P. MAYMÓ, «Maximiano en campaña: matizaciones cronológicas a las expediciones hispanas y africanas del Augusto Hercúleo», Polis 12 (2000), pp. 229-257.

 

POLIS. Revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad Clásica 12, 2000, pp. 229-257

MAXIMIANO EN CAMPAÑA: MATIZACIONES
CRONOLOGICAS A LAS EXPEDICIONES HISPANAS Y
AFRICANAS DEL AUGUSTO HERCULEO
*

Pere Maymó i Capdevila
Universitat de Barcelona




      No disponemos de datos seguros acerca de los viajes y estancias de
Maximiano entre el 10 de marzo del 298 y el 20 de noviembre del 303. Las
evidencias que proporcionan las fuentes literarias y arqueológicas carecen a
menudo de datación exacta y el margen de error sólo permite una aproxima-
ción a la cronología del Tetrarca. Con todo, apoyándome en la correlación de
los acontecimientos anteriores y posteriores a este período, considero posible
matizar -y aun corregir- algunos de los lugares comunes de la historiografía al
respecto del itinerario imperial, en especial aquellos relacionados con sus cam-
pañas africanas en las Mauritanias y la Tripolitana
1.

      
* Este estudio ha sido realizado gracias a los proyectos y a los grupos de investiga-
ción PB94-0242, PB97-0891 y 1997S/SGR-357, subvencionados por la D.G.I.C.Y.T.-
D.G.E.S. y la C.I.R.I.T. respectivamente, así como a la concesión de una beca predoctoral
de Formación de Investigadores FI/95-1137, otorgada por la Generalitat de Catalunya.
El autor forma parte del GRAT (Grup de Recerques en Antiguitat Tardana) de la
Universitat de Barcelona, dirigido por el Dr. J. Vilella.
      1 Con el propósito de facilitar al lector la ubicación de los muchos topónimos citados
en este trabajo, he confeccionado un mapa del Africa romana en época tardoantigua,

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Maximiano en campaña: matizaciones cronológicas a las expediciones hispanas y africanas



      Sabemos con seguridad que Maximiano se encuentra en la frontera renana
-quizás en Tréveris- en la primavera del 296
2. Ese mismo año, lleva a cabo
acciones bélicas en Hispania que le valen el epíteto de
(((((((( A((( según
una vaga cita del Papyrum Argentoratum 480
3. Poco después, antes del 1 de
marzo del 297, se halla ya en el continente africano. ¿Hasta qué punto pode-
mos precisar el episodio previo a las campañas del norte de Africa?
      Maximiano se había trasladado desde el norte de Italia al limes del Rhin
para custodiarlo en ausencia de Constancio Cloro, quien combatía la usurpa-
ción de Carausio en Britania. Un Constancio victorioso está de vuelta en la
Galia -también quizás en Tréveris- el 1 de marzo del 297, fecha de la lectura
del panegírico en su honor
4; en este panegírico se anuncia la llegada inminente
de mensajeros con nuevas de la devastación infligida a los mauros, haciéndose
implícita referencia al desconocimiento de sucesos tan recientes por parte del
anónimo autor. Si consideramos -siguiendo el razonamiento de Zuckerman
5-

------
desde los Severos a la Tetrarquía, que considero útil para el entendimiento de la situación
política de las provincias imperiales y del itinerario de Maximiano. Para la confección de este
mapa, me he servido, principalmente, de Ch.
Courtois, Les Vandales et l'Afrique, Paris
1955 y R. Chevallier, Les voies romaines, Paris 1972.
Debo agradecer a Pablo Andreu su
desinteresada colaboración en el tratamiento informático de la cartografía africana.
      2 Pan. Lat. VIII (V), 13.3: tu enim ipse, tu dominum Maximiane, imperator aeterne,
nouo itineris compendio aduentum diuinitatis tuae accelerare dignatus repente Rheno
institisti
. Para los panegíricos, sigo la edición de R.A.B. Mynors, XII Panegirici Latini,
Oxford 1964. Agradezco a Mònica Miró sus apreciaciones sobre la complejidad gra-
matical y la belleza poética de estos textos.

no podría referirse a los Bauari -en una complicada lectura del poema anónimo- y resulta-
ra de ello que Maximiano no hubiera combatido en Hispania, sino en la Mauritania occi-
dental, esto es, la Tingitana. En contra, ver nota 27, especialmente, y también 28-31.
      4 Pan. Lat. VIII (V), 5.2: reseruetur nuntiis iam iamque uenientibus Mauris immisa
uastatio
. La mención del 1 de marzo como fecha del panegírico se encuentra en Pan.
Lat.
VIII (V), 11.1-4; 18.4; 20.3-4. Según Galletier, se trata del 1 de marzo del 297: E.
Galletier, Panegyriques latins, Paris 1949, 73. Ver notas 6-8.
      5 C. Zuckerman, «Les campagnes des Tétrarques, 296-298.
Notes de chronologie»,
AnTard 2, 1994, 67. Debemos tener en cuenta que todos los cálculos contemplan el
mare clausum, que impide -excepto casos muy excepcionales- la navegación maríti-
ma de finales de octubre a principios de marzo.

230


Pere Maymó i Capdevila



que el invierno habría dificultado la transmisión de las noticias, se puede infe-
rir que la campaña africana habría comenzado unos meses antes, en otoño/
invierno del 296; de no ser así, el paso del Estrecho bien podría haber tenido
lugar en primavera del 297. Habida cuenta de la duración del viaje desde el
norte de la Galia, tales cálculos reducen la estancia en Hispania a unos pocos
meses entre el verano y el otoño/invierno del 296, datación que coincide con la
simultaneidad de las expediciones britana e hispana expresada por el papiro de
Estrasburgo, aunque esta coincidencia temporal no se extendiera más que por
espacio de unos pocos meses.
      Esta cronología podría retrasarse un año si el panegírico a Constancio hu-
biera sido leído el 1 de marzo del 298 en lugar del mismo día del 297, según
una hipótesis postulada por Kienast
6 y tan sólo secundada tímidamente por
Mynors
7, autor de la edición oxoniense de los panegíricos. No es en absoluto
descabellada tal suposición, pues, como ya apunta Barnes
8, los trabajos de

------
      
6 D. Kienast, «Die Rückeroberung Britanniens im Jahre 297 und die frühe Trierer
Follessprägung», JNG 10, 1959-60, 73-75, donde aduce -y creo que con razón- que la
leyenda Fortuna redux de ciertos folles de Tréveris y de Market Stainton (Lincolnshire)
apunta a una datación de finales del 297. En el texto del panegírico, la campaña mauritana
sucede a una Sarmatica expeditio, a ciertos trophaea Niliaca conquistados en los ríos
Aethiops et Indus y a una proxima illa Carporum. Estas dos últimas campañas se co-
rresponden -con casi total seguridad- con las campañas de Diocleciano contra Domicio
Domiciano (del otoño del 297 a la primavera del 298) y contra los Carpi (verano/otoño
del 296), mientras que la asignación de la Sarmatica expeditio permanece dudosa.
Sobre estas dataciones, ver T.D. Barnes, «Imperial Campaigns, A.D. 285-311», Phoenix
30, 1976, 180-182 y 186-187, Id., The New Empire of Diocletian and Constantine,
Cambridge-Massachusetts-London 1982, 54-55 y C. Zuckerman, «Les campagnes»,
68-69.
A partir de esta cronología, la única fecha posible sería siempre posterior al
otoño del 297. Y aunque no constituye el objetivo de este trabajo, quiero insistir en la
necesidad de revisar la cronología resultante de la edición de Galletier.
      7 R.A.B. Mynors, XII Panegirici, 299, quien tan sólo apunta la fecha del 297/298
sin ofrecer justificación.
      8 T.D. Barnes, The New Empire, 47. Los trabajos a que se refiere Barnes son: Th.
Mommsen, «Über die Zeitfolge der Verordnungen Diocletians und seiner Mitregenten»,
Abhandlungen der königlichen preussischen Akademie der Wissenchaften 1860, 349-
447, y W. Ensslin, «Maximianus», 2486-2516. El 1 de marzo del 297 es la fecha pro-
puesta por Galletier basándose en la datación de los acontecimientos citados en el texto
del panegírico, pero el posterior estudio de Barnes -ciertamente más exacto- pone en
tela de juicio alguna de estas dataciones. Ver notas 4 y 6.

231


Maximiano en campaña: matizaciones cronológicas a las expediciones hispanas y africanas



Mommsen y Ensslin precisan de una revisión a la luz de los nuevos datos y
conclusiones de la historiografía actual, y esta necesidad es igualmente válida
para la obra de Galletier, quien se basa en los estudios de los autores anteriores
para realizar sus comentarios históricos al texto. De todos modos, este retraso
no afectaría substancialmente a la fecha final que propongo para las campañas
africanas, como se verá más adelante.
      Otro asunto relacionado con la actividad de Maximiano en la Península lo
constituye la naturaleza de sus adversarios. A pesar de ser la única fuente que
menciona la presencia del Tetrarca, el Pap. Argent. 480 no ofrece ninguna
posible solución al problema; sin embargo, los hechos históricos conocidos y
la coyuntura militar del Imperio permiten reducir el número de candidatos a
dos: francos y mauros.
      Al respecto del pueblo germánico, documentamos actividades piráticas antes
del 291
9, rechazadas por el Augusto Hercúleo, y sabemos que la campaña britana
conlleva el fin de este tipo de acciones y la seguridad de las costas atlánticas
del Imperio
10. No es hasta el 300/301 cuando los francos vuelven a aparecer en
las fuentes
11.
      En cuanto a los pueblos mauros, tres de ellos habían causado problemas a
Roma en la segunda mitad del siglo III: los Baquates, los Bauari y los
Quinquegentanei. Estos últimos poblaban la zona comprendida entre la Gran
Cabilia y Chott el Hodna, a caballo entre la Mauritania Cesariense y la Sitifense
12.
Demasiado alejados del teatro de operaciones peninsular y aun del litoral tingitano.

------
      
9 Pan. Lat. XI (III), 17. 2: itidemque hic gens Chaibonum Erulorumque deleta et
Transrhenana uictoria et domitis oppressa Francis bella piratica Diocletianum uotorum
compotem reddiderunt
. Y quizás la alusión a una cierta piratica factio en Pan. Lat.
VIII (V), 6.1 que se pone en relación con la expulsión de las tropas de Carausio de la
Galia. Ver T.D. Barnes, «Imperial», 178.
      10 Pan. Lat. VIII (V), 17-18. Ver nota 27.
      11 Pan. Lat. VI (VII), 6.2: quid loquar rursus intimas Franciae nationes iam non ab
his locis quae olim Romani inuaserant sed a propriis ex origine sui sedibus atque ab
ultimis barbariae litoribus auulsas, ut in desertis Galliae regionibus conlocatae et
pacem Romani imperii cultu iuuarent et arma dilectu?
Se trata de la victoria de
Constancio sobre los francos, que conllevaría la deportación posterior de parte de este
pueblo. Ver T.D. Barnes, The New Empire, 61.
      12 Al respecto de los Quinquegentanei: Ch.
Courtois, Les Vandales, 120; J. Desanges,
Catalogue des tribus africaines de l'Antiquité classique à l'ouest du Nil, s.u.
«Quinquegentanei», Dakar 1962, 67; L. Galand, «Les Quinquegentanei», BAA 4, 1970,
297.
Ver notas 42, 48 y 54.

