto es donde intervienen estas empresas privadas, y el interurbano (que era el más costoso) era monopolio de Correos. Sin embargo, lo que ha constituido un factor determinante para que en un sector como el postal: maduro, donde desde hace tiempo existen otras alternativas de comunicación y en el que domina el operador público, para que entraran empresas privadas ha sido el proceso liberalizador de las últimas décadas.

Las características de las entidades que han entrado en competencia con los correos nacionales son heterogéneas e incluso en ocasiones entremezcladas, podemos encontrar tanto grandes como pequeñas empresas, de carácter privado o público y tanto de procedencia nacional como extranjera. Si atendemos a su origen, entre las nacionales las hay que se crearon expresamente para competir en el sector postal, como fue el caso de Suresa en España, y otros que se constituyeron a partir de empresas que tenía una actividad cercana a la actividad postal, como podían ser la paquetería o el sector editorial. En estos últimos casos lo que han hecho es aprovechar sus redes para prestar servicios postales. Esto es lo que han hecho por ejemplo las empresa Sandd, en Holanda; UK Mail, una filial de la empresa británica de paquetería Business Post, y que se dedica al reparto de correspondencia, y West Mail que también se dedica al reparto de correspondencia y la crearon varias firmas editoras de periódicos en Reino Unido.

Por otra parte, también han entrado en competencia los correos nacionales entre sí, tomando posiciones fuera de sus fronteras. Así, por ejemplo, Swiss Post tiene filiales en Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Holanda y Estados Unidos; el correo holandés (TPG), a través de su filial TNT, ha adquirido empresas logísticas en Italia, Francia y los países escandinavos; lo mismo ha ocurrido con el correo alemán (Deutsche Post), que se ha extendido por todo el mundo con su filial DHL y en España opera además con una participación en Unipost. Una estrategia que, como veremos con más detalle, están llevando a cabo todos los correos europeos.

Por tanto vemos que las transformaciones que se han producido desde finales de los noventa en los correos europeos y en general en el sector postal de la mayoría de países del mundo han sido variadas, desde importantes reestructuraciones empresariales con alianzas entre operadores postales hasta adquisiciones de empresas del sector o cualquier otra fórmula.

En unos casos se ha tendido a convertirlos en empresas privadas cambiando su estatus jurídico, como ha sido el caso del correo danés (Post Denmark) que en mayo del año 2002 quedó transformado en una empresa de responsabilidad limitada (con efectos retroactivos al 1 de enero) y que aunque en un principio pertenecía al Estado ya en aquel momento se podía prever una parcial privatización en el futuro.Un proceso de privatización que comenzó en el primer semestre del 2004, cuando el gobierno danés acordó privatizar el 25 por ciento de su correo. La venta de ese porcentaje del correo danés la convertía en la primera que daba la oportunidad a otras empresas postales de expansionarse internacionalmente a través del propio operador nacional. Entre otros presentaron ofertas Deutsche Post y el correo holandés TNT Post Group (TPG).

Otro caso de privatización en el año 2004 fue el del correo belga, De Post/La Poste. El candidato preferido en adquirir una participación fue el correo holandés (TPG) ya que su proximidad geográfica les ofrecía una gran oportunidad de obtener sinergias de sus redes postales.

El caso del correo alemán es muy ilustrativo. En 1990 se pone al frente del correo alemán Klaus Zumwinkel, en aquel momento estaba integrado en la Administración pública germana, era de propiedad estatal y estaba dedicado única y exclusivamente al correo nacional. Actualmente su propiedad ha cambiado radicalmente. De pertenecer al Estado en los años noventa, hoy Deutsche Post cotiza en bolsa y el Estado sólo controla indirectamente el 30,6 por ciento de las acciones, a través del banco público KfW. Otro cambio importante ha sido el gran número de adquisiciones que ha hecho desde 1998 en numerosos países, lo que ha hecho que hoy la red de Deutsche Post World Net (DPWN) abarca todo el mundo y se ha convertido en el mayor grupo postal. José M. Sayagués, secretario general de la Unión General de Trabajadores de Correos de España, decía en 1997: “el correo alemán era el trasatlántico, el crucero postal europeo en donde desde lo público, con funcionarios, la eficiencia económica iba ligada estrechamente a la eficacia social”.

Como se puede ver, el sector postal ha vivido en los últimos años una auténtica revolución que ha venido determinada no sólo por el proceso de liberalización sino también por fenómenos como la globalización económica o los cambios en las nuevas tecnologías de la comunicación. Todo esto ha hecho también que los correos hayan llevado a cabo una reestructuración de sus redes de oficinas, con una gran polémica entre aquellos que defienden el mantenimiento de la accesibilidad y los que consideran que se deben reducir las oficinas postales deficitarias.

