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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. XIII, núm. 303, 1 de noviembre de 2009
[Nueva serie de Geo Crítica.
Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

 

¿A QUIÉN PERTENECE TOKDO?: LOS ISLOTES DE LA DISCORDIA Y LA DISPUTA ENTRE COREA DEL SUR Y JAPÓN

Daniel Gomà
Departamento de Historia Contemporánea – Universidad de Barcelona
dgoma@ub.edu

Recibido: 18 de septiembre de 2008. Devuelto para revisión: 16 de marzo de 2009. Aceptado: 26 de marzo de 2009.


¿A quién pertenece Tokdo? Los islotes de la discordia y la disputa entre Corea del Sur y Japón (Resumen)

La disputa entre Seúl y Tokio en torno al pequeño archipiélago de Tokdo, en posesión de Corea del Sur, ha sido motivo de enfrentamiento político entre los dos países desde hace más de medio siglo, sin que ambas partes hayan alcanzado un acuerdo sobre su soberanía todavía hoy.

Palabras clave: Tokdo/Takeshima, Corea, Japón, disputa marítima, ley internacional.

Who Owns Tokdo? The Islands of Discord and the Dispute between South Korea and Japan (Abstract)

The dispute between Seoul and Tokio over the archipelago of Tokdo, under South Korean control, has been one of the main political disputes between the two countries since 1950. Until today, the conflict remains unresolved.

Key words: Tokdo (Takeshima), Korea, Japan, sea dispute, international law.

La segunda mitad del siglo XX fue escenario de importantes conflictos derivados de lo que fue la Guerra Fría, el gran conflicto ideológico entre EE.UU. (y, por ende, el resto de Occidente) y la antigua Unión Soviética y sus aliados. En Europa, los restos de la Guerra Fría se pueden dar por desaparecidos o, al menos, sus consecuencias carecen de la belicosidad y del riesgo de enfrentamiento de antaño. Hay otros lugares en el mundo, sin embargo, donde el resultado de la Guerra Fría todavía ejerce un peso en las relaciones políticas y económicas entre países y ello se aprecia en la región de Asia-Pacífico más que en ninguna otra parte del globo.

Así, en Corea nos encontramos el último gran conflicto no resuelto de la Guerra Fría: la división de la península de Corea en dos estados, uno de ideología marxista-estalinista (la República Popular Democrática de Corea o Corea del Norte) y otro de corte capitalista, democrático y pro-occidental (la Republica de Corea, también llamada Corea del Sur). Otro conflicto que perdura es el de Taiwán, cuya soberanía reclama Pekín. En las dos últimas décadas, con el fin del enfrentamiento entre norteamericanos y soviéticos, han salido a luz nuevos conflictos que habían pasado desapercibidos durante los decenios anteriores pero que habían permanecido latentes. Estos problemas sin resolver conciernen principalmente a disputas fronterizas y en especial a cuestiones de soberanía sobre territorios situados en el mar. Así, a la ya conocida reclamación japonesa de las islas Kuriles (bajo soberanía rusa desde el final de la Segunda Guerra Mundial y anteriormente en manos niponas) se le han unido el enfrentamiento entre chinos y japoneses por el control de las islas Diaoyu (Senkaku en japonés), entre Vietnam y China por las Spratly (Nansha en chino) entre otros.

 

Figura 1.  La disputa marítima entre Japón y Corea.
Fuente: Dokdo: Korean Territory since..., 2006.

 

La disputa territorial en torno a Tokdo (llamada Takeshima por Japón) se ha convertido desde 1990 en uno de los asuntos “calientes” de la política regional del nordeste de Asia, con un intercambio de declaraciones oficiales y campañas de protesta entre Seúl y Tokio, los dos gobiernos que se disputan la soberanía sobre este pequeño territorio situado en el mar de Japón.

Un grupo de rocas en medio del mar de Japón

Tokdo designa en realidad a un conjunto de tierras volcánicas que sobresale en el mar de Japón (llamado Donghae, “mar del Este”, por los coreanos) a 131º52’ longitud este por 37º14’ latitud norte.[1] Formado hace aproximadamente entre cuatro y dos millones y medio de años, es el conjunto de islas más antiguo de Corea. Tokdo es en realidad un minúsculo archipiélago formado por dos islotes, rodeados por 87 rocas y arrecifes, y asentado sobre un fondo marino de 2000 metros de profundidad.[2] De los dos islotes, el más grande es el de Seodo (isla Occidental), con una superficie de 88.639 m2, mientras que Dongdo (isla Oriental) posee 73.297 m2.[3] La superficie terrestre del conjunto de islotes y rocas suma en total 187.453 m2. Los dos islotes están separados por un estrecho de entre tres y diez metros de profundidad y con una distancia en la parte norte de 160 metros mientras que en la parte sur ésta se reduce a los 110. La isla de Dongdo tiene una circunferencia de 2,1 kilómetros y su punto más elevado alcanza los 98 metros, mientras que Seodo, con una circunferencia de 2,8 kilómetros, tiene en conjunto una mayor elevación, con una superficie más escarpada y alcanzando en su cima más alta los 168 metros.

 

Figura 2.  Plano de Tokdo.
Fuente: Kim 2005.

 

Históricamente un fondeadero de pescadores coreanos (y en ocasiones también japoneses), Tokdo posee un ecosistema único. Con reservas de agua fresca propias aunque muy limitadas, su suelo volcánico está cubierto por casi un centenar de especies diferentes de plantas y es el hábitat de 22 especies de aves y 37 de insectos. Sus aguas albergan diversos organismos marinos, incluyendo focas, leones marinos y más de cien especies de peces. Dicho ecosistema está condicionado por factores climáticos y geográficos. Debido a los fuertes vientos marinos, la vegetación ha sido históricamente escasa pero en las últimas décadas los surcoreanos han impulsado su crecimiento mediante plantas traídas de la península. El clima es moderado gracias a que Tokdo se encuentra cerca del cruce de la corriente cálida de Tsushima y la fría de Corea del Norte pero el número de días claros no alcanza una sexta parte del año, dominado por la niebla y las lluvias a partes más o menos iguales.

El conjunto de islotes y rocas es conocido también como las Rocas Liancourt (Liancourt Rocks en inglés), nombre que suele utilizar parte de la comunidad internacional con el fin de evitar tensiones con Corea del Sur y Japón. Este nombre hace referencia a Le Liancourt, un barco ballenero francés que visitó los islotes en 1849 y tomó referencias de los mismos.[4]

Tokdo se encuentra a 217 kilómetros de la costa oriental de Corea del Sur y a 213 kilómetros de la costa japonesa. Sin embargo, está situada a 87 kilómetros al este de la isla de Ullung (Ullung-do en coreano), habitada por unas 20.000 personas. En el caso nipón, el territorio más cercano son las islas Oki (Okishima en japonés), a unos 162 kilómetros al este. Ello hace que desde el punto de vista geográfico Tokdo se encuentre más cerca de Corea que de Japón.

El nombre Tokdo (Dok-do en la transcripción coreana actual) significa literalmente “isla remota” aunque también suele traducirse como “isla solitaria” o “isla de roca”. Aunque los coreanos aseguran que es el nombre de los islotes desde 1881, las primeras referencias que contienen el nombre Tokdo datan de 1904 y curiosamente proceden de fuentes japonesas, concretamente de un informe de un navío que operaba durante la guerra rusojaponesa de 1904-1905. Gunkan niitakago kodo nishi (Informe de las Operaciones del Barco de guerra Niitakago) señala que “las Rocas Liancourt son llamadas Tokdo por los coreanos, mientras que los pescadores japonesas las llaman Liancourt (sic)”.[5] La explicación a esta confusión se debe a una cuestión lingüística: los primeros habitantes que llegaron a la vecina isla de Ullung en la segunda mitad del siglo XIX, tras varios siglos de abandono, procedían de Chollado y en el dialecto de esta región coreana el término tol (“roca”) se pronuncia tok y de ahí tokdo. El hecho de que este nombre no aparezca en los textos coreanos hasta 1906 es debido a que hasta entonces la corte de Seúl prefería el sistema de escritura en ideogramas heredado de China y cuya transcripción al alfabeto latín era Sokto (también transcrito como Seokto), el nombre que se utilizó entre 1881 y 1906.

Un territorio en la órbita de Corea desde tiempos antiguos

En la actualidad, desde el punto de vista administrativo Tokdo forma parte oficialmente de la comuna de To-dong, distrito de Ullung, provincia de Kyongsang del Norte, República de Corea. Esto es, pertenece a Corea del Sur pese a la negativa de Japón a aceptar este hecho.