232


Pere Maymó i Capdevila



Baquates y Bauari, en cambio, aliados desde mediados del siglo II hasta el 238,
se extendían de Volubilis (Ksar Pharaoun) al Rif y desde las estribaciones sep-
tentrionales del Atlas Medio hasta la vertiente sur de los montes de Tlemcén e
incluso más allá. Después de la ruptura con los Bauari -quienes presuntamente
dominaban a sus aliados-, los Baquates aprovecharon el caos existente en la
Mauritania Tingitana para sublevarse contra Roma en repetidas ocasiones
13. Y, a
pesar de las derrotas sufridas, este pueblo debió reforzar su dominio del llano al
sur del Rif, pues recibió el nomen Iulium de Filipo el Arabe
14 luego del tratado

------
      
13 Sobre los Baquates: J. Desanges, Catalogue, s.u. «Baquates», 28-30; M. Rachet,
Rome et les Berbères. Un problème militaire d'Auguste à Dioclétien, Latomus 110,
Bruxelles 1970, 232-237 y 250-252.
      14 Al respecto de los tratados entre Roma y los Baquates, sigo la lectura de Rachet
para los dos primeros: M. Rachet, Rome, 236, n. 2 y 237, n. 1. Tratado del 245: I(oui)
O(ptimo) M(aximo) / ceterisq(ue) diis deabusq(ue) immortalibus pro salute et /
incolumitate et uictoriae Imp(eratoris) --- / felicis Aug(usti) et nobilissimi Caesaris --- /
Otaci ---c--- Aug(ustae) n(obilissimae?) et M--- / matri --- et Senatus Maturius Victorinus
/ proc(urator) eorum proleg(omena) conloquium cum Sepemazine p(rincipe) g(entis) /
Baquatium pacis confirmandae gratia aramq(ue) consecrauit. Según piensa acertada-
mente Rachet, el emperador cuyo nombre ha sido raspado es Filipo, y el César menciona-
do su hijo Julio Filipo; el nombre de la esposa del Arabe, Marcia Otacilia Severa, resulta
más fácilmente deducible: M. Rachet, Rome, 236, n. 2. Tratado del 277: I(oui) O(ptimo)
M(aximo) / Genio et bonae fortunae Imp(eratoris) Caes(aris) M(arci) Aur(elii) P--- /
Clementius Val(erius) Marcellinus / u(ir) p(erfectissimus) praeses p(rouinciae)
M(auritaniae) T(ingitanae) conloquio / habito cum Iul(io) Nuffuzi filio Iul(ii) Matif /
regis g(entis) Baq(uatium) foederata paci aram statuit et dedicauit die viii / kal(endarum)
nouembr(ium) d(omini) n(ostri) --- et Paulino co(n)s(ulibus). Tratado del 280: I(oui)
O(ptimo) M(aximo) / diis deabusq(ue) immor/talibus et Genio Imp(eratoris) Caes(aris)
--- / M(arcus) Aur(elius) P---er Au--- / ob diutina pace seruat(a) Iulio Nuffusi et nunc
conlo
/quio habito cum Iul(io) Mirzi / fratre eiusdem N---sis p(rincipe) g(entis) Baquatium
/ Clement(ius) Val(erius) Marcellin(us) u(ir) p(erfectissimus) p(raeses) p(rouinciae)
M(auritaniae) T(ingitanae) confirmata pac(e) ara/m posuit dedicauit id(us) ap(rilis) ---
/ Messala et Grato co(n)s(ulibus) (= AE 1921, 23). Al respecto de estos tratados y de la
política romana hacia los Baquates, ver la nota anterior. La relación entre este pueblo y
Roma vendría refrendada por una inscripción de la capital del Imperio en que aparece un
príncipe de los Baquates con el nomen Aurelium.
CIL VI, 1800: D(iis) M(anibus) memo-
ria fili
(i) Aureli(i) Canarthae principis gentium Baquatium qui uixit ann(is) xvi.
J.
Carcopino, Le Maroc antique, Paris 194812, 258-275, especialmente 273-275, corrige
fili(i) por Eli(i) y apunta como práctica quizás habitual la entrega de rehenes mauros
como garantía del cumplimiento del pacto; entre ellos se encontraría el joven del epígrafe
romano. El cambio de nomen implicaría, con bastante certeza, un cambio de dinastía.

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Maximiano en campaña: matizaciones cronológicas a las expediciones hispanas y africanas



de paz del 245, tratado renovado en el 277 y 280 sin que se documente acción
hostil alguna
15; además, la inscripción de Volubilis que documenta el acuerdo
del 277 utiliza explícitamente la expresión foederata pax para definir el carác-
ter de la alianza, al tiempo que concede dignidad real al jerarca bárbaro. Si
tenemos en cuenta el creciente sedentarismo de los Baquates y la muy proba-
ble existencia de un partido favorable al establecimiento de relaciones pacífi-
cas con el Imperio, podemos inferir la formación de un núcleo indígena políti-
camente estable
16 -legitimado por Roma- de características semejantes a las
de otros asentamientos bárbaros en el limes germánico en este mismo momen-
to. No parece, entonces, que la gens Baquatium haya tenido demasiado interés
en atacar el poder romano y menos aún en cruzar a la Península, máxime si
pensamos que, a partir de ca. 285, se evacua de forma progresiva la parte
continental de la Tingitana y se reduce la provincia a una franja litoral destina-
da al control del estrecho de Gibraltar y no a la vigilancia de las actividades de
los Mauri en general
17. Incluso se puede aventurar que el abandono de esta

------
      
15 Seston opina que los Baquates son los responsables de la destrucción de Banasa
(Sidi Ali Bou Djenoun), acaecida en época tetrárquica, y añade que éstos nunca rompie-
ron su alianza con los Bauari: W. Seston, Dioclétien et la Tétrachie, I. Guerres et réformes
(284-300)
, Paris 1946, 117, nn. 2-3. Justamente en contra, M. Rachet, Rome, 254.
      16 Tal opinión es sostenida por Ch. Courtois, Les Vandales, 96 y M. Rachet, Rome,
236-237 y 251-252. Pienso que la historiografía ha diferenciado injustamente los «bár-
baros» africanos de los «bárbaros» germanos concediendo a éstos un grado de estabili-
dad política y social que ha negado a aquéllos. A pesar de la ausencia de cualquier
mención explícita, creo que el caso de los Baquates merece ser reconsiderado.
      
17 Ch. Courtois, Les Vandales, 66 (mapa), 79 ss y 88-91. M. Rachet, Rome, 254. M.
Benabou, La résistance africaine à la romanisation, Paris 1975, 239, desmiente un
abandono total de la parte meridional de la Tingitana a partir del hallazgo de una ins-
cripción y diversas monedas de Constantino en Sala y de los testimonios arqueológi-
cos.
En este mismo sentido, P. Salama, «Occupation de la Maurétanie occidentale sous
le Bas-Empire», Mélanges d'archéologie et d'histoire offerts à A. Piganiol, III, Paris
1966, 1291-1311.
T.D. Barnes, The New Empire, 221, reconoce que el estado actual de
la investigación no ofrece una solución clara. Pienso, no obstante, que, aun obviando
las evidencias materiales, el abandono tuvo que ser forzosamente progresivo y difiero,
en este sentido, del planteamiento desarrollado por Courtois a favor de una retirada
»precipitada» de la Tingitana. También sobre la polémica fronteriza de esta región: L.
Chatelain, Le Maroc des romains.
Étude sur les centres antiques de la Maurétanie
occidentale
, BEFAR 160 bis, Paris 1968, 11-22; Cl. Lepelley, Les cités de l'Afrique
romaine au Bas-Empire
, Paris 1979, 49-57.

234


Pere Maymó i Capdevila



región constituya una «cesión» a la monarquía maura, hecho que convertiría el
territorium Baquatium en tierra de marca y primera línea de contención de las
incursiones de las tribus presaharianas.
      A diferencia de sus vecinos, los Bauari
18 eran un pueblo nómada o
seminómada que fue trasladándose paulatinamente hacia el este desde el río
Moulouya, de manera que, a partir del 253/254 y hasta el 259-263, el radio de
acción de sus razzias se centra en la zona de Rapidum (Masqueray) a Sitifis
(Sétif), alcanzando excepcionalmente Calama (Guelma). Después de cerca de
veinte años de tranquilidad, Rapidum y Auzia (Aumale) son de nuevo objeto
del pillaje de ciertos Bauari, rápidamente derrotados en ca. 290 por el praeses
de la Cesariense, Aurelio Litua
19. Beneficiándose de esta situación, también

------
      
18 En cuanto se refiere a los Bauari: G. Camps, «Les Bavares, peuples de Maurétanie
Césarienne», Revue Africaine 99, 1955, 241-288; Ch.
Courtois, Les Vandales, 97; J.
Desanges, Catalogue, s.u. «Bauari», 47-48; M. Rachet, Rome, 238-250.
El geógrafo
tardío Julio Honorio señala expresamente el río Malua (Moulouya) como el límite
entre Baquates y Bauari en el siglo V: Iul. Hon., Cosmog., A, 47. Sobre los sucesos del
253/254, la epigrafía ubica explícitamente a los Bauari cerca de Sitifis, donde son
derrotados por Marco Cornelio Octaviano -ILS 9006; cf. AE 1954, 136-, mientras que
unos ciertos barbari aparecen en la Cesariense -CIL VIII, 9045, CIL VIII, 20287 y
CIL VIII 21724- y en la Numidia -AE 1914, 245 y AE 1946, 39-. También podría
relacionarse con las acciones de este pueblo el tesorillo de Rusguniae (Matifou) -P.
Salama, «La trouvaille de sesterces de Rusguniae. Histoire d'une découverte», Revue
Africaine
101, 1957, 222-223- y la mención de Cipriano de Cartago a la redención de
cautivos procedentes de la ciudad de Thubunae (Tobna) patrocinada por el mismo
obispo -Cipr., Ep. 62; T. Kotula, «Saint Cyprien et les barbares africains (epist. 62)»,
Antigüedad y Cristianismo VII, Murcia 1990, 137-142-. Al respecto de las razzias del
259-263, tenemos noticia de la victoria de Cayo Macrinio Deciano sobre Bauari,
Quinquegentanei y Fraxinenses en Zucchabar (Miliana) -CIL VIII, 2615-, de otras
derrotas bárbaras en la Cesariense y la Sitifense -CIL VIII, 8345 y CIL VIII, 9047,
respectivamente- y de la prosperidad reencontrada de las provincias africanas -AE
1920, 108-. Otro tesorillo, en este caso de la Numidia, también debe ponerse en rela-
ción con las incursiones de los Bauari y sus aliados -R. Turcan, Le trésor de Guelma,
étude historique et monétaire
, Paris 1963, 28-29 y 38-.
      19 CIL VIII, 9041 = ILS 627: [iub]ente diuina ma[ie]state Diocletiani / [et Maxi]miani
Augg
(ustorum) pontem belli saeuitia / destructum nunc reddita pace per Aurelium /
Lituam u(irum) p(erfectissimum) p(raesidem) n(ostrum) restitutum / instantia Flaui(i)-
--ric --- / disp(unctoris?)
[e]orum et Iulior(um) ---e / cae --- orati ---ias / pr(ouinciae)
ccli. P. Romanelli, Storia delle provincie romane dell'Africa, Roma 1959, 499-500,
data en esta época la destrucción de Rapidum.
Al respecto del praeses prouinciae men-
cionado: PLRE I, Aurelius Litua, 511.

