Magda Fernández, en: IBER. Didactica de las Ciencias Sociales, Geografia e história. Nº 36 Abril-mayo-junio 2003. (Pp.55-61)
Resumen
El artículo trata de la evolución de los museos como espacios de cultura y de aprendizaje en la enseñanza reglada a lo largo de las dos últimas décadas. Espacios de cultura donde muchas veces se ha realizado una verdadera revolución didáctica mucho más potente que la llevada a cabo dentro de las aulas. Las argumentaciones se basan en la experiencia de diez años de asesoramiento didáctico realizado en un museo- Museu de la Ciència i de la Tècnica de Catalunya- y se basan en las fortalezas y las debilidades de los museos como contenedores de conocimiento en el momento actual. También se argumenta la necesidad de establecer contactos más estrechos entre los centros de enseñanza y los museos para aunar esfuerzos en el logro de los objetivos comunes. Para ello se propone la figura de un mediador en patrimonio que facilite la comunicación entre ambas instituciones.
Las visitas a museos ocupan gran parte de las actividades programadas por los centros de enseñanza cuando tienen que salir del aula. Al inicio del curso escolar la información que llega a dichos centros de museos y otros espacios patrimoniales, tanto culturales como naturales, ofreciendo sus servicios es enorme. Quizás tendríamos que preguntarnos si la relación escuela/museo ha variado a lo largo de las últimas décadas y cual es la situación actual.
Desde la óptica de los museos, mi experiencia como asesora didáctica del conjunto de museos que forman el Museu de la Ciència i de la Tècnica de Catalunya, puedo opinar que en los últimos quince años las relaciones escuela/ museo han sufrido un cambio positivo. La implantación de la tan denostada reforma educativa en la década de 1980, aunque significó una minoración de las ciencias sociales, principalmente de la historia, significó un cambio positivo en cuanto a la revalorización de la metodología y del dominio del método por parte de los alumnos.[1] Esta nueva situación ha permitido a los museos, espacios de cultura y conocimiento, tener un papel importante en la educación formal.
Las fortalezas de los museos: Los museos como contenedores de conocimiento y como recurso didáctico
Los museos, en un momento de cambio también en su estructura donde dentro de los vértices del triángulo conservación- investigación - difusión, este último vértice empezó a tener la misma categoría que los dos restantes, empezaron a diseñar estrategias para la captación de los diferentes tipos de público, entre ellos el escolar. En un gran número de museos y de espacios patrimoniales se ha visto la necesidad de conocer las necesidades de este segmento de público para poder desarrollar estrategias que atraigan a los futuros visitantes. Así se han revalorizado los servicios educativos, pedagógicos, didácticos... conque cuentan numerosos museos Los que han tenido más éxito son, indudablemente, los que han tenido más claro cual es su función dentro de la enseñanza formal y han aplicado correctamente el término didáctico en sus productos, sin utilizarlo exclusivamente como un término de marketing para vender más.
Siempre los museos han tenido claro su papel cultural como depositarios de conocimiento, pero frecuentemente estos conocimientos se han dirigido a un público erudito, nada despreciable. Pero en el momento en que los museos se comprometen a ser espacios de instrucción, educación y divulgación orientados a público diverso, entre ellos al escolar, se han visto obligados no solamente a presentar su patrimonio sino a hacerlo comprensible. Esto ha implicado saber transferir todo un conjunto de conocimientos científicos de manera que facilite llenar el saco del bagaje cultural del que todo ciudadano debería disfrutar.
Esta preocupación por llegar a un público no erudito ha sido quizás más intensa en los museos de ciencia y tecnología. Las supuestas dificultades de comprensión del mundo tecnológico-científico ha motivado que, desde un principio, las temáticas tratadas en sus muestras o exposiciones hayan intentado acercar el saber "sabio" a la divulgación.
En el campo de las humanidades- geografía, arte, historia, antropología,... - parece mucho más fácil acomodar estos conocimientos a la divulgación. Pero esta no es la realidad. Se parte muchas veces de principios generales que no encajan en el marco concreto estudiado y fácilmente en lugar de divulgar se vulgariza. Es fácil opinar, dar juicios de valor, etc. sobre hechos históricos, sociales sin documentarse, sin seguir un método científico, sin una intervención didáctica. Nadie se atreve a discutir el método de un biólogo o de un químico, todo el mundo se atreve a hacer de historiador, de geógrafo, de analista social. Es preciso tener mucho cuidado en la presentación y divulgación en el campo de las humanidades.[2]
Por otro lado, la aparición de las áreas de conocimiento implica la necesidad de introducir la interdisciplinaridad y la multidisciplinaridad entre los saberes disciplinares. Los museos son espacios privilegiados para tratar las diferentes temáticas desde esta óptica global que facilita el proceso de enseñanza- aprendizaje.[3] Este sistema de trabajo implica la necesidad de trabajar en equipo dentro del museo y fuera del museo.
