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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. XIV, núm. 331 (72), 1 de agosto de 2010
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

 

La politica de la demoliciÓn: RENOVACION URBANA Y HABITAT SOCIAL EN FRANCIA Y EN COLOMBIA

Juan Carlos Rojas Arias
Escuela Nacional Superior de Arquitectura de Toulouse
juan-carlos.rojas-arias@toulouse.archi.fr

La política de la demolición: renovación urbana  y hábitat social en Francia y en Colombia (Resumen)

Este trabajo esta basado en la tesis de doctorado en geografía y ordenamiento realizada en la Universidad de Toulouse, Francia y defendida en junio del 2007. El texto aborda un objeto con un fuerte valor simbólico, la demolición del hábitat como objeto, marco y política de renovación urbana en sus diferentes dimensiones. A partir de una metodología transdisciplinaria se exploran las interacciones entre los habitantes de la ciudad, la política urbana y el espacio construido. Este texto presenta algunos elementos teóricos sobre la renovación urbana, seguidos de los estudios de casos en Francia y en Colombia. La observación de los recorridos residenciales de los habitantes pone en evidencia ciertas contradicciones de la demolición. A partir de la confrontación de diferentes fuentes, son producidos, un balance, un análisis de las cuestiones que están en juego y una propuesta de recomendaciones estructuradas a partir del paradigma del desarrollo urbano sostenible.

Palabras claves: demolición, política urbana, renovación urbana, hábitat social, recorridos residenciales.

The policy of demolition: Urban renewal and social housing in France and Colombia (Abstract)

This paper is based on a doctoral thesis in geography and urban planning, held at University of Toulouse, France and defended in June 2007. This thesis is dealing with a strong symbolic object, the demolition of the habitat as an object, a framework and urban renewal policies, and with its numerous dimensions. This thesis develops a transdisciplinary methodology articulating social sciences and architectural practices, and exploring interactions between the inhabitants of the city, urban policies and the built framework. This paper presents some theoretical elements on urban renewal, followed by a physical observation of various case studies in France and Colombia. The observation of the residential moving of the inhabitants makes it possible to reveal some contradictions generated by demolition in the life of the inhabitants. Confronting these various sources leads to produce both, an assessment, through the analysis of stakes of the demolition, and above all recommendation based on the paradigm of sustainable urban development.

Key words: demolition, urban policies, urban renewal, social housing, residential moving.

¿Qué cambia y qué permanece en las ciudades[1][2]? Con esta pregunta formulada por el coloquio que hoy nos reúne quisiera iniciar la presentación de este texto. Las ciudades son a la vez resultado y proceso, tanto desde el punto de vista social que espacial. La transformación del territorio y del espacio en culturas y civilizaciones diversas es el fruto de la concentración de actividades, de intercambios y de relaciones entre seres humanos en territorios “estratégicos”. Este espacio “delimitado” que hoy, vistas las dimensiones que han alcanzado algunas urbes, deberíamos llamar de otra manera diferente de ciudad, es el lugar donde se materializan múltiples decisiones de carácter público y de carácter privado. La ciudad se construye gracias a dinámicas diferentes, por extensión e integración de nuevos territorios, por substitución de lo existente y por la superposición y “encajamiento” de formas, técnicas, usos y temporalidades diversas.

Desde el punto de vista de los teóricos, la construcción de la ciudad está estrechamente ligada a la construcción de la sociedad[3]. En la complejidad propia de las dinámicas de construcción de la sociedad y en lo que está en juego en términos de poder, la gestión de las dificultades y del conflicto participa de manera directa y diversa en la transformación de las ciudades. La transformación actual de éstas, la mutación permanente del espacio urbano y de los territorios, pueden ser examinadas según diferentes ángulos y perspectivas. Nuestro trabajo se esfuerza por tomar en cuenta el rol de las composiciones de escalas de tiempo y de espacio en la evolución urbana para analizar la evolución de los sistemas urbanos, a partir de las interacciones entre la escala de los comportamientos individuales y la escala de las configuraciones urbanas, “entre la dinámica rápida de la coyuntura y la dinámica lenta de las estructuras”.

Los proyectos de renovación urbana son una de las múltiples expresiones de las dinámicas de transformación de la ciudad y hacen parte del abanico de posibilidades de acción de los poderes públicos para intervenir en vastas zonas de las ciudades. Estos proyectos modifican los tejidos urbanos y sociales de la ciudad y afectan directamente el hábitat, la mayor parte de las veces “popular”. La renovación urbana hace parte de una estrategia, adoptada desde hace varios años por los poderes públicos de distintos países, para intervenir importantes zonas de los territorios urbanos. Este tipo de acción es justificada y argumentada debido a la obsolescencia del marco construido entre otras causas y sobre todo, a la concentración de problemas sociales en ciertos barrios[4]. Los proyectos son justificados en nombre de los habitantes, pero la realidad de algunos procesos muestra que en las nuevas realizaciones, los habitantes de los barrios renovados no siempre son incluidos como parte de la solución.

La reflexión presentada aquí trata de la cuestión de la renovación urbana en general y en particular sobre la cuestión de la demolición del hábitat. El propósito es el de destacar, a partir del estudio de proyectos concretos, el hecho según el cual en este tipo de operaciones el espacio físico cambia pero los problemas sociales permanecen.

La primera parte del texto presenta algunos elementos teóricos de definición concernientes a la demolición, seguidos de una presentación del uso de esta “herramienta” en la política urbana y de su impacto en lo que concierne el hábitat social en particular. En la segunda parte serán presentados los estudios de caso y algunas conclusiones construidas a partir de la observación y el análisis de estos. Los casos observados aquí y presentados de manera resumida, corresponden a dos proyectos realizados durante la primera mitad de la década de los años 2000 en Toulouse cuarta ciudad de Francia y en Bogotá, capital de la república de Colombia. En conclusión, el texto buscará poner en perspectiva los elementos convergentes de los dos contextos observados y trazará algunas pistas sobre el interés de la integración del concepto de desarrollo sostenible para proyectos futuros.

Demolición, urbanismo y sociedad

Demoler significa deshacer, derribar, arruinar, en otras palabras destruir. Esta acción física conlleva una carga simbólica importante. La historia y la actualidad están cargadas de ejemplos en los que la destrucción de lo existente busca también borrar el pasado o simplemente “pasar la página”. Basta citar brevemente dos ejemplos: La destrucción de la Bastilla en Paris, símbolo de la opresión de la monarquía, cuya destrucción representaba en el espíritu de los revolucionarios el comienzo de una nueva era. Más cerca en el tiempo, las demoliciones de viviendas ordenadas por el ejército israelí en el conflicto israelo–palestino. Ninguna destrucción es anodina, tanto para quienes ejecutan la demolición como para quienes la sufren. El efecto simbólico de la demolición es un elemento mayor que merece ser estudiado de manera atenta, en particular en las operaciones de demolición del hábitat.

La demolición es por esencia una acción fuerte, que en el plano simbólico constituye una expresión de violencia. La demolición del hábitat es vivida como una “agresión” por los habitantes implicados, por el espacio, por la ciudad, por la historia de los lugares que ven desaparecer el trazado de un momento concreto de su consolidación (violencia simbólica y real). Esto no quiere decir que sea necesario conservar a ultranza, pero la pregunta que surge es: ¿Qué y por qué demoler? Según los testimonios de numerosos habitantes, antiguos inquilinos de edificios de vivienda social en Francia que deben ser destruidos, el día de la demolición es un “día de duelo”, incluso en los casos de inmuebles altamente degradados.

