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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. XIV, núm. 343 (2), 25 de noviembre de 2010
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

 

JOSÉ MARÍA LÓPEZ PIÑERO, NOTAS PARA UNA BIOGRAFÍA

Víctor Navarro Brotons
Universidad de Valencia
victor.navarro@uv.es

Vicente L. Salavert Fabiani

Recibido: 17 de octubre de 2010. Aceptado: 11 de octubre de 2010.

José María López Piñero, notas para una biografía (Resumen)

José María López Piñero fue uno de los principales impulsores, sino el principal, de la importante renovación historiográfica que tuvo lugar en España en los años sesenta y setenta, tanto en los estudios sobre nuestro pasado médico, como el científico en general. También fue una figura clave en la consecución de un espacio para la historia de la ciencia como disciplina académica en nuestro país. En este trabajo se recorren los aspectos más destacados de la biografía intelectual y la obra de López Piñero como historiador de la medicina y de la ciencia. Hasta los años ochenta del pasado siglo su labor historiográfica se articuló principalmente sobre cuatro temas: la historia de las neurociencias, la interacción entre la ciencia médica y la sociedad en la España del siglo XIX, la historia de los saberes médicos con especial atención a  las ideas morfológicas en la historia de la España moderna y la historia social de la ciencia en la España moderna. Desde finales de los años ochenta orientó sus esfuerzos sobre todo a la historia de la botánica, además de proseguir y concluir algunos de los trabajos iniciados anteriormente. No hay que olvidar, además, su amplísima labor de divulgación y la confección de obras de síntesis.

Palabras clave: José María López Piñero, renovación historiográfica, historia de la medicina, historia de la ciencia.

José María López Piñero, notes for a biography (Abstract)

José María López Piñero was one of the main driving forces of the important historiographical renovation that took place in Spain in the sixties and seventies in health studies and science in general. He was also a key figure in the pursuit of space for the history of science as an academic discipline in our country. This paper highlights the intellectual biography and the work of López Piñero as a historian of medicine and science. Until the 1980s his historiographical work was articulated primarily on four topics: the history of neuroscience, the interaction between medical science and society in Spanish nineteenth century, the history of medical knowledge and the social history of science in modern Spain. Since the late 1980s he focused on the history of botany, in addition to his traditional research in health issues.

Key words: José María López Piñero, historiographical renovation, history of medicine, history of science.


Nota aclaratoria

Este breve ensayo biográfico lo redactamos en catalán Vicent L. Salavert Fabiani y yo y se publicó algo resumido en el Diccionari d’Historiografia Catalana (2003) coordinado por Antoni Simon i Tarrés. López Piñero, por lo tanto, lo leyó en su momento. En su modestia, este ensayo puede tener el sentido tanto de contribuir a la memoria de López Piñero, maestro de historiadores de la medicina y de la ciencia, como de recordar a Vicente Salavert, uno de sus discípulos más queridos. Para mí los dos han sido de la mayor importancia en mi dedicación a la historia de la ciencia como historiador y como profesor.

Víctor Navarro Brotons


Nacido en Mula en 1933, José María López Piñero se licenció en Medicina en la Universidad de Valencia (1957), donde se doctoró con premio extraordinario (1960). Ha desarrollado toda su carrera en esta Universidad, primero como profesor encargado de curso y profesor adjunto, y desde 1969 hasta su jubilación en 1998, como catedrático de historia de la medicina primero y de historia de la ciencia a partir de la L.R.U. También ha asumido distintos cargos universitarios.

