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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. VI, núm. 119 (46), 1 de agosto de 2002

EL TRABAJO

Número extraordinario dedicado al IV Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio)
 

"VILA RURAL": ¿UN NUEVO EJEMPLO DE PLURIACTIVIDAD?

Miriam Hermi Zaar
Doctoranda en Geografía en la Universidad de Barcelona, Departamento de Geografía Humana.


"Vila Rural": ¿un nuevo ejemplo de pluriactividad? ( Resumen)

En este articulo planteamos algunas discusiones sobre las actividades laborales de los participantes en el programa estatal denominado Vila Rural que a partir de 1995 ha representado la aparición de una nueva forma de pluriactividad familiar en el área rural del Estado de Paraná-Brasil.

Palabras claves: agricultura familiar, pluriactividad, Vila Rural


"Vila Rural": a new example of pluriactivity? (Abstract)

In this paper we analyse the works activities of the participants in state program to name Vila Rural that since 1995 has representing the appearance of a new forma of pluriactive household in the rural area of Paraná State-Brazil.

Key words: household, pluriactivity, Vila Rural


En este artículo se presenta un breve análisis sobre las actividades laborales de los participantes en el programa denominado "Vila Rural", que ha sido desarrollado por el gobierno del Estado de Paraná a partir de 1995. Su objetivo es contribuir con la amplia bibliografía existente sobre el trabajador rural y al mismo tiempo plantear nuevas discusiones sobre la realidad laboral de una parte de los trabajadores agrícolas paranaenses.

Como parte de este análisis, haremos primeramente un breve comentario sobre la relación entre las políticas estatales, el proceso de globalización y los cambios en el medio rural, los cuales han llevado la agricultura familiar paranaense a crear nuevas y diversificadas formas de mantenimiento. A continuación, consideraremos los objetivos y estrategias incorporados a la política de implantación del programa "Vila Rural" lo que nos ayudará a entender sus mecanismos y elaborar el análisis. Por último, a partir de las entrevistas realizadas en tres unidades del programa Vila Rural, analizaremos el papel de estas pequeñas explotaciones en el medio rural, considerando las condiciones de trabajo de sus miembros dentro y fuera de su explotación, lo que nos permitirá incluso apuntar características que las distingue de otras explotaciones familiares pluriactivas.
 

Los trabajadores agrícolas paranaenses, el proceso de expropiación y las nuevas formas de reproducción

En las últimas décadas, los procesos generados en el sector agrario han llevado al abandono del policultivo y de la producción para el consumo, a la vez que han estimulado la especialización de productos destinados a la mercantilización, lo que ha determinado una dependencia muy fuerte de la pequeña producción agrícola respecto a los precios y a los mercados. A demás de esto, la industrialización de los productos agrícolas ha representado un aumento de exigencias y de cambios en cuanto a la productividad y a la incorporación de innovaciones tecnológicas.

Igualmente, la disposición del Estado para facilitar créditos agrarios estimulando determinados sectores de la economía, o determinados productos agrícolas, ha conducido a la sustitución de cultivos de subsistencia por cultivos que se han transformado en materia prima de industrias con mercados cada vez más internacionalizados. Mercados que debido a la creciente existencia de excedentes agrarios e industrializados han conducido a un deterioro relativo de los precios agrarios.

Como parte de este proceso, los trabajadores agrícolas, en especial la propiedad agraria familiar, ha sufrido cambios que afectan a su continuidad, lo que la ha llevado a diversas formas de readaptación, que se reflejan en gran parte del mundo y también en la región sur de Brasil, objeto de este estudio.

En esta región, las formas de utilización del espacio agrario, definidas durante la primera mitad del siglo XX, con el proceso de colonización, en el que coexistían por un lado, las pequeñas explotaciones agrarias que se dedicaban principalmente a los cultivos de subsistencia; y por otro, el mantenimiento de familias de agricultores que vivían en grandes propiedades en las cuales trabajaban como asalariados, aparceros o arrendatarios, pasaron por grandes cambios.

El proceso de modernización agrícola iniciado en el Estado de Paraná durante la década de 1960 (1), promovió, a través de políticas agrarias, la mecanización agrícola, el cultivo de la soja dirigida al mercado externo y la implantación de complejos industriales, que asociados a la aprobación del Estatuto del Trabajador Rural, contribuyeron de forma decisiva a la readaptación del sistema de propiedad agrícola familiar.

Una readaptación que vino tras el modelo de desarrollo adoptado, a causa de nuevas políticas agrícolas, que al contrario de lo que habían establecido durante las décadas de 1960 y 1970, promovieron a partir de los años 80, el aumento de intereses en los créditos agrícolas que en muchos casos provocó endeudamientos (2). Insertos en esta nueva coyuntura, para la cual no estaban preparados, un porcentaje de estos agricultores familiares se vieron obligados a vender sus propiedades o parte de las mismas para pagar sus créditos. En el primer caso, todos los miembros de la familia emigraron hacia las ciudades, algunos se convirtieron en trabajadores urbanos y otros en trabajadores agrícolas temporales; y en el segundo caso, parte de sus miembros pasaron a ejercer alguna actividad fuera de su explotación, lo que les ha llevado a transformarse en trabajadores pluriactivos.