Dicho esto, es necesario insistir sobre el hecho de que la demolición y la reconstrucción hacen parte de la historia de las ciudades. La expansión progresiva de la ciudad ha sido uno de los motores para justificar, a parte de la incorporación urbana de territorios agrícolas, la destrucción de fragmentos de ciudad, de ciertos edificios y de ciertos elementos urbanos propios de épocas anteriores. Las ciudades llamadas occidentales se han fundado y refundado sobre ellas mismas. La evidencia es la capa arqueológica subyacente que constituye los distintos estratos de historia de la ciudad. Según Francoise CHOAY, la demolición ha correspondido siempre a una necesidad histórica.

Para ciertas culturas demoler ha sido también una manera de recomenzar. En Japón la demolición ritual de templos Shinto cada veinte años y su reconstrucción en otro sitio es un ejemplo[5].

La demolición está entonces cargada de un doble sentido, a la vez antítesis de la construcción y expresión de poder, pero también ocasión de renovación y de prolongación de una tradición. Los postulados del urbanismo moderno promovieron, en Europa en particular, la destrucción de centros históricos de ciudades en nombre de la higiene y del paso a una nueva época. El principio de la tabula rasa fue uno de los principios estructurantes del urbanismo moderno. El célebre arquitecto suizo-francés Le Corbusier hablaba de la necesidad de “liberar el lugar” y hacer “mantel blanco”, debido a la incompatibilidad entre lo antiguo y lo nuevo. Después de la Segunda Guerra mundial, ésta lógica dictará, en particular en Francia, la política de renovación de las ciudades, es decir, la destrucción de los centros antiguos. 

La demolición es un instrumento de los proyectos de renovación urbana y es una etapa fundamental en éstos. En Francia, en los años 50s, se llamó renovación urbana a la acción que consistía en construir nuevas manzanas, esencialmente de vivienda, en los terrenos liberados por la demolición de habitaciones consideradas como vetustas o inadaptadas. P. Merlin y F. Choay definen la renovación urbana como la “demolición, en vista de una construcción nueva, de un sector urbano ocupado por viviendas, actividades o de manera mixta”[6].

Intentado una simplificación basados en esta definición, podríamos decir que renovar es demoler. Las motivaciones son diversas pero el acto de la destrucción es constante. Este tipo de operaciones está reglamentado por los poderes públicos y ha existido en todas las épocas. Un ejemplo es la transformación de barrios enteros de Paris por Haussmann en la segunda mitad del siglo XIX.

Como se dijo más arriba, en los años 50s, en Francia, bajo la doble presión de las doctrinas del urbanismo progresista y de la especulación inmobiliaria, la renovación urbana fue puesta en práctica a escala importante: Más de 100 operaciones que cubrían cerca de 600 hectáreas y que implicaron la demolición de más de 50 000 viviendas y la reconstrucción de 85 000. En 1958, la renovación urbana fue reglamentada por decreto y sobre esta base legal fueron fundadas las grandes operaciones de renovación de los años 60s, en particular en la región parisina. Esta reglamentación fue completada con la ley de 1965 que trataba sobre la “supresión de villas miseria” y con la de 1970 sobre “reabsorción del hábitat insalubre”. El trabajo de H. COING[7] es una fuente de información a cerca de esta época. El sirve de base para entender la significación de la palabra “renovación” en los años 1960 – 1970, que es muy precisa: Significa destrucción. En algunos casos, grupos de militantes por la defensa de los derechos de los inquilinos hablaron de “renovación-deportación”, como en el caso del barrio Saint-Georges en Toulouse (operación iniciada a mediados de los años 1950 y concluida a mediados de los 70s). El hábitat como espacio de vida no es solamente un objeto físico constitutivo de la ciudad, sino también una construcción social y simbólica mayor.

Alrededor de 1975, y a raíz de las operaciones adelantadas hasta ese momento, surge el debate en torno al tema de la demolición. En los años 80s, frente a las críticas crecientes, son abandonadas las grandes operaciones promovidas por el Estado francés. La búsqueda de la “legalidad” de la demolición es discutida en debates contradictorios y en 1985 el capítulo consagrado a la renovación urbana desaparece del Código del urbanismo.

A principios de los años 90s, el debate en torno a la demolición y a la renovación urbana reaparece integrado a la noción de proyecto urbano y 1998 marca lo que podríamos llamar el final de un tabú, pues la demolición hará de nuevo parte de la política urbana impulsada por el Estado, en el marco de operaciones de “renovamiento urbano” bajo el gobierno socialista, y a su vez, en 2003, el gobierno de derecha retomará de nuevo la noción de renovación urbana y anuncia miles de demoliciones por venir. La demolición del hábitat vuelve entonces a ser utilizada como una herramienta de política urbana. La evolución de las demoliciones durante los últimos 10 años demuestra que este tipo de política a « sobrevivido » a los cambios de gobierno y de orientación política. Aún hoy, la demolición hace parte de las « soluciones » propuestas por las colectividades territoriales y locales para la gestión del territorio, animadas por el gobierno central como una acción constitutiva de los proyectos de renovación urbana. La demolición se presenta como un medio para introducir la « mixtura social » en los « barrios difíciles », con el fin de resolver de esta manera, una parte de los conflictos que se expresan de maneras diversas y algunas veces violentas.

Estudios de caso

La tesis de doctorado está estructurada principalmente alrededor del caso francés, pero igualmente hemos utilizado informaciones disponibles sobre el caso colombiano y en particular de Bogotá para hacer una lectura cruzada. Observar dos contextos presenta a la vez intereses y límites importantes. Esta acción nos ha permitido una observación paralela de ciertas temáticas más que de objetos en sí mismos. No se trata aquí entonces de hacer una comparación punto por punto, debido a las grandes diferencias existentes entre los objetos observados (tipo de hábitat y tipo de funcionamiento del hábitat social) y entre los contextos de cada país. Sin embargo, ciertos paralelismos entre las políticas urbanas y la situación de los habitantes reubicados sí pueden ser explotados, así como la posibilidad de establecer convergencias y divergencias. La comprensión de los procesos durante los 6 años de la elaboración del trabajo, nos permitió reconstituir las posiciones de los diferentes actores e intentar una doble mirada entre dos operaciones distintas ligadas por la destrucción de “pedazos de ciudad” y por la “deconstrucción” física de la ciudad a través del hábitat.

La renovación urbana en Colombia

En Colombia la puesta en marcha de instrumentos institucionales, financieros y jurídicos para llevar a cabo los proyectos de renovación urbana son relativamente recientes, incluso si varias operaciones de renovación fueron llevadas a cabo con anterioridad, y la ciudad fue objeto, luego de las destrucciones del “Bogotazo” del 9 de abril de 1948, de una propuesta de remodelaje global del centro a cargo de Le Corbusier, que en 1952 se concretó en un Plan Director. El “Bogotazo” tuvo una influencia importante sobre la estructura urbana de la ciudad, así como la tuvo desde el punto de vista social debido a la importante migración rural inducida, entre otras consecuencias profundas que no trataremos aquí. Las destrucciones ligadas a los motines del 9 de abril (unas 30 manzanas afectadas) y la transformación espacial del centro debido al ensanchamiento y creación de algunas vías, a la desaparición del tranvía y a los proyectos de reconstrucción, marcaron simbólica y concretamente la entrada de la ciudad en la ola de la arquitectura internacional y de la modernidad.

