ENSEÑANZA DE UNA HISTORIA CIENTÍFICA

PARA UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD

 

Joaquín Prats (Universidad de Barcelona)

Rosa Alabrús (Universidad Abad Oliva)

Roberto Fernández (Universidad de Lleida)

Ricardo García Cárcel (universidad Autónoma de Barcelona).

 

 

EN: Cosme Gómez, Xose Souto y Pedro Miralles. Enseñanza de las ciencias sociales para una ciudadania democratica. En: Barcelona: Editorial Octaedro. 2021

 

 

La historia no es una ciencia exacta, pero sí podemos pedir una explicación. ¿Sobre qué evidencia se construye una afirmación? ¿Cuál es el razonamiento? Aprendes a cuestionar la evidencia, a razonar.   MARGARET MACMILLAN

 

 Historia para qu

 

Las intenciones de las presentes reflexiones pretenden volver a reivindicar, una vez más, el conocimiento histórico como materia educativa en la primera y segunda enseñanza. Una historia entendida en toda su plenitud y coherencia epistemológica y adaptada, según edades y niveles, a cada una de las etapas y ciclos escolares. Hemos pretendido definir cómo debería concebirse la historia en nuestra enseñanza y poner en guardia al lector de los malos usos de que es objeto en la educación escolar obligatoria y postobligatoria. Finalmente, también hemos creído oportuno enunciar algunas de sus importantes virtudes considerándolas como elementos fundamentales para la formación de una ciudadanía crítica y consciente de la realidad social. 

Es necesario señalar el papel fundamental de la materia histórica en el proceso general de enseñanza y aprendizaje, cuando es una parte fundamental para entender como debe ser enseñada; probablemente más importante que otros conocimientos provenientes de la psicología, la sociología o la pedagogía general. De hecho, las primeras innovaciones destacadas en la didáctica en historia de finales de los sesenta y años setenta del siglo pasado, se hicieron precisamente de la mano de la renovación de enfoques y contenidos históricos y no de las elucubraciones pedagogías de esa época.

Algunos creen y escriben que el problema de una deficiente enseñanza de la historia radica en que se aplica exclusivamente el método memorístico. Según estos nuevos expertos algunos de ellos de universidades estadounidenses y canadienses, el problema radicaría exclusivamente en la metodología didáctica empleada. Por lo tanto, la solución es solo didáctica: se trata de buscar estrategias más comprensivas para el alumnado. En parte tienen razón, pero desconocen un factor fundamental: que el concepto de historia que se presenta a nuestros alumnos está determinando, como hemos dicho, el método a utilizar.

En España ya hace décadas que no está en los currículos escolares una historia de hechos, batallas y reyes, sino una historia de los grandes periodos o de los principales fenómenos históricos acontecidos. Por lo tanto, el planteamiento de los contenidos curriculares no invita a la memorización sino a la comprensión. En cambio, todas las investigaciones que hemos realizado en los últimos años coinciden en que los alumnos siguen considerando a la historia una materia para “empollar”, memorizar y olvidar.

La razón es que no la perciben como una ciencia social que problematiza la comprensión de la realidad pasada y señala los caminos para su resolución: se les ofrece una historia cerrada y acabada. Pese a que los profesores incorporan muchas actividades que van desde el conocimiento de fuentes y documentos a la aportación de materiales multimedia, lo que suele ser más habitual es que el alumnado siga memorizando los contenidos como principal habilidad intelectual. Y lo que es mucho peor, que memoricen explicaciones sin saber que significan.

 

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