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Maximiano en campaña: matizaciones cronológicas a las expediciones hispanas y africanas



los Quinquegentanei asolan la Cesariense y -probablemente- la Sitifense sin
que sea posible precisar el alcance geográfico de sus pillerías
20. El mismo Litua
se ve compelido a reunir un contingente militar proveniente de ambas provin-
cias
21 para reprimir con contundencia las acciones de estos montaraces
seminómadas en invierno del 292-293, aunque esta derrota no resultó definiti-
va ya que, en el 296, volvieron a rebelarse contra Roma motivando el viaje de
Maximiano al continente africano. Y todavía otra victoria de Litua sobre los
enemigos del Imperio, ahora en la capital de la provincia, Caesarea (Cherchel),
y en una fecha no muy posterior a la derrota de los Quinquegentanei, docu-
menta un tercer pueblo de asignación dudosa: los Babari Transtagnenses
22. En
principio, el término Transtagnenses indica con certeza el hábitat de la tribu

------
      
20 Las citas acerca de los pillajes del 291 se encuentran en Pan Lat. XI (III), 16.5:
sed etiam sub ipso lucis occasu, qua Tingitano litori Calpitani montis obuium latus in
mediterraneos sinus admittit Oceanum, ruunt omnes in sanguinem suum populi, quibus
nunquam contigit esse Romanis, obstinataeque feritatis poenas nunc sponte persoluunt
,
y Pan Lat. XI (III), 17.1: furit in uiscera sua effrena gens Maurorum. Al respecto de
las razzias del 292: Hieron., Chron. 2304: Quinquegentiani Africam infestauerunt;
Oros., Hist., VII, 25: Carausio rebellante... cum et Africam Quinquegentanei infestarent;
Aur.
Vict., De Caes., XXXIX, 22: Africam Iulianus ac nationes Quinquegentanae
grauiter quatiebant
.
Este personaje, Juliano, es considerado un usurpador por Ensslin
y un caudillo de los Quinquegentanei por el equipo de A.H.M. Jones: W. Ensslin,
»Maximianus», 2505; PLRE I, Iulianus 2, 468, con dudas.
      21 CIL VIII, 8924: [Ioui Optimo Maximo / Iunoni ceterisque diis / immortalibus
gratiam referens
/ quod coadnuatis secum militibus / dd(ominorum) nn(ostrorum)
inuictissimorum Augg(ustorum) / tam ex Mauret(ania) Caes(ariense) quam etiam / de
Sitifensi adgressus Quinquegentaneos rebelles
/ caesos multos etiam et uiuos
adprehensos
/ sed et praedas actas repressa desperatione / eorum uictoriam reportauerit
/ Aurel(ius) Litua u(ir) p(erfectissimus) p(raeses) p(rouinciae) M(auritaniae)
Caes(ariensis). La inscripción es anterior al 1 de marzo de 293, fecha de la atribución
del título de César a Galerio, y por esta razón «evidenciaría» la división administrativa
de la Cesariense y la Sitifense antes de esta fecha, ver M. Rachet, Rome, 253, n. 5. En
contra, T.D. Barnes, The New Empire, 220-221.
      22 CIL VIII, 9324: Ioui Optimo Maximo / ceterisque diis / immortalibus / gratum
referens
/ quod erasis funditus / Babaris Transtagnen/sibus secunda praeda / facta
saluus et incolumis
/ cum omnib(us) militibus / dd(ominorum) nn(ostrorum) Diocletiani
et
/ Maximiani Augg(ustorum) / regressus Aurel(ius) Litua u(ir) p(erfectissimus)
p(raeses) p(rouinciae) M(auritaniae) Caes(ariensis) / uotum libens posuit.

236


Pere Maymó i Capdevila



más allá de las marismas al sur de los montes Ouarsenis, es decir, de Chott el
Chergui y Chott el Hodna, en el altiplano central de la actual Argelia. Parece-
ría lógico, pues, relacionarlos con las grandes tribus nómadas presaharianas.
Sin embargo, este hecho se ha puesto en duda a partir de la corrección de
Ba<r>bari por Ba<u>ari. En el primer caso, Barbari no excede la generalidad
de la palabra y designa cualquier pueblo extraño a la sociedad romana. Si
acceptamos Bauari, en cambio, nos referimos explícitamente a la confedera-
ción bávara y admitimos la presencia de una de sus tribus en el litoral cesariense
después de la derrota del 290
23. Si bien es cierto que la epigrafía documenta
unos Bauari Mesgneitises en Malliana (Affreville) -en el hinterland de
Cesarea- en un momento que coincidiría con el período tetrárquico
24, no es
menos cierta la generalizada utilización también en esta misma época del tér-
mino barbari en los epígrafes africanos relativos a intrusiones de pueblos
foráneos de quienes no se conoce -o bien se omite- el gentilicio.
      Hasta aquí una breve exposición de la compleja y siempre inexacta distri-
bución geográfica de los pueblos mauros en el Africa tardorromana; examine-
mos ahora las posibilidades que estos pueblos y los francos tenían de ser los
adversarios de Maximiano en Hispania. La historiografía ha convenido en otor-
gar este dudoso honor a los francos
25, quienes disponían de la capacidad naval
necesaria para realizar operaciones de bandidaje a lo largo del litoral atlántico
del Imperio, como prueban las expediciones por el Mediterráneo en tiempos
de Probo y la piratería en el canal de la Mancha durante la usurpación de

------
      
23 Tal hipótesis fue planteada por Thouvenot, seguida por Courtois y contestada por
Camps y Rachet: R. Thouvenot, «Rome et les Barbares africains», Publications du
Service des Antiquités du Maroc
7, 1945, 179; Ch.
Courtois, Les Vandales, 96, n. 4; G.
Camps, «Les Bavares», 263; M. Rachet, Rome, 253-254.
J. Desanges, Catalogue, s.u.
»Bauari», 48, nn. 1-2, ofrece ambas hipótesis sin inclinarse por ninguna.
      24 CIL VIII, 21486: Diis patriis et Mauris / conseruatoribus / Aelius Aelianus u(ir)
p(erfectissimus) / praeses prouinciae / Mauretaniae Caes(ariensis) / ob postratam
gentem
/ Bauarum Mesgneitisium / praedasque omnes ac fami/lias eorum abductas /
uotum soluit (hacia el 280). W. Ensslin, «Maximianus», 2505, opina que es anterior a la
campaña de Maximiano. Más información acerca del gobernador provincial: PLRE I,
Aeliu Aelianus, 18.
      25 W. Seston, Dioclétien, 117, quien apunta la posibilidad de que acaso fueran Bauari.
En contra, P. Romanelli, Storia, 502, n. 3, y M. Rachet, Rome, 254, n. 5.

237


Maximiano en campaña: matizaciones cronológicas a las expediciones hispanas y africanas



Carausio
26. Ahora bien, el panegírico a Constancio27 del 297 atribuye la des-
trucción de los francos y la renovada seguridad de las costas a la sola acción
del César en Britania, sin ninguna mención a Maximiano. Por otra parte, las
tribus y confederaciones mauras citadas carecían de toda tradición marinera
debido a su hábitat terrestre y, aunque pudieran haber pasado el Estrecho en
alguna ocasión, no es muy probable que lo hicieran según lo expuesto. Unos
fragmentos de relivaria hallados en Mérida aportan más dudas acerca de la
entidad de los agresores.
      Los fragmentos emeritenses forman parte de dos lastras que, de acuerdo
con el estudio de Arce
28, decorarían los laterales de un arco triunfal actualmen-

--
      26 Sobre las incursiones en tiempos de Probo, ver Pan. Lat. VIII (V), 18.3: recursabat
quippe in animos illa sub diuo Probo paucorum ex Francis captiuorum incredibilis auda-
cia et indigna felicitas, qui a Ponto usque correptis nauibus Graeciam Asiamque populati
nec impune plerisque Libyae litoribus appulsi ipsas Syracusas et immenso itinere peruecti
Oceanum qua terras inrumpit intrauerant, atque ita euentu temeritatis ostenderant nihil
esse clausum piraticae desperationi, quo nauigiis pateret accessus
. Acerca de las accio-
nes piráticas ca. 296, ver Pan. Lat. VIII (V), 6.1: statim itaque Gallias tuas, Caesar,
ueniendo uicisti; siquidem illa celeritas, qua omnis ortus atque aduentus tui nuntios
praeuertisti, cepit oppressam Gesorigiacensibus muris pertinacem tunc errore misero
manum piraticae factionis atque olim mari fretis adluentem portas ademit Oceanum
.
      
27 Pan. Lat. VIII (V), 17-18 y, especialmente, 18.4-6: itaque hac uictoria uestra non
Britannia solum seruitute est liberata, sed omnibus nationibus securitas restituta quae
maritimo usu tantum in bello adire periculi poterant quantum in pace commodi
consequuntur.
Nunc secura est, ut de latere Gallico taceam, quamuis paene conspicuis
litoribus Hispania, nunc Italia nunc Africa nunc omnes usque ad Maeotias paludes
perpetuis curis uacant gentes
. Uno podría preguntarse hasta dónde llega la adulación del
panegirista ya que, de ser cierto el panorama descrito, los francos -quizás reforzados por
otros pueblos, frisos o sajones- habrían sido una verdadera plaga en pleno Mediterráneo.
Tampoco puedo dejar de observar el paralelismo -buscado- con la piratería franca du-
rante el reinado de Probo, quizás para reafirmar la importancia de los hechos. Ver nota
anterior. Incluso es posible que la enumeración de las provincias no sea gratuita e indique
aquellos lugares en los que se desarrollaron acciones bélicas, hecho que corroboraría la
presencia de Maximiano en Hispania apuntada por el Papyrum Argentoratum.
      28 J. Arce, «Un relieve triunfal de Maximiano Hercúleo en Augusta Emerita y el
Pap. Argent. Inu. 480», MDAI(M) 23, 1982, 370. El investigador argumenta, pienso
que con acierto, la recuperación en período tetrárquico de un arte triunfal provincial
perdido durante del siglo III. Las dos lastras conservadas -junto con otras dos- confor-
marían la decoración del arco de triunfo imperial en la capital de la diocesis Hispaniarum.