En este sentido y hablando históricamente, no cabe duda de que Tokdo ha formado parte del mundo coreano desde hace siglos. No obstante, al igual que en el caso nipón, esta cuestión es objeto también de intereses partidistas por parte de los historiadores coreanos. Según éstos, las primeras menciones de Tokdo se encuentran en el famoso libro de historia coreana Samsuk sagi (Historia de los Tres Reinos), concretamente en los Silla pon’gi (Anales de los Reyes de Silla) y en las Yŏljŏn (Biografías). En el primero de ellos se señala lo siguiente:

“En junio del décimo tercer año [del reinado del monarca Chijung de Silla, esto es, el año 512 de la era cristiana], Usan’guk se rindió y ha pagado desde entonces un tributo de productos textiles cada año. Usan’guk es una isla en medio del mar al este de Myongju y es llamada también Ullungdo. El área es de 100 ri (un ri equivale a 3,9 kilómetros). El pueblo era feroz y no se rendía, así que el Ich’an (segundo alto rango en la jerarquía militar de la época) Isabu fue designado el Señor de Asulnaju (la región frente a la que se encuentra Usan’guk) con el fin de subyugarlos… el pueblo de Usan’guk quedó tan horrorizado ante él que pronto se rindió.”[6]

La historiografía tradicional coreana señala que Usanguk (Usan’guk) era un pequeño reino isleño que consistía de las islas de Ullung y Tokdo y su conquista por Silla en 512 implicaría que desde hace un milenio y medio Tokdo es parte integrante del territorio coreano. El hecho de que el nombre antiguo de Tokdo, Usan o Usando (Usan-do en coreano), derive probablemente de Usan’guk confirmaría la cercanía con esta isla y, por ende, con Corea. Sin embargo, esta hipótesis es cuestionable. Nada en los textos antiguos coreanos permite afirmar con rotundidad que Tokdo hubiera estado en la órbita de Ullung a mediados del I milenio. El Samsuk sagi data de 1145, más de quinientos años después de los hechos que relata. Además, el nombre antiguo de Tokdo no es mencionado por primera vez hasta casi mil años más tarde. Incluso el conocimiento de la existencia de Tokdo por los habitantes de Ullung no implica que se consideraran dueños del mismo.

Las primeras evidencias claras de Tokdo como parte integrante de Corea son más tardías y se remontan a varios textos coreanos de los siglos XV y XVI. En los primeros se señala que Usando (uno de los nombres con el que fue conocido Tokdo hasta el siglo XIX) formaba parte de la órbita de Ullung en esta época. El ejemplo más claro es Sejong sillok chiriji (Anales del rey Sejong), del año 1454, donde se menciona que “existen dos islas, Usan y Mullung, en el mar al este de la costa de este condado (se refiere a la región de Myongju). Las islas no están lejos la una de la otra, así que una puede ser vista desde la otra en un día claro”.[7] Los mapas de la época también suelen incluir al grupo de islotes como pertenecientes a Corea. El más antiguo está recogido en Tongguk yŏji sŭngnam (Estudio Aumentado de la Geografía de Corea) y data de 1531. Estos viejos mapas carecen de precisión en lo que se refiere a la localización y la dimensiones exactas de las islas de Ullung y Tokdo y uno de ellos incluso dibuja a Tokdo más cerca de la península coreana que la propia Ullung,[8] pero dejan claro que la existencia de las mismas, y más en concreto de Tokdo, era conocida por los coreanos. Los errores en la delimitación de ambas islas se agravaron a partir de finales del siglo XVI tras la evacuación de la población de Ullung con motivo de la invasión japonesa de la península coreana y los posteriores ataques de piratas nipones. La política de islas deshabitadas impulsada por la corte coreana no fue revocada hasta la segunda mitad del siglo XIX, momento en que Ullung volvería a ser habitada.

Los historiadores coreanos tienen, por último, un argumento importante para justificar el dominio coreano sobre Tokdo. El primer mapa occidental donde aparece el pequeño archipiélago es obra del geógrafo holandés Lerand, autor del Mapa del Imperio Japonés de 1715. Este último no es sino una simple copia de otro publicado en Japón en 1691 y descubierto recientemente y en él se indica claramente que Tokdo pertenece a Corea. Otro mapa famoso, la Carte du Royaume de Corée, el primer mapa de la península de Corea hecho en Occidente y obra del geólogo francés Jean Baptiste Bourguignon d’Anville (1737), no hace sino confirmar lo establecido en el mapa de Lerand y señala la vinculación de Tokdo a Corea.

Lo cierto es que desde el siglo XV y en especial desde finales del XVII Tokdo fue una zona de actividad importante para los pescadores coreanos. Durante este periodo los islotes fueron conocidos sucesivamente en coreano como Sambongdo (“isla de las tres rocas”), Kajido (“isla de los leones de mar”) y finalmente desde finales del siglo XIX con su nombre chino Sokto.[9] Prueba de que el estado coreano lo consideraba como suyo es el hecho de que en 1900 fuera promulgada la Ordenanza Imperial 41 donde se extendía la jurisdicción del distrito de Ullung hasta incluir el área de Tokdo y designaba a un magistrado de distrito para todos aquellos asuntos legales relacionados con este territorio.[10]

Los orígenes de la reclamación japonesa sobre Tokdo

El gobierno de Tokio considera a Tokdo parte integrante del territorio del actual Japón, oficialmente clasificándolo a nivel administrativo como perteneciente a Okishima, distrito de Oki, prefectura de Shimane. No obstante, pese a la intensidad con la que las autoridades japonesas reclaman desde hace más de medio siglo la posesión de Tokdo, lo cierto es que desde el punto de vista histórico sus argumentos son cuanto menos cuestionables. Los documentos oficiales y mapas más antiguos publicados en el archipiélago nipón señalan sin lugar a dudas que Tokdo era parte integrante del reino coreano de Choson (también llamado Joseon), gobernado por la dinastía Yi (1392-1910), hasta inicios del siglo XX.

Así, el Onshu shicho goki (Documentos de Observaciones en la Provincia de Oki), el primer documento japonés que hace mención de los islotes y que data del año 1667, afirma lo siguiente:

“[Las islas] Oki está[n] en medio del mar del Norte (nombre antiguo de la parte septentrional del actual mar de Japón), así que es llamada Okinoshima. Dirigiéndose desde allí en dirección noroeste durante dos días y una noche, uno alcanza Matsushima. Asimismo, allí se encuentra Takeshima a otro día de viaje. Esas dos islas están deshabitadas y tener una vista de Koryo desde allí es como ver Oki desde Onshu (actual Honshu). De este modo, Oki marca la frontera noroeste de Japón.”[11]

El texto japonés no deja lugar a dudas al respecto de la soberanía de Tokdo. Así, establece que los conjuntos de islas de Ullung y de Tokdo formaban parte del reino de Koryo (uno de los nombres con el que era conocido el reino coreano) y recibían las designaciones japonesas de Takeshima y Matsushima respectivamente.[12] El mismo documento situaba la frontera occidental del imperio nipón en las islas Oki.

Por su parte, el mapa japonés más antiguo donde aparece Tokdo tampoco contribuye a reforzar los argumentos nipones. Descubierto recientemente, el Mapa de los Mares, Montañas y Tierras, obra del cartógrafo japonés Ishikawa y fechado en 1691, dibuja a las islas de Ullung y Tokdo, acompañadas de la designación en escritura japonesa de “Handan”, nombre con el que los nipones se referían a Corea en esa época.[13] Otra carta japonesa del año 1785, el Mapa de los Tres Países Adjuntos, también muestra claramente que Tokdo pertenecía a Corea pues el conjunto de islotes tienen el mismo color del territorio coreano y, lo más importante, en el texto en japonés se dice expresamente que es un territorio de Joseon, la dinastía reinante de Corea.[14]

Ya en el siglo XIX hay varios ejemplos de la aceptación nipona de la soberanía coreana sobre Tokdo. Tras la caída del shogunato Tokugawa en enero de 1868 y la consolidación de la Restauración Meiji, el nuevo gobierno japonés encargó en diciembre de 1869 un estudio entonces secreto para determinar las fronteras del imperio y en él se incluían los casos de Ullung-do y Tokdo. La conclusión fue que ambos pertenecían a Corea y no había motivos para reclamarlos.[15] Un caso similar sucedió una década más tarde. En 1877 la prefectura de Shimane solicitó información al gobierno japonés con el fin de determinar si debía  incluir a los islotes de Tokdo y a la isla de Ullung como parte integrante de dicha prefectura en un estudio geográfico de la misma. Sin embargo, tras una investigación de cinco meses, el gobierno japonés estableció que dichos territorios pertenecían a Corea y ordenó a Shimane que los excluyera del estudio que llevaba a cabo.[16] Tokio reconocía así implícitamente la soberanía coreana sobre Tokdo.