Después de las demoliciones y reconstrucciones de los años 1950 y 1960, el desarrollo de los barrios espontáneos o de invasión tomó un lugar preponderante en el crecimiento de la ciudad. Éste periodo se caracteriza por la ausencia de planificación urbana y por el ostracismo total de la administración del Distrito, dinámica que va a durar más de 20 años. Luego de la reforma constitucional promulgada por la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 - que puso en el centro de los intereses nacionales los derechos de los ciudadanos - la planificación urbana y regional va a obtener un estatus mayor en la manera de gestionar el territorio. Es en 1997, gracias a la Ley 388, que una serie de dispositivos especiales son presentados de manera explícita para la gestión y puesta en marcha de intervenciones urbanas con vista a dotar los poderes públicos de medios para la gestión del territorio, para la gestión del suelo urbano, para la construcción de infraestructuras y para la adquisición de edificios y de terrenos declarados de utilidad pública. En junio de 1998 aparece por primera vez como obligatorio el trámite de una autorización de demoler y en 2003 el concepto de renovación urbana es reglamentado a nivel nacional. 

El caso que veremos a continuación concierne la ciudad de Bogotá que ha llevado a cabo iniciativas institucionales locales, gracias a una autonomía administrativa y financiera más fuerte en su condición de capital del país[8].

El caso de Bogotá

Bogotá es hoy una ciudad con casi siete millones de habitantes y que ha crecido de manera acelerada especialmente durante el pasado siglo XX. Varios procesos han participado en la construcción de la ciudad. Citaremos brevemente tres de ellos: Inicialmente “la expansión” que ha sido el más dinámico, especialmente debido al desarrollo acelerado de barrios espontáneos; “la compactación” de las áreas residenciales, es decir la densificación de zonas intermedias y la transformación de la ciudad existente; y finalmente “el vaciamiento” debido a la salida de los habitantes de zonas residenciales y su reemplazo por otras actividades económicas[9].

En 1983, una operación que ha sido calificada por algunos críticos como una pseudo-renovación urbana, es realizada en la zona central de la capital, en el borde de la Zona Histórica. Se trata del proyecto “Nueva Santa Fe”. Germán Tellez, en su libro sobre la obra del célebre arquitecto colombiano Rogelio Salmona, señala que el proyecto consistió en un “desplazamiento forzado, primero de los habitantes y propietarios del sector mediante compra muchas veces coactiva de sus predios, y luego la destrucción de prácticamente la totalidad de las edificaciones existentes en la zona, independientemente de su edad, valor arquitectónico y estado de la construcción”[10]. Los terrenos liberados fueron objeto de un proyecto de arquitectura y urbanismo organizado por el Banco Central Hipotecario (BCH), propietario de éstos, para la construcción de vivienda social. El proyecto fue el resultado del trabajo de una agrupación de arquitectos liderados por Rogelio Salmona. No se trató de una renovación sino más bien del diseño de un “trozo de ciudad”. En una entrevista realizada en agosto del 2006, R. Salmona nos decía a propósito de este proyecto que, en relación con los habitantes del barrio, el problema social no había sido resuelto pues “era una política del Estado de no darle solución a esa gente, sino de hacer venir gentes con ingresos más altos, clase media… cuando nosotros llegamos ya no había gente… es la gran crítica que se le hace a Nueva Santa Fe, pero no fue culpa nuestra… habría que analizar algún día ese proyecto”[11]. 

La pregunta que surge es si una parte de los habitantes de estas zonas, en su mayor parte arrendatarios hacinados en grandes casonas que compartían entre varias familias (inquilinatos), fueron “desplazados” hacia barrios cercanos, que poseían las mismas características del anterior y que más tarde fueron objeto de proyectos de renovación urbana como es el caso del barrio Santa Inés, a varias manzanas de allí y que veremos con más detalle a continuación. Esta correlación es difícil de demostrar en este caso, pero vistas las características sociales y físicas del sector, la posibilidad de que varias familias hubiesen encontrado alojamiento en los barrios vecinos es altamente factible. Un estudio detallado de este proceso nunca se ha realizado. En todo caso con la operación Nueva Santa Fe se puede constatar que en efecto, la ciudad cambia en su forma, urbana y arquitectónica, pero en lo relativo a los problemas sociales éstos perduran.

Desde mediados de los años 90s, Bogotá ha vivido un proceso interesante tanto en términos de gobernabilidad, gracias a procesos políticos que han llevado a  la administración de la ciudad burgomaestres que podrían calificarse de “independientes” de los partidos políticos tradicionales, como por las dinámicas urbanas y sociales que estas formas de administración han puesto en marcha.  

En el marco de las dinámicas de recomposiciones urbanas actuales en el contexto latinoamericano, Bogotá vive desde hace más de una década, un proceso que merece ser observado por sus implicaciones en el espacio urbano, por la dimensión del proyecto de renovación urbana en pleno centro de la ciudad y por las consecuencias sociológicas que esta operación implica. La creación del “Parque del Tercer Milenio” sobre el sitio del barrio Santa Inés, en el centro de la ciudad, representa una de las operaciones más ambiciosas desarrolladas durante los últimos 25 años en Colombia. Los procesos de demolición, de reubicación de las poblaciones y de recalificación de un espacio central demuestran las dificultades de este tipo de operación y los desafíos que la administración tiene que enfrentar para la recuperación de un lugar estratégico en el centro de la ciudad. Este tipo de operación ha sido posible gracias a la existencia de instrumentos legales que han permitido a la administración actuar en distintos frentes, tanto en el terreno de la planificación urbana como en el de la gestión del suelo urbano, entre otros.

El barrio Santa Inés se sitúa en pleno centro de Bogotá, a algunas cuadras de centros de poder local y nacional, (sede de la Alcaldía mayor de Bogotá, así como del palacio presidencial, la sede del senado de la republica, entre otros), (ver figura 1).

 

Figura 1. Plano de la zona centro y foto aérea del barrio Santa Inés antes de los trabajos (Av. Caracas abajo a la izq. en la foto).
Fuente: Plano y foto, Documento IDU, 2000. Puesta en relación JCRA.

 

El barrio es o fue uno de los sectores más degradados de la capital tanto desde el punto de vista social como del urbano y económico. Construido en los años 30s, el barrio estaba constituido por grandes viviendas que fueron ocupadas por familias hasta los años 60s. En los 70s, debido a su posición estratégica a proximidad del centro de la ciudad, y a la ausencia de una infraestructura de Estación de autobuses o Terminal de transportes digno de la capital, el sector se transforma en el punto de llegada de las rutas de transporte de pasajeros provenientes de la provincia. Este hecho induce cambios estructurales en la población del barrio y en sus usos. El sector ve aumentar de manera acelerada la oferta de hoteles y residencias de paso para recibir a los recién llegados del mundo rural y de otras ciudades del país. Los testimonios recogidos sitúan en esta época lo que podríamos llamar el “punto de quiebre” del barrio. A partir de este momento la proliferación de bares, de hospedajes temporales y muchas veces informales provoca la salida de las familias y el sector comienza a recibir otro tipo de actividades ligadas al comercio, a la prostitución y a pequeños tráficos de todo tipo. La zona empieza a ser conocida como “el cartucho”[12]. Este nombre representaba y representa aún en el imaginario de los habitantes de la ciudad uno de los “territorios del miedo”[13] de los más peligrosos. Entre los años 80s y 90s el sector alcanzó niveles de degradación extremos. Los indicadores de crímenes y asesinatos eran los más altos de la ciudad, la esperanza de vida era la mas baja de la capital y el trafico de droga lo transformó en la “olla” mas grande de Bogotá.

