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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. XIV, núm. 343 (16), 25 de noviembre de 2010
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

 

UN MAESTRO A DISTANCIA: MI RELACIÓN CON LA OBRA DEL “NOVATOR” JOSÉ MARÍA LÓPEZ PIÑERO

Leoncio López-Ocón
Centro de Ciencias Humanas y Sociales – CSIC, Madrid
leoncio.lopez-ocon@cchs.csic.es

Recibido: 4 de noviembre de 2010. Aceptado: 11 de noviembre de 2010.

Un maestro a distancia: mi relación con la obra del “novator” José María López Piñero (Resumen)

En este texto autobiográfico se explica cómo el libro La Introducción de la Ciencia Moderna en España, escrito por José María López Piñero, marcó la formación del autor como historiador de la ciencia. En este texto, el profesor López Piñero es considerado como un reformista de la enseñanza y los métodos historiográficos españoles durante la segunda mitad del siglo XX.

Palabras clave: López Piñero, ciencia moderna en España, novatores, historia de la ciencia.

A great teacher from the distance: My relationship with the work of the “novator” José María López Piñero (Abstract)

In this autobiographical text it is explained how the book La introducción de la ciencia moderna en España (The Introduction of Modern Science in Spain), written by José María López Piñero, marked the author’s training as science historian. In the text Prof. López Piñero is considered a reformist of teaching and Spanish historiographical methods during the second half of the 20th Century.

Key words: López Piñero, modern science in Spain, novatores, writing of science history.


Pertenezco a una generación que tuvo contados maestros en las aulas universitarias. En aquella Universidad contestataria de mediados de la década de 1970, inquieta por el futuro de un país que vivía el fin de su particular ancien régime franquista, escaseaban los profesores que uniesen en su quehacer las diversas cualidades que han de adornar cualquier magisterio: capacidad de transmitir los conocimientos con entusiasmo y claridad, apertura mental para escuchar las demandas de los jóvenes alumnos, generosidad en el esfuerzo de modular el carácter de jóvenes retoños formados en una sociedad encorsetada en estructuras políticas arcaicas y asfixiantes.

Los estudiantes de provincias que llegaban a la gran ciudad con escaso bagaje cultural tuvieron que buscar orientación de mil maneras en una universidad sin norte y sin poderosos referentes intelectuales. Yo fui uno de ellos. En el curso 1974-75 tuve la suerte de disfrutar fuera de las aulas universitarias de las charlas que impartía los sábados por la mañana el profesor Tierno Galván en un piso de la madrileña calle Marqués de Cubas. En ellas el futuro líder del Partido Socialista Popular analizaba la realidad social contemporánea, introduciendo a su auditorio en el conocimiento de la obra de significados sociólogos.

En el curso anterior se había producido mi primer encuentro con la obra de José María López Piñero. Para complementar la escasa formación que recibimos gracias a la ocurrencia del ministro Julio Rodríguez de reducir a seis meses –de enero a julio de 1974– el año académico, opté por matricularme en el primer curso de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociológicas “León XIII” de la Universidad Pontificia de Salamanca en su sede madrileña. En la pequeña librería de esa Facultad adquirí un libro, que a lo largo de los años dejaría en mí una profunda huella porque en él aprecié la labor de un gran historiador. A medida que fui profundizando en su obra al convertirme en historiador de la ciencia, Lopez Piñero pasó a ser uno de mis maestros, aunque a distancia.

Aquel libro fruto de un historiador de fuste era La introducción de la ciencia moderna en España. Editado en 1969 formaba parte de Ariel Quincenal, una magnífica colección que desempeñó tan importante papel formativo en los jóvenes universitarios del tardo franquismo y de los inicios de la transición democrática.

En apenas 170 páginas esa obra puede considerarse un hito en la historiografía de la ciencia que se ha hecho en este país. Aborda de manera concisa y con gran claridad expositiva el arduo problema de la recepción de la ciencia moderna en la España del siglo XVII, una sociedad en declive y refractaria a los valores de la modernidad.  Tras los logros de esa importante monografía se encontraba una renovada visión de la historia de la ciencia, una gran acumulación de trabajo empírico y una labor en equipo de una incipiente escuela historiográfica valenciana de historia de la ciencia.