De los palacios de comunicaciones a los supermercados

“Con demasiada frecuencia se consideran las cuestiones estéticas como meros aspectos circunstanciales sin excesiva importancia. Sin embargo, los aspectos estéticos y simbólicos definen con precisión la esencia de las grandes organizaciones. Es el caso de los edificios que conforman el patrimonio histórico de Correos y Telégrafos, en donde se refleja la importancia que tuvieron – y siguen teniendo – las comunicaciones en España, las vicisitudes y cambios producidos; así como los diferentes gustos estéticos que se han desarrollado en nuestro país, en donde los edificios de Correos han significado uno de los símbolos de modernidad de las diferentes etapas de la historia contemporánea de España.”

Con estas palabras, firmadas por el que fue director general de Correos y Telégrafos en España entre 1996 y 2000, José Ramón Esteruelas Hernández, comienza la presentación el libro de Pedro Navascués Palacio titulado Arquitectura Postal. Como muy bien dice José Ramón Esteruelas, la esencia de las grandes organizaciones en muchas ocasiones se intenta materializar en los aspectos estéticos y simbólicos de sus edificios. La noción que se tenía hasta hace muy poco de las oficinas postales a cambiado en los últimos tiempos y posiblemente cambiará muchísimo más en el futuro, una idea que debemos encuadrarla también en la nueva concepción del Estado.

En la mayoría de las ciudades y pueblos de Europa, y en general en todo el mundo, tanto los grandes como los pequeños edificios que se utilizan para el servicio de Correos han estado situados en lugares céntricos y destacados de la población. Han sido y son, puntos de encuentro y espacios de sociabilidad, constituyendo una representación del Estado, que lo hace presente en la población por medio de la oficina de Correos. Todas estas características se acentuaron especialmente durante las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX cuando los Estados liberales impulsaron la creación de grandes edificios de Correos en las ciudades, con una fastuosidad y unas características arquitectónicas que promovieron su denominación de palacios.

Hasta el siglo XVIII la mayoría de los países europeos tenían el correo arrendando, la mayor parte a favor de la familia Tassis. Como nos aclara para el caso español el arquitecto Pedro Navascués, durante la etapa que se arrendó el correo a particulares, desde los Tassis en el siglo XVI a Juan Francisco de Goyeneche (1717), no se puede hablar de ningún edificio que se identifique de modo específico con el servicio de correos. En general, en Europa se tuvo que esperar hasta bien entrado el siglo XVIII, cuando se comienza a reglamentar y ordenar el servicio de correos, para que surja la necesidad de contar con instalaciones propias.

En un primer momento los edificios que se utilizaron para ubicar los servicios de correos eran edificios ya construidos anteriormente, como ocurrió por ejemplo en la ciudad de Toledo, donde el Correo Real se instaló en la época de Carlos III en un palacio medieval en el que anteriormente también se había instalado la Fábrica de la Moneda. En España, la construcción en la segunda mitad del siglo XVIII de la Real Casa de Correos en la madrileña Puerta del Sol de Madrid fue una excepción durante muchos años ya que durante más de un siglo fue el único edificio en todo el país construido expresamente para ubicar los servicios de Correos. Hubo que esperar hasta finales del siglo XIX y los primeros años XX para que en las principales ciudades de España se comenzaran a construir edificios de Correos, que además por su monumentalidad constituían una obra singular que rivalizaba con la tradicional arquitectura religiosa y civil de carácter monumental.

Así pues, encontramos que entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, los Estados construyeron en los centros de las principales ciudades europeas y americanas, desde Roma, Bruselas y Londres hasta Washington, Lima y Río de Janeiro, unos edificios emblemáticos y monumentales para el servicio de Correos. Unos edificios que con mayor o menor monumentalidad se pretendía hacer extensivos también a ciudades medianas y pequeñas. Sin embargo, las dos Guerras Mundiales que tienen lugar en Europa y en el caso de España la guerra civil, hicieron que muchos proyectos y obras no se realizaran hasta los años cuarenta y cincuenta.

Con el objetivo de cubrir todo el territorio nacional, se fueron estableciendo con mayor o menor rapidez oficinas postales en la mayoría de las poblaciones. El esfuerzo realizado por los Estados fue enorme, pero con ello, entre otras cosas,  pretendían remarcar su presencia en todo el territorio.

El objetivo no siempre se alcanzó de la forma deseada y como nos recordaba para el caso español el profesor Horacio Capel en el Foro Postal Europa-América 2002: “En los pueblos, las estafetas de correos era frecuentemente una dependencia del ayuntamiento. Pero en muchas ocasiones en ellos y en las ciudades ha sido un edificio alquilado (…). Estos son los que más tristeza y motivos de reflexión producen. Cada vez que en una ciudad grande he tenido que entrar en estafetas de correos situadas en bajos comerciales de pésima calidad y alquilados, he pensado en la incapacidad del Estado para hacerse presente de una forma adecuada a través de distintos equipamientos del servicio de correos”.

En los últimos años, siempre enmarcado en planes para rentabilizar la red, gran número de operadores postales nacionales han optado por crear lo que llaman puntos de atención, que pueden estar ubicados en bancos, supermercados, kioscos, gasolineras, farmacias, etc. Enumeraré a continuación algunos ejemplos que servirán para ilustrar el cambio que se ha producido en la consideración de las oficinas de correos, que naturalmente forma parte de todos esos cambios que se han producido en el mundo de las comunicaciones y en los cambios en el modelo de Estado.