Otros trabajadores agrícolas, se encontraron ante dos importantes factores que dieron como resultado la pérdida de su trabajo. Uno estaba relacionado con el cultivo del café, cuidado y cosechado manualmente en las regiones del norte del Estado, que fue sustituido por el cultivo de la soja mecanizada; el otro con la aprobación del Estatuto del Trabajador Rural. Dicho estatuto pasó a representar, de forma contradictoria, los intereses de estos trabajadores, puesto que a medida que fueron extendidos a los trabajadores rurales los derechos adquiridos por los trabajadores asalariados urbanos, muchos propietarios, amenazados por la pérdida de parte de sus beneficios con indemnizaciones por los despidos y otras obligaciones patronales, dejaron de emplear a grandes contingentes de trabajadores rurales. Para estos propietarios, la maquinaría agrícola se convirtió en el substituto perfecto de los trabajadores agrícolas.

En estas circunstancias, hay que considerar que tanto para los agricultores familiares que perdieron sus propiedades, su principal instrumento de trabajo, como para los trabajadores asalariados, que perdieron sus trabajos por la mecanización, lograr un empleo agrícola pasó a ser una tarea nada fácil. En la medida en que la máquina substituía a la mano de obra, la ofertas de empleos se hacían menores que el número de personas que los buscaban.

Mientras esto ocurría, las políticas estatales desarrollaban estrategias para que parte de estos agricultores aceptasen ocupar áreas con baja densidad poblacional, localizadas en las Regiones Norte y Centro Oeste, las cuales pasaron a recibir grandes contingentes de trabajadores agrícolas que eran asentados en nuevas áreas de colonización agrícola.

De esta forma, entre los trabajadores agrícolas, desposeídos o no de tierras, fueron muchos los que migraron hacia estas regiones; pero, también hubo un número bastante considerable que permaneció en el Estado, prefiriendo realizar una migración hacia las áreas urbanas. En las ciudades, algunos se recalificaron y pasaron a trabajar en actividades de los sectores secundario y terciario. Otros, debido a la incapacidad del sistema para absorber su mano de obra en la industria y los servicios, continuaron ejerciendo sus actividades laborales en el sector agrario, transformándose en trabajadores temporales de medias y grandes propiedades y viviendo en la periferia de las áreas urbanas, en viviendas precarias o en barrios de autoconstrucción denominados favelas.

En este sentido, nos hemos encontrado ante una realidad donde, por un lado, la agricultura empresarial ha necesitado cada vez con más frecuencia, el trabajo asalariado eventual, y por otro, la agricultura familiar, en las últimas dos décadas se ha articulado con diversas modalidades de trabajo asalariado, dentro y fuera del ámbito agrario, lo que ha permitido la aparición de nuevas formas de organización, algunas bastante complejas.

Insertada en este contexto surge la pluriactividad (3) ejercida en las explotaciones familiares del Estado de Paraná, a partir de las cuales nos parece importante comentar y analizar dos ejemplos. Uno de ellos, es conocido y estaba ya presente en Estado de Paraná en los años 1980; está relacionado con la necesidad y también con el interés de los hijos de los agricultores en desarrollar actividades agrarias, industriales y de prestación de servicios externos a su propiedad. En este caso hemos encontrado, desde hijos mayores que ejercen actividades en otras explotaciones preparando el suelo y cosechando con máquinas, a hijos que se transforman en trabajadores asalariados en las agroindustrias próximas, y a los que después de cursar la licenciatura pasan a ejercer actividades relacionadas con el sector de educación, salud o administración, en las áreas urbanas próximas a las explotaciones de sus padres, que acompañados por uno o dos hijos permanecen en las mismas.

Otro caso diferente y menos conocido es el que pretendemos analizar en este artículo. En nuestra opinión, se trata de un nuevo ejemplo de pluriactividad en las explotaciones agrarias y está vinculado a las políticas desarrolladas por el gobierno paranaense a partir de 1995. Políticas que a través del programa denominado Vila Rural, han permitido a los trabajadores rurales temporales volver a residir en el medio rural, al mismo tiempo que han creado la necesidad de la práctica de la pluriactividad como forma de reproducción de la familia y del mantenimiento de la pequeña explotación.
 

El gobierno del Estado de Paraná y las política de implantación de las "Vilas Rurais"

En este capítulo nos detendremos a comentar los aspectos más importantes del programa denominado Vila Rural, que se ha desarrollado a partir de 1995 y que, según el gobierno, tiene como meta mejorar la calidad de vida de los trabajadores agrícolas temporales del Estado.

En las Normas Operacionales del programa encontramos el objetivo general y los objetivos específicos (4). El primero está así especificado: implantar vilas rurais en lugares próximos a los principales centros urbanos del Estado, tratando de conseguir la mejora de las condiciones de vida y la capacitación de los trabajadores. Entre los objetivos específicos están la preocupación por solucionar el problema residencial de millares de trabajadores rurales sin recursos; mejorar las condiciones de salud de los mismos a través del cultivo de subsistencia en su propiedad; proporcionar cursos de capacitación profesional; mantener en el medio rural mano de obra a disposición de los grandes propietarios y de las industrias; y, de esta manera reducir las inversiones que se realizan en los grandes centros urbanos, tratando de atender a esta población que emigra hacia la ciudad.