La mayoría de los historiadores nipones, defensores acérrimos de la posición de su gobierno en el sentido de que Tokdo le pertenece, señalan en cambio que la reivindicación nipona es anterior al siglo XX y justifican así los derechos actuales de Tokio sobre los islotes. Según este análisis, Tokdo está en la órbita de Japón desde finales del siglo XVI, cuando tuvieron lugar las invasiones del famoso Toyotomi Hideyoshi, unificador y señor del Japón. Este líder militar realizó dos campañas contra la península coreana entre 1492 y 1498 con el fin de conquistarla pero fue finalmente derrotado por la alianza de los ejércitos coreanos y chinos. Durante estas campañas militares, las tropas japoneses atacaron Ullung, donde la consecuente matanza de civiles y el riesgo que suponía mantener a esa población en una isla alejada de la costa forzaron al rey de Corea a ordenar su evacuación completa.

La consecuencia de las invasiones de Hideyoshi fue que durante el siglo siguiente Ullung y, por ende, Tokdo estuvieron en la órbita de Japón pero en ningún caso se produjo una ocupación de las islas. En realidad, el shogunato Tokugawa (que pasó a regir los destinos de Japón después de Hideyoshi) autorizó a dos familias de pescadores nipones (los Otani y los Murakami) a faenar en aguas de Ullung y Tokdo en 1618 y 1656 respectivamente y hacer de las mismas su base de operaciones.[17] Sin embargo, el hecho de que ambas familias hubieran recibido un permiso especial para poder trasladarse a Ullung y Tokdo implica con probabilidad que incluso las autoridades niponas consideraban a estos territorios como no pertenecientes a Japón ya que en esta época este tipo de permisos sólo se otorgaban a aquellos ciudadanos que solicitaban marcharse del imperio. Por otro lado, tras unos enfrentamientos entre pescadores coreanos y japoneses en la última década del siglo XVII, en 1696 los Tokugawa reconocieron la soberanía de Corea sobre Ullung y Tokdo, anulando los permisos especiales concedidos en el pasado y prohibiendo  las actividades pesqueras japonesas en sus aguas.[18]

Historiadores japoneses aprovechan también la falta de exactitud y las diversas confusiones de los textos coreanos para tergiversar la situación a su favor. Un ejemplo es la insinuación de que Usan (nombre antiguo de Tokdo) no es sino un sinónimo de Usan’guk, es decir, Ullung-do, concluyendo de esta forma que la isla de Usan mencionada en los textos antiguos coreanos es en realidad la isla de Ullung, perteneciente a Corea desde hace siglos y no reivindicada por Japón. Esta teoría parte del texto coreano Koryŏsa (Historia de Corea, 1451), donde se señala que “Ullungdo está situada en medio del mar del Este (mar de Japón) y fue llamada Usan’guk durante la dinastía de Silla. Es conocida también como Mullung o Ullung… Según una teoría Usan y Mullung eran originalmente dos islas separadas. No estaban lejos la una de la otra y eran visibles la una de la otra en un día claro”.[19] Otro escrito coreano, Tongguk yŏji sŭngnam (Estudio Aumentado de la Geografía de Corea) afirma que “hay dos islas, Usando y Ullungdo, la cual es llamada también Mullung o Ullung, en medio del mar del Este… Una teoría dice que Usando y Ullungdo son una y misma isla”.[20]

La conclusión que extraen los historiadores más nacionalistas de Japón es que los nombres de Usan y Ullung hacen referencia a una misma isla y partiendo del hecho, a su juicio, de que no es posible ver la isla de Tokdo desde Ullung incluso en un día claro, dicha mención no se refiere a dos islas sino más bien a Ullung y la península coreana. Ello es completamente absurdo porque está demostrado que desde la cima del punto más alto de Ullung se puede ver en un día claro y con el mar tranquilo los islotes de Tokdo. Pero el argumento nipón cae por su propio peso porque la distancia entre Ullung y la península coreana es mucho mayor, casi el doble, de la que existe entre la primera y Tokdo. Lo que los historiadores japoneses no aceptan es que la descripción de Koryŏsa es simplemente un tanto confusa, tal vez debido a que su autor o autores no conocían bien la situación exacta de Tokdo, pero muestra claramente que los coreanos sabían de la existencia en el siglo XVI de una isla separada en la vecindad de Ullung y el hecho de que ello quede registrado indica que la consideraban probablemente como una posesión suya.

Si lo analizamos desde el punto de vista histórico, observamos que no fue hasta mediados de la primera década del siglo XX que el gobierno japonés se interesó por Tokdo. En la práctica, Tokio llevaba más de una década prestando cada vez más atención a Corea desde que en 1894-1895 había derrotado en un conflicto armado a China, aliado de Seúl, en la guerra sinojaponesa de 1894-1895, ejerciendo desde entonces una influencia cada vez mayor en el gobierno real coreano. Pero fue tras su victoria en la guerra rusojaponesa (1904-1905) que fijó definitivamente sus ojos en Tokdo como paso previo a su dominación absoluta de la península coreana. Los islotes, junto con Ullung, se convirtieron en un lugar de gran importancia estratégica en las operaciones militares contra la flota rusa. Con el fin de instalar una torre de vigilancia, los japoneses ocuparon Tokdo en septiembre de 1904.

Sin embargo, el proceso de anexión japonés de Tokdo se hizo de manera muy diferente. En las mismas fechas en que los militares nipones comenzaban la construcción de la torre de vigilancia, un pequeño empresario pesquero llamado Nakai Yosaburo irrumpió en escena. La zona del área de Ullung y Tokdo había despertado el interés de pescadores japoneses durante los siglos anteriores pero a comienzos del XX dicha actividad se intensificó, siendo los leones marinos una de las piezas más codiciadas, y los islotes adquirieron una mayor importancia como base de dichas capturas. Nakai era uno de los pescadores con mayores intereses en la zona y a comienzos del otoño de 1904, una vez finalizada la temporada de pesca, se personó en Tokio donde solicitó al gobierno la concesión de derechos exclusivos de pesca en el área de Tokdo.

Este caso es realmente curioso. Nakai parece ser que reconoció que Tokdo era territorio coreano y decidió solicitar al gobierno de Seúl la cesión de los derechos de pesca. Para ello, pidió la mediación del Departamento de Pesca del Ministerio de Agricultura y Comercio nipón. La consecuencia fue que tras estudiarse la cuestión en diferentes ámbitos del gobierno, este último, enfrascado en una guerra con Rusia y viendo las ventajas militares de una posesión terrestre en medio del mar de Japón, acabó concluyendo que no había suficiente evidencia sobre la propiedad del archipiélago. Entonces, el propio Nakai, viendo las ventajas de esta posición, solicitó formalmente el 29 de septiembre de 1904 un  “Requerimiento para la Incorporación Territorial de la isla Liancourt [sic] y su Arrendamiento” ante los ministerios del Interior, Asuntos Exteriores y Agricultura y Comercio.[21]

El gobierno japonés aprobó la solicitud de Nakai y no tardó en apoderarse de Tokdo. En una reunión el 28 de enero de 1905 decidió la incorporación de Tokdo al imperio nipón bajo la afirmación de que “evidencia alguna se ha encontrado de que esta isla deshabitada esté bajo posesión de país extranjero alguno” y utilizando el concepto legal de que dichos islotes eran por tanto terra nullius, es decir, territorios deshabitados y no estaban bajo control de una entidad política, de una persona o de la ley internacional.[22] Asimismo, Tokio se escudó en la idea de que los islotes eran parte integrante de Japón desde tiempos antiguos. Así las cosas, el dominio nipón sobre Tokdo no tardó en hacerse oficial. El 22 de febrero el gobernador de Shimane anunciaba la Orden de la Prefectura de Shimane Número 40 que colocaba a los dos islotes bajo la jurisdicción del Departamento de las islas Oki, perteneciente a dicha prefectura. El 17 de mayo, Tokio inscribía al pequeño archipiélago con su nombre japonés, Takeshima (literalmente la “isla de bambú”), en el Registro Territorial de Okinokumi (distrito de Oki), consumándose así el proceso de integración de Tokdo al imperio japonés.[23] Con su victoria sobre los rusos unos meses más tarde, el dominio nipón sobre el mar de Japón y sus diferentes islas quedaba asegurado pese a las protestas de Seúl. El siguiente paso sería la anexión de Corea, hecho que tendría lugar en 1910.