El correo belga, De Post/La Poste, en febrero 2006 tenía un plan en el que planteaba cerrar 36 oficinas antes del verano y 110 a finales de año. Para compensar esas clausuras abriría 130 PostPunten, es decir unos puntos de atención que instalaría en bancos, supermercados y kioscos. En el estudio elaborado por el correo belga, de las 1300 oficinas postales de Bélgica, sólo 300 resultaban rentables.

A principios del 2007 el correo alemán, Deutsche Post, inició una prueba piloto en dos ciudades: Bonn y Dortmund, que consistía en instalar puntos de venta postal, lo que llama Postpoint, que estarían ubicados en tiendas minoristas en las que además de vender sus productos proporcionan el servicio postal.  La prueba parece ser que resultó satisfactoria para los objetivos del correo alemán y a mediados de año planteaba 600 nuevos establecimientos de estas características. Con estas 600 tiendas que ofrecerían servicios postales, la red de Deutsche Post se ampliaba  hasta 13.000 y la situaba por delante de su principal competidor, el grupo alemán de venta por catálogo Otto, liderado por la firma Hermes.

Este nuevo concepto de red postal parece que puede ser el que implante en los próximos años el gigante postal alemán, porque mientras por una parte a finales del 2007 Deutsche Post anunciaba la venta de inmuebles (oficinas, almacenes y centros de distribución) no utilizados o que serían desalojados en breve y quedaba comprobado a principios del 2008 cuando confirmaba su intención de vender cientos de sus oficinas postales a otras compañías, por otra parte, en marzo de 2008 Deutsche Post anunciaba el traspaso de 850 oficinas postales propias a negocios locales como supermercados, panaderías o vendedores de prensa, en los que se ofertará además de sus actividades específicas los servicios que hasta el momento prestaban las oficinas postales.

En un informe publicado recientemente se señalaba que con esta política de reducción de costes en la red que lleva a cabo el operador postal alemán, se verían afectadas alrededor de 700 oficinas postales  Hay que señalar que en los últimos años Deutsche Post ha cerrado cerca de 400 oficinas. Sin embargo, tiene actualmente más de 8000 establecimientos de atención al público que están gestionados por socios, es decir siguiendo el modelo Postpoint.

Esta forma de ofrecer los servicios postales como algo más dentro de los productos de tiendas y supermercados está implantándose tanto en Europa como en América. DHL, filial de paquetería de Deutsche Post, firmó a principios de 2008 un acuerdo marco con la cadena de supermercados sueca Grupo ICA para que a partir de ese momento contara en sus tiendas con un punto ServiPoint. DHL tiene actualmente en Suecia una red de puntos de 1150 ServiPoint y espera ampliarla a 1500 a lo largo de este año. Asimismo, en Estados Unidos, DHL Express firmo en febrero de 2008 un acuerdo con Walgreens, la cadena de farmacias más grande de Estados Unidos, para de esta forma aumentar en más del doble sus puntos de venta.

Otro ejemplo es el operador postal público de Eslovenia, Posta Slovenije, que recientemente ha firmado un acuerdo de cooperación con la compañía de carburantes Petrol para poder enviar y recibir algunos productos postales en las estaciones de servicio. Después de la fase de evaluación del proyecto, que se completará en mayo de 2008, se podría ampliar a todas las gasolineras que Petrol tiene en Eslovenia y a mayor número de servicios postales.

El director de Chronopost, filial de paquetería del correo francés La Poste, planteaba así la posibilidad de trabajar con 3.000 estancos en los que se instalarían los Chrono-Relais para la recogida y entrega de paquetes: “existen 14.000 oficinas postales pero hay también 30.000 estancos” por lo que “esta cooperación complementará nuestra red”.

El año 2006, la red de librerías WH Smith, que cuenta con tiendas en céntricas calles de las principales ciudades británicas, y The Post Office, la filial de oficinas de Royal Mail, llevaron a cabo una prueba que consistía en ofrecer los servicios postales en seis tiendas franquiciadas de WH Smith. En abril de 2007 el periódico The Guardian publicaba que como continuación de aquella prueba, The Post Office, pensaba traspasar los servicios postales que prestaba a través de 70 de sus oficinas a la cadena WH Smith. La red de oficinas de Royal Mail la forman 14.500 establecimientos, de los que únicamente 458 son gestionados por The Post Office y el resto son agencias administradas por terceros subcontratados. Los 70 establecimientos a que hace referencia la noticia pertenecen a los primeros, por tanto The Post Office pasaría a gestionar directamente 388.