El programa también define las entidades públicas involucradas en la construcción de la vila rural (5); entre las mismas se encuentran, diversas Secretarías de Estado, Institutos y empresas paranaenses estatales, bancos nacionales e internacionales, además de los ayuntamientos que deben adquirir y donar el área, prestar servicios de apoyo y asesorar a las unidades implantadas.

De acuerdo con las normas operacionales, la vila rural debe de ser construida en las proximidades de los centros urbanos, lo que posibilita el acceso al mercado de trabajo y a los servicios de salud y educación. La dimensión de los lotes individuales es de 5.000 metros cuadrados, o media hectárea, en la cual se construyen viviendas con aproximadamente 44 metros cuadrados de superficie. Las unidades son financiadas en 25 años con prestamos que corresponde aproximadamente al 20 por ciento del valor del salario mínimo brasileño.

Entre los criterios (6) utilizados en la selección de los trabajadores que ocupan las vilas rurais, se encuentran: ser trabajador rural temporal con experiencia agropecuaria; tener edad máxima de 55 años; estar viviendo en el municipio durante dos o cuatro años y no poseer vivienda propia o hipotecada; ejercer actividad remunerada de carácter temporal en áreas rurales, tener hijos y vivienda precaria; además de poseer una renta familiar de hasta tres salarios mínimos al mes.
 

Las actividades laborales en las vilas rurais

Considerando, de un lado, el contexto socio-histórico y económico ya mencionado, en el cual a medida en que la organización económica capitalista avanzaba, la agricultura familiar iba experimentando una profunda transformación; y, del otro lado, el programa denominado vila rural ya descrito, podemos hacer algunas reflexiones que nos remiten directamente a los trabajadores rurales que han optado por este programa, en especial el análisis de las formas que han encontrando para sobrevivir, ahora como vileiros (7). Para ello, hemos planteado algunas cuestiones a partir de las cuales se orienta nuestra investigación. Cuestiones que están relacionadas con la situación general de estos vileiros, y con las actividades laborales de los miembros de estas familias, las cuales se centran en preguntas como: ¿Qué papel han desempeñado las vilas rurais, y sus habitantes en el sector agrario paranaense? ¿Realmente conseguirán producir en parcelas de cinco mil metros cuadrados lo suficiente para el mantenimiento de sus familias, o por el contrario la agricultura ha representado para ellos solo una de las actividades desarrolladas por el núcleo familiar? ¿En último caso, qué actividades serían éstas, y por cuáles miembros de la familia estarían siendo ejercidas? ¿Fueron estos trabajadores agrícolas insertados en la condición de pluriactividad familiar a partir de las políticas estatales que crearon las vilas rurais, o ya la ejercían anteriormente? ¿En qué aspectos este ejemplo de pluriactividad se asemeja o difiere de otros encontrados en el sur de Brasil?

Con el objetivo de encontrar respuestas a estas indagaciones, hemos realizado para esta investigación el análisis de tres de las 366 vilas construidas en varias regiones del Estado (8). Estas vilas se encuentran en tres municipios de la Mesorregión Oeste Paranaense (figuras 1 y 2).

Figuras 1 y 2
Situación del Estado de Paraná respecto de Brasil y el Estado de Paranà

En el municipio de Santa Helena de las dos unidades existentes, optamos por conocer la más antigua denominada de Vila Rural Costa Oeste, inaugurada en 1997, en la cual sus veintidós miembros ya organizados, podrían relatar mejor sus realidades. En el municipio de Toledo, de las tres vilas rurais resolvimos estudiar la más antigua denominada Félix Lerner con 6 años de existencia y con dieciocho moradores, no solamente por la organización, sino también porque al contrario que las demás, se localiza cerca de la sede del municipio. Y, por último, visitamos la Vila Rural Colina da Esperança con treinta familias e instalada en 1998; es la única situada en el municipio de Lindoeste, un municipio menor, de emancipación política reciente, y económicamente más frágil, que los dos municipios anteriores (figuras 3 y 4). Creemos que estos tres ejemplos, en los cuales hemos entrevistado al veinte por ciento de los habitantes, nos permitirán hacer un análisis sobre la realidad existente en las vilas rurais de la Mesorregión Oeste Paranaense.

Figuras 3 y 4
Entrada y vista general de la Vila Rural Colina da Esperança


La pequeña explotación agrícola: ¿lugar de producción de fuerza de trabajo?

La primera cuestión que nos parece importante discutir es el tamaño del área, pues como hemos dicho, se trata de apenas cinco mil metros cuadrados o media hectárea, en los cuales los habitantes además de poseer su vivienda, deben producir alimentos básicos para el consumo de la familia. Y, para lo cual preguntamos: ¿Esta área, definida por las normas operacionales del programa, como lote de una vila rural que localizase en un área rural, tiene una extensión mínima exigida para que sea considerada una explotación agraria? Nuestro objetivo aquí no es discutir este tema, aunque creemos que una investigación sobre el mismo podría proporcionar importante informaciones sobre las nuevas formas de propiedad y de mantenimiento de la agricultura familiar que surgen, incluso a través de las políticas estatales. En todo caso, en este artículo estamos considerándolas como pequeñas explotaciones agrícolas familiares, por dos motivos. En primer lugar, porque están localizadas en áreas rurales; y en segundo, porque la propiedad tiene como objetivo, además de la residencia, el cultivo de productos agrícolas (figura 5).