238


Pere Maymó i Capdevila



te desaparecido. En la primera de las dos lastras -la única que permite seguir el
desarrollo de la escena- se observa una Victoria alada sosteniendo una corona de
laurel sobre un jinete que embiste a un bárbaro caído ante un trophaeum. El
jinete, de expresión aguerrida, lleva el cingulum propio de la vestimenta militar
y una chlamys atada con correajes; supuestamente, su mano derecha sostendría
una lanza. El bárbaro tan sólo viste unas braccae y porta un escudo ovalado y
una espada tipo gladius Hispanus. Por analogía iconográfica, resulta evidente
que la factura y los modelos corresponden a época bajoimperial y podemos afir-
mar que se trata de una escena de triunfo imperial, triunfo que, con escaso mar-
gen de error, cabría asignar a Maximiano, como ya supone Arce
29. El hecho que
nos incumbe, no obstante, es la nacionalidad del bárbaro: ni las braccae ni el
escudo ovalado permiten una identificación válida, pues su uso estaba generali-
zado tanto entre los germánicos como entre los mauros, e incluso entre los solda-
dos romanos. En cambio, la espada -corta, con acanaladura y de pomo esférico-
apunta, en mi opinión, a un ámbito mediterráneo. Esta propuesta viene refrenda-
da por otras características de la representación del bárbaro: si éste fuera germá-
nico, difícilmente carecería de bigote y aún menos ostentaría una escasa y tren-
zada cabellera. Todas estas razones, a mi parecer, confluyen para mostrar la ima-
gen de un mauro
30.
      A pesar de esta identificación, la naturaleza de los enemigos de Maximiano
permanece irresoluta de manera definitiva, pues los pedazos de la segunda
lastra bien podrían plasmar una escena pareja a la descrita sustituyendo el

------
      
29 J. Arce, «Un relieve», 366-367. También se ha querido poner en relación con la
presencia de Maximiano en Hispania la edificación del conjunto de Cercadilla en Córdo-
ba, la capital de la Bética. En este sentido, un exhaustivo trabajo de Hidalgo recoge toda
la información sobre el yacimiento y la totalidad de la bibliografía existente: R. Hidalgo,
Espacio público y espacio privado en el conjunto palatino de Cercadilla (Córdoba): El
aula central y las termas
, Sevilla 1996, 149-151 y 154-156, donde argumenta la hipóte-
sis de que Maximiano fue el artífice y el destinatario -quizás no exclusivo- de Cercadilla.
El investigador, por otra parte, estima en un año la duración de las obras de tan impresio-
nante complejo, un cálculo escaso si se compara con el estimado por Rebuffat para cons-
trucciones mucho más sencillas. Ver notas 55 y 77. Agradezco a Jordina Sales su colabo-
ración arqueológica en el estudio del conjunto de Cercadilla.
      30 Ya preconizó Arce esta adscripción recordando una cita de Marcial sobre el pei-
nado africano -retorto crine Maurus-, pero se olvidó de considerar las características
de la espada, la cual se aleja, en mi opinión, de la spatha germánica. J. Arce, «Un
relieve», 367-368, lám. 60a y 63a.

239


Maximiano en campaña: matizaciones cronológicas a las expediciones hispanas y africanas



mauro por un germánico y así celebrar un doble triunfo hispano y africano en
el monumento de Mérida. Creo más oportuno considerar la capacidad de mo-
vimiento como argumento de la presencia de unos u otros en Hispania, y la
movilidad de los francos aparece netamente superior a la de los mauros. De
todos modos, la campaña del Hercúleo debió de ser poco notoria si el panegi-
rista no le dedicó tan siquiera una mención, y posiblemente se limitó a la pre-
vención de posibles ataques piráticos y a la eliminación de los grupos aislados
de piratas francos que restaran activos; una defensa en retaguardia, en definiti-
va, que guarda las espaldas de Constancio. Parecería lógico circunscribir el
radio de acción de las tropas del emperador al litoral meridional de la Penínsu-
la
31, región rica y cuya orografía permite un fácil acceso al interior de la pro-
vincia. Parecería lógico, también, el destacamiento de tropas al otro lado del
Estrecho en una doble función de vigilancia de la Tingitana y cabeza de puente
de la expedición contra los pueblos mauros.
      Que hubo contingentes imperiales en la Tingitana viene corroborado por
un par de inscripciones, una proveniente de Tingis
32 (Tánger) y otra de Tamuda33

------
      
31 Podría apoyar esta hipótesis una inscripción hallada en la Bética cuya datación
vacila entre el 293 y el 299. CIL II, 1439 = ILS 630: [---] et Imp(eratori) Caes(ari) /
M(arco) Aur(elio) Valerio Maximiano [p(io) f(elici)] inuict(o) / Aug(usto) p(ontifici)
m(aximo) trib(unicia) pot(estate) viii cons(ule) vi p(atri) p(atriae) / procons(uli) et Flauio
Valerio
/ Constantio et Galerio Va/lerio Maximiano nobi[liss(imis) Caes(aribus)] / nostri
consti
[tuti?]. Sobre la datación, ver ILS 630, nn. 2-3. Cf. el establecimiento de consula-
dos y potestades tribunicias en T.D. Barnes, The New Empire, 18-19, 26 y 251-253. La
atribución del 293 se basa en una hipotética restitución del consulado de Maximiano en
ILS 640 y en ILS 642. En otro orden de cosas, Hidalgo opina que el palacio de Cercadilla
era un lugar ideal para el estacionamiento de tropas por lo ubérrimo de los amplios cam-
pos adyacentes y que incluso pudiera haber sido diseñado, al menos en parte, con esta
función; además, Córdoba se halla comunicada con el océano Atlántico por el Guadal-
quivir, desde donde se atañe Cádiz y, de allí, Africa. Asimismo, el autor cifra la
estancia de Maximiano en Hispania en unos seis meses: R. Hidalgo, Espacio, 154-155.
      32 CIL VIII, 21814a = IAM II, 34: D(iis) M(anibus) s(acrum) / [---]uellico mil(iti)
n(atione) Germ(ano) / [---]ut alam II Ammior(um) / [--- eius]dem item signifero / [alae
eius
]dem sub sig(no) Martialis / [uix(it) an]nis xxxv / [---]tio principalis / [in c]omitatu
agens fra/[ter t(estamento)] f(ieri) iussit. Cabe apuntar la posibilidad de que el rango
de nuestro auxiliar fuera el de optio.
      33 IAM II, 55: [---]g / [stati]m u[t] prouinci/[am in]troiuit barbaros / [qui T]amudam
inrupe/[rant] fugauit et in pace / [re]stituit / Vic(toriae) Aug(ustae) sacr(um). Esta es la

240


Pere Maymó i Capdevila



(Tetuán).
El primer epígrafe demuestra la presencia del ejército de campaña en
Tánger: un principalis sacro comitatu agens fue enterrado en la ciudad, sin que
se explicite el motivo de su muerte. Por azar, nuestro anónimo soldado pertene-
cía a la misma unidad que Aurelio Gayo, cuya estela funeraria describe el itine-
rario de una vexilación de la legio VIII Augusta (Germaniciana) destacada en el
comitatus de Maximiano que recorre, entre muchos otros lugares, Hispania y
Mauritania
34. La inscripción fragmentaria hallada en Tetuán menciona unos
barbari a quienes Seston
35 hizo transmarini y, por tanto, francos que actuaban a
ambos lados del Estrecho; es decir, los mismos a quienes el Tetrarca rechaza en
Hispania. En otro sentido, Pflaum y Rebuffat
36 piensan que se refiere a unos
acontecimientos -no documentados- que enfrentaron a un gobernador de la
Tingitana con algún pueblo mauro y que habrían ocasionado en parte el abando-
no de la provincia hacia el 285. Comparto el parecer de Zuckerman
37 y opino

------
restitución de H.-G. Pflaum, Essai sur les procurateurs equestres sous le Haut-Empire
romain
, Paris 1950, 160-162, muchísimo más prudente -y lógica- que la de R.
Thouvenot, REL 16, 1938, 266: [Imp(erator) M(arcus) A(urelius) Maximianus inui]c /
[tus Aug(ustus) ubi pri]mu(m) prouinci/[am suam M(auritaniam) T(ingitanam) in]troiuit
barbaros
/ [transmarinos? T]amudam inrupe/[ntes praesentia sua] fugauit et in pace /
[prou(inciam) re]stituit / [Ioui Herculi] Vic(toriae) Aug(ustae) sacr(um).
      
34 Th. Drew-Bear, «Les voyages d'Aurelius Gaius, soldat de Dioclétien», La
géographie administrative et politique d'Alexandre à Mahomet
, Strasbourg 1981, 93-
141, 97 para el texto de la inscripción, recogida también en AE 1981, 777.
Para la
identificación de la unidad, remito a la lúcida exposición de C. Zuckerman, «Les
campagnes», 67-68.
      35 W. Seston, Dioclétien, 118, n. 2, hizo encajar la desafortunada restitución de
Thouvenot en su teoría de las campañas de Maximiano contra los francos y fue seguido
por J. Arce, «Un relieve», 361-362. Aunque la asignación de los hechos a los francos
sea más que posible, la versión de Thouvenot es poco menos que onírica.
      
36 H.-G. Pflaum, Essai, 163; R. Rebuffat, «Maximien en Afrique», Klio 74, 1992,
375-376, nn. 34-35.
Este último autor, obviando el epitafio de Aurelio Gayo y la ins-
cripción de Tánger y datando el epígrafe de Tetuán en el 285-291, niega la presencia
del comitatus de Maximiano en la Tingitana e incluso supone un itinerario marítimo
que lo llevaría de Tánger a la Cesariense sin desembarcar en ningún momento. Eviden-
temente, con ello niega toda actuación militar en la provincia. Cf., en contra, C.
Zuckerman, «Les campagnes», 68, nn. 19-20. El paso de Maximiano por las ciudades
del interior parece muy probable, ver notas 43-47.
      37 C. Zuckerman, «Les campagnes», 68, quien, no obstante, no se decide por ningu-
na identificación.

241


Maximiano en campaña: matizaciones cronológicas a las expediciones hispanas y africanas



que se debe atribuir a Maximiano esta victoria sobre unos bárbaros que quizás
podrían ser identificados como francos, dado que desconocemos cualquier acti-
tud hostil entre los indígenas del litoral tingitano; aunque también cabe admitir
la posibilidad de que la mención a unos barbari sea tan genérica como la pro-
puesta para la inscripción de Cesarea y que ello pueda conllevar su africanidad.
      Llegados a este punto, conviene detenerse en un aspecto interesante y a
menudo soslayado de la campaña africana: el potencial del comitatus tetrárquico.
Sabemos con bastante exactitud las unidades
38 que lo conformaban -la tercera
cohorte pretoriana, destacamentos de las legiones XI Claudia (Aquilea), II
Herculia
(Mesia), II Traiana (Egipto) y VIII Augusta (Estrasburgo), auxiliares
galos y, si hemos de creer el relato de la Passio Tipasii
39, veteranos llamados a
filas-, pero desconocemos a cuánto ascendía el número real de efectivos. De
acuerdo con la hipótesis de Jones
40, podemos estimar en unos mil hombres por

------
      38 Las evidencias, todas epigráficas, de las unidades mencionadas son las siguientes:
CIL VIII, 21021 (cohors III praetoria); CIL V, 893 (legio XI Claudia); CIL VIII, 8440
(legio II Herculia); CIL VIII, 21814 (legio VIII Augusta Germaniciana); R. Cagnat,
L'armée romaine d'Afrique, Paris 19132, 736 (legio II Traiana); CIL VIII, 16561 (numeri
Gallicani
). Romanelli y, más tarde, Rebuffat reducen los efectivos del comitatus a la
legio XI Claudia, quizás la II Herculia y, con muchas dudas, la cohors III praetoria. Sin
embargo, aceptan sin reservas la mobilización de veteranos citada por la Passio Tipasii:
P. Romanelli, Storia, 502; R. Rebuffat, «Maximien», 377, n. 45; y también M. Benabou,
La résistance, 237. En contra, M. Rachet, Rome, 255, nn. 3-6. Ver nota siguiente.
      39 Passio s. Tipasii: modo praeceptum uenit imperatorum nostrorum Diocletiani et
Maximiani ut omnes ueterani ad signa propia reuocarentur
. Zuckerman cita un pasaje de
Aurelio Víctor según el cual Galerio también habría convocado veteranos para su campa-
ña contra los persas -Aur. Vict., De Caes., XXXIX, 34: contracto confestim exercitu e
ueteranis et tironibus
-; pero esta afirmación quedaría invalidada por el testimonio más
preciso de Festo -Fest., Breu., XXV: reparato de limitaneis Daciae exercitu-. Cabe de-
cir que la Passio Tipasii es un texto hagiográfico que ha sufrido numerosas interpolaciones.
Al respecto, la opinión de los investigadores varía: H. Delehaye, Les origines du culte
des martyrs
, Bruxelles 1933, 390, piensa en una interpolación tardía e incluso en la re-
dacción anacrónica del texto; J. Helgeland, «Christians and the Roman Army from Marcus
Aurelius to Constantine», ANRW 23.1, 785-787, admite con ingenuidad la Passio, sin
plantearse su historicidad; en cambio, T.D. Barnes, The New Empire, 175-191, ni siquie-
ra la incluye entre los acta históricos. En consecuencia, no podemos aceptar sino con
mucha cautela los datos referidos, entre ellos la mobilización de veteranos.
      