En 1998, por iniciativa de la Administración del Distrito, un proyecto es puesto en marcha para la “creación de suelo urbano” y para transformar el barrio Santa Inés en un espacio público, el Parque del Tercer Milenio. El área del proyecto comprende una superficie de 20 hectáreas en pleno centro de la ciudad, 18 manzanas compuestas de 602 predios. El proyecto hacía parte del programa de renovación urbana de Bogotá, iniciativa que el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) presentaba como de “recuperación integral urbana y social de sectores deteriorados de la ciudad”.

Durante las visitas y el seguimiento realizado al proyecto entre los años 2000 y 2006 se logró establecer contacto directo con los profesionales responsables del proyecto a nivel local e igualmente con profesionales y asociaciones implicadas en el trabajo social y con algunos habitantes del barrio con quienes pudimos intercambiar ampliamente a cerca del proyecto.  Presentamos a continuación (cuadro 1) algunas cifras que nos informan sobre la situación del barrio Santa Inés a finales de 1999:

 

Cuadro 1.
Informaciones socio-económicas del barrio Santa Inés

Número de Familias

1 352

Personas - Habitantes "permanentes"

4 430

Habitantes "de la calle"

2 248

Establecimientos comerciales

1 620

Empleados

3 600

Manzanas concernidas

23

Fuente: Censo socioeconómico del barrio Santa Inés. Econometria S. A. – SEI S. A., 2000.

 

De las 1352 familias censadas en 1999, al final del programa de reubicación, en agosto del 2003, solo 127 fueron beneficiarias de una vivienda dentro del “Programa Arriendo Protegido con Acompañamiento Social” (PAPAS), de la Caja de Vivienda Popular – CVP, entidad responsable de la reubicación. La CVP considera como un éxito el programa gracias a la iniciativa voluntaria de las familias para la reubicación, “sin dificultades ni para las familias, ni para la comunidad receptora”. Es importante señalar aquí las vivas reacciones de ciertos habitantes de algunos barrios donde se presintieron reubicaciones. Al simple anuncio de una posible reubicación, los vecinos del sector de acogida se movilizaron enviando múltiples peticiones a la administración y anteponiendo trámites legales para impedir la eventual llegada de los habitantes estigmatizados del barrio Santa Inés.

La demolición de las viejas casonas se hizo sin ningún sentimiento. El parque fue construido y la operación fue presentada ante la Organización de Naciones Unidas para el concurso internacional de « buenas prácticas », realizado en  Dubai en 2002. El proyecto fue seleccionado y catalogado como una “buena práctica urbana” (GOOD. Best Pratices Database). Esto a pesar de ciertos aspectos negativos que trataremos de presentar brevemente con un propósito ilustrativo y para ponerlo en perspectiva con el caso estudiado en Francia.

 Los problemas son de tres órdenes: el primero y quizás el mayor de la operación fue la confrontación con una población en situación de marginalidad extrema, a la cual ninguna solución “convencional” de reubicación podía convenir. De los 2248 “habitantes de la calle” censados en 1999, solo 900 recibieron un tratamiento paliativo que pasó por una reubicación provisional en las antiguas instalaciones del Matadero del distrito, y a pesar de algunos esfuerzos por tratar los problemas de dependencia a las drogas, la mayor parte de ellos fueron trasladados a albergues mantenidos en secreto, “por razones de seguridad” según lo declaró el Alcalde Luís Eduardo Garzón  a la prensa el 14 de mayo del 2005: “esta ciudad tiene que prepararse para cuando yo anuncie dónde están los hogares de paso, porque la ciudad tiene que aprender a tolerar”[14]. En agosto del 2005, la Secretaria de Planificación del Distrito, Carmenza Saldias Barreneche hacía, en una entrevista realizada para la Tesis, una constatación dolorosa sobre el método utilizado por la Administración precedente para tratar la situación de los habitantes de la calle concentrados en “El Cartucho”: se trató, según ella, de “curar el cáncer por la metástasis”. Una evaluación completa de esta operación, en particular la situación de los habitantes debe hacerse en los años por venir pero un primer balance demuestra que la reubicación efectiva solo tocó al 10% de los hogares. Para el 90% de las familias restantes y para un porcentaje equivalente de los “habitantes de la calle”, las condiciones fueron inciertas y lo mas probable, vista la marginalidad existente, semejantes a las vividas anteriormente. En agosto de 2006, la prensa local señalaba que ciertos ex habitantes del Cartucho habían escogido como vivienda provisional la red de evacuación de aguas lluvias del sector nor-occidental de la ciudad[15]. La hipótesis según la cual los ocupantes de los barrios demolidos no resultan beneficiados por las ventajas de los proyectos de renovación urbana es parcialmente confirmada.   

El segundo problema de la operación “Parque Tercer Milenio” concierne los predios y espacios aledaños al parque. Las operaciones complementarias para la redefinición de parcelas y la recomposición del espacio urbano están por definir. Una operación de construcción de apartamentos y un centro comercial, situados en la zona norte del parque,  están desde hace varios años a la espera de financiación y de una dinámica urbana más atractiva. No se dispone ni de herramientas reglamentarias, ni de financiamientos adaptados para remodelar eficazmente los nuevos alineamientos resultantes de la operación y así dar un “marco urbano”  al espacio creado. Los alineamientos o paramentos que enmarcan el parque muestran las fachadas de construcciones modestas y de comercios, ennegrecidas por la polución del tráfico de vehículos que circulan por las dos grandes arterias que rodean el parque. Ningún presupuesto fue previsto para incentivar o ayudar a los propietarios de los predios vecinos al parque para mejorar o reparar sus inmuebles. Solo los beneficios de la valorización del suelo urbano son previsibles a largo plazo.

Por último, el tercer problema que quisiera señalar tiene que ver con la calidad misma del espacio y con la apropiación por parte de los habitantes de Bogotá. La existencia de un parque público en pleno centro de la ciudad es, una gran ventaja para la ciudad y para sus habitantes, en particular para aquellos de la zona sur de la capital. El uso y la apropiación de sus 11 hectáreas han sido paulatinos, a causa, por una parte, del legado imaginario dejado por “El Cartucho” y por otra parte por la concepción misma del parque, que privilegia un tratamiento rígido y mineral (La mayor parte del parque está construido sobre una loza que alberga un estacionamiento subterráneo para 800 vehículos y el relieve exterior esta dado por taludes artificiales cubiertos de césped). La ausencia de zonas arborizadas y la configuración misma del espacio no participan en la construcción de un ambiente urbano de calidad. En opinión del Arquitecto Rogelio Salmona, durante la entrevista realizada para la Tesis, el diseño del parque pone en evidencia una “falta de sensibilidad social y de sensibilidad estética”, por la manera como fue conducida la operación, por la ausencia de proyectos de vivienda a proximidad y por la ausencia de participación de ciertos habitantes del sector.