Inició su formación como especialista en historia de la medicina en el Instituto de Historia de la Medicina de Múnich por sugerencia de su maestro Pedro Laín Entralgo. El propio Laín le propuso como tema de investigación el estudio de los orígenes históricos del concepto de neurosis. Werner Leibbrand era el director del Instituto de Múnich, un antiguo psiquiatra que preparaba una historia de la psiquiatría y la psicopatología en Occidente, integrando las ideas filosóficas y antropológicas, las creencias religiosas y las condiciones sociales. De Múnich, López Piñero pasó al Instituto de Historia de la Medicina de Bonn, dirigido por Johannes Steudel, formado en esta especialidad en Leipzig de la mano de Walter von Brunn. Conviene recordar que fue en la Universidad de Leipzig donde, hacia 1905, se institucionalizó la Historia de la Medicina como disciplina médica, gracias sobre todo a la labor de Karl Sudhoff. Sudhoff sentó con su labor los cánones del historicismo, asoció métodos filológicos con técnicas biobliográficas y de investigación de archivo, y al mismo tiempo evaluó el carácter científico o no de la medicina según el paradigma de las ciencias fisicomatemáticas. En 1925, Henri Sigerist sucedió a Karl Sudhoff como director del Instituto de Leipzig y asumió y renovó los planteamientos de su antecesor, incorporando tanto perspectivas y orientaciones procedentes de la historia de la cultura (Burckhard, principalmente) y del arte (Heinrich Wölfflin), como de la escuela alemana de sociología del conocimiento y de las corrientes socialistas y marxistas. En sus diversos trabajos historiográficos López Piñero ha puesto de relieve la importancia de Sigerist en la constitución de la historia social de la medicina. Sigerist insistió en que además de estudiar las vidas y obras de los médicos, las instituciones y las ideas en su contexto histórico y filosófico, era necesario ocuparse de la historia del enfermo y de la sociedad que este representaba, así como las relaciones entre la sociedad y el médico, y las circunstancias y condicionamientos de la práctica de la medicina.

En los años sesenta López Piñero tomó contacto con Erwin Ackernecht, bajo la dirección del cual trabajó en el Instituto de Historia de la Medicina de la Universidad de Zúrich. Ackernecht había realizar el doctorado con Sigerist en Leipzig y también estudió etnología en París; estudios que prosiguió en los Estados Unidos, realizando investigaciones sobre las medicinas primitivas. Posteriormente se orientó hacia la historia social de las enfermedades  y hacia lo que él mismo caracterizó como hospital medicine y laboratory medicine del siglo XIX. Según el propio López Piñero, Ackernecht es el autor que más le influyó, después de Laín Entralgo.

La feliz coincidencia de algunos de los protagonistas de la renovación historiográfica española en la Universidad de Valencia, en especial los discípulos de Vicens, le ayudaron a familiarizarse con las ideas y propuestas de la escuela de los Annales y del programa de histoire  integral o historia total planteado incialment por Henri Berr, que López Piñero ha enarbolado como uno de los objetivos primordiales de su labor como historiador. Igualmente influyente fue la obra de José Antonio Maravall, especialmente para sus análisis de la actividad científica en relación con la construcción del Estado moderno. A todo eso habría que sumar su interés por la obra del destacado sociólogo de la ciencia americano Robert K. Merton y otros sociólogos de orientación funcionalista.       

Hasta los años ochenta, la labor historiográfica de López Piñero se articuló principalmente sobre cuatro temas: la historia de las neurociencias, la interacción entre ciencia médica y sociedad en el España del siglo XIX, la historia de los saberes médicos con especial atención hacia las ideas morfológicas en la historia de la España moderna y contemporánea, y la historia social de la ciencia en la España moderna. En sus trabajos sobre estos temas, se valió de los diferentes recursos conceptuales y metodológicos que había asimilado de sus maestros directos o indirectos, que aplicó de manera muy personal a los diferentes objetos de estudio y que enriqueció con nuevas aportaciones propias y ajenas.

Sus diversos trabajos dedicados a la historia de las neurociencias pueden encuadrarse en la tradición de la historia conceptual o de las ideas, muy bien representada por sus maestros Pedro Laín Entralgo y Werner Leibrand. A este tema y a esta tradición corresponden obras de especial relieve como la tesis de doctorado Orígenes históricos del concepto de neurosis, que reelaboraría para la versión inglesa (1983), sin modificar la orientación historiográfica; esta obra fue traducida por Germán E. Berrios, uno de los máximos renovadores de la historia de la psiquiatría. Este tipo de acercamiento se repite en el libro realizado en colaboración con José María Morales Meseguer Neurosis y psicoterapia. Un estudio histórico (1970), y en el libro que dedicó a la obra neurológica de John Hughlings Jackson (1973) en el que trazó magistralmente los orígenes y evolución del pensamiento de Jackson, así como su influencia en el desarrollo de la neurología inglesa y mundial.