40 A.H.M. Jones, The Later Roman Empire (284-602). A Social, Economic, and
Administrative Survey
, I, Oxford 19732
, 680-682.

242


Pere Maymó i Capdevila



destacamento legionario y en quinientos por unidad auxiliar o equitata, aun-
que estas cifras puedan variar según las necesidades específicas de la campa-
ña. Aplicando esta ratio a las fuerzas de Maximiano, resultan cerca de unos cinco
mil soldados, un número no muy elevado, ciertamente, pero que otorgaría
maniobrabilidad, a la vez que facilitaría el agrupamiento en caso necesario, una
estrategia ineludible acorde con el objetivo de la expedición. Aun así, el trasla-
do del contingente entero tomaría su tiempo, en especial durante el paso del
Estrecho, y ése es un factor a tener en cuenta al establecer la periodización del
recorrido de Maximiano y su comitatus por el norte de Africa.
      Por una disposición jurídica
41 del emperador sobre un caso de usufructo, el
Fragmentum Vaticanum 41, constatamos su presencia en Cartago el 10 de marzo
del 298, fecha tradicionalmente considerada como el terminus ante quem de
sus campañas mauritanas e incluso como el aduentus triunfal de Maximiano
en la más importante capital provincial. Mas, para evaluar con exactitud dicha
estancia imperial, debemos tener en cuenta los datos disponibles acerca de los
anteriores desplazamientos tetrárquicos al oeste de Cartago.
      Según todas las fuentes, la principal intervención militar de Maximiano se
centró en la sumisión de los Quinquegentanei, que actuaban en los límites
orientales de la Cesariense y, más probablemente, en la Sitifense
42. Pero, ¿qué
camino recorrió para llegar hasta esta zona? Siguiendo las huellas de la pre-
sencia imperial, encontramos una inscripción en Albulae
43 (Aïn Temouchent)

------
      
41 Frag. Vat. 41. La prescripción tetrárquica está claramente datada: proposita vi
id
(us) Mart(ias) Carthagini Fausto et Gallo conss(ulibus); como quiera que el único
emperador susceptible de estar presente en la capital africana en ese momento es
Maximiano, la atribución parece clara, sin que sea posible precisar si indica el momen-
to inicial o final de dicha estancia.
      42 Los límites de su localización en el 297-298 parecen haberse desplazado hacia el
este con respecto a los acontecimientos del 259-263 -CIL VIII, 8924 (Saldae) y CIL
VIII, 2615 (Zucchabar), ambos en la Caesariense- para llegar hasta el estremo oriental
de la Sitifense -CIL VIII, 8836 = ILS 645 (Tubusuptu) -, esto es, a la Pequeña Cabilia.
No puede excluirse que también asolaran zonas periféricas a este emplazamiento -ILS
638 (Rapidum) y CIL VIII, 2345-2347 = ILS 631-633 (Thamugadi)-. Ver nota 20. En
cuanto a la identificación de los adversarios de Roma, la única fuente coetánea, el
panegírico a Maximiano y Constantino, describe un entorno geográfico que se aviene
con la zona de los Quinquegentanei. Ver nota 54.
      43 CIL VIII, 21665: Impp(eratoribus) Diocletiano et Maximiano Augg(ustis) et
Constantio
/ et Maximiano nobilissim<is> Caess(aribus) C(aius) Iul(ius) Fortunatus
cur
(ator) / ac disp(unctor) rei p(ublicae) Albul(ensium) templum deae Maurae ad

243


Maximiano en campaña: matizaciones cronológicas a las expediciones hispanas y africanas



datada en el 299 que informa de la refección de un templo dedicado a la diosa
Maura, otra en Ala Miliaria
44 (Bénian) en honor de los tetrarcas y una tercera
en Rapidum
45 documentando la restauración del municipio en tiempos del
praeses de la Cesariense Ulpio Apolonio que sugieren un itinerario terrestre,
al menos a partir del confín occidental de esta provincia. Desconocemos la
ruta seguida por el comitatus desde Tánger o Tetuán hasta la Cesariense: Seston
46
supone que Maximiano viajó al sur de la Tingitana y tomó la vía de Volubilis a
Numerus Syrorum (Lalla Marnia); Rebuffat
47 piensa en el cabotaje de Tánger a
Cesarea o Saldae (Bujía). Pienso, en fin, que las evidencias epigráficas des-
mienten esta última propuesta y que el contraste entre la situación política y
militar de la parte meridional de la Tingitana -sin mención de hostilidad indí-
gena y con unos Baquates foederati- y de la Cesariense -infestada de
Quinquegentanei- no propicia la hipotésis de Seston, sino más bien una ruta
directa por el litoral mediterráneo que pudo comprender un tramo realizado
por mar, aunque debamos sopesar la conveniencia de un traslado de esta índole
en términos de logística militar. En todo caso, creo seguro el viaje por tierra
desde el río Moulouya hasta la zona del conflicto.

------
pristinum / statum reformauit duumuiratu C(laudii) Iul(ii) Gaitatis Iun(ioris) / et L(ucii)
Se(xtii?) Felicis aedilicio L(ucii) Arri Priuati et C(aii) Mu/ciani Iun(ioris) et Aur(elium)
Don[...] str? et Aur (elium) / Quintum et E[...] sua / exibuerunt T(itus) Fl(auius) [...]atus
scripsi / anno p[rouinci]ae cclx.
      44 AE 1936, 64: [aeter]nitatis ddd[d(ominorum) nnnn(ostrorum)] / [Di]ocletiani et
Maximi
[ani Augg(ustorum)] / et Constanti et Max[imiani] / [Ca]ess(arum) Atius
Cresce
[ns] / [ob hono]rem II(uiratus) Al(ae?) M(iliariae?).
      45 ILS 638: [felicissimis et b]eatissimis temporibus suis / [Imp(erator) Caes(ar) C(aius)
Val(erius)] Diocletianus inuictus pius felix Aug(ustus) et / [Imp(erator) Caes(ar) M(arcus)
Aur(elius) Val(erius) M]aximianus inuictus pius felix Aug(ustus) et / [Flauius Val(erius)
Constant]ius et Galer(ius) Val(erius) Maximianus / nobilissimi Caess(ares) / municipium
Rapidense ante plurima tempora rebellium
/ incursione captum ac dirutum ad pristinum
statum
/ a fundamentis restituerunt curante / U[l]pio Apollonio u(iro) e(gregio) p(raeside)
p(rouinciae) M(auritaniae) C(aesariensis) numini maiestateq(ue) eor(um) d[euoto].
El
praeses citado, Ulpio Apolonio, es el sucesor de Aurelio Litua y su gobierno se extiende
entre el 293 y el 305, sin más precisión: PLRE I, Ulpius Apollonius, 85; T.D. Barnes, The New
Empire
, 174. En todo caso, debemos situar la inscripción en el período de estancia en Africa
de Maximiano, tal y como hizo W. Ensslin, «Maximianus», 2506, con justo criterio.
      46 W. Seston, Dioclétien, 118, n. 5. Criticado por M. Rachet, Rome, 255, n. 2.
      47 R. Rebuffat, «Maximien», 375, n. 35. Ver nota 36.

244


Pere Maymó i Capdevila



      Varias fuentes
48 documentan la campaña de Maximiano contra los
Quinquegentanei, y entre ellas cabe destacar el valor histórico de los panegíri-
cos, por su contemporaneidad a los hechos. El panegírico a Constancio antes
citado nos proporciona un terminus post quem -el 1 de marzo del 297- a partir
del cual sabemos que Maximiano ya combate entre los mauros, pero no pode-
mos asegurar si se refiere al episodio mauritano o a la campaña que nos ocupa.
En un fecha posterior -primavera/otoño del 298-, Eumenio
49, en su oratio al
César, menciona los Lybiae arua sitentia como marco geográfico de la acción
del Augusto en Africa y da por terminada, entonces, la campaña en el occiden-
te del continente. Si consideramos la presencia de Maximiano en Cartago como
fecha límite de este bellum Maurum, podemos suponer que la pacificación de
los Quinquegentanei duró unos pocos meses del verano-invierno del 297

------
      
48 Eutrop., Breu., IX, 23: Maximianus quoque Augustus bellum in Africa profligauit
domitis Quinquegentaneis, et ad pacem reductis
. Este autor presenta la campaña
mauritana como simultánea a la estancia de Diocleciano en Egipto para reprimir la
revuelta del 297/298. Sobre la fecha de esta rebelión: J.D. Thomas, «The Date of the
Revolt of L. Domitius Domitianus», ZPE 22, 1976, 253-279; C. Zuckerman, «Les
campagnes», 68-70, con bibliografía del debate científico anterior. Cabe citar también
Oros., Hist., VII, 25: at Maximianus Augustus Quinquegentaneos in Africa domuit.
      49 Disiento, en esta ocasión, de la dubitativa datación del panegírico hecha por R.A.B.
Mynors, XII Panegirici, 299, pues, según los acontecimientos con los que se establece
simultaneidad, la única fecha posible es el 298, no el 297: la expedición de Diocleciano
en Egipto perdura hasta febrero del 298; Constancio no recupera Britania hasta
finales del 296 o quizás principios del 297; Galerio, en fin, derrota a Narsés en el 297,
pero la expedición contra los persas no finaliza hasta avanzado el 298. Sobre esta datación,
ver T.D. Barnes, «Imperial», 179-186; Id., The New Empire, 54, 60 y 63; C.
Zuckerman, «Les campagnes», 66 y 68-70, con algunas diferencias. Pan. Lat. IX (IV),
21.1-2: ibi fortissimorum imperatorum pulcherrimae res gestae per diuersa regionum
argumenta recolantur, dum calentibus semperque uenientibus uictoriarum nuntiis
reuisuntur gemina Persidos flumina et Lybiae arua sitentia et conuexa Rheni cornua et
Nili ora multifida; dumque sibi ad haec singula intuentium animus adfingit aut sub tua,
Diocletiane Auguste, clementia Aegyptum furore posito quiescentem aut te, Maximiane
inuicte, perculsa Maurorum agmina fulminantem aut sub dextera tua, domine Constanti,
Batauiam Britanniamque squalidum caput siluis et fluctibus exserentem aut te,
Maximiane Caesar, Persicos arcus pharetrasque calcantem
. Cabe notar que la correla-
ción de participios de presente implicaría el carácter inacabado de estos hechos, excepto
en el caso de guerra británica de Constancio. Ver nota 65.