De todas formas, sin ninguna duda, la alternativa que llama más la atención es la que propuso la iglesia británica, que planteó que los templos podrían ser otro de los puntos de atención de servicios postales en aquellos pueblos en los que se decidiera cerrar los establecimientos de Royal Mail. A principios de 2007 el periódico The Sunday Telegraph publicaba que las autoridades eclesiásticas se habían reunido con los responsables de las oficinas rurales del correo para plantear la posibilidad de que se ofrecieran determinados servicios postales en las iglesias de aquellas villas donde existiera peligro de clausurar la oficina. Simon Hart, director de la asociación Countyside Alliance manifestaba: “Las oficinas postales son el último bastión de apoyo a la comunidad y actúan como centro social”, por lo que “no es suficiente válido argumentar que tienen que cerrarse por su falta de rentabilidad”.

Los ejemplos son numerosos y en todos ellos se puede apreciar el cambio que se ha producido en lo que significaba y significa hoy el servicio postal público para el Estado. A partir del momento que se plantea la liberalización postal, los operadores postales públicos comienzan a actuar como empresas privadas primando los costes económicos frente a los costes sociales. Y como se puede ver, se adoptan estrategias en las redes de oficinas absolutamente diferentes a las que se venían adoptando desde finales del XIX, cuando se extendió la red postal hasta las aldeas y pueblos más apartados y aislados. Actualmente las alternativas para obtener una mayor rentabilidad incluyen como hemos visto la sustitución de aquellas oficinas con escasa actividad por puntos de atención en kioskos, gasolineras o supermercados, sin olvidar que un considerable número oficinas postales ya aplican actualmente el modelo de franquicias.

Redes nacionales

Las estrategias que los operadores postales públicos están llevando a cabo en su red nacional, es decir, en aquella que está dentro de sus fronteras es diferente a la que desarrollan fuera de ellas. Aunque, en el caso de bastantes operadores postales, sería complicado delimitar cuál es su red nacional ya que son en gran parte propiedad de grupos de inversión que traspasan las fronteras y actúan en cualquier parte del mundo que sea económicamente rentable.

En los últimos años, en un gran número de países se han recortado las redes postales nacionales. Los territorios que generalmente han quedado más desfavorecidos postalmente hablando, han sido aquellos que por sus características orográficas, por tener un poblamiento diseminado, por su baja densidad de población o por cualquier otra causa, quedan situados dentro de lo que se califica como “territorios deficitarios”, es decir aquellos que no producen beneficios sino pérdidas económicas. Territorios que son en la mayoría de los casos núcleos o áreas rurales.

Es interesante ver algunas de las consideraciones de la nueva Directiva postal europea de 2008 en referencia a las redes postales rurales:

·         Las redes postales rurales en las regiones insulares y de montaña, entre otras zonas, desempeñan un papel fundamental en la integración de las empresas en la economía nacional y global y el mantenimiento de la cohesión social y del empleo. Además, las oficinas postales rurales en regiones apartadas pueden suministrar una infraestructura de red importante para el acceso a los nuevos servicios de comunicación electrónica.

Pues bien, aunque la directiva europea como vemos pone énfasis en que haya un cierto equilibrio territorial, la realidad hasta ahora, como veremos con algunos ejemplos, no ha sido del todo la deseada.

El año 2005 La Poste se comprometía a mantener unos 17.000 puntos de atención al público. Dos años después, en febrero de 2007 la Asociación de alcaldes en Francia (AMF) manifestaba públicamente su temor a que el correo francés redujera aún más sus niveles de servicio. Esta preocupación venía motivada porque, aunque realmente el número de puntos de atención al público no había disminuido, las oficinas postales sí habían cambiado, ya que los establecimientos abiertos con el apoyo de los municipios había aumentado en un 52 por ciento ese año y las “relais-poste”, es decir las tiendas que admiten envíos y que pertenecen La Poste, también habían aumentado en un 61 por ciento.

El correo público húngaro, Magyar Posta, tenía previsto cerrar 103 oficinas antes de finales de 2007 y vender alrededor de 1.000 durante el 2008. Los establecimientos que prevé cerrar serán aquellos en que el volumen de correo no justifique su existencia, por tanto con toda probabilidad coincidirán con áreas rurales o baja densidad de población. Sin embargo, esto no quiere decir que la medida no pueda llegar a afectar a algunas ciudades, ya que en Budapest por ejemplo existen 169 establecimiento de atención al público cuando por normativa sería suficiente con 86, con lo que también es probable que desaparezcan algunos.

En Reino Unido el regulador postal, Postcomm, el año 2006 pidió urgentemente al gobierno británico un plan sobre el futuro de la red de oficinas postales, ya que en cinco años habían cerrado unas 4.000 oficinas,  pasando de 18.393 en 1999 a 14.376 en 2006. La petición del regulador se centraba en las repercusiones sociales que puede tener en el futuro el cierre de oficinas postales en áreas rurales. Esta petición coincidía con la efectuada en octubre de 2006 por los agentes postales (postmasters) de las oficinas no gestionadas directamente por la Royal Mail, que entregaron al gobierno una petición con 4 millones de firmas, pidiéndole que asegurase la supervivencia de la red rural de establecimientos postales. Con estas protestas los agentes postales pretendían recordar al gobierno que con el cierre de las oficinas rurales se pierde un servicio vital para las comunidades rurales lo que les supone un importante impacto.