Figura 5
Huerto de una explotación en una Vila Rural

Considerando el objetivo del programa y el intento de definir mejor algunos aspectos que caracterizan esta nueva categoría de trabajadores agrícolas, una de las preguntas de la entrevista está relacionada con la posibilidad de producir alimentos básicos para la familia. Las respuestas fueron unánimes: los vileiros encuentran dificultades en producir lo suficiente para su consumo, debido principalmente a la pequeña extensión del lote y a la falta de crédito (9), además de los problemas relacionados con la obtención de insumos, semillas de buena calidad y precio, equipamientos técnicos que promuevan el aumento de la productividad y les permitan una mayor independencia frente al mercado de trabajo.

Esta situación también se encuentra reflejada en una investigación realizada por la Secretaría de Agricultura y Abastecimiento y que incluye todas las vilas rurais del Estado de Paraná (10) donde la realidad que se encontró no es distinta de la que hemos podido constatar. Según dicho informe el 59,7 por ciento de los vileiros afirmaron que no tenían opción de generación de renta, el 94,9 por ciento dijeron que no disponían de recursos financieros y el 71,7 por ciento entienden que la infraestructura existente es inadecuada. Podemos comparar esos datos con uno de los objetivos del programa: "mantener en el medio rural mano de obra a la disposición de los grandes propietarios y de las industrias". Objetivo que Karl Kautski en 1899 consideró como una de las formas utilizada por el capitalismo agrario para su reproducción. Una reproducción, que según dicho autor, es el motivo del aumento de las pequeñas explotaciones, cuyos dueños se insertan en el mercado como proletarios, como vendedores de trabajo, y donde su propiedad rural no tiene importancia en el mercado, pues no producen más que para sus necesidades familiares (11).

En cuanto a la posibilidad de desarrollar proyectos que permitan a estos agricultores producir lo suficiente para sus necesidades, en ninguna de las tres unidades estudiadas hemos encontrado esta preocupación por parte del Estado. Los entrevistados se quejaron de los proyectos que no son aprobados. Un de ellos, el de regadío, posibilitaría la práctica de una agricultura intensiva y la utilización de la mano de obra ociosa existente en las familias, además de una mayor independencia frente el mercado laboral, así como la producción de excedentes. Los otros proyectos están relacionados con la implantación de pequeñas industrias en las vilas, que administradas por los "vileiros", permitirían, al igual que en el caso de la irrigación, la ocupación de la mano de obra existente entre las mujeres en los períodos en que no se dedican a los cultivos de subsistencia y a cuidar del hogar, y entre los hombres cuando se encuentren desempleados. Ante esto, y considerando que "la mercancía que la pequeña explotación produce en exceso es precisamente el medio de producción que necesita la gran explotación: la fuerza de trabajo" (12), nos preguntamos se este aparente desinterés estatal, podría tener otros intereses en mente; por ejemplo el de que cuanto mayor es el excedente de trabajadores temporales, más bajos son los salarios pagados por los terratenientes.
 

La composición de la familia y su relación con la actividad laboral

La familias que entrevistamos son básicamente nucleares. Los padres y madres entrevistados están en una banda de edades que varían entre los 30 y los 50 años, y por lo tanto en edad activa. Encontramos solamente una pareja con más de 65 años y ya jubilados. La media de hijos es de tres por familia con edades que varían entre 1 y 18 años, pero las edades que predominan están entre los 7 y los 15 años. En solo el siete por ciento de los casos encontramos parejas viviendo solas porque sus hijos se habían casado. Y, también en otro siete por ciento de las familias había casos de hijos casados con niños que viven con los padres, pero ningún caso de abuelos o otros parientes que vivan con estas familias.

En los casos analizados quedó claro el papel del padre como jefe, posición ésta que debido a la edad de los hijos, le atribuye la tarea de obtener los ingresos más importantes para el mantenimiento de la familia. De esta forma es él, en todos los casos encontrados, quien ejerce la principal actividad externa a la explotación familiar. Lo que constatamos en la mayor parte de los casos, es que corresponde a la madre el papel de realizar las tareas domésticas, de cuidar de los hijos, principalmente los menores, además de cultivar el área de la propiedad o cosechar el pasto y ordeñar la vaca cuando la poseen. A los hijos les corresponde estudiar durante la mitad del día; los mayores se desplazan a las escuelas secundarias en la sede de los municipios, y los menores a las escuelas primarias que se encuentran en las sedes de los distritos municipales. A demás de esto, a ellos también les compete ayudar a sus madres en las tareas de la casa, cuidar de los hijos menores y cultivar o cuidar de los animales de la propiedad. En el 15 por ciento de las familias encontramos hijas mayores (con 17 y 18 años) que se dedican a trabajos domésticos en familias de mayor renta que residen en las áreas urbanas próximas. También observamos que la mayor parte de los jefes de la familia dedican poco tiempo a las actividades en su explotación, debido al trabajo externo y también a la pequeña extensión de la misma, lo que limita la necesidad de mano de obra.
 

El papel del jefe de la explotación en el ejercicio de las actividades externas

Considerando lo expuesto y la tendencia actual, donde los empleos y las actividades no agrarias son cada vez más comunes en las áreas rurales, nos centramos en investigar el grado de interacción de las familias en actividades consideradas externas a la explotación, lo que las identificarían como pluriactivas. Así, con el objetivo de identificar el grado de compromiso de los entrevistados en estas nuevas formas de sostenimiento de la agricultura familiar, les preguntamos sobre su actividad laboral antes de formar parte del proyecto, y en la actualidad.