245


Maximiano en campaña: matizaciones cronológicas a las expediciones hispanas y africanas



-quizás hasta principios del 298- y dar crédito así al relato de la Passio Tipasii
50
al respecto de la fácil victoria del emperador. Una inscripción de Tubusuptu
51
(Tiklat), en fin, datada en el 304, da noticia de la construcción de unos grane-
ros ordenada por Maximiano cuando luchaba contra las turbas
Quinquegentaneorum
que operaban en la región. Durante la contienda, la re-
gión Tubusuctitana
52 suministró víveres -copiis iuuaretur- a las tropas del
Tetrarca, pero esto no constituye un argumento suficiente para convertir a Tiklat
en el centro de operaciones del comitatus imperial, como se ha afirmado
53. Sí
constituye, en cambio, una razón de peso para verificar ataques bárbaros a
ciudades de la Sitifense, al menos a algunas de ellas. A la victoria siguió una

------
      
50 Según este relato hagiográfico, Maximiano habría vencido a una «multitud» con la
sola ayuda de siete comites. Passio s. Tipasii: manu sua (Maximiani) cum paucis hostium
multitudinem interfecit uniuersosque fugauit
. No puedo dejar de constatar el paralelismo
con la narración de la victoria de Galerio sobre Narsés; Galerio no se muestra tan aguerri-
do como su colega, pero es suficientemente atrevido como para patrullar escoltado por
dos jinetes a través de una Armenia infestada de persas: Fest., Breu., XXV. Junto con la
Passio, el único texto que hace referencia -implícita- a la victoria sobre los
Quinquegentanei es el panegírico a Maximiano y Constantino. Ver nota 54.
      51 CIL VIII, 8836 = ILS 645: [dd(omini) nn(ostri) Diocletianu]s et Maximianus
seniores Aug
(usti) et / [dd(omini) nn(ostri) Constantius et Maximianus in]uicti
imperatores et
/ [Seuerus et Maximinus nobili]ssimi Caesares / [quo tempore d(ominus)
n(oster) Maxim]ianus inuictus senior Aug(ustus) feliciter / [comprimens turbas
Quinquege
]ntaneorum ex Tubusuctitana / [regione copiis iuua]retur horrea in
Tubusuctitana
/ [ciuitate fieri] praeceperunt anno pro(uinciae) cclxv. A pesar de la
datación provincial en el 304, el epígrafe fue inscrito o corregido después del 1 de
mayo del 305 -fecha de la abdicación de Diocleciano y Maximiano, entonces seniores-
y antes del 25 de julio del 306 -día de la muerte de Constancio-. Los hechos de armas
referidos se retrotraen sin duda al 297/298.
      52 En el Laterculus Veronensis aparece una Mauritania Tabia insidiana que se ha
interpretado como una corrupción de Tubusuctitana, término que se referiría a la
Sitifensis; así, pues, debemos situar Tubusuptu en esta provincia: J. Carcopino, Le Maroc,
233; T.D. Barnes, The New Empire, 220. Contrariamente, Ch. Courtois, Les Vandales,
83-86 y 119 (mapa) piensa que Tiklat pertenece a la Cesariense.
      53 Así opinan W. Seston, Dioclétien, 119, M. Benabou, La résistance, 237, y M.
Rachet, Rome, 255. Comparto la oposición de Rebuffat a este aserto demasiado imagi-
nativo: R. Rebuffat, «Maximien», 374. En caso de otorgar a una ciudad la categoría de
cuartel general, Bujía y Sétif se disputarían ese honor, y quizás Sétif -por su proximi-
dad a los montes Hodna- se erigiría en mejor candidata.

246


Pere Maymó i Capdevila



política de reubicación -léase deportación- de la población maura en zonas
alejadas de su hábitat tradicional, como prueba el panegírico a Maximiano y
Constantino
54 del 307.
      Finalizada la misión, el Augusto emprende un camino hacia Cartago
jalonado de recuerdos de la visita imperial: en Sétif
55, un epígrafe conmemora
la finalización de un anfiteatro dispuesto por Maximiano en ocasión de su
aduentus en la ciudad; en Tipasa
56 (Tifech), un nuevo templo es consagrado a
la victoria del Hercúleo; en Hippo Regius
57 (Bône), por último, se celebra la

------
      
54 Pan. Lat. VII (VI), 8.6: tu ferocissimos Mauritaniae populos inaccessis montium
iugis et naturali munitione fidentes expugnasti recepisti transtulisti
. Puede que esta
política de dispersión fuera habitual en la represión de alzamientos mauros, como pare-
ce expresar CIL VIII, 21486: familias eorum (Bauarum Mesgneitisium) abductas. Ver
nota 24. Se podría citar también una inscripción del 328 hallada en Tizi Ouzou -loca-
lidad cercana a Rusuccurru (Dellys)- que, según una erudita lectura de Ch. Courtois,
Les Vandales, 120, n. 2, se refiere a esta confederación. CIL VIII, 9010: ex pr(a)efectis
V
(= Quinquegentaneorum). Julio Honorio, en el siglo V, ubica a los Quinquegentanei
entre Rusuccurru y Saldae, una zona que se correspondería con su lugar de reemplaza-
miento y no con su territorio original, el cual, en mi opinión, se encontraría más al este:
Iul. Hon., Cosmog., A, 44 y 48. Ver nota 42.
      55 En lugar de la restitución en AE 1949, 258, accepto la propuesta de R. Rebuffat,
»Maximien», 378: [pro salute et incolumitate dddd(ominorum) nn]nn(ostrorum)
clementissimorum principum / [Diocletiani et Maximiani Augg(ustorum) et Constan]ti(i)
et Maximiani nobb(ilissimorum) Caesarum ob aduen/[tum Imp(eratoris) Maximiani
Aug
(usti) qui pace parta] totius Africae suae prouincias inlustrare / [monumentis
maiestatis suae uoluit prouin
]cia Mauritania Sitifensis caueam am/[phitheatri ab eo
dispositi publicis sump
]tibus inchoatam perfectamque felicis/[sime genio Imp(eratoris)
Maximiani pii felicis] inuicti et perpetui Aug(usti) dedicauit. Por la mención de la
Mauritania Sitifensis, Rebuffat entiende que la inscripción es posterior al 303, resul-
tando de ello cinco o seis años de trabajo para terminar la obra. Ver nota 77.
      56 CIL VIII, 10832: Vlpius Namphano / qui templum iussit fieri ipse est sacerdos
qulo
(?) / cxxii annis uinum no<uum> <d>ibit filia habuit Hesi/na qui vi annorum
arripiebatur domine
/ Victoriae Herculi(i) Aug(usti) sacr(um). La glosa del corpus
de Viena ubica Tipasa (Tifech) en la Numidia Proconsularis, una asignación un tanto
equívoca pero que, a mi parecer, la diferencia de su homónima en la Cesariense (Tipasa,
Tipasa). Sobre la homonímia de topónimos, ver J. Carcopino, Le Maroc, 253.
      
57 CIL VIII, 5227: [pro salute et t]rium[pho?] / [C(aii) Vale]ri(i) Diocl[etiani] /
[M(arci) Aureli(i)] Maximi[ani].
R. Rebuffat, «Maximien», 372, n. 9, prefiere la lectu-
ra [pro salute et inc]olum[itate], pero ello no afecta en lo más mínimo al talante o a los
datos expresados por la inscripción.

247


Maximiano en campaña: matizaciones cronológicas a las expediciones hispanas y africanas



salud de los Augustos. Todas estas inscripciones describen, aunque de manera
fragmentaria, el itinerario hacia el este seguido por Maximiano después de sus
éxitos en las Mauritanias. Desde Bône, es probable que siguiera hacia el inte-
rior hasta Bulla Regia (Hammam Derradj), para encaminarse finalmente ha-
cia Cartago
58.
      En cuanto a la estancia en la capital de la Proconsular, nada puede comple-
mentar la lacónica información aportada por el Frag. Vat. 41 sino las hipótesis.
Ensslin
59, en una prudente afirmación, piensa que Maximiano pasó el invierno
del 297/298 en Cartago. En otro sentido, Seston
60 -seguido por Benabou y, en
parte, por Rachet- afirma categóricamente que el 10 de marzo del 298 indica
el día de su aduentus triunfal. Por último, Rebuffat
61 discute con razón la gra-
tuidad de asignar tan importante celebración a esta fecha por la simple razón
que representa la única datación conocida; es más, resulta poco verosímil que
Maximiano impartiera justicia el mismo día de su triunfo. Queda claro, no
obstante, que la estancia en Cartago fue lo suficientemente larga como para
poder ocuparse de asuntos civiles. Y tuvo que ser necesariamente larga -al
menos los meses de invierno- porque las tropas debían ser reagrupadas con
vistas a la próxima campaña tripolitana.
      En efecto, los Lybiae arua sitentia del panegírico de Eumenio se refieren
con certeza a una expedición a la Tripolitana y, aunque los términos sean va-
gos, constituyen la única cita coetánea a los hechos. Debemos esperar todavía
un par de siglos para encontrar otra fuente, otro elogio también, que documente
-de manera más extensa esta vez- los acontecimientos. El Iohannidos de Coripo

------
      
58 R. Rebuffat, «Maximien», 378, n. 52, propone la ruta de Sitifis a Cirta (Constantina)
y Sicca Veneria (el Kef) para llegar a Cartago, pero no tiene en cuenta que el paso por Bône
hace innecesariamente gratuita una visita a Sicca Veneria. En cambio, Maximiano pudo
haber visitado esta localidad posteriormente, quizás en el curso de la campaña tripolitana.
      59 W. Ensslin, «Maximianus», 2506, quien sigue a Th. Mommsen, «Über die
Zeitfolge», 266.
      60 W. Seston, Dioclétien, 120, M. Benabou, La résistance, 237, y M. Rachet, Rome,
256. Además, a partir de una lectura -equívoca si no equivocada- de Ensslin, Rachet
considera que la campaña tripolitana es posterior a la mauritana pero anterior a la
estancia en Cartago, de lo cual se concluye que Maximiano ya se encontraba en Roma
en el 298. Esta hipótesis no se sostiene a la vista de la datación del panegírico de
Eumenio. Cf. notas 49 y 65.
      61 R. Rebuffat, «Maximien», 371.

248


Pere Maymó i Capdevila



evoca y confirma el enfrentamiento de Maximiano con los Laguantan
62 en las
Sirtes, sin especificar en cuál de ellas, lo cual delimita un extenso territorio entre
Tacapae (Gabes) y Leptis Magna (Lebda). Como quiera que su obra es poética y
loa -en exceso- el buen hacer militar de Juan Troglita, condottiero bizantino, es
necesario interpretar con prudencia los datos que nos ofrece. Pero, por otra par-
te, nuestro autor es africano, y, aun desde la distancia del siglo VI, demuestra un
conocimiento notable de la historia de su provincia que obliga a tomar en consi-
deración su versión de los hechos. Según Coripo
63, Maximiano luchó
denostadamente contra los Laguantan sin conseguir su total sometimiento, nec
uincere nostros Maximianus auos, Romani fortia regni sceptra tenens
, que reza
un pasaje de este poema épico. La dificultad parece evidente si ni siquiera el
poderoso ejército romano fue capaz de derrotar a este pueblo y, en mi opinión,
inclina a pensar en una dura y seguramente larga campaña. Es posible, sin em-
bargo, que saliera airoso en su propósito -al menos en parte- y que el tetrástilo
denominado Arae Philenorum conmemore el éxito imperial o, quizás mejor, la
pacificación de la zona y la estabilidad renovada de la frontera
64.