Una herencia de la posguerra en Asia

Los orígenes de la disputa actual entre Corea del Sur y Japón en torno a Tokdo se remontan a comienzos de los años cincuenta. La firma el 8 de septiembre de 1951 del Tratado de Paz de San Francisco (también llamado Tratado de Paz con Japón) por parte de Japón y de otros 49 países (encabezados por EE.UU.) implicaba un acuerdo donde el primero renunciaba a ambiciones imperialistas y aceptaba compensar a las naciones afectadas por los daños causados durante la Segunda Guerra Mundial. A cambio, el 28 de abril de 1952 Japón se convertía de nuevo en un estado soberano.

Pero este tratado iba más allá de poner fin a las ambiciones niponas en Asia, en la práctica establecía el nacimiento de un nuevo orden político en la región y sus consecuencias no tardarían en aflorar. El caso más grave fue, sin duda, la no resolución de la soberanía definitiva y la falta de delimitación de todo un conjunto de territorios desde las Kuriles en el norte de Japón hasta las Spratly en el mar de la China meridional y de toda una serie de archipiélagos en la mitad occidental del Pacífico. Así, por las cláusulas B, C y F del artículo 2 del tratado Tokio renunciaba a cualquier reclamación sobre Formosa (Taiwán) y las vecinas islas Pescadores, sobre las islas Kuriles y la parte sur de Sakhalin, y sobre las islas Spratly y Paracel (en el mar de la China meridional).[24] El problema es que ni en estas cláusulas ni en otras del Tratado de Paz se determinaban con claridad qué países pasaban a ejercer la soberanía sobre estos territorios, lo que dejaba abierta la posibilidad de reclamaciones por parte de las naciones afectadas, incluyendo en este caso al propio Japón.[25]

Un problema idéntico ocurría en el caso de Corea. En el artículo 2 del Tratado de Paz, concretamente en su cláusula A, se lee específicamente que “Japón, reconociendo la independencia de Corea, renuncia a todo derecho, título o reclamación sobre Corea, incluyendo las islas de Quelpart, Port Hamilton y Dagelet.” Esto es, aparte de la península coreana, Tokio renunciaba a las islas de Cheju, Geomun y Ullung.[26]

Como vemos, esta cláusula del tratado excluye a Tokdo y aquí se encuentra la raíz del problema actual. Cuando Tokio firma el tratado en 1951, lo hace consciente de que no se le ha privado de su reclamación sobre Tokdo, logrando de este modo imponer, aunque fuera parcialmente, sus argumentos. No en vano, desde la firma de rendición de Japón en 1945 hasta el momento último de firmar el Tratado de Paz el gobierno japonés buscó impedir que los islotes pasaran a ser reconocidos internacionalmente como parte integrante de Corea del Sur. En este sentido, Tokio asestaba un duro golpe a Seúl pues sólo unos años antes, en 1946, había visto cómo los ocupantes norteamericanos excluían a Tokdo del primer estudio del territorio japonés de la posguerra.[27]

Este éxito diplomático nipón se observa más claramente si analizamos el proceso que llevará a la firma del Tratado de Paz impulsado por EE.UU., el vencedor sobre Japón y ocupante hasta 1952. Así, en los primeros cinco borradores del tratado (entre marzo de 1947 y noviembre de 1949) se menciona claramente que Japón, en su renuncia a cualquier derecho sobre Corea, incluye también en dicha renuncia cualquier reivindicación que pudiera tener sobre Tokdo (mencionado en los borradores como Takeshima o Liancourt Rocks), entre otras islas del mar de Japón.

Inicialmente incluida en el listado de islas a ser renunciadas por Japón, Tokdo desaparece del mismo en el sexto borrador (con fecha de 29 de diciembre de 1949), cuyo artículo 3 señala que “el territorio de Japón debe comprender las cuatros islas principales japonesas de Honshu, Kyushu, Shikoku y Hokkaido, y las islas menores adyacentes, incluidas las islas del mar Interior (Seto Naikai); Tsushima, Takeshima (Liancourt Rocks)…”[28] Esta posición queda confirmada medio año más tarde con un informe escrito por el Departamento de Estado (ministerio de Asuntos exteriores norteamericano) en julio de 1950 y destinado al siguiente borrador del tratado donde se lee textualmente:

“Takeshima (Liancourt Rocks). Las dos islas deshabitadas de Takeshima, casi [igual de] equidistantes de Japón y Corea en el mar de Japón, fueron formalmente reclamadas por Japón en 1905, aparentemente sin protesta de Corea, y colocadas bajo jurisdicción del Departamento de las islas Oki de la prefectura de Shimane. Son el área de reproducción de leones marinos, y los antecedentes muestran que durante largo tiempo pescadores japoneses emigraron allí durante algunas estaciones. A diferencia de la isla de Dagelet [situada] a corta distancia al oeste, Takeshima no tiene nombre coreano y no parece haber sido nunca reclamada por Corea. Las islas han sido utilizadas por las fuerzas norteamericanas durante la ocupación [de Japón] como campo de bombardeo y tienen un posible valor como lugar de estación de radar o de estudio metereológico.”[29]

De este modo, Washington se posicionaba claramente del lado japonés en la cuestión de Tokdo. En este cambio de actitud no fue ajena la mano del embajador estadounidense en Japón William J. Sebald, principal asesor de la Comandancia Suprema de las Potencias Aliadas en el Japón ocupado (SCAP en sus siglas inglesas), organismo presidido por el general Douglas MacCarthur y encargado de redactar el Tratado de Paz. Sebald proveyó al Departamento de Estado de información falsa suministrada seguramente por las autoridades japonesas. Así, en un informe enviado el 14 de noviembre de 1949 (es decir, dos semanas después del quinto borrador), el diplomático estadounidense escribía lo siguiente: “Recomiendo reconsiderar [la cuestión de] las Liancourt Rocks (Takeshima). La reclamación de Japón es antigua y parece válida. Consideraciones de seguridad pueden concebir posiblemente [la instalación de] estaciones meteorológicas y de radar acto seguido.”[30] No sabemos si Sebald fue engañado o era consciente de ello, pero con su actuación cambió la política llevada hasta el momento por Washington y condujo a la larga al problema actual. Indudablemente, el texto de julio de 1950 del Departamento de Estado estaba plagado de errores claramente favorables a los intereses nipones cuando, por ejemplo, se menciona que las islas carecen de nombre coreano o que nunca fueron reclamadas por Corea.

No se puede descartar, aunque esto es una mera hipótesis, que los propios redactores del borrador del Tratado de Paz aceptaran a sabiendas estos errores e hicieran la vista gorda. En 1950 el gobierno estadounidense y, por ende, la SCAP, eran conscientes de la necesidad de concluir un tratado que fuera lo menos lesivo posible a los intereses de Tokio. Japón había sido el enemigo en la Segunda Guerra Mundial pero ahora era un aliado y había que compensarle de alguna manera. En este sentido, Tokdo era a primera vista un asunto poco complicado. Se encontraba alejado a una distancia similar del archipiélago japonés y de la península coreana y, lo más importante, sus escasas dimensiones y la ausencia de habitantes convertían a los dos islotes en principio en un territorio a otorgar a Tokio sin demasiadas complicaciones. Lo que no se esperaba Washington era la respuesta surcoreana y la intransigencia japonesa.

Es importante resaltar en este punto la gran responsabilidad de EE.UU. y en concreto de su Departamento de Estado a la hora de no solucionar el problema cuando estaba en condiciones de hacerlo. Hasta 1952 el gobierno norteamericano, el verdadero responsable del tratado, pudo haber impuesto su voluntad a la hora de decidir la propiedad de la isla. Sin duda, el desconocimiento sobre estos islotes en medio del mar de Japón fue notorio y contribuyó a que Washington y la SCAP se dejaran condicionar por las presiones surcoreanas y japonesas en determinados momentos y acabaran, en la práctica, lavándose las manos en este espinoso asunto. La falta de planificación y en concreto la ausencia de una política clara en lo que se refiere a las fronteras de Corea y Japón en la fase final de la guerra mundial tuvo que ser corregida después del conflicto bélico en un contexto histórico, la Guerra Fría, donde los dos principales afectados, Corea del Sur y Japón, empezaban a ser cortejados como ejes imprescindibles de la política estadounidense en Extremo Oriente ante una Corea del Norte aliada de Moscú y una China que iba camino de convertirse en un régimen comunista.

