SOS-MONUMENTS |
El patrimonio histórico y arquitectónico de Lorca (Murcia)
En la sesión del 21 de abril de 1998 la Junta Directiva de SOS-Monuments ha acordado solidarizarse con el "Manifiesto sobre el patrimonio histórico y arquitectónico de Lorca" elaborado en aquella ciudad. A continuación se ofrece el texto completo de dicho manifiesto.
MANIFIESTO SOBRE EL PATRIMONIO HISTORICO
Y ARQUITECTONICO DE LORCA
La declaración del centro urbano de la ciudad de Lorca como
"Conjunto Histórico-Artístico", por el decreto
612/1964 de 5 de marzo, hacía especial hincapié en la importancia
de monumentos significativos -tales como el Castillo, la Colegiata de San
Patricio, las Casas Consistoriales, Casa del Corregidor, Porche de San
Antonio y la Casa de Guevara-, así como en "los conjuntos urbanos
que se suceden sin interrupción, dando a sus calles un especial
carácter de unidad y nobleza". Ya en el mismo momento de su
publicación, algunos monumentos señalados en el plano confeccionado
al efecto no existían -casos del Porche de San Jorge y el Palacio
del Obispo- y otros habían sido destruidos parcialmente -como el
antiguo convento de Santa Ana y la Magdalena, cuya iglesia fue derribada
cuatro meses antes de la declaración del conjunto-. El decreto obligaba
al Estado, a la Corporación Municipal y a los propietarios de los
edificios afectados por la declaración "a la más estricta
observancia de las Leyes" en orden a la conservación de las
edificaciones.
Es cierto que en las últimas décadas la acción de
la administración pública ha permitido conservar, renovar
y en ocasiones dar nuevo uso a edificios significativos tales como el Teatro
Guerra, las iglesias de Santo Domingo y San Francisco, la ex-colegiata
de San Patricio, el palacio de Villaescusa, el colegio de la Purísima
o la casa de los Salazar Rosso, estos últimos destinados hoy, respectivamente,
a Conservatorio de Música y Museo Arqueológico.
Mayores dificultades de conservación han presentado edificios de
menor significado histórico-artístico pero indispensables
para la conservación del paisaje histórico de la ciudad,
elemento característico de todo conjunto histórico-artístico.
Por ello, el recinto que en 1964 fue señalado como de especial protección
se encuentra hoy amenazado por la sustitución, poco o nada controlada,
de viejas edificaciones y la alteración parcial de otras que pueden
perder, en gran medida, las peculiaridades constructivas que les son propias.
Como ejemplo significativo de las alteraciones realizadas puede citarse
el edificio del Ayuntamiento, remodelado en todo aquello que no era la
fachada principal y del que se han eliminado, incluso, algunos elementos
constructivos y de mobiliario de relevante interés, alterando además
profundamente el entorno del inicio de la calle Selgas tanto en el alzado
como en el tipo de cubiertas. Además, actuaciones poco afortunadas
han afectado de manera evidente a edificios o entornos de especial significación,
como la colocación de antenas dentro del recinto del Castillo de
Lorca, declarado Monumento Nacional desde 1931, con la consiguiente edificación
para atender estas instalaciones, o el enlosamiento de la calle Cava que
contribuyó a la pérdida de su sabor más genuino, completada,
en recientes fechas, con nuevas construcciones de dudoso gusto y falta
de adecuación al lugar en que surgían.
Si casos como éstos están ocurriendo hoy con edificios y
espacios públicos, es fácil imaginar cómo ha actuado
la iniciativa privada en cuanto a la degradación o desaparición
de la arquitectura existente en las calles del Conjunto Histórico-Artístico
de 1964. Las actuaciones contra el patrimonio arquitectónico lorquino
no se han producido de una manera repentina, pero sí se han acelerado
notablemente en los últimos años con la presión inmobiliaria.
La década de los años 70 planteó en Lorca el conflicto
muy repetido, y a todas luces equivocado, entre progreso o conservación,
levantándose entonces la muralla arquitectónica que hoy constituye
la Avenida Juan Carlos I, mientras se olvidaba uno de los edificios barrocos
en peligro, la iglesia de las Mercedarias, que finalmente se vino a abajo.