Las debilidades de los museos: la necesidad de adecuarse a una sociedad cambiante
A pesar de haber avanzado enormemente, estamos muy lejos de tener unos servicios educativos en los museos que funcionen siguiendo una filosofía y unos objetivos instructivos y educativos concretos. Frecuentemente los servicios educativos se ciñen a la concertación de visitas de diferentes tipos y a la elaboración de algún tipo de material didáctico. Los servicios educativos o didácticos siguen siendo los parientes pobres del museo, con bajo presupuesto y donde muchas veces se hace un trabajo didáctico o de divulgación para hacer comprensible una exposición. También es frecuente "externalizar" el servicio, es decir, encargar a empresas externas la gestión de este servicio con un control más o menos directo sobre las finalidades y los objetivos. Esta externalización de servicios no es incorrecta siempre y cuando la institución tenga claro sus objetivos y haga un seguimiento de los mismos para ver su cumplimiento.
Es necesario una evaluación de resultados a partir de un estudio de público- tanto a nivel de profesorado como alumnado- que permita conocer si los objetivos del proceso de enseñanza-aprendizaje se cumplen y, en caso negativo, incidir en los cambios pertinentes.
Es necesario, también, un conocimiento profundo de los cambios en los programas escolares reglados para poder adaptar la oferta a las necesidades de la escuela reglada. Pero esta adaptación no puede circunscribirse exclusivamente a lo que decrete el ministerio correspondiente. Tiene que ir más allá y analizar la sociedad actual y tener una visión de futuro. Conceptos como globalización, local-global, interculturalidad, multiculturalidad tienen que dejar de pertenecer al mundo erudito o de la prensa y penetrar en las propuestas que ofrezcan los museos como espacio de cultura para una mayor comprensión del mundo actual. Pensemos dentro de cinco o diez años en los perfiles los futuros alumnos de primaria y de secundaria que frecuentarán los museos y los espacios culturales. ¿Cómo integramos a hijos de inmigrantes a una cultura común sin dañar su cultura de procedencia? ¿Qué elementos pueden ser utilizados para mostrar más las afinidades entre culturas que las diferencias? Estas son algunas de las cuestiones que los espacios de cultura, como los museos, también deben empezar a preguntarse para ayudar a la creación de una sociedad madura y responsable.
Para terminar este apartado, hacer notar que los museos cada vez más ejercen directamente una acción de instrucción científica, ya sea porque el docente no tiene tiempo para profundizar en los contenidos científicos o porque se considera que no tiene formación suficiente.
Las relaciones museos - centros de enseñanza
Las relaciones entre ambas instituciones van convergiendo cada vez más. La organización de encuentros, las visitas preparatorias organizadas por los museos, las propuestas didácticas enviadas a los centros han facilitado la comunicación entre museo y escuela. Algunos Departamentos de Didáctica de las Ciencias Sociales han actuado como mediadores para acercar los puntos de vista y las necesidades mutuas, como también algunos museos han organizado seminarios permanentes de educación.[4]
La interacción entre museos y escuela ha de ser, sin embargo, más profunda. En estos momentos existe un cierto desencanto en el cuerpo docente motivado por múltiples factores y en los museos una falta de recursos para avanzar en mejorar las propuestas o analizar y proponer de nuevas. Es necesario prever también que la entrada de nuevos docentes en la enseñanza reglada formados en unos planes de estudio donde no se ha profundizado en las bases disciplinares mínimas de las distintas áreas que ha de tener un docente, sobretodo en enseñanza primaria, crea unos déficits conceptuales importantes. Los actuales planes de estudio de las Facultades de Educación adolecen de una formación en las disciplinas referentes de cada área de conocimiento. Creo que es necesario una reflexión sobre la necesidad de exigir en los distintos cursos de formación de maestros, principalmente en primaria, una profundización en los conceptos principales de las distintas disciplinas referentes que inciden en el área de sociales, principalmente en geografía historia, además de incidir en las estrategias de enseñanza-aprendizaje. No es lo mismo aprender para enseñar que aprender para pasar un examen, como ocurre en el bachillerato.