Sin embargo, en mayo de 2007 el secretario de Comercio e Industria del Reino Unido, Alistair Darling, comunicaba que en el 2009 se tenía intención de clausurar 2.500 establecimientos postales de los 14.500 que actualmente tiene Royal Mail. El gobierno británico, según Darling, tiene intención de garantizar “un acceso razonable” en todo el país, pero la red actual “es insostenible”. Según sus declaraciones a la cadena BBC, el número de clientes que semanalmente utilizan la red ha descendido en los dos últimos años en cuatro millones, mientras que las pérdidas contabilizadas cada semana alcanzan cuatro millones de libras (5,9 millones de euros). Las repercusiones que podía tener esta propuesta causó a lo largo del año tal alarma social y preocupación (especialmente entre los más de cuatro millones de personas que cobran sus subsidios en los establecimientos postales, que en muchos casos residen en zonas rurales), que el gobierno lanzó a finales de año una consulta popular.

El partido laborista ha tenido muchas críticas por este plan ya que desde que asumió el poder en 1997 hasta que acabe el plan habrá cerrado un 40 % de los puntos de atención postal. Sin embargo, antes de que estuvieran en el poder ya había comenzado el cierre de oficinas, ya que si nos remontamos a 1960 el total de oficinas que había en el Reino Unido era de alrededor de 25.000.

All Data Procesing informaba a principios de 2006 que el correo belga, De Post/La Poste, tenía previsto cerrar alrededor de 150 oficinas a lo largo del año, que serían sustituidas por PostPunten, puntos de atención ubicados en supermercados, bancos y kioskos. Esta actuación hay que enmarcarla dentro del proceso de rentabilización de oficinas que venía llevando a cabo De Post/La Poste. Según un estudio realizado en el 2005 por el operador público, de las 1.300 oficinas que tiene en Bélgica sólo 300 eran rentables económicamente.

También en los primeros meses del 2006, Dag Mejdell, presidente del correo noruego (Posten Norge), declaraba abiertamente su intención de cerrar la mitad de las oficinas postales del país. Esta no es una medida nueva en Noruega, pues ya anteriormente se cerraron muchas oficinas postales tradicionales que fueron sustituidas por Post in Shop.

El correo alemán, Deutsche Post, también tiene intención de cerrar oficinas situadas en pequeñas localidades una vez que finalizado su monopolio en diciembre de 2007. En declaraciones al diario Seuddeutsche Zeitung, el director de la división del correo, Hans-Dieter Petram, afirmó que la regulación que obliga al correo a mantener 12.000 oficinas en Alemania para cubrir la mayor parte del territorio es un “anacronismo”. Asimismo, este alto directivo manifestaba que “no necesitamos mantener las oficinas de los pueblos más pequeños para vender un par de sellos”.

Fuera de la Unión Europea también se plantea esta visión económica a la hora de prestar el servicio postal en las áreas rurales. En Canadá, por ejemplo, el gobierno ordenó a finales de 2006 que se continuara distribuyendo el correo en las rutas rurales y depositándolo en buzones al borde de la carretera. Unos meses después, en febrero de 2007 la agencia Canadian Press recogía las declaraciones de John Caines, portavoz de Canadá Post, que refiriéndose a esta medida del gobierno decía que era un proyecto complejo que se requería evaluar y que supondría  “un notable desembolso de recursos”, que los valoraban en unos 325 millones de euros.

También en Japón, a finales de 2007 y coincidiendo con los inicios de la privatización del correo japonés, se tenía previsto dejar de prestar los servicios de recogida y reparto postal en 1.000 oficinas rurales, a pesar de que el ministro responsable de dicha privatización, Heizo Takenaka, había dicho en febrero: que “en principio, se preservarán los puntos de atención ubicados en áreas poco pobladas”. El correo japonés tiene 20.223 oficinas, 14.404 de las cuales tuvieron pérdidas en el 2005. Pero hasta el momento, las pérdidas, que normalmente se producen en oficinas de áreas rurales, el correo de Japón las compensaba con los beneficios que obtenía en las grandes ciudades.

Redes transnacionales

Mientras, como hemos visto, por una parte muchos de los operadores postales públicos europeos recortan sus redes nacionales, por otra expanden sus redes a cualquier país del mundo a través de sus filiales, con la compra de marcas locales, mediante alianzas o por cualquier otra estrategia.

Regino J. Martín, secretario general del sindicato Comisiones Obreras de Correos  de España, decía en unas Jornadas Internacionales sobre el futuro del correo público celebradas en Madrid en mayo de 1997: “sabéis que todo eso de globalizar no es más que una transacción de capitales, de mercancía, de rupturas de fronteras que obliga a la UE a hacer lo que esta haciendo, a meterse en una encrucijada terrible entre lo que es un ente político depositario del estado de bien estar (que eso es la UE históricamente) pero que tiene la obligación, por presiones, de convertirse en un ente económico que responda a los otros bloques económicos”.