Entre las familias entrevistadas, el 43 por ciento de los jefes de la familia se dedican a actividades agrícolas externas a su propiedad; son 28 por ciento de trabajadores agrícolas temporales, y 15 por ciento de trabajadores rurales permanentes que ya se dedicaban a estas actividades antes de su participación en el programa. Entre los trabajadores temporales, hay una importante disposición a dedicar algún tiempo a trabajos urbanos eventuales, mientras están parados. Estos agricultores, nos parecen que están insertados en lo que Etxezarreta considera como la única posibilidad que siguen teniendo para aumentar los reducidos ingresos familiares, ya que viven en un área con industrialización limitada (13). Ingresos que además de bajos son temporales, lo que les obliga a emplearse en los trabajos eventuales mencionados, con una pequeña mejora de ingresos, aunque asimismo, se encuentren entre los que tienen peores condiciones financieras y mayores dificultades para pagar la hipoteca de la propiedad, adquirir los suministros e incluso comprar la comida. Sí comparamos los dos tipos de trabajadores, el temporal y el fijo, observamos que este último se encuentra en una situación más favorable incluso dedicándose a las actividades agrarias, consideradas como las de menor ingresos (14). Lo que suponemos ocurre principalmente debido a la estabilidad del empleo y en algunos casos como resultado de ingresos mayores. Creemos que los trabajadores temporales son los que mejor han representado al menos una de las expectativas del Estado en el momento de la implantación del programa: ofertar mano de obra abundante y barata a los medios y grandes propietarios locales.

En otro 28 por ciento de las familias entrevistadas el jefe de la familia ejerce actividades urbanas relacionadas con el sector de comercio y prestación de servicios en las ciudades más próximas. Una actividad que ya venían ejerciendo antes de participaren en el proyecto, y por lo tanto de pasar a vivir en un área considerada rural. Sus actividades están vinculadas a empresas de prestación de servicios y a sectores del comercio. La decisión de residir en un área rural, ha representado para ellos la opción de comprar una vivienda con hipotecas mensuales relativamente bajas comparadas con los valores de los alquileres en las áreas urbanas. Esta situación es un importante indicador de que el medio rural también puede convertirse en lugar de residencia y no solo de trabajo, y que las personas residentes en el medio rural no están necesariamente ocupadas con actividades agrarias (15).

Además de esto, otro 15 por ciento cambió el trabajo agrícola fijo por el trabajo industrial, en las pocas industrias que hay en la región. Para éstos, la situación actual representó más un cambio de actividad que un cambio de renta, y como ha ocurrido con los trabajadores agrícolas, implica que para los objetivos del programa lo esencial es la oferta de mano de obra a las industrias locales. E, al igual que les sucede a los trabajadores urbanos del sector de comercio y prestación de servicios, vivir en la vila rural ha representado la posibilidad de la compra de la vivienda a precios relativamente bajos.

Encontramos un 7 por ciento de las familias entrevistadas donde el jefe de la familia combina las actividades agrícolas en su propiedad con trabajos artesanales, en continuidad de lo que ya venían haciendo. Quizás tenemos aquí un ejemplo de la recuperación de actividades inherentes a la agricultura campesina, donde la familia asociaba varias actividades, incluso la artesanía con la agricultura, con el objetivo de satisfacer sus necesidades inmediatas; aunque que en el caso actual, obviamente adaptada a un nuevo contexto: la venta a los mercados locales y regionales.

Y por último, otro 7 por ciento de las familias combinan la actividad agraria en la explotación con los ingresos provenientes de pensiones de jubilación. Esta constatación revela que al igual que sucede en otras áreas rurales de Brasil, en las vilas rurais estudiadas este ingreso ha representado un papel importante en el mantenimiento de algunas de estas explotaciones familiares.
 

Las actividades externas ejercidas por los demás miembros de la familia

Hemos visto hasta este momento que todos los jefes de las familias ejercen actividades externas a la propiedades y que las mismas se diversifican a la medida que analizamos el origen y las oportunidades que han tenido. Podemos preguntar ahora si los otros componentes de la familia ejercen también actividades externas a la explotación.

Para responder esta cuestión, necesitamos analizar dos aspectos: la composición de la familia y las ofertas de trabajo. Con relación a la composición de las familias, creo que la edad de los hijos es lo más importante; cuando son menores además de no ser activos, no permiten actividades externas por parte de la madre que necesita dedicar tiempo a cuidarlos. En este sentido observamos que la mayoría de ellos se encuentran entre los siete y los quince años, lo que al mismo tiempo que los hace inactivos en el mercado formal, los convierte en activos para la explotación familiar. Esto ocurre en dos situaciones. En una de ellas cuando los hijos mayores cuidan de los menores permitiendo a las madres ejercer alguna actividad externa; y otra cuando los hijos, además de estudiar, dedican alguno tiempo a las actividades en la explotación, principalmente en los períodos de mayor demanda de mano de obra. En cuanto a los casos efectivos de trabajos externos, realizado por los hijos, encontramos solo un quince por ciento de familias con hijas mayores de quince años que suelen ejercer trabajos domésticos y por lo tanto contribuir a los ingresos familiares.