Bajo esta óptica el papel de los museos como espacios de instrucción, de transmisión de conocimientos, es muy importante ya que pueden suplir las lagunas de la escuela. Es por ello que es muy necesario que la relación escuela-museo focalice la relación con los docentes para facilitarles la información, actualización y formación de contenidos mas que con los alumnos. Incluso en el ámbito de usuario es más importante la relación con el profesor porque es el "cliente" potencial y directo, el que aportará el público escolar. Seria interesante que las administraciones educativas locales, autonómicas o estatales se implicaran más en equilibrar la vertiente científica y disciplinar y la vertiente pedagógica de los profesionales docentes, como indica el Informe Delors[5]. Un marco idóneo seria la formación continuada a través de programas conjuntos entre la administración educativa y la cultural, programas que no fueran esporádicos ni puntuales, sino pensados como proyectos a corto, medio y largo plazo.
¿Es necesaria una didáctica del patrimonio?
Los museos, como contenedores patrimoniales, precisan de un personal especialista en tratar los temas patrimoniales. Todos los bienes patrimoniales son objeto de estudio que movilizan saberes, proporcionan información y general conocimiento más allá de sí mismos. A la vez, son valiosos instrumentos procedimentales que permiten que el proceso de enseñanza - aprendizaje sea estimulado por la emoción de construir el conocimiento mediante el desarrollo de competencias cognitivas a partir de la participación activa. El conocimiento del patrimonio comporta, además una valorización de las sociedades del pasado por parte de la sociedad actual. Conocer, valorar y respetar el patrimonio implica también una educación en valores. El conocimiento del patrimonio cultural no constituye un fin en sí mismo, mas bien es un medio que se puede utilizar para incidir en las formas y en las características de las relaciones sociales. Y es aquí donde es necesario una didáctica del patrimonio para hacerlo comprensible, darle sentido y aprovechar su potencial educativo.
En buena parte, la didáctica del patrimonio se está conformado como didáctica específica a partir de la larga experiencia didáctica en la acción educativa en el campo de las ciencias sociales (geografía, historia, historia del arte, historia de la tecnología, etc.). Las aportaciones de la didáctica a esta área del conocimiento y su experiencia durante más de cien años fundamentan actualmente las estrategias de promoción y de difusión del patrimonio más avanzadas: la enseñanza activa, el valor del aprendizaje significativo, la importancia de la observación y de la experimentación, la necesidad de contacto con la realidad, etc.
Equipos de trabajo y de investigación compuestos por didactas, profesores y personal de museos son necesarios para formar especialistas en esta temática que vayan más allá de la educación formal, que puedan actuar en campos de actuación emergente, como puede ser el turismo cultural.
El término mediación se utiliza mucho en psicología, sociología y pedagogía. Trata preferentemente de la resolución de conflictos entre dos partes con la participación de un tercero, el mediador, que está habilitado para ayudar a las partes en conflicto a que puedan alcanzar voluntariamente un acuerdo.
No es la resolución de conflictos lo que proponemos en la mediación didáctica en patrimonio. Creemos que las finalidades del mediador didáctico en patrimonio deberían ser:
- Coordinar los diversos agentes sociales implicados en la difusión, la promoción y la explotación de un patrimonio que trabajan con un objetivo final común, en este caso la educación.
- El mediador seria el puente entre la escuela y el museo; tendría suficiente conocimiento del funcionamiento y las necesidades de la escuela y del funcionamiento y las ofertas del espacio cultural, en este caso el museo. Todo ello facilitaría el trabajo y las relaciones de ambas instituciones.
- Aplicar los principios de la didáctica del patrimonio a los proyectos y actividades relacionadas desde el museo para la escuela, enfatizando la visión sistémica del patrimonio.
- Destacar la importancia de la mediación didáctica respecto a los saberes disciplinares que haga posible la transferencia de los conocimientos de las disciplinas referentes a un elemento mediador- guías, material informativo, elementos interactivos, etc.- para hacerlos comprensibles.
- Evaluar el proceso de enseñanza - aprendizaje tanto desde las necesidades de la institución museística- que no tienen porqué coincidir con los escolares- como desde el centro de enseñanza, para analizar las fortalezas y debilidades observadas y poder prever acciones modificadoras.
¿Dónde encontrar esta especie de mirlo blanco de la didáctica? ¿Dónde formarlo?. La respuesta la tenemos nosotros, profesores y responsables de museos. Es un reto que tienen que recoger tanto los Departamentos de Didácticas específicas, en nuestro caso, de Ciencias Sociales, como los museos. La didáctica del patrimonio puede tener un excelente futuro. Es una didáctica compleja, pero que puede ayudarnos a comprender nuestro mundo, nuestra sociedad porque, como dice Edgar Morin,[7] " la sociedad está presente en cada individuo como un todo a través de su lenguaje, su cultura, sus normas" y nos atrevemos a añadir: y su patrimonio.
NOTAS
Para mas información:www.mnactec.com
Como ejemplo del segundo caso el Museu Marítim de Barcelona tiene un Seminario Permanente sobre Museos y Educación que ya ha organizado cinco jornadas.