En 1997, cuando se celebraban estas jornadas internacionales, se admitía en ellas que no se sabía muy bien cómo afrontar este mercado único postal que se planteaba en la UE. Auque ya se comenzaba a ver entonces cómo los correos nacionales preparaban el nuevo escenario postal europeo. El correo holandés (KPN) ya había comprado TNT, con la intención de, como se dijo en aquellas jornadas, “abordar otros barcos que no son el suyo, que son el barco español, el barco francés o los que sean, barcos postales en todo caso”. Es lo que llamaban: “ganar cuota de mercado”, que se traducía en extender sus redes más allá de sus fronteras.

Otros correos europeos también llevaban a cabo la misma estrategia que el correo holandés, como el Royal Mail de Reino Unido o el correo alemán. Y por tanto, ya se veía que no estaba primando en la UE el principio de armonización sino el de subsidiaridad. Lo dijo de forma muy clara Regino J. Martín: “cada uno se esta buscando la vida como puede, en esta selvática en la que estamos viviendo y dando soluciones a corto plazo, y son cinco años (2003) soluciones de ámbito europeo”.

Vemos pues que se estaba ya estableciendo una relación diferente entre los distintos operadores públicos basada en la competencia. Esta nueva situación dio lugar a la creación del grupo Ginidet formado por varios operadores europeos y la empresa australiana TNT. Era la primera vez que distintos operadores públicos pensaban que era necesario utilizar la red internacional de una empresa privada para una parte de su correo, el urgente, para poder competir con los grandes operadores internacionales.

Esta expansión por todo el mundo no ha parado desde entonces, pero con una diferencia clara entre los correos del norte, del sur y este de Europa (estos últimos incorporados recientemente a la UE).

Los países del norte de Europa en general están a favor de la liberalización total del sector postal y han llevado importantes políticas de expansión.  Por ejemplo, TNT, filial del grupo postal holandés, puso en marcha el último año la estrategia que bautizó con el nombre de Focus on networks (centrarse en las redes) para centrar la mayor parte de sus inversiones en la expansión internacional de sus redes. En Europa TNT se ha instalado cada vez más en Reino Unido y Alemania, y en Asia y Latinoamérica ha comprado gran número de empresas dedicadas a la paquetería, como Speedage, en India;  Hoau en China y Mercurio en Brasil.

Entre los países del norte de Europa hay estrategias de expansión de todos los tipos. Así, recientemente se ha producido una fusión del correo sueco (Posten) y el danés (Post Danmark). El estado sueco y los empleados de Posten detentarán el 60 por ciento de la propiedad de la nueva firma, mientras que el Estado danés, los trabajadores de Post Danmark y CVC dispondrán del restante 40 por cien. Por otro lado, la participación del 25 por cien que Post Danmark posee en el correo belga, De Post/La Poste, también estará integrada en la nueva compañía.

En cuanto al correo alemán ya hemos visto anteriormente como su filial DHL ha extendido su red por todo el mundo. Y el correo finlandés realizó su última adquisición,  a través de su filial Stella,  del grupo Kauko, con lo que refuerza su red en los países nórdicos como Dinamarca, Suecia, Noruega, Letonia, Estonia y Rusia.

Los países del sur de Europa han intentado retrasar lo máximo posible la liberalización total del correo para poder alcanzar una posición mejor ante una competencia total en el mercado postal. Por tanto, su política no ha sido expansiva como la de los países nórdicos, pero esto tampoco ha impedido que se expandieran otras redes postales por sus territorios. El caso de España nos puede servir de ejemplo de lo que está ocurriendo en los países del sur, aunque naturalmente con diferentes matices en cada país.

El gigante alemán, Deutsche Post World Net (DPWN), ha extendido sus redes en España por una lado a través de la empresa española Unipost, de la que posee el 38 por cient y a la que aporta una importante financiación para el desarrollo que actualmente está llevando a cabo de su red.  Y por otro, con DHL Iberia que ha extendido su red en España y Portugal con la compra de empresas como la Guipuzcoana, Danzas, Liste, Álvarez Silva y Disfast, lo que le ha permitido reforzar sus infraestructuras e instalaciones en toda la Península.

El correo francés, La Poste, también ha extendido sus redes en España a través de GeoPost (filial del correo francés) que se unió con Seur formando una empresa llamada Seur-Geopost y de Chronopost.

El correo holandés tiene presencia en España a través de TNT España y de Spring Global Mail, cuya propiedad comparte el correo holandés con los correos Royal Mail y Singapore Post. Además, desde hace varios años ha comprado empresas del sector, como TG+ que la adquirió en el 2005 y cuenta con una participación indirecta en Kiala, que tiene una red de puntos de entrega de la paquetería que se genera con la venta a distancia, con socios tan importantes en este sector como La Redoute, Neckermann, Quelle, Wehkamp o Yves Rocher.