Es indudable que los norteamericanos se encontraron enfrascados en una disputa que no esperaban y que les acarreó no pocos quebraderos de cabeza, vista la especial relación que mantenían con los gobiernos surcoreano y japonés. Durante el proceso de redacción del Tratado el enfrentamiento entre Seúl y Tokio alcanzó tal intensidad que las provocaciones de uno y otro lado no tardaron florecer. Aparte de Tokdo, el gobierno japonés insistió desde 1947 en reclamar también la isla de Ullung. Aparte de negar la existencia de un nombre coreano para Tokdo y su inclusión en los mapas antiguos coreanos (lo que era falso), la insistencia nipona sobre Ullung se fundamentaba en base a la similitud geográfica entre dicha isla y el archipiélago nipón y a que la flora tiene “muchas características comunes con la propia de Japón”.[31] Seúl no se quedó atrás y exigió la entrega de Tsushima y Parangdo, insinuando al mismo tiempo que dicha reclamación iba dentro de las demandas por reparaciones de guerra, esto es, la ocupación de la península coreana por el imperio nipón durante la primera mitad del siglo XX.[32] Ambos casos eran imposibles de llevar a cabo. Primero, Ullung era un territorio habitado por población coreana e históricamente vinculada a Corea y sus habitantes no hubieran aceptado ser administrados por Tokio, con lo que en la práctica hubiera implicado su expulsión o deportación. Y ello hubiera despertado la hostilidad manifiesta del gobierno surcoreano. Por su parte, la soberanía de Tsushima nunca había sido puesta en cuestión por Corea, ya que desde el siglo VI ha estado habitada por población japonesa y había sido sede de un reino independiente nipón en el pasado, con lo que desde el punto de vista histórico la exigencia coreana era inviable. Además, al igual que en el caso de Ullung, la población local se hubiera negado a ser gobernada por Seúl. El enfrentamiento alcanzó incluso tintes surrealistas con la reclamación coreana sobre Parangdo (la isla Verde). Preguntado el ministerio de Asuntos Exteriores surcoreano sobre la posición de Parangdo por el SCAP, la respuesta fue que se encontraba en el mar de Japón y sin dar más detalles. Luego se descubrió que dicha isla no existía.[33]

Ambos países eran conscientes de la inutilidad de sus demandas pero jugaban sus cartas con el fin de asegurarse el reconocimiento de su soberanía sobre Tokdo. El problema era que los norteamericanos acabaron por darse cuenta, sin duda, de que otorgar dicha soberanía a uno u a otro implicaría una respuesta contundente por la parte más perjudicada. Y la situación en Asia no hacía sino complicarse. En julio de 1950 había estallado la guerra en la península coreana (1950-1953), con la invasión de la República de Corea por su vecino del norte. Naciones Unidas, con EE.UU. a la cabeza, había respondido enviando un ejército multinacional que acabó enfrascado en un escenario bélico interminable donde también se incluyó la China comunista. En este contexto, Washington tenía poco margen de maniobra porque no podía abandonar a su aliado surcoreano en un aspecto tan relevante como Tokdo y menos en un escenario de guerra, pero tampoco podía alienarse las simpatías japonesas cuando el archipiélago nipón albergaba la mayoría de bases norteamericanas en Asia y era la retaguardia principal de las operaciones militares en la península coreana.[34] El resultado fue que el gobierno estadounidense acabó haciendo oídos sordos a las reclamaciones de unos y otros y optó por hacer desaparecer toda mención de Tokdo en el Tratado de Paz.

Así las cosas, la respuesta de Seúl no se hizo esperar. Los surcoreanos habían mostrado su desacuerdo desde 1950 ante los cambios en la posición de Washington  respecto a Tokdo e incluso se habían encontrado sorprendentemente con la defensa norteamericana de que los islotes pertenecían a Japón en agosto de 1951, sólo un mes antes de la firma del Tratado de Paz.[35] Aunque la soberanía japonesa de Tokdo no se consumó en dicho tratado, despertó las suspicacias del gobierno surcoreano respecto a la verdadera posición de EE.UU. e impulsó la necesidad de tomar medidas más drásticas.  El 18 de enero de 1952 el presidente surcoreano Syngman Rhee emitió la Declaración Presidencial de la Soberanía sobre el Mar Adyacente, donde se proclamaba como soberanía coreana a una parte del mar de Japón, incluyendo los islotes de Tokdo. La línea de demarcación de esta zona marítima de soberanía coreana se conocería como la “línea Rhe”. Los japoneses respondieron rechazando dicha acción y negándose a reconocer la soberanía coreana sobre Tokdo. La disputa estaba servida.

Una disputa nacionalista no exenta de intereses económicos

Como vemos, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, los gobiernos de Japón y Corea del Sur se han enfrascado en una disputa por la soberanía de Tokdo. Las reivindicaciones niponas se sustentan en la documentación histórica y la ley internacional, aspectos evidenciados en los acuerdos con Corea del siglo XX, declaraciones formales de soberanía y protestas contra las actividades coreanas en el archipiélago.[36]      Por su parte, Corea también formula sus reivindicaciones según la documentación histórica, afirmando que dicho territorio ha formado parte del ámbito coreano desde hace siglos y que los acuerdos del siglo XX fueron impuestos por la fuerza por Tokio. La firma del Tratado de Relaciones Básicas de 1965, por el que Japón y la República de Corea establecían relaciones diplomáticas, excluyó toda mención a la cuestión de Tokdo con el fin de evitar el fracaso de la normalización diplomática entre las dos naciones asiáticas.

Lo que está claro hoy día es que el área de Tokdo está ocupada actualmente por Corea del Sur. En abril de 1953, sólo unos meses antes del final de la Guerra de Corea, Seúl decidió intervenir y asegurarse el control sobre los islotes ante la presencia cada vez mayor de patrulleras de los guardacostas y de pescadores japoneses en aguas de Tokdo. Decididas a establecer un asentamiento humano permanente, las autoridades surcoreanas respaldaron la creación de la Guarnición de Voluntarios de Tokdo. Impulsada por una organización civil y formada por treinta y tres hombres, en  su mayoría veteranos de la guerra coreana, dicha guarnición se trasladó a Tokdo, convirtiéndose así en los primeros habitantes oficiales de los islotes. Allí, se dedicaron a hostigar a las patrulleras niponas. Tres años más tarde, en diciembre de 1956, Seúl sustituyó a esta guardia de voluntarios por un cuerpo de la Policía Nacional coreana, asumiendo de esta forma oficialmente la responsabilidad sobre Tokdo.

Actualmente, Tokdo ya no es un archipiélago solitario sino que tiene residentes todo el año. Dongdo alberga, entre otras instalaciones, un puesto de la guardia costera surcoreana, un muelle y un faro. En la vecina Seodo, mucho más escarpada se encuentran unas pocas edificaciones en su parte inferior. En total hay destinados 37 policías, la mayoría vinculados al cuerpo de guardacostas, y tres encargados del mantenimiento del faro. Todos ellos permanecen en Tokdo durante un turno de un año de duración.

El enfado de Corea del Sur ante las reclamaciones japonesas sobre Tokdo es evidente y alcanza cuotas de fervor nacionalista difícilmente superables en ese país. Porque toda acción hostil de Tokio hacia los intereses coreanos acaba siempre vinculada al pasado reciente de las relaciones entre Japón y la península de Corea y más en concreto al periodo en que esta última fue una colonia del primero (1910-1945). El maltrato japonés hacia los coreanos, convertidos en ciudadanos de segunda en su propio país durante aquellos años, nunca ha sido olvidado pese a la normalización de relaciones desde hace más de cuatro décadas. Desde las afirmaciones de líderes japoneses en el sentido de que la colonización fue beneficiosa para Corea a la polémica por la esclavas sexuales (coreanas forzadas a prostituirse en el ejército imperial nipón), la política japonesa hacia Seúl es vista siempre con recelo. Y el caso de Tokdo no es una excepción. Para los coreanos, la insistencia japonesa sobre Tokdo no difiere de la historia de la recuperación de la soberanía nacional tras el casi medio siglo de dominación japonesa de la península y en este sentido la reclamación nipona es interpretada en Corea como una señal de Tokio en el sentido de que niega la existencia de una dominación colonial sobre Corea. Tokdo y Ullung fueron los primeros lugares en ser ocupados por Japón en 1905.