El programa sobre medicina y sociedad en el España del siglo XIX ha sido uno de los más ambiciosos de López Piñero, no sólo por sus aportaciones personales, sino porque ha constituido el espacio de encuentro de una amplia escuela que, por medio de tesis doctorales y trabajos de investigación, ha conseguido ofrecer una imagen bastante completa de una época sobre la que los conocimientos existentes a principios de los años sesenta eran muy pobres. A partir de la consideración de la medicina como actividad social, orientada a  afrontar los problemas de la salud y la enfermedad como estados de la vida humana en todas las épocas, su acercamiento es heredero de una variada tradición historiográfica. Señalaremos en este sentido la influencia de Pedro Laín que situaba las mentalidades y las generaciones como referentes eficaces a la hora de reconstruir los procesos historicomédicos. Tal modelo le permitió a López Piñero proponer una periodificación del desarrollo de la medicina española en el siglo XIX que tuvo amplia aceptación, pero que en estos momentos, el progreso de las investigaciones recomienda revisar. La familiaridad de  López Piñero con las concepciones renovadoras de Sigerist y sus discípulos y seguidores le permitió enriquecer este esquema básico, así como superar las restricciones que el modelo le imponía. En concreto, Sigerist había incorporado las propuestas más renovadores que se venían produciendo desde el campo de la historia social y desde el materialismo histórico, en los estudios sobre las repercusiones de la industrialización en la historia de la enfermedad; mientras que George Rosen y Erwin H. Ackernecht, junto a Erna Lesky, fueron los modelos sobre los que basó el análisis de la salud pública, la asistencia e incluso la institucionalización. Estos referentes fueron enriquecidos con las propuestas en boga de la Escuela de los Annales y de la historia social, que Manuel Tuñón de Lara estaba introduciendo en el análisis de la sociedad contemporánea española.

Su proyecto fue realmente innovador en el panorama historiográfico hispano y se materializó muy bién en la obra prologada por Pedro Laín y realizada en colaboración con Luis García Ballester y Pilar Faus: Medicina y sociedad en la España del siglo XIX (1964), donde el modelo de análisis para la medicina del siglo XIX parte de cuatro criterios: importancia concedida a los saberes médicos básicos, existencia de auténticas instituciones, funcionamiento normal de la comunicación científica con el extranjero y aprovechamiento por parte de la sociedad de los recursos del saber médico. En este proyecto general  de estudio de la medicina y la sociedad en la España del siglo XIX, que fue enriquecido posteriormente al incluir el estudio del nacimiento de las especialidades médicas, López Piñero se asignó además, de manera particular, la investigación sobre el desarrollo de los saberes y prácticas morfológicas. Esto, sumado a muchos otros trabajos, constituye un largo estudio diacrónico sobre estas materias desde el Renacimiento hasta la escuela de Cajal.

Sin duda, los temas de que se ha ocupado López Piñero con mayor continuidad han sido los relativos a la medicina y la ciencia en la España moderna y contemporánea, en los que ha intentado conjugar el análisis de las ideas con la consideración de la ciencia como actividad social. En la década de los años sesenta y setenta López Piñero fue uno de los principales impulsores, sino el principal, de la importante renovación historiográfica que ha tenido lugar en España, tanto en los estudios sobre nuestro pasado médico como en el científico en general. También ha sido una figura llave en la consecución de un espacio para la historia de la ciencia como disciplina académica en nuestro país; espacio aún exiguo, ya que las resistencias y la incuria son muy grandes.