La red del correo de Reino Unido, Royal Mail, tiene presencia en España como hemos dicho con Spring Global Mail, con Kiala y con General Logistic System (GLS) de la que es propietario y posee una red de distribución de paquetería por toda Europa. Por su parte, el correo portugués, CTT Correios, expandió sus redes por España con la adquisición el año 2005 de la empresa de mensajería y paquetería Tourline Express. El correo suizo, Swiss Post, a entrado en España a través ABC Mail, centrando su negocio en la distribución de publicidad y libros. Y finalmente el correo austriaco es dueño de Trans-o-flex, que opera a través de la firma española de distribución Redur.

Para completar el panorama postal español tendríamos que añadir a toda esta lista de operadores postales públicos un buen número de operadores privados de alcance internacional como FedEx o UPS, de la que es muy importante su red de franquicias  Mail Boxes, o de menor tamaño como la francesa Geodis o la firma de paquetería Hermes, filial del grupo de venta por catálogo Otto que cuenta en Alemania con una red casi tan extensa como la de Deutsche Post.

Por último veremos qué esta ocurriendo en los países del este de Europa. En 2004 ingresaron diez nuevos estados de la Europa del este a la Unión Europea, que debían adaptar sus normativas nacionales a la legislación comunitaria. Por tanto, los correos nacionales se debían incorporar al proceso liberalizador y la apertura a la competencia. Esto se ha ido adoptando de diferentes formas. Algunos Estados han optado por transformar sus correos nacional en empresas o incluso venderlos a grupos inversores.

En los países del este que ingresaron en 2004 en la Unión Europea existía ya una gran competencia en el sector postal. Las empresas privadas ya hace tiempo que han establecido sus propias redes y actualmente están muy consolidadas. Y también los grandes operadores postales públicos europeos están presentes en la mayoría de países. Los correos de los países nórdicos, por ejemplo, han conseguido una importante red en el este europeo mediante la formalización de alianzas y la adquisición de infraestructuras. De esta forma, el correo finlandés, Suomen Posti, ha extendido sus redes en Estonia, Letonia y Lituania. En este último país, en Lituania, es también muy importante la presencia de GeoPost, una filial del correo francés.

El correo eslovaco es desde el 2004 una sociedad mercantil de propiedad estatal y se propone vender un importante porcentaje de la sociedad a alguno de los correos de Europa occidental. Así el gobierno estudia la posibilidad de abrir plenamente el sector postal a la competencia antes del 2009. Y mientras tanto, plantea la posibilidad de permitir el acceso a la red postal pública a las empresas.

Con el objetivo de equipararse a los correos de la Europa occidental muchos de ellos han efectuado importantes inversiones. El correo de Letonia, Latvia Post, tiene un plan inversor vigente hasta el 2009, que esta destinado especialmente a mejorar sus oficinas y centros de clasificación. El operador húngaro, por su parte, tiene también un programa de modernización de su correo en el que está contemplado la reducción de efectivos y el cierre de establecimientos no rentables, pero se encuentra en una situación difícil por estar presentes ya en el país las principales empresas postales del mundo. También el correo de Polonia se encuentra en una situación difícil y posiblemente acabe totalmente privatizado para obtener los fondos necesarios para su modernización.

En algunos casos, con el objetivo de extender sus redes, se han creado alianzas entre los correos europeos. Así, por ejemplo, se produjo la alianza entre el correo de Estonia y el de Finlandia. El primero extiende también su red en Letonia, Lituania y los territorios nórdicos, en cooperación con los correos de esos países y con Pan Nordic Logistic (empresa conjunta del danés Post Danmark y el noruego Posten Norge). Y, aunque únicamente en el sector de la publicidad directa, también se ha establecido una alianza entre los correos de Eslovaquia, Eslovenia y la República Checa con el correo Austriaco.

Conclusiones

Especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XX en la mayor parte de los Estados de Europa occidental fueron creciendo y consolidándose empresas estatales de energía, metalúrgicas, de telecomunicaciones, etc., que se enmarcaban dentro de un Estado del bienestar que abarcaba multitud de ámbitos. Nadie cuestionaba estas empresas públicas y de servicios públicos, sino todo lo contrario, ya que se consideraba que dichas empresas y servicios contribuían decisivamente al desarrollo de los países. Sin embargo, a partir de los años ochenta, con la difusión de corrientes neoliberales encabezadas por políticos como Margaret Thatcher y Ronald Reagan, comienza un movimiento privatizador y se asiste a todo lo contrario, se produce en general un discurso contrario a lo público y a favor de lo privado.

En los años noventa, con la descapitalización del sector público se comenzó a deshacer todo aquello que en su día se consideró modernizador. Los sectores que se consideraban estratégicos fueron pasando paulatinamente a un pequeño grupo de accionistas, que naturalmente a la hora de tomar las grandes decisiones tienen en cuenta sus propios intereses. Estas empresas de inversiones también se han interesado por el sector postal y encontramos ejemplos de ello en los operadores nacionales de Dinamarca y Bélgica, entre otros, donde CVC Capital Partner posee participaciones.