Para los coreanos no hay duda alguna de que Tokdo es territorio coreano. Incluso el régimen comunista del norte, enfrentado desde 1948 a su vecino del sur, ha expresado siempre su apoyo a la postura de Seúl en la disputa. Para los coreanos los dos islotes tienen un gran simbolismo pues constituyen la parte más oriental de su país, ya de por sí muy pequeño frente a sus poderosos vecinos: China, Japón y Rusia. Los coreanos consideran a Tokdo como una isla hermana de Ullung e indisolublemente unida a esta última, y, por tanto, un territorio inherentemente coreano. Ello queda reflejado en las palabras del entonces presidente surcoreano Roh Moo-hyun en abril de 2006 al afirmar que la isla de Tokdo “no es simplemente nuestra tierra, sino una parte de nuestra tierra que tiene un significado histórico especial.”[37]

La mayoría del pueblo japonés, por su parte, sostiene la creencia de que Tokdo es claramente territorio japonés y su nombre verdadero es Takeshima y ello queda demostrado en la cantidad de columnas y cartas al director enviadas a los periódicos locales en el último medio siglo. Aunque a ello no son ajenas las feroces campañas gubernamentales lanzadas desde 1952, donde brillan por su ausencia los argumentos de la otra parte (la coreana), lo cierto es que se ha extendido la creencia entre la población nipona de que ciertamente los islotes son parte de su historia y su nombre verdadero es Takeshima y no el término coreano Tokdo. Asimismo, apoyándose en un extenso estudio sobre la historia del archipiélago llevado a cabo por el ministerio de Asuntos Exteriores japonés en 1966 y titulado Takeshimano rekishi chirigakuteki kenkyu (Estudio Histórico y Geográfico de Takeshima), se rechaza la posibilidad de que Tokdo estuviera en la órbita coreana con anterioridad a finales del siglo XIX debido al hecho de que los coreanos carecían de los conocimientos necesarios para la navegación en alta mar. No es extraño, por tanto, que en 1977 el entones primer ministro Tadeo Fukuda no dudara en señalar públicamente que “Tokdo es territorio japonés más allá de cualquier duda”.[38] Y esta es la política seguida hasta la fecha por Tokio.

Los gobiernos surcoreano y japonés no dudan en recurrir a la sensibilidad pública para hacer valer sus intereses. Aparte de construir instalaciones en el archipiélago en disputa, Seúl ha impulsado acciones de tipo político para mostrar que ejerce una soberanía efectiva sobre el mismo. Por ejemplo, en noviembre de 1982 se declaró a Tokdo Monumento Natural número 336 a través de la Administración de Herencias Culturales de Corea. Más recientemente, en 1999, Seúl declaró a Tokdo como Área de Protección Medioambiental de acuerdo con el Acta de Protección de las Propiedades Culturales y un año más tarde, bajo el Acta Especial sobre Preservación del Ecosistema de Tokdo y Otros Grupos de Islas, se le otorgó la designación de “Isla Especial”.[39] Por su parte, Tokio se ha dedicado durante décadas a conceder licencias de pesca en la zona a pescadores de las islas Oki y a enviar patrulleras con el fin de demostrar su soberanía en la zona.[40]

El recurso al sentimiento nacionalista no ha hecho sino reforzarse en los últimos años en ambos países. Así, por ejemplo, Seúl emitió a comienzos de 2004 una serie de sellos mostrando la fauna y la flora de los islotes. Titulada “Naturaleza de Tokdo”, dicha serie vendió en las tres primeras horas después de su puesta a la venta al público el día 16 de enero nada menos que 2,2 millones de sellos.[41] La consecuencia fue un nuevo incidente diplomático con Tokio, cuyas autoridades denunciaron que dicha acción violaba las normas de la Unión Postal Internacional y amenazó con emitir su propia serie con la imagen de los islotes bajo el nombre de Takeshima.[42] Corea del Sur también ha decidido jugar la carta del turismo. Como espacio protegido y para no incrementar la tensión, Tokdo se vio limitada durante décadas las visitas particulares pero en 2005 las autoridades de Seúl levantaron las restricciones de viajes civiles al archipiélago. Así, diariamente dos ferrys cargados de turistas recorren la distancia entre Ullung y Dokdo para que ciudadanos coreanos contemplen los islotes con el fin de mostrar los “confines orientales de Corea”.[43]

Las provocaciones de Japón también se han dejado notar. Por ejemplo, en 2005 la prefectura de Shimane, a la que pertenecería Tokdo si fuera territorio japonés, anunció el establecimiento de una celebración anual conocida como el Día de Takeshima y que tiene lugar desde entonces cada 22 de febrero. La fecha conmemora la orden de 1905 en que los japoneses designaron por primera vez a Tokdo como Takeshima y la colocaron bajo la jurisdicción del gobernador de las islas Oki. El objetivo de dicha conmemoración no persigue otra cosa que extender entre el pueblo nipón la idea de que Tokdo es parte de Japón y su soberanía debe ser devuelta a Japón.

Más recientemente, entre mayo y julio de 2008 la polémica de Tokdo volvió a resurgir ante la denuncia por parte de los medios de comunicación surcoreanos de que a partir de 2012 todos los textos escolares de historia japoneses recogerían por orden del ministerio de Educación el hecho de que Takeshima es territorio integrante de Japón.[44] Las protestas surcoreanas parecen haber frenado, por el momento, dicha acción.

Aparte de los argumentos históricos de uno y otro lado, la cuestión no ha hecho sino complicarse desde los años cincuenta debido a los intereses económicos en la zona. Desde la celebración de la primera Convención de Naciones Unidas sobre la Ley del Mar (UNCLOS en sus siglas inglesas) en 1958, la soberanía sobre los territorios en el mar ha experimentado una importancia creciente, haciendo esta cuestión mucho más compleja. El creciente interés en la explotación de los recursos marinos y la necesidad de imponer una serie de regulaciones marítimas que evitaran conflictos llevó a la celebración de la tercera convención en 1982. Así, la UNCLOS III estableció varios derechos que entraron en vigor en 1994. Uno de ellos fue establecer en doce millas marinas (22 kilómetros) desde la costa las aguas territoriales de un país.[45] No menos importante fue la autorización a un país a delimitar una Zona Económica Exclusiva (ZEE) de 200 millas marinas (370 km) a partir de la línea de costa.[46] Ello  implica también que la posesión de una isla confiere los derechos de explotación de las aguas circundantes.

Y aquí se encuentra sin duda una de la raíces del problema. Aunque su riqueza sin duda es exagerada por las dos partes y la existencia de gas y petróleo es una incógnita ante la ausencia de estudios (pese a ciertas insinuaciones en este sentido), tanto Japón como Corea del Sur son conscientes de las ventajas de unos posibles recursos en el área de Tokdo. El problema para ambos gobiernos es que Unclos III no resuelve problemas como el de Tokdo. En principio, se establece que la ZEE es de 200 millas marinas a partir de la costa del país, lo que en principio descarta el uso partidista de la cercanía de Oki y Ullung a Tokdo. Sin embargo, en este caso surge otro problema. La ZEE japonesa se solapa con la ZEE surcoreana ya que entre las costas de ambos países no hay las 400 millas (740 km) de separación necesaria para poder aplicar las ZEE respectivas. Según la Unclos III, cuando la ZEE de un país se pueda solapar con la ZEE de otro, la aplicación de esta normativa no es válida y se debe recurrir a un acuerdo entre las dos partes que delimite la demarcación. Dicho de otro modo, ni Japón ni Corea del Sur, como firmantes de Unclos III, están en su derecho de impulsar una ZEE. En este sentido, la Unclos III no es válida para la resolución del problema.