En abril del 2009 el parque fue ocupado por más de 1200 desplazados por la violencia provenientes de diferentes lugares del país y que acamparon en este espacio por más de cuatro meses.

El caso de Toulouse

Antes de concentrarnos en el caso de Toulouse es pertinente recordar que en Francia, después de 1998, como se dijo más arriba, el uso de la renovación urbana como herramienta política de intervención en las ciudades y en particular el uso de la demolición de inmuebles de vivienda social,  recobraron un rol central a nivel nacional. Durante ese mismo año el gobierno socialista de Lionel Jospin hablaba de operaciones de “Renovamiento urbano”; después de la derrota socialista en las elecciones presidenciales del 2002, el programa fue rebautizado como “Plan Nacional de Renovación Urbana”.

Toulouse, cuarta ciudad de Francia, se ha comprometido desde 1998 en un proceso de transformación de barrios inscrito en esta política. Durante las tres ultimas décadas del siglo XX, la ciudad vivió un crecimiento urbano importante. El aumento de la población y la concentración de ciertos problemas sociales en varios sectores de la zona urbana, condujeron a la administración local a establecer, apoyados por el Estado, un “Gran Proyecto de Ciudad” (Grand Projet de Ville - GPV). El texto de la alcaldía de Toulouse presentando el GPV habla de “un proyecto global de desarrollo social y urbano que apunta a reintegrar varios barrios de Toulouse en una dinámica de desarrollo de la aglomeración. Él mejorará las condiciones de vida de los habitantes y marcará en profundidad, y de manera duradera, la transformación de la imagen y de la percepción de estos barrios. Permitirá la puesta en marcha de operaciones pesadas de recalificación urbana y volverá a dar un valor económico a estos territorios a través de acciones de revitalización y de revalorización social”[16].

El GPV continúa actualmente su curso. Concierne 9 barrios que cuentan alrededor de 50000 habitantes (cerca del 13 % del total de la población), 12630 viviendas sociales, la mayor parte apartamentos (cerca del 38 % del parque total de vivienda social de Toulouse), 9500 viviendas privadas (18 copropiedades en dificultad económica y social). Las demoliciones deberán afectar, al final del proyecto, cerca de 2000 viviendas. El sector donde se concentra la acción principal del GPV es la zona del Gran Mirail, situada al accidente de la ciudad. En esta zona el proyecto se extiende sobre 520 hectáreas, afecta 42700 habitantes de los 50 000 previstos por la totalidad del proyecto, así como 10000 viviendas sociales (79% de las viviendas sociales concernidas por el GPV), y 8 500 viviendas privadas. En lo relativo a la demolición, 1940 apartamentos serán destruidos (97% de las demoliciones del GPV), que equivalen al 20% de las viviendas del sector. Los barrios que constituyen esta zona son principalmente: Bellefontaine, Reynerie, Mirail-Université (ver figura 2). A proximidad de estos barrios, enteramente construidos en los años 60s y 70s en medio de la euforia del urbanismo moderno, se encuentran otros barrios como Bagatelle, La Faourette, Papus, Tabar, que hacen parte igualmente del perímetro del GPV pero que no trataremos aquí.

 

Figura 2. Perímetro de estudio del GPV.
Fuente: Grand Projet de Ville de Toulouse. Grand Mirail – Empalot. Convention territoriale du Contrat de ville 2000 – 2006. Febrero 2002. p. 12.

 

El sector de Toulouse – El Mirail, anteriormente una vasta zona rural en la periferia de la ciudad, fue declarado en 1960 como “Zona a Urbanizar en Prioridad” (ZUP). En 1962 el arquitecto Georges Candilis, antiguo colaborador de Le Corbusier, fue laureado, junto con su socio S. Woods para diseñar y hacer surgir de la nada una nueva ciudad en un espacio delimitado de 803 hectáreas. La originalidad de la propuesta era integrar los principios del urbanismo moderno y separar de manera sistemática la circulación peatonal de la circulación de vehículos. El Proyecto fue un hito del urbanismo moderno enseñado en las facultades de arquitectura en los años 80s como referencia del nuevo urbanismo. La construcción comienza en 1964 y en 1966, cuando la rapidez de los trabajos no correspondía a lo previsto inicialmente, debido a la dimensión de la operación y a la multitud de trabajos, Candilis escribe a su socio Woods, “es un poco inquietante concebir en pocos meses una ciudad de 100 000 habitantes que hubiese tomado normalmente un siglo en hacerse”[17]. Su construcción coincide con la realización en la ciudad, de otras operaciones de renovación urbana fruto del espíritu modernista, como el caso del barrio Saint Georges, anteriormente evocado. El Mirail fue presentado como una alternativa para los habitantes de los barrios renovados del centro y de otros sectores y va a servir de hecho como receptáculo de familias reubicadas de operaciones como la efectuada en la Briqueterie a finales de los años 70s.

A partir de los años 80s, el sector empezó a conocer un declive progresivo. Las causas de esta decadencia son múltiples y complejas y merecen un análisis exhaustivo y específico que no es el tema de este texto. Señalaremos solamente dos: La primera, la concentración de vivienda social, resultado de una falta de compromiso, desde el inicio del proyecto, de promotores privados para contribuir a la diversificación de la oferta de vivienda y, la segunda, la política de asignación de viviendas asumida por los organismos responsables de la vivienda social que favorecieron la concentración de familias con dificultades. A estas situaciones se suman un cierto abandono político y de acompañamiento social, en temas como el empleo, la educación y la cultura, entre otros. La morfología urbana ha sido igualmente cuestionada, pero aquí nos limitaremos en señalar, como lo han dicho varios analistas de la cuestión urbana, que “ninguna forma es intrínsecamente perversa”[18], sin por tanto justificar los contrasentidos de la lógica urbana del movimiento moderno. Entre 1985 y 1989, dos de los barrios (Reynerie y Bellefontaine) serán inscritos en el programa de “Desarrollo Social Urbano” como parte de una política de “recalificación de barrios”. En 1994 el sector es declarado Zona Urbana Sensible (ZUS), hasta la definición del Gran Proyecto de Ciudad (GPV) en el 2000 y su programa de demolición del hábitat inscrito en el marco del Programa Nacional de Renovación Urbana.

Al igual que la mayor parte de las ciudades europeas, la renovación y la demolición no han sido ajenas a la historia urbana de Toulouse; incluso en algún momento, a principios del siglo XIX, la ciudad ostentó el poco honroso titulo de “capital del vandalismo”, a causa de las demoliciones de patrimonio[19]. La ciudad vivió en la segunda mitad del siglo XX varias operaciones de renovación y de demolición de vivienda popular significativas. Su observación arrojó informaciones que nos permitieron interesarnos en los recorridos residenciales de las familias afectadas por las demoliciones y por este medio poner en evidencia ciertas contradicciones que ésta implica en la vida de los habitantes. Estas conclusiones son uno de los elementos explotables en los casos tanto de Francia como de Colombia. El marco físico de la ciudad se transforma, pero la marginalidad vivida por ciertas familias no cambia, a pesar de los anuncios y del discurso que presenta, como argumento central de los proyectos, el mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes de los barrios “renovados”.