Con relación a las madres, las actividades externas a la explotación son limitadas, debido a lo que ellas denominan "falta de oportunidades". De las entrevistadas, un veintidós por ciento dijeron ejercer, además de las actividades agrarias, otras actividades totalmente desvinculadas de las mismas. Una de ellas, produciendo en su propia vivienda panes, galletas y dulces vendidos de casa en casa en las áreas urbanas próximas, y para lo cual utiliza mano de obra de otras dos mujeres que viven el la Vila. La otra produciendo pastas y vendiéndolas en una feria semanal localizada en el municipio donde reside. Y una tercera realizando servicios domésticos. Este último, se ha difundido bastante en el medio rural entre las mujeres y las hijas mayores con bajo grado de escolaridad, y a pesar de los bajos ingresos puede ser la única opción para una mano de obra poco calificada y localizada en áreas con actividades industriales limitadas. Representa también la posibilidad para que otras mujeres, profesionalmente "más preparadas", se integren en el mercado laboral.

Al lado de éstas, otro siete por ciento de las mujeres, han contribuido con ingresos diversos; por ejemplo, el ordeño de una vaca y la fabricación de quesos vendidos a vecinos y amigos, un ejemplo de actividad complementaria a la agropecuaria.

El setenta por ciento de las mujeres entrevistadas no poseen actividades regulares externas a la propiedad familiar, lo que las ha inducido a participar en reuniones y reivindicaciones para que sus proyectos sean aprobados. Proyectos que a ellas les exigiría un aumento de jornada de trabajo, pero también un aumento de ingresos en la explotación familiar, y por lo tanto, mejoras en las condiciones de vida.

Tras este breve relato sobre las actividades laborales, podemos citar a André Brun, que señala la necesidad en hacer una distinción entre dos formas de pluriactividad: la de los jefes de las familias y las demás. Para el autor, la primera está principalmente vinculada a la idea de supervivencia, a un sentimiento de fracaso, o a una reproducción social no garantizada, por lo tanto difícil; mientras las segundas corresponden a estrategias de adaptación y son independientemente de la dimensión económica de las explotaciones, representando el germen de cambios importantes para el sector agrario (16).
 

La Vila Rural: ¿ un nuevo ejemplo de pluriactividad?

El proceso de pluriactividad que según Miren Etxezarreta se ha producido con "el deterioro de la pequeña agricultura familiar, incapaz de suministrar por sí misma los ingresos necesarios para el sostenimiento de una familia" (17), se presenta de forma muy diversificada, incluso en regiones que en un primer momento nos pueden parecer un tanto homogéneas. Esto puede ser observado cuando comparamos las vilas rurais con otros ejemplos encontrados en el sur de Brasil. Para hacer referencia a algunos, citamos, por un lado, el caso de los agricultores familiares que combinan los trabajos agrícolas con el trabajo asalariado de parte de sus miembros en las industrias de calzados; y por otro, el trabajo informal donde las relaciones de trabajo se producen a través de la subcontratación de terceros para la prestación de servicios altamente demandantes de mano de obra (18). También pueden encontrarse experiencias de cooperativas, como las creadas en los asentamientos rurales, que diversifican actividades al combinar el trabajo externo de miembros de la familia con el trabajo agrícola en el asentamiento (19). Al igual que en el caso brasileño, a nivel español (20), europeo y mundial la diversidad o la heterogeneidad también se encuentra presente y refleja las diferentes realidades socioeconómicas y políticas en que viven los agricultores familiares, lo que se puede entender como un recurso compatible con muy distintas condiciones en que los mismos puedan encontrarse.

Creemos que en el Estado de Paraná, las vilas rurais representan un ejemplo importante de esta diversidad, considerando algunos de sus aspectos más significativos. Uno de los aspectos está relacionado con la pérdida de la propiedad, una característica que los hace distintos de otros agricultores pluriactivos, y al que generalmente se llegó tras créditos, pérdida de cosechas y endeudamientos.

Otro aspecto importante está vinculado al período vivido entre los momentos de la expropiación de la propiedad y la participación en este programa estatal. Un momento en que los actuales vileiros pasaron a vivir en las periferias de las áreas urbanas, muchas veces en situaciones precarias, lo que hizo que algunas familias se desvinculasen totalmente del área rural, mientras que otras continuaron dedicándose temporalmente a las actividades agrarias. Creemos que esta trayectoria distinta de los trabajadores agrícolas que no fueron expropiados de sus explotaciones (21), puede haber creado perspectivas específicas, como por ejemplo, una que nos llamó la atención durante las entrevistas y que nos parece ser quizás el motivo más importante que los ha llevado a participar del programa: la obtención de una vivienda. Esta necesidad es inexiste o pequeña, cuando nos referimos a las familias pluriactivas que han mantenido sus explotaciones.