La cuestión general del papel de la ciencia en nuestra historia ha estado condicionada por la polémica sobre la ciencia España, un debate que frecuentemente no era sino expresión de un enfrentamiento ideológico. Con relación a este debate López Piñero adoptó la actitud de aplicar todo el rigor de la historia de la ciencia como disciplina en plena expansión, y plenamente consciente de sus tareas y objetivos propios. En consecuencia, se propuso la reconstrucción de la actividad científica, sus circunstancias y avatares, y su papel en la “historia integral” de España. Este programa de investigación fue configurándose alrededor de cuatro grandes aspectos: 1. La organización de la actividad científica, 2. la posición social de los cultivadores de la ciencia, 3. la producción y el consumo de la información científica, y 4. el contenido de los saberes científicos. Para el desarrollo de estos aspectos, además de los métodos y técnicas tradicionales, López Piñero propuso la incorporación de un repertorio de nuevas técnicas a la historia de la medicina y de la ciencia procedentes de las ciencias sociales, las técnicas de laboratorio y las procedentes de la documentación científica. En cuanto al complicado problema de cómo definir lo que era o no ciencia en  épocas pretéritas sin proyectar hacia el pasado su imagen actual, López Piñero trató de combinar el estudio de la actividad científica en su propio contexto histórico y social con la inevitable dimensión retrospectiva de todo acercamiento al pasado. Esto finalmente permitiría establecer, por una decisión o convención, qué actividades merecen el calificativo de científicas de las desarrolladas en la época estudiada. Al propio tiempo, sus críticas a la polémica sobre la ciencia española no implicaban ignorar todo lo que se había escrito sobre nuestro pasado historicocientífico. Muy al contrario, era necesario un esfuerzo de recuperación crítica y sistemática, para lo cual López Piñero trabajó en colaboración con otros autores en la confección de recopilaciones bibliográficas de los trabajos de historia de la ciencia relativos a España y trató de aprovecharlos y evaluarlos en sus justos méritos.

La obra en que mejor se materializó este ambicioso programa fue el libro Ciencia y técnica en la sociedad española de los siglos XVI y XVII (1979), donde se tratan todos los aspectos mencionados, aunque de manera muy diferente para cada uno de los dos períodos, ya que si en el siglo XVI España participó activamente en las corrientes científicas renacentistas, intervino muy escasamente en las realizaciones y avances de la ciencia europea del siglo XVII, la cual fue introducida a través de uno largo y complejo proceso de aculturación.  La obra citada empieza con una amplia revisión historiográfica sobre el tema. Para evitar el “presentismo” y atenerse a la organización de los saberes propia de la época estudiada, López Piñero trató de delimitar las “áreas de actividad científica”. Al propio tiempo, trató de delinear toda la comunidad de practicantes implicados de una manera u otra en estas áreas de actividad por medio de un análisis prosopográfico. Aunque López Piñero estudió con atención la obra de Merton y los sociólogos funcionalistas, no estaba de acuerdo en recurrir, como causas explicativas, a motivaciones y valores de raíz religioso, como el calvinismo, aducido por Wéber y adapatado por Merton a la historia de la ciencia. Así, por ejemplo, para explicar la desaparición de la “mentalidad” burguesa en los estratos medios de la población urbana, que constituían la base social más importante de la actividad científica, López Piñero prefirió acudir a la máxima braudeliana de la “traición de la burguesía”, aunque reconoció el peso negativo de los “valores que impuso la moral contrarreformista”: pero como un elemento secundario en una “dinámica socioeconómica muy compleja”. Por otro lado, según observa Glick, para López Piñero los mecanismos por medio de los cuales la actividad científica se desarrolla o no, parecen ser  principalmente formales y conscientes, es decir, institucionalizados y canalizados por la acción de todas las instituciones de los grupos dominantes que detentan el poder. Merton en cambio asigna mayor importancia a la acción inconsciente y su raíz en un nexo de valores que estimula la producción científica como consecuencia no anticipada de su aplicación original. Ahora bien, López Piñero cuando afirma que la represión ideológica fue una de las causas destacadas de la decadencia de la actividad científica y de su relativo aislamiento, acaba presumiendo consecuencias no anticipadas de acciones no dirigidas conscientemente contra la ciencia. En definitiva, su modelo historiográfico, muy ambicioso y de gran riqueza y complejidad, presenta tensiones no resueltas entre distintas propuestas y criterios de análisis, y sufre de falta de articulación entre los distintos elementos, niveles y factores explicativos, así como de una mayor precisión en la definición de los mismos. Además, aunque López Piñero se esfuerza por hacer una historia social de la ciencia, y ha criticado a autores como Bien David por reducir el factor social a la organización de la actividad científica, eso no implica que le haya interesado mucho la sociología del conocimiento científico propiamente dicha y entendida como el estudio de la influencia causal de los factores sociales en las corrientes intelectuales y en los contenidos conceptuales de la ciencia. Su historia social se refiere principalmente al externalismo social: de qué forma actuarían las estructuras de poder, y las necesidades sociales y económicas como mecanismos selectivos de las alternativas en la ciencia. Pero debe señalarse que, en cuanto al externalismo cognoscitivo y los planteamientos constructivistas, López Piñero no ha negado su legitimidad, por lo menos en su versión moderada. Y hay en sus trabajos apuntes de gran interés en esa dirección. Dicho esto, debemos  aceptar que estamos lejos de haber llegado a un consenso entre los historiadores y los sociólogos de la ciencia y del conocimiento científico en cuanto a las cuestiones básicas, presupuestos, conceptos, objetivos y métodos.