Un conflicto fronterizo de difícil solución

Las disputas de territorios de ultramar no son algo nuevo y mucho menos en Asia Oriental, donde se concentran un buen número de ellas y que se han demostrado difíciles de resolver. La razón principal es sin duda de tipo geográfico ya que la región cuenta con mares relativamente pequeños si lo comparamos con el gran tamaño de la decena de países presentes. A ello se añade el problema de la existencia de todo un conjunto de islotes y rocas, es decir, territorios de minúsculas dimensiones en algunos casos, situados en zonas de gran interés geográfico o económico. Las poblaciones locales han dirigido siempre su vista hacia estos mares con el fin de explotar sus recursos y el comercio derivado de ello, lo que inevitablemente ha conllevado conflictos entre los estados de la región.[47]

El caso de de Tokdo/Takeshima se suma a la lista de disputas territoriales que siguen sin resolverse a fecha de hoy. Ninguna de las dos partes parece dispuesta a ceder ni un ápice en su reclamación, lo que hace más difícil avanzar hacia un acuerdo. Sin embargo, a pesar del enfrentamiento entre Seúl y Tokio, ambos gobiernos están de acuerdo en que Tokdo reciba la categoría de archipiélago, es decir, está formado por un conjunto de islas desperdigadas en una misma zona. Aunque esta clasificación es cuestionable en el caso de Tokdo, es de extrema importancia su aceptación oficial para las dos partes en litigio. Un archipiélago es considerado por la ley marítima internacional como una formación geográfica de grandes dimensiones y, por tanto, no se puede considerar como una tierra de nadie, categoría que recibe un conjunto rocoso o arrecife en medio del océano. Asimismo, algunas regulaciones establecen que la condición de isla debe ir acompañada de una serie de características naturales, la más importante de las cuales es la presencia de árboles. Por este motivo, los surcoreanos han plantado desde los años cincuenta decenas de árboles en los dos islotes.

El sistema legal internacional ha resuelto, en caso de disputa entre dos o más partes, la propiedad de las islas pequeñas y deshabitadas a partir de diversos factores: el descubrimiento, la ocupación efectiva, la aquiescencia y la contigüidad. Por otro, aunque sin ser el factor más determinante, no menos importante es la evidencia histórica.

Analizando los argumentos aportados por las dos partes, es evidente que la reivindicación coreana goza de mayor fuerza que la japonesa en lo que se refiere a la soberanía sobre Tokdo. Seúl cuenta, por ejemplo, con el principio de contigüidad. Esto es, Tokdo se encuentra más cerca de territorio coreano (Ullung) que japonés (las islas Oki en este caso). Aunque dicho principio no es en absoluto decisivo, se une al de la evidencia histórica. Como hemos señalado con anterioridad, el dominio o al menos la cercanía de Tokdo a Corea es mucho más antigua (como mínimo un milenio y medio) que con Japón desde el punto de vista histórico. De eso no caben dudas.

La reclamación histórica de Tokio es difícil de aceptar ya que las evidencias tienden a demostrar que Tokdo ha estado más tiempo en la órbita de Corea que en la de Japón. Las iniciativas niponas han conllevado incluso contradicciones en su reclamación territorial. Así, en 1962 el ministerio de Asuntos Exteriores japonés señalaba que “el gobierno japonés ha dejado clara la posición de su reclamación de que Takeshima es territorio inherente de Japón desde tiempos antiguos y ahora reconfirma repetidamente esta posición.”[48]

El problema de este argumento es que el concepto de “territorio inherente” implica una ocupación anterior, una cesión parcial, una anexión o una conquista después de la fundación de un estado y partiendo del hecho de que dicho territorio formó parte de la base territorial del nuevo estado.[49] Y las evidencias históricas no parecen ponerse del lado de Japón en este caso. Por otro lado, este argumento nipón invalida sin quererlo otra de las bases sobre las que se asienta su reclamación sobre Tokdo. Según Tokio, su soberanía sobre Tokdo se basa también en que Japón ya ejerció un control sobre aquél tras anexionarlo según las leyes internacionales en 1905, es decir, al ser dicho territorio terra nullius, concepto que señala que dicho territorio nunca ha pertenecido a un estado. Sin embargo, el concepto de “territorio inherente” implica que Tokdo era territorio japonés antes de 1905 y no era, por tanto, terra nullius. En este sentido, la decisión del gobierno nipón en 1905 carece de toda lógica pues ¿por qué considerar a un territorio como “tierra de nadie” e integrarlo  a Japón cuando en  teoría era ya parte integrante de Japón? Esta contradicción no ayuda en absoluto a Tokio y muestra que su posición en torno a Tokdo no es del todo firme.

Pero el factor determinante y que a la larga podría consolidar definitivamente el dominio coreano sobre Tokdo es sin duda el principio de ejercicio (o afirmación) de la soberanía (también llamado “de control efectivo”). Así, todas las decisiones arbitrales y judiciales relativas a las disputas sobre la soberanía de islas deshabitadas que han tenido lugar desde la Segunda Guerra Mundial se han fundamentado en qué país ha ejercido el control real sobre el territorio en litigio a lo largo de los últimos cien años.[50] Ello persigue descartar viejas reclamaciones históricas y en este caso favorece a Corea del Sur. Es cierto que esta última no pudo ejercer su soberanía durante la primera mitad del siglo XX por estar sometido a Japón pero en este caso la ley internacional no reconoce la adquisición de un territorio por la fuerza, lo que debilita todavía más la posición nipona. El principio de afirmación de soberanía es un aspecto fundamental según el derecho internacional y quien ha mostrado mayores actos de afirmación de soberanía en el área en disputa cuenta con más opciones de victoria. Si partimos del hecho de que el pasado ambiguo de Tokdo es una realidad, la disputa se centra entonces en que país ha dado mayores muestras de soberanía sobre el territorio a lo largo de la historia reciente y en ese caso está claro que es Corea del Sur. Tan pronto como recuperó su independencia este país ejerció un control sobre Tokdo y su ocupación del mismo desde comienzos de los años cincuenta es sin duda el factor principal que todo tribunal consideraría a la hora de determinar la soberanía de Tokdo.

Además, la ley internacional, a la hora de decidir sobre el principio de control efectivo, tiene en cuenta aspectos como la muestra de poder y autoridad sobre el territorio, el ejercicio de la jurisdicción y funciones de gobierno y todo ello en base a una forma de control continuada y pacífica. Ello coincide plenamente con los intereses de Corea del Sur pues ha dado muestras de su autoridad sobre las islas desplegando desde 1954 un cuerpo de guardacostas y ha integrado a Tokdo dentro de la administración nacional como parte del distrito de Ullung y, por tanto, perteneciente a la provincia de Kyongsang del Norte. Y todo ello se ha desarrollado, pese al enfrentamiento con Japón, de forma pacífica y de manera continuada y sin interrupciones desde hace más de medio siglo.

Una posible solución al conflicto es llevar la disputa ante instancias judiciales y más en concreto ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya. Dicha corte usa el principio de control efectivo como base para la adjudicación de territorios en disputa y Japón cree tener dos evidencias claras en este sentido. La primera es el uso de Tokdo como zona de pesca de las dos familias niponas en el siglo XVII, concedidas por licencias otorgadas por los gobernantes Tokugawa. La segunda evidencia es que Japón dominó los islotes entre 1905 y 1945. Esta última es especialmente significativa porque la CIJ otorga gran importancia a la ocupación efectiva frente a las razones históricas y podría considerar la anexión de 1905 como una acción legal y no como fruto de una expansión imperialista de Japón.

De hecho, Tokio ya propuso en 1954 llevar la disputa ante la CIJ pero Corea del Sur se negó y las siguientes propuestas niponas en este sentido siempre han sido rechazadas por Seúl. Las razones que esgrime Seúl es que Tokdo es territorio coreano y no es necesario poner en cuestión este hecho ante un tribunal internacional y que Tokio sólo persigue demostrar su propia visión de la historia de Tokdo y su vinculación a Japón aprovechando su fuerza propagandística. Aunque si se aplicara el principio de “control efectivo” como base para la resolución del conflicto parece obvio que Corea del Sur tendría mayores posibilidades de triunfo, no hay duda de que en esta solicitud de intervención de la CIJ Japón no tiene nada que perder y sí mucho que ganar porque en la práctica el control efectivo sobre Tokdo está claramente en manos coreanas. Por otro lado, es indudable que en el aspecto diplomático, la fuerza y la influencia de Japón son mayores que las de Corea del Sur. Lo que no deja de ser curioso es que esta misma política no es seguida en cambio por Tokio en sus otras dos disputas territoriales: las Senkaku y las Kuriles. Seguramente porque en este caso las otras partes en disputa son ni más ni menos que China y Rusia respectivamente, dos potencias a escala mundial y con un gran peso en la escena internacional, y difícilmente saldría triunfante la postura nipona.