También vinculado a este segundo aspecto, se encuentra el papel del Estado, que en este ejemplo, a diferencia de los demás, ha actuado de forma directa, creando y dirigiendo el programa para intentar alcanzar varios objetivos. Entre ellos, el de eliminar o disminuir considerablemente situaciones que pueden "desestabilizar el orden", como por ejemplo la realización de manifestaciones de grupos sociales denominados "sin tierra" y "sin techo", que en Brasil en los últimos años se han organizado y reivindican una política social más justa. En este sentido, la política de transferencia de parte de esta población hacia áreas rurales tiene como meta disminuir las tensiones sociales en las ciudades al mismo tiempo que promueve una "oferta organizada" de mano de obra disponible para latifundistas y empresarios. En nuestra forma de entender, el programa Vila Rural es un ejemplo más de cómo el Estado, a través de su política interfiere en la vida de los ciudadanos de forma contradictoria, en un momento legisla favoreciendo la pérdida de la explotación y en otro promoviendo la posibilidad de adquirir una nueva propiedad, a condición de que tengan como única forma de mantenimiento la pluriactividad de parte de los miembros de la familia.

En el momento actual, que a su vez está íntimamente relacionado con los anteriores, creemos estar ante lo que Etxezarreta define como pluriactividad: "una adaptación de determinados núcleos familiares a las circunstancias económicas e históricas" (22). Una adaptación que los ha llevado a buscar actividades externas a la explotación, lo que al mismo tiempo que ha permitido a algunos la reproducción como trabajadores agrícolas vendedores de su fuerza de trabajo, ha permitido a otros el ejercicio de la actividad agraria como complemento a la actividad principal. En este sentido, creemos haber encontrado una amplia diversidad interna tanto en las actividades como en los ingresos. Hemos encontrado, en efecto, desde explotaciones con grandes dificultades de mantenimiento donde solo el jefe ejerce actividades rurales temporales con bajos ingresos, hasta explotaciones donde todos los miembros en edad activa ejercen actividades urbanas, lo que les ha permitido mayores ingresos y mejores condiciones para el mantenimiento de la familia e incluso hacer inversiones en la explotación.

Creemos que este estudio además de haber permitido conocer un poco más la realidad reciente del espacio rural paranaense, nos ha permitido igualmente plantear algunas cuestiones, a partir de los resultados que hemos obtenidos en esta investigación. Considerando el aspecto que nos parece ser lo más importante para los vileiros en este momento, el trabajo y el aumento de los ingresos, preguntamos si este mismo gobierno tendrá interés en hacer inversiones que permitan una mayor productividad agrícola, o la instalación de pequeñas industrias comunitarias, lo que posibilitará a estos trabajadores mayor independencia frente al mercado laboral. También podemos preguntar si los objetivos del programa se mantendrán centrados en la reproducción de mano de obra destinada a trabajos fijos y temporales de pocos ingresos. Considerando la dirección de las políticas hacia uno u otro objetivo, quizás podemos hacer algunas previsiones sobre el devenir de estos trabajadores. En el caso de que las inversiones se orienten hacia mejorar la infraestructura y las oportunidades de trabajo, la vila rural tiene grandes posibilidades de convertirse en un ejemplo de pluriactividad familiar relativamente estable, donde además del trabajo agrícola y del trabajo urbano, habría posibilidades de desarrollar proyectos comunitarios, que mantendrían "ocupados" total o parcialmente a todos los miembros de la familias que así lo deseasen.

Al revés, si el Estado optara por la segunda vía, creemos que este programa estaría destinado al fracaso a plazo corto o medio. Decimos esto por dos motivos. Primero, porque constatamos las dificultades en que viven los vileros que ejercen actividades temporales, algunos en proceso de abandonar el programa; y segundo, porque a los que poseen trabajos urbanos fijos la participación en este programa puede ser solo transitoria si no se añadieran otros factores que contribuirían al aumento de los ingresos familiares, lo que generaría nuevas perspectivas para el mantenimiento de estas propiedades agrícolas familiares.

Así, pendiente de la orientación que pueda darse en el futuro a este tipo de agricultura familiar pluriactiva, donde el Estado ha tenido el papel principal al crear y definir las normas para el programa, nos parece pertinente abordar un punto relevante que ha sido discutido por varios segmentos de la sociedad brasileña: la necesidad de una política que posibilite a la agricultura familiar el acceso a la tierra, a la infraestructura necesaria y a un crédito específico, ya que sin ellos será imposible crear condiciones para que los trabajadores rurales consigan mantenerse dignamente. De ahí que las actividades externas a la explotación deberán ser otra opción más que pueda ser elegida por el agricultor, y no como hemos visto en este caso, la única estrategia posible a la insuficiente renta agraria que no ha podido cubrir las necesidades familiares.
 