Aunque López Piñero ha profundizado en la figura y obra de grandes personajes como Francisco Valles y Ramón y Cajal, la consideración de la ciencia como una actividad social le ha llevado a una constante crítica de la historia en términos de “grandes figuras” y a la necesidad de contar siempre, para cada tema de estudio, con un amplio repertorio de fuentes y a no privilegiar, en principio, ninguna fuente sobre otra. Esta actitud le empujó a hacer frente al relativo retraso de la historiografía española de la ciencia en las infraestructuras e instrumentos de trabajos básicos: repertorios de fuentes y biobibliográficos. Así, ha dirigido la elaboración de repertorios de impresos científicos del siglo XVI (1981-1986),  y de medicina de todas las épocas (1987-1996); labor que sus discípulos y colaboradores han proseguido y ampliado a otras disciplinas. Por lo que respecta a repertorios biobibliográficos hay que destacar el Diccionario histórico de la ciencia moderna en España (1983), codirigido con Thomas F. Glick y dos de sus colaboradores no médicos más estrechos: Eugenio Portela y Víctor Navarro. Esta obra, realizada por un amplio conjunto de especialistas de varias nacionalidades, asumió críticamente la historiografía tradicional e incorporó los resultados de la nueva historiografía.

Desde finales de los ochenta, junto a la continuación y terminación de algunos de los trabajos iniciados anteriormente, ha orientado sus esfuerzos investigadores sobre todo hacia la historia de la botánica, inicialmente a partir de la estrecha relación de esta historia con la tradición de la materia médica medicinal. En este sentido, sus programas de investigación se han dedicado en gran manera a reconstruir las aportaciones de los médicos y naturalistas españoles al conocimiento de la naturaleza americana y asimismo a estudiar la difusión europea de todos estos conocimientos. En estos trabajos, además de un amplio repertorio de técnicas de análisis, incluido las relacionadas con la terminología científica, también ha aplicado sus intereses y conocimientos de la iconografía al examen de la ilustración científica.

No podemos olvidar su amplísima labor de divulgación de los resultados de la investigación y la confección de obras de síntesis, además de la participación en proyectos más amplios de historia general o de la cultura, para evitar y superar la tradicional ignorancia o marginación de la ciencia en este tipo de obras. Así, además de colaborar muy activamente en la monumental historia de la medicina dirigida por Laín Entralgo (1973), ha dirigido una amplia historia de la medicina valenciana (1988-1992), es coautor de una historia de la ciencia en el País Valenciano (1995) y ha colaborado en prestigiosas obras como el volumen 26 de la Historia de España dirigida por Ramón Menéndez Pidal (1986) y el 5 de la dirigida por Manuel Tuñón de Lara (1982). También ha fundado y dirigido colecciones de estudios monográficos y de ediciones de textos de historia de la ciencia.


Selección bibliográfica de José María López Piñero

López Piñero, José María. Orígenes históricos del concepto de neurosis. València: Universitat de València, 1963. Versión inglesa revisada: Cambridge University Press. Nueva versión castellana:  Alianza, Madrid 1985.

López Piñero, José María; GARCÍA BALLESTER, L.; FAUS, P. Medicina y sociedad en la España del siglo XIX. Madrid: Sociedad de Estudios y Publicaciones, 1964.

López Piñero, José María; MORALES MESEGUER, J.M. Neurosis y psicoterapia. Un estudio histórico. Madrid: Espasa Calpe, 1970.