En esa obra el autor se opone al planteamiento historiográfico que consideraba que la ciencia moderna se había debido a la capacidad creadora de un grupo selecto de genios. López Piñero apostó por considerar que el despliegue de la ciencia moderna en Europa y las Américas había sido un proceso de larga gestación, debido a causas múltiples y de diversa naturaleza. Enlazaba así con preocupaciones de una nueva historiografía de la ciencia social y cultural.

Esa nueva perspectiva le permitió contemplar con una nueva mirada una etapa histórica –la última fase del reinado de Carlos II-  que hasta entonces, por la carencia de grandes figuras creadoras, había sido tildada de  “deslucida” y había llegado a identificarse con el período de máxima decadencia y postración de la Monarquía hispana.

En efecto, en este libro se sostiene que el movimiento innovador en el pensamiento filosófico, en la medicina y en las ciencias biológicas durante las primeras décadas del siglo XVIII tenía hondas raíces en el último cuarto del siglo XVII y el texto ofrece una nueva visión de conjunto del proceso de introducción de la ciencia moderna en la España del fin de la dinastía de los Habsburgo.

Los fundamentos de esta tesis se apoyan en tres pilares: en la obra de una serie de notables historiadores, como Reglá, Nadal, Vilar, y Domínguez Ortiz, quienes en el primer lustro de la década de 1960 iniciaron una revisión del último cuarto del siglo XVII; en sus propias investigaciones empíricas dadas a conocer entre 1962 y 1967; y, finalmente, en los trabajos de diversos colaboradores de su grupo de investigación en la ciudad de Valencia.

López Piñero asoció ese último cuarto del siglo XVII con una primera fase de la renovación científica española surgida fundamentalmente en la periferia de la España peninsular. Alentada por sectores de la nobleza preilustrada, su punta de lanza fue un grupo de médicos autodenominados “novatores”, quienes se agruparon en tertulias independientes  o en torno a diversos mecenas.

 En esta obra el autor analiza con perspicacia y finura el contexto y la significación del manifiesto fundacional de los “novatores”: la Carta filosófica, medico-chymica de Juan de Cabriada, publicada en 1687. En ella ese médico valenciano, nacido en 1665, además de criticar el atraso científico español y refutar la autoridad de los antiguos, efectuó un alegato a favor de la nueva ciencia, reivindicó el valor de la experiencia como método de conocimiento de “las cosas naturales” y del “arte de anatomizar la naturaleza” y defendió que el médico tenía que estar instruido en tres géneros de observaciones y experimentos: anatómicos, prácticos y químicos. Este texto de oposición al sistema de creencias y valores imperante entre sus coetáneos hispanos tuvo también un carácter constructivo. El manifiesto de Cabriada generó, como mostró López Piñero, una década de polémicas entre tradicionalistas y “novatores” que proporcionó argumentos y energías a los reformistas científicos de la Monarquía hispana, como le sucedió al foco renovador sevillano que lograría fundar en la ciudad hispalense en 1700 la Regia Sociedad de Medicina y otras Ciencias. Esta fue la primera institución española puesta al servicio de la propagación de las ideas científicas modernas. Con ella se iniciaría la segunda fase del movimiento de renovación científica que cubriría aproximadamente el primer cuarto del siglo XVIII.

En mi opinión la huella de La introducción de la ciencia moderna en España ha sido profunda en la historiografía de la ciencia española. Por un lado presenta  in nuce los planteamientos de su magna obra Ciencia y técnica en la sociedad española de los siglos XVI y XVII, publicada diez años después (1979). Este trabajo  ha constituido la mejor respuesta a planteamientos “ideologizados” de muchos de los participantes en las polémicas de la ciencia española. Por otra parte, ha sido una guía para todos los que en las últimas décadas se han interesado por analizar el papel decisivo que desempeñaron los conocimientos científico-técnicos en la articulación de la Monarquía Universal de los Habsburgo.