------
      
62 J. Desanges, Catalogue, s.u. »Laguantan» y «Leuathae», 101-102. Este autor
identifica a los Laguantan citados por Coripo con los Leuathae, pueblo documentado
por Procopio en Leptis Magna y en Lares (Lorbous) en el 544, y en algún lugar de la
Bizacena en el 548, donde obligan a retirarse derrotado a Juan Troglita. Cf. Ch. Courtois,
Les Vandales, 345. Un hábitat tan extenso, o mejor la capacidad de recorrer grandes
distancias, quizás indicaría su carácter nómada y haría más comprensible la dificultad
de someter a tales enemigos.
      63 Corip., Iohan., I, 478-482: non quantus Ilaguas / notus Marte tibi, quem tantum
fama perennis
/ prisca canit? cuius iam Maximianus in armis / antiquos persensit
auos, Romana per orbem
/ sceptra tenens Latii princeps; V, 178-180: nec uincere
nostros
/ Maximianus auos, Romani fortia regni / sceptra tenens, potuit; VII, 530-533:
nec Maximianus apertas / his potuit conferre manus, cum sceptra teneret / Romani
princeps populi uictorque per omnes
/ Poenorum gentes bellis transiret acerbis. Sobre
la biografía de Coripo y los hechos históricos que describe, ver Flauii Cresconii Corippi,
Iohannidos libri primus, ed. M.A. Vinchesi, KOIN(NIA 9, Napoli 1983, 23-26 y 33.
      64 R. Goodchild, «Arae Philenorum and Automalax», PBSR 20, 1952, 155-172,
data la inscripción en el período 293-305 y R. Rebuffat, «Maximien», 373, la considera
producto de la campaña de Maximiano, algo bastante probable. También podría rela-
cionarse con las victorias del Tetrarca el arco de Sufetula (Sbeitla), otro punto más en
el itinerario imperial: P. Romanelli, Topografia e archeologia dell'Africa romana, Roma
1970, 133; J. Arce, «Un relieve», 365, n. 30.

249


Maximiano en campaña: matizaciones cronológicas a las expediciones hispanas y africanas



      Mas, ¿cuánto duró la operación tripolitana? Maximiano se encontraba en
Cartago en marzo del 298 y verosímilmente inició su viaje al sur en la prima-
vera del mismo año. Según el panegírico de Eumenio
65, la guerra estaba en
curso en verano de ese mismo año -perculsa Maurorum agmina fulminantem-
y, aceptando la información de Coripo, es probable que se prolongara hasta el
otoño. Dos testimonios vienen a corroborar este aserto; en primer lugar, una
evidencia numismática largamente aducida.
      Las monedas emitidas por la ceca de Cartago durante la primera Tetrarquía
ostentan mayormente dos tipos de leyendas: felix aduent(us) Augg(ustorum)
nn(ostrorum) y saluis Augg(ustis) et Caess(aribus) Fel(ix) Kart(hago). Según
el minucioso estudio de Sutherland
66, estas dos emisiones monetarias diferen-
ciadas se corresponden con dos períodos sucesivos comprendidos entre el 296
y el 298 -felix aduent(us)- y entre el 298/299 y el 303 -saluis Augg(ustis)- e
indican dos momentos de la estancia imperial: el primero, su llegada a la pro-
vincia y las campañas militares realizadas, y, el segundo, el restablecimiento
de la paz y la seguridad otorgada por la presencia del Tetrarca. A pesar de la
frecuente citación de la obra de Sutherland, sus ponderadas conclusiones no
han sido recogidas si no de manera marginal por la historiografía. Se ha obviado,
por ejemplo, que la ceca de la capital proconsular fue creada por y para el pago
de la soldada a las tropas comitatenses o que la leyenda saluis Augg(ustis)
apunta a una larga permanencia de Maximiano en el continente africano, aun-
que seguramente no hasta el 303 como propone el numismata británico. De
todos modos, la inflexión del 298/299 parece probar el final de la actividad
bélica en Africa -es decir, de la campaña en la Tripolitana- en el otoño/invier-
no del 298.

------
      
65 T.D. Barnes, «Imperial», 180, considera que este panegírico describe
sucesos relativos al verano del 298 en contra de la datación en la primavera del mismo
año propuesta por E. Galletier, Panegyriques, I, 108. R. Rebuffat, «Maximien», 373,
utiliza la cita de los hiberna legionum en Pan. Lat. IX (IV), 4.3 para datar el texto en
primavera y dar la razón a Galletier, pero no tiene en cuenta que la expresión podría
referirse a los campamentos de invierno del 298-299 y no del 297-298. Además, el
otoño del 298 encaja mejor con los datos mencionados en el elogio de Eumenio. Ver
nota 49.
      66 C.H.V. Sutherland, The Roman Imperial Coinage, VI, London 1967, 411-415 y
422-427. La clara datación de la secuencia de los folles hace posible establecer una
cronología muy precisa de la emisión de moneda con una y otra leyenda.

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Pere Maymó i Capdevila



      En segundo lugar, un relato hagiográfico de reconocida historicidad
67 pero
extrañamente olvidado, la Passio Marcelli, aporta un argumento más a favor
de esta datación. El centurión Marcelo reniega del servicio militar en pos de la
militia Christi el 21 de julio del 298 durante el dies festum imperatoris uestri,
durante el aniversario del emperador Maximiano
68. Una semana después es
interrogado por el praeses Astasio Fortunato y su caso remitido al agens uices
praefectorum praetorio
Aurelio Agricolano, el uicarius de la diócesis
69, quien
lo juzga y manda ejecutar el 30 de octubre del mismo año. Como muy acerta-
damente interpreta Seston
70, Marcelo es condenado en tanto que desertor, cua-
lesquiera que fuesen los motivos que lo impulsaron a romper el sacramentum
militiae
. Y, si la consideración jurídica de su crimen recibe el nombre de deser-

------
      
67 El común de los investigadores concede carácter histórico a este texto, entre ellos
destaco: H. Delehaye, «Les actes de S. Marcel le centurion», AB 41, 1923, 257-287; B.
de Gaiffier, «Saint Marcel du Tanger ou de Léon? Évolution d'une légende», AB 61,
1943, 116-139; G. Lanata, «Gli atti del processo contro il centurione Marcello», Byzantion
42/2, 1972, 509-522; T.D. Barnes, The New Empire, 177-178.
Un elenco bibliográfico
más completo y reciente en P. Maymó, «Aspectos históricos de la Passio Marcelli. Algu-
nas consideraciones sobre el contexto ideológico», Cassiodorus 2, 1996, 277-298.
      68 T.D. Barnes, The New Empire, 4, n. 5 y 178, n. 16, piensa que se trata del aniver-
sario de la proclamación como César de Maximiano el 21 de julio, siguiendo una con-
jetura de J. Carcopino, Le Maroc, 276 y 278.
Menos preciso, W. Seston, «A propos de
la Passio Marcelli centurionis. Remarques sur les origines de la persecution de
Dioclétien», Aux sources de la tradition chrétienne. Mélanges offerts à Maurice Goguel,
Neuchâtel-Paris 1950, 240-241. En contra de Seston y a favor del período 10-31 de
diciembre para el dies imperii del Augusto Hercúleo, A. Rousselle, «La chronologie de
Maximien Hercule et le mythe de la Tétrarchie», DHA 21, 1976, 445-447.
      
69 No es posible saber si la Mauritania Tingitana se encontaba ya adscrita a la diocesis
Hispaniarum
en este momento o si aún pertenecía a la diocesis Africae. El cambio de
adscripción se produjo en una fecha imprecisa pero contemporánea al reinado de
Diocleciano y cercana a los hechos de la passio, que se ha querido hacer coincidir -no
sin acierto- con la presencia de Maximiano en Africa. Un resumen del debate
historiográfico en T. D. Barnes, The New Empire, 212 y 220-221.
      70 W. Seston, «A propos», 245-246. Puede citarse una ley del 380 acerca de los
desertores, Cod. Theod. VII, 18, 4: desertor autem habebitur quisquis bello tempore
aberit a signis
. Cf. A. Fiebiger, «Desertor», RE V.1, 249-250. Al respecto de la legis-
lación imperial del estamento militar, V. Giuffré, Iura et Arma. Intorno al VII libro del
Codice Teodosiano
, Napoli 19812, passim; M. Vallejo, «Sobre la persecución y castigo
a los desertores en el ejército de Roma», Polis 5, 1993, 241-251.

251


Maximiano en campaña: matizaciones cronológicas a las expediciones hispanas y africanas



ción, ello implica la existencia de campañas en curso -verosímilmente la
tripolitana- en julio del 298, que quizás se extendieron hasta octubre. Hace al-
gún tiempo, propugné que el lapso de tiempo entre uno y otro juicio indicaba con
probabilidad la realización de un viaje desde el acantonamiento de la unidad de
Marcelo hasta Tánger. Después de muchas reflexiones, debo rectificar este plan-
teamiento pasado
71. Ahora pienso, y creo que sin oportunismo, que este lapso
responde a la urgencia de la guerra y que nuestro centurión no fue
llevado anteriormente a los tribunales por razones de evidente prioridad.
      En relación directa con la estancia africana, cabe analizar también los
aduentus de Maximiano en Roma. De acuerdo con el panegírico a Maximiano
y Constantino, el Augusto Hercúleo residió en la Vrbs en dos ocasiones
72, y,
mientras que la segunda
73 está claramente datada en el 303-304, la primera,

------
      
71 P. Maymó, «Aspectos», 280, donde admitía la hipótesis de W. Seston, «A propos»,
239, n. 2, y todavía leía los panegíricos en la edición de Galletier. Al respecto del
oportunismo, quiero constatar que fue el estudio de la passio Marcelli el que me llevó
a considerar ciertas irregularidades en la cronología de las campañas de Maximiano en
Africa, y no al contrario. En otro orden de cosas, considero que la presencia del uicarius
en Tánger tiene mucho que ver con el control de la zona del Estrecho y la seguridad de
la retaguardia de la expedición imperial.
      72 Disiento, esta vez, de una argumentación de T.D. Barnes, The New Empire, 34 y
58, según la cual Maximiano habría visitado Roma en el 289/290, supuesta fecha del
nacimiento de Fausta, resultando de ello tres visitas imperiales a la Ciudad. No obstan-
te, Barnes demuestra sus dudas adjuntando un signo de interrogación a esta hipótesis.
Pan. Lat. VII (VI), 8.7-9: te primo ingressu tuo tanta laetitia, tanta frequentia populus
Romanus excepit ut, cum te ad Capitolini Iouis gremium uel oculis ferre gestiret,
stipatione sui uix ad portas Vrbis admitteret. Te rursus uicesimo anno imperatorem,
octauo consulem, ita ipsa amplexu quodam suo Roma uoluit detinere, ut uideretur
augurari iam et timere quod factum est.
<Factum est> enim, imperator aeterne, in quo
uno querelam rei publicae paene meruisti
.
Ver, para el tema de la abdicación de
Maximiano, Pan. Lat. VI (VII), 15-16.
      73 Aparte de algunas excepciones, los investigadores concuerdan en datar la segun-
da estancia de Maximiano en Roma entre el 20 de noviembre del 303 -los uicennalia
de Diocleciano- y el período comprendido entre el 1 de enero y el 21 de abril del 304
-inicio del octavo consulado y celebración de los ludi saeculares-: W. Ensslin,
»Maximianus», 2509; W. Seston, Dioclétien, 331; A. Chastagnol, «Maximien Hercule
à Rome», BSAF 1980-1981, 306-307; T.D. Barnes, The New Empire, 34 y 58. Cf., en
contra, A. Rousselle, «La chronologie», 454, sosteniendo que Maximiano tomó los
fastos de su octavo consulado en Ravenna y que abandonó Roma el 19 de diciembre
del 303 como atestigua Lactancio: Lact., De mort. persec., XVIII, 1-3.