López Piñero, José María. John Hughlings Jackson (1835-1911). Evolucionismo y neurología. Madrid: Moneda y Crédito, 1973.

LÓPEZ PIÑERO, José María. Historia de la ciencia e historia. In J.J. CARRERAS ARES et al. Once ensayos sobre la historia. Madrid: Rioduero, 1976, p. 145-157.

LÓPEZ PIÑERO, José María. Ciencia y técnica en la sociedad española de los siglos XVI y XVII. Barcelona: Labor, 1979.

LÓPEZ PIÑERO, José María et al. Los impresos científicos españoles de los siglos XV y XVI. València: Universitat de València, 1981-1986, 3 vols.

LÓPEZ PIÑERO, José María et al. (dirs.). Diccionario histórico de la ciencia moderna en España. Ba­rcelona: Península, 1983, 2 vols.

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LÓPEZ PIÑERO, José María. Ciencia y enfermedad en la España del siglo XIX. Ba­rcelona: Península, 1985.

LÓPEZ PIÑERO, José María. Los modelos de investigación historicomédica y las nuevas técnicas. In A. LAFUENTE y J.J. SALDAÑA. Historia de las ciencias. Madrid: CSIC, 1987, p. 125-150.

LÓPEZ PIÑERO, José María et al. Bibliographia Medica Hispanica, 1475-1950. València: Universitat de València, 1987-1996, 7 vols.

LÓPEZ PIÑERO, José María et al. Las ciencias médicas básicas en la Valencia del siglo XIX. València: Alfons el Magnànim, 1988.

LÓPEZ PIÑERO, José María (dir.). Historia de la medicina valenciana. València: Vicent García Eds., 1988-1992. Tres ediciones.

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LÓPEZ PIÑERO, José María. Las etapas iniciales de la historiografía de la ciencia. Invitación a recuperar su internacionalidad y su integración. Arbor, nº 142, 1992, p. 21-67.

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LÓPEZ PIÑERO, José María; PARDO TOMÁS, J. La influencia de Francisco Hernández (1515-1587) en la constitución de la botánica y la materia médica moderna. València: Universitat de València, 1996.

LÓPEZ PIÑERO, José María; LÓPEZ TERRADA, M.L. La influencia española en la introducción en Europa de las plantas americanas (1493-1623). València: Universitat de València, 1997.

LÓPEZ PIÑERO, José María. Breve historia de la medicina. Madrid: Alianza, 2000.

LÓPEZ PIÑERO, José María; TERRADA FERRANDIS, M.L. Introducción a la medicina. Barcelona: Crítica, 2000.


Estudios sobre José María López Piñero

Número monográfico de Anthropos dedicado a J.M. López Piñero, nº 20, diciembre de 1982 (incluye una entrevista con López Piñero i una relación des sus trabajos hasta 1982).

GARCÍA BALLESTER, L. José María López Piñero: Laudatio académica. València: Universitat de València. 1998.

GLICK, T.F. López Piñero y Robert Merton: Ciencia, técnica, motivación, decadencia. In Sánchez Ron (comp.), 1996, p. 57-69.

MAUSKOPFF, S. Reseña del libro de López Piñero Ciencia y técnica en la sociedad española de los siglos XVI y XVII. Technology and Culture, nº 23, 1982, p. 112-114.

RISSE, G.B. Reseña del libro de López Piñero Historical Origins of the Concept of Neurosis. Isis, nº 76, 1985, p. 425-426.

SANCHEZ RON, J. Mª (comp.). En torno aCiencia y técnica en la sociedad española de los siglos XVI y XVII. Número monográfico. Arbor, tomo CLIII, nº 604-605, 1996.

 

© Copyright Víctor Navarro Brotons y herederos de Vicente L. Salavert Fabiani, 2010. 
© Copyright Scripta Nova, 2010.

 

Edición electrónica del texto realizada por Jenniffer Thiers.

 

Ficha bibliográfica:

NAVARRO BROTONS, Víctor y Vicente L. SALAVERT FABIANI. José María López Piñero, notas para una biografíaScripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 25 de noviembre de 2010, vol. XIV, nº 343 (2). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-343-2.htm>. [ISSN: 1138-9788].

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