Los edificios analizados

El seguimiento de la operación de renovación urbana impulsada por el GPV en el barrio Bellefontaine del sector del Mirail se llevó a cabo a lo largo de 6 años. Este fue efectuado sobre el terreno a partir de la observación directa, del análisis de documentos, de entrevistas a distintos actores, entre los cuales cierta prioridad fue dada a los habitantes y también, gracias a la participación puntual en el seno de la Asociación PACT-ARIM 31, comprometida con la problemática de la vivienda en general y con el mejoramiento del hábitat en particular. La asociación fue seleccionada por la Alcaldía de Toulouse y por la Sociedad de Economía Mixta para el Renovamiento Urbano (SEMRU) para liderar la gestión social de la operación de demolición de dos copropiedades privadas. Su misión principal consistía en organizar la fase de reubicación de las familias, sirviendo a la vez de mediadora y de responsable de la gestión frente a los habitantes.

El trabajo con esta Asociación nos permitió observar de cerca el proceso de reubicación de las familias de Maurois II y Concorde. Un trabajo complementario en los archivos municipales de Toulouse nos permitió establecer correlaciones y lazos importantes entre diferentes operaciones de renovación y de demolición del hábitat.

 Las copropiedades Maurois II y Concorde son señaladas desde 1995 como “espacios difíciles” que acumulaban una fuerte “ocupación social” (a pesar de ser hábitat privado cumplían un rol de receptáculo de familias en dificultad social y económica), situación que transformó los edificios en un espacio de paso para una población marginal. La ausencia de mantenimiento de los apartamentos y de las zonas comunes favoreció las condiciones propicias para la insalubridad. Estas circunstancias, entre otras, llevaron los edificios a un nivel de degradación avanzado constatado en el 2000 por la Misión de expertos del PACT-ARIM y que no dejó de progresar tanto desde el punto de vista físico como social, hasta el momento de su destrucción. Otro aspecto señalado por la Misión de expertos como factor de degradación, y que es un fenómeno recurrente en otros casos de copropiedades privadas degradadas, es la predominancia de propietarios no ocupantes que alquilan sus bienes, no sin dificultad, a causa del proceso de degradación en curso y que invierten lo mínimo en el mantenimiento del inmueble. En el caso de Maurois II y Concorde es igualmente señalada la ocupación de varios apartamentos por familias numerosas con funcionamiento de clan que crearon dificultades para la vida en colectividad, contribuyendo así a una rotación importante de inquilinos.

Los dos edificios sumaban un total de 240 apartamentos de los cuales 217 estaban ocupados en el momento de la encuesta realizada por el PACT – ARIM en el 2003. La base de datos constituida para el estudio concernió 208 familias, ocupando 207 apartamentos. La ocupación estaba distribuida de la siguiente manera (ver cuadro 2):

 

Cuadro 2.
Ocupación de los apartamentos

Propietarios ocupantes:

49 (26 en Concorde, 23 en Maurois II)

Apartamentos ocupados con  fines profesionales:

7 (de los cuales 2 por su propietario y 2 conciergeries)

Hogares titulares de un contrato de arrendamiento:

156 (más 2 sin contrato a su nombre)

Hogares Alojados por otras familias:

20 familias alojadas que representaban 47 personas entre adultos y niños.

Fuente: Encuesta PACT-ARIM 2003.

 

El trabajo de análisis se concentró en la población de inquilinos por dos razones: La primera tiene que ver con el hecho de que estas familias representan la población con mayores dificultades en el momento de la reubicación, esto a pesar de que varios propietarios ocupantes también vivían situaciones de precariedad, pero al menos el patrimonio representado en el  apartamento ocupado les permitía un relativo margen de maniobra y, la segunda, que los datos suministrados por los propietarios fueron fragmentados y la mayor parte de las veces incompletos. Solo los datos de las familias de arrendatarios eran explotables de una manera sistemática. La encuesta fue codificada de la siguiente manera (ver cuadro 3):

 

Cuadro 3.
Codificación de la encuesta

Información general establecida para cada hogar :

Copropiedad concernida, (número de lote y de dossier dados por el PACT-ARIM), nombre del titular del contrato, estatus de la ocupación, número de ocupantes en titulo (adultos y menores), total de ocupantes en titulo, personas alojadas (adultos y menores), total de alojados y total de ocupantes de los apartamentos (ocupantes titulares más personas alojadas), tipos de apartamento, edad, origen y nacionalidad de los jefes de familia.

Tiempo de ocupación del apartamento:

Esta parte nos informa acerca del tiempo de ocupación en años, dividido por periodos de tiempo: menos de 3, entre 3 y 5, entre 5 y 10 y más de 10 años.

Recorrido residencial :

Lugar anterior de vivienda, estatus de la ocupación, duración de la ocupación de  la vivienda y razones de la salida.

Relaciones de vecindad :

Aislado, familia cercana en el edificio, familia cercana en el barrio, familia cercana en otros barrios y en otras comunas, amigos en  el edificio, en el barrio, en otros barrios y otras comunas, calidad de la relación de vecindad.

Informaciones relativas a las opciones de reubicación :

Reubicación como inquilino, reubicación como inquilino con opción de acceso a la propiedad, reubicación con acceso a la propiedad, tipo de vivienda deseada, piso deseado, comentarios acerca del piso deseado, reubicación en localización indiferente, comuna deseada 1, comuna deseada 2, comuna deseada 3, barrio deseado 1, barrio deseado 2, barrio deseado 3, reubicación en el barrio Bellefontaine, en otros barrios del GPV, en otros barrios de Toulouse, en otras comunas, reubicación en Bellefontaine excluida, barrio excluido 1, barrio excluido 2, barrio excluido 3, reubicación excluida en otros barrios del GPV, reubicación excluida en otros barrios de Toulouse, reubicación excluida en otras comunas de la aglomeración. Comentarios.

Situaciones particulares :

Hacinamiento, situación administrativa delicada, deudas de alquiler.

Comentarios y observaciones

Anotaciones hechas por el encuestador, o por nosotros luego de los encuentros con las personas de la familia durante el tiempo pasado en el local abierto en permanencia en el barrio.

Fuente: elaboración propia a partir del formato de la encuesta PACT  - ARIM.

 

A partir de los datos de la encuesta, nuestro interés inicial estuvo centrado en el recorrido residencial de las familias, así como en el proyecto de reubicación. Estos aspectos fueron analizados igualmente en función del número de miembros de cada familia. De esta manera se lograron identificar por una parte, lo que llamaremos “familias numerosas” compuestas de 5 personas y más (43% del total de familias en 70 apartamentos) y por otra parte, las redes familiares o grupos de familias extensas funcionando con lógicas de clan. Una primera constatación fue que para estas familias, el proceso de reubicación es más delicado teniendo en cuenta el tamaño de la vivienda necesaria, las divisiones de cohabitación algunas veces deseadas, del peso que representa el grupo familiar y finalmente la insistencia legítima de continuar viviendo cerca. En las cifras trabajadas no se tuvieron en cuenta los hogares “alojados” en casa de familiares o amigos que en ciertos casos hacían aumentar la población de los apartamentos hasta 15 personas (caso de una familia compuesta de 9 miembros que acogía otra familia de 6 personas). Al interesarnos de cerca en los recorridos residenciales de estas familias y reconstruir con ellos su trayectoria, pudimos establecer y confirmar luego en los archivos municipales de Toulouse, el lazo existente entre varias operaciones de renovación urbana realizadas en Toulouse en el pasado.