De esta forma, con el objetivo de que los presupuestos del Estado sean lo más reducidos posible, consiguiendo con ello unos impuestos bajos, y dejando en manos de particulares todas estas empresas para que sean ellos los que arriesguen su capital, la función del Estado ha quedado reducida en muchos casos a regular las relaciones económicas y a velar que no haya posiciones de dominio, en el caso del sector postal a través del regulador postal.

Así podemos ver como en esta última década la titularidad de los correos europeos ha variado enormemente. De pertenecer todos en un principio a la administración del Estado, han pasado a ser sociedades anónimas con una participación mayor o menor del Estado, y en algunos casos ha estar totalmente privatizados. Este proceso se ha traducido en que los operadores postales estén cada vez más ligados a la cuenta de resultados de un consejo de accionistas y menos a la sociedad. Y por tanto, su preocupación se centre en ofrecer beneficios a un consejo de administración y no tanto en dar un buen servicio a los ciudadanos, aunque sean los operadores responsables de prestar el servicio postal universal, lo que conlleva las exigencias de regularidad, calidad, accesibilidad y asequibilidad.

En muchas ocasiones el hacer efectivo el derecho a las comunicaciones postales a todos los ciudadanos, tal como marca la Directiva europea, supone una “lucha” entre los gobiernos y las nuevas empresas postales. Estas últimas, como hemos visto, dedican sus inversiones a aquellos territorios que suponen un beneficio económico (aunque estén fuera de sus fronteras) y desatienden aquellos otros que suponen un déficit a la cuenta de resultados. Un hecho que no es exclusivo de las redes postales, ya que lo encontramos también en ejemplos más alarmantes como la privatización de las redes de agua en algunos países, en los que las compañías se dedican a la construcción de redes para la demanda solvente (de la que obtienen grandes beneficios), y la administración pública es la que debe atender a los más necesitados.

Así pues, vemos que el sector postal está en un proceso de transformación en el que con toda probabilidad se seguirán produciendo cambios importantísimos (recordemos que es un sector relacionado con el transporte, la paquetería, la publicidad, etc.) y en el que como hemos visto han entrado grupos accionariales tremendamente significativos que actúan como “lobbys” de presión que quieren extender sus redes o mejor dicho sus mercados, porque allí donde no hay mercado ya hemos visto que no hacen llegar sus redes. Por tanto, la pregunta es: ¿Cómo conseguirán los Estados de la UE que no se rompa el equilibrio territorial en materia postal en un sector cada vez más empresarializado? Es una cuestión en la que se barajan varias fórmulas que todavía se están debatiendo y que se verán en los próximos años.

 

Bibliografía

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CAPEL, Horacio. El agua como servicio público. A propósito del seminario internacional “Faire parles les resaux: l’eau, Europe-Amérique Latine”. Biblio 3W. Revista bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona, nº 218, 22 de marzo de 2000.

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NAVASCÚES, Pedro. Arquitectura Postal. Barcelona: Lunwerg Editores S.A., 1997.

 

Recursos electrónicos

La web de operadores postales nacionales,

Alemania (Deutsche Post) www.deutschepost.de

Austria (Österreichische Post) www.post.at

Bélgica (De Post/La Poste) www.post.be

Bulgaria (Bulgarian Post) www.bgpost.bg

Chipre (Cyprus post) www.mcw.gov.cy/dps

Dinamarca (Post Danmark) www.postdanmark.dlk

España (Correos) http://www.correos.es/

Eslovaquia (Slovenska Posta) www.slposta.sk

Eslovenia (Posta Slovenije) www.posta.si

Estonia (Eesti Post) www.post.ee

Finlandia (Itella) www.itella.com/group/english

Francia (La Poste) www.laposte.fr

Grecia (ELTA) www.elta-net.gr

Holanda (TNT) www.tntpost.nl

Hungría (Magyar Posta) www.posta.hu

Irlanda (An Post) www.anpost.ie

Islandia www.postur.is

Italia (Poste Italiane) www.poste.it

Letonia (Latvia Post) www.pasts.lv

Lituania (Lietuvos Pastas) http://www.post.lt/

Luxemburgo (P&T Luxembourg) www.ept.lu

Malta (Maltapost) www.maltapost.com

Noruega (Posten Norge) www.posten.no

Polonia (Poczta Polska) www.poczta-polska.pl

Portugal (CTT Correios) http://www.ctt.pt/

Reino Unido (Royal Mail) www.royalmail.com/portal/rm

República Checa (Ceska Posta) www.cpost.cz/jetspeed

Rumania (Posta Romana) http://www.posta-romana.ro/

Suecia (Posten) http://www.posten.se/

Suiza (Swiss Post) http://www.swisspost.com/



© Copyright Antonio Aguilar Pérez, 2008
© Copyright Scripta Nova, 2008

 

Referencia bibliográfica

AGUILAR, Antonio. Liberalización y conexión de redes en las comunicaciones postales de Europa. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales.  Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2008, vol. XII, núm. 270 (33). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-270/sn-270-33.htm> [ISSN: 1138-9788]


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