Calles como Corredera, Pío XII, Alamo, Cava, Zapatería y
Selgas han ido perdiendo casi por completo su fisonomía, habiéndose
producido en ellas una agresión clara al permitir el derribo de
casas y la no sujeción de las nuevas al estilo imperante en la zona,
traduciéndose los excesos en la elevación desproporcionada
de alturas y en la introducción de fachadas que rompen el ritmo
que imponían las arquitecturas tradicionales. De manera similar
ha ocurrido con otras calles y plazas situadas fuera del conjunto histórico-artístico.
Estas acciones arquitectónicas y urbanísticas descritas,
a las que se pueden añadir las que ya parecen inminentes y que volverían
a afectar al Castillo y a la calle Selgas, han puesto en alerta al grupo
de personas que suscriben este escrito. Todas ellas lo hacen convencidas
de que la bonanza económica de un pueblo que tiene a gala presumir
de su casco histórico y sus monumentos, y que incluso potencia su
oferta turística basada e ellos, no puede traducirse en la pérdida
paulatina e irreparable de su fisonomía urbana.
Parece este el momento oportuno para llamar la atención de la ciudadanía
sobre estos hechos, y apelar muy especialmente a la sensibilidad de las
personas que dirigen los estamentos oficiales encargados de la tutela y
salvaguarda del patrimonio histórico-artístico, y a los profesionales
de la construcción, para que en el futuro no haya que lamentar actuaciones
precipitadas, desafortunadas e irreversibles.
Como puntos de reflexión más urgentes, convendría
que se debatieran convenientemente, o que se explicaran de la manera que
se crea oportuna, las siguientes cuestiones:
-las actuaciones que se llevarán a cabo en el Castillo, dentro del
proyecto "Lorca, Taller del Tiempo", elaborado sin el asesoramiento
de historiadores y arqueólogos y que posee un contenido divulgativo
turístico de marketing elemental que no tiene en cuenta las necesidades
reales de conservación, consolidación, estudio y adecuada
utilización del conjunto del Castillo; especialmente debe darse
información sobre la justificación de las propuestas económicas
así como sobre los fundamentos de las previsiones que se han realizado
en el proyecto de Consultur -Consultores Turísticos S.A.-
-la restauración del "Huerto Ruano", en el que aparentemente
no se han tomado ni las más elementales medidas de prevención
de su ya avanzado deterioro
-el uso que se dará al Palacio de Guevara cuando finalice su recuperación
que ya parece eterna
-la alteración del parcelario que se va a realizar con la construcción
de la nueva plaza de abastos y a la posible desaparición de hasta
cuatro edificaciones que deberían de tener un grado de protección
máximo
-los planes de actuación previstos para los solares situados en
pleno casco histórico: Plaza del Caño y calles Alburquerque,
Alamo, Corredera y Almirante Aguilar, entre otros
-la actuación de la Escuela Taller sobre las ermitas del Calvario
de Lorca, que debería someterse a diferentes opiniones cualificadas
para evitar alteraciones, como la ya realizada en el entorno, y que impidan
que un espacio sacro, concebido a imitación del Monte Calvario,
pueda convertirse en una especie de jardín paseable y que no respete
el espíritu que históricamente animó su construcción.
En este momento estos son los monumentos, edificios y entornos que creemos
corren el peligro de verse afectados por unas intervenciones urbanísticas
y arquitectónicas que una vez concretadas tendrán, lamentablemente
y como viene siendo habitual, el carácter de irreversibles.
Creemos que la trascendencia de las cuestiones que se proponen exige un
debate público que ha de realizase tras la difusión de información
completa y veraz sobre los problemas de todo tipo existentes, así
como de los intereses en presencia. Políticos, administradores y
técnicos de las distintas administraciones, junto con los empresarios,
promotores inmobiliarios y otros agentes privados deberían exponer
y justificar ampliamente sus puntos de vista para que todos los ciudadanos
de Lorca se formen una opinión razonada y puedan participar activamente
en la toma de decisiones. Es necesario crear un estado de opinión
sobre las soluciones más adecuadas que permitan preservar un legado
cultural que debemos transmitir a las generaciones futuras en el mejor
estado posible.
Lorca a 14 de abril de 1998