Además la revalorización que hace López Piñero del papel dinamizador de los “novatores” ha inspirado el quehacer de muchas empresas y colegas en nuestro medio académico. No es casual que el nombre de una de las mejores colecciones de alta divulgación promovida a partir de 2001 por Antonio Moreno y Antonio Lafuente se inspirase en aquellos “novatores” que crearon un estado de opinión crítico del desfase científico hispano respecto a otras sociedades más dinámicas y libres. Me refiero a la colección “Novatores” de la editorial Nivola.

Apenas tuve oportunidad de tratar personalmente a José María López Piñero. Solo coincidí en una ocasión con él en la Residencia de Estudiantes con motivo de un ciclo de conferencias sobre la tradición liberal, en la que intervine como moderador de una mesa en la que participaban él y José Luis Peset.  

Mi vínculo con el maestro López Piñero ha sido a través de su obra. Si ahora pudiese conversar con él le preguntaría si al investigar a los “novatores” valencianos de finales del siglo XVII no se estaba estudiando a sí mismo y reflexionando sobre el  papel que él  podría estar desempeñando como reformador de la Universidad valenciana de la década de 1960. Por lo que he podido averiguar en los obituarios que se publicaron con motivo de su fallecimiento, y en particular al leer la necrológica publicada por Luis Berenguer Fuster en El País del 17 de agosto de 2010, cuando se estaba gestando La introducción de la ciencia moderna en España D. José María simultaneaba su docencia e investigación con la dirección del colegio mayor Luis Vives de Valencia, una isla de libertad y tolerancia en la España desarrollista y autoritaria de los años 1960. López Piñero adoptó un sistema de dirección en el que corresponsabilizaba a los colegiales en la toma de decisiones a través de una política de gestión que llamaba “autocontrol”, enseñando a los jóvenes universitarios que había otras formas diferentes de ver las cosas a las que  imponía el régimen franquista. Su carácter antidogmático, resaltado por Luis Berenguer, quizás bebía de su contacto con el espíritu crítico de los “novatores”.  

En fin la influencia de la obra de López Piñero ha sido considerable en mi modesta obra de historiador de la ciencia. Su presencia es bien evidente en dos de los trabajos de los que me siento orgulloso: en mi Breve historia de la ciencia española, publicada por Alianza editorial en 2003, y en mi edición de Los tónicos de la voluntad de Santiago Ramón y Cajal, editada por Gadir en 2005, para cuya elaboración me resultó de suma utilidad su densa y cuidada Bibliografía cajaliana, preparada conjuntamente con María Luz Terrada Ferrandis y Alfredo Rodríguez Quiroga.

Maestro de amplios horizontes intelectuales y universitario tolerante, D. José María también fue crítico –en la estela de los “novatores” – con el devenir de una disciplina –la historia de la ciencia– cuya producción historiográfica le resultaba insatisfactoria en la década de 1980. Así, en un clarificador texto de 1992 publicado por la revista Arbor con el título “Las etapas iniciales de la historiografía de la ciencia. Invitación a recuperar su internacionalidad y su integración”, defendió que los historiadores de la ciencia debían esforzarse  por hacer estudios de carácter comparado, transhistórico y transcultural de las diversas formas de actividad científica.

López Piñero fue también un organizador científico, pues a él se debe la creación en 1985 del Instituto de Estudios Históricos y Documentales sobre la Ciencia, antecesor del actual centro de investigación mixto del CSIC y de la Universidad de Valencia Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero. Quizás una tarea a acometer desde esa institución, con la colaboración de los lectores y admiradores de su obra, fuese la creación de un portal en Internet dedicado a su trayectoria científica en donde se pudiese acceder de manera fácil a la mayor parte de la obra de uno de los principales historiadores de la ciencia surgidos en este país en el siglo XX, si no el más importante.

 

© Copyright Leoncio López-Ocón, 2010. 
© Copyright Scripta Nova, 2010.

 

Edición electrónica del texto realizada por Jenniffer Thiers.

 

Ficha bibliográfica:

LÓPEZ-OCÓN, Leoncio. Un maestro a distancia: mi relación con la obra del “novator” José María López Piñero. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 25 de noviembre de 2010, vol. XIV, nº 343 (16). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-343-16.htm>. [ISSN: 1138-9788].

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