De igual forma, al cruzar los recorridos residenciales con el tiempo de ocupación de los apartamentos, se lograron establecer los espacios urbanos de movilidad residencial. La encuesta mostraba que el tiempo de ocupación de los apartamentos era inferior a 3 años (46% de los hogares). Un primer análisis del PACT-ARIM concluyó en una “ocupación reciente de los edificios” y estableció una correlación con el apego al barrio. Menor tiempo en el barrio es igual a menor apego y en consecuencia menor dificultad para dejarlo. La observación del recorrido residencial puso en evidencia que varios hogares vivían en el barrio e incluso en el mismo edifico desde hacía mucho más de 10 años para algunos de ellos. En total, más de un tercio de los hogares considerados como “ocupantes recientes” (38%) tenían lazos anteriores con el sector.  Esta circunstancia puso en relieve la importancia de los recorridos residenciales en la construcción del proyecto de reubicación.

Otro elemento interesante surgido al observar las informaciones relativas a los recorridos residenciales, fue el hecho que para el 30% de los hogares encuestados el apartamento ocupado representaba el primer espacio autónomo después de un periodo de alojamiento en casa de familiares o amigos. Los motivos son diversos, sea por ser hogares recientemente formados, sea por ser familias de inmigrantes llegadas hace poco tiempo a Francia, sea por ser refugiados en situación de precariedad. 

Para terminar, la reconstrucción de los recorridos residenciales de ciertas familias de las dos copropiedades nos permitió establecer, como fue anunciado más arriba, que varias de ellas ya habían vivido en el pasado la experiencia de la demolición de su vivienda. En algunos casos en operaciones recientes de demoliciones de edificios en el mismo sector (la copropiedad Midifac demolida en el año 2000, algunas familias - 3 en total - fueron reubicadas en las copropiedades Maurois II y Concorde). En otros casos, las reubicaciones por causa de demolición se repiten en un lapso de tiempo mas largo. Es la situación vivida por una de las familias numerosas, con funcionamiento de clan, que llamaremos ZZ, que vivió a finales de los 70s la demolición de la Briqueterie (conjunto de 4 inmuebles y 262 apartamentos, situado al sur-este de la ciudad, relativamente cerca del centro y construido a principios de los años 60s, esta residencia sirvió para albergar parte de los hogares repatriados de África del norte). En esa época la extensa familia ocupaba 4 viviendas: una por la pareja de los padres mayores, con 5 de los hijos y en las otras 3, familias conformadas por las hijas del patriarca con los hijos de cada una (3 y 6 para dos de ellas). Los 4 hogares fueron reubicados. “Allá rompieron todo, estaba viejo, la alcaldía en esa época nos reubicó aquí… nosotros nos hubiésemos quedado pero tenían que demoler”, nos dice la matrona de 83 años en una entrevista. Una exploración más detallada en los archivos municipales mostró que otros antiguos habitantes de la Briqueterie eran igualmente inquilinos de las copropiedades por demoler. Las 4 familias inicialmente reubicadas en 1980, formaban en el 2006, un núcleo de 11 hogares, 9 de ellos directamente ligados al tronco familiar inicial  ZZ. La familia continuó su expansión y en total hoy concierne 26 hogares. Los hijos e hijas de los antiguos inquilinos de la Briqueterie, que vivieron la demolición cuando eran niños, se convirtieron con el paso del tiempo en inquilinos de copropiedades degradadas y candidatos a una nueva reubicación con sus hijos pequeños y con sus padres y abuelos de 60 y 83 años.

La continuidad generacional de las familias implicadas en los proyectos de renovación, cuestiona la pertinencia de la política urbana y el resultado de este tipo de operaciones. Ellas sancionan a los pobladores pobres enviándolos durante el proceso de reubicación hacia otros sectores vetustos y en la mayoría de los casos alejándolos de los centros urbanos. Estar en situación de precariedad aumenta las posibilidades de ser reubicado varias veces durante su vida por causa de demolición de su hábitat. Esta situación de repetición pone en evidencia el desfase entre las intenciones y los resultados y la contradicción entre el discurso de los poderes públicos para justificar las demoliciones. Las formas de los barrios y el hábitat cambian, no así la precariedad, que permanece idéntica cuando no peor.

Miradas cruzadas entre Colombia y Francia

La observación de dos operaciones de renovación urbana en dos contextos diferentes nos permite identificar convergencias y divergencias. Las particularidades de cada contexto hacen difícil la comparación. Dentro de las particularidades podríamos señalar por ejemplo el hecho de que Bogotá, en tanto que capital de Colombia, dispone de cierta autonomía administrativa y de un presupuesto consecuente, que le permite actuar con mayor libertad en el momento de iniciar procesos en su suelo urbano. Toulouse, dispone igualmente de autonomía administrativa gracias a la descentralización y lidera acciones locales de transformación de la ciudad, pero en el caso de la ejecución del GPV la ciudad depende en gran parte de la financiación y del aval de la política nacional. Por otra parte, el marco legislativo y los argumentos legales aplicados en cada operación corresponden a las especificidades de cada país. El Derecho en Colombia se ha inspirado ampliamente del Derecho francés, pero la situación de conflicto interno, sufrido desde hace más de medio siglo por la población colombiana, es a la vez una de las causas y una de las consecuencias del desarrollo de un ambiente de ausencia de derecho y de predominio de la impunidad que ensombrecen al país. Esta situación no es comparable con la situación francesa, donde el derecho, incluso con sus fallas evidentes, está mucho más presente en la vida de los ciudadanos. Finalmente, el tema de la demolición del hábitat no ocupa un lugar importante en el debate relativo a la renovación urbana en Colombia, contrariamente a lo que ocurre en Francia, en donde la cuestión de la demolición  es debatida y cuestionada de manera abierta y desde hace ya cierto tiempo. Otras particularidades son:

Conclusión

Al final de este texto y de la presentación sucinta de los casos tratados, las preguntas que surgen son: ¿Cómo puede el análisis social ayudar a la evaluación de la política urbana y las acciones por venir?, ¿Cómo tomar en cuenta la realidad social constatada en los dos proyectos para modificar ciertas prácticas de la renovación urbana? La respuesta que se puede avanzar tiene que ver con los enfoques dados a los proyectos y en ese sentido la noción de sostenibilidad que integra una reflexión en el tiempo de los procesos urbanos podría reducir las probabilidades de repetición de destrucciones de viviendas para los hogares mas vulnerables. Tomar en cuenta la noción de solidaridad intergeneracional propuesta por el concepto de Desarrollo Sostenible puede ofrecer posibilidades concretas para modificar el ciclo de repeticiones, que contradice las intenciones expresadas en los discursos de los poderes públicos para justificar las demoliciones.  

En este sentido, la Tesis propone una serie de herramientas que permiten integrar la noción de sostenibilidad en los proyectos de renovación urbana y de esta manera reforzar el trabajo en el ámbito social, económico y ambiental en los procesos, con el propósito de crear las condiciones para construir una ciudad “vivible” desde el punto de vista social y ambiental,  “viable” desde el punto de vista ambiental y económico y “equitativa” desde el punto de vista económico y social. Desde principios de los años 80s existen ejemplos de proyectos de renovación urbana que integran de manera explícita las preocupaciones de la renovación urbana sostenible: Berlín es la capital europea que posee la mayor experiencia en este campo.  Citaremos el ejemplo bien conocido de la renovación del barrio Kreuzberg en 1982, donde se habla de “renovación suave” y se insiste, entre otros aspectos, en la participación activa de los habitantes en todas las fases del proyecto, en el carácter limitado de las demoliciones, en la importancia de modernizar y completar los equipamientos públicos, calles, plazas y espacios verdes y en la continuidad en el tiempo de las inversiones y el acompañamiento.