252


Pere Maymó i Capdevila



aquella que nos concierne, todavía permanece sin resolver, aunque sea con
toda seguridad posterior a la estancia africana. Las opiniones, aunque ligera-
mente, varían: Seston y Chastagnol
74 piensan que el emperador se encuentra
en Roma para celebrar su Africus triumphus ya en el 298; Rebuffat fecha este
evento a finales del 298 o -excepcionalmente- a principios del 299; Ensslin y
Barnes
75, por su parte, retrasan hasta ca. 299 el primer aduentus, admitiendo la
fragilidad de su propia hipótesis debido a la inexistencia de datos concluyen-
tes. Y aun siendo insuficiente, la principal evidencia de la presencia de
Maximiano en Roma la constituye la dedicatoria de las termas dioclecianas
76
fechada entre el 1 de mayo del 305 y el 25 de julio del 306, en la cual se
informa de que el Tetrarca rediens ex Africa... disposuit ac fieri iussit. Según
lo desarrollado en este trabajo, las propuestas de Seston y Chastagnol resultan
erróneas o, como mínimo, precipitadas; el debate, entonces, se centra en las
apreciaciones de Ensslin y Barnes, por un lado, y de Rebuffat, por otro. Este
último autor dispone una seriación de acontecimientos que vale la pena discu-
tir. Rebuffat
77 presupone que la construcción de las termas de Roma fue previs-

------
      
74 W. Seston, Dioclétien, 120. A. Chastagnol, «Maximien», 303 y 306. Ambos estudio-
sos coinciden en afirmar de manera gratuita el 298, sin aducir razones. Seston, además,
elude incomprensiblemente toda referencia a una campaña tripolitana. De todos modos,
el triumphus parece evidente según se desprende del panegírico del 307. Ver nota 72.
      75 W. Ensslin, «Maximianus», 2507. T.D. Barnes, The New Empire, 59, en un ejer-
cicio de prudencia, vuelve a admitir su imposibilidad de determinar la fecha exacta y
añade otro interrogante al 299.
      76 CIL VI, 1130 = ILS 646: dd(omini) nn(ostri) Diocletianus et Maximianus inuicti /
seniores Augg(usti) patres Impp(eratores) et Caess(ares) et / dd(omini) nn(ostri)
Constantius et Maximianus inuicti Augg(usti) et / Seuerus et Maximinus nobilissimi
Caesares
/ thermas felices [Dio]cletianas quas / [M]aximianus Aug(ustus) re[dien]s ex
Africa sub
/ [pr]aesentia maie[statis] disposuit ac / [f]ieri iussit et Diocletiani Aug(usti)
fratris sui / nomini consecrauit coemptiis aedificiis / pro tanti operis magnitudine omni
cultu
/ Romanis suis dedicauerunt. Como muy bien señala Dessau, el título fue inscrito
después de la abdicación de Diocleciano y Maximiano y antes de la muerte de Constancio en
York. Las termas romanas son datadas en el 300 por Próspero: Prosp. Tiro, Chron., II, 446.
      77 R. Rebuffat, «Maximien», 372, 378-379 y, especialmente, n. 56, donde aparece el
cálculo quinquenal e hipotetiza sobre un segundo viaje a Africa de Maximiano para
dedicar las termas de Cartago previsto pero no realizado. Contrariamente a su costum-
bre, no apoya con evidencia alguna esta deducción. Asimismo, data en el 297 la orden
de inicio de los graneros de Tiklat y del anfiteatro de Sétif en función de la cronología

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Maximiano en campaña: matizaciones cronológicas a las expediciones hispanas y africanas



ta por una decisión de Maximiano tomada en el 298. Más adelante, calcula la
duración de una obra de este alcance en unos cinco años. De acuerdo con su
propio cálculo, si restamos cinco años al 305/306 -que Rebuffat admite- tene-
mos el 300/301 como fecha de la primera estancia romana del Tetrarca, cosa
que contradice la datación del 298 e incluso la del 299.
      Como creo haber probado, la campaña tripolitana se extendió hasta el oto-
ño/invierno del 298. Tal conclusión imposibilita un desplazamiento -maríti-
mo- hacia Roma al menos hasta la primavera siguiente. Pero, además, quiero
observar que se ha olvidado a menudo que las actividades de Maximiano en
Africa no se limitaron únicamente a acciones militares. Tanto el Frag. Vat. 41
como las numerosas edificaciones
78 realizadas en el período que nos ocupa
revelan insostenible un argumento semejante. Maximiano se preocupó, como
hacían sus colegas, de administrar justicia y de fomentar las obras públicas
que dotaban de monumentalidad a la política edilicia tetrárquica. Tampoco
debemos dejar de considerar el papel que verosímilmente jugó el Hercúleo en
la consolidación de las reformas administrativas
79 iniciadas por Diocleciano
en las diversas regiones africanas, a pesar de que no tengamos noticia de ello.

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de la campaña contra los Quinquegentanei; para ellos supone, respectivamente, un
tiempo de ejecución de ocho y seis años. Debían ser magnificentes si su período cons-
tructivo fue más largo que el de las termas dioclecianas. En contra, W. Ensslin,
»Maximianus», 2506, quien considera que la campaña tripolitana empieza el 298 y
expone la posibilidad de que Maximiano hubiera permanecido algún tiempo más en
Africa. Ver nota 55.
      78 A las construcciones citadas, podrían añadirse unas termas en Cartago -Aur.
Vict., De Caes., XXXIX, 45; Hieron., Chron., 2318-, acueductos en Lambaesis
(Lambèse) -CIL VIII, 2572 y 2660- y Macomades (Sirte) -CIL VIII, 4766- y diversas
refecciones en el limes, una de ellas -CIL VIII, 9025- datada en el 301. Ensslin sostie-
ne que estas construcciones podrían apuntar a una estancia imperial más dilatada: W.
Ensslin, «Maximianus», 2506.
      79 Las reformas de las cuatro provincias africanas, fragmentadas en siete con certe-
za en el 303, son las siguientes: abandono de la parte continental de la Mauritania
Tingitana y adscripción de ésta a la diocesis Hispaniarum (a partir de ca. 285); divi-
sión de la Mauritania Cesariense en Cesariense y Sitifense (a partir de ca. 288); crea-
ción de la Bizacena (294/295?) y de la Tripolitana (298/299?) como una escisión de la
Proconsular; y división de Numidia en Cirtesiana y Miliciana (303). Para estas
dataciones, ver T.D. Barnes, The New Empire, 208, 212 y 220-221.

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Pere Maymó i Capdevila



Todos estos argumentos habilitan la posibilidad de que la residencia fuera más
larga de lo habitualmente establecido, pero, ¿hasta qué fecha?
      Resulta tentador hacer perdurar la estancia africana hasta el 303 a partir de
la evidencia numismática de la leyenda saluis Augg(ustis); no obstante, la gran
estrategia del Imperio en época tetrárquica y el programa monumental llevado
a cabo en Roma obligan a modificar este planteamiento.
      Del análisis de los movimientos de Augustos y Césares se desprende que
éstos representaban la punta de lanza del sistema militar romano -actuando
especialmente en sus zonas fronterizas-, mientras que aquéllos custodiaban
las regiones que podríamos calificar de pacatae, salvando las distancias. Esto
no quiere decir que los Augustos no guerrearan en los confines del Imperio,
evidentemente, sino que los azares vividos en el siglo III y las nuevas necesi-
dades estratégicas y también logísticas de Roma forzaban una política militar
que garantizara la estabilidad territorial. Del mismo modo que Maximiano
cubrió las espaldas a Constancio cuando éste luchaba contra Carausio,
Diocleciano hizo lo propio con Galerio durante las campañas contra Narsés; y
los ejemplos se repiten. Por lo tanto, si podemos considerar a los Augustos
como la reserva estratégica del Imperio, es posible que el viaje del Hercúleo a
Italia se corresponda con las campañas que, en el 300/301-304, llevó a cabo su
César en la frontera renana
80. Si, además, podemos adjudicar a Maximiano una
serie de construcciones y refecciones
81 llevadas a cabo en Roma y en Milán a

------
      
80 Constancio derrotó a los francos en un lugar indeterminado en el 300/301. En los
años sucesivos, el César repele periódicas incursiones germánicas en el territorio de los
Lingones en el 302, en las proximidades de Vindonissa en el 303 y en algún
lugar cercano al Rin a finales del 304. Todos estos hechos de armas son referidos por el
panegírico a Constantino del 310 -Pan. Lat. VI(VII), 6.2-4- y apuntan, a
mi parecer, a una agitación generalizada del limes renano que justificaría la presencia de un ejército
de reserva en la Italia septentrional, verosímilmente en Milán y muy probablemente a
las órdenes de Maximiano. Sobre estas dataciones, ver T.D. Barnes, «Imperial»,
179 e Id., The New Empire, 61.
      81 En la capital del Imperio tenemos noticia de la refección y nueva dedicación del
Porticus Pompeii como Porticus Iouia et Herculea -CIL VI, 254 ss-, la construcción
de la basílica Julia cerca de la Curia, de tres ninfeos, de un templo de Isis y otro de
Serapis, de un arco de triunfo -Chron. (354), I, 148-, así como la refección de un
acueducto -CIL VI, 804-. Por otra parte, Aurelio Víctor refiere actividad edilicia
tetrárquica en la residencia de Maximiano, en Milán, sin especificar nada más al res-
pecto. Aur. Vict., De Caes. XXXIX, 45: ueterrimae religiones castissimae curatae, ac

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Maximiano en campaña: matizaciones cronológicas a las expediciones hispanas y africanas



principios del siglo IV, acaso su estancia en Italia se iniciara en una fecha
cercana al cambio de centuria. Según esta cronología, en fin, pienso que pode-
mos datar el aduentus triumphalis de Maximiano en Roma en el 299 o, quizás,
en el 300 y prolongar así su residencia en tierras africanas.


RESUMEN

      Las campañas militares de Maximiano en Hispania y Africa han sido obje-
to de disputa científica a causa de los numerosos vacíos cronológicos y geo-
gráficos provocados por la ausencia de fuentes relativas al período tetrárquico.
En este trabajo, se intenta precisar y matizar las conclusiones de la historiografía
moderna ofreciendo nuevas hipótesis al respecto de los viajes y estancias de
Maximiano en Hispania y Africa.


SUMMARY

      Maximian's military campaigns in Spain and Africa have been a matter of
scientific dispute because of the chronological and geographical gaps due to
the absence of sources related to the Tetrarchic period. This work tries to fix
and make more precise the conclusions of modern historiography giving new
hypothesis about Maximian's journeys and residences in Spain and Africa.

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mirum in modum nouis adhuc cultisque pulchre moenibus Romana culmina et ceterae
urbes ornatae, maxime Carthago, Mediolanum, Nicomedia
. Cabe destacar la presen-
cia, en esta lista de ciudades embellecidas por los Tetrarcas, de dos que se hallaban
bajo el mandato directo de Maximiano, un hecho significativo. Al respecto de las cons-
trucciones y refecciones del Hercúleo en Roma, Ensslin apunta la posibilidad de que
fueran debidas a una iniciativa conjunta de Diocleciano y Maximiano: W. Ensslin,
«Maximianus», 2507.

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Pere Maymó i Capdevila



Las provincias africanas en época bajoimperial (siglos III-IV)

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Disseny Web: Pere-Enric Barreda (Filologia Llatina), 1997-2013. Sergi Guillén (GRAT) 2014.