 

Notas

[1] Do significa isla en lengua coreana y suele acompañar siempre el nombre de una isla cuando se habla en coreano. Así, Tokdo en realidad significa “isla de Tok” pero debido a la fama de la disputa se suele utilizar el nombre completo (Tokdo) y no el nombre real, Tok. Por ello, en este artículo nos referiremos siempre a Tokdo como el nombre de la isla. Por otro lado, debido a las minúsculas dimensiones de este territorio se ha tendido a llamarle Tokdo únicamente pero conviene señalar que el nombre hace referencia a un pequeño archipiélago y no a una isla en particular. En japonés, el término isla se conoce como shima. Es importante señalar también que el nombre correcto de la transcripción coreana es Dok-do pero históricamente el nombre utilizado ha sido Tokdo. Por este motivo, en este artículo nos referiremos siempre con este nombre. Debido a que en la práctica está en manos coreanas, no utilizaremos el nombre japonés Takeshima para designar al conjunto de islotes y rocas salvo cuando hablemos de las reclamaciones niponas.

[2] Es importante señalar que en algunos textos se suele establecer el número de islotes y arrecifes entre 33 y 36. Ello es debido a un error originado por el hecho de que el gobierno surcoreano ha dado nombre a una treintena de estas rocas y arrecifes y no lo ha hecho con el resto debido a sus diminutas dimensiones.

[3] Los dos islotes reciben en japonés los nombres de Nishishima (isla Occidental) y Higashishima (isla Oriental). Asimismo, son conocidos también como Takeshima Occidental y Takeshima Oriental.

[4] Varios han sido los nombres occidentales de Tokdo. El primero de ellos fue “Boussole”, nombre de uno de los barcos de la famosa expedición geográfica francesa bajo el mando de Jean-François Galaup, conde de la Pérouse, y cuya tripulación fueron los primeros occidentales en visitar los islotes y cartografiarlos en 1787. Los rusos los denominaron “Manalai” y “Olivutsa” tras la visita de un navío ruso en 1854. Los británicos, por su parte, los llamaron los “Hornet Rocks”, en honor a uno de sus barcos, durante su visita en 1855. No obstante, el nombre occidental que ha perdurado hasta nuestros días es de las Rocas Liancourt.

[5] Shin, p. 350.

[6] Citado en Shin, p. 333.

[7] Hori, p. 479. Mullung es otro de los nombres con que se conocía a Ullung-do.

[8] A Story of Dokdo Island, A Korean Territory, p. 3-4.

[9] La cuestión de los nombres de Tokdo no está exenta de problemas. Debido al uso de caracteres chinos en la corte coreana se produjeron errores a la hora de transcribir el sonido a la lengua coreana y al mismo tiempo algunos textos escriben el nombre de la isla con diferentes ideogramas chinos, haciendo que Tokdo se conozca a veces como Chasando o Ch’onsando. Parece ser, además, que en algún momento entre el siglo XVIII y el XIX fue denominada Seongdo.

[10] Shin, p. 350.

[11] Citado en Shin, p. 336.

[12] Curiosamente, más tarde los japoneses abandonarán el nombre de Takeshima para designar a Ullung y aquél pasará a ser la designación nipona de Tokdo. Con anterioridad, otros nombres japoneses del pequeño archipiélago serán Rykano y Riyangkoto. Matsushima significa en japonés la “isla de los pinos”.

[13] Zolotov, p. 27.

[14] A Story of Dokdo Island, A Korean Territory, p. 5.

[15] Dicha conclusión fue recogida en un informe de 1870 del Ministerio japonés de Asuntos Exteriores y no salió a la luz pública hasta 1930.

[16] Shin, p. 346.

[17] Zolotov, p. 27.

[18] A Story of Dokdo Island, A Korean Territory, p. 6.

[19] Citado en Hori, p. 480.

[20] Ibid.

[21] Hori, p. 515-519.

[22] Dokdo: Korean Territory since the 6th Century, p. 28.

[23] A fecha de hoy sigue sin haber una explicación oficial del porqué los japoneses designaron a Tokdo con el nombre de Takeshima, la “isla de bambú”, teniendo en cuenta que esta planta es inexistente en el minúsculo archipiélago.

[24] Hara, p. 13.

[25] Por ejemplo, en el caso de Taiwán se sobreentendía que pasaban a pertenecer al “gobierno de China”, pero el problema es que había dos gobiernos legítimos en China: la República Popular fundada en 1949 y la República de China, con su gobierno en la isla de Taiwán. En el caso de las Kuriles, Tokio renunciaba a ellas pero al no firmar la URSS el tratado no quedaba claro si Moscú estaba de acuerdo o no pese a ejercer su control efectivo sobre estas islas.

[26] Cheju (Quelpart) se encuentra al sur de la península coreana mientras que Geomun-do (antiguamente conocidas como Port Hamilton) son un conjunto de islas en el estrecho que separa Cheju de la península coreana. Dagelet es el nombre dado a Ullung-do por el conde de la Pérousse en su viaje de 1787.

[27] Chong, p. 16. Los norteamericanos impusieron asimismo la llamada Línea MacCarthur, en honor al general Douglas MacCarthur (gobernante supremo del Japón ocupado), donde quedaba delimitada la distancia máxima permitida a los pescadores japoneses en el mar de Japón. En ella se establecía que éstos no podían acercarse a menos de doce millas náuticas de Tokdo, lo que suponía una confirmación clara de que este territorio no formaba parte del Estado nipón.

[28] 6th Draft of the Peace Treaty, SCAP Document (29 de diciembre de 1949).

[29] Citado en Kim, 2005, p. 5.

[30] Foreign Relations of the United States, 1949, p. 898.

[31] Chong, p. 17. Aparte, Tokio no tuvo reparos en afirmar que siendo Corea un país más pobre debía ser Japón quien administrara la isla.

[32] Chong, p. 15 y 17.

[33] En la tradición de los habitantes de la isla de Cheju (Jejudo en lengua coreana), Parangdo designaba el lugar donde iban a parar los espíritus de los pescadores desaparecidos en el mar. Por otro lado, a finales de los setenta un grupo de jóvenes surcoreanos que realizaba una travesía cerca del sur de la isla de Cheju descubrieron un pequeño islote al que llamaron Parangdo.

[34] En este contexto pasó desapercibido el hecho de que desde junio de 1950 la Comandancia Aérea del Pacífico de EE.UU. había establecido una Zona de Identificación de la Defensa Aérea de Corea del Sur (KADIZ en sus siglas inglesas) que incluía a Tokdo, a diferencia de la que existía en el caso de Japón (JADIZ). La KADIZ todavía existe a fecha de hoy debido a las tensiones con Corea del Norte.

[35] Hara, p. 47.

[36] Fern, p. 78.

[37] Choson Ilbo, 26 de abril de 2006.

[38] Kajimura, p. 471.

[39] Dokdo: Korean Territory since the 6th Century, p. 42.

[40] Kajimura, p. 467.

[41] James Brooke, “A Postage Stamp Island Sets off a Continental Debate”, The New York Times, 27 de enero de 2004.

[42] Ibid.

[43] Con el fin de preservar el ecosistema de Tokdo sólo se permiten la visita diaria de 400 personas.

[44] Chosun Ilbo, 18 de mayo de 2008.

[45] Una milla marina o náutica representa 1852 metros.

[46] El Apartado 55 de la UNCLOS dice textualmente que la Zona Económica Exclusiva es “un área de fuera y adyacente al territorio marítimo.” Ello garantiza a los estados costeros varios derechos de soberanía sobre los recursos vivos y no vivos.

[47] Estamos hablando en concreto de países de gran peso en la escena internacional. Por un lado, China, una potencia que ha pasado a convertirse en la segunda economía más extensa del mundo. Pero también Rusia, con los importantes recursos naturales de Siberia Oriental, y Japón, la gran potencia asiática hasta la emergencia china. Y sin olvidar a Corea del Sur, uno de los “tigres” asiáticos.

[48] Kim, 1997, p. 361.

[49] Glahn, p. 315.

[50] Dyke, p. 4.

 

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[Edición electrónica del texto realizada por Gerard Jori

 

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Ficha bibliográfica:

GOMÀ, Daniel. ¿A quién pertenece Tokdo? Los islotes de la discordia y la disputa entre Corea del Sur y Japón. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de noviembre de 2009, vol. XIII, nº 303. <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-303.htm>. [ISSN: 1138-9788].


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