Notas

(1) Sobre el proceso de modernización agrícola en el oeste del Estado de Paraná ver Miriam Hermi Zaar: A Produção do Espaço Agrario, 1999.
(2) Son muchos los autores que han analizado los impactos de las políticas públicas brasileñas en el proceso de modernización agrícola en las pequeñas y medianas propiedades agrícolas. Entre ellos Argemiro Brum, Maria Conceição de Incao, José de Souza Martins, Ariovaldo Umbelino de Oliveira, Bernardo Sorj, José Graziano da Silva.
(3) El termino pluriactividad se refiere a la existencia de una diversidad de actividades agrícolas y no agrícolas ejercidas por los miembros de una unidad familiar, interna y externamente a la propiedad. Se encuentra ampliamente utilizado porque tiene el mérito de incorporar tanto las características de la part-time farming (unidades que dedican parte de su tiempo de trabajo al desempeño de actividades económicas fuera de la propiedad) como de la múltiple job holding (unidades agrícolas que combinan múltiplas fuentes de rendimientos.
(4) Según el Programa de "Melhoria da Qualidade de Vida do Trabalhador Rural – Subprograma: Vilas Rurais". Governo del Estado de Paraná, enero de 1995.
(5) Ver http://www.pr.gov.br/vilasrurais/vila2.html
(6) De acuerdo con las normas operacionales del programa y la página web http://www.gov.br/vilasrurais/vila3.html
(7) El termino vileiros se refiere a los habitantes de las Vilas Rurais.
(8) Según datos de la Compañía de Viviendas del Paraná, ( Cohapar) en 15-8-2001.
(9) En Brasil, la agricultura familiar puede contar con uno de los créditos disponibles en el Programa Nacional de la Agricultura Familiar (PRONAF). Según las entrevistas, los agricultores residentes en las Vilas Rurais, no han tenido acceso a este tipo de crédito porque la dimensión de sus propiedades es consideradas muy pequeña por el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA), por lo tanto fuera de las normas exigidas para ser considerada una propiedad rural familiar.
(10) Para conocer más detalles véase el "Análise do levantamento de dados realizado nas Vilas Rurais do Estado do Paraná", realizado por Emater- Empresa Paranaense de Assistência Técnica e Extensão Rural- vinculada a la Secretaria da Agricultura e do Abastecimento, publicado en 2000.
(11) Kautsky, La Cuestión Agraria (ed. 1970, pág.189).
(12) Kautski, La Cuestión Agraria ( ed. 1970, pág.175).
(13) Miren Etxezarreta, La Agricultura Insuficiente, pág. 26.
(14) En el artículo A evolução das rendas e atividades rurais não-agrícola no Brasil, José Graziano da Silva y Mauro Eduardo Del Grossi analizan las diferencias de ingresos obtenidos a partir de actividades agrícolas y no-agrícolas, enfatizando que los ingresos medios de las personas que viven en el área rural y que ejercen actividades no-agrícolas pueden ser tres veces mayores que los ingresos de las personas que ejercen actividades agrícolas, pág. 9.
(15) Para José Graziano da Silva y Mauro Eduardo Del Grossi esta disociación creciente entre el lugar de residencia y el lugar de trabajo, ya ocurrido en las ciudades, es otro indicador de la urbanización de los campos brasileños.
(16) Lo que según el autor representa una "diversidad de diversidades".
(17) Para Etxezarreta (1983, pág.185), este es uno de los factores de un proceso que ha llevado a la necesidad de aumentar los ingresos familiares.
(18) Ver Sergio Schneider, 1999.
(19) Según Alentejano, (1999, pág.149-175).
(20) En España encontramos además de los trabajos mencionados, obras como la de Manuela Castillo Quero que hace un análisis de los elementos que pueden diferenciar la agricultura a tiempo parcial en las diferentes regiones españolas.
(21) Para conocer estos otros ejemplos de pluriactividad ver obras de Sergio Schneider y José Graziano da Silva, entre otros.
(22) Para Etxezarreta (1983, pág. 24), una adaptación derivada de una ruptura entre la relación explotación agrícola y unidad familiar.
 

Bibliografía

ALENTEJANO, Paulo R.R. Pluriatividade: uma noção válida para a análise da realidade agrária brasileira? Agricultura familiar – realidades e perspectivas. Passo Fundo/RS: EDIUPF, 1999.

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CASTILLO QUERO, Manuela. La agricultura a tiempo parcial en España. Aproximación a los factores diferenciadores del fenómeno en cada región. Revista Española de Economía Agraria. Madrid: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, n° 170 octubre-diciembre 1994, p. 47-78.

ETXEZARRETA, Miren Zubizarreta. La Agricultura Insuficiente – La agricultura a tiempo parcial en España. Madrid: Instituto de Estudios Agrarios, Pesqueros y Alimentarios, 1983.

FULLER, Anthony. From Part-time Farming to Pluriactivity: a Decade of Change in Rural Europe. Journal of Rural Studies, Vol.6, 1990,p.361-373.

GRAZIANO DA SILVA, José y DEL GROSSI, Mauro Eduardo. A evolução das rendas e atividades rurais não-agrícolas no Brasil. II Seminário sobre o "Novo Rural Brasileiro". http:// www.eco.unicamp.br/indexie.html

LAMARCHE, Huges (coord). A agricultura familiar – Do mito à realidade. Traducción Frédéric Bazin. Campinas/SP: Editora da Universidade de Campinas, 1998, II volumen.

KAUTSKI, Karl. La cuestión agraria. (Ed. Original 1899) París: Ruedo Iberico, 1970.

SCHNEIDER, Sergio. Agricultura familiar e industrialização: Pluriatividade e descentralização industrial no Rio Grande do Sul. Porto Alegre: Editora da Universidade Federal do Rio Grande do Sul, 1999.

ZAAR, Miriam Hermi. A produção do espaço agrario: da colonização à modernização agrícola e formação do Lago de Itaipu. Cascavel: Edunioeste, 1999.
 

© Copyright Miriam Hermi  Zaar, 2002
© Copyright Scripta Nova, 2002
 

Ficha bibliográfica

ZAAR, M.H. ”Vila Rural”: ¿un nuevo ejemplo de pluriactividad?. Scripta Nova, Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, vol. VI, nº 119 (46), 2002. [ISSN: 1138-9788]  http://www.ub.es/geocrit/sn/sn119-46.htm


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