Nuestro trabajo concluye con 3 propuestas que centran los esfuerzos en los métodos de análisis multi-criterios como elementos de ayuda a la toma de decisiones. Estas proposiciones, que no pretenden ser exhaustivas, insisten sobre el interés ambiental de la demolición, en términos de revalorización de materiales dentro de procesos de deconstrucción de edificios, así como en las implicaciones ambientales en el proyecto de reconstrucción. El interés por integrar la noción de Análisis de Ciclo de Vida de los barrios también se señala para seguir la evolución de las condiciones sociales y espaciales de un territorio urbano específico. Por último, la creación de un sistema de indicadores explotable en procesos de análisis multi-criterios para los proyectos de demolición, permite considerar lo que está en juego desde el punto de vista social y financiero, así como ciertos aspectos técnicos (consumo de energía, confort interno, mejoramiento de zonas comunes, construcción del espacio público). La evaluación de estos temas y el análisis del costo global de una intervención permiten fijar niveles aceptables desde el punto de vista normativo y de calidad ambiental y aportar argumentos para justificar o no una eventual demolición de un edificio o de un conjunto de edificaciones. Las aplicaciones de estas propuestas se sitúan en la interfase entre la práctica y la pedagogía. Las preguntas abiertas que surgen buscan respuestas en proyectos concretos de renovación urbana para intentar favorecer el cambio de ciertas prácticas y de igual forma, fortalecer y hacer permanecer una visión antropológica de la ciudad y de las maneras de pensarla y de construirla.

 

Notas

[1] Enseignant – Chercheur, Maître Assistant Associé (Investigador - Profesor asistente asociado). Laboratoire de Recherche en Architecture LRA (Laboratorio de Investigaciones en Arquitectura), Ecole Nationale Supérieure d’Architecture de Toulouse – France (Escuela Nacional Superior de Arquitectura de Toulouse – Francia)

[2] Este texto esta construido a partir de la tesis de doctorado en geografía y ordenamiento realizada en la Universidad de Toulouse, Francia y defendida en junio de 2007.

[3] Th. W. Adorno propone en su libro « Epistemología y ciencias sociales » la idea que la sociedad es esencialmente proceso. Por otra parte J. L. Pinol en su « Histoire de l’Europe urbaine » hace referencia al postulado según el cual « ciudad y sociedad no se entienden que en sus interrelaciones ». Por otra parte, según la noción trabajada por el sociólogo francés J. Donzelot, entender la ciudad y hacer la ciudad participan en su interdependencia a « hacer sociedad ».

[4] La especulación inmobiliaria está también al origen de muchas operaciones y en cierta medida en la mayor parte de proyectos termina por imponer su lógica de mercado. 

[5] A cerca de este tema Francoise Choay hace una referencia en la introducción de su libro L’allegorie du patrimoine  a propósito de la noción de “destrucción positiva” o “ritual” (p. 22). Igualmente en su texto “De la demolition”, in Métamorphoses parisiennes. Liege, Mardaga 1996, y reenvía a   Bourdier (M), “Le mythe et l’industrie ou la protection du patrimoine culturel au Japon », in numero special Patrie – Patrimoines, de la revista Geneses. Sciences sociales et histoire, Belin, Paris 1993.

[6] Ver : Merlin (P.), Choay (F.), Dictionnaire de l'urbanisme et de l'aménagement, Paris, PUF, 1988, [3e édition revue et augmentée : mai 2000]. Traducción citación JCRA.

[7] Coing (H.), Rénovation urbaine et changement social, Paris, Les éditions ouvrières, 1966. 

[8] Sobre el tema de Bogotá ver articulo de Rojas Arias (J.C.), Démolition de l’habitat et relogement : entre espoir et « ultime » violence urbaine, une expérience de rénovation urbaine à Bogotá. L’ordinaire latino-américain, n° 205, septiembre - diciembre 2006, pp. 33-62.

[9] A propósito de esta clasificación ver : Jimenez (L. C.), Crecimiento urbano de Bogotá D.E. 1890-1980, Departamento Administrativo de Planeación Distrital, Bogotá.

[10] Tellez (G.), Rogelio Salmona. Obra completa. 1959 – 2005, Bogotá, Fondo editorial Escala, 2006.

[11] La entrevista esta transcrita casi en su totalidad en el texto de la tesis de doctorado. 

[12] El origen del nombre proviene, según varios testimonios, de un sector particular del barrio donde dos calles formaban una U en forma de saco. Otros sostienen que fue la actividad de reciclaje de papel y de cartón que se instaló en la zona a finales de los 70s que le dio el nombre, e incluso otros lo atribuyen al tráfico de drogas que se repartía en pequeñas bolsas o a las prostitutas que trabajaban allí en los años 70s y 80s.

[13] Sobre el tema ver : Niño Murcia (S.), et al. Territorios del miedo en Santafé de Bogotá. Imaginarios de los ciudadanos. TM Editores. Observatorio de cultura ciudadana. Bogotá, 1998.

[14] Diario El Tiempo: “Cuatro nuevos Hogares de paso para los indigentes” [articulo en línea] < http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1628978 >  texto verificado el 24 de marzo 2010 a las 00h24, hora francesa.

[15] Edición impresa de El Tiempo, sábado 12 de agosto 2006, «Crecen ‘calles del cartucho’ en los túneles del alcantarillado ». pp. 1-2.

[16] Grand Projet de Ville de Toulouse. Grand Mirail – Empalot. Convention territoriale du Contrat de ville 2000 – 2006. février 2002. p. 8. Traducción JCRA.

[17] Beringuier (C.), Boudou (A.), Jalabert (G.), Toulouse Midi-Pyrénées. La transition, Stock, collection « Villes Clés », 1972, citación pp. 255-256. Traducción citación JCRA.

[18] Il n’existe pas de forme urbaine intrinsèquement perverse. Entrevista con Jean-Pierre Duport. Les Cahiers de la Recherche architecturale et urbaine. N° 1 – Paris, Editions du patrimoine, Mayo 1999.

[19] En 1832 el Conde de Montalembert en visita a la obra de restauración del convento de los Agustinos, dirigida por el arquitecto Urbain VITRY, califica Toulouse de « Capital del vandalismo ».

 

Bibliografía

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Documentos

Grand Projet de Ville de Toulouse. Grand Mirail – Empalot. Convention territoriale du Contrat de ville 2000 – 2006. février 2002. p. 8. Traducción JCRA.

 

© Copyright Juan Carlos Rojas Arias, 2010. 
© Copyright Scripta Nova, 2010.

 

Ficha bibliográfica:

ROJAS ARIAS, Juan Carlos.  La política de la demolición: renovación urbana y hábitat social en Francia y en Colombia. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2010, vol. XIV, nº 331 (72). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-331/sn-331-72.htm>. [ISSN: